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p1-ct2t!\/OS-··- c;J;no n1Edio 2scr:cial e!;:; ex'presión p·ará los p~rnposjton~s- fi:nttt: fincJes :z
del siglo XV! y del X!X. En un extenso análisis de '.:~s grandc,s obras d,? Monteverdi
v 8ach, nos rnuestra córTHJ 1:;:,se diálo~10 rnusical puede volver ;3 expresarst:: hoy
-~::n ta ejecución tnusical. HarT1oncourt rinde cue:ntas de córT)O en sus ;.3udiciónes
El diálogo
musical
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n Reflexiones sobre
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Monteverdi, Bach
y Mozart
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ISBN St,-493-1392-9
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9 7 8l,49 313929
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OCR por:
Biblioteca
Erik Satie
Contribución:
La Moglie / Masciandaro
1ra edición
Septiembre 2017
ID s
Barcelona.
Buenos Aires
México
Título original: Der musíkalísche Dialog
Publicado en alemán, en 2001, por Barenreiter Verlag Karl Votterle GmbH & Co. KG,
Kassel, Alemania
Prólogo 9
PRIMERA PARTE
EL DIÁLOG O MUSICAL
5. Monteverd i hoy. 39
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo
6. Obra y adaptación : el papel de los instrumen tos 41
las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la 7. Obra e interpretac ión 49
distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
© 1984 Residenz Verlag, Salzburg und Wien 8. Bach y los músicos de su época . 55
© 2003 de la traducción, Laura Manero 9. Las tradiciones interpretat ivas . 63
© 2003 de todas las ediciones en castellano, 65
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
10. El concerto.
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona, 11. Las sonatas para viola de garnb,,· sonid,, idic.r;,,úícu o ad /;bitt1111 ¡_,-j
y Editorial Paidós, SAICF, 12. Las cantatas: la obra central d,~ Bac:h. 7'S
Defensa, 599 - Buenos Aires
13. Los instrumen tos de viento en Lis C:Hltaras , Bach
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14. El oboe da caccia de Bach y su reconstruc ción . :,:,,:
ISBN: 84-493-1392-9 15. El procedimi ento de adaptación de Bach . ':>l
Depósito legal: B-5.429/2003 16. Sobre la primera audición de la Pasión según .1t111 Mateo a cargo
del Concentus Musicus . 105
Impreso en Grafiques 92, S.A.
Avda. Can Sucarrats, 91 - 08191 Rubí (Barcelona) 17. La Pasión según san Mateo: historia y tradición . 109
167
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67 d.isertaciones ~i
Ii-1srru.n1e11taci()n )' eusayos en _osl que ne i • 1. 1 ' . • 1 • • -
pr~tu!1n1zaao, sobre t0do. en !as obras de LVio-
[/ n/OJ"/!() / ¡¡ [111 l :'!{! zart y f-/Io:nte·vercU . :E.ste n..:) es 1-1n por lo q_LJ':'. no
L.,; incr1rona2'.1( ,!iJ (.' 1_// he recurrido a tocias las fuentes que rn1c: son conocidas ps.n:: fundarnen--
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l.,(/ ,__){]J![/SZ/lh! Bcaü1 ller- ta.r lTÚs opiriiones. !~i intención no es de1nostrar nada, sino tan sólo
gine) 193 transmitfr de forma comprensible para todo el mundo las conclusiones
24. Johann Sebasttan Bacb 203 personales a las que he llegado gracias a un intenso trabajo teórico y
)~os C'onciertos de Brandenburgo. 203 práctico. Incluso cuando utilizo las fuentes de mane:a crítica y con-
La Pasión según san Juan , ,denzuda (véase el artículo sobre evaluación de fuentes de mi primer li-
La Pasión segú;1 san Mateo bro, Musik als Kl~j_e), reproduzco las dtas en su forma traducida y
Sobre la historia de las ünerpretaci,ones de la C~'ran tnisú' en si renuncio a un aparato de notas a pie de página, referencias y fuentes.
menor de Bach 238 Las citas de ot:rasJuentes, en mi opinión, no pueden utilizarse para
25. \YJ olfgang Ama<leus ]'víozart 255 probar nada, ya que su mera s_eJ~.c;ción delata elpropósito y la tenden-
La dramaturgia de ¡1¡,ozact rdiej,1tta en la correspondencia so- ' da del que ci_~a. Yo Ia~-¡~pl~-; únic¡~~~t~c~mo ilustracíó~. Ailect¿~·
bre el ldomcneo . 255 experto, e;·::}iaustivo e interesado le recomiendo con encarecimiento
El Réquiem de Mozart, sa única obra carácteT autobiográ- leer en su totalidad el material de referencia. Al hacerlo se tropieza
fico . 267 uno con numerosas contradicciones -o lo que así suele denominar-
se-. Con todo, debería c;nsiclerarse que pre~isamente en esas contra-
D 1scografía actualizada. 271 dicciones (las cuales, por supuesto, no pueden ser más que contradic-
ciones aparentes) se manifiesta toda la muitiplicidad del análisis de un
tema. Sólo las cosas y los pensamientos inauditos son bien de una for-
ma, bien de otra. Aunque, tratados en más profundidad, suelen ser am-
bas cosas y muchas más aún. C3:si toda opir.ión contiene también su
contrario y, a veces, sólo se precisa de_ ~D_R~glleijo e.rpp~jón par:a hacer
que una- ifirlllilcióíiiñcürra-en-c-;;;;:t":,·adicciones. Debe confiarse mucho
más en un compañero liomado, sobre todo si se contradice, que en los
10 EL DIÁLOGO MUSICAL
chado una vez y reproducirlo mentalmente con todos sus matices. A esto mentos concretos, sino que la música se amoldaba a los instrumentos con
hay que añadirle que, en general, es prácticamente imposible expresar las los que iba a ser interpretada: ofrecía la sustancia de composición, que
cualidades sonoras con palabras y de una forma comprensible. No existen podía ejecutarse con los más diversos conjuntos según los medios de los
expresiones lingüísticas para ello, de modo que nos vemos obligados a re- que se dispusiera. Las figuraciones musicales típicas de cada instrumento
currir a comparaciones plásticas como claro y oscuro, luminoso y apagado. de la época no se improvisaban hasta el momento mismo de la ejecución.
Con todo, estas expresiones en modo alguno son unívocas, sino que cada Un motivo principal de estas condiciones tan radicalmente opuestas a las
cual imagina sonidos por completo diferentes para las mismas palabras. La actuales reside en la diferencia esencial de la profesión del músico de en-
única posibilidad de una descripción inequívoca nos la ofrece el análisis fí- tonces y del de ahora. En un principio, cuando la música occidental esta-
sico, pero su representación gráfica es tan abstracta que sólo unos pocos ba todavía en pañales, cuando aún no se ponía nada por escrito, el com-
son capaces de imaginar sonidos al contemplar sus cifras o sus elipses y, positor y el músico ejecutante eran la misma persona y se improvisaba sin
por lo tanto, resulta inapropiado para debatir sobre el tema. No obstante, reservas, como diríamos hoy. El distanciamiento entre estos dos polos, el
es extremadamente valioso para ayudar al oído en el estudio sistemático de d°fl compositor y el del intérprete, se fue haciendo cada vez mayor debido
los sonidos. a las posibilidades que ofrecía la notación para fijar las composiciones, y
¿Por qué nos interesan en realidad las cuestiones del sonido? ¿En qué debido también al deseo del compositor de dar a sus obras una forma de-
consiste la relación entre una composición musical y su reproducción so- finitiva, hasta que al cabo de un tiempo· ~e llegó por fin a una diferencia-
nora? ¿Existen reglas obligatorias que exijan la elección de determina- ción absoluta. En la actualidad, el intérprete no suele tener noción alguna
das combinaciones de sonidos en la ejecución de la música, en especial de de la técnica compositiva y mantiene una relación de auténtica esclavitud
la antigua? En la música más extendida, es decir, a partir del clasicismo con respecto a la partitura que recibe del compositor. Su tarea es tan sólo
vienés, nos parece natural que las composiciones estén instrumentadas la de reproducir las composiciones de otro con la mayor perfección téc-
hasta el más mínimo detalle. Esto significa que el compositor no sólo de- nica y expresiva posible. En un principio, los músicos consideraron una
termina el contenido puramente musical de una obra, sino también la im- humillación y una ofensa la fijación exacta de la ornamentación de una
presión sonora de su ejecución, de una forma inequívoca y exacta. Exis- obra tal como empezó a surgir en el Barroco tardío. En la Edad Media,
ten obras para clave, para órgano y para todos los instrumentos posibles. los compositores eran, a su vez, intérpretes y la mayoría de los músicos
También en conjuntos musicales más amplios, cada instrumento recibe notables eran, además, compositores. En cualquier caso, todo buen músi-
instrucciones concretas. A la hora de crear, los compositores tienen en co debía dominar las reglas de la comp~sición y la improvisación y, por lo
mente tanto el sonido como la forma particular de interpretación y arti- tanto, era comprensible que la forma fi~al de las obras no se determinara
culación de un instrumento, escriben adecuándose a la técnica y sonido hasta el momento mismo de la interpretación.
de cada uno de ellos. Cuanto más se retrocede en el tiempo, más escasas Por el momento, quisiera dejar pendiente de debate la cuestión de qué
y vagas se vuelven las indicaciones. «Para cantar y tocar con todo tipo de instrumentos se empleaban para cada tipo de música y hasta dónde pudie-
instrumentos» es una observación muy frecuente de la música del siglo ron llegar las repercusiones de las múltiples restricciones de la música ins-
xv1. En la música medieval, sólo encontramos advertencias acerca de un trumental en la Iglesia. La discusión sería demasiado extensa, corno si hu-
instrumento determinado en contadas ocasiones, como en el In seculum biera de incluirse en un debate fundamental acerca de la cuestión de la
viellatoris del Códice de Bamberg. Estas escasas indicaciones, sin embar- sonoridad. No obstante, sí quiero advertir al menos acerca de la increíble
go, de ningún modo implican que normalmente fuera del todo indiferen- diferencia entre la abundancia de música instrumental, que sin duda se in-
te con qué instrumento se tocaba una composición. La música de la Alta terpretaba a gran escala, y la irrisoria escasez de composiciones instru-
Edad Media no se componía con una intención formal y definitiva como mentales que se han conservado en comparación con el repertorio vocal.
la de épocas posteriores. En gran parte de las obras de entonces no pue- Esto no puede explicarse por el azar y las pérdidas ocasionales que se han
de hablarse de un determinado estilo vocal o instrumental para instru- dado a lo largo de los siglos. Para ello tal vez podrían tomarse en conside-
' ,.. .
l~~ 1I:_}1SiC:i
r:rpa y
portátil, la1:d y arps; órgano portáúl, v~_ola "/ iaúc:. E;n algunos cu2.dros apa ..
rece una flauta dulc~ en lugar del órga.no portátH .de cualquier otro ins-·
trumento.
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Lo:--l rcc,nccs >etli(llto~I cc:,n a,~sprc- I.sos instr-uLi.J.enLos ~e clasificaban er:toncés co1au inten¿;os/lutttes,
cio, hacían caso orniso 1T2usicai profana, pero ta1T1biér1 bien con10 suaves/delicados. Existía tarnbién una clasificación de orden
para la música sacra erigieron ,_;n sistema dogmático purameme teórico, general, entre instmmentos «altos» (intensos y fuertes) y <<bajos», cuya de-
nornit1aci6n rY) se refería al registro, sino a. su duice sonoridad, ~Sntre los
la práctica. La mayor parte de las indicaciones de la ejecución no se ponía instrumentos fuertes se cuentan la trompeta, la chirimía, la gaita y el tim-
por escrito, y eso ha supuesto ¡:,ara nosotros una equívoca preponderancia bal. Entte los delicados, la viola, la flauta dulce, d laúd y el arpa. Es pro-
- de Ía teoría frente a la práctica en la transmisión escrita. Sobre este hecho
) bable que los fuertes se utilizasen sobre todo al s.ire libre, mientras que la
ba advertido rei.teradarne0te, cm contu:0 clencia y especia] hincapié, Er- música destinada a las pequeñas salas estaba reservada para los instru-
nest Ferand en su funda1nental obra sobre t-2 ir.nprovisacíón en la música. mentos delicados. A la música al aire libre con chirimías, bombardas y
En cualquier caso, según el testimonio de Ekkehard de San Gal!, en los si- trompetas Heinrich Besseler le presume, ya en el siglo xv, un sonido ar-
glos 1x y x la música instrumental iba dirigida esencialmente a la enseñan- monioso como no se encuentra en los demás ámbitos de la música instru-
za de jóvenes nobles. Hacia 1200, entre los instrumentos que debía domi- mental hasta después del gran cambio renacentista.
nar un hombre cuito se encontraban la viola de arco, también llarr:ada Frente a este instruméntal sumamente abundante hallamos la voz hu-
fídula, la flauta, el arpa, el rabel y el salterio. mana, lo único que se ha conservado inalterado, al menos fisiológicamen-
Por supuesto, existía toda una serie de leyes no escritas sobre qué ins- te, hasta nuestros días. No obstante, no debemos dar por hecho que el can-
trumentos podían utiíizarse juntes y cuáles no combinaban tímbricamen- to sonara en aquel entonces como ahora. Las raíces de la música occidental
te. Hay ciertos conjuntos que aparecen una y otra vez en cuadros y graba- llegan hasta Oriente. Tanto la práctica instrumental temprana como la mú-
dos de la época y en fuentes como M usica getutscht (1511), de Sebastian sica coral, los cantos corales y solistas unísonos en la iglesia, fueron adop-
Virclung, pero también en los tratados ele Michael Praetorius, que en rea- tados de la música oriental y se transformaron lentamente hasta convertir-
lidad pertenece ya a otro. época, pero cuyas obras nos proporcionan una se en lo que denominamos música occidental. La técnica de los cantantes
impom.mtc información sohrc ía percepción sonora y ia j:füíctica interpre- orientales era, y sigue siendo hoy en día, radicalmente diferente a la nues-
tativa de la época precedente, ;idcmás de darnos una ciara idea de las dife- tra. El profesor Hans Hickmann, que ha vivido en Egipto durante años
ACERCA DE LA IMPRESIÓN SONORA DE LA MÚSICA MEDIEVAL 19
18 EL DIÁLOGO MUSICAL
au.nque
-
de calibre estrecho~ presentan un s-:..;nido corno de c~uerda; los agt~~--
,
Edad Media estaba provisto de cuerdas metálicas y se punteaba con un podía regularse con la mano, lo cual tiene una grandísima importancia en
plectro de cañón de pluma. Si se le ponen las correspondientes cuerdas la práctica interpretativa. La técnica de fabricación del órgano establece
metálicas a un laúd renacentista, se obtiene una idea de cómo pudo haber también unas limitaciones relativamente severas en cuamc, al sonido y la
sonado más o menos d laúd gótico. No creo que la construcción de los ins- intensidad sonora, Ésta depende de la presión del aire y de la medida de
trumentos antecriores foera nrny difei:-ente a la de los renacentistas, por Jo los tubos, es decir, de su calibre, de la anchura de boca, de la incisión, et-
que esta prueba me parece pertinente. Al tañerlo con un cañón de pluma, cétera, La presión del aire no se puede escoger a voluntad: está empírica-
el laúd renacentista con cuerdas metálicas tiene un sonido parecido al de mente alrededor de los 50 mm de columna de agua, Al intérprete apenas
una antigua espineta holandesa: muy claro, pero no demasiado intenso, podría exigírsele una presión de aire mayor, puesto que bajar el fuelle le
de sonoridad plena, pero con un brilio de tonos concomit:mtes. Con él se resultaría demasiado trabajoso, Sólo en los órganos portátiles con fuelles
tocaba, en principio, una sola voz. El paso al búd renacentista con cuerdas pequeños se podría aplicar una presión de aire algo mayor sin exigir de-
de tripa y punteado con los dedos Jcbió ele sobrevenir en una época algo masiada fuerza al intérprete. En cualquier caso, entonces ese instrumento
anterior :1 l 500. t\ p,:rtir de ese momento, el laúd aparece como instru- tendría L'na «respiración» r:nuy corta, Sin embargo, existe también un se-
22 EL DIÁLOGO MUSICAL ACERCA DE LA IMPRESIÓN SONORA DE LA MÚSICA MEDIEVAL 23
gundo e importante motivo para que la presión del aire sea baja: los tubos muchos musicólogos al respecto. Tiene una buena capacidad de modula-
más graves, muy estrechos, sin la aplicación de un medio de afinación arti- ción total. Los intérpretes pueden modificar en gran medida el sonido con
ficial, sólo alcanzan el tono correcto con una presión de aire baja. Es pro- los labios, pese al tudel -un pequeño cilindro que se inserta en lo alto de
babl~ que los tubos agudos pudieran sonar con más fuerza, pero entonces la caña de modo que sólo sobresale en parte-; es probable que esto tam-
sería imposible la relación entre las notas graves y las agudas, ya que éstas bién se lograra con las chirimías antiguas.
siempre destacan más que las graves. Además,. para'el oído del intérprete, Hacia comienzos del siglo xv, las trompetas -que hacía ya tiempo que
que se encuentra justo al lado de los tubos, sería insoportable. Para obte- se utilizaban- evolucionaron hasta adquirir la forma de trompeta llama-
ner un sonido más intenso tendría que haber optado por incisiones más da bastarda, con su tubo plegado, y trombón o sacabuche, el cual desde en-
elevadas y una mayor presión del aire, lo cual no es probable a causa de la tonces y hasta la actualidad ha sido un importante instrumento de viento
excesiva necesidad de este elemento .. Además, en modo alguno es el caso con una forma sólo un poco diferente. Los trombones más antiguos que se
de los instrumentos representados en los cuadros de la época. Por lo tan- co1;1servan datan del siglo XVI, pero su tamaño parece muy ~emejante al de
to, hay que poner especial atención en que los tubos graves -extremada - lo; instrumentos del siglo xv, que sólo conocemos por cuadros, de modo
mente estrechos- suenen bien y que los tubos agudos -extremada men- que también podemos deducir su sonido. El sonido de estos trombones
te anchos- no suenen con demasiadas impurezas. La posibilidad de -tengo en mente un instrumento en concreto, del año 1551, que tuve la
adecuarse a la entonación de los demás instrumentos mediante la regulari- ocasión de escuchar tocado por un excelente intérprete- es extraordina-
zación de la presión del aire con la mano izquierda es de suma importan- riamente aterciopelado y melodioso. El ataque de la nota es muy tenue y
cia, ya que así también se puede influir en el sonido de una forma consi- pleno, más o menos como en una viola de gamba muy antigua. Las posibi-
derable. En resumen, puede decirse que el órgano portátil es tal vez el lidades dinámicas son mayores a las de todos los demás instrumentos de
único instrumento musical de la Edad Media cuyo sonido puede conse- aquella época. Yo mismo poseo un trombón de aproximadamente el año
guirse con cierta precisión gracias a una escrupulosa reconstrucción. 1700 que tiene un sonido muy parecido al del instrumento antiguo y medi-
A partir de la segunda mitad del siglo xv, la suave corneta se utilizó con das casi iguales. La fabricación y el sonido del trombón o sacabuche pare-
relativa asiduidad. De este problemático instrumento se decía siempre que ce que no se modificaron de una forma esencial desde el siglo xvm.
presentaba un aprendizaje muy complicado. Gracias a los ejemplares del En la trompeta se observa gran parte de lo comentado acerca del trom-
siglo XVI que se conservan en museos, puedo imaginar que su sonido sería bón, con una sola excepción: hay una clara diferencia entre el sonido de
muy flexible y con gran capacidad de modulación, tal vez lo más parecido los graves, donde el timbre es intenso y resonante, y el de los agudos, don-
a un clarinete. de se hace muy melodioso, mucho más suave y casi como si fuera de cuer-
El arpa, la mayoría con cuerda de tripa, debía tener un sonido bastan- da. Esto sucede sólo sí se usa la boquilla original.
te suave y tenue. Vemos, pues, que sí estamos en condiciones de hacernos cierta idea
De todos los instrumentos de viento, los más intensos debían ser las del sonido de la música de la Edad Media y del Renacimiento, si bien esa
chirimías, pero se utilizaban principalmente para música de danzas y al idea de ningún modo puede coincidir a la perfección con los sonidos rea-
aire libre. Su sonido, no obstante, no debía ser duro ni vulgar. Tuve la oca- les de la época, perdidos y olvidados sin remedio. Por lo tanto, poco nos
sión de escuchar una grabación muy buena de un intérprete de chirimía queda de ese sonido estridente y penetrante que tantos músicos y aficio-
catalán. Si bien estos instrumentos hoy clasificados entre los folclóricos nados se imaginan en la música medieval: gran parte de las combinaciones
(grallq, dulzaina o gaitilla) han cambiado en cierta medida respecto de los instrumentales más empleadas -fídula, arpa y flauta dulce, o fídula, órga-
antiguos, coinciden en gran parte con las antiguas chirimías en los puntos no portátil y salterio- descartan por completo ese sonido chillón. El uso
esenciales como, por ejemplo, en la utilización de un tudel en la caña, y de instrumentos relativamente estridentes, como la chirimía, se limita qui-
probablemente también en las lengüetas. Su timbre es muy pleno y bas- zás a ciertos tipos de música muy específicos y en ningún caso debe des-
tante estridente, pero nunca tosco y en modo alguno rígido, como afirman cribirse como la norma.
rnucbo) un ún1bre raa vorver a babiar del gran C[\fnbio pt:)ducido durante -el I{ena.ci~-
en la actualidad,. ¿-~{ l.2 tc:1.n cornete) L,a~ delicadas cornetas, rnientoº ~En esa época tuvieron lugar tr.an~t°i-JtTnaciones dri.sticas del in.stru_w
en esta rnúsic¡i ter.npr:&.na, tfr.:> mental y 1dea.J son-:Jtü . .t'-Iasta en.t()nccs gustaban l.:1.s roio_bir)0,,ciones so-
i:nten~o, cocüo las Elr:.utas dulces; nGras de in.stru.rnentos rituy variados. Éstus se corres_pon.dían de 1T1anera
rn.ás fuerte se d :l=.ie éj C::rn.-
1 ideal co:c. la niús:{ca borgoiion_a y r:on la cor:nphcrld~J ITHJ.sicB. polifór.üca nee;--
. .
y ;"i ,:r Lerprct 1.:~ que: !(:od;-:~~,18. no basra.n.- la1.1.desa1 cuya estructura podía trartsr:nüirs~: as{ -de uu.a forn:--:::1 bellisirna ~Ca_l_
• - i
t2r:0J,. . . -::i:_ rlf-
lnstru.n1en.to~
Haut:as dulces,
l\. po1taré- algunas r:Ü:as p::1ra i°hJ;;tr~.r r;-ii converJ_cjn11i::nto de la existencia !esuh:arfa decis1v;:i_ para la músirn instrumental del sígio xvr. El mismo Prae-
de 1.:n son-i.dü d 1JJcF: y en .h1 n~usica
fried Strabo corr}enta en ei i·x., acerca del árgano de la catedral de m.usicales «góticos>> desaparecieron ele la rn{isica artistir:a: el rabel) el salte··
Aquisgrán: «Du.k-e era e! mclos que ernpezó a apoderarse de rnl modo de bs rio, el órgano _ponátil, la gaita y la trompeta marina. La fídüla se transfor-
pobres sentidos qt1e una m.ujer perdió .la conciencia y expió toda su vida, ma en la lira da braccio, aparecen las violas y las violas de gamba con la for-
sobrecogida por 1a magia del sonido». Adam de SaJimbene escribe en el si- ma que tienen en la actualidad. También muchos instrumentos de viento
glo x1v: <d~n ~Pisa rne encontré con unas m.ozas ·v unos muchachos aue te" empiezan a imponerse: las trompas curvadas y el Rackett alemán, equiva-
. " "
nían cü1foní2s) cítatas y otros insu·-:_21T1cntos rnusicales con Ios que tocabar1 lente del cervelas francés, las cornetas ya curvas, ya rectas, las graves bom-
de una forrn::1 dulcis.in1a) de un rnodo que encandilab~1 sobremanera al co- bardas y las flautas dulces. Es importante qae tengaITws presente que estos
razón>>. (;iovansú da :Prato dice dcerca de lJ;~ndini: «EJ n1aestro ciego Fran-~ insuumentos aparecen entonces por primera vez en la práctica musical y
cesco l.iandini ,3_co:npai::1aba con el órgano portátil su canto de una canción que no deben utilizarse par2 la música anterior. Esto, por supuesto, sólo se
de amor que había escrito con tantc, dulzura que no hubo nadie entre los aplica a instrumentos que no tienen precursores inmediatos y de constitu-
oyentes a quien no pareciera que el corazón hubiese de saltarie cle1 pecho a ción similar, sino que son de nueva incorporación.
causa de1 exceso de ge.no desatado por la grnc:iosid,1d de esa magnific~nte ¿Qué posibilidades tenernos de volver a interpretar la músic::-, tardo-
armonfa». ~nedieval y la renacentista? ¿Tiene sentido intentar revivir también la so-
Éstas y otrs,s tantas descripciones no sólo nos demuestran que la músi- noridad original? ¿Qué se ha llevado ya a cabo en este ámbito y con qué
ca de entonces encandilaba y encantaba a los oyemes al menos tanto como resultados? A mi juicio, debemos hacer todo lo posible para volver a in-
ahora, sino ta.n1bién -y e·sto tiene para nosotros especial in1portancía y terpretar esta músirn de 'Jna forma que se acerque el má1,im.o a la original.
merece ser tomado en consideración- c.1ue los músicos de esa época eran Estoy convencido de que todo arte consigue la perfección si se recurre a
hombres como hoy, y que en su estilo interpretativo había una expresión y todos los medios. Con esto quiero decir que las posibilidades de la com-
un sentimiento de los que sólo puede ser capaz una persona, y no esa posición, de la notación y también de la ejecución (es decir, el instrumen-
objetividad que ::i menudo ~r: rcívind 1ca h0y c'.Jmo :cspecia1ment':'. degante tario y la técnica ieterpretati.va) son siempre ideales par2. la música cor::es-
a causa de un i-espeto y una fidelidad a la obra mal entendidos. con los que pondiente de cada época. Todas las hipótesis que hablan de instrumentos
sólo puede producir"e un sonido frío" nrnseístico, perc nunca una músi- deficientes, de una mala afinación y de una técnica interpretativa insufi-
ca sensorial v vi\:a. ciente pueden ser rebatidas; con probabilidad tienen su razón de ser en la
26 EL DIÁLOGO MUSICAL ACERCA DE LA IMPRESIÓN SONORA DE LA MÚSICA MEDIEVAL 27
presunción de la mayoría de los músicos actuales. Ya he hablado sobre las partir de finales del siglo x1v, más o menos, se descubrió la sensual belleza
cualidades de timbre de los instrumentos antiguos. También en cuanto a de la tercera. De modo que la afinación pitagórica se fue desechando en
su técnica podría llegar a saberse de manera impecable todo cuanto fuese beneficio de afinaciones de terceras puras, como las describen Henricus
necesario. Los instrumentistas de hoy, muy seguros de sí mismos, siguen Arnaut von Zwolle (alrededor de 1440) y Arnolt Schlick (1511). Entonces
sorprendiéndose cuando escuchan a músicos populares dominar sin es- lo melódico se hacía más frágil, las quintas y las cuartas también dejaban
fuerzo las más inauditas dificultades técnicas_ con sencillos instrumentos de ser puras ... pero ése era el precio que había que pagar por unas terceras
que suelen ser muy parecidos a los antiguos. No puede juzgarse qué es in- absolutamente puras y por una sonoridad desconocida hasta entonces_
terpretable con instrumentos medievales hasta que no se ha estudiado a Cuando se comparan diferentes afinaciones -por ejemplo, la pitagórica,
fondo la técnica de éstos con la misma escrupulosidad que se exige en el la de Schlick y la temperada moderna- la diferenciación sonora es muy
aprendizaje de un instrumento actual. Por desgrada, esto casi nunca se grande y toda persona con sensibilidad musical que escuche una compa-
cumple. racjón así debe admitir que la música de cada estilo, de cada época, suena
En todo caso, una obra como el método de flauta de Silvestro Ganas- mejor y de una forma más convincente, con diferencia, en la afinación para
si (1535) demuestra que los músicos de entonces conocían todas las po- la que fue compuesta.
sibilidades de este instrumento y sabían cómo emplearlo de un modo
verdaderamente refinado, incluso para los cánones actuales. En los instru-
mentos de viento históricos que se conservan, en especial en las flautas
dulces, puede observarse con qué excelencia templaban los antiguos sus
instrumentos. Las frecuentes críticas sobre una afinación impura son tal
vez la prueba de que se aspiraba a un temperamento puro que el oído ha-
bía registrado en otras ocasiones. Si, por ejemplo, se quisiera describir la
práctica musical actual, también habría que quejarse de la afinación impu-
ra de muchos músicos, incluso de grupos instrumentales enteros. Por su-
puesto, para establecer una comparación sólo puede recurrirse a los mejo-
res músicos de cada época. Soy de la opinión de que las obras antiguas son,
en sí, un fuerte argumento en contra de la suposición de que los músicos
de antes tocaban mal y con inexactitud. No logro imaginar que composi-
tores geniales, que además eran siempre músicos ejecutantes y cuyas obras
se correspondían sin duda al uso de la época, escribieran grandiosas com-
posiciones que se tergiversaran luego mediante una ejecución deficiente;
eso resulta más bien impensable.
Un ámbito menos atendido es la cuestión de la afinación. Para la mú-
sica de la Edad Media y del Renacimiento no se requiere una afinación
temperada moderna. En esa música resulta dura e inadecuada. En los co-
miem;os de la música polifónica -en algunos lugares quizás hasta el siglo
xv1- es probable que se recurriera a tipos de temperamentos procedentes
de las teorías pitagóricas; esto favorecía las dúctiles melodías y unos soni-
dos de quinta, cuarta y octava puros, relajados. Sólo las terceras son de-
masiado amplias, se consideran disonancias y se empleaban como tales. A
¡nstrumentos mush~a~es sacros
y profanos
teatrales). Éstos, a finales del siglo xv1, habían llegado a desplazar tanto a
dias clásicas y las pastorales- eran dignos de ser compuestos. Acabaron las piezas teatrales que se convirtieron en la sensación de las representa-
por anatematizar toda la música polifónica entonces vigente por conside- ciones, s,obre todo a causa del increíblemente abundante reparto de la or-
rarla bárbara y destructora del texto. questa. Esta se valía de todo cuanto se conocía entonces con respecto al so-
Desde luego, una idea que considera lenguaje y música como una mis- nido: todas las clases de instrumentos de cuerda, como violines, violas de
ma cosa sólo podía surgir en un país como Italia, donde la lengua presen- gamba, lirones (liras de arco), una multitud de laúdes e instrumento s pun-
ta unos rasgos realmente muy melodramáticos y musicales. Sin embargo, a
teados similares la guitarra, encordados con cuerdas de metal y de tripa,
hoy debería maravillarnos sobremanera que se quisiera destruir, desechar claves, virginales, arpas, diferentes órganos, órganos portátiles y una enor-
sin más, una música de alto valor, rica y en pleno apogeo como eran en- me orquesta de viento con flautas dulces y traveseras, chirimías desde el te-
tonces las artes madrigalísticas y del motete, para instaurar el modelo del nor al baj'O, cornetas y todo tipo de instrumentos de metal. Esta diversidad
canto declamado como única música verdadera. Los escritos propagandís- de ~onidos es apenas imaginable para los cánones actuales y sobrepasa con
ticos de la camerata y de sus seguidores (numerosos al cabo de poco tiem- creces la de la orquesta sinfónica del Romanticismo tardío. Monteverdi, en
po) nos muestran con qué ímpetu revolucionario se trabajaba. Los dogmas el Or/eo de 1607, fue el último que utilizó este reparto orquestal. Por eso
de la nueva dirección eran, con creces, más severos que las más estrictas esta obra es especialmente interesante en este caso, ya que en ella se apli-
normas del contrapunto tradicional que se quería combatir. La «Nueva can tanto la completa gama sonora del Renacimiento como las más nuevas
Música», según ellos, era fundamental mente monódica, la entonación de- ideas del canto solista.
terminaba el melas, el bajo de acompañamiento (basso continuo) sólo po- Entre el Orfeo y las óperas tardías que se conservan de Monteverdi no
día contribuir con armonías sencillas para realzar ciertas palabras, pero hay ningún nexo de unión, ya que casi todos los trabajos dramáticos que
nunca debía llamar la atención «musicalmente». Sostenían que había que . escribió en los treinta años que los separan se han perdido. En Il rítorno
estudiar las formas de expresión de las diferentes capas sociales e imitarlas d'Ulisse in patria y L'incoronazione di Poppea reina un mundo sonoro com-
en las nuevas obras. No hay mayor contraste concebible que el existente pletamente diferente: la colorida orquesta de los intermedios ha desapare-
entre la música tradicional de entonces y la nueva monodia acompañada. cido, en su lugar hay una orquesta de acompañamiento (de continuo) ba-
Tal vez se trate de la revolución más radical de la historia de la música oc- ......,.,.,..- sada en un grupo de instrumento s de cuerda con unos cuantos de viento y
cidental. algunos instrumento s capaces de ejecutar acordes para el acompañamien-
No obstante, lo antiguo que había que destruir habría resultado dema- to de recitados y arias.
siado fuerte y lo nuevo, considerado lo único verdadero, demasiado débil
para provocar por sí solo un cambio decisivo de no ser porque el mayor
genio musical de la época, Claudia Monteverdi, reconoció las posibilida-
des del nuevo camino. Monteverdi no tenía ninguna intención de abando-
nar las espléndidas aportaciones del estilo antiguo, pero encontró algunas
vías para convertir las nuevas ideas del canto hablado en recit~dos dramá-
ticos y arias, y se convirtió así en el auténtico inventor de la ópera. Tam-
bién unificó todas las formas entonces conocidas de música vocal e instru-
_mental _con las prometedora s ideas básicas de los reformistas florentinos
sin dejarse molestar por sus dogmas.
Monteverdi utilizó el antiguo madrigal polifónico, cuyo maestro sin
igual era y siguió siendo él mismo, para los coros de su primera ópera. En
la instrumentación se dejó inspirar por la riquísima orquesta de los inter-
mezzi (piezas musicales que se interpretaba n entre l9s actos de las obras
CAPÍTULO 4
Sobra, estét;ca sonora: ¿es beUo io feo?
da atacada con libertad, igual que un rayo caído'del cielo. ¡Algo inaudito
hasta ese momento! Estos cambios de emociones se introducen entonces
de una forma por completo consciente. El mismo elemento de efecto, de CAPÍTULO 5
contraste, se aplica también en lo puramente sonoro. Esto llega tan lejos Monteverdi hoy
que, en ocasiones, los discípulos de Monteverdi requieren en sus compo-
siciones unos efectos especiales como no vuelyen a encontrarse hasta las
piezas instrumentales del siglo xx (por ejemplo, deslizar el arco tras el
puente del instrumento, donde no se puede producir ninguna nota defini-
tiva, sino sólo un ruido chirriante, o dar golpes con el arco sobre los ins-
trumentos). Del propio Monteverdi hemos llegado a saber muy poco al
respecto, tal vez porque nos dejó escasas partituras. Solía dirigir él mismo
las audiciones de sus obras y, eri caso contrario, es probable que confiara
los detalles de la ejecución a los músicos. Monteverdi fue un personaje arisco y complejo. Con sus ideas geniales di-
En cuanto a los cantantes, por supuesto, estamos aún peor informa- namitó las convenciones de la música metódica. Contaba con la imponen-
dos. No obstante, tengo el convencimiento de que podemos deducir, a raíz te confianza y la seguridad de un genio. Durante su larga vida participó en
de las declaraciones de Monteverdi, que la interpretación del texto tenía varios grandes cambios estilísticos. El más importante de todos fue el paso
tanta prioridad que se le daba más importancia que a la belleza del trata- del Ren¡1cimiento al Barroco. Él mismo se implicó en primer plano en to-
miento de las voces. Esto lo deduzco también de que, como reacción al das estas variaciones estilísticas.
canto declamado dramático, más o menos en los últimos diez años de vida No es de extrañar que el nuevo estilo de las emociones personales, de la
de Monteverdi nació el be/canto, como si se le quisiera devolver el lugar grandiosa informidad resuelta estilísticamente, surgiera precisamente en Ita-
que le correspondía al auténtico canto melódico. Probablemente la mani- lia. De todas las naciones europeas, los italianos tienen el temperamento más
festación de la pura verdad textual por parte de los cantantes llegó a resul- -.,:; .. ...
,
extrovertido, el gusto por la discusión meridional, un idioma espléndido que
tar por momentos tan exagerada que al final ya no cantaban bien y, como casi se canta y una pasión ardiente. Podemos entender mucho mejor la mú-
reacción a ello, el péndulo osciló entonces hacia la otra dirección. sica italiana si conocemos a las gentes de ese país, su paisaje y su clima.
Ahora, una pregunta crucial: al ocuparnos de Monteverdi y de su obra,
¿debemos considerar qué significa su música para nosotros, lo que todavía
puede decirnos hoy? ¿Sólo posee el atractivo exótico de la «música anti-
gua» o llega a emocionarnos directamente? Carecería de todo sentido co-
nocer y comprender esta música con un interés como el de los historiado-
res musicales o museólogos, querer interpretarla como «música antigua».
Somos músicos del presente, activos, y no investigadores de la Antigüedad;
sólo podemos interpretar una música que nos diga algo, que consideremos
importante. Monteverdi era un músico apasionado, un exigente innovador
en todos los aspectos, un compositor por completo moderno. Era enemi-
go acérrimo de todo lo anticuado, no sentía ninguna simpatía por la revi-
vificación de la «música antigua». Precisamente por eso es tan interesante
para nosotros la música de Monteverdi, porque nunca podrá ser música
antigua, sino que siempre seguirá siendo una música ardorosa, viva.
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di, pero no qu.~:~e1n0s re.fugia1-1~:os en un fa.l~;c p:1risrno: t:tt ~_,na tüsa objetí-
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1
más composiciones musicales del siglo XVII se hable de una «adaptación», ca clásica y preclásica las expresiones lingüísticas son más bien escasas, o
un «arreglo musical», una «instrumentación» o como quiera llamarse. El incluso inexistentes, puede culparse a la notación de la anulación emocio-
oyente lego se preguntará a menudo si estas obras no pueden interpretar- nal de esa música. Si efectuamos una investigación histórica más precisa
se sin ser adaptadas, es decir, tal como están compuestas. ¿Acaso tienen que nos daremos cuenta de que en ninguna época la notación posee la falta de
seguir entrometiéndose los «adaptadores» entre.el compositor y el oyente ambigüedad con la que sueñan tantos compositores y músicos. ¿No resul-
de esa música en una época en la que casi la totalidad de la música clásica ta sorprendente y desconcertante que ninguno de los detalles importantes,
e incluso parte de la preclásica puede escucharse depurada de todos los como la altura absoluta o relativa de un sonido, la duración de la nota, las
componentes de adaptación, las aparentes correcciones y retoques? ¿Aca- condiciones rítmicas, la dinámica, etcétera, pueda ser representado de ma-
so la tendencia generalizada de fidelidad a la obra, de respeto hacia el com- nera inequívoca? La comprensión de la notación musical depende de una
positor, ha dejado de lado precisamente a los grandes maestros de los si- convencz'ón no escrita, de un consenso entre compositores e intérpretes
glos XVI, XVII y xvrn? que conforma la clave para la relación de unos con otros.
La respuesta a estas preguntas no es sencilla. Presupone reflexiones y _. Dicho de una forma más simple: durante décadas hemos leído e inter-
actitudes respecto a la transformación histórica de los siguientes concep- pretado de buena fe toda la música occidental según las convenciones de
tos: obra, composición y ejecución. La idea de «fidelidad a la obra», eleva- la época de Brahms, más o menos. A causa de ello, se llegó a dos interpre-
da a norma en los últimos cincuenta años, parte de la base de que cada taciones radicalmente diferentes, extremas, basadas en las mismas premi-
composición se corresponde con una sola ejecución ideal -con tan sólo sas e incluso, de forma paradójica, en la misma mentalidad: bien se aña-
unas mínimas irregularidade s- y de que, por lo tanto, toda ejecución será dían las denominaciones «no explicitadas» (dinámica, espressivo, tempi,
mejor cuanto más se acerque a ese ideal. Esta teoría puede ser válida para conjunto), bien se tocaba únicamente lo que estaba escrito, con «fidelidad
una parte de la música de los siglos XIX y xx. Los compositores de esa épo- a la obra» y «objetividad». Nuestro objetivo, por el contrario, debe ser
ca sí que han intentado fijar hasta el último detalle para reducir así a un descubrir lo que se «quería decir» con esa notación.
mínimo el espacio de la arbitrariedad interpretativa. La unidad total de
obra y ejecución en este sentido, no obstante, sólo puede darse en la im- Puesto que desde hace unos años se interpretan más a menudo las ópe-
provisación creativa, es decir, cuando compositor e intérprete son la mis- ras de los siglos XVI y xvn, resultará interesante someter a debate las cues-
tiones de la adaptación, de la práctica interpretativa adecuada y de las so-
ma persona.
