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Partido Progresista
Líder Agustín de Argüelles
Salustiano de Olózaga
Pedro Calvo Asensio
Baldomero Espartero
Juan Prim
Fundación 1835; 1838 1
Disolución 1874
Ideología Liberalismo
Progresismo
Secularismo
Reformismo
Mayoritario:
Monarquismo
Isabelismo
Minoritario:
Republicanismo
Anti-clericalismo
País España
1 Nacimiento formal
[editar datos en Wikidata]
El Partido Progresista fue un partido político liberal español del siglo xix. El
partido surgió hacia 1835 durante la Regencia de María Cristina de Borbón entre los
liberales «exaltados» que defendían las reformas emprendidas por el gobierno
presidido por Juan Álvarez Mendizábal, pero su nacimiento formal no se produjo
hasta junio de 1838. Durante el reinado efectivo de Isabel II sólo gobernó dos años
(el Bienio Progresista, 1854-1856), bajo la jefatura del general Espartero, al que
sucedió el general Prim, lo que lo convirtió en el principal protagonista de la
Revolución de 1868 que puso fin a la Monarquía de Isabel II y que inició el Sexenio
Democrático. En octubre de 1869, integró a los «cimbrios» (demócratas monárquicos
que provenían del Partido Democrático, surgido a su vez de una escisión de 1858 del
Partido Progresista) y se convirtió en el Partido Radical.
Índice
1 Historia
1.1 El nacimiento del partido y la Revolución Liberal (1835-1840)
1.2 La Regencia de Espartero (1840-1843)
1.3 La década moderada (1844-1854)
1.4 El bienio progresista (1854-1856) y los gobiernos de la Unión Liberal (1856-
1863)
1.5 La crisis final del reinado de Isabel II (1863-1868)
1.6 Sexenio Democrático (1868-1874)
2 Líderes
3 Ideología
4 Organización
5 Referencias
6 Bibliografía
Historia
El nacimiento del partido y la Revolución Liberal (1835-1840)
Véase también: Regencia de María Cristina de Borbón
Su antecedente más inmediato se sitúa en los liberales exaltados del Trienio
Liberal.2 Fue fundado hacia 1835 por los liberales que se oponían al régimen de
carta otorgada del Estatuto Real de la regente María Cristina de Borbón —que no
reconocía el principio de la soberanía nacional— y que sobre todo defendían las
reformas que había puesto en marcha el gobierno del «exaltado» Juan Álvarez
Mendizábal, que había sido llamado por la regente a presidir el consejo de
ministros en septiembre de 1835 tras las revueltas liberales que se produjeron
aquel verano. Por eso inicialmente fueron conocidos como «mendizabalistas».
Defendían la restauración de la Constitución de 1812 como alternativa al Estatuto
Real pero, como los antiguos «exaltados» del Trienio Liberal Joaquín María López o
Fermín Caballero, proponían su reforma porque consideraban que era reglamentista y
que establecía una rígida división de poderes.3
Por eso cuando en agosto de 1836 el motín de los sargentos de La Granja obligó a la
regente María Cristina a restablecer la Constitución de 1812 —y a formar un nuevo
gobierno progresista presidido esta vez por José María Calatrava aunque con
Mendizábal como «hombre fuerte» ocupando el Ministerio de Hacienda— los
progresistas propusieron en las nuevas Cortes la reforma de la Constitución de
Cádiz, lo que dio nacimiento a la nueva Constitución de 1837. Según los líderes
progresistas —entre los que, además de Calatrava y Mendizábal, se encontraban
Agustín de Argüelles, Vicente Sancho y Salustiano de Olózaga— la Constitución era
un intento de consenso con los moderados que les permitiera alternarse en el poder
sin necesidad de modificarla cada vez que hubiera un cambio de gobierno.4
Para que presidiera una especie de gobierno de transición antes de que los
progresistas se hicieran cargo del gobierno la reina nombró al moderado Marqués de
Miraflores con el encargo de que convocara elecciones. Este se reunió con el líder
progresista Salustiano de Olózaga ofreciéndole entre 50 y 70 diputados en las
nuevas Cortes que tendrían una mayoría moderada y unionista, pero Olózaga «tras una
primera aceptación, acabó negándose a la componenda».14 Otra de las razones para la
negativa fue que Miraflores le había puesto como condición para «otorgar» a los
progresistas un número tan relativamente grande de diputados que éstos renunciaran
a la Milicia Nacional y al principio de que el poder legislativo residiera
únicamente en las Cortes, y no en «las Cortes con el Rey», como se decía en la
Constitución de 1845.15
Pero en el seno del nuevo Partido Radical pronto se vislumbró que se estaban
configurando dos tendencias. Una encabezada por el general Prim y por Práxedes
Mateo Sagasta que defendía el mantenimiento de la conciliación con la Unión Liberal
plasmada en la formación del Gobierno Provisional de 1868-1871 y cuyo objetivo era
asentar los cambios ya realizados para alcanzar la estabilidad de la nueva
«monarquía popular» proclamada en la Constitución. La segunda, más a la izquierda y
en principio muy minoritaria y formada por progresistas de segunda fila encabezados
por Francisco Salmerón, partidaria de la colaboración con los republicanos
federales para continuar con las reformas ya emprendidas y ampliar la base del
apoyo popular a la nueva monarquía. En 1870 este sector «exaltado» pasaría a estar
liderado por un político de peso en el progresismo, Manuel Ruiz Zorrilla, hasta
entonces estrecho colaborador del general Prim.22
Tras el asesinato del general Prim en diciembre de 1870 que coincidió con la
llegada a España del nuevo rey Amadeo I, las división entre el sector encabezado
por Sagasta y el encabezado por Ruiz Zorrilla, que tenía el control del partido, se
ahondó hasta el punto que Sagasta intentó formar un «tercer partido» entre
unionistas y radicales que atrajera «lo mejor de ambos bandos», con el fin último
de reunificar el progresismo. Sin embargo, con motivo de las elecciones convocadas
para abril de 1872 Sagasta y los unionistas formaron un comité para presentar
candidaturas conjuntas, lo que los unionistas entendieron como el primer paso para
formar un único partido. Entonces intervino el rey Amadeo I conminando a Sagasta a
que formara con los unionistas el Partido Conservador que se alternaría con el
Partido Radical en el poder cuando así lo decidieran los electores, cerrando así la
puerta al proyecto de «tercer partido» de Sagasta. Este no tuvo más remedio que
seguir las indicaciones del rey y así nació el 21 de febrero de 1872 el Partido
Constitucional cuyo líder fue el general unionista Francisco Serrano, con Sagasta
como número dos.23
Líderes