Está en la página 1de 26

Informe de levantamiento de información con enfoque social

de agrupaciones de Recolectores de la provincia de Arauco.

Cesar Ancalaf Tragolaf

Consultor

San Pedro de la Paz, junio 2016.


INDICE DE CONTENIDOS

1.- Presentació n

2.- Antecedentes Socio – histó ricos del uso de PFNM en la alimentació n del pueblo
Mapuche.

4.- Metodología

5.- Resultados

5.1 Antecedentes Generales de los Recolectores

5.2 Composició n por rango etario

5.3 Nivel de escolaridad de los entrevistados

5.4 Pertenencia a pueblos originarios

5.5 Principales Brechas

6.- Recomendaciones y propuestas

7.- Conclusiones
1.- Presentación

La producció n de alimentos a través de los añ os, ha tenido naturalmente cambios,


de acuerdo a la evolució n de los diversos grupos humanos, hoy, a través de
investigaciones científicas podemos saber que en el primer período de la existencia
humana, la alimentació n de éstas se basaba principalmente en la recolecció n de
frutos silvestres, hierbas, hongos, algas, ademá s de otros productos que la propia
naturaleza les proveyó , junto a ello, también, los diversos grupos humanos fueron
aprendiendo respecto del uso de las yerbas para tratar diversas dolencias i
enfermedades. Sin duda, existe en las culturas ancestrales un amplio conocimiento
de los diversos productos, conocimiento que es producto del uso de los mismos,
conocimiento que se fue transmitiendo de generació n a generació n.

El uso de las plantas y otros productos del bosque tienen una larga data, existe
informació n que hace alusió n a má s de 5.000 añ os, donde la cultura China ordenó y
clasificó las diversas yerbas medicinales existentes en sus bosques y llanuras.
Posteriormente Hipó crates, padre de la medicina Moderna, realizó má s de 400
recetas a partir de yerbas y flores silvestres.

Por su parte, el uso de los hongos, también se remonta a la antigü edad, existe
informació n de su uso como alimento, remedios e incluso como elementos
alucinó genos para usos ceremoniales, se dice que hace 3.500 añ os
aproximadamente, la civilizació n Micénica, recibe su nombre debido al uso de una
seta, Perseo, el héroe griego dice que su reino recibe el nombre de Micenas como
consecuencia de utilizar una seta como vaso improvisado para saciar su sed; por su
parte los Egipcios tenían incorporado el uso de los hongos ya sea para
alimentació n, ceremonias, curativas, de hecho, existe evidencia de uso de hongos
microscó picos para la elaboració n de pan y cervezas.

En las culturas americanas, los diversos pueblos indígenas, se relacionan con los
productos silvestres, sean frutos, yerbas, hongos y otros, tanto en usos similares a
los ya mencionados, basando su sobrevivencia en conocer e incorporar a su dieta
los diversos productos de recolecció n, de igual forma, existe un amplio
conocimiento de los mismos, para fines curativos, alimenticios y ceremoniales, de
acuerdo a los antecedentes antropoló gicos, hablan de estos usos en los pueblos
indígenas de todo américa, Los Aztecas por ejemplo, llamaban a los diversos
Hongos “teonaná catli” que en lengua Nahuatl significa carne de Dios.

El pueblo mapuche, también se aprecia un amplio conocimiento sobre los diversos


productos de recolecció n, en el Libro Pascual Coñ a, Memorias de un Lonco
Mapuche, se puede leer sobre el uso ceremonial, gastronó mico y la importancia de
las prá cticas de recolecció n como forma de vida y como estrategia de trasmisió n
del conocimiento antiguo a las nuevas generaciones. Se debe considerar que la
alimentació n mapuche es territorial y estacional, y má s profundo aú n, el
considerar la importancia de las yerbas medicinales en la vida mapuche, en la cual
recobra trascendental relevancia el contexto natural donde éstas se producen, en
palabras de la Machi Juanita Trango quien vive en el sector de Huallaco, territorio
de Huentelolen, Comuna de Cañ ete, quien en conversació n con el investigador,
menciona que las propiedades curativas de una planta, no se encuentra en la
planta en sí, sino má s bien en su entorno; por ello, es que recobra vital importancia
que a la hora de hablar de PFNM, necesariamente se debe pensar en la
conservació n natural de los espacios donde éstos se producen, dicho de otra
manera, las propiedades medicinales del maqui, la menta, Zarza Parrilla, Guayo,
entre otros productos obtenidos en su há bitat natural, será distinto a aquel
producido en huertos.

Ahora bien, esta actividad desarrollada por todas las culturas ancestrales, en la
medida que crece la població n, y se requiere una mayor disponibilidad de
alimentos, éstas especies comienzan a ser domesticadas y posteriormente, con el
comercio, llevada desde un lugar a otro. Así por ejemplo, en la cultura mapuche y
los pueblos en torno a la cordillera de los andes comienzan a domesticar la papa,
yuca, maíz y posteriormente la quinua, productos que se daban de manera
silvestres trayéndolas a zonas cercanas a sus vivienda bajo el concepto de tukü kan,
que consiste en imitar los procesos de la naturaleza, o colaborar con la naturaleza
poniendo en tierra, realizando cultivos de estos nuevos productos a través de
casillas. No obstante a las técnicas de cultivos, muchos productos silvestres,
principalmente yerbas, frutos y hongos siguen siendo parte de los bosques,
humedales, vertientes, quebradas, etc.
La cultura campesina Chilena en sus orígenes, adquiere muchos elementos del
saber del pueblo mapuche, en cuanto al uso de las yerbas, plantas, frutos, hongos
con fines alimenticios, medicinales y ceremoniales; dichos conocimientos y
costumbres se mantienen hasta hoy, no obstante, con la industrializació n, y el
consiguiente crecimiento de las ciudades, la actividad del mundo campesino, fue
tomando un rumbo ligado a la producció n industrial, por tanto monocultivos de
granos con la finalidad de producir alimentos, fue así como la actividad de
recolecció n fue perdiendo protagonismo y quedó relegada a una actividad sin
importancia, de bajo valor comercial, ademá s de un baja valoració n cultural y
social; golpeando muy fuerte en la autoestima de quienes realizan ésta actividad.
De hecho, en conversaciones con la Señ ora Fresia Antileo, Recolectora mapuche,
menciona que cuando, junto a sus vecinas, comenzaron a realizar la actividad de
recolecció n, las mismas personas de su comunidad la miraban despectivamente.
Sin embargo durante los ú ltimos 20 añ os, nuevamente a nivel internacional y
nacional, la recolecció n ha vuelto a tomar relevancia, má s aun, hoy la FAO la
considera esencial, a la hora erradicar el hambre del mundo, por ello, los diversos
gobiernos, se han dispuesto a generar investigació n al respecto y plantear políticas
y programas de apoyos a en la materia.