El problema de la «fidelidad a la obra» en relación con la música más luciones propuestas. Cuando se creó la ópera en Florencia, alrededor de
antigua tiene, además, el inconveniente de que nuestra educación y forma- 1600, se partía de la base de que la poesía griega -sobre todo las trage-
ción musicales se basan y siguen basándose en obras tanto del Romanticis- dias, claro está- se «recitaba» en una especie de canto, y se quería volver
mo tardío como de principios del siglo xx, es decir, esas obras cuyo modo a reavivar esa forma de interpretación. Se trataba de recitar las tragedias
de interpretación está prescrito por el compositor en la mayor medida po- griegas, así como también las tragedias helenizantes de poetas de la época,
sible. Que la música de épocas anteriores se escribiera partiendo de otras de una forma más auténtica -eso se creía- con un laúd o un clave. La
premisas, que en ella la relación entre obra e interpretación pueda ser otra, correcta interpretación de ese canto trágico solista recién inventado se des-
es algo que tiene que asimilarse después. La notación musical ocasiona un cribió desde un buen principio de una forma muy precisa, verdaderamen-
peligroso encubrimiento de estos problemas: como cualquier escritura, te dogmática. Hasta entonces sólo había existido música polifónica men-
ésta irradia un mágico efecto sugestivo sobre el lector y el intérprete. El surada; entonces, de súbito, al cantante se le exigió que se basara sólo en el
hecho de que la notación musical sea casi idéntica en épocas diferentes lenguaje («[ ... ] a causa de la costumbre y styli actuales, se compone y se
sugiere una engañosa seguridad; puede comportar errores de graves con- canta, en cierto modo, igual que cuando uno [. .. ] está recitando [. .. ]»).
secuencias en la dinámica, en la elección del tempo y en el «tratamiento Este recitado o recitativo (la monodia) se escribía siguiendo más o menos
emocional» de cada uno de los estilos. Ya que en las partituras de la músi- el ritmo y la melodía del habla, aunque nunca dejaba de llamarse la aten-
ft1 alITia, despettarL:s; s.Jbtt::s~lUirles y e.cnoc:.or1ar1es. s~gu.tén~~s g/>
.!lt::i"Bciories ya no pndiernn c0.-rnpr,'.':'nd..~r est art::: F:n :;Lt .r.:oL·c_p.Je ~l i.::1
tenss y rorr1plicido voc~bulirio dra.rnático deJ lenguaje sonoro df; i.1Iozart le ~~ f,;J:1fr11rc~os~uro ¡Jq~ füg 02art:
s1g!JJ.eroP rHr?:<~,~ior•,:::·,~ ~s!ihsücas de :Jn_ ser.:.~frn¡.er:xo coL1pletarr.:.eDte Guev,J.
e:¡"l,¡n,i,'..tB~tf.:-o_·
_ '-C.JJ.~ ..-,ti~ _ -~..~_.: c-r¡¡;o,;-1i~ /lfi'..b;:;,'~"-e'.ll~rsll~
-~? (' ~,;\!-,.1 ...,..~ l.c'.:TJll~.:.Ps:,,,.
lvioza :r
ocur:a un lugar rnuy peculiar. E:l tópico del C18síc.isrno vi(-:nés es el siguien-
'lü estilo de acorr1_pafian:lÍento del recitati~Io. ~En. todas ]as cHnlritas Sf::cras y 1:nn lng9.r B confusion.es, l?cr ccnsiguientr::, cor~ ~ :' .::~-P, , r;,,,, r:::c1taL1v<)S r.~o
-nay
, · ,. ·
profanas, asi corno en Jo. F)asión según san Juan, La escritura de los recitati- n1ngu1J tipo \d.. e t-t.ttere:nc1a
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en t re 1,_a ¡_~:: __
-~-·- -.r:-"'.é,'. -"'\-//2n
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vos era i.gual que en la partitura de la .Pasión segt.Zn san .A1atec: F'as"ión ~;ó.lc conchJ_ce a
Sica1e·s, cada tipo de COITlj_)áS y l:,,s rni.sroos desarr.cJlos cie lus rnovirn.~~e_tltDS
estaban cefi:ldos a cc,ncretos c:ut: todo rnúsi.co conocía. En la actu.zJj-
c!ad se tiende a ;nterpretar !a falta de indicar:iones como una iotai libertad
-,
para 1.os ,,,, p--,-, .."", '"' l1__
.Í está, e~> erróneo. l,as diferer1ci2s rr:as
1 sor.~ 1.~
graneles .. s. ,c!P
__
_,. .,___ ~--- ¡ .fe.-r,11:·,:t
- 1··0 Pn ·_18~~ diferentes interoretaciones de ia D_,,.arte
L- - -...,__ -·- -- ~
central de k'. obra, TX/ahdich 1st Gottes Sohn gewesen, Estas palabras
del jefe romano, que a la muene de Jesús se convierte al cristianismo tras
advertir fenón·1enos natutales, por asi decirlo, Bach las entiende co1no un
credo de los feligreses. Por eso también aquí, igual que en bs corales, queda
neutralizada la duolicidad del coro. Parece que los diferentes intérpretes
están de acuerdo ;obre el significado de est; fragrnento y, no obstante, a
menudo intentan efectuar la interpretación correspondiente con una ra-
lentización extrema. Aquí, las diferencias de tempo de ks distintas repre,
sentaciones ascienden a mucho más del doble.
Como hemos visto, cuando se toman las premisas musicales de la épo-
ca de Bach como base para la práctica interpretativa actual de sus obras, se
revelan importantes diferencias en relación con la wdavía frecuente tradi
Corno ya se ha. dicho, en el recitativo cada nueva arn1on1a se tocaba ción interpretativz romántica. Incluso en el ámbito del desarrollo dramá-
sólo un instante, de manera que, como excepción, Bach escribió en la par- tico, e1 efecto sobre los oyentes es muchísimo mayor si fo interpretación
te del continuo de la Pasión según san Maíeo lo que debía tocarse en r~ali- viene determinada por la retórica barroca, que inspiró la música emocio-
dad y no, como en la partitura, las habituales largas notas del continuo. Es . nalmente, y no por ~l pathos romántico. Esto también vale para los corales,
probable que quisiera asegurarse de que las diferencias ap<:nas reconoci- cuya realización debería estar más o menos fijada por la práctica siempre
bles en la línea del violoncelo entre e1 recitativo del Evangelista -que ha eclesiástica desde hace siglos; también en este caso, las representaciones li-
gadas al.a tradición romántica quieren apiovcchar al máximo el contenido
'' «Se reunieron los sumos sacerdotes y los eruditos y los ancianos del pueblo en el pa- textual de un:a forma superficial, como si se tratase de un cuadro musical.
lacio del sumo sacerdote que se llamaba Caifás, y deliberaron acerca de cómo apresar a Je- No obstante, el texto resulta mucho más fervoroso y profundo en una in-
sús con argucias y matarlo. Pero hablaron.» (N. del t.) terpretación más sencilla y estrófica.
LA PASIÓN SEGÚN SAN MATEO: HISTORIA Y TRADICIÓN 115
forma adecuada? De hecho, la proporción coro-orquesta y la relación del historiador, sino del músico activo. Comprendemos musicalmente por
viento-cuerda quedan representadas de manera satisfactoria con los ins- qué ciertas ligaduras de notas en los instrumentos de viento deben tener
trumentos originales y un coro de niños. Estamos convencidos -y lo he- matices extraños e irregulares y, para esta música, eso nos gusta mucho
mos seguido comprobando en innumerables representacion es- de que más que la llana regularidad del instrumentario moderno.
este equilibrio de todos los detalles funciona bien sin intromisiones técni- Algo similar sucede con el sonido del coro. No es que un coro de ni-
cas artificiales. Cuando se toca con una orquesta sinfónica «moderna» ños y hombres cante técnicamente mejor que uno mixto; se presta sonora-
normal (en realidad no se la puede llamar moderna, puesto que se trata del mente mucho mejor a esta música y por eso interpretamos los grandes ora-
cuerpo sonoro del Romanticismo, inalterado desde hace un siglo), los ins- torios de Bach con esta combinación siempre que podemos. Ni las más
trumentos de cuerda despliegan siempre un abanico sonoro sobre todo lo bellas voces femeninas se entremezclan de forma tan ideal con los instru-
demás y la complicada instrumentación del primer coro se pierde en la in- mentos antiguos como las voces de los niños. Podría objetarse que anali-
tensidad del tratamiento de la cuerda propia del Romanticismo. Uno cree zamos la música demasiado desde lo físico, desde el sonido. Por supuesto,
estar escuchando a Brahms y, de hecho, Brahms se dejó influir mucho por sabemos que unas diferencias de sonido tan delicadas y refinadas no alte-
ese sonido. Esa impresión sonora romántica de las Pasiones de Bach ha he- ran la sustancia musical. Para el músico, no obstante, la cuestión del soni-
chizado a generaciones de oyentes desde la primera nueva representación do es decisiva, porque los sonidos, las voces, los instrumentos repercuten
de Mendelssohn en Berlín, en la Pascua de 1829. Por eso hoy no resulta sen- en la ejecución estimulando e inspirando, e intervienen sobremanera, aun-
cillo -y representa similares exigencias tanto para oyentes como para mú- que pasen casi inadvertidos en la creación musical.
sicos- saltarse todas esas experiencias y vivencias y volver a retomar esta Una cuestión interesante y primordial es la que se refiere a los cantan-
música como fue tocada por primera vez. tes solistas con los que Bach contaba en sus representaciones: por ejemplo,
Por supuesto, sabemos que ni siquiera con todos nuestros instrumen- si había una discrepancia entre las posibilidades reales y la imagen ideal.
tos originales y coros de niños podemos transmitir una representación del Bach sólo tuvo solistas masculinos para sus oratorios de la Pasión: niños
siglo xvrn, en cierto modo aséptica, en la época actual; como actividad como soprano y, a veces, como contratenores que tendían a un registro
práctica colosal de la musicología, tampoco lo deseamos. Han sucedido más agudo de lo normal; hombres como contratenor, tenor y bajo. En res-
demasiadas cosas desde entonces en la historia de la música. Tanto los mú- puesta a la opinión expresada en ocasiones de que los niños no eran capa-
sicos como los oyentes de la época actual, que han crecido con la música ces de transmitir la expresividad de esta música, habría que responder
de Beethoven, Brahms y Stravinski, tocan y escuchan una obra de Bach que, por un lado, siempre ha habido niños con altas dotes musicales que
con unos oídos diferentes a los de los músicos y oyentes de la época del í desde muy temprana edad alcanzan una capacidad expresiva muy natural
compositor, que sólo conocían a Buxtehude, Kuhnau y Reinken. Lo que ¡:; ·¡
y adecuada y, por otro, no obstante, que hay que tener en cuenta que en-
deseamos es realizar una interpretación del siglo xx con los medios del si- ,· tonces el cambio de la voz se producía entre tres y cuatro años más tarde,
' de manera que Bach, de todas formas, contaba con sopranos solistas de
glo xvn1. Como músicos, nos resultaría imposible tocar con auténticos ins-
trumentos históricos del siglo xvm si no tuviesen más ventaja que su au- diecisiete o dieciocho años, mientras que los niños solistas de hoy tienen
tenticidad. Éstos nos ofrecen, no obstante, riquísimos estímulos sonoros y unos once o, como mucho, catorce años. Claro está que requisitos voca-
técnicas que siempre influyen en la interpretación. Ése es el único y verda- les tan diferentes como los que reúnen un niño y una mujer condicionan
dero motivo por el que insistimos en tocar con instrumentos originales. Se un equilibrio sonoro entre los cantantes y los instrumentos que les acom-
trata,podo tanto, de la libre elección del ejecutante de representar una obra pañan.
de forma óptima, pero no del sueño del historiador de resucitar una im- Las dos partes de contralto~ contratenor de la Pasión según san Mateo
presión sonora del pasado. Para nosotros, cuando tocamos con instrumen- son especialmente extensas y significativas, pero también problemáticas.
tos originales, el sonido y la sustancia musical se unen de una forma ideal: Es muy probable que Bach no escribiera estas partes -que requieren una
de modo que, en realidad, utilizar estos instrumentos no es ~na_ decisión extremada técnica de respiración- para niños, sino para hombres. En
110 EL DIÁLOGO MUSICAL LA PASIÓN SEGÚN SAN MATEO: HISTORIA Y TRADICIÓN 111
del Romanticismo tardío. Parece absurdo que, en la áctualidad (en el últi- tarse o tocarse, ya que los errores no se los habrían imputado al ejecutante,
mo tercio del siglo xx), queramos interpretar y escuchar una obra de 1729 sino siempre al compositor. JWito a Hindemith, quien reivindicaba de una
con el espíritu y los medios sonoros de 1870. Tiene que haber otros cami- forma muy clara que la interpretación de las obras de Bach contara con los
nos que se correspondan más con la época actual. Puesto que hoy no exis- medios para los que habían sido escritas por considerarlos absolutamente
te un idioma musical que haga posible una traducción de la Pasión según óptimos, tampoco pueden omitirse las palabras de H. J. Moser, cantante de
san Mateo al $onido y al espíritu de nuestra época, sólo nos queda, pues, el Bach y musicólogo: «Unas exigencias desacostumbradas para nosotros en
otro camino: el de saltarnos el desarrollo ya histórico y concluido del Ro- cuanto a la voz se basan precisamente en la gran familiaridad de Bach con
manticismo y del Romanticismo tardío y regresar al original en cuanto a las capacidades de los cantantes, y puesto que él, igual que todos los crea-
sonido y espíritu. dores anteriores a Beethoven, no componía partiendo de la libre fantasía,
Siempre se comenta lo mucho que tuvo que luchar Bach contra la in- sino que creaba con estricto empirismo dependiendo en gran medida de
suficiencia de medios para sus representaciones en Leipzig, y que hoy esas las características individuales que tenía a su disposición (por supuesto, en
insuficiencias no deberían repetirse intentando llevar a cabo una interpre- la medida de lo que era capaz), en las obras vocales de Bach se pueden en-
tación «fiel al original». La carta de Bach al concejo de Leipzig, «reco- \ contrar retratos bastante fieles de sus cantantes». De modo que no hay
mendación corta, si bien de gran necesidad para una música eclesiástica _\ que meter a Bach en el mismo grupo que a los compositores del siglo XIX, que
bien provista», es un documento de veras conmovedor, pero no porque ··~ siempre componían con la vista puesta en el futuro y casi nunca en rela-
Bach tuviera que contentarse con medios tan lamentables, sino porque sólo ción con una representación real. Las obras eclesiásticas de Bach se escri-
con enormes dificultades lograba reunir un conjunto insignificante para bieron para audiciones concretas, para circunstancias determinadas, si
los cánones act11alés. De ningún modo ofrece la impresión de que hubiese bien no cualitativamente, al menos sí de una forma cuantitativa.
preferido tener más músicos o más cantantes de los que pedía, pero es evi- Por supuesto, las cuestiones del C(?!}junto y del instrumental son inse-
dente que a ésos los necesitaba de verdad; y, no obstante, siempre se veía parables. El sonido de todos losinstrumento s se ha.transformado tanto en
obligado a arreglát'selas aún con menos personas. También las protestas r Ios ultimOs doscientos cincuenta años que un conjunto compaginado de
acerca de la calidad de los músicos tienen que verse con los ojos de Bach: 1 manera ideal con instrumentos del siglo xvm produce una impresión sono-
en Kothen había dirigido a un excelente grupo de solistas, pero los mú- ra absolutamente distorsionada con instrumentos actuales. No sólo se tra-
sicos de la ciudad de Leipzig, sin duda, no estaban a la altura de sus eleva- ta, pues, de que el reparto instrumental sea pequeño, sino de mantener un
das exigencias artísticas como aquéllos, a excepción quizá de los solistas equilibrio adecuado y de atender a la importancia de los matices sonoros.
más destacados. Sin embargo, se sabe que él siempre adecuaba sus com- Resulta difícil imaginar que esta obra, que hemos escuchado en mara-
posiciones a los medios que tenía a su alcance. Cuando no disponía ~ un villosas interpretaciones de entre ciento cincuenta y doscientos cantantes e
coro de primera categoría, escribía una textura coral muy sencilla; cuando instrumentistas, sea en realidad música de cámara en cuanto a su reparto
disponía de los mejores medios, les exigía el máximo. A las críticas sobre instrumental. No resulta fácil comprender que a esta obra no se le resta
la dificultad de las obras de Bach, el profesor de retórica Birnbaum res- grandeza cuando la tocan sólo unos pocos, que su diversidad y su riqueza
pondió (Leipzig, 1739): «[. .. ] sólo que, de hecho, el maestro compositor destacan con mucha más fuerza precisamente en conjuntos pequeños. La
de la corte no tiene la suerte de poder ofrecer en toda ocasión sus piezas a unidad sonora de las arias y los coros sólo se puede lograr con conjuntos
grandes virtuosos y, no obstante, al menos se esfuerza, por un lado, en pequeños. Bien puede ser que, al regresar a los medios de la época de
convertir en ello a quienes todavía no lo son acostumbrándolos a piezas Bach, al principio el oyente quede decepcionado por la falta de «monu-
algo más difíciles; por otro lado, cuando esto no es posible, hace uso, no mentalidad». Pero ¿acaso debe expresarse la grandeza de una obra con la
obstante, de la prudencia necesaria para acomodar su trabajo a la habili- ayuda de un gran volumen sonoro? ¿No es posible que una clara audibili-
dad de aquel que lo vaya a interpretar». Éste era también el comprensible dad, un mayor equilibrio de los medios vocales e instrumentales, exprese
principio de los compositores de entonces: escribir algo que pudiese can- aún mejor la grandeza que subyace en esta composición por hacerlo de la
y la creación
ctrre(:tclrc:s no es la menor las causas. Esta
un sonido Romanticismo. A pesar de
incluso de cierto poder
se ve y se siente
Aria (tenor)
URRACA: So wie ich die Trop/en zolle, (¡Igual que yo venero las gotas)
Da/s mein Wiederau grünen solle, (que han de mantener verde a mi .
[Wiederau,)
So fügt auch euern Segen beii (añadidle también vuestras bendiciones!)
P/leget sorgsam Frucht und Samen, (¡Cuidad con atención de frutos y
· [simientes,)
Zeiget, dafi euch Hennicks Namen (demostrad que el nombre de
Hennicke)
Ein ganz besondres Kleinod set'/ (os es una joya muy preciada!)
Coro
Coro Angenehmes Wiederdu, (¡Grato Wiederau,)
Freue dich, geheilgte Schar, (¡Regocíjate, multitud redimida,) Frange nun in deinen Auen! (resplandece en tus dehesas!)
Freue dich in SionsAuen.1 (regocíjate en las dehesas de Sión!) Deines Wachstums Herrlichkeit, (¡Al esplendor de tu prosperidad,)
Deiner Freude H.errlichkeit, (Al esplendor de tu gozo,) Deiner Selbstzu/riedenheit (a tu grandiosidad)
Deincr Selbstzufricdenheit (a tu grandeza) Sol! die Zeit kein Ende schaueni (no pondrá fin el tiempo!)
V//ird die Zeit kein Ende Jchauen. (no pondrá fin el tiempo.)
l
:u;
Recitativo
URRACA: So zhr seid mir wertc Giiste.1 (Cierto; ¡me sois huéspedes valiosos!)
Ich t¿¡znn cuch l~u und cz'n. (()s co:1cedo dehes2 y
Hier bauet cure Hütten (¡Construid aquí vuestras cabañas)
Und eure Wohnungfeste, (y vuestra recia casa,)
Hier wol!t, hier sollet ihr bestiindig seln 1 deseáis y habréis de
[quedaros para siempre!)
98 EL DIÁLOGO MUSICAL EL PROCEDIMIENTO DE ADAPTACIÓN DE BACH 99
Mit einem schnellen Lau/, (con paso raudo,) Dir unveriinderlich (serte invariablemente)
Eilt dieserStimme nach 1 (¡apresuraos tras esa voz!) Getreu und hold zu sein. (fiel y benévola.)
Sie zeigt den Weg, sie zeigt das Licht, (Ella muestra el camino, muestra la luz) Ich wanke nicht, ich weiche nicht, (No vacilo, no dudo)
Wodurch wir jene selgen Auen (gracias a la que esas dichosas dehesas) An deine Seite mich zu binden. (al comprometerme de tu lado.),
Dereinst gewi/!,lich konnen schauen. (podremos contemplar con certeza algú día.) Du sollst mich allenthalben finden. (Por doquier me habrás de
[encontrar.)
Coral
Eine Stimme la/!,t sich hdren (Se oye una voz)
In der Wüste weit un breit, (por doquier en el desierto,)
Alle Menschen zu bekehren: (para convertir a todos los hombres:)
Macht dern Herrn den Weg hereit. (preparadle el camino al Señor.)
Machet Gott ein ebne Bahn, (Allanadle el paso a Dios,)
Alle Welt soll beben an, (que el mundo entero se levante,)
Alfe Taler zu erhdhen, (para elevar los valles)
Da/!, die Berge niedrig stehen. (y aplanar así las montañas.)
SEGUNDA PARTE
I{ecitatÍ;/e (bajo)
V1ir haL,en (Podernos Ó(::scansar:)
Und des (Jesetzes Last (y el peso de la ley)
1s: ahgela11 (ha disfIJU1liido.)
l'lichts soll un:; diese Ruhe stOrert, (l'~Jada podrá entorpecernos esta paz) (n:idti nos aiejari• de aquí.)
[i¡'e unsre liehe \ldter (qt}é a n1enudo nu.esLros queridos Padres)
-Getoünsch( verlangei :und gehoff~- (han deseado, B.nhelaclo y esp,:::rado.) [Wiederau,)
Wohlan, es /reue sich, wer immer iwnn, (¡Vamos. alégrese rndo el que pueda,) }Jer J1n1nut Sit.z) des Scgens · (asiento de gracia, pradera de 1~
u·nd stira;ne seine?n Gott zu Ehren (y entone para honrar a su Dios) [bendición.)
Ein Loblied an, (u..-i canto de alabanzas,) Allein, (¡Tan sóio)
Und das im hohern Chor (y en el alto coro,) 'fODOS: T)ein 1\Ja?1te soll g,etú1t!eri seuz, (t:u non1br(~ d(J:,erfri. ser otro,)
]a, singt einander vor 1 (si, cante con los demás!) Du sollst mm 1-bmiclc.\-lZtd.oe (debería, l!an1cffré' el Remanso
_i
[de Hennicke!)
DEST!tJO: ¡Nimm dieses 1-Jaupt, de!/l di1 nun zmtertan, ( ¡Acepta a este dirigente, al
lc;ue ahorn te sometes,)
Froh!ockend also an 1 (con gran júbilo!)
prímer grupo es el júbilo; la del segundo, un desarrollo retórico de éste. ten («deseo apoyarte»). En la cuarta aria, la coincidencia textual de ambos
Ambos textos están estructurados de la misma manera. Sí comparamos el casos es casi idéntica. Es posible comprender los saltos de intervalos as-
texto completo de las dos cantatas, resulta llamativo el hecho de que in- cendentes antes de la fermata (compás 44/45) como interpretación de rot-
cluso los recitativos estén trabajados como exactas imitaciones textuales, tet aus und stoflt zurücke («exterminad y arrasad») y también como ruego
un indicio de mucho peso para la suposición antes expuesta de que ambas impaciente en el bringt mich bald in jenen Auen («llevadme pronto a esas
obras se establecían juntas desde un principio. Tanto más digno de men- dehesas»). El siguiente recitativo y el aria de la urraca no se incluyeron en
ción es que Bach no llegara a realizar ese plan originario -tuvo que exis- la cantata eclesiástica, de modo que la comparación debe retomarse en el
tir, de otro modo Picander no se habría molestado en construir textos aná- último recitativo. En él ya no se ve ninguna correspondencia, aparte de
logos- sino que, a pesar ele la exacta correspondencia textual, escribiera que ambas versiones terminan con un tranquilizador arioso para acentuar
una música completamente nueva. Por lo visto, al final esa analogía no le enormemente el efecto contrastante del coro final; y por último un da capo
bastó. Para elaborar los recitativos ele manera convincente y con fidelidad algo modificado del coro del principio.
al texto tuvo que volver a componerlos de nuevo. En el primer recitativo, Por consiguiente, vemos que aquí no se encuentra la ligereza que se le
la analogía llega tan lejos que la parte festiva de la versión secular, dein achacaba a Bach en los últimos años con respecto a la unidad de palabra y
Name sol/ geiindert sein («Tu nombre debería ser otro»), está dispuesta a música. Al contrario, su forma de trabajar para convertir la obra de carác-
cuatro voces, lo cual sería mucho más útil en la versión sacra, es Jreue sich ter profano, que sólo satisfacía la demanda de un día, en cantata de san
wer immer kann («Alégrese todo el que pueda»), de modo que quizá ya se Juan como forma definitiva, nos muestra a todas luces la escrupulosidad
compuso con vistas a ésta. No obstante, al final la interpretación textual no con que manejaba este tipo de composiciones utilizadas en dos ocasiones.
satisfizo las exigencias de Bach para la cantata sacra, así que por esa vez re- La versión profana cobra más bien, pues, el carácter de un esbozo previo.
nunció a este recurso de traslación.
Al comparar los textos de los coros y las arias encontramos una coin-
cidencia tan increíblemente íntima que casi resulta embarazoso ver dirigi-
das las mismas palabras de alabanza y homenaje a Cristo y al arribista Hen-
nicke. En el primer coro la coincidencia es total; la primera aria es en
ambos casos una bienvenida que, en la versión sacra, va dirigida a san Juan
Bautista. Aquí podría reflexionarse sobre si la serie de tresillos de la pri-
mera parte corresponde tal vez más a 1a palabra Freuden, «alegría», que a
Name, «nombre». Por otro lado, el júbilo de alabanza está expresado de
una manera muy convincente. En la segunda aria, la composición ya se
ajusta por completo a la versión sacra y la profana es, por así decirlo, sólo
un uso anticipado del material. El carácter excepcional de la impresión so-
nora, de la emoción recubierta de desasosiego, es adecuada en todas las
frases del texto sacro. Como declaración de la felicidad en la cantata de
homenaje, ésta resulta mucho menos convincente con diferencia (el grito
del texto, schrcit, «griw», recae luego sobre scin, «ser»). Lo mismo sucede
en la tercera aria; también ahi se alcanza sólo en la versión sacra la autén-
tica correspondencia de texto y músirn. El intenso acento con ataque/arte
de la orquesta sobre «odiar», hassen (ich u•i!! nun hassen, «estoy dispuesto
a odiar»), no queda retratado con tanto apremio sobre el ich wzll dich hal-
y ::,,a.;_.!.U:. . ' L1c>
las 1~:\....
tirarsi, clarino, lituus, oboe da caccia, etcétera. Claro está que todas estas de- esta deducción: ninguno de los solos conocidos hasta entonces contiene
nominaciones hay que leerlas con unos ojos que no estén acostumbrados a nada relacionado con la caza (como estar escrito en un típico motivo de
la nomenclatura fijada con la rigidez de los siglos xrx y xx. En nuestros caza de 6/8, o con una viva «emoción campestre»). Todos suenan más bien
días, los mayores errores vienen sin duda provocados por el hecho de que con especial delicadeza, finura y suavidad. Eso mismo indica la frecuente
las denominaciones italianas o latinas de Bach se traducen literalmente (por combinación con la extraordinariamente suave /lute traversiere (la Pasión
ejemplo: corno = cuerno, etcétera). Lo que se requiere para la buena com~- según san Mateo: Er hat uns allen wohlgetan, Aus liebe will mein Heiland
prensión de las denominaciones que Bach da a los instrumentos es, por lo sterben; la Pasión según san ]uan: Zer/liesse mein Herze). ¿Qué significaba,
tanto, un enfoque «barroco», por así decirlo, de la nomenclatura. pues, da caccia, sí no el sonido?
En las cantatas de Leipzig (posteriores a 1723) y en los oratorios surge En el Museo de instrumentos musicales de Estocolmo encontramos
de pronto un nuevo nombre que apenas se conocía en la música hasta por casualidad un instrumento maravilloso: parecía un oboe tenor en fa,
aquel entonces: oboe da caccia. (En ocasiones, ya con anterioridad, el gru- pero_ doblado en semicírculo y provisto de un pabellón de metal. En las
po de los oboes recibía esa denominación en cacerías. Zedler-Lexicon, man~s de un músico, este instrumento tenía el aspecto de un gran cuerno
1732: «Los oboes de caza no sólo se utilizan en una gran cacería para ofre- de caza, el pabellón presentaba la misma forma que un cuerno de monte-
cer una alternativa al griterío del bosque, sino que deben presentar tam- ría y se encontraba justo a la altura de la cadera. El nombre grabado del fa-
bién todas las mañanas y todas las tardes su agradable música al montero bricante resultó asombroso: <9ohann Heimich Eíchentopf, Leipzig, 1724».
mayor en el lugar adecuado». No obstante, en ese caso se trata, probable- Este instrumento, por lo tanto, lo había fabricado con toda probabilidad
mente, más de una denominación funcional que del nombre de un instru- el más famoso fabricante de instrumentos de viento de Leipzig de aquella
mento.) El instrumento que Bach hace intervenir por primera vez parece época. Eichentopf también era constructor de instrumentos de metal, de
ser, igual que la taille comentada en el capítulo anterior, un oboe en fa. De modo que se le podía haber ocurrido la idea de proveer a un instmmento
todas formas, mientras que ésta aparece sólo como instrumento de tutti, el de viento-madera de un pabellón de latón. A causa del notorio interés de
oboe da caccia es un instrumento solista manifiesto. No hay solos indicados Bach por la fabricación de instrumentos es evidente que, al menos, tuvo
para taille y apenas ningún fragmento de tutti con la denominación oboe . que haber sabido de Eichentopf y de sus instrumentos. Se hace difícil pen-
da caccia. Con todo, existe una cantata en la que aparece una voz de taille sar que esa coincidencia fuera puro azar: un fabricante de instrumentos
que contiene un aria señalada como oboe da caccia. Taille podía referirse a construye en Leipzig, justo en los años decisivos, unos oboes tenor que
todos los oboes tenor en fa, mientras que oboe da caccia era una forma sin- se apartan por completo de lo habitual -un instrumento que, por norma, se
gular cuyo especial sonido inspiraba solos a Bach. construía recto se dobla en semicírculo, presenta un pabellón como un
Después de haber llevado a cabo algunos conciertos y de grabar discos cuerno y se recubre con cuero- y en la misma época en que Bach com-
(cantatas, la Pasión según san Juan, la Pasión según san Mateo) en los que pone, en esa misma ciudad, numerosos solos para un instrumento al cual
introdujimos diferentes tipos de oboe tenor como oboe da caceta, empeza- llama oboe da caccia y que hasta entonces no había aparecido nunca en la
mos a desconfiar. Era demasiado improbable que Bach señaiara los solos música. Una denominació n tan extravagante sólo podía ser utilizada si
de taille, por así llamarlos, simplemente con oboe da caceta. Debía tratarse, los músicos la conocían. Por supuesto, los músicos de Leipzig conocían los
pues, de un instrumento en concreto que Bach había encontrado al llegar más modernos instrumento s de Eichentopf, si es que no _los tocaba él
a Leipzig o cuya invención había propuesto él mismo, lo cual también ha- mismo, como ha sido siempre habitual entre los constructore s de instru-
bría sido posible. Para la identificación de este instrumento sólo se podía mentos.
recurrir a la música escrita para él y al nombre como tal, pero a ningún Esa estimulante combinación de un instrumento de viento-madera
otro tipo de documentación. con uno de viento-metal, por desgracia, no podía probarse musicalmente
Da caccia significaba quizá que el instrumento tenía algo que ver con la porque el instrumento de Estocolmo, por lo visto, estaba roto en cuatro
caza. La utilización musical del instrumento, no obstante, es contraria a trozos bajo el revestimiento de cuero y tenía muchas fisuras. Sin embargo,
CAPÍTUlO 14
El oboe da cace/a de Bach
y su reco nstr ucc ión
probablemen te se tocaba en un principio con técnica de trompeta y la bo- plicarlo el hecho de que, en principio, la corneta tocaba el alto de los co-
quilla correspondiente. ros de trombones sin que tuviera que mencionarse de manera expresa.
Bach solía utilizar la trompeta de varas, la cual denominaba tromba Además, la primera voz (hasta sol") de ciertos pasajes sobrepasa con mu-
(o también corno) da tirarsi, sobre todo para ejecutar cantus /irmi corales. cho la amplitud del trombón, incluso del antiguo, y tenía que tocarse -si
Existen algunas trompetas de los siglos xvn y xvrn en las que el tubo en el no con la corneta- con un trombón de varas alto o tiple, que en aquella
que se inserta la boquilla puede prolongarse telescópicamente de tres en época ya casi no estaba en uso. No obstante, ambos repartos instrumenta-
tres semitonos. Con estos instrumentos se pueden tocar escalas cromáticas les (con corneta o trombón de varas tiple) me parecen justificables; es pro-
a partir de la, de manera que casi todas las melodías corales son realizables. bable que el compositor deseara el clásico sonido de viento, que contaba
No puede demostrarse si el trompetista de Bach tenía a su disposición uno con una gran tradición de origen italiano.
de estos instrumentos o si tocaba estas voces con un trombón en si bemol En la época de Bach, la corneta (extensión la-la" [re"']) ya había des-
o en mi sostenido (con boquilla de trompeta). Por último, es muy posible cendido de ser un instrumento solista a ser tiple en la melodía coral. Es
que los trombones de entonces tuvieran la misma medida (sección trans- probable que ya sólo la tocaran los músicos municipales. La denominación
versal del tubo) que las trompetas y que, en ocasiones, se usaran también oficial y clara de cornetto aparece en muy pocas cantatas. A menudo, con
como tales; lo cual, no obstante, estaba prohibido de manera expresa por todo, podía aludirse a este instrumento mediante el polisémico corno (en
motivos clasistas, ya que las trompetas se consideraban de categoría infe- algunas fuentes la corneta también recibe este nombre). En la cantata 68
rior, así como sus músicos. Existen muy pocos solos auténticos para este aparecen ambas denominaciones. Para el refuerzo del cantus /irmus sólo
instrumento (cantata 46). No todas las partes para trompeta de varas están puede considerarse un instrumento que no esté sujeto a los tonos natura-
señaladas con claridad. En la cantata 48, pues, este instrumento es reque- les. La trompa queda, por lo tanto, excluida (además, tampoco es un ins-
rido mediante clarino, corno y tromba (las tres denominaciones son origi- trumento típico de cantus /irmus, sino que más bien intervenía en solos).
nales). Clarino debe de referirse al registro agudo que precisa un primer Sólo puede tratarse, pues, de la corneta y de la trompeta de varas.
trompeta; corno, a una denominación general para un instrumento de vien-
to adecuado; y con tromba hay que pensar también en el complement o da .. ,
tirarsi, que se desprende por sí sólo de las notas que se le exigen. En la can-
tata 60 aparece una voz de corno en re (es decir, transportada). También
en este caso, a causa de las notas exigidas sólo puede tratarse de una trom-
peta de varas, que en esta ocasión probablemen te era un instrumento en
re. La notación no transportada del cántico final de esta cantata es pecu-
liar y, de momento, inexplicable.
Los trombones eran introducidos por Bach a la manera tradicional,
como refuerzo y matiz en la estructura de cuatro voces del motete, es de-
cir, en texturas de coro sin obligado instrumental. (Una excepción es la
cantata 25, en la que los trombones tocan, junto a flautas dulces y corneta,
un coro de cuatro voces de estilo cantus /irmus dentro de un gran coro fi-
gu.cado.) Bach prescribe a veces cuatro trombones y otras veces tres trom-
bones y corneta como triple tradicional en la estructura de viento de cua-
tro voces. Parece que esa diferenciación no tuviera importancia ya que, en
ocasiones, en la composición de trombones a cuatro, la voz del primer
trombón lleva la inscripción de cornetto, es decir, corneta. Eso puede ex-
LOS INSTRUME NTOS DE VIENTO EN LAS CANTATAS DE BACH 83
82 EL DIÁLOGO MUSICAL
nos intermedios, como si', do sostenido " y sol sostenido'. La causa de ello
Clarino, de todas formas, no se refiere a un instrume nto, como ya se ha di-
cho, sino al registro del instrume nto natural por encima del 8º tono pardal no es siempre la emoción, sino a veces también el deseo de ampliar la «to-
(tanto de la trompa como de la trompeta ); en un sentido más amplio nalidad de las trompeta s», ya que en ocasiones resulta demasiado simple.
Bach hace interveni r a la trompa (en do C, fa F, si bemol B, do; exten-
también puede referirse al ejecutante, el primer trompeta , con lo cual éste
podría estar, asimismo, tocando otro instrume nto (cantatas 31 y 43, por sión igual a la trompeta ) sobre todo en descripciones de la naturalez a líri-
ejemplo, cánticos finales). Corno, por último, era probable mente una ex- cas y suaves (Wie schon leuchtet der Morgenstern, cantata 1, o la peregri-
presión general para un gran número de instrume ntos de viento que no nación de los Reyes Magos, cantata 65). En esos casos suele denomina rla
corno da (di) caccia o corno paríorce, a veces también simpleme nte corno.
recibían una denomin ación específica (igual que, por ejemplo, en el len-
guaje musical, los anglosajones siguen llamando horn a casi todos los ins- La notación es siempre transport ada, de manera que en la cantata 1, por
trumento s de viento), es decir, la trompeta , la trompa, la trompeta bastar- ejemplo, se observa que debe tratarse de trompas en fa, a pesar de que el
da o de varas, la corneta, etcétera. término corno sin más adjetivos también pueda referirse a otros instru-
Bach, para la usual trompeta natural en si bemol, do, re y fa, escribe mentos, como a una trompeta bastarda o de varas o una corneta. No obs-
siempre con notación transport ada (extensión do-re'", transport ada sobre tante, en ese caso la notación no estaría transport ada y no se limitaría a los
la tonalidad fundamental). tonos naturales. Incluso cuando está claro que el conjunto cuenta con
La escala natural: trompas, siguen quedand o graves cuestiones por resolver como, por ejem-
plo, la de la altura sonora. Sobre todo en partes para trompa en do, la par-
/\ V V V
V
titura no deja entrever si se trata de una trompa aguda o grave (tal como
7J .1 r r,; Jy r r rülr rtttf'1ft está escrito o a una octava inferior). Esta cuestión no siempre puede res-
ponderse musicalmente, puesto que la impresió n sonora de los instrume n-
1 2 J 4 5 6 ; n 9 10 11 12 13 t4 1s 16 11 1s
represent a a la vez las notas que pueden tocarse, y en ella los parciales 7º, tos de viento difiere muy a menudo en una octava del sonido tocado en
11º, 13º y 14º son impuros, es decir, demasiad o graves. Por un lado, los realidad (como en la cantata 65). Las trompas agudas en do suenan tan ex-
músicos de primera categoría equilibra ban estos defectos con el ataque y, tremadam ente agudas en la segunda octava que ese especial efecto debe
por otro, las notas así surgidas, que sonaban poco naturales y definidas, se venir exigido por alguna emoción particula r de la pieza. En la actualidad,
usaban para la descripci ón de emociones. Esto tenía algo más de sentido, estas cuestiones siguen sin contar con una respuesta definitiva. También
puesto que la trompeta natural encarnab a el ideal sonoro de la proporci ón en cuanto a la técnica lliterpretativa surgen aún hoy, en ocasiones, proble-
barroca (4 : 5 : 6 represent a la tríada ideal y simboliza a la Santísima Trini- mas irresolubles. Con las boquillas actuales, los intérprete s apenas pueden
dad) con su tríada mayor pura. Por eso este instrume nto estaba res2rvado tocar ninguna nota más aguda que un la". Sin embargo , se sabe con certe-
expresa y legítimamente a grandes festividades y personas de alta distin- za que las boquillas de trompeta de entonces permitían tocar notas más
ción, así como a ciudades privilegiadas. Los oyentes de aquella época esta- agudas. Esta técnica de clarino, no obstante, no se ha recupera do y los
ban tan familiarizados con la escala natural que reconocían de inmediat o trompetis tas aún deben aprender la. En este aspecto se están llevando a
cualquier alejamiento Je la mÍ$ma; d compositor, pues, podía ilustrar con cabo intentos prometed ores. Qué duda cabe de que la trompa no se apro-
especial énfasis una alteración dci orden divino mediante la utilización de xima a la trompeta sólo en registro, sino también en sonoridad . Por lo tan-
las notas naturales «erróneas», granas a :m expresividad. (Por desgracia, to, cabe esperar aún que se produzca n nuevos descubrim ientos sobre las
• 1 1 ue
esta capacwa .·
u J a~oqauo -
· •. n ya no existe en la actua]1'J ac.j ) De manera que artes de instrume ntación del Barroco tardío. Clarino también puede signi-
Bach utiliza ncu::- para cbr mayor vehemencia a palabras cla- ficar trompa, como en la cantata 24. Aquí -incluso en el cántico final,
ve. como en el ana para ha10 7l de !a cantata 4 3 a ia palabra «martirio», para el que sin duda se requiere una trompa en fa- la denominación de re-
con un sí bemol', el parcial T, demasiad o grave. En ocasiones, Bach recu- gistro clarino se aplica a la trompa, como era entonces usual. El tercer mo-
rre también a ias habilidades del ataque <le sus trompeta s para producir to- vimiento está escrito para un instrume nto en si bemol. Esta voz de trompa
instrumentos '-'·"'~' ·""~,,u;. la cuestión parece
más que con los de viento-madera. como expli-
cación: en la cantata la la par-
te y la
otro instrumento (como una trompa) en la cuarta octava, el registro del cla- algunos principios. El oboe, hautbois u obboe es un instrumento cuya afi-
rín, o que se utilice una trompeta de varas, en español conocida antigua- nación y timbre resultan idóneos para las partituras bachianas, bien el acos-
mente como trompeta bastarda (tocada quizá por un primer trompeta), tumbrado oboe en do' (extensión do'-re"' sin el do sostenido'), bien un
o ... Sobre estas cuestiones poca información se obtendrá en los manuales oboe en la (como el oboe d'amore). De qué instrumento se trata sólo pue-
de la época, puesto que entonces, cuando la respuesta era evidente para de saberse por el registro, la extensión, la tonalidad (las piezas de tonali-
todo músico, apenas se tenía conciencia de que, doscientos cincuenta años dad si bemol son muy difíciles de tocar con un instrumento en la mayor),
después, estos problemas fueran a representarnos tantas dificultades, y el uso solista del do sostenido' (que no se solía poder tocar con un oboe co-
también porque no se preveía nuestro pensamiento sistemático-científico. rriente) y el conjunto de la obra (cuando inmediatamente antes y después
Por lo tanto, resulta en extremo cuestionable abordar con nuestra metodo- de un fragmento se requiere una clase de oboe en concreto; es de notar que
logía manuales que fueron ideados bajo un pensamiento totalmente dife- un mismo ejecutante tocaba los diferentes oboes en un mismo movimien-
rente y que se corresponden con él. to y era -es- necesario algo de tiempo para el cambio de instrumento).
