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UNIVERSIDAD DE LA HABANA

Facultad de Derecho

DERECHO CONSTITUCIONAL
GENERAL Y COMPARADO

C.DR. José Peraza Chapeau


El AUTOR

JOSE D. PERAZA CHAPEAU

Sagua la Grande, 1944. Profesor titular adjunto de la Facultad de Derecho de la


Universidad de La Habana y del Instituto Superior de Relaciones Internacionales.

Ha publicado las obras: El CAME y la integración económica socialista, 1979, segunda


edición 1984, tercera edición 1989; el CAME en documentos, 1981; Tres temas de
Derecho Internacional, 1983; Problemas jurídicos del CAME, 1984; Selección de
lecturas de Derecho Constitucional, 1986; Integración y Soberanía, 1988, así como
numerosos artículos en revistas especializadas cubanas y extranjeras.

Ponente y participante en múltiples eventos nacionales y en el exterior, también es


autor de varios prólogos a libros de derecho publicados en el país.
INDICE

A MANERA DE INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE

DERECHO CONSTITUCIONAL GENERAL

CAPÍTULO I

El DERECHO CONSTITUCIONAL Y LA CONSTITUCIÓN

NOTAS

SEGUNDA PARTE

DERECHO CONSTITUCIONAL COMPARADO

CAPÍTULO II

El DERECHO CONSTITUCIONAL EN El CAPITALISMO DESARROLLADO

Orígenes del constitucionalismo clásico burgués

El régimen político de los Estados Unidos de América

El presidente

El "Poder" Judicial

El Reino Unido: El sistema parlamentario clásico

El Parlamento

El Gobierno

La Corona

Los Tribunales

El sistema político de la V República

El Gobierno

El Parlamento
El estado de "derecho" en Alemania Federal

Órganos supremos de le República Federal

El Gobierno Federal

El Presidente Federal

El Tribunal Constitucional

La monarquía parlamentaria: forma del estado "social y democrático de Derecho" en


España

La Corona

El Parlamento.

El Gobierno

Los órganos judiciales

La monarquía parlamentaria en Japón

Órganos supremos de poder

El Gobierno

El Emperador

El Tribunal Supremo

NOTAS

CAPÍTULO III 20

El CONSTITUCIONALISMO EN AMERICA LATINA

El constitucionalismo latinoamericano
El régimen político y el presidencialismo en México

El Presidente

El Congreso

Nicaragua: El constitucionalismo revolucionario latinoamericano

El Presidente
El Poder Judicial

NOTAS

CAPITULO IV

El constitucionalismo SOCIALISTA

NOTAS

BIBLIOGRAFÍA
A MANERA DE INTRODUCCIÓN

Si a alguien tengo que agradecer que después de años de trabajar en el tema del
Derecho Constitucional comparado me decidiera a sistematizar algunos de los
conocimientos adquiridos y recogerlos en los capítulos que ahora tiene en sus manos el
lector, es a mis alumnos y a los compañeros del colectivo de la asignatura de Derecho
Constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, quienes han
insistido reiteradamente en que acometiera esta tarea.

Cuando en el curso 1987-1988 imparti en el Instituto Superior de Relaciones


Internacionales el postgrado denominado Régimen político del capitalismo
contemporáneo, en el que intenté dar un panorama del sistema político de los
principales estados capitalistas desarrollados, el interés que despertó entre numerosos
oyentes y la insistencia de éstos en que recogiera por escrito lo que semanalmente les
decía, me obligaron a cumplir el compromiso que con anterioridad habla asumido con
mía compañeros del Departamento de Estudios Jurídicos Básicos del alto centro de
estudios habanero.

Así las cosas y a partir de loa apuntes del mencionado postgrado y otros materiales que
con anterioridad utilicé, comencé la labor de sintetizar en algunas cuartillas los
problemas del sistema de organización política de algunos estados capitalistas a los
que agregué dos países de América Latina, así como un capítulo dedicado a loa
principios del Derecho Constitucional Socialista.

Era evidente que un libro de esta naturaleza necesitaba un capitulo inicial dedicado a
las cuestiones generales del Derecho Constitucional, rama del derecho que constituye
el fundamento jurídico de toda la organización estatal contemporánea, lo que
condicionó, que a partir de trabajos publicados con anterioridad, preparase el capitulo I
de esta obra.

Así las cosas y contando con la paciencia y cariño de mi compañera, Norma Montalván,
quien ha padecido este libro, pues a él tuvo que consagrar las numerosas noches libres
y domingos que dediqué a trabajar en él, así como sacrificar parte de las vacaciones,
he logrado concluir un estudio de los sistemas políticos de varios estados a partir de
sus constituciones ficticias y reales.

No creo que el resultado satisfaga plenamente las inquietudes de los que durante todos
estos años me han apremiado para que llevara al papel estas cuestiones. Sin embargo,
el obvian el criterio de que el camino del infierno está empedrado de buenas
intenciones, sabrán a partir de mis buenas intenciones, disculparme por les omisiones y
los problemas que les produzcan insatisfacción.

El lector encontrará en primer lugar, que en el estudio de los diversos sistemas políticos
no abordo uno de los elementos fundamentales de éstos, los partidos políticos, que
ejercen una considerable influencia sobre la formación de la política nacional y el
funcionamiento de todo el mecanismo estatal y que con frecuencia formen parte
integrante de ese mecanismo. En las condiciones del régimen político democrático
burgués no es posible ejercer el poder estatal sin los partidos políticos, mientras que es
inconcebible el régimen socialista sin el papel rector del partido marxista leninista.

Sin embargo, no incluí en los casos en que describí y analicé el sistema político de
diversos estados, a estos partidos porque me conducirla a un voluminoso trabajo que
iría más allá de mi propósito inicial, precisar algunos de los componentes básicos,
fundamentalmente los refrendados en la Constitución, del sistema político de los
estados estudiados.

Por otra parte, la inclusión de los partidos políticos no responderla exactamente al titulo
del libro, Derecho Constitucional General y Comparado, pasando por encime del sutil
limite entre la ciencia política y esta rama de derecho que por su carácter
eminentemente político algunos han denominado Derecho Político.

Preferí entonces, restringir esta obra y estudiar el mecanismo jurídico estatal de


ejercicio del poder, en particular, el sistema de los órganos estatales, sus rasgos y
particularidades, los principios de organización y funcionamiento, así como las
tendencias fundamentales de su desarrollo.

Si esta obra, fruto de numerosas noches de vigilia y del uso de mi escaso tiempo libre,
sirve al menos como punto de partida para que otros continúen el estudio del Derecho
Constitucional Comparado en nuestro país, me sentiré retribuido con creces.

José Pereza Chapeau

La Habana, Diciembre de 1989

CAPÍTULO I

El DERECHO CONSTITUCIONAL Y LA CONSTITUCIÓN

Concepto de Derecho Constitucional. El Derecho Constitucional en el sistema de


derecho. La denominación Derecho constitucional. La constitución. fuerte fundamental
del Derecho Constitucional. Concepto y esencia. Funciones de la Constitución.
Clasificaciones. Estructura de las Constituciones. Otras fuentes. Las normas y las
relaciones jurídico constitucionales.

Al afirmar que el Derecho Constitucional es una rama del derecho, no estamos diciendo
nada nuevo. Sin embargo, esta aseveración que constituye un criterio generalmente
compartido, necesita ser fundamentada.

En efecto, el Derecho Constitucional, como cualquier rama del derecho, regala un


determinado circulo de relaciones sociales, lo que lo caracteriza como una rama
independiente a partir del postulado de que el derecho se divide en ramas, en primer
lugar, sobre la base del circulo de relaciones sociales que cada una de ellas regula.

El derecho constituyo un sistema de normas reguladoras de las relaciones sociales y


este sistema es una unidad de normas distribuidas en instituciones y ramas de acuerdo
con el objeto y el método de regulación jurídica.

Cada rama es una subdivisión independiente dentro del sistema jurídico e incluye
normas organizadas en instituciones jurídicas, reguladoras, mediante un método
especifico, de relaciones sociales cualitativamente homogéneas en una determinada
esfera de la vida social. Es decir, dentro del Derecho se diferencian grupos de normas
que se refieren a sectores específicos de la vida social y se basan en principios
comunes que le dan unidad y coherencia interna y los distinguen de otros grupos de
normas jurídicas, por lo que se consideran ramas autónomas.

Por supuesto que esta autonomía de una rama del Derecho y de su correspondiente
ciencia, es relativa, pues el objeto del derecho es uniforme, lo constituyen las relaciones
sociales, y si determinados sectores tienen particularidades, no puede olvidarse que el
derecho es un sistema único.

El Derecho Constitucional responde a estos requisitos para ser una rama autónoma,
pues está integrado por un grupo de normas que regulan, mediante un método
concreto, una esfera de la vida social, aquella vinculada con las bases del régimen
económico social, el sistema político y el ejercicio del poder.

Precisamente, por la importancia de las relaciones sociales que regula, corresponde al


Derecho Constitucional un importante papel en el sistema de las ramas del derecho.

El Derecho Constitucional es la más importante de las ramas del derecho, pudiéramos


afirmar sin temor a equivocarnos, que es la rama rectora dentro del sistema de derecho.
Este papel le corresponde porque refrenda las bases del sistema económico, el
régimen político y la organización del poder político y al hacerlo, tanto formalmente
como por su contenido, el Derecho Constitucional ocupa un lugar especial en el sistema
de derecho.

Podríamos definir al Derecho Constitucional como la rama del derecho que agrupa a las
normas jurídicas que refrendan las bases de la estructura de la sociedad y el estado,
los principios de organización, sus objetivos, las tareas básicas del estado y las
direcciones de su política, los principios de las relaciones entre el individuo y el estado,
el mecanismo de ejercicio del poder estatal y la dirección de los asuntos del estado y de
toda la sociedad.

De esta forma, la especificidad de las relaciones sociales que constituyen el objeto del
Derecho Constitucional condiciona el importante papel que le corresponde. Esto se
expresa en que sus normas forman las instituciones más importantes del derecho, las
que, en última instancia, son determinantes para que las demás ramas del derecho
puedan regular otras relaciones sociales.
El contenido y la naturaleza de todas las otras instituciones jurídicas son determinados
por el régimen social y por las normas del Derecho Constitucional que refrendan ese
régimen.

El Derecho Constitucional es un conjunto de normas jurídicas que refrendan, en


correspondencia con los intereses de la clase dominante, el régimen social, las bases
del status jurídico de los ciudadanos, la estructura estatal y los principios de
organización, estructura y actividad de los órganos estatales.

Como se ve de esta afirmación, el Derecho Constitucional regula un circulo de


relaciones sociales de singular importancia, lo que determina el lugar que esta rama del
derecho ocupa en el sistema jurídico de un país

Al refrendar el régimen de relaciones sociales que interesa a la clase dominante y al


regular las bases del status jurídico de los ciudadanos y la estructura y organización
estatal, el Derecho Constitucional regula las relaciones sociales vinculadas al poder
político y a su ejercicio, lo que ha condicionado que algunos autores lo denominen
Derecho Político.

La tradicional denominación de Derecho Constitucional originada por ser la Constitución


la fuente fundamental de esta rama, ha tratado de ser sustituida por otras como la de
Derecho Estatal, también utilizada en la ciencia jurídica soviética. Sin embargo, este
nombre no ha podido sustituir al clásico de constitucional, pues este último refleja con
exactitud la esencia y el contenido de esta rama del derecho.

Así, se esgrime el argumento que el Derecho Constitucional debe nominarse estatal


porque al definir los principios básicos de organización y funcionamiento de los órganos
del estado y a estos órganos, se convierte en derecho del estado, como si cualquier
rama del derecho no lo fuera, pues éste es caracteriza por ser un sistema de normas
establecidas y sancionadas por el estado.

Por otra parte, el argumento de que al utilizar la expresión constitucional se, oculta la
existencia de otras fuentes de esta rama a la par de la Constitución, carece de
fundamento, pues aunque otras disposiciones normativas pueden ser y son fuentes del
Derecho Constitucional, la Constitución ea la principal y de ella se derivan las demás.
Así, por ejemplo, las leyes electorales, importante fuente del Derecho Constitucional,
desarrollan y precisan los principios del sistema electoral, el ejercicio del derecho
electoral activo y pasivo, etc., cuyas bases están recogidas en la Constitución, por lo
que al denominar a la rama del Derecho con su nombre tradicional no se oculta ni
mucho menos, la existencia de otras fuentes y normas, a la par que la Constitución.

Este primordial papel en el sistema de derecho del estado prueba la certeza de la


tradicional denominación de Derecho Constitucional para la rama en la que la
Constitución es la fuente principal y bastaría por el solo para refutar los argumentos en
favor del cambio de nombre.
El hecho mismo de que la Constitución sea la fuente más importante de esta rama del
Derecho, es el principal argumento para fundamentar la validez de esta denominación y
sirve para rechazar el criterio de aquellos que lo esgrimen como tal.

En la ciencia jurídica burguesa se trata de limitar el papel del Derecho Constitucional al


de regulador de las instituciones políticas, obviando que ¿ate refrenda las bases del
sistema económico de la sociedad. Así se asevera que el Derecho Constitucional
concierne a la organización sistemática del estado y de la existencia de este, o que ea
una subsección del Derecho Público 1 aunque subrayando siempre su papel central en
el sistema de derecho a partir del hecho de que la fuente fundamental de esta rama ea
la Constitución y a ella le corresponde un papel primordial dentro de todo el sistema de
normas del estado. También se ha dicho, como Mouchet que el Derecho Constitucional
trata de la estructura jurídica que en el derecho positivo tienen los estados y de la
regulación de las relaciones entre el estado y loe ciudadanos 2.

Al ser la Constitución la fuente fundamental de esta rama, corresponde al estudio de la


Constitución un lugar importante en la ciencia del Derecho Constitucional.

La Constitución ha sido definida como "una organización de instituciones" frase que se


atribuye a M. Mauriou3. Esta definición como otras que hemos citado en diversas
oportunidades como las de "sistema de gobierno de un país", "conjunto de normas que
establecen, regulan o gobiernan el estado" o "conjunto de los grandes principios que
rigen la organización del estado", obvian que las normas de le Constitución regulan las
relaciones sociales más importantes, las que determinan los rasgos fundamentales de
la sociedad, por lo que ésta es un documento de importancia político -jurídica especial.

En la Constitución, la clase que tiene el poder político plasma sus conquistas, los
resultados de la lucha contra su enemigo de clase, así como las concesiones obligadas,
es decir, refrenda el régimen de relaciones económicas y políticas que aseguran sus
intereses, establece la organización de su poder; las formas del Estado, la forma de
dirección, las bases del régimen político, los principios de organización del estado, el
sistema de órganos de poder, su estructura territorial, el mecanismo de ejercicio del
poder. Precisamente por eso, la Constitución es la Ley fundamental del Estado y acorde
con ello se le ha denominado Ley de Leyes, Ley Suprema, Carta Magna, Ley
Fundamental, Ley Orgánica Principal, Código de organización estatal, etc.

Los elementos anteriormente abordados conforman la esencia de una Constitución


moderna, pero no es posible identificar una Constitución si no tenemos en cuenta su
aspecto formal. Se ha dicho que el orden legal ha asimilado la expresión escrita como
la forma propia e imprescindible de muchos actos jurídicos y que aún en el caso de
Inglaterra, en que se habla de la existencia de una Constitución no escrita, existe un
núcleo documental cada vez mayor. Ya a fines del siglo XVIII se consideraba que
existían normas escritas que eran la piedra angular de la Constitución británica.

En el siglo XVIII, Thomas Paine indicó que "una Constitución no es algo, solamente, de
nombre, sino de hecho. No es un ideal, sino una realidad. Y si no se produce en forma
visible no es nada" 4.
De todo esto se evidencia que la Constitución es un hecho jurídico y como instrumento
jurídico es la forma y fuente principal de expresión del Derecho del Estado. El estado
crea todas las normas basándose en la Constitución, pues ésta es el presupuesto
inviolable de la legitimidad de las demás leyes.

Con esta caracterización jurídico -formal podemos abordar el concepto de Constitución.


Esta es en efecto, un acto jurídico, un sistema de normas, pero es ante todo, un
fenómeno social. La Ley Fundamental determina la esencia del poder del Estado en la
sociedad y establece la situación del individuo con respecto al Estado, o sea, que
cuantos intereses se manifiestan en la sociedad son afectados por las pragmáticas de
la Constitución.

Es por tanto una categoría clasista que expresa los intereses de la clase dominante y
su esencia reside en que refleja la real correlación de fuerzas de clase existente en el
momento en que es dictada, Por supuesto, que esta correlación no es sólo expresada
por la Constitución, sino por todo el conjunto de disposiciones o normas que reflejan la
lucha de clases en el momento dado.

Partiendo de esos criterios, Lenin en el artículo, "Entre dos combates", publicado en


noviembre de 1905 indicó:

"¿Qué es une Constitución? Una hoja de papel, en la que están escritos los derechos
del pueblo. ¿fin qué consiste la garantía del efectivo reconocimiento de esos derechos?
En la fuerza de las clases del pueblo que tienen conciencia de esos derechos y
supieron conquistarlos" 5.

Por eso definimos a la Constitución como un fenómeno social objetivo que consolida la
base económica del Estado, las formas de propiedad y el sistema de economía, las
formas de gobierno y los principios fundamentales de organización y actividad de los
órganos del Estado, determinando las relaciones entre loa órganos del poder publico y
entre el Estado en conjunto y sus partes y los deberes y derechos fundamentales de los
ciudadanos.

Como se ve, la Constitución es un importante documento político, la resultante de un


paralelogramo de fuerzas políticas, económicas y sociales que actúan en el momento
de su adopción, un reflejo del orden social existente, de la posición que ocupan unas u
otras clases o capas sociales, pues a través de sus postulados se refrendan
jurídicamente la dictadura de la clase dominante y los fundamentos y principios del
sistema socioeconómico vigente.

La mayor parte de las definiciones actuales de los ideólogos de la burguesía del término
Constitución, son formales, algunas van de la afirmación de que es un código cuya
función es la organización del Estado, hasta la de que es "el sistema general por el que
la comunidad ha admitido ser gobernada" 6, que es un complejo normativo en el que de
manera sistemática se establecen las funciones del estado y se regulan los órganos, el
ámbito de sus competencias y las relaciones entre ellos.
Se atribuye a Aristóteles haber dicho que es la organización del Estado. Pero lo cierto
es que la expresión en su concepción actual de conjunto de normas jurídicas que
refrendan las bases del sistema social y económico y de la organización política de la
sociedad, es utilizada por primera vez por los ideólogos de la burguesía.

El término "Constitución" adoptado por la ciencia del Derecho Constitucional moderno


es tomado del derecho de la antigua Roma y se llamaba así, a las disposiciones del
poder imperial supremo.

Actualmente se emplea el término en el sentido en que lo hemos definido hasta ahora.


Como sistema general por el que la comunidad ha admitido ser gobernada, la expresión
fue utilizada en 1689 cuando en Inglaterra se procesa a Jacobo II acusado de haber
infringido las Leyes Fundamentales y de haber tratado de subvertir la Constitución del
reino, violando el contrato original entre el rey y el pueblo. En el acta de derechos (Bill
of Righte) de ese mismo año se consagra el término de contrato constitucional.

En 1775, el ministro francés Turgot en la "Memoria sobre las municipalidades"


presentada al rey Luis XVI, indica que la causa de los disturbios en el reino es que se
carece de Constitución. La expresión se consagra en 1787, al adoptarse la hoy más
antigua de las constituciones escritas todavía vigentes, la de los Estados Unidos, que
en su preámbulo proclama: "Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos (...) disponemos
y establecemos esta Constitución".

Se adjudica al ideólogo del socialismo pequeño burgués, Ferdinand Lasalle la


paternidad del análisis critico del término a partir de la famosa conferencia pronunciada
en abril de 1862 en Berlín, bajo el sugestivo titulo de "¿Qué es una Constitución?",
cuando delimitó los llamados factores reales de poder al definirlos como "esa fuerza
activa y eficaz que informa todas las leyes e instituciones jurídicas de la sociedad en
cuestión, haciendo que no puedan ser, en sustancia, más que tal y como son" 7.

Sin embargo, mucho antes que Lasalle, Marx y Engels habían dado los elementos
básicos para el análisis del término e incluso, teóricos no marxistas han intentado dar
interpretaciones económicas del término, como Charles Beard en su "Interpretación
económica de la Constitución de los Estados Unidos", publicada en 19138, donde la
calificó de "documento económico preparado con soberbia habilidad".

Es Marx quien sienta las bases pera el análisis científico del término Constitución. Baste
mencionar el discurso pronunciado durante el proceso entablado contra la Nueva
Gaceta Renana y al esclarecer el problema de la correlación entre la revolución y el
derecho, precisa la cuestión de la relación entre las leyes y las relaciones sociales
reales, las que requieren una regulación jurídica 9.

A partir de los postulados básicos del marxismo -leninismo, la ciencia del Derecho
Constitucional, estudia la esencia de la Constitución, su surgimiento y su papel en la
vida de la sociedad y el Estado.
El papel de la Constitución en la vida de la sociedad es multifacético y sólo puede ser
analizado a le luz de las funciones fundamentales que desempeña. Según un texto de
Derecho Constitucional soviético, publicado en Moscú en 1983, por un colectivo de
autores encabezado por la profesora El. Kozlova, la Constitución tiene tres funciones
fundamentales: política, jurídica e ideológica 10.

La función política se expresa ante todo, en su carácter clasista. Ya con anterioridad


hemos apuntado que la clase que tiene el poder político plasma en la Constitución sus
conquistas y los resultados de su lucha contra el enemigo de clase y así se manifiesta
esta función, al refrendar el poder de la clase económicamente dominante y propender
a la estabilización de las relaciones de clase.

La función jurídica se refleja en que la Constitución es el centro de todo el sistema


jurídico, establece los principios más importantes y es el punto de partida para todas las
ramas del derecho y las ordena en un sistema único, siendo con ello la norma básica y
central de ese sistema.

En la tercera de las funciones de la Constitución se manifiesta también su esencia. En


efecto, la Constitución es un documento que expresa las concepciones de la clase
dominante. Mediante este instrumento legal esa clase apuntala sus concepciones en
torno a la organización del Estado, el régimen político, la estructura y organización del
poder y contribuye con esto a hacer que su ideología jurídica sea la ideología
dominante, puede afirmarse por ello, que la Constitución tiene una gran carga
ideológica, por lo que al corporizar ese conjunto de abstracciones que son el derecho y
la ley en la sociedad de clases, forma parte del cuerpo ideológico, el que, a su vez, es
un poderoso mecanismo de dominación.

Como se ve de estas funciones enumeradas, la Constitución es un acto jurídico


complejo, integrado por normas diferentes, por su objetivo, contenido y funciones, es
además, una de las instancias más elaboradas de la ideología, como expresión de la
clase dominante.

Otros autores atribuyen a la Constitución diversas funciones además de las ya


apuntadas. Por ejemplo, se dice que junto a la función política por delimitar la estructura
del poder, el mecanismo de poder de la clase dominante y la jurídica que jerarquiza las
normas y norma le actividad legislativa del Estado y la ideológica, al expresar la
ideología de la clase dominante y contribuir a hacer de ella la ideología dominante; la
Constitución cumple una función legitimadora, pues mediante ella el Estado moderno se
acredita y se autoconfiere legitimidad, aunque el texto constitucional sea simple
retórica. De esta forma, la legitimidad o no de cualquier acto de los gobernantes
depende de su correspondencia con la Constitución.

También se habla de una función organizativa, pues norma el sistema de funciones y


atribuciones de los órganos y autoridades, organiza el poder estatal o modifica su
organización. Pero todas las funciones de la Constitución pueden reducirse a una, la
política, ya que al refrendar el régimen de relaciones económicas y políticas que
aseguran los intereses de la clase dominante, afecta con sus pragmáticas los aspectos
más esenciales de la vida de la sociedad dividida en clases. Recordemos con Mehring y
con Lasalle que los problemas constitucionales no son, en última instancia, problemas
de derecho, sino de poder.

Es tradicional clasificar a los textos constitucionales en constituciones de facto y de jure,


la primera es la propia organización del Estado, por lo que en cualquier Batido hay este
tipo de Ley Suprema, pues todo Estado está "Constituido" de cierta manera y, por
consiguiente, todo estado tiene ,una "constitución". Por Constitución de jure se entiende
la fuente formal o jurídica del poder, el documento o la suma de estos que determinan
las bases del poder del Estado. Según esta clasificación, todos los estados tienen
constitución de facto, pero no todos, Constitución de jure.

Lenin dividió a las Constituciones en ficticias y reales, aseverando que las ficticias son
aquellas en que la Ley y la realidad difieren y reales aquellas en que no difieran 11

Esta misma línea sigue la clasificación de Constitución material, para la que existe de
hecho y formal para el texto jurídico o formalmente vigente.
Otra clasificación habitual en la ciencia jurídica burguesa es la de constituciones
escritas y no escritas, la que se hace a partir sólo de aspectos formales. Así, se
cataloga de constituciones escritas a las normas que rigen un Estado, en su mayor
parte leyes escritas en una Constitución; en algún estatuto parlamentario u otros
documentos legales, y no escritas a aquellas otras normas que siendo sobre todo,
costumbres, convenciones y usos rigen también para el Estado, pero que no han sido
formuladas ni escritas. La ausencia de Constitución escrita da mayor amplitud de
maniobra política a la clase dominante e incluso a la arbitrariedad.

Partiendo de esta última clasificación se dice que la Constitución del Reino Unido es la
única superviviente de las no escritas, sin embargo, también en Inglaterra existen textos
constitucionales escritos como la Magna Carta Libertatum (1215), el Bill of Rights (1689)
o el Bill of Parlament (1911) o el propio Estatuto de Westminster de 1931, por
mencionar sólo algunos.

En sus conocidos Ensayos sobre historia y jurisprudencia, Lord Bryce clasifica a las
constituciones en flexibles y rígidas denominando con el primer término a las que
pueden ser enmendadas sin ningún trámite especial y como rígidas a las que requieren
trámites especiales 12.

Resulta evidente lo formal de esta clasificación, que no dice mucho acerca de las
constituciones. Los términos conducen a error y nos puede llevar a pensar que una
Constitución cuya enmienda dependa de numerosos obstáculos será de más difícil
modificación. Esta diferencia se refiere sólo a determinadas exigencias formales en el
procedimiento legal de enmienda.

Otra clasificación que no deja de ser formal, no obstante lo usual, es la de


constituciones federales y unitarias. Esta se hace a partir de la estructura estatal, por lo
que serían federales las que refrendan una estructura federal en el Estado y unitarias
las que recogen una organización unitaria del Estado, es decir atendiendo el método
por el cual el poder del Estado se divide entre el gobierno central y los locales que
ejercen autoridad entre las distintas partes del país.

Uno de los teóricos del anarquismo, Pierre Joseph Proudhon en su obra Confesiones
de un revolucionario, habla de "dos constituciones de naturaleza absolutamente diversa
y aún incompatible". Una de ellas se la Constitución política y la otra, la social. La
primera, según Proudhoun, es esencialmente "fáctica, restrictiva y transitoria" y la
segunda, "intima a la humanidad, liberal, necesaria y cuyo desarrollo consiste sobre
todo en debilitar y eliminar a la política.

Para este teórico del anarquismo pequeño burgués, la Constitución política es


"insuficiente, contradictoria y odiosa" y será abrogada definitivamente 13. El
Comandante en Jefe, Fidel Castro, en su histórico alegato La historia me absolverá, cita
la clasificación del entonces profesor universitario Ramón Infiesta, de constituciones
políticas y constituciones jurídicas 14, entendiendo por políticas a las reales; de facto y
materiales y jurídicas a las formales.
Ha sido difundida también una división en constituciones en sentido amplio y
constituciones en sentido restringido. Las primeras serian loa textos constitucionales
más los usos y costumbres, o sea la práctica constitucional que en ocasiones
contradice o viola el texto legal y las de sentido restringido, al documento en su letra.

La simple enumeración de las clasificaciones de Constitución, muestre la diferencia


sustancial entre el enfoque leninista y la manera formal - dogmática de abordar el
problema por la ciencia jurídica burguesa, que hace total abstracción de le esencia y
contenido del problema.

De cata misma manera formal la teoría constitucional burguesa aborda el problema de


la estructura constitucional. Como se ha afirmado, en la base de esta estructura están
los textos que para la burguesía se convirtieron en modelos clásicos, la Constitución
norteamericana de 1787 y las francesas de 1791 y 1793, en las que el orden de su
contenido, el propio contenido y la forma de expresión respondían a un plan
determinado. Así, la teoría burguesa estableció que la estructura constitucional era la
de un Preámbulo, seguido de una Parte Orgánica, una Parte dogmática y, por último,
una Cláusula de Reforma.

Según esa teoría de la estructura constitucional, en el preámbulo se abordan los


principios generales del texto constitucional, se convierte a éste en algo más que una
selección de normas legales supremas y se le da el carácter de manifiesto político o
programático.

La parte orgánica está dedicada a establecer la organización del Estado, los diferentes
órganos e instituciones que lo integran, el mecanismo de ejercicio del poder político.

La denominación de dogmática para la parte donde se consagran los derechos


individuales fundamentales del ciudadano, muestra la esencia clasista de esta teoría de
la estructura constitucional, pues cataloga de dogma, los derechos proclamados en su
tiempo por la propia burguesía, como inherentes a la existencia humana.
Por último, la cláusula de reforma, destinada a detallar el procedimiento para modificar
la Constitución y que parte de la consideración de que la Ley de Leyes no puede estar
sujeto a los mismos procedimientos de modificación y creación que las demás leyes,
sino sólo a procedimientos especiales.

La propia práctica constitucional burguesa se encargó de desmentir esta "construcción


teórica", pues la Constitución de los EE.UU., de 1787 surgió sin la llamada parte
dogmática, que fue incorporada posteriormente mediante las conocidas diez
enmiendas, o Bill of rights.

En la historia del Derecho Constitucional encontramos constituciones sin preámbulo, sin


la denominada parte dogmática e incluso sin cláusula de reforma. Por supuesto, como
fundamentalmente, la Constitución regula la organización estatal, no encontramos
constituciones sin la llamada parte orgánica.
La mayor parte de las Constituciones de los estados socialistas se caracterizan por
tener los capítulos dedicados a los derechos, deberes de los ciudadanos y las garantías
fundamentales de éstos, situados antes que los capítulos que definen los principios de
organización y funcionamiento de los órganos del Estado, la organización del Estado,
etc., recalcando con ¿ato que el centro de atención del socialismo es el hombre y su
desarrollo normal y armónico 15.

Por otra parte, las constituciones del primer Estado socialista; de la RSFSR de 1918, de
la URSS de 1924 y de 1936 carecían de preámbulo, parte que encontramos ahora en la
vigente Constitución de 1977.

