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1.1 EL CICLO HIDROLÓGICO

1.1.1. Introducción

El agua, compuesto en el que se centra la hidrología, aparece en la Tierra bajo


los tres estados posibles de la materia: sólido, líquido y gaseoso. Más
importante, sin embargo, es su carácter dinámico: no sólo se producen
constantemente cambios de estado en todas direcciones (fusión, evaporación,
condensación, congelación...), sino que el agua se encuentra en constante
movimiento (glaciares, ríos, corrientes marinas, circulación atmosférica, flujo
subterráneo..). La energía solar y la gravitatoria, principalmente, actúan de
fuerza motriz generando movimientos masivos del agua en toda la superficie
terrestre. Este carácter dinámico da lugar a una constante recirculación del
agua presente en la hidrosfera, de forma que es imposible separar cualquier
parte del ciclo “vital” del agua sin caracterizar adecuadamente el conjunto que
rige la dinámica de esta compleja maquinaria. Ya en 1942, Meizer consideró el
ciclo hidrológico como el concepto central de la hidrogeología.

Así pues, la hidrosfera, en sentido amplio está constituida por agua en los tres
estados (sólido, líquido y gaseoso) y está presente en la capa atmosférica
(vapor de agua, nubes) y en la corteza terrestre (como ríos, lagos, acuíferos o
glaciares). El mayor almacén de agua en la Tierra se encuentra en los océanos
con un 97.25% del total (Figura 1.1.1).
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HUMEDAD SUELO

Figura 1.1.1 Volumen y porcentajes de los almacenes de agua en la Tierra (datos de


PhysicalGeography.net http://www.physicalgeography.net/fundamentals/8b.html y de Custodio,
E., Llamas, M.R., 1983).

El concepto del ciclo del agua parte del hecho que la cantidad o masa total de
agua en la hidrosfera es esencialmente constante en el tiempo, y esta
consideración lleva implícita la del movimiento de masas de aguas de un lugar
a otro y/o de un estado a otro. Este movimiento o cambios de estado viene
impulsado por dos motores:

- Por la energía térmica, generada principalmente por la radiación solar y


que es el desencadenante de los cambios de estado del líquido (líquido
a gaseoso, sólido a gaseoso o líquido) y de la circulación atmosférica.

- Por gravedad, que supone el desplazamiento desde las cotas altas a las
cotas bajas de las masas de agua.
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PRECIPITACIÓN:
Vapor de agua condensada, que cae por gravedad
(lluvia, nieve, granizo, niebla, etc.)

No llega a la superficie terrestre

Evaporación Llega a la Se evapora en el descenso


superficie
terrestre
Transpiración
Es interceptada por
Escorrentía superficial o vegetación, edificios, etc...
directa: por gravedad,
abriéndose camino hacia los Encharcamiento:
puntos más bajos (mares). retención
(Red hidrográfica). superficial,
charcos, etc...

Evaporación

Infiltración:
Mar
- Agua retenida en el suelo, o en la zona no saturada.
- Agua de recarga: el agua llega a la zona saturada del terreno y
se pone en movimiento (escorrentía subterránea).

Figura 1.1.2. Esquema del ciclo hidrológico.

La Figura 1.1.2 es una descripción del Ciclo Hidrológico y parece contradecir la


necesidad de acudir a la idea de ciclo, al presentar compartimientos estancos
analizables individualmente (o ciclos – o fases del ciclo general – más rápidos).
Sin embargo, no es así, como a continuación se indica:

¿Qué relación existe entre aguas superficiales y aguas subterráneas?

