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Derecho de las sucesiones

Sucesiones

Sucesión: De nición. Por actos entre vivos. Por mortis causa

Sucesión intestada y testamentaria. Caracterización

Referencias

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Sucesiones

Derecho de las sucesiones

Definición

Con la denominación “derecho de las sucesiones” o “derecho sucesorio” se hace referencia a la rama del
derecho privado que regula la sucesión a título universal y las adquisiciones a título particular, que se
originan con la muerte de una persona.

Es la sección del derecho privado constituida por un conjunto de normas, que regulan el
destino que ha de darse a las relaciones jurídicas de una persona física cuando ésta
muere, y rige también la creación de relaciones jurídicas nuevas, cuyo surgir está
subordinado a la muerte de dicha persona. (Arias Ramos , como se cita en Pérez Lasala,
2014, p. 18).

Es dable señalar que el fenómeno sucesorio no solo tiene un claro interés familiar, sino también social; es
decir, no solo protege al individuo y a la familia, sino que además el Estado resulta beneficiado por el
estímulo que el derecho sucesorio representa para el trabajo y la producción, pues el derecho de propiedad
constituye el presupuesto del derecho de sucesiones, ya que para que éste exista, tiene que existir la
propiedad privada e individual.

Principios que lo rigen

El Código Civil y Comercial de la Nación se caracteriza por la constitucionalización del derecho privado. Esto
implica una arraigada conexión entre la Constitución Nacional, los tratados internacionales y el derecho
privado; todo ello, con base en los aportes dados por la doctrina y la jurisprudencia. Asimismo, se caracteriza
por la recepción de grandes paradigmas del derecho privado a través de principios que estructuran el resto
del ordenamiento. Tales principios cumplen dos funciones:

Como fuente, pues se debe recurrir a ellos a fin de resolver aquellas cuestiones que no tienen
solución en la ley ni en las costumbres.

Y como elemento de interpretación de la ley.

“Fijan también un límite a su arbitrio, garantizando que la decisión no esté en desacuerdo con el espíritu del
ordenamiento jurídico” (Medina y Miguez de Bruno, 2014, p. 2).

En el derecho sucesorio, debemos tener presentes los principios generales contenidos en el Libro Primero
del Código Civil y Comercial, los principios sucesorios expuestos en el capítulo 1 del título 1 del Libro Quinto,
y los principios específicos de las partes generales de las distintas instituciones sucesorias. A modo
general, podemos señalar los siguientes:

La sucesión, en sentido técnico jurídico (sucesión del heredero), implica en principio la


subrogación en la posición jurídica del causante.

La responsabilidad del heredero por el pago de las deudas y cargas de la herencia es limitada,
salvo en determinadas excepciones.

Igualdad real (mejora para el heredero con discapacidad).

La aceptación y renuncia de la herencia tiene sus particularidades en la adquisición ipso iure y


en la adquisición por aceptación.

Mayor autonomía de la voluntad del autor de la sucesión (se aumenta la porción disponible y se
regula la mejora a determinados herederos que se encuentran en una situación de
vulnerabilidad).
Estructura en el Código Civil y Comercial de la Nación

La sucesión por causa de muerte se encuentra regulada en el Libro Quinto, bajo el nombre de “Transmisión
de derechos por causa de muerte”, desde el art. 2277 al 2531. Este libro está integrado por once títulos, los
que en su mayoría se subdividen en capítulos, y algunos de estos últimos, en secciones.

De esta manera, el Libro Quinto presenta la siguiente organización:

Título 1: Sucesiones.

Capítulo 1: Disposiciones generales.

Capítulo 2: Indignidad.

Título 2: Aceptación y renuncia de la herencia.

Capítulo 1: Derecho de opción.

Capítulo 2: Aceptación de la herencia.

Capítulo 3: Renuncia de la herencia.

Título 3: Cesión de herencia.

Título 4: Petición de herencia.

Título 5: Responsabilidad de los herederos y legatarios. Liquidación del pasivo.