Además de le Constitución, son fuentes del Derecho Constitucional, las leyes


electorales, como ya se ha dicho; las normas que regulan la estructura estatal y su
organización, las leyes y normas de la división político administrativa, los reglamentos
de los órganos de poder estatal y, en numerosos países capitalistas, los usos y
costumbres constitucionales, que en gran medida, modifican las normas
constitucionales formalmente vigentes.

El Derecho Constitucional de los estados capitalistas tiene como objetivo fundamental,


afianzar el poder de los explotadores, aunque enmascare esta esencia de clase con
frases altisonantes del poder del pueblo o afirmaciones que la soberanía reside en el
pueblo y de él dimanan todos los poderes.

El Derecho Constitucional socialista posee rasgos básicos comunes que caracterizan su


esencia clasista. Sin embargo, el Derecho Constitucional de cada estado socialista
posee peculiaridades nacionales especificas, determinadas por las condiciones
histórico concretas de su desarrollo, las peculiaridades del régimen social, la
confrontación de clases, los factores nacionales, tradiciones, cultura e incluso situación
geográfica.

El Derecho Constitucional socialista cubano tiene como punto de partida y fuente


fundamental a la Constitución de 24 de febrero de 1976, aunque sus antecedentes
deben buscarse más atrás, en las constituciones mambisas de Guáimaro, Baraguá,
Jimaguayú y La Yaya, expresiones constitucionales de la aspiración de la nación
cubana, lograda por la Revolución de enero de 1959, de alcanzar la plena
independencia y soberanía.

El Derecho Constitucional socialista cubano es expresión jurídica de las relaciones


socialistas de producción existentes en Cuba y de los intereses y la voluntad del pueblo
trabajador y constituye la rama central del sistema de derecho en nuestro país. De ahí,
la importancia y necesidad de que los juristas no sólo conozcan esta rama del Derecho,
sino que la dominen, pues en ella están las bases y puntos de partida para todas las
demás ramas.

Las normas jurídicas que regulan las relaciones sociales objeto del Derecho
Constitucional reciben la denominación de normas jurídico - constitucionales, son parte
del sistema de derecho y poseen los rasgos característicos de las normas de todas las
demás ramas. Igual que cualquier norma jurídica, las de Derecho Constitucional son
dictadas por el estado o sancionadas por éste y gozan de su protección.

Las normas del Derecho Constitucional tienen, peculiaridades que las diferencian de las
de otras ramas. Todas las normas jurídicas regulan relaciones sociales pero su objeto
directo de regulación no es idéntico. Las normas del Derecho Constitucional, en primer
lugar, refrendan las bases del régimen social y estatal y establecen el, mecanismo de
ejercicio del poder por una clase o un grupo social.

Las normas del Derecho Constitucional, como regla, no poseen la estructura tradicional
de tres elementos (tesis, disposición y sanción) característica de la mayoría de las
normas jurídicas. En muchas de ellas no se indica el destinatario, cuales las
condiciones en que son aplicadas y cual es la responsabilidad por su violación. Sin
embargo, esto no reduce la importancia de esas normas como básicos medios jurídicos
de orientación social para establecer modelos de conducta. Por ejemplo, el articulo 4 de
la Constitución cubana define que en la República de Cuba todo el poder pertenece al
pueblo trabajador, que lo ejerce por medio de las Asambleas del Poder Popular y
demás órganos del Estado que de ellas se derivan, o bien directamente y de esta forma
establece el principio del poder del pueblo y el papel y el lugar de las Asambleas del
Poder Popular en el sistema de órganos del estado cubano y, en este sentido, contiene
indicaciones para los ciudadanos, los órganos estatales y las organizaciones en
general.

Las normas del Derecho Constitucional se agrupan en instituciones. Una institución del
Derecho Constitucional es un conjunto de normas de esta rama, regulador de una parte
determinada del sistema de relaciones sociales que forman el objeto del Derecho
Constitucional. Esto nos permite hablar de la institución de la ciudadana, de la
institución de los derechos, deberes y libertades fundamentales del ciudadano, de los
principios de organización y funcionamiento de los órganos estatales, etc.
Todas estas instituciones están orgánicamente vinculadas y sólo integralmente
aseguran la regulación jurídica de las relaciones sociales que constituyen el objeto del
Derecho Constitucional.

Como resultado de la realización de las normas de esta rama, o sea como resultado del
cumplimiento de lo establecido en estas normas por los participantes de las relaciones
sociales, surgen las relaciones jurídico constitucionales.

Si por relación jurídica entendemos una relación social regulada por el derecho, en
otras palabras, una relación entre personas a las que la ley atribuye efectos, la relación
jurídico constitucional será la relación social regulada, protegida o tutelada por el
Derecho Constitucional, la relación social en la que los participantes están vinculados
por derechos y obligaciones establecidas por el Derecho Constitucional.

Las relaciones jurídico constitucionales como un tipo de las relaciones jurídicas poseen
los rasgos que caracterizan a todas las relaciones sociales, son un vinculo jurídico entre
los participantes de las relaciones sociales, cuyo carácter y limites están definidos por
las normas del Derecho Constitucional y son relaciones volitivas porque dependen de la
voluntad y de la conciencia de los hombres y son protegidas por el Estado.

Por supuesto, las relaciones jurídico constitucionales tienen peculiaridades que las
diferencian de otras relaciones jurídicas en lo que concierne a su contenido,
condicionado por el carácter especifico del objeto del Derecho Constitucional, de su
papel en el sistema de relaciones jurídicas, del circulo de sujetos y otros factores.

El contenido jurídico de estas relaciones, lo componen los derechos y obligaciones de


sus participantes. En las relaciones jurídico constitucionales los derechos y deberes de
los sujetos están vinculados directa o indirectamente al hecho de refrendar los
fundamentos y principios básicos de organización de la sociedad y el estado, al sistema
de las formas y al procedimiento de ejercicio del poder. Por eso, las relaciones jurídico
constitucionales desempeñan un papel determinante en el sistema de relaciones
jurídicas.

NOTAS:

1. Basson, Dion y Viljoen, Henning: South African Constitucional Law. Juta & Co., Ltd.
Cape Town Wetton Johannesburg, 1988, página 14.

2. Basculan Valdés, Aníbal: Introducción al estudio de las ciencias jurídicas v sociales.


Editora Jurídica de Chile. Santiago de Chile, 1960, página 232.

3. Sánchez Agesta, Luis: Curso de Derecho Constitucional Comparado. Universidad de


Madrid. 1980, página 30.

4. Paine, Thomas. Rights of man. London. Pelican Classics. 1977, página 93.
5. Lenin, V. I.: "Entre dos combates". Obras completas Editorial Progreso. Moscú.
Tomo 12, 1982, página 54.

6. Ver: K.C. Wheare: Las Constituciones modernas. Editorial Labor. Barcelona. 1975.
páginas 7-19.

7. Lasalle, Fernando: ¿Qué es una Constitución? Ediciones Siglo XX. Buenos Aires.
1957, página 15.

8. Ver: McDonald, Forrest: We The people. The University of Chicago Press. 1958,
página 415, .Refiriéndose a la Constitución de los EE.UU., Martí dijo que "estaba
manchada por un vicio original: había transigido con la esclavitud de una raza". Ver:
"Filiación política" en: Obras completas de José Martí, Tomo 10, página 93, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1975.

9. Ver: Ratner, L. I.: "Carlos Marx, jurista". En el libro Carlos Marx sobre el Estado y el
Derecho. Editorial Literatura Jurídica. Moscú, 1968. Páginas 140-174. (en ruso).
10. Colectivo de autores: Derecho Estatal Soviético. Editorial "Literatura Jurídica,
Moscú, 1983, páginas 41 y 42 (en ruso).

11. Lenin, V. I.: Obras Completas, Tomo.17, Moscú, página 345 (en ruso).

12. Lord Bryce: Studies in history and jurisprudence. Citado por K. C. Wheare: Las
Constituciones modernas. Obra citada, página 21.

13. Proudhon, Pierre J.: "Les confessiona d'un revolutionnaire". Citado por Pedro
Agustín Díaz Arenas en el libro Estado y Tercer Mundo. Editorial Temis. Bogotá, 1980,
páginas 341 y 342.

14. Castro, Fidel: La historia me absolverá. Editorial Política. La Habana, 1964, página
163.

15. Ver: Constitución de la República de Cuba. Edición Oficial Ministerio de Justicia. La


Habana, 1976. Constitución (Ley Fundamental) de la URSS, Editorial Progreso, Moscú,
1977. Constitución socialista de la RPDC. Ediciones en Lenguas Extranjeras.
Pyongyang. Corea, 1972 y otras.

CAPITULO II

El DERECHO CONSTITUCIONAL EN El CAPITALISMO DESARROLLADO

Orígenes del constitucionalismo clásico burgués. Las Constituciones de la I Generación


Y las de la II Generación. Diferencias. La Constitución de los EE.UU. El régimen
político norteamericano. El Congreso. El Presidente. El Tribunal Supremo y el control
constitucional. El sistema parlamentario en el Reino Unido. El Parlamento. El
Gobierno. la Corona. La V República en Francia. La Constitución de 1958. El
Presidente. El Parlamento. El Consejo Constitucional. El estado de derecho en la
RFA. La Constitución. El gobierno federal. El Parlamento. El Tribunal Constitucional.
España y la monarquía parlamentaria. La Constitución. El gobierno español. El
Parlamento. El monarca. El sistema político japonés. La Constitución. El Gobierno. El
Parlamento. El monarca.

Orígenes del Constitucionalismo clásico burgués

La aparición de la Constitución como Ley Suprema del estado es el resultado de la


lucha de la burguesía contra las fuerzas de la reacción feudal, lucha en la que el "Tercer
Estado" atrajo y condujo a las amplias mayorías. En el terreno de las ideas y
concepciones jurídicas, los ideólogos de la naciente burguesía contraponen a la
arbitrariedad feudal el criterio de que los detentores del poder deben someterse en el
ejercicio de ese poder, a normas jurídicas preexistentes y ese elemento legal racional
es condensado en el concepto de Constitución que ya hemos abordado con
anterioridad.
Para la burguesía, la sociedad en la que no existía la tripartición de poderes carecía de
Constitución y esta era el instrumento fundamental para limitar el ejercicio del poder por
parte de los que lo poseen. 1

En otras palabras, la burguesía presentaba como un orden ideal, aquel en que a través
de un sistema de normas, cuyo centro era la Constitución, se lograba un ejercicio
limitado del poder, que a su vez era controlado mediante la división de ese poder en
tres grandes ramas entregadas a diversos detentadores, el aparato legislativo, el
ejecutivo y el judicial.

Si bien Locke primero, y más tarde Montesquieu, trataron de explicar la concepción de


la tripartición de poderes, complejo resultó lograr una percepción acabada de esos tres
poderes. Porque el problema del poder es uno de los más embrollados de la ciencia
política contemporánea y además, el poder es único e indivisible y ninguna clase, a no
ser en circunstancias muy peculiares, lo comparte con otra, lo que hizo que no pudieran
definirse concretamente las líneas divisorias de esos poderes.

Fue Bonaparte quien precisó con mediana claridad esta confusión al decir que "no
hemos llegado todavía a definir concretamente que es lo que se entiende por Poder
Ejecutivo, legislativo y judicial. Montesquieu nos ha dado definiciones falsas; no porque
este hombre ilustre fuera incapaz de dárnoslas exactas, sino porque su obra, como el
mismo manifestó, no ea más que un conjunto de notas entresacadas de sus viajes o de
sus lecturas. Habiendo fijado sus ojos en el Gobierno de Inglaterra, definió en general
los poderes ejecutivo, legislativo y judicial tal como los habla definido el legislador
inglés" 2.

La burguesía en los siglos XVII y XVIII cobra conciencia de su papel como sujeto activo
de las transformaciones sociales y descubre que el mundo no ha sido siempre igual y
que hay una historia de desarrollo progresivo y que tiene fin, que es un orden, el orden
burgués. Por ello, su aspiración de clase se identifica con la razón, porque sus intereses
coinciden con los de la mayor parte de la sociedad y la consecución de sus fines
particulares significa entonces, el establecimiento de la armonía social.

A partir de esos supuestos, la sociedad burguesa es la sociedad de la razón y ésta se


identifica con la naturaleza humana, por lo que las normas jurídicas esenciales para la
existencia de la burguesía como clase y para implantar su dominio frente al poder
feudal; la libertad, la igualdad formal y la propiedad, son tenidas por derechos naturales
e inalienables.

También el modelo de estado que resulta de estos supuestos ideológicos es el estado


resultante del contrato entre los hombres, cuando hombres iguales y libres decidieron
asociarse, aunque el sentido que dieron los diferentes teóricos al contrato social varió
de acuerdo con la coyuntura política.

De esta forma, el antagonismo burguesía y gobierno feudal de los Estuardo en


Inglaterra que conducía a la guerra civil, hizo surgir a Hobbes que justificó con el
contrato social a la monarquía absoluta. Después de conquistado el poder en Inglaterra
y cuando se preparaba para hacerlo en Francia, Locke y sus seguidores franceses,
Montesquieu, etc. la utilizaron para justificar el compromiso de clases y fundamentar la
monarquía parlamentaria, mientras que los radicales (Rousseau, Holbach, Helvetius,
etc.) la usaron para exponer las aspiraciones revolucionarias de la pequeña burguesía.

Como la monarquía absoluta es el freno político a las aspiraciones de la clase en


ascenso, esta asevera que ese estado violaba los derechos naturales del hombre y su
existencia contradecía la razón humana, por lo que era necesario instaurar el reino de
la razón, reino que como afirmara Engels no era otro que el reino idealizado de la
burguesía.

Asimismo, se deriva el criterio de que la libertad sólo puede ser asegurada con la
separación de poderes, tripartición que para Marx no era más que la habitual división
industrial del trabajo, aplicada al mecanismo estatal en forma de simplificación y control.

Un equilibrio de poderes al estilo de la monarquía constitucional británica significa el


establecimiento de un código de la razón, ideas que pasan también, más allá de los
marea y son recogidas y divulgadas en Norteamérica.

Un pensador más radical, el divulgador más importante de las concepciones del


contrato social, Juan Jacobo Rousseau, sugirió que los hombres antes de formarse la
sociedad, vivían solitarios y libres en un estado de naturaleza de incomparable felicidad,
pero que al surgir la necesidad de trabajar, nació también la propiedad privada que dio
origen a la desigualdad y para evitar las discordias, los hombres se reunieron y
acordaron renunciar a la libertad en favor de la comunidad encarnada en un poder con
autoridad suficiente para mantener la paz.

Sobre esta base se concluía que destruir el despotismo feudal era crear un régimen
basado en el contrato social y establecer el estado de la razón.

Según Engels, el estado de la razón, el contrato social de Rousseau, solamente podía


pisar terreno de la realidad en forma de república democrático burguesa.
Indiscutiblemente que Rousseau y sus concepciones constituían un enorme progreso,
aunque su ideal, era el de la pequeña burguesía.

Las reivindicaciones de la burguesía son postulados de los "eternos" principios de la


naturaleza humana y del derecho natural y en ellos encuentra sus antecedentes
ideológicos el constitucionalismo clásico burgués y por ende, las primeras
constituciones de la era moderna, como la "constitución" británica, la norteamericana de
1787, la primera de las constituciones escritas de la época moderna y las constituciones
de la Francia revolucionaria.

De una u otra forma, las concepciones de la tripartición de poderes, el estado de


derecho y de la supremacía de la ley y el ajuste de la actuación estatal a la norma de
derecho, la supremacía de la Constitución como Ley de Leyes y otras ideas, cuyos
orígenes encontramos en este periodo están en la base de la mayoría de las
Constituciones de los estados capitalistas desarrollados, por lo que no es posible
comenzar el estudio de algunas de las constituciones de esos estados sin hacer
referencia a estos presupuestos.

Las ideas del constitucionalismo surgidas en el perlado de ascenso de la burguesía


como clase y las revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII que condujeron al
surgimiento del estado y del constitucionalismo burgueses constituyeron importantes
jalonea en la historia del pensamiento y la práctica políticas.

No puede abordarse el estudio del Derecho Constitucional burgués sin comenzar por la
Constitución de los Estados Unidos de América y el régimen político que al amparo de
ésta y en ocasiones, al margen y a contrapelo de ésta, se ha desarrollado en el coloso
del Norte. El sistema constitucional británico, resultante de la tradición, la costumbre, la
norme escrita y ante todo, la Revolución burguesa victoriosa, compromiso entre clases,
tampoco puede ser obviado si nuestro propósito es dar una visión de los sistemas
políticos burgueses contemporáneos. Es necesario agregar a ello, el sistema de la V
República en Francia, cuyas peculiaridades y características no permiten clasificar a
ese estado ni como régimen parlamentario ni presidencial clásicos y ha llevado a
algunos especialistas a crear el término "semipresidencial".

Incluimos Alemania Federal y Japón, dos importantes estados del mundo capitalista
contemporáneo. Uno, el primero, con su estructura federal y su régimen parlamentario,
en que la figura central del canciller con sus poderes regulados o no en la Constitución,
le confiere características peculiares y el segundo, gigante asiático prácticamente
desconocido en nuestro pala, en lo que concierne a su estructura y organización
estatales.

Vale la pena reiterar que no nos limitamos al estudio de las constituciones, sino también
a los usos y prácticas constitucionales, que en ocasiones, no sólo completan, sino
también modifican sustancialmente al texto constitucional, creando instituciones no
previstas o dándole un contenido diametralmente opuesto al que el texto, la constitución
formal, les confiere.

En otras palabras, nos guiamos para analizar el régimen político de esos estados, no
sólo por el texto constitucional sino también por la Constitución de facto o factores rea
reales de poder.

De todas formas, no puede abordarse el Derecho Constitucional sin analizar la primera


y más importante de sus fuentes, la Constitución.

En el curso de la evolución histórica del constitucionalismo burgués han surgido dos


grupos de constituciones vigentes en la actualidad. El primer grupo lo configuran las
constituciones más antiguas, aprobadas en un periodo que se diferencia
sustancialmente del actual. Las constituciones de este grupo continúan vigentes en
forma actualizada, mediante el mecanismo de las modificaciones, enmiendas,
interpretaciones, nuevas costumbres constitucionales, etc. Este grupo también ha sido
denominado como el de las "Constituciones de la I Generación".
El típico ejemplo de estas constituciones, es la Constitución de los Estados Unidos de
América, la más antigua de las constituciones escritas, todavía vigentes que ya tiene un
poco más de 200 años dé existencia. Aprobada el 17 de septiembre de 1787, "año del
señor y décimo de la independencia", tiene sus antecedentes más inmediatos en la
Declaración de Independencia de 4 de julio de 1776, que Marx denominara primera
declaración de derechos del hombre y en los ineficaces Artículos de la Confederación
de 1777, en realidad la primera Constitución norteamericana.

Entre las antiguas constituciones de este grupo, se menciona a la del Reino Unido de la
Gran Bretaña e Irlanda del Norte, porque sus normas escritas las constituyen
disposiciones normativas promulgadas algunas de ellas en el pasado lejano como la
Carta Magna de 11 de febrero de 1215, el Bill de derechos de 13 de febrero de 1689, el
Acta de establecimiento (Act of settlement) de 12 de junio de 1701, etc. aunque también
hay otras disposiciones más cercanas en el tiempo, como la Ley de 18 de agosto de
1911, la de 16 de febrero de 1918, sobre representación popular, el Parliament Act de
16 de diciembre de 1949, etc.

Al siglo pasado también pertenecen las constituciones de Noruega de 1814, Bélgica de


1831, Luxemburgo de 1868, Suiza de 1874, para mencionar algunos estados
capitalistas desarrollados de Europa.

De este primer grupo forman parte también, algunas otras adoptadas a principios de
este siglo, como la austríaca de 1920, puesta en vigor nuevamente en 1945 en su
redacción de 1929 y de la que forman parte la Ley Federal sobre neutralidad de 1955 y
la Ley Fundamental del estado de 1867 en lo que concierne a parte de los derechos
fundamentales de los ciudadanos, así como las constituciones de Finlandia, integrada
por varias normas de 1919, 1928 y 1922 y la de Australia (1900) y la de Irlanda de
1937.

El segundo grupo de textos constitucionales o constituciones de la Segunda


Generación lo constituyen las adoptadas después de la II Guerra Mundial y en las que
por el auge del sentimiento democrático y antifascista desarrollado durante la guerra,
fueron introducidos numerosas instituciones de carácter democrático.

Entre estas constituciones podemos mencionar la italiana de 1947, la de Japón (1947),


la de le República Federal Alemana (1949), etc. Aquí por supuesto hay que incluir las
recientes constituciones de Grecia, España y Portugal aprobadas después de
derrocados los regímenes dictatoriales existentes en esos estados.

Si comparamos desde el punto de vista formal estas "nuevas" constituciones con las
"viejas", veremos como las más recientes se caracterizan por un mayor número de
artículos y una estructura más detallada. Así la Constitución de los Estados Unidos de
1787 tiene sólo siete artículos, mientras que la Constitución francesa de 1958 posee 92,
la italiana mucho más amplia, se divide en 139 artículos, la de la R. F. A tiene 146 y la
del Reino de España posee 169.
Si las constituciones de la primera generación eran parcas en lo que concierne a los
derechos del ciudadano, o como la de los EE.UU. no tenían referencia asestes
derechos introducidos en ella posteriormente mediante las primeras diez enmiendas,
las de la segunda generación, por el periodo y las circunstancias en que han sido
aprobadas dedican a los derechos del ciudadano varios artículos. De esta regla, una
excepción es la Constitución de la V República en Francia con muy breve referencia a
los derechos del hombre.

Las más antiguas constituciones del capitalismo no tienen referencia alguna a los
partidos políticos, a pesar de que éstos son un importantísimo elemento del régimen
político. Un ejemplo de ello son las Constituciones de los EE.UU. y la británica, a pesar
de que el sistema bipartidista desarrollado en ambos estados es parte integrante de
todo el mecanismo constitucional.

Sin embargo, las constituciones aprobadas después de la II Guerra Mundial tienen


normas sobre los partidos políticos, como la de Italia de 1947, Japón de 1948, R. F, A
de 1949, Francia de 1958, España de 1978, Grecia de 1975 o Portugal de 1976. A
pesar de estas diferencias formales, la esencia de todas estas constituciones es
idéntica, regular las bases del régimen social burgués y establecer los principios
fundamentales de organización y funcionamiento de los órganos estatales.

Un rasgo característico de las constituciones de la segunda generación es su gran


carga ideológica, lo que se demuestra con la aparición en ellas de artículos dedicados a
la igualdad de la mujer, la defensa de las nuevas generaciones, así como las ideas de
un estado por encima de las clases destinado a distribuir equitativamente las riquezas
sociales y establecer la igualdad de oportunidades para todos, así como el imperio del
derecho.

Ejemplo de ;ato son la Constitución española de 1978 que en su preámbulo afirma el


deseo de "consolidar un estado de derecho que asegure el imperio de la ley...", o la
italiana, que dice que ese país es "una república democrática basada en el trabajo"
(Capitulo I), al igual que la de Alemania Federal, que en su articulo 20 asegura que la
RFA "es un estado federal, democrático y social".

La concepción del estado de derecho refrendada tanto en la Constitución española


como en la Ley Fundamental de la RFA postula que es el estado en que existe la
supremacía del derecho y ese estado se subordina a la norma jurídica y en sus
relaciones con sus ciudadanos tiene un grado tal de autolimitación que garantiza la
libertad de los hombres.

Todos estos elementos sirven para configurar lo que se ha dado en llamar régimen
democrático burgués que se caracteriza por el reconocimiento formal del principio de la
tripartición de poderes, el establecimiento en normas constitucionales de los derechos y
libertades democrático burgueses, la existencia de una oposición legal, la proclamación
del imperio y supremacía de la Constitución, etc,
Abordamos algunos de los principales estados capitalistas desarrollados tomando como
base sus constituciones y la práctica, usos y convenciones para analizar su régimen
político, sin entrar en el estudio de loe partidos políticos, a pesar de que éstos son un
elemento importante de ese régimen, y que un rasgo característico del desarrollo del
estado burgués en la etapa actual es que los partidos que sostienen el sistema político
existente ocupan un importante lugar en el sistema de relaciones del estado burgués y
la sociedad. Participantes activos del proceso político, los partidos desempeñan un gran
papel en la formación y el funcionamiento de los órganos estatales, así como en la
elaboración y aprobación de las decisiones del estado y su propia existencia ea una
premisa del régimen democrático burgués. A estos estados, EE.UU., Reino Unido,
Francia, Alemania Federal y Japón, agregué España, no sólo por los tradicionales
vínculos de Cuba con la Madre Patria, de donde arranca parte de la nación cubana,
sino porque la Constitución de la monarquía española es un moderno modelo del
constitucionalismo, desde el ángulo jurídico formal.

El régimen político de los Estados Unidos de América

Si por régimen político entendemos el "conjunto de métodos de ejercicio de poder


estatal que caracteriza la situación política en un país y que se determina ante todo, por
la esencia clasista, por la forma del estado, el carácter de la legislación, las facultades
reales de los órganos del estado y las formas jurídicas de su actividad" 3, debemos
convenir que un elemento importante para el estudio del régimen político de los Estados
Unidos es la vigente Constitución, que constituye al menos formalmente, la base de
todo el sistema jurídico del país.

La Constitución norteamericana, centro del Derecho Constitucional de los EE.UU., es la


más antigua de las constituciones escritas todavía vigentes, cumplió en 1987, 200 años
de existencia, lo que fue utilizado por los círculos de poder de la primera potencia
imperialista, para desplegar una inmensa campaña propagandística.

En la retrospectiva histórica, nadie niega la significación progresista de la Constitución


norteamericana para su época. Fue, en efecto, la primera Constitución republicana de
la historia, adoptada cuando en el mapa político del mundo dominaba el régimen
monárquico. Ya las primeras palabras de la Carta Magna estadounidense; "Nosotros, al
pueblo de los Estados Unidos..." eran un reto a las monarquías absolutas del mundo de
entonces.

Nacida el 17 de septiembre de 1787, como resultado de la labor de los "padres


fundadores" reunidos en Convención Constituyente desde el 25 de mayo en Filadelfia,
en la misma ciudad y edificio donde la campana de la libertad había anunciado años
atrás la firma de la Declaración de Independencia, la Constitución, no obstante su
carácter avanzado, reflejaba los puntos de vista conservadores de la mayoría de los 55
notables que la redactaron.

Hombres de su tiempo, delegados de los 13 estados de entonces, terratenientes,


prósperos abogados y políticos, representantes de los sectores pudientes del país. Los
otros, negros, granjeros endeudados, mujeres, indígenas, no tenían representación. La
propiedad privada era para ellos la institución fundamental y ese fue su punto de
partida. Por eso, según Charles Beard, dieron un "documento económico preparado con
soberbia habilidad" 4.

Crossman apunta que ese texto constitucional era "una reacción contra le vehemencia
revolucionaria, un esfuerzo, con buen éxito, para poner alto en el progreso hacia el
verdadero gobierno del pueblo y lograr que las instituciones representativas no
amenacen nunca al derecho natural de propiedad" 5.

No es para asombrarse entonces que una reunión de hombres conservadores no


incluyera en el documento constitucional los principios verdaderamente revolucionarios
de la Declaración de Independencia. Es importante señalar que en la Constitución de
1787 no hay referencia a los derechos del hombre, lo que no fue un "olvido" de los
"padres fundadores" sino porque la Declaración de Independencia fue un importante
documento de la revolución en ascenso y la Constitución significaba el fin de la
Revolución, reduciéndola e la conquista de la independencia.

José Martí en su articulo "Filiación Política", publicado en el periódico "La Nación" de


Buenos Aires, el 6 de noviembre de 1884, refiriéndose a la Constitución estadounidense
dijo que "estaba manchada por un vicio original; había transigido con la esclavitud de
una raza". Más adelante en ese mismo articulo, el más grande pensador cubano afirma:

"La Declaración de Independencia fue la expresión genuina del gran espíritu que
animaba a los héroes y a los predicadores de la libertad, el que batalló en Bunker Hill, el
que triunfó en Yorktown. La Constitución política no fue en cambio sino un pacto; un
pacto con el infierno, habla de llamarla más tarde Wendel Phillips. 6

La Constitución ea una combinación de los sistemas unitario y federal basada en los


principios democrático burgueses de dirección estatal. En ella se confiere al poder
federal central facultades para que pudiera funcionar independientemente de los
estados y al mismo tiempo se reflejó la aspiración de los defensores de los derechos de
los estados quienes pretendían excluir la posibilidad de un total dominio del poder
federal sobre el país en conjunto y sobre los estados por separado.

El texto original de la Constitución norteamericana llama la atención por su brevedad;


un preámbulo y siete artículos dedicados sucesivamente al Poder legislativo, Ejecutivo,
Judicial, las relaciones con los estados y de éstos entre al, el procedimiento para
modificar la Constitución, la supremacía de la Constitución y del derecho federal y el
procedimiento de ratificación de la Constitución 7. A estos siete artículos, a lo largo de
dos siglos, le han sido añadidas 26 enmiendas.

La Constitución norteamericana consagra la clásica teoría de la Tripartición de poderes,


pero no como la divulgara Montesquieu, sino como la concibiera originalmente Locke y
puede mostrarse como un ejemplo clásico de esa división de "poderes". Sin embargo,
no encontramos en ella ningún precepto consagrado especialmente a esa división y
opera en ella junto al principio de la separación el llamado de "pesos y contrapesos". Se
ha dicho que la división de poderes resulta del propio texto constitucional pues en él es
establece que "todos los poderes legislativos... residirán en un Congreso..."; que "se
confiará el podes ejecutivo al Presidente..." y que "el Poder Judicial... se confiará a un
Tribunal Supremo..." y que la estricta división de poderes se manifiesta, además, en el
hecho de que el Gabinete es independiente del Congreso, sin que formalmente exista
comunicación entre ellos. Sin embargo, la "división" de poderes tiene muchos
correctivos en la propia Constitución, en la interpretación judicial y en la práctica
constitucional, lo que ha llevado a Harold Laski a afirmar que en EE.UU. "el espectáculo
de la separación de los poderes es, en realidad, el espectáculo de la confusión de los
poderes" 8. Todo esto demuestra que el estudio del sistema de gobierno
estadounidense no puede limitarse a la Constitución puesto que ninguna institución
importante es nunca lo que la ley se limita a definir, además de que la Constitución
norteamericana fue concebida y elaborada para una sociedad eminentemente agrícola
y ahora rige en una sociedad altamente desarrollada e industrial y una Constitución
cumple sus funciones sólo si refleja los cambios de la sociedad. La correspondencia
entre los postulados de la Ley Fundamental en EE.UU. y las nuevas exigencias de la
sociedad se alcanzan no sólo con enmiendas parciales, sino mediante numerosas
interpretaciones de sus cláusulas dadas por el Tribunal Supremo acorde con las nuevas
condiciones.