En Chile, tanto el INFOR como el TAC (taller de acció n Cultural) han sido
fundamentales a la hora de abordar los trabajos hacia y con los PFNM, Mientras
que INFOR desde el estado, realiza investigaciones sobre los productos y la forma
de industrializarlos, el TAC realiza su trabajo rescatando la esencia econó mica
bá sica de la recolecció n que es la subsistencia de las familias. No obstante, quienes
han trabajado la temá tica, lo han hecho desde la dimensió n econó mica,
ocupá ndose del producto de recolecció n y desde él los recolectores; a través de
éste trabajo en tanto, queremos cambiar la mirada y hacer el levantamiento de
informació n desde el o la recolectora, para ello se debió tomar contacto con
diversas agrupaciones de recolectores, queremos ahondar en los temas ligados a
su propia cultura, la cultura de la recolecció n y de qué manera ésta actividad
impacta en su vida má s allá de la sobrevivencia. Queremos adentrarnos a conocer
las percepciones sociales y emocionales de las personas ligadas a ésta actividad,
conocer sus desafíos, sueñ os y proyecciones futuras, conocerlas má s allá de la
economía, má s allá de los productos de recolecció n y su uso en la alimentació n. Es
necesario dar una mirada desde lo emocional, desde el o la recolectora como sujeto
individual y su vinculació n con otros iguales, en el medio natural, geográ fico, social
y cultural.

2.- Antecedentes Socio - históricos del uso de PFNM en la alimentación del


pueblo Mapuche.

En Chile, de acuerdo a Maria Isabel Manzur, existen má s de 30.000 especies de


plantas y animales, de ellos un 55% son reconocidas como endémicos o silvestres.
Este porcentaje de especies silvestres es el nivel má s alto en Sudamérica. Por otra
parte, los climas templados lluviosos, del Sur, son reconocidos como uno de los
ecosistemas má s escasos del mundo, al estar aislados del resto del continente por
el desierto, la cordillera y el océano. Tal característica los transforma en un
extraordinario recipiente de especies endémicas y rica biodiversidad.

La mayoría de los autores que abordan la época prehispana, coinciden en afirmar,


que el escenario ecoló gico estaba densamente poblado de flora y fauna, lo cual, les
ha hecho suponer que los habitantes de este territorio gozaban de abundante
provisió n de recursos naturales para la alimentació n. Pero, los autores no expresan
acuerdo, respecto del modo có mo los mapuches obtenían su alimento y,
específicamente si fueron o no agricultores antes de la llegada de los
conquistadores. Actualmente esta controversia lleva a dudar que si el pueblo
mapuche posee o no-tradició n agrícola.

En los ú ltimos añ os, Aldunate ha expresado que los mapuches subsistían


mayormente de la recolecció n de frutos silvestres, de la caza y de la pesca; agrega
que solo el mapuche asentado en el valle, habría empezado a practicar actividades
agrícolas coincidiendo con el arqueó logo norteamearicano Dillehay, en que tales
prá cticas eran estació nales.

Por su parte, Latcham señ ala que junto al maíz, quínoa, papa, melosa, teca, frijoles,
ají y zapallos; se utilizaban frutos silvestres, plantas, raíces, tubérculos y plantas
con hojas comestibles, lo cual permitía a estos habitantes del territorio, hoy La
Araucanía, una alimentació n y modo de vivir muy superior a la de muchas partes
de nuestro continente. También, Tomas Guevara, en sus investigaciones da cuanta
que junto a todos los recursos cultivados, un importante componente en la
alimentació n lo proporcionan especies muy variadas de plantas silvestres, como
yuyo, romazas, berros, renuevos de quila, Bulbos, hongos, tubérculos.

Pero, a partir del añ o 1881 los mapuches, que habían sido un pueblo
independiente, tuvieron significativos cambios en su sistema econó mico y
alimentario, pues, a través de 3 siglos, detuvieron la conquista españ ola y fijaron
fronteras- mutuamente reconocidas en el río Bio- Bio. En este período de guerra y
paz, y sobre todo una larga vida fronteriza, permitió que los mapuches se
apropiaran de diversos elementos culturales del “españ ol” y los integraran a su
propia cultura.

Así, el caballo, el ganado (Ovino y Bovino), el trigo, entre otros cultivos


transformaron la sociedad cazadora – recolectora original en una ganadera y
comercial, a tal punto que a fines del siglo pasado e incluso hoy, no se puede
comprender la cultura mapuche sin la utilizació n de esos elementos, que en un
comienzo fueron ajenos. Aun así, los usos propios que ellos le dieron han permitido
una integració n armó nica y de respeto a la vida y la tierra.

El Pueblo Mapuche vivió siempre en un entorno ecoló gico que estaba densamente
poblado de flora y fauna, lo cual, ha hecho suponer, que los habitantes de este
territorio gozaban de abundante provisió n de recursos naturales para la
alimentació n. Así, Aldunate ha expresado, que los mapuches subsistían
mayormente de la recolecció n de frutos silvestres, de la caza y de la pesca; agrega
que solo el mapuche asentado en el valle habría empezado a practicar actividades
agrícolas en periodos estació nales.