Quisiera enumerar a continuación los instrumentos de viento que Bach El ejecutante, por lo tanto, debía -y debe- identificar qué instrumento
requiere en las cantatas BWV 1 a BWV 70 e intentar exponer a qué ins- de la familia del oboe ha de escoger.
trumento se refiere en realidad. Siempre quedará algo sin resolver, pero se Siempre que Bach desea el especial sonido de un tipo de oboe muy de-
aventuran algunas soluciones hipotéticas. Creo que en algunos casos el ins- . terminado, se refiere al instrumento con mayor exactitud, como Hautb.
trumento no era tan importante para el compositor como para nosotros en d'amore o Hautb. da caccia. Es incorrecto, pues, que consideremos todos
la actualidad. Tras un término como corno (más adelante volveré sobre los oboes en la como oboe d' amare o todos los oboes en fa como oboe da
ello) se puede ocultar la demanda de tocar la voz «con un instrumento de caccia.
viento adecuado y habitual para el refuerzo del cantus /irmus» -tal vez En lo que se refiere a la instrumentación, Bach emplea el oboe sobre
una corneta, una trompeta de varas, una trompa, un trombón alto-, pero todo como enriquecimiento tímbrico al unísono con los violines._ Este so-
también puede que el compositor considerara todas estas posibilidades nidofusionado -.q_u~, no obstante, sólo puede realizarse con oboes y vio-
completamente equivalentes. No obstante, aunque Bach hubiese estado ÍÍnes dei B~rroco, ya que ei soxüdo de los instrumentos modernos siempre
pensando en un instrumento muy concreto, la ambigüedad del modo de -- pér~~ne~~ indepeñclierite_:._ es el auténtiCO sonido de tutti de la orquesta
escritura seguiría siendo explicable: siempre escribía para determinados 'barroca. En esas líneas de violines y oboes aparecen con frecuencia no-
músicos a quienes conocía y sabía, por lo tanto, con qué instrumento toca- -tas que son realizables con los violines, pero no con los oboes. Esas notas
rían. Incluso es fácil que adoptase en cada ocasión la denominación que se reproducían con algún truco: o bien los ejecutantes las subían una octa-
cada músico empleaba para su instrumento. va o bien las omitían. Un ejemplo es el do sostenido' en el oboe tradicio-
El instrumento de viento más solicitado es el oboe (que Bach suele de- nal. De hecho, esta nota aparece en ocasiones (muy rara vez) en los anti-
nominar hautbois, en francés). Aparece en casi todas las cantatas (a excep- guos cuadros de digitaciones (tapando la mitad de la llave de do'), pero así
ción de las 4, 18, 51, 54, 59 y 61). Ni siquiera esta denominación, quepa- resulta irrealizable en la práctica. Mediante una manipulación, la llave pue-
rece inconfundible, es clara. Existía entonces toda una serie de oboes de disponerse para do sostenido' o do', lo cual hace necesaria, en cada rea-
diferentes, por un lado, en cuanto al modelo (forma y material del pabe- juste, la pausa de un compás, más o menos. Es probable que en la colla par-
llón, forma del instrumento) y, por otro, en la afinación (se fabricaban ins- te también se omitiera el do sostenido', en el solo no aparece ningún
trumentos de diferentes tamaños, afinados en do', la, fa, [do]). Cada una cambio rápido con do'.
de estas clases podía denominarse de numerosas formas -distintas en El auténtico oboe d'amore (Hautb. d'amore, Hautb. d'amour; exten-
cada paú,-, pero también se pndfo hablar de todos los oboes simplemente sión la-si", sin la sostenido ni si bemol) presenta un timbre apagado, espe-
como taics, v el cíccutante debía sah(·r de qué instrumento en concreto se cialmente dulce a causa de su configuración, sobre todo por el pabellón de
trataba o averiguarlo. Con todo, este caos aparente pueden destilarse forma esférica. Éste ofrece una notación transportada, es decir, que el eje-
fl
d9s. podemos deducir que concedía mucha irn¡x,rtat1(Í0. a rxsLLnrns Je ir.is- tos k~1ri:n,nY~entos de vit;;írkv
t:c··:1::rleetacióE que p•_1eclen parecernc,s I-1oy insignificantes, F.xistE: u.n ~':,t'o ~a~ ,f",i•,+.,,.,fr~;:; ;l"~.:.,~ fi:;;>.,..6.··ik·
_¿,i;i" !I '"-...- ""'i.-~,e.t.-():l,.,., ...._....,.. --~""º' ~~'V"i1S
nú_r_J}t:r-G de I)robler.Gas que srún en :!.a actualidad sigeen sirt estar resueltc,s)
f.:>u.est:·=~ qt":e .ni sic1u.iern se C<:'.:noren :~odc·-s los i.nstreT.rlentos qc:.e 13:ach rec_1ue-
las cantatas de
una 1r~2nera que teüga serrddo en l.a 9.ctualidad. :La orques--
id exair.:..inar Ia ~,_-_:.,~trt~ill·~.i.l~d•._ ... Ul.a. y L-l ~ c.''f''-'1'.. l,.,u los instr 1~1rnento~. en las
t8. sin.fónica clásica, er1 cualquiera cle sus repartos instrurr1entales~ no tiene
cantatas de Bach ccÜ)e re3alta:: qtH:_, junto a las denorninacion:es usuales
I'~:da que ver con la colorida orquesta de Bach, ni las agrupaciones cardes
t_)"1ra los in.s1r1iment-:::s de cuerda qu:: aplicar.:,os relativamente sin proble-
rnodernas -----por virtuosat: que sean-- con e1 traspare:nte . .~or0 de niüos y
rnas a Ia nomenclatur& mociefna (por supuesw, hay alguHas excepcic,nes
J-óvenes de las cHr:ttatas cíe Bac!i_. En. rr1odo alguno co:nsidr:rarnos esta rn1.eva·
que con facilidad pueden convertirse en una trampa), aparece toda._una se-
interpretación corno una ,,ruelta al pasado, sino cor.no un .intento de diso- 1 · · · ' ' ' ,,
' es di-
"fi cado
r1e ae aenorn111ac1onés
• 1
para 1nscru.mentos de v1ento cuyo s1gnL
ciar esta gran música antigua de la confusa amalgama sonora histórica que
fícil de descubrir o que incluso hoy sigue sin haber sido descifrado de una
se ha formado con el uso de u.n sonido clásico sinfónico y con los precep-
rnanera definiriv;1. Fiay que partir de la base de que los rérminos del siglo
tos iD.terprerativos modernos, de la más pura interpretación gracias al trans-
xvm todaví;i_ nos,: aplin1ban con la pedante Dbligatoriedad que --por in-
parente y característico instrumental antiguo.
fluencia quizá de las exp;-esiones rnn estrictas del alemán burocrático y ju-
rídico rnoderno- hoy se exige por doquier.
Ahora estamos acoswmbra<los :1 comenzar wdo tratado con una defi-
nición del concepto y a ceñirnos luego a ella con rigurosidad. En el siglo
xvm, esta claridad del lenguaje no era una exigencia particularmente im-
portante. Al menos en las partituras de aquella época, la lógica estricta y li.
analogía siempre concluye!1te todavía no configLiraban ningún crite,ío,
Algunos ejernplos: hoy, al principio de ia línea correspondiente de la par-
titura o en d título del cuaderno correspondiente de cada voz siempre se
mencionan los instrur;1er1,tos; anta:J.o, la denorr1inaci.ón de una voz podía
significar un insuumento o referirse al intérprete, a una forma de inter-
pretación o al registro de un insm1mento. La expresión cúirino, por ejem-
plo, puede significar que se trata dl'. un registro agudo de trompeta (la
cuarta oetava de la trompr-:ta naturnl --o SPa, de do" a do"'- se denomi-
naba clarino, y los músicos que dominaban ese registro eran los darinos;
en la actualidad diríamos «primer trompeta»), o que ahí tiene que tocar el
primer trompeta (en ocasiones también con un violín), o que toque algún
CAPÍTULO 12
Las canta tas: la obra centra l de Bach
la.
prcbable que resida t;;an.bién el úlOt~"';/0 de Ia ele(=:cién_1 del _-;_nst.tJJIL.ef!.to. {cón10~ I.;_c, es explicable); los episodio:.: a tres voces se, en
ftlgL-n.cs l)asajes _por un
idio1náticarner.rte una o"t~ra para ,_rioia de garnbs. pcr !T1ás qu.e se (1u1era. J--ia nata se des8_rrolla n1ás aún esa escritu.ra sei-nejante a h1
L-nstcun:,_e_iTtos delicados y sen.sfb.1es, con ur1a dh1á.rrlica lo que se le con.cede ptin1ac.la absolL~ta a laJOrl?Ui f.ten.-¡::e a L:1 técnz"ca 1ns--
tru:nento I)e rnodo <-JLe es::a son2t2 de[r~ó de se:~ co.rnpuest2 p~L
fijado -como, por ejemplo, las trompetas y la trompa-, sí hay una gran Johann Kaspar Kerll, Dietrich Buxtehude, Georg Philipp Telemann y
cantidad de composiciones para instrumentos de teclado, cuerda o viento- Georg Friedrich Handel, escribieron desde el punto de vista técnico para
madera en las que el idioma sonoro y técnico está establecido con tanta la viola de gamba igual que para cualquier otro instrumento melódico, de
claridad que el instrumento solista no podría ser sustituido por ningún modo que para ellos sólo importaba el especial sonido de este instrumen-
otro. Así, por ejemplo, el Concierto de Brandenburgo nº 5 es un auténtico to. «El sonido de la viola de gamba, delicado y un poco nasal [es] como la
concierto para clave. Una adaptación como las que a menudo efectuaba voz de un diplomático», escribió Le Blanc en 1740. Telemann hizo una ex-
Bach en conciertos para violín o clave sería inconcebible en esta obra. De cepción en la primera parte de sus Cuartetos de París y escribió a la mane-
igual modo, algunos movimientos, articulaciones y pasajes <le las sonatas y ra del virtuoso francés de la viola de gamba Forqueray, a quien iba desti-
partitas para violín solo y para violoncelo solo demuestran estar escritos nada esa parte.
específicamente para estos instrumentos. También la mayoría de solos Bach sigue estrictamente la tradición alemana en su tratamiento de la
para instrumentos de viento y cuerda de los oratorios y las cantatas perte- viola de gamba. Sus numerosos solos para viola de gamba en las cantatas y
necen a este grupo. en la Pasión según san Juan, en cuanto a la técnica, podrían ser realizados
Bach parece haberse decantado con más frecuencia hacia la parte pu- de igual modo por otro instrumento, pero el compositor pide aquí la vio-
ramente sonora de la instrumentación, que debió de ser especialmente im- la de gamba a causa de su especial sonido y de la ambientación que desea
portante para él. Por ejemplo, utiliza sin ninguna necesidad técnica, ·sin - dar al movimiento. Constituye una excepción el solo para viola de gamba
aprovechar sus posibilidades específicas, un violín piccolo para el Concier- de la Pasión según san Mateo (aria para un bajo, Komm, Süfles Kreuz), en el
to de Brandenburgo nº 1 y un violín de tonalidad diferente para la Sonata- que el instrumento se emplea a la manera de los virtuosos franceses. ,
trío en sol mayor, BWV 1038: en ambos casos, sin duda, lo único que le im- lo
Las tres sonatas para viola de gamba de Bach, por tanto, son músi-
portaba era el efecto sonoro especial que se alcanza mediante ellos. ca de viola de gamba en un sentido muy diferente al de las sonatas y las sui-
Algo parecido sucede con la intervención de la viola de gamba. En la tes de Marais y Forqueray, por ejemplo. En las sonatas para viola de gam-
época de Bach·, este instrumento estaba a punto de bajar del pedestal del ba de Bach, ésta y el clave son compañeros que tienen igual destino, pues
más noble y respetado instrumento solista, pero aún estaba de moda, so- deben emprender tres líneas en las que la viola de gamba toca una voz y las
bre todo en Francia. Los grandes compositores y virtuosos franceses de la dos manos del davecinista las restantes. Esta técnica de composición, que
viola de gamba Marin Marais y Antaine Forqueray acababan de escribir Bach utilizó también en sus sonatas para violín, era totalmente desacos-
sus obras más significativas, en la cuales se apuraban al máximo las posibi- tumbrada y nueva para la época. Lo que tiene de especial no es tanto que
lidades musicales, sonoras y técnicas de este instrumento. Puede suponer- el clave toque una parte compuesta de dos voces en el lugar del clásico
se que, con toda probabilidad, Bach conocía estas obras. A pesar·'de ello, bajo continuo, sino que las voces principal y secundaria estén repartidas
igual que casi todos sus predecesores y contemporáneos alemanes, perse- de manera equilibrada entre ambos instrumentos, es decir, que también la
veraba en emplear la viola de gamba teniendo sobre todo en cuenta sus viola de gamba tenga que acompañar a menudo al clave.
posibilidades tímbricas. Bach escribió originariamente la primera de las tres sonatas para un
Al parecer los compositores alemanes consideraron siempre la viola de conjunto muy diferente, en concreto como trío para dos flautas traveseras
gamba de un modo muy distinto al de, por ejemplo, los ingleses o los fran- y basso continuo. En la versión para flautas, las dos voces superiores están
ceses (los italianos la desatendieron casi por completo en beneficio de los en el mismo registro; la voz del bajo, como en todas las sonatas-trío, está
instrumentos de la familia del violín y no compusieron nada para ella), que cifrada y se realiza con una armonización improvisada. En la versión para
habían convertido la viola de gamba en un instrumento solista muy dis- viola de gamba, el compositor dispuso sin grandes modificaciones la voz
tinguido y altamente desarrollado, junto con el laúd y el clave. A excepción de la segunda flauta una octava más grave -como voz para viola de gam-
de August Kühnel y Johann Schenk, que se decantaron por los modelos ba-, y las voces de la primera flauta y del bajo construyen así la frase del
franceses, los compositores alemanes, como Johann Heinrich Schmelzer, clave sin acordes añadidos. Por supuesto, en esta versión la estructura de
ese reparto
en este as-
en gran manern
la articulaci ón, en el sentido de retórica musical, se escribió mucho en el si- Pisendel, le animó a escribir sus sonatas y partituras para violín solo más
glo xvu1. Por lo tanto, hoy también se podría compren der con total co- extremad amente difíciles. Sus concierto s para violín fueron inspirado s por
rrección qué intención contiene un motivo musical y cómo debe ser ex- los concierto s solistas de Vivaldi. A pesar de que Bach imitaba a todas lu-
puesto. ces la nueva forma de Vivaldi, renunció a las filigranas del violín de sumo-
Menos conocido es el papel de la dinámica. Puesto que los composit o- delo para superarlo . El conjunto orquestal previsto por Bach era tan pe-
res de la época barroca no escribían ningún signo dinámico en sus obras, queño como en los Conciertos de Brandenburgo. El tipo de interpret ación
y algunos de los instrume ntos más importan tes de la época (el órgano y el correspo ndiente a los concierto s para violín del siglo x1x -hacer que el
clave) sólo podían ofrecer un cambio de intensida d sonora bastante limi- solista prevalezca sobre la orquest a- es incorrect o en estos conciertos;
tada, y dado que también algunas características formales de la música pa- aquí su papel no es el de un brillante virtuoso, sino más bien el de un pri-
recían indicarlo así, durante mucho tiempo se pensó que la dinámica se mer cantante frente a un coro. Así se origina una dinámica que hace com-
aplicaba siempre de manera progresiva, «en estratos» , de forma abrupta y prensible tanto la forma dialéctica como la interacció n de soli y tutti tal
sin matización. Si bien esta teoría tiene su pequeña parte de verdad, apli- como ya se ha dicho: los soli, piano; los tutti, Jorte. Estos concierto s se co-
cada en consecue ncia llega a destruir el contexto musical e imposibil ita rrespond en de manera ideal con la idea del «concerta r» dialéctico, en oca-
una realización «corresp ondiente ». En las antiguas descripci ones, sierµpre siones incluso en forma de contiend a amistosa.
se escribían matices dinámico s muy marcados en un espacio mínimo, en De cualquier forma, los movimie ntos lentos en los concierto s solistas
notas individua les, que debían clarificar el acento musical. de la época barroca son concebid os muy a menudo como cancione s ins-
Las grandes diferenci as dinámica s en la forma de concerto se dan entre trumenta les o, incluso, arias. La orquesta, pues, se convierte de hecho en
el solo y el tutti, ya que en principio el tutti debe ser Jorte y el solo debe ser un instrume nto de acompañ amiento y el diálogo tiene lugar de manera
piano. El solista que destaca sobre la orquesta es ajeno a este procedim ien- imaginar ia entre el solista y el oyente al que se dirige. El acompañ amiento
to. Esta opinión, contraria a la que es común actualme nte, se manifiesta es, la mayoría de las veces, muy sencillo; en los concierto s de Bach está in-
también en los instrume ntos: en la época barroca, todos los tipos de ins- cluso dispuesto sobre un basso ostinato. Puesto que el constante motivo de
trumento s se fabricaba n en diferente s medidas, más grandes y fuertes para ostinato condicion a un ritmo acompas ado pero el solo del violín flota li-
los ripienistas, más pequeños , suaves y de sonido más noble para los solos. bremente en el espacio sin aparente relación con él, se requiere del solista
De modo que, sin excepció n, también se pretende que en algunos con- un rubato barroco: «efectuar la demora o la anticipac ión de notas de ma-
ciertos a solo el solista sea acallado en determin ados fragment os por los ri- nera conmove dora». En los antiguos métodos, el de Leopold Mozart entre
pienistas, que sus pasajes queden casi inaudible s, siempre allí donde son otros, esto se describe con exactitud : «Muchos , que no tienen sentido al-
irrelevantes. En este contexto puede recordars e que la interpret acion mu- guno del gusto, no quieren mantener se nunca a la par del compás cuando
sical que hace claramen te audibles todos los detalles de una partitura es, acompañ an a una voz, sino que se esfuerzan siempre por ceder a la voz
en muchos casos, de lo más dudosa. Un sonido no tiene por qué ser escu- principal . [. .. ] Sólo cuando se acompañ a a un auténtico virtuoso que sea
chado aparte ele la estructur a global para tener sentido: tal vez su sonido merecedo r de ese título, sólo entonces no se induce a retardos ni a apresu-
afiade un matiz que no puede escuchars e de manera concreta, pero cuya ramiento s mediante la demora y la anticipac ión de las notas -lo cual saben
ausencia sería. no ohstante, una pérdida. Con todo, en la fusión total de un efectuar con mucha habilidad y emotivid ad-, sino que se sigue tocando
cantante o de un ínst rmncntist a en d conjunto también puede subyacer un siempre con la misma andadura ; de otro modo, aquello que el concertís-
objetivo musical lun,LlmcntHI y pretendid o por el composit or. ta ha querido construir se vendría de nuevo abajo a causa del acompañ a-
Los concicno s para v;o\ín de 1t1ch no son obras para virtuosos. Ya ha- miento. Un acompañ ante diestro debe, por lo tanto, ser capaz de juzgar al
bía solos para violines mucho más complica dos v espectacu lares en épocas concertis ta. Indudabl emente, no debe ceder ante un gran virtuoso, puesto
anteriore s, rambi(:n del mismo Hach. El hecho de conocer a los mejores que le malograría su tempo rubato. Sin embargo, es más fácil mostrar lo que
violinistas alemanes ele su ('J)oci, iohann Paul von Westhoff y Johann Georg es un tempo «robado» que describirl o [. .. ]. Y no depende del compás,
I[;c\.&.s <<.rancias>>
r.codificaba la iostrurnentación para obtener e] acostumbrado rnoderno
,,ürlido ., ......",
de qc.K,
de Eac.b_ ----a-desde JVlendelsso~hn has-
r-xprr:~~ión y en la r.nelodi2,. ~..{, pre;cisa.tnente gracias a esa inn1ens~~- abun-- ti.n carácter ar:ü -
cle
]?uestc q_-:_::-:::; se~; obras
cio.nal con10 en ío rac.lon:=ü~--- rut: t:1 úruco ,,,,,n,,,~ ..~,,,. ele su época que se
vic, obligad\J :J
rrH~n U.Stas que rea.l·.,1cen con su ull·-'-6.:iut.~:.
o-n~r.-,--.;.-,~
1' ' vJ ___ . -~-l,- ~_:nc::.t1_-l-'
r,.,-.sr --- - - ..f!}eni:c exactar.nente
entre <<obra>> e <<.t:1-
terpretac1or.>-> t~¡r~, FSe1-;('_!..:_1_/.
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deja a nosotros la libertad y la responsabilidad de realizar una interpreta- afamadas y de éxito, si bien en condiciones muy diferentes. En la corte del
ción coherente. emperador de Viena, por ejemplo, se disponía de las máximas posibili-
Quizás un pequeño paseo histórico ayude a clarificar las circunstancias dades orquestales y técnicas, mientras que algunas de las compañías ope-
de la época. Es probable que esos manuscritos no se utilizaran para las re- rísticas venecianas tenían que conformarse con pocos recursos1 Si a un
presentaciones; si bien parece que se usaron, es más probable que su esta- compositor le interesaba representar sus obras en varios lugares, tenía que
do se deba a los trabajos de escritura y al hecho de hojearlos que a semanas escribirlas de manera que cada director de orquesta pudiera adecuarlas a
de ensayos y representaciones. En Venecia todavía existen numerosas sus circunstancias locales. Por lo tanto, una misma obra podía aparecer
«partituras» de óperas de mediados y finales del siglo xv11. La mayoría pre- con una rica orquesta de fastuoso revestimiento sonoro en una corte y, en
senta un aspecto similar. Algunas contienen anotaciones sobre la orquesta- otro lugar, estar sólo provista de las partes de acompañamiento más im-
ción, otras tienen líneas en blanco en algunos lugares entre la parte canta- prescindibles. Lo fundamental era que se tratase del revestimiento sonoro y
da y el bajo, a veces con unas cuantas notas en el primer compás de un aria. no de una profunda intromisión en la composición: únicamente una reali-
Resulta curioso que no haya material para la representación; incluso para la zación de diferente riqueza del basso continuo, por así decirlo. La obra, sin
más sencilla de las representaciones de aquel entonces habría resultado in- embargo, también se consideró completa en su realización más sencilla. De
dispensable contar, como mínimo, con varias partes del continuo, anota- manera que las obras con este tipo de notadón podían tocarse en una ver-
ciones para que las estudiaran los cantantes y material para la orquest1;1: sión mínima -con un clave y cuatro instrumentos de cuerda-, pero tam-
También en Francia se escribieron e imprimieron partituras operísticas de bién pódían adecuarse a cualquier exigencia y circunstancia, tarea que
forma similar desde mediados del siglo XVII hasta mediados del siguiente. constituía uno de los deberes del director de orquesta correspondiente.
Sin embargo, entre éstas se conservan numerosas partes orquestales en las Esta gran libertad del músico ejecutante para intervenir de manera
que se puede observar que la instrumentación estaba ligada a la acción dra- creativa en la obra de un compositor encuentra una explicación en la si-
mática. De ahí que también distintos materiales para la interpretación de guiente reflexión: en los siglos xvI y XVII, el compositor como artista crea-
una misma obra -se diferencien a menudo considerablemente tanto en as- dor no estaba tan glorificado como ocurrió a partir del siglo XIX. Esto pue-
pectos de la instrumentación como en las relaciones de contrapunto. Lo de observarse en todas las artes; antes, incluso los más grandes pintores
que fue corriente en Francia a partir de mediados del XVII hasta mediados dejaban con frecuencia sus cuadros sin firmar: a menudo trazaban sólo el
del xvm parece aplicarse en Italia sólo en el período del segundo tercio del esbozo y cedían la finalización a sus ayudantes de taller. En la música nos
siglo XVII. El hecho de que se hayan conservado materiales de representa- encontramos con una situación muy similar. Quizás habría que imaginar el
ciones francesas pero no italianas podría deberse a una visión diferente de trabajo de un compositor como Monteverdi, que en ocasiones contaba con
la profesión del maestro de capilla. Al parecer, para los franceses c!!recía numerosos discípulos, de la siguiente manera: discutía el concepto general
de importancia que su versión fuese adoptada por otros. Por el contrario, con el libretista escribía él mismo las secuencias o movimientos que lepa-
parece que los italianos atesoraron sus ideas con mucho celo y quizá por recían importa~tes, esbozaba sól~ el resto y confiaba su conclus}ón, por
eso destruían todo el material después de una representación. ejemplo, al más afamado de sus discípulos, Francesco Cavalli. (Ese tam-
El sentido de sencillez en la notación de estas «partituras operísticas» bién puede ser uno de los motivos por los que siempre se encuentra la le-
es fácil de comprender. A principios del siglo xvn, la ópera era un género tra de Cavalli en las ópel'.as tardías de Monteverdi, lo cual conducía a algu-
todavía muy joven que pronto se puso de moda, sobre todo en cortes de- nas dudas acerca de su autoría.) Como músico, desde mi punto de vista no
dicadas al cultivo de las artes, y que desarrolló estilos y formas de repre- resulta en modo alguno tan fundamental que la totalidad de los ciento
sentación muy específicos en lugares diferentes. Por doquier se construye- veinte compases del dueto final de Poppea provengan del propio Monte-
ron teatros de ópera, los mejores palacios disponían de una ópera y en verdi, o que quizás él sólo esbozara la idea de la passacaglia y que Cavalli
Venecia se fundaron las primeras compañías operísticas puramente co- proporcionaral a realización definitiva. Ese dueto final no pierde un ápice
merciales. En todos esos teatros se querían representar las mismas piezas de su belleza por ser en parte un trabajo de taller. Gracias a esa circuns-
ser
ría
vernos que
46 EL DIÁLOGO MUSICAL
46 EL DIÁLOGO MUSICAL
ción sobre el hecho de que no había compás gráfico alguno, sino sólo el to de la orquesta, todos los instrumentos se dividían entre «fundamenta-
acento del' habla, y que la notación en compás cuaternario representaba les» y «ornamentales», una división que, junto a otros razonamientos aso-
una necesidad únicamente gramática. A esta declamación cantada (recitar ciativos, regulaba el uso concreto de los instrumentos. Los fundamentales
cantando), mediante la que debían intensificarse la expresión y la elocuen- eran adecuados para la ejecución del bajo general; con ellos se tocaba tan-
cia del lenguaje, tuvo que buscársele una forma adecuada de acompa- to la línea de bajo como la sucesión armónica y completiva de armonías de
ñamiento. Cualqui"'r bajo de grandes pretensiones musicales -como un enlace. Siempre improvisando, claro está. Es decir, también cuando sólo lo
contrapunto de la línea de c.1.mo-- distraería la atención del lenguaje, re- realizaban instrumentos fundamentales, el acompañamiento de acordes o
forzaría en cierto modo 1a parte rnus;cal -algo improcedente, según la motivos es cuestión de la interpretación y no de la composición. (Estos ins-
nueva idea-. De manera que se hizo habitual un tipo de acompañamien- trumentos fundamentales son, como ya se ha dicho antes, el clave, el virgi-
to de acordes sencillos. Este acompañamiento del canto fue, al principio, nal o espineta, el órgano, el arpa, el laúd, la tiorba y otros análogos.)
el cometido más importante del «bajo general» o basso generale. En este Los instrumentos con los que se podían tocar voces individuales sella-
estilo, tanto la ejecución de la línea vocal (el ritmo, sobre todo) como la del maban ornamentales (a éstos pertenecen todos los instrumentos de cuerda
hasso (la elección del instrumento, de los acordes, del ritmo) se pueden lle- y de viento, pero también el arpa y el laúd cuando interpretan melodías y
var a cabo de muchas formas diferentes sin que éstas dejen de correspon- no acordes). En la actualidad, la línea del bajo suele tocarse siempre con
derse con la intenC!ón del compositor. un instrumento fundamental (como el clave) junto con otro ornamental
Existían unas reglas muy esirictas en cuanto a la realización del acom- (como el violoncelo); este uso se corresponde a la costumbre del siglo
pañamiento de estos recitativos, y también Monteverdi se atenía a ellas; xvm. En los comienzos de la música de bajo general (después de 1600), de
sólo podía utilizarse el laúd, el clave, el órgano u otros instrumentos seme- hecho, a menudo también se tocaba el bajo con un instrumento de cuerda
jantes. Sólo podía pensarse que un violoncelo reforzase el bajo en el caso o de viento (violoncelo, violone, que era el contrabajo, dulzian o bajón y
de que la línea del mismo hubiese de ser realzada significativamente. Sólo trombón), pero sólo cuando tenía algo que «decir» en cuanto al tema o al
podían subrayarse situaciones especiales con una instrumentación espe- movimiento; el instrumento fundamental de entonces únicamente tocaba
cial. Este parco acompañamiento era también necesario por cuestiones en solitario los acordes de apoyo que acompañaban al recitativo.
técnicas, puesto que el canto recitado debía acometerse de manera libre, es En la actualidad, el papel de los instrumentos ornamentales es contro-
decir, sin un ritmo estricto y, sobre todo, sin el metro de efecto escandido vertido. Las descripciones del siglo xvu muestran que el nivel de forma-
de un compás con tiempos más fuertes y más débiles. ción del músico profesional era tan alto que se le podía confiar la improvi-
Por supuesto, toda la /rase --es decir, todo lo que se tocaba con ins- sación de secuencias polifónicas (quizá mediante sencillas imitaciones y
trumentos de acordes sobre el bajo- tenía que improvisarse, o sea, aña- armonías simples). En todo caso, los bocetos y apuntes y, eventualmente,
dirse libremente. Una de las innovaciones más importantes de la transición también las señales hechas con la mano del maestro de capilla podrían ha-
de la música del siglo xv1 a la del siglo xv11 fue que, de pronto, las voces ex- ber hecho ya posible una interpretación hasta cierto punto ordenada de
tremas cobraron un significado mucho mayor que las intermedias. Así, la pequeñas orquestas operísticas. En aquellos tiempos gustaba mucho man-
auténtica composición tiene lugar en la invención de las voces extremas y tener en secreto las particularidades del arte. Por lo tanto, parece com-
todo lo demás puede y debe determinarlo el intérprete del continuo me- prensible que no se haya conservado ningún tipo de material interpretati-
diante la libre improvisación. Esta necesaria adaptación creativa, sin em- vo con todas las voces, ni siquiera con todos los rítornelos. Las bibliotecas
bargo, no pertenecía a la «obra», sino a la «interpretación». Esta división tan sólo conservan, como ya se ha dicho, el bosquejo básico de las obras.
entre obra e interpretación fue un aspecto esencial y nuevo de la música de A continuación debe procederse, pues, a escoger y distribuir los ins-
entonces. trumentos del continuo según las figuras y las situaciones dramáticas. És-
Puesto que no era habitual que hubiese una instrumentación determi- tos pueden ser designados según dos principios. Primero: cada uno de los
nada, en el sentido actual de la palabra, para el bajo continuo o para el res- personajes estará acompañado siempre por el mismo instrumento. Segun-
ppp
que, ue_J
repent.'.:\ s.:.n •
utíntnuenao
j· ' i ~J:1-cetrn(:\.d.,J,
' ,í,.-,1.;,.......n-·1
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.. c:dc .•x::. cu ~
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ri --11 ·, T ,¡;: ':'.lr=·,... •··,1c Schuber~:, que a rc.e:--redo _,, .._,,: ...... ~.,.,. pnT· i:::P;y::.r~,rl~
~-,:/~~aJ;c;~fi:,:~i~~~:s,·, para :os dife,er:.::es grupos de instnrnentos, :.c;o,i los
rnás 2.b:-t1ptos qt~J:: se ;;::scribierot: en ~:tJ época. St1. ~nstrurne~,:~sicíón c-or:.
·¡_:..üJ'.HJ?'---; ss 1 trcrnp~·,s
no f.:rz. er:i_ ~~1:.(•dn
nace del hecho de que sus puntos de partida son diferentes: ¿qué debe ser ciones de una manera que no es explicable partiendo de las partituras de las
la música? (De un modo similar, no considero las críticas negativas que obras, hoy en día uno vuelve a sobresaltarse igual que en la época de Mo-
hizo Eduard Hanslick cincuenta años después como errores de un crítico zart cuando tropieza con sus obras en su forma originaria y casi descono-
necio, sino como declaraciones bien fundadas de un entendido altamente cida. Se trata de un lenguaje dialéctico que hoy vuelve a ser muy actual.
cualificado que parte de unas premisas distintas a las del autor.) La crítica El recién mencionado «alisamiento» también se basa en parte, claro
de Nageli me parece magnífica, no porque la comparta, sino porque en está, en el ideal sonoro del Romanticismo tardío, al que todavía hoy nos en-
ella puedo vislumbrar los efectos que aún tenía esa música por entonces. tregamos sobremanera: un oscuro, pleno y suave sonido de cuerda se mez-
De todos modos, asumo que Nageli juzgaba más bien partituras, y no la in- cla con los vientos del timbre más oscuro posible. La dinámica es ondu-
terpretación en sí. Por otro lado, estoy convencido de que, si este crítico lante y sin episodios marcados; la claridad y la audibilidad se sacrifican a
hubiese conocido las obras de Mozart sólo gracias a las audiciones actua- este sonido y esta dinámica. La técnica interpretativa (muy a menudo se
les y no hubiese visto jamás las partituras, nunca habría llegado a una apre- toca con los arcos sobre las cuerdas graves en posiciones agudas) y el soni-
ciación semejante. do de los instrumentos orquestales actuales también tienen su parte de res-
Las obras de Mozart, de hecho, contienen todo eso de lo que Nageli ponsabilidad. En los instrumentos de viento se acortó cuanto se pudo la
las acusa. Es cierto que todos los personajes -bien sean los reales de las vibración (en el momento de acometer el sonido), con lo que lo específico,
óperas, bien los imaginarios de la música instrumental- son iguales: pas- el discernimiento de cada uno de los instrumentos y los matices sonoros,
tores y guerreros, zalameros y pendencieros, son simpáticos o repugnantes queda disminuido. El sonido casi carente de irregularidades de orden
según el ángulo desde el que sean contemplados. Son auténticas personas, acústico que se obtiene así se ajusta a la dinámica ondulante de la cuerda.
con todas las facetas de las posibilidades humanas, y no figuras esquemá- El trino característico de los instrumentos de viento-metal no es posible
ticas y unidimensionales: eso es lo que las hace tan vivas, tan asombrosa- sino a partir de un/ortissimo muy vigoroso. Por eso con Mozart práctica-
mente reales. No son buenas o malas, severas o cariñosas, sino todo a la mente nunca se aplica.
vez. En un espacio muy pequeño, las melodías suaves se entrelazan con En la época de Mozart se tocaban los instrumentos de cuerda en el re-
respuestas penetrantes. El diálogo musical se basa en enormes contrastes: gistro más grave posible (sólo para los fragmentos más agudos se iba al
un ruego conmovedor es rechazado de manera estruendosa con un «no» registro correspondiente de la cuerda superior), con lo cual sonaban con
gigantesco, cruel y brutal. El chiaro-oscuro, el blanco y negro del contraste mayor claridad y definición. Los instrumentos de viento-madera sonaban
que en la música suele estar vinculado a la dinámica, como es sabido, era más aflautados y las cañas eran más penetrantes; los de viento-metal eran
uno de los puntos fuertes de Mozart. Sin embargo, también lo implemen- de un sonido mucho más estilizado y colorista. Las trompas ylas trompe-
tó mucho más que sus contemporáneos en el ámbito de los contrastes ex- tas, como instrumentos naturales, eran, por un lado, muchísimo más largas
presivos. En todo caso, por aquel entonces todavía se tenía clara una cosa: que los actuales instrumentos de pistones -por lo que su timbre tenía-más
si la contraposición de los más duros contrastes en la música se rechazaba matices y sonidos armónicos- y, por otro, en especial alrededor del, pa-
por motivos estéticos, en primer lugar había que rechazar la música de Mo- bellón, tenían un calibre más estrecho y eran mucho más delgadas, de ma-
zart, puesto que toda ella estaba construida sobre este tipo de diálogo. Lo- nera que ya producían sonidos de trino en una dinámica/arte. Así, el ata-
grar que algo «surta efecto mediante su contrario» no es, de ningún modo, que /orte de los metales junto con los timbales -que entonces se tocaban
un «disparate estilístico», sino un medio altamente artístico. No obstante, con baquetas de madera corrientes- sonaba como una punzada: era he-
este método no se aplicaba en la época de Mozart con la misma naturali- roico, agresivo o triunfal, pero nunca sólo un registro de timbre dentro del
dad con la que lo hacemos hoy, por ejemplo. En aquel entonces escandali- sonido general, como es el caso en la orquesta actual.
zaba. Los estetas conservadores de su época rechazaban el lenguaje sono- De modo que si hoy se toca una obra de Mozart con la susodicha or-
ro de Mozart por ser inaudito. Después de que este lenguaje haya sido questa moderna, hay que conocer muy bien las características sonoras de
alisado, limado, dulcificado y armonizado a lo largo de numerosas genera- la orquesta mozartiana para alcanzar los sonidos adecuados y una audibi-
121:
;'; ;78.'.~,~~:~: : !}e:.:,!ª{;:~"~:t:;;:11::;;J\l:;:::t:,1~!2,7~:;!;i~:1:;~j:.rr.,:: ·viola rnás pe_c¡ueña que yo !;-)f)Seo data del año 1205 y se~ co:rp,..i:s tiene 37 c1'!1
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~t!te.te~;.tt\, K-:-rE.:JniL~a-11 rn:Jy L~~~-l co;~. Ja ~·JG.c,:;:·2l dt~ J\.-íc.zai't, :-:S:¡1 .:.;:::re ~;t::2.. 41 r:.rti. d2 l2.:-g;J se ccnsJ.ck=::~íi :1r:-. i.nst:··:11J1~ntc; gra1lde . J:I,7:1 .ias .:-.t~}11estz.s d:=:
ti.do ~J.e ten.idc rnuy ;~;uenas e·xperiencias cun insLrurnentos antigt:~os o co-
1
casi sir: excepcto::.1 ~;e tücae. s~~er.nj?.te ~1stt:J[r;_ent:·Js l.::r:q_·:J,":i:os. l~.:J. lri
1
pias, ~Es eJ. lr1::co c0.so er eI ,:1ue Ia ID{:zcla Ü.J~tr.u.lnentt>s .histórico~ y n:!o~ época de j\!l0za!·¿, en la:='. orq_uest3~; se tocaban ;:,.::)bre todo vio.las r1:.uy gran·
d,.::rnos :r:e paree~ bueca. 'f(x.-Íavia hoy existerl instr·:-1rGen1os de s.llnilares que sor.1;2ban. con gran fuerza y St)no:ticiad. f"or desg:a.cia~ cas~ t0dc~s es·-
cat~tcterísticas en Ja rnü.sica dé entre!:erd..tn;_er;to quizá porc1!1e t) trc.rnbón
I
tos in.fJtfT;.rüentos se redujere;:~ dut3lJ.Ee el 1:r;1nscurs<J del s1glo )n::x) r:s decir 1
de alredec~ot dé 1800 no es t~.n -<..:l-.-.istórico>>. I.,os fagotistas ciebeE ü-rt~nx2r :]Ut: brutaln~e.nte redur:ido~~ par0, lia.,--:er (Jue S1esen_rná~ cómc·dos de
·prodvci:, con. slr instrurnento, L!n sonido &flautado y corno de cuetda (LJs tor.:ar, C:on ia ,gran ~riola desapareció, :9ues 1 un rn~t.iz llnportante e intere-
ingleses io expresan muy bien: reedy) mediante la caña o lengüeta rnrres- sante de la cJrquesta de cuerda.
pondlecte:, para crue se rnezcle con el de los violoncelos. El ti~nbre del fa- ~El con.junto de ol~oes~ fi~:rutas; clarinete~~ y tt('í:npas se corresp;~nde con.
got moderno puede wnar hueco y aislado. Los clarinetistas, a mí entender, .::_l que es 't1an1rua1
' . 1 1
en lfa factua.li' ' ·L- os cuatro -v101on.ce:
1 daa. . ' los arn1on1zan
. 1
deberían volver a descubrir sin falta las ricas n1atizaciones de los diferen-- también desde el punto de vista actual, con el conjunto de violines, pero
tes instrumentos de su familia. Mozart escribió para clarinetes en sol, en la, están considerablemente reforzados y su sonido se perfila más gracias a los
en si bemol, en si y en do. Hé tocado ia obertura de El rapio en el serrallo c11f1tro fngotes ( !) y lDs cuatro contrabajos que tocan con ellos. De esta tna·~
con clarinetes en do y ya no deseo prescindir de ese atrevido matiz en ella. nera, la base del bajo era, si.n duda, más poderosa de lo que suele ser en la
La cuestión de un conjunto adecuado va íntimamente unida 1:d uroble- actualidad. Sin embargo, carecería de sentido querer irnitar las condicio-
ffül de la instmmentacl6n. Hoy, cu2t1do olmos hablar de «orquesta de Mo- nes de ese conjunto con los i.nstrumentos de la orquesta actual: los fagotes
zart» o «coojunto de Mozart», pensamos en un conjunto pequeño. Los de hoy no se conjugan de manera idónea con el sonido del violoncelo, de
conjuntos de la época de Mozart eran, no obstante, muy diversos, mucho modo que deben buscarse soluciones completamente diferentes si se quie-
.,. 1 • _,. 1
mas que 10s con¡l.mtos mas extremactamente variados de hoy. Desde re recrear, en cierta medida, la idea sonora originaria .
Mannheim, el 4 de noviembre de 1777 Mozart escribe: «[ ... ] la orquesta es · El 11 de abril de 1781, Mozart escribió en Viena: «L .. ] que la sinfonía
muy buena y considerable. En cada lugar hay de 10 a 11 violines, 4 violas, ha sido magnífica y ha tenido mucho éxito: han tocado 40 violines (es de-
2 oboes, 2 flautas traveseras y 2 clarinetes, 2 trompas, 4 violoncelos, 4 fa- cir, probablemente primeros y segundos violines); el doble de todos los
gotes y 4 contrabajos, trompetas y timbales». Esto se corresponde más o instrumentos de viento(!); 10 violas; 10 contre bassi, 8 violoncelos y 6 fa-
m.ec.os con el «conjunto de Mozart» medio de la actualidad, aunque con gotti [. .. ]>}. Puede verse que también en este conjunto gigantesco se guar-
algunas diferencias interesantes: tiene la misma cantidad de primeros que da la proporción antes mencionada de violines, violas, violoncelos, fagotes
de segundos violines (en la actualidad suele haber dos músicos menos en y contrabajos. Con todo, también se observa que Mozart deseaba el ¡nayor
los segundos violines), lo cual parece muy útil y necesario si se tiene en cuen- conjunto posible, hasta la duplicación de los instrumentos de viento. Algo
ta que, en Mozart, los segundos violines tenían que tocar en un registro así sería denunciado en la actualidad como el mayor sacrilegio contra la
más grave importantes contracantos que son muy difíciles de producir con «auténtica conservación de Mozart>>.
la suficiente claridad. Mozart disponía, como ya se ha dicho, de conjuntos muy variados. De-
Resulta sorprendente, como en todas las listas de planteles instrumen- tallo algunos de ellos con el siguiente orden: primeros violines, segundos
tales de la época, que el grupo de violas sea tan pequeño. En vista de la im- violines, violas, violoncelos y bajos:
128 EL DIÁLOGO MUSICAL EL CH/ARO-OSCURO DE MOZART: CONJUNTOS ORQUESTALES 129
-el más pequeño: 3, 3, 2, 2, 2 en 1787, Ópera de Praga, para Don ra? ¿Indica tal vez el conjunto increíblemente pequeño de La Creación de
Giovanni; Haydn en su primera interpretación en el palacio de Schwarzenberg que el
- en la ópera de Viena: 6, 6, 4, 3, 3 en 1782, para El rapto; compositor deseaba representar la obra así? Conozco muy bien la sala
- en Mailand: 12, 12, 6, 2, 6 en 1770, para Mitrídates (los dos violon- donde se int_erpretó la Heroica y las salas del palacio de Schwarzenberg en
celos estaban reforzados con cuatro fagotes); Viena: allí, incluso un conjunto muy pequeño suena fuerte y atronador a
- en Viena, en algunos conciertos de beneficencia: 20, 20, 10, 8, 10 a causa de las dimensiones, de la geometría del espacio y del revestimiento
partir de 1781. de mármol. En una sala de conciertos «normal» había que otorgar a la or-
questa un reparto muy grande para lograr un efecto de fuerza similar. Las
Como comparación, algunas cifras de Haydn: diferencias acústicas de los lugares en los que Haydn interpretó sus obras
en Esterháza y en Londres fueron evaluadas hace poco y así se descubrió que
- en Eisenstadt y Esterháza: 3, 3, 2, 2, 2 desde 1760 hasta aproxima- la impresión sonora real de la gran sala londinense con una gran orquesta era
damente 1770; más tarde fueron hasta un total de cuatro violines más; muy similar a la de las pequeñas salas del palacio con una pequeña orquesta
- en el London Kings Theatre: 12, 12, 6, 4, 5 en 1794; también aquí de cámara.
se duplicaron los instrumentos de viento-madera. La mayoría de los oyentes tiene una idea muy equivocada acerca de las
diferencias de volumen que generan los distintos conjuntos. Seis violines
Al contemplar estas cifras, nos damos cuenta de que la situación real no suenan en absoluto el doble de fuerte que tres, ¡sino sólo un 1O·% más!
de la orquesta a finales del siglo xvm no coincide en absoluto con las opi- Sólo un grupo sumamente grande de violines sonaría el doble de fuerte.
niones doctrinarias que nos hemos formado al respecto. De modo que en Una ampliación de la orquesta de cuerda tiene, en primer lugar, unos efec-
la actualidad se condena por faltos de estilo a los intérpretes que, quizá por tos muy diferentes a la mera amplificación del volumen: en realidad, el ata-
cuestiones de gusto, tocan las obras de Mozart con el doble de instrumen- que de un grupo instrumental no se produce nunca con una sincroniza-
tos de viento y grupos de cuerda muy grandes. Lo único condenable en ción perfecta. Con la entrada escalonada (en una medida mínima) de cada
ello es la falta de conocimientos del crítico, puesto que el criticado -que, uno de los instrumentos se origina, en un caso ideal, un ataque sonoro más
de todos modos, no suele estar interesado en adquirir hondos conocimien- suave e intenso (vibración conjunta) porque los matices de cada entrada
tos- acierta o yerra más bien por azar. Puede decirse que, con pocas ex- no se-colocan por estratos, unos encima de otros, sino que se suceden y en-
cepciones, era deseable la mayor orquesta posible y que, a partir de cierto riquecen así, con fuerza, el ataque conjunto. De la misma forma surge la
número de instrumentos de cuerda, por supuesto, se duplicaran los de impresión de una abundancia sonora. Esta minúscula «imperfección» de-
viento. seada, que de ningún modo debe ser tan grande como para que se perciba
Al investigar con más detenimiento para qué ocasiones estaban indica- como tal, queda cubierta mediante una buena acústica arquitectónica algo
dos los diferentes conjuntos, uno se da cuenta de que el tamaño y la acús- reverberante, de manera que, dicho físicamente, el «sonido conjunto de
tica arquitectónica de la sala donde se había de representar la pieza eran los instrumentos de cuerda se erige en lapsos que se alargan de manera
los criterios decisivos para el tamaño del conjunto. De ninguna manera gradual y [. ..] pone de relieve con mayor vivacidad [...] el carácter y los
puede afirmarse que esta obra se concibió para un conjunto grande y matices. Ahí reside, en esencia, la explicación de por qué los instrumentos,
aquélla para uno pequeño. Así, la Sinfonía nº 34 en do mayor de Mozart en conjuntos orquestales múltiples, pueden mostrar mucho más brillo que
(KV 338) se tocó en Salzburgo con un conjunto muy pequeño; la misma un instrumento solo» (Fritz Winckel).
sinfonía se interpretó en Viena bajo la dirección de Mozart con una or-
questa entre cuatro y cinco veces mayor. ¿Acaso la audición originaria de
la Heroica de Beethoven en el palacio de Lobkowitz, en Viena, debe signi-
ficar que esta obra fuera concebida para una minúscula orquesta de cáma-
Reflel'lJones sob:·e ei allegro
·y t:¼I andant~e ~Ml ~1ozart
Andantino sostenuto (un poco andante, contenido): es decir, aún más len-
to que el andantino, que de todos modos ya se encuentra cerca del ada-
gio, el cual Mozart utiliza sobre todo para piezas tristes.