Título 6: Estado de indivisión.

Capítulo 1: Administración extrajudicial.

Capítulo 2: Indivisión forzosa.

Título 7: Proceso sucesorio.

Capítulo 1: Disposiciones generales.

Capítulo 2: Investidura de la calidad de heredero.

Capítulo 3: Inventario y avalúo.

Capítulo 4: Administración judicial de la sucesión.

Sección 1: Designación, derechos y deberes del administrador.

Sección 2: Funciones del administrador.

Capítulo 5: Pago de deudas y legados.

Capítulo 6: Conclusión de la administración judicial.

Título 8: Partición.
Capítulo 1: Acción de partición.

Capítulo 2: Modos de hacer la partición.

Capítulo 3: Colación de donaciones.

Capítulo 4: Colación de deudas.

Capítulo 5: Efectos de la partición.

Capítulo 6: Nulidad y reforma de la partición.

Capítulo 7: Partición por los ascendientes.

Sección 1: Disposiciones generales.

Sección 2: Partición por donación.

Sección 3: Partición por testamento.

Título 9: Sucesiones intestadas.

Capítulo 1: Disposiciones generales.

Capítulo 2: Sucesión de los descendientes.

Capítulo 3: Sucesión de los ascendientes.

Capítulo 4: Sucesión del cónyuge.


Capítulo 5: Sucesión de los colaterales.        

Capítulo 6: Derechos del Estado.

Título 10: Porción legítima.

Título 11: Proceso sucesorio.

Título 10: Porción legítima.

Título 11: Proceso sucesorio.

Capítulo 1: Disposiciones generales.

Capítulo 2: Forma de los testamentos.

Sección 1: Disposiciones generales.

Sección 2: Testamento ológrafo.

Sección 3: Testamento por acto público.

Capítulo 3: Inhabilidad para suceder por testamento.

Capítulo 4: Institución y sustitución de herederos y legatarios.

Capítulo 5: Legados.

Capítulo 7: Albaceas.
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El derecho sucesorio en el nuevo CCCN.pdf


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Sucesión: Definición. Por actos entre vivos. Por


mortis causa

Con el término sucesión se designan todos aquellos supuestos en que se produce el cambio o sustitución
de un sujeto por otro en la titularidad del derecho, sobre el objeto de una relación jurídica. En tal sentido, la
sucesión provoca una modificación subjetiva de la relación jurídica, aunque queda inalterado –en principio–
su contenido y objeto. De esta manera, se produce una trasmisión, pues el derecho que pertenecía a un
sujeto ha pasado a otro. Dicha transmisión puede ser realizada por actos entre vivos o por mortis causa.

Por acto entre vivos, es cuando la transmisión de los derechos y obligaciones patrimoniales se origina en un
acto jurídico manifestado en un negocio válido –compraventa, donación–. La sucesión mortis causa tiene
como presupuesto necesario y determinante la muerte del sujeto a quien se habrá de suceder y comprende
los siguientes elementos:

1 El difunto, de quien dimana la sucesión.

2 El sucesor llamado por ley o por testamento, que puede ser universal o particular.

3 Y los derechos y obligaciones del causante que constituyen la herencia.

Pérez Lasala (2014) expresa que: “la sucesión en sentido técnico-jurídico no es más que la sucesión
universal mortis causa, es decir, la del heredero y no la del legatario que es un simple adquirente” (p. 17). Por
ello, desagrega la sucesión para referirse a la de tipo universal por oposición a las adquisiciones mortis
causa,que son las particulares. Esta es una de las posiciones doctrinarias; sin embargo, la mayoría de los
autores utilizan el término sucesión para referirse tanto a la universal como a la particular.

En definitiva, la sucesión entre vivos es aquella en la que la fuente de la transmisión es un acto jurídico
realizado por el titular del derecho, mientras que en la sucesión por causa de muerte, el hecho jurídico
generador de la transferencia de los derechos es la muerte de su titular.

Sucesión por causa de muerte: universal y a título particular.


