Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. Introducción
La American Psychiatric Association (APA) publicó en el año 2000 unas guías clínicas
para el manejo de la DM en adultos (16). En ellas recomienda que el tratamiento AD
conste de tres fases: aguda, de continuación y de mantenimiento. El tratamiento de fase
aguda debe durar 4-8 semanas y su objetivo es lograr la remisión del episodio depresivo
agudo. El tratamiento de continuación o consolidación tiene el objetivo de mantener la
remisión conseguida con el tratamiento agudo continuando con dicho tratamiento (6
meses como mínimo) evitando así las recaídas. El tratamiento de mantenimiento o
profiláctico tiene como objetivo mantener la máxima mejoría conseguida tras el
tratamiento de continuación; si ha habido recuperación el objetivo sería la profilaxis de
nuevos episodios depresivos y su duración mínima es de 1 año. El objetivo del
tratamiento a largo plazo (continuación y mantenimiento) es conseguir la recuperación
premórbida del paciente tras un episodio depresivo (17). La patobiografía del paciente
determinará si es necesario o no prolongar el tratamiento AD con la fase de
mantenimiento, aunque es bien conocido que un motivo importante de fracaso del
tratamiento es la incapacidad de mantenerlo en dosis adecuadas y durante un período
suficiente de tiempo (18).
- Recurrencia: se define como otro episodio depresivo que ocurre después de haberse
producido la recuperación (transcurridos 6 meses).
4. Conclusiones
La ausencia de un concepto estandarizado de MR y de unos criterios de respuesta
impide realizar una adecuada interpretación de los ensayos clínicos, y así poder
determinar la eficacia y superioridad de las diversas estrategias terapéuticas. La
diversidad de tratamientos disponibles y la ausencia de una estrategia única
estandarizada que produzca una mejoría en la mayoría de los casos ilustran la
complejidad y variabilidad de la enfermedad. La MR parece no ser un único proceso
fisiopatológicamente predecible, y en él podrían influir una serie de factores que
determinen el grado de sensibilidad a las diferentes estrategias terapéuticas. Todo lo
anterior justifica que para la elección de la estrategia terapéutica el psiquiatra tiene en
cuenta su experiencia, la relación beneficio/riesgo en cada caso, la gravedad de la
sintomatología, los efectos adversos de la primera medicación y la actitud del paciente
para tomar el tratamiento. Todavía es necesario la realización de nuevos ensayos
clínicos, metodológicamente bien diseñados, que valoren la eficacia de las distintas
estrategias terapéuticas disponibles. El objetivo del tratamiento será la remisión y la
recuperación completa del funcionamiento psicosocial previo
Referencias