Roosevelt refiriéndose a la Constitución afirmó que no se puede aplicar una reliquia de


los dios del caballo y del calesín a la época del motor, ahora pudiéramos decir que
mucho menos a la época de la energía nuclear y de la conquista del cosmos. Por ello,
la vigencia formal durante poco más de 200 años de la Constitución norteamericana
sólo ha sido posible porque ¿ata es un "documento dinámico que tal, como ha sido
modelado y desenvuelto hasta hoy, es en ciertos casos muy diferente a lo que era en
1787"9.

A medida que la Constitución desarrollaba su vida dejaba de tener vigencia el principio


de la separación de poderes, que sigue formalmente consagrado en el texto
constitucional.

Siguiendo el texto y uniendo a ello la práctica del ejercicio del poder político, analicemos
el mecanismo de poder del estado en nuestro "buen vecino" del Norte. El articulo I de la
Constitución tiene diez secciones. En ellas encontramos las normas que en conjunto
determinan y caracterizan el status constitucional del órgano legislativo del país, el
Congreso de los EE.UU.

La Constitución instituye un Congreso bicameral, integrado por el Senado y la Cámara


de Representantes. Como dato curioso agreguemos que en la Convención de 1787 la
idea de un parlamento - unicameral fue defendida sólo por Benjamín Franklin y por
supuesto, predominaron los argumentos a favor del Congreso con dos cámaras.

La mayoría partió de la necesidad de reflejar en la estructura del máximo órgano


legislativo del país tanto los principios de la representación proporcional como los de la
representación equitativa. Para ello el Congreso debía tener dos cámaras, una en la
que la representación se basara en el número de la población y la otra (el Senado) en la
que los estados estuvieran representados por igual, con el mismo número de delegados
(senadores), independientemente de la cantidad de habitantes. Además, las dos
cámaras debían y podían controlarse mutuamente. De esta forma, el Congreso es el
conjunto del cuerpo legislativo con la dualidad clásica de un estado federal; una
Cámara, la de Representantes, que representa "al pueblo en su totalidad, y otra, el
Senado que representa a los estados como entidades autónomas.

La Cámara de representantes está compuesta por miembros elegidos cada dos años
"por el pueblo" de los diferentes estados y proporcionalmente a su población. Para ser
representante el ciudadano de los EE.UU. debe haber cumplido 25 años de edad y
residir en el estado por el cual será elegido.

Aunque el texto constitucional establece que se elige un representante por cada treinta
mil habitantes, este postulado no tiene vigencia en la actualidad pues el Congreso limitó
el número de representantes a 435. Al mismo tiempo, la Constitución establece que
como mínimo cada estado tendrá un representante.

De acuerdo con la Ley Fundamental, la Cámara elige de seno a su presidente


(speaker). En realidad, el speaker es elegido por el Partido que tiene mayoría en la
Cámara o para ser más exactos, por mayoría de votos de los miembros de la Cámara
que pertenecen al Partido que posee la mayoría. Los derechos y deberes del speaker y
de otros funcionarios de la Cámara son determinados por las reglas de procedimiento y
las costumbres vigentes.

El Senado está constituido por cien senadores, dos por cada estado, elegidos por los
electores de loe correspondientes estados por un período de seis años. El Senado se
renueva por tercios cada dos años.

Preside el senado el vicepresidente de los Estados Unidos. Sin embargo, no tiene


derecho a voto, salvo en los casos de empate en la votación en los que su voto es
decisivo. En ausencia del vicepresidente, el Senado elige a un presidente pro tempore
quien dirigirá las sesiones en lugar del vicepresidente.

Para ser senador, el ciudadano norteamericano debe tener más de treinta años de edad
y residir en el estado que habrá de elegirlo.

Entre la Cámara de Representantes y el Senado existen diferencias en su importancia y


significado.

El mandato de los representantes dura sólo dos años y el de los cenadores seis, lo que
confiere a estos últimos mucho más tiempo para dedicarse a los problemas generales
de la política, mientras que los representantes apenas elegidos tienen que comenzar a
pensar en la reelección.. La Cámara se renueva por esto cada dos años, mientras que
el Senado lo ea por tercios, lo que le da mayor continuidad.

Como afirma Theo Stammen, generalmente es subestimada la importancia del


Congreso a pesar de que ea uno de los parlamentos más poderosos e influyentes del
mundo. El motivo de esta subestimación es el enorme papel que en el mecanismo de
ejercicio del poder corresponde al presidente.

El trabajo del Congreso se realiza fundamentalmente en las comisiones, subcomisiones


y comités. La importancia de estas entidades para la política norteamericana es grande
pues no sirven solamente para preparar las leyes, sino para un control de la actividad
administrativa estatal. Por el derecho de poderse constituir en comisiones de
investigación, estos órganos tienen la posibilidad de citar a interrogar a altos
funcionarios y a miembros del gobierno.

El Congreso norteamericano ea, en primer lugar, un órgano de legislación. Las dos


cámaras, el Senado y la Cámara de representantes participan con los mismos derechos
en las tareas legislativas.

Los congresistas son los únicos funcionarios federales elegidos directamente por los
electores, pues los votos para el presidente son filtrados a través de colegios de
compromisarios.

El parlamento norteamericano tiene lo que los estadounidenses denominan "poder


sobre el bolsillo", pues es la única autoridad para decidir sobre las recaudaciones de
impuestos federales y cómo gastarlos. De acuerdo con el texto constitucional, que en
muchas ocasiones no siempre coincide con la práctica, el Congreso es el único
facultado para declarar la guerra contra otra nación, confirmar o rechazar, mediante la
acción del Senado, las nominaciones al Gabinete presidencial, y al Tribunal Supremo y
otros cargos de magistraturas y puestos de embajadores, aprobar o rechazar, a través
del Senado, los tratados concluidos por el presidente con naciones extranjeras y
destituir a funcionarios de sus cargos por "graves crímenes y delitos".

En la actualidad la pertenencia al Congreso se ha convertido en una carrera. El tiempo


promedio de permanencia d de un representante en su escaño es de doce años y no es
poco usual que un senador lleve más de 25 años en el suyo 10. De ahí que para tratar
de permanecer en el cargo, el congresista evada los problemas que puedan perjudicar
su "imagen" ante sus electores. Muchos legisladores deben su permanencia en el
Congreso a determinadas prerrogativas que les confiere el escaño congresional como
son el uso gratuito del correo, los viajes ilimitados gratuitos entre Washington y sus
respectivos estados y distritos, personal profesional a su servicio, pagado por el estado
y que los vincula con sus electores y genera publicidad.

Los proyectos de leyes tiene que pasar un camino arduo en la Cámara de


representantes y en el Senado. Casi todos los proyectos tienen que ir primero a los
comités y subcomités, donde mueren por la inacción. Después de aprobado un u
proyecto por las dos cámaras, debe obtener la aprobación presidencial, quien en virtud
del derecho del veto puede impedir su entrada en vigor, lo que sólo puede ser superado
con el voto de dos tercios de los congresistas, lo que es muy difícil de lograr.

El presidente
El llamado sistema presidencialista de gobierno nació en Estados Unidos, por ello este
país es considerado el clásico modelo de este sistema y en él, el Presidente ocupa un
lugar preponderante. Al referirse a esto, el jefe del estado cubano ha indicado que en
Estados Unidos "el presidente tiene un poder mayor, más grande que un emperador
romano

Al hacer esta afirmación, Fidel Castro decía en pocas palabras, lo que politólogos,
especialistas en Derecho Constitucional y políticos al estudiar el carácter de la
presidencia norteamericana consideran una verdad incontrovertible.

En efecto, la amplitud de las funciones del presidente es enorme. Es el jefe del estado,
jefe del poder ejecutivo, jefe supremo del ejército y la armada de los Estados Unidos,
así como de la milicia de los diversos estados, es fuente de sugestiones legislativas,
última fuente de las decisiones ejecutivas, exponente autorizado de la política exterior
de la nación y muchas otras atribuciones que le confieren el texto constitucional
norteamericano y las costumbres y prácticas.

Por supuesto, que ninguna institución política burguesa importante ea lo que la ley se
limita a definir. La presidencia estadounidense como toda institución recoge tradiciones,
convenciones, formas de conducta y otros elementos que influyen poderosamente en
ella.

Los 55 notables, reunidos en la Convención de Filadelfia, concibieron el cargo de


presidente norteamericano, como jefe del ejecutivo exactamente igual que el de
Guillermo III el último rey ingle que no sólo reinó sino también gobernó. Todo el poder
ejecutivo que entonces todavía poseía el rey, se transfirió en los Estados Unidos, al
presidente, quien es un reflejo de ese monarca británico, sólo que limitado por el tiempo
de ejercicio del cargo.

En sus más de doscientos años de existencia, el poder presidencial de los Estados


Unidos ha sufrido una considerable evolución. No tanto en el sentido de la modificación
del status constitucional del presidente, sino en que éste ha ido adquiriendo cada vez
más poderes y facultades y un nuevo contenido político, incluso a contrapelo de la letra
constitucional.

El presidente ejerce los poderes a su cargo con entera independencia, de acuerdo con
el espíritu de la Constitución. Esta independencia se basa en el principio impuesto por
la práctica y ratificado por el Tribunal Supremo de que corresponde al jefe de estado
interpretar el ejercicio de sus poderes.

De esta forma se plasma la tendencia de convertir en habituales las facultades


extraordinarias de que la presidencia se vale en circunstancias de excepción y es
evidente un proceso de centralización que se apoya en la iniciativa y facultades del
primer mandatario. En la práctica el presidente ha asumido una preponderancia sobre
las otras instituciones del poder; el Congreso y el Tribunal Supremo.
La política nacional en los Estados Unidos es fijada por la presidencia y ;ato se debe
entre otras cosas, al crecimiento industrial del país, su papel en la política internacional
y a la necesidad de los monopolios de contar con un fuerte poder político centralizado.
El mensaje presidencial como instrumento de iniciativa legislativa se ha
institucionalizado, el veto se ejerce no para impedir la legislación sino para orientarla, la
radio y la televisión son instrumentos para apelar a la opinión pública mucho más
cuando se trata de presidentes con una gran capacidad de actuación como lo fue
Ronald Reagan.

La oficina ejecutiva de la presidencia, la oficina del presupuesto, el consejo de


seguridad nacional y la oficina de la Casa Blanca son hoy servicios que "legalizan" la
preminencia presidencial.

El "gabinete" norteamericano es un cuerpo de consejeros del presidente, no un consejo


de colegas con los cuales debe trabajar y de cuya aprobación dependa. Sus miembros,
los "ministros" son en realidad los ayudantes del presidente y tienen el título de
"secretarios".

Ni siquiera un gabinete unido puede prevalecer frente a la voluntad presidencial. No hay


departamento cuya dirección no pueda ser asumida por el jefe del estado si desea
hacerlo. Es también una instancia respecto a todos sus secretarios de gabinete y su
veredicto ea decisivo para ellos.

En política exterior la posición del presidente se basa en las clásicas palabras de


Jefferson de que las "negociaciones con las naciones extranjeras corresponden
enteramente al ejecutivo", lo que se he convertido en una regla conocida. A partir de
;ato, el presidente tiene una intervención decisiva en la configuración de las relaciones
exteriores, aún cuando el Congreso y en particular, el Senado, desempeñen un
determinado papel.

Los poderes que competen al presidente como jefe supremo del ejército y de la armada
son también enormes. Más de un centenar de disposiciones aprobadas por el Congreso
en diversos periodos, le confieren poderes especiales extraordinarios, por lo que el
presidente en caso de insurrección o de guerra, se convierte en jefe real del aparato
militar y del esfuerzo bélico del país y en el teatro de operaciones bajo la ley marcial, se
sustituye la autoridad civil de las leyes por la autoridad militar, cuya jefatura ostenta el
presidente.

El vicepresidente es sólo el lugarteniente del jefe de estado y si algo le sucede a éste,


lo sustituye, pero no tiene funciones especificas, excepto la de presidir el Senado
cuando asiste a sus sesiones. La ausencia de funciones especificas, hace del
vicepresidente una figura dependiente del jefe del ejecutivo y mucho más si el
presidente es una figura "fuerte".

Durante los cuatro años para los que ha sido elegido el presidente no puede ser
revocado. La Constitución norteamericana solamente prevé la acusación del presidente
en el caso en que cometa un delito o crimen de alta traición (impeachment), mediante
un complejo procedimiento en que la Cámara de Representantes se convierte en
acusador y el Senado en tribunal, procedimiento al que se ha acudido en una sola
oportunidad en el pasado siglo y no resultó por el margen de un voto y que se esgrimió
como una amenaza para hacer renunciar a Richard Nixon.

Aunque está claro cuales son las fuerzas que gobiernan en los Estados Unidos, resulta
tan importante .quién o quiénes las representan desde el cargo de presidente, figura
que además es considerado el jefe de su partido y vocero de toda la nación.

Por eso con toda justeza, Fidel nos decía que "si usted pone un loco en la presidencia
de Estados Unidos, puede incendiar al mundo por los poderes casi omnímodos con que
cuenta. _Y en el caso de un hombre con ese poder, sin ninguna restricción para
determinadas cosas que son fundamentales, su actitud, su pensamiento, su conducta,
influyen considerablemente en la política del pala, digamos en un grado bastante alto,
dentro de determinadas normas, determinadas concepciones, determinados marcos y
determinados intereses" .12

Afirman los constitucionalistas norteamericanos que si el Congreso representa al


pueblo, el presidente lo encarna, de ahí sus amplias facultades. Recordemos que el
juez Marshall aseveró que "el presidente sólo responde ante el país y su conciencia".
Luis Sánchez Agesta en su Curso de Derecho Constitucional Comparado, dice que el
presidente yanqui puede definirse "como un dictador con poderes limitados
temporalmente o como el ejecutivo más poderoso del mundo" 13.

El proceso de concentración de poder en manos del presidente no ha sido lineal y ha


tenido sus altas y bajas. La Constitución escueta y vaga, a pesar de lo referido con
anterioridad en torno a los poderes del presidente, ha posibilitado que presidentes
emprendedores, a partir de la vaga definición de sus responsabilidades, amplíen sus
facultades.

La iniciativa de tomar el camino de ampliar sus facultades como presidente


correspondió al primero de los jefes de estado norteamericanos, George Washington,
quien además de establecer su autoridad sobre la política exterior, oreó un gabinete
para controlar la rama ejecutiva. Fue Washington también quien estableció la
costumbre de que un presidente no debía ocupar la más alta magistratura más de dos
periodos consecutivos, al negarse a hacerlo, lo que es convirtió en norma al aprobaras
en 1951 la XXII enmienda constitucional que limita el mandato del presidente a dos
periodos.

La rama ejecutiva ha crecido considerablemente y si en sus inicios tenia un número


reducido de empleados, en nuestra época, este número asciende a más de dos
millones 700 mil.

El presidente cuenta entonces con un enorme aparato no elegido por nadie que puede
manejar a su antojo. Resulta además, paradójico que la primera figura del estado
norteamericano sea elegido indirectamente por el sistema del colegio de
compromisarios, lo que posibilita que pueda alcanzar la más alta magistratura quien no
obtenga la mayoría de votos de los ciudadanos, como fue en los casos de Adama, en
1824; Haya en 1870 y Harrison en 1888.

Como el número de electores o compromisarios que envía cada estado ea proporcional


al de su población, pues ea igual al de sus representantes en el Congreso, un candidato
puede ganar concentrando sus victorias, independiente del margen, en los 12 estados
más grandes. Si ese candidato perdiera. ampliamente en loa estados más pequeños,
su total nacional podría ser menor que el de su contrincante.

Actualmente, para ganar la presidencia, un candidato debe obtener como mínimo 270
votos en el colegio electoral, ya que el colegio lo componen 538 electores. California
envía 47, Nueva York 36 y Texas 29, por lo que ganando esos trae estados y los nueve
que le siguen en población, se tienen asegurados 279 votos, suficientes para la victoria.

El sistema de las listas de electores de los partidos permite conocer desde el mismo día
de las elecciones (el martes posterior al primer lunes de noviembre de un año bisiesto)
que candidato ha obtenido la victoria, pues en cada estado se vota por la lista
republicana o demócrata y vence la que obtiene la mayoría relativa de los votos del
estado aunque sólo sea la mitad más uno y se lleva a todos los compromisarios.

Más grave ea el hecho que puede ocupar el cargo de presidente alguien que no sea
elegido por nadie. En efecto, la enmienda XXV ratificada en 1967, establece que en
caso de quedar vacante la vicepresidencia, el presidente designará un vicepresidente
que ea aprobado por el Congreso, quien puede acceder a la presidencia de faltar el
presidente, lo que ya ocurrió al suceder Gerald Ford a Richard Nixon, pues el primero
ocupó la vicepresidencia al renunciar a esta Spiro Agnew.

Si un presidente está incapacitado, puede abandonar el mandato por un tiempo y


permitir que su vice ocupe sus funciones hasta que considere que está capacitado
nuevamente. Si no está de acuerdo o no está en sus cabales para abandonar el cargo,
el vicepresidente puede asumir el poder si cuenta con el apoyo de la mayoría del
gabinete. Si el presidente se opone, la decisión definitiva correspondería al Congreso.

La línea de sucesión presidencial en caso de que tanto el presidente como el


vicepresidente desaparecieran, seria en este orden: el Speaker de la Cámara de
Representantes; el presidente pro tempore del Senado; el secretario de estado; el
secretario del tesoro y el de Defensa; el fiscal general (secretario de justicia); los
secretarios del interior, agricultura, comercio, trabajo, salud, desarrollo urbano y de la
vivienda, transporte, energía y educación.

El "Poder" Judicial

Si fuera necesario verificar la afirmación de Lenin de que el tribunal es un órgano de


poder, bastaría detenernos a observar la actividad y facultades del Tribunal Supremo en
los Estados Unidos, creado dos siglos atrás como reserva del poder de la burguesía
norteamericana.
El Tribunal Supremo (the Supreme Court) está constituido por nueve jueces
designados "mientras dure su buena conducta", lo que significa que lo son de por vida,
si así lo desean.

La composición del Tribunal, nueve jueces designados por el presidente y ratificados


por el Senado, lo convierte en un órgano no elegido por nadie y que se sitúa en
ocasionen, por encima del propio presidente y del Congreso. Su lugar en el sistema de
órganos de poder estatal y su importante papel en el funcionamiento del sistema
político está condicionado porque el Tribunal Supremo no sólo ejerce las funciones de
tribunal sino que participa activamente en la política lo que le permite ejercer una
considerable influencia en el país.

El papel del Tribunal Supremo y de otros tribunales en el sistema político


norteamericano fue precisado por Charles Evans Hughes, conocido jurista
estadounidense que presidió la Suprema Corte de 1930 a 1941 al decir: "Vivimos bajo
una Constitución más la Constitución es lo que los jueces dicen que es" 14, lo que
prueba que esa institución rebasa ampliamente el ámbito de la función judicial, tal y
como se entiende ésta en otras partes. Quizás seria más exacto decir que la
Constitución es lo que la mayoría de los magistrados de la Corte Suprema dicen que
es.

El Tribunal, al igual que todos los tribunales, aplica las leyes, pero si su función se
redujese a ello, no tendría en la vida norteamericana la importancia que todos le han
reconocido. Citando al excanciller mejicano Antonio Carrillo Flores digamos con el que
"la Suprema Corte ha podido hacer la ley y también deshacerla sin subordinarse,
cuando ha creído que está mezclada una cuestión constitucional, a la voluntad de los
cuerpos legislativos, tanto federal como locales” 15.

En 1803 al decidir en el litigio Marbury va Madison, el Tribunal reconoció


anticonstitucional por vez primera un acto del Congreso. La Corte se atribuyó entonces
la importante función del control constitucional, lo que permitió desarrollar una de las
instituciones centrales de todo el sistema de poder en Estados Unidos, contraria a toda
la lógica del sistema, basado en la separación de las ramas.

La importancia del control judicial de la constitucionalidad de las leyes comienza donde


el problema pierde su carácter propiamente jurídico para ser una cuestión política. No
puede concebirse una ley, desde el punto de vista estrictamente jurídico, que sea
inconstitucional, una vez que el proceso de formación termina con una proclamación
regular. Por el contrario, la ley es inconstitucional cuando existe una incompatibilidad
lógica entre sus preceptos y los de la Ley Fundamental.

Resulta entonces que los jueces del Tribunal Supremo pueden declarar
anticonstitucional una ley que ellos consideren contraria a su noción de lo razonable,
arrogándose un órgano no elegido, la capacidad de anular los actos de las otras dos
instituciones del poder, elegidas al menos formalmente.
El Tribunal Supremo es una institución que se enfrenta a cuestiones de gran
envergadura de le vida de los Estados Unidos a partir de las convicciones de sus jueces
y no tiene mis limites que éstas, pues no está constreñida de manera formal, ni por la
opinión pública, ni por poder público alguno, ni por las decisiones del cuerpo electoral, a
partir de que los jueces no son elegidos sino designados.

El Tribunal Supremo norteamericano al contrario de lo que se afirma, es una institución


típicamente antidemocrática, que ha asumido funciones que los padres fundadores no
pensaron en confiarle y que las ha utilizado para burlar la voluntad popular. Fue nada
menos que el presidente Abraham Lincoln quien dijo que "si la política del gobierno
sobre las cuestiones vitales que afectan a todo el pueblo debe ser fijada
irrevocablemente por las decisiones de la Suprema Corte, es claro que el pueblo habré
dejado de ser su propio árbitro, entregando su dirección al despotismo de unos cuantos
funcionarios vitalicios" 16. Y con anterioridad, Jefferson refiriéndose a esta atribución
apuntó que "el tribunal como instancia suprema de las cuestiones constitucionales
significa someternos al despotismo de una oligarquía

El control constitucional es una actividad de carácter político y como afirma Loewenstein


cuando se impone frente a los otros detentadores del poder, es, en realidad, una
decisión política. Cuando los tribunales proclaman y ejercen su derecho de control,
dejan de ser meros órganos encargados de ejecutar la decisión política y se convierten
por su propio derecho en detentadores semejantes, cuando no superiores, a los otros
detentadores del poder instituidos

La Constitución no ha determinado la organización del llamado poder judicial y este


vacío lo ha llenado el Congreso. La justicia federal ha sido instituida en tres niveles; el
Tribunal Supremo al que la Constitución hace referencia expresa; los tribunales de
apelación de circuito y los tribunales de distrito.

La práctica del Tribunal Supremo muestra la evolución y transformación de la


Constitución de los Estados Unidos. Los jueces a su "leal saber y entender", a partir de
los intereses de la clase dominante, han interpretado y reelaborado la Constitución,
adaptando y transformando un texto de la época del calesín a las circunstancias de la
era actual y a las necesidades de la burguesía monopolista. Aquí, así como en las
transformaciones a que ha sido sometida la institución de la presidencia, está el secreto
de la supervivencia de la mis antigua de las constituciones escritas todavía vigentes,
como gusta proclamar la propaganda estadounidense.

Si la Constitución previó un Congreso que legisla, un presidente que ejecuta y unos


tribunales que juzgan, ahora tenemos un presidente que gobierna, un Congreso que
legisla, muchas veces bajo la influencia del presidente y un Tribunal Supremo que no
sólo juzga, sino también controla y legisla.

El Reino Unido: El sistema Parlamentario clásico

Se afirma que la Constitución británica ea el típico ejemplo de Constitución no escrita.


Sin embargo, quienes repiten esta frase, olvidan que existe un grupo de disposiciones
normativas que forman parte de la llamada Constitución británica, aprobadas en
diversos periodos históricos, lo que hace difícil afirmar de manera categórica que el
Reino Unido sea un país de constitución no escrita.

Es claro que no existe en este estado un acto normativo proclamado oficialmente Ley
Fundamental, que el sistema de gobierno no se basa en ningún documento
constitucional único y que la Constitución está compuesta por normas diversas; las
normas del derecho precedente (case law), las del derecho estatutario (normas
escritas) y las costumbres constitucionales, a las que corresponde un importante papel
en el sistema del Derecho Constitucional británico. Cuando la Constitución es así, una
agrupación de normas escritas, convenciones, costumbres, algunas de las cuales no
han sido expresadas explícitamente, existe un gran peligro de que sea violada con
facilidad, pues ella concede a la clase dominante una amplia capacidad para maniobrar.

Por normas del derecho estatutario, son conocidas habitualmente en el Reino Unido,
todas las disposiciones escritas, los actos legislativos aprobados por las cámaras del
Parlamento y firmados por el monarca. Entre las normas del derecho estatutario a las
que se les atribuye carácter constitucional, podemos mencionar el "Bill of rights" de
1689, la Ley de sucesión del trono de 1701, las leyes sobre el parlamento de 1911 y de
1949. Los constitucionalistas británicos agregan a estos documentos la famosa Carta
Magna de 1215, documento de marcado carácter feudal.

El precedente judicial es fuente de derecho en Gran Bretaña desde el feudalismo y se


ha llegado a afirmar que el sistema de precedentes judiciales arranca del siglo XIII. La
importancia del precedente como fuente del derecho en Inglaterra fue destacada por
Engels al aseverar que el juez británico era esclavo del pasado y déspota del futuro.
La costumbre. Fuente especial del derecho constitucional inglés son las costumbres
surgidas y desarrolladas en la práctica de los órganos estatales británicos. El derecho
estatutario seria el derecho escrito, el precedente el no escrito y la costumbre
constitucional es otra fuente particular del Derecho Constitucional, cuyo carácter
obligatorio no es negado por ningún constitucionalista en el Reino Unido.

El estado británico, denominado oficialmente Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda


del Norte, es un estado unitario del cual forman parte cuatro diferentes regiones
geográficas con peculiaridades en su sistema de dirección, una de las cuales, Irlanda
del Norte, es en realidad, una colonia. Las otras regiones del Reino son Inglaterra,
Gales y Escocia.
Si nos preguntamos qué es el estado británico, podemos responder con Harold Laski
que "el estado inglés de los últimos 250 años es la expresión institucional de aquel
liberalismo que tuvo en Locke su primera expresión clásica. Fue la afirmación del
derecho del propietario a que se le protegiera contra una interferencia en el goce de su
propiedad" 19.

Cuando se habla de sistemas parlamentarios de gobierno, se piensa invariablemente


en el Reino Unido, cuyo sistema ha sido el modelo clásico del régimen en que el
parlamento, al menos nominalmente, ocupa el lugar preponderante en el mecanismo de
ejercicio del poder estatal.
Un estudio a fondo de este mecanismo y su puesta en práctica, permite llegar a la
conclusión de que el nombre tradicional de sistema parlamentario de gobierno no refleje
la realidad del Reino Unido. En efecto, la discrepancia entre la denominación y la
realidad es clara e incluso alguno han tratado de encontrar un concepto más preciso
para designar el actual sistema de gobierno británico.

Theo Stammen nos dios que el nombre de "gobierno parlamentario de gabinete" podría
expresar el estado de cosas, o sea, que el verdadero poder se ejerce desde el gabinete
que se apoya en el Parlamento o en una mayoría parlamentaria en la Cámara de los
Comunes. Sin embargo, esta expresión tampoco refleja la realidad pues hay que tener
en cuenta en primer lugar, la posición preponderante del Primer Ministro.

Constitucionalistas ingleses han utilizado la expresión "gobierno del Primer Ministro"


(Primeministerial goverment) para reflejar la evolución del sistema parlamentario clásico
en la dirección del predominio del gobierno y dentro de éste, del Primer Ministro, lo que
es también un reflejo da la tendencia, ya antes mencionada, de centralizar el poder
estatal en manos de un ejecutivo fuerte.

Las instituciones políticas características del sistema de gobierno británico tales como el
Parlamento, el sistema bipartidista, oposición legal, gabinete, Premier, es desarrollaron
en el siglo XVIII y tienen su origen básico, aunque lo nieguen muchos británicos, en la
Revolución burguesa inglesa del siglo XVII que culmina con la victoria del Parlamento
sobre la Monarquía.

Walter Bagehot en su famosa obra "The English Constitution" distingue en el sistema de


gobierno británico dos partes. Para este autor, Parlamento y gobierno constituyen las
partes eficientes (efficient parts) y la corona ea la parte digna (dignified part).

Sin embargo, esta clasificación es engañosa, pues puede llevarnos a concluir que sólo
el gobierno y el Parlamento tienen importancia política y eficiencia, mientras que a la
corona queda reservado el papel de institución figurativa, lo que algunos han querido
expresar con la frase de que el monarca reina pero no gobierna, cuando la monarquía
en el Reino Unido despliega una considerable y valiosa fuerza de integración política y
desempeña un importante papel en el mecanismo institucional británico y sirve de
instrumento para el dominio de las clases pudientes en la conciencia de, los oprimidos.

El Parlamento

El sistema británico de gobierno parlamentario ea el resultado de una evolución gradual


cuyos orígenes es remontan a varios siglos atrás. La esencia, como se subraya en
materiales ingleses, ea que los jefes políticos del ejecutivo son miembros del
Parlamento y que la tenencia del poder por partí de un gobierno depende de que
conserve una mayoría en la Cámara de los Comunes.
Como afirman los británicos, el Parlamento en el Reino Unido esté formado por el
Soberano, la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes. Según la tradición,
colectivamente esos tres elementos constituyen el llamado poder legislativo. En
realidad, la institución legislativa ea la cámara baja o Cámara de los Comunes elegida
por un periodo de cinco años.

El derecho a elegir diputados a la Cámara de los comunes lo poseen los ciudadanos


que tengan más de 18 años y posean residencia permanente en un distrito electoral el
día que se cierran los listados de electores. Pare ser elegido es necesario ser mayor de
21 años.

Una peculiaridad que garantiza que sólo puedan ser candidatos los que pertenezcan a
los grandes partidos británicos y que a personas aisladas le resulte muy difícil para no
decir imposible, ser candidato, es que para registrarse como tal es necesario depositar
una fianza de mil libras esterlinas, las que pasan a propiedad del estado si el candidato
no reúne al menos el 5% de los votos del distrito en que se presenta.

El derecho al voto para elegir a los miembros de la Cámara de los Comunes es, según
el derecho consuetudinario inglés, un derecho análogo al de propiedad, o sea, algo
sacrosanto, como sagrada es la institución de la propiedad privada.