Definiciones. Fundamentos

Como expresáramos con anterioridad, la sucesión mortis causa puede ser universal o particular.

La sucesión por causa de muerte opera por la concurrencia de tres elementos:

1 Apertura de la sucesión.

2 La vocación del sucesor.

3 La aceptación.

La sucesión universal supone la subrogación en la posición jurídica del causante,pues el sucesor ocupa el


lugar del difunto en las relaciones jurídicas de las que era titular y que no se extinguieron con su muerte. Es
decir, el sucesor ocupa la posición jurídica del causante en los derechos transmisibles; en consecuencia, en
principio, adquiere sus bienes y asume sus deudas.

Esta regla general contiene excepciones, pues hay posiciones jurídicas patrimoniales que no se transmiten
al heredero y hay otras que nacen en cabeza de este con motivo de la muerte del autor de la sucesión.
En tal sentido, el art. 2280 prescribe que:

“Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos y acciones de
aquel de manera indivisa, con excepción delos que no son transmisibles por sucesión, y
continúan en la posesión de lo que el causante era poseedor”  .

Conforme a ello, la sucesión universal presenta dos características:

El cambio de sujetos no implica la extinción de las relaciones jurídicas existentes en vida del
causante ni la creación de otras nuevas.

Se mantienen inalterados los títulos constitutivos de las relaciones jurídicas.

Una consecuencia del principio que el sucesor asume la posición jurídica del causante es que, en la
adquisición de la herencia, no se altera el título por el cuales recibida. Esto significa que el heredero sigue
siendo comprador, permutante ,etcétera, del derecho que le transfirió el difunto.

En la sucesión universal, se transmite la universalidad o una parte indivisa de la herencia. Así, se puede
distinguir dos aspectos en esta sucesión:

El sustantivo: dado por la sucesión en la posición jurídica del causante, que justifica la
continuación de las relaciones jurídicas del causante, con las consecuencias descriptas
precedentemente.

El adquisitivo: que se refiere a que el heredero adquiere la universalidad o parte alícuota de la


herencia.

Por su parte, la sucesión particular procede cuando se transmite un bien particular o un conjunto de bienes
que integran la herencia.
El sucesor particular no ocupa la posición del causante, ni responde por las deudas de este, salvo que no
haya bienes suficientes en la herencia, en cuyo caso su responsabilidad se limita al valor de lo que recibe;
asimismo, responde por ellas en el supuesto que le sean atribuidas como carga del legado.

Un sector de la doctrina, al que adhiere Pérez Lasala (2014), sostiene que en la adquisición a título particular
no solo cambia el sujeto de la relación jurídica, sino también “el título constitutivo, que es el acto que sirve
para transmitir el derecho”(p. 400). Es decir, el legatario adquiere el derecho de un acto diferente del
realizado entre el causante y el causahabiente.

Sistemas: Sucesión en la persona y en los bienes. Orígenes y


consecuencias. Sistema seguido por el Código Civil y Comercial de la
Nación

Entre los sistemas sucesorios, se puede señalar dos formas básicas para estructurar la transmisión
sucesoria:

Sucesión en la persona o sistema romano.

Sucesión en los bienes o sistema germano.

El primero establece que la sucesión implica que el heredero continúa a la persona del difunto, en tanto que
el segundo se basa en la sucesión en los bienes (Borda,1994).

La sucesión en la persona tenía antiguamente un fundamento religioso, pues ante la muerte de un sujeto,
era indispensable que alguien ocupara inmediatamente su lugar para que el culto familiar no se
interrumpiese. Además, era fundamental que alguien ejerciera la autoridad del difunto dentro de la familia.

En los primeros tiempos, los herederos afrontaban esta carga como un deber moral y religioso. Pero cuando
decayó el culto familiar, la repudiación de la herencia o la aceptación con beneficio de inventario se hicieron
comunes. A raíz de ello, diversas leyes se dictaron para remediar la injusta situación del heredero,quien solo
recibía cargas.

