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1.

Hacer un mapa concepcual con los aspectos mas importantes


de siglo de oro

2. Elegir al menos tres biografía de autores reconocidos en el


siglo de oro
Miguel de Cervantes Saavedra
(Alcalá de Henares, España, 1547 - Madrid, 1616) Escritor español, autor de Don
Quijote de la Mancha (1605 y 1615), obra cumbre de la literatura universal. La
inmensa fama de este libro inmortal, que parte de la parodia del género caballeresco
para trazar un maravilloso retrato de los ideales y prosaísmos que cohabitan en el
espíritu humano, ha hecho olvidar la existencia siempre precaria y azarosa del autor,
al que ni siquiera sacó de la estrechez el fulgurante éxito del Quijote, compuesto en
los últimos años de su vida.

Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor de Cortinas,


vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia,
que en 1551 se trasladó a Valladolid, a la sazón sede de la corte, en busca de mejor
fortuna. Allí inició el joven Miguel sus estudios, probablemente en un colegio de
jesuitas.

Cuando en 1561 la corte regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo propio,


siempre a la espera de un cargo lucrativo. La inestabilidad familiar y los vaivenes
azarosos de su padre (que en Valladolid fue encarcelado por deudas) determinaron
que la formación intelectual de Miguel de Cervantes, aunque extensa, fuera más bien
improvisada. Aun así, parece probable que frecuentara las universidades de Alcalá de
Henares y Salamanca, puesto que en sus textos aparecen copiosas descripciones de
la picaresca estudiantil de la época.
En 1569 salió de España, probablemente a causa de algún problema con la justicia, y
se instaló en Roma, donde ingresó en la milicia, en la compañía de don Diego de
Urbina, con la que participó en la batalla de Lepanto (1571). En este combate naval
contra los turcos fue herido de un arcabuzazo en la mano izquierda, que le quedó
anquilosada.

Cuando regresaba de vuelta a España tras varios años de vida de guarnición en


Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde había adquirido un gran conocimiento
de la literatura italiana), la nave en que viajaba fue abordada por piratas turcos (1575),
que lo apresaron y vendieron como esclavo, junto a su hermano Rodrigo, en Argel.
Allí permaneció hasta que, en 1580, un emisario de su familia logró pagar el rescate
exigido por sus captores.

