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Modelo de Prevención para niños entre 4 y 11 años,

destinado a prevenir las conductas de riesgo desde la


infancia.
Buenos Aires Ciudad
Vamos Buenos Aires
Impreso en Buenos Aires, Argentina, Agosto de 2015.
GOBIERNO DE LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES

MINISTERIO DE DESARROLLO HUMANO Y HÁBITAT

SUBSECRETARÍA DE PROMOCIÓN SOCIAL

DIRECCIÓN GENERAL DE POLÍTICAS SOCIALES EN ADICCIONES


ÍNDICE GENERAL
PRÓLOGO - Carolina Stanley

1. PRESENTACIÓN

N
2. A MODO DE FUNDAMENTACIÓ

Un abordaje integral para los niños y sus adultos

cuidadores. La prevención desde la primera infancia.

La continuidad del programa preventivo entre los 8 y los 11

años. El uso de los cuentos en un modelo de prevención para la

infancia.

3. OBJETIVOS DEL PROGRAMA

4. METODOLOGÍA: UNA ESTRATEGIA ESPECÍFICA PARASLOS NIÑO

El uso de los lenguajes expresivos y los canales de

percepción. Una didáctica vivencial.

El modelo de taller.

Los tiempos en el taller.

Algunos recursos a tener en cuenta.

5. LOS LENGUAJES EXPRESIVOS

La narración.

Algunas pistas en el uso de la plástica dentro del taller.

1 Programa de Prevención Temprana


ÍNDICE GENERAL
La expresión corporal: incluir el cuerpo en el trabajo con niños.

1 Programa de Prevención Temprana


6. PLANIFICACIÓN DE LAS ACTIVIDADES

Taller de prevención para niños de 4 a 5

años. Taller de prevención para niños de 6 a

8 años. Taller de prevención para niños de 9

a 11 años. Diseño de una jornada de edades

variables.

Taller de prevención con madres, padres, familiares y referentes.

7. EVALUACIÓ

8. SELECCIÓN DE CUENTOS

1. Fátima y los dives. Cuento oriental, versión de Mariana Fernández, gentileza Fundación Williams.

2. El cordero de lana dorada. Cuento medieval europeo, gentileza “Ediciones de la Tradición”.

3. Las lagartijas. Cuento tradicional africano.

4. La batalla de los insectos. Cuento popular americano, versión de Mariana Fernández.

5. El maravilloso viaje del príncipe Atila al fin del mundo. Cuento tradicional de Asia,

adaptación de Mariana Fernández.

6. El niño del palacio del dragón. Cuento tradicional de medio-oriente, gentileza “Ediciones de

la Tradición”.

7.El mendigo y el cántaro. Cuento popular africano, gentileza “Ediciones de la Tradición”.


8. El pájaro de la India. Cuento tradicional presente en variadas tradiciones.
ÍNDICE GENERAL
9. El hilo mágico. Cuento tradicional de Europa, adaptación de Mariana Fernández.

10. El águila. Fabula popular actual.

11. El halcón y la anciana. Fabula popular.

12. El cuento de las arenas. Gentileza “Ediciones de la Tradición”.

13. La princesa descarriada. Cuento tradicional oriental.

14. Un elefante en la oscuridad. Cuento tradicional Sufi.

15. El banquete del mago. Cuento tradicional europeo.

9. BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía de referencia.

Bibliografía de cuentos para niños.

Notas bibliográficas.

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PRÓLOGO

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PROGRAMA DE PREVENCIÓN TEMPRANA

1. PRESENTACIÓN
El programa de Prevención Temprana que proponemos, desde la Dirección General de Políticas Sociales
en Adicciones, está desarrollado para que los niños, de 4 a 11 años, desenvuelvan recursos de cuidado
frente a la oferta de consumos adictivos. Con la intención de que puedan registrar y afirmar sus
fortalezas internas; poner en práctica habilidades sociales y entrenar interacciones grupales positivas. A
su vez, genera herra- mientas junto a los adultos cuidadores, para incorporar la noción de proceso, la
aceptación de los límites y la tolerancia a la frustración a través de estrategias que refuerzan la
prevención desde la crianza.

La implementación se realiza en formato de talleres vivenciales, por medio de un equipo interdisciplinario,


especializado en técnicas de prevención para niños y sus familias. A través de la narración de cuentos,
juegos y producciones creativas, se establecen espacios de reflexión y escucha. En los mismos, se
trabaja sobre la actitud de los niños hacia el cuidado de sí mismos, y se invita a los adultos a tomar
contacto con los valores individuales y universales que cobran vida en los relatos, incluyendo sus propias
historias.

La metodología, se basa en el uso de los lenguajes expresivos y en la narración de historias significativas


para generar situaciones de reflexión. En los talleres se escuchan cuentos, se piensa a través de las
analogías de los mismos, se opina libremente y se trabajan conceptos de cuidado. Los niños tienen que
esperar el momento para hablar, aceptar la opinión de los compañeros y tomar sus propias decisiones
dentro de las actividades planteadas. Asimismo, en las producciones grupales se experimenta el respeto
por la diversidad, poniendo en práctica habilidades sociales para la elaboración conjunta.

La modalidad de las intervenciones está organizada en dos formatos: Taller de encuentros consecutivos,
donde se busca el desarrollo secuencial del proceso planteado. Y jornadas unitarias, donde se impulsa un
impacto positivo inmediato.

Los grupos de trabajo en los talleres pueden ser de entre 15 y 40 niños, divididos en franjas de 4 a 5;
de 6 a 8 y de 9 a 11 años. Asimismo, en las jornadas, tanto la edad como la cantidad de niños varían
según las nece- sidades y posibilidades del espacio donde se implemente.

La Dirección General de Políticas Sociales en Adicciones de la Ciudad de Buenos Aires, desarrolla e imple-
menta este modelo de prevención temprana en función de generar mejores condiciones para prevenir las
conductas de riesgo desde la infancia.
2. A MODO DE FUNDAMENTACIÓN
Un abordaje integral para los niños y sus adultos cuidadores
La oferta permanente de consumos adictivos, la naturalización del mismo y su accesibilidad, han
adelantado la edad de experimentación y de abuso de sustancias, aumentando el riesgo de desarrollar
adicciones, aún en edades prematuras.

Este riesgo histórico se profundiza en los sectores de mayor vulnerabilidad social, con la discontinuidad
del trabajo; modificando los hábitos de las personas. Los tiempos de trabajo/ocio, los horarios de
despertarse/acostarse, la interrupción de los ritmos cotidianos, entre otros, modifican las rutinas de
vida.

A su vez, el retardo de la adultez, o la llamada extensión de la adolescencia, estimulan la evasión por


parte de los adultos de asumir su rol de guías y referentes de los más pequeños, descargando en ellos
muchas de las responsabilidades que les son propias.

Así nos encontramos, en algunos sectores, con padres muy jóvenes y poco preparados para asumir su
rol y, en otros, con adultos que actúan como si no lo fueran. En esa ausencia de contención y referencia,
los niños están expuestos tempranamente a un mundo plagado de ofertas orientadas al consumo
abusivo.

En la primera infancia, los niños comienzan a considerar a los demás como “otros” y a formular una
concep- ción interna de su individualidad, diferenciándose paulatinamente. Es en ese momento,
alrededor de los 3 y 4 años, cuando el “quiero” y sobre todo el “no quiero”, se perfilan como estrategias
para fortalecerse como personas. Decir “no” es un ensayo y una demostración de independencia y
crecimiento. Es un momento privilegiado, donde la calidad del “no” transmitida por el adulto se
transformará en una herramienta que acompañará al niño en el futuro, definiendo su firmeza en la
expresión de su voluntad. Otra palabra clave de esta etapa es el adjetivo de posesión “mío”, como una
extensión de sí mismo. Si no hay un adulto capaz de limitar esa extensión, el resultado es la pérdida de
la forma propia.

La necesidad de límites tiene que ver, en la primera infancia, con la necesidad de fortalecer la estructura
interna e ir reconociendo de a poco la diferencia entre el afuera y lo social, con el adentro y lo personal.
En este sentido, es fundamental abordar el programa de prevención con los adultos cuidadores: madres,
padres, hermanos, tíos, abuelos, tutores y toda persona que asuma el rol de la crianza. Reflexionando y
registrando sus herramientas para cuidar, proteger y prevenir a los niños. Tanto para alentarlos en su
desa- rrollo, como para limitar las conductas que pueden ponerlos en riesgo; teniendo en cuenta sus
necesidades para ayudarlos a madurar en el camino hacia su independencia como personas.

1 Programa de Prevención Temprana


La prevención desde la primera infancia
Prevención tiene que ver con anticipación, con desarrollar recursos previos. Hasta hace muy poco
tiempo, el abordaje preventivo se orientaba exclusivamente hacia la adolescencia. Si bien, lo más
probable es que la entrada al consumo se materialice entre los 14 y 16 años, está comprobado que un
abordaje preventivo eficaz, funciona antes que la problemática se instale.

Es en la primera infancia, hasta aproximadamente los 8 años de edad, donde el registro de conceptos
deja una huella imborrable. Es el momento oportuno, para sembrar y fomentar valores, actitudes y
habilidades que funcionaran más adelante. Piaget, define la primera infancia, de los dos a los siete años,
comenzando con la aparición del lenguaje, y con la posibilidad de anticipación a las acciones futuras y
registro de las pasadas:
Con la aparición del lenguaje las conductas se modifican profundamente en su aspecto afectivo e intelectual.
Además de todas las acciones reales o materiales que es dueño de efectuar al igual que durante el período
precedente, el niño es capaz, mediante el lenguaje, de reconstituir sus acciones pasadas bajo la forma de relato y
de anticipar sus acciones futuras mediante la representación verbal. De ello se derivan tres consecuencias
esenciales para el desarrollo mental: un posible intercambio entre individuos, o sea, el principio de la socialización
de la acción; una interiorización de la palabra, o sea, la aparición del pensamiento propiamente dicho, que tiene
como soportes el lenguaje interior y el sistema de signos; finalmente y de forma primordial, una interiorización de
la acción como tal, que de ser puramente perceptiva y motriz, pasa a reconstituirse en el plano intuitivo de las
imágenes y las experiencias mentales. (1)

Para Winnicott , a partir de los 2 años, el niño va haciendo acopio de herramientas para lidiar con la
separa- ción de la madre, iniciando nuevos desarrollos madurativos hacia su independencia. Es en esa
etapa donde se refuerzan y definen aspectos de la persona que marcaran su forma de estar en el
mundo a futuro. En “Realidad y juego”, observa:
A lo largo del desarrollo emocional del individuo se llega a una etapa en que se puede decir que este se ha
convertido en una unidad. En el lenguaje que yo usé, es la etapa del "yo soy" y tiene importancia debido a la
necesidad del individuo, de llegar a ser antes de hacer. "Soy" tiene que preceder a "hago", pues de lo contrario
"hago" carecerá de sentido para el individuo. (2)

En ese momento, que comienza antes de la escolarización, el niño absorberá conceptos, parámetros de
comportamiento y formas de responder emocionalmente, a través de la vivencia, la imitación y la experi-
mentación. Un verdadero programa preventivo de conductas de riesgo, requiere de una planificación
cuida- dosa, que respete la etapa madurativa de los niños a la hora de brindar información y produzca
situaciones de reflexión sin inducir a respuestas predeterminadas, ampliando los modelos positivos y
fortaleciendo al niño, en función de alentar su autonomía.
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Poco a poco, en el desarrollo normal, el niño se vuelve autónomo y capaz de hacerse cargo de la responsabilidad
de sí mismo, con independencia de un muy adaptativo respaldo del yo. Por supuesto que aún persiste la
vulnerabilidad, en el sentido de que un grosero fracaso ambiental puede provocar la pérdida de la nueva capacidad
del individuo en lo referente a mantener la integración en independencia. (3)

Según Piaget, el período denominado como primera infancia está caracterizado por la capacidad de
repre- sentación del niño, la función simbólica o semiótica. Esta capacidad de representar lo real por
medio de significantes diferentes de las cosas significadas, se plasma en diferentes campos como la
imitación, el dibujo, el juego y especialmente el lenguaje.

Cuando se produce la aparición del lenguaje el niño se ve enfrentado, no ya como antes únicamente con el
universo físico, sino también con dos mundos nuevos y, por otra parte, estrechamente solidarios: el mundo social y
el de las repre- sentaciones interiores. (4)
El lenguaje es necesariamente interindividual y está constituido por un sistema de signos (significantes “arbitrarios”
o convencionales). Pero junto al lenguaje, el niño pequeño, que está menos socializado que a partir de los siete u
ocho años y sobre todo que el propio adulto, necesita otro sistema de significantes, más individuales y más
“motivados”: éstos son los símbolos cuyas formas más normales en el niño pequeño están presentes en el juego
simbólico o juego de imagina- ción. Pero el juego simbólico aparece casi al mismo tiempo que el lenguaje, pero de
forma independiente a él, y represen- ta un papel considerable en el pensamiento de los pequeños, como fuente de
representaciones individuales (a la vez cognoscitivas y afectivas) y de esquematización representativa igualmente
individual. (5)

El modelo de prevención que proponemos, se inicia en la temprana infancia y acompaña el proceso que
el niño desarrollará hasta la pubertad, por medio de estrategias planificadas en relación a su etapa. Un
camino donde pueda observarse, reconocerse e ir adquiriendo herramientas que lo beneficien para
independizarse como persona y protegerse de nuevas dependencias. De este modo, la prevención,
funciona como un refuerzo protector en el desarrollo de la estructura psíquica del niño, fortaleciendo su
autoestima, su madu- ración emocional, y ampliando sus alternativas y modelos de acción, para que
disponga de recursos que le permitan tomar decisiones positivas en relación a sí mismo y a los demás.
1 Programa de Prevención Temprana
La continuidad del programa preventivo entre los 8 y los 11 años
El objetivo de nuestro trabajo preventivo en esta etapa, es ofrecer a los niños un espacio para
reflexionar, encontrar y ampliar alternativas positivas para responder a las diversas situaciones que la
vida les va plan- teando. Especialmente ante los factores que puedan representar un riesgo para su
integridad psicofísica y su independencia como personas.

Problematizar las situaciones, reflexionando sobre sus posibilidades, no solo amplía la capacidad de
respuesta sino que entrena una nueva plasticidad en la manera de pensar y pensarse.

Piaget, observa en este período de la infancia:


El promedio de edad situado en los siete años, que coincide con el principio de la escolaridad propiamente dicha
del niño, señala un giro decisivo en el desarrollo mental. En efecto, asistimos, en cada uno de los aspectos tan
complejos de la vida psíquica, tanto si se trata de la inteligencia o de la vida afectiva, de las relaciones sociales o
de la actividad caracte- rísticamente individual, a la aparición de nuevas formas de organización que completan los
esquemas de las construccio- nes presentes durante el período precedente y les aseguran un equilibrio más estable,
inaugurando también una serie ininterrumpida de nuevas construcciones. (6)

A partir de este paso y durante toda esta etapa, la curiosidad y la atención del niño esta puesta en el
apren- dizaje, el desarrollo de habilidades y la relación con los pares. La latencia de impulsos más
primarios, posibili- ta que la energía se centre en el desarrollo del pensamiento, haciéndolo más
abstracto, complejo y flexible, relacionando ideas y desenvolviendo nuevos conceptos. Los procesos
lingüísticos se refinan, encendiendo el interés por los acertijos, las adivinanzas y todo lo relacionado con
conversar, escuchar y pensar. La orali- dad es un medio para expresar sus conflictos filosóficos y la
complejidad de sus procesos mentales. Este es el momento en que se fijan maneras de pensar y de
analizar el mundo. Es, también, el momento en que los chicos se ponen epítetos condicionantes y se
hacen cargo de las etiquetas que otros les imponen, tanto en el entorno familiar como entre pares y en
el contexto social. Los peligros de las limitaciones del pensamien- to, como la generalización (todos
son...), la selección y la distorsión, limitan sus posibilidades. Estas limitacio- nes pueden llevarlo a
cumplir, como sea, esas "profecías" impuestas, como: ser el peor, el mejor, el más malo, el buenito, el
cerebrito, el gracioso, etc. Flexibilizar la mirada hacia sí mismos, pudiendo registrar posibilida- des más
allá de esos condicionamientos, genera en el niño una visión más amplia y positiva, tanto en relación a
él como a los demás.
Asimismo, este segundo ciclo dentro de la primera infancia, es el tiempo de comprender las reglas con
las que se juega en sociedad, las reglas comportamentales y las de la preservación de la vida. Ir
conociendo y aceptando las reglas del mundo que habitamos funciona como un factor de protección a
las conductas de riesgo. Ahora, es el momento para trabajar sobre la empatía y desarrollarla, porque es
posible ponerse en el
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lugar del otro, capacidad que se empezó a gestar en la etapa anterior con la madre y que en esta se redi-
mensiona.
Según Winnicott:
El niño está en cierto sentido solo, aunque necesitado de la compañía de otros que se encuentran en una posición
similar. (...) El niño en la latencia es un especialista en la exhibición de fenómenos externos sin quedar directamente
involucrado en la vida plena. (7)

El campo de interacción se extiende del círculo familiar inmediato a los compañeros, los vecinos, la
escuela, el club, el barrio, etc. Por eso es muy importante trabajar en distintos ámbitos, y encontrar
junto a los adultos cuidadores y referentes, maneras vinculares de acercamiento que respeten este
proceso de composición de la idea que tienen de sí mismos y del mundo. El apoyo y reconocimiento del
entorno, especialmente de las personas queridas y admiradas, contribuye a ampliar los parámetros de
respuesta sin atarlo a un formato rígido del tipo "soy así y no puedo cambiar". Los juegos en equipo, las
producciones grupales, el evento narrativo, son campos propicios para entrenar habilidades sociales al
mismo tiempo que trabajar sobre una auto-observación más amplia, honesta y menos condicionada.

1 Programa de Prevención Temprana


El uso de los cuentos en un modelo de prevención para la infancia
Las historias provenientes de la tradición oral, también llamados cuentos filosóficos o de enseñanza,
traduci- dos a los niños como cuentos de hadas, son patrimonio de la humanidad, siempre han estado
presentes en el folkloré de los pueblos. Sus símbolos unifican necesidades individuales a través de
representaciones colectivas, integrando lo social y lo personal, atravesando condiciones de vida distintas
y modelos familiares diversificados, por ser comunes a las más diversas culturas e ir más allá de
contextos específicos.

Winnicott, en “Realidad y juego”, refiere:


Al utilizar el vocablo cultura pienso en la tradición heredada. Pienso en algo que está contenido en el acervo común
de la humanidad, a lo cual pueden contribuir los individuos y los grupos de personas y que todos podemos usar si
tenemos algún lugar en que poner lo que encontremos. (8)

En las historias de la tradición oral, están puestos o contenidos los saberes de pueblos enteros. Allí se
han guardado y preservado modelos creativos, cargados de sentido, sobre el arte de vivir y rehacerse
frente a las situaciones difíciles que plantea la vida. La Dra. Pinkola Estés, explica:
Podemos entender un cuento de hadas desde un punto de vista cultural, cognitivo, o espiritual (o de muchos
modos a la vez, tal como yo intento hacerlo), pero una cosa es cierta: los cuentos de hadas han sobrevivido a la
agresión política, a las opresiones, a la caída y aparición de civilizaciones, a las masacres de generaciones y a las
inmensas migraciones terrestres y transoceánicas. Han sobrevivido a discusiones, ampliaciones y fragmentaciones.
Estas joyas de múltiples facetas oponen una auténtica resistencia diamantina. Quizá sea éste su gran misterio, su
gran milagro: los hechos engas- tados en los cuentos, tremendos y conmovedores, actúan como el rizoma de la
planta verde cuya fuente secreta de alimento pervive bajo la tierra incluso durante el invierno, cuando la planta nos
parece no tener vida alguna en la superfi- cie del suelo. A pesar del clima, perdura su esencia secreta y siempre
viva. Esta es la fuerza del cuento. (9)

Las historias narradas en la infancia, funcionan como dispositivo preventivo beneficiando el desarrollo de
capacidades cognitivas como el pensamiento reflexivo, crítico, simbólico, y la comprensión y elaboración
de conceptos; además de enriquecer la comunicación mejorando la expresión oral y la capacidad de
escucha.

Escuchar y recordar cuentos surte un efecto parecido a conectar una especie de interruptor eléctrico que llevamos
dentro. En cuanto se activa este mecanismo, lo que hacen los cuentos es evocar en la psique un subtexto más
profundo, una sagacidad innata, recibida a través del inconsciente colectivo antes, durante o justo después de que
la primera brisilla acariciara el menudo cuerpo del bebé recién salido del seno materno. (10)

Asimismo, los valores humanos, cobran vida en el relato produciendo una vivencia en el oyente que
partici- pa del mismo. Reconstruyéndolo a través de las imágenes que se van representando en la
imaginación y que

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se re-contextualizan según el momento, lugar y características de quienes cuentan y escuchan.

(…) La bondad, en toda su extensión, se desarrolla a través de toda una serie de cualidades, como la compasión,
la empa- tía, la justicia, la prudencia, la moderación, el valor ante situaciones límite. En los cuentos antiguos, se
manifiestan estos rasgos de una u otra forma. (11)

Escuchar historias habilita diversos niveles de comunicación simultáneos. Cuando se realiza en grupo,
contribuye a la reflexión, tanto para su externalización y debate, como para su internalización y anclaje.
En este camino de articulación entre el evento comunitario y la autonomía de pensamiento, el niño
reafirma factores de protección internos, al mismo tiempo que fortalece su pertenencia e integración al
grupo.