Cuando fue perdiendo su influencia el sentimiento religioso, la idea de la continuación de la persona


subsistió por una razón de tradición jurídica y,también, porque así se explicaba cómo las deudas del
causante pasaban a gravitar sobre el heredero.

El sistema romano adquirió un renovado impulso con el aporte de Aubry y Rau.Estos autores sostuvieron que
el patrimonio es un atributo de la personalidad,una universalidad de derecho independiente de los elementos
concretos que lo integran (como se cita en Borda, 1994, 1119/10 y ss.).

No se concibe hoy, por lo tanto, persona sin patrimonio, y este no es susceptible de alienación total o parcial.
Por tal razón, no puede concebirse la transmisión del patrimonio a los herederos sino mediante la ficción de
que estos continúan la persona del causante. El sistema romano viene así a dar explicación de la
transmisión de los derechos y deudas.

Las consecuencias de este sistema pueden sintetizarse en que:

Se opera la confusión de patrimonios del causante y del heredero: el heredero responde ultra
vires, es decir, con sus propios bienes si los dejados por el causante no alcanzan a cubrir sus
deudas;, y los acreedores del causante concurren en igualdad de derecho con los del heredero,
a cobrarse sus créditos de la masa de bienes formada después de la transmisión.

El heredero continúa la posesión del causante en el mismo carácter que aquel.

La sucesión debe ser única y estar sujeta a una sola ley, puesto que se trata de la transmisión
de una universalidad indivisible.

Cabe aclarar que la idea de la continuación de la persona es ante todo una ficción.

Por otro lado, el concepto germano de la transmisión hereditaria era muy distinto. Cuando el jefe de la familia
fallecía, la asamblea de la tribu le entregaba los bienes; el heredero pagaba entonces todas las deudas y se
quedaba con el remanente. Entre sus consecuencias, se destacaba que no había confusión de patrimonio y
que las deudas del difunto no pesaban sobre los bienes del heredero. Es decir, de acuerdo a este sistema, el
heredero sucedía al causante únicamente en sus bienes y debía pagar las deudas hasta tanto aquellos
bienes alcanzaran a cubrirlas, pero para ello no era necesario recurrir a la ficción de la continuación de la
persona. Por lo tanto, en el sistema dela sucesión de los bienes, el heredero no ocupaba el lugar del difunto.

En nuestro derecho, el sistema del Código de Vélez recibió la influencia de Aubryy Rau y siguió su teoría con
todas sus consecuencias. En el artículo 3281, regulaba que la sucesión a título universal era la que tenía por
objeto un ideal, sin consideración a su contenido especial ni a los objetos de esos derechos. En el artículo
3417 establecía el sistema de la continuación de la persona. De todo ello resultaba la confusión del
patrimonio del heredero con el del causante.

El Código Civil y Comercial de la Nación, –afirma Pérez Lasala (2014), –ha aceptado implícitamente la teoría
de la sucesión en la posición jurídica del causante, y explícitamente, la teoría de la adquisición de la totalidad
o de una parte indivisa de los bienes hereditarios. De este modo, el heredero ocupa la posición jurídica del
causante en las relaciones transmisibles; por lo tanto, se le transmiten los bienes y asume las deudas. Es
decir, hay posiciones jurídicas que pasan del causante al heredero de manera objetivamente idénticas. Son
estas en las que se da realmente la sucesión, porque el heredero ocupa el lugar del autor de la sucesión. Sin
embargo, también hay relaciones jurídicas que no se transmiten al heredero.

Por último, hay posiciones jurídicas que adquiere el heredero que no existían en el causante, pero que nacen
con motivo de su muerte.

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El pacto sucesorio y la empresa familiar.pdf


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Sucesión intestada y testamentaria. Caracterización

La sucesión mortis causa puede ser legítima (intestada, legal) o testamentaria,según la naturaleza de la
fuente del llamamiento, es decir, según si la sucesión proviene de la ley o de la voluntad del sujeto
expresada en testamento.

