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ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL.

Sífilis
La sífilis es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por la bacteria espiroqueta Treponema
pallidum. Esta infección se manifiesta en la zona genital, los labios, la boca o el ano, entre otras zonas, y
puede producirse tanto en hombres como en mujeres.

En términos generales, se suele contagiar al mantener relaciones sexuales con una persona infectada o,
en el caso de los bebés, si su madre la tiene durante el embarazo.

Los síntomas se dividen en 3 fases:

Primera fase

En la primera etapa de la enfermedad, aparece una llaga en la zona donde se originó el contagio, pero es
probable que existan más. En términos generales, esta llaga es dura, redonda e indolora y por esta
última característica suele pasar desapercibida para el paciente. Estas llagas suelen durar entre 3 o 6
semanas en el cuerpo y se curan independientemente de que se reciba el tratamiento o no, ya que, si
aparecen estas llagas, es fundamental que el enfermo acuda al especialista para evitar que la infección
pase a la segunda etapa.

Segunda fase

En la fase secundaria son comunes las erupciones en la piel e incluso la aparición de llagas en la boca, la
vagina o el ano, también denominadas lesiones de la membrana mucosa.

Estas erupciones pueden aparecer cuando la llaga inicial se está curando o han pasado varias semanas
desde que desapareció y se caracterizan por un aspecto de punto duro, de color rojizo o marrón que se
localiza en la palma de las manos o en la planta de los pies.

Normalmente no causan picores y en muchas ocasiones son tan poco visibles que es probable que el
paciente no perciba que las tiene.

Otros síntomas de esta fase pueden ser: fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos, pérdida parcial del
pelo, dolor de garganta y de cabeza, pérdida de peso o dolor muscular y fatiga.
Tercera fase

La fase latente y avanzada comienza cuando los síntomas anteriores han desaparecido y, en el caso de
no haber recibido tratamiento, es probable que el paciente siga estando infectado sin presentar ningún
síntoma.

Esta fase se desarrolla entre los 10 y 30 años después de haberse contagiado y sus síntomas más
comunes son: dificultad a la hora de coordinar los movimientos, parálisis en ciertas partes del cuerpo,
entumecimiento, demencia y ceguera. Si la enfermedad está muy avanzada puede dañar órganos
internos y causar la muerte.

Tipos

La sífilis puede clasificarse en los siguientes tipos:

Sífilis primaria: Su síntoma principal es el chancro (ulceración con tendencia a extenderse y destruir los
tejidos vecinos). Es una lesión de carácter no doloroso que evoluciona de mancha a bulto.

Sífilis secundaria: En este tipo, se producen síntomas variados que generalmente se representan con
lesiones en la piel y que se encuentran en el tronco y las extremidades, además de las manos y las
plantas de los pies.

Sífilis latente: Es asintomática y se clasifica en sífilis latente precoz y sífilis latente tardía.

Sífilis terciaria: Se produce varios años después del contagio y puede producir lesiones granulomatosas
en todo el cuerpo o afectar al corazón y al sistema nervioso.

Sífilis congénita: Se trasmite de madres a hijos durante el embarazo y el parto. Cuando se produce el
nacimiento, la enfermedad es asintomática, pero si no se trata puede producir complicaciones en el
niño.

Tratamiento

La sífilis puede tratarse con antibióticos. La duración del tratamiento dependerá de la magnitud de la
enfermedad y de otros factores relacionados con la salud general del paciente.

Para tratar la enfermedad durante el embarazo, se suele administrar penicilina y en el caso de ser
alérgico, se procede a desensibilizar al paciente y posteriormente tratarlo con este fármaco.

Horas después de haber recibido el tratamiento en las etapas iniciales de la enfermedad, el paciente
puede experimentar una reacción denominada de Jarisch Herxheimer, ésta causa los siguientes
síntomas:

Escalofríos.

Dolores musculares y de cabeza.


Fiebre.

Sensación de indisposición general o malestar.

Dolores articulares.

Náuseas.