- Se observa que parte del agua que llega a la superficie (por ejemplo por
lluvia) puede infiltrarse por gravedad e ir descendiendo verticalmente a
través del agregado granular (o fisuras) que componen un terreno o
formación geológica. Este descenso del agua continúa hasta llegar a la
zona saturada, que es aquella zona donde por acumulación (por debajo
ya aparecen materiales impermeables u otras formaciones) el agua llena
la totalidad de los poros o huecos de la roca. Esta zona saturada de
agua es la que denominamos el acuífero propiamente dicho. Es decir, el
agua que llega a la superficie en parte se infiltra y recarga el acuífero.
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- Parte del agua que precipita, en cambio, fluye por la superficie del
terreno, generando una red superficial de drenaje (como ríos o lagos),
aunque no toda el agua que circula por estos ríos procede de la lluvia.
Por ejemplo en el caso de un río en contacto con un acuífero, el río se
comporta como efluente cuando drena el acuífero subyacente. En este
caso, el acuífero puede llegar a alimentar el río (se verá más en detalle,
en el Tema 2). Y al contrario, un río influente puede llegar a alimentar un
acuífero adyacente, por infiltración de una parte del agua que circula por
el río hacia un nivel saturado situado por debajo del nivel del río.

- Un manantial, fuente o surgencia, de forma parecida, es un afloramiento


de agua subterránea, una zona en la cual el nivel piezométrico (límite de
la zona saturada) del acuífero corta la superficie terrestre, dando lugar a
la descarga de un caudal más o menos importante del agua del acuífero
hacia cotas inferiores. Es pues un punto en el que el agua subterránea
del acuífero sale a la superficie y pasa a formar parte de las masas de
agua superficiales. Con el tiempo esta surgencia puede convertirse en
un humedal permanente, con un caudal apreciable en superficie, y
puede originar finalmente un curso de agua superficial importante. Así,
se podría imaginar que los manantiales actúan como rebosaderos
naturales de los acuíferos (Figura 1.1.3).

fuente

Figura 1.1.3. Formación de un rebosadero o manantial (la trama rayada indica un material
impermeable).

¿Cómo actúan los fenómenos de evaporación y/o transpiración?

- El agua contenida en la franja capilar del suelo, en los 20-25 primeros


centímetros de la superficie del suelo, está sometida a radiaciones
solares. Éstas aportan la energía térmica que constituye el motor de la
evapotranspiración (paso de líquido a gas) desde el suelo, ya sea por
evaporación directa de la humedad contenida en el suelo, o por absorción
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de dicha humedad por las raíces de las plantas y posterior transpiración


de éstas hacia la atmósfera.

Las plantas representan pues un papel muy importante en la


evapotranspiración, ya que al absorber agua del suelo tramitan con ésta a
fin de restituir parte de ella a la atmósfera. En efecto, el sistema
respiratorio de las plantas está dotado de estomas que durante el día
están abiertas, y se genera pequeñas gotas que, sometidas a la radiación
solar, se evaporan o transpiran a la atmósfera. Se trataría del sistema de
refrigeración o de sudoración vegetal, siendo los estomas los equivalentes
a los poros de nuestra piel. Asimismo, esta circulación ascendente del
agua en la planta es básica para su ciclo vital, ya que el agua arrastra en
forma disuelta los nutrientes que necesita para su desarrollo.

- En el caso de precipitación sólida en las cumbres, la nieve se sublima,


pasando directamente a vapor de agua, tanto por efecto de la insolación
como del viento. Este fenómeno puede detectarse como vaho o neblina
que distorsiona la visión del horizonte.

- La evaporación de aguas continentales superficiales también es


importante, afectando a lagos, embalses y cursos de agua circulante
como los ríos, debido nuevamente a la combinación de la insolación y el
viento.

En general, la evapotranspiración depende de la capacidad que tenga el aire


de absorber vapor de agua, que a su vez dependerá de la temperatura y
humedad en superficie, y de la velocidad y dirección del viento así como del
número de horas de insolación.

¿Qué sucede con el agua de escorrentía superficial, es decir, de aquella que


no se ha infiltrado ni se ha evaporado?.

