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 Pero ahora nos preguntamos ¿Qué relación hay entre el cielo y la tierra?

El Cielo y la tierra tienen sus propias estructuras administrativas. Ifá menciona varias
entidades con posiciones ventajosas en la Ciudad de Cielo: Èmú y Olómìrìnyíhùn, dos
porteros, Àdí, descendiente de Elébu, y Àrògìdìgbà. Un verso de Òtúrúpòn Òkànràn estipula
que sus nombres actividades son la fuente de sus nombres. En Òdí Ìwòrì, Ifá menciona un
gallo cuya función es arrestar la gente que no ha sido invitada. Ataca la gente que llega al
Cielo. Si la persona no quiere devolverse, el gallo intentara pincharle los ojos* y rechazarla a
la Tierra. Pero en el mismo verso, Ifá dice que desde un día en el cual cierto hombre sufrió por
culpa del gran gallo, este camino fue cerrado y nadie podrá volver a encontrarlo.
Ìdin gbágbáÌ
wòrì gbágbá
Ìdin gbágbáágbá mo lórùn aládodo
Ìwòrì gbágbáágbá mo lórùn adìkàrò Aládodo
won ò gbó
Aládìkàrò won ò sòkalè
A díá fún Olókó Ìrèmògún
Níjó ti n lo sójà Ojùgbòròmekùn
* Traducción:
Ìdin gbágbá
Ìwòrì gbágbá
Ìdin gbágbáágbá un cuello de Aládodo
Ìwòrì gbágbáágbá en el cuello de Adìkàrò
Aládodo es recalcitrante
Aládìkàrò se negó a venir el alba
Ellos hicieron adivinación para el vendedor de azadas del pueblo Ìrèmògún
En el día en que iba al mercado de Ojùgbòròmekùn
En todo el Cielo solamente existen dos puertas; una para las partidas y otra para las entradas.
Estas puertas son disimuladas la una de la otra, así, el viajador en camino a la Ciudad de la
Tierra no puede cruzar el que vuelve. Sin embargo, todos tienen que encontrar sus archiveros
(o porteros), que graban sus salidas y funciones que tienen que haber realizado en la Tierra.
Lo más importante es el haber ofrecido sacrificio a las correspondientes deidades. En el cielo
está el palacio de Olódùmarè (si no es demasiado despectivo llamarlo así), apartado del lugar
de los ancestros. No está accesible, menos para sus sacerdotes y confidentes. Casi nunca
conversa con alguien, en ninguna circunstancia. Tiene todo un ejército de entidades
capacitadas para encargarse de cualquier situación, urgente o no.
Dentro de las pocas entidades que tienen acceso al cuarto de Olódùmarè, esta Òrúnmìlà.
Aquí da noticias de las actividades en la Tierra, y lleva las peticiones y reclamaciones de los
seres divinos, función y responsabilidad que le han sido otorgadas. A pesar de que pueda
entrar en el cuarto, Òrúnmìlà nunca ha visto a Olódùmarè, sino que escucha Su voz. Òbàtálá
también tiene el privilegio de estar al lado de Olódùmarè, porque tiene la responsabilidad de
moldear las cabezas humanas antes de que recibieran el soplo de vida de Olódùmarè. Ifá dice
que Èdè, un mensajero de Dios que puede ser comparado con un asistente encargado de
tareas menores funciones sin graves consecuencias. Puede arbitrar y decidir sobre las peleas.
Òrúnmìlà lo encontró en varias ocasiones, especialmente cuando fue con Òsanyìn en
búsqueda de consejos acerca de cómo curar las enfermedades de los hijos del hombre.
Ifá también revela que Olódùmarè no come ni acepta sacrificio de nadie. Esta almacenado en
el Cielo y abierto cuando uno vuelve de la Tierra al linaje de sus ancestros. Ifá dice: “báa tí n
se láyé, òhun náà ni wón n se lórun; “como hacemos en la Tierra es como hacen en el Cielo”.
Existe una orden en las deidades y cada una tiene una función determinada. Lo que no está
claro es la función de los ancestros según Olódùmarè. Debería ser lógico de suponer que hay
una especie de culto acompañado de sacrificios y adivinación por Babaláwo, pero uno de los
dichos es:
Bí mo bá réni sòdí ayéÈmi náà ó sì sòdí òrun fun.Si alguien puede revelarme los secretos de
la Tierra Entonces estaré capaz de contarle los secretos del Cielo
Podemos afirmar que la existencia de Olódùmarè es absoluta, y que tiene sus mensajeros,
funcionarios, ayudantes, y que vive en el Cielo. No obstante podemos preguntarnos: “adonde
está ubicado el Cielo en el sistema de creencias Yorùbá?”. Por encima o por debajo de la
Tierra? La palabra Yorùbá “Òrun” se refiere al mundo en el Cielo, escondido de los ojos
normales. En otras palabras, para que uno tenga acceso al “Òrun Òkè”, el Paraìso en el Cielo,
tiene que hacer el viaje recogiendo el Cielo a partir del cual podrá entrar en el Paraíso.
Mucha gente ha podido ver el espíritu de un difunto ascendiendo al cielo hasta que
desaparezca. Numerosos versos de Ifá le dan crédito a estos fenómenos y cuentan historias
de gente que ha viajado al Paraíso. También fue desde el cielo que los primeros migrantes de
la Tierra bajaron. Sin embargo, algunas deidades retornaron al cielo entrando en la Tierra o el
océano. También se dice que volvieron al Cielo.
Uniendo los relatos, citamos un verso de Ìretè Ògúndá adonde Ifá dice que todo el mundo
tiene que entrar en las entrañas de Gbálè, “la Madre Tierra”, para poder renacer en el Cielo.

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