Sarpullido: área en la piel que está irritada o inflamada.

Estos síntomas generalmente suelen desaparecer al cabo de 24 horas y el especialista deberá hacer
exámenes sanguíneos de control a los 3, 6, 12 y 24 meses.

Gonorre
a
La gonorrea es una infección de transmisión sexual causada por una bacteria denominada Neisseria
gonorrhoeae, que afecta al tracto genital, la boca y el ano. Se contagia mediante el contacto sexual y
también se denomina “blenorragia” o “gonococia”.

Los síntomas de la gonorrea suelen aparecer de 2 a 5 días después de producirse la infección en el caso
de las mujeres, mientras que en los hombres suele llegar a tardar hasta un mes.

Es importante tener en cuenta que en algunos casos no se observan síntomas iniciales de la infección,
de hecho, cuatro de cada cinco mujeres y uno de cada diez hombres con gonorrea desconocen su
diagnóstico.

Los síntomas que pueden aparecer en las mujeres son:

Dolor abdominal.

Flujo vaginal amarillento.

Sangrado entre periodos menstruales.

Dolor al tener relaciones sexuales y al orinar.

Necesidad de orinar más frecuentemente.

Vómitos.

Hinchazón o sensibilidad en la vulva.

Fiebre.

Irregularidades en la menstruación.
En el caso de los hombres, los síntomas pueden ser:

Secreción parecida al pus en el pene.

Dolor o sensación de ardor al orinar.

Necesidad de orinar más frecuentemente.

También existen otros síntomas comunes en ambos sexos que pueden ser: picazón en el ano o
secreciones y movimientos intestinales dolorosos. En el caso de que se sufra picazón o dolor de garganta
puede ser por una infección bucal, aunque éstas no presentan síntomas en su gran mayoría.

Tratamiento

Los antibióticos son el mejor tratamiento para tratar la gonorrea aunque, a veces, algunas infecciones
resultan ser resistentes a este tipo de medicamentos, por lo que en algunos casos es más frecuente
recetar más de un antibiótico. Para el tratamiento en mujeres embarazadas, algunos antibióticos
pueden ser contraproducentes para la salud del bebé, por lo que se les suele recetar otro medicamento.
Los antibióticos pueden administrarse por vía oral o por una inyección en el hospital, aunque en este
último caso el paciente deberá seguir con el tratamiento en casa.

Los casos más graves, donde se produzca enfermedad pélvica pueden requerir hospitalización y que el
especialista le administre los antibióticos por vía intravenosa. Después de ser tratado, el paciente
necesitará una consulta de control 7 días después si sus síntomas incluyen dolor articular, un sarpullido
en la piel o dolor pélvico o abdominal. Por último, es importante que los compañeros sexuales de las
personas infectadas se examinen también y, en caso de que sea necesario, cumplan el tratamiento.

Cuando la gonorrea no se trata, puede provocar problemas graves de salud de carácter permanente,
tanto en hombres como en mujeres.

En las mujeres, la gonorrea sin tratar puede dar lugar a una enfermedad inflamatoria pélvica, además de
otra serie de complicaciones:

Formación de tejido cicatricial que puede obstruir las trompas de Falopio.

Embarazo ectópico

Dolor pélvico o abdominal crónico.

Infertilidad

En los hombres, la infección causa dolor en los conductos de los testículos, lo que puede provocar
infertilidad, aunque estas consecuencias suelen ser poco comunes. Además, puede propagarse a la
sangre o a las articulaciones, lo que puede ser mortal.
VIH
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un lentivirus (un género de la familia retrovirus) que
causa la infección por VIH1 y con el tiempo el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). El sida es
una enfermedad que progresa hacia el fallo del sistema inmune, lo que permite que se desarrollen
infecciones oportunistas y cánceres potencialmente mortales. Sin tratamiento, se estima que la
sobrevida promedio después de la infección de VIH es de nueve a once años; dependiendo en el subtipo
de VIH. La infección por VIH ocurre únicamente a través de los siguientes fluidos de personas infectadas:
sangre, semen, flujo vaginal, líquido preseminal y leche de lactancia. Dentro de estos fluidos corporales,
el VIH está presente tanto como partículas libres y virus dentro de células inmunes infectadas.