También, debido al intercambio y la movilidad entre los distintos pisos ecoló gicos
que existen entre el Océano Pacífico y la Cordillera de los Andes (Costa lafken
mapu, valle Lelfun mapu y cordillera Inapü rel mapu) les permitía acceder a una
variada gama de productos de recolecció n. Esta variada gama de recursos para uso
alimentario proveniente de la recolecció n en el bosque se explica, porque ellos
desarrollaron ciclos de recolecció n de acuerdo con los ciclos bioló gicos de la flora
silvestre del bosque nativo.

La transculturació n y la destrucció n del bosque nativo para fines agrícolas,


ganaderas o plantaciones, han generado una fuerte pérdida de conocimiento
tradicional, especialmente en nuevas generaciones. Esta erosió n cultural se ha
expresado, también, en una menor valoració n del bosque nativo, generá ndose un
peligroso circulo vicioso entre pérdida de tradiciones y deforestació n, lo cual
indudablemente, influye en los sistemas alimentarios actuales poniendo en riesgo
la conexió n de sistemas alimentarios cultivados y silvestres.

Por tanto, la comprensió n de la actual situació n de deterioro y pobreza de las


familias mapuches, que indudablemente tienen causas sociales y políticas de
Estado. Pero, es fundamentalmente la ruptura o desequilibrio lo que ha separado a
la familia mapuche del bosque, como una relació n bá sica para que continú e
existiendo la vida, es la causa fundamental y profunda que está provocando la
actual erosió n cultural, cuya consecuencia se observa en el deterioro y destrucció n
de sus estrategias alimentarias.

El pueblo mapuche, como la gran mayoría de los pueblos indígenas de este


continente, desarrolló conocimientos en relació n a la ciencia, la astrología
astronomía y teología, es decir, nuestros antepasados lograron concebir e
interpretar el movimiento del sol, la luna y las estrellas, como así, también, los
cambios y alteraciones que se producen en la naturaleza y en las personas que son
parte de ella.

Uno de los aspectos relevantes en este contexto, es la comprensió n y


decodificació n entre el idioma de la tierra y naturaleza, es decir, el conocimiento y
comprensió n del sistema de comunicació n de todos los elementos que conforman
la naturaleza. Naturalmente lo anterior, permitió descodificar y comprender los
movimientos y alteraciones de la naturaleza, los cuales determinan los cambios
climá ticos y las etapas del añ o. Es decir, definir con exactitud el inicio de cada
etapa, la finalizació n y el comienzo de este, que se inicia con el wiñ ol xipantü . Por
lo tanto, nuestros antepasados llegaron a determinar y explicarse la
estructuració n de su propio mundo, lograron comprender y articular e
interrelacionar todos y cada uno de los elementos existentes que conforman el
mundo Mapuche, es decir, lograron comprender como se vincula el mapuche con la
tierra y el medio que les rodea, de donde emana la fuerza que les da existencia a
todos los seres vivientes, en qué contexto se ubica el sol, la luna, el día, la noche, la
muerte, el bien, el mal (A. Marileo).
En este contexto, la alimentació n en el pueblo mapuche tiene referencia respecto a
las distintas etapas del añ o, que corresponden a un ciclo de vida de la naturaleza:
que se renuevan en el Pukem, periodo en que se inicia en el wiñ ol xipantü en que
se realizan ceremonias con el objeto de renovar fortalecer y adquirir compromisos
de parientes amistades y principalmente con su Ngü nechen. Así, entonces los
períodos del ciclo natural que se constituyó en el Calendario mapuche, identifican
las siguientes etapas;

PUKEM corresponde al tiempo de lluvia, tiempos de germinació n.

PEWN, corresponde al tiempo de brotes.

WALVG es el tiempo de abundancia.

RIMVGEN, que corresponde al tiempo de descanso.

En cada uno de los ciclos se expresa una alimentació n característica que combina
productos cultivados y silvestres.

Pukem, es el tiempo de lluvias, durante este periodo la alimentació n consiste en


Sopaipillas, Mü ltrü n, purés de legumbres, millokin, chancho ahumado, cazuela de
gallina, pisku y korri dependiendo de cuan abundante hayan resultado las cosechas
el añ o. (A.Marileo)

Pewü , que corresponde al tiempo de brotes, tiene directa relació n con el


Nguillatü n, ceremonia que se realiza para pedir y para agradecer. Esta es la
ceremonia religiosa colectiva má s grande e importante que realiza el pueblo
mapuche, es el encuentro y contacto con las fuerzas y el espíritu del bien y de los
antepasados; es el reforzamiento del concepto del hombre con su propio mundo.
En esta estació n se comen habas, arvejas en vaina, digü eñ e (hongo), nalca (tallo
silvestre), hierbas del campo (yuyos, cuye, vinagrillo, romaza, cardo), hortalizas
verdes y primores de papas y legumbres. (C.Ancalaf)

Walü ng, tiempo de cosecha o de abundancia. Es tiempo de cordero asado o en


guiso, porotos verdes, variedades de porotos granados y secos, chícharos,
garbanzos, lentejas, recolecció n de frutos silvestres como los chupones del bosque,
zarzaparrilla, michay, boldo, maqui y avellanas también se hace la harina nueva de
trigo, chuchoca de maíz se cosechan choclos tomates, ajíes, deliciosas arvejas
sinhila, chicha de manzana dulce, de arvejas, muday de trigo, de kinwa y mote.

Rimü , tiempo de rastrojo o también de descanso corresponde al otoñ o, periodo en


que se realiza el Kamarikun ceremonia religiosa colectiva de gratitud y de
petició n. Durante este periodo abundan las papas en diversas preparaciones,
porotos, arvejas, chícharos, panes dulces, brotes de kila del monte, changles,
gargales, murta y membrillos.