En su obra, “De la dependencia a la independencia en el desarrollo del individuo”, Winnicott observa:


Hablamos de la madurez del ser humano, no solo en relación con el crecimiento personal, sino también respecto de
la socialización (…)
Heredamos ciertas condiciones sociales; se trata de un legado que tenemos que aceptar y, de ser necesario,
modificar; esto es lo que finalmente entregamos a quienes vienen después de nosotros. La independencia nunca
es absoluta. El individuo sano no queda aislado, sino que se relaciona con el ambiente de un modo tal, que puede
decirse que él y su medio son interdependientes. (12)

Asimismo, las historias, portadoras de una secuencia clara de acciones, ayudan a organizar el
pensamiento, a su vez que recrean procesos de aprendizaje y de transformación de situaciones con
pasos bien definidos en el camino. Los personajes representan aspectos donde se pueden reconocer
valores, habilidades y capa- cidades, en la asociación con los propios recursos a través de la
identificación y en la ejemplificación del uso de los mismos en las analogías. A lo largo de la historia, el
personaje hace un recorrido donde, dependiendo de la implementación de esos recursos y
posibilidades, logrará o no pasar por los estadios de maduración que lo llevarán a la realización de su
misión y a elevar su conciencia.

No hay nada nuevo en la idea de un recorrido desde la dependencia a la independencia. Todo ser humano debe
hacer este viaje, y muchos llegan a un lugar no alejado de su punto de destino, a una independencia con sentido
social incorpo- rado en ella.
Una vez que estas cosas han quedado establecidas, como ocurre en la salud, el niño puede gradualmente enfrentar
el mundo y sus complejidades, pues en él ve cada vez más lo que ya está presente en su propio self. (13)

El uso de las historias dentro del programa preventivo permite abordar una serie de problemáticas, que
de forma directa serían inaccesibles para los niños, mostrando sus conflictos a través del relato como
oportuni-
1 Programa de Prevención Temprana
dades para crecer y fortalecerse. En las metáforas narradas los niños pueden observar, según su
capacidad de comprensión y etapa madurativa, la presencia o ausencia de habilidades en las acciones
de los persona- jes, posibilitando el reconocimiento de las propias. Estos recursos, que se van
registrando, crean puntos de referencia, entrenan modos de pensar positivos y estimulan formas de
pararse más conscientes frente a las situaciones de riesgo, fortaleciendo la capacidad de auto cuidado.

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3. OBJETIVOS DEL PROGRAMA
OBJETIVO GENERAL
rograma específico para la primera infancia que contemple estrategias para los niños y sus adultos cuidadores, en función de favorecer el desarrollo de los

Objetivos específicos:

Focalizar el abordaje preventivo en la infancia.


Incluir a los niños de 4 y 5 años con estrategias de prevención propias para su edad.
Desarrollar un trabajo definido con los adultos encargados de la crianza, familiares, tutores y
referentes. Influir de forma continua en las comunas con una propuesta de prevención activa.

Objetivos de los talleres con chicos:

Reflexionar sobre lo que protege y lo que hace daño.


Clarificar las situaciones que puedan representar un riesgo para sí mismos o terceros.
Registrar las adicciones como una problemática evitable.
Identificar un adulto de confianza al que puedan pedirle ayuda.
Reconocer saberes previos y potenciales.
Fortalecer la autoestima.
Identificar valores individuales, comunitarios y universales en las historias narradas.
Jerarquizar la historia personal y grupal.
Poner en práctica habilidades sociales.
Entrenar el pensamiento crítico y autónomo.
Desmitificar rótulos estigmatizantes.
Reconocer emociones y empezar a darles nombre.
Aproximarse a la noción de proceso, combatiendo la compulsión y la
inmediatez. Proyectar objetivos en relación a su etapa madurativa.

1 Programa de Prevención Temprana


esperados en los niños a partir de la implementación:
e participan del programa reconozcan sus recursos personales, generen nuevos, y puedan usar los que están disponibles en su comunidad, para prevenirse

Resultados específicos:
Que los chicos encuentren alternativas a las conductas destructivas hacia sí mismos o terceros. Valoren su identidad e historia.
Mejoren la calidad de escucha y de atención/concentración.
Desarrollen tolerancia a la frustración y a la espera para conseguir lo deseado. Tomen la palabra para expresarse y compartir.
Puedan contar secuencialmente una historia (vivida, escuchada o leída). Puedan consultar sobre lo que desconocen, necesitan o les interesa.
Puedan pedir ayuda.
Registren en la memoria las herramientas trabajadas.
Conozcan las señales físicas de cada uno que se ponen de manifiesto en las situaciones de riesgo. Profundicen los vínculos con sus compañeros y referentes.
Consideren nuevos puntos de vista y entrenen su capacidad de discernir.

Resultados esperados en las comunas:

Habilitar espacios para la prevención.


Desenvolver una actitud institucional preventiva.
Promover valores sociales.
Ofrecer apoyo y atención a las necesidades de los niños.
Acrecentar el interés por la prevención de adicciones y la participación en el programa.
Generar demanda por el abordaje preventivo desde la infancia.
Disponer de los talleres de prevención de adicciones para su implementación.
Difundir los recursos de la Dirección General de Políticas Sociales en Adicciones.

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4. METODOLOGÍA: UNA ESTRATEGIA ESPECÍFICA PARA LOS
NIÑOS
El uso de los lenguajes expresivos y los canales de percepción:
La estrategia de prevención que proponemos para la primera infancia está formulada en el lenguaje
propio del niño: el juego y la representación analógica. Desde el principio de su desarrollo es en el
juego simbólico, donde el niño ensaya la realidad y la reorganiza según sus necesidades. Este el modo
propio de la niñez, donde a través de la representación expresa sus emociones, miedos, dificultades y
busca maneras de com- prender y comprenderse. A medida que va creciendo este juego va cambiando
de forma. El bebé hará uso de un objeto intermediario entre él y su madre, como paso para su paulatina
independencia. A los 6 años, el niño hará comidita, representará oficios, cuidará de las muñecas,
apagará incendios imaginarios y se vestirá de superhéroe para luchar por la justicia. Así irá
construyendo imágenes que representan formas de estar en el mundo y le servirán como filtro entre sus
impulsos y la expresión de los mismos de una manera que contemple el entorno, moderando sus
reacciones y, a su vez, protegiéndolo de los impactos externos.

Más adelante, a partir de los 8 años, ese juego podrá tener reglas e instrucciones, que le permitirá acordar
parámetros con los otros y formar equipos.
En todo este proceso, lo que hasta ahora denominamos juego, adopta distintas formas y distintos
lenguajes. El niño canta lo que le pasa por la mente, devolviendo sonidos que escucha. Actúa los modos
actitudinales que observa. Baila, siguiendo el impulso de sus necesidades emocionales. Da vida a
objetos inanimados, los mueve, les da una voz particular, creando verdaderos teatros de títeres. Dibuja.
Dibuja en la tierra con un palo, en los vidrios empañados por la lluvia, en el papel, en el aire. No para
de dibujar, y en su dibujo cuenta lo que le pasa y transmite lo que aprende, anclando aquellas cosas
que necesita recordar, registrar y transmi- tir.
Las estrategias planteadas y desarrolladas por la filosofía pedagógica de "la educación por el arte", han
servido de marco y referencia para desarrollar un modelo de prevención que se basa en el uso de los
lengua- jes expresivos, naturales en el juego infantil, y que apunta a desenvolver las potencialidades del
ser humano. Herbert Read, en "Educación por el Arte" (1973), crea esta denominación apoyándose en el
postulado de Platón que dice:
"Evitad la compulsión y que las lecciones de vuestros niños tomen la forma de juego. Esto os ayudará también a
apreciar cuáles son sus aptitudes naturales". (Platón, República, VII)

Read, sintetiza en su libro:


Hay dos "posibilidades inconciliables" en el campo educativo: Una que el hombre sea educado para llegar a ser lo
que es; la otra que debe ser educado para llegar a ser lo que no es. (14)
1 Programa de Prevención Temprana
Nuestro modo de operar, en este modelo de prevención enfocado en la primera infancia, tendrá que ver
con proporcionar situaciones vivenciales donde sea el niño quien desarrolle ideas y conceptos de
autocuidado, y pueda reconocer fortalezas que le son propias. A su vez, que tenga un campo donde
entrenar sus habilida- des, por medio de representaciones, favorecidas por el uso de los lenguajes
artísticos como estrategia natu- ral. De este modo, el modelo de trabajo empalma con la actividad
propia del niño en la primera infancia, la "actividad creadora".

Viktor Lowenfeld, en "Desarrollo de la capacidad creadora" (1961) refiere:


¿Por qué es importante la actividad creadora del niño? No podemos responder fácilmente esta pregunta a no ser
que nos pongamos en la posición del niño. Tratemos de mirar "con sus ojos" y veamos qué es lo que realmente
ocurre en la mente de Pedrito cuando está ocupado con sus pinturas.
En primer lugar, cuando comienza debe pensar "en algo". Frecuentemente ese "algo" se nos ocurre a nosotros que
es insignificante. Sin embargo para el niño eso siempre significa una confrontación con su propio yo, con su
experiencia personal. A medida que "piensa" en la cosa, sus pensamientos se concentran en la experiencia que
habrá de pintar. El proceso de su pensamiento, su habilidad para pensar y concentrarse en algo, está estimulado.
Esto constituye una parte importante de la etapa inicial de las actividades creadoras. (15)

Esta manera de desarrollar potencialidades en el niño, usando como vía los lenguajes artísticos, para
Herbert Read, tendrá el siguiente alcance:
1- La conservación de la intensidad natural de todos los modos de percepción y sensación.
2- La coordinación de los diversos modos de percepción y sensación entre sí y en la relación con el
ambiente. 3- La expresión del sentimiento de forma comunicable.
4- La expresión de forma comunicable de los modos de experiencia mental que, si no fuera así, permanecerían
parcial o totalmente inconscientes. (16)

Por otro lado, el desenvolvimiento y empleo de los lenguajes expresivos, aporta al niño el conocimiento
de sus capacidades perceptivas y el entrenamiento de las mismas. Estos canales, o puertas de
comprensión de la realidad interna y del procesamiento de los fenómenos externos, son los sentidos: la
visión, la escucha, la sensación física (tacto, olfato, gusto, sensación corporal). Galia Sefcovich, en su
libro “Hacia una pedagogía de la creatividad” (1987) explica citando a Piaget:
Piaget lo explica de forma similar cuando nos dice que para construir una nueva estructura de pensamiento, es
necesario romper con la anterior, y las herramientas necesarias para mantener esta dinámica constante de cambio
y reestructura- ción perceptual, son las experiencias que adquirimos mediante los cinco sentidos. (17)

A cada niño, a cada persona, le es más fácil comunicarse por un canal que por otro, por eso las actividades

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tienen que ser variadas e involucrar los diferentes canales de percepción por medio de los sentidos,
permi- tiendo que cada uno encuentre el vehículo más acorde para lograrlo. En la narración de historias,
por ejem- plo, se da una integración de los canales, ya que la historia se escucha y se recrea en
imágenes mentales que no solo son visuales sino también auditivas y por medio de las metáforas
pueden sentirse en el cuerpo evocando aromas y sensaciones.

Por otro lado, cada niño encontrará su manera de sentir en el cuerpo su alarma interna frente a una
situación de peligro o inseguridad, percibiendo la incomodidad física –sudoración, temblor, dolor de
estómago, acele- ración del ritmo cardíaco, etcétera– que le indicará una situación en la que debe estar
atento.
Así como la indefensión se instala en el adormecimiento o anestesia de los sentidos, la misma se
exterioriza en la incomunicación y aislamiento, anulando la manifestación de lo que se está sintiendo. En
conjunto, los canales de percepción, conforman el sistema de alerta y captación de lo que pasa. Lo que
le permite al niño estar atento a lo que siente, darse cuenta que siente y a su vez expresarlo, incluso
pidiendo ayuda.
En síntesis, la metodología que implementamos en este modelo, se basa en el uso de los lenguajes
artísticos/expresivos para desarrollar capacidades, fortalecer el yo, entrenar los sentidos y ensayar
habilida- des, en tanto se proporcionan analogías para reflexionar a partir de las historias narradas.
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Una didáctica vivencial
Mediante la implementación del modelo se busca ofrecer un espacio con oportunidades para que los
niños puedan pensar por sí mismos, elaborar ideas y anclar conceptos de cuidado. Para eso es necesario
abando- nar los postulados rígidos, que pueden significar para ellos poco más que palabras bonitas o
importantes. La repetición solo funciona cuando está acompañada de la experimentación, con
fundamentos que se puedan descubrir y comprobar en la práctica. Por ejemplo en una simple charla en
ronda se puede constatar que cuando nos tratamos bien y nos escuchamos nos sentimos mejor y nos
da ganas de hablar. O cuando combinamos las reglas de un juego lo podemos jugar juntos.
El uso de los lenguajes expresivos es un campo empírico donde se demuestra que la organización, el
proce- so y la espera son pautas útiles para materializar lo que queremos. ¿Cuál es nuestro objetivo? Tal
vez demos- trar en la práctica que nuestras acciones no dan lo mismo, entender la relación entre causa
y efecto no es tan complejo si se ve en la acción.
En la pintura si mezclamos los colores arbitrariamente obtendremos un gris indefinido, sin embargo si
junta- mos el azul y el amarillo obtendremos verde. Así, perfilar pequeños objetivos a corto plazo, como
la obten- ción del color que necesito para pintar, corrobora en los hechos esta ley y le da sentido e
intención a nuestro accionar en el mundo, ensayando su manifestación mediante actividades donde se
pueda ver de forma obje- tiva.
Las técnicas de taller, involucran pasos concretos por donde se transitan los contenidos. Cuando
trabajamos con los lenguajes, estos postulados no se dan por adelantado ni se dejan por sentado. La
producción creati- va es nuestro campo de investigación y de posterior reflexión. Se deja que el niño
experimente y luego se conversa sobre el aprendizaje obtenido, para su aplicación en un próximo
trabajo o para su traslación a una anécdota narrada. Ahí si vale la repetición: ¿Se acuerdan que cuando
mezclamos todo quedó un solo color?
¿Cómo hacemos ahora para obtener colores diferenciados?.
Por medio de la experiencia, la observación y la reflexión, el chico descubre que todo tiene sus leyes, sus
pasos, y ensaya un modo de llevar este conocimiento a la práctica.
De la misma forma, aprovechamos el proceso que implica la actividad creadora para trabajar sobre el
inme- diatismo: ¿Por qué no se puede satisfacer el deseo inmediato de concluir la obra?.
Cuando trabajamos en formato de taller la producción necesita tiempo; cada material, cada actividad
tiene sus propios tiempos. En el proceso de creación, muchas veces hay que esperar que seque la
cerámica; que se entrenen los pasos de la danza; que todos se aprendan la canción; que la historia
continúe en el próximo capítulo.
Trabajar la tolerancia a la frustración, la capacidad de espera, la relación causa efecto, de manera
directa es incomprensible para un niño, pero a través de la experiencia cobra sentido y en la instancia de
cierre y reflexión del taller, podemos observar juntos a que otras situaciones de la vida es aplicable.
Por otro lado, en lo grupal sacamos mayor provecho de esta experimentación, ya que la prueba de algunos
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sirve para otros. Esto quiere decir que no hace falta que todos rompan y manchen sus trabajos, algunos
se van a beneficiar observando lo que pasó con el trabajo de sus compañeros y ensayarán otra manera
de llevar el propio a cabo.

EL MODELO DE TALLER
El modelo de taller sigue una secuencia determinada, que permite al coordinador adecuarla a todo tipo
de propuestas, ideas, recursos, lenguajes y circunstancias, en función de objetivos concretos. Dentro de
esa secuencia es necesario tener en cuenta los siguientes postulados:

Encarar la tarea a partir del Emergente (18):


Percibir las necesidades expresadas en el hacer, el decir, las conductas, las propuestas y las
intervenciones de los presentes, tanto como en la observación de las interacciones grupales y los
múltiples procesos que se van dando, remiten al concepto de emergente.
La acción del coordinador, se focaliza en el sujeto y en las necesidades que se manifiestan, mediante la
lectu- ra permanente de la situación grupal e individual, adecuando la práctica al momento presente y a
las perso- nas que participan.

El grupo como campo de trabajo:


El grupo es el campo donde, los vínculos, roles e interacciones, permiten poner en acción valores y
habilida- des. Es un trabajo valioso en sí mismo que requiere plasticidad por parte del coordinador.
Según P. Riviere, la “tarea/objetivo” estructura al grupo, le da forma; a su vez que el grupo modifica y
estructura la tarea. Esta relación en movimiento, posibilita el cambio de roles y la experimentación de
diferentes atributos que se ponen en juego, beneficiando el enriquecimiento de quienes participan y el
descubrimiento de posibilidades no estáticas.

Desinhibición y uso expresivo de las posibilidades corporales:


Es fundamental incluir el cuerpo en las actividades, haciendo registro del mismo en la introducción,
encon- trando posturas cómodas para la tarea y trabajando los contenidos con juegos corporales. En la
prevención, el cuerpo es la brújula frente a las situaciones de riesgo y es también el lugar donde
quedan ancladas las experiencias. En los niños, aún no están desvinculadas las actividades mentales de
las físicas, mantener esta integración es en sí mismo un factor de protección ya que mantiene la unidad
entre pensamiento y acción, generando conciencia. Lo que siente la persona, pasa siempre por el
cuerpo, registrarlo previene el daño físico.

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Intencionalidad del discurso:
Los talleristas ponen en juego diversos modos de comunicación con el grupo que coordinan. Pero, sin
duda, es la palabra el vehículo más frecuente de interacción. Todo cuanto se dice, el modo en que se lo
dice, las circunstancias, el momento, el carácter y tono utilizados, así como todo aquello que se calla,
denotan siem- pre una intención muy precisa. Tomar conciencia de esta intencionalidad es fundamental
a la hora de cons- truir mensajes verbales con función coordinadora. Para que la situación de reflexión
sea correcta y permita ampliar parámetros en relación a la prevención, lo que se dice debe ser
coherente y su modo de transmisión adecuado a la situación grupal.

Los tiempos en el taller


Con la práctica y el entrenamiento se adquiere la percepción del tiempo. Esto quiere decir, reconocer en
la observación del grupo cuando es el momento para alargar la actividad, cortarla y pasar al siguiente
paso o modificarla. Sin embargo, dentro del diseño del taller, podemos señalar momentos bastantes
definidos en cada encuentro de trabajo:

1 - Organizar un
Teniendo en cuenta el lugar y las personas que participarán, creando un
espacio propicio para
clima armonizador para preparar la situación.
el trabajo

Con la intención de conocerlo y darse a conocer. Un juego, creando un


2 - Establecer clima armonizador para preparar la situación.
contacto con el grupo

Blanquear el objetivo y el modo en que se trabajará. Elección del discurso


3 - Introducir al tema
para abordar los temas en relación a los objetivos donde el tallerista hará
énfasis. Aprovechar este momento como diagnóstico, estando muy atento a
las devoluciones de los chicos, dejándolos participar con lo que ellos
conocen sobre el tema.

4 - Contar el cuento (Ver “La narración”).


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5 - Producción
creativa

Las actividades requieren tiempo para que los niños puedan sensibiliarse
con la propuesta, elaborar, materializar la idea y expresarla.
La continuidad o independencia de las producciones realizadas a lo largo de
los encuentros dependerá de las necesidades del grupo y/o objetivos de la
tarea.
A veces, cuando los chicos manifiestan interés y ganas de hablar, una
buena producción creativa puede ser simplemente una charla reflexiva.
En este caso la producción pasa por la elaboración de ideas.

6 - Registro

Registrar junto al grupo, los contenidos que se trabajaron, y de qué


manera se trabajó. Cuáles fueron los obstáculos con que nos encontramos
y que fue lo que nos sirvió para llegar al final del camino.
La modalidad del cierre depende de las características del grupo, de sus
nece- sidades y del proceso realizado.

Algunos recursos a tener en cuenta


En la exposición oral, ya sea en la introducción a los temas o en la ampliación de los mismos, el
coordinador del taller o tallerista utiliza sus recursos personales, apelando a los canales y formas de
expresión que le sean cómodos y que funcionen con el grupo. Todos somos portadores de un
metalenguaje, capaz de expresar intenciones simultáneas en diversos niveles al mismo tiempo.
Conocer los recursos propios y los canales de expresión naturales de cada uno facilita el intercambio con
el grupo y organiza la comunicación en relación a la situación que se está generando. Así cada uno
puede graduar sus intervenciones en función de los objetivos que se requieren en cada caso: impacto,
distensión, armonía, clima, atención, espejo de posturas y actitudes.
Se debe ser muy cuidadoso con las posturas autoritarias. Es distinto arrojar un concepto innovador que
funcione generando preguntas y debate, a explicar cómo tendrían o tienen que ser las cosas según
nuestra creencia, por más brillante y profundo que nos parezca.
Dejar que los niños le den nombre a lo que descubren, que ellos le pongan sus propias palabras.
Si el contenido está vivenciado y asimilado, ellos conseguirán nombrarlo. Los conceptos tienen sentido
cuando los niños lo elaboran y le dan nombre.
Como dice Galia Sefcovich (1987):
“A mayor experiencia vivencial, mayor aprendizaje significativo”.

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El sistema de preguntas funciona como consigna de trabajo para ampliar ideas y resignificar palabras
cuando se está dispuesto a aceptar lo que los niños tienen para decir o para callar, sin forzar una
respuesta pre-establecida. Las preguntas, cuando no son retóricas, son útiles para conocerlos y para que
se den a conocer en el grupo.
En la exposición oral, el tallerista, puede ir devolviendo ideas que escucha o capta del grupo, y registrar
la opinión de los que no hablan en voz alta, observando sus miradas, cambios posturales y pequeños
movi- mientos de cabeza.