Andantino (un poco andante).
Andante ma adagio 3/4 (andante, pero lento): ma (= pero) siempre parece
añ.adirse en el proceso de trabajo para delimitar un tempo en una u
otra dirección.
Andante un poco adagio 314 (andante, pero algo lento).
Andante ma un poco sostenuto 6/8 (andante, pero algo contenido).
Andante ma sostenuto (andante, pero contenido).
Andantino grazioso (algo andante, gracioso).
Andante moderato 314 (andante moderado): Mozart lo traduce como maflig
gehend en sus canciones alemanas.
Un poco andante 314 (un poco andante).
132 EL DIÁLOGO MUSICAL REFLEXIONES SOBRE EL ALLEGRO Y EL ANDANTE EN MOZART 133
Andante maestoso 3/4 (andante majestuoso). realizarme con todo detalle. Esta noción procede ya de la primera mi-
Andante 314 (andante, en el sentido de «avanzando no demasiado despa- tad del siglo xvm.
cio»). Allegro risoluto C (enérgico, rápido).
Andante grazíoso 314 (andante con gracia, podría ser ligeramente saltarín). Allegro (divertido, alegre): el significado del italiano coloquial vuelve a ser
Un poco piu andante (algo más rápido): no tiene importancia qué tempo se determinante en esta denominación, si bien allegro significa en muchas
había indicado antes. frases simplemente «rápido», sin estar relacionado con la emoción.
Piu andante (más rápido). Allegro spíritoso (gracioso y animado): aquí, mediante el adjetivo spiritoso,
Andante con moto (agitado, andante). se pone de relieve el auténtico significado de allegro.
Moto andante C (muy insistente). Allegro vivace assai (rápido y bastante vivaz).
Andante agitato (andante agitado). Allegro assai (más bien rápido o lo bastante rápido, también muy rápido
en algunos compositores).
Hay todavía algunas denominaciones más de andante, pero lo impor- Allegro con brio (dinámico o impetuosamente rápido).
tante es que cada una de ellas tiene numerosas subdivisiones en diferentes Allegro agz'tato (agitado, inquieto, exaltado).
tipos de compás. En ellas vemos que la diferencia entre C [compás terna- Molto allegro (muy rápido): en Mozart, éste es el grado más rápido antes
rio] y (1: [compás binario], en especial, debió de ser muy importante para del presto.
Mozart.
A continuación otras matizaciones del allegro de Mozart (traduzco Si bien puede discutirse la exacta ordenación de algunas indicaciones
aquí allegro por «rápido», a pesar de que Mozart lo llama «alegre» en las intermedias, como el Allegro vivace, el Allegro spiritoso u otras, esta gran
canciones, porque no designa sólo a las frases animadas): variedad demuestra la pedantería y la finura con que matizaba Mozart sus
tempi. Gracias a las numerosas correcciones de las denominaciones del
Grazioso un poco allegretto (gracioso y un poco rápido). tempo en sus manuscritos, tan mínimas que apenas significan ninguna di-
Allegretto ma moderato 6/8 (algo rápido, pero moderado). ferencia para los músicos actuale-s, puede verse lo importantes y en modo
Allegretto maestoso 3/4 (algo rápido, majestuoso). alguno azarosos que eran para él estos matices.
Allegretto C (algo rápido): este tempo está muy cerca del andante, con el En la música de Mozart, al fin y al cabo, dependemos de comparacio-
que no es raro que Mozart lo una, como en Andante piutosto allegret- nes, es decir, que debemos comparar todos los fragmentos con una misma
to, donde piutosto se puede traducir por «mejor, más bien». denominación de tempo para, al cabo, poder deducir su sistema. A veces
Allegretto vivo C (algo rápido y vivaz). -sobre todo en las óperas-, en grandes contextos, como extensos acce-
Un poco allegro 214 (algo rápido). lerandi o rztenuti, pueden demostrarse las relaciones y, con ellas, el signifi-
A/legro moderato (moderadamente rápido). cado. exacto. Otras veces, como en el caso de la Sinfonía nº 35 en do mayor,
Allegro comodo (cómodo pero rápido). «Ha/fner», KV 385, el compositor explica sus intenciones de manera ver-
A/legro maestoso C (majestuoso, rápido): casi siempre se prescribe para rit- bal. El 7 de agosto de 1782 escribe a su padre: «El primer allegro (allegro
mos con puntillo, un rasgo distintivo de la majestuosidad. con spirito C) debe ser de veras impetuoso; el último (presto C), tan veloz
Allegro aperto C (allegro abierto): creo que este término, difícil de com- como sea posible». Por supuesto, esa investigación no puede y no debe te-
prender, denota una cierta ingenuidad, una ligera diafanidad; no hay ner lugar aparte de los hechos musicales. La musicalidad y los instintos
nada que ocultar, ningún secreto. El tempo es algo contenido. musicales deberían hacer imposibles, como última instancia, los errores
Allegro vivace C (vivaz, rápido). En las frases señaladas con vivace, la vi- que pueden surgir de una consideración puramente teórica.
vacidad se refiere a las figuras con notas de pequeño valor, los cuales, Valga como ejemplo la gran Sinfonía nº 40 en sol menor, KV 550, cu-
de ese modo, no deben tocarse demasiado deprisa, para que puedan yas indicaciones primera y última llevaban en su origen la misma denomi-
crefa que assai
la sin par
una lengua que no sucede lo contrario. En
ésta, la con1posi-
pnmer com-
J vez un
poco más
Para comprender las intenciones de compositores en relación
con el tempo no basta con conocer denominaciones los tempi, ya
que su significado ha variado numerosas veces a largo siglos. De-
beríamos intentar entender estas denominaciones, pues, como se en-
tendían en la época la composición. Esto, por supuesto, resulta de es-
pecial importancia en esas denominaciones cuyo significado ha variado
tanto que no se puede diferenciar una aceleración de una ralentización sin
uI1 preciso conocimiento histórico. El anáante, por ejemplo, en la actuali-
dad se considera un tiempo lento, de manera que molto andante significa
136 EL DIÁLOGO MUSICAL
REFLEXIONES SOBRE EL ALLEGRO Y EL ANDANTE EN MOZART 137
muy despacio y pzú andante más lento aún. Con todo, en su origen -el tér-
to y música. Al principio aparece allegro 314, un inicio estimulante, donde
mino se usaba desde finales del siglo xvn- andante significaba simplemen-
el espectador acaba de ver la traición de Pheron y Mirza. Esta parte ter-
te «avanzando», con lo que se señala un tempo medio, más bien animado, en
mina (compases 22-29) con un peculiar ritmo latente de los instrumentos
el sentido de «hacia adelante, sin arrastrarse». En relación con otros térmi-
nos de tempo representa una aceleración (como largo andante: un largo ani-
f f f,
de cuerdá, i ( i I FI en piano. La indicación del director en el ~ibre:
to dice: «Sais sale sola de la casa [ .. .] , mira en derredor para ver s1 esta
mado). Andante aún tenía otro significado que estaba sólo ligeramente rela-
sola». De modo que ahí se describe el latido angustiado de su corazón.
cionado con el tempo: define frases con bajos de corcheas, con lo que éstas
Después, en el compás de fermata, dice: Niemand ist da. Des Tempels Tü-
debían tocarse de una forma regular (égale, en contraposición a inégale,
ren sind geschlossen. Nichts hindert den Vorsatz («No hay nadie. Las puer-
«irregular»). En Mozart, no obstante, este significado ya no era actual.
tas del templo están cerradas. Nada impide mi propósito»). Siguen cinco
Es muy importante saber qué lugar ocupa el andante en la gama de
compases en allegretto 2/4, frescos y decididos: Sais hace su voto. Después
tempi de Mozart y, sobre todo, si las modificaciones de este tempo acele-
siguen veintiocho compases en andante, en los que Leopold Mozart escri-
ran o ralentizan. Igual que generalmente en el siglo xvm, en Mozart el an-
be: «Tiene dudas». En el libreto dice: «Pensativa». Andante, aquí, es una
dante todavía se cuenta entre los tempi rápidos. Andantino (dicho de otro
ralentización del tempo con respecto al allegretto, que expresa muy plásti-
modo, «un poco andante») es, por lo tanto, más lento, del mismo modo
camente la nueva emoción: aber dar/ ich zhn vollziehn? Gehort Sais sich sel-
que meno andante; y piit andante o malta andante, más rápido.
ber zu? («Pero ¿debo realizarlo? ¿Es Sais dueña de sí misma?»). Median-
Justo en la época de Mozart comenzó el cambio de significado que con-
te una especie de invocación del padre muerto, se suceden después unas
virtió al andante en un tempo lento, con lo que las modificaciones mencio-
visionarias palabras de aliento: ]a! Schon horst du mich.' Schon belebt sich
nadas mudaron de sentido. Beethoven escribió a un «suministrador de me-
mein Vorsatz au/s Neue. Du selbst, ja, du /1,ofsest mir íhn ein («¡Sí! ¡Ya me
lodías» inglés, hacia 1813: «En el futuro, si entre las melodías que me pueda
oyes! Ya vuelve a revivir mi propósito. Tú, sí, tú me lo inspiras»). Despu~s
mandar para mis composiciones se encuentran andantinos, le rogaría que
(compás 63 ), piit andante: !ch! Das Werkzeug treuloser Verréiter? [. .. ] Nezn,
me señalara si ese andantino es más lento o más rápido de lo que se consi-
er (derSzepter) bleibe in seinen Hiinden! («¿Yo, instrumento de traidores
dera andante, puesto que esta expresión, igual que muchas otras en la mú-
desleales? [. ..] ¡No, aún lo tienen-en sus manos [el cetro]!»). Aquí vuelve a
sica, es de un significado tan incierto que unas veces se acerca al allegro y
recuperar su antigua determinación, pero con un poco más de heroísmo
otras veces casi es como un adagio». Carl Gollmick escribe en 1833, en su
que al principio: piu andante supone a todas luces una aceleración. Los mo-
terminología crítica: «La traducción literal del andante, andando, ha pro-
tivos de los siguientes compases (73-79) están íntimamente ligados con la
vocado grandes malentendidos. El andante pertenece rotundamente a los
parte media del primer andante (compases 40-42), donde el texto también
tempi lentos [. .. ]». Ahí ya se había llegado al significado corriente de la ac-
es sublime, como aquí. En ese punto aparece piit adagio, es decir: más des-
tualidad y existía una preocupación por que se pudiera interpretar mal, a
pacio. Esa comparación sólo puede referirse al tempo anterior, es decir, más
la manera antigua del siglo xvm.
despacio que antes (no obstante, en modo alguno se refiere a un tipo espe-
En la actualidad la situación es la inversa: el andante se considera un
cialmente lento de adagio). De manera que mediante piu adagio sólo se res-
tempo lento, según los criterios estilísticos del siglo XIX, y los andantes rá-
tablece el andante -el tempo anterior a la aceleración del compás 63-, lo
pidos del siglo xvm se tocan demasiado despacio. Quisiera explicar estas
cual queda también corroborado por la similitud de los motivos. (Desde
relaciones de los tempi con dos ejemplos de composiciones de Mo~~rt. En
nuestro punto de vista actual, habría sido comprensible que Mozart, en lu-
la secuencianº 4 de los coros e intermedios de Thamos, Konig in Agypten
gar de piit adagio, hubiese vuelto a escribir andante, pero puesto que esa de-
(Thamos, rey de Egipto), hay una dramaturgia musical muy relacionada
nominación se entendía entonces más como término de tempo relativo con
con el texto que también afecta a los tempi. La pieza, de hecho, es un me-
el que se podía expresar más aceleración que ralentización, sólo podía ele-
lodrama. A causa de los fragmentos textuales introducidos por Leopold
gir entre piit adagio o meno andante.) Seis compases más adelante a~ar~c~n
Mozart, con ayuda del libreto podemos reconstruir la unión exacta de tex-
otros cinco allegretto con los mismos diseños motívicos que al prmc1p10.
I)onde ,decía: in1pide .c::ii oropósito>>) ahora dice:
,. : • r, el paralelisr:co
sea!>>). L.a 1>ieza terrrill1a, (~o.r.:. urta ±rase en a,,J,agto~. ,)~n:1e, u;eihe trJicb zu
aei;'1er
)
1-rzesterzí1
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\·<<~re 0i,~ rne consagro c;üJJJ.C• -.:1rpr·•,,,.;..~,,,,
::S:c_.__:, __ u _.'L.t:"'.,a. 1....,.-l.t=z:
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escog-,jd,J
:~:;~~~s;~; ~~::-:,: :/:; to~ : t:~e;;~i: : ~~;: ~:~~\l: ;~: : º~: :~:~~:
1
:~~ ::'
a/legra )/8, hasta el c. ,98 andante 2/4, hasta el c. 467 allegro molto e, hasta el c. 605 moro~ento. En grandísim~ contraste sigue el allegro molto C del jardín.ero
andante 6/8, hasta eJ. c. 697 a!legro assai C, hasta el c. 783 piU allegro C, hasta el c. 907 Antonio, cegado de ira; el fragmento más rápido hasta el mom.ento. Con el
andante 6/8 comienza de forma amenazadora la gradación del final. La úl-
prestissimo e 11 tirna escena (compás 697) comienza con allegro assai C, es decir, que tarr,-
bién en. el marco de este final encontramos de nuevo la contraposición de
Todo el final está estructurado en C, es decir, en compás simple, y no
allegro malta (compás 467) y a/legro assai, y también aquí debe ser más rá-
en (C alfa breve. Esto es hu portante porque, en tempi muy rápidos, un error
en ~se punto destruye toda la estructura del acento. (Tal destmc_ció,:1_, por
pido el prünero. La estructura rítmica, JJJ n,
J es idéntica, pero la si-
tuación es diferente: antes se trataba de tosca ira; ahora, no obstante, se
desgracia, sucede muy a menudo, por ejemplo en la ~b~1i:ura de ngaro,
trata de una intriga refinada y planificada. Adern.ás, el espado de grada-
que a todas luces fue escrita y pensada en presto ~ y cast ~1empre se toca en
ción para la aceleración del final es necesario. Éste viene marcado con piit
<t:, es decir, demasiado rápido, lo cual acaba s1endo desastroso. para el alleg;o C-más rápido-; comienza con el desprecio de Marcellina, Basi-
oyente sensible a los tempi en el cierre prestissimo C del se~undo final.! El
lio, Bartolo, el conde y la desesperada turbación de Susan..na, la condesa y
molto andante 3/8 de este final suele emprenderse demasiado despacio Y
Fígaro, y termina en un vertiginoso prestissimo C, ¡pero no (t!
,.nasa de ser una sonrisa irónica a m1 rígido minué. ¡Molto andante, en Mo-
140 EL DIÁLOGO MUSICAL
Donde mejor puede estudiarse el ajuste entre los tempi medios y el es-
mero de Mozart en sus denominaciones es en los accompagnati, los recita-
CAPÍTULO 21.
tivos orquestales. Por ejemplo, en el accompagnato de llia e Idamante, des-
pués del aria nº 19 (Zefiretti lusinghíeri), en el tercer acto de Idomeneo. Del minué al scherzo
Comienza andante, con un movimiento entretejido de los violines: Ida-
mante ha oído por primera vez que llia lo ama. La andadur a de los instru-
mentos de cuerda no debe ser demasiado lenta, representa un ensueño
irreal. Ilia se ve alentada por impetuosas observaciones punteadas por la
orquesta -aceler ada ahora en un molto andant e- y después dice con mu-
cho cariño: ich sage dies nochmals, ích líebe dích («Vuelvo a decirlo, te
amo»), donde el ritmo desciende a larghetto en el staccato cantabile. El
dueto que sigue inmediatamente después empieza un poco piu andante, es
decir, un poco más rápido (que el larghetto). L~s f~ases de danzas suponen grandes problemas de tempo, en especial el
También vemos que es absolutamente necesario conocer el sentido de mmue, ya que en la actualidad apenas ningún músico puede imaginar los
los tempi fundamentales para cada compositor y cada época si queremos movimientos reales de danza cuando toca una de estas piezas. La verdade-
compre nder la ralentización o la aceleración pretendidas de una forma co- ra magnitud de estas dificultades pueden comprenderla mejor que nadie
rrecta. Asimismo, en este caso la mayoría de las modificaciones del tempo los músicos vieneses, puesto que tienen un instinto infalible para los tem-
se hacen en la actualidad en sentido contrario; en lugar de acelerar, sera- pi correctos y las modificaciones de los mismos en danzas posteriores
lentiza en el molto andante, no se encuent ra ninguna relación apropia da ~como las polcas y los valses de la familia Strauss -. La rapidez, el entu-
entre el larghetto, y el dueto se comienza mucho más despacio. siasmo, el acento no están prescritos y, no obstante, todo buen músico
El orden, de más lento a más rápido, habitual hoy en día es algo así: sabe y siente exactamente cómo tiene que tocar, pero también sabe cuán-
d~ las anomalías del compás pertene cen al estilo. Los compositores po-
Largo - (molto) adagio - (piu) andante - andantino - allegretto - d1an presupo ner estos conocimientos y, en Viena, se han conservado du-
allegro - presto. rante casi ciento cincuenta años con toda desenvoltura y naturalidad. Eso
mismo hay que imaginar con los minués y otras danzas del siglo xvrn. En
En la época y el círculo de Mozart, los tempi se ordenab an en princi-
cuanto a la obra de Mozart, en sus sinfonías y en su música de cámara hay
pio de otro modo, sobre todo los intermedios:
numerosos minués que sugieren un determinado tempo por su estructura
armónico-rítmica. Ahora bien, si el trío correspondiente -contem plado
~ ~()to aparte - «exige» un tempo muy diferente, la intuición entra en conflicto
Adagi~ molto
Largo
'
Adagio
An!ntino1 ;:~¡
Andante
~ú,
vivace
Allegro
assai con el (supuesto) conocimiento, ya que en principio se espera que el tem-
po del minué y del trío sea el mismo. Está claro que aquí nos falta el ins-
Alleu tinto certero del conoced or de las formas de danza de antaño con el que,
~e,m
no obstante, contaba el compositor.
Ahora me gustaría intentar, mediante la evolución histórica del minué
La exactitud de esta gradación se corrobo ra si se observa que a veces al scherzo, aligerar un poco el rigor del problema y la inseguridad de los
músicos. Igual que en casi todas las danzas, también el origen del minué es
Mozart utiliza las denominaciones andantino y larghetto para la misma
la música popular y, como casi todas las danzas, su ascenso social a danza
pieza: una en la propia obra y la otra en Verzeichnüss aller meiner Werke
cortesana está ligado a una considerable estilización y ralentización de la
(«Catálogo de todas mis obras»), escrito de su puño y letra.
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sos) a 1nenudo .rnuy cornpJÍcados~ eran coreog.rafiado~3 p-or .-J_ rn.aestro de.
do.nza~-- :?ront-:=; :n1Tnxner~ble:s de b.aHarlo, JQ pc:-
establecer w:1as fcrrnas técnican1ente tan co:n:1plejas que sólc ¡,_u_1os poco; lo--
obtener recotJ.oclln_·[en.to com.c1- perfectos danzantes de 1rúnué.
quería un trío refinado y melancólico. Todos los opuestos concebibles de de la segunda mitad de la primera parte provienen del vals y se dirigen de
la tonalidad principal eran deseables y, por supuesto, también algunos nuevo a él. Esta vez el primer trío es más oscuro, en un fortísimo contras-
estilísticos. Estas diferencias las encontramos especialmente pronunciadas te sonoro y emocional con el minué. El segundo trío es todo un vals tiro-
en los minués de Bach y de Rameau. En la época de Mozart ya hacía tiem- lés; debe toq1rse muchísimo más despacio que el minué.
po que era una indiscutible tradición abarcar en el minué y el trío una gran De modo que también observamos que en el minué instrumental de
gama de las posibilidades más dispares. las últimas décadas del siglo xvrn se unen de una manera completamente
Por lo tanto, podemos contraponer sin miedo ambas formas de mi- mágica todas las formas de danza en tres tiempos, desde la giga hasta la za-
nués diferentes y no debemos empeñamos en intentar presentarlas inseri- rabanda, con las correspondientes danzas populares. Uno casi puede ver
das en un esquema de unidad de tempi aparentemente correcto: el trío las miradas envidiosas desde los palacios (minués cortesanos) a las salas de
debe tener el agradable tempo tirolés y el minué debe tocarse con un ca- baile y las cantinas ... pero también el anhelo en dirección contraria. Esta
rácter más elocuente y rápido. tensión se hizo sonido en los min,ués de Mozart.
El minué y el trío de la gran Sinfonía nº 40 en sol menor, KV 550 están, Hemos visto cómo en algunos minués de Mozart (como en la Sinfonía
en principio, construidos de manera similar, sólo que aquí se ve con mayor nº 40 en sol menor, KV 550) se hace reconocible el paso al scherzo gracias
claridad que el minué proviene del passepied gracias al pronunciado ritmo al tempo y a un ritmo provocador. No obstante,Josep h Haydn iría más le-
de hemiolas. Algo semejante sucede con los minués de los últimos seis jos en esta dirección con sus cuartetos para cuerda y sus sinfonías. Igual
cuartetos de Mozart, todos indicados con a/legro o allegretto (Mozart co- que fue de los primeros en introducir el minué en la sinfonía, también se
rrigió algunos allegros del manuscrito por allegrettos en la primera impre- mostró vanguardista en la transformación hacia el scherzo. Prescindiendo
sión). Los tríos de los Cuartetos para cuerda KV 575, KV 421 y KV 428 de- de muchos minués irregulares en los que el carácter de scherzo está pre-
ben tocarse muchísimo más despacio que los minués rápidos de estilo sente de una forma no pronunciada, Haydn escribió en su Cuarteto para
scherzo. En todos esos minués rápidos se encuentra ya el espíritu, la idea cuerda nº 37, op. 33 -compuesto entre 1778 y 1781-minués con un ca-
originaria del scherzo: el tempo y el carácter burlón, irritar al oyente con rácter tan propio del scherzo que lo indicó de forma explícita con Scher-
acentos «equivocados», interrumpir por diversión el orden natural de la zando o Scherzo (si bien siempre hay que añadirle mentalmente la palabra
acentuación. Vemos así que los dos extremos del minué encontraron una minuetto). También en estos tríos hay mucho de lo folclórico que he des-
continuación en el siglo x1x: el rápido se convierte inmediata e impercep- crito en algunos minués de Mozart. Los minués de algunas sinfonías lon-
tiblemente en el scherzo; el lento, en el vals. dinenses de Haydn ya están emancipados del marco del minué -muy am-
Me gustaría ahondar también en los minués de la Gran Partz"ta para plio, de todos modos- y llevan directamente a los scherzos de Beethoven.
doce instrumentos de viento y contrabajo, KV 361, puesto que presentan di- A veces la musicología ha dicho que se desconoce el origen de los scherzos.
ferentes formas de minué en claro contraste. El primero es un clásico mi- En mi opinión, la paternidad está clara. La danza campestre del Poitou se
nué lento al uso del de Don Gz"ovanni, sólo que en éste la acentuación cada hace cortesana como «minué». En la corte la domestican y se convierte
dos compases es mucho más fluctuante, más irregular. El primer trío para poco a poco en la danza rígida y ceremoniosa por antonomasia de la épo-
cuatro clarinetes es un auténtico Liindler que incluso está basado en melo- ca barroca. Paralelamente, no obstante, siempre perviven formas secunda-
días de canto tirolés. Aquí no hay ningún contraste fundamental de tempo rias rápidas y vitales. Hacia el final de su vida, larga y llena de cambios, el
con el minué lento, la diferencia es puramente sonora y «social>>. El se- minué demuestra tener una gran capacidad de absorción del folclore in-
gundo trío abandona el territorio del minué con sus matices melancólicos glés, alemán y, sobre todo, austríaco. Consigue seguir viviendo, incluso
y unos ritmos que no se pueden bailar. El segundo minué, igual que el de después de su muerte, en el scherzo y el vals.
la gran Sinfonía nº 40 en sol menor y muchos otros con la designación de
allegretto, es probable que deba tocarse muchísimo más rápido. El ritmo y
los desarrollos armónicos son mucho más sencillos, los mordentes finales
~ndicaciones escritas y' no escratag
d~;} M,1,zatrt para ia i~terpr~tación
I?ars. todc cornpositc,r d.e1~-e ser rnuy irt.port.ant:e dejar su~::, obras escrita:.::; de
1
maEera que los músicos ejecutantes las entiendan y las reproduzcan bien.
P;;tra ello, claro está, tiene un papel decisi"IO la cor.te~~pondien.te ·!:radición
ir1,erpretafr,a vigente en cada época. Quj_siera explicarlo con un ejemplo:
De modo que Mozart tuvo que introducir los punteados si quería que
~e tocaran las corcheas por separado: sólo así tienen sentido estos puntos e Con todo, debemos tener claro que, en la actualidad, una articulación
~umerable s °:ás. En la chacona coral nº 9 del Idameneo, los segundos vio- semejante de las obras de Mozart las aleja de una manera decisiva de lo
lines tocan semicorcheas del compás 117 al 154. En ese lugar, de momento acostumbrad o, sobre todo rítmica pero también armónicamente.
no hay ningún_ signo de articulación; únicamente a partir del compás 129 Asimismo; la representació n de los sonidos en la época de Mozart era
hay puntos Y ligaduras. Por supuesto, esos puntos suelen considerarse un diferente a la que hoy se utiliza. Éstos debían cobrar vida sobre todo diná-
error del compositor y todo el fragmento se toca de igual modo, tanto la micamente (Leopold Mozart: «Estas notas deben acometerse con fuerza y
parte con puntos como la que no los tiene. No obstante, carece de sentido ser sostenidas sin énfasis mediante una calma que se va perdiendo poco a
pensar en un error. Todas las partituras de Mozart son prácticamen te fil- poco, igual que el sonido de una campana [. .. ]. Todas las notas, incluso las
pecables ~ aquí tenemos una explicación buena y plausible: hasta los pun- acometidas con mayor fuerza, van precedidas de una pequeña aunque
tos, se articula de la manera normal, según las reglas conocidas; algo así: apenas perceptible fragilidad [. .. ] y esa fragilidad es, precisament e, la
que se oye al final de cada nota») y cuando, de manera excepcional, te-
f1¡fJJPJ Q~ JtP IJf!lY JJJll ~~ nían que sostenerse con una intensidad regular, el compositor escribía te-
nuta (sostenido) sobre ellos. En la actualidad, todas las notas largas se to-
can, en principio, tenuta. Mediante la forma de ejecución dinámica, al
'1s@J331DD JJJJ1~c. . - estilo de las campanas, la frase se evidenciaba, puesto que las notas soste-
125 _,
nidas que se iban perdiendo daban lugar a nuevas entradas. También los
Después ya no. La articulación «normal» queda anulada mediante pun- _cantantes tenían que ejecutar las notas aisladas de una manera dinámica y
dar forma a las sílabas; por supuesto, así el legata -la ágil unión de las no-
t~s Yligaduras ~casionales durante ocho compases, luego vuelve a estar en
vigor durante cmco compases y, por último, queda de nuevo anulada has- tas en una melodía, en líneas generales- se convirtió en el ejercicio más
ta el final del fragmento mediante la articulación autógrafa. elevado y difícil para todo cantante e instrumentista.
Al considerar los puntos introducidos como anulación de la articula~ Los grupos de notas unidos se dinamizaban con la misma duración que
ción corri~nte, se ve lo útiles y lógicos que son los signos añadidos por las notas aisladas. Por ejemplo:
Mozart. Sm una explicación como ésta (que además está bastante bien
~dada~- causa _de la tradición del siglo xvm), gran parte de los signos de como
art1culae1on escritos por Mozart serían ilógicos e incomprensibles. Asimis-
mo, sería musicalment e ridículo pensar que, en lugar del ritmo «de má-
quina de coser» barroco -del que ahora sabemos, por fortuna, que fue donde la curva que hay debajo de las notas debe expresar, más o menos, la
llevado ad absurdum por los antiguos principios de articulación - en la intensidad sonora. ·
se~unda mitad del siglo se dio un constante repiqueteo de corchea~ y se- Para ejecutar notas más cortas y no ligadas había un amplio repertorio
de posibilidades: podían interpretarse desde muy cortas y saltarinas, hasta
m1corcheas. Los antiguos principios no se revocaron de golpe, como mues-
tran con_ b~stante claridad las numerosas obras pedagógicas, sino que fue- suaves y cantables. En principio filPeraba la regla que Daniel Gottlob for-
ron sust1twdos paso a paso mediante una anotación cada vez más precisa muló con especial concisión: «[. .. ] las notas saltarinas se ejecutan más cor-
de los deseos del compositor. En este sentido, Mozart fue uno de los com- tas que los intervalos que avanzan progresivamente [.. .]». Éste era, en aquel
positores más tradicionales, Haydn algo más moderno y Beethoven y Schu- entonces, un principio interpretativ o reconocido por todos y un composi-
tor podía dar por hecho una ejecución así. Si la deseaba de otro modo, te-
bert lo ~~ataron ya prácticamen te todo. Cuanto más autobiográfica fuera
nía que indicarlo de manera explícita. De forma que, para nosotros, lo fil-
la creac1on de un compositor, con mayor precisión determinaba éste la in-
portante es que los compositore s tenían que poner por escrito lo que se
terpretación y más se alejaba de las tradiciones transmitidas.
apartaba de lo normal, de la regla reconocida. La articulación escrita, por
INDICACIONES ESCRITAS Y NO ESCRITAS DE MOZART [. .. ] 157
156 EL DIÁLOGO MUSICAL
lo tanto, sólo representa una pequeña parte de la articulación esperada por el arco se levanta en cada nota». En 1752 Quantz escribe que, donde hay ra-
el compositor. Debemos volver a adquirir los conocimientos básicos tradi- yas, hay que atacar las notas con fuerza y «tienen que sonar la mitad de lar-
cionales. gas de lo que representa su duración». Las notas con puntos se «tocan con
Para indicar los diferentes grados intermedios allí donde, de todos mo- pasos de arco cortos[. .. ] y aguantadas (sostenidas) [. .. ]». Adam añade, en su
dos, no se desprenden claramente del contexto, Mozart diferencia, de ma- método para piano del Conservatoire, París, 1802, que f f fF
se toca de
nera similar a sus contemporáneos, los siguientes signos: modo «que se le toma a la nota tres cuartos de su valor»: gr , gf r g'f , g'I 1.
@ Wj ·u.u Ull WJ «De la otra manera, el sonido tiene que emitirse con algo menos de se-
quedad, de forma que sólo se le tome a la nota la mitad de su valor»:
Su significado no es, de ningún modo, claro; depende de la tradición Ff f í = v1 v, V, V1 • Hiller escribe que el punto y la raya requieren una
local, pero también de la realización gráfica. Las líneas finas verticales tie-
«ejecución muy diferente», aunque sus declaraciones no dejan entrever
nen, por regla general, un significado diferente de las vigorosas, escritas con
cómo. Francesco Geminiani indica en su método para violín, publicado en
pluma ancha. La pluma transmite incluso con mayor precisión los gestos
cargados de emoción de la escritura (más de lo que permitía reproducir la
r
Londres en 1751, que las notas con una raya encima deben tocarse muy
cortas y el arco debe apartarse de la cuerda lo antes posible. Si hay dos ra-
impresión). La mayoría de trabajos de imprenta no contemplan la raya y
yas sobre la nota r. , se está indicando un acento. En general, los métodos
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' l!ru significa ' ou rrollada. Pero un trino así, en aquella época, no era nada más que una apo-
yatura que se entonaba repetidas veces,
tal como lo querían entonces los reformistas. Quizás una notación como
ésta fuera entonces menos equívoca que en la actualidad, porque las apo-
yaturas también se reconocían en su forma implícita y se tocaban como co-
y en fragmentos muy rápidos también puede reducirse a una apoyatura
rrespondía. Hoy sólo se tocan como semicorcheas cuando están escritas
simple. ¿Qué significa entonces ese trino sobre una apoyatura? (Estaba mal
así, lo cual comporta un gran empobrecimiento, ya que son, precisamente,
visto colocar apoyaturas acentuadas sobre apoyaturas escritas muy explíci-
semicorcheas. Como apoyaturas deben tener más peso, más duración, más
tamente porqµe con ello se perdía el efecto de tensión y distensión de la di-
tensión que las otras notas. En la Sinfonía nº 32, en sol mayor, KV 318, Mo-
sonancia.) Sobre una apoyatura sól~ puede colocarse otra apoyatura corta
zart escribe:
y no acentuada, «como apoyo», es decir, antes de la nota tónica, con lo
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28
cual la auténtica apoyatura escrita explícitamente cobra una graciosa insis-
tencia. Esto es lo que ocurre aquí, de manera que el trino completo (en este
caso, sólo tres notas)
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En el primer ejemplo, la apoyatura si' es un retardo en cuarta, una di- debe tocarse como apoyo antes de la nota tónica. Mozart tiene muchos
sonancia que se resuelve en tercera. Tiene que tocarse como una corchea otros fragmentos similares y también algunos que han de tocarse tan rápi-
larga y muy intensa en el marco de una dinámica piano, e irse perdiendo do que el trino no puede acomodarse correctamente antes de la tónica. En
hacia la tónica, hacia la resolución. A esta realización de la resolución de tal caso, la acentuación, que marca la tónica, se alcanza demasiado tarde y
la disonancia se la llamaba «suavizar». En caso de que sólo hubiesen dos se origina un desplazamiento rítmico casi inapreciable que es el atractivo
corcheas, esta expresión no resulta tan concluyente. T ambíén en el se- principal de este adorno. En el cuarto ejemplo, la apoyatura debe tocarse
gundo ejemplo, el valor de las notas de las apoyaturas es muy claro: ar- sin acentuar antes de la tónica porque se trata de una repetición de notas y
mónicamente sucede lo mismo que en el primer ejemplo, pero la figura se porque la nota tónica tiene una raya indicativa de acento. En realidad, una
toca
Mozart. Como
n1_anera expresa a músicc que tccara el acorde '-'-''i!.!L¡JJcc,.v
Comentario de obras
CAPÍTULO 23
Claudio Monteverdi
En las primeras décadas del siglo xvn, Claudia Monteverdi desarrolló poró estos madrigales bucólicos en las escenas correspondientes del Or/eo
su lenguaje músico-dramático, por un lado, sobre la base de este recitativo y evitó así el purismo estilístico y la monotonía musical de los dogmáticos
moderno y, por otro, sobre una sólida formación artesanal como composi- «florentinos»; las óperas compuestas y más comunes allí eran puramente
tor y contrapuntista. Su primera ópera, el Orfeo, fue al mismo tiempo el recitativas. -La recién inventada monodia (acompañada) fue elevada por
comienzo y el primer punto culminante de dicho género. Este compositor Monteverdi a la mayor intensidad expresiva, con lo que rompió sin mira-
dio profundidad musical al recitado, el estilo recitativo creado por los «flo- mientos algunos tabúes de la teoría de la armonía, «por amor a la verdad»,
rentinos». También para él, la palabra seguía siendo la soberana a la que como manifiesta él mismo en una controversia pública. Esta ópera, con la
servía la música. No obstante, la interpretación rítmica y armónica, ade- que el Barroco musical se inaugura de una forma tan brillante, es a la vez,
más del carácter melódico de la letra -declamatorio a pesar de todo--- co- también, la última gran obra en la que se despliega la riqueza de formas y
braron un valor propio. De ello nació una interpretación musical del tex- la abundante y variada gama sonora de la música renacentista. La orques-
to: un lenguaje sonoro totalmente nuevo, jamás oído hasta entonces. ta que requiere el Or/eo se corresponde en todo detalle con la orquesta de
El Or/eo apareció pocos años después de las primeras tentativas con este los interme:a,i que décadas antes se tocaban como entremeses musicales en
nuevo estilo recitativo-dramático. El libretista Alessandro Striggio, hijo del las representaciones teatrales.
magnífico compositor del mismo nombre, empleado en la corte del duque Monteverdi era una persona práctica. Había entrado con veintitrés
de Mantua, era amigo del compositor, de modo que esta obra surgió de años como violinista en la orquesta del duque de Mantua. Allí encontró gran-
la estrecha colaboración entre el poeta y el compositor. La elección de la des estímulos, ya que algunos de sus compañeros eran importantes com-
leyenda de Orfeo para el primer trabajo dramático de Monteverdi es típi- positores (Giacches de Wert, Giovanni Gastoldi, Benedetto Pallavicino).
ca: como «tragedia griega», resultaba adecuada para el nuevo estilo arcai- En diversos viajes -a Hungría en 1595, a Flandes en 1599- tuvo ocasión
zante y, a la vez, en su argumento acaba venciendo el poder de la música, de escuchar a importantes orquestas europeas y de conocer a otros com-
que todo lo puede. positores. Los estímulos musicales recibidos allí dejaron sentir su efecto en
Es la primera ópera en la que, por un lado, la poesía tenía primacía los madrigales que escribió durante esos años, y muy claramente también
-según las nuevas ideas-y, por otro, no obstante, la música participaba en las escenas pastoriles del Or/eo. En 1601, Monteverdi fue nombrado
con toda su riqueza de formas. En esta primera ópera de Monteverdi ya se maestro della musica, es decir, director de música de la corte. Su Favola
vislumbran o se presienten muchas de las formas y posibilidades que bro- in musica L'Or/eo fue escrita para una representación en la Academia
tan en los siglos posteriores: el aria (incluso con da capo), la canción estró- degl'Invaghiti el 22 de febrero de 1607. Más adelante se repitió en el tea-
fica, diferentes leitmotiv, instrumentación de motivos dramáticos y, por tro de la corte y también fue representada en otras ciudades, como Cre-
supuesto, el recitativo. Monteverdi no inventó todas estas formas, sino que mona y Turín. Los escenarios donde se representó eran minúsculos para
fusionó en un todo el inventario de posibilidades musicales antiguas y no- los cánones actuales: el número de oyentes apenas era mayor que el de eje-
vedosas -no obstante, de forma muy innovadora. cutantes. Las dos ediciones dedicadas al príncipe Francesco Gonzaga de
Esta primera ópera de Monteverdi -con toda tranquilidad puede ha- 1609 y 1615 dan fe del insólito éxito de la obra.
blarse de la primera ópera de la historia de la música- contiene, junto al El Or/eo es la primera obra que fue compuesta para ocupar todo el
recitativo dramático de reciente invención, muchos elementos tradiciona- programa de una velada. La sola idea ya es toda una novedad. Hasta en-
les, sobre todo de origen madrigalesco, y danzas de la música renacentista. tonces sólo se habían musicado poemas líricos y los madrigales resultantes
En el umbral del Barroco, el estilo antiguo y el nuevo (prima prattica y se- duraban apenas unos minutos. Monteverdi compuso entonces un poema
canda prattica) trascienden en cierto modo el uno en el otro. Los compo- bucólico -una fábula, que él mismo llamó /avala in musica-, un drama
sitores de madrigales del siglo xvn habían inventado un idioma musical que duraba tres cuartos de hora si se recitaba o una hora y media si se can-
bucólico, un mundo sonoro particular, piezas ligeras y danzables que de in- taba. Con ello se enfrentó a la tarea autoimpuesta de encontrar una cohe-
mediato se asociaban con danzas de pastores y ninfas. Monteverdi incor- sión convincente para cada uno de los diferentes elementos. Como mate-
r1ai
r-Í~rni.c<). {Este princ(p,io se :112.ntien.e tax11bién en 1a r.n.úsica ic1strurnt~nta1
lo~: siglos x1ru y X\THL E,r:: -cJ~a son.a-~11 sien:_pre en.cor!tra::.nos ~n
los que el r:itr.üo del 8.cornpafiarr!lento se cor1gela: alh el scHsta queda, fJ()r
8E;Í decirlo, ~<liberado>>. (:ua:-1dc• el f1,CO.f:lpafi.a.1~ie.nto VlJ.el""lC a f:'3~-q '" PStrnr,_
n.:-.::~evo una
te¡1:,_po y forrn.as del esti~.o d,~1 rondó
para º-·'"·'·······'" ,,.,,.,,P -,,,.,," .A.:sf construye en el ::.:~ero;
1Jor ejernplc,-, una espt:cie de rnadrigal cob.erente a pa1:tü· de riton·udo y
ü.!l
la :Edad Jviedia, sI
n.U1fa. (El segundo
aitis·dca a
el :Jrin1ét pastor) u.n. cont::2.te.n.or> csnt;t en_ fiJscte; -::1 terc,;.:.rn es t1.n baritonr:,
oocer esas relacicHJes e,:, al rnenosJ !.Óer1tifics~rlas. La forrna de det.ertni.nar el
() 1.nJ. tenor capaz de cantar en t1n. re:gistfo rnás bajo; la ninfa es G.r1a sopra-
te.mpo por rr1era intuición y seIJtimiento, que e:; hoy habitual, cvnduce 2J.
no.) El segundo pastor dirige la forma. sirnilar al rondó con su exhortación
caos. Sus proporciones so,1 d l'11portante anclaje que qar:mtiw la con:na-
cdad de la cbra. · · ~ º
para ir al ten1plo y venerar a Hirneneo,. deidaci del. .rr1atrirr1onio: la fiesta
nupcial debe rnarrter1er su -sagrada soler11nídad. lt cc:r1-dnuación viene e] ri-
La ópera conlienza con un zrac sentiraiento de f=lícid;;id to.lo =l -nu"
d <:to .• ,.· ;~· r1=· ··- - ..º 1 ~• . --- • - tornelo y después un dueto del segt1n.do y el tercer pastor, es decir, de te-·
º pa~wrll , , " . • . • -: ' ·· •. '-'.