Nuestro sistema legal recepta ambas categorías. Así, el art. 2277 del Código establece que: “la muerte real o
presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas
llamadas a sucederle por el testamento o por la ley.

La sucesión intestada es la deferida por la ley al cónyuge y a los parientes más próximos del causante,
conforme a un determinado orden establecido por la misma ley; la testamentaria, en cambio, responde a la
voluntad del causante manifestada en el testamento.

El art. 2424 del Código, cuando define a los herederos legítimos, prescribe que“las sucesiones intestadas se
defieren a los descendientes del causante, a sus ascendientes, al cónyuge supérstite, y a los parientes
colaterales dentro del cuarto grado inclusive, en el orden y según las reglas establecidas en este Código” 5.
El fundamento de este tipo de sucesión está basado en el respeto a la voluntad presunta del difunto, dado
por el reconocimiento del orden natural de sus afectos y la protección del interés familiar.

Respecto a las sucesiones testamentarias, el art. 2462 establece que “las personas humanas pueden
disponer libremente de sus bienes para después de su muerte, respetando las porciones legítimas (…)” 6 .
Su fundamento reposa en el respeto a la libre voluntad del causante expresada en su testamento, que en
nuestro ordenamiento jurídico se encuentra limitada en caso de existir legitimarios, pero que alcanza su
plena expresión a falta de estos.
En consecuencia, los sucesores pueden ser llamados por la ley, por la voluntad del causante o en parte por
la ley y en parte por voluntad del causante. Esta compatibilidad entre ambos tipos de sucesiones ha sido
receptada por el art. 2277, que establece: “Si el testamento dispone solo parcialmente de los bienes,el resto
de la herencia se defiere por la ley (…)”  .

La primera hipótesis procede cuando el causante tuviere herederos y no hubiere testado; en este caso, la
sucesión será en su totalidad deferida por la ley. En el segundo supuesto, el testador no tiene legitimarios;
por lo tanto, por medio del testamento, determina quienes van a sucederlo. Por último, la tercera hipótesis es
aquella en la que el causante, si bien posee legitimarios, dispone libremente dela porción disponible de la
herencia.

Nuestro sistema legal contempla la libertad del autor de la sucesión de disponer de su patrimonio, siempre
que respete las porciones legítimas, si existiesen legitimarios.

En definitiva, cuando no hay legitimarios, el causante tiene libertad para distribuir sus bienes como estime
conveniente. Si, en cambio, el causante decide no testar olas disposiciones testamentarias fueren
ineficaces y tiene herederos, la misma ley adjudica su patrimonio a sus parientes y cónyuge en determinado
orden.

De allí la íntima vinculación con el derecho de familia, porque la estructuración de ella repercutirá en el
derecho sucesorio, y viceversa.

Dentro del llamamiento hecho por la ley, hay que hacer una distinción, a saber:

Existe un llamamiento imperativo que corresponde a aquellos miembros de la familia a los que
la ley les atribuye una porción de la herencia – legítima–, dela cual no pueden ser privados;
estos son los legitimarios.

Existe también un llamamiento supletorio que tendrá vigencia a falta de legitimarios y a falta de
herederos instituidos por el causante en su testamento. Los herederos llamados
supletoriamente se denominan legítimos; de allí la posible confusión, ya que se designa
legítimo al heredero llamado a la sucesión por la ley -que constituye el género- y, asimismo,
una especie dentro de ellos recibe el mismo nombre.
Para clarificar la situación, se indicará cómo funcionan estos llamamientos.

En primer lugar, hay que verificar si existen herederos designados por la ley que tengan un llamamiento
imperativo, es decir, que existan legitimarios;, pues de ser así, el causante solo podrá testar sobre la porción
disponible. A falta de legitimarios, el causante podrá designar como heredero a quien quiera, y entonces se
encuadrará dentro de la sucesión testamentaria. Luego, a falta de legitimarios y testamentarios, volverá a
aplicarse el llamamiento deferido por la ley en forma supletoria y recibirán la herencia los parientes
colaterales hasta el cuarto grado.