Hay palabras claves que guardan la comprensión del trabajo realizado y abren puntos de referencia que
merecen un registro especial en la memoria. Dentro de ellas podemos señalar:

Si estas palabras son el resultado de la experiencia generada, seguramente repetirlas, dibujarlas,


escribirlas y usarlas en diferentes momentos, ayudará a incorporarlas y a guardarlas en la memoria
como llaves de la reflexión que se produjo en el taller.

Por último, las palabras de Paulo Freire sobre las cualidades del educador que, en este modelo, se
aplican perfectamente al tallerista:
Comenzaré por la humildad, que de ningún modo significa falta de respeto hacia nosotros mismos, ánimo
acomodaticio o cobardía. Al contrario, la Humildad exige valentía, confianza en nosotros mismos, respeto hacia
nosotros mismos y hacia los demás.
La humildad nos ayuda a reconocer esta sentencia obvia: nadie lo sabe todo, nadie lo ignora todo. Todos sabemos
algo, todos ignoramos algo. Sin humildad, difícilmente escucharemos a alguien al que consideramos demasiado
alejado de nuestro nivel de competencia (…)
(…) De hecho, no veo cómo es posible conciliar la adhesión al sueño democrático, la superación de los
preconceptos, con la postura no humilde, arrogante, en que nos sentimos llenos de nosotros mismos. Cómo
escuchar al otro, cómo dialogar, si sólo me oigo a mí mismo, si sólo me veo a mí mismo, si nadie que no sea yo
mismo me mueve o me conmueve. Por otro lado, si siendo humilde no me minimizo, estoy siempre abierto para
aprender y enseñar. (19)
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5. LOS LENGUAJES EXPRESIVOS
La narración (20):
En la narración, gesto o tonos de voz no son al azar, corresponden a un metalenguaje que ayudará a
quienes escuchan a representar habilidades y valores que el símbolo transmite.

Incluir los canales de percepción en las imágenes narradas permite reconstruir en la mente, visualizar y
dar un paso en la simbolización. Metáforas y comparaciones que los chicos puedan imaginar, funcionan
como una guía orientadora de asociaciones y evocaciones en el camino del cuento.

Es importante que estas imágenes a las que se hace referencia sean accesibles para cada grupo
específico teniendo en cuenta edad, contexto, etapa del desarrollo, necesidades, gustos y temas de
interés. Chequean- do permanentemente la devolución que los chicos van haciendo con sus posturas y
miradas.

La introducción es un buen diagnóstico, si se toma nota mental de comentarios, actitudes y cambios de


postura frente a los temas planteados.

Las preguntas que pueden orientar la narración son:


¿Qué funciona con este grupo? ¿Cuáles son sus claves? ¿Cuáles son los canales más propicios para narrarles el cuento?

Los tonos de voz regulan los niveles de atención y de anclaje de frases llave llevándolas hacia distintos
esta- dios de escucha. En las frases llave se atesoran una multiplicidad de significados, por eso algunos
cuentos requieren que recordemos cuidadosamente ciertas frases sin tergiversarlas.

Las voces manifiestan el carácter y las características de los personajes, que se comunican de forma
directa en primera persona. Esas voces, su cualidad, ritmo y tono, tienen que ver con los atributos de
los personajes, donde se reflejan en toda su amplitud variedad de aspectos humanos y modelos
actitudinales.
Aquí también es interesante usar el diagnóstico previo para incluir aspectos de los niños que se han
observa- do; siendo muy cuidadoso para no reflejar conductas de forma negativa.

Con los más pequeños es casi necesario que participen de la narración. Una frase clara para repetir, un
ritmo sencillo, un gesto grupal. Todo claro y ensayado con los niños previamente. El gesto del narrador
tiene que ser seguro: ahora ustedes, ahora yo.
También podemos usar el modo “teatro vivo”, narrando y teatralizando con ellos al mismo tiempo, pero
igualmente se necesita una señal precisa y repetitiva para que ellos sepan “Ahora nos toca a nosotros”,
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“Ahora podemos levantarnos, ahora no”.

La inclusión dentro de la narración puede lograrse teniendo muy en cuenta al grupo y a la


información men- cionada. Regresando a la tercera persona, que es el lugar en el lenguaje donde
el narrador se une al grupo y comparte las emociones que el relato va despertando.

La mirada del narrador puede estar centrada en una persona, pero como un radar debe incluir a
todos los presentes, estando atento a que nadie quede a espaldas o fuera de su alcance visual.

Los cambios de postura y de lugar nos permiten modificar el énfasis hacia distintos objetivos y hacer
contacto con diferentes aspectos de los chicos, revitalizando la atención.

En el tiempo de la narración hay que ser cuidadoso con la prisa, respetando las pausas entre las
acciones esenciales de la historia. Teniendo en cuenta, según los objetivos y las necesidades del
grupo, cuales son las escenas que requieren más desarrollo oral y las que se cuentan de forma
más escueta.

Algunas pistas en el uso de la plástica dentro del taller:


La plástica es la primera forma de escritura y de comunicar lo que nos pasa por intermedio de una
obra. Uno de los conceptos a tener en cuenta en su abordaje, dentro del taller de prevención, es el
de figura y fondo. La figura es aquello que percibimos a primera vista, lo que se destaca. El fondo es
lo que percibimos después y está detrás de la figura. En el nivel visual, se percibe el concepto
sencillamente al dibujar algo sobre una hoja de papel: el dibujo es la figura y la hoja es el fondo.
Pero también puede trasladarse al nivel auditivo: mi voz en tanto explico es la figura y los sonidos
de la calle o del afuera de la sala que se escuchan son el fondo. La relación entre la figura y el fondo
es fundamental en prevención. A simple vista un chico comiendo caramelos, puede ser algo
divertido. Sin embargo un chico comiendo caramelos, solo, en una habitación vacía, tiene otras
connotaciones. Por eso es interesante tenerlo en cuenta con los chicos, sobre todo cuando se
dibujan. Observar que hay atrás, que hay en el fondo, trabajarlo conscientemente o pregun- tar
delicadamente.
Sefcovich, observa en el trabajo con la plástica:
Cuando los pequeños llegan a preescolar están en la primera etapa de su desarrollo, y en este nivel el taller de
plástica ofrece la oportunidad de experimentar una y otra vez con los materiales y de pasar de forma sana y
equilibrada por el proceso al que se refiere Piaget; es decir, desde las primeras representaciones cognoscitivas y los
preconceptos, hasta el razonamiento operatorio, al que se llegará más tarde en la escuela primaria.
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Los aprendizajes intuitivos se transformarán poco a poco, en conceptos que podrán ser llevados a nivel de
abstracciones y que se convertirán a su vez, en aprendizajes significativos, es decir aquellos que resisten al olvido y
es fácil transferir a nuevas situaciones. (21)

Algunas técnicas, como el papel mache, pueden abarcar un período de varios encuentros. Otras, como el
collage, se pueden resolver en un encuentro, pero lo interesante es encontrar los pasos y las instancias
para trabajar, provocando situaciones en las que haya que esperar para lograr resultados (Por ejemplo:
pegar las imágenes y en tanto seca, preparar lo que se va a hacer luego ya sea repasar con fibras, pintar
encima, etc.) Es importante definir las técnicas con que se trabajará en relación a la maduración de los
chicos, sobre todo teniendo en cuenta la coordinación motora, fina y gruesa. En niños menores de 5 años
lo recomendable es modelar con masas hechas de harina y agua; usar crayones gruesos y papeles
grandes para que puedan mover su brazo y acompañar con el cuerpo el grafismo en expansión y la
coordinación que aún no está refinada. En esta etapa necesitan dibujo libre, pintura con los dedos, recorte
de papeles con los dedos y pegado collage.

El dibujo libre es lo más importante, lo ideal es que los niños tengan disponible una mesa donde puedan
dibujar cuando sientan ganas de hacerlo durante todo el encuentro. Esto, incluso beneficia la atención
del conjunto. El dibujo, en la infancia temprana es la prolongación del cuerpo. La fuerza en la presión,
que el niño va experimentando al dibujar modifica la intensidad de la huella, su huella.

La pintura de dedos (tachos con témpera cargada y hojas gruesas) además de dejar huella ofrece la
posibili- dad de borrarla y hacer otra, otorgando el beneficio de transformar la obra. Además sentir con
los dedos, encastrar, dar forma, organizar y desorganizar para re organizar, también es propio de esta
etapa.
Esta técnica, también la podemos usar para descubrir las leyes de los colores (como planteamos más
arriba). En este caso, se disponen al alcance de los niños los tres colores primarios –rojo, azul y
amarillo– y se propo- ne la investigación. Si estamos trabajando con un cuento que tiene un elemento
mágico o desconocido, puede servir de marco.

En el caso de los niños mayores, se agrega el negro y el blanco para que encuentren matices; y
elementos de textura, como cola plástica, arena, etc. Incluso se les puede pedir que tomen nota de sus
investigaciones en una hoja, donde se va manchando con los colores que se van logrando y al lado se
escribe el camino reco- rrido para lograr cada color (ejercicio interesante para aplicarlo a otras
situaciones).
Luego tenemos la pintura con pinceles, de los cuales es bueno disponerlos en sus variedades. Esta
técnica es útil para introducir la producción de mapas y murales en equipos, usando cartulinas o
pedazos de papel de escenografía, en grupos de no más de 5 chicos por papel.
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El collage, recorte y pegado de elementos, es ideal por su estética y ofrece muchas posibilidades de
trabajo. Antes de los 4 años es mejor que sea rasgando con los dedos, luego puede incorporarse la
tijera cuando se crea necesario. Pero, atención, sin exigir que recorten por el contorno de la figura.

En los niños mayores la batalla se da para que sea de creación propia, siendo una tendencia, en la
etapa de latencia, recortar imágenes de revistas sin modificarlas o copiar moldes.
A partir de los 9 años es útil, agregar texturas distintas para motivar la experimentación y usar
elementos del cuento para unir el raciocinio –tan fuerte en esta etapa– con la experiencia sensorial.

La Expresión corporal: Incluir al cuerpo en el trabajo con niños


En el cuerpo y la manera de llevarlo se expresa todo lo que nos sucede, psicológica, emocional y
socialmen- te. Es el instrumento mediante el cual manifestamos los sentimientos, conocemos el mundo a
través de los sentidos, registramos lo que aprendemos y donde queda la huella visible de las
experiencias que vivimos. La expresión corporal desarrolla técnicas de movimiento destinadas a
atravesar las inhibiciones que se dan como resultado de diversos condicionamientos y desconexiones. Al
incluir estas técnicas en el abordaje preventivo con los niños, se pretende enfatizar en dos temas
sensibles y comprobables en el cuerpo: La fuerza vital y las señales de aviso.
La energía vital, es la fuerza, la fortaleza, que expresa la salud y la voluntad. Sentirla y reconocerla es
para el niño una inyección de autoestima al percibir sus capacidades de sentir, escuchar, ver y moverse.
En las activi- dades que involucran la sensopercepción, se amplía la percepción del mundo a través de
los sentidos y se abren, para los niños, nuevos registros de posibilidades que mejoran la autoimagen y
la sensación de fuerza interna. Es como si el chico a través del reconocimiento de sus capacidades
corporales, tomara pose de la casa que habita, elevando y afirmando la sensación de ser dueño de sí
mismo. A su vez el límite que impone el cuerpo, es claro y definido, según edad y etapa, hasta acá se
llega, hasta acá se puede, señalando incluso cuando se requiere más trabajo y entrenamiento para
alcanzar lo que se quiere.
La desconexión con el cuerpo es un factor de riesgo interno a prevenir. Tanto si no se registran sus
necesida- des, como si no se desarrollan sus potencialidades. El cuerpo necesita atención y contacto. Un
ejemplo de desconexión evidente es la enuresis, donde el niño no percibe las señales de ir al baño. Otro
ejemplo de contacto deficiente, es un chico que se pelea físicamente con otros, no solo sublima el dolor
–que ya de por si implica peligro–, sino que necesita impactos demasiado fuertes a nivel físico para
poder sentir el contacto con los demás.
Tanto en este tipo de señales evidentes, como en otras más sutiles –sudoración, tensión, dolor de
estómago– el cuerpo indica permanentemente donde está la falta, la carencia, el exceso y la necesidad.
Si el chico está conectado a sus sensaciones corporales, y sabe que es importante atender estas
indicaciones, entonces
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será más fácil percibir una situación inconveniente o de peligro para sí mismo. Y será natural para él darle
crédito a lo que está sintiendo. El objetivo de la expresión corporal en el programa preventivo es tornar
cons- cientes estas sensaciones y posibilidades, tomando seriamente las manifestaciones físicas.
Sentir la brisa del viento, la textura de las hojas, la corteza de los árboles, la humedad del musgo,
jugando a reconocer elementos a través del tacto, refina la percepción.
Reconocer colores en el ambiente, el veo-veo, extender la vista lo más posible hasta un punto lejano,
jugar al gallito ciego o al lazarillo en parejas, permite al niño, maximizar su capacidad de observación
entrenando de forma práctica la amplitud en la mirada del mundo.
Registrar los cambios en el cuerpo ante diversos estímulos entrena la habilidad de percibir las propias
nece- sidades. Por ejemplo sintiendo la modificación de los latidos del corazón ante una situación de
agitación y movimiento y ante una situación de relajación.
Bailar, correr, moverse y parar, como en el juego de las sillas o las estatuas, es un ejercicio de
entrenamiento en el dominio de los límites y capacidades corporales, sobre todo cuando se reflexiona
luego de la actividad. Con los más pequeños, trabajar sobre los opuestos: Grande-chico; alto-bajo; gordo-
delgado; fuerte-suave, les da una enorme alegría, ya que son categorías que pueden reconocer, entrena
su gama de percepciones y los ubica redimensionando sus registros.
De 6 a 8 años, bailar, moverse, jugar a la mímica, todo pasa por el cuerpo. Solo en los casos de
experiencias traumáticas los niños de esa edad tienen una actitud negativa hacia la expresión corporal.
A partir de los 9 años los juegos grupales que impliquen desafíos -como meter juntos la lapicera en la
bote- lla, hacer ritmos grupales o los juegos de palmas- aumentan la sensación de pertenecer al grupo
y ser dentro de él.
Incluir el cuerpo en el abordaje preventivo con los niños, no es un recurso a tener en cuenta, es parte
funda- mental de la tarea, y posibilita el registro en la memoria de los conceptos trabajados en los
talleres.
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6. PLANIFICACIÓN
A continuación expondremos distintos modelos de planificación que servirán como guía para armar
diseños propios en relación a las características de los grupos donde se implementará el programa, el
lugar y los recursos de los talleristas que lo llevarán adelante.

Es importante destacar que cada modelo está planificado con una expectativa de máxima. Es decir que,
en algunos casos, no se podrá llegar al cumplimiento del total de la planificación propuesta. Sin
embargo, es bueno contar con opciones avanzadas y variadas para grupos o individualidades que, por
sus característi- cas, rapidez o adaptación al taller, exijan más.

Sugerimos, que la implementación de cada encuentro del taller, se realice con una dupla pedagógica,
para garantizar la atención de cada individuo que participe.

A su vez, este equipo, tendrá el acompañamiento y la supervisión de una especialista en


implementación y diseño de programas para niños. Está supervisión, se realizará mediante la
observación de la práctica en campo y reuniones periódicas con cada uno de los equipos que
implementan los talleres.

De este modo, el modelo de prevención, se propone como un trabajo innovador en movimiento, donde
tanto las propuestas como las actividades se re-diseñan en función de los destinatarios reales con los
que se trabaja, teniendo en cuenta las particularidades de los grupos y las individualidades de los niños
que partici- pan.
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Taller de prevención para niños de 4 a 5 años
Duración: Tres encuentros de dos módulos de 30 minutos cada uno. Aproximadamente una hora reloj por
encuentro con un descanso en el medio.

ENCUENTRO I

SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS


Disposición del espacio en semicírculo, Beneficiar el trabajo grupal.
con colchonetas o almohadones para que
se sienten los chicos. Preferentemente,
elegir un lugar que no sea de paso para
las

Organización del espacio personas de la institución. Propiciar un clima armónico y relajante.


Tener en cuenta el sonido y los ruidos
externos.

Disponer de otra sala o de mesas a los


costados, donde se preparará el material
que se usará más tarde durante la
produc- ción creativa.
Presentación del taller de prevención y de Conocer al grupo.
los talleristas. Crear empatía.
Presentación de los chicos*: nombre y
Contacto con el “algo que me gusta hacer”.

grupo
Juego rítmico musical: “Echele leche al Maximizar la atención del grupo
café”. Les enseñamos la canción y los
movimientos, acordando las pautas.
Presentación de los dives o monstruos del Espejar en la acción, por antonomasia, las
cuento, interpretando las características habilidades a desarrollar: capacidad de
de los aspectos que vamos a trabajar. espera, tolerancia a la frustración, calma,
Introducción del Cada monstruo representa uno: inmedia- autoestima, respeto, empatía.
tema tismo, capricho, rabioso, celoso, degrada-
dor, insolente, peleador.
“Fátima y los dives” Escuchar. Imaginar. Representar.
Cuento
Elaborar. Dibujo libre Que los chicos puedan expresar libremen-

Producción creativa

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Registro/Cierre
t stico para el equipo
e
En la ronda cada uno muestra su dibujo y Hablar. Reflexionar sobre lo que son los
el que quiere dice lo que le llamó la dives y en que nos parecemos a ellos.
l atención del cuento.
o Cerrar el momento, anclando la sensación
s Cerramos con una canción: puede ser la de armonía y el trabajo compartido en
misma del principio o una tranquila de
grupo.
despedida que ellos sepan (la gata, la
e canción del jardinero, etc…)
l
e
m
e
n
t
o
s

d
e
l

r
e
l
a
t
o

q
u
e

l
o
s

i
m
p
a
c
-

t
a
r
o
n
.
D
i
a
g
n
ó
OBSERVACIONES: *Las presentaciones pueden ser muy variadas, todo lo que el niño dice y hace tiene
sentido y es importante tener en cuenta. Este proceso de acercamiento, empatía e intimidad es posible,
y tiene sus objetivos comprobables en cada encuentro del taller. Como un logro intermedio, dentro del
espacio/tiempo del primer encuentro, y con resultados evaluables al término de la implementación del
diseño completo.

ENCUENTRO II

SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS


Disposición del espacio en semicírculo, Beneficiar el trabajo grupal.
con colchonetas o almohadones para que
se sienten los chicos.
Preferentemente, elegir un lugar que no
sea de paso para las personas de la institu- Propiciar un clima armónico y relajante.

Organización del ción.


Tener en cuenta el sonido y los ruidos
espacio externos.

Disponer de otra sala o de mesas a los


costados, donde se preparará el material
que se usará más tarde durante la
produc- ción creativa.
Nos sentamos en la ronda. Atención. Empatía.
Repetimos la canción con el juego “Echele Feedback.
leche” (¿La recuerdan? Ahora, ya la cono-
Contacto con el cen)
grupo Podemos introducir un nivel más en la
complejidad del juego

Sistema de preguntas: ¿Recuerdan el Recordar y asociar:


cuento? ¿Y los dives? Aprovechar el paso del tiempo entre los
¿Cómo eran los dives? ¿Se parecen a encuentros para recoger la maduración

Introducción del alguien que ustedes conocen? asociativa de los contenidos.


Dejar que los niños hablen libremente,
tema expresen opiniones sobre los dives y
hagan sus asociaciones con personas que
conocen.

Recordar la secuencia completa del Introducir la noción de proceso, secuencia


cuento. Cada niño cuenta un fragmento y pasos.
que recuerda, respetando el esqueleto y la
cronología.
Cuento
Atención: corregir permanentemente el Capacidad de espera
aceleramiento que los niños hacen de la
secuencia. (Eso sucede más adelante…
¿Qué pasa antes de lo que dijo fulano?)
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SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS
Máscaras de dive: En tanto crean su Conocer las conductas negativas propias.
máscara, les vamos tirando parámetros
Producción creativa que los guíen. ¿Cómo es el dive que yo
conozco? ¿Es gruñon, malhumorado,
caprichoso?

En la ronda, cada uno muestra su máscara Observar las emociones negativas y los
y cuenta un poco como es…o se levanta y condicionamientos propios.
lo muestra actuándolo en el centro de la
ronda.

Dejamos que el grupo ayude al niño a Conocerlos, darles nombre.


ponerle nombre a su dive. Los nombres Generar ganas e interés por superarlos.
Registro/Cierre que le dan los niños por lo general son Tener paciencia con los de los otros.
graciosos (rezonguin, carucha, pataleto-
so…). Aprovechamos esta instancia para
tomar con humor estos aspectos.

Cerramos con una canción que ellos


conozcan o que le hallamos enseñado en
el encuentro anterior.

ENCUENTRO III

SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS


Disposición del espacio en semicírculo, Beneficiar el trabajo grupal.
con colchonetas o almohadones para que
se sienten los chicos.
Preferentemente, elegir un lugar que no
sea de paso para las personas de la institu- Propiciar un clima armónico y relajante.

Organización del espacio ción.


