Daniel y sus amigos Daniel y sus amigos eran príncipes, fueron llevados allí hijos de nobles. como siervos. Fueron alojados en Las casas donde el palacio real, vivían tenían un rodeados del lujo de patio y, alrededor, la corte. las habitaciones. En Las calles de la el tejado ponían a ciudad eran secar cereales, etc. amplias, espaciosas Las calles eran y llanas. Adornadas empinadas y con oro y bellos atravesadas a veces jardines y bien por arroyuelos. pavimentadas. Babilonia era una Jerusalén era una ciudad grande, bien ciudad alargada, no urbanizada y muy grande. Su atravesada por el río edificio más Éufrates. Estaba importante era el repleta de templos templo. paganos. Además de los cautivos, Nabucodonosor se llevó utensilios de la casa de Dios
1. Jarra para 3. Pala para
el aceite del 3 remover las 1 cenizas del candelabro. altar. 2. Jarra para 4. Hoz para el vino de las la ofrenda libaciones. de las 2 4 primicias. 5. Recipiente para llevar el 7. Tazas de incienso de los cobre usadas panes de la 5 como medida. proposición. 7 8. Recipiente 6. Cáliz para el para 6 aceite de introducir cada una de el incienso las lámparas en el Lugar 8 del Santo. candelabro.
y los colocó en la casa del tesoro de su dios.
El rey les asignó raciones diarias de la comida y del vino que se servía en la mesa real (v.5). Pero Daniel se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey (v. 8). Daniel le pidió al jefe de oficiales que no lo obligara a contaminarse. Dios había hecho que Daniel se ganara el afecto y la simpatía del jefe de oficiales (v. 8-9). Le respondió: “Tengo miedo de mi señor el rey, pues fue él quien te asignó la comida y el vino. Si el rey llega a verte más flaco y demacrado que los otros jóvenes de tu edad, por culpa tuya me cortará la cabeza” (v. 10). El jefe de oficiales le ordenó a un guardia atender a Daniel y sus compañeros. Por su parte, Daniel habló con ese guardia (v. 11). “Por favor, haz con tus siervos una prueba de diez días. Danos de comer sólo verduras, y de beber solo agua. Pasado ese tiempo, compara nuestro semblante con el de los jóvenes que se alimentan con la comida real, y procede de acuerdo con lo que veas en nosotros (v. 12-13). El guardia aceptó la propuesta, y los sometió a una prueba de diez días (v. 14). Al cumplirse el plazo, estos jóvenes se veían más sanos y mejor alimentados que los que participaban de la comida real. Así que el guardia les retiró la comida y el vino del rey, y en su lugar siguió alimentándolos con verduras (v. 15-16). Al final fueron ante La presencia del rey. Luego de hablar el rey con ellos no encontró a nadie que los igualara. En todos los temas que requerían de sabiduría y discernimiento, los halló diez veces más inteligentes que todos los sabios de su reino (v. 18-20).