Lógicamente, pasa a formar parte de los cursos de agua que circulan en


superficie (ríos), y que por gravedad va descendiendo hacia cotas cada vez
más bajas, reuniéndose con otros cauces hasta la desembocadura en un lago
o en el mar. Así, del agua trasportada por la atmósfera que se precipita en
zonas continentales, finalmente se llega a que:
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- Parte del agua de los ríos y torrentes acaba en el mar.


- Los manantiales submarinos y los acuíferos costeros vierten el agua
subterránea al mar.
- En algunos casos (zonas desérticas, zonas endorreicas), la evaporación
puede ser tan intensa que no alcancen el mar.

En el mar, que es el punto final de estas aguas, vuelven a estar sometidas de


nuevo a la evaporación, con lo que el ciclo se reinicia de nuevo.

En resumen, el ciclo hidrológico es un proceso continuo. No obstante, el


movimiento del agua dentro del ciclo hidrológico se caracteriza por su
irregularidad tanto en el espacio como en el tiempo: así por ejemplo, en
algunas zonas desérticas, pueden pasar años sin llover, y lógicamente apenas
haber escorrentía directa, mientras que en otros casos, aún en zonas también
desérticas, pueden darse precipitaciones muy importantes. La caracterización
de este ciclo es pues de suma importancia ya que constituye la entrada o
principio de la circulación de agua en los acuíferos, y por tanto condiciona los
fenómenos que se producen en su seno y que son el objeto de la ciencia
llamada hidrología subterránea.

1.1.2. Definición de los componentes de Ciclo Hidrológico

El Ciclo Hidrogeológico describe el movimiento continuo del agua, pasando por


todas sus fases, y como se denomina ciclo, no puede interpretarse ni un
principio ni un final. Lo más intuitivo, es considerar como primera fase, el agua
que precipita sobre el terreno: el vapor de agua contenido en la atmósfera se
condensa alrededor de las partículas, y por el peso cae y se desplaza de la
atmósfera a la superficie terrestre. Durante este trayecto el agua precipitada
puede seguir diferentes caminos (Figura 1.1.4):

- Puede ser retenida por las plantas o edificios (intercepción y detención


superficial), de manera que una parte se evaporará y volverá a la
atmósfera, pero otra podrá llegar a la superficie.

- Puede caer sobre la superficie terrestre. En este caso, una parte del
agua continuará circulando en superficie (escorrentía superficial), dando
origen a torrentes, ríos, lagos entre otros.
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- Pero otra parte del agua caída sobre la superficie terrestre empezará a
rellenar los poros del subsuelo, dando origen a la infiltración a una
velocidad que dependerá de la porosidad del terreno (disposición y
tamaño de los huecos entre los granos que componen el terreno), de su
grado de humedad entre otros. De esta agua infiltrada, una parte
circulará por la zona más superficial (escorrentía subsuperficial o
hipodérmica) pudiendo aflorar en superficie durante su circulación y
dando lugar a manantiales.

La parte restante del agua infiltrada, seguirá descendiendo por gravedad


y llegará a la zona saturada del subsuelo, pasando a formar parte de las
aguas subterráneas del acuífero (escorrentía subterránea).

Precipitación
Evapotranspiración Evapotranspiración Evaporación

Evaporación Evaporación

Embalse Río
Terreno
Infiltración pantanoso Mar
Recarga

Pozo

Terreno
impermeable Acuífero Terreno
confinado impermeable
Agua subterránea
dulce
Agua subterránea
salada

Figura 1.1.4. Componentes del Ciclo Hidrológico.

Habiendo tomado como inicio el agua caída por precipitación, es lógico pensar
que el destino final de todas estas agua es el mar, de manera que por su
evaporación volverán a originarse nubes de precipitación y el ciclo volvería a
empezar.
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Precipitación

Se consideran precipitaciones todas aquellas aguas que caen en la superficie


terrestre en todas las formas posibles: líquida (lluvia, llovizna), sólida amorfa
(granizo), sólida cristalizada (nieve), intermedias (nieve granulada, aguanieve),
por condensación (rocío, niebla), por sublimación (escarcha), entre otras.