De acuerdo al derecho constitucional británico, los comunes tienen la función de crear y


modificar el derecho y fiscalizar la actividad del Gabinete, sin embargo, esta cámara es
simplemente y según expresión de los especialistas ingleses un "parlamento hablador"
(speaking Parlament), pues en ella se debate y se habla, pero la función de ejercicio del
poder corresponde al Gabinete.
En efecto, si el gobierno lo componen parlamentarios del Partido que tiene mayoría en
los Comunes y el Primer Ministro de su majestad es el líder de ese partido, resulta
evidente que la labor del Parlamento en lo que concierne a la dirección política general
y a la legislación, así como al control del Gabinete, depende de las decisiones que se
adopten en el propio Gabinete.

Así, el Gobierno determina ampliamente el orden del día de las sesiones parlamentarias
y de esa forma, dirige y controla el trabajo del Parlamento. En lo que concierne a la
legislación, todos los proyectos que se discuten en la Cámara son elaborados y
presentados por el Gobierno. Se alegan para justificar esto, razones técnicas, como que
sólo el Gobierno posee el aparato capaz de calcular y dirigir los efectos de una ley. Sin
embargo, lo indiscutible es que sólo el Gobierno posee en la actualidad, la iniciativa
legislativa, pues la oposición, minoritaria en la Cámara no puede contar con que un
proyecto de ley presentado por ella sea aprobado. Por ello, la Cámara baja es, en gran
medida, un órgano que registra y legaliza la voluntad del Gabinete.

No resulta difícil probar que la oposición en el Parlamento no tiene posibilidades reales


para impedir al gobierno la ejecución de su política, una vez que esta ha sido decidida
por el partido que cuenta con la mayoría en la cámara, y en particular por el líder, quien
a su vez encabeza como Premier, el Gabinete.
Formalmente, la Cámara de los Comunes conserva la autoridad suprema; no hay
limites jurídicos a su soberanía sobre todas las cuestiones y personas sujetas a su
jurisdicción, ni está sometido a restricción jurídica alguna. Esto ha permitido decir en el
Reino Unido que el Parlamento puede hacerlo todo, menos de un hombre una mujer y
viceversa y afirmar que es el Parlamento más poderoso del mundo, sin embargo, la
realidad demuestra que ea sólo un órgano hablador, donde no se deciden las
cuestiones fundamentales del ejercicio del poder estatal.

Al aprobarse en 1911 la Ley del Parlamento, la duración de éste se fijó en cinco año,
aunque puede ser disuelto, celebrándose elecciones generales, antes de que expire
ese plazo.

El Parlamento se convoca por proclamación real y al comienzo de cada etapa


legislativa, el monarca dirige la palabra a los lores y a los comunes pronunciando un
discurso que ea redactado por el Gobierno y donde se plantean las cuestiones
fundamentales de la etapa parlamentaria, el llamado discurso del trono. Ninguna de las
cámaras puede iniciar sus laborea hasta que no se haya le ido ese discurso.

La Cámara de los Comunes es presidida por un "speaker", seleccionado por los


diputados del Partido de la mayoría, pero de acuerdo con la tradición, su conducta
parlamentaria debe ser irreprochable tanto para el gobierno como para la oposición.

La otra Cámara del Parlamento británico, que ha perdido prácticamente influencia en el


mecanismo institucional, ea la llamada "Cámara de los Lores" 20, formada por los lores
seculares que incluyen a los parea hereditarios de Inglaterra, Escocia, Gran Bretaña y
el Reino Unido y los parea creados por la Corona, así como los lores de apelación en
ejercicio y por los lores espirituales, o sea los arzobispos de Canterbury y York, los
obispos de Londres, Durhan y Winchester y otros 21 obispos de la iglesia anglicana.

Los títulos de parea seculares son conferidos por el soberano por recomendación del
Primer Ministro, lo que posibilita que tanto la Corona como el Premier puedan influir en
la composición de este órgano. La Cámara de loa loras siempre está representada en el
Gabinete pues de acuerdo can la Ley, dos secretarios de estado deben pertenecer a la
Cámara alta.

Aunque la ley del Parlamento ha reducido el papel de la Cámara de los Lores a un lugar
secundario, pues no puede tocar las medidas financieras y son de esta naturaleza
todas las que el Speaker de los Comunes certifique como tal, esta institución puede
conseguir la demora o la revisión de determinadas normas y por ello frenar la
legislación de un gobierno progresista que tenga mayoría en los Comunes, al menos,
durante un determinado periodo de tiempo.

El Gobierno

Al definir al Gabinete en el Reino Unido, Harold Laski asegura que éste, en esencia, es
una comisión del Partido o coalición de Partidos que cuenta con la mayoría en la
Cámara de los Comunes 21, Pudiera tomaras a primera vista como cierta esta
definición que seria válida si los grandes partidos tradicionales británicos se rigieran por
principios verdaderamente democráticos y no imperara en ellos el criterio de un líder,
que en el caso del Partido que tiene mayoría en los Comunes, es, al mismo tiempo, el
jefe del Gobierno.

El Gabinete, además de ser el instrumento que vincula al ejecutivo con el aparato que
formalmente legisla, sea el cuerpo que dirige a ese órgano legislativo. Confecciona el
programa sobre el cual el Parlamento debe tomar decisiones, dirige todo el aparato
administrativo y elabora los proyectos de leyes.

Un elemento importante a considerar, es que al ser el Jefe del Gobierno, Jefe del
Partido mayoritario le permite imponer su voluntad tanto al Gabinete como al
Parlamento. Esto es lo que ha permitido, como ya se ha dicho, con anterioridad, afirmar
que en el Reino Unido existe un sistema peculiar, el denominado "Gobierno del Primer
Ministro" y que tanto el ejecutivo como el legislativo tienen su asiento en la calle
Downing No. 10, residencia oficial de los Premieres.

El centro del Gabinete británico es el Primer Ministro quien es más que un "primero
entre iguales", desempeña un papel decisivo, tiene una enorme autoridad que se
manifiesta no solo en que escoge libremente a sus ministros con la sola limitaci ón de
que deben ocupar un asiento en las Cámaras, sino también en que ejerce en todas las
partes del Gabinete una considerable influencia.

Como se ha repetido, el Premier, a través del Partido de Gobierno que se le subordina


por una rígida disciplina característica del sistema de los partidos británicos y ante todo,
por el hecho de que resulta imposible alcanzar un escaño en los Comunes sino se
forma parte de uno de loe dos grandes partidos tradicionales en el Reino, controla
también a la Cámara Baja.

Si el Primer Ministro posee una mayoría elevada en la Cámara de los Comunes, la


oposición parlamentaria no puede hacer nada, a no ser limitarse a hablar. Desde finales
del pasado siglo no se ha producido la caída de un Gobierno durante el periodo de
sesiones por un cambio en la mayoría parlamentaria ni por una derrota en una votación
de confianza, lo que hoy es imposible.

Un análisis de esta situación conduce fácilmente a la convicción de que la


denominación "sistema parlamentario" para el Reino Unido, no responde a la realidad,
como ya hemos aseverado.

En teoría la elección del Primer Ministro está en manos del monarca, pero en la
práctica, ;ate no puede designar a otro que no sea el líder del Partido que consiguió la
mayoría en la Cámara baja en las elecciones, por lo que la libertad del rey en esta
esfera es bastante restringida.

La responsabilidad del Primer Ministro es enorme, maneja al Gabinete, la Cámara de


los Comunes y a su Partido.
El Primer Ministro se rodea de un pequeño grupo de consejeros de su especial
confianza que ha sido denominado "gaginete interno" no oficial. El Gabinete lo
constituyen los ministros de los departamentos más importantes, alrededor de veinte,
cuyos orígenes se remontan al Consejo Privado del Monarca. Fuera del Gabinete hay
otros ministros que junto a loe primeros configuran el Gobierno, es decir, que no puede
colocarse un signo de identidad entre el Gabinete, un circulo más restringido de
ministros y Gobierno.
Con el fin de coordinar la labor del Gabinete y la de todo el Gobierno han sido creadas
diversas comisiones gubernamentales en las que colaboren entre el varios ministros
cuyos departamentos están vinculados al tema en cuestión. Esto permite que el
Premier mantenga todavía más en sus menos el control de toda la labor
gubernamental.

El Gabinete es un órgano que basa la mayor parte de su labor en las costumbres y su


propio surgimiento es parte del derecho consuetudinario y como se afirma, se ha
mantenido al margen de reglamentación legal.

De Consejo Privado del Rey, instrumento en manos del monarca, evolucionó hasta la
autonomía y la presidencia de un Premier, surgido de un incidente histórico, cuando los
primeros monarcas de la casa de Hannover, Jorge I y Jorge II, como alemanes, no
entendían ni sabían hablar bien el inglés dejando de tomar parte en las sesiones del
Gabinete, confiando su conducción al primero de los ministros del Rey, titulo que es
inicialmente, casi furtivo e inconstitucional. Recordemos que el titulo oficial del Primer
Ministro es el de Primer Lord del Tesoro.

La responsabilidad del Gobierno ante el Parlamento, característica del sistema


parlamentario se formó en el siglo XVIII. En virtud del "Act of Settlement" de 1701, el
Gobierno respondía sólo ante el monarca y en el proceso de debilitamiento de la
relación rey-gabinete se produce la vinculación Gobierno-Parlamento y esta
combinación es la base del sistema británico actual.

Como las facultades del Gobierno no están claramente definidas en la ley y se basan
en las costumbres, esto posibilita que este órgano y su jefe, si se trata de una figura
fuerte, actúen de manera independiente e interprete, a su antojo, sus facultades. Esto
permite incluso, que se interprete la costumbre en el sentido de que compete al
Gobierno y no al Parlamento la facultad de declarar la guerra. Así Winston Churchill
afirma que "de acuerdo con la Constitución británica, la Corona declara la guerra con el
consejo de los ministros, y el Parlamento se ve frente al hecho consumado" 22

No olvidemos agregar que el ejecutivo puede, en virtud de disposiciones legislativas


(Statutary Instrument Act de 1946) ejercer por delegación funciones legislativas,
expresión de la tendencia, ya antes mencionada, de concentrar facultades en manos
del ejecutivo.

La Corona
Bagehot coloca a la corona en las "partes dignas" de la Constitución británica. La
Corona es el elemento unificador del estado. Las facultades del gobierno son
prerrogativas de ella, la legislación aprobada por el Parlamento es considerada un acto
de la Corona, el órgano legislativo es la reunión del monarca con sus lores y sus
comunes, los ministros lo son de su majestad y la bandera y el propio himno nacional
están referidos al Rey o la Reina, podemos entonces entender como a esta sacrosanta
institución corresponde en el mecanismo ideológico institucional desempeñar un
importante lugar.

El término "la Corona" es especifico de la técnica constitucional británica y puede


definirse como una idea que refleja la totalidad de prerrogativas, derechos y facultades
de gobierno.

El Rey (o la Reina) es el único órgano de la corona reconocido por la norma escrita. El


acta de 1701 ya mencionada, reglamentó la sucesión. Parte de la plataforma ideológica
es el rito de la sucesión; la proclamación y la coronación, que provoca una admiración
mística popular a la institución y sirve a la clase dominante para el mejor ejercicio del
poder, pues como asegura el aforismo, "el rey no puede hacer injusticia". La institución
es un mito útil, como afirma El propio Bagehot, así los británicos "se imaginan que
están gobernados por una reina hereditaria, una reina por la gracia de Dios, cuando en
realidad están gobernados por un gabinete y un parlamento 23.

No obstante, la Corona es una institución compleja y difícil de definir, aún para los
propios constitucionalistas británicos, pues si por ésta entendemos al Monarca y al
Gabinete, a partir de que es el conjunto de prerrogativas, derechos y facultades de
gobierno, sus poderes son muy amplios.

Las facultades que se le atribuyen en común al monarca y al gabinete, conocidas como


prerrogativas de la Corona, término de una colosal vaguedad, son en realidad los
poderes discrecionales de gobierno.

Normalmente, el monarca posee amplias facultades pero de hecho su poder personal


está limitado por numerosas normas consuetudinarias y por normas del derecho de
precedentes.

Cada acto legislativo, después de aprobado por las Cámaras pasa a la aprobación real,
quien formalmente puede rechazarlo. Sin embargo, la costumbre determina lo contrario
pues el último rechazo real a un acto aprobado por el Parlamento tuvo lugar en 1707.

El soberano convoca y disuelve al Parlamento, designa y libera de sus cargos a los


ministros, es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, concerta y ratifica los
tratados, otorga la gracia real.

El monarca no es el responsable por los actos dictados en su nombre, en virtud de la


máxima de que no puede hacer mal, por lo que la responsabilidad es de los ministros,
Ma el Soberano ejerce sus facultades a solicitud o por consejo del correspondiente
ministro y no puede asistir a las reuniones del Gabinete pero recibe información regular
de las decisiones que el Gabinete adopta.

Lo anterior no significa que sea absolutamente cierta la frase de que el rey reina pero
no gobierna, o que no desempeña ningún papel en el ejercicio del poder estatal,
aunque por si mismo no resuelva ningún asunto del estado, pues puede influir e influye
en la solución de numerosas cuestiones por parte de otros funcionarios del estado
británico y su papel más importante, en la actualidad, es de servir de mito protector al
régimen económico social burgués imperante en el Reino Unido, pues es una institución
con un simbolismo, una importancia política y social y un carácter nacional que ninguna
presidencia difícilmente posea.

Los Tribunales

La concepción de Montesquieu de tripartición de poderes tomada del régimen británico,


es difícil de apreciar en los Tribunales del Reino Unido. En efecto, no puede hablarse
de un poder judicial británico, pues como resultado de un largo y complejo proceso
histórico los tribunales no constituyen un cuerpo único.

El más alto tribunal en el Reino es la Cámara de los Lores y la más baja instancia son
como los tribunales feudales.

Los tribunales británicos parten del principio de soberanía del Parlamento, pues ;ate
puede crear nuevo derecho, modificar y derogar el vigente. Así todo el orden jurídico
desde el regido por el "common law" y definido por los tribunales hasta los del orden y
las llamadas libertades individuales dependen del Parlamento y este con la sanción de
la Corona, puede modificarlos.

Los tribunales son una sola jurisdicción y la actuación de los jueces es pública y no
controlada por la Corona.

No podemos terminar las referencias al Constitucionalismo británico sin detenernos en


las llamadas libertades públicas, pues Inglaterra es, para la propaganda, el pala clásico
de la libertad.

No obstante ser el país clásico de la libertad, encontramos la paradoja de no encontrar


en sus normas constitucionales ninguna referencia a las libertades individuales, a no
ser que tomemos como tal, la Carta Magna de 1215, documento feudal que confiere
derecho a los barones o el Bill of Rights de 1689, que prácticamente no se refiere a
esos derechos.

No existe en el Reino Unido un texto articulado con la enumeración de los derechos del
súbdito de su majestad británica y sus garantías, por lo que ninguno de esos derechos
tiene carácter de fundamental desde el punto de vista jurídico formal, así que en virtud
de las facultades del Parlamento, este puede modificarlos o simplemente derogarlos, lo
que encierra, en última instancia, un peligro para estos derechos.
Los derechos del súbdito británico han sido modelados en gran medida por el juez y ello
ha permitido a Dicey, decir que los limites de la libertad de expresión del pensamiento
son aquellos que doce jurados estiman que está permitido 24.

Existen los derechos en virtud del principio de que ea licito lo que no está prohibido y de
que sólo ea ilegal lo que está definido como tal. Sin embargo, y vale la pena destacarlo,
el derecho de propiedad y su inviolabilidad ea uno de los que se he reflejado con mayor
amplitud en los textos escritos, lo que expresa la esencia clasista de estas instituciones
en el Reino Unido.
Para concluir, seria conveniente citar a Jennings quien nos ha dicho que "la libertad
apenas existe en Inglaterra desde el punto de vista legal y si aún queda un margen de
ella ea porque el Gobierno no usa los instrumentos que posee para reprimirla" 25.

Es a partir de esto que puede admitirse como válida la afirmación de Napoleón


Bonaparte de que la Constitución británica no era más que un estatuto de privilegios 26.

El sistema político de la V República

El régimen político francés actual tiene como base jurídica, la Constitución de 4 de


octubre de 1958. Aprobada el 28 de septiembre de ese año mediante un referendum en
que más de 17 millones de franceses dijeron si y 4 millones no.

Este texto constitucional refleja, ante todo, la necesidad de la sociedad burguesa


moderna y la tendencia que es manifiesta en todos los estados capitalistas
desarrollados de centralizar las funciones principales del ejercicio del poder. Es el
resultado de las necesidades del capitalismo monopolista de estado francés.

Reflejo de las concepciones del General Charles de Gaulle, quien ha sido denominado
el inspirador del proyecto constitucional, la Constitución de la V República establece un
régimen peculiar que algunos constitucionalistas han. llamado semipresidencial, para
diferenciarlo del clásico sistema presidencialista, el norteamericano.

La esencia del régimen establecido por la Constitución ha sido definida por su


inspirador de la siguiente manera: "... Hacer que el poder no sea más algo de los
partidos, sino que proceda directamente del pueblo, lo que implica que el Jefe de
Estado elegido por la nación sea la fuente y el detentador... En cuanto a la repartición
de poderes se han atribuido los papeles respectivamente: Al presidente, garantía del
destino de Francia y de la República, cargado por consecuencia de graves deberes y
disponiendo de amplios derechos. Al Gobierno, nombrado por el Jefe de Estado y
funcionando alrededor de él, para la determinación y el establecimiento de la política y
la dirección de la administración. Al Parlamento, ejerciendo el Poder legislativo y
controlando la acción de los ministerios 27.

De Gaulle describe el régimen político en que la figura del presidente sobresale como el
eje central y en el que, según el mismo "la autoridad indivisible del estado es delegada
en su totalidad al presidente por el pueblo que le ha elegido y ninguna autoridad, ya sea
ministerial, civil, militar o judicial, puede ser conferida o mantenida de otra forma que a
través de él. A él corresponde conciliar la acción de los poderes que le son propios con
la de aquellos otros cuyo ejercicio delega" 28.

Desde el punto de vista jurídico formal, la Constitución francesa actual es sólo una ley
constitucional de organización del poder estatal pues carece de lo que los
constitucionalistas burgueses llaman parte dogmática.

En efecto, en los 92 artículos del texto constitucional no encontramos referencia a los


derechos del hombre a no ser la contenida en el Preámbulo donde se proclama
solemnemente la vinculación del pueblo francés con los derechos del hombre y los
principios de la soberanía como fueron definidos en la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano de 1789, completada y confirmada por el Preámbulo de la
Constitución de 1946. Ea decir, que la Constitución de 1946 continua vigente en esta
parte, o sea el Preámbulo y otra referencia a los derechos es la expresión del artículo 2
de que se "asegura la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos..."

El texto de la Constitución de la V República puede ser caracterizado entonces como


una Constitución escrita, rígida, dedicada fundamentalmente a la organización estatal.
Cabe para él la máxima de Napoleón Bonaparte de que una Constitución debe ser
breve y oscura 29.

Elemento característico de este documento es que la figura del Presidente y la


institución del Gobierno figuran en él, antes que el Parlamento, lo que puede servir de
elemento para el análisis del carácter del régimen establecido de acuerdo con este
peculiar texto constitucional.

El presidente de la República al cual se consagra el Titulo II es el centro del sistema o


para decirlo con palabras de De Gaulle, es "fuente y portador del Poder", y tiene entre
sus funciones, velar por el respeto a la Constitución, asegurar el funcionamiento de los
poderes públicos y la continuidad del Estado. Es, por otra parte, garante de la
independencia nacional, de la integridad del territorio y del respeto a los tratados;
nombra al Primer Ministro y a propuesta de late, a los otros miembros del Gobierno y
pone fin a sus funciones; preside el Consejo de Ministros; promulga las leyes y puede
en los quince dias que siguen a que el Gobierno le haya transferido una ley aprobada
por el Parlamento, solicitar de este último una nueva deliberación de la ley o de parte de
ésta, solicitud que no puede ser rechazada.

Entre sus amplias facultades, el Jefe del estado francés puede someter a referendum
cualquier proyecto de ley que trate de la organización del poder, en realidad de la
modificación de la Constitución. Puede también, previa consulte al Primer Ministro,
disolver la Asamblea Nacional.

Asimismo, firma las ordenanzas y decretos del Consejo de Ministros, nombra a los
funcionarios civiles y militares del Estado, acredita a loa embajadores, es el Jefe de las
Fuerzas Armadas y preside los consejos y juntas. supremas de la Defensa Nacional,
posee el derecho de gracia.
Se ha señalado que el articulo 16 de la Constitución, que otorga al Presidente la
facultad de adoptar medidas extraordinarias o según el texto, "las medidas exigidas por
las circunstancias" cuando las instituciones de la República la independencia de la
Nación, la integridad del territorio o la ejecución de los compromisos internacionales se
vean amenazados de una manera grave e inmediata y se interrumpa el funcionamiento
regular de los poderes, encierra la posibilidad que esta asuma, pretextando esas
circunstancias, todo el poder bajo la denominación de poderes excepcionales, o que en
casos de crisis del poder burgués, el jefe del estado acuda a estas medidas para tratar
de salvar los intereses de clase que el estado representa y defiende. La lectura de ese
articulo confirma esa posibilidad y muestra las amplias facultades del Presidente
francés. Francois Mitterrand afirmó (antes de ser presidente, por supuesto) que el
articulo 16 viola abiertamente las reglas democráticas 30

El presidente además, se comunica con las cámaras del Parlamento mediante


mensajes que sólo pueden ser leídos y no debatidos, negocia y ratifica los tratados;
nombra al presidente del Consejo Constitucional y a tres de sus nueve miembros, sea
garante de la independencia de la autoridad judicial y preside el Consejo Superior de la
Magistratura y le corresponde también la iniciativa de revisión de la Constitución,
aunque conjuntamente con los miembros del Parlamento. A pesar de estas enormes
facultades, el jefe del estado francés no es responsable de los actos realizados en el
ejercicio de sus funciones más que en el caso de que incurra en alta traición y sólo
puede ser acusado por las dos cámaras, lo que se decide en votación pública y por
mayoría absoluta de los miembros y juzgado entonces por el Tribunal Supremo de
Justicia.

El presidente de la República francesa es elegido por un período de siete años por


sufragio universal directo. Un periodo presidencial tan prolongado es reflejo de las
concepciones gaullistas pues como dijera el político y jurista, Michel Debré quien fuera
Primer Ministro de De Gaulle, al no poder tener un presidente como el de los Estados
Unidos o un rey, la única salida para Francia es tener un monarca republicano, o sea
una figura central fuerte, reflejo e influencia de las ideas bonapartistas, pues en Francia
"existe una .sólida constante de bonapartismo, que engloba la vocación de grandeza
nacional -tradición monárquica - y la apasionada defensa de la unidad nacional
-tradición jacobina ,31.

Para ser elegido presidente es necesaria la mayoría absoluta de los votos emitidos. Si
esta mayoría no se obtiene en el primer escrutinio, se procede a una segunda vuelta 14
días después (el segundo domingo siguiente dice la Constitución), en la que sólo
pueden participar como candidatos los dos que hayan obtenido mayor número de votos
en la primera vuelta.

En caso de incapacidad del presidente o vacante, la presidencia es asumida por el


presidente del Senado. El Presidente puede ser reelegido y no existen limitaciones
para ello por lo que puede serlo indefinidamente.

En ocasiones se ha utilizado la expresión "absolutismo presidencial" para caracterizar el


status del presidente en la V República. El investigador del Instituto Nacional de I
Ciencias Politices de Francia, Samy Cohen asevera que en "ninguno de los pases
capitalistas desarrollados, el presidente posee tal amplitud de poder, como la que le
concede la Constitución al dueño del Palacio del Elíseo" 32. Cierto o no, no cabe duda
que sus poderes son extraordinarios.

AL caracterizas el papel del jefe del estado y mucho antes de ocupar la primera
magistratura, Francois Mitterrand afirmó que el Presidente de la V República dispone
del derecho de vida y muerte sobre el futuro de su pueblo 33,

El Gobierno

Uno de los principios en que se basa el orden constitucional vigente en Francia es que
el Gobierno es nombrado libremente por el Presidente de la República y goza de su
confianza. El jefe del Estado nombra al Primer Ministro y a propuesta de éste, a los
demás miembros del Gobierno y pone fin a sus funciones.

Se afirma en el texto constitucional que el Gobierno ea responsable ante el Parlamento


pero la responsabilidad del Gobierno se refiere a su programa o "eventualmente" a una
declaración política general.

A diferencia del sistema parlamentario clásico, aquí la moción de censura sólo ea


admisible si ea firmada por la décima parte de los miembros de la Asamblea y para que
prospere debe tener los votos favorables de la mayoría de loa miembros de ese órgano.
Sólo el Primer Ministro puede comprometer la responsabilidad del Gobierno ante la
Asamblea sobre la votación de un texto y está además facultado para someter ante el
Senado a su aprobación, una declaración de política general. De adoptarse una moción
de censura por la Asamblea o desaprobarse un programa o una declaración política
general del Gobierno, el Primer Ministro debe presentar la dimisión del Gobierno al
Presidente de la República.

De esta forma resulta difícil que el parlamento ejerza efectivo control sobre el Gobierno,
aunque el mecanismo constitucional lo prevea en determinada medida. Se obtiene así
una institución que combina elementos del parlamentarismo clásico y del sistema
presidencialista en que los miembros del Gabinete responden ante el jefe del Estado.

El Gobierno según el articulo 20 de la Constitución, determina y conduce la política de


la nación. Este Gobierno, como es fácil de deducir, es encabezado por un Primer
Ministro, aunque el Presidente, como ya se ha apuntado, preside el Consejo de
Ministros y el Premier, según René Capitant "no tiene más consistencia que la de un
jefe de gabinete encargado de poner en práctica las concepciones y decisiones
superiores" 34.

Entre las funciones más importantes del Gobierno podemos mencionar: la iniciativa
legislativa, atribuida de manera concurrente al Primer Ministro, previa deliberación del
Consejo de Ministros y a los miembros del Parlamento. Tienen prioridad los proyectos
de ley presentados por el Gobierno.
El Gobierno posee la facultad de dictar ordenanzas o leyes delegadas, así como la
potestad reglamentaria atribuida en términos muy amplios al Primer Ministro. Esta
facultad ea ilimitada pues el articulo 34 del texto constitucional determina las materias
que son objeto de ley y toda la que no esta; comprendida en esa enumeración tiene
carácter reglamentario.

A estas facultades se agrega que el Consejo de Ministros decreta el estado de sitio por
un periodo de doce días, sólo prorrogable con la autorización del Parlamento.
El Gobierno tiene participación directa en el proceso legislativo. Además de beneficiarse
de prioridad en el orden del día para sus proyectos, puede presentar enmiendas y pedir
que la Asamblea se pronuncie sobre todo o parte del texto en debate, limitándose a las
enmiendas propuestas por el.

El Gobierno puede también pedir con el apoyo del Presidente, una segunda
deliberación de una ley y el Primer Ministro puede apelar al Consejo Constitucional
sobre la constitucionalidad de una ley, lo que unido a la prioridad concedida en el orden
del día, o la posibilidad de comprometer la responsabilidad del Gobierno sobre la
votación de un texto, en cuyo caso este se considera adoptado si una moción de
censura no es depositada en las 24 horas siguientes y a que el Gobierno puede
oponerse a las diversas enmiendas bajo distintos argumentos, configuran la facultad del
Gobierno de intervenir en el proceso legislativo.

Es además el Consejo de Ministros un órgano ejecutivo. El Primer Ministro tiene la


misión de asegurar el cumplimiento de las leyes y con este fin, posee los poderes
reglamentarios y dispone de la administración y de la fuerza armada.

Aunque según la interpretación del General De Gaulle en el régimen "semipresidencial"


francés, el Gobierno depende de la voluntad presidencial y la presidencia es un órgano
diferente del Gobierno, aunque no absolutamente separados, pudiera darse la
posibilidad, no concebida por los redactores ni por el inspirador del texto constitucional,
de que el Gobierno designado por el Presidente, respondiera a lineamientos políticos
distintos de loa del Presidente, si la mayoría parlamentaria correspondiese a
agrupaciones políticas diferentes a las del Jefe del Estado, lo que conduciría a
conflictos pues el texto constitucional tiene ambigüedades en lo que concierne a las
relaciones entre el Gobierno y el Presidente.

Esta situación anteriormente descrita, de conflictos entre el Gobierno y el Presidente se


produjo cuando el Presidente Miterrand se vio obligado, ante la mayoría obtenida por
los partidos de derecha en el Parlamento, a designar un Gobierno integrado por
hombres de la oposición al Presidente, lo que dio lugar a lo que en Francia se
denominó periodo de la cohabitación que en virtud de la vaguedad de la Constitución en
este sentido dio lugar a diversos conflictos.

El Parlamento

El Parlamento francés descansa en el principio de la representación popular. Integrado


por dos cámaras, la Asamblea Nacional y el Senado, la labor y facultades de este
órgano, refrendadas en el texto constitucional, son un claro ejemplo de la tendencia del
sistema político del capitalismo contemporáneo a la concentración de funciones en el
ejecutivo.

Los diputados de la Asamblea Nacional son elegidos por sufragio directo de los
ciudadanos mayores de 18 años y los integrantes del Senado son elegidos
indirectamente.
La Constitución no ha previsto el régimen electoral pero los diputados a partir de una
ordenanza de 1958 son elegidos por distritos con elección en dos sueltas, en caso de
que en la primera el candidato no alcance la mayoría absoluta, quedando entonces la
mayoría simple para la segunda vuelta.

El Senado se basa en la representación de las llamadas corporaciones territoriales, por


lo que es elegido por los miembros de la Asamblea, los consejeros generales y los
representantes de los consejos municipales, en colegios electorales en que la
proporción de los consejos municipales es aproximadamente de un ochenta por ciento
de los sufragios.

El Parlamento francés se reúne dos veces al año en periodos ordinarios cuya duración
oscila entre los 80 y los 90 días y puede ser convocado a sesiones extraordinarias a
solicitud del Primer Ministro o de la mayoría de los miembros de la Asamblea Nacional.
Estos periodos extraordinarios san abiertos y clausurados por decreto del Presidente de
la República.

Las sesiones de las cámaras son públicas y sus actas publicadas en el Diario Oficial
aunque pueden celebrar reuniones secretas a solicitud del Primer Ministro o de la
décima parte de sus miembros. La Asamblea Nacional elige su presidente para toda la
legislatura, mientras que el Senado lo hace en cada renovación parcial.

Un elemento característico del sistema de la V República es de que los miembros del


Gobierno tienen acceso a las cámaras y pueden intervenir en éstas cuando lo soliciten.
El Parlamento posee la función legislativa, no obstante, la Constitución enumera el
objeto de estas leyes al decir en su articulo 34 las relaciones sociales que pueden ser
objeto de regulación por la ley. De esta forma son objeto de la atención parlamentaria;
las leyes que se refieren a los derechos cívicos y las garantías fundamentales, la
nacionalidad, la capacidad y el estado de las personas, el régimen electoral, las
nacionalizaciones de empresas, así como los principios generales de la organización de
la defensa, la administración de los colectivos locales, la enseñanza, el régimen de
propiedad, el derecho al trabajo, las leyes fiscales y algunas otras.