El VIH infecta células vitales en el sistema inmune humano como las células T helper (específicamente
células CD4+), macrófagos y células dendríticas. La infección por VIH puede llevar a niveles bajos de
células T CD4+ a través de varios mecanismos, incluidos la piroptosis de células T infectadas inutilizadas,
apoptosis de células no infectadas próximas, muerte viral directa de las células infectadas y muerte de
las células T CD4+ por los linfocitos citotóxicos CD8 que reconocen a las células infectadas. Cuando el
número de células T CD4+ disminuyen bajo un nivel crítico, se pierde la inmunidad celular y el organismo
se vuelve progresivamente más susceptible a las infecciones oportunistas.

La infección por VIH se presenta en diversas etapas, identificadas por un conjunto de síntomas e
indicadores clínicos. En ausencia de un tratamiento adecuado, el virus se replica constantemente e
infecta los linfocitos T-CD4, que constituyen una parte esencial del sistema inmunológico en los seres
humanos. Por su parte, el sistema inmunológico del portador del VIH reacciona ante la presencia del
virus y genera una respuesta que puede mantener la infección bajo control al menos por un tiempo,
mediante la reposición de células defensivas. Al término de un período que se puede prolongar por
varios años, el VIH se vuelve resistente a las defensas naturales del cuerpo y destruye el sistema inmune
del portador. De esta manera, el individuo seropositivo queda expuesto a diversas enfermedades
oportunistas y puede fallecer. El estadio de la enfermedad y su prognosis o el efecto de una terapia
antiviral con antiretrovirales se mide bien con una combinación de dos parámetros:

Población de linfocitos T CD4/ml. Se determina mediante citometría de flujo.

Cuantificación de la carga viral (copias/ml), mediante PCR cuantitativa.

Fase aguda

La fase de la infección aguda por VIH inicia en el momento de la infección. El virus se propaga por el
cuerpo de la persona infectada a través de sus fluidos corporales. En un plazo de días, el VIH infecta no
sólo las células expuestas inicialmente (por ejemplo, las células de la mucosa vaginal o rectal en el caso
de una infección por vía sexual) sino también los ganglios linfáticos. Durante ese tiempo, el VIH se
multiplica dentro del organismo hasta alcanzar niveles propios de la infección crónica. El tejido linfoide
asociado a los intestinos constituye uno de los principales espacios del cuerpo humano donde tiene
lugar la reproducción inicial del VIH por su alto porcentaje de linfocitos T CD4.
Un porcentaje importante de personas que contraen el virus no presenta síntomas de la infección en su
fase aguda. Es decir, son pacientes asintomáticos. Sin embargo, se calcula que entre el 40/50 %-90 % o
hasta el 80 %33 de los casos de infección con VIH-1 presentan manifestaciones clínicas. El cuadro de la
infección aguda es similar al de una mononucleosis infecciosa: fiebre, malestares musculares,
inflamación de los ganglios, sudoración nocturna, diarrea, náuseas y vómito. La gran mayoría de los
seropositivos no reciben diagnóstico del cuadro agudo de la infección por VIH, pues son síntomas
compartidos por varias enfermedades. Por lo tanto, presentar un conjunto de síntomas como el descrito
aquí no es indicador necesario de que una persona se haya infectado por VIH, aunque es recomendable
que quien considere que ha estado expuesto a la transmisión y presente los síntomas, acuda a un
especialista para recibir atención médica. El cuadro de la infección aguda por VIH aparece entre cinco y
diez semanas después de la exposición al virus, y desaparece unos pocos días después.