Como ya se ha comentado, la precipitación puede considerarse como el origen


de todas las corrientes de agua superficiales y subterráneas, de manera que
será fundamental su medición y conocimiento para la realización de cualquier
estudio de carácter hidrológico.

Para la realización de los cálculos hidrológicos, es necesario que el hidrólogo


considere la precipitación caída en la cuenca hidrográfica (Figura 1.1.5). Ésta
se define como una área o superficie del territorio en la que el agua de lluvia
que se drena por escorrentía superficial, sale por un mismo y único punto de la
red fluvial situada a la cota más baja (punto de salida de la cuenca).

Curvas de nivel
equidistantes

Cursos de agua
secundarios y principal
Cuenca
hidrográfica total

Punto de salida de la
cuenca
Figura 1.1.5. Cuenca hidrográfica con la representación de las curvas de nivel y los puntos
más importantes.

La medida de la precipitación expresa la altura que alcanzaría el volumen de


agua recogida sobre una hipotética superficie plana y horizontal. Así, la unidad
utilizada para medir la precipitación es el milímetro (mm), que equivale a 1 L/m2
o a 10 m3/ha (1L/m2=1Lx10000 m2/ha).
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Escorrentía superficial

Se define como la parte del agua de lluvia precipitada que llega a la superficie
terrestre y que no se infiltra en el subsuelo y que circula por la superficie en
forma de torrentes, ríos, arroyos, por los cauces que constituyen la red de
drenaje superficial.

Las unidades más utilizadas para la escorrentía superficial son el m3/s


(unidades de caudal); y también se utiliza el L/s·km2 (unidades de caudal
específico), que da una idea de la escorrentía específica (o referida a la
superficie de la cuenca) y sirve para establecer comparaciones entre cuencas.
A veces se utiliza el hm3 como medida del volumen aportado por un río o
cuenca.

El concepto de aportaciones en un punto dado, equivale al volumen total de


agua que ha circulado por un punto dado en un tiempo dado, es decir, caudal
por tiempo, medido en hm3/a, hm3/mes, entre otros.

El agua en el suelo

El suelo es el resultado de cambios físicos y químicos, así como de la actividad


orgánica (vegetal, biológica) sobre el substrato rocoso más profundo. La Figura
1.1.6 representa esquemáticamente un corte vertical del suelo:
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Zona de evapotranspiración (suelo agrícola o edáfico)

ZONA DE AIREACIÓN
Zona intermedia O
ZONA VADOSA
O
ZONA NO SATURADA

Zona de ascenso capilar Nivel freático

ZONA SATURADA

Figura 1.1.6. Corte teórico vertical del suelo (modificado de Custodio, E., Llamas, M.R., 1983).

En función del contenido en agua del suelo, pueden diferenciarse 2 zonas


principales; zona saturada y zona no saturada o de aireación o vadosa, y
dentro de ésta la zona donde actúa la evapotranspiración, la zona intermedia y
la zona de ascenso capilar.

Zona saturada: los poros, intersticios y fisuras están totalmente saturados de


agua, es decir, el porcentaje de agua que contiene, coincide con el volumen de
huecos y por lo tanto con la porosidad total del material.

La superficie superior que limita esta zona es la superficie piezométrica de las


aguas subterráneas, en donde la presión en todos los puntos es la misma, e
igual a la presión atmosférica. Es la superficie libre de las aguas subterráneas o
también llamada superficie hidrostática o freática.