En síntesis, en la cosmovisió n mapuche existe un sistema de conocimiento que


dialoga de una manera armó nica y equilibrada con la naturaleza, y que hoy desde
sus principios y estrategias siguen vigente para avanzar a un control y gestió n
territorial desde la recuperació n y manejo de la biodiversidad. En nuestra
cosmovisió n mapuche existe una estrecha interdependencia entre naturaleza y
familia mapuche, producto de esta relació n surge la vida la cual permite la
recreació n y construcció n de la diversidad de valores culturales, espiritualidad y su
relació n con el espacio territorial, es decir, las relaciones políticas y sociales que se
dan dentro de un Lof.

Los productos del Bosque en la alimentació n Mapuche: La ocupació n humana de


los bosques del Sur de Chile data de hace má s de 13.000 añ os, de acuerdo a los
vestigios arqueoló gicos en Monteverde, en las cercanías de Puerto Montt. Las
primeras descripciones del paisaje corresponden a los cronistas españ oles que los
recorrieron en los siglos XVI y XVII. Estos expedicionarios describen la zona como
una espesa e impenetrable selva fría y lluviosa, apenas interrumpida por pequeñ os
y esporá dicos claros abiertos por los mapuches, preferentemente cerca de los ríos.
Hasta esa época, los mapuches practicaban una economía basada en la recolecció n,
la caza y una insipiente agricultura itinerante de tala y roza. (Dillehay y Aldunate).

La alimentació n era eminentemente vegetal aunque la caza de animales y aves y el


manejo de los carneros de la tierra se describen en la mayoría de las reseñ as
histó ricas de la época prehispá nica. Los recursos alimentarios vegetales estaban
constituidos por especies cultivadas como el mango, papa, maíz, zapallos y quínoa
y los recursos provenientes del bosque que incluían tubérculos comestibles, donde
se destaca el Lahui, Nao; raíces carnosas como el Ligtú ; hongos como los Loyos,
changles, dihueñ es, plantas como el yuyo, berros, frutillas y frutos de á rboles como
el maqui, el boldo, piñ ó n entre otros. Se comprende de este modo, que esta
alimentació n era completa y en buena cantidad formada por elementos capaces de
proporcionar la cantidad de glú cidos, grasas y proteínas necesarias para un
correcto desarrollo, ayudada por las sales y condimentos y vitaminas que un
nutricionista habría formulado, pero, fue la naturaleza la cual la hizo conocer al
sagaz observador mapuche, proporcionando la alimentació n adecuada de acuerdo
a las necesidades nutricionales de cada estació n.

Ricardo Latcham, hace una lista detallada de las especies silvestres para usos
alimentarios señ alando, la existencia de 14 á rboles que aportan frutos, 15 arbustos
y plantas de frutos comestibles, siete plantas que se consumían raíces y sus bulbos
de los cuales se destaca el Gnao o Nao, que es un bulbo utilizado antes de la papa
con el cual se preparaba una especie de pan, ensaladas y sopas.

Ademá s de los productos ya señ alados, el mismo autor (Latcham) también


identifica hongos comestibles a lo menos de 3 grupos: Himenomicetes, Agaricus
campestri y Pholiota edulis, un total de 15 tipos de hongos, pará sitos comestibles
entre los que se destacan el coihue, changle, pinatra, dihueñ es entre otros. Esto
coincide con el trabajo de Wilheim quien hace una descripció n botá nica detallada
de todas las especies utilizadas por los mapuches en su libro “Botá nica Indígena de
Chile” (1955).

3.- Metodología

El siguiente trabajo, se realiza utilizando el método descriptivo con enfoque


cualitativo, ésta metodología busca comprender e interpretar la realidad, tal y cual
es vista y sentida por los sujetos participantes en el contexto investigado, ésta
comprensió n es de principal interés de la empresa forestal Arauco y de los grupos
de recolectores. En nuestro caso, la descripció n que utilizaremos será de tipo
nomotético, por cuanto se requiere conseguir una descripció n general de la
situació n del y la recolectora, en su realidad cotidiana, má s allá de la actividad
econó mica que lleva adelante.

Para llevar adelante esta investigació n, como primer paso metodoló gico se realizó
la fase exploratoria, que consistió en la revisió n de informació n existente respecto
a las agrupaciones de recolectores; y estudios realizados por especialista en
PFNM; en un segundo momento se llevó adelante un proceso de acercamiento a los
diversos grupos a través de sus representantes, e identificando a posibles
informantes claves, a quienes se les comentó el trabajo y posteriormente se realiza
planificació n de visitas; para finalmente concretar las entrevistas; para ello, se
utilizó la técnica de entrevistas abiertas, en las cuales el investigador busca
profundizar en temas objetos de su investigació n.

4.- Descripció n de Organizaciones

a) Agrupació n de recolectoras Cullimpalihue, durante el añ o 2007, la agrupaió n


inicia sus actividades de manera formal, iniciando iniciació n de actividades, está
compuesta por 6 mujeres mapuche, pertenecientes a la Comunidad Francisco
Antileo Cau Cau, de Cullimpalihue, comuna de Cañ ete. No obstante a ésta
informació n, la historia de la agrupació n de recolectores se remonta a muchos
añ os antes, ya en la década del 70, la señ ora Fresia Antileo ya desarrollaba
actividades de recolecció n de hierbas medicinales y deshidratados de hongos, a
través de los añ os, realizó ésta labor junto a vecinas de la comunidad, recolectando
para entregar sus productos a intermediarios de las ciudades de Chillan y Los
Angeles en la regió n del Bio bío. Esta experiencia fue transmitida a sus hijos,
siendo Sonia Carrasco Antileo, quien asume el desafío de organizar a mujeres de la
comunidad y liderar dicho proceso. Fue así como a fines de la década del 90, se
forma la primera agrupació n de recolectoras de Cullimpalihue, organizació n que
cuenta con 15 mujeres, las que con el correr del tiempo fueron renunciando hasta
llegar finalmente a contar con 6 socias, las que permanecen hasta hoy. Durante su
existencia, la agrupació n reconoce los aportes en capacitació n y financiamiento de
instituciones pú blicas como INDAP, FOSIS, PRODEMU, SERCOTEC, CONADI,
Municipio de Cañ ete y a la presencia de empresas privadas, entre ellas Forestal
Arauco S.A.