~~,tL~1pa '"'"l rcgoc.110 Ge vrfeo despues ae que Eundice le baya
'". h ,.,,.-
una nueva interpretación, casi no resulta reconocible, pierde su carácter dos voces de violines, pero en el título o en el prefacio dice algo como «este
de marca de una situación concreta. madrigal debe tocarse con seis instrumentos». Hay también indicaciones
El resultado de mis reflexiones sobre la cuestión del tempo en el Or/eo de tutti sin que se hubiese anotado antes ningún solo. A raíz de estos deta-
es el siguiente: un tempo fundamental recorre toda la pieza y conforma la lles vemos que la interpretación puede ser muy individual, por mucho que
base para establecer relaciones sencillas que se corresponden con las dife- se observe'n todas las indicaciones del compositor. Creo que, incluso en las
rentes situaciones y emociones. Con el tempo de la primera pieza, por así obras que podrían denominarse sencillas desde el punto de vista del adap-
decirlo, se fija ya el desarrollo del tempo del conjunto de la obra. A pesar tador, existen muchísimas posibilidades que son estilísticamente correctas
de que estas consideraciones apenas se perciben al escucharla, se siente y que no se contradicen con los deseos de Monteverdi.
una conexión natural que otorga a la obra su ineludible unidad. La instrumentación de Monteverdi resulta quizá muy austera en com-
paración con la orquesta del Romanticismo tardío, pero en sus escasas
indicaciones se vislumbra un plan muy útil y eficaz para la dramaturgia,
Instrumentación y adaptación del Orfeo explicable por el simbolismo sonoro de la época, aproximadamente hacia
1600. Los cinco actos del Or/eo se desarrollan en dos escenarios: el acto I,
El Or/eo ha llegado hasta nosotros en una partitura impresa bajo la super- el II y el V en el paisaje pastoril de Tracia; el III y el IV en el Hades. Mon-
visión de Monteverdi. Los recitativos, como seguiría siendo habitual más teverdi clasifica estas dos esferas de la ópera en dos cuerpos sonoros
adelante, están escritos en dos líneas; las partes corales al estilo del madri- fundamentalmente diferentes: los instrumento s de cuerda y las flautas, los
gal, en una partitura coral de cinco o seis voces; los cortos entremeses ins- laúdes, los claves y el órgano positivo pertenecen a la esfera pastoril, mien-
trumentales, asimismo, en una partitura de cinco o seis líneas. Al principio tras que las cometas, los trombones y el órgano de regalía simbolizan y
de su partitura Monteverdi menciona una lista de treinta y siete instrumen- retratan el Hades. Las trompetas aparecen sólo en la toccata introduc-
tos, pero· sólo en escasos lugares escribe qué instrumentos han de emplear- toria. En aquella época siempre iban asociadas a príncipes y dioses, y en
se y dónde. En el ritornelo instrumental con el que empieza la ópera no hay modo alguno podían introducirse sólo como matiz sonoro de la orquesta.
ninguna indicación de qué instrumentos deben. emplearse, ni tampoco en (Las trompetas no pertenecen a los músicos, sino a los ministriles y a los ta-
! i
el prólogo. En el primer acto, junto al primer coro se encuentra la siguien- ñedores municipales.) Monteverdi escribe: «Esta toccata debe interpretar-
te observación: tutti stromenti. Pero al principio del acto ID leemos: «Aquí se tres veces con todos los instrumentos antes de que se abra el telón. Si se
comienzan los trombones, las cornetas y el órgano de regalía», por lo que quieren tocar las trompetas con sordina, hay que subir un tono». El moti-
debemos suponer que estos instrumentos no estaban incluidos en el tutti vo de esta indicación era que las sordinas de las trompetas de entonces
stromenti del primer acto. (No obstante, supone una gran diferencia que transportaba n al mismo tiempo el instrumento un tono. Es muy probable
los trombones y las cornetas toquen o no en el coro pastoril.) De modo que Monteverdi prefiriera la versión en re mayor (con sordina) a la varian-
que sólo unos pocos fragmentos del Or/eo incluyen indicaciones precisas te en do mayor, a causa de la correspondencia con el primer ritornelo, que
de cómo han de ser ejecutados y todo lo demás queda abierto. Algunos comienza en re menor. Las trompetas naturales con sordina suenan mucho
instrumentos que aparecen en la susodicha lista no figuran nominalmente más débiles que las abiertas. Probableme nte los cuatro trompetas de la cor-
en la partitura ni una sola vez, mientras que sí se citan en ella otros instru- te se colocaban delante del telón, todavía bajado, mientras que la orquesta
mentos que no vienen mencionados al principio. se sentaba detrás. A causa del equilibrio sonoro y quizá también para no so-
En las Vísperas de la Santísima Virgen de Monteverdi, de 1610, el eje- bresaltar a los oyentes que estaban sentados muy cerca en la pequeña sala,
cutante se encuentra ante problemas similares: hay un elevado número de las trompetas tenían que llevar sordina. Por supuesto, hay que tocar las
instrumentos que se mencionan a lo largo de la obra, pero ninguna indica- tres repeticiones bien con sordina, bien sin ella; un efecto de contraste_ en la
ción concreta de dónde y cómo han de intervenir. Éste, por cierto, es tam- repetición, por ejemplo, sería estilísticamente erróneo e impracticable con
bién el caso de algunos madrigales: en ellos, en ocasiones aparecen escritas trompetas originales a causa del efecto transportado r de las sordinas. Esta
\
usa :más el coro que en sus
res, tanto en escenas cantan los pastores y nir1fas
danzarinas, como en el Hades, donde un asexuado coro de espíritus co- debido a su pequeña caja sonora y a que no posee
menta los sucesos. También el compositor llevado a cabo la fun- ningún tipo mecánica, tiene un sonido ligero y ~·'-~"'·=-·- que se dife-
~~,._u·~'"·~· =·e~· -··-·v- sonora esferas con gran coherencia. Los co- rencia de una pero no demasiado extrema de los restantes ins-
ros pastoriles cinco voces de ser nn·~•,,r1,,~ por mujeres y hombres: trumentos punteados: y En el Or/eo, Monteverdi pide un
las dos voces soprano por mujeres; el contratenor, tenor y bajo por horn- arpa doppia, un arpa doble. contemplar la vemos que ni en el
Los coros de espíritus, también de cinco voces, actos HI y IV acto I ni en el U aparece ningún sonido arpa. Pero antes del acto III dice,
están compuestos sin embargo sólo por voces masculinas contralto, entre otras cosas: «Ahora se silencia el arpa». De manera que debía haber
en la época Monteverdi, era aún una voz masculina aguda que se co- tocado hasta ese momento. En el acto III se encuentra una especie de solo
CLAUDIO MONTEVERDI 177
176 COMENTARIO DE OBRAS
de arpa que, a causa de las notas que aparecen allí, ¡resulta irrealizable con nes correctas de las mismas piezas. Es probable que el propio Monteverdi
un arpa moderna! De manera que debe referirse a un arpa cromática, que sólo escribiera el bajo. De otros casos semejantes podemos concluir que no
tiene un encordado muy complicado, con las cuerdas interpuestas en una existe una sola interpretación correcta para el continuo, sino varias. Por su-
compleja disposición para el músico. puesto, existen numerosas reglas, como que al final de una pieza hay que to-
La escala de instrumentos de continuo con cuerdas punteadas abarca car un acorde mayor, que todo tono de bajo alterado hacia la región aguda
una gama de matices similar, desde el gran clave o cembalone, con su soni- exige un acorde de sexta, etcétera. Vemos siempre que el propio Montever-
do estridente y brillante, hasta el arpa, pasando por el diáfano virginal (una di pide diferentes soluciones armónicas para progresiones del bajo exacta-
pequeña espineta de cuerdas transversales con registro de una sola octa- mente iguales, a veces incluso para una misma frase de la voz superior.
va), la tiorba provista de cuerdas metálicas por indicación de Praetorius En algunos ejemplos de adaptaciones modernas advertimos a cuán di-
(instrumento predilecto para el acompañamiento de cantantes en el nuevo ferentes resultados puede conducir una misma fuente, la primera impre-
estilo de la monodia) y el laúd de sonido suave y sensible (equipado con sión de Monteverdi de 1609. Con respecto al primer coro y la primera
cuerdas de tripa). Desde los sonidos más estridentes hasta los más suaves. danza pastoriles, Monteverdi escribe: «Este ballet debe cantarse al son de
Aparte de éstos, Monteverdi pide un organo di legno, en realidad un órga- cinco violines, tres tiorbas, dos claves, un arpa, un contrabajo y una flauta
no positivo de sonido delicado y con tubos sólo de madera. Sus sonidos dulce piccola». Esta indicación de Monteverdi se pasa por alto en numero-
suelen conformar el fondo para el arpa, el laúd o la tiorba; ensamblan el sas adaptaciones: existe una versión con orquesta de cuerda y grandes flau-
sonido conjunto del tutti sin destacar. El estridente órgano de regalía, cuyo tas (que no octavan) que, además, no participan en la danza instrumental;
uso se indica en los dos actos que se desarrollan en el Hades, los pone tam- otra versión utiliza instrumentos de cuerda y oboes, y en ella el adaptador
bién en destacado contraste sonoro con las escenas pastoriles. Este instru- ha compuesto más voces instrumentales.
mento de teclado, de sonido extremo, está indicado por Monteverdi de Uno de los primeros puntos culminantes de la obra es el jubiloso can-
forma expresa en las escenas del Hades del Or/eo. Praetorius escribe, en to del Orfeo feliz que alaba al Sol. Monteverdi no dio ningún tipo de indi-
1619, que es uno de los instrumentos más adecuados para las diferentes cación para su acompañamiento. Es probable que el mismo"orfeo debiera
formas del continuo y, sobre todo, el instrumento de continuo más apro- acompañar su canto con una lira, para lo cual se prestan muy bien, sobre
piado para el viento-metal. En este instrumento vemos que la «belleza» de todo, el laúd o el arpa. Estos instrumentos también posibilitan un acom-
los sonidos apenas es definible. Los mejores órganos de regalía son de una pañamiento flexible, porque el intérprete debe cantar, según las indicacio-
«fealdad» maravillosamente agresiva; no obstante, sentimos su sonido nes anteriores, con libertad, sin aferrarse a un compás estricto, siguiendo
como bello porque se pone sin miramientos al servido de la expresión sin- el ritmo prosódico. A un recitativo tan libre probablemente le seguirá un
cera. Esta verdad artística era, pues, el credo declarado de Monteverdi. solo instrumento de acompañamiento, pero no una orquesta. Si un recita-
tivo así, en contra de las ideas del compositor, se orquesta, no sólo se alte-
Con pocas excepciones, el compositor deja en manos del intérprete el ra la impresión sonora, sino que la sustancia artística de la composición
reparto de los instrumentos fundamentales a los que incumbe la realización también queda transformada mediante la necesaria introducción de un rit-
y la armonización de las voces de bajo como acompañamiento de los dife- mo. No en vano advierten diversos autores de la época de Monteverdi que
rentes personajes de la trama. La importante pregunta de qué acordes de- semejantes cantos destile recitativo conviene interpretarlos en un tempo li-
ben tocarse sobre el bajo no tiene una sola respuesta clara por parte del pro- bre que se asemeje al discurso natural.
pio Monteverdi. Así, por ejemplo, las armonías de la versión solista del Este canto de júbilo de Orfeo es contestado por la joven Eurídice con
Lamento d'Arianna y de la posterior versión de cinco voces son totalmente mucha sencillez, primor y una conmovedora modestia. Ésta responde di-
diferentes. Si comparamos los ritornelos de la Poppea del manuscrito vene- ciendo sin afectación alguna lo feliz que es, lo mucho que quiere a su Or-
ciano y del napolitano, encontramos que el mismo bajo está armonizado de feo. También aquí Monteverdi dejó sin determinar el instrumento de acom-
manera diferente en cada uno. De manera que se trata de diferentes versio- pañamiento, pero sólo pudo haber pensado en un instrumento de continuo
tilo y el sonido del siglo um;au.u.
está, no estoy siendo objetivo. Sin
tres años que las separan, tuvo lugar el cambio histórico y musical del Re- ro, y no una tragedia épica ni ningún tema de la antigüedad romana_ como
nacimiento al Barroco. No es de extrañar, por lo tanto, que las diferencias los que tanto gustaban a comienzos del Barroco. Letrista y compositor se
entre la primera obra de Monteverdi y las dos últimas sean tan grandes. De aferraron con puntillosa precisión al poema original de Homero. La ca-
hecho, son mucho mayores de lo que se esperaría entre obras de un mismo racterízaci9n de los personajes de los pretendientes, como también de to-
género y un mismo autor. dos los personajes secundarios, se acometió con minuciosidad. Puesto que
Por desgracia no se conservan las obras dramáticas que Monteverdi es- el público cultivado de aquella época conocía con todo detall~ esta _obra
cribió entre Or/eo e Il ritorno d'Ulisse. Tan sólo el Lamento d'Arianna (una pri.t11ordial de la épica griega, Giacomo Badoaro y 1':1ontever~1 pu~eron
corta escena operística que Monteverdi publicó en dos versiones diferen- renunciar al procedimiento dramático de crear tensiones y distensiones.
tes de madrigal) y el breve Combattimento di Tancredi e Clorinda nos de- En cierto modo ilustraron los sucesos que todo el mundo conocía ya como
jan vislumbrar el desarrollo del estilo dramático de Monteverdi a lo largo una secuencia de imágenes épicas. Así no había que representar en .detalle
de ese tiempo. Tanto en Ulisse como en Poppea, los puntos esenciales mu- a cada personaje según las reglas del drama. Bastaba, en algunos casos, con
sicales -que en el Or/eo todavía estaban en los madriga les- quedan anu- hacerlos aparecer brevemente, puesto que el oyente ya conocía a todos los
lados de manera definitiva o, mejor dicho, desplazados. El deseo de Mon- personajes de antemano y estaba familiarizado con ellos. .
teverdi siempre es obtener el efecto óptimo de la palabra; la música no Como era habitual en aquella época, la obra estaba precedida por un
debe distraer nunca de ella, no debe ser una finalidad en sí, interpret ando prólogo simbólico; el hombre es un juguete frágil en las manos de los tres
y apasionando, sino que debe acompañ ar al significado de las palabras, poderes del destino: el tiempo, el azar y el amor. También los dioses están
intensificarlo de manera que al oyente le alcancen, al mismo tiempo, por sometidos a estos poderes. La auténtica tragedia, por consiguiente, nos
«antenas» diferentes, sin ser consciente de ello. Por supuesto, en estas ópe- presenta a un hombre que está a merced de los dioses, pero estos mismos
ras no puede haber arias ni una sola pieza musical aislada, puesto que no no son más que los superhom bres inmortales que se encuentr an a su vez a
harían más que entorpecer la finalidad principal: conseguir el efecto ópti- merced de los poderes del destino.
mo del texto. El argumento se desarrolla en tres niveles. Primero: ·los poderes del
Il ritorno d'Ulisse, por lo tanto, está muy alejado de la ópera «madri- destino, en el prólogo; segundo: los dioses de las escenas divinas, en el
galesca» musicalmente exÚberante que constituye el Orfeo. Los subtítulos primer acto y el último, donde en cierto modo se urde toda la trama (en
originales de ambas obras dan en el blanco exacto de esa diferencia: el Or- el primer acto, Neptuno quiere impedirle el regreso a Ulises para castigar-
/eo recibe la denominación de/avala in musica; el Ulisse, en cambio, la de lo por haber cegado a su hijo Polifemo; en el último, Neptuno deja que el
dramma in musica. Nuestro «drama musical» se encuentra a la misma dis- resto de dioses lo apacigüen, Ulises, al fin, puede encontra r el descanso y
tancia del Or/eo que de la auténtica ópera barroca de arias que se puso de Penélope lo reconoce); tercero: la trama en sí.
moda poco después. En este último caso, el cantante correspondiente era Aparte de las escenas claramente diferenciadas de cada uno de los tres
al mismo tiempo atracción y piedra angular; con ello la letra y la trama dra- niveles, hay tres momento s en los que el mundo de los hombres y el de los
mática fueron perdiend o cada vez más importancia. Este tipo de ópera ba- dioses entran en contacto: cuando Minerva consuela y aconseja a Ulises;
rroca, con sus arias y sus números musicales aislados, se convirtió al cabo cuando saca a T elémaco de Esparta en su carro de nubes; cuando alienta a
de pocas décadas en una revista musical que necesitaba ser reformada. Ulises en su regreso al hogar y al final lo apoya en la lucha contra los pre-
Il ritorno d'Ulisse, por consiguiente, no es lo que hoy en día enten- tendientes.
demos por una ópera barroca, ni por el lado formal ni por el lado músico- El manuscrito de Il ritorno d'Ulisse de Monteverdi, que se encuentra
dramático. Todavía no tiene arias, carece de números aislados y pasa sin en la Biblioteca Nacional de Viena, procede de los fondos imperiales. No
diferenciación de lo recitativo a lo melódico. La palabra, el texto, resulta se sabe cómo llegó a Viena, si bien se conocen las intensas relaciones de
determinante incluso para el desarrollo musical. La base del argumento la Monteverdi con los Habsbur go. Éstos estaban unidos a la familia Gonza-
conforman diez cantos de la Odisea, del decimotercero al vigésimo terce- ga mediante varios matrimonios y Monteverdi siguió cuidando esa vieja re-
182 COMENTARIO DE OBRAS
CLAUDIO MONTEVERDI 183
En cuanto al tercer punto, la instrumentación, hay poco que decir. En Eso resulta muy difícil para el oyente de una lengua que no sea italiano,
el manuscrito sólo se mencionan una vez, como de pasada, violini y viole, puesto que el componente principal, la palabra, le resulta incomprensible.
o con tutti gli stromenti. En mi versión, la instrumentación se basa en un No obstante, una traducción de estas obras se hace imposible precisamen-
grupo de cuerda con violines, violas, violas de gamba y contrabajos, que en te por la íntima unión de palabra y música.
ocasiones están reforzados y enriquecidos por diferentes instrumentos de
viento. En los fragmentos correspondientes se introducen adornos más o
menos improvisados de un solo instrumento. Además de los instrumentos L'incoronazione di Poppea
de cuerda, en esos casos también hay flautas dulces (flautas dulces rena-
centistas con un calibre ancho, hechas de una sola pieza) para las escenas La ópera, como ya se ha dicho, se «inventó» como género en Florencia ha-
delicadas y magníficas; pif/ari (chirimías tiples con las que sólo se puede cia 1600 y fue adoptada, enriquecida y perfeccionada por las cortes dedi-
tocar una determinada escala natural) y el dulzian, similar al bajón, pre- cadas al cultivo de las artes de Mantua y Parma. En 1607 apareció el Or-
cursor del fagot, para fragmentos pastoriles y cómicos; trombones o saca- feo, Arianna en 1608, La /avala di Peleo e di Tetide en 1617 y La finta pazza
buches para el acompañamiento de Neptuno en fragmentos en que se re- Licori en 1627, por citar sólo unas cuantas obras de Monteverdi. Éste, que
quiere seriedad; y trompetas -en aquel entonces obligatorias- para las conocía bien a los pioneros de la ópera florentinos Caccini, Peri y Gaglia-
entradas en escena de los dioses. A estos instrumentos melódicos, que en no, completó sus tan dogmáticas ideas con energía vital artística. Todavía
algunos momentos también aparecen como solistas, se les añade una gran como maestro de capilla de la basílica de San Marcos en Venecia (a partir
cantidad de instrumentos de continuo: un gran clave italiano como instru- de 1613) abasteció de obras músico-dramáticas a algunas cortes y también
mento principal, un pequeño virginal o espineta para acompañar el recita- a ciertos nobles venecianos.
tivo de Melanto, de Eurímaco y de Pisandro. Laúdes y tiorba para el con- No obstante, en 1620 declara estar interesado sólo de manera superfi-
tinuo de las canciones de Melanto, Eurímaco y Anfínomo, también en cial en el trabajo operístico 1 en comparación con sus tareas como músico
combinación con el órgano y el clave para el acompañamiento de los reci- eclesiástico. La moda de la ópera llega por esa época a Roma: donde el car-
tativos de Ulises, Telémaco y Ericlea. Un arpa para acompañar a Pené- denal Rospigliosi (el que sería después el papa Clemente IX) funda una au-
lope, en principio, pero en ocasiones también a Ulises. El órgano para las téntica escuela 'romana de ópera. P~r último, en 1637, la ópera regresa al
escenas de dioses, un regal para Neptuno, Antínoo y para las escenas có- norte de Italia, esta vez con un nuevo papel: se inaugura en Venecia el pri-
micas de Iro. Esta instrumentación no debe tener en modo alguno un ca- mer teatro de la ópera del mundo al que también puede acceder cualquier
rácter definitivo, más bien debe representar una entre muchas posibilida- ciudadano de a pie a cambio del pago de una entrada. En el estreno de la
des, igual que toda realización de una obra semejante, siempre que se le inauguración, un conjunto romano representó Andrómeda, una ópera de
conceda importancia al hecho de que sean posibilidades de la época de Mon- Francesco Manelli, discípulo de Monteverdi. En los años siguientes se
teverdi tanto técnica como estilisticamente. Limitarse a los medios de la inauguraron numerosos teatros en Venecia. Todos estaban dirigidos como
época de creación no tiene una motivación en modo alguno historicista. entidades económicas independientes y se financiaban mediante el dinero
Creo, por el contrario, que una realización de ese tipo también resulta óp- de las entradas. Estos teatros, por lo tanto, dependían del éxito económi-
tima en la actualidad. co. Justamente entonces Claudia Monteverdi vuelve a ahondar en la ópe-
La música de Monteverdi no necesita los efectos de una instrumenta- ra. Tras representar de nuevo Aríanna en 1639, más de treinta años des-
ción y una armonización posteriores. Va tan unida al texto, es tan teatral y pués (quizás una versión nueva en el teatro de San Moisés), compuso Il
dramática que, a fin de cuenta~, debe hablarle con mayor fuerza al oyente ritorno d'Ulisse en 1641 (San Cassiano) y, en 1642, L'incoronazione di Pop-
actual revestida con su sonoridad original. La ópera temprana es, en primer pea (San Juan y San Pablo). En estas obras retoma todas las innovaciones
de sus jóvenes competidores (que también eran discípulos suyos) y lleva el
lugar, teatro. La música sólo debe realzar el acento de las palabras, elevar
la expresión, exhortar al público a seguir el drama con todas sus fuerzas. género, al que ya había conducido a un éxito decisivo hacía más de treinta
186 COMENTARIO DE OBRAS
CLAUDIO MONTEVERDI 187
años, a un nuevo punto culminante. Este rodeo (pasando por Roma) ex-
liz. Esto también resulta aplicable a la segunda ópera de Monteverdi, Ulis-
plica la inmensa diferencia estilística que existe entre el Or/eo y las otras
se, comparable a la primera. Ambas óperas terminan oficialmente con un
dos óperas posteriores. De todos modos, sigue siendo incomprensible la
«feliz» dueto final. El verdadero final de Ulisse, lo que se esconde tras el
frescura intelectual con la que ese hombre de 74 años (dos antes de su muer-
superficial final alegre (lieto fine), es desesperanzado: d~s personas q~e
te) logró superar a sus discípulos en el más moderno de los estilos y sentar
han estado separadas veinte años no pueden retomar su vida desde el m1s-
unas nuevas bases que estuvieron vigentes en el teatro musical de los siglos
mo punto en que se distanciaron, ya no se encuentran el uno al otro. Han
posteriores. (Estamos convencidos de que, con L'incoronazione di Poppea,
cambiado tanto durante el tiempo que han estado separados que ya no
representamos una de las obras más importantes de toda la ópera, compa-
pueden reconocer en el otro a la persona que una vez amaron. ,En vista d_e
rable a las obras maestras de Mozart y de Verdi.)
esta completa incapacidad que impide el reencuentro de Penelope ~ Uli-
Tras toda una vida de experimentación, Monteverdi encontró en sus
ses, Monteverdi sigue el único camino que podía tomar entonces hacia un
últimas obras un estilo músico-dramático absolutamente nuevo que estaba
final feliz. A pesar de todo, hace aparecer a Júpiter en una nube para que
supeditado al texto, pero que a la vez lo interpretaba y dramatizaba. Él
éste logre que Penélope reconozca a su esposo. En el ~ando, por lo t,:111to,
siempre había buscado una óptima «imitación de la naturaleza» y en Pop-
no se trata de un final absolutamente feliz. Monteverdi hace que Penelope
pea dio por fin con el lenguaje musical que representaba toda la naturale-
cante una melodía muy sencilla, si sí, si sí, ti riconosco («sí, sí, te reconoz-
za de la condición humana, de las declaraciones humanas y del dramático
co») a buen seguro porque mediante esta formulación primitiva quiere
movimiento corporal. Monteverdi escogió siempre sus libretos con sumo
exp;esar lo irreal de la situación. A todo el que vea ese final, en realidad le
cuidado: por un lado, según la belleza del lenguaje poético; por otro, se-
parecerá triste. Y es que uno sabe que ese Júpiter que ap~rece y hace _qu_e
gún emociones y contrastes muy determinados que deseaba representar
todo se arregle con un sblo gesto no existe. Percibo una tnsteza muy s1m1-
musicalmente. Así pues, en la introducción a su Combattimento (1624)
lar en el final de Poppe4. Por supuesto, uno podría adoptar un punto de
dice haber escogido el texto de Tasso porque «expresa con naturalidad [. .. ]
vista diabólico y decir: es maravilloso cómo el amor lo mueve todo, cómo
las emociones deseadas» y porque en él encuentra «contrastes que me pa-
arranca a las personas la máscara de su rostro. No obstante, que el poder
recen oportunos para la transmisión de mi música, [. .. ] a saber, belicosi-
del amor sea tan grande como para destruir todo cuanto existe, en el fon-
dad, oración, muerte». Rechazaba con fundamentos precisos los libretos
do no es ningún lieto fine. A pesar de que Papea y Nerón cantan un su-
que no le parecían aprovechables, tal como escribió en 1616 a Alessandro
pu~~to dueto final feliz, ~1 oyente se lleva sin duda el sentimiento de, que el
Striggio, quien le había enviado un texto: «No puedo imitar el lenguaje de
precio de esa presunta felicidad es demasiado alto. No sabemos que pudo
los vientos, porque no hablan; ¿cómo voy a despertar compasión? Arianna
inducir a Monteverdi a componer un libreto tan amoral como Poppea, una
conmueve a los oyentes porque era una mujer; de igual modo, Orfeo emo-
ópera en la que, desde un punto de vista moral, no queda piedra sobre pie-
ciona al oyente porque era un hombre y no un viento [. .. ]». Determinaba
dra. Por supuesto, debemos tener en cuenta que no abordó el tema para
su interpretación del texto tras severos análisis dramáticos y psicológicos,
nosotros, sino para un público con unas circunstancias sociales y morales
tal como podemos ver en la correspondencia de 1627 (acerca de La finta
muy diferentes a las de hoy en día.
pazza Licori). De manera que podemos estar convencidos de que Monte-
El tema fundamental de Poppea es el destructivo poder del amor, des-
verdi seleccionó con gran cuidado el libreto histórico de Poppea (las ópe-
tructor también de la sociedad. El amor muestra cómo se transforma el
ras solían abordar temas mitológicos) para que se correspondiera exacta-
mundo entero sólo por capricho, cómo ese capricho basta para desenmas-
mente con sus ideas.
carar totalmente a cualquier persona. Así, el soberano de un imperio se
convierte en títere de una vulgar prostituta de la calle que no sólo consigue
Ni Monteverdi ni Mozart se manifestaron en lo referente al plantea-
poseerlo y dominarlo, sino que también desenca?e~a ~a total inversión
miento del problema moral en sus obras. En Poppea veo (igual que en los
de la estructura básica de la moral hasta que, por úlumo, mcluso el Senado
libretos escritos por Da Ponte para Mozart) un final desesperanzado, no fe-
de Roma, la más alta autoridad del orbe de entonces, queda humillado cual
188 COMENTARIO DE OBRAS CLAUDIO MONTEVERDI 189
ridículo hatajo de títeres conformistas. Éstos coronan emperatriz a la pros- leza: Monteverdi hace que Octavia pronuncie su colérico precipita gli in-
tituta, le ponen todas las provincias a sus pies y la halagan, además, como dugi en medio de los versos de Otón, después de Dammi tempo, preparan-
si fuera la más virtuosa de todas las mujeres. No obstante, en esta pieza no do su amenaza. Estas interrupciones realistas las encontramos también en
veo una sublevación o una negación total de los valores morales. Se trata muchos otros·fragmentos.
más bien de una representación del poder del amor, capaz de superar to- Monteverdi aborda de una manera aún más extrema el segundo «per-
dos los obstáculos. Monteverdi muestra lo que sucede cuando el amor nos sonaje respetado» de la ópera: Séneca. Ya queda calificado de impopular y
gobierna con total libertad. Sin embargo, en modo alguno dice que haya antipático por la opinión del pueblo (soldados, Valletto) y Monteverdi pone
que luchar por alcanzar el estado de completa anarquía que se origina en- de relieve sus vanidosas y arrogantes clases magistrales (la cote non percossa
tonces. Sin duda no compuso un libreto tan amoral por cinismo; quizá le non puó mandar faville) en secuencias corrientes y, en ocasiones, con colo-
atraían los personajes complejos, las situaciones y los problemas psicológi- raturas vacías, sin seguir la inflexión textual. El carácter sentencioso de sus
cos en constante cambio. Es probable, no obstante, que quisiera conmo- respuestas y declaraciones queda realzado por una estricta forma musical.
cionar al oyente mediante la victoria total de la irreverencia y la amorali- En el minucioso retrato psicológico de Nerón y de Popea, Monteverdi
dad, hacerle perder pie y, sin enseñárselo, hacer que viera por sí mimo emplea todos los medios que tiene a su disposición, con lo que tanto el ca-
hasta dónde lleva la falta de amor, de compasión y de orden. De hecho, el rácter contradictorio y la labilidad de Nerón como la calculadora sofisti-
mismo título dice ya muchas cosas: «La cortesana es coronada emperatriz, cación de Popea ofrecen todas las posibilidades para el más rápido cambio
ofensa a la legitimidad, al honor del Senado y del pueblo de Roma. Lo im- de emociones. Nerón es tanto el emperador -lo cual se manifiesta en toda
posible es posible gracias al puro capricho del amor» (prólogo). frase soberbia- como el mujeriego consentido, necio e inmaduro a quien
Mediante su composición característica, Monteverdi intensifica las par- · todos sus deseos y caprichos le son concedidos al instante. En la escena
tes negativas de todos los protagonistas. Resulta conmovedor en la re- con Séneca se rebela por primera vez contra su mentor, contra la lóbrega
presentación y es digno de mención el hecho de que ni uno solo de los per- eminencia de la corte. En ese caso, Monteverdi se sirve del cancitato gene-
sonajes de esta tragedia esté caracterizado de manera positiva, simpática. re inventado por él para expresar la cólera: rápidas semicorcheas cantadas
Octavia, a la que en la actualidad suele representarse como heroína trági- sobre un sonido fundamental (Monteverdi describe la representación y el
ca, está caracterizada como una persona fría mediante las opiniones de efecto de esta clase de estilo en el prefacio de su octavo libro de madriga-
Nerón, Séneca y su ama de cría. En la escena con Otón demuestra cuál es les). Tras la muerte de Séneca, Nerón -que se considera a sí mismo poe-
su auténtico carácter, el de una vil chantajista; no sólo quiere obligarlo a ta y músico- canta con su amigo, el poeta Lucano, a la belleza de Popea
que asesine a su amada Popea, sino que lo amenaza con la calumnia, la tor- y, al hacerlo, se pone tan furioso que Lucano comienza a temer por su
tura y la muerte en caso de que no obedezca. También aquí se observa buen juicio.
cómo trabaja Monteverdi un texto dramático mediante la repetición de El carácter de Popea queda retratado desde todos los ángulos en la
palabras, las modificaciones y una realista dicción músico-gestual. Las re- primera escena de despedida: el poder sofisticado y sensual con que em-
peticiones de palabras (dammi aita / col sangue / vuo che l'uccida, etcétera) bauca a Nerón y lo obliga a regresar (Tornerai?) es simulado, propio de
nunca están fundamentadas musicalmente, sino siempre por la situación una cortesana. En cuanto Nerón se marcha (escena cuarta), se regocija
psicológica natural: primero la súplica de ayuda cada vez más intensa, des- (Speranza [. .. ]) porque va a conseguir su absurdo objetivo de ser coronada
pués la vacilación y también el ataque de cólera ante la horrible sentencia oficialmente emperatriz de Roma. Popea está preparada en todo momen-
(voglio [...]). Los silencios, también en la reacción de desconcierto de to para pasar de una emotividad demasiado «auténtica» a una refinada
Otón, son siempre tan importantes como las notas. Todo cambio fulmi- frialdad y viceversa: sólo hay que ver la erótica escena décima del primer
nante de pensamientos y emociones está marcado por la dicción y la músi- acto, en la que Popea se aprovecha del profundo enamoramiento de Ne-
ca. Si se comparn, la redacción dramática de Busenello con la realización de rón y desacredita a Séneca entre dulcísimas notas. Estas caracterizaciones
Monteverdi, se observa cuánto se acercó a su objetivo de imitar la natura- musicales extremas eran, quizá, la razón del entusiasmo de Monteverdi
CLAUDIO MONTEVERDI 191
190 COMENTARIO DE OBRAS
por la ópera; en ellas podía desplegar al completo su extraordinario talen- (del manuscrito napolitano). A mi parecer, ésta es una concentración muy
to músico-dramático. sensata emprendida por el propio compositor: después de la intervención
Esta diversidad de caracteres tornasolados, cada uno de los cuales en- de Amor en la escena del asesinato no hay necesidad para el deus ex ma-
carna toda una gama de emociones, se enfrenta a un grupo de figuras có- china, el destino se desarrolla a un nivel puramente humano y, mediante
micas que comentan la acción principal, tan abstracta y rebuscada como esa interrupción, sólo volvería a quedar puesto en entredicho. Amor ha
angustiosamente naturalista. Sólo estas figuras de la esfera vulgar despier- cumplido la advertencia que hace en el prólogo. El argumento se dirige ha-
tan nuestra compasión o nuestra comprensión: tienen los pies en la tierra. cia el dueto terrenal-erótico final. Muchos pequeños recortes y modifica-
Tampoco ellos nos son del todo simpáticos, pero sí podemos confiar en ciones del texto de Busenello hacen suponer también la intervención de
sus sentimientos, son auténticos: los soldados, Arnalta, la nodriza, Vallet- Monteverdi. Por ejemplo: las escenas primera y segunda están entrelaza-
to y Damigella, pero también los tres amigos de Séneca (Monteverdi sigue das de una forma natural porque Monteverdi hace entrar al primer solda-
la versión de Tácito y compone para tres personajes, no para un coro), que do antes de la última secuencia de Otón y que el segundo soldado repita
con una declaración más cómica que alegre pretenden salvar a éste de la soñoliento las palabras del primero, chi parla, en mitad de esa última se-
muerte, y por último los cónsules y los tribunos, que efectúan la corona- cuencia. También cantan después las dos primeras estrofas como en un
ción formal y oficial de la cortesana en una escena de ridícula formalidad diálogo. En la tercera escena, Nerón canta su línea después del quinto
y se revelan así como títeres del emperador. Para los personajes y las esce- compás de Papea, ella empieza entonces de nuevo desde el principio y
nas cómicas, Monteverdi encuentra un encantador lenguaje tonal de estilo prosigue en el sexto; así el diálogo se hace más vivo. La declaración de Ne-
folclórico y de aire madrigalesco popular, que consigue hacer que el pate- rón sobre Octavia lleva a dos repeticiones exaltadas de Papea. Ésta canta
tismo de los personajes serios raye en la parodia. su Tornerai? tres veces ya en la última estrofa de Nerón. En la cuarta esce-
na, P~pea no deja de repetir las dos últimas líneas de la primera estrofa en-
tre las de Arnalta. En la décima escena Papea repite varias veces incitante-
El libreto mente sus palabras y las de Nerón sobre Séneca y consigue con ello una
inmediata sentencia de muerte. De la novena escena del segundo acto ya se
Monteverdi intervino en muchos puntos de la dramaturgia del libreto, tal ha hablado (la escena del chantaje de Octavia a Otón).
como puede observarse al comparar la ópera compuesta y el libreto. En la
ópera se incluyen fragmentos que no aparecen en el libreto y también hay
reducciones y modificaciones que muestran a todas luces la participación La adaptación
de Monteverdi en la redacción. Ni Monteverdi ni Mozart (a partir del Ido-
meneo) pusieron música a un texto en el que no hubiesen tenido una pro- La situación a la que se enfrenta un músico con la representación de una
funda responsabilidad; eso se desprende tanto de las cartas de Mozart como ópera de Monteverdi ya se ha abordado en detalle. En el caso de Poppea,
de las de Monteverdi. Busenello, libretista de este compositor, tomó el mi adaptación se basa en los dos manuscritos de la ópera que se conserva-
tema histórico para su grandioso texto del decimocuarto libro de los Ana- ron en Venecia y en Nápoles, así como en el libreto impreso. Ambos ma-
les de Tácito. La obra de Monteverdi representa una interpretación muy nuscritos son copias realizadas en vida de Monteverdi por escribientes
reflexionada de ese libreto. Suprimió algunas escenas y personajes, como anónimos. En ellas sólo están puestas por escrito las partes vocales y el
la cuarta escena del segundo acto (apoteosis de Séneca), redujo la sexta es- bajo que las acompaña, casi sin cifrado, además de algunas piezas instru-
cena del segundo acto a un dueto de Nerón y Lucano y suprimió a los cor- mentales breves. Apenas hay ninguna indicación acerca de la instrumen-
tesanos Petronio y Tigelino. La siguiente escena (la séptima), entre Nerón tación, sobre las armonías y los tempi elegidos, etcétera. Hasta hoy nunca se
y Papea, también la suprimió. En la última escena se suprimen el diálogo ha conseguido demostrar la relación de estas dos versiones con la autó-
entre Amor y Venus (del manuscrito veneciano) y el coro de amorcillos grafa, desaparecida. Da la sensación de que el manuscrito napolitano se
192 COMENTARIO DE OBRAS CLAUDIO MONTEVERDI 193
remonta a un estadio anterior de la obra que el veneciano. Algunas correc- las Vísperas de la Sarrotislma Vl1rgen
ciones incluidas en éste dejan vislumbrar a Cavalli, discípulo y competidor (Vespro della Beata Ve1rgl1u?J)
de Monteverdi, como autor. Por lo visto, la noción de «taller» era por en-
tonces aún tan fuerte que Monteverdi, por así decirlo, elaboraba sus obras Obras de arte en honor a la Virgen
junto a un grupo de colaboradores. (Ya había colaborado con frecuencia
con otros compositores: en Arianna, posiblemente con Jacopo Peri; en Las obras de arte en honor a la Madre de Dios han ocupado desde siem-
Maddalena, con Salomone Rossi y Muzio Effrem; en Adone, con Francesco pre un lugar excepcional. En la pintura religiosa, en especial en las imáge-
Manelli.) nes de María, se reproducían instrumentos musicales tocados por ángeles
en una época en que la Iglesia todavía no los había autorizado de manera
oficial. Sin embargo, muchos de estos cuadros no parecen representar ver-
El reparto vocal daderos «conciertos eclesiásticos» verosímiles, sino que tienen un sentido
alegórico; a menudo las combinaciones instrumentales más comunes de la
Para nuestra interpretación de Poppea, todos los papeles se dispusieron en música secular son las que están representadas en ellos. Una comparación
el registro original. Otón, por consiguiente, es un altus, con lo que su ca- con la «música mariana» pictórica: las composiciones en honor a María,
rácter débil queda muy bien descrito por su registro, en comparación con las versiones musicales de textos del Cantar de los Cantares de Salomón y
los demás personajes. Nerón tiene una parte de soprano escrita para un otras obras de ese estilo .hacía tiempo que se «secularizaban», se les daba
castrado. Con ello encabeza una evolución obligatoria para el reparto de más pasión y más «modernidad» (para la época) que al resto de música
las óperas barrocas posteriores: el protagonista, el primo uomo -por muy eclesiástica, casi siempre conservadora. Incluso Palestrina, quien una ge-
poco varonil que sea en este caso- siempre ocupa el registro más alto. A neración antes que Monteverdi había sentado las bases de la música ecle-
causa de la gran importancia musical del registro, en especial para estepa- siástica estilisticamente estricta y reglamentaria, dijo en la introducción a
pel (los duetos con Popea, en los que las voces en cierto modo se entrela- una recopilación de motetes: «He dirigido a mi musa hacia los poemas que
zan, el diálogo con Séneca, el dueto con Lucano) y del extremismo psico- están dedicados a la alabanza de la.Santísima Virgen y al Cantar de los
lógico de este personaje, esta óptima solución musical nos parece también Cantares. Para ello he empleado un estilo más apasionado que en el resto
defendible desde la dramaturgia, sobre todo porque en esta obra aparecen de mis obras musicales eclesiásticas, pues a mi entender estas obras así lo
más papeles y escenas de travestidos: Valletto es un auténtico papel mas- requieren [.. .]». De modo que no es ninguna casualidad que precisamente
culino para mujer; Arnalta, la «vieja extraña», todo un papel masculino, en unas Vísperas de la Santísima Virgen fuera donde, por primera vez en la
etcétera. En Venecia era frecuente que ese tipo de personajes los cantara historia de la música, el molde estilístico y sonoro de lo acostumbrado se
un tenor. En la representación escénica nos decidimos, no obstante, por rompiera en una dirección que sólo era posible en la imaginación. En esta
transportar el papel de Nerón al registro de tenor, para lo cual resultaron obra revolucionaria, las innovaciones de la moderna música instrumental
decisivos los motivos de credibilidad dramática. veneciana y del estilo operístico, que contaba con pocos años y en cuya
En esta obra, esto era también justificable musicalmente, ya que los re- formación el propio Monteverdi había participado de manera decisiva, se
gistros instrumentales tenían que determinarse por primera vez; la «parti- aplicaron por primera vez a una gran obra vocal sacra.
tura» original contiene sólo las partes vocales y el bajo. En una ópera de
Mozart, por el contrario, reescribir una voz aguda para tenor comportaría
una intromisión fundamental en la partitura. Una prueba convincente de Las Vísperas de Monteverdi
ello es la forma de proceder de Mozart en la versión para concierto del Ido-
meneo. Las modificaciones e injerencias que el compositor tuvo que llevar Claro está que Monteverdi estaba familiarizado con todas las innovaciones
a cabo sobrepasan el mero transporte del registro. de la música eclesiástica de sus colegas de la cercana Venecia. Desde 1591
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tcr.uú.nabm:~ !c.s cantantes e insa-u1Et:ntss y có:r;!J) s,;:; iev::esent;::1ba c:nton. -:. ~:--::~
taba la 1núsica e_·n otros lug2tes y dejarse iní1uir p:Jr eHo. Sus Scher4z· ??zusi-
una cbra sé1-r1ejante, en la que --~--ÜJ.ciaso eE esta r.üúsica sacra <.::teat:ah>----
t::i!/, c~e J.60"/: :::stán l!"ispirados en eI estilo ./tancés Y~ ·~n .:-::llosi con lastre'.:;
t2-snbién se lt~ c~;ncedr.:. uEa grandísinia ür1potta:r1cia. a 1~1 colocación espacial.