Todas las demás materias poseen un carácter reglamentario, es decir, son objeto de
regulación mediante ordenanzas y decretos adoptados por el Gobierno y escapan de la
acción del Parlamento, lo que limita sustancialmente la competencia del órgano
legislativo.

Ya hemos referido que la iniciativa legislativa pertenece conjuntamente al Primer


Ministro y a los miembros del Parlamento y pueden ser presentados los proyectos de
ley a cualquiera de las dos cámaras y cuando se trate de un texto presentado por el
Gobierno, la discusión en la primera cámara debe ceñirse sólo al texto presentado.

Se ha indicado que otra fuente de limitaciones está en el principio de paridad de ambas


cámaras. Los proyectos pueden ser presentados indistintamente en cualquiera de ellas
y las dos deben aprobar un texto idéntico.

Una curiosa institución en el aparato estatal francés es el Consejo Constitucional,


formado por nueve miembros, cuyo mandato es de nueve años renovable por tercios
cada tres años. Estos nueve miembros son designados por el Presidente; de la
República, el Presidente del Senado y el Presidente de la Asamblea Nacional a razón
de tres por cada uno. Además forman parte del Consejo Constitucional los
expresidentes de la República.

Este órgano ejerce el control constitucional y una disposición declarada


anticonstitucional no puede ser promulgada ni puesta en vigor.

Las decisiones del Consejo no pueden ser sometidas a recurso alguno y se ocupa
también de velar por la regularidad de la elección presidencial y de los referendos.

Las funciones judiciales son responsabilidad de la llamada autoridad judicial, cuya


independencia es garantizada por el Presidente de la República quien es asistido por el
Consejo Superior de la Magistratura, que él preside y cuyos nueve miembros son
designados también por el jefe del estado.

El Tribunal Supremo de Justicia se compone de miembros elegidos por la Asamblea


Nacional y el Senado después de cada renovación general o parcial de esas
instituciones.

El estado de "derecho" en Alemania Federal

La vigente Constitución de la República Federal Alemana, denominada oficialmente Ley


Fundamental, entró en vigor el 23 de mayo de 1949 y fue confeccionada por un grupo
de políticos conocidos por sus concepciones antidemocráticas y bajo el control directo
de las fuerzas ocupantes.

Finalizada la II Guerra Mundial, las potencias occidentales iniciaron la denominada


"guerra fría" y en 1946, los gobiernos de los Estados Unidos y del Reino Unido tratando
de incluir a Alemania en sus bloques militares y políticos decidieron unir sus dos zonas
de ocupación en territorio alemán, creando de esta forma la "bizona", que en 1948,
después de unirle la zona de ocupación francesa, se convirtió en "trizona". En
septiembre de 1949 y a contrapelo, de los acuerdos de Postdam, la trizona fue
convertida en la República Federal Alemana, con un gobierno encabezado por Konrad
Adenauer, líder del Partido Demócrata Cristiano y del que formaban parte 13
banqueros, entre ellos 5 exnazis.
Por ese camino, el 21 de septiembre entró en vigor el estatuto de ocupación que
estableció el poder supremo en la RFA por parte de las tres potencias occidentales y
con lo cual, de hecho, fue eliminado el problema de conclusión de un tratado de paz
con Alemania y la creación de un solo estado alemán democrático.

El nuevo estado fue creado de acuerdo con las exigencias de los tiempos; "guerra fría",
lucha contra el socialismo, impulso a la integración de Europa occidental.

El Consejo Parlamentario, reunido en Bonn y constituido por 65 representantes de los


parlamentos de los "landers" (provincias), tuvo que guiarse por las indicaciones de los
poderes ocupacionistas y después de haber sido aprobado por los poderes ocupantes
occidentales y por los parlamentos regionales, excepto el de Baviera, la Ley
Fundamental entró en vigor en mayo de 1949. El Estatuto fue revocado por los altos
comisarios de las tres potencias occidentales el 5 de mayo de 1955, por lo que el
gobierno de Alemania Federal, con sede en Bonn, adquirió independencia plena.

De acuerdo con la Ley Fundamental, la RFA es un estado federal democrático y social


del cual forman parte los landers y el artículo 23 extiende su validez espacial a Berlín.

Es importante destacar que el desarrollo constitucional alemán se diferencia de otros


estados capitalistas desarrollados por una comparativamente tardía introducción de las
instituciones democrático burguesas y por las interrupciones de ese proceso.

Sólo después de 1918 se eliminan los obstáculos que durante el siglo anterior se
habían opuesto al desarrollo constitucional democrático burgués y la República de
Weimar, nacida después de esa fecha, tuvo que enfrentar situaciones económicas y
sociales agudas que impidieron, junto a las tradiciones militaristas y las aspiraciones
dictatoriales de los monopolios alemanes, la implantación de una democracia tradicional
burguesa.

El Tercer Reich hitleriano fue el fin del intento de establecer un estado liberal burgués y
condujo a Alemania a la catástrofe nacional.

EL Consejo Parlamentario se adjudicó también la representación de los alemanes que


en la zona oriental de entonces realizaban un ingente trabajo para liquidar las secuelas
de la guerra, crear un estado alemán verdaderamente democrático e impedir que en su
territorio se iniciara nuevamente la guerra, al afirmar en el preámbulo que actuaba en
nombre de todos los alemanes e invitar a todo el pueblo alemán a consumar la "unidad
y libertad de Alemania".

Característico de esta Constitución, típica de la II generación es que los derechos


fundamentales aparecen detallados en el texto y que son colocados en los primeros
artículos, es decir, que aparecen antes que la llamada parte orgánica. No puede
olvidarse la época en que es elaborado este texto constitucional, así como las
circunstancias, lo que deja su impronta.
Así, se establece que la dignidad humana es intangible y que su protección y respeto
son obligaciones del estado y de todo poder público.

Aunque todos tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad, esto se limita por
los derechos de otro, el orden constitucional y la ley moral (artículo 2).

La proclamación del derecho a la vida, a la integridad física y a la libertad se ve


acompañada de la posibilidad de limitarlos a partir de que se establece la facultad de la
ley para hacerlo.

La lectura de los primeros 19 artículos de la Ley Fundamental de la RFA en los que se


proclaman los tradicionales derechos del hombre, que van desde los mencionados,
pasando por la libertad de conciencia, de palabra, las clásicas libertades individuales y
otros, así como el sacrosanteo derecho a la propiedad (artículo 14) cuyo uso, según el
texto, debe servir al bienestar general, recogiendo de esta forma la concepción de la
propiedad como función social.

Formalmente, el sistema de gobierno de Alemania Federal puede clasificarse de


parlamentario, si nos guiamos por los postulados básicos del texto constitucional. Sin
embargo, la evolución del sistema en la dirección de la concentración de poderes en
manos del jefe de gobierno (el canciller federal) ha conducido al surgimiento de un
nuevo término en la ciencia política y jurídica alemana el de "Kanzlerdemokratis"
(democracia del canciller), que indica el papel preponderante del jefe del ejecutivo,
tendencia a la que ya nos hemos referido al estudiar otros estados y que en el caso de
la RFA se expresa también en el propio texto de la Ley Fundamental.

Al establecer una república parlamentaria, el texto constitucional creó un sistema de


órganos centrales del poder estatal sobre la base del principio de la tripartición de
poderes, aunque no esté previsto directamente en la Ley Fundamental. Basta
detenernos en el artículo 20 que se refiere entre otras cuestiones, al ejercicio del poder
por "medio de órganos particulares de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial" para
apreciar la certeza de esta afirmación.

Es significativo también que el referido artículo indique que el legislativo está sometido
al ordenamiento constitucional mientras que los otros dos poderes, el ejecutivo y el
judicial se subordinan a "la ley y al derecho".

órganos supremos de la República Federal

Si partimos de que la RFA es formalmente, un estado de sistema parlamentario,


debemos iniciar el estudio de los órganos supremos por el Parlamento. La Ley
Fundamental de ese estado no establece que el Parlamento Federal (Bundestag) y el
Consejo Federal (Bundesrat) sean dos cámaras de un órgano único. Esto ha llevado a
algunos especialistas a decir que el Bundesrat no es una cámara del Parlamento sino
una "institución gubernamental", mientras que el Bundestag sólo es el parlamento
central del país.
Otros sostienen el criterio que las dos cámaras forman un parlamento pues sin la
participación del Bundesrat, el Bundestag no puede cumplir la más importante de las
funciones parlamentarias, la adopción de las leyes, aunque es forzoso admitir que el
bicameralismo del Parlamento germanoccidental está encubierto, pues no hay
indicación alguna al respecto en la Constitución.

El Bundestag es elegido por sufragio universal, directo, libre, igual y secreto por los
ciudadanos mayores de 18 años y que vivan en el territorio de la RFA no menos de 3
meses. Pueden ser diputados los mayores de 21 años y que ostenten la ciudadanía
federal alemana por un período de no menos de un año.

Las reuniones de este órgano son públicas, salvo que a petición de una décima parte
de sus miembros o del Gobierno Federal, se celebren sin la presencia del público,
decisión que debe adoptarse por una mayoría de dos tercios.

Las elecciones al Bundestag se realizan de acuerdo con un sistema mixto por el cual la
mitad de los diputados es elegida en las circunscripciones en la que a esos efectos se
dividen los landers y la otra mitad por listados de los partidos presentados a nivel de
provincia. El elector vota al mismo tiempo por un candidato en la circunscripción y por la
lista de uno u otro partido. El Bundestag (Cámara Federal) es elegido por cuatro años y
del mismo forman parte 496 diputados.

El Bundesrat (Consejo Federal) lo componen representantes de los gobiernos de cada


una de las provincias (de 3 a 5). Estos representantes de los gobiernos de los landers
reciben instrucciones obligatorias de esas instancias y pueden ser revocados en
cualquier momento por los gobiernos que los designaron. Las provincias cuya población
es superior a los dos millones de personas tienen en el Bundesrat cuatro votos, las que
superan los seis millones, cuentan con cinco y las que tienen una cantidad inferior a
dos, poseen tres, que es el mínimo de representantes que posee un lander en esta
cámara.

Cada una de las cámaras cuenta con diversos comités permanentes. Los del
Bundestag se constituyen de acuerdo al principio de representación proporcional de las
fracciones de los partidos en él representados y los del Consejo Federal según la
representación proporcional de las provincias.

Poseen la iniciativa legislativa el Gobierno Federal, los diputados del Parlamento


Federal y el Bundesrat, pero en la práctica, la iniciativa legislativa está concentrada en
manos del Gobierno.

Los proyectos de leyes preparados por el Gobierno Federal son introducidos al Consejo
Federal que está obligado a expresar sus criterios sobre ellos en un plazo de tres
semanas, después de lo cual pasan al Parlamento Federal, independientemente del
criterio que formule el Bundesrat. Loa proyectos presentados por los diputados del
Parlamento Federal también son vistos inicialmente por el Consejo Federal y después
transferidos al Bundestag por el gobierno que los acompaña de sus opiniones.
En la sesión plenaria del Parlamento el proyecto tiene que pasar por tres "lecturas"; en
la primera, el proyecto es discutido en conjunto, en la segunda, por artículos y cada
diputado puede proponer enmiendas y en la tercera, estas enmiendas pueden ser
propuestas por grupos de no menos de 15 diputados y sólo después de las tres lecturas
el proyecto es votado.

Una vez aprobado por el Bundestag es transferido al Bundesrat y en caso de éste no


estar de acuerdo puede demandar la reunión de un comité de conciliación.

De acuerdo con la Ley Fundamental, la última palabra en la legislación corresponde a la


cámara baja, pero el Consejo Federal puede entorpecer si así lo quiere, su trabajo.

Las facultades de controlar a la administración son atribuciones sólo del Parlamento,


fundamentalmente mediante preguntas e interpelaciones.

El parlamentarismo limitado de la RFA ha sido socavado además por la legislación,


pues en 1968 la Ley Constitucional adoptada prevé, que en caso de promulgación del
estado de defensa, la posibilidad de que las cámaras puedan ser sustituidas por una
Comisión Conjunta constituida por representantes de ambas que asume muchas de sus
funciones.

El Gobierno Federal

El Gobierno Federal está integrado por el Canciller Federal y los ministros y aunque no
se denomina ni gabinete ni Consejo de ministros, es un órgano colegiado encabezado
por el Canciller.

El procedimiento de formación del Gobierno, según la Ley Fundamental, es complejo,


pues el Canciller es elegido por el Bundestag a propuesta del Presidente, quien debe
consultar previamente con los líderes de las fracciones parlamentarias. Resultará
elegido canciller quien obtenga la mayoría de votos en el Bundestag, lo que presupone
que será jefe del Gobierno el jefe del Partido que tenga mayoría en esa cámara y éste
una vez obtenida la mayoría, será designado para el cargo por el Presidente Federal.

Si la persona propuesta inicialmente por el Presidente no resulta elegida por el


Parlamento, este órgano podrá elegir con el voto de más de la mitad de sus miembros
un Canciller Federal en un plazo de 14 días posteriores a la votación.

Si en ese plazo no se logra la elección se produce una votación y entonces resulta


elegido el que obtenga la mayoría simple.

Los ministros son también designados por el Presidente pero a propuesta del Canciller.

Ya nos hemos referido al papel del Canciller en el sistema de gobierno de la RFA


citando incluso la expresión alemana de democracia de canciller (Kanzlerdemokratie)
que refleja su papel preponderante.
Paolo Biscaretti Di Ruffia afirma que el gobierno en Alemania Federal es de tipo
"parlamentario racionalizado", y dice para confirmar esta afirmación, que el Canciller
tiene "una posición particularmente vigorosa en relación a la que disfrutan los órganos
análogos en las formas clásicas" 35.

De acuerdo con la Ley Fundamental la responsabilidad política ante el Parlamento


corresponde sólo al Canciller y no a todo el Gobierno. El Bundestag puede expresar su
desconfianza al Canciller sólo a través del denominado "voto de desconfianza
constructivo", que se alega como una garantía que impide la inestabilidad ministerial.

El voto de desconfianza constructivo significa que el Parlamento al expresar su


desconfianza al Canciller tiene al mismo tiempo que elegir por mayoría absoluta, a un
sucesor.

Corresponde al Canciller Federal fijar la dirección de la política y dirigir los asuntos


gubernamentales y en caso de promulgarse la declaración del estado de defensa, la
jefatura de las Fuerzas Armadas es asumida por éste.

Tiene razón José Pomares Bory cuando nos dice que "un Canciller en la RFA es un
político que disfruta de amplias facultades, que desborda incluso la tradición
parlamentaria de Europa Occidental. Estas facultades pueden ser incluso peligrosas en
determinadas circunstancias (art. 81) ya que puede asumir emergencia legislativa e
imponer su voluntad mediante medidas legales personales"36.

El Presidente Federal

El Jefe del Estado es elegido por un período de cinco años por una Asamblea Federal
Especial en la que participan loa diputados y un numero igual de representantes
designados por escrutinio proporcional por los parlamentos provinciales. Para ser
elegido a la primera magistratura es necesario obtener la mayoría absoluta de los votos
de la Asamblea Federal, pero en la primera o en la segunda vuelta de la votación, pues
ya en la tercera vuelta sólo es necesaria una mayoría relativa.

Formalmente para ocupar el cargo de Presidente sólo es necesario ser ciudadano de la


RFA y mayor de 40 años y puede ser reelegido una sola vez más.

El Presidente Federal no puede formar parte del Gobierno ni de los cuerpos legislativos
de la Federación y de las provincias, ni ejercer ninguna otra función retribuida, ni oficio
ni profesión.

El Presidente Federal promulga el estado de defensa y aunque muchas de sus


obligaciones tienen carácter formal, su papel fundamental es más considerable que lo
que aparece a primera vista. Debe ser un factor estabilizador en las situaciones
políticas complejas y aunque su candidatura es propuesta por el partido de gobierno,
está obligado a actuar políticamente "neutral".
Como jefe de estado, el Presidente Federal representa al estado, acredita y recibe a los
representantes diplomáticos y puede ser separado de su cargo en caso de que la Corte
Constitucional Federal lo considere culpable de violación intencional de la Ley
Fundamental o de otra ley federal y previa acusación del Parlamento Federal o del
Consejo Federal, aprobada por dos tercios de los votos de los miembros de la cámara
que presenta la acusación.

Este Jefe de Estado elegido indirectamente por un órgano constituido al efecto, posee
también la facultad de disolver al Parlamento Federal aunque a proposición del
Canciller y su existencia y facultades según Biscaretti Di Ruffia se deben a "las Sólidas
tradiciones autoritarias del país"37.

El Tribunal Constitucional

Una institución típica del sistema político de Alemania Federal es el Tribunal


Constitucional, órgano judicial especial encargado del control constitucional.

El procedimiento de regulación del funcionamiento de este órgano se define en la Ley


del Tribunal Constitucional pues la existencia del propio Tribunal se establece en la Ley
Fundamental. Este Tribunal ejerce la función de protección legal y de control
constitucional y además, es una institución para conocer litigios especiales, pues
atiende los conflictos entre loa órganos superiores del estado y entre la federación y las
provincias, así como los surgidos entre provincias.

El Tribunal o Corte Constitucional conoce de la interpretación de la Ley Fundamental


sobre controversias relativas al alcance de los derechos y deberes de un órgano
supremo de la Federación; de las controversias y dudas sobre la compatibilidad de la
legislación federal de los estados con la Constitución, tanto a petición del Gobierno
Federal, de los gobiernos de las provincias o de la tercera parte de los miembros del
Parlamento Federal; de las controversias sobre derechos y deberes de la Federación y
los landers, especialmente en lo concerniente a la ejecución de las leyes federales por
los estados; de los recursos de queja por inconstitucionalidad presentados por cualquier
ciudadano o entidad que considere que uno o varios de sus derechos fundamentales
han sido lesionados, etc.

El Tribunal Constitucional es colocado de esta manera por encima de otros órganos y


bajo el pretexto del control constitucional puede asumir las facultades que considere
pertinentes e incluso interpretar restrictiva o ampliamente la propia Ley Fundamental.

A partir de considerar a la Ley Fundamental una "unidad jurídico material", cuyo


contenido se refleja en los "valores fundamentales" del derecho positivo, el Tribunal ha
limitado los derechos de los ciudadanos, como lo fue la prohibición en 1956 del Partido
Comunista de Alemania y la decisión de 1975 sobre los "elementos radicales" en la que
de hecho se prohibe a los ciudadanos calificados de izquierdistas trabajar en el servicio
estatal, la famosa "prohibición de la profesión".
Es curiosa la intención del Tribunal de fundamentar estas decisiones con la
argumentación de que el cumplimiento de la tarea de defender la Constitución no se
limita a los marcos de la propia Ley Fundamental sino que se extiende hasta los medios
necesarios para hacerlo, lo que conduce a que todo el que discrepe o rechace el
enfoque que de los "valores fundamentales" de la Constitución da el Tribunal
Constitucional Federal sea considerado "contrario a la Constitución".

De esta forma los "valores" de la Constitución son utilizados en el estado de derecho


Federal Alemán pare limitar la democracia a voluntad de la clase dominante.

La Corte Constitucional forma parte, de acuerdo al artículo 92 de la Ley Fundamental,


del "Poder Judicial" que es confiado a los jueces y es ejercido tanto por el Tribunal
Constitucional Federal como por los Tribunales federales y por los Tribunales de los
landers.

Para las jurisdicciones ordinaria, administrativa, financiera, laboral y social han sido
creados con carácter de Tribunales Supremos (artículo 95 de la Ley Fundamental) un
Tribunal Federal, el Tribunal Administrativo Federal, el Tribunal Federal de Hacienda, el
Tribunal Federal del Trabajo y el Tribunal Social Federal, cuyos jueces son designados
por el ministro federal competente conjuntamente con una comisión de jueces, los
ministros de los landers competentes del sector correspondiente y un número igual de
miembros elegidos por el Parlamento Federal.

La monarquía parlamentaria: forma del estado "social y democrático de Derecho" en


España

La Constitución de diciembre de 1978 38, fundamento jurídico del régimen español


actual, pertenece al grupo de leyes fundamentales de la llamada Segunda Generación.
En efecto, no sólo por la fecha de promulgación, sino por su contenido, resulta evidente
la posibilidad de incluir esta Carta Magna en ese grupo.

Como ya se ha dicho, los textos constitucionales de esta generación desempeñan un


importante papel ideológico, cumpliendo de esta forma, una de las funciones básicas de
la Constitución, proteger en la esfera de las ideas, los intereses del sector social
económicamente dominante.

Es por ello, que la mayoría de las constituciones burguesas modernas, y la española se


ubica entre ellas, se caracterizan por un amplio y detallado articulado dedicado no sólo
a los derechos del ciudadano, sino también a presentar al estado como algo por encima
de las clases, dedicado a organizar la armonía social y a proteger a toda la sociedad.

Siguiendo ese patrón, la Constitución española comienza configurándose como un gran


sistema de garantías del ciudadano al declarar que "España se constituye en un estado
social y democrático de Derecho que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo democrático" 39.
La concepción del estado de derecho, refrendada también en otro texto, de este grupo,
la Ley Fundamental de Alemania Federal, es elevada aquí al rango constitucional y
ampliada, al agregársele la caracterización de estado social y democrático.

Se parte del postulado de que el estado de derecho es aquel que asegura el imperio de
la ley y que ésta, independientemente de los intereses de clase que refleje y defienda,
ea expresión de la voluntad popular.

La forma que "adquiere" el estado español de acuerdo con la Constitución, es la de


monarquía parlamentaria a la usanza clásica con algunas particularidades.

Si una Constitución es un modelo del constitucionalismo burgués de esta época, esa es


la española, donde, a diferencia de las de la primera generación, casi en sus comienzos
(artículo 6), encontramos referencia a los partidos políticos que "concurren a la
formación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación
política".

Antonio Hernández Gil dice que la Ley de Leyes española no se preocupa sólo de
configurar un amplio cuadro de derechos y libertades, sino que ofrece una visión global
de setos, se afirma en un sistema de valores jusnaturalista, consagra el derecho natural
y presenta una clara ruptura con el estricto positivismo formal 40.

A partir de la Constitución, base formal del ordenamiento jurídico español y de la


estructura del poder estatal, veamos los órganos fundamentales del estado.

La Corona

Monarquía parlamentaria, España tiene como jefe de estado, al Rey, quien además es
símbolo de la unidad y permanencia del estado, arbitra y modera el funcionamiento de
las instituciones estatales y asume la más alta representación en las relaciones
internacionales.

Una particular referencia a los vínculos especiales y tradicionales de España con


América Latina y otros estados hispanoparlantes es que en el artículo de la Constitución
en que se detallan las facultades del monarca se indica que este al asumir la más alta
representación del estado en las relaciones internacionales lo hace "especialmente con
las naciones de su comunidad histórica".

A diferencia de la monarquía parlamentaria clásica inglesa las atribuciones del monarca


español están delimitadas con claridad en el texto constitucional e incluso su propio
título que se define como el de Rey de España.

Además, el Rey de España puede utilizar otros títulos que le corresponden como
monarca, tales como los de Maestre de la Orden de Santiago, de Calatrava, Montesa y
Alcantar, así como el de Capitán General de los Ejércitos.
Algo peculiar que diferencia al jefe de estado español de otros y que lo equipara al
británico es que su persona es inviolable y no está sometido a responsabilidad. Rige
entonces para el monarca el mismo principio inglés de que el Rey no puede cometer
errores y sus actos son refrendados por otra instancia que será la que asuma la
responsabilidad.

Como jefe de estado, el Rey español firma las leyes, es decir, las sanciona y promulga,
siendo la firma real el requisito final para su publicación y entrada en vigor junto con el
refrendo del Presidente del Gobierno.

A esta importante atribución se agrega la de convocar y disolver las Cortes Generales


(Parlamento), esta última a partir de la decisión del presidente del Gobierno y con el
refrendo del presidente de la Cámara baja (Congreso de los Diputados).

El monarca convoca a referendum, propone al candidato para Presidente del Gobierno,


lo nombra y pone fin a sus funciones; nombra y separa a los miembros del Gobierno a
propuesta del presidente, está informado de los asuntos del estado y cuando lo estime
oportuno, preside las reuniones del Consejo de Ministros a solicitud del jefe del
Gobierno.

Corresponde también al Rey ejercer el mando supremo de las Fuerzas Armadas en su


condición de Capitán General de los ejércitos y tiene la facultad de conceder el derecho
de gracia.

Como jefe de estado expide los plenos poderes de los embajadores españoles y los
representantes diplomáticos extranjeros están acreditados ante él, firma los tratados
internacionales, siempre refrendado por la previa ratificación de las Cortes.

A pesar de que la Constitución proclama la igualdad de los españoles, el texto


constitucional al fijar la línea de sucesión del monarca introdujo una discriminación por
razón de sexo pues concede preferencia "en el mismo grado, al varón". Comentaristas
como Ramón Tamames señalan que este es el único caso de discriminación por razón
de sexo que acepta la Constitución41.

Vale destacar que el monarca, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestará
un juramento de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la
Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las
comunidades autónomas 42.

El Parlamento

El Parlamento español, denominado en la Constitución con el nombre tradicional de


Cortes Generales, es una institución bicameral en la que ambas cámaras son
colegisladoras.
La cámara baja, llamada Congreso de los Diputados y la alta, denominada Senado,
asumen la potestad legislativa o la facultad de adoptar las leyes, así como tienen el
control del Gobierno, al ser el estado español una monarquía parlamentaria.

El Congreso de los Diputados se integra por un mínimo de 300 representantes o un


máximo de 400, elegidos por sufragio universal, directo y secreto por un período de
cuatro años.

El Senado es la cámara de representación territorial, pues en ella la población no está


representada de acuerdo con el criterio proporcional sino de acuerdo con la división
político administrativa a razón de 4 senadores por provincias, lo que significa que cada
una de las 50 provincias españolas, independientemente de la cantidad de sus
habitantes, tiene el mismo número de senadores, aunque también existe un sistema
especial de asignación de senadores para las islas o agrupaciones de éstas, así como
para los territorios de Ceuta y Melilla.

Los senadores son elegidos por un período de cuatro años al igual que los diputados y
tanto unos como otros gozan de inmunidad e inviolabilidad parlamentaria.

Cada una de las cámaras tiene su presidente, varios vicepresidentes y secretarios y se


reúnen convocadas por sus presidentes dos veces al año durante los meses de
septiembre a diciembre y de febrero a junio, recesando por un período de tres meses.

Tanto el Congreso de los diputados como el Senado funcionan en pleno o en


comisiones que pueden ser permanentes y que equivalen a las áreas de actividad de la
administración central, como relaciones externas, finanzas, defensa, industria, etc., o
especiales. También pueden celebrar sesiones conjuntas para cuestiones bien
determinadas como son el inhabilitar al Rey, nombramiento de un Regente,
nombramiento de un tutor del Rey menor de edad, proclamación del Rey, del Príncipe
heredero y del Regente.

El Senado puede vetar por mayoría absoluta las leyes adoptadas por el Congreso de
Diputados, pero como admiten los propios especialistas españoles, resulta difícil que
este veto se produzca, en primer lugar porque los proyectos de leyes son generalmente
elaborados por el Gobierno que encabeza el dirigente del Partido que tiene mayoría en
las Cortes y lo normal es que ese Partido tenga no sólo la mayoría del Congreso de los
diputados sino también la del Senado.

Por otra parte, el veto del Senado en realidad no es tal, pues no puede impedir la
decisión del Congreso de los Diputados ya que sólo puede retrasarla por dos meses y
pasado ese tiempo, una decisión de los diputados por mayoría simple rompe el veto
senatorial.

El Senado puede introducir enmiendas, las que deben ser debatidas por el pleno del
congreso de los Diputados para aprobarlas o rechazarlas una vez votadas, el texto
resultante es remitido al monarca para su firma y promulgación.
La facultad de legislar que poseen las Cortes Generales puede ser delegada en el
Gobierno, lo que significa que la función legislativa que distingue al Parlamento, puede
ser asumida por el Ejecutivo. A este respecto la Constitución en su artículo 82 establece
que el parlamento puede delegar en el Gobierno la potestad de dictar normas con rango
de ley sobre determinadas materias que no se refieran a los derechos fundamentales y
las libertades públicas, los estatutos de autonomía, el régimen electoral, etc.
consideradas como leyes orgánicas.

Estas disposiciones del Gobierno dictadas en virtud de la delegación legislativa se


denominan Decretos Legislativos a diferencia de los Decretos Leyes que son
disposiciones legislativas provisionales dictadas por el Gobierno que deben ser
sometidas a debate y votación por el Congreso de los Diputados en un plazo de 30 días
después de su promulgación.

El Gobierno

De acuerdo con la Constitución, la función ejecutiva corresponde al Gobierno, que


dirige la política exterior e interior, la administración y responde además por la defensa
A esto hay que agregar una disposición expresa de la Constitución de que el Gobierno
ejerce la potestad reglamentaria, consistente en legislar mediante Decretos, órdenes
ministeriales y otras disposiciones normativas para una mejor aplicación de las leyes.

Esta potestad reglamentaria es muy importante y su uso por el Gobierno le permite


llegar hasta desvirtuar las leyes, a pesar de algunos límites que establece la propia
Constitución.

Tamames refiriéndose a la potestad reglamentaria cita al Conde de Romanones a quien


atribuye la frase de "que la oposición elabore las leyes y que a mí me dejen los
reglamentos", para indicar las enormes facultades que al Gobierno concede el precepto
que le atribuye la potestad reglamentaria.

El Gobierno español está encabezado por el Presidente, quien coordina toda la labor
del gabinete y tiene importantes prerrogativas como son: decidir sobre la disolución de
las cámaras, responder a las mociones de censura, decidir sobre la renuncia del
Gobierno en pleno y otras. Un elemento importante a considerar cuando nos referimos
al Presidente del Gobierno español es que al desempeñar también la actividad de jefe
del partido mayoritario en las Cortes, dirige de manera efectiva no sólo al gabinete sino
al Parlamento, lo que es característico de los sistemas parlamentarios actuales en que
la tendencia dominante es el ejercicio del poder efectivo por el jefe del gobierno,
cuestión que ya vimos en el Reino Unido y también en Alemania Federal y que en esos
estados los politólogos denominan "dictadura del Premier" y "democracia del canciller",
respectivamente.