Hoy los productos de la agrupació n de recolectoras de Cullimpalihue, se


comercializan en diversos locales comerciales, destacando, supermercado el Vergel
de Cañ ete, Vega Monumental de Concepció n, Hotel Sonesta, entre otros, ademá s de
la participació n en diversas ferias locales, regionales y nacionales.
b) La Araucana, la agrupació n de recolectores no se encuentra formalizada, es una
agrupació n de hecho que pretende formalizarse como agrupació n de recolectores
bajo la ley de organizaciones sociales. Los recolectores que pertenecen a ésta
agrupació n, se dedican principalmente a la recolecció n de hierbas y a hongos, las
que son vendidas en fresco a compradores de la ciudad de Concepció n. Una de las
principales brechas que tiene éste grupo dice relació n con la falta de
infraestructura para procesar sus productos y agregar valor. Actualmente, han
realizado pruebas para deshidratar hierbas medicinales de manera artesanal, las
que posteriormente son envasadas en bolsas de Nylon de 100 g y vendidas en las
ferias de Curanilahue y Lebu por una de las integrantes de la agrupació n.

La formalizació n, y contar con infraestructura que les permita procesar sus


productos, son hoy sus principales desafíos. La organizació n cuenta con liderazgos
muy marcados.

Durante su existencia, reconocen el aporte realizado por la red regional de


recolectores del BioBio y la Municipalidad de Los Alamos; por su parte, empresas
Arauco S.A, ha autorizado a sus socios recolectores el libre ingreso a predios de su
propiedad, situació n altamente valorada por sus miembros.

c) Las Hormiguitas, la agrupació n la Hormiguitas de Cerro Alto, representa, de


acuerdo a la directiva a má s de 40 recolectoras y recolectores de la comuna de los
Á lamos, quienes realizan actividades de recolecció n de manera complementaria a
otras actividades econó micas, ya sea comerciantes, agricultores, ganaderos,
artesanos, entre otros. La agrupació n de recolectores no cuenta con formalizació n,
los productos que recolectan, principalmente son destinados al consumo familiar y
la venta en fresco de excedentes a través de mercados informales, ferias libres e
intermediarios.

La principal preocupació n de la agrupació n de recolectores tiene que ver con la


protecció n de sitios de recolecció n y la protecció n de las cuencas hidrográ ficas de
Caramavida, transformá ndose en su principal demanda.

Las brechas de la organizació n dicen relació n con la falta de infraestructura para


otorgar valor agregado a sus productos y contar con canales de comercializació n
formal. Otro tema de relevancia dice relació n con las necesidades de trabajar los
elementos ligados a las confianzas entre los integrantes de la agrupació n, el nivel
de desconfianza y la ausencia de liderazgos con objetivos claros atentan contra la
unidad del grupo.

d) Los Alamos, agrupació n de hecho, actualmente cuenta con un total de 7


integrantes activos, con liderazgos definidos y claridad en sus objetivos, la
agrupació n, tiene como su principal preocupació n la implementació n con
equipamientos e infraestructura para poder procesar los productos recolectados.
Actualmente y al no contar con infraestructura adecuada, sus productos son
utilizados principalmente para el consumo familiar y la venta en fresco de
excedentes a vecinos y a intermediarios.

Los principales desafíos expresados por las socias de la agrupació n, es contar con
aportes econó micos que les permita construir una sala de secado de yerbas y
hongos y en segunda instancia, la formalizació n de la agrupació n.

Las socias de la organizació n mantienen un amplio conocimiento de lugares y


técnicas de recolecció n, las que se complementan con el uso medicinal y las
preparaciones en distintas recetas gastronó micas.

e) Agrupació n Renacer de San Jose de Colico. Ubicado a 20 km. de Curanilahue, está


formado por 5 personas, principalmente mujeres, no obstante, en ésta agrupació n
se aprecia el involucramiento familiar, ya que las familias asumen un rol activo en
la recolecció n de hierbas medicinales y hongos comestible. Existe liderazgo claro y
objetivos trazados a largo plazo, en ésta agrupació n se puede ver el trabajo
colaborativo basado en las confianzas entre sus integrantes, cuentan con
infraestructura adecuada para desarrollar su actividad, ademá s de un alto grado de
conocimiento en torno a las yerbas aromá ticas y la producció n de hongos. No
obstante, no cuentan con canales de comercializació n permanente, sus principales
brechas dicen relació n con la necesidad de fortalecer la agregació n de valor a sus
productos.

En el desarrollo de su actividad econó mica, participa activamente la red regional


de recolectores del BioBio, quienes han realizado capacitaciones en diversas
materias ligadas a la recolecció n, procesamiento y comercializació n de productos,
también ha sido considerado como importante la presencia de INDAP a través de
su programa PRODESAL.

f) Otras agrupaciones, la actividad de recolecció n es desarrollada en toda la


provincia de Arauco, sin embargo, en su gran mayoría es de manera esporá dica e
individual, existe en los recolectores un aparente temor a organizarse, y formalizar
la actividad, no obstante, existe interés de parte de los dirigentes de Comunidades
de Arauco Yani Mapu Lafken de Yani, Quiñ inquilco de Quidico y Punta lava pie en
comenzar a organizar grupos de recolectoras y recolectores.