Zona no saturada o de aireación o vadosa: es la zona localizada por encima


de la zona de circulación de las aguas subterráneas del acuífero. El grado de
saturación de los poros no es del 100% como en el caso anterior, y esto facilita
poder diferenciar zonas dentro de este espacio:

Zona de ascenso capilar, donde el grado de saturación de los poros


disminuye gradualmente de abajo a arriba hasta un valor límite. El
contenido de agua de esta zona no está condicionada por el flujo
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descendente del agua que se infiltra, sino por fenómenos de ascenso


capilar desde la superficie donde el agua ocupa la totalidad de los poros,
o zona saturada. El espesor de esta zona, por tanto, disminuye al
aumentar la granulometría del suelo (al igual que el ascenso capilar
disminuye con el diámetro del tubo) y esta zona sigue las fluctuaciones
de la superficie piezométrica (Heras, 1972).

Zona intermedia: en esta zona los huecos del subsuelo están ocupados
por agua líquida, aire y vapor de agua.

Zona de evapotranspiración: es la zona más superficial. Tiene un gran


interés agronómico dado que, es la zona donde se encuentran e influye
la actividad de las raíces de las plantas y donde se producen los
fenómenos de evapotranspiración. El espesor de esta zona varía en
función del clima y del tipo de cubierta vegetal. Como media, puede
considerarse un espesor de 0,5 a 2 metros, aunque como se ha dicho
depende enormemente del tipo de vegetación. Corresponde al concepto
agronómico de suelo vegetal o capa edáfica.

Si se produce una precipitación importante, los poros de la zona no saturada


pueden quedar temporalmente saturados de agua. Por efectos de la gravedad,
este agua irá descendiendo hacia la zona saturada que actuará de recarga del
acuífero y se incorporará a la escorrentía subterránea, pero una parte podrá
quedar retenida ocupando algunos poros de la zona no saturada, y otra parte
podrá circular por la zona más superficial del subsuelo (escorrentía
subsuperficial o hipodérmica). Téngase en cuenta que estos fenómenos de
infiltración de la lluvia que cae sobre un terreno son de una enorme
complejidad, y dependen no solo de la intensidad de lluvia, la topografía, el tipo
de terreno y la cobertura vegetal sino también del perfil vertical del grado de
humedad del propio terreno. Así, no responde de igual forma un suelo
completamente seco que este mismo suelo completamente empapado de
agua. Igualmente, la infiltración es muy diferente para una precipitación de 100
mm según se haya producido en una lluvia regular que ha durado dos días o en
una tormenta de una hora de duración.
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Escorrentía subterránea

Es la que circula por la zona saturada, en el acuífero. Es la parte del agua que
se infiltra y que llega a la zona saturada, incorporándose a las aguas
subterráneas y recargando al acuífero. La escorrentía subterránea, es por
tanto, el objeto específico de estudio de este curso.

Dentro del ciclo hidrológico, el agua subterránea no es una masa estática, sino
que tiene movilidad. Su recarga natural se origina en la infiltración de las aguas
provinentes de la precipitación, del cauce de los ríos, torrentes, lagos.... y sus
salidas naturales vienen determinadas por el mar, los manantiales y por el
drenaje de aguas hacia los ríos.

Evapotranspiración

La evaporación es el paso del estado líquido al estado gaseoso del agua. La


transpiración es básicamente el mismo fenómeno pero que ocurre a través del
sistema circulatorio de las plantas, y que a su vez toman agua de la zona del
suelo edáfico. En las superficies cubiertas por la vegetación, se reúnen ambos
conceptos de manera que la separación cuantitativa es prácticamente
imposible y se denomina evapotranspiración.

Tal y como indica su nombre, la evapotranspiración es un fenómeno físico que


suma el de evaporación (fundamentalmente del agua de la superficie terrestre
que puede encontrarse en cursos de agua superficiales, lagos...) y el de
transpiración (de carácter eminentemente vegetal). La unidad utilizada para la
evapotranspiración es el milímetro de altura de agua, al igual que la lluvia, y
que equivale a 1 L/m2 o a 10 m3/ha.