Además del Presidente, forman parte del Gobierno los vicepresidentes, cuyo número es
variable y atienden distintas áreas o actividades como la defensa, cuestiones sociales,
económicas, etc., y los ministros. A éstos hay que agregar los secretarios de estado
creados en 1977.

La mayor parte de los miembros del Gobierno son parlamentarios aunque no existe
disposición expresa al efecto: Esto refrenda el criterio de algunos especialistas de que
en España no existe un régimen de dominio parlamentarista. Los ministros que no son
parlamentarios pueden asistir a las sesiones.

Por otra parte, la moción de censura que teóricamente pudiera ser un instrumento en
manos del parlamento para controlar al ejecutivo por las características que reúne,
resulta difícil de lograr.

Como el Gobierno responde solidariamente ante el Congreso de los diputados no existe


cuestión de confianza respecto de un ministro en concreto, pues el Gobierno es
considerado como una sola institución.

El Presidente del Gobierno puede presentar una cuestión de confianza sobre una
declaración de política general o sobre su programa. La confianza es otorgada por el
Congreso cuando vota a favor de ella la mayoría simple de los diputados, de ser
rechazada, el Gobierno debe dimitir.

Si la iniciativa es de la oposición debe hacerse mediante una moción de censura y para


ello es necesaria la mayoría absoluta. Esta moción de censura debe ser propuesta por
la décima parte de los diputados y tiene que incluir a un candidato a la Presidencia, por
lo que a semejanza de la RFA, es una moción de carácter constructivo.

La primera oportunidad en que la oposición trató de presentar una moción de censura al


Gobierno fue en 1980, cuando 31 diputados del Partido Socialista Obrero Español,
entonces en la oposición, la propusieron contra el gobierno de Adolfo Suárez. Esta
moción no prosperó pues votaron a favor 154 diputados y 168 en contra, más 9
abstenciones.

El Presidente del Gobierno, previa discusión del Consejo de Ministros y bajo su


responsabilidad, pueden proponer la disolución de las Cortes Generales o del Congreso
o el Senado, lo que es una prueba de las amplias facultades que posee el jefe del
ejecutivo. Esta disolución seré decretada por el Rey.

El Gobierno que posee amplias facultades, adquiere otras mayores en los casos de
emergencia como son el estado de alarma, el de excepción y el de sitio, que pueden
ser proclamados el primero por quince días por el Gobierno dando cuenta al Congreso
de Diputados, el segundo, mediante Decreto adoptado en Consejo de Ministros previa
autorización del Congreso, y, el tercero sólo por la mayoría absoluta de los diputados a
solicitud del Gobierno.

Los órganos Judiciales


Los tribunales españoles, como los de cualquier país, son también, órganos de poder
del estado. De acuerdo al texto constitucional, los tribunales imparten justicia en
nombre del Rey y el órgano jurisdiccional superior excepto en lo que concierne a las
garantías constitucionales, es el Tribunal Supremo, cuyo presidente es nombrado por el
monarca a propuesta del Consejo General del Poder Judicial.

Este Consejo está integrado por el propio Presidente del Tribunal Supremo, así como
por veinte miembros más, también designados por el Rey por un período de cinco años.

Estos miembros son seleccionados por el jefe de estado a razón de 12 de entre los
juristas de reconocida competencia y con más de quince años de ejercicio de la
profesión.

No debemos olvidar, al mencionar al aparato judicial, a la institución del Ministerio Fiscal


a la que corresponde promover la defensa de la legalidad, los derechos de los
ciudadanos, velar por la independencia de los tribunales y otras actividades, y a cuyo
frente está el Fiscal General del Estado, nombrado por el Rey a propuesta del Gobierno
y oído el parecer del Consejo General del Poder Judicial.

La Constitución española hace diferencia expresa del Tribunal Constitucional, órgano


especial que es competente para conocer de los recursos de inconstitucionalidad y en
caso de declarar esta, su decisión afecta a la norma jurídica así considerada.

Los recursos de inconstitucionalidad pueden ser interpuestos por el Presidente del


Gobierno, el Defensor del Pueblo, figura introducida en el Derecho Constitucional
español por esta Ley Suprema y que es un comisionado de las Cortes Generales,
encargado de supervisar toda la administración relacionándola con las libertades y
derechos fundamentales, cincuenta diputados, cincuenta senadores, los órganos
ejecutivos y las asambleas de las comunidades autónomas.

Ante el Tribunal Constitucional pueden acudir en recurso de amparo todas las personas
naturales y jurídicas que invoquen un interés legítimo, así como el Defensor del Pueblo
y el Ministerio Fiscal.

Este Tribunal Constitucional es una alta institución del Estado español y como dice su
propia Ley Orgánica de 13 de octubre de 1979 es "el intérprete supremo de la
Constitución..." lo que le confiere una categoría especial en el Derecho Constitucional,
colocándolo por encima de todos los demás órganos estatales.

De esta forma, los magistrados de este Tribunal, designados por el Rey por un período
de nueve años, pueden impedir la aplicación de una ley aprobada por las Cortes
Generales al atender un recurso de inconstitucionalidad y declarar la incompatibilidad
de esa ley con la Constitución, mediante sentencia publicada en el Boletín del Estado.

Su función de garantizar la observancia de la Constitución lo convierte en árbitro del


sistema político, lo que no tiene precedente en el Derecho Constitucional de España,
pues el Tribunal de Garantías Constitucionales previsto en la Constitución de 1937 no
poseía las amplias facultades de éste.

A partir del artículo 6 de la Constitución, relativo a los partidos políticos, al cual nos
referimos con anterioridad, el Tribunal Constitucional podría declarar ilegal a un partido,
de alegarse que éste no es democrático y si la mayoría de los doce miembros de ese
Tribunal llegase a esa conclusión43.

El control constitucional que ejerce este Tribunal es de carácter político, pues es una
actividad estatal que se cumple en ejercicio del poder político. Cuando el Tribunal
ejerce el control se convierte en detentador del poder, superior y por encima de loa
otros órganos. Cabe pues, para el Tribunal Constitucional, aplicar la frase de que un
detentador del poder no elegido, tiene la capacidad de anular los actos de otros
detentadores elegidos y responsables ante los electores.

La monarquía parlamentaria en Japón

Para el país del sol naciente, la era del constitucionalismo moderno comienza en 1889,
cuando el emperador Meiji puso en vigor la Constitución de 11 de febrero, que sobre la
base de la Constitución prusiana de 1850, había redactado una comisión especial de
juristas, presidida por el príncipe Ito.

Si bien el modelo fue la Constitución de Prusia están presentes en ese texto


constitucional muchos elementos tradicionales japoneses. El sistema monárquico
"constitucional" de aquel entonces, no otorgaba gran influencia al Parlamento y el
emperador descendido del cielo, conducía al gobierno a la tradicional manera
absolutista.

La evolución en este siglo llevó al Japón a un régimen en que la burocracia y


fundamentalmente el ejército, eran el centro de las decisiones del poder y este régimen
militar en que los ministros eran responsables ante el emperador, llevó al país a la II
Guerra Mundial para tratar de conquistar un "espacio vital".

La derrota en la Guerra posibilitó que las autoridades norteamericanas de ocupación


modificaran sustancialmente el régimen político japonés al elaborar una Constitución
que presentada por el Gobierno fue aprobada por el Parlamento en 1946 y entró en
vigor el 3 de mayo de 1947.

En esta Constitución se reflejó el auge del espíritu democrático general y antifacista de


la época pues como se había proclamado en la Declaración de Postdam de las
potencias vencedoras se trataba de "eliminar para siempre la autoridad de aquellos que
hablan engañado al pueblo japonés y lo habían llevado a emprender una campaña de
conquista mundial" 44.

Así la Constitución, que como afirma Biscaretti Di Ruffia permaneció monárquica sólo
porque los norteamericanos temieron que una república surgida bruscamente pudiera
posibilitar la victoria de las izquierdas, privó al Emperador del poder ejecutivo,
reduciendo en gran medida su papel al del monarca británico, refrendó entre los
derechos fundamentales del hombre, declarados indestructibles y eternos, derechos
socioeconómicos como el derecho al trabajo y a la educación, además de los
tradicionales derechos y libertades políticas individuales.

Este elemento, así como la fecha de promulgación coloca a la Constitución del Japón
entre los textos constitucionales de la II Generación.

El papel dirigente en el régimen político japonés que habían tenido las fuerzas armadas
con consecuencias tan graves para la nación, fue eliminado radicalmente, lo que se
reflejó en el artículo 9 de la Ley de Leyes nipona que postula textualmente: "Aspirando
sinceramente a una paz internacional basada en la justicia, el pueblo japonés renuncia
para siempre a la guerra como derecho soberano de la nación y a la amenaza y uso de
la fuerza como medios para solucionar los litigios internacionales. Para alcanzar el
objetivo señalado en el párrafo precedente, nunca más serán mantenidas Fuerzas
Armadas de Tierra, Mar o Aire, así como cualquier otro medio para la guerra. No será
reconocido el derecho del Estado a hacer la guerra".

A esto se agrega que el artículo 66 establece que el gobierno estará compuesto por
civiles.

Estos claros postulados de la Constitución no han impedido que fueran creadas las
denominadas Fuerzas de Autodefensa virtual nuevo ejército a contrapelo de lo
establecido en la Carta Magna.

Los óranos supremos de poder, según la Constitución, se basan en los principios


clásicos de la monarquía parlamentaria y el estado que de ella resulta es un estado
unitario.

Organos supremos de poder

El parlamento imperial japonés, la Dieta, está integrada por dos cámaras; la de


Diputados y la de Consejeros de Estado y de acuerdo con el artículo 41 posee la
facultad legislativa.

Los diputados son elegidos por un período de cuatro años por los ciudadanos mayores
de 20 y para poder figurar como candidato es necesario hacer un depósito de un millón
de yenes, que no son devueltos si el candidato no obtiene más de la quinta parte del
número de votos que resulte de la división de la cantidad de votos válidos emitidos en la
circunscripción entre el número de diputados elegidos en esa circunscripción.

Para mantenerse, el Gobierno debe gozar de la confianza de la Cámara de Diputados,


la que se asegura con la mayoría de escaños en manos del partido que encabeza al
ejecutivo. De esta forma, el jefe del partido con mayoría en esta cámara se convierte en
jefe del Gobierno y al igual que en cualquier estado parlamentario el régimen político es
controlado por la figura del Premier, reflejo de la tendencia del capitalismo actual tantas
veces apuntada, de centralizar las funciones y atribuciones estatales.
La cámara alta, denominada de los Consejeros de Estado se elige también por el voto
de los ciudadanos, pero por un período de seis años, aunque cada tres su mitad es
renovada. Para ser miembro de esta cámara el ciudadano japonés debe ser mayor de
30 años, a diferencia de los diputados que deben tener más de 25.

Los consejeros son elegidos por prefecturas que envían a esta cámara de dos a ocho
miembros, aunque otro grupo es elegido de listas de los partidos a nivel de todo el país.

Es habitual que la composición partidista de las dos cámaras del parlamento sea similar
lo que hace prácticamente imposible que surjan conflictos entre ellas, pues el partido de
gobierno es el mayoritario en toda la Dieta.

Las cámaras, para su mejor funcionamiento, crean comités o comisiones permanentes,


así como temporales, a los que son remitidos los proyectos de leyes.

Poseen la iniciativa legislativa el Gobierno y los miembros de las cámaras, pero estos
últimos deben tener, en el caso de los diputados el apoyo de 20 colegas y en el de los
consejeros, el de 10. En realidad, la iniciativa legislativa es monopolizada por el
Gobierno y las reglas de pro cedimiento legislativo reducen aún más las posibilidades
de que miembros aislados del parlamento, así como las pequeñas fracciones puedan
proponer con éxito proyectos de ley.

La composición similar de las dos cámaras hace prácticamente imposible que surjan
grandes diferencias entre ellas al aprobar un proyecto de ley introducido por el
Gobierno. No obstante, en caso de que las decisiones sobre el proyecto adoptadas en
las cámaras sean. diferentes, es sometido nuevamente a discusión en la Cámara de
Diputados y si ésta lo aprueba por una mayoría de dos tercios, se convierte en ley.

La forma en que la Dieta ejerce el control sobre el Gobierno es la interpelación, por la


cual cada diputado de la cámara baja puede dirigirse por escrito a su presidente. Si este
último no acepta la interpelación, el diputado en cuestión puede acudir al pleno de la
cámara. Ante la interpelación el Gobierno está obligado a responder por escrito u
oralmente en un período de siete días.

Las sesiones de la Dieta comienzan con un discurso del Jefe del Gobierno en el que
puntualiza la política general del gabinete y tras él hacen uso de la palabra el ministro
de asuntos exteriores y el de finanzas.

El Gobierno

El Gabinete, como se denomina el ejecutivo en Japón, está constituido por el Primer


Ministro, los viceprimeros ministros, los ministros que dirigen los ministerios y los
ministros de estado, es decir, ministros sin cartera.

Ya hemos apuntado que el artículo 66 de la Constitución establece que sólo pueden ser
ministros personas civiles, excluyendo con esto a los militares de la posibilidad de
acceder a esos cargos y además precisa que la mayoría de los miembros del Gabinete
deben tener escaños en la Dieta.

El Primer Ministro es designado por el Emperador, quien a propuesta del jefe del
Gobierno designa también a los ministros.

Sin embargo, el jefe de estado no puede designar libremente a un premier sino que el
nombramiento debe recaer en la persona que las cámaras reunidas por separado elijan
por mayoría de votos, lo que garantiza que sea jefe del Gobierno el líder del Partido
mayoritario en la Dieta.

En caso de que las cámaras no coincidan en la elección del candidato a Primer Ministro
es convocada una comisión de conciliación integrada por representantes de las dos
instituciones y si esta no puede llegar a acuerdo, es considerada definitiva la decisión
de la Cámara de Diputados. Al Gabinete corresponden las funciones ejecutivas; poner
en ejecución y ejecutar las leyes, dirigir los asuntos del estado, las relaciones
exteriores, la firma de los tratados internacionales, que deben ser aprobados por el
Parlamento antes y después de concertados, la preparación y propuesta a la Dieta del
proyecto de Ley sobre el presupuesto del estado, la adopción de decisiones sobre las
amnistías, etc.

En la práctica, la iniciativa legislativa corresponde al Gabinete que elabora los proyectos


de ley y los presenta al Parlamento en la persona del Primer Ministro.

Una importante facultad del Gabinete es la potestad de dictar normas "con el fin de
ejecutar la Constitución y las leyes" la que es utilizada con frecuencia para legislar,
independientemente del Parlamento y posibilita que el ejecutivo tenga amplia capacidad
de actuar.

El artículo 66 establece que el Gabinete tiene responsabilidad colectiva ante el


Parlamento, que puede adoptar un voto de desconfianza al Gobierno. En caso de que
la Cámara de Diputados adopte una decisión de este tipo, el Gabinete puede renunciar
o en el curso de 10 días disolver la Cámara.

En la práctica esto, como en todos los gobiernos parlamentarios, resulta casi imposible
pues tanto el Gobierno como la mayoría parlamentaria corresponden a un mismo
partido, sujeto a una disciplina por lo que la política del Gabinete será la misma que la
de la mayoría parlamentaria.

Según el artículo 69 de le Constitución el Gabinete sólo puede disolver a la Cámara de


Diputados cuando ésta le expresa un voto de desconfianza. Sin embargo, a partir de lo
establecido en el artículo 7 de que el Emperador con el consejo y la aprobación del
Gabinete, puede disolver a la Cámara, esto se hace cuando el Premier lo estima
conveniente, con el fin de adelantar las elecciones y por otros motivos.

El Emperador
Las facultades del jefe de estado ya no descansan en la concepción de su divinidad y
en la superioridad del pueblo japonés, sino en que es "símbolo del Estado y de la
unidad del pueblo" y en que "su posición deriva de la voluntad del pueblo, del cual parte
toda autoridad estatal"45.

De esta forma, los redactores norteamericanos del texto constitucional destruyeron la


tradicional concepción de la divinidad del Emperador, quien ahora se asemeja en sus
funciones al monarca inglés.

El trono imperial pasa por herencia de padre a hijo y están excluidas de la sucesión de
la corona las mujeres.

En nombre del pueblo y con el consejo y la aprobación del Gabinete, su majestad


imperial publica las modificaciones a la Constitución, las leyes, las disposiciones del
Gabinete, convoca a sesiones a la Dieta, disuelve la Cámara de Diputados, anuncia las
elecciones generales, recibe a los embajadores extranjeros, cumple funciones
ceremoniales y algunas otras.

Al Emperador corresponde, como ya se ha dicho cuando nos referíamos al Gabinete,


designar al Primer Ministro y además designa, a proposición del Gobierno, al Juez
Principal (presidente) del Tribunal Supremo.

Pero el papel fundamental del Emperador es servir como símbolo del Estado y de la
unidad del pueblo para encubrir el carácter de clase del estado. No es casual que los
ocupantes norteamericanos no se decidieran a abolir la monarquía japonesa ante el
temor de que como resultado de las conmociones de la guerra pudiera la república
posibilitar transformaciones de otro tipo. La institución de la monarquía profundamente
arraigada en las tradiciones nacionales, que se coloca por encima de los avatares de la
lucha de clases, cumple un papel ideológico de primer orden.

El Tribunal Supremo

Esta instancia judicial está integrada por 15 jueces, de los cuales al igual que en su
homólogo norteamericano, uno ocupa el cargo de juez principal (Chief Justice).

Este es designado por el Emperador a proposición del Gabinete y los restantes catorce
lo son por el Gobierno.

Cada diez años y junto con las elecciones a la Cámara de los Diputados, se lleva a
cabo una especie de referendo en el que los electores se manifiestan en favor de
excluir del Tribunal a un juez determinado y en caso de que así sea, éste debe
abandonar su cargo. En realidad, esto no sucede y los jueces permanecen en el
Tribunal Supremo y el referendo solo tiene un carácter formal.

El artículo 81 de la Constitución confiere al Tribunal Supremo el control constitucional.


Es decir, que al máximo órgano judicial corresponde la facultad de determinar la
inconstitucionalidad de cualquier ley, norma o disposición con el consiguiente poder que
esto significa.

Resulta evidente que los redactores del texto constitucional tomaron como modelo el
Tribunal Supremo de los Estados Unidos.

La cuestión de la inconstitucionalidad o no de una norma sólo puede ser decidida al


conocer la máxima instancia judicial de un asunto civil o penal concreto.

Las demandas de inconstitucionalidad de una norma deben ser presentadas ante un


tribunal de primera instancia y en la práctica el Tribunal Supremo, mediante este
procedimiento. da interpretaciones ampliadas o restrictivas de las normas
constitucionales, modificando y adaptando la Ley Fundamental según convenga a los
sectores gobernantes.
NOTAS

1. El artículo 16 de la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano afirma:


"La sociedad que no tiene asegurado el usufructo de los derechos y no tiene
establecida la separación de poderes carece de Constitución".

2. Carta de Napoleón Bonaparte al ciudadano Talleyrand de 5 día complementario.


Año V de la República (19 de septiembre de 1797). El texto completo puede verse
en: Dard, Emile: Napoleón y Talleyrand. Biografías Gandesa, México, 1953.

3. Diccionario Enciclopédico Jurídico. Editorial Enciclopedia Soviética. Moscú, 1984,


(en ruso).

4. Ver: Mc Donald, Forrest: We The people. The University of Chicago Press 1958.

5. Crossman, RHS.: Biografía del estado moderno. Fondo de Cultura Económica,


México, 1974.

6. Martí, José: "Filiación política". En: Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales.
Tomo 10, La Habana, 1975.

7. Ver: "Constitución de los Estados Unidos". En el libro: El proceso independentista


en América Latina y en Estados Unidos. Editorial Pueblo y Educación. La Habana.

8. Laski, Harold: El sistema presidencial norteamericano. Ediciones Siglo Veinte.


Buenos Aires, 1948.

9. J. Mabry Mathews. The American Constitucional System. N. York and London,


1940. Citado por: García Pelayo, Manuel: Derecho Constitucional Comparado.
Alianza Editorial, Madrid, 1984.

10. El Congreso, altivo protector de su independencia. "US news and World report", 28
da enero de 1985.

11. Castro, Fidel: Un encuentro con Fidel, Entrevista realizada por Gianni Miná. Oficina
de publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 1988.

12. Idem.

13. Sánchez Agesta, Luis: Curso de Derecho Constitucional Comparado. Universidad


de Madrid, Facultad de Derecho, Sección de Publicaciones, Madrid, 1980.

14. Hughes, Charles Evans: La Suprema Corte de los Estados Unidos. Fondo de
Cultura Económica, México, 1971.
15. Carrillo Flores, Antonio: Prólogo a la primera edición en español del libro La
Suprema Corte de los Estados Unidos de Charles Evans Hughes. Fondo de Cultura
Económica, México, 1971.

16. Citado por: Carrillo Flores, Antonio: Prólogo a la primera edición en español del libro
la Suprema Corte de los Estados Unidos de Charles Evans Hughes, Fondo de
Cultura Económica, México, 1971.

17. Citado por: Loewenstein, Karl: Teoría de la Constitución Ediciones Ariel, Barcelona,
1962.

18. Loewenstein, Karl: Teoría de la Constitución. Ediciones Ariel, Barcelona, 1982.

19. Laski, Harold: El gobierno parlamentario en Inglaterra. Editorial Abril, Buenos Aires,
1947.

20. El Parlamento británico. Reference División, Central Office of information, London,


1968.

21. Laski, Harold: El gobierno parlamentario en Inglaterra. Editorial Abril. Buenos Aires,
1947.

22. Churchill, Winston: Memorias de la Segunda Guerra Mundial, Ediciones Peuser,


1961.

23. Citado por: Laski, Harold: El gobierno parlamentario en Inglaterra. Editorial Abril,
Buenos Aires, 1947.

24. Citado por: Sánchez Agesta, Luis: Curso de Derecho Constitucional Comparado.
Facultad de Derecho. Universidad de Madrid, 1980.

25. ídem

26. Carta de Napoleón Bonaparte al ciudadano Talleyrand de 19 de septiembre de


1797.

27. De Gaulle, Charles. Citado por: Pomares Bory, José: Estudios de las Constituciones
de Europa Occidental. Primera Parte: Los cuatro mayores países. Francia.
Eurotemas. N.62, 1980, Centro de Estudios sobre Europa Occidental. La Habana.

28. De Gaulle, Charles. Citado por: Miterrand, Francois: El golpe de estado permanente.
Editorial Cuadernos para el diálogo. Madrid, 1968, página 130.

29. Bonaparte, Napoleón. Citado por Churchill, Winston: Memorias de la Segunda


Guerra Mundial. Editorial Peuser, Buenos Aires, 1961.
30. Miterrand, Francois: El golpe de estado permanente,. Editorial Cuadernos para El
diálogo. Madrid, 1968.

31. Miterrand, Francois: ídem.

32. Cohen, Samy: La monarchie nucleaire. Hachette, París, 1987.

33. Miterrand, Francois: El golpe de estado permanente. Editorial Cuadernos para el


diálogo, Madrid, 1968.

34. Citado por: Miterrand, Francois: El golpe de estado permanente. Editorial


Cuadernos para el diálogo, Madrid, 1968.

35. Biscaretti Di Ruffia, Paolo: Introducción al Derecho Constitucional Comparado.


Fondo de Cultura Económica, 1975.

36. Pomares Bory, José: "República Federal de Alemania". En Estudios de las


Constituciones de Europa Occidental. Primera Parte: Los cuatro mayores países,
Eurotemas, centro de Estudios sobre Europa Occidental, N.62 de 1980.

37. Biscaretti Di Ruffia, Paolo: Introducción al Derecho Constitucional Comparado.


Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1975.

38. Por Real Decreto de 30 de noviembre de 1983, fue establecido que el 6 de


diciembre sería el Día de la Constitución. La Ley de Leyes española fue aprobada
por las Cortes el 31 de octubre de 1978, votada en referéndum el 6 de diciembre,
firmada por el Rey en las Cortes Generales el 27 de ese mismo mes y publicada en
castellano, la lengua española oficial, en el Boletín del Estado dos días después, el
29 de diciembre, fecha de su entrada en vigor. Se publicó también en las demás
lenguas españolas; balear, catalana, gallega, valenciana y vascuence.

39. Ver: Artículo 1 de la Constitución española.

40. Ver: Hernández Gil, Antonio: Sistema de valores en la Constitución. En el libro: La


Constitución de la monarquía parlamentaria. Fonda de Cultura Económica. Madrid,
1983. En este trabajo, el autor, catedrático de la universidad complutense de
Madrid, a partir de una construcción abstracta de un sistema de valores al margen y
por encima de las clases, fundamenta la tesis de que el derecho no es sólo un
sistema de normas sino también un sistema de valores. Postula que la Constitución
española propugna unos valores superiores del ordenamiento jurídico, lo que
analizado desde nuestras posiciones, evidencia la función ideológica de este texto
constitucional.

41. Tamames, Ramón: Introducción a la Constitución Española. Alianza Editorial,


Madrid, 1985.
42. El juramento real responde a una tradición española que viene de la Edad Media en
la que los reyes juraban los fueros. Recordemos la Jura de Santa Gadea, cuando
Ruy Díaz de Vivar, el Cid Campeador, tomó juramento al rey Alfonso VI.

43. El artículo 6 de la Constitución española establece: "Los partidos políticos expresan


el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad
popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y
el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley.
Su estructura interna v funcionamiento deberán ser democráticos".

44. Citado por: Stammen, Theo: Sistemas políticos actuales. Ediciones Guadarrama,
Madrid, 1969.

45. Artículo 1 de la Constitución Japonesa.


CAPITULO III

El CONSTITUCIONALISMO EN AMERICA LATINA

El constitucionalismo latinoamericano. Orígenes. El sistema Presidencial en América


Latina. El régimen político de los Estados Unidos Mexicanos. La Constitución de 1917.
El sistema presidencial. Organos de poder del Estado. El constitucionalismo en un
régimen revolucionario. La Constitución de Nicaragua. El régimen Político
nicaragüense. Organos de poder del estado. La democracia revolucionaria.

El Constitucionalismo latinoamericano

Con frecuencia, se afirma que el modelo del gobierno presidencial norteamericano fue
trasladado a Latinoamérica) y que los estados de la región, al conquistar su
independencia en el siglo pasado, tomaron como referencia el modelo norteamericano y
que la Constitución de los Estados Unidos fue el modelo a seguir por los redactores de
los textos constitucionales latinoamericanos.

No puede olvidarse que la Constitución de los EE.UU. era en ese período, o al menos
en los primeros años del siglo pasado, el único modelo de una forma republicana y que
otras constituciones de la época se inspiraron también en el modelo constitucional
estadounidense y hasta llega a afirmarse que la Declaración de los derechos del
hombre y del ciudadano toma como ejemplo la Declaración de Independencia
norteamericana.

Muchos de los redactores de las constituciones latinoamericanas, inspirados en las


ideas avanzadas del momento, la libertad, la igualdad y la fraternidad comprendían que
la liberación de la región debía tener un doble carácter. Por una parte, debía ser un
proceso independentista para quebrar el dominio colonial, y, por otra, sentar las bases
de un nuevo régimen social, diferente del establecido por las metrópolis española y
portuguesa, es decir, establecer repúblicas con "todos y para el bien de todos".
Ese noble propósito los llevó a poner sus miradas en el vecino del Norte quien nacía al
mundo con un vicio de origen, la esclavitud de una raza, pero al amparo de fórmulas
republicanas, novedosas y progresistas frente a las monarquías absolutas europeas.

Los propósitos y aspiraciones de los próceres independentistas se veían obstaculizados


en la práctica por la conformación socioclasista de las sociedades latinoamericanas, lo
que imponía alianzas de diversa índole así como concesiones a fin de conquistar la
meta inmediata, la independencia.

Los revolucionarios querían el desarrollo de un régimen que entonces era progresista


frente al feudalismo tardío, heredado del sistema colonial. Los latifundios eran parte de
ese andamiaje que impedía el desarrollo de la artesanía y las manufacturas y la libre
circulación de mercancías. La debilidad de las relaciones económicas impidió quebrar el
poder de los terratenientes y los comerciantes. Todo ello imposibilitaba hacer realidad
las consignas calcadas de Europa y América del Norte.

Bolívar vio con precisión esa realidad sociopolítica. Al libertador pertenece el


pensamiento de que "'nuestro pueblo no es el europeo ni el americano del norte, más
bien es un compuesto de Africa y de América que una emancipación de la Europa;
pues hasta la España misma deja de ser europea por su sangre africana, por sus
instituciones y por su carácter...La mayor parte del indígena se ha aniquilado, el
europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y este se ha mezclado con
el indio y con el europeo2.

Al advertir con el traslado mecánico de las instituciones políticas y jurídicas foráneas,


Simón Bolívar subrayaba que Montesquieu en el Espíritu de las Leyes advertía que las
normas e instituciones debían ser propias para el pueblo en que se hacían y que las
leyes tenían que adaptarse a las condiciones y características del país.

No obstante, el régimen que predominó fue el presidencial, formalmente con pocas


diferencias del norteamericano y las que algunos especialistas subrayan, están más en
la práctica constitucional que en los propios textos.

En la historia latinoamericana encontramos una separación entre el desarrollo político y


el proceso económico. En las guerras de independencia y luego en las repúblicas, se
intenta crear un estado nacional semejante al liberal burgués norteamericano o europeo
y en correspondencia con una base económica capitalista. Estos intentos chocan con
una realidad en la que existen diversos modos de producción precapitalistas y
capitalistas, que impiden que se desarrolle un mecanismo similar al de los pases
desarrollados.

Cuando se habla de América Latina y sus instituciones políticas se muestra una


marcada tendencia a tratar a la región como un todo homogéneo, a pesar de las
diferencias, no sólo de la composición de la población, sino incluso en los niveles de
desarrollo. Latinoamérica tiene en común su origen, idioma, elementos de la cultura, los
mismos colonialistas y el mismo enemigo común, el imperialismo norteamericano, lo
que permite hablar de identidad, pero también hay que partir de la innegable diversidad.
Por otra parte, no puede olvidarse que las instituciones políticas de las metrópolis
influyen de una u otra forma en la formación de las nuevas instituciones y que el
constitucionalismo moderno en la principal metrópoli en América Latina, España, tiene
sus orígenes sólo en el siglo XIX y el naciente régimen constitucional español es
abortado por el absolutismo de Fernando VII.

El intento de unión, por los factores objetivos y el nivel de desarrollo, fracasó a pesar
del sentimiento de solidaridad que se desarrolló durante las guerras de independencia
en América del Sur.

La desintegración política resultante de la aparición de numerosos estados en las ruinas


del imperio colonial español se reflejó en el terreno constitucional en que cada uno de
ellos adoptó constituciones republicanas con pocas instituciones propias, en las que las
palabras diferían sustancialmente de la realidad. La historia del constitucionalismo
latinoamericano en general, puede caracterizarse como la de la distancia entre la
Constitución de jure y la de facto.