5.- Resultados

Se trabaja con un total de 35 personas vinculadas a la recolecció n, que participaron


de las reuniones de trabajo un 86% corresponden a mujeres, lo que nos indica
que la actividad de recolecció n es realizada principalmente por mujeres. Existen
organizaciones integradas 100% por mujeres.

5.2 Composició n por rango etario

De la siguiente grá fica se puede desprender que el mayor porcentaje de


recolectoras y recolectores se encuentra entre los 41 – 50 añ os, seguido de
personas mayores a los 51 añ os de edad.
5.3 Nivel de escolaridad de los entrevistados

La mayor parte de nuestras recolectoras y recolectores cuenta con educació n


bá sica, sea completa o incompleta, un porcentaje menor cuenta con educació n
media completa, por su parte, no se cuenta con integrantes con educació n
universitaria.

5.4 Pertenencia a pueblos originarios

De los diversos grupos de recolectoras, un 23% dice pertenecer al pueblo


mapuche, cabe mencionar que la Agrupació n de mujeres recolectoras de
Cullimpalihue, en su totalidad se declara mapuche y participan ademá s de una
comunidad indígena.
5.8 Principales Necesidades en relació n a su actividad

En las entrevistas realizadas, un 29% menciona como importante la incorporació n


al mercado, siendo ésta la principal brecha que reconocen tener, en un segundo
lugar dice relació n con capacitació n en temas ligados a métodos de recolecció n y
conocimiento de los diversos usos de los PFNM, posteriormente le siguen como
brecha la necesidad de contar con infraestructura adecuada y protecció n de sitios
de recolecció n.

La recolecció n se trata de una actividad desarrollada principalmente por mujeres


de zonas rurales y/o semi urbanas, quienes al no contar con empleo formal,
dedican parte de su tiempo a ésta actividad, en algunos casos complementando los
ingresos de la familia y en otros, la recolecció n se constituye en la principal
actividad econó mica de la familia y por ende de ingresos, no obstante las
condiciones en que se incorporan al mercado laboral son frecuentemente precarias
y al mismo tiempo les ha significado una triple carga de trabajo, al no estar
acompañ ada de una redistribució n de las tareas domésticas y reproductivas al
interior del hogar.

La recolecció n, también se constituye en una fuente de trabajo para la mayoría de


los hombres en épocas de cesantía o en tiempos libres de sus respectivas
actividades.

Los ingresos generados por la recolecció n, si bien es de importancia a nivel


nacional, de acuerdo a los datos proporcionados por INFOR, éste, no se expresa en
los ingresos de las y los recolectores. De ahí entonces, que sostenemos que la
principal brecha que hoy enfrentan los recolectores tiene relació n con, el mercado
y la agregació n de valor a su producto, ya que, salvo contadas excepciones, las y los
recolectores entregan sus productos a intermediarios quienes, revenden el
producto en el mercado formal o semi formal, agregando valor y obteniendo
utilidades muy superiores a las canceladas al recolector. No es menos cierto, la
escaza infraestructura productiva con la que cuentan las y los recolectores, que
impide que puedan mejorar sus ingresos y acceder a mercados, generando un
círculo vicioso.

Un tercer elemento a considerar, dice relació n con el volumen vs ingresos, esto


quiere decir que a mayor volumen de producto recolectado, mayor es el ingreso
obtenido, no obstante, esta situació n genera una nueva amenaza, basada en la
sobreexplotació n de los productos, generando una mayor presió n a los PFNM y a la
biodiversidad local.

6.- Recomendaciones y propuestas

Aspectos psicosociales

El entorno cultural en el que interactú an las personas, influye en la formació n de


su identidad. De la misma manera el sujeto interviene con su accionar en la
construcció n de su grupo social, formando parte de su cultura; Si bien el ser
humano es un ser social por naturaleza, las relaciones sociales pueden funcionar
como condicionantes de su potencialidad, y muchas veces determinantes de su
éxito o de su fracaso. Es en éste aspecto donde debemos poner nuestra principal
atenció n, ya que gran parte de las y los recolectores provienen de grupos sociales
privados econó micamente y con carencias sociales y afectivas, por ello, se requiere
hacer un trabajo que permita abordar dichos aspectos de auto valoració n,
potenciando las capacidades individuales y de resiliencia. Cuando las recolectoras
y recolectores se auto valoren como mujeres, madres, recolectoras, jefas o jefes de
hogar, entonces podremos abordar temas ligados a la organizació n.

Organización

Las organizaciones sociales existen desde el momento en que el ser humano


empezó a vivir en sociedad. A pesar de que éste es un término muy de moda y
actual, las organizaciones sociales pueden tomar muchas formas diversas y así ha
sido a lo largo del tiempo. Una de las características principales con las que debe
contar una organizació n social es la de contar con un grupo de personas que
compartan elementos en comú n, similares intereses, similares valores o formas de
actuar ante determinadas situaciones. Al mismo tiempo, las organizaciones
sociales se establecen siempre con un fin, por ejemplo cambiar la realidad que
rodea a sus miembros, aportar discusiones sobre determinados temas o
simplemente compartir un momento específico.

Respecto a las y los recolectores, afirmaremos que éstas conforman una


cosmovisió n particular, pues má s que realizar una actividad econó mica, ésta forma
parte de un estilo de vida, con énfasis en lo socio ambiental y cultural. Frente a éste
nuevo antecedente, previamente a conversar sobre organizació n, generació n de
agrupaciones, trabajo asociativo, se debe trabajar aspectos ligados a la confianza.
Es necesario trabajar habilidades blandas, ya que el principal escoyo que debe
enfrentar toda organizació n dice relació n con fó rmulas para resolver sus conflictos
internos, sin que éstos mellen la unidad y el logro de sus objetivos como
organizació n, las organizaciones deben tener capacidad de trabajo en equipo y
sentido de comunidad.