Salida al mar

Parte del agua que proviene tanto de las aguas subterráneas de los acuíferos
como de los cursos de agua superficiales, se vierte al mar. En el caso de los
ríos, este volumen de agua es importante por su aportación de sedimentos
para la formación de los deltas y también por la aportación de nutrientes
indispensables para la alimentación de la fauna marina.
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La salida al mar del flujo subterráneo, tiene un papel clave para impedir la
entrada de agua salinizada al acuífero, que afectaría la calidad del recurso
hídrico.

Intercepción y retención superficial

La precipitación no siempre llega directamente hasta la superficie terrestre, ya


que una parte poco importante puede ser interceptada por la presencia de la
vegetación. En el caso de la vegetación, la estimación de esta agua
interceptada se evalúa como una fracción del agua precipitada sobre la cuenca,
a partir de los datos obtenidos en cuencas experimentales.

1.1.3. Acción del hombre

El hombre introduce cambios en el ciclo hidrológico para su provecho. Por eso


es necesario hablar de dos grupos de fases o componentes del ciclo:

- Los componentes primarios del ciclo hidrológico engloban las fases en


que el hombre no actúa directamente sobre la circulación del agua:
precipitación, evapotranspiración, la intercepción y detención superficial
del agua, infiltración1 y el agua en la zona no saturada. Aunque el
hombre puede influir en ellas, provocando lluvias artificiales, reducción
de la evaporación, recarga artificial, sistemas especiales de riego, etc.

- Los otros componentes del ciclo hidrológico corresponden a las fases en


las que el hombre actúa directamente sobre la circulación del agua: la
escorrentía directa y la escorrentía subterránea forman el volumen total
de agua explotable por el hombre. Por ejemplo: mediante la construcción
de embalses, la derivación de los ríos, la utilización de las aguas
superficiales, la explotación de los acuíferos mediante la construcción de
pozos, etc.

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Infiltración: cantidad de agua que penetra en el suelo, humedece la cubierta vegetal y
alimenta las zonas permeables del subsuelo.
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1.1.4 Definición del balance de agua en el suelo o hidrometeorológico y


de la recarga

El objetivo de esta primera parte del tema, es la de introducir los conceptos


necesarios para poder realizar el balance de agua en el subsuelo o balance
hidrometeorológico, que su interés radica en el cálculo de la recarga de agua al
acuífero. De manera que en los siguientes apartados se abordarán los
siguientes aspectos:

- Datos climáticos y climatología Æ Conceptos hidrometeorológicos


básicos.
- El agua en el subsuelo. Parámetros Æ Propiedades del subsuelo.
- Cálculo de la ETP y ETR Æ Definición y métodos.
- Infiltración (I) y escorrentía.
- Cálculo de balances hidrometeorológicos Æ Conocida la I, la ETP y la
retención de agua en el subsuelo se calcula la recarga del acuífero.

El cálculo del balance de agua en el suelo también es importante porque:

1.- la capacidad de infiltración depende del contenido de agua en el suelo al


principio del periodo de lluvia. Su conocimiento es básico en los modelos de
cálculo de escorrentía a partir de la infiltración y para el cálculo de avenidas.

2.- En los modelos de circulación atmosférica una de las entradas es la


evaporación. La interacción suelo-atmósfera es muy importante en estos
modelos pero su estimación es débil. Es importante para el estudio del clima
global y su cambio.

La recarga de un acuífero se define como la cantidad de agua que entra en la


zona saturada del terreno (Figura 1.1.7). Se expresa como volumen por unidad
de superficie y de tiempo (m3/m2/d, m/d, mm/d). Varía enormemente en el
espacio y tiempo, de manera que será difícil medir y/o de extrapolar.
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Figura 1.1.7. Esquema del ciclo hidrológico señalando la recarga y descarga de agua del
acuífero (http://ga.water.usgs.gov/edu/watercycle.html).

El balance hidrometeorológico o balance de agua en el suelo es un cálculo que


permite estimar de una forma aproximada la recarga a partir de los datos de
temperatura, precipitación y parámetros del suelo.

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