Pactos sucesorios. Definición. Regulación legal

El pacto sucesorio es el contrato cuyo objeto es todo o la parte de una herencia futura, y cuyo contenido
concierne a su organización, o a un aspecto de esa organización, por referirse a disposiciones o
transferencia de derechos sucesorios eventuales, a reglas de distribución de la herencia o a otras
cuestiones sucesorias.

El Código Civil y Comercial, manteniendo el régimen del Código de Vélez, no admite la sucesión contractual.
Expresamente, establece en el art. 1010 que:

La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni tampoco pueden serlo los
derechos eventuales sobre objetos,excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u otra
disposición legal expresa. Los pactos relativos a una explotación productiva oa
participaciones societarias de cualquier tipo, con miras a la conservación de la unidad de
la gestión empresaria o a la prevención o solución de conflictos, pueden incluir
disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y establecer compensaciones a
favor de otros legitimarios. Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro causante y
su cónyuge, si no afectan la legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los derechos
de terceros.

Lo que se persigue con la excepción prevista en la norma es la protección de una unidad de negocios,
especialmente, la familiar.
Una especie, dentro de la prohibición genérica receptada por este artículo,corresponde a la imposibilidad de
aceptar o renunciar a la herencia antes de la muerte del autor de la sucesión, aun cuando se hicieran
condicionadas al hecho de la muerte. Así, el art. 2286 establece el “tiempo de la aceptación y la renuncia.Las
herencias futuras no pueden ser aceptadas ni renunciadas”.

Maximiliano Flammá (2014, p. 40) sostiene que, desde un aspecto eminentemente técnico, la prohibición de
aceptar o repudiar una herencia futura es el corolario lógico del principio dispuesto por el art. 2277;, pues,
antes de la muerte del causante, no hay sucesor mortis causa ni se es titular de derecho alguno que resulte
susceptible de ser aceptado o repudiado.

Encontramos otra especificación con respecto a esta regla en el art. 2302, que regula el momento a partir del
cual produce efectos la cesión de herencia.

No obstante, existen supuestos excepcionales de sucesión contractual mortis causa. Entre ellos, podemos
mencionar:

Partición de bienes por parte del ascendiente: el art. 2411 del Código Civil y Comercial autoriza
a la persona que tiene descendientes.

Efectuar la partición de sus bienes entre ellos por medio de la donación o testamento.

Transmisión de bienes a legitimarios: el art. 2461 prescribe que:

si por acto entre vivos a título oneroso, el causante transmite a alguno


de los legitimarios la propiedad de algunos de sus bienes bajo reserva
de usufructo, uso, habitación o bajo renta vitalicia, sepresume iuris et
de iure la gratuidad del acto y la intención de mejorar al beneficiario. El
valor de los bienes debe ser imputado a la porción disponible y el
exceso debe ser colacionado
Si la donación o el testamento otorgara dispensa o estableciera una cláusula de mejora, el cónyuge y los
descendientes del causante están exentos del deber de colacionar el valor de los bienes recibidos

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Referencias

Borda, G. (1994). Tratado de Derecho Civil – Sucesiones., Tomo I. Buenos Aires:Abeledo Perrot.

Flammá, M. (2014). Título II. Aceptación y renuncia de la herencia – Capítulo 1 Derecho de opción. En J. C.
Rivera y G. Medina (Dirs.), Código Civil y Comercial dela Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters
– La Ley.

González Magaña, I. (2014). Título VII. Proceso Sucesorio  – Capítulo 1 Disposiciones generales. En J. C.
Rivera y G. Medina (Dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters
– La Ley.

Medina, G., y Miguez de Bruno, M. S. (2014). Principios generales sucesorios y los principios generales de la
sucesión intestada en particular. Revista Derecho de Familia y de las personas (109). Buenos Aires: La Ley.

Pérez Lasala, J. L. (2014)., Tratado de Sucesiones. Tomo I. Santa Fe: RubinzalCulzoni.

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