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Universidad Politécnica Salesiana

Dennis Ortega

Educomunicación

Grupo 836

Actualmente, existe un proceso que subyace en la mente colectiva de Latinoamérica, a su vez,


los países pertenecientes a la misma, atraviesan un proceso que se desarrolla desde las
ideologías, los cánones y las estéticas cotidianas, en cuanto al proceso de conquista y
dependencia hegemónica, se refiere específicamente a la conquista actual que existe en
Latinoamérica, ya no desde la territorialidad, sino desde la mentalidad cotidiana de los latinos.

Recordemos que la conquista significó un proceso de usurpación tanto territorial, como


simbólica. Por ende, se habla de una expropiación de la identidad, en aquellas épocas. Los
indígenas pertenecientes a las Américas, fueron víctimas de la corrosión de una conquista
sanguinaria. Incluso desde el relato de los intelectuales religiosos de ese entonces, se promovía
el discurso que justificaba la conquista. “Tales gentes, por derecho natural, deben obedecer a
las personas más humanas, más prudentes y más excelentes para ser gobernadas con mejores
costumbres e instituciones; si, previa advertencia, rechazan tal autoridad, pueden ser obligadas
a aceptarla por las armas.” (Sepúlveda, 1547).

Por supuesto, hay que ser pertinentes al momento de señalar que el encuentro violento no fue
inmediato, sino que significó un proceso que, al día de hoy, se justifica desde las mentalidades
cotidianas en Latinoamérica. ¿De qué manera ocurre esto? Se debe incluir la apropiación de la
mente, desde el imperialismo anglosajón, en este particular caso, el europeo.

Históricamente, desde la conquista, existe una mirada que se transformado de tal forma que ha
generado una naturalización de la inferioridad impuesta a los pueblos, en ese entonces víctimas
de la conquista. Esta mirada que genera un comportamiento en la sociedad, en donde es
“natural” la inferiorización de la propia cultura, es decir, de las propias identidades.

En Latinoamérica, las colonias españolas fueron los pilares principales del desarrollo de la
cultura hegemónica, la cual usurpó incluso, las identidades de las víctimas de la conquista, a
su vez, reemplazando simbolismos, tanto culturales como religiosos. Es por ello que hoy en
día, nos parece “más bonito” o de “mejor calidad” todo lo extranjero, perteneciente por
supuesto, al imperialismo. Asimismo, existe desde la mente colectiva, una tradición arraigada
a Latinoamérica, y esta tradición se refiere a los símbolos religiosos. Recordando la conquista,
siendo la américa recién conquistada, una sociedad politeísta y con su propia epistemología
cultural, al momento de la conquista, llegó un símbolo mucho más poderoso denominado como
el cristianismo. Esto generó en los pueblos latinoamericanos, un proceso en el que es una
cuestión muy cotidiana ver a un indígena, muy creyente y arraigado al cristianismo. Esto
sucede y se comprende como un proceso que generó la cultura hegemónica en Latinoamérica.

Hoy en día ya no debe hablarse de una conquista territorial, al menos en Latinoamérica, sino
hablar de una conquista simbólica, un colonialismo de las mentalidades siendo esta, una de las
bases referentes al imperialismo eurocéntrico. La problemática se vuelve clara si lo pensamos
desde la visión autónoma, es decir, darse cuenta que tratamos de adoptar los simbolismos del
imperialismo, ya sea de las industrias culturales, y las estéticas que promueven como propias,
por ello, se puede hablar de que existe una libertad, pero no existe una libertad mental, son
identidades híbridas mezcladas, no obstante, son mucho más fuertes los símbolos del
imperialismo. La gran pregunta señala ¿Es posible un pensamiento autónomo? Es un proceso
complejo el “buscarse a uno mismo”, por ende, es mucho más complejo emanciparse de
simbolismos que han sido los pilares del proceso de colonización en Latinoamérica.

En esta parte, es importante señalar la existencia del colonialismo del pensamiento


representado históricamente desde la cultura superior. En Latinoamérica, actualmente existe
un proceso contrahegemónico, en donde se están comenzando a generar proceso de
emancipación de las mentalidades arraigadas al imperialismo, es decir, se generan procesos de
descolonización. No obstante, todavía no se potencian o se globalizan los simbolismos de una
manera imperativa, sino que generalmente caen en una suerte de mercado, es decir, en el
imperialismo, muchos simbolismos anteriormente usurpados, caen hoy en día en proceso de
folklorización y no cumplen su propósito de contra-discurso. Aun así, se utilizan herramientas
de la cultura hegemónica para destacar los símbolos identitarios, y contrarrestar de alguna
manera la mirada histórica de la apropiación del pensamiento.

El propósito es el de desarrollar un pensamiento independiente desde pequeños


microemprendimientos, es decir, deslindarse de lo local. Es importante destacar que la
globalización en América Latina, tiene que ver más con una dependencia potencial de las
potencias mundiales, que son a su vez, los grandes líderes del mercado mundial, dueños de
transnacionales y corporaciones mundiales. En Latinoamérica existe en gran magnitud aquellas
transnacionales, y por supuesto, siendo las más consumidas en la territorialidad. Se habla de
glocalización, puesto que no se aparta del territorialismo. Los insurgentes habían tenido que
desmantelar completamente al estado oligárquico, destruir físicamente su aparato represivo e
imponer la capitulación material de todo el viejo orden.” (Cusicanqui, 1986).

Para responder al cuestionamiento, la base fundamental es un proceso que se debe seguir por
pasos: El primer paso es el de identificar que existe una base fundamental y estructural de
naturalización acerca de los procesos de conquista, en donde, somos sociedades dependientes
al imperialismo anglosajón, ya sea europeo o principalmente de las industrias culturales
norteamericanas. El segundo paso es darse cuenta que los simbolismos más importantes y por
supuesto, apegados a la emocionalidad y la identidad provocada por varios años, son los
simbolismos religiosos, es menester considerar que estos simbolismos han sido de cierta forma,
invasores de lo que originalmente existía en los territorios latinoamericanos. Por último, es
importante aprovechar ciertos rasgos que pueden ayudar a potenciar la propia identidad, si se
encuentra la propia identidad, debe ser una emancipación del ser, para aprovecharse del
imperialismo con un nuevo discurso crítico.

Referencias
Cusicanqui, S. R. (1986). Oprimidos, pero no vencidos. La Paz: Instituto de Investigaciones de las
Naciones Unidas para el Desarrollo Social.

Sepúlveda, G. d. (1547). Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios.

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