A pesar de la similitud externa de muchos de los regímenes políticos latinoamericanos


en el siglo pasado con el de los Estados Unidos, enormes eran las diferencias en la
realidad y en la eficacia del sistema de poder instituido en los textos constitucionales.

El sistema presidencial instaurado en Latinoamérica hacía de la figura del jefe de


estado no sólo el centro de ese mecanismo como en los Estados Unidos, un monarca
elegido por cuatro años, sino que el Presidente como jefe del ejército, fuerza a la que
tradicionalmente ha correspondido un gran papel en la región, asumió como regla,
poderes que le llevaron a situarse por encima del Parlamento y a convertirlo en un
instrumento dócil a sus deseos. El caudillismo, fenómeno político latinoamericano es
resultado, no tanto de las ambiciones políticas personales de uno u otro caudillo, sino
expresión de la situación social de la región a la que se trasladaron consignas,
proclamas, instituciones y normas progresistas pero no a tono con la realidad social
que, como siempre, más tarde o más temprano, se impone.

El sistema presidencial en la región ya forma parte de las tradiciones constitucionales


en las que el jefe de estado es también jefe de gobierno y asume múltiples funciones
como representante del estado y dirige su política general.

Algunos autores se refieren a varios modelos o tipos de presidencialismo


latinoamericano3 que sólo indican matices en la estructura del sistema presidencial,
que a su vez constituyen atenuaciones en algunos casos, del sistema clásico.

El estudio del régimen político en dos estados de nuestra América sobre la base de sus
constituciones y la realidad sociopolítica, permitirá mostrar al lector interesado las
diferencias a las que hemos hecho referencia en estas páginas.

Cuba socialista, país latinoamericano, el último en liberarse del yugo colonial español y
el primero en hacerlo del imperialismo norteamericano, no se incluye en este estudio,
por el carácter de su régimen social, la naturaleza y esencia del poder político basado
en el poder del pueblo trabajador encabezado por la clase obrera, que la diferencian
sustancialmente del resto del continente, aunque en su sistema político, no obstante las
diferencias de clase, se dejan sentir las tradiciones constitucionales latinoamericanas y
en primer lugar, las de las constituciones cubanas revolucionarias del pasado siglo. Por
esas razones y por contar el lector del patio con el reciente estudio del Derecho
Constitucional revolucionario cubano elaborado por el profesor Juan Vega Vega, creí
conveniente no referirme al constitucionalismo socialista en Cuba y limitarme al país
que dio inicio por vez primera en el mundo al llamado constitucionalismo social y cuya
Constitución, a pesar de haberse adoptado a comienzos de siglo, 1917, puede
caracterizarse por su contenido, como típico de la II generación, México y a un estado
latinoamericano que inició grandes transformaciones revolucionarias, Nicaragua.

El régimen político y el presidencialismo en México

El régimen político mexicano ha sido calificado de presidencialista a partir de la fuerte


posición que en el aparato estatal del país corresponde al jefe de estado. Fácil resulta
afirmar que el presidencialismo mexicano tomó como modelo al sistema presidencial
clásico imperante en los Estados Unidos.

Sin embargo, numerosos especialistas de ese estado rechazan esta afirmación y


sostienen que el sistema presidencial se abrió paso en México no sólo por la influencia
del modelo norteamericano, sino también por los antecedentes del país y las
condiciones en que surgió a la vida independiente4.

Como sostiene Moya Palencia, cuando se inicia en el mundo la era de las revoluciones
liberales burguesas y México en el curso de ella llega a la independencia por el
esfuerzo de los indígenas conducidos por criollos y mestizos, el nuevo estado se
encuentra ante el dilema de todos los que surgieron en el siglo XIX; crear instituciones
políticas propias o copiar las de otros países y en México esta alternativa fue resuelta
por un procedimiento mixto, tomando instituciones políticas ajenas con prestigio
racionalista, mezclándolas con las aspiraciones propias del país que surgía.
Tanto el presidencialismo como El sistema federal que caracterizan al régimen político
mexicano se establecen ya en la Constitución de 1824 y se recoge en ellas la tradición
de un ejecutivo fuerte.

Estos elementos se refrendan en la Constitución de 1917 resultante de un amplio


movimiento popular revolucionario que hace considerables aportes al
constitucionalismo, pues ella es la primera de las constituciones de la época del
llamado constitucionalismo social y las constituciones programáticas.

Esta Constitución todavía vigente, produce, como afirma David Tieffenberg, por primera
vez en el mundo la apertura a una vertiente socialmente revolucionaria en el campo del
Derecho Constitucional5, el antes mencionado constitucionalismo social y que sería
recogida en las posteriores Leyes Fundamentales de otros estados, especialmente en
las de denominadas constituciones de la II Generación.
La simple lectura de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos nos hace
pensar en la función ideo lógica de este instrumento legal que puede resumirse en el
contenido del articulo 123 6.
La Constitución establece un gobierno republicano y presidencial, un estado federal, y
trazó el esquema del sistema de gobierno del país sobre bases que se mantienen hasta
hoy y que el ya citado Mario Moya Palencia resume en un ejecutivo unitario, electo por
votación popular, no reelección absoluta del Presidente, iniciativa de las leyes y de veto
en favor del Presidente, facultades constitucionales del jefe de estado y otros poderes
no otorgados por la Constitución formal pero asumidos en virtud de la Constitución real.

Se desprende entonces que el centro del mecanismo institucional es el Presidente de la


República, por lo que comenzaremos por esa figura y sus atribuciones.

El Presidente

De acuerdo con la Constitución, el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos es el


depositario del ejercicio del supremo poder ejecutivo y entre sus prerrogativas están
promulgar y ejecutar las leyes, nombrar y remover libremente a los secretarios de
despacho (ministros), al procurador general de la República, al jefe del órgano o los
órganos de gobierno del Distrito Federal; disponer de la Fuerza Armada; dirigir la
política exterior, conceder indultos; nombrar a los miembros de la Corte Suprema de
Justicia que deben ser aprobados por el Senado; así como nombrar, con la aprobación
del Senado, a los agentes diplomáticos, los oficiales superiores del Ejército, la Armada y
la Fuerza Aérea; declarar la guerra previa ley del Congreso; convocar a este último a
sesiones extraordinarias, etc.

Las bases del sistema de gobierno mexicano resumidas por Moya Palencia y citadas
con anterioridad, indican la presencia de un ejecutivo fuerte con características tales,
que ha llevado a algunos especialistas a calificarlos de monarca sexenal, al tener en
cuenta el período de seis años por los que es elegido.

Para ser Presidente de la República se requiere ser ciudadano mexicano por


nacimiento e hijo de padres mexicanos también por nacimiento, ser mayor de 35 años,
haber residido en el país durante todo el año anterior a la elección, no pertenecer a
ningún estado eclesiástico ni ser ministro de algún culto, no estar en servicio activo en
la fuerza armada seis meses antes del día de la elección, no ser secretario o
subsecreatrio de estado (ministro o vice), procurador general de la República, ni
gobernador de ningún estado, al menos seis meses antes del día de la elección.

Una característica del sistema presidencial de este país es la prohibición absoluta de


reelección para el jefe de estado, lo que tiene su fundamento en el rechazo al
caudillismo y la prolongación de los mandatos presidenciales, como ocurrió en el caso
del dictador Porfirio Díaz. Así la Constitución regula que el mexicano que haya
desempeñado el cargo de Presidente de la República, tanto por elección o con carácter
interino, provisional o sustituto "en ningún caso y por ningún motivo, podrá desempeñar
ese puesto".
Se argumenta por los especialistas mexicanos que un ejecutivo fuerte es una necesidad
de los sistemas políticos contemporáneos en los que un elemento determinante es el
creciente intervencionismo del estado, lo complicado de la administración pública, la
existencia de partidos políticos disciplinados, la cesión de facultades legislativas, etc.
Argumentos que sirven para fundamentar esta tendencia en los estados capitalistas
desarrollados.

En México además, hay un rasgo peculiar, el Presidente de la República es al mismo


tiempo el jefe efectivo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), organización que,
desde su fundación en 1929, como Partido Nacional Revolucionario, ha proporcionado
hasta la fecha a todos los jefes del ejecutivo, lo que hace que a pesar de que en el país
existan otros partidos políticos, se hable del "sistema monopartidista mexicano".

Como jefe real del Partido Revolucionario Institucional, el Presidente de la República


es, durante los seis años de su mandato, el inspirador de la política del Partido,
promueve a sus cuadros dirigentes hacia cargos no sólo en el gobierno federal sino
también en los gobiernos locales, se identifican en su persona el jefe constitucional y el
líder partidista.

Vale destacar que este no es un fenómeno típicamente mexicano sino que es un hecho
difundido de acercamiento del liderazgo constitucional con la jefatura del Partido de
Gobierno.

En el caso de México hay una peculiaridad que consiste en que el Presidente en la


práctica designa a su sucesor en la jefatura del estado y por ende en la del PRI, en
virtud de sus atribuciones como jefe real del Partido por el período en que es presidente
de la República.

En palabras del ya citado Moya Palencia el Presidente por "su responsabilidad de líder
del Partido da la decisión final sobre la persona que debe ser postulada como candidato
a la Presidencia y que tendrá que someterse a la verdadera elección". Elección que
como es sabido, hasta ahora, ha recaído siempre en el candidato del PRI, designado
por su antecesor.

La oligarquía mexicana ha vertebrado un eficiente sistema de sucesión y gobierno del


que el Partido Revolucionario Institucional, mayoritario en el país, es parte inseparable.
El papel dirigente de ese Partido no regulado en la Constitución formal, hasta ahora, de
la sucesión en el gobierno y la estabilidad del poder de la clase dominante.

El Presidente, con un enorme poder durante seis años, el período en que dura su
mandato, lo pierde automáticamente cuando deja de ser jefe de estado lo que conduce
a que también pierda el liderazgo del PRI.

En este sistema presidencial el Congreso también está sometido al Presidente pues la


aplastante mayoría de diputados y senadores pertenecen al Partido Revolucionario
Institucional y por consiguiente apoyan las iniciativas legislativas que vienen del
ejecutivo, aunque esto sucede en los países en que la mayoría en el Parlamento esté
en manos del Partido cuyo líder asume el ejecutivo.

En caso de faltar el Presidente de la República, el Congreso, si estuviera en sesiones,


se constituye en colegio electoral para, con los dos tercios de los votos de sus
miembros, nombrar, en escrutinio secreto, a un Presidente interino, si la ausencia del
presidente se produce en los dos primeros años del período presidencial, lo que trae
aparejado la convocatoria a elecciones para cubrir la plaza de Presidente por lo que
resta del período.

Si el Congreso no está en sesiones, su Comisión Permanente designará a uno


provisional y convocará a sesión extraordinaria para designar a uno interino.

En caso de que la falta del Presidente se produzca en los últimos años del período, el
Congreso, si está en sesiones, designará a un presidente sustituto para que concluya
todo el período y si no está en sesiones la Comisión Permanente procederá nombrando
a uno provisional a fin de que el órgano legislativo elija después al sustituto.

El Congreso

El Parlamento Federal se denomina oficialmente Congreso General y está constituido


por dos cámaras; el Senado y la Cámara de Diputados.

Esta última la forman 500 diputados, 300 de ellos electos de acuerdo al sistema de
votación mayoritaria por distritos electorales uninominales y 200 según el principio de
representación proporcional por listas regionales, lo que permite a los partidos políticos
minoritarios tener representación en la Cámara de Diputados.

El Senado lo forman los senadores elegidos por seis años a razón de dos por cada
estado y dos también por el Distrito Federal, lo que hace un total de 64 senadores. De
estos, la mitad se renueva cada tres años.

Tanto para ser diputado como senador, el ciudadano mexicano debe serlo por
nacimiento y ser originario o vecino del estado con residencia efectiva en él de más de
seis meses anteriores a la fecha de la elección. En el caso de los diputados, deben ser
mayores de 21 años y en el de los Senadores, mayores de 30.

De acuerdo con la Constitución, el Congreso se reúne en dos períodos de sesiones


ordinarios que comienzan el primer día de noviembre y el 15 de abril y deben terminar
el 31 de diciembre del año el primero para culminar el 15 de julio el segundo.

Para los períodos de receso, el Congreso constituye una Comisión Permanente


integrada por 37 parlamentarios, 19 diputados y 18 senadores, nombrados por sus
respectivas cámaras la víspera de la clausura de los períodos ordinarios de sesiones.
Esta comisión permite la continuidad del trabajo del Congreso, asumiendo en algunos
casos, su lugar.
El Congreso posee la facultad legislativa y aunque la iniciativa de las leyes compete a
cada uno de los diputados y senadores, al Presidente de la República y a las
legislaturas de los estados, habitualmente, el Parlamento sólo conoce de los proyectos
presentados por el Jefe de Estado, que también, como norma, son aprobados. Afirma
Peter Smith que la Cámara desempeña un papel totalmente pasivo en el proceso
legislativo pues la mayoría de las iniciativas de ley se originan en el Ejecutivo y son
aprobadas sin haber sido efectivamente debatidas o sometidas a una revisión de fondo.
El legislativo tiene solo una función simbólica; sancionar los actos del ejecutivo 7.

Según la Constitución, el Congreso tiene amplios poderes. Además de la potestad


legislativa, el Parlamento admite a nuevos estados en la federación, forma nuevos
estados dentro de los límites de los existentes, puede cambiar la residencia de los
supremos poderes del país, legisla sobre el distrito federal, impone las contribuciones
necesarias para cubrir el presupuesto, declara la guerra, levanta y sostiene las
instituciones armadas, concede licencia al Presidente de la República, se constituye en
colegio electoral para elegirle un sustituto, acepta la renuncia del jefe de estado y
muchas otras.

Cada una de las cámaras tiene además, facultades propias o su competencia exclusiva.
Por ejemplo, el Senado aprueba los tratados internacionales, las designaciones para
cargos diplomáticos y cargos militares superiores, etc.

El llamado Poder Judicial en México está en manos de un sistema de tribunales,


denominados tribunales colegiados y unitarios de circuito y juzgados de distrito,
encabezados por la Suprema Corte de Justicia.

La Suprema Corte la forman 21 jueces, a los que se les llama ministros numerarios y
funciona en Pleno o en salas. A ello hay que agregar que existen hasta cinco ministros
supernumerarios.

Los ministros de la Suprema Corte son nombrados por el Presidente y sometidos a la


aprobación del Senado, quien debe hacerlo o rechazarlos en un plazo de diez días.

Como su homóloga de los Estados Unidos, la Suprema Corte de México tiene la función
de máximo intérprete de la Constitución, lo que posibilita que este órgano pueda
ejercer, si así lo desea la clase dominante, la potestad constituyente, mediante el
expediente de modificar la Constitución formal al dar interpretaciones de uno u otro
postulado constitucional. Aunque aquí, como afirma Carrillo Flores, la "Suprema Corte
no ha desempeñado ni, por razones de carácter político e histórico, podría desempeñar,
la función de poder omnímodo aunque sustituto, que cumple la Suprema Corte de los
Estados Unidos" 8.

Los Estados Unidos Mexicanos son un estado federal formado por 31 estados y un
distrito federal lo que tiene su antecedente en la Constitución de 1847. Sin embargo,
esta denominación de federación parece artificial pues en realidad, los estados son
provincias creadas por actos constitucionales y la tendencia a aumentar el poder central
en detrimento de los estados, es cada vez más preponderante. Otro elemento peculiar
de este federalismo es que los estados no poseen el derecho de abandonar la
federación.

Nicaragua: El constitucionalismo revolucionario latinoamericano

El sistema político nicaragüense se fundamenta en la Constitución Política de 9 de


enero de 1987, instrumento legal en el que se institucionalizan las conquistas de la
Revolución y se postula el objetivo programático de crear "una sociedad que elimine
toda clase de explotación y logre la igualdad económica, política y social de los
nicaragüenses y el respeto absoluto de los derechos humanos"9.

La Constitución de Nicaragua es un documento político jurídico que "sintetiza las


aspiraciones de todos los sectores sociales del pueblo nicaragüense, primando la
defensa de la identidad nacional sobre los intereses partidistas"10.

El texto constitucional es el resultado de la lucha de varias generaciones de patriotas,


del pueblo y refleja el objetivo de garantizar la felicidad para las futuras generaciones.

Este texto, como cualquier otro, no puede verse al margen de las tradiciones del país
que alcanzó la soberanía formal a principios del pasado siglo y aprobó en 1826 su
primera Constitución Política como parte de la Federación de Centroamérica y cuya
historia es similar a la de otros estados de la región.

Entre las leyes fundamentales nicaragüenses podemos mencionar las de 1838, de


1893, la de 1911 y la somocista de 1974, si puede llamarse Constitución al documento
por el cual el régimen dictatorial se autoconfirió "legitimidad".

La historia constitucional del hermano país centroamericano conoce de once


constituciones políticas y en la época de los Somoza que se extiende de 1937 a 1979
se hicieron cuatro Constituciones y cinco reformas en las que la práctica política distaba
mucho del discurso constitucional.

Los antecedentes inmediatos de la vigente Constitución son el Estatuto Fundamental de


20 de julio de 1979 y el Estatuto de Derechos y Garantías de los Nicaragüenses de 28
de agosto de 1979.

Es evidente que los principios básicos del constitucionalismo revolucionario en el país


parten de la legitimidad misma que da el proceso revolucionario. Es decir de la
conclusión básica de que la principal fuente de poder y de legalidad es la Revolución
misma, criterio válido en todas las circunstancias y que es punto de partida de la
legitimidad de la Constitución de los Estados Unidos de 1787 y de numerosos actos
constitucionales británicos, para sólo mencionar dos estados.

Los principios constituyentes se reflejaron en el Programa de la Junta de Gobierno de


Reconstrucción Nacional de 18 de junio de 1979, en los ya mencionados Estatuto
Fundamental de la República y en el Estatuto sobre Derechos y Garantías de los
nicaragüenses.
Estos instrumentos derogaron la anterior Constitución y liquidaron la estructura de
poder somocista, dando inicio con ello, a la destrucción de la máquina estatal
vertebrada por los explotadores.

La Revolución Popular Sandinista proclamó desde sus. inicios la vigencia de cuatro


legados esenciales; la economía mixta, el pluralismo político, el no alineamiento y el
respeto a los derechos humanos fundamentales, lo que responde a las condiciones
específicas en que tiene lugar la revolución popular sandinista.

Estos principios, como se ha subrayado en más de una oportunidad, están relacionados


entre sí y expresan una concepción y práctica revolucionarias de la democracia como
forma del estado, responden a exigencias de la sociedad nicaragüense y a rasgos
históricos nacionales e internacionales.

En palabras del Comandante Carlos Núñez, digamos que la vigente Constitución


"refleja una Revolución en marcha, institucionaliza una realidad cambiante, donde
después del triunfo, el pueblo está tomando posesión de lo que es suyo 11.

El triunfo de las fuerzas populares en 1979 dio inicio a un nuevo período en la historia
constitucional del país, pues no sólo es el inicio del Constitucionalismo revolucionario y
popular, sino también a un genuino constitucionalismo nacional o patriótico.

En efecto, Nicaragua nunca había tenido antes un gobierno constitucional verdadero o


estable. Sin referirnos a los documentos constitucionales anteriores a la dinastía de los
Somoza, digamos que en los años de la dictadura somocista, las Constituciones
institucionalizaban en primer lugar, el control de esa familia sobre el país.

El triunfo de la Revolución dio la posibilidad de la llegada al poder de los desposeídos


quienes conformaron el Gobierno de Reconstrucción Nacional que se basó en el
Estatuto Fundamental ya mencionado en el que se establecía la tradicional división de
poderes.

El Gobierno de Reconstrucción Nacional, en correspondencia con el Programa histórico


del Frente Sandinista de Liberación Nacional de 1969 y el Programa de gobierno de
1979, comenzó un proceso de transformaciones radicales de todos los aspectos de la
sociedad en interés del pueblo trabajador.

El análisis de este período que precede a la aprobación de la vigente Ley de Leyes no


puede realizarse sin tener en cuenta que la situación política interna del país y también
la externa se agraven paulatinamente.

Los Estados Unidos declararon y establecieron un bloqueo económico en torno al


nuevo estado y comenzaron a apoyar abiertamente a las bandas contrarrevolucionarias
somocistas. Los círculos más reaccionarios de la jerarquía católica, varios partidos
políticos de derecha y otras fuerzas reaccionarias difundían constantemente la
acusación de que los sandinistas habían usurpado el poder.
Toda esta situación demandaba de los revolucionarios una gran flexibilidad política para
mantener no sólo el poder sino, también hacer avanzar el proceso revolucionario y
hacer participar en él no sólo a las masas desposeídas sino también a amplios sectores
de la pequeña y mediana burguesía, así como a la burguesía nacional.

La situación posibilitó que se celebraran elecciones directas al parlamento unicameral,


la Asamblea Nacional, así como elecciones presidenciales en 1984. La enorme
votación en favor de los candidatos del Frente Sandinista de Liberación Nacional
demostró el apoyo popular a la Revolución y a su programa y permitió que
inmediatamente después de las elecciones se planteara la necesidad de elaborar una
Constitución Política.

Para confeccionar el texto constitucional fue iniciado un amplio proceso abierto en el


que participaron todos los partidos representados en la Asamblea Nacional y se creó
una Comisión Constitucional Especial que envió representaciones a diversos países,
que incluyeron estados latinoamericanos como Argentina, Colombia, Costa Rica y
Cuba, hasta europeos como España, Francia, RFA y RDA, Suecia, URSS y muchos
otros, así como a los Estados Unidos, para estudiar sobre el terreno sus constituciones
formales y reales.

La Comisión estudió las opiniones de los partidos políticos y de otras organizaciones


que fueron invitadas a expresar sus criterios para recoger informaciones sobre las
distintas opiniones en torno a los aspectos a reflejar en el texto constitucional.

Fueron analizados 24 distintos proyectos y sobre su base confeccionado una primera


variante que fue sometida a amplia consulta nacional. Se imprimieron 750 000
ejemplares que se distribuyeron en todo el territorio nicaragüense y se organizaron
diversas asambleas populares para que otros sectores dieran sus opiniones.

Después de la amplia consulta nacional y a partir de sus resultados y de los dictámenes


de la Corte Suprema de Justicia y el Consejo Supremo Electoral, fue discutido en
detalle en la Asamblea Nacional el proyecto de Constitución que resultó aprobado
después de 49 sesiones del órgano legislativo, el 19 de noviembre de 1986, y firmado
por el Presidente de la República, Comandante de la Revolución, Daniel Ortega
Saavedra, el 9 de enero de 1987, fecha en que fue promulgada como Carta Magna del
estado nicaragüense.

De esta manera, las conquistas revolucionarias del pueblo fueron refrendadas,


recogidos los postulados fundamentales y los componentes básicos del sistema político
revolucionario y se dio un serio paso para fortalecer las bases jurídicas de este sistema.

El Preámbulo de la Constitución evoca la lucha de los antepasados desde los indígenas


hasta todas las generaciones de héroes y mártires que forjaron y desarrollaron la lucha
por la independencia nacional, menciona al espíritu de unidad centroamericana y a los
antintervencionistas Benjamín Zeledon y por supuesto, al padre de la Revolución
Popular y antimperialista Augusto César Sandino, así como a su más alto continuador,
Carlos Fonseca Amador.
La Constitución reitera la adhesión del estado a los principios o legados esenciales de
la Revolución Popular Sandinista ya mencionados; la economía mixta, el pluralismo
político, el no alineamiento y el respeto a los derechos humanos fundamentales y
subraya que la independencia, la soberanía y la autodeterminación nacional son
derechos irrenunciables del pueblo y fundamentos de la nación.

El estado garantiza los principios fundamentales y por supuesto, el sistema político


revolucionario y para ello la Constitución regula detalladamente los problemas del
ejercicio del poder.

El estado es caracterizado en el artículo 4 como "el principal instrumento del pueblo


para eliminar toda forma de sumisión y explotación del ser humano, para impulsar el
progreso material y espiritual de toda la nación y garantizar que prevalezcan los
intereses y derechos de las mayorías".

Vale destacar que la Constitución Política refrenda el tradicional y ya obsoleto principio


de la división de poderes (articulo 129). A los ya clásicos tres poderes, agrega uno más,
el poder electoral, que junto al ejecutivo, al legislativo y el judicial, se subordina "sólo a
los intereses supremos de la nación", y a lo establecido en la Constitución.

Un antecedente de este poder electoral, podemos encontrarlo en el proyecto de


Constitución que para el Alto Perú redactó Simón Bolívar.

El libertador concebía ese cuarto poder electoral o moral como también lo llamara,
como una institución con "facultades que no le estaban señaladas en otros gobiernos
que se estiman entre los más liberales" y que representara las necesidades e intereses
de las provincias y sirviera para quejarse de las infracciones de las leyes y de los
abusos 12.

Sin embargo, aunque exista similitud en la denominación de este cuarto poder, los
revolucionarios nicaragüenses atribuyen a éste facultades más amplias que las que el
libertador concebía para esa instancia.

Como es clásico en América Latina, el sistema de gobierno del país, establecido por la
Constitución Política de 1987, es el presidencial, en el que se combinan un alto grado
de concentración de facultades en el jefe de estado como una necesidad histórica que
recoge las tradiciones nacionales y el propósito de profundizar la revolución y defender
sus conquistas, con los rasgos democráticos de un Presidente elegido por votación
popular y sujeto por tanto al control de sus electores.

El denominado Poder Legislativo corresponde a la Asamblea Nacional que, como


establece la Constitución, lo ejerce por delegación y mandato del pueblo, acogiendo de
esta forma la clásica teoría de la representación popular.
Integran el órgano legislativo 90 representantes con sus respectivos suplentes elegidos
por un período de seis años por el voto de los ciudadanos mayores de 16 años en
circunscripciones regionales, mediante el sistema de representación proporcional.

A este número de representantes se agregan, en condición de miembros propietarios y


suplentes, los candidatos a Presidente y vicepresidente de la República que no hayan
sido elegidos pero que obtengan a nivel del país un número de votos igual o superior al
promedio de los cocientes regionales.

Los representantes de la Asamblea Nacional deben ser nicaragüenses por nacimiento y


mayores de 21 años.

Con el objetivo de que los integrantes del órgano legislativo no se vean mezclados en
negocios de cualquier índole aprovechando su condición de representante, como
ocurría en la época de los Somoza, se introdujo la prohibición de que éstos obtengan
concesión alguna del estado ni ser apoderados o gestores de empresas públicas,
privadas o extranjeras en contrataciones con el Estado y en caso de que esto sucediera
el legislador perdería su escaño así como serían anuladas las concesiones o ventajas
obtenidas.

Como hemos subrayado, corresponde a la Asamblea Nacional la potestad legislativa,


así como dar la interpretación auténtica de la ley, aprobar el presupuesto, elegir a los
magistrados de la Corte Suprema de Justicia y a los del Consejo Supremo Electoral de
entre ternas propuestas por el Presidente de la República, determinar la división político
administrativa del país, elegir al Controlador General de la República, también de una
terna propuesta por el jefe de estado, autorizar a este último a salir del territorio
nacional cuando su ausencia sea superior a un mes, decretar amnistías e indultos,
conmutar y reducir sanciones, otorgar o cancelar la personalidad jurídica a entidades de
naturaleza civil o religiosa, crear órdenes y distinciones nacionales, crear comisiones
permanentes y de investigación y algunas otras.

La iniciativa legislativa pertenece a cualquier representante y también al Presidente de


la República, así como a la Corte Suprema de Justicia y al Consejo Supremo Electoral
en las cuestiones propias de su competencia y para que los proyectos sean aprobados,
es necesario el voto positivo de la mayoría relativa de los representantes presentes,
para lo cual el quorum se configura con la mitad más uno de los integrantes del
Parlamento.

El proyecto de Ley una vez aprobado, es remitido para su sanción, promulgación y


publicación al Presidente de la República quien posee también amplias facultades en la
elaboración de normas además de la de iniciativa legislativa.

El jefe de estado puede vetar total o parcialmente una ley aprobada por la Asamblea
Nacional, la que remitirá de vuelta a ésta con los motivos del veto. Para superar el veto
presidencial, la Asamblea debe reunir el voto de la mitad más uno de todos sus
integrantes y en este caso la ley será publicada por el presidente del Parlamento lo que
hace que entre en vigor.
El Presidente de la República es la figura principal del sistema político nicaragüense, a
tenor, como ya se ha dicho, con la tradición presidencialista latinoamericana y
nicaragüense y con la necesidad de un ejecutivo fuerte capaz de enfrentar con energía
y rapidez las tareas planteadas ante la sociedad nicaragüense por el proceso
revolucionario y la agresión extranjera que desde los primeros momentos del triunfo
popular sandinista ha sufrido el hermano país.

El Presidente de la República es jefe de estado, jefe de Gobierno y jefe Supremo de las


Fuerzas de Defensa y Seguridad y en su condición de jefe de estado representa a la
nación.

El Presidente, además de representar a la nación, cumple y hace cumplir las leyes,


posee como ya hemos indicado, la iniciativa legislativa y el derecho al veto, lo que unido
a la facultad de dictar Decretos ejecutivos con fuerza de ley en materia fiscal y
administrativa y la posibilidad prevista también en la Constitución de recibir por
delegación de la Asamblea Nacional facultades legislativas durante el período de
receso del Parlamento, hace del jefe de estado un importante eslabón en el mecanismo
legislativo, capaz de reaccionar rápidamente en esa área de funciones estatales ante
las necesidades de la sociedad nicaragüense.

Por otra parte, el presidente posee la potestad reglamentaria por la cual al dictar
reglamentos de las leyes coadyuva a su mejor aplicación e interpretación.

Como jefe del ejecutivo, el Presidente nombra y remueve libremente a los ministros y
viceministros de estado, a los ministros y delegados de la presidencia y a los
presidentes y directores de entes autónomas y gubernamentales, así como a otros
funcionarios.

Responde además por las relaciones exteriores, concerta tratados y nombra a los .jefes
de las misiones diplomáticas nicaragüenses.

Le corresponde también presidir las reuniones del Gabinete y organizar y dirigir al


Gobierno, así como determinar el número, la organización y la competencia de los
ministerios de estado, los entes autónomos y gubernamentales.

Mediante el mecanismo de remitir informes o mensajes especiales a la Asamblea


Nacional, así como el de dirigir informes anuales, el Presidente de la República influye
también en la toma de decisiones en el órgano legislativo.

Una importante atribución del jefe de estado es la de decretar y poner en vigor el estado
de emergencia, mediante decreto que debe ser ratificado por la Asamblea Nacional en
un plazo no mayor de 45 días.

