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FACULTAD DE PSICOLOGÍA
ESCUELA DE PSICOLOGÍA
Santiago, Chile
Julio, 2020
Reestructuración capitalista: neoliberalismo y transformaciones del trabajo
El Estado de Bienestar o modelo keynesiano surge como respuesta a tres principales puntos; 1)
La crisis económica del ’29, que evidenció las consecuencias de la especulación financiera, 2) la
crítica a los supuestos de la mano invisible en el mercado y 3) el surgimiento de fascismos y el
socialismo. Criticando así a la economía tradicional, donde la mayoría de los trabajadores no
poseían los suficientes recursos para participar en la economía, lo que se traducía a un porcentaje
de contribución económica escaso. Las ideas propuestas por este modelo tuvieron su llegada
cuando Roosevelt asumió el poder en EE.UU. en el año 1933, trayendo como solución a las
consecuencias de la Gran Depresión una política intervencionista conocida como el “New Deal”.
Propuesta Taylorista-Fordista
Mediante la “ciencia del trabajo”, se proponía acabar con los trabajadores de tipo
artesanales, que se encargaban de producir productos de manera completa, ya que eran
ineficientes. Surge la propuesta de la producción en cadena, cuyo fin es especializar la
producción. Es decir, una organización jerárquica y centralizada de producción masiva. En la
cual la tecnología tendría un rol crucial en base a la disponibilidad permanente de fuentes de
energía. Frederick Taylor desarrolla esta teoría, la cual Henry Ford aplicará a su empresa
automovilística, expandiéndola por el mundo.
Bajo este modelo, se busca la configuración de una relación laboral donde se establezcan
normas básicas que velen por el trabajador, logrando la normalización de dichas medidas. Éstas
se caracterizan por: contrato de trabajos estables de duración indefinida y a tiempo completo, una
rutina de estabilidad y ahorro para una futura mejor vida, jornadas laborales e ingresos regulares,
que permiten subsistencia del trabajador y su familia. Además de la valoración de la organización
obrera, reflejada en la negociación colectiva entre sindicatos y empresariado.
Por otro lado, los ideales neoliberales -desde sus orígenes como reflexiones intelectuales
en los años cuarenta/cincuenta- seguían presentes, pero sin mucha acción. Sin embargo, tras la
gran crisis de 1973, donde el modelo keynesiano cae en recesión, la economía global se ve en la
necesidad de reestructurar este sistema, dando paso así al proceso de irrupción de un nuevo
modelo capitalista, que vendría a ser el neoliberalismo como una vía alternativa al Estado de
Bienestar. El neoliberalismo surge como una reacción al contexto político, económico y social
previamente instalados y tiene como principal foco la idea de la libertad, tanto en sentido de
liberalización del mercado como en el concepto del individualismo extremo, que promueve la
autonomía y responsabilidad de cada sujeto, trayendo como consecuencia una desigualdad
inevitable como cuestión natural. En este modelo, la intervención del estado debía ser
prácticamente inexistente y el mercado debía actuar como único mecanismo de regulación
económica. (Garretón, 2012)
Neoliberalismo y su impacto en las transformaciones del mundo del trabajo: del paradigma
fordista al flexible-toyotista
Como consecuencia de la crisis del petróleo en el año 73’, el neoliberalismo se estableció como
una hegemonía en términos económicos; con esto, el paradigma fordista perdió fuerza y fue
reemplazado posteriormente con la flexibilización del trabajo según el modelo toyotista. Al
cambiar estos paradigmas se produjeron cambios importantes en la forma de trabajo, producción
y relaciones entre trabajadores; se pusieron a un lado las ideas del Estado de Bienestar, entre ellas
la relación laboral “normal” que hacía énfasis en la seguridad, estabilidad y bienestar de los
trabajadores.
El toyotismo trajo consigo ciertos impactos en el mundo del trabajo, entre ellos la
incorporación de tecnologías que permitirían la automatización de procesos que anteriormente
eran realizados por los trabajadores, además del comercio virtual que trae consigo formas de
trabajo alternativas tales como el trabajo a distancia. Además de esto, existen ciertos aspectos
importantes que se deben mencionar respecto de esta estructuración; estos son 1) la organización
descentralizada de las empresas: se refiere a la generación de unidades de producción con
funciones específicas y que responden a las demandas del comprador con el objetivo de reducir
los costos de la empresa; y 2) la organización de la producción sensible que presenta
características específicas como la orientación a la demanda, la innovación según requerimientos
culturales, la externalización de ciertos procesos (cabe decir, la subcontratación) y la competencia
entre empresas que ofrecen un mismo servicio (conocido como mercantilización).
Con respecto a esto último se generan ciertas problemáticas importantes como son la
precarización y pérdida de seguridad laboral y la estabilidad del trabajador como contratado de
tal empresa, la tendencia a competir entre trabajadores causada por la intensificación del trabajo y
la individualización, y la pérdida de límites entre la vida laboral y no laboral. Además, el
empleador busca evitar las prácticas de sindicalismo de los trabajadores llevando a la
imposibilidad de negociación con respecto a las condiciones laborales de los trabajadores con la
empresa y favoreciendo de esta forma la negociación individual.
Referencias bibliográficas
Todaro, R. & Yáñez, S., (2004). El trabajo se transforma: relaciones de producción y relaciones
de género. Santiago, Chile: Centro de Estudios de la Mujer.