El VIH ataca principalmente los linfocitos T CD4+, que forman parte del sistema inmune de los seres
humanos. Aunque estas células por sí mismas no tienen una función de ataque contra células extrañas al
cuerpo, tienen un papel importante en la respuesta inmunológica adaptativa. En una persona con buena
salud, el número de linfocitos T CD4+ oscila entre 1200 y 500 μl. Durante la fase asintomática de la
infección, la proporción de linfocitos infectados 1/1000-1/100 000, que aumentará progresivamente
hasta llegar a 1/100 en la infección crónica. Durante la fase aguda de la infección, las pruebas
tradicionales siempre darán negativo porque no detectan directamente el VIH, sino los anticuerpos
producidos como respuesta por el sistema inmune, lo que ocurre alrededor de la 12a semana después
de la exposición. En contraste, las pruebas de carga viral, que contabilizan el número de copias del ARN
del virus en la sangre, arrojarán como resultado una elevada cantidad de copias del VIH durante la fase
aguda de la infección.

Fase crónica

La fase crónica de la infección por VIH se suele llamar también latencia clínica porque el portador es
asintomático, es decir, no presenta síntomas que puedan asociarse con la infección. Esto no quiere decir
que el virus se encuentre inactivo. Por el contrario, durante la fase crónica el VIH se multiplica
incesantemente. Se calcula que, en un sujeto infectado, diariamente se producen entre mil y diez mil
millones de nuevas partículas virales y son destruidos alrededor de cien millones de linfocitos T CD4. Los
pacientes son asintomáticos gracias a que el sistema inmune tiene una gran capacidad para regenerar
las células destruidas por el virus, pero pueden presentar adenopatías y la disminución del conteo de
plaquetas en la sangre.

La reacción ante la presencia del virus termina por desgastar al sistema inmunológico. En ausencia de
tratamiento, la mayoría de los portadores del virus desarrollan el síndrome de inmunodeficiencia
adquirida (SIDA) en un plazo de 5 a 10 años. La causa de esto es que, mientras el virus sigue
reproduciéndose de manera constante y aumenta la carga viral en su anfitrión, disminuye también la
capacidad de recuperación del sistema inmune. Al término de la fase crónica, los pacientes desarrollan
otras manifestaciones de la infección como dermatitis seborréica, úlceras bucales y foliculitis.

Síndrome de inmunodeficiencia adquirida

Principales síntomas del sida

El sida constituye la etapa crítica de la infección por VIH. En esta fase de la infección, el portador del VIH
posee un sistema inmunológico que probablemente sea incapaz de reponer los linfocitos T CD4+ que
pierde bajo el ataque del VIH y también ha visto reducida su capacidad citotóxica hacia el virus. Este
fenómeno coincide con el aumento en las tasas de replicación del virus, que merma la capacidad de
reacción del anfitrión ante otros agentes causantes de enfermedades. De esta manera, el portador del
virus es presa potencial de numerosas infecciones oportunistas que le pueden conducir a la muerte. La
neumonía por P. jiroveci, el sarcoma de Kaposi, la tuberculosis, la candidiasis y la infección por
citomegalovirus son algunas de las infecciones más frecuentes que atacan a los seropositivos que han
desarrollado sida.

La mayoría de los pacientes que han desarrollado sida no sobreviven más de tres años sin recibir
tratamiento antirretroviral. Sin embargo, incluso en esta fase crítica el sida y el VIH pueden ser
controlados mediante la terapia antirretroviral de gran actividad. Los antirretroviral brindan una mejor
calidad de vida a un portador del VIH y aumentan sus posibilidades de supervivencia, tanto que hoy en
día la enfermedad ha pasado de ser mortal a crónica.

La medicación con antirretrovirales no hace desaparecer el virus de los “reservorios” donde el VIH
permanece de forma latente, pero sí consigue reducir la carga viral en sangre hasta el punto de ser
indetectable (Carga viral indetectable (VIH)) e impedir su transmisión a otras personas.