Tener en cuenta el sonido y los ruidos
externos.
Disponer de otra sala o de mesas a los
costados, donde se preparará el material
que se usará más tarde durante la
produc- ción creativa.
En la ronda jugamos al teléfono descom- Entrenar la comunicación grupal.
Contacto con el grupo puesto, con una palabra llave surgida en el Anclar una palabra llave.
grupo en el encuentro anterior o con una
del cuento(“Humanidad”; “Respeto”; “Valen-
tía”).
¿Cómo somos los seres humanos? ¿Qué Reflexionar.
Introducción del tema hacemos? ¿Qué nos diferencia de otras
especies?

1 Programa de Prevención Temprana


SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS
Recontamos el cuento brevemente entre Identificar valores individuales, comunita-
todos, poniendo el énfasis en el mundo de rios y universales.
los humanos: ¿Cómo era? ¿Qué había?
Cuento ¿Qué no podía faltar?
Dejamos que los chicos describan todo lo
que se imaginan.
Construcción tridimensional*: “La ciudad Trabajar aspectos de su identidad:
Producción creativa familia, de los seres humanos”. Grupos de 4 o 5 pares, comunidad.
niños.
Cada grupo muestra su trabajo y cuenta lo Agrupabilidad. Comunicación.
que hizo al resto de los compañeros.

Como cierre, extraemos pautas de lo Registrar situaciones de riesgo.


trabajado en los encuentros: ¿Qué es lo Reflexionar sobre lo que protege y lo que

Registro/Cierre más importante del ser humano? hace daño.


¿Qué no nos gusta del mundo en el que
estamos y nos parece que habría que
cambiar?

Inventamos una canción con las palabras Elaborar y anclar conceptos preventivos
que dicen los chicos, cambiando la letra
de la que veníamos cantando en los
encuentros anteriores.

EVALUACIÓN

Dirección General de Políticas Sociales en Adicciones - Subsecretaría de Promoción Social - Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat 2
Taller de prevención para niños de 6 a 8 años
Duración: Tres encuentros de dos módulos de 45 minutos cada uno. Aproximadamente 1.30 hora reloj con
un descanso en el medio.

ENCUENTRO I

SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS


Disposición del espacio en semicírculo, Beneficiar el trabajo grupal.
con colchonetas o almohadones para que
se sienten los chicos.
Preferentemente, elegir un lugar que no
sea de paso para las personas de la institu- Propiciar un clima armónico y relajante.
Organización del espacio ción.
Tener en cuenta el sonido y los ruidos
externos.
Disponer de otra sala o de mesas a los
costados, donde se preparará el material
que se usará más tarde durante la
produc- ción creativa.
Presentación del taller de prevención y de Beneficiar el trabajo grupal.
los talleristas.

Presentación de los chicos: nombre y


Contacto con el “algo que sé hacer”. Propiciar un clima armónico y relajante.
grupo
Juego rítmico musical: Les enseñamos la
canción y los movimientos, acordando las
pautas.
¿Ya te pasó de tener que hacer algo que Reconocer saberes previos y potenciales
pensabas que no sabías y que no te iba a en favor de enriquecer su autoestima.
Introducción del salir, pero luego conseguiste hacerlo?
Dejar que cuenten sus experiencias.
“El maravilloso viaje del príncipe Atila al Escuchar. Imaginar. Representar. Elaborar.
tema Cuento fin del mundo”.
Dibujo: ¿Qué fue lo que más te llamó la Que los chicos puedan expresar libremen-
Producción creativa atención del te los elementos del relato que los impac-
cuento? taron.
Diagnóstico para el equipo.
En la ronda, cada uno muestra su dibujo y Fomentar el pensamiento crítico y
autóno- se charla sobre lo que a cada uno le llamó mo. Aplicar y entrenar las
capacidades de
la atención. escuchar, comprender y elaborar concep-
Registro/Cierre tos.
Introducimos la reflexión que trabajare- Propiciar situaciones de trabajo grupal
mos en el siguiente encuentro: ¿Qué donde puedan practicar el respeto por las
habrá aprendido Atila a lo largo de su opiniones de los demás y a su vez tomar
aventura? sus propias decisiones
1 Programa de Prevención Temprana
OBSERVACIONES: *Los juegos rítmicos musicales, son efectivos para crear un clima grupal de trabajo,
fomentar la empatía y beneficiar la atención. Es importante que cada tallerista conozca juegos que
pueda utilizar en situaciones diversas de acuerdo a la edad de los chicos y a lo que emerge del grupo.

ENCUENTRO II

SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS


Disposición del espacio en semicírculo, Beneficiar el trabajo grupal.
con colchonetas o almohadones para que
se sienten los chicos.
Preferentemente, elegir un lugar que no Propiciar un clima armónico y relajante.
sea de paso para las personas de la institu-

Organización del ción.


Tener en cuenta el sonido y los ruidos
espacio externos.
Disponer de otra sala o de mesas a los
costados, donde se preparará el material
que se usará más tarde durante la
produc- ción creativa.
Nos acomodamos en la ronda. Conversa- Atención. Empatía.
mos como nos fue en estos días, si alguien Feedback.
tiene algo para contar puede hacerlo en
ese momento.
Contacto con el grupo
Nos preparamos para el trabajo recordan-
do algunos de los juegos del encuentro
anterior que les hayan gustado.
Se acuerdan del príncipe del cuento. Recordar y asociar:
¿Cómo se sintió al principio y como regre- Ayudarlos a darles nombre a las diversas
Introducción del só luego de la aventura? emociones que identifican en el relato.
tema
Relajación * Trabajar la confianza en sí mismo
Recordar toda la secuencia del cuento Plantear situaciones desde la literatura
contando un fragmento cada uno. Permitir oral donde puedan identificar valores
que cada uno ponga allí sus palabras y individuales, comunitarios y universales.
percepciones.
Cuento
Atención: corregir permanentemente el Capacidad de espera.
aceleramiento que los niños hacen de la
secuencia. (Eso sucede más adelante…
¿Qué pasa antes de lo que dijo fulano?)
Libro plegado: con las 8 escenas esencia- Organización mental: Introducir noción de

Producción creativa les del cuento dibujadas proceso.


Dirección General de Políticas Sociales en Adicciones - Subsecretaría de Promoción Social - Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat 2
SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS
En la ronda cada niño trae su libro plega- Observar la relación causa consecuencia do. Primero lo mostramos juntos, escena en las acciones del r
por escena y luego lo desdoblamos, todo
está sucediendo allí al mismo tiempo.Observar las modificaciones actitudinales

Registro/Cierre del personaje. Trabajar la auto-exigencia y


Cierre: En la ronda damoslauna vuelta,a la frustración.
tolerancia
registrando “El príncipe aprendió a…”Remarcar los momentos en que tuvo que utilizar los elementos en el camino y no pudo cumplir con todo lo que le pidió el padre.

OBSERVACIONES: La relajación es una herramienta valiosísima para introducir la noción de calma y


contac- to consigo mismo.

ENCUENTRO III

SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS


Disposición del espacio en semicírculo, Beneficiar el trabajo grupal.
con colchonetas o almohadones para que
se sienten los chicos.
Preferentemente, elegir un lugar que no Propiciar un clima armónico y relajante.
sea de paso para las personas de la institu-

Organización del ción.


Tener en cuenta el sonido y los ruidos
espacio externos.
Disponer de otra sala o de mesas a los
costados, donde se preparará el material
que se usará más tarde durante la
produc- ción creativa.
Ubicados en la ronda, charlamos sobre los Que los chicos encuentren en el espacio

Contacto con el acontecimientos de la semana. del taller un lugar donde tomar la palabra
grupo y compartir con otros.
Relajación corporal registrando factores Reflexionar sobre lo que nos hace sentir
de prevención físicos. inseguros, incómodos o con miedo.

Cuento Recontar toda la secuencia en grupo.


Agrupabilidad. Respeto entre pares.
Noción de proceso.
Registro de atributos: ¿Cómo era el prínci- Trabajar la autoestima, por empatía con el
pe del cuento? Valores y habilidades. personaje registrando valores y habilida-

Introducción del Identificar características de su forma de des.


tema ser y sus contrarios en el personaje.
Por ejemplo: miedoso/valiente Observar las emociones en los personajes
Inseguro/con confianza Refuerzo positivo: Todos podemos sentir
Ampliar características de otros persona- miedo, enojo o tristeza. A veces no se
jes. puede cumplir con todo lo esperado.

1 Programa de Prevención Temprana


SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS
Producción creativa Trabajar, anclar
Construcción de títeres de papel con los personajes principales. y asociar
Grupos consigo
de 4 niños pormismos
títere. las características humanas de los perso- naj

Cada sub-grupo presenta su personaje, Agrupabilidad, respeto, trabajo en equipo. intentando moverlo entre los 4 sin que se
rompa el papel, y cuenta al grupo como es.

Registro/Cierre
Cierre: Extraemos pautas preventivas de Registro de atributos.
lo trabajado en los talleres (valores, Anclaje de recursos preventivos. saberes, habilidades).

EVALUACIÓN

Dirección General de Políticas Sociales en Adicciones - Subsecretaría de Promoción Social - Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat 2
Taller de prevención para niños de 9 a 11 años
Duración: Tres encuentros de1.30 hora cada uno, sin descanso en el medio. Aproximadamente dos
módulos de 45 minutos.

ENCUENTRO I

SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS


Disposición del espacio en semicírculo, Beneficiar el trabajo grupal.
con sillas.
Preferentemente, elegir un lugar que no
sea de paso para las personas de la
institu-

Organización del espacio ción. Propiciar un clima armónico y relajante.


Tener en cuenta el sonido y los ruidos
externos.
Disponer de otra sala o de mesas a los
costados, donde se preparará el material
que se usará más tarde durante la
produc- ción creativa.
Presentación del taller de prevención y de Conocer al grupo.
los talleristas.

Presentación de los chicos: nombre y Conocerlos. Crear empatía


Contacto con el “algo que me gusta hacer en mí tiempo
grupo libre”.

Juego de presentación: “Si fuera…que Introducción a la identidad.


sería”. Les enseñamos la mecánica del Respeto por los demás.
juego, acordando las pautas. Detección de rótulos.

1-¿Qué es prevención?: buscar significados Capacidad de escuchar, comprender y


posibles de la palabra, registrando en elaborar conceptos.
papel o pizarra todo lo que conocen, Pensamiento autónomo.
imaginan o asocian.
(Ej: anticiparse, estar atento, adelantarse,
pensar antes, cuidarnos…etc)

2-¿De qué necesitamos prevenirnos?: Registrar las situaciones de riesgo y las


registrar las situaciones de riesgo QUE adicciones como una problemática evita-
Introducción específica
ELLOS SEÑALEN. ble.
Permitir que hablen libremente con lo
que
consideran importante, para que emerjan Reflexionar sobre lo que protege y hace
las situaciones que ese grupo necesita daño.
trabajar.

3-¿Cómo?: registrar, a priori, los recursos Registro de recursos personales y comuni-


Prevención Temprana
1 Programa de
preventivos que reconocen. tarios.
SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS
“El pájaro
Plantear
de lasituaciones
India”. desde la literatura oral donde puedan identificar valores individuales, comunitar
Cuento

Producción creativa Collage: “El pájaro en mi” (Ver apartado de plástica). Identidad individual.

Galería de arte: Disponemos todos los Identidad grupal. trabajos sobre las mesas de manera intere-
sante e invitamos a los chicos a recorrer la Autoestima. galería observando las obras de sus compañeros.
Atención: estar atentos a opiniones nega- Trabajar habilidades sociales. tivas y burlas, durante todo el encuentro
se pondrá el énfasis en respetar la opinión y el trabajo de los otros.
Cierre: simplemente nos despedimos hasta el próximo encuentro.
Registro/Cierre

ENCUENTRO II

SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS


Disposición del espacio en semicírculo, Beneficiar el trabajo grupal.
con sillas.
Preferentemente, elegir un lugar que no
sea de paso para las personas de la
institu- ción.

Organización del Tener en cuenta el sonido y los ruidos Propiciar un clima armónico y relajante.
externos.
espacio Disponer de otra sala o de mesas a los
costados, donde se preparará el material
que se usará más tarde durante la
produc- ción creativa.

Nos sentamos en la ronda de sillas. Recor- Crear las condiciones para que puedan
dar encuentro anterior y si sale algún tema poner en práctica habilidades sociales.
de ellos conversar.
Contacto con el grupo Juego: se puede introducir un juego de
ritmos combinados. “Si fuera que sería II”.

Recontamos el cuento entre todos, permi- Aplicar y entrenar las capacidades de


tiendo la improvisación y agregados de escuchar, comprender y elaborar concep-
Cuento
los chicos. tos.
¿Qué es una jaula para Clarificar las situaciones que puedan
vos?
¿Cuáles son esas situaciones que no dejan representar un riesgo para sí mismos o
Introducción del que una persona sea libre? terceros.
tema Conversar. Registrar las adicciones como una proble-
mática evitable.
Dirección General de Políticas Sociales en Adicciones - Subsecretaría de Promoción Social - Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat 2
SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS
“La jaula”*: en sub-grupos de a 4, se Fomentar el pensamiento crítico y autóno-
elaboran en tiras largas de papel, las frases mo
que condicionan y funcionan como dichos
limitantes, que luego serán los barrotes de Desmitificar los rótulos estigmatizantes
la jaula.
Producción creativa Uno o dos grupos recortan figuras huma- Reflexionar sobre lo que protege y lo que
nas de revistas, para armar el interior de la hace daño.
jaula.
Luego, en el grupo, armamos entre todos
la jaula gigante, con las frases como
barro- tes.
Permitir que los chicos se levanten y Reconocer sus logros
observen con atención la obra conjunta
producida.
Si quieren pueden charlar un poco entre
ellos o en la ronda.
Registro/Cierre Luego volvemos al círculo y cerramos el Propiciar situaciones de trabajo grupal
encuentro con una palabra cada uno: donde puedan practicar el respeto por las
“Para mí la libertad es…”Los talleristas opiniones de los demás y a su vez tomar
registran las palabras que van saliendo, es sus propias decisiones.
importante este cierre para compensar el
trabajo anterior.

OBSERVACIONES: *La jaula: esta producción de collage grupal, tiene como función producir reflexiones
que los chicos compartan y debatan.

ENCUENTRO III

SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS


Disposición del espacio en semicírculo, Beneficiar el trabajo grupal. con sillas.
Preferentemente, elegir un lugar que no sea de paso para las personas de la institu- ción.
Tener en cuenta el sonido y los ruidos Propiciar un clima armónico y relajante. externos.
Disponer de otra sala o de mesas a los costados, donde se preparará el material que se usará más tarde durante la produc- ción creativa.
Conversar libremente en la ronda de los Tomar la palabra, expresarse y compartir. temas que surjan.
Organización del espacio

Contacto con el grupo

1 Programa de Prevención Temprana


SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS
Saberes y talentos: introducimos el tema Registrar saberes previos y/o potenciales.
compartiendo algo que cada uno haya

Introducción del aprendido últimamente o que esté actual- Reconocer logros


mente aprendiendo. Ej: un idioma, una
tema canción, tocar un instrumento, patinar, un Afirmar autoestima.
deporte, un conocimiento, un juego…

Recontamos el cuento, juntos. Ampliar puntos de vista


Ronda: ¿Qué me llama la atención de la
Cuento historia que al principio no había percibi-
do?
APO* en subgrupos. Proyectar objetivos personales y comuni-
Compartimos en la ronda las producciones tarios, a corto, mediano y largo plazo, en

Producción creativa con todo el grupo. Debate. relación a su etapa madurativa.

Tarjeta personal, con visualización de


futuro.
Mural: En un afiche o papel de escenogra- Proyectar objetivos personales y comuni-
fía previamente pegado en la pared, los tarios, a corto, mediano y largo plazo, en
chicos se van levantando y pegando su relación a su etapa madurativa.
Registro/Cierre tarjeta personal, componiendo un mural
de mosaicos.
El que quiera le puede contar al grupo
algo sobre la imagen futura que imaginó.

OBSERVACIONES: *APO, Alternativas-Posibilidades-Opciones. Esta es una estrategia diseñada por


Edward De Bono, aplicable a diversos objetivos, hay muchas maneras de implementarla tanto
individual como grupalmente.

EVALUACIÓN

Dirección General de Políticas Sociales en Adicciones - Subsecretaría de Promoción Social - Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat 2
Diseño de una jornada de edades variables
Destinatarios:
Niños entre 4 y 11 años.

Espacio:
La jornada está diseñada tanto para lugares cerrados como abiertos. En ambos casos, las modificaciones
serán de acuerdo a las condiciones del espacio y a la cantidad de niños.

Actividades:
Se adaptarán al grupo, si se trata de un grupo medio se trabajará como en las planificadas para los
talleres. Si se trata de un grupo numeroso, será necesario duplicar la cantidad de técnicos que
realizarán la imple- mentación, para asegurar la atención a los múltiples subgrupos y/o a la diversidad
de individualidades.

Duración:
Dos módulos de 45 minutos cada uno. Aproximadamente 1.30 hora.

SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS


Disposición del espacio en semicírculo. Beneficiar el trabajo grupal.
Preferentemente, elegir un lugar que no
sea de paso, o si es abierto, que no les dé
el sol en la cara. Clima.
Tener en cuenta el sonido y los ruidos
Organización del espacio externos.

Disponer de otro espacio –puede ser a los Maximizar la atención.


costados- donde se preparará previamen-
te el material que se usará más tarde
durante la producción creativa.
Presentar el taller de prevención y los Comunicación.
talleristas.
Presentación de los chicos con el nombre
en voz alta (según cantidad, si son más
Contacto con el de 50 obviar este punto).
grupo
Juegos de ritmo: Pueden ser varios, hasta Empatía.
lograr un clima empático y una centraliza-
ción de la atención
¿Qué es prevención?: buscar significados Registrar saberes previos sobre “preven-
posibles de la palabra, registrando en ción”.
papel o pizarra todo lo que conocen,
Introducción del tema
imaginan o asocian sobre el tema. E
j:
anticiparse, estar atento, adelantarse, Diagnóstico rápido para el equipo.
pensar antes, cuidarnos, etc

1 Programa de Prevención Temprana


SECUENCIA ACTIVIDAD OBJETIVOS
“Las lagartijas” Plantear situaciones desde la literatura

Cuento Combinar previamente con el grupo, una oral donde puedan identificar valores
introducción repetitiva entre cada hueso individuales, comunitarios y universales.
del cuento.
Reflexionar sobre las situaciones de
riesgo.
Conversamos, levantando la mano, sobre Aplicar y entrenar las capacidades de
la actitud de los personajes: escuchar, comprender y elaborar concep-
tos.
¿Cómo era el perro?
Atributos.
¿Cómo eran el gallo, el buey y el burro? Fomentar el pensamiento crítico y autóno-
Atributos. mo
¿Y las lagartijas?

Títeres de silueta: cada uno elige el perso-


naje que va a diseñar.

Producción creativa
Representación: Nos ubicamos nueva- Propiciar situaciones de trabajo grupal
mente en semicírculo. Adelante, coloca- donde puedan poner en práctica habilida-
mos una mesa grande o algo que sirva de des sociales.
retablo. Pasa voluntariamente un repre-
sentante de cada personaje. Combinamos
la secuencia de acciones del esqueleto
que van a representar. Los demás obser-
van.
Dejamos que pasen diversos subgrupos u
organizamos a todos los chicos en
subgru- pos para que representen
simultáneamen- te.
Volvemos al semicírculo, se repite el juego Atención. Agrupabilidad.
de ritmo del principio y se dispone a los
chicos para conversar.

Afirmación: Hoy cada uno consiguió hacer Afirmar autoestima.


su títere y luego pudimos jugar juntos a Reconocer logros.
representar el cuento.

1-¿Qué recursos usamos para lograrlo? Afirmar recursos propios.


Registro/Cierre Registrar.
2-¿Cómo se podrían haber prevenido las Reconocer factores de prevención.
situaciones del cuento? Registrar.
3- Comparar lo que faltó en el cuento con Reflexionar sobre lo que protege y lo que
los recursos que usamos para trabajar hace daño.
juntos hoy.

Cierre: canción y aplauso.


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OBSERVACIONES: En la jornada hay que tener en cuenta la edad predominante para orientar el
discurso de los talleristas. Conviene elegir un cuento atractivo y con acción, que no sea muy largo, de
modo a mantener la atención del abanico de edades.
A la hora de armar los subgrupos para realizar las producciones, mezclar grandes con pequeños para
que unos ayuden a los otros.

1 Programa de Prevención Temprana


Taller de prevención con madres, padres, familiares y referentes
Los bebes dependen completamente de los adultos para satisfacer sus necesidades. Podemos decir que el
proceso de crecimiento tiene que ver con la paulatina independencia del individuo en la satisfacción de las
mismas. El niño irá transfiriendo esa dependencia hasta poder hacerse cargo de sí mismo y convertirse
en un adulto responsable. Cuando este proceso se obstaculiza, la persona corre el riesgo de traspasar la
satisfacción de sus necesidades a “otros” o a “algo”, sustituyendo una dependencia por otra. Estas
conductas tienen que ver con poner fuera de sí mismos la responsabilidad por satisfacer sus necesidades,
generando diversos tipos de dependencias. Una de las maneras de ayudar a prevenir estas dependencias
tienen que ver con la satisfacción de las necesidades en el momento correcto y con la ayuda por parte de
los adultos para orientar al niño hacia su proceso madurativo.

En un taller preventivo con familiares y adultos cuidadores, se pretende reconocer las necesidades de los
niños y encontrar pautas sencillas que los guíen en ese camino hacia su independencia como personas.