Luis de Góngora
Nació en la antigua calle cordobesa de Las Pavas, en una casa propiedad de su tío
Francisco Góngora, racionero de la catedral, situada en el lugar que hoy ocupa el
número 10 de la calle, aunque siguen existiendo dudas sobre eso. Era hijo del juez de
bienes confiscados por el Santo Oficio de Córdoba, don Francisco de y de la dama de
la nobleza Leonor de Góngora. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde llamó
la atención como poeta. Tomó órdenes menores en 1575 y fue canónigo beneficiado
de la catedral cordobesa, donde fue amonestado ante el obispo Pacheco por acudir
pocas veces al coro y por charlar en él, así como por acudir a diversiones profanas y
componer versos satíricos. Desde 1589 viajó en diversas comisiones de su cabildo
por Navarra, Andalucía (Granada y Jaén) y
por Castilla (Salamanca, Madrid, Cuenca, León o Toledo). Compuso
numerosos sonetos, romances y letrillas satíricas y líricas, y músicos como Diego
Gómez, Gabriel Díaz o Claudio de la Sablonara se interesaron en musicalizar estos
poemas.2
Durante una estancia en la Corte de Valladolid se enemistó con Quevedo, a quien
acusó de imitar su poesía satírica bajo pseudónimo. En 1609 regresó a Córdoba y
empezó a intensificar la fuerza estética y el barroquismo de sus versos. Entre 1610 y
1611 escribió la Oda a la toma de Larache y en 1613 el Polifemo, un poema
en octavas que parafrasea un pasaje mitológico de Las metamorfosis de Ovidio, tema
que ya había sido tratado por su coterráneo Luis Carrillo y Sotomayor en su Fábula de
Acis y Galatea; el mismo año divulgó en la Corte su poema más ambicioso, las
incompletas Soledades. Este poema desató una gran polémica a causa de su
oscuridad y afectación y le creó una gran legión de seguidores, los llamados
poetas culteranos (Salvador Jacinto Polo de Medina, fray Hortensio Félix
Paravicino, Francisco de Trillo y Figueroa, Gabriel Bocángel, el conde de
Villamediana, sor Juana Inés de la Cruz, Pedro Soto de Rojas, Miguel Colodrero de
Villalobos, Anastasio Pantaleón de Ribera...), así como enemigos
entre conceptistas como Francisco de Quevedo o clasicistas como Lope de
Vega, Lupercio Leonardo de Argensola y Bartolomé Leonardo de Argensola.3
Algunos de estos, sin embargo, llegaron con el tiempo a militar entre sus defensores,
como Juan de Jáuregui. El caso es que su figura se revistió de aún mayor prestigio,
hasta el punto de que Felipe III le nombró capellán real en 1617. Para desempeñar tal
cargo, se trasladó a Madrid y vivió en la Corte hasta 1626, arruinándose para
conseguir cargos y prebendas a casi todos sus familiares. Al año siguiente, en 1627,
perdida la memoria, marchó a Córdoba, donde murió de una apoplejía en medio de
una extrema pobreza. Velázquez lo retrató con frente amplia y despejada, y por los
pleitos, los documentos y las sátiras de su gran enemigo, Francisco de Quevedo, se
sabe que era jovial, sociable, hablador y amante del lujo y de entretenimientos como
los naipes y la tauromaquia, hasta el punto de que se le llegó a reprochar
frecuentemente lo poco que dignificaba los hábitos eclesiásticos. En la época fue
tenido por maestro de la sátira, aunque no llegó a los extremos expresionistas de
Quevedo ni a las negrísimas tintas de Juan de Tassis y Peralta, segundo conde de
Villamediana, que fue amigo suyo y uno de sus mejores discípulos poéticos; siendo
este tan difícil de contentar, le dedicó un gran elogio llamándolo rara avis in terra.2
En sus poesías se solían distinguir dos períodos. En el tradicional hace uso de los
metros cortos y temas ligeros. Para ello usaba décimas, romances, letrillas, etc. Este
período duró hasta 1610, en que cambió para volverse culterano, haciendo uso
de metáforas difíciles, muchas alusiones mitológicas, cultismos, hipérbatos, etc.,
pero Dámaso Alonso demostró que estas dificultades estaban ya presentes en su
primera época y que la segunda es una intensificación de estos recursos realizada por
motivos estéticos.4
Sus restos se encuentran en la Mezquita-catedral de Córdoba
Santa Teresa de Jesús
(Gotarrendura, Ávila, 1515 - Alba de Tormes, 1582) Religiosa y escritora mística
española, conocida también como Santa Teresa de Ávila. Teresa de Jesús es el
nombre de religión adoptado por Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso
Sánchez de Cepeda, probable descendiente de judíos conversos, y de Beatriz de
Ahumada, perteneciente a una noble familia abulense. Su vida y su evolución
espiritual se pueden seguir a través de sus obras de carácter autobiográfico, entre las
que figuran algunas de sus obras mayores: La vida (escrito entre 1562 y 1565),
las Relaciones espirituales, el Libro de las fundaciones (iniciado en 1573 y publicado
en 1610) y sus cerca de quinientas Cartas.

Teresa de Jesús (Óleo de Rubens)

La Vida abarca desde su infancia hasta la fundación del primer convento reformado


de San José de Ávila, en 1562. Gracias a ella se sabe de su infantil afición a leer
vidas de santos y los entonces populares libros de caballerías, que Miguel de
Cervantes parodiaría en Don Quijote de la Mancha un siglo después. En 1531, su
padre la internó como pupila en el convento de monjas agustinas de Santa María de
Gracia, pero al año siguiente tuvo que volver a su casa aquejada de una grave
enfermedad. Determinada a tomar el hábito carmelita contra la voluntad de su padre,
en 1535 huyó de su casa para dirigirse al convento de la Encarnación. Vistió el hábito
al año siguiente, y en 1537 hizo su profesión.
Por entonces empezó para ella una época de angustia y enfermedad, que se
prolongaría hasta 1542. Durante estos años confiesa que aprendió a confiar
ilimitadamente en Dios y que empezó a practicar el método de oración llamado
«recogimiento», expuesto por Francisco de Osuna en su Tercer abecedario espiritual.
Repuesta de sus dolencias, empezó a instruir a un grupo de religiosas de la
Encarnación en la vida de oración y a planear la reforma de la orden carmelitana para
devolverle el antiguo rigor, mitigado en 1432 por el papa Eugenio IV.

Empezó entonces a ser favorecida con visiones «imaginarias» e «intelectuales»,


visiones que habrían de sucederse a lo largo de su vida y que determinaron sus crisis
para averiguar si aquello era «espíritu de Dios» o del «demonio». Su ideal de reforma
de la orden se concretó en 1562 con la fundación del convento de San José. Se inicia
entonces una nueva etapa en su vida, en la que la dedicación a la contemplación y la
oración es compartida con una actividad extraordinaria para conseguir el triunfo de la
reforma carmelitana.

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