!...--a.-. :.CLJ \7(h..:ales cornb:ÍDB ·)Tf;S Ül~'~Tttn.1f.:ü('Jf (dos ·vi.o_l_i_fl~S y 1.Tf! {..t.::,.:_,. l_ºTV" ,,·~~
Er, las tres p2ttes Je bs Vts¡;er:1; ya mecic1on;:f~7 ; ~:~-~~:~st;/º,: :~
1.607, se sit\le de la tornas0.lada g8.Eta de la orqu::sta
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5 3
para diferente, ÍJ0 strnrnedos
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1 actu¿J a ·uno si.
1
por ejemplo, los instrumentos de pronto sobrantes en los ritornelos de Di- rroco. Se describían, por consiguiente, combinaciones sonoras de instru-
xit Dominus. La mayoría de los coros de las Vísperas son dobles: eso signi- mentos solistas con partes vocales o de diferentes instrumentos, también
fica, para la orquesta, que la colocación básica debe soportar la duplicidad en octavas, que prometían especiales efectos. Se había descubierto la so-
de coro sin que sea necesario el cambio de lugar de los músicos. Praetorius noridad cómo medio de expresión, sólo que no era el compositor quien lo
señala con exactitud cómo se concebían entonces la colocación y la reali- ponía en práctica en primer lugar, sino el ejecutante.
zación de estas obras de más de un coro: «cuando en un concierto» hay Estas combinaciones se escogen también en diferentes solos y frag-
«un coro con cornetas, otro con violines, el tercero con trombones, fago- mentos de solo de las Vísperas donde el grupo de cuerda o las flautas, o
tes, /loitten e instrumentos semejantes», se considera necesario «que se pue- ambos, tocan junto al solista. Por ejemplo, en el Virgam virtutis o el juravit
dan emplear en un versículo violines; en otro trombones; en el tercero /loit- Dominus del segundo coro o en el plena est omnis terra del Duo seraphim.
ten y fagotes». En cuanto a la colocación, dice «haber encontrado también En el Laetatus sum se observa con especial claridad la importancia de la
mejor ex observatione que la misma capellam o chorum /idicinium (grupo instrumentación correspondiente al registro. En esa pieza, el bajón repite
de cuerda) se coloque un poco a un lado del órgano para llevar y disponer cinco veces una figura de ocho compases escrita en negras, que en cierto
las voces concertat de cada fragmento de modo que los vocalistas no sean modo expresa la constancia del viaje a Jerusalén; más adelante, esas figu-
acallados ni ensombrecidos, sino que unos se oigan después de los otros y ras dieron en llamarse «bajos andantes».
todo se pueda percibir[ .. .]. Hay que [. .. ] cuidar de que los niños y demás Las frases de doble coro son más sencillas en su instrumentación: el
concertares (los cuales llevan las partes concertat y vocales) estén separados Nisi Dominus, por ejemplo, de diez voces. Aquí, la asignación de los oscu-
unos de otros igual que los coros y, cuando sea posible, que cada niño o ros instrumentos de cuerda al primer coro, y las claras flautas, los trombo-
coro tenga asignado un instrumento fundamental: [... ] la capellam /idici- nes y el bajón al segundo también consigue claridad cuando ambos coros
nam, no obstante, debe estar colocada a un lado, en el lugar en que pueda tocan juntos, rítmicamente entrelazados. O el Ave Marzs stella, de ocho vo-
asistir a todos los niños y coros [. .. ]». El libro de Praetorius no sólo con- ces, en el que el grupo de cuerda del primer coro, el pi/faro, las flautas dul-
tiene la descripción más precisa que poseemos de la forma de tocar músi- ces y los tres trombones pueden acompañar al segundo coro. Quizás ha-
ca de entonces, ¡se refiere incluso explícitamente a las Vísperas de Monte- bría que mantener también este principio en los ritornelos. Es decir, tocar
verdi en sus indicaciones sobre la instrumentación! el primero -puesto que pertenece al primer coro-- con cuerda, y el se-
En los fragmentos homófonos, como el et spiritui sancto del Laetatus gundo -del segundo coro-- con un cuarteto de flautas dulces y bajón
sumo en el grandioso cierre del Dixit Dominus, el Laetatus sum y el Mag- grave. Acerca de esta combinación, Praetorius comenta : «[. .. ] cuando se
ni/icat, la orquesta de cuerda y viento al completo debe desplegar todo su quiere repartir un coro de flautas entre y junto a coros diferentes con otros
esplendor y timbre. Este sonido pleno de todo el coro y la orquesta es instrumentos, estimo que junto al bajo es mejor un trombón en cuarta o si-
comparado por Praetorius con el mecanismo de un órgano:«[. .. ] cuando milar y aún es más cómodo un fagot (dulzian o bajón)». La tercera repeti-
toda la capella [. .. ] toca y en cierto modo interpreta la obra como un órga- ción del ritornelo pertenece al primer coro, es decir, otra vez al grupo de
no. Qué ornamentum tan bueno, qué esplendor y brillo hay en música se- cuerda, y en ocasiones se toca con ornamentos.
mejante. [. .. ] Y esa armonía se llena aún más y se engrandece con mayor La Sonata sopra Sancta Marza ora pro nobis y el fragmento solo del Mag-
esplendor si se les añaden a las voces medias y superior un bajo de bom- níficat ocupan un lugar muy especial dentro de la obra, también en cuan-
barda, un doppelt Fagot(' o gran bass violon 1d' (el violone italiano), o tam- to a la instrumentación. Y a en la composición, la parte instrumental está
bién otros instrumentos allí donde se estime». El gozo por el esplendor abordada y perfeccionada y recibe tanta importancia que estas piezas de-
empezó a ser un factor determinante en esa época de los albores del Ba- bieron de ser instrumentadas con mucha precisión por el propio Monte-
verdi. Con tanta precisión que, de hecho, no es necesario añadir nada más
* El tipo más grande de fagot. (N. del revisor técnico.) que el instrumento que conduce el cantus /irmus. Está claro que estas pie-
*" Equivalente al violoncelo. (N. del revisor técnico.) zas son auténticos solos y que no pueden duplicarse de ninguna forma ... lo
Ei-'
tenencia 9. la
El violón o violone, el,·,"'"""""' ya entonces se afinaba por cuar-
tas. Para poder ejecutar con claridad pasajes muy técnicos provisto de
E! trastes, como la «El gran violín bajo el fra.."icés basse
violan), el violone romano, como le corresponde a voces graves, es so-
Los instrumentos aquella época, por regla general, ya no están en lemne; con su deliciosa resonancia preserva la armonía de demás voces.»
uso. Por eso parece necesario hacer una breve explicación de cada uno y La cometa, llamada cornetto en Italia, es un instrumento de viento-ma-
también tener en cuenta la ~,.n.,,.~., de un experto de la época (Praetorius), que se sostiene a modo de flauta dulce y se toca de manera similar a la
veía las Vísperas de Monteverdi como una obra ejemplar. trompeta, que con un.a uuuuurn mucho más pequeña. Se trata de uno
200 COMENTARIO DE OBRAS CLAUDIO MONTEVERDI 201
de los instrumentos de viento más utilizados de los siglos xvx y xvu. «[. ..] y Como instrumentos de continuo o «instrumentos fundamentales», como
en concreto las cornetas no deben ser utilizadas para la música delicada, se les denominaba entonces, tan sólo podían utilizarse instrumentos de
buena y suave, sino únicamente para música grandiosa y estruendosa.» En fabricación italiana y, por lo tanto, de timbre italiano. Acerca de la forma
las Vísperas, estos instrumentos son requeridos tanto en tutti «estruendo- de interpretar del ejecutante del continuo, Praetorius escribe: «[ ... ] debe
sos» como en delicados soli, y es de suponer que Monteverdi escribió esas abordar ese bajo general o partitura con sencillez y simplicidad, pero con
partes para solistas excepcionales. Praetorius pone de manifiesto que a esos tanta pureza y justicia como sea posible, tal como las notas se siguen unas
instrumentos también puede otorgárseles ejercicios de particular complica- a otras; tampoco debe hacer demasiadas coloraturas ni Uiu/lin, en concre-
ción: «Empero, quien sepa domeñar y moderar bien su corneta o instru- to con la mano izquierda, con la que se interpreta el fundamento. Empero,
menta semejantes, y sea un maestro de su instrumento [. .. ]». si desea imprimir cierta velocidad o movimiento con la mano derecha como,
El trombón de aquella época se diferencia de manera radical del co- a saber, en delicadas cadencias o, si no, delicadas cláusulas (variaciones),
mún en nuestros días: tenía un calibre mucho más estrecho y un pabellón esto debe acontecer con especial medida y humildad para que los concer-
mucho más pequeño. Por ello, su timbre era, por un lado, esbelto y se mez- tares no se vean impedidos ni confundidos en su tarea, ni su voz se vea obs-
claba a las mil maravillas con los delicados instrumentos de cuerda de en- truida ni sofocada».
tonces y, por otro, no obstante, era también muy flexible, de manera que Junto a los instrumentos de teclado, el laúd es muy importante como
podían pedírsele complicadas figuraciones y coloraturas. «Antes bien, al- instrumento de continuo para esta música. «[. .. ] está sólo dirigido a que
gunos (como entre otros el famoso maestro de Munich, Phileno) mediante (puesto que el gran y amplio mástil impide hacer coloraturas y disminu-
variadas prácticas han llegado tan lejos con este instrumento que logran al- ciones, sino que debe ser asido con dificultad y rigidez) un tiple o tenor
canzar re en la región grave y en la parte aguda hasta do", re", mi" sin espe- viva voce, igual que con la vial de bastarda, cante con él. En cambio, no
cial esfuerzo. Por otra parte, he escuchado también a un hombre en Dres- obstante, también es muy agradable de emplear, e incluso dulce de escu-
de, Erhardum Borussum, que en adelante se encuentra no obstante en char, cuando se utiliza junto a otros instrumentos en un_concierto entero
Polonia; éste forzó su instrumento casi hasta obrar y alcanzar la altura de o, si no, junto al bajo o en lugar de él.»
una corneta, a saber, hasta los más agudos sol" sol re do, y también llegar Con todo, estos instrumentos de precisión estilística que requieren de
tan abajo como un trombón en cuarta hasta la con saltibus y coloraturas tan músicos especializados para ser tocados carecen de valor si se contemplan
rápidas sobre la vial de bastarda (violoncelo) o sobre un carnet (corneta).» como finalidad en sí mismos y no como una ayuda -de valor inaudito-
Probablemente, Monteverdi escribió su sonata para músicos como éstos. para hacer que esta música vuelva a adquirir toda su vitalidad y su ardor.
La flauta dulce del siglo xvn estaba hecha de una sola pieza y tenía una Ésta, y ninguna otra, debe ser la tarea final y el sentido último de todo em-
perforación más del doble de ancha que las flautas dulces barrocas que co- peño cuando se realiza el intento de hacer sonar la música de uno de los
nocemos en la actualidad. El sonido de este instrumento es pleno y ater- mayores genios de los siglos pasados de una manera que deje sentir algo
ciopelado, suave en los graves pero muy enérgico en los agudos. del aliento de aquella época.
El dulzian, similar al bajón, es el predecesor directo del fagot, su soni-
do es blando y con capacidad de modulación. «[. .. ] que el dulzian, igual
que luego los fagotes, es de una resonancia más delicada y suave [. .. ]: por
ende, tal vez a causa de su dulzura, los dulzianes dan en llamarse quasi dul-
cisonantes.»
Pi/faro era el nombre de la chirimía aguda. Con este instrumento, que
es un antecesor del oboe, sólo se puede tocar una escala natural, es decir,
que algunos semitonos no pueden interpretarse. Según Praetorius, el tim-
bre hace pensar en el «cacareo (graznido) de un ganso».
cnrrnún e:r:tre
quepa-
parece
muestra de su envergadura
tinatario
Los seis conciertos re pr,esí':m:an en
1 sentidos, por consiguien-
te, el máximo diferenciación, de variación. La =·~,,-,,-,,~ parece ser, en
,c:.;a.uua,u, la única idea de unión y en ellos está muy por
encima de la ho-
o, la tromp a de la impres_ión
música artística debió de ser toda una sensación. Antañ compases. Esta sucesión se repite otras dos veces -se tien~
a conocer me- mterr um?ir se
caza (corno di caccia) servía duran te las cacerías para dar de que podría repetirse duran te toda la etern idad- para_
zamien~o de o del ba¡o; el
diante señales, a los grupos diseminados en la lejanía el empla con brusq uedad en la segunda repetición después del m~tlv
era tocado sobre todo caden~ 1~ ~e los oboes Y
la caza. Este auténtico instrumento «de aire libre» esperado comienzo del stretto se convierte en una
del concie rto de tnphc 1dad del coro
por cazadores y batidores. También los primeros trompas con el cierre inesperado se pone otra vez de relieve la
caso, esto se .
Bach pudie ron ser virtuosos cazadores itinerantes. En todo -bajo , oboes, cuerd a- media nte acordes alternos.
ica fanfarria con seis blo-
hace muy paten te en su entrée, en el prime r tutti, una autént El tercer movimiento es una auténtica frase de concerto
ritmo de tresill o de las cace- princi pal es el violin o _piccolo,
de caza en la que se adecuan las corcheas del ques de tutti semejantes al rondó. El solista
«norm al» en Bach segun do tu~tz se con-
rías. El resto de la orquesta toca un tutti orquestal muy secundado por la primera tromp a y el primer oboe. El
as y figuradas d~ este tipo se es-
sin que en apariencia le afecten las extrañas señales rítmic vierte en una sensación sonora en pzanissimo (en frases de
cambio del coro co~~n es de
la trompa. Aquí el diálogo concertante ya se perfila en el pera toda entrad a del tutti en/ar te) y lo ejecutan_solos ~o,co
del compá s 9, las trompas in- o piccolo y pnme r v10~ de rzpzen~) se
de ~boes y cuerda (compases 6-7); a partir oboes y violines. El cuarto solo (violin
lo que Bach intro- a activa rse me~i ~-
tervienen como parte conce rtante de igual valor, con rompe en un acorde que tiende al adagio; luego vuelve
fa sostenido y la despu e;, si-
duc~ tam~ién desde el principio las extremas notas fa,
ase~
te el aparente comienzo del tema de rondó y, cuatro co11;p
les en cuanto a tiene ~arac~er
(dec1mopnmero y duodécimo sonidos armónicos) natura gue la verdadera entrad a del tutti. A pesar de que esta línea
o «figuras», se de lo mas varia-
entonación. Puest o que en esta frase los diseños musicales, de final, aún le sigue un minué con combinaciones de trí?s
Bach podía dejar en etame nte habitu al (como en los
corresponden con formas generalmente conocidas, das. A principios del siglo xvm era compl
no escribió rtos muy exaltados
manos de los músicos la articulación necesaria; por lo tanto, Concerti grossi de Hande l, por ejemplo) concluir concie
ninguna ligadura articulatoria. .
con un tranquilo minué, quizá para dejar relajado al oyente
auténticos
En el prime r movimiento, la música principal resalta entre
uoso) retórico muy
bloques de tutti en forma de confrontación (como un diálog o impet El Concierto de Brandenburgo nº 2 muestra un esbozo
de los tres grupos: trompas, viento-madera y cuerd a. al en la que también
rico. Resulta ser una complicada interlocución music
r~curre a un cam-
En el segundo, sobre una refinada base sonora impresionis
ta, el oboe se implementan inversiones y otros artificios. Siempre se
y enigm ático mstrumentos (el
solista, el violino piccolo (un peque ño violín de sonido agudo bio de partes de las voces extremas. La idiomática de los
y el grupo del bajo se imi- ado: una tromp_ eta natural a~-
con una afinación a una tercera meno r superior) reparto del cuarteto solista es muy extrem
está prescr ita repert orio de las pos1b1-
tan mutuamente. Aquí, 1a articulación poco acostu mbrad
a da una flauta dulce un oboe, un violín; casi un
ecen al oboe so- de imitac_ión
por el compositor. Los primeros cuatro compases perten lidades de la produ ~ción de sonidos) logra una impresi~n
por el segundo ficas a otros ms-
lista, cuyas notas determinan la armon ía y están reforz adas mediante la transmisión de figuras instrumentales especí
a tambi én toca con el vi-
Y el tercer oboe y por los bajos. El grupo de cuerd trumentos.
sensibili- ~~unos otr_~s
brato de arco tan estimado entonces en los fragmentos
de mayor En el primer movimiento hay una serie de motivos tutti y
a la quinta se_ongma un dia-
dad. ~stos cuatro compases son repetidos por el violino piccolo que únicamente se utilizan en los solos. Sólo con e~o ya
de cuerda se in- que esperaba
superior, con lo que los papeles de la sección de viento y logo. Bach no indicó ningu na dinámica, lo cual qmere dec1t
instru mento s lado, es opuesta
tercam bian (el vibrato de arco es un /remi sseme nt en los la relación dinámica habitu al de la época que, por otro
pal. Entonces, en tocab an en piano y los tutti en /ar-
de viento). Con ello queda presen tada la sustancia princi a la actual: por regla general, los solos se
bajo e interpre- que no lo acompa-
una secuencia triple, el motivo es recogido prime ro por el te. El solista no necesitaba lucha r contra el tutti puesto
como una ón de diálogo. Al
tado despu és en stretto por los coros de cuerd a y de viento ña, sino que se encue ntra con éste más bien en una si~ac~
y el vzolino 0?es de cada ~no
especie de motivo de acompañamiento. Luego el oboe solista primer enunciado exhor tador del tuttile sigue~_las ob¡ec1
una modu lación de tres la reacc10n del tuttz. En estos dife-
piccolo retoman el motivo en stretto, a lo que sigue de los instrumentos solistas y, luego,
rnovi.J.r,lento
En
oor solistas 11 el baio, En el marco
la dramatu rgia de la partitura , est~ significa que
un asentirniento
O
- el
mmfimie~t; es
a la m,h.~,-<·a
guiente tutti (compases 19-20) las voces de los compases iniciales están obligan así a aguzar el oído. El efecto que parece haber pretendido Bach
cambiadas: ahora el diseño de los violines lo tocan las violas; el de las vio- sólo puede alcanzarse, de hecho, si las flautas se tocan desde lejos o desde
las, los violines; los violoncelos, de momento, siguen tocando su propio di- un espacio contiguo. En momentos en los que intervienen de manera in-
bujo. Con estas breves explicaciones pretendo llamar la atención sobre un dependiente, como en el compás 40, la orquesta debe conseguir un equili-
aspecto poco tratado de la constitución de este concierto que, para mí, ex- brio con ellas tocando con mucha suavidad. La denominación de andante
pone con especial claridad la contraposición comparativa de las tres formas de la segunda frase se refiere, sin duda, al tempo y no a un carácter andan-
diferentes de la familia de los «violines». Además, se pone de manifiesto el te. La frase lenta, por consiguiente, debe recibir cierta aceleración y las pa-
gran arte de Bach para diferenciar un solo y un tutti en una obra. en la que rejas de corcheas deben tocarse de manera irregular. En esta frase es esen-
cada voz tiene un reparto sencillo, a pesar de que siempre tocan todos los cial la distribución perfectamente simétrica que se corresponde, por
instrumentos, es decir, que lo hace con medios puramente musicales. ejemplo, con la de la arquitectura de un palacio barroco, y que también
En este concierto, Bach renuncia a una frase lenta y coloca dos acordes Bach utiliza siempre en sus grandes obras. En la parte central (aquí, com-
como nexo entre las dos frases de a/legro, en el centro de los cuales quizá pases 28-45) se agrupan como marco encuadrante cuatro partes, de las
deba improvisarse una pequeña cadencia que, en esta composición sólo cuales la primera y la última sólo se diferencian mediante el cambio de
para cuerda, únicamente puede ser tocada por uno o varios de los solistas. las voces extremas. Las partes segunda y cuarta se corresponden también
En el segundo a/legro no hay casi ningún tipo de diálogo, algo muy una con otra, con la diferencia de que los fragmentos de eco de la cuarta
poco usual en una frase de concierto barroca. Las armonías se desplazan parte dan la impresión de estar comprimidos. En la parte del medio hay
como en un caleidoscopio a intervalos de medio compás o de un cuarto de pocos tramos de nuevo material y un nuevo diálogo porque las flautas dul-
compás (el compás 12/8 debe entenderse como compás 4/4 de tresillo), ces hacen incisos solistas. En la quinta parte, el tema está en el bajo; los
con lo que las rápidas escalas (en semicorcheas) saltan de aquí para allá ecos de la primera parte -simétrica con ella- no aparecen: en la repetición
como repeticiones de sonidos a modo de campanas (en corcheas) y com- no tendrían sentido porque el efecto ya no sería nuevo. Reconocer esta si-
plicados trítonos spz·ccato intrincados (en semicorcheas) entre cada una de metría es muy importante para la interpretación: la pieza se toca de forma
las voces y grupos de voces. Únicamente aparecen auténticos solos con- diferente a como se tocaría si las partes sólo se sucedieran.
certantes en la segunda parte del primer violín (compases 15-17) y de la A pesar de que el tercer movimiento tiene que unirse inmediatamente
viola (compases 35-37).
al anterior, las flautas encuentran tiempo para regresar a su lugar porque
no entran hasta el compás 23. En este tiempo, todo el material de los mo-
Al principio del Conderto de Brandenburgo nº 4, la denoininación Flau- tivos se reúne ya en los primeros cuatro compases.
ti d' echo plantea algunas incógnitas. En ocasiones se han utilizado agudos
piccolos u octavines, pero éstos suenan mucho más alto que las flautas dul- El Concierto de Brandenburgo nº 5 es, tanto por lo que se refiere al ins-
ces normales, de manera que entonces la orquesta prácticamente resultaría trumental como en relación con su forma, el más moderno de los seis de la
como un ente aparte. Bach se refiere, sin duda, a flautas dulces normales. serie. Se trata del primer concierto «para piano» de la historia de la músi-
En el primer movimiento, los papeles del concertino --el grupo de solis- ca (si consideramos «piano» como expresión general para todo instru-
tas- están divididos: el solista principal es el violín, secundado por un par mento de teclado). Los otros dos instrumentos solistas subordinados por
de flautas dulces que más adelante serán realzadas mediante un lírico gru- rango al clave son los violines, un instrumento solista ejemplar desde el co-
po solista (compases 157-185 y 285-311). El efecto de eco del segundo tiem- mienzo de su desarrollo, y la flauta travesera, que justo entonces empeza-
po debió de ser tan importante para Bach que lo destacó· en el título del ba a sustituir a la flauta dulce; tal vez el motivo de esto fuera la aparición
concierto. Aquí la idea del eco es una interrupción repetida de la melodía del gusto «galante» y «sensible». La flauta travesera era, por lo tanto, re-
que, sin el eco intercalado, se desarrollaría de manera continuada. Los ciente como instrumento solista. Su sonido algo velado y con ricas posibi-
ecos se encuentran en esos lugares en los que se podría poner una coma y lidades de matices sonoros y dinámicos era idóneo e ideal para esa nueva
210 COMENTARIO DE OBRAS JOHANN SEBASTIAN BACH 211
en el más estimado de todos los instrumentos solistas de viento-madera. ¿tq .Qjj_mJf'íJffl n»J'3 JJJJ1 Wf ®U ggUI'Jj
Hay que tener en mente el papel que tenía asignado el clave a ·princi- e') Modifica- /k¡p1,¡
pios del siglo XVIII para juzgar lo sensacional que debió de resultar su uso ción de la
conclusión d) Reacción concluyente
en el Concierto de Brandenburgo nº 5 para el oyente de esa época y qué
temeridad creativa acometió Bach con esta idea. El clave se utilizaba en-
tonces para la música puramente solista, de manera similar al órgano, ins-
trumento con el que era intercambiable. (Se trataba sobre todo de la re-
presentación de música de varias voces compuesta en rigurosas frases; por
aquel entonces, un instrumento de teclado aún no se habría podido ver Para que se entienda mejor, me gustaría introducir una comparación
como «instrumento melódico».) Además, en la música de cámara y en la lingüística:
orquestal, así como en la ópera, fue asignado al basso continuo es decir
que debía tocar con cada una de las voces del bajo y completar : interpre~ a) El jardín es bonito1) y grande2);
tar el dibujo armónicamente. Así, el sonido punteado metálico se introdu- b 1) (porque) allí crecen árboles, flores, etc. (1, 2, etc.),
jo como efecto añadido y deseado, un elemento rítmico estructural que fue c 1) ¡ha resultado ser maravilloso!
imprescindible para la música de los siglos xvn y xvm. A causa de este so- b 2) Además allí también hay corzos, pájaros, etc. (7, 8, etc.),
nido tan llamativo dentro del conjunto, surgieron reglas para tocar el con- c2 ) eso está bien,
tinuo que exigían sobre todo un papel discreto: el acompañamient o debía d) nos alegramos de tener un jardín así.
completar, pero nunca llamar la atención, ni siquiera por su destreza o sus
ricos fragmentos. La fantasía tenía que mostrarse en la forma de tocar, en También los breves incisos del tutti retoman las partes del primer tutti:
el legato, en el arpegio. A este instrumento y, por supuesto, también a sí
mismo como músico que lo tocaba, dedicó Bach su primer «intento» de a) compases 10, 13, 19, 35-37, 44, 49, 101-102, 109-110, 112-115;
confrontar a una pequeña orquesta y a otros dos solistas -violín y trave- b1 ,2) compases 29-30, 40-41, 58, 59;
sera- un clave como concertante y acompañamient o. Con ese objetivo c) compases 31, 41 y 60;
encontró un lenguaje sonoro idóneo para este instrumento, mientras que
al violín y a la flauta les asignó el mismo material emotívico y las mismas fi-, la primera parte del motivo de tutti se ve interrumpida dos veces por un
guras musicales, con lo cual la diferencia sonora de estos instrumentos inciso del solo (compases 12 y 13 ). Los instrumentos solistas reaccionan
quedó puesta de relieve. con nuevos dibujos muy cantables que, no obstante, en el clave son re-
En principio, al ripieno (la orquesta) y a los solos se les asigna un ma- sueltos idiomáticamente en valores breves. Sólo a partir del compás 21 to-
terial de diseños diferente. El primer tutti de ocho compases está cons- can los violines y las flautas un suspirante motivo simplificado de b) del
truido como un rico enunciado retórico subdividido: tutti introductorio; a partir del compás 61 también se retoma el d) del tut-
ti (algo modificado) inspirado en la escritura del solo. A partir del compás
Enunciado: a) Enunciado doble b') Causa detallada A/legro (legato) 71, la interlocución se convierte en un juego sonoro: para ello, Bach intro-
~-----------~ J---------
A.l!t.g,o r-- 1 - - ,
duce en los violines del ripieno y la viola el vibrato de arco que con tanta
j tf' v, rw cr u• ce rr1
(k¡pm)
frecuencia utilizaba, mientras que la flauta y el violín solistas se van pasan-
do un diseño estático muy breve sobre el bajo continuo del violoncelo y los
acordes desplegados del clave. La línea ondulada que aparece hacia el fi-
212 COMENTARIO DE OBRAS JOHANN SEBASTIAN BACH 213
nal de este juego sonoro calidoscópico en las voces de la flauta y del violín da capo: a partir del compás 233 se repite desde el principio, con la corona
parece pedir más un glissando vibrante -tal vez acoplado a un vibrato de en el compás 78.
dos dedos (que se corresponde, por ejemplo, con un trino de un cuarto
de tono)- que un trino normal. (Bach, por lo que yo sé, sólo escribe este Tan único y fundamental en su conjunto y su estilo como el nº 3 es el
símbolo sobre progresiones cromáticas, lo cual puede ser un indicio en fa- Concierto de Brandenburgo nº 6: contra toda tradición barroca, está escri-
vor del glzssando; sus contemporáneos franceses lo utilizan para marcar un to exclusivamente para instrumentos graves. Los instrumentos solistas son
vihrato muy extenso.) En cualquier caso, aquí este paso cromático se en- dos violas y, contrapuestas a éstas, sobre todo en el tutti, encontramos dos
cuentra realzado de una manera emocionante, ¡en pianissimo ! violas de gamba. Las violas y las violas de gamba tienen más o menos la
También la frase lenta está compuesta siguiendo de manera rigurosa misma extensión. Bach, por lo tanto, las enfrenta aquí como exponentes
el esquema del concierto, con lo que la invariabilidad del trío se convier- de las dos familias instrumentales rivales (la familia de los violines y la de
te en su especial atractivo: solo y tutti se distinguen uno del otro única- las violas de gamba). Lo que es más: desde mediados del siglo xvn, la viola
mente mediante distintos motivos, una dinámica diferente y otra forma de gamba era, junto al violín, el instrumento solista más distinguido, su so-
de tocar. En los fragmentos de tutti, el clave toca unos compases de con- nido se comparaba con la «voz nasal de un diplomático» y nunca se utili-
tinuo en el sentido tradicional (exigidos por Bach mediante accomp. y el zaba en la orquesta. El propio Bach escribió únicamente solos para viola de
cifrado). Considerado de un modo superficial, cinco fragmentos de tutti gamba, excepto en su Concierto de Brandenburgo nº 6; aquí la aristocrática
se enfrentan a cuatro fragmentos de solo. En realidad, no obstante, son viola de gamba solista queda degradada a un plebeyo instrumento de tutti
también cinco fragmentos de solo, puesto que el cuarto se compone de a causa de las violas, verdadero instrumento orquestal de pura raza para el
dos fragmentos consecutivos: después del cuarto fragmento solista, que · que hasta ese momento no se habían escrito solos y que no se conocía en
termina en el compás 39, se espera en vano la entrada del tutti; así, las ex- modo alguno como instrumento virtuoso (como en el primer y tercer mo-
pectativas del oyente quedan truncadas y éste se prepara para el final in- vimiento) ni como expresivo instrumento melódico (como en la segunda
minente y concluyente. frase). En la primera mitad del siglo xvm se había vivido con mucha in-
El allegro de la conclusión está caracterizado por un ritmo de giga y tensidad la rivalidad entre la distinguida viola de gamba -que, con su so-
por motivos de caza. Este ritmo fundamental se puso muy de moda a lo nido delicado y nasal, se tocaba en saÍones para un selecto círculo de oyen-
largo del siglo xvrn para movimientos sinfónicos finales. Bach escribe este tes- y el violín o el violoncelo -que, con un sonido fuerte y extrovertido,
ritmo 6/8 en un compás 2/4 con tresillos,m m, con lo cual las cor- se tocaban en grandes salas o incluso podían tocarse al aíre libre-. Una y
cheas con puntillo ( J) ) y las semicorcheas de lostresillos se pueden ajus- otra vez se escribía (Le Blanc: Verteidigung der Viola da Gamba [«Defen-
tar. Esta notación está legitimada por las reglas de acentuación, que en- sa de la viola de gamba»]) que los vulgares y burdos violines, encordados
tonces eran universales. 6/8 ffi m tenía que tocarse con dos acentos con gruesas cuerdas, desbancaban a las violas de gamba. En ese momento,
J J t'enía una parte de compás acentuada y otra
fuertes diferentes, 2/4 ¡¡,. Bach ilustra la victoria de la familia de los violines con este concierto, en el
átona o débil. Por supuesto, esto también tiene repercusiones en el tempo. que hace que la viola, ni siquiera el violín, sino el instrumento más bajo de
En esta frase, el material temático es el mismo para tutti y para solo. De es- su género, destrone a la viola de gamba.
pecial interés resulta el fragmento (tras el compás 79) en que uno de los En este concierto, la estructuración solo-tutti también se consigue con
instrumentos solistas (primero la flauta, luego el violín a partir del compás medios sobre todo musicales y dinámicos, y no a través de una auténtica
89 y el clave a partir del 99) y más adelante (a partir del compás 148) los ejecución solista. Los motivos del solo y del tutti están fuertemente dife-
violines del ripieno y la viola tocan una melodía cantabile formada a partir renciados. Prácticamente todo el primer tutti consta de una competición
del encabezamiento del tema, acompañada por dos o tres instrumentos so- despiadada, casi brutal, de las dos violas por fijar el compás: ambas voces
listas en divisiones trítonas. De modo que aquí los ripienzstas también par- se acosan la una a la otra sólo con una corchea de distancia, con lo que se
ticipan en la andadura del solo. Esta frase está estructurada como un aria crea la impresión de que cada una de ellas quiere fijar con obstinación el
Nueva versión (e 40)
rr11ento
que, en los Conciertos nºs 1, 2 y 3, Bach tenía un contrabajo con un C gra- el resto de personajes, s (sursum), por arriba, es decir, que esos pasajes de-
ve; en el 4º Y el 5º, el tono más grave del instrum ento parece ser :i5, y pue- bían cantarse más agudos. Más adelante se añadieron otros signos diferen-
ciales. Tras la Reforma luterana , la Pasión se siguió cantand o de una ma-
de o~servar;e que alguno~ lu~ares están ;!,esplazados hacia arriba; y en el
C~nczerto n 6, Bach requiere mcluso un B grave (en la última frase, cam- nera parecida. Muy poco después empezó a haber composiciones alemanas
pas 45), para lo cual-o quizá para todo el concier to- habría que darle de la Pasión en las que se sucedían fragmentos de una y de varias voces, can-
una afinación más grave a la cuerda de e. tadas por el pastor y por el coro. Estas formas se fueron haciendo cada vez
~uesto que la voz de contraba jo suele derivarse sin diferenciación de la más variadas y también se compusieron versiones libres con varias voces de
habitual voz de bajo (violoncelo, fagot, clave), esta voz que, de manera ex- la Pasión. En ocasiones se combina ban los textos de los cuatro Evangelios.
cepcional, está escrita en los Conciertos de Brandenburgo es especialmente Hay composiciones de la Pasión de casi todos los compositores signi-
reveladora: hay fragmentos (como en los compases 25/26 y otros en el Con- ficativos de finales del siglo XVI y del xvn. Cada vez se intercal aban en el
cierto nº 2) en los que Bach escribe el violoncelo y el bajo octavados con lo argumento más cantos (himnos) que a menudo eran entonad os por los fe-
que el contrabajo crea dobles octavas (cosa que hoy no suele obs~rvarse ligreses. En la segunda mitad del siglo xvu, las nuevas formas músico-dra-
puesto que la mayoría de contrabajos llegan sólo a E y se sobrenti ende que máticas de la época barroca procede ntes de Italia empeza ron a utilizarse
los m_úsico~ octavan hacia el registro agudo las notas que se encuent ran por también en las Pasiones. A los textos bíblicos se les añadían a menudo
debaJo de este). Este efecto tan importa nte y fuerte aparece también en el poemas líricos y cantos contemp lativos. En ocasiones se llegaba incluso
Concierto nº 4 (compases 29/30, compases 154-156), en el nº 5 (en muchos a poetizar con toda libertad fragmentos de los textos bíblicos. Por último,
lugares) Y en el nº 6. En ocasiones, la voz del bajo continu o está escrita a la más o menos a partir de 1700, se hicieron versiones libres de toda la Pasión
~ctava superior, lo cual produce notas y relaciones unísonas; otras veces en forma de libreto (Der blutende und sterbende Jesus, de Menant e, Der /ür
mduso dos octavas más arriba, de manera que el contrabajo suena una oc- die Sünde der Welt gemarterte und sterbende Jesus, de B. H. Brockes), en
tava por encima del v.ioloncelo. Por consiguiente, sólo gracias a esta parti- las que se ofrecían las más amplias posibilidades mediant e un lenguaje lle-
tura puede verse ya qué instrum entos tenía Bach a su disposición o desea- no de emoción y la presenta ción dramática de la interpre tación musical.
ba (parece que eran diferentes) y cómo manejaba de forma diferenciada el Junto a éstas seguía existiendo, claro está, la composición de la Pasión pu-
registro (si 8' loco, 4' octava superior , 16' octava inferior o 32' dos octavas ramente bíblica, la única que se podía emplear en la liturgia.
más abajo que la voz del violoncelo). A la cabeza de este desarrollo se encontr aba la ciudad de Hambur go.
Allí destacar on Georg Philipp T elemann, J ohann Mattheson, Reinhar d
Keiser y Georg Friedric h Han del (antes de su afincamiento en Inglaterra),
que le dieron un grandísimo impulso a la vida musical en todos los géne-
ros imaginables (concierto, ópera, música festiva). En Leipzig las cosas
eran muy diferentes. Allí, el cantor del Colegio de Santo Tomás era también
Ya ~esde época muy tempran a, hacía el siglo 1v, en la Iglesia cristiana era
habitual leer, en el marco de la liturgia, la Pasión de Jesucristo asignando el director musical de la ciudad. Éste debía ocuparse, de acuerdo con el
los papeles o, mejor dicho, cantarla en himnos doctrinarios el Doming o de concejo municipal, de la música de cuatro iglesias y, además, proveer de
música representativa para las festividades oficiales de la ciudad; allí no ha-
Ramos Y durante la Semana Santa. Casi siempre lo hacían cuatro eclesiás-
ticos: ?l primero cantaba las partes narrativas; el segundo, las palabras de bía ópera. La estructu ra de la vida musical era conservadora. Con Johann
Kuhnau , predece sor de Bach, en 1721 se interpre tó por primera vez una
Jesucns to; el tercero, las sentencias de diferentes personajes (Pilatos, Pe-
dro, el sumo sacerdote, María, etcétera); y el cuarto, las exclamaciones del Pasión modern a con música figurativa. Hasta entonces, allí sólo se cono-
cían las tradicionales representaciones coraÍes de la Pasión.
pue_blo_. A ?artir del siglo IX encontr amos algo parecido a lo que podrían
La Pasión según san Juan es la primera obra de gran envergadura que
s?r md1caci~nes para la audición mediant e letras: en el Evangelista, e (cele-
rzter), es decir, acelerado; en el texto de Jesucristo, t (tenere), contenido; en
escribió Bach para su nuevo puesto de trabajo en Leipzig. No está muy da-
se
1nere d,~ar
mundo?
son las pregunta s de n1ediar11:e tt1 sufti1nientc y :1.11ue1. ~e~'
Si6n" cercana la redenció n del
·Puesto que no mundo?
decir nada a c:1us1I del El dolor te decir .nada.
indina 1a cabeza Pero indinas la cabeza
y con ella dice que sí. y en silencio dices que sí.·
Coral Ach gro/3er Konig nudo se trataba de mejoras, a veces de simples adaptaciones a nuevas cir-
Coral Nicht diesen sondern Barrabam cunstancias. Estas modificaciones han llegado hasta nosotros mediante di-
Betrachte - Erwiige ferentes voces que se han conservado de las representaciones de Bach y
Coral Sá gegrü/3et, lieber Jüdenkonig nos dan una idea bastante clara de cómo adecuaba éste sus deseos a las po-
Coral Kreuzige, kreuzige! sibilidades prácticas. La versión final de la obra la registró en una partitu-
Coral Wir haben ein Gesetz ra que fue escrita en sus últimos años de vida. Las primeras veinte páginas
Coral Durch dein Ge/iingnis, Gottes Sohn las escribió él mismo, el resto lo escribió uno de sus discípulos. En esa úl-
Coral Lássest du diesen los tima parte se encuentr an numerosas mejoras de su propia mano.