Podemos discriminar las necesidades de los niños organizándolas de la siguiente manera:

c.
tos, de lo que ven y escuchan, de cómo son tratados y con quienes están.

valorar sus aprendizajes. Necesidades de autorrealización: espacio y tiempo para poder hacer lo que les gusta y lo que saben hacer, como

Asimismo, desde este planteo de cuidado hacia la independencia, el niño necesita parámetros para ir
defi- niendo su propia forma. El límite se configura, en este sentido, como parámetro para poder crecer con
seguridad, conociendo y fortaleciendo los recursos con los que cuenta.
De esta manera, poner un límite al capricho, a la violencia, a lo peligroso o a lo que hace daño permite
el desarrollo del niño ofreciéndole un espacio de contención para que ese desarrollo sea sano. Si es muy
rígido será difícil sostenerlo y puede ahogar características propias. Si es inconstante o insuficiente lo
expone a peligros y a cierta laxitud a la hora de tomar decisiones. Pero sobre todo, tiene que ser claro.
Para que el límite sea claro y se comprenda como tal es fundamental que no esté acompañado de
violencia física ni de
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humillaciones verbales. Si el niño obedece por temor al adulto no conseguirá fijar nociones de las
cosas, de lo que le hace bien o le hace daño. Se desorganiza y confunde.
El límite fortalece, posibilita la preservación y construcción de una persona, en tanto la violencia
solo cues- tiona su dignidad pero no ayuda a modificar su conducta ni ofrece el aprendizaje de una
conducta alternati- va.

Modelo de taller con adultos cuidadores:


1- Organizar un espacio propicio para el trabajo, teniendo en cuenta el lugar y las personas que
participa- rán, creando un clima armonizador para preparar la situación.

2- Establecer contacto con el grupo, recibirlos uno por uno, guiándolos para su ubicación en la ronda
de sillas.
Presentar el Programa de prevención y los
objetivos. Presentación de los talleristas.
Presentación de los adultos con su nombre e identificación de los niños a cargo.

3- Introducir al tema
Conversar de forma informal sobre como son los niños. ¿Cómo eras cuando eras chico? ¿Cómo son
ellos? Lluvia de ideas sobre las características que reconocemos en nuestros niños.

4- Contar el cuento: “El banquete del mago”


a)¿Qué situaciones de la realidad se parecen al banquete del
mago? Registrar situaciones de riesgo.
b)¿Cuáles serían los recursos que les permitirían a las personas salir del banquete del
mago? Registrar factores de prevención.

5- Producción creativa
Pedirles a los adultos que piensen en 3 características protectoras que sus niños tienen y que podrían
ayudarlos a la hora de cuidarse en una situación de riesgo.
Disponer en una mesa variados papeles de colores recortados con distintas formas atractivas
visualmente. Proponerles a los adultos que elijan un papel para cada una de esas características y
las escriban. Ofrecerles una tarjeta para que escriban el nombre del niño y peguen los 3 recursos
detectados.
1 Programa de Prevención Temprana
Observación: la tarjeta puede ser un recordatorio para ellos a la hora de transmitir una enseñanza, apoyo
o límite al niño o el que guste puede regalársela.
Otra opción, si se trata de familiares de un grupo homogéneo de niños es armar un mural para que
todos puedan verlo y reconocer atributos propios y del grupo de pertenencia.

6- Registro
Extraer pautas de lo trabajado: ¿Qué necesitan los niños para prevenir situaciones de riesgo? Ampliar ideas.

Cierre: ¿Qué me llevo del taller? Ronda abierta de apreciaciones.

EVALUACIÓN

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7. EVALUACIÓN
El sistema de evaluación que se propone está desarrollado a partir de entrevistas diseñadas según los
desti- natarios de la implementación en función de los objetivos a alcanzar. Las mismas son formuladas
a partir de frases incompletas que proponen enunciaciones donde podrán observarse los resultados
logrados.

En las dos primeras franjas de edades, la entrevista es realizada por un adulto, miembro del equipo, que
asegurará la transcripción clara de las respuestas de los chicos, sin agregar, quitar o inducir con sus
propias apreciaciones.

Los niños mayores y los adultos podrán completarlas por sí mismos.

Es importante recordar que el eje de las entrevistas está en captar los factores de prevención registrados,
relativos a la autoestima, habilidades, saberes previos y valores. Y los factores de riesgo, tales como
situacio- nes, personas, comportamientos y sustancias que puedan causar daño o representar un peligro
para los niños. Pero en todos los casos, se espera que las palabras, los nombres y el modo sea el propio
del individuo que la completa y no del adulto que la toma. Por eso se diseñan en un lenguaje accesible y
teniendo en cuenta la edad de la persona a quien se destina.

Otro tema a tener en cuenta en las entrevistas es la posible detección de casos patológicos o de
vulneración de derechos. En ambos casos, tanto cuando el niño lo enuncie o ante la sospecha del
adulto, se tomará nota de datos y situación del niño para elevarlo al coordinador del equipo y tomar las
medidas pertinentes.
1 Programa de Prevención Temprana
8. SELECCIÓN DE CUENTOS
Cuentos tradicionales sugeridos para niños de entre 4 y 7 años:

1. Fátima y los dives. Cuento oriental, versión de Mariana Fernández, gentileza Fundación Williams.
2. El cordero de lana dorada. Cuento medieval europeo, gentileza “Ediciones de la Tradición”.
3. Las lagartijas. Cuento tradicional africano.
4. La batalla de los insectos. Cuento popular americano, versión de Mariana Fernández.
5. El maravilloso viaje del príncipe Atila al fin del mundo. Cuento tradicional de Asia, adaptación de
Mariana Fernández.

Cuentos tradicionales sugeridos para niños de entre 8 y 11 años:

6. El niño del palacio del dragón. Cuento tradicional de medio-oriente, gentileza “Ediciones de la Tradición”.
7.El mendigo y el cántaro. Cuento popular africano, gentileza “Ediciones de la Tradición”.
8. El pájaro de la India. Cuento tradicional presente en variadas tradiciones.
9. El hilo mágico. Cuento tradicional de Europa, adaptación de Mariana Fernández.
10. El águila. Fábula popular actual.

Cuentos tradicionales sugeridos para los talleres con adultos:

11. El halcón y la anciana. Fábula popular.


12. El cuento de las arenas. Gentileza “Ediciones de la Tradición”.
13. La princesa descarriada. Cuento tradicional oriental.
14. Un elefante en la oscuridad. Cuento tradicional Sufi.
15. El banquete del mago. Cuento tradicional europeo.

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FÁTIMA Y LOS
DIVES
Los dives son seres encantados que se encuentran en las leyendas de varios países. No poseen tamaño
ni forma definidos. Pueden presentarse bajo los más diversos disfraces: algunos enormes y
monstruosos, otros pequeños y extraños. A veces con dientes puntiagudos y otras con garras en vez de
manos. También pueden parecerse a hombres o mujeres pero con un brillo feroz en la mirada.
Desprecian especialmente a los seres humanos y siempre intentan destruirlos o esclavizarlos.

Había una vez, una pequeña niña llamada Fátima que fue encontrada por siete dives, cuando estaban
cazan- do en el bosque. Si bien, como ya sabemos, los dives detestaban a los seres humanos, en este
caso la lleva- ron a su castillo. Y allí, la dejaron a los cuidados de la vieja ama de llaves, que también
era un ser de la misma especie: una mujer dive enorme, con nariz de berenjena y la piel cubierta de
verrugas y pelos. Sin embargo, a pesar de tener un carácter tan horrible como su aspecto, cuidó a
Fátima, la crió y la educó como pudo. Así, con el paso del tiempo, la niña creció y se transformó en una
hermosa muchacha.

El día que Fátima cumplía 17 años, aprovechando que los dives estaban en el bosque, abrió las
ventanas del castillo y se quedó contemplando el paisaje. Le encantaba mirar a la distancia e imaginar
lo que habría más allá.

En eso estaba, cuando, de pronto, vio “algo” acercándose por el sendero, muy diferente a lo que ella conocía.
—¡Ama! —exclamó Fátima, y el ama de llaves apareció refunfuñando y rascándose la verruga que colgaba
de su nariz—. ¿Qué es aquello que sube la colina en dirección al castillo? Nunca vi nada igual.
—¡Cuidado, señorita Fátima! —gritó la vieja ama—. ¡Aléjese de esa ventana! Eso que ve es un ser
humano. Sus hermanos, los dives, se pondrían furiosos si la llegaran a ver hablando con uno de ellos.
—Por favor Ama —dijo Fátima, que era un tanto obstinada y gustaba de hacer las cosas a su manera
—; parece inofensivo, además se ve cansado. Seguramente debe estar perdido. Lo voy a llamar para que
me cuente qué es y de donde ha salido.
La vieja dive comenzó a rechinar los dientes y a gruñir, pero Fátima no le prestó atención y lo llamó por
la ventana:
—¡Hola, ser humano! ¿Quiere pasar un momento a descansar un poco?
Resulta que aquel ser humano era un príncipe llamado Nuredin. Había perdido su caballo mientras
paseaba por los alrededores y, efectivamente, no sabía dónde se encontraba. Cuando miró hacia la
ventana y descu- brió a la joven Fátima quedó fascinado. “¿Cómo podría una muchacha tan bella vivir
en ese horrible casti- llo?”, pensó.
La vieja ama de llaves abrió los portones rezongando y Nuredin entró como hechizado. Entonces, Fátima y

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el príncipe se sentaron a compartir la merienda. Ella le hizo centenares de preguntas y él le contó sobre
el mundo más allá del bosque, la tierra de los seres humanos:
—Allí —contó el príncipe—, las personas viven juntas en comunidades. Trabajan de muchos oficios
diferen- tes y fabrican todo lo que necesitan para vivir. Los niños van a la escuela, aprenden a escribir, a
leer en unos objetos de papel que se llaman libros y a hacer cuentas. Hay plazas, circos, fiestas de
cumpleaños y a la gente le gusta cantar, bailar, dibujar y hacer música.
—¡Es increíble! —exclamó Fátima—, necesito conocer todas esas maravillas - afirmó .
—Deje de soñar lo imposible, señorita Fátima —la censuró el ama dive—. Sus siete hermanos nunca la
deja- rán partir del castillo, ellos son muy celosos y destruirían a este humano si llegasen a encontrarlo.
—Pues entonces yo misma buscaré la manera de irme de aquí —declaró Fátima, que cuando se lo
proponía era una muchacha muy decidida. El príncipe le prometió que la ayudaría y que sería su
invitada de honor en el reino de su padre.

Pero de pronto, se oyeron gritos que venían del camino, mezclados con ladridos de perros y relinchar de
caballos.
—¡Oh, ser humano! —gritó la vieja—, escóndase en este baúl, pues los dives han regresado y si lo
descubren lo harán pedazos. —Aunque ella también era un dive y normalmente despreciaba a los
humanos, sabía que a Fátima le agradaba el joven y por eso quería ayudarlo.
El príncipe hubiera preferido quedarse a luchar con aquellos monstruos, pero Fátima le rogó que se
metiera en el baúl. Con las manos temblorosas cerró la tapa y se sentó sobre él. Apenas acabó de
esconderlo, la puerta se abrió y los dives entraron ruidosamente en la sala.
—¡Hermana Fátima, tenemos hambre! ¡Tráenos la cena! —berró uno de ellos, mientras los otros se
sacaban sus enormes botas y casacas de piel entre gritos y carcajadas, ayudados por el ama de llaves.
—Tráigannos vino para beber. Estamos muertos de sed —ordenó otro, y la vieja corrió presurosa para
aten- derlos.
Los dives se empujaban y maltrataban entre ellos, mientras los perros gruñían sobre los restos de
animales que habían traído y el ama les servía enormes fuentes con comida.
De repente, uno tras otro, comenzaron a olfatear con sus enormes narices. Uno de ellos consiguió
deducir de qué se trataba y gritó alertando a los otros:
—¡Humano! ¡Humano! ¡Hay olor a ser humano!
Fátima se puso pálida y su corazón disparó violentamente.
Dentro del baúl, el príncipe aguardaba con la mano en la empuñadura de su espada.
—¿Alguien estuvo aquí, hermana Fátima? Dinos dónde está.
—No, nadie estuvo aquí —balbuceó Fátima.
Los dives se levantaron enfurecidos. Gritando y pateando, corrieron de un cuarto a otro buscando al prínci-

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pe, abriendo las puertas y olfateando el aire como bestias salvajes.
Apenas salieron de la sala, Fátima levantó la tapa del baúl, y ayudando a Nuredin a incorporarse, le dijo:
—De prisa, debes irte. Te mostraré un camino secreto para salir del castillo. Si no huyes, los dives te
destrui- rán.
Como la noche estaba cayendo y los dives no desistían de su búsqueda, Fátima comenzó a sentir aún
más temor. Los dos corrieron tomados de la mano en dirección a la chimenea, atrás había una escalera
oscura. La joven ayudó al príncipe a entrar en ella y sus pies alcanzaron un pequeño escalón.

—Fátima, ven conmigo —dijo el príncipe con convicción—, no puedo dejarte en este horrible lugar. —
Ella aceptó silenciosamente y apretándose las manos ambos subieron por los resbalosos escalones hasta
que finalmente salieron a la noche estrellada.
Como dos sombras se arrastraron por detrás del castillo. Fátima lo condujo al establo, montaron dos
caba- llos y salieron a todo galope por el sendero.
Se alejaban a la luz de la luna, cuando uno de los dives los descubrió desde la ventana.
—¡Tras ellos! —rugió el cabecilla—. ¡Los atraparemos y los asaremos como pollos al espiedo !
Los caballos de los fugitivos galopaban con el viento y volaban montaña abajo. Como eran animales
encan- tados, sus cascos no tocaban el suelo. Atrás de ellos, los siete dives iniciaron la persecución,
montados en caballos igualmente veloces.
—¡Fátima! ¡Vuelve! ¡Te perdonamos, pero entréganos al humano!
—¡Nunca! —gritó la joven—. ¡Yo también soy humana!
Los dives estaban cada vez más cerca. Fátima y Nuredin sabían que en cuestión de minutos los
alcanzarían. De pronto, la muchacha recordó algo. Casi por instinto metió la mano en un bolsillo interno
que tenía en el vestido. Allí había una semilla de hiedra mágica; la arrojó por encima de su hombro
izquierdo y al instante creció un bosque de enredaderas donde los dives quedaron atrapados. Esto los
detuvo un buen tiempo. Sin embargo, al cabo de media hora se deshicieron de la enredadera y volvieron
a alcanzarlos, aún más furiosos que antes.

—¡Necesitamos detenerlos! —exclamó el príncipe—. Estamos a medio camino del reino de mi padre.
Fátima buscó una vez más dentro de su bolsillo interno, donde halló una pequeña piña. —Creo que
puedo hacer algo —dijo con bravura. Arrojó la piña hacia atrás por encima de su hombro y un tupido
bosque de pinos creció en un abrir y cerrar de ojos. Los dives se chocaron contra los árboles y esto los
demoró nueva- mente.
Fátima y el príncipe arremetieron en sus caballos a campo traviesa, cada vez más cerca de la tierra de
los seres humanos. La muchacha, con los cabellos ondulando al viento, comenzaba a sentirse a salvo.
Estaban casi llegando, cuando de pronto Nuredin giró la cabeza y los vio.

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—¡Nos están alcanzando otra vez! —gritó—. ¡Pronto, tenemos que hacer algo o nos agarrarán!
Fátima por poco pierde el control de las riendas de su caballo. Estaba al borde de la desesperación
cuando buscando en su bolsillo, encontró un grano de sal imperceptible. En una milésima de segundo lo
arrojó hacia atrás, e inmediatamente un inmenso mar de espuma surgió tras ellos. Las enormes olas
envolvieron a los dives y los arrastraron hacia el fondo, haciéndolos desaparecer para siempre en sus
aguas saladas.
Los dos jóvenes respiraron aliviados, el día ya estaba naciendo. Gotas perfumadas de rocío refrescaron
sus rostros exhaustos y el canto de múltiples pájaros los acompañó en el último trecho del camino.
Al llegar, un manto de calma y alegría los cubrió junto con los primeros rayos de sol. La ciudad de los
huma- nos brillaba esplendorosa. En los jardines, las rosas se abrieron al unísono en tanto los pavos
reales exhibie- ron sus plumas en abanicos turquesas.
Sonaron las trompetas de plata anunciando su llegada. Los niños del pueblo salieron a darles la
bienvenida con un coro de aplausos. Fátima fue recibida en palacio como una princesa, lo que de hecho
se tornó al casarse con Nuredin. La fiesta duró siete días y siete noches, y tal como el príncipe lo había
contado, no faltaron danzas, banquetes, ni canciones.

Pasado un mes, en la siguiente luna llena, los caballos que los llevaron hasta allí, también
desaparecieron. Es que tratándose de animales encantados, sabían que lo que les correspondía era
regresar al bosque, lejos de los humanos.
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EL CORDERO DE LANA DORADA
Había una vez un hombre pobre que tenía un hijo. Cuando este hijo creció, su padre lo mandó a buscar
traba- jo. El jovencito viajó y viajó, buscando un lugar donde pudiese trabajar, hasta que por fin se
encontró con un hacendado que resolvió emplearlo como pastor.
Al día siguiente, su patrón le dio una flauta y lo envió con las ovejas para probar si servía para ese
trabajo. El muchacho no se quedó holgazaneando, como hacían otros pastores, y durante todo el día
llevó el rebaño de un lado a otro mediante el alegre sonido de su flauta.
Entre las ovejas había un cordero de lana dorada, tan bonito y brillante que daba gusto mirarlo. Cada
vez que escuchaba la flauta, comenzaba a danzar. El joven se encariñó tanto con él que decidió no pedir
ningún otro pago, más que ese pequeño corderito.
Al atardecer, volvió a la casa de su patrón, que ya lo esperaba en la tranquera. Éste comprobó con
satisfac- ción que no faltaban ovejas y que además estaban bien alimentadas. Decidió entonces
contratar al joven, quien declaró querer como todo pago aquel cordero de lana dorada.
El hacendado también era muy apegado al corderito y se lo prometió de mala gana, pero con el tiempo
estuvo de acuerdo, al comprobar que el muchacho era verdaderamente un buen pastor.
Terminado el año, el joven recibió el cordero y partió llevándolo consigo.
Viajaron todo el día. Anochecía ya cuando llegaron a un pueblo y el pastorcito decidió pedir abrigo en
una granja para pasar la noche.
Los dueños de la granja tenían una hija, que cuando vio el cordero de lana dorada, se lo quiso quedar.
Cerca de media noche la joven se levantó y... vean lo que pasó: En el mismo instante en que tocó el
cordero quedó enredada en su lana. Cuando el joven se despertó la encontró así, pegada al cordero.
Como no consiguió separarlos, y como no podía dejar atrás al cordero, se llevó a los dos.
Unas casas más adelante, comenzó a tocar la flauta y el cordero se puso a bailar con la joven, enredada
en su dorso.
Al doblar una esquina, una mujer que estaba horneando pan vio al cordero bailando, y entre su lana, a
la hija del granjero. Tomó la pala del horno para asustarla, corrió y le gritó:
—¡Vuelve a tu casa, no seas tonta!
Como la joven continuaba danzando, la mujer gritó más fuerte:
—¿Por qué no me obedeces?
Entonces le dio un golpe con la pala, que inmediatamente quedó pegada a la espalda de la joven en
tanto la panadera quedaba adherida a la pala. Al cordero pareció no importarle y se llevó a las dos de
esa manera. Caminando, llegaron a la iglesia. Allí el pastorcito comenzó a tocar nuevamente y el cordero
a bailar. Pegada a la lana del cordero, la hija del granjero, a ella la pala, y a la punta de la pala, la
mujer.
En ese momento estaba saliendo el cura, y viendo lo que sucedía, comenzó a regañarlos y a decirles
que no fueran necios y volvieran a sus casas.
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Como sus palabras no produjeron ningún efecto, golpeó a la mujer con su bastón en la espalda… Para
su sorpresa, el bastón quedó pegado a la mujer, y él a la punta del bastón.
Con esta agradable compañía, el pastorcito prosiguió su camino, y al anochecer llegaron a una villa real,
donde encontraron un lugar para pasar la noche en casa de una señora muy vieja.
—Señora, ¿cuáles son las noticias por aquí? —le preguntó.
La anciana le dijo que todos estaban tristes porque la hija del rey estaba muy enferma y ningún médico
podía curarla; pero que si ella consiguiese reír, mejoraría en un instante. Nadie hasta el momento había
conseguido que sonriera siquiera. Además, el rey había hecho una proclama ese mismo día diciendo que
quien pudiera hacerla reír se casaría con ella y compartiría el poder real.
El joven apenas pudo esperar a que amaneciese el día siguiente, de tan ansioso que estaba por mudar
su suerte.
Por la mañana se presentó en el palacio y explicó por qué estaba allí. Fue entonces recibido
amablemente por el rey.
La princesa estaba en el salón. El joven comenzó a tocar la flauta y el cordero a bailar, pegada a su lana
la hija del granjero, en la espalda de ella la pala, en la punta de la pala la mujer, en la espalda de la
mujer el bastón, y en la punta del bastón el cura.
Cuando vio esta situación la princesa comenzó a reír, lo que puso tan contento al cordero que sacudió
todo lo que tenía en su espalda. Y así el cordero, la joven, la mujer y el cura bailaron sueltos unos de los
otros con gran alegría.
El rey casó a su hija con el joven pastor, el cura fue nombrado capellán de la corte, la mujer, pastelera
real y la joven, doncella de la princesa.
La boda duró desde un lunes hasta el martes de la otra semana. Todo el mundo bebió, comió y bailó con
júbilo. Y estoy segura de que si las cuerdas del violín no hubieran estallado, estarían bailando hasta el
día de hoy.

