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El comentario más largo de Darwin, una malhumorada nota contra la insis¬tencia de Lyell en incluir a Lamarck

entre sus fuentes (mitigado al final por su habitual sentido del humor), comunica especialmente bien la
justificación de Darwin para rechazar la teoría de Lamarck tan firmemente: «Últimamente se ha referido usted
repetidamente a mi idea como una modificación de la doctrina de Lamarck del desarrollo progresivo. Si ésa es
su opinión meditada, no hay nada que decir, pero no me lo parece. Platón, Buffon, mi abuelo antes que
Lamarck, y otros sugirieron la idea obvia de que si las especies no fueron creadas por separado, entonces
tienen que haber descendido de otras especies, y no puedo ver nada más en común entre el “Origen” y
Lamarck. Creo que esta manera de exponer el caso es demasiado injuriosa para ser aceptable, porque, además
de implicar una progresión necesaria, conecta estrechamente mis ideas y las de Wallace con lo que considero
un libro lamentable, después de dos lecturas meditadas y otra más de la cual (recuerdo bien mi sorpresa) no
saqué nada. Pero sé que usted lo valora más, lo cual es curioso teniendo en cuenta que no cambió lo más
mínimo sus creencias. Pero ya he dicho bastante, y más que bastante. ¡¡Por favor, recuerde que usted se lo ha
buscado!!» (en E Darwin, 1887, vol. 2, págs. 198-199).
Gould, 2002, p. 222.

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