Coral Weg, weg mit dem, kreuzige! Puesto que la orquesta que tenía Bach a su disposición estaba en par-
Coral Wir haben keinen Konig te formada por estudiantes y, por lo tanto, su plantilla cambiaba de conti-
Ezlt, ihr ange/ochtnen Seelen nuo, siempre tenía que adecuar la instrumentación a las nuevas circuns-
Coral Schreibe mcht: der Jüden Konig tancias: en lugar del oboe da caccza empleaba en otra ocasión un oboe
Coral In meines Herzens Grunde d'amore· en lugar de una viola d'amore, violines con sordina; en lugar del
laúd,m: clave una vez y el órgano otra. Desde luego, éstas eran soluciones
de emergencia para poder llegar a representar la obra y volvían a anularse
Los fragmentos anterior y posterior a este núcleo, por supuesto, no cuando ya no eran necesarias. No obstante, Bach también efectuó algunas
son tan abs~lutamente coherentes en su simetría, si bien se pueden obser- mejoras: en todos los coros y en algunas arias hizo que un fagot tocara con
v~r con claridad correspondencias que subrayan el carácter de un gran- los violoncelos. En el aria para tenor Ach mein Sinn, que al principio sólo
dioso marco: el coro del principio y del final (en este sentido el último estaba acompañ ada por instrumentos de cuerda (también hoy la mayoría
cor~ no pertenece a él, sino que en cierto modo debe representar los pen- de las veces, asombrosamente), escribió tutti" li strumenti, es decir, que te-
sa~1ent_os de !esuc:is~? después de la lectura de la Pasión); la pareja de nía que tocarse con todos los instrumentos pero, según deja entrever una
~are dzeser nzcht ezn Ubeltiiter - Wir dür/en niemand toten se encuentra al voz de fagot que se ha conservado, quizá sólo en la introducción, los inter-
fmal de la parte anterior del marco, que se corresponde con el coro Lasset ludios y el postludio. La denominación de /arte y pzano tan precisa en esta
uns den nicht zerteilen al principio de la parte posterior del marco. El in- aria sólo puede entenderse como tutti (con vientos) y solo (sólo cuerda).
crem_ento de arias en las partes del principio y del final encuentra así una En los coros Sei gegrü/!,et, lieber Jüdenkonig y Schreibe nicht: der Jüden Ko-
co~vmcente explicación. Esta construcción poderosa, arquitectónica, ma- mg, hace que las flautas y los oboes que representan el griterío ¿el pueblo
ravillosamen_te estructurada, eleva la primera obra de la Pasión de Bach -que en esa complicada tonalidad para los instrumentos de v1:nto de la
muy por en~ima de las obras correspondientes de sus predecesores y de sus época no habrían sonado con suficiente fuerza- vayan acampanados por
contemporaneos, que no van más allá de una mera yuxtaposición de cada algunos violines, «no todos».
uno de los temas. El texto bíblico de la Pasión es excesivamente árido por En los últimos cien años se ha reflexionado mucho al respecto de has-
lo que respecta a una buena forma musical y, no obstante, los corales po- ta qué punto se utilizaban y deben utilizarse el órgano o el clave para el
p_ulares especialmente importantes para una estructuración audible no es- continuo. Pese a que la discusión sobre esta cuestión no cesará, en la ac-
tan en modo alguno agrupados desde un punto de vista músico-formal. A tualidad se cree con bastante seguridad que básicamente Bach daba pri-
P:sar de estas condiciones tan complicadas, Bach creó una obra que no macía al órgano en sus obras eclesiásticas y también para los recitativos (el
s?lo pres~~ta detalladamente los más profundo s enunciados musicales, clave se utilizaba como instrumento «secular», sobre todo en óperas y para
smo tambren una convincente y monume ntal estructura conjunta. música de cámara), pero que en caso de necesidad, cuando no había órga-
Bach re~resentó_ su_Pasión según san Juan unas cuatro veces a lo largo no (en una de las representaciones de la Pasión según san Mateo) o cuan-
de su estancia en Le1pz1g. En cada representación modificaba algo. A me- do no tenía laúdes (en la segunda o la tercera representación de la Pasión
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et
oi,r/t,u ,-, afias el ,_c,,cu,..uacUCil '-.,Ul.t<;:¡~WlH1 H.i.U.>11.-l.llli, «u.uua• uv
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tas y timbales- nos parece pequeña (sus proporciones, dicho sea de paso, J ohann Matthias Gesner, director del Colegio de Santo Tomás de Leip-
se corresponden exactamente con la agrupación que Quantz indica aún en zig de 1730 a 1734, nos dejó una viva descripción de un ensayo para una
1752: «A ocho violines les corresponden: dos violas, dos violoncelos, con- gran obra: «Todo esto lo calificaría[. ..] de completame nte irrelevante si
trabajo, dos oboes, dos flautas, [. .. ]»), pero debemos tener en cuenta que [. .. ] no pudiese ver a Bach; lo menciono a él porque no hace mucho que ha
también el coro era pequeño en comparación con los coros de oratorios sido compañero mío en el Colegio de Santo Tomás; cómo toca con ambas
actuales y que en la tribuna de las iglesias había muy poco espacio, pero, manos y todos los dedos nuestro piano, [... ] o ese instrumento fundamen-
sobre todo, que la unidad sonora de coros, arias y recitativos, importantí- tal cuyos incontables tubos hacen sonar los fuelles, cómo se apresura por
sima para Bach, hubiese quedado enormemente distorsionada por una los teclados con ambas manos aquí, con pie raudo allá, [. .. ] y a la vez está
gran orquesta. Además, la acústica de la iglesia amplificaba y fusionaba el atento a todo y hace mantener el ritmo y el compás a 30 o incluso a 40 mú-
sonido. En muchas descripciones puede leerse lo importante que era para sicos, a éste con un movimiento de la cabeza, al siguiente con el pie, al ter-
los compositores de aquella época la adecuación de sus obras y también de cero con un dedo amenazante, [. ..] cómo en medio de la estruendosa ac-
las orquestas a las salas. El delicado sentido de Bach para la acústica ar- tuación de los músicos, a pesar de que él mism~ ha de tocar la parte más
quitectónica nos ha sido transmitido de manera explícita. Eso escribe su difícil, percibe de inmediato cuándo algo falla en algún sitio; cómo lo man-
primer biógrafo, Forkel, quien recibió esta información de Philipp Ema- tiene todo unido [... ]; cómo siente el compás en todo su ser, verifica las
nuel Bach: «Sobre todo, a la aguda mirada de su intelecto no se le escapa- armonías con fino oído, produce todas las voces con su propia garganta
ba nada que tuviera cualquier tipo de relación con su arte y pudiera utili- [. .. ]. De hecho creo que al amigo Bach sólo [. ..] Orfeo le sobrepasa [. .. ] en
zarse para el descubrimiento de nuevas ventajas artísticas. Su atención a las algunas ocasiones». Un hijo de Bach, Emanuel, y su discípulo Johann Frie-
excepciones de grandes piezas musicales en lugares de diferente naturale- drich Agrícola escriben: «En la dirección era muy meticuloso, y en el tem-
za, su oído experimentado, con el que percibía fallos tan minúsculos en la po, el cual generalmente interiorizaba con mucha claridad, se mostraba se-
música de más voces y mayores orquestas [. .. ]». gurísimo». En 1758, Jacob Adlung escribió: «Parecen tene~ razón todos
Este agudo sentido sonoro de Bach es también la causa de su sutil y va- aquellos que saben de muchos artistas pero reconocen que sólo ha habido
riada instrumentación. En todas las arias de la Pasión según san Juan inter- un Bach en el mundo».
vienen varios instrumentos. Las refinadas combinaciones sonoras, como
laúd y violas de amor o flauta travesera y oboe da caccia, subrayan la emo-
ción del aria en cuestión. La emoción, la expresión musicalmente corres- La Pasión según san Mateo
pondiente, era un principio estructural fundamental de la música barroca
y objeto de complicadas teorías. La interpretación musical que hacía Bach Nada más terminar su primer gran oratorio de la Pasión, la Pasión según
de los textos va desde insistentes sermones retóricos de frases enteras (aria san Juan, Bach comenzó a trabajar en la Pasión según san Mateo. Este tra-
tenor Ach mein Sinn) hasta cuadros aislados de una sola palabra; no obs- bajo se extendió a lo largo de varios años y ni siquiera estaba concluido en
tante, también abarca todo el lenguaje simbólico de la época: símbolos la representación original del Viernes Santo de 1729. De hecho, no se han
músico-metafóricos cuando hay que despertar una idea gráfica mediante conservado ni la partitura ni las voces de esa representación. Hay incalcu-
una frase musical; ascensión o descenso, ondas de agua, azotes; símbolos lables indicios que apuntan a que la obra, tal como la conocemos y nos ha
que se desprenden de las partituras, como el arco iris del aria nº 23 llegado en una ostentosa partitura autógrafa y en una composición com-
pleta de voces en gran parte autógrafa, no tomó su forma definitiva hasta
pasar por toda una serie de revisiones y modificaciones. Puesto que el co-
nocimiento de la arquitectura de una obra contribuye a su mejor com-
o también signos numéricos de los más diversos significados. Las obras de prensión, la estructura de sus distintas fases será expuesta aquí con breve-
Bach, por lo tanto, manifiestan una variedad realmente inconcebible. dad. (Sigo en esencia las convincentes explicaciones de Friedrich Smend.)
l
226 COMENTARIO DE OBRAS
JOHANN SEBASTIAN BACH 227
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De hecho, en un principio Bach había dispuesto los movimientos y secuen-
cias de la nueva obra en ese sentido. Como base textual de las partes no li-
túrgicas utilizó Erbauliche Gedancken auf den Grünen Donnerstag und Car-
Jreitag ... 1725 («Edificantes reflexiones sobre el Jueves y el Viernes Santo»),
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Coral: Wie wunderbarlich íst doch diese Stra/e la
"".,- ~7§ _§ Aus Uebe wi/1 mein Hei/and sterben I Mi patria ~~ -~ ~
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~ ~ ] ~~l ~ ~ :g §>
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Pilatos: Was hat er denn Übels getan? -~ -~ ..., "., ~ ¿¡
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ich einmal sol! scheiden en do mayor. En este último coral volcó con total los feligreses. No es de extrañar que esta forma de canto suniamente festi-
intensidad los sentimientos más personales y conmovedores en la muerte va y enérgica fuera adoptada también por la música artística. Hacia 1550,
de Jesucristo. Nunca antes el texto de un coral había sido musicado con el neerlandés Adrian Willaert escribió en Venecia para la basílica de San
unas armonías tan cargadas de emoción. Este coral y las palabras de la gen- Marcos sus famosos Salmi spezzati, salmos divididos en dos coros. Esta
te en tomo al capitán, Wahrlzch, dzeser ist Gottes Sohn gewesen («De veras obra está considerada el primer gran intento sistemático de duplicidad de
era el hijo de Dios») -que aquí deben explicar sosegadamente el comiena coro, e inició el florecimiento de esta forma de escritura en Venecia du-
zo y el sentido de la creencia cristiana como resultado de los sucesos de la rante los siglos siguientes. Sin duda, la construcción de la basílica de San
Pasión- conforman el nuevo núcleo de la obra. Marcos, con su planta cruciforme y sus tribunas situadas una frente a otra,
En un principio, Bach compuso el coro final de la primera parte, la desempeñó un importante papel. El sentido principal de la duplicidad del
fantasía coral O Mensch bewein dein Sünde gro/3, como coro inicial para la coro o, mejor dicho, de la multiplicidad del coro (no tardaron en colocar-
Pasión según san Juan. Tras la revisión definitiva de e.sta obra, fue sustitui- se cada vez más orquestas en los más diversos lugares de la iglesia), era qui-
do por el coro Herr unser Herrscher. Es probable que por eso al final la in- zá la enorme solemnidad que éste hacía resonar por todo el espacio y des-
corporara a la Pasión según san Mateo, puesto que, de otro modo, esta es- de todas las direcciones; un diálogo gigantesco, una idea auténticamente
pléndida composición se habría perdido como fragmento aislado; aquí, sin barroca. Esta forma de composición se expandió muy deprisa; con ella na-
embargo, encaja a la perfección. ció todo un estilo propio de la composición con coros múltiples, no sólo
en la música vocal, sino también en la instrumental. A menudo se confron-
taban pequeños grupos, incluso solistas de grandes orquestas o de coros
La duplicidad del coro de cantantes. El concerto barroco, la forma de hacer música de solistas y
grupos de tutti «unos con otros» y «unos frente a otros», tiene aquí una de
La característica más llamativa de la Pasión según san Mateo es la duplici- sus más importantes raíces. Una de las obras más prominentes de este gé-
dad del coro. Si se toman en consideración las enormes dificultades que nero fue la famosa Missa Salburguensis, que durante largo tiempo se le atri-
Bach tuvo que superar para representar sus grandes obras, puede juzgarse buyó a Orazio Benevoli (para la inauguración de la catedral de Salzburgo,
lo importante que debió de ser para él la duplicidad del coro, puesto que en 1628), pero que fue escrita hacia 1670 por un compositor de esa ciudad:
insistió en ella a pesar de todo. En Leipzig ya resultaba bastante dificil reu- sus cincuenta y tres voces estaban repartidas en doce coros diferentes. En
nir un sencillo conjunto orquestal con tres primeros y tres segundos violi- el siglo xvn también se compusieron obras con coros múltiples fuera de
nes con los vientos necesarios, pero en este caso todo tenía que estar por Italia por doquier: en Inglaterra, Francia, Austria y Alemani~. Su finalidad
duplicado. Los problemas referentes al coro y a los solistas no debieron de primordial, dentro del despliegue de esplendor y teatralidad barrocos, so-
ser menores. Bach no dejó de esforzarse por ampliar la parte competente bre todo en ocasiones de gran solemnidad, era exponer increíblemente mul-
de su coro para poder emplear al menos a dos o tres buenos cantantes en tiplicada la cualidad dialogante de la música.
cada cuerda. ¿Por qué se complicó tanto también en esta ocasión? Cuando Bach compuso la Pasión según san Mateo, la moda de la mul-
Para ilustrarlo, un par de palabras en cuanto a la duplicidad del coro. tiplicidad del coro ya había disminuido y las cualidades musicales de otro
Y a el antiguo canto antifonal de la liturgia, entre primeros cantores y es- tipo suplantaban este efecto. El propio Bach escribió, sin duda, algunos
cuela coral o también entre varios grupos o entre clérigos y feligreses, era motetes con doble coro, sobre todo para sermones fúnebres solemnes a la
en principio de doble coro: varios coros o solistas dispuestos en diferentes muerte de personalidades de alto rango de Leipzig; la duplicidad del coro,
lugares de la iglesia cantaban de forma alterna. Este tipo de canto es sobre no obstante, sólo estaba al servicio de la exposición y el enriquecimiento
todo enérgico, por ejemplo, cuando las palabras del primer cantor son re- sonoros, es decir, que debía supeditarse a la solemnidad.
petidas por un gran grupo o cuando varios grupos cantan a la vez un enor- En la Pasión según san Mateo hay otra cosa que resulta ser determi-
me diálogo recíproco. Este canto hacía posible una participación activa de nante desde un principio: el carácter de diálogo. Incluso los versos de Pi-
en esra obra de
rr1as O.:n:1ensio!1es de Bach eI despliegue de los :rn_e¿lios rnttsic:ales r:nás ricGs del priJner coro los car~ta la :E-lija S.ión (LJ:u lieh·er TJeilanti du --- I3uJS und
Unagínables es :si_r;_ tJJ1 rnc'Ó\ro primorcUal para la ,._,,cu..• v,, 1-'ii=: ?-¿;i-;:i 1-r;r.,
:rria de corr1_posición. l:a duplicidad del c:or-c-, con todo, no sólo se introdu- schenken~ ErbartJ''t'e d/ch, _Er hat 1,;ns (Jllen u1ohlgeran -~ .lÍus L:ieb-e un-Zl .mein
ce aquí co1-r1a oste:ato:20 juego i:iOn0ro) sino que debe organiza;.- 1:iú:::ica-·
retórlcaJn.er1te el L~x-~c~ ele i.a r-~a:;:;~ón y ls. poesía c:oD.ternpl.aó~·va düilogadE a
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princípio .Bach hiciera cantar a u_n_ solista todos los fragmentos rexro o&. Judas 1 Gebt ;::1-1,'ir tneinen, ]esu:1> Sen.J.ej21nte: idea b.ubiesc: teatr~Üi
puest~,s en boca de la <<f·Iija de Sión>>, y tarnbién en especial el coro h1icial. zado toda la obra, :El argu.n1en!.o lo Ue,Ja exclusi\ram.ente el texto de lo:i
Más adela,,te puso de reHeve ia :_miversalidad de esta figun, con lo que ys Evangelio~; todas las panes con estilo dé madrigal son reflexiones hechas
ne se tnitaba de un&. personificación corn:reta. Por .:onsiguieate, pudo ha- a partir del espírítu de la situaciór1 y siempre tienen un carácter universaL
cer cantar su texto a ::ualquiera de los solistas o inclns-0 al coro. Bach llegó i11duso a suprirnú o a adaprnr los fragmentos en que los textüs
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a .ei de 19.S arias eran poem:as eP boca de personajes bíblicos.
coro, que al principio sólo estaba un poco pronunciada, fue p;sando cada La duplicidad del coto, por b tanto, es un componení:e esencial del es-
vez más a un primer plano y ganancia J:EB.s importancia. Originariamente qt.Leina musical y poético de las partes con estilo de 1T1adrigal de la Pasión
- •o 1..obal...
- -"'S e u le que
· •Lamo en en ,a
1 1· , 1 primera · representac1on., de 1_,a 1g
· 1es1a
· de según sen Mateo. ¿Cómo se acoplan entonces los textos bíblicos a ese es-
~
._,anto Tornas,, en _1-?o / __ ,~, amaos1 coros estaban' a d_erecha e izquierda,
· · en quema? Esta cuestión concierne de manera especial a los coros de los dis-
ias triburn:.s, de man.era que un sclo órgano podía acom¡,-;afiar a los dos. Ea cípulos, Judas y el svmo sacerdote, puesto que estos personajes siempre
los solos para violines, Erbarme dich y Gebt mir meinen Jesum wieder, el habían estado asignados al prime; coro; sólo los dos falsos testigos cantan
solista de una orquesta era acompañado por los ripienistas de la otra, cosa desde e1 segundo. Los coros exaltados y en parte brutales del sumo sacer-
que sólo es posible si no se encuemran muy alejadas entre sí. También es dote, los a,_,_cianos y el pueblo son de doble coro, sin diálogo; en ellos se lo-
muy probable que los solistas vocales estuvieran en principio junto a am~ gra la impresión de una muchedumbre furiosa mediante llamadas y gritos
bos coros, de modo que sólo había cuatro solistas. En el transcurso del tra- procedentes de todas partes (]a nicht au/ das Fest / Er ist des Todes schul-
bajo, la separación de los coros fue tomando una forma cada vez más radi- dig / Weissage / \Vas gehet uns das an / Lass ihn kreuzigen / Sán Blut ,kom-
cal. La segunda representación, en el año 1736, según cuenta el sacristán me über uns und unsre Kinder / Gegrüflet seis! du / Der duden T empel Got-
Rost, se interpretó «en Santo Tomás con ambos órganos», es decir, que tes zerbrichst / Andern hat er gehol/en / I-lerr wir haben gedacht). Donde
ambos coros con su respectiva orquesta estaban uno frente a otro, en los hablan pequeños grupos, sólo canta un coro; los discípulos están repre-
extremos oriental y occidental de la iglesia. Resultó entonces del todo im- sentados por el primer coro (Wozu dienet dieser Unrat / 1.Vo willst du /
prescindible que cada orquesta contara con su propio instrumento de con- Herr, bin ichs). El pequeño grupo que desafía a Pedro en el palacio del
tinuo, También los solos de violines se integraron a un"1. u otra orquesta y, sumo sacerdote (Wahrlich, du bist auch einer van denen) está cantado por
como último paso y el más importante de todos, cada coro recibió un cuar- el segundo coro. Hay dos pequeños coros que están divididos dramática-
teto de solistas propio. Al dividir los coros, Bach dio en principio el texto mente; «unos» cantan (primer coro): Der ru/et dem Elias y después los
de 1a Hija de Sión al primer coro y el de los creyentes al segundo. El Evan- «otros» (segundo coro): Halt, lafi sehen. Todas las frases que expresan la
gelista y Jesucristo pertenecen al primer coro. Este principio también se unidad del conjunto de los cristia.11.os son cantadas por ambos coros a la vez.
232 COMENTARIO DE OBRAS JOHANN SEBASTIAN BACH 233
Estos movimientos, por lo tanto, en realidad son unicorales. Bach subraya de audiciones de la Pasión, se encuentran muy cerca uno del otro en la
esto mediante la notación de la partitura: mientras que todos los dobles co- sala de conciertos, o incluso uno junto al otro, como sucede a menudo, en-
ros, incluso en los que ambos coros son casi idénticos, fueron escritos por tonces también carece de sentido la división de los solistas hecha por Bach.
Bach en dos sistemas separados, todos los corales y las adaptaciones de los En la actualidad, un mismo cuarteto de solistas canta casi siempre los so-
corales O Mensch, bewein dein Sünde gro/!, y Wahrlich, dieser ist Gottes los del primer y del segundo coro. En todo caso, la división en dos or-
Sohn gewesen tienen una notación simple. questas y dos coros resulta también irrelevante, puesto que el oyente, si no
También se observa que la duplicidad del coro era extremadamente está sentado en primera fila, apenas puede percibir diferencia alguna en
importante para el compositor y que éste se enfrentó a grandes dificulta- cuanto a la dirección de la que proviene el sonido.
des técnicas para poder llevarla a cabo de una forma consecuente. El ma-
terial musical escrito por él muestra con precisión quién quería Bach que
tocara o cantara cada línea. De modo que habría sido del todo imposible Acerca del texto
hacer cantar los solos vocales del primer y el segundo coro a los mismos
cantantes porque sólo están en las voces corales del coro correspondiente. Al inspeccionar y revisar de nuevo la escritura musical y también el texto
De igual manera, habría sido imposible tocar los solos instrumentales literario con la ayuda de la partitura autógrafa y de las voces, aparecen nu-
-como los dos solos para viola de gamba- desde un solo lugar o hacer merosas diferencias respecto del texto que suele cantarse. A mi modo de
que un único continuo acompañara a ambos coros; cuando para un coro ver, siempre hay que cantar el texto original, incluso cuando aparecen va-
las voces aparecen escritas y cifradas con tanto cuidado, en los fragmentos riantes de palabras poco habituales y que ya no se usan en la actualidad. A
del otro coro sólo aparecen pausas. fin de cuentas, hasta hoy en la Pasión según san Mateo siempre se ha can-
La duplicidad de coro, no obstante, también es un problema de acús- tado toda una serie de palabras así, como Ihr wisset, dafl nach zween Tagen
tica. Se sabe que Bach estaba profundamente familiarizado con la cuestión Ostern wird (palabras que difieren del alemán actual). La conservación de
de la acústica arquitectónica y, en su época, todavía era algo natural en la algunas de estas formas y la modernización de otras, como suele practicar-
artesanía musical que hubiera que adecuar la velocidad de los cambios ar- se hoy, me parece inconsecuente, La Pasión según san Mateo está com-
mórucos y las modulaciones según la reverberación de la sala. Esta ade- · puesta sobre ese texto, con su dicción, su acento y la puntuación del uso
cuación a la sala, claro está, cobra especial importancia en una obra de do- personal del idioma, y probablemente hoy deba seguir representándose
ble coro en la que ambos coros están muy separados entre sí, y en la que la así. La diferencia más importante se encuentra en la segunda estrofa del
acústica arquitectónica interviene de manera importante en la audición. coral O Haupt vol! Blut und Wunden, donde debe decir y dice, según
Una iglesia gótica con acústica resonante debe destruir el efecto de una Bach: das gro/!,e Weltgewichte wíe bist du so bespez"t. Ése es el texto correc-
obra densamente armonizada como ésta. La iglesia de Santo Tomás de to; das gro/!,e Weltgerichte (variante del alemán actual con la que suele can-
Leipzig tiene hoy una acústica bastante resonante y, a veces, los musicólo- tarse hoy en día) es una adulteración y una perturbación del sentido del
gos la han considerado un indicio de tempi muy lentos. En la época de texto original, «el poder del mundo», que se convierte en «el Juicio Final».
Bach, no obstante, estaba revestida de madera, de modo que, como han Tampoco los signos de puntuación se adecuan a la gramática y al diccio-
demostrado los cálculos, con varios cientos de personas debía de tener la nario modernos, sino que corresponden al uso libre del siglo XVIII. Esto es
misma reverberación que una espléndida sala de conciertos. Por consi- importante para la representación, porque muy a menudo están incluidos
guiente, resultaba muy adecuada para las obras armónicamente complejas dentro de la composición.
de Bach y también en especial para la claridad que requiere la Pasión según
san Mateo.
La total división musical de los coros sólo tiene entonces sentido si
ambos coros también están separados físicamente. Si, como en el resto
DE
inme-
el motivo de la cruz
coro, O Lamm
cantado, sino que se con uno o con
destacado (Riic,"'positiv) y, en una versión
instru111entos de vientoº Esto no era puesto es una y otra vez por los ",.,..,,,,._._., y el una cruz 1wt;;}!:111,uJ.a se
que la melodía era cuuucKm por todo el mundo y todo oyente la com- cierne sobre todo el coro. Puesto que éste
prendería como símbolo una cita textual. En la versión posterior de la entrada para la Pasión según san Juan, la debía iniciarse en cierto
Pasión según san Mateo parece que Bach probablemente hizo que lo canta- modo con una grandiosa representación de una cruz. En la Pasión según
se un grupo niños que no san Mateo, sirve en realidad como cierre monumental la µ1,,u1,c:1<1 parte
puntístico. Escribió además una voz independiente: in rzpzeno, que (antes del sermón), pero en este lugar el simbolismo de la cruz no resulta
contiene este coral, así como el de O bewein dein Sünde gro/!,, lo tan apremiante. Bach transportó el coro a re mayor, «el re mayor expresa
cual muestra, por lo tanto, que en un principio también esta fantasía coral de una manera incomparable una tristeza desesperanzada o mu.y relacio-
debía ser cantada por ur1 grupo soprano significativamente reforzado. nada con la muerte».
236 COMENTARIO DE OBRAS JOHANN SEBASTIAN BACH 237
El aria Ach, nun ist mein Jesus hin estaba pensada en un principio para podemos comprender los matices sonoros del lenguaje tonal. La frase de
un bajo solista y no fue asignada al contratenor hasta la última adaptación, los instrumentos de cuerda del recitativo de Jesucristo debe representar,
después de 1741. La corrección puede observarse con claridad en la parti- sin lugar a dudas, una aureola cuyo brillo destella poco antes de las pala-
tura. Picander extrajo el texto de los creyentes (segundo coro) de este diá- bras del I{ijo de Dios. Esta figura, por ejemplo:
logo, Wo ist denn dein Freund hingegangen, del Cantar de los Cantares
(5,17). '4©t@ t
Los dos falsos testigos están representados de una manera muy drásti-
ca. El segundo canta mecánicamente tras el primero, como si tuviera que representa el sollozo (von meiner Augen Triinenflüssen [«de mis ojos caen
cuidar de repetir a pies juntillas el texto pronunciado antes a machamarti- lágrimas»]). El llanto también está representado de una forma muy realis-
llo. La distribución del texto en la escena de Judas es peculiar. La res- ta en el aria Erbarme dich. El solo para violín de Gebt mir meinen Jesum
puesta de los sumos sacerdotes y los ancianos la canta el doble coro, Was wieder dibuja el destello de las monedas arrojadas al suelo. De modo que
gehet uns das an, pero las palabras de los sumos sacerdotes, Es taugt nicht, en cada una de las piezas se pueden observar numerosos ejemplos de re-
dafi wir sie in den Gotteskasten legen, sólo las cantan dos solistas. Según el presentación sonora más o menos clara.
Evangelio de Lucas, entonces había dos sumos sacerdotes Anás y Caifás· Junto a la representación sonora y a la característica tonal, la teoría de
de ahí seguramente la duplicidad de voces. Sus palabras, además, están es~ los afectos musicales del Barroco tardío ofrecía un riquísimo vocabulario
critas en rojo en la partitura de Bach, igual que todas las que corresponden que Bach dominaba con soltura. Cada una de las frases, pues, representa
a personajes individuales. un profundo «sermón en notas» que se añade a la interpretación superfi-
El recitativo bajo Am Abend, da es kühle war está en sol menor, una to- cial del texto. Al oyente actual, que está acostumbrado a disfrutar sobre
nalidad predilecta de Bach. «El sol menor es casi la más hermosa de las to- todo de los componentes estéticos de la música, que no tiene ninguna ex-
nalidades, pues no sólo [. .. ] mezcla cierta seriedad con una alegre hermo- periencia en la comprensión del «lenguaje sonoro» barroco, habría que
sura, sino que lleva consigo una extraordinaria amenidad y amabilidad.» explicarle casi todos los gfros musicales. Cada época tiene ·una forma com-
pletamente diferente de escuchar música, de modo que siempre se pueden
descubrir nuevas facetas en obras tan complejas como los oratorios de Bach.
Simbolismo Es como si, durante décadas y siglos, los oyentes dieran vueltas alrededor
de estas obras colosales y fuesen encontrando siempre partes nuevas, nue-
Por supuesto, la Pasión según san Mateo, igual que todas las grandes obras vos atractivos nunca oídos. Con todo, jamás podrán comprender el con-·
de Bach, está repleta de símbolos, matices tonales y juegos numéricos. Si junto de la obra con todos sus detalles y su unidad.
bien hoy todas esas cosas no nos dicen demasiado -cualquier tipo de len- Más difíciles de identificar que los objetivos musicales y retóricos del
guaje simbólico nos resulta extraño- es muy importante saber que estas compositor son los juegos numéricos que aparecen por toda la obra. No
codificaciones no son características sólo de Bach, sino que pertenecían al hay que otorgar a Bach una posición privilegiada como iniciador de un se-
ideario natural de la época. En aquel entonces mucho más que ahora, la creto arte numérico. Él mismo hace hincapié en que no quiere tener nada
música se consideraba un lenguaje con incontables posibilidades de ex- que ver con la matemática. Philipp Emanuel escribe a Forkel: «El difunto
presión. A nosotros, este vocabulario apenas nos conmueve, puesto que ya no era, como tampoco yo ni ningún músico auténtico, amante de las áridas
no lo conocemos y, por lo tanto, ya no nos resulta natural. Como mucho cuestiones matemáticas». Esos juegos numéricos nunca se consideraban ma-
podríamos reconstruirlo en casos aislados. No obstante, tal vez sea bueno temáticos, sino que formaban parte del lenguaje simbólico de la música.
saber que sólo comprendemos partes aisladas del enunciado de la música En los últimos años, algunos investigadores han descubierto muchos nú-
de Bach, que gran parte de lo que el oyente de entonces comprendía de in- meros cifrados (F. Smend,Jansen, S. Hehns y otros). Algunos pueden ser
mediato a nosotros nos pasa completamente inadvertido. Como mucho percibidos sin especial esfuerzo por el oyente ejercitado, pero muchos
238 COMENTARIO DE OBRAS
JOHANN SEBASTIAN BACH 239
están tan entretejidos en la música que sólo pueden extraerse haciendo tenido cabida plausible en el culto luterano, ya que no me parece en abso-
cálculos a partir de las notas. Los judíos se refieren a la Ley en diez dobles luto apropiada como música para la Eucaristía a causa de su instrumenta-
coros (los cuatro coros de los soldados romanos, claro está, no se cuentan) ción lujosa y solemne (con doble coro, timbales y trompetas). No obstan-
que representan los diez mandamientos. En el interrogante coro de los dis- te, la obra,.cada una de cuyas partes fueron creadas con largos períodos de
cípulos, Herr, hin ichs, la palabra Herr («señor») se canta once veces, una separación, no fue unificada sin duda hasta más adelante, probablemente
vez por apóstol, sin contar a Judas; en lugar de su Herr, lo que se oye es: en los últimos años de vida del compositor. No me es posible pensar que
Ich bins, ich sollte büf,en («soy yo, yo debería expiar»). En el dueto de los una misa completa en latín, en su orden correcto y con una orquesta y una
sumos sacerdotes, el bajo toca treinta notas hasta el final del melisma, le- tonalidad muy unitaria, fuera una «compilación» casual; la reutilización
gen, en cierto modo se están contando las monedas de plata, y después del Gratias del Gloria en el Dona nobis pacem resulta llamativa y es pro-
vuelven a cantar los sun10s sacerdotes. No obstante, hay números aún más bable que sólo pueda interpretarse como nexo consciente del conjunto de
complicados y ocultos, como cuando mediante la cantidad de notas o de
la obra.
alturas sonoras se indica el pasaje de la Biblia que se está citando. En el re- Bach terminó la partitura de la Gran misa en si menor entre los años
citativo Und siehe da, der Vorhang im Tempel zerrif,, las fusas del continuo 1746 y 1748, justo en la época en que escribió sus grandes obras cíclicas El
que subyacen a los tres fragmentos textuales son: primero, Und die Erde arte de la fuga y la Ofrenda musical. La mejor interpretación que se puede
erbebete, 18; segundo, und die Griiber tiiten sich au/, 68; tercero, und stun- hacer de la utilización de obras ya compuestas (Sanctus) en esta partitura y
den auf viel Leiber der Heiligen, die da schliefen, 104. En los salmos 18, 68 la incorporación de adaptaciones de otras composiciones adecuadas hasta
y 104 se describe el seísmo del que hablan esas frases. En casi todas las pie- convertirla en una misa completa, es pensar que Bach, junto a sus Pasiones
zas de la Pasión según san Mateo aparecen indicaciones numéricas de este y otros grandes ciclos, quería dejar tras de sí una gran misa en latín. ¿Aca-
tipo. Para ello, Bach se sirvió de los más variados métodos. Cifraba pala- so Bach, el luterano ortodoxo, creó una misa supraconfesional o incluso
bras según el alfabeto numérico y de alguna forma escondía en la música «católica»? Para Bach esto no debía ser tan inimaginable como se ha que-
los números resultantes como indicaciones de pasajes bíblicos o números rido ver en épocas posteriores. A fin de cuentas, en· la introducción en la
del texto. Esta vertiente de la creación de Bach debe merecer atención so- que dedicaba la Missa al católico _rey Augusto ill, dice: «[ .. .] me ofrezco
bre todo porque la música no podía resentirse en ningún lugar a causa de con la más debida obediencia en toda ocasión a componer música ecle-
este esquema interno. Su dominio de la técnica de composición era tan siástica a petición de su misericordiosa Alteza Real[. ..] para mostrarle mi
perfecto que probablemente buscaba esas complicaciones adicionales por incansable dedicación [ ... ]»; de modo que sí le ofreció la composición de
diversión, para probarse a sí mismo.
obras eclesiásticas católicas.
En cuanto a las representaciones de cada una de las partes de la misa y
su formación, me convencen los argumentos de Smend: la Missa, es decir,
Sobre la historia de las interpretaciones el Kyrie y el Gloria, se tocó probablemen te el 21 de abril de 1733 con oca-
de la Gran misa en si menor de Bach sión del homenaje al nuevo príncipe electo de Sajonia -tras la muerte de
Augusto el Fuerte-. Fue compuesta para esa ocasión. ElSymbolum Nice-
Sabemos muy poco de las interpretaciones del propio Bach de su Gran num, el Credo, tuvo que ser compuesto para la solemne inauguración del
misa en si menor. Podemos dar por seguro que nunca llegó a dirigir toda la reformado Colegio de Santo Tomás el 5 de junio de 1732. El Sanctus se
obra. La tesis formulada en los últimos tiempos (Friedrich Smend) de que tocó por primera vez (según Georg von Dadelsen) en la Navidad de 1724.
no se trata en absoluto de una obra completa, sino de una compilación ca- Las secuencias siguientes, Osanna, Benedictus, Agnus Dei y Dona nobis pa-
sual de cuatro obras para el culto luterano que Bach juntó por escrito en cem, son, sin excepción, adaptaciones de composiciones antiguas que fue-
una recopilación, no puedo compartirla en una forma tan radical. La cuar- ron incorporadas al volumen junto al Sanctus en la conclusión del manus-
ta parte -Osanna, Benedictus, Agnus Dei y Dona nobis pacem- no habría crito, en los últimos años de vida de Bach.
240 COMENTARIO DE OBRAS JOHANN SEBASTIAN BACH 241
Tras el fallecimiento del compositor, el volumen de partituras pasó a instrumentación modificada por completo. Los adaptadores ya no tenían,
manos de su hijo Philipp Emanuel. Éste interpretó el Credo de la Gran como Philipp Emanuel Bach, un estrecho vínculo con aquella música que
misa en si menor en el año 1786, es decir, unos cuarenta años después del les impidiera efectuar intervenciones en la sustancia musical, de modo que
nacimiento de la obra, y parece que consideró necesario realizar profundas pasaron por alto todos los requisitos de equilibrio que se desprendían de
modificaciones. Resulta interesante observar cómo la generación posterior la partitura. Se dispusieron coros de, como mínimo, cien personas. Spon-
a Bach, su propio hijo, se había desvinculado ya del antiguo sonido y ten- tini contaba con una orquesta de doce primeros y doce segundos violines,
día hacia un moderno sonido sinfónico. El gusto musical general ya se ha- doce violas, doce violoncelos y ocho contrabajos. En cuanto a los instru-
bía alejado tanto de la idea sonora del Barroco tardío que algunas cosas ya mentos de viento, tenía clarinetes, trompas, fagotes, ¡pero ningún oboe ni
no parecían razonables. En la partitura autógrafa de la Gran misa en si me- ninguna trompeta! Orquestas similares, en cuanto al número de partici-
nor encontran:ios huellas de las intensas intervenciones llevadas a cabo por pantes (entre ciento setenta y doscientas personas) y también con relación
Philipp Emanuel Bach. Incorporó numerosas ligaduras a la partitura ori- a la instrumentación, las encontramos en todas las representaciones de esa
ginal de su padre, añadió también anotaciones en cuanto a la dinámica y época: Bach con la vestimenta sonora de Carl Maria von Weber. Es fácil
modificó incluso la instrumentación. Parece ser que sobre todo le desa- imaginar cómo debía de sonar esta difícil partitura con una instrumenta-
gradaba la mezcla de violines y oboe, tan importante para el sonido or- ción y una orquesta de un sonido tan denso. Muchas voces obbligato deja-
questal barroco. En el dueto Et in unum Dominum borró sin vacilar la ron de tocarse. El resultado fue un ostentoso monumento sonoro armoniza-
prescripción de et hautbois junto al primer y al segundo violín (esta tacha- do. ¿Tal vez los oyentes de aquella época, que ya no estaban acostumbrados
dura es especialmente radical, puesto que la importante estructuración del a la artística polifonía, estaban satisfechos con este sonido acórdico de Bach,
concierto en solos y tutti está basada en la participación y el silencio de los o quizá los adaptadores consideraron esa música demasiado sobrecargada
oboes d' amare). También compuso introducciones para algunas frases. y el resultado cojo del desarrollo armónico les pareció más poderoso que
Mediante todas estas enmiendas, la obra quedó tan modificada que el la verdadera manifestación musical del genio de este compositor? No po-
oyente de 1786 podía sentirla como una composición absolutamente mo- demos recriminar esto a los redescubridores de Bach,-puesto que no existía
derna. No obstante, ¿qué hace tan interesante la «adaptación» de Philipp ninguna tradición que se remontara directamente a las interpretaciones del
Emanuel para nosotros? A pesar de todos esos reajustes para adaptar la compositor. Exceptuando la audición en Hamburgo de Philipp Emanuel en
obra al gusto diferente de la época, conservó el equilibrio entre el coro y 1786, que nadó con un espíritu muy diferente, esas tentativas berlinesas, en-
la orquesta, y entre cada una de las voces corales y orquestales. Philipp tre setenta y noventa años después del nacimiento de la obra, se realizaron
Emanuel no pensó en aumentar numéricamente la orquesta ni el coro. en unas condiciones musicales completamente nuevas. Nadie había escu-
En el año 1800, Carl Friedrich Zelter se hizo cargo de la Academia de chado jamás una obra de Bach en el sentido deseado por el compositor. Se
Canto de Berlín. Como discípulo de Fasch y admirador de Philipp Ema- estaba a gusto en el mundo sonoro de Beethoven, Weber y Mendelssohn.
nuel Bach, para él el fomento de los «antiguos maestros» era de especial Se desconocía el contexto en el que se habían compuesto las obras corales
importancia. La Academia de Canto comenzó, pues, a trabajar en los en- de Bach -el Colegio y la iglesia de Santo Tomás, el pequeño coro de niños
sayos de la Gran misa en si menor a partir de 1811. De momento no llegó y jóvenes, la pequeña orquesta-y en aquella época, además, habría sido in-
a representarse, las dificultades eran demasiadas. Por último, en 1827, Zel- comprensible. Acababan de descubrir el sonido embriagador del gran coro
ter representó el Et incarnatus est en un concierto coral y, en 1828, el di- mixto, habían creado la abrumadora gran orquesta sinfónica del Romanti-
rector de la Ópera de Berlín, Spontini, eligió algunas partes del Credo. De cismo. ¡Puesto que lo antiguo no podía tener valor por sí mismo, tenía que
todos modos, tras el fallecimiento de Zelter (1832), el coro estaba tan fami- proyectarse hacia ese nuevo mundo sonoro «mucho más bonito»! Debemos
liarizado con la obra que su sucesor, Rungenhagen, pudo representar comprender que aquella época rebosaba de vitalidad musical.
amplios fragmentos de la Misa ya en 1834. Todas estas representaciones De todos modos, nuestra vida musical actual se basa en esa vida de con-
enriquecieron la obra, con composiciones introductorias añadidas y una ciertos burguesa que surgió entonces. Esto, por lo que respecta a la músi-
JOHANN SEBASTIAN BACH 243
242 COMENTARIO DE OBRAS
ca del Romanticismo y de etapas posteriores, es comprensible y bueno, pues- tas, parece tener mucho sentido otorgarle poca fuerza a la voz del coro o
to que sí existe una tradición directa de representaciones de esta música de bien multiplicar los instrumentos de viento. En la Gran misa en si menor
entonces hasta la actualidad; la tradición continuada nos garantiza en todo existen innumerables fragmentos de este tipo: en el Kyrie, compases 35/36,
caso un mínimo de conocimientos básicos musicales instintivos en cuanto Et expecto,. compases 27, 29, 31, 69, 71 y 73. Similares problemas de equili-
a esa música. Algo muy diferente sucedió con la música barroca, que poco a brio aparecen también en el Et resurrexit, donde las dos flautas intervienen
poco fue incorporándose a la vida musical romántica (que continúa exis- en algunos momentos de una forma muy independiente y deben seguir
tiendo aún hoy de todas formas). Fue convertida sin más al romanticismo siendo audibles tanto frente al coro como frente a la orquesta. También la
tanto sonora como formalmente: Bach sonaba, pues, muy parecido a Brahm~ «intensificación» de las trompetas mediante las flautas en los compases
o a Bruckner, puesto que su música se tocaba con los mismos instrumentos 101-105 sólo es plausible si éstas no quedan del todo apagadas por las
y la misma orquesta. Más adelante se desestimaron los retoques más im- trompetas. En estos pocos ejemplos escogidos al azar puede verse que la
portantes llevados a cabo en las partituras de Bach, pero siguió quedando distribución de voces e instrumentos, compensados de forma tan sutil por
-como, por ejemplo, en la Gran misa en si menor- la impresión general Bach, pierde todo su sentido con la modificación de un solo eslabón de
de una colosal obra coral llena de enormes dificultades. Las mejores audi- esta complicada cadena; el caos que se origina entonces tal vez sólo puede
ciones tenían y tienen algo de gigantesco en sí mismas. evitarse en cierta medida con intervenciones radicales en la instrumenta-
Apenas hay una obra coral en toda la música tan ligada a la historia de ción. Ésta es una labor significativa para los intérpretes modernos de Bach.
las asociaciones corales, las sociedades y las academias de canto que fueron Con motivo de nuestra grabación de la Gran misa en si menor busca-
fundadas a principios del siglo XIX como la Gran misa en si menor. Esta mos una nueva solución a los problemas de la práctica interpretativa: la re-
obra, que jamás fue representada en su totalidad en vida de Bach, les pa- construcción del aspecto sonoro original. Aunque todos los participantes
reció a todos los coros, y con razón, la obra más grande y también la más teníamos muy claro que sólo podía tratarse de un valor aproximativo y
difícil de su género, y por eso tenía que ser discutida en todas partes. Con que, en muchos casos, dependemos de indicios y suposiciones, nuestro
el lastre de la doble tradición interpretativa -la del siglo xix y la de la épo- éxito -es decir, la experiencia real de tocar esa música-·demo stró la co-
ca de Bach-, en las representaciones actuales nos encontramos ante gran- rrección de este procedimiento. A todos los participantes nos sorprendió
des dificultades. Es probable que el equilibrio correcto sólo pueda obte- mucho que en esta obra tan complicada casi no hubiera problemas de
nerse con el aparato histórico. Claro está que no debemos excluir esta equilibrio. El técnico de grabación no tuvo que hacer nada más que gra-
espléndida obra del repertorio sólo porque no se pueda realizar de ella una bar, no tuvo ningún tipo de función correctiva: coro y orquesta fueron
interpretación inmaculada. No obstante, el director que la dirija en la ac- grabados con un micrófono estéreo cada uno y todo resultó audible. Las
tualidad, que suele estar demasiado seguro de sí mismo, debería tener cla- trompetas naturales no ahogaron a las flautas traveseras, la orquesta no
ro el comprometido carácter de todas sus decisiones. Una reducción del acalló al coro y tampoco el coro a la orquesta. Todos los colaboradores ha-
tamaño del coro o de la orquesta ya no comporta ninguna mejora en el bíamos tocado ya la obra en salas de conciertos en repetidas ocasiones y
equilibrio, puesto que todos los instrumentos han sufrido unos desarrollos habíamos comprobado que no se obtenía un buen equilibrio. Las voces de
y unas transformaciones tan profundos durante los últimos doscientos años los niños en un grupo reducido y la orquesta, que utilizaba exclusivamen-
que presentan unas condiciones completamente nuevas. te instrumentos originales y tocaba en las mismas circunstancias que en la
En las audiciones actuales no se presta atención a nada de esto: siste- época de Bach, aportaron por sí mismas la solución a todos los problemas
mas enteros de líneas de la partitura parecen haber sido borrados no se de audibilidad.
oye de ellos ninguna nota y, de no estar uno ~endo tocar a los mú~icos o En su famosa petición al concejo de Leipzig del 23 de agosto de 1730,
cantar a los cantantes, se diría que están haciendo una pausa. En muchas Bach solicitaba como reparto mínimo para un coro entre tres y cuatro can-
grabaciones discográficas, el caso es el mismo. Por ejemplo, cuando se in- tantes por cada registro, y para la orquesta quería entre dos y tres prime-
troduce una voz coral con un solo instrumento de viento en terceras o sex- ros y segundos violines, dos violas, dos violoncelos y un contrabajo. Al
244 COMENTARIO DE OBRAS
JOHANN SEBASTIAN BACH 245
comparar estas cifras con las indicaciones de Quantz en cuanto al reparto dinámica conveniente, la impresión general debe tener lugar en un solo ni-
(1752) --<<por cada seis violines se toma una viola, un violoncelo, un con- vel sonoro. Por lo tanto, los suaves solos instrumentales y vocales no pueden
trabajo y un basson (fagot)», «a ocho violines les corresponden dos violas, perderse entre poderosos bloques corales y la música debe sucederse sin in-
dos violoncelos», etcétera- o, por ejemplo, con la orquesta de la Ópera terrupción. En el siglo xvm todavía debían conocerse estas relaciones, pues-
de Hamburgo de 1738 -ocho violines, tres violas, dos violoncelos, dos to que en los festivales de Handel en Inglaterra, con orquestas colosales, por
contrabajos e instrumentos de viento-, uno se da cuenta de que la or- ejemplo, también los solos eran interpretados por un gran conjunto.
questa que escogimos nosotros en relación con la acústica arquitectónica La dinámica entre coros y solos se prolonga dentro de los coros; en
correspondiente -ocho violines, dos violas, dos violoncelos, un contra- una obra como la Gran misa en si menor, en la que los coros dominan tanto,
bajo y un instrumento de viento de cada clase- se consideraba entonces los solos ocasionales no serían comprensibles formalmente de otro modo.
como una orquesta absolutamente solemne. Tal como señaló W. Ehmann de manera impresionante, la práctica coral de
Un tamaño de orquesta como el que hoy se seguiría considerando Bach está basada en la antigua división entre «concertistas» y «ripienis-
grande sólo se encuentra en aquella época en representaciones al aire libre. tas»; Bach utiliza todavía estas expresiones en su solicitud al concejo de
Los compositores escribían en un estilo completamente diferente para las Leipzig mencionada anteriormente.
orquestas grandes y para las pequeñas, para iglesia o para cámara. Así des- A partir de 1600 se hizo habitual vitalizar la música sacra mediante am-
cribía Quantz, por ejemplo, el «estilo al aire libre» de la suntuosa ópera de plios registros propios del órgano. Esto sucedía, por un lado, mediante la
Fux Costanza e Fortezza, representada en Praga en 1723: «Se representó al formación de varios coros independientes y, por otro, con diferentes gru-
aire libre una ópera en la que cantaban cien personas y doscientas tocaban pos corales de gran magnitud, desde cuartetos solistas hasta toda una co-
[... ] si bien en gran parte estaba compuesta de frases q~e sobre el papel . ral. A veces estas variaciones estaban indicadas por escrito, aunque nor-
querían dar una impresión bastante severa y seca y, no obstante, al aire li- malmente recaían, como tantas otras cosas en la práctica interpretativa de
bre y con una orquesta tan numerosa causaban un efecto mucho mejor de la música barroca, en el ámbito de las competencias del ejecutante. Como
lo que habría conseguido un canto ornamentado con pequeñas figuras y ejemplo puede citarse el autógrafo del Sanctus. En la última línea de la par-
notas rápidas». La contemplación de las circunstancias técnicas, de los titura de éste (compás 88), aparece la palabra tutti. Este apunte, ·en todo
efectivos de que se disponía, así como de las condiciones acústicas, era una caso, nos indica que había diferentes magnitudes de conjunto en esta pie-
de las competencias que se esperaban en un compositor. za, que eran tan naturales que no era necesario indicarlas explícitamente.