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LAS LAGARTIJAS
Una mañana, en una aldea de Burkina Faso, donde las casas son redondas y los techos de paja; dos
lagarti- jas empezaron a pelear por un insecto. Un perro que pasaba por allí intentó separarlas, pues
deseaba evitar la violencia en ese poblado; pero ellas estaban tan entregadas a la reyerta que incluso lo
golpearon cuando lo intentó.

El perro, entonces, acudió a su amigo el gallo, a quien consideraba un animal bravo y fuerte, ya que
tenía a todas sus gallinas bajo control, para que le ayudara a distanciarlas.

El emplumado le contestó: "dos lagartijas que pelean no son mi problema, yo cuido de mis gallinas y
lo demás no me importa".

El perro siguió buscando ayuda, y así fue como encontró al buey. El bovino mugió: "yo me ocupo de mis
problemas y los problemas de los demás no son mi problema".

El perro tropezó con el burro, al que consideraba un animal viejo y sabio y le pidió que hiciera algo para
evitar el pleito. El burro le contestó: “No te preocupes: si no dices nada, si no ves nada, si no escuchas
nada; no pasa nada”.

Para ese momento, las lagartijas enloquecidas se habían subido al techo de paja de una casa. Dentro,
la abuela preparaba la sopa y la paja se cayó encima del fuego, la casa comenzó a incendiarse y la
abuela murió.

Cuando la gente vio eso, fueron a buscar al burro y lo cargaron con enormes baldes de agua para
apagar el fuego.

Después de enterrar a la abuela, hicieron una gran fiesta que duró tres semanas, ya que al morir una
persona de edad avanzada, esto significa que ha tenido una buena vida para llegar a esa edad. Así que
se buscaron músicos y bailarines, pero, como para toda fiesta se necesita comida, mataron al gallo,
mataron al buey y prepararon rica comida para el pueblo.

El perro fue a buscar al burro y le dijo: —ya ves, si pensabas que dos lagartijas que peleaban no era tu
proble- ma, mira que el gallo se murió, el buey se murió, y a ti te duele la espalda de tanto cargar
agua, ahora necesi- tas terapia ¿era o no tu problema?

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LA BATALLA DE LOS INSECTOS
Bicho peligroso el tigre, grande y feroz, con dientes afilados. El dueño del monte se creía, claro que sí.
Como iba a ser de otra manera, si andaba patrullando en la enramada con paso rudo y levantando la
voz por cual- quier cosa. Hasta el chancho salvaje, que es muy fuerte y chinchudo, cuando aparecía el
tigre, se escapaba como un conejito.
Una noche perfumada el monte estaba encendido de estrellas y de verano…así, tan lindo estaba, que los
animales andaban de charla y charla, a la vera del río, disfrutando de la noche. El grillo, muy inspirado,
rega- laba melodías y el viento medio dormido suspiraba una canción.
Así de calma estaba la cosa, cuando apareció el tigre con su enojo de siempre. Miró la tertulia, tosió, y
no sabiendo cómo hacer para arruinar el momento, se las agarró con el grillo, que era el más pequeño
de la reunión.
—Vos, grillo inútil, que te la pasas cantando. Anda a tu casa, antes que te eche yo. —dijo el tigre para
que lo escuche todo el mundo.
El grillo, lo miró a los ojos, desde allá abajo donde estaba lo miró. Y después, manteniendo la calma, le dijo:
—Te crees muy poderoso, porque sos más grande…pero en realidad, ser fuerte no pasa por el tamaño.
—¿Ha, no? Si querés te lo demuestro ahora mismo —dijo el tigre, enojándose en serio.
—Ahora no, mañana demostralo. Pero a mí solo no, a todos los bichos. Vas a ver te vamos a enseñar,
que a veces los más pequeños pueden ganar.
—¿Ha, sí? ¡Ja ja ja! Yo vengo con los míos entonces —replicó el tigre.
—Vení con quien quieras —dijo el grillo, sosteniéndole la mirada.
Y así fue, la suerte estaba echada. El grillo, con su voz penetrante, fue llamando a todos los bichitos del
monte. De a poco, se fueron presentando: miles de luciérnagas con sus antorchas; millones de pulgas
saltari- nas; mosquitos de espadas afiladas; avispas entrenadas… Todos cansados de soportar los malos
tratos del tigre, presentándose en armas, ante el grillo.
Mientras tanto, el tigre, reía con sus amigotes: el zorro, el puma y algún chancho, que más estaba por
miedo que por amistad.
Al alba, todo el mundo se presentó junto al río. El tigre y sus compadres por un lado; el grillo y sus
amigos por el otro. En el medio una multitud de curiosos, que en el fondo, querían que pierda el tigre.
Se escuchó el clarín del grillo, y atacaron los insectos. El encontronazo fue rápido: las pulgas se metieron
entre los pelos de los animales picándolos furiosamente por todo el cuerpo. Los mosquitos atacaron en los
hocicos, las avispas persiguieron a los que escapaban y los grillos, muchos grillos, los aturdieron
desafinan- do en sus oídos. Los animales más feroces, se dieron a la retirada y el tigre no tuvo otra .
opción que rendirse El sol se impuso desde lo alto, justo cuando estalló el aplauso de los monos, los loros
y los tamandúas. El grillo, por su parte, se limitó a mirar al tigre con una sonrisa y en seguida, de nuevo
inspirado, se puso a tocar.
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EL MARAVILLOSO VIAJE DEL PRÍNCIPE ATILA AL FIN DEL MUNDO
En las lejanas tierras de Oriente había un Rey que tenía un hijo llamado Atila. El príncipe había crecido,
y su padre se preguntaba cómo podría prepararlo para que encontrara el camino correcto. Así fue que se
reunió con los tres ancianos más sabios de su reino para pedirles consejo.

—¿Cómo puedo poner a prueba a mi hijo para saber si es realmente valiente y digno de sucederme como
Rey? —les preguntó.
El primero de los consejeros le propuso:
—Mándelo en busca del jardín mágico donde crecen las manzanas de la vida y que traiga una para su
Majes- tad.
El segundo dijo:
—Envíelo a procurar el anillo de la verdadera felicidad.
Y el tercero agregó:
—Que el príncipe consiga el espejo de la verdad que está en el palacio del Rey Mendoza, en el fin del mundo.
El Rey aceptó los consejos y mandó llamar a su hijo. Cuando éste se presentó, le apoyó la mano en el
hombro y le habló de la siguiente manera:
—Querido Atila, ya tienes la edad suficiente para salir al mundo. A fin de probarte, quiero que
emprendas un viaje. En él vivirás cosas distintas y enfrentarás peligros. Confío en que conseguirás
cuidarte y regresarás trayéndome tres elementos valiosos que voy a encomendarte.
—¿Qué elementos son esos padre? —preguntó el príncipe con inquietud.
—Una manzana de la vida que crece en el jardín mágico, el anillo de la verdadera felicidad y el espejo de
la verdad del reino del fin del mundo —concluyó el Rey.
El príncipe consintió de inmediato en ir en busca de tales maravillas, y el Rey dio una gran fiesta en
honor de la partida de su hijo.
Esa noche, cuando Atila se encontró solo en su lecho, la ansiedad por el viaje le impedía conciliar el
sueño. Se preguntaba cómo haría para emprender tan extraño viaje y si sería capaz de valerse por sí
mismo, cuando de repente una luz brillante se encendió a su lado. De ella fue elevándose una forma
fantástica; una mujer alada, apenas perceptible en el resplandor, se dirigió a él con suavidad:
—No temas Atila —dijo la hermosa criatura—. Soy tu hada protectora y estoy aquí para
ayudarte. El príncipe se incorporó en el lecho y abrió grandes los ojos, mudo de asombro.
—Tu padre te ha impuesto tres tareas —continuó el hada—, no creas que son tan difíciles como supones.
Descansa esta noche sin agitarte por el futuro y mañana cuando partas yo te protegeré.
Ondulando en su luminosidad, el hada puso en sus manos una cadena de plata con un talismán mágico.
—Ponte esto alrededor del cuello y cuando me necesites frótalo tres veces. —Y desapareció antes que sus
palabras se dejaran de escuchar.

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A la mañana siguiente, el príncipe partió a caballo con gran excitación. Con el viento en el rostro y el
talismán al cuello, sentía que tenía todo el mundo por delante. Salió del castillo, atravesó el reino de su
padre y traspa- só la frontera por primera vez.
Durante tres días cabalgó sin pausa, durmiendo junto a su caballo cuando llegaba la noche. Cada vez
que su camino se bifurcaba, el hada se manifestaba para guiarlo por dónde seguir.
Así fue que llegó a un país desconocido. En medio del valle que se extendía hasta el horizonte, había un
jardín rodeado por altas murallas. Tras ellas podía vislumbrarse la exuberancia de la naturaleza que
guarda- ban. Atila galopó hacia allí hasta alcanzar una pesada puerta de madera que, al tocarla, se
abrió inmediata- mente. Ató las riendas de su caballo a la puerta y caminó por un huerto, entre
manzanos cargados de fruta. En ese instante, escuchó la voz del hada que hablaba en su oído: “Este es
el jardín mágico donde crecen las manzanas de la vida; toma una de ellas, príncipe”. Entonces Atila
agarró una manzana roja y brillante. Pero en el instante en que la desprendió del árbol, una multitud de
pequeñas criaturas voladoras zumbó a su alrededor picándolo furiosamente en las manos, la cara y el
cuello; Atila gritó de dolor, en tanto tomó su talismán y lo frotó lo más rápido que pudo.
Inmediatamente, todas las criaturas desaparecieron y las picadu- ras dejaron de dolerle. Guardó la
manzana en su morral, al tiempo que montó en su caballo y se alejó a todo galope del jardín mágico.
Sólo cuando estuvo a cierta distancia respiró con alivio y comprendió que había pasado la primera
prueba. Ahora con más tranquilidad, el príncipe comenzó a cabalgar por un nuevo paisaje. Se tomó su
tiempo para contemplar a su alrededor, descubriendo así la belleza que lo rodeaba. Las verdes colinas
parecían no tener fin y las flores se agrupaban en manojos multicolores, decorando el suelo hasta un
arroyo de plata cuyas márgenes se cubrían de musgo. Bajó de su caballo de un salto, le aflojó las
riendas y ambos saciaron su sed en el agua deliciosa. El caballo se puso a mordisquear el pasto tierno y
Atila, al verlo, recordó que tenía mucha hambre.
En ese momento, tres niñas bonitas se acercaron con canastos de ropa lavada. Cantando y riendo,
empeza- ron a extenderla sobre los arbustos para secar. Al ver al príncipe, dejaron lo que estaban
haciendo y corrie- ron hacia él con curiosidad.
—¡Buenos días! —dijo el príncipe— ¿Podrían decirme dónde puedo encontrar alojamiento para pasar la
noche? Mi caballo y yo estamos muy cansados.
La niña más pequeña lo tomó de la mano, lo llevó colina arriba y desde allí le indicó una granja, de
donde podían verse redondas nubes de humo salir por la chimenea.
Al llegar fue recibido por el granjero y su mujer, que lo trataron con amabilidad y le ofrecieron quedarse
un tiempo en su casa.
Era ya tarde por la noche cuando se encontraban cenando sentados a la mesa. De pronto se oyeron
unos débiles golpes en la puerta y el granjero se levantó para abrirla.
—¿Quién podrá ser a estas horas? —exclamó .

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Parado allí, un anciano mendigo empapado por la lluvia, mal se sostenía sobre sus piernas.
Entre los tres lo ayudaron a entrar y lo envolvieron con una frazada. Luego de beber un tazón de caldo
caliente, el anciano se durmió acurrucado junto al fuego.
Horas más tarde, cuando los demás también dormían, Atila se despertó al escuchar un quejido que
venía de la cocina. Se levantó para ver de qué se trataba, y encontró al anciano gimiendo muy enfermo,
debatiéndose al borde de la muerte. En ese instante, sintió que su hada protectora le susurraba al oído:
“La manzana de la vida, dale la manzana de la vida”. Entonces Atila sacó de su bolsillo la preciosa
manzana, y se la fue dando al anciano de a pequeños mordiscos. A medida que comía, el anciano fue
dejando de quejarse. Sus ojos se tornaron brillantes, su pelo fue volviéndose oscuro, sus brazos se
ensancharon recuperando la musculatura y en un instante se transformó en un hombre fuerte y joven.
Se levantó con energía y, dándole al príncipe una palmada amistosa, le dijo:
—Gracias , Atila. A cambio de tu bondad te daré algo que estás buscando. —Y sacó de su bolsillo un
anillo de oro con una piedra de ópalo de extraño brillo—. Aquí tienes, este es el anillo de la verdadera
felicidad.
—Pero, ¿cómo sabes quién soy? —preguntó el príncipe—. ¿Acaso eres un mago?
—No —dijo el ex anciano—. Fui mandado aquí por tu hada protectora para traerte este anillo que me
perte- neció durante muchos años. Ahora, como me has dado la manzana de la vida, podré continuar mi
búsqueda secreta durante otros cincuenta años.
A la mañana siguiente, cuando el príncipe se despertó, el viajero ya no estaba. El granjero y su mujer
trataron de convencer a Atila para que se quedara más tiempo, pero el príncipe estaba decidido a partir.
Así fue que les dio una pieza de oro, les agradeció por su hospitalidad y se alejó en su caballo rumbo al
reino del fin del mundo.
Atila dejó que su caballo lo llevara. Desde su montura veía alejarse todo lo conocido: árboles, valles,
aldeas y casas. El desolado paraje donde se adentraba lo invitaba al silencio. Montañas rocosas y
escarpadas se sucedían sin fin. Por la noche encontraron una caverna que les sirvió de refugio; en la
densa oscuridad, un rayo de luz los iluminó con dulzura: era el hada.
—No estás lejos querido Atila. Mañana deberás atravesar la montaña y llegarás al palacio del Rey
Mendoza, que se encuentra del otro lado. Allí está el espejo de la verdad; te ayudaré a obtenerlo y a
regresar a tu hogar. —Diciendo esto, fue extinguiéndose junto con su luz, y la noche se cerró en la
caverna.
Cuando el príncipe despertó, el sol brillaba alto en el cielo. No había nada para comer o beber, pero no
le importó. Montó en su caballo y avanzó por el sendero. Su fiel alazán lo llevó con valentía por el
camino, que cada vez se hacía más angosto bordeando un precipicio.
A la distancia vio un castillo gigante colgado de la cima de la montaña, justo en el fin del mundo. Había
en él cien torres y en cada una brillaba una estrella dorada. El camino hacia el castillo era difícil, pero
Atila llevó su cabalgadura con cuidado a lo largo de la senda y pronto, ante ellos, aparecieron las
doradas puertas del castillo del Rey Mendoza.
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—¿Qué es lo que deseas? —dijo el capitán de la guardia cuando el príncipe se acercó.
—He venido a ver al Rey —dijo Atila valientemente. En ese momento, el primer ministro llegó a la
puerta para buscarlo. Atila había sido visto en el espejo de la verdad hacía unos minutos, así que fue
conducido al salón del trono, donde el Rey Mendoza lo esperaba.
Sentado en su trono de marfil, el Rey lo observó sin alegría.
—Vivo en este castillo —dijo—; mis cofres están repletos de tesoros, mis establos de magníficos caballos
y mis dominios son tan extensos que es imposible recorrerlos. Sin embargo estoy triste. Mi corazón no
conoce la paz. Ya que has viajado hasta aquí, hijo mío, tal vez tengas una respuesta para darme.
—Su Majestad —dijo Atila, quitándose el anillo de la verdadera felicidad—. Póngase este anillo y tendrá
aque- llo que le falta.
En cuanto el anillo tocó el dedo del Rey Mendoza, un torrente de felicidad se precipitó por sus venas e
inundó cada parte de su cuerpo, cada rincón de su corazón. Saltó del trono completamente revitalizado y
lleno de energía exclamó:
—Pídeme lo que quieras, príncipe. Aquello que nombres será tuyo. Porque ahora conozco lo que es la
felici- dad.
—¿Podrías darme el espejo de la verdad? —dijo Atila. Y el Rey contestó de inmediato:
—¡De todo corazón!
Durante siete días y siete noches se realizaron fiestas en homenaje al príncipe. Atila pasó esos días
compar- tiendo la alegría del Rey Mendoza y luego partió rumbo a su hogar, llevando el espejo de la
verdad en la alforja.
Fue un largo viaje de regreso. Sin embargo, las ganas de llegar a casa eran tan fuertes que la voluntad
del príncipe lo hacía cabalgar sin sentir cansancio.
Se encontraba muy cerca de su reino, cuando de pronto el paisaje se oscureció; había humo y restos de
árboles quemados. Al acercarse un poco más, vio que se trataba de un enorme dragón que obstruía el
paso apostado en medio del camino. El monstruo tenía los ojos inyectados de fuego, y entre sus fauces
llevaba una doncella.
Atila frotó tres veces su talismán y sin dudarlo, con un movimiento simultáneo, se afirmó sobre los
estribos de su caballo, desenvainó su espada con una mano y se aferró a las riendas de su caballo con
la otra. Arre- metió al galope y con un grito descargó el filo de su espada cortando el cuello de la bestia,
que se desplomó produciendo un terrible estruendo.
Entonces, el príncipe ayudó a la joven a salir de las fauces del dragón. Ella le sonrió agradecida y
cuando él la vio de cerca sintió que nunca había visto una muchacha tan bella. Se abrazaron junto al
cuerpo del dragón que yacía a sus pies; luego montaron en el corcel y cabalgaron hacia palacio.
Durante el camino se confiaron sus historias: la muchacha le contó que era la hija de un carbonero y
Atila relató sus aventuras. Así fue que avanzaron rápidamente por el camino, y antes de llegar, el
príncipe le
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propuso casamiento.
Por fin, alcanzaron la entrada del reino; sin embargo, al ingresar se encontraron con un pueblo vacío y
silen- cioso. Las puertas de palacio estaban cerradas; Atila las golpeó con fuerza pero todo permanecía
inmóvil. Entonces, sacó de su alforja el espejo de la verdad y miró en él para descubrir lo que pasaba.
En su reflejo, vio que las personas se habían escondido del monstruo que acababa de matar y aún
permanecían presas del terror, sin saber que el peligro ya no existía.
—¡Salgan! —gritó el príncipe—. ¡Salgan! ¡Ya no hay peligro! Abran puertas y ventanas y que reine la alegría.
¡El dragón ha muerto! ¡He matado al dragón!
De inmediato, la gente salió corriendo de sus casas y escondrijos, y al verlo de regreso lo llevaron en
andas festejando. La joven hija del carbonero se perdió entre la multitud, pero el príncipe muy pronto la
encontró y la llevó junto con él hasta el palacio de su padre.
El Rey salió a su encuentro estrechándolo en un abrazo. Rió feliz por encontrarlo a salvo y lo felicitó por
su hermosa prometida. Pasados los saludos, su padre lo miró a los ojos y le dijo:
—Y bien, hijo mío, ¿qué ha pasado con la manzana de la vida, el anillo de la verdadera felicidad y el
espejo de la verdad?
Entonces Atila le contó a su padre toda la historia, de principio a fin, sin olvidar un solo detalle; y le
entregó el único elemento que había podido conservar: el espejo de la verdad.
—Mi querido hijo —dijo el Rey sopesando el espejo en sus manos—, me has traído lo mejor que puede
poseer un ser humano, aun cuando sea un Rey. Porque sin la verdad, ¿qué es la felicidad?, ¿qué es la
vida?.
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EL NIÑO DEL PALACIO DE DRAGÓN
Había una vez, un pobre vendedor de flores que todos los días recogía flores en una montaña cercana,
cruzaba el río y las vendía en la ciudad. Cada atardecer, cuando volvía a su casa, dejaba caer los
pimpollos no vendidos en la corriente de agua.

Un día, el río había subido de tal manera que era imposible cruzarlo. Estaba el vendedor parado y sin
saber qué hacer, cuando apareció una tortuga. La tortuga ofreció llevarlo y tan pronto como el hombre
se subió sobre ella, nadó velozmente, sumergiéndose.

En pocos momentos llegaron al Palacio de Dragón, el hogar del Dueño del Agua.
La princesa del Palacio saludó cálidamente al vendedor y le agradeció las hermosas flores que recibía
todos los días. Lo agasajó con suntuosos banquetes, delicada música y graciosas danzas de peces.
Encantado, el vendedor permaneció allí largo tiempo.

Finalmente, el deleitado visitante decidió que debía volver a su casa. Cuando se despidió de la princesa,
esta llamo a su lado a un niño pequeño y harapiento.

—Por favor —le dijo al vendedor— cuida a este niño y él hará que tus deseos se vuelvan realidad.
Cuando regreso a su choza el vendedor la encontró insoportablemente modesta. Recordando las
palabras de la princesa, pidió al niño que lo proveyera de un nuevo hogar. Batiendo las palmas tres
veces, el pequeño transformó la choza en un maravilloso palacio, amueblado espléndidamente.

Pasó el tiempo y el vendedor de flores olvido su origen humilde; exigió más y más lujos. En un
ambiente tan rico, el hombre pensó que el harapiento niño estaba fuera de lugar. Le pidió entonces que
cambiara sus ropas por unas más hermosas, pero el niño, feliz, se negó y continuó usando sus andrajos.