Este Decreto presidencial suspende en todo o en parte del territorio nacional los
derechos y garantías consagrados en la Constitución con algunas excepciones, en caso
de guerra, cuando lo exija la seguridad del país o las condiciones económicas o en
caso de catástrofe nacional.

En las difíciles condiciones de la agresión exterior norteamericana y la guerra no


declarada que el gobierno de los Estados Unidos libra contra los patriotas
nicaragüenses, esta facultad del Presidente desempeña un importante papel en la
defensa de la soberanía, la independencia y las conquistas revolucionarias.

Lugarteniente del Jefe de estado y del ejecutivo es el vicepresidente de la República,


elegido junto al primero también por un período de 6 años y que desempeña las
funciones que el Presidente le delega y que lo sustituye en caso de ausencia temporal o
definitiva.
Tanto para ser Presidente como vicepresidente, el nicaragüense debe ser ciudadano
por nacimiento, estar en pleno goce de sus derechos y haber cumplido más de, 25 años
de edad. Son elegidos por sufragio universal, directo, libre y secreto por mayoría
relativa de votos por un período de seis años.

El Poder Judicial

Los tribunales forman un sistema unitario, al frente del cual está la Corte Suprema de
Justicia y configuran el denominado Poder Judicial, que es el encargado de impartir
justicia en nombre y por delegación del pueblo.

La administración de justicia garantiza la legalidad, protege los derechos del hombre


mediante la aplicación de la ley en las cuestiones de su competencia.

La estructura del sistema de justicia se vertebra a partir de la Corte Suprema, que se


integra con no menos de 7 magistrados, elegidos por la Asamblea Nacional de ternas
propuestas por el Presidente de la República. De entre esos magistrados, asume la
presidencia aquel que el jefe de estado designe para esa actividad.

La Corte Suprema además de dirigir y organizar la administración de justicia, conoce y


resuelve los recursos que se presenten contra las resoluciones de los tribunales, de los
recursos de amparo por violación de los derechos refrendados en la Constitución, y
también conoce y resuelve de los recursos por inconstitucionalidad de las leyes,
nombra a los magistrados de los tribunales de apelaciones y a los jueces de los otros
tribunales, además de dictar su reglamento interno.

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Como es habitual, los magistrados y jueces en el cumplimiento de su actividad como
tales, son independientes y se subordinan o deben obediencia sólo a la ley.

La Corte Suprema de Justicia al resolver los recursos de inconstitucionalidad de las


leyes, pone en práctica una de sus más amplias facultades, el poder impedir, si así lo
considera, la aplicación de una norma adoptada por el órgano legislativo o por el
ejecutivo.
Importante institución en el sistema político de Nicaragua es la Contraloría General de
la República definida en la Constitución como el organismo rector del sistema de control
de la administración pública y del área de propiedad del pueblo, por lo que establece el
sistema de control para asegurar el uso adecuado de los fondos, el control de la gestión
del presupuesto nacional y el control, examen y evaluación de la gestión administrativa
y financiera de las entidades públicas y de todas en las que participe el estado.

Al frente de esta institución, que posee autonomía funcional y administrativa, el


Contralor General de la República, designado por la Asamblea Nacional de una terna
propuesta por el jefe de estado y que rinde anualmente a la Asamblea Nacional un
informe de las labores del órgano a su cargo.

La organización, dirección y vigilancia de las elecciones, plebiscitos y referendos está


en manos del denominado Poder Electoral, que a diferencia de los tradicionales tres
poderes, constituye de acuerdo al texto constitucional nicaragüense, el cuarto de los
poderes del estado.

Este poder, que por el nombre recuerda al cuarto poder electoral o moral que incluyera
el libertador Simón Bolívar en su proyecto de Constitución, al que ya hicimos referencia,
está integrado por el Consejo Supremo Electoral, los Consejos electorales y las juntas
receptoras de votos.

El Poder Electoral en su función de organizar, dirigir y supervisar las elecciones, los


plebiscitos y referendos, emite regulaciones para ello, así como para precisar el
derecho ciudadano de organizar o afiliarse a partidos políticos.

El Consejo Supremo Electoral lo forman cinco magistrados con sus suplentes, elegidos
por la Asamblea Nacional de ternas propuestas por el Presidente de la República.

Particularmente curiosa es la forma en que el Presidente de la República configura las


ternas para magistrados del Consejo Supremo Electoral, pues de acuerdo con la Ley
Electoral, el jefe de Estado solicita a los representantes legales de los partidos políticos
con personalidad jurídica, excepto el partido de gobierno (en este caso el Frente
Sandinista de Liberación Nacional, vanguardia del pueblo revolucionario), que le
remitan listas de ciudadanos hábiles para integrar esas ternas, las que obligatoriamente
deben ser tenidas en cuenta por éste para integrar dos de las ternas de magistrados
propietarios y dos de suplentes.

Además de organizar y dirigir las elecciones y otros procesos electorales, el Consejo


Supremo nombra a los miembros de los demás organismos electorales, elabora el
calendario electoral, dicta las disposiciones necesarias para el desarrollo del proceso
electoral. demanda de los organismos que corresponde las condiciones de seguridad
para los partidos que participan en las elecciones, conoce de las resoluciones que
dicten los organismos electorales subordinados y de las reclamaciones de loe partidos
políticos, así como los de los plebiscitos y referendos.
Al hablar del Poder Electoral considero conveniente mencionar la Ley electoral
nicaragüense, catalogada en un estudio de la Biblioteca del Congreso de los Estados
Unidos, publicado el 20 de mayo de 1989 en el diario The Washington Post como más
amplia que otras en América Latina13.

Afirman los autores del citado informe que el sistema electoral nicaragüense permite el
desarrollo de un sistema político pluralista y multipartidista que garantiza los derechos
de la oposición, lo que es el más rotundo mentís al propio Presidente norteamericano
que la calificó de restrictiva y falsa.

La independencia de las instituciones encargadas del proceso electoral se garantiza, en


las condiciones peculiares de este país, por la existencia de este "poder" que con
amplias facultades se equipara a los otros poderes del estado.

Cuando este libro estaba listo para el trabajo editorial, se produce el 25 de febrero de
1990, la victoria de la coalición Unión Nacional Opositora y de su candidato presidencial
en las elecciones nicaragüenses. El nuevo gobierno, en el decir del Comandante
Bayardo Arce Castaño, "ha comenzado a ejecutar un plan encaminado a desmontar la
Revolución Sandinista", por lo que el análisis del sistema político de Nicaragua válido
para el período de gobierno del FSLN ya no es actual.

El tiempo dirá si la derrota electoral del Frente Sandinista equivale a un triunfo de la


política norteamericana o si por el contrario, los Estados Unidos no pueden revertir el
proceso revolucionario nicaragüense, ya muy debilitado antes de las elecciones. A la
pregunta de si seguirá vigente el marco institucional organizado en los diez años de
poder revolucionario y de si quedará un marco para que el FSLN pueda disputar con
éxito el gobierno en la próxima contienda, sólo puede responder la historia, maestra de
la vida y testigo de los tiempos.

Se ha dicho que la historia nos muestra ahora una de sus ironías pues el revés electoral
puede que se convierta para los sandinistas en una nueva oportunidad histórica, pues
son a pesar de todo, el partido más fuerte del país y pudiera ser a la larga más
favorable el no haber continuado en el poder en tan dificilísima crisis y coyuntura
económica que la UNO no puede resolver. El enemigo más irreconciliable del
sandinismo, el expresidente norteamericano Ronald Reagan, dijo que las elecciones y
sus resultados eran un ardid sandinista, con el que pasaban a la oposición y no
enfrentarían una crisis económica que no tenia solución.

De todas formas, como el marco institucional, al menos en lo fundamental, sigue


formalmente vigente, no es inoportuno mantener en el texto las páginas dedicadas a la
experiencia constitucional del sandinismo.
NOTAS

1. Ver: Stammen, Theo: Sistemas políticos actuales. Ediciones Guadarrama, Madrid,


1969. Sánchez Agesta, Luis: Curso de Derecho Constitucional Comparado.
Universidad de Madrid, Facultad de Derecho, Sección de Publicaciones, Madrid,
1980.

2. Citado por: Prieto, Alberto: Concepciones constitucionales bolivarianas. Revista


Universidad de La Habana, N. 220, mayo-agosto de 1983.

3. Sánchez Agesta, Luis: Curso de Derecho Constitucional Comparado, ídem. Este


autor español partiendo de Loewenstein se refiere a la existencia en América Latina
de cinco tipos de sistemas presidenciales; presidencialismo puro o de alto estilo,
presidencialismo atenuado, presidencialismo en aproximación al parlamentarismo,
el presidencialismo uruguayo existente hasta 1966 y el modelo de la democracia
popular en Cuba socialista.

4. Moya Palencia, Mario: El sistema presidencial mexicano. Intervención en el


Coloquio de Derecho Constitucional. Roma, 26 de mayo 1980, Revista Mexicana de
Justicia, N. 6, mayo-junio 1980.

5. Tieffenberg, David: Cuatro revoluciones en América Latina. Ediciones Amelati,


Buenos Aires, 1975.

6. El artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es el


título sexto de esa Ley Fundamental, denominado del Trabajo y de la Previsión
Social y en él se consagra el derecho al trabajo "digno y socialmente útil", se
proclama que se promoverá la creación de empleos, se establece una regulación
detallada de las condiciones de trabajo que van desde la jornada laboral máxima de
ocho horas hasta la igualdad de salario sin tener en cuenta el sexo ni la
nacionalidad. En este artículo encontramos numerosas regulaciones de carácter
social y contenido progresista y democrático elevadas al rango de norma
constitucional.

Si tenemos en cuenta la fecha en que fue redactada la Constitución, se evidencia la


influencia revolucionaria de las masas mexicanas y el impacto político de este texto
constitucional y su influencia en el constitucionalismo posterior. Muchos de sus
postulados aún sin ejecutar, han llevado al expresidente mexicano Miguel de La
Madrid Hurtado a decir que la Constitución sigue siendo un programa por cumplir.

7. Smith, Peter: Los laberintos del poder. El reclutamiento de las élites políticas en
México, 1900-1971. El Colegio de México. 1981.

8. Carrillo Flores, Antonio: Prólogo a la segunda edición en español de la Suprema


Corte de los Estados Unidos. Fondo de Cultura Económica, México, 1971.

9. Del Preámbulo de la Constitución Política de Nicaragua.


10. Niñez, Carlos Comandante: Informe en el acto de promulgación de la Constitución
Política de Nicaragua. Citado por: Szmukler, Beinusz: Derecho Político y
Constitucional, Ediciones Martins, Buenos Aires, 1988.

11. Ibidem.

12. Ver: Prieto, Alberto: "Concepciones constitucionales bolivarianas", Revista


Universidad de La Habana, No. 220, mayo-agosto 1983.

13. Informe de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. .Barricada, 23 de


mayo de 1989, Managua, Nicaragua. La vigente Ley Electoral de la República de
Nicaragua (Ley 43) fue publicada en La Gaceta, diario oficial del estado, el 18 de
octubre de 1988 y modificada por la Ley 56, publicada en ese mismo diario oficial el
25 de abril de 1989.
CAPITULO IV

EL CONSTITUCIONALISMO SOCIALISTA

El Derecho Constitucional en el socialismo. La Revolución socialista. La Constitución,


fuente fundamental del Derecho Constitucional socialista. Principios del
Constitucionalismo socialista.

Para abordar el estudio del Derecho Constitucional socialista es necesario partir de la


premisa de que como ciencia, en las condiciones del nuevo régimen económico basado
en la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción es, ante todo, la
ciencia sobre la democracia socialista o de nuevo tipo, o sea, que el constitucionalismo
socialista es una concepción científica basada en el marxismo leninismo sobre los
valores político jurídicos fundamentales de la organización estatal y política de la
sociedad socialista.

El fundamento de todo el sistema del Derecho Constitucional socialista lo constituyen


algunas leyes generales de la sociedad socialista como es, en primer lugar, el ejercicio
real y efectivo del poder por el pueblo trabajador encabezado por la clase obrera, como
expresión del sentido profundamente revolucionario de este poder y que determina la
existencia de otra ley, el papel dirigente del Partido marxista leninista, vanguardia
organizada, fuerza superior y dirigente de la sociedad y el estado, dirigente político del
pueblo.

Otra importante ley política objetiva que condiciona el carácter del Derecho
Constitucional socialista es la del internacionalismo proletario o socialista, como
manifestación externa de la naturaleza sociopolítica del socialismo, resultante de la
relación entre lo nacional y lo internacional, cuando en al mundo se manifiesta
objetivamente la línea a la internacionalización de la economía.

Estas tres leyes políticas fundamentales forman la base, junto a otras, del sistema del
Derecho Constitucional socialista como rama principal de todo el sistema de derecho.

De esta forma, el Derecho Constitucional en el socialismo es, no sólo, la rama más


importante por regular las relaciones sociales surgidas en el proceso de ejercicio del
podar por el pueblo trabajador, sino por refrendar las bases r del régimen social, y por
servir como garantía jurídica de los derechos fundamentales tanto sociales, como
políticos e individuales de los ciudadanos.

El estado socialista, instrumento más directo del sistema de la democracia de nuevo


tipo, surge como consecuencia de la toma del poder por los trabajadores. La revolución
socialista es la única vía para establecer este estado, con el cual, como instrumento, el
proletariado cumple su misión histórica.

El leninismo enseña y la experiencia histórica confirma, que las clases explotadoras no


ceden el poder voluntariamente. Los explotadores aspiran y pretenden eternizar su
dominio y, para ello están dispuestos a utilizar cualquier medio. Por supuesto. que los
explotadores prefieren mantener su dominio mediante el denominado régimen político
democrático burgués, que les es más útil y viable, pues les facilita el enmascarar el
carácter de clase de todo su sistema político. Sin embargo, no dudan en recurrir a
cualquier extremo para conservar sus privilegios. No fue precisamente un
revolucionario, sino un escritor bien ajeno a las ideas de la revolución, Curzio
Malaparte, quien en este sentido afirmó que no hay nada más parecido a un fascista
que un burgués asustado de que le toquen sus privilegios.

En manos de los explotadores están potentes instrumentos de dominio clasista y de


represión; el aparato estatal, los principales partidos políticos, el derecho, y además,
sus intereses son bien defendidos por la ideología dominante. Por eso, para arrancarles
el poder y comenzar la transición del capitalismo al socialismo es necesaria una aguda
y feroz lucha de clases que conduce a la Revolución Socialista.

Esta revolución se produce como resultado de las contradicciones internas y externas


del capitalismo, es el resultado del desarrollo interior de cada país y puede y debe ser
realizada sólo por el pueblo trabajador de ese país, cuando se convence de que es
necesario derrocar el régimen explotador.

Las formas y métodos de la revolución es algo a decidir sólo por los oprimidos y su
vanguardia en el país que inicia esa revolución. La experiencia de la revolución
socialista en Cuba prueba que cuando la elección del socialismo la hace el pueblo
trabajador por sí mismo, sin interferencia externa, los cambios sociales son
irreversibles, y la causa de la construcción del socialismo, tarea ingente que exige
numerosos sacrificios para las generaciones empeñadas en construirlo, se convierte en
causa de toda la nación.

Los verdaderos marxistas leninistas han sabido siempre de manera creadora, utilizar
todas las formas para conducir a los trabajadores al asalto al cielo que significa le toma
del poder.

Refiriéndose a ésto Lenin indicó que "Marx no se ataba las manos -ni se las ataba a los
futuros dirigentes de la revolución socialista- en cuanto a las formas, métodos y
procedimientos de la revolución, comprendiendo muy bien cuán grande sería el número
de problemas nuevos que se plantearían, cómo cambiaría toda la situación en el curso
de la revolución, con qué frecuencia y en qué medida habría de cambiar esa
situación"1.

Por ello no pueden existir recetas únicas para la conquista del poder, le estructura del
aparato estatal y la organización del sistema político del poder, para los métodos y
formas de construcción de la sociedad socialista, lo que en el terreno del Derecho
Constitucional y el constitucionalismo socialista se traduce en distintas expresiones de
la regulación constitucional y en la diversidad de estructura, organización y
funcionamiento de los órganos del estado, aunque existan principios generales
comunes.
El poder que surge como resultado de la revolución socialista no puede ser otra cosa
que la dominación política de la clase obrera manifestado en forma estatal, o sea, el
establecimiento de la dictadura del proletariado para lo cual es necesario destruir la
máquina estatal burguesa.

Esta idea la encontramos en las primeras obras de Marx y Engels, aunque el término
dictadura del proletariado es utilizado por éstos, por vez primera, en la obra La Lucha
de Clases en Francia de 1848 a 1850, en la que la conquista del poder político por la
clase obrera es considerada la tarea fundamental de la revolución proletaria.

Lenin defendió la tesis de la necesidad de la dictadura del proletariado frente a los


revisionistas, pero no se limitó a defenderla, sino que a partir de la experiencia del
movimiento obrero ruso e internacional, la desarrolló y fundamentó que marxista no es
sólo aquel que reconoce la existencia de la lucha de clases, sino aquel que extiende
ese reconocimiento hasta la necesidad de la dictadura del proletariado.

De esta forma, el establecimiento de un estado democrático de nuevo tipo, como


instrumento más directo del sistema de la democracia socialista, aparece como la
premisa fundamental que permite construir la nueva sociedad y, por supuesto, como
uno de los principios básicos o puntos de partida del constitucionalismo socialista.

El establecimiento de la dictadura de la clase obrera, determinado por las condiciones


objetivas del desarrollo de la sociedad y del movimiento revolucionario, no transcurre
por sí mismo, sino que se expresa en la actividad consciente de las fuerzas
revolucionarias.

Esas fuerzas revolucionarias de avanzada se agrupan en el Partido marxista leninista,


que después de conquistado el poder, decide el destino de los diferentes elementos
estructurales de la vieja máquina estatal burguesa, cuáles destruir y cuáles utilizar en la
transformación revolucionaria de la sociedad, así como los ritmos y métodos de la
construcción socialista. Esto, así como el papel conquistado por el Partido en la lucha,
la condición de sus militantes y su prestigio, determinan su lugar de vanguardia en la
sociedad y posibilitan que el Derecho Constitucional refrende este papel. En esencia, el
que el texto de la Ley Suprema exprese que el Partido Marxista Leninista es la fuerza
superior y dirigente de la sociedad y el estado no convierte al partido en esa
vanguardia, sino que la Constitución puede recoger este postulado en virtud de que el
Partido por su composición de clase, su combatividad, la calidad y espíritu de sacrificio
de sus miembros ha conquistado ese lugar en la sociedad 2.

Si el texto constitucional recoge este papel sin que el Partido goce de prestigio y
autoridad, sin que sea el alma de la Revolución, la frase de la norma no pasará de eso,
una expresión vacía y sin contenido, una fórmula de la Constitución ficticia y no de la
real.

El Derecho Constitucional socialista se desarrolla sobre estos fundamentos, como rama


principal del derecho para reglamentar los principios básicos de todo el sistema de
derecho. De esta forma, el Derecho Constitucional socialista refrenda el sistema
económico y su base, la propiedad socialista, así como otras formas de propiedad,
regula también las bases de la organización, el sistema y los principios fundamentales
de la actividad de los órganos del estado, la estructura de éstos y las relaciones entre
sí, los derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos, es decir, su status
jurídico.

La fuente fundamental del Derecho Constitucional socialista es la Constitución,


documento político jurídico que aparece como forma jurídica principal, para reflejar las
leyes del desarrollo sociopolítico. La Constitución es expresión jurídica básica de las
relaciones socialistas de producción y el centro de todo el sistema jurídico socialista.

Fidel Castro explicó con claridad la particular trascendencia de orden político,


institucional y jurídico que adquiere la Constitución socialista cuando en el Informe
Central del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba afirmó que "hoy
necesitamos una Constitución socialista, en correspondencia con las características de
nuestra sociedad, con la conciencia social, las convicciones ideológicas, y las
aspiraciones de nuestro pueblo. Una Constitución que refleje las leyes generales de la
sociedad que construimos, las profundas transformaciones económicas, sociales y
políticas operadas por la Revolución y los logros históricos conquistados por nuestro
pueblo. Una Constitución, en fin, que consolide lo que somos hoy y que nos ayude a
alcanzar lo que queremos mañana"3.

La Constitución, fuente primera del Derecho Constitucional, da nombre a la rama del


Derecho cuyo contenido determina y aunque en la ciencia jurídica soviética se sustituyó
esta denominación por la de Derecho Estatal, no ha podido suplir a la ya clásica de
Derecho Constitucional que la ciencia jurídica socialista cubana siempre mantuvo4.

La expresión Derecho Estatal, a nuestro juicio, reduce la esfera de regulación del


Derecho Constitucional socialista, pues lo limita a la estructura del estado, principios de
organización y funcionamiento de sus órganos fundamentales en detrimento de la
esfera fundamental de regulación de esta rama del derecho; las relaciones de
producción dominantes, las formas de propiedad y la esencia de clase del poder.

La no utilización en la ciencia jurídica soviética de la denominación Derecho


Constitucional, trajo aparejado la no aceptación del término constitucionalismo, lo que
se fundamentaba con el argumento de que el constitucionalismo era una concepción
burguesa.

Se olvidaba de manera no dialéctica, que el constitucionalismo burgués fue un paso de


indiscutible avance en el desarrollo del pensamiento político y jurídico, una conquista de
las ideas del progreso y que su desarrollo está vinculado a la época de lucha contra el
régimen feudal y su sustitución revolucionaria, así como de los regímenes absolutistas,
por un nuevo régimen, que constituía en comparación con el anterior, un enorme
progreso.
La doctrina burguesa del constitucionalismo fue la sustitución de la concepción
teológica del estado feudal por las ideas del iluminismo, la libertad, la igualdad y la
fraternidad, aunque fueran formales.

El constitucionalismo socialista recoge al igual que el marxismo, lo más avanzado que


el pensamiento creador de la humanidad elaboró antes que él y, en su concepción,
agrupa valores fundamentales como son los básicos para su contenido; el poder, la
propiedad, el status sociojurídico del individuo; el complejo de mecanismos
jurídico-constitucionales de realización de las funciones de dirección de los asuntos
estatales y sociales y los elementos programáticos constituidos por las ideas y
proposiciones para perfeccionar la vida social elaboradas en la actividad partidista,
gubernamental y científica.

Sobre esta base es que afirmamos que el constitucionalismo socialista es una


concepción científica basada en el
marxismo leninismo sobre los valores político jurídicos fundamentales de la
organización política de la sociedad socialista y la ciencia sobre la democracia socialista
y que el Derecho Constitucional es la rama rectora del sistema de derecho, que recoge
las normas jurídicas que refrendan las bases de la sociedad socialista, los principios de
organización, los objetivos y las tareas del estado, las direcciones fundamentales de su
actividad, es decir, de su política, los principios de las relaciones entre el estado y el
individuo el mecanismo de ejercicio del poder del estado por el pueblo trabajador, la
participación de éste en los asuntos del estado y la política.

Como fuente principal, la Constitución es la ley fundamental del estado que refrenda, de
acuerdo con la voluntad de los trabajadores, las bases del régimen socialista, el status
jurídico de los ciudadanos, la estructura del estado y los principios de organización y de
la actividad de los órganos estatales.

La Constitución socialista cumple funciones políticas, ideológicas, reguladoras y de


dirección porque posee la cualidad de ser la ley fundamental del estado, tanto por el
contenido como por su forma. En otras palabras, la Constitución socialista expresa y, en
forma legislativa refrenda, los resultados principales de las transformaciones
económicas, políticas y socioculturales, los resultados del desarrollo del sistema jurídico
y proclama los objetivos y tareas de la construcción social y estatal.

La base de la Constitución socialista la constituyen las concepciones del socialismo


científico que descansan en las leyes generales del desarrollo social y de la
construcción del nuevo régimen. Es precisamente el hecho de que la Constitución
socialista contenga postulados programáticos lo que demuestra su carácter científico y
una de las diferencias sustanciales con las constituciones burguesas.

En la Constitución se refrenda el dominio político y económico de los trabajadores


encabezados por su partido, las posibilidades iguales de todos para el desarrollo libre
de la personalidad del hombre que trabaja, el internacionalismo, la igualdad de todos
los pueblos, la unidad del poder y la política exterior de paz y cooperación.
La Constitución no es más que la expresión jurídica del régimen social constituido por el
sistema político de la sociedad, el sistema económico del estado y su base social. Aquí
se comprende que el régimen social es el conjunto de relaciones sociales, relaciones
políticas, económicas, nacionales, laborales, financieras, morales y muchas otras las
que como resultado del desarrollo se hacen cada vez más complejas.

La Constitución socialista eleva a rango de norma constitucional el hecho de que como


resultado de la revolución, el poder pasó a manos del pueblo trabajador, quien actúa
como un verdadero soberano, dueño de su destino al enfrascarse en la construcción
socialista.

La soberanía del pueblo trabajador se expresa en la esfera económica en que a través


del estado es el dueño de los medios fundamentales de producción y que con él como
instrumento, no sólo crea la economía socialista sino que también la dirige.

En la vida política, la soberanía se expresa en que los trabajadores dirigen el estado y


forman todo el sistema de órganos del poder.

El poder del pueblo trabajador es ejercido tanto en forma directa como a través de
instituciones representativas o representantes por él elegidos. Se expresa también en la
actividad de la vanguardia comunista y de otras organizaciones políticas, sociales y de
masas y, en la actividad de los colectivos laborales.

Al analizar la soberanía del pueblo trabajador no puede olvidarse que su fundamento


económico son la propiedad socialista y el sistema socialista de economía que
constituyen además, la garantía material del ejercicio de todos los derechos de los
ciudadanos. Junto a la propiedad estatal socialista, propiedad de todo el pueblo, existen
otras formas de propiedad, como la personal sobre los ingresos y ahorros provenientes
del trabajo propio y otros bienes y objetos que sirven para satisfacer necesidades
materiales y culturales de la persona; la propiedad cooperativa como forma de
propiedad colectiva, la de las organizaciones de los trabajadores y otras.

La base económica del estado es el fundamento real del poder y de la soberanía del
pueblo que constituye la fuente del poder del estado. El pueblo trabajador sólo puede
ser soberano, tanto de jure como de facto, cuando su poder político se basa en el poder
económico. Al poseer los medios de producción, las tierras, el subsuelo, las minas, los
recursos marítimos, naturales y vivos dentro de la zona de la soberanía estatal, los
bosques, las aguas, las visa de comunicación, las fábricas, los medios fundamentales
del transporte, las empresas, bancos, instalaciones y otros bienes, el pueblo trabajador
tiene la posibilidad real de manifestar su voluntad soberana y ejercer el poder.

Esta soberanía es una realidad política cuando se fundamenta en fuerzas sociales tales
como la clase obrera, el campesinado, la intelectualidad, en los trabajadores manuales
e intelectuales, cuando estos grupos constituyen la base social de esa soberanía.
I
Importante lugar en el Derecho Constitucional socialista corresponde al status jurídico
del individuo y a los principios constitucionales de ese status. Con esos principios el
estado socialista determina sus relaciones con los ciudadanos, define su lugar en la
sociedad, les confiere derechos y les impone obligaciones, así como asegura las
condiciones y garantías para su ejercicio.

Esos principios constitucionales del status del individuo son expresión de las relaciones
sociales y se fundamentan en la acertada combinación de los intereses sociales y los
individuales y en la unidad de derechos, libertades y obligaciones.

La democracia socialista como forma de estado y de ejercicio del poder, es un sistema


sociopolítico de posibilidades reales y no formales para cada miembro de la sociedad.
La propia revolución socialista, si es una creación popular, resultado de la elección del
pueblo trabajador y no importada o impuesta, hace que los trabajadores alcancen de
inmediato las libertades políticas y los derechos individuales, porque el estado pone a
su disposición los medios materiales y establece un orden jurídico y un régimen de
legalidad socialista basado en este orden.

Estos derechos y su ejercicio no sólo dependen de las garantías materiales, sino


también de factores subjetivos tales como el grado de participación real de los
ciudadanos en la vida política y social, de su nivel de preparación para esta
participación, del cumplimiento de sus deberes sociales, del verdadero funcionamiento
de los mecanismos ¡institucionales de la democracia socialista, del efectivo papel de
vanguardia del Partido, que posibilitan que el ciudadano utilice de manera real los
derechos consagrados en la Constitución y cumpla con sus obligaciones.
NOTAS

1. Lenin, V.I: Acerca del infantilismo "izquierdista". Obras Completas, Tomo 36, Editorial
Progreso, Moscú, 1986.

2. Vale la pena señalar que en el discurso pronunciado en la Conferencia de toda Rusia


de los organismos de educación política de las secciones provinciales y distritales de
Instrucción Pública, el 3 de noviembre de 1920, Lenin afirmó que "debemos saber y
recordar que toda la Constitución jurídica y efectiva de la República Soviética se basa
en que el Partido lo corrige, designa y organiza todo..." En Obras Completas. Editorial
Progreso, Moscú, 1986, Tomo 41.

3. Castro, Fidel: Informe Central. Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba.
Imprenta Federico Engels, Empresa de Medios de Propaganda, La Habana, 1976.
.
4. La denominación Derecho Estatal es la más utilizada en la ciencia jurídica soviética.
Incluso se ha aplicado al Derecho Constitucional de otros estados. Mencionemos como
ejemplo las obras: Derecho Estatal Burgués contemporáneo de un colectivo de autores
bajo la dirección del profesor V.A. Tumanov, publicada en ruso por la Editorial Ciencia
en 1987, el texto Derecho Estatal de los países burgueses v recién liberados, publicado
también en ruso por la Editorial Escuela Superior en 1986. Sin embargo, en el libro
Introducción al Derecho soviético del Instituto del Estado y del Derecho de la Academia
de Ciencias de la URSS, editado por Progreso en español en 1988, se utiliza la
expresión Derecho Constitucional y el autor del capitulo II de esa obra, M. Krutogolov
afirma en él, que en la ciencia, soviética se emplean las denominaciones Derecho
Estatal y Derecho Constitucional para la misma rama.

El término constitucionalismo comienza a ser difundido en la ciencia jurídica de la


URSS. Citemos como ejemplo el artículo de I.U. Stepanov: El Constitucionalismo
socialista: Esencia, experiencia, problemas, aparecido en la revista El Estado y el
Derecho Soviéticos, N. 10 de 1987, en el que el autor critica el que esta clara expresión
no se aceptara durante mucho tiempo por los especialistas soviéticos.
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Se relacionan sólo las principales obras utilizadas, la mayor parte de las cuales el lector
cubano puede encontrar en bibliotecas y otros centros. Las que fueron empleadas en la
parte general y que también sirvieron para el Derecho Comparado no se repiten para no
hacer la relación muy extensa.

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