De la forma de tocar propia de Bach sabemos que «cuando quería Con el transcurso del tiempo se han desarrollado determinadas formas de
transmitir emociones fuertes no lo hacía, como algunos otros, mediante escritura musical para los diferentes repartos de solos o de coros, de ma-
una fuerza exagerada [. .. ], sino mediante figuras armónicas y melódicas, es nera que la mayoría de registros corales se deducen por sí mismos a P_attir
decir: con medios artísticos internos». Sin duda, aún pasará mucho tiem- de la factura musical y enseguida son reconocibles en la partitura. Estos
po antes de que también las grandes obras de Bach se acepten como com- son del todo comparables a la libertad del organista para interpretar una
posiciones ideadas, más o menos, como música de cámara; los ciento cin- obra mediante el registro adecuado -que casi nunca está escrito-. Algo
cuenta años de tradición del Bach del Romanticismo, con sus grandes similar acontece con la orquesta. También ésta utiliza desde la entrada to-
coros y orquestas, todavía prevalecen demasiado. El gran sonido coral al das las posibilidades, desde grupos instrumentales de diferentes tamaños
que hoy estamos acostumbrados emborrona las sonoridades que el com- hasta intervenciones puramente solistas. Asimismo, en este caso a menudo
positor instrumentó con tanto cuidado colla parte de la orquesta y el coro. aparecen indicaciones explícitas en las partituras, si bien gran parte se deja
De manera similar, el sonido sinfónico de la orquesta de Brahms que sue- a juicio del director. Con frecuencia, denominaciones como piano y /arte
le darse en la actualidad destruye los equilibrios entre las voces orquesta- se encuentran como indicaciones de solo y de tutti.
les, así como también entre cada una de las familias de instrumentos. Asi- La Gran misa en si menor está estructurada en un coro de cinco voces
mismo, en los cambios entre arias solistas y partes corales debe reinar una con dos sopranos, contralto o contratenor, tenor y bajo. En los pocos co-
246 COMENTARIO DE OBRAS
JOHANN SEBASTIAN BACH 247
ros de cuatro voces se exige explícitamente la conjunción de ambos grupos ' conservó sobre todo en la música sacra__s:atólicª-__C_9E:1_º estilo eclesiástic?_
de soprano (en el Kyrie II, Gratias, Patrem, Dona nobis pacem) o la inter- ~fidaI (estilo ·p;i¡;~~a sta hle_~. errtrado els~glo XVII{:. Los"in'sirum~n-
vención de uno solo de ellos (en el Cruá/ixus). El Sanctus de seis voc~es y ·-tos ·que sólo apareceñ collá parle objetivan, por un lado, el viv~z en~cia-
el Osanna de doble coro constituyen excepciones en las que, al parecer, el do del coro y,-por otro, aportan el estricto perfil formal y la art1culacion, Y
coro tiene que dividirse más. A causa de estas cinco voces, Bach requiere facilitan así la comprensión de la complicada cláusula compuesta.
cinco solistas: dos sopranos, contratenor, tenor y bajo. Si bien una división El Gloria debía ser la auténtica música solemne para el Señor. Está ela-
de las dos arias de bajo en dos bajos sería justificable a causa de su matiz de borado a partir de una partitura concertante desaparecida. Bach ~sc~~ió
registro, la fusión de las dos partes de soprano y de la parte de contratenor primero la frase instrumental completa en la partitura y luego :e anad1? el
en una sola, para soprano y contratenor, no se corresponde con los deseos coro. Este trabajo resultó tan orgánico y convincente que creo una pieza
de Bach. Éste prescribió claramente lo que debía cantarse en soprano I, completamente nueva y en modo alguno recargada. Arnold Schering dice
soprano II y contralto. El Christe eleison, a pesar del registro grave de la se-
gunda voz, parece que debe ser interpretado por dos sopranos de timbre
respecto a este método de Bach: «El fácil dominio de todo lo té~nico
permitía solucionar con ligereza ejercicios de carácter puramente ~~osi-
1:
similar. Una individualización del sonido de ambas voces mediante dife- ble como, por ejemplo, añadir una composición coral a un mov1ID1ento
rentes timbres -como se requiere en Et in unum Dominum- no es de- instrumental ya existente». El Et in terra pax, no obstante,_ ~s una com~o-
seable en este caso. La línea de soprano II clasifica el registro del aria so- sición nueva que adjuntó al Gloria sin que se notara la umon. Las pareJas
lista Laudamus te. fluctuantes de corcheas -cantadas y tocadas de manera desigual- deben
representar paz y calma. En una grandiosa gradación: e~ ~sta pieza los di-
. ferentes grupos de instrumentos acometen frases ora mdividuales ora :on-
Comentarios acerca de determinados fragmentos juntas de la composición coral de una forma tan elocuente_que, por asi de-
cirlo, se gritan unas a otras el mensaje de paz hasta que, fmalmente: en ~l
Es probable que el Kyrie I, el Chrzste y el Kyrie II fueran compuestos para brillo de las trompetas (clarino) queda representada la paz como victona
la celebración del homenaje antes mencionado en la iglesia de Santo To- definitiva. El Laudamus te se puede eptender como elevado .canto celestial
más. El ritmo que recorre todo el Kyrie I, ) 1 J 1 .JI J 7) 1 puede en- J, de los ángeles. El violín solista, demasiado agudo para el uso de la époc~,
tenderse como un suplicante gesto músico-retórico muy intenso: Herr, er- expresa júbilo sobre un diáfano diseño de los in~t~en~os ~e cuerda sm
barme dich unser («Señor, compadécete de nosotros»). (También otros el sonido grave del contrabajo: todo es dicha, felicidad, sm runguna fu~rte
compositores del siglo xvm lo utilizan en este sentido.) El dueto Christe exaltación. Los melismas casi instrumentales de la voz soprano compiten
eleison irradia paz y concordia, el tono de súplica implorante del primer con el violín, una competición de corales celestiales. Para el Gratias, Bach
Kyrie parece haberse relajado. Esta impresión la transmite sobre todo la empleó el coro de entrada de su cantata eclesiásti~a nº 29. Este coro se
simplicidad de la frase. Ambas voces de soprano transcurren de una forma adecua de manera ideal al nuevo marco, tanto musicalmente como en lo
muy desacostumbrada en Bach, en gran parte homófonamente; es, por así que se refiere al enunciado. El texto alemán del coro de la cantata es ~a
decirlo, una sola voz duplicada, lo cual también queda subrayado por la traducción literal del latín: gratias agimus tibi - propter magnam glorzam
homogeneidad de las voces. Además, la frase instrumental es sencilla en tuam· en alemán: Wir danken dir, Gott, wir danken dir - und verkündigen
extremo, los violines tocan en un unísono ricamente articulado, en cierto dein; Wunder («Te damos gracias, Señor, te damos gracias y anunciamos
modo con figuras que se entrelazan hacia el infinito sobre un bajo ostinato tu gloria»). Mediante pequeñas modificaciones de la línea melis_mática,
que casi no participa en los motivos. El Kyrie II es una composición coral Bach cambió los acentos: und verkündigen deine Wunder se convierte en
de cuatro voces que recuerda a una fuga al «antiguo estilo» de la polifonía
propter magnam gloriam tuam:
neerlandesa. _É.g~_fuf~ll ..cl~ C::'J.~P?~~cI<ii:! _fu.~ _clt::p.Ofi?:~_ada pr(n:z_~_Er!!.~tic~
en especial en Italia, tras la aparición del estilo concertante hacia 1600, y se
--·--·" ··- -- . .- ····- ·-,-------
248 COMENTARIO DE OBRAS
JOHANN SEBASTIAN BACH 249
m . J 'r r ir rrirror r
Wir dan ~ kim dir. Gou wir dan . - lten dh·. und verkün--
igual que en la secuencia anterior, si bien el movimiento se ralentíza, ya que
el movimiento de las corcheas que se producen en el bajo se convierte en
,, r r r ,r r arr1 o:a r
· i - j!;en dcine Wun - . - . der
negras y ahora, en el Qui tollis, van de compás en compás (la denominación
italiana del tempo no expresa aquí, por lo tanto, una ralentización absolu-
ta, sino una ralentización que se desprende de la composición en sí misma).
2W tf Efff lWffllr IJ
glo • riam tu
§6
Esta frase está tomada de la cantata eclesiástica nº 46. También en ella en-
contramos profundas coincidencias entre el nuevo contenido textual y el an-
Si bien en principio la frase coral se mantiene igual, se adecua tanto al tiguo: Schauet doch und sehet, ob irgend ein Schmerz sei wie mein Schmerz,
nuevo texto mediante numerosas pequeñas modificaciones que uno cree der mich tro/fen hat («Mirad y ved si hay dolor como el que me ha sobre-
tener ante sí la composición original. Todas las imitaciones -adaptacio- venido», Lamentaciones de Jeremías, 1,12). El teólogo protestante Friedrich
nes de otras obras- de la Gran misa en si menor, especialmente en el Glo- Smend dice: «La teología y la Iglesia luterana no pueden exponer mejor ni
ria y el Credo, están escogidas y realizadas con tanto esmero que enlama- con más profundidad el texto de las Lamentaciones, como profecía del Sal-
yoría de los casos el modelo se ve superado por la nueva versión. Da la vador al que la cristiandad ruega: Qui tollis, Tú que perdonas el pecado del
impresión de que la frase no encuentra hasta entonces su lugar definitivo. mundo, ten piedad de nosotros». En este caso encontramos mayores inter-
La partitura del Domine Deus nos da una interesante visión de la práctica venciones en la composición original: el preludio y la parte central instru-
interpretativa. A pesar de que en las partituras modernas todas las semi- mental se suprimen, se añaden las negras constantes del violoncelo y toda
corcheas de la flauta solista están escritas de forma regular -muchas de la pieza desciende una tercera. La nueva forma musical resulta tan perfec-
ellas ligadas de dos en dos- la voz de la flauta escrita por el propio Bach ta que estoy convencido de que la adopción de una composidón ya exis-
se aparta de esta interpretación mediante la incorporación de un ritmo di- tente no pudo tener lugar por motivos de economía, sino porque Bach no
ferente. Este ritmo aparece sólo en el primer compás y es un importante podía pensar una forma musical mejor para este contenido.
indicio de que, también en Bach, hay valores regulares de notas que a me- Las dos arias que siguen -Qui sedes y Quoniam- van juntas, pues-
nudo tienen que ejecutarse de manera irregular. Los enlaces de pares de to que la segunda representa la respuesta a la primera. La instrumenta-
notas descendentes se realizaban muy a menudo «a la lombarda» (así se ción y la noción de éstas no pueden imaginarse más diferentes: en el Qui
llama a esta forma inversa de punteo), sin que tuviera que indicarse de ma- sedes, el contratenor aparece junto al instrumental (el oboe d'amore) en
nera especial. Este ritmo no aparece únicamente en la voz del solo, sino igualdad temática y musical; los instrumentos de cuerda sólo conforman
que también está en las voces originales del segundo violín y de la viola, un continuo obligado, articulado y pleno. Por el contrario, el Quoniam
aunque sólo donde la figura correspondiente surge por primera vez. Que lo asumen cuatro interlocutores equivalentes pero completamente dis-
yo sepa, no existe ninguna partitura en la que este tipo de ritmo tan im- tintos: la voz del bajo, la trompa natural, los dos fagotes -que siempre
portante e interesante esté impreso, ni siquiera descrito. Es probable que intervienen juntos- y el basso continuo. Cada uno de estos grupos tiene
el ritmo «lombardo» sólo se tocara en este motivo de semicorcheas des- unos motivos muy diferentes que sólo le pertenecen a él. La trompa tal
cendentes y que no hubiera de repartirse, en quasianalogía, por todo el vez debe expresar la majestad de Cristo, sobre todo con su marcado tema
movimiento, puesto que la homogeneidad fundamental que suele exigirse principal. En esta aria, la articulación está señalada con especial meticu-
hoy en fragmentos _«análogos» o similares no se corresponde en absoluto losidad. (Como en otros lugares de toda la obra, aquí hay escritos mu-
con la práctica barroca. chos vibrati rítmicos y suspendidos de los instrumentos.) Este homenaje
Justo después de este tiempo viene el Qui tollis. A pesar de que lleva en a Cristo conduce al jubiloso coro final, Cum Sancto Spz"ritu in gloria Dei
las voces la indicación de lento o adagio, el tempo se mantiene más o menos patris, Amen, sin que se note ninguna unión. Los instrumentos del es-
· Et ex;;ecto
la
Esta 'J"'.""'~"'"''·'~ que cantata
puesto que
O.csc.;uu,JH.
Sorgen, Zagen ist der Chri;ten Triinenbrot, se plantea como un canto fúne-
versiones de esta pieza. Para nuestra ir1- bre lleno aflicción. El inesperado giro armónico de la pieza en mi menor
en la que el texto está mu- seis compases antes fLnal y la Lau\..u,.w conduy,¿;nte hacia mayor
sancto ex virgine et homo /actus cen que esta música fúnebre suene esperanzadora y consoladora. coro
est inclusive. En un a esto le seguía el Cruci/ixus. Más adelante, de la resurrección Et resurrexit procede, como el Gloria, de un concierto
Bach añadió el coro Et incarnatus est y escribió (probablemente para evi- instrumental desaparecido, sólo que aquí fueron precisas unas modifica-
tar la repetición del texto) una nueva versión de las partes vocales del ciones más profundas; en lugar del solo del en Et iterum ven-
Et in unum Dominum, con lo que el texto se distanció tanto que termina- iurus est parece que originariamente había un solo instrumental. La
252 COMENTARIO DE OBRAS JOHANN SEBASTIAN BACH 253
debían estar presentes los cantantes- está documentado en esa corres- ·Non c'e da spz'anar la voce, es demasiado estricto [la crítica de Raaf al
pondencia entre padre e hijo. Se trata de la correspondencia más intere- cuarteto], como si en un cuarteto no hubiera uno de hablar mucho más que
sante y completa sobre una obra musical que conozco (por fortuna, tam- cantar. [Esta declaración de Mozart tendrían que llevarla también todos los
bién se conservan las cartas del padre). Ésta termina, claro está, el día en cantantes actuales en el corazón, como una especie de credo; aquí encon-
que el padre viaja a Munich para asistir al estreno. Para nosotros esto es la- tramos ~simismo la estrecha afinidad con las declaraciones de Caccini y
Monteverdi en los comienzos de la ópera.] Cosas como ésta no las com-
mentable, puesto que las últimas modificaciones de la obra ya no están do-
prende. Yo sólo le dije: «¡Queridísimo amigo!, si supiera de una sola nota
cumentadas.
que hubiera de cambiarse en este cuarteto, de inmediato lo haría. Sólo que
Idomeneo fue para Mozart, durante toda su vida, una de sus más que-
en esta ópera aún no hay nada con lo que esté tan satisfecho como con ese
ridas obras, una obra que le conmovía personalmente. Es probable que sin- cuarteto; y si lo escuchara usted una sola vez entero, entonces sin duda ha-
tiera un paralelismo con la tensión afectiva entre Idomeneo e Idamante y blaría de otro modo».
su propia situación respecto a su padre. Es evidente que ya se identificaba (27 de diciembre de 1780)
con Idamante durante la composición de la obra. El llamado «cuarteto de
la muerte» fue para él algo especial, personal, hasta el final de su vida. Un Mozart, por lo tanto, expresa aquí su deseo de que lo cante de una for-
informe muy digno de crédito sobre una representación doméstica de este ma hablada. Este «canto hablado» (cantar recitando, en el sentido de Cac-
cuarteto, mucho después, en los años que pasó en Viena, dice que él mis- cini) o más bien «hablar cantado» (recitar cantando) era la piedra angular
mo interpretó a Idamante -presumiblemente en falsete- y que se vio tan de la estructuración del recitativo para Mozart y sus contemporáneos.
embargado por la emoción que no pudo seguir cantando. Esta ópera pre- Cuando, en 1779, escuchó en Mannheim un duodrama (melodrama), que-
senta una relación con la historia vital de Mozart tan estrecha como nin- . dó fascinado:
guna otra de sus obras.
En sus cartas de Munich, a menudo el compositor habla sobre sus pro- Sin duda sabrá que no se canta, sino que se declama, y la música es como
blemas con los cantantes, así como sobre el estilo y la técnica del canto tal un recitativo (accompagnato) obligado. [. ..] ¿Sabe cuál es mi parecer? En la
como él lo imaginaba. Entre las cuestiones más importantes se encuentra ópera habría que tratar la mayoría de los recitativos de esta manera, y sólo
de vez en cuando, cuando las palabras se pueden expresar bien con música,
la de los límites entre el habla y el canto, entre lenguaje y música (ésta es,
cantar los recitativos.
desde Caccini y Monteverdi, una cuestión crucial del drama musical). Esta
(12 de noviembre de 1778)
cuestión la trata con detalle en una carta sobre el susodicho «cuarteto de
la muerte», Andro ramingo e solo:
Estos fragmentos de cartas también son muy reveladores en cuanto a
las relaciones que se establecen entre cantante y compositor. Raaf reclama
[. ..] con el cuarteto me ha puesto (Raaf, cantante de Idomeneo) en apuros.
su derecho heredado a recibir su parte modificada según sus gustos y de-
El cuarteto, cuanto más lo imagino sobre el teatro, mayor efecto me causa.
A todos cuantos ya lo han escuchado al piano también les ha gustado. Raaf seos; Mozart, no obstante, dice con claridad:
es el único que piensa que no causará efecto. Me lo dijo aparte.
Me he esforzado mucho para atenderlo como es debido en sus dos arias,
(27 de diciembre de 1780) también lo haré en la tercera, y espero lograrlo, pero en lo que se refiere a
tercetos y cuartetos hay que dejar al compositor hacer su propia voluntad;
¿El motivo de los reparos de Raaf?: en esta pieza no hay ninguna me- con eso se da por satisfecho.
lodía cantable. Esta crítica es muy interesante, puesto que se ve que ya en- (27 de diciembre de 1780)
tonces el legato era una petición principal de los cantantes. El compositor
quiere que el texto se declame más; el cantante, en cambio, desea la gran De ello se desprende a todas luces que, en conjunto, lo importante es
línea melódica con la que podrá exhibir su voz. el drama, no la belleza del canto, y Mozart no deja que nadie se meta en
el escr1-
de diciembre de 1
den declamación y y no UJ."1 elevado arte del canto o d eterno
Su nar la Voce, le rn~,.f'~nonrlPi argumento y habla.
de diciembre de 1780)
En cuanto al vieni a •.,,.,.,,,n~-,,, es cierto que son cinco íes, pero también
con gran facilidad y
Tanto e,r,,~."'"'~ "~"'"i'i''ª'-'º"'""' ese dia-
más que hacer más y más cambios. PD.: Raaf es demasiado
exigente.
(29 de diciembre de
compo-
que el aria
ª'"''-'·'"ª"• se correspondiera a la nPrrF•rr, sitor con el cantante, sino -~,,..,,-,, ~~u.,¡..,vu,.,v, y
con su idea del canto Puesto que no satisfecho con el texto tista. En la u,.,-,,v"'·-····- anterior
Varesco, le propuso a Mozart utilizar un aria de una ópera de Metastasio como la del actual, se siempre que éste debió de ser un compositor
con la que ya había cosechado un gran éxito. Que Mozart compusiera la magnífico, pero tan inmerso en sus fantasías musicales que había musica-
música para ese texto era una gran afrenta para el libretista Varesco. Mo- textos malos sin criterio alguno. Cómo iban a representarse piezas
zart sólo veía una salvación para ese desastre: había que escribir un texto tan. simplonas como Lucio Silla o Casi /an tutte -¡la más simplona de to-
260 COMENTARIO DE OBRAS WOLFGANG AMADEUS MOZART 261
das!-,-, Había que cambiar los textos si se quería «salvar» la música. El po- propia- hasta que obtenía lo que él tenía pensado. Esto puede observar-
bre Mozart, según ellos, no entendía nada en absoluto de libretos. Hoy se se muy bien en la correspondencia sobre el Idomeneo.
va cayendo poco a poco en la cuenta de que se había juzgado deprisa y Por lo tanto, cuando hoy decimos que la música es buena pero que el
mal. Esas óperas se habían entendido mal porque lo importante en ellas es texto es flojo, casi estamos criticando a Mozart: deberíamos revisar con
la profundidad y la nitidez de la elocución, que sobrepasan con creces lo mucho cuidado semejante juicio. Mozart aceptó el texto y lo hizo tal como
que se esperaba de una ópera en el siglo pasado. Y también se ha descu- aparece en la versión definitiva. Si uno cree que el libreto de una ópera de
bierto que compositores como Mozart o Schubert, o incluso Verdi (a Mozart es simplón, eso también es una acusación contra el compositor. De
quien se le recriminaba lo mismo), se interesaban muchísimo por cada pa- no haberle gustado algo, habría podido exigir cualquier modificación, y
labra. eso es lo que hacía siempre. Su vena dramática no hace sólo referencia a la
Quizá sea conveniente dar aquí un pequeño salto atrás hacia Monte- música, sino a cada una de sus obras como un todo. Cuando el libretista
verdi. Éste elaboraba todas las óperas que componía junto con el libretis- Varesco reclama un pago adicional al director artístico de Munich por las
ta. En algunas de ellas, el libretista vivía cerca del compositor, de manera numerosas modificaciones, Mozart escribe:
que ambos podían trabajar siempre juntos, corregir, pulir los más peque-
ños detalles. Una forma similar de trabajo unía a Mozart con sus libretis- Entretanto dígale a Varesco en mi nombre que no recibirá del conde
tas, en especial con Da Ponte, pero también con Stephanie (El rapto en el Seeau un solo kreützer más de lo acordado, ya que las modificaciones no se
serrallo) y Schikaneder (La flauta mágica). En la colaboración con los tres las ha hecho a él, sino a mí. [. .. ]
se puede observar una considerable participación del compositor en la for- (18 de enero de 1781)
mación del texto.
Las primeras óperas serias italianas se diferenciaban del nuevo drama Igual que entonces sólo podía conseguirse un drama musical correcto
musical principalmente en la forma. Mozart había tenido que escribir mediante la colaboración coherente del compositor con el libretista, en la
obras de esa clase en su juventud, en Milán, y para ello utilizaba libretos ya actualidad una obra así sólo puede realizarse de manera correcta mediante
terminados que en ocasiones habían servido también a otros composito- la desinteresada colaboración del director de orquesta con el director artís-
res. La técnica de la ópera seria exigía en primer término la resolución de tico. Por desgracia, a menudo ese trabajo conjunto queda dividido en las
determinados problemas fijados a modo de esquema: el dueto de amor, el críticas: «La dirección artística ha sido significativa, pero la realización mu-
aria de ira, la escena del cementerio, etcétera. Los textos, que sólo tenían sical...». O viceversa. El director musical también es responsable si la direc-
que cumplir ciertas reglas generales, eran en gran parte intercambiables. ción artística no está bien fundada en lo musical, puesto que en los ensayos
(El deseo antes mencionado de Raaf de utilizar un aria de Metastasio ilus- debe defender la idea del compositor. Un director artístico con gusto mu-
tra esta idea en el ejemplo absolutamente inapropiado del Idomeneo.) Las sical escuchará de buen grado su consejo. No obstante, si el director de or-
ideas que Mozart imaginaba para el nuevo drama musical no eran realiza- questa no aparece hasta poco antes del estreno y se encuentra ya con la re-
bles en el contexto de este esquema de la ópera seria. Resulta revelador e presentación ensayada casi en su totalidad -cosa que es muy frecuente-
importante que Mozart ya no denominara Opera seria a su primera obra no le queda más que resignarse. Éste piensa entonces: no me importa lo que
novedosa -Idomeneo- sino Drama per musica. En ella, por primera vez suceda en el escenario, nosotros tocaremos nuestra bella música para acom-
se siente responsable de toda la obra, tanto del texto como de la música, y pañarlo. Este enfoque tan extendido resulta catastrófico para la ópera. No
ya no desea escribir música para unas palabras que no acepta en absoluto. deberían efectuarse representaciones de una ópera en la que el director de
Por consiguiente, podemos decir que todas las óperas que escribió después orquesta y el director artístico no trabajen en estrecha colaboración, en la
del Idomeneo también son completamente mozartianas en el texto, puesto que ambos no den su beneplácito al conjunto de la representación, inclui-
que, cuando no estaba de acuerdo con la letra, insistía en una modificación da la parte de su compañero. La simbiosis de director artístico y orquestal
y lo transformaba con el letrista -y en caso necesario también por cuenta se asemeja muchísimo a la de los autores: el compositor y el libretista.
pero
en el lenguaje de la orquesta; en este ac-
«no» ante el m:obardado mego de
que renuncie al de ur1 i.rwcente. trata
del c-.c1,,e;,-1a11c notas. Por lo tanto,
puramen-
'-,HHLHU,UUH
Es curioso y muy consecuente que al final Mozart volviera a elimi- Si el discurso del Fantasma no fuese tan largo en Hamlet, sería de un
nar la única aria de esta ópera que presenta una emoción relajada y fe- efecto aún mejor; este discurso puede acortarse, además, muy fácilmente, y
liz. Toda la obra está definida por la amenaza (Neptuno), el conflicto con ello gana más de lo que pierde.
(griegos y cretenses), la tensión (padre e hijo, las dos rivales Ilia y Elec- (29 de noviembre de 1780)
tra) y el miedo. La felicidad y la paz interior son siempre anheladas, pero
apenas resultan accesibles; están siempre amenazadas por los cuatro Vemos que Mozart no sólo conocía a Shakespeare, sino que incluso le
costados. Esto se observa en los pocos momentos felices que tiene Ida- hada críticas competentes. Puesto que las propuestas de abreviación de
mante, igual que en los de Ilia o Electra. El propio Idomeneo no tiene Varesco no le bastan, escribe:
un solo momento de felicidad porque siempre tiene tras de sí el amena-
zador juramento. En toda la pieza no hay una sola aria tranquila, an- El parlamento del oráculo también es demasiado largo y lo he acortado;
Varesco no tiene por qué enterarse de nada de esto puesto que todo se im-
dante o adagio, en la que se pudiera decir: todo está en calma todo es
primirá tal como él lo ha escrito.
bello. Quizá la música del aria final de Idomeneo debería de h~ber sido
(18 de enero de 1781)
el gran momento de alivio de esta ópera. Y justo ésa es la que Mozart
debe excluir al final porque la obra no puede evolucionar precisamente
En ese momento ya había efectuado dos reducciones del oráculo y le
hacia un final feliz. El germen de la tragedia ha de mantenerse hasta el
continuaba pareciendo demasiado largo. De las reducciones siguientes se
final. Su continuación sería, con toda probabilidad, una tragedia simi-
encargó el compositor solo, sin el libretista. El libreto, por deferencia a Va-
lar. De hecho, en esta lucha por conseguir un final adecuado, podemos
resco, debía imprimirse sin abreviaciones. Esto no llegó a hacerse, ya que
ver a Mozart en su taller y vislumbrar lo que pretende en todas sus dis-
el director artístico insistió en que, a causa de la enorme diferencia, en el
cusiones con el libretista, en el tira y afloja de las versiones musicales.
texto definitivo se imprimiera sólo la variante que se representó en reali-
La búsqueda de una forma idónea para la escena del oráculo nos da
dad. En aquel entonces era corriente que el público pudiera adquirir el
una profunda visión de la noción que Mozart tenía de la dramaturgia:
texto de una nueva ópera antes de la representación. Había que darle la
oportunidad de que conociera la obra de antemano, al menos en cuanto a
Dígame, ¿no le parece que el discurso de las voces subterráneas es des
su contenido. Así, durante la representación el oyente no tenía que dirigir
masiado largo? Reflexiónelo bien. Imagínese el teatro, la voz debe ser te-
rrorífica, debe apremiar, debe creerse que realmente es así; ¿cómo puede toda su atención al simple desarrollo argumental.
conseguirlo si el discurso es demasiado largo, cuando con ello los oyentes De la susodicha voz subterránea existen finalmente cuatro versiones
sólo se convencen más de su falsedad? de las cuales cada una es más corta que la anterior. Mozart quería dar a es;
discurso un carácter misterioso, irreal. De modo que lo acompañó con dos
Se trata de un pensamiento sorprendentemente teatral. Algo terrorífi- trompas y tres trombones que tenían que situarse tras el escenario, igual
co, emocionante, pierde siempre intensidad cuando se expone en un dis- que el cantante. Los tres trombones sólo tocaban esos pocos acordes en
curso largo. En un primer momento, en el primer acorde, se presta mucha toda la ópera. El director artístico del Teatro de Munich negó a Mozart los
atención, pero cuanto más hable esa voz subterránea, más se debilitará el trombones por resultar demasiado caros. El compositor, tras una dura dis-
interés inicial y se perderá el efecto. Que un compositor tan joven pueda puta, tuvo que transigir:
valorar con precisión esta clase de efecto, que presupone cierta experien-
cia vital, me parece casi increíble. Junto con muchas otras pequeñas disputas, he tenido una fuerte discu-
sión con el conde Seeau a causa de los trombones; la llamo fuerte discusión
Mozart prosigue:
porque he tenido que ser grosero con él, de otro modo no habría podido sa-
lirme con la mía.
(11 de enero de 1780)
que existe entre la ------,,
estos movirriientos y la instrumentación
Por cartas Mozart ""''Je'""'"
«versión vienesa» es auténticamente para la muerte y la cuestión 1cJL1.:.,u~-a
teatros de la ópera que la sobre la escena. o sea, con 31 años,
Ivfozart prender la muerte es el
v·-'"'-'"''-"'~rn gracias a esta correspondencia
su forma ···~·--•-•-·,, ,,,.ic,.u,~, de pensar y imagen ya no de tener u.11 terrorífico para
para la interpretación si posee- que comporta en verdad algo muy tranquilizador y consolad;r! Y doy gra-
mos la llave de las intervenciones Mozart, enjuiciaremos también cias a mi Dios porque me haya otorgado de grado la de te-
otra forma diferentes versiones las óperas posteriores. Con todo, ner ocasión de llegar a '-V"'''"·'-u"' corno la nuestra verdadera felici-
también nos guardaremos de juicios precipitados, puesto que hemos visto dad. me acuesto sin co,ns:1den1r que tal vez, joven como soy, no vea
la autocrítica y la escrupulosidad con que trabajaba este compositor. más el día siguiente».
Considero que el cuarteto de la muerte del Idomeneo, que Mozart es-
cribió diez años antes que el Réquiem, ya representa una primera discusión
con la muerte misma. A H>.vL,<uc, que se identificaba con Idamante, le unió
268 COMENTARIO DE OBRAS WOLFGANG AMADEUS MOZART 269
en vida un fuerte y desacostumbrado vínculo emocional con esta obra, María Magdalena, deja que también yo tenga esperanza»), la/!, mich zu Dei-
pero en especial con este cuarteto, como he dicho. Algo similar ha llegado ner Rechten bei den Scha/en sein (compases 116 al final, «déjame estar a Tu
a nuestro conocimiento acerca de una especie de ensayo del Réquiem en el derecha en la Creación»). En el Con/utatis, que desde el principio contie-
que, poco antes de su muerte, se ensayaron las partes que ya estaban ter- ne la confrortación todos-yo. En la última parte sei bei mir, wenn ich ster-
minadas. Mozart rompió a llorar en el Lacrimosa y ya no pudo continuar. be ! («¡Permanece a mi lado cuando muera!»), la relación íntima y personal
El conjunto de la obra me parece una profundísima discusión perso- con Dios queda enfatizada tanto armónicamente como en una interpreta-
nal, espantosa y conmovedora en un compositor que solía separar su vida ción musical del texto segura y llena de confianza. Ahí yo oigo al propio
personal y las vivencias de su arte de una forma tajante. El preludio ins- Mozart hablar por sí mismo, con toda la conmovedora energía de que dis-
trumental es un llanto fúnebre (corni di bassetto y fagotes) en el que los pone, igual que un niño enfermo que contempla a su madre lleno de con-
instrumentos de cuerda graves y agudos tocan alternativamente figuras en fianza y, entonces, el miedo se desvanece.
cierto modo sollozantes que en la música de Mozart representan el llanto.
Esa calmada tristeza queda interrumpida por el/arte de los trombones, las
trompetas y los timbales en el séptimo compás: la muerte no sólo es una in-
dulgente amiga, sino el camino hacia el temido Juicio. Aquí experimento
por primera vez, quizás igual que el propio Mozart, cómo el texto litúrgi-
co oficial se convierte en una discusión que llega a lo más personal: la
muerte le sobreviene a todo el mundo, ¡pero qué será de mí! O tras el lu-
ceat eis («que la luz ilumine toda la eternidad,,) del compás 17 al· 20, el fer-
voroso ruego general desemboca en un motivo en cierto modo consolador:
todo irá bien porque existe la piedad. El Kyrie, el ruego por la piedad di-
vina, nace de la fuga general en invocaciones homófonas cada vez más per-
sonales y muy exigentes: ¡Señor, debes compadecerte de nosotros! Es es-
pecialmente intensa la confrontación de lo general y lo personal en la
siguiente secuencia: el Dies Irae retrata sin piedad el horror del día delJui-
cio Final, la severidad del Juez (cuneta stricte discussurus!); el Tuba mirum,
el despertar de los muertos para el Juicio, donde nada queda sin vengar
(nzl inultum remanebzt); y después conmueve la temerosa pregunta indivi-
dual: «¿Qué diré yo, pobre de mí...?». O la llamativa confrontación del po-
deroso Rey en el Rex tremendae con el yo, conmigo: «Sálvame, Fuente de
Piedad», que desemboca en el Recordare, una secuencia que, según el tes-
timonio de Constanze, era especialmente importante para Mozart, una
oración apremiante y llena de confianza: «Me has redimido con Tu sufri-
miento, ese esfuerzo no debe ser vano». Comprendo la especial idea de
Mozart, quizá religioso-musical, en cuanto a esta frase puesto que pone
muy de relieve lo personal de la relación con Dios, representa con fervor la
posibilidad de indulgencia amorosa del Juez antes retratado como inexo-
rable y severo en dos lugares en especial: der Du Maria Magdalena begna-
digt hast, la/!, auch mich ho/fen (compases 83-93, «Tú que has redimido a
C:. Ph, E:. :í3ach;J, (~. ·nach/\Xl. F. 15ach, J)áuble C'once1tos, C:::·ustav t,eonba.rdt/
Leonhardt-Consort, <.:=0n:::er1tu.s n.1usicus tWk:i:~ 0630-· :i2326-2.
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_ l. ,,_ w;_ U. , Pr_¿,g~~-
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Leonhardt/Leonhardt-Consort, Concentus musicus Wien, 4509-91756-2 (6 - , Famous Cantatas, BWV 4 «Christ lag in Todesbanden», BWV 12, 51 et al.,
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Leonhardt/Leonhardt-Consort, Concentus musícus Wien, 4509-91757-2 (6 Chor, C~ncentus musícus Wien, 2292-42676-2 (2 CD).
CD). - , Mass in B minar, Hansmann/Iyama/Watts/Equiluz/van Egmond, Wiener
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Leonhardt/Leonhardt-Consort, Concentus musicus Wien, 4509-91758-2 (6 Regensburger Domchor, King's College Choir Cambridge, Concentus musi-
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Knabenchor Hannover, Ti:ilzer Knabenchor, Collegium Vocale, Gustav Leon- Schoenberg Chor, Concentus musicus Wien, 9031-74862-2 (2 CD).
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Leonhardt/Leonhardt-Consort, Concentus musicus Wien, 4509-91760-2 (6 - , Magni/icat, Georg Friedrich Handd, Utrecht Te Deum, Palmer/Lipovsek/
CD). Langridge, Wiener Sangerknaben, Arnold Schoenberg Chor, Concentus mu-
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Leonhardt/Leonhardt-Consort, Concentus musicus Wien, 4509-91761-2 (6 cus Wien, 4509-92626-2.
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Hampson, Knabenchor Hannover, Tolzer Knabenchor, Collegium Vocale, - , Symphonies Nos. 4 & 7, Chamber Orchestra of Europe, 9031-75714-2.
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Concentus musicus Wien, 4509-97501-2. Chor, Chamber Orchestra of Europe, 9031-74884-2 (2 CD).
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hardt-Consort, Gustav Leonhardt, Concentus musicus Wien, 0630-17366-2 Arnold Schoenberg Chor, Chamber Orchestra of Europe, 4509-94560-2 (2
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Symphony No. 4, Berliner Philharmoniker, 4509-94543-2. 2.
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Lerer, Concentus musicus Wien, 2292-42496-2 (3 CD). 93667-2.
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luz, Concentus musicus Wien, 2292-42547-2 (4 CD). 97490-2.
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Egmond/Villisech, Monteverdí-Chor, Jürgen Jürgens, 4509-92175-2 (2 - , Famous Serenades, Serenades Nos. 4-7 & 9-13, Concentus musicus Wien, Sta-
CD). atskapelle Dresden, Wiener Mozart-Blaser, 4509-95986-2 (5 CD).
-. :, T,-\_ < ~·:, '~- r, A
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maille/Hampson, Royal Concertgebouw Orchestra, 9031-76455-2. Schoenberg Chor, Chamber Orchestra of Europe, 4509-98422-2.
-, Die Zauberf!,ote, Bonney/Gruberova/Blochwitz/Scharinger/Salminen, Mo- -, Missa Solemnis D 950, Orgonasova/Remmert/Holzmair/Scharinger, Amold
zart-Orchestra & Chor des Opernhauses Zürich, 2292-42716-2 (2 CD). Schoenberg Chor, Chamber Orchestra of Europe, 0630-13163-2.
-, Die Zauberflote (Highlights) Bonney/Gruberova/Blochwitz/Scharinger/ Sal- Robert Schumann, Concerto for Piano and Orchestra, op. 54, Concerto Jor Violín
minen, Mozart-Orchestra & Chor des Opernhauses Zürich, 9031-72486-2. and Orchestra, Argerich/Kremer, Chamber Orchestra of Europe, 4509-
-, La Clemenza di Tito, Popp/Ziesak/Murray/Ziegler/Langridge, Orchestra of 90696-2.
the Zurich Opera, 4509-90857-2 (2 CD). -, Symphonies Nos. 1-4, Chamber Orchestra ofEurope, 0630-12674-2 (2 CD).
-, Thamos, Der Schauspieldirektor, Thomaschke/Mühle/van Altena/~an der -, Symphonies Nos. 1 «Spring» & 2, Chamber Orchestra ofEurope, 4509-98320-
Kamp, Collegium Vocale, Royal Concertgebouw Orchestra, 2292-42895-2. 2.
-, Overtures, Royal Concertgebouw Orchestra, Mozart-Orchester des Opem- -, Symphonies Nos. 3 «Rhenish». & 4, Chamber Orchestra of Europe, 4509-
hauses Zürich, Concentus musicus Wien, 4509-95523-2. 90867-2.
-, Famous Opera Arias, Bonney/Gruberova/Margoino/Popp/Bartoli/Murray/ -, Symphony No. 4, Franz Schubert, Symphony No. 4, Felix Mendelssohn, Die
Blochwitz/Lagridge/Hampson/Scharinger, Concentus musicus Wien, Or- schone Melusine, Berliner Philharmoniker, 4509-94543-2.
chester des Opernhauses Zürich, Royal Concertgebouw Orchestra, 4509- -, Genoveva, Ziesak/Lipovsek/van der Walt/Widmer/Gilfry/Quasthoff, Ar-
97507-2. nold Schoenberg Chor, Chamber Orchestra of Europe, 0630-13144-2 (2
Music at the Court ofMannheim, works by J. C. Bach/Holzbauer/J. Stamitz/Rich- CD).
ter, Concentus musicus Wien, 4509-91002-2. Johann Strauss, Neujahrskonzert, Wiener Philharmoniker, 8573-83563-2.
Giovanni Battista Pergolesi, Stabat Mater, Antonio Vivaldi, Gloria RV 589, Mc- . -, Orchestral Works, Berliner Philharmoniker, 3984-24489-2.
Nair/Mei/von Magnus/Lipovsek, Arnold Schoenberg Chor, Concentus mu- Johann Strauss II, Vienna Celebrates ]ohann Strauss, incl. Famous Waltzes «An
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282 EL DIÁLOGO MUSICAL