En la Comuna de Arauco, si bien no existen grupos reconocidos de recolectores, es


esta una actividad reconocida, desarrollada por integrantes de comunidades
mapuche, en el caso de estas organizaciones, es importante manifestar la necesaria
potenciació n de la comunidad mapuche antes de constituir nuevas organizaciones.
Esta recomendació n está basada en la débil organizació n y sentido de comunidad
que se aprecia en las organizaciones mapuches de la comuna. Cualquier
organizació n que se forme fuera de la comunidad, solo contribuirá a debilitar a la
misma comunidad.

Capacitación

La generació n de conocimientos es una necesidad en toda cultura y sociedad, en


éste aspecto, es oportuno abordar la capacitació n en los á mbitos internos y
externos.

En lo interno, si bien las organizaciones y sus asociados han recibido capacitació n


en técnicas de recolecció n, tipos de productos, sus usos y valores sociales,
culturales y econó micos de los mismo, es de vital importancia mantener
capacitació n permanente a los y las recolectoras en estos temas. Por otro lado,
existe un conocimiento de uso ancestral en gastronomía y medicina mapuche,
conocimiento que debe estar en manos de los y las recolectoras. De igual forma, los
nuevos descubrimientos culinarios o medicinales deben estar de manera
permanente a disposició n de los y las recolectoras.

En lo externo, se requiere empoderar a las diversas organizaciones de recolectores


y recolectoras para que se transformen en guardianes de la biodiversidad, con una
responsabilidad sobre la protecció n de la naturaleza, responsabilidad que
contribuya a la capacitació n y generació n de conciencia a los vecinos de cada uno
de los territorios.

Infraestructura y asociatividad.

Contar con infraestructura adecuada es vital para que las agrupaciones de


recolectores obtengan mejores resultados econó micos.

A excepció n de las agrupaciones de mujeres mapuche de Cullimpalihue y Renacer


de San José de Colico, las otras organizaciones carecen de infraestructura bá sica
para procesar los diversos productos que recolectan, situació n que finalmente
incide en el precio de venta, ya que para no tener pérdidas de materia prima deben
vender en fresco, claramente a precios que no se condicen con el esfuerzo puesto
en la recolecció n.

Ante la ausencia de infraestructura adecuada que permita procesar los productos,


cobra gran importancia la asociatividad inter agrupació n, es fundamental que las
diversas agrupaciones puedan funcionar de manera colaborativa realizando por
ejemplo, prestació n de servicios de procesamiento e incluso envasado de
productos. Para ello, se requiere que las confianzas entre los grupos sean
abordadas por profesionales del á rea social, con experiencia de trabajo en equipo,
resolució n alternativa de conflictos, asociatividad, entre otras.

Valor agregado

Una de las principales brechas en la actividad de recolecció n se relaciona con el


escaso desarrollo en aplicació n de técnicas y tecnologías para procesar sus
productos. Hoy la asignació n de valor es de mucha importancia tanto para que los
recolectores mejoren sus ingresos y bajar la presió n sobre los sitios de recolecció n.

Mercados

Otra brecha importante de los PFNM trabajados por recolectores dice relació n con
el mercado, si bien en estos ú ltimos 20 añ os, ha sostenido un aumento
significativo, éste aú n se encuentra en mercados precarios, principalmente ferias,
locales y algunas instancias de comercializació n de productos campesinos
auspiciadas por Instituciones pú blicas o privadas, no obstante, estas no han
logrado ingresar con fuerza a los mercados de productos gourmet, teniendo todas
las condiciones para ello. Como dice A. Tacó n “La importancia del comercio
nacional de PFNM estriba tanto en su valor comercial, como en el elevado valor
cultural de estos productos de consumo tradicional.” Es precisamente ese valor es
el que debe permitir que los PFNM lleguen a nuevos mercados, no obstante, para
ello, es necesario que las agrupaciones trabajen la agregació n de valor de los
mismo, incorporando nuevas presentaciones, rotulaciones, envasados, etc. Que
hagan de los PFNM, productos atractivos a la vista.
Vinculación con red de apoyo y programas de fomento.

Una brecha importante es la red de apoyo con la cual cuentan las diversas
organizaciones de recolectores, no solo relativo a las fuentes de financiamiento
para infraestructuras, sino má s importante aú n, dice relació n con las instituciones
que podrían apoyar en los procesos formativos previos a la organizació n. De
acuerdo a la experiencia desarrollada tanto la agrupació n de recolectoras de
Cullimpalihue y la agrupació n Renacer de San José de colico, en ambas ha sido
importante la presencia de PRODEMU en la entrega de herramientas bá sicas de
relacionamiento, autoestima, trabajo en equipo entre otros. También, no es menor
el aporte realizado por diversas entidades pú blicas en la generació n de bienes o
infraestructura para el desarrollo de sus actividades. Es de vital importancia, que
las agrupaciones tengan informació n de primera fuente sobre los posibles fondos
de fomento y capacitació n, para ello, se recomienda la generació n de talleres
informativos con representantes de las diversas instituciones que está n presentes
en la zona.

7.- Conclusiones

La primera parte del marco referencial nos sirve para constatar que la recolecció n
de PFNM, es una actividad de mucha importancia social y econó mica y por ende,
una actividad con altas proyecciones. De ahí entonces la relevancia de realizar esta
investigació n a fin de potenciar un proceso formativo-organizativo. Es necesario
que la organizació n y sus miembros compartan expectativas, necesidades y
problemas y desarrollen acciones conjuntas, a partir de las cuales, se potencie la
cultura propia del recolector.