Finalmente, el vendedor, convencido de que tenía todo lo que posiblemente pudiera desear, sugirió al
niño que regresara al Palacio del Dragón. Este rehusó, pero conociendo el desagrado del vendedor,
aunque de mala gana, estuvo de acuerdo y partió. Suspirando con alivio, el hombre volvió a su palacio.
Pero para su total asombro, este había desaparecido por completo. Estaba nuevamente en su humilde
choza, usando sus viejas ropas. Abatido, corrió afuera llamando al niño. Pero el niño también había
desaparecido.
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EL MENDIGO Y EL CÁNTARO
Había una vez, en una pequeña aldea, un pobre mendigo que vivía solitario debajo de un árbol. Sin
embargo, él era un mendigo riquísimo en ideas, y como ustedes saben… de todo lo que se tiene mucho
por un lado, se corre el riesgo de tener poco por otro.
Todas las mañanas salía bien temprano, andaba por las calles, llamaba a las puertas de las casas… y las
personas, que ya lo esperaban, le guardaban alguna cosita: comida… un vaso de leche… algo de
cambio… Terminaba el día sentándose a la puerta del taller de un alfarero. Después de todo, a pesar y
más allá de pobre en dinero y rico en ideas, él era un ser humano extra-sensible.
Y resulta que, un día, él encontró en el taller UN CÁNTARO. UN CÁNTARO AZUL, recién salido del horno.
La forma del cántaro era completamente original, y el color deslumbrante, de un azul que no era ni el
azul del cielo, ni el azul del mar, ni el azul de las piedras preciosas, ni el de las flores del campo. Eran
todos los azules del mundo, colocados juntos.
Era un cántaro único, carísimo, digno del emperador de la China. Nadie en aquella aldea conseguiría com-
prarlo.
Se puso pálido ante tanta belleza, sus lágrimas corrieron por sus mejillas, de tanta emoción.
Por una, dos, tres semanas, el mendigo continuó allí, enamorado de ese cántaro. Sus ropas se fueron
volvien- do harapos, su barba creció enorme y sus cabellos comenzaron a enrollarse hacia arriba como
espirales… Hasta que el alfarero no soportó más su presencia y tomó una decisión: sostuvo
cuidadosamente el cántaro en sus manos, caminó hasta el mendigo y se lo dio de regalo.
Ustedes pueden imaginarse la alegría inconmensurable que sintió el mendigo, el corazón saltándole en
el pecho, y el pote en sus manos volviéndose aún más bonito. Él lo besó, lo acarició, lo miró de nuevo y
final- mente lo cargó en su espalda, y comenzó a caminar.
Se fue poniendo erguido, con la frente altiva, sintiéndose como un
príncipe. Mientras caminaba por las calles, comenzó a preguntarse:
—¿Dónde voy a guardar algo tan bello y precioso? Yo sólo tengo un árbol… un ladrón podría robarlo
fácil- mente… no, no, ya sé: iré al mercado, lo colocaré en el suelo y en un minuto las personas
comenzarán a perci- birlo. Dirán: —¡Es maravilloso! Yo lo quiero… yo lo quiero… yo lo quiero…”
Y alguien va a ofrecer 50 monedas de oro, y otro: 100, 200, 500, 1.000, ¡10.000!
Todos se quedarán boquiabiertos… y entonces diré: “50.000 monedas.” Y uno de ellos ofrecerá 50.000.
Pero no tendrá esa cantidad encima. Naturalmente llamará a su empleado, le pedirá que busque más
dinero en casa y cuando llegue con un carrito lleno de oro… tocaré con placer las monedas… Después
diré: “Está bien… trato hecho.”
Y me volveré el hombre más rico del mundo.
Más… ¿Para qué servirá mi riqueza? Será necesario que vaya al sastre más conocido de la ciudad, con mi
carrito de monedas. Cuando él me vea, claro, inmediatamente va a decir: “Entre, por favor, entre, entre
¿En
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qué puedo servirle? Traigan todo ¡Sedas, terciopelos, hilos de plata, encajes, piedras!” Y yo… me
quedaré quieto, apenas mirando…
Él me va a medir, aquí y allí.
Finalmente yo diré: “Quiero… un pantalón de seda con un detalle en el dobladillo, una blusa de
terciopelo con aplicaciones de piedras preciosas, un manto dorado… zapatos del más fino cuero… y para
combinar, un bastón de plata.”
Y, vestido como un rey, voy a andar por las calles. Todos me mirarán y dirán: “¡Qué criatura magnífica!
¿Has visto su ropa? ¡Qué elegancia! ¡Y los zapatos! Todo, todo tan bien hecho, cortado en perfecta
armonía con ese cuerpo.”
¡Y seguiré, sintiéndome el mejor del mundo!
Después, será necesario que vaya a la capital. Pasearé por una avenida grande… y en ese día… allí estará
el rey en su ventana… que va a decir: “Hagan venir a mí a aquel hombre. ¡Esa criatura destacable y
magnífica!”. Después subiré las escaleras del gran palacio, recorriendo los corredores, escoltado por los
súbditos hasta llegar a la sala del trono real.
Ciertamente Su Majestad me invitará: “Siéntate a mi lado.”
Daré mi opinión sobre cómo reinar: el rey va a apreciar mucho mis ideas y tendrá tanta confianza en mí
que me llamará ¡amigo!
Dará unas palmadas y los súbditos traerán bandejas con cosas deliciosas… yo probaré un poco de esto…
un poco de aquello… un poco de todo y beberé…
Dormiré un poco y cuando me despierte, el rey preguntará: “Mi gran amigo, ¿te gusta la
música?” “¡Claro, claro!”
Él mandará que vengan los mejores músicos, que cantarán, tocarán, darán palmas y yo voy,
animadamente, a acompañar con mi cuerpo aquel maravilloso ritmo: y bailaré tanto que la música me
trastornará… comen- zaré a saltar, a bailar, a girar, a girar, y todos, claro, me aplaudirán pidiendo bis.
El mendigo volaba, saltaba y danzaba. Tanto, tanto, que no prestó atención al momento. Fue así que
sus pies tocaron una pequeña piedra. Él tropezó. El cántaro escapó de su espalda y en un segundo voló,
describió un medio círculo y cayendo por tierra, se quebró en mil pedacitos.

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EL PÁJARO DE LA INDIA
Un hombre, que por su trabajo viajaba mucho, había comprado un pájaro en la India. Lo mantenía en
su casa en una bella jaula de plata y se complacía en observar su exótico plumaje.

Un día, mientras preparaba el equipaje para partir rumbo al país de origen del pájaro, le preguntó a
éste si quería que le trajese algo de allí: —Alguna de esas cosas que se añoran cuando estamos
separados del lugar que venimos —dijo el hombre.
El pájaro le pidió su libertad, ya que era esto lo que más extrañaba. El hombre se la negó con una
sonrisa y le dijo: —Vamos, ¿no hay algo que quieras?
Entonces, el pájaro le pidió un favor: que visitara la jungla donde vivían sus parientes y que les
anunciase la noticia de su cautiverio.
El hombre realizó su viaje. Llegando a la jungla, buscó a los pájaros similares al que vivía en su jaula y
les contó de la suerte de su hermano cautivo. Tras escuchar la noticia, uno de los pájaros silvestres, que
se encontraba en lo alto de un árbol, cayó sin sentido al suelo.
Este acontecimiento causó honda impresión en el hombre, sintiéndose triste por provocar semejante
disgus- to.
De regreso a su hogar, el pájaro le preguntó anhelante sobre sus familiares.
—Tengo malas noticias para darte —dijo el hombre cabizbajo. —Uno de tus parientes sufrió un colapso y
cayó muerto cuando mencioné tu situación.
Tan pronto como estas palabras fueron dichas, el pájaro abrió grandes los ojos, se puso rígido y cayó sin
sentido en el piso de la jaula.

“La noticia de la muerte de su pariente también lo ha matado a él”, pensó el hombre. Entristecido, abrió
la pequeña puerta plateada de la jaula, lo tomó entre sus manos y lo depositó en la ventana. De
inmediato el pájaro revivió y voló a un árbol cercano donde el hombre no podía alcanzarlo.
—Puedes ver ahora —dijo el ave— que aquello que interpretaste como una tragedia era una sugerencia
de cómo comportarme y que el modo en que me lo transmitiste me permitió usarla para obtener mi
libertad.
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EL HILO MÁGICO
Era una vez una viuda que tenía un hijo llamado Pedro. El niño era fuerte y sano, pero no le gustaba ir
a la escuela y se pasaba todo el tiempo soñando despierto.
—Pedro, ¿qué estas soñando ahora? —le preguntaba la profesora.
—Estaba pensando en lo que seré cuando crezca —contestaba él.
—Ten paciencia. Hay mucho tiempo para pensar en eso —decía ella. Pero Pedro tenía dificultades para
apre- ciar cualquier cosa que estuviese haciendo en ese momento… ansiaba el futuro.
En el invierno anhelaba que el verano volviese; en el verano soñaba con paseos en el frío y el fuego del
hogar a leña. En la escuela, miraba el reloj permanentemente, deseando la hora de volver a casa; y en
las noches de domingo, suspiraba diciendo: “¡Ah si las vacaciones llegasen ya!”.
Lo que más le entretenía era jugar con su amiga Lisa. Ella era tan buena compañera como cualquier
chico. “Cuando crezca me casaré con ella”, pensaba Pedro.
A veces, acostumbraba a perderse en paseos por el bosque soñando con el futuro. Se recostaba al sol
en la hierba blanda, con las manos detrás de la cabeza, y se quedaba mirando el cielo a través de las
copas altas de los árboles.
Una tarde calurosa, cuando se estaba quedando casi dormido, escuchó que alguien lo llamaba. Pedro
abrió los ojos y vio a una mujer mayor que lo observaba de pie, con una bobina plateada en la mano,
de la cual pendía un hilo de seda dorado.
—Mira lo que tengo aquí Pedro —dijo ella ofreciéndole el objeto.
—¿Qué es eso? —preguntó el chico, curioso, tocando el fino hilo dorado.
—Es el hilo de tu vida, contestó la mujer. No lo toques y el tiempo pasará normalmente. Pero si deseas
que el tiempo vaya más rápido, te bastará con darle un leve tirón y pasará una hora como si fuese un
segundo. Sólo debo avisarte que una vez que hayas tirado del hilo, no podrás colocarlo de vuelta en la
bobina, simple- mente desaparecerá como humo. La bobina puede ser tuya ahora; pero no se lo podes
contar a nadie, de lo contrario perderías la vida.
Toma una decisión Pedro: ¿Te gustaría quedarte con el hilo mágico?
Pedro agarró el regalo satisfecho. Era exactamente lo que quería. La examinó. La bobina era ligera y
sólida, hecha de una sola pieza. Tenía solo un agujero de donde salía el hilo brillante. El niño se la metió
en el bolsillo y se fue corriendo a casa.
Cuando llegó y vio que su madre no estaba, aprovechó para examinarla de nuevo. El hilo parecía salir
lenta- mente de dentro de la bola, tan despacio que era difícil percibir el movimiento a primera vista.
Sintió ganas de darle un tirón rápido pero no tuvo el coraje. Todavía no.
Al día siguiente en la escuela Pedro imaginaba que hacer con su hilo mágico. La profesora le reprendió
por no concentrarse en los deberes. “Si al menos ya fuera la hora de irse a casa” pensó. La bobina
plateada era como si lo llamase desde el bolsillo. “Si yo le diese un tirón pequeñito el día se acabaría,
llegaría a su fin”
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pensó Pedro. Cuidadosamente, agarró el hilo y tiró. De repente, la profesora mandó que todos
recogiesen sus cosas y se fuesen organizadamente. Pedro se quedó maravillado: “Funciona” pensó.
Corrió sin parar hasta llegar a su casa. ¡Cómo le sería fácil la vida ahora! Para él, todos sus problemas
se habían terminado. Y así fue, que a partir de ese momento pasó a tirar del hilo.
Pronto se dio cuenta que no alcanzaba con tirar del hilo solo un poco todos los días, porque si tiraba
más podría aprender una profesión y hasta casarse con Lisa. Así que decidido a probar suerte, aquella
noche dio un fuerte tirón del hilo y, cuando se despertó a la mañana siguiente, era un joven aprendiz
del carpintero de la ciudad. A Pedro le encantó su nueva vida, pasó todo el día subiéndose al techo y
colocando a martillazos enormes vigas que todavía exhalaban el perfume del bosque.
Sin embargo, decidió darle un pequeño tirón al hilo, para que llegara el viernes y la semana terminara
con dinero en el bolsillo.
Lisa se había mudado a la ciudad y vivía con una tía. Era difícil vivir tan lejos y tan cerca de ella al
mismo tiempo. Pedro se preguntó entonces cómo podrían hacerse para casarse. Cuando le contó sus
deseos a Lisa, ella le respondió:
—El año que viene. Para entonces habré terminado mis
estudios. El año que viene puede ser ya, pensó Pedro.
Aquella noche no consiguió dormir. Pasó toda la noche agitado, dando vueltas de un lado para otro en la
cama. Sacó la bobina mágica que estaba debajo de la almohada. Dudó un instante; y tiró del hilo
dorado.
Por la mañana, descubrió que el año ya había pasado y que Lisa finalmente estaba de acuerdo con la
boda. Pedro se sintió realmente feliz. Pero justo antes del casamiento, recibió una carta con aspecto de
documento oficial. La abrió temeroso y leyó la noticia que debía presentarse la semana siguiente para
servir en el ejérci- to durante los próximos dos años.
—No temas Pedro —dijo le Lisa— Esperaremos juntos. El tiempo pasará rápido y pronto podremos estar
juntos.
Pedro sonrió con gallardía, pero sabía que dos años tardarían una eternidad en pasar.
Cuando ya se acostumbró a la vida del cuartel, se dio cuenta que no era tan mala como él creía. Le
gustaba estar con los otros muchachos, y las tareas, al principio, no le resultaron tan arduas. Se acordó
de la mujer aconsejándole utilizar el hilo mágico con sabiduría y evitó usarlo por algún tiempo. Sin
embargo, pronto se volvió a sentir inquieto. La vida en el ejército le aburría, con tareas de rutina y
rígida disciplina.
Empezó a tirar del hilo para acelerar el paso de la semana a fin de que el domingo llegase pronto, o el
día libre. Y así se pasaron los dos años como si fuera un sueño.
Cuando terminó el ejército Pedro decidió no tirar más del hilo excepto por una necesidad absoluta. Al fin
y al cabo todos decían que esta era la mejor época de su vida. No quería que se acabase tan rápido,
solo dio uno o dos pequeños tirones al hilo para anticipar un poco el día de la boda. Tenía muchas
ganas de contar a Lisa su secreto pero sabía que si se lo contaba moriría.
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El día de la boda, todos estaban felices, incluso Pedro. Casi no podía esperar para enseñarle a Lisa la
casa que le había construido. Durante la fiesta lanzó una rápida mirada hacia su madre. Percibió por
primera vez que su pelo estaba volviéndose gris. Había envejecido rápidamente. Pedro sintió una
punzada de culpa por haber tirado del hilo con tanta frecuencia. De ahora en adelante sería mucho más
cauto con su uso, y solo tiraría si fuese estrictamente necesario.
Unos meses más tarde Lisa anunció que estaba esperando un hijo, Pedro estaba entusiasmadísimo y le
costaba esperar. Cuando nació el bebé, pensó que era todo lo que esperaba de la vida. Pero siempre
que el bebé se ponía enfermo o se pasaba una noche llorando él tiraba del hilo un poquito para que el
bebé se pusiese sano y alegre. Los tiempos eran difíciles. Los negocios iban mal. Llegó al poder un
gobierno que mantenía el pueblo bajo fuerte presión y altos impuestos y que no toleraba oposición.
Quien quiera que fuese un agitador era metido en prisión sin juzgar y un simple rumor bastaba para
condenar a un hombre. Pedro fue siempre conocido por decir lo que pensaba y enseguida fue hecho
preso y metido en la cárcel. Por suerte traía la bobina mágica con él y dio un fuerte tirón al hilo. Las
paredes de la cárcel se disolvieron y los enemigos fueron lanzados a distancia en una enorme
explosión. Era la guerra que comenzaba, pero que pronto acabó como una tempestad de verano,
dejando en su rastro una paz agotadora. Pedro se vio de vuelta al hogar con su familia. Pero ahora era
un hombre de mediana edad.
Durante algún tiempo, la vida corrió sin percances y Pedro se sintió relativamente satisfecho. Un día,
miró el hilo mágico y se sorprendió al ver que su color había pasado del dorado al plateado. Pedro se
miró en el espejo. Su pelo estaba gris y en su rostro había arrugas. Sintió un miedo súbito y decidió
que utilizaría el hilo todavía con más cuidado que antes. Lisa le dio otros hijos y él parecía feliz como
jefe de la familia que crecía. Su manera autoritaria de ser hacía que las personas pensaran sobre él que
era algún tipo de déspota bene- volente. Poseía un aire de autoridad como si tuviese en sus manos el
destino de todos. Mantenía la bobina mágica bien escondida, resguardada de los curiosos ojos de sus
hijos, sabiendo que si alguien lo descubrían, sería fatal.
Cada vez tenía más hijos, de manera que la casa estaba cada vez más llena. Necesitaba ampliarla, pero
no contaba con el dinero necesario para la obra. Tenía otras preocupaciones también. Su madre se hacía
mayor y parecía más cansada con el paso de los días. No adelantaba nada tirando del hilo de la bola
mágica, pues eso solo aceleraría la llegada de su muerte. De repente ella falleció y Pedro, parado
delante de su tumba, pensó como la vida pasaba tan rápido, incluso sin hacer uso del hilo mágico.
Una noche en la que no conseguía dormir, pensando en sus preocupaciones, decidió que la vida sería
mucho mejor si sus hijos ya hubiesen crecido y sus carreras estuviesen finalizadas. Y dio un fuerte tirón
al hilo. Cuando se despertó, al día siguiente, vio que sus hijos ya no estaban en casa, habían
encontrado trabajo en diferentes partes del país y Lisa y él estaban solos. Su pelo era ahora casi blanco
y le dolían la espalda y las piernas cuando subía una escalera, también sus brazos cuando levantaba
una viga más pesada. Lisa también había envejecido y estaba casi siempre enferma. Como no
aguantaba verla sufrir echó mano del hilo mágico
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nuevamente. Una y otra vez, esperando que la salud de Lisa mejorase, pero bastaba que un problema
fuese resuelto para que apareciera otro en su lugar. Pedro pensó que tal vez la vida mejoraría si él se
jubilaba. Así no tendría que continuar subiendo a los edificios en obras, sujeto a ráfagas de viento, y
podría cuidar de Lisa siempre que ella estuviese enferma. El problema era tener el dinero suficiente
para sobrevivir. Entonces agarró la bobina mágica y se la quedó mirando. Para su espanto vio que el hilo
ya no era plateado, sino gris, y que había perdido el brillo. Decidió ir al bosque a pasear para pensar
mejor en todo ello.
Hacía mucho tiempo que no iba a aquella parte del bosque. Los pequeños arbustos habían crecido
transfor- mándose en árboles frondosos, y le fue difícil encontrar el camino que acostumbraba a
recorrer. Acabó llegando a un banco en medio de un claro. Se sentó para descansar y cayó en un sueño
ligero. Lo despertó una voz llamándolo por su nombre: “¡Pedro, Pedro!”
Abrió los ojos y vio a la mujer que se había encontrado hacía tantos años y le había dado la bobina con
el hilo mágico. Aparentaba la misma edad que tenía el día que se le apareció la primera vez,
exactamente igual. Ella le sonrió
—Y dime Pedro, ¿tu vida fue buena? —le preguntó.
—No estoy muy seguro —dijo él—. Tu bobina mágica es maravillosa. Jamás tuve que soportar
sufrimientos ni esperar por nada en mi vida. Pero todo fue tan rápido. Siento como si no hubiese tenido
el tiempo de aprender todo lo que ocurrió conmigo; ni las cosas buenas, ni las malas. ¡Y ahora falta tan
poco tiempo! Ya no me atrevo a tirar más del hilo, pues eso solo anticiparía mi muerte. Creo que tu
regalo no me ha traído suerte.
—¡Pero qué falta de gratitud! —dijo la mujer—. ¿De qué forma te gustaría que fueran las cosas entonces?
—Tal vez si me hubieras dado una bobina que pudiera tirar para fuera y también para dentro, entonces
yo hubiese podido revivir las cosas que no me gustaban.
La mujer se rió.
—No te parece que estás pidiendo mucho. Creo que eres bastante tonto y muuuy exigente, sin embargo
voy a concederte un último deseo. Escoge —dijo ella.
Pedro pensó, pensó y al cabo de un tiempo dijo:
—Me gustaría volver a vivir mi vida, como si fuese la primera vez, pero sin el hilo mágico. Así podría
experi- mentar todas las cosas sin acortar su duración, y por lo menos mi vida no pasaría tan rápido y
no perdería el sentido.
—Que así sea —dijo la mujer— devuélveme la bobina.
Ella estiró la mano y Pedro se la entregó. Luego él se recostó y cerró los ojos sintiéndose exhausto...
Cuando despertó estaba en su antigua cama. Su madre, aún joven, se inclinaba sobre él intentando
despertarlo cariñosamente.
—Despierta Pedro, llegarás tarde a la escuela. ¡Estabas dormido como una piedra! Él la miró
sorprendido y aliviado.
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—Tuve un sueño horrible, madre. Soñé que era viejo y estaba enfermo y que mi vida había pasado
como un guiño, tan rápido que ni siquiera tenía algo que contar, ni tan siquiera algunos recuerdos.
La madre sonrió y dijo que no con la cabeza.
—Eso nunca va a ocurrir, dijo ella. Los recuerdos son algo que todos tenemos cuando llegamos a viejos.
Ahora, levántate rápido y vístete. Lisa te está esperando, no dejes que se retrase por tu causa.
Camino a la escuela en compañía de su amiga, él observó que estaban en pleno verano y que la
mañana era preciosa. En pocos minutos se encontrarían con sus amigos y colegas, incluso la perspectiva
de participar de la clase no le parecía mala idea. Sonrió, no estaba soñando...