La actividad de recolecció n, tiene su origen en la necesidad humana de generar


alimentació n, la que se basa en aprovechar las oportunidades que el entorno le
entrega a cada grupo humano. Debemos considerar ademá s, que la familia es la
primera unidad organizacional en la existencia humana y a partir de ella, los
diversos grupos sociales van generando su propia organizació n de acuerdo a su
estado de evolució n. ¿Porque hacemos hincapié en la familia como el principal
nú cleo de organizació n social? ¿Qué vinculació n tiene con la actividad de
recolecció n de PFNM? ¿Có mo se vincula la competencia en éste proceso?. Es
necesario realizar estas preguntas para entender las diná micas sociales actuales en
torno a la recolecció n, y vincularlas a los desafíos modernos a los cuales se ven
sometidos los recolectores y recolectoras.

La actividad de recolecció n, desde su origen hasta hoy, ha tenido un escaso estado


evolutivo, salvo contadas excepciones, desde el principio ha sido la familia la
principal organizació n que ha desarrollado y mantenido la actividad de
recolecció n, esto debido a que una de las principales necesidades humanas es la
seguridad, ante ello, es justamente la familia la que genera la principal instancia de
confianza, ya que se espera que sus miembros, al ser parte del nú cleo fundamental
de sobrevivencia, actú en de manera tal que no atente contra ese principio
fundamental. Siendo, entonces, la confianza el principal capital de un grupo
humano, surge un primer elemento a tener en consideració n a la hora de generar
organizaciones de recolectores.

De acuerdo a la experiencia recogida en los diversos grupos, primero, es necesario


reconocer que la acció n de recolecció n es llevada adelante por pequeñ os grupos,
principalmente familias, quienes por una necesidad social de mantenerse unida en
pos de un objetivo (permanencia familiar) se organizan para llevar a cabo su
actividad de generació n de alimentos y mantenció n de una prá ctica social y
cultural; es en ésta instancia entonces, donde se trasmite el conocimiento sobre el
uso de los productos silvestre de recolecció n, es justamente aquí donde los
individuos aprenden a suspender la competencia y se genera la colaboració n entre
los actores, es por ello, la importancia de que los valores y el conocimiento en
torno a la recolecció n sea primeramente abordada en y con la familia. Hoy, si no
somos capaces de fortalecer pequeñ os nú cleos de recolectores, en el futuro nos
encontramos, con personas dedicadas a la recolecció n que se verá n enfrentadas a
la competencia y con ello al menoscabo de su actividad; por consiguiente, si
trabajá remos desde la colaboració n, transmitiendo la importancia social y cultural
que tiene la estrecha relació n de los recolectores y recolectoras con la naturaleza y
su importancia no solo desde la sobrevivencia econó mica sino má s bien, desde la
existencia y permanencia de la biodiversidad, haciendo hincapié en la imagen
positiva de la actividad de recolecció n como una acció n social de importancia para
la existencia humana, claramente impactaremos positivamente en la autoestima de
nuestros recolectores y recolectoras. El primer desafío, entonces, es trabajar desde
el o la recolectora y su grupo familiar, enseñ ando a valorarse a sí mismo, a
quererse y reconocerse como un YO vá lido, y poseedor de un gran conocimiento
hoy amenazado.

Trabajada la autovaloració n personal, se requiere dar un segundo paso, previo a la


conformació n de una organizació n; se requiere poner énfasis en las habilidades
blandas, pues la desconfianza es la principal brecha a superar en las diversas
organizaciones, sea cual sea su objetivo y sus integrantes, por ello es de vital
importancia que se aborden los temas relativos a resolució n de alternativas de
conflictos, comunicació n efectiva, diagnó stico de la realidad actual, imagen de
deseada y diseñ o de propuestas que permitan avanzar desde el diagnó stico actual
a la imagen deseada. Ya hemos dicho que la organizació n debe ser voluntaria y
debe nacer de la propia necesidad de los recolectores, que contribuya a sus propios
objetivos y no a instancias de terceros. Los externos deben transformarse en guías
de procesos que contribuyan a que los individuos sientan la necesidad de
organizarse.

La confianza v/s desconfianza son claves a la hora de generar una visió n de


comunidad, pues debe basarse en la colaboració n. Entonces la pregunta es ¿Para
qué me debo organizar? Las respuestas pueden ser variadas, Para sobrevivir, Para
conseguir mejores resultados econó micos, para mantener vigente un
conocimiento tradicional, Para colaborar con los procesos de la naturaleza, para
lograr mis propios sueñ os como individuo en vinculació n con mi medio social, etc.
Como podemos ver, recién habiendo abordado los temas de identidad,
autovaloració n y empoderamiento, es posible avanzar en temas relativos a
organizació n, identidad de género y sentido de comunidad.

Uno de los elementos a observar es la organizació n. Las organizaciones locales de


recolectoras y recolectores existentes actualmente, han tenido un aporte
significativo de parte de la Coordinadora Regional del BioBío, quienes basan su
trabajo en conceptos de educació n popular, concepto acuñ ada por el educador
Paulo Freire, que plantea que deben ser los propios individuos quienes sean los
artífices de su propio desarrollo, de manera consciente de su realidad y con
capacidad creativa que nace desde su propia realidad, pues en la medida que las
propuestas y sueñ os sean productos de la creació n conjunta a partir de su propia
realidad y no desde la intervenció n de terceros, los proyectos y sueñ os de trabajo
conjunto tendrá n mejores resultados. La organizació n debe ser una herramienta al
servicio de las personas, un espacio propio y voluntario de quienes trabajan unidos
por intereses y metas comunes.

De ésta forma la organizació n, se constituye en la principal fuente de


empoderamiento de sus miembros, y como resultante de un proceso previo de
autovaloració n personal y como respuesta a la bú squeda de soluciones a sus
necesidades como individuos insertos en un medio local, tanto social, econó mico y
cultural. La organizació n debe ser entonces, como el proceso en el que las
personas, organizaciones y comunidades adquieren control y dominio de su propio
destino, sin infringir los derechos de otros en la comunidad.
i
Ulises Chavez Jimenes – Entre Hongos Dioses y Comida, DF Ciudad de Mexico, Programa de Salud Intercultural del DF.

También podría gustarte