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EL ÁGUILA
Érase una vez un águila que fue criada en un gallinero. Creció pensando que era una
gallina. Era una gallina extraña, lo que la hacía sufrir.
¡Qué tristeza sentía cuando se veía reflejada en los espejos de los pozos de agua! ¡Era tan diferente!
El pico demasiado grande, impropio para comer grano como hacían las otras gallinas. Sus ojos tenían un
aire feroz, diferente de la mirada amedrentada de las aves de corral. Era muy grande, era distinta.
A veces pensaba que sufría alguna extraña enfermedad... Ella sólo quería ser una gallina común, como
las otras. Hacía un enorme esfuerzo para eso: intentaba moverse con el bamboleo propio de las
gallinas, andaba a gachas para no destacar... Y lo que más quería: que su cacareo tuviese el mismo
sonido familiar y acogedor de las demás... Pero era imposible, el suyo era diferente. ¡Inconfundible!
Un día, un alpinista que se dirigía a las montañas pasó por allí. Los alpinistas son personas que tienen
algo de águilas... Trepan a las cumbres más altas buscando el cielo donde estas aves viven y vuelan.
El alpinista vio al águila en el gallinero y quedó perplejo.
—¿Qué haces aquí viviendo como una gallina? —le
preguntó. Ella se sintió ofendida.
—Yo... soy una gallina. Aunque no lo parezca -replicó.
—¿Cómo puedes estar tan convencida? —dijo el alpinista— Tú tienes el pico de un águila, la mirada de
un águila, el graznido de un águila... y seguramente, que allí escondido bajo esas plumas plateadas, un
corazón de águila late con fuerza anhelando el momento de volar.
—Dios me libre, tengo vértigo de alturas, lo más alto para mí es el escalón del gallinero —replicó el
águila- gallina, haciendo de cuenta que no le importaba nada de lo que le estaban diciendo.
—Muy bien —dijo el alpinista tomando al águila con sus manos e introduciéndola en un saco—, dicen que
todo será comprobado alguna vez— y continuó su marcha rumbo a las montañas.
Llegando allí, trepó con manos y pies, subiendo cada vez más alto.
Durante algún tiempo escaló una imponente montaña, hasta llegar a las cumbres donde se hallaban los
nidos de las otras águilas. Entonces, se afirmó sobre una roca, abrió el saco y lo sacudió al viento,
dejando al águila en libertad.
Ella se retorció en el aire, no sabía qué hacer. La duda y el temor le obstruían el pecho impidiéndole
mover- se... Estaba cayendo con las alas atascadas... cuando un impulso, venido de lo más íntimo de sí
misma le hizo abrir los ojos...
Entonces vio el horizonte extenderse infinito...
Sintió el viento en las plumas del rostro, entrando por su respiración y colmándole el
pecho... Escuchó, quizás por primera vez, el firme grito de sus compañeras y...
Voló... Voló y voló... Voló aún más alto, surcando la cúpula azul del mundo. Ella sabía hacerlo... Era un águila.

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EL HALCÓN Y LA ANCIANA
Era una vez una señora muy respetable acostumbrada al trato con pájaros. Sólo que los únicos pájaros que
conocía eran las palomas.
Un día, un halcón se posó en su ventana. Ella lo observó y dijo:
—Pero que pájaro desaliñado. ¡Qué desastre, es una vergüenza!…

Tomó al halcón por la fuerza y con sus tijeras de podar le cortó las alas, “excesivamente grandes”,
según ella. Con una tenaza le rebanó el pico, “demasiado torcido”, según le habían enseñado. Y por
último le limó las garras, “amenazadoramente fuertes”, pensó, comparándolas con las de los únicos
pájaros que conocía.
Luego volvió a mirar al halcón mutilado y moviendo la cabeza con una sonrisa dijo:
—¡Ahora sí, pareces un pájaro decente!
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EL CUENTO DE LAS ARENAS
Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de valles, pueblos y
campiñas, al fin alcanzó las arenas del desierto. Del mismo modo como había sorteado todos los otros
obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en
las arenas, apenas se aproximaba.
Estaba convencido, no obstante, de que su destino era cruzar este desierto y sin embargo, no había
manera. Entonces, una recóndita voz que venía desde el desierto mismo, le susurró: —El viento cruza el
desierto, y así puede hacerlo el río.

El río objetó que se estaba estrellando contra la arena y solamente conseguía ser absorbido, que el
viento podía volar y ésa era la razón por la cual podía cruzar el desierto.
—Arrojándote con violencia como lo vienes haciendo, no lograrás cruzarlo. Desaparecerás o te
convertirás en pantano. Debes permitir que el viento te lleve hacia tu destino.
—¿Pero cómo podría esto suceder?
—Consintiendo en ser absorbido por el viento.
Esta idea no era aceptada por el río. Después de todo, él nunca había sido absorbido antes. No quería
perder su individualidad.
—¿Y una vez perdida ésta, cómo puede uno saber si podrá recuperarla alguna vez?
—El viento -dijeron las arenas- cumple esta función. Eleva el agua, la transporta sobre el desierto y
luego la deja caer. Cayendo como lluvia, el agua nuevamente se vuelve río.
—¿Cómo puedo saber que esto es verdad?
—Así es, y si tú no lo crees, no te volverás más que un pantano y aún eso tomaría muchos años; y un
panta- no, ciertamente, no es la misma cosa que un río.
—¿Pero no puedo seguir siendo el mismo río que ahora soy?
—Tú no puedes en ningún caso permanecer así. —continuó la voz—. Tu parte esencial es transportada y
forma un río nuevamente. Eres llamado así, aún hoy, porque no sabes qué parte tuya es la esencial.

Cuando oyó esto, ciertos ecos comenzaron a resonar en los pensamientos del río.
Vagamente, recordó un estado en el cual él, o una parte de él —¿cuál sería?— había sido transportado
en los brazos del viento. También recordó, o le pareció, que eso era lo que realmente debía hacer, aun
cuando no fuera lo más obvio.
Y el río elevó sus vapores en los acogedores brazos del viento, que gentil y fácilmente lo llevó hacia
arriba y a lo lejos, dejándolo caer nuevamente tan pronto hubieron alcanzado la cima de una montaña,
muchas pero muchas millas más lejos. Y porque había tenido sus dudas, el río pudo recordar y registrar
más firmemente en su mente los detalles de la experiencia.

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Reflexionó: —Sí, ahora conozco mi verdadera identidad.

El río estaba aprendiendo, pero las arenas susurraron: —Nosotras conocemos, porque vemos suceder
esto día tras día, y porque nosotras, las arenas, nos extendemos por todo el camino que va desde las
orillas del río hasta la montaña.
Y es por eso que se dice que el camino en el cual el Río de la Vida ha de continuar su travesía, está
escrito en las arenas.

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LA PRINCESA DESCARRIADA
Un cierto rey creía que lo correcto era lo que le habían enseñado y aquello que pensaba. En muchos
aspec- tos era un hombre justo, pero también era una persona de ideas limitadas.
Un día reunió a sus tres hijas y les dijo:
—Todo cuanto poseo es de ustedes, o lo será más adelante. Por mi intermedio vinieron a este mundo. Mi
voluntad es lo que determina el futuro de ustedes tres y por lo tanto sus destinos.
Convencidas de esta afirmación, dos de las hijas asintieron obedientemente. Pero la tercera, no obstante,
replicó:
—A pesar que mi posición me obliga a ser obediente de las leyes, no puedo creer que mi destino deba ser
siempre determinado por sus opiniones.
—¿Ah, no? Eso lo veremos- dijo el rey.
Ordenó que se la encerrara en una pequeña celda, donde la princesa languideció durante algunos años.
Mientras tanto, el rey y sus hijas sumisas dilapidaron rápidamente las riquezas que de otro modo
también hubieran sido gastadas con ella.
El rey dijo para sí mismo:
“Esta joven está en prisión no por su propia voluntad sino por la mía. Esto prueba de manera cabal para
cualquier mente lógica, que es mi voluntad y no la de ella, la que está determinando su destino.”
Los habitantes del reino, enterados de la situación de su princesa, comentaron:
—Ella debe haber hecho o dicho algo realmente grave como para que un monarca, al que encontramos
sin falta, trate así a su propia hija, sangre de su sangre.
Todavía no habían llegado al punto de sentir la necesidad de impugnar la pretensión del rey de ser justo
en todas las cosas.
De tiempo en tiempo, el rey visitaba a la joven. Aunque estaba pálida y debilitada por el largo encierro,
ella se obstinaba en su actitud.
Finalmente la paciencia del rey llegó a su límite.
—Tu persistente desafío —dijo a su hija— sólo logrará enojarme aún más, y aparentemente debilitará
mis derechos si permaneces en mis dominios. Podría matarte, pero soy misericordioso. Por lo tanto, te
destierro al desierto que limita mi territorio. Es un lugar poblado por bestias salvajes y proscritos
excéntricos, incapa- ces de sobrevivir en nuestra sociedad racional. Allí pronto descubrirás si puedes
llevar otra existencia distin- ta a la que viviste con tu familia; y si la encuentras, veremos si la prefieres a
la que tuviste aquí.
Su decreto fue inmediatamente acatado y la princesa conducida a la frontera del reino. La joven se
encontró en un territorio salvaje que guardaba poca semejanza con el ambiente protector en el que
había crecido. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que una cueva podía servir de casa, que nueces y
frutas provenían tanto de árboles como de platos de oro, que el calor provenía del Sol. Aquella región
tenía un clima y una manera de existir propios.
1 Programa de Prevención Temprana
Pasado algún tiempo, ella había conseguido organizar su vida de tal manera, que obtenía agua de los
manantiales, vegetales de la tierra cultivada y fuego de un árbol que ardía sin llamas.
“Aquí ” —se dijo la princesa desterrada— “hay una vida, cuyos elementos se integran formando una
unidad. Mas ni individual ni colectivamente obedecen a las órdenes de mi padre, el rey”.
Cierto día pasó por allí un viajante que se había perdido, casualmente un hombre de gran nobleza. Al
encon- trarse con la princesa exiliada se enamoró de ella. Le ofreció llevarla a su país y una vez allí
decidieron casar- se.
Después de un tiempo, ambos sintieron falta del desierto que los había unido y decidieron volver a él.
Juntos construyeron una enorme y próspera ciudad, donde su sabiduría, sus recursos propios y su fe se
expresaron plenamente. Los excéntricos y proscritos, muchos de ellos considerados locos en otros
lugares, armonizaron completa y provechosamente con aquella existencia de múltiples facetas.
La ciudad y la campiña que la rodeaba se hicieron famosas por todo el mundo. En poco tiempo habían
eclip- sado ampliamente en progreso y belleza al reino del padre de la princesa.
Por decisión unánime de la población, la princesa y su esposo fueron elegidos monarcas de este nuevo e
ideal reino.
Finalmente, el padre de la princesa obstinada resolvió conocer de cerca el extraño y misterioso lugar que
brotaba en medio del desierto y que estaba poblado, al menos en parte, por personas que él y los que
le hacían coro despreciaban.
El rey se acercó a los pies del trono donde la joven pareja estaba sentada, manteniendo baja su cabeza.
Lentamente irguió sus ojos y se encontró con los de aquella soberana cuya fama de justicia, prosperidad
y discernimiento superaba ampliamente su renombre…En ese momento pudo captar las palabras que su
hija le murmuró dulcemente:
“Como puedes ver, padre, cada hombre y cada mujer tienen su propio destino y hacen su propia elec-
ción”.

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UN ELEFANTE EN LA OSCURIDAD
Era una vez un elefante de circo que se exhibía por ciudades y pueblos de distintos países. Un día, el
circo donde se hallaba, llegó hasta una pequeña comunidad donde nunca habían visto un animal
semejante. Así fue, que en tanto anunciaban su presentación en el pueblo, lo alojaron en un establo
cerrado al resguardo de fisgones.

Cuatro curiosos, enterados de la existencia de aquella maravilla, pretendieron verlo con anticipación a
los demás y se metieron en dicho establo. Pero como no había luz, su investigación tuvo que realizarse
a tien- tas.

En medio de la oscuridad, uno de ellos le tocó la trompa, el segundo la oreja, el tercero la pata y el
cuarto la cola. Luego, muy entusiasmados, fueron a contarles a las personas del pueblo lo que habían
averiguado.
El que había tocado la trompa dijo: —Es… una especie de
manguera. El que se detuvo en la oreja afirmó: —Un elefante es
como un abanico.
El que palpó la pata retrucó: —¿Un abanico? Yo lo examiné y es una columna viviente.
Por último, el que se había aferrado a la cola concluyó: —Ustedes están equivocados, un elefante es
como una cuerda.

Ninguno pudo tener idea de lo que era un elefante. Por otra parte, sólo podían hablar de la parte que
habían tocado, haciendo referencia a objetos que conocían.

El resultado fue una confusión total. Cada cual quería tener la razón y al final nadie pudo saber lo que
era un elefante.
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EL BANQUETE DEL MAGO
Había una vez un mago que construyó una casa cerca de una aldea grande y
próspera. Un día invitó a toda la gente de la aldea a un banquete.
—Antes de que comamos —dijo— tenemos algunas diversiones.
Todo el mundo se alegró, y el mago les proporcionó un espectáculo de magia de primera clase, con
conejos saliendo de sombreros, banderas apareciendo de la nada y cosas que se convertían en otras. La
gente estaba encantada.
Entonces el mago preguntó:
—¿Quieren comer ahora, o desean más entretenimiento?
Todo el mundo pidió entretenimiento, porque nunca habían visto nada igual: en casa podía haber comida
pero nunca tanta emoción.
De modo que el mago se transformó en paloma, luego en halcón, y finalmente en dragón. La gente se
volvió salvaje de excitación.
El mago les preguntó de nuevo, ellos querían más… Y lo tuvieron.
Entonces les preguntó si querían comer, y le dijeron que sí.
De modo que el mago hizo que se sintieran como si estuviesen comiendo, dirigiendo su atención por
medio de ciertos trucos, mediante sus poderes mágicos.
La comida imaginaria y el entretenimiento duraron toda la noche. Cuando llegó el amanecer, algunas de las
personas dijeron:
—Debemos ir a trabajar.
De modo que el mago hizo que imaginaran que iban a casa, que se preparaban para el trabajo, y que
trabaja- ban todo el día.
Cuando alguien decía que debía hacer algo, el mago le hacía pensar primero que iba a hacerlo, luego que
lo había hecho y, por último, que había regresado a la casa del mago.

Finalmente, el mago había tejido tales hechizos con la gente de la aldea que sólo trabajaban para él,
mien- tras pensaban que continuaban con sus vidas ordinarias. Si alguna vez se sentían intranquilos, les
hacía pensar que estaban de regreso al banquete en su casa, y eso les daba placer y les hacía olvidar.
Y.. ¿Qué ocurrió entonces con toda esa gente?
Bueno, depende, porque el mago aún se ocupa de sus hechizos e ilusiones, y muchas de aquellas personas
continúan bajo su poder.

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9. BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía de referencia:
Piaget, Jean. Seis estudios de psicología. Barral editores, 1964.
Winnicott, Donald W. El proceso de maduración en el niño. Laia, 1975.
Winnicott, Donald W. Realidad y juego. Granica, 1972.
PinkolaEstees, Clarissa. Cuentos de los hermanos Grimm. Ediciones B,
2001. Read, Herbert. Educación por el arte. Paidós, 1973
Lowenfeld/ Brittain. Desarrollo de la capacidad creadora. Kapeluz, 1961
Lowenfeld, Viktor. El niño y su arte. Kapeluz, 1958.
Sefcovich, Galia. Hacia una pedagogía de la creatividad. Trillas,
1987 Sefcovich, Galia. Expresión corporal y creatividad. Trillas, 1987
Freire, Paulo. Cartas a quien pretende enseñar, 1992
Freire, Paulo. Pedagogía de la autonomía. Siglo XXI, 1997.
L.S. Vigotsky. Imaginación y creación en la edad infantil. Pueblo y Educación,
1999. Programa del seminario de capacitación en educación por el arte. IMEPA,
Instituto Municipal de Educación por el Arte de Avellaneda, www.imepa.edu.ar,
2013
Duschatzky, Silvia. Maestros errantes: Experiencias sociales a la intemperie. Paidós, 2007
Nachmanovich, Stephen. Free Play, La improvisación en la vida y en el arte. Paidós, 2006.
Shah, Idries. Un escorpión perfumado. Kairós, 2007.
Shedlock, Marie. El arte de contar cuentos. Sirio, 2001.
Ducrot/Todorov. Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Siglo XXI,
2003. Gardner, Howard. La teoría de las inteligencias múltiples. Fondo de cultura,
1987.
Rodari, Gianni. Gramática de la fantasía. Colihue, 2007.
Campbell, Joseph. El héroe de las mil caras. Fondo de Cultura Económica, 2001.
Montes, Graciela. La frontera indómita. Fondo de Cultura económica, 1999.
Montes, Graciela. El corral de la infancia. Fondo de Cultura económica, 1999.
El espejo mágico, Prevención de las adicciones en el ámbito escolar. SEDRONAR, 2014.
Lineamientos Hemisféricos, Prevención Escolar. CICAD, 2005.
Intervención Psicosocial. CONACE, 2005.
1 Programa de Prevención Temprana
Bibliografía de cuentos para niños:
Cuentos de los hermanos Grimm. Ediciones B, Grupo Z, 2001.
Cuentos de Oriente para niños de Occidente. Ediciones de la Tradición,
1999. Cuentos del mundo para niños de Occidente. Ediciones de la
Tradición, 1999. Cuentos que cuentan los indios, Gustavo Roldán.
Alfaguara Juvenil, 2008.
Cuentos del zorro, Gustavo Roldán. Editorial Sudamericana, 1999.
Cuentos de Pedro Urdemales, Gustavo Roldán. Editorial Sudamericana.
Cuentos para jugar, Gianni Rodari. Alfaguara, 2002.
Cuentos de los Derviches, Idries Shah. Paidós Orientalia, 2003.
La sirenita y otros cuentos, Hans Christian Andersen. Anaya, 2004.
El león que se vio en el agua, Idries Shah. Bilingual editions, Hoopoe Books,
2003. Leyendas de la Patagonia. Planeta, 1997.
El gato con botas y otros cuentos de hadas, Charles Perrault. José Olañeta Editor,
1986. 33 Cuentos Sufis. Ed. de la Tradición, 2008.
El libro de oro de las fábulas. Ediciones Ekaré, 2009.
Mini-Antología de cuentos tradicionales, Elsa Bornemann. Santillana,
2001. Un elefante ocupa mucho espacio, Elsa Bornemann. Fausto, 1988.
Los sueños del sapo, Javier Villafañe, Editorial Colihue,
2004. Nadie te creería, Luis María Pescetti. Alfaguara
Infantil, 2010. El Grúfalo, Julia Donaldson. Macmillian,
1999.
Monigote en la arena, Laura Devetach. Alfaguara Infantil, 2011.
Cuentos de Gulubú, Maria Elena Walsh. Alfaguara infantil, 2011.
Barbanegra y los buñuelos, Ema Wolf. Colihue, 1995.
El príncipe feliz y otros cuentos, Oscar Wilde. Alfaguara, 2009.
Niña bonita, Ana María Machado. Ediciones Ekaré, 2009.
El círculo de los mentirosos, Jean Claude Carriere. Lumen, 2001.
Cuentos en Blanco, Mariana Fernández/Irene Singer. Fundación Girasol, 2012.
El traje nuevo del emperador, Irene Singer/Mariana Fernández. Calibroscopio,
2013. Abre Mundos, Mariana Fernández/Irene Singer. Fundación Williams, 2015.

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Notas bibliográficas:
1. 4. Piaget, J. (1964). La primera infancia de los dos a los siete años. Seis estudios de psicología.
Barcelona: Barral Editores.
5. Piaget, J. (1964). El lenguaje y el pensamiento desde el punto de vista genético. Seis estudios de
psicolo- gía. Barcelona: Barral Editores.
6. Piaget, J. (1964). La infancia de los siete a los doce años. Seis estudios de psicología. Barcelona:
Barral Editores.
7.Winnicott, D. W.(1975). El análisis del niño en el período de latencia. El proceso de maduración en el
niño. Barcelona: Laia.
2.3.8. Winnicott, D. W. (1972). El juego. Actividad creadora y búsqueda de la persona. Realidad y juego.
Buenos Aires: Granica.
9.10.11. Estés, C. P. (2001). La medicina de los cuentos. Cuentos de los hermanos Grimm. Barcelona:
Ediciones B.
12.13. Winnicott, D. W. (1975). De la dependencia a la independencia en el desarrollo del individuo. El
proceso de maduración en el niño.Barcelona: Laia.
14.16. Read, H. (1973). La finalidad de la educación. Educación por el arte. Buenos Aires: Paidós.
15. Lowenfeld,V. (1961). El arte en la educación. Desarrollo de la capacidad creadora. Buenos Aires: Kapeluz.
17.21. Sefcovich, G. (1987). La creatividad como forma de vida. Hacia una pedagogía de la creatividad.
México: Trillas.
18. IMEPA (2013). Material de apoyo y reflexión para la conceptualización. Seminario de capacitación
docen- te en educación por el arte. Avellaneda: Instituto Municipal de Educación por el Arte.
19. Freire, P. (2004). Cuarta Carta. Cartas a quien pretende enseñar. Buenos Aires: Siglo XXI
20. Fernández, M. (2014) La narración. El puente invisible. En preparación.

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