CLAMIDI
A
La clamidia es una enfermedad de transmisión sexual común. Es causada por la bacteria Chlamydia
trachomatis. Puede infectar tanto a hombres como mujeres. Las mujeres pueden contraer clamidia en el
cuello del útero, el recto o la garganta. Los hombres pueden contraer clamidia en la uretra, el recto o la
garganta.

En general, la clamidia es una infección asintomatica. Las personas con clamidia sin síntomas pueden
infectar a otros. Si usted tiene síntomas, éstos pueden aparecer varias semanas después de tener
relaciones sexuales con una pareja infectada.
Los síntomas en las mujeres incluyen:

Flujo vaginal anormal, que puede tener un fuerte olor

Sensación de ardor al orinar

Dolor durante las relaciones sexuales

Si la infección se propaga, es posible presentar dolor abdominal bajo, dolor durante las relaciones
sexuales, náuseas o fiebre.

Los síntomas en los hombres incluyen:

Secreción del pene

Sensación de ardor al orinar

Ardor o picazón alrededor de la abertura del pene

Dolor e inflamación en uno o ambos testículos, aunque esto es menos común

Si la clamidia infecta el recto puede causar dolor rectal, secreción y sangrado.

En las mujeres, una infección de clamidia no tratada puede propagarse al útero y trompas de Falopio,
causando enfermedad inflamatoria pélvica. Esta afección puede causar daños permanentes en el
sistema reproductor. Esto puede provocar dolor pélvico crónico, infertilidad y embarazo ectópico. Las
mujeres que han tenido infecciones por clamidia más de una vez están en mayor riesgo de
complicaciones graves de salud reproductiva.

Los hombres en general no presentan problemas de salud por la clamidia. A veces puede infectar el
epidídimo, el tubo por el que se trasladan los espermatozoides. Esto puede causar dolor, fiebre y, en
raras ocasiones, infertilidad.

La infección por clamidia también puede provocar artritis reactiva tanto en hombres como mujeres. Este
tipo de artritis ocurre como una "reacción" a una infección en el cuerpo.

Los bebés nacidos de madres infectadas con clamidia pueden contraer infecciones en los ojos y
neumonía. También puede ser más probable que el bebé nazca antes de tiempo.

La clamidia no tratada también puede aumentar sus probabilidades de contraer o transmitir el


VIH/SIDA.

La infección se cura con antibióticos. Es posible obtenerlos en una sola dosis, o puede que tenga que
tomar medicamentos durante siete días. Los antibióticos no curarán cualquier daño permanente que
haya causado la enfermedad.
Para evitar infectar a su pareja, usted no debe tener relaciones sexuales hasta que la infección haya
terminado. Si recibió una dosis única de antibióticos, debe esperar siete días después de tomar la
medicina para volver a tener relaciones sexuales. Si usted debe tomar medicamentos por siete días, no
debe tener relaciones sexuales hasta haber terminado el tratamiento.

Es común volver a contraer la infección, por lo que debe hacerse la prueba de nuevo unos tres meses
después de finalizar el tratamiento.

Herpes
El herpes simple es una enfermedad infecciosa inflamatoria de tipo vírico, que se caracteriza por la
Simple
aparición de lesiones cutáneas formadas por pequeñas vesículas agrupadas en racimo y rodeadas de un
aro rojo.

La enfermedad es causada por el virus herpes simplex o virus herpes hominis, que muestra dos tipos.

El tipo I (HVS-1) que afecta cara, labios, boca y parte superior del cuerpo.

El tipo II (HVS-2) que se presenta más frecuentemente en genitales y parte inferior del cuerpo.

Actualmente no existe cura definitiva para el herpes. Sin embargo, hay varias formas de tratamiento
disponibles para reducir los síntomas y acelerar el proceso de curación de las lesiones, tras el cual el
virus persistirá de forma latente en el organismo hasta la reaparición del siguiente episodio activo.

El virus del herpes simple es un agente infeccioso común de piel, genitales y la mucosa oral y faringea en
humanos. Puede causar úlcera corneales y queratitis. Ocasionalmente, en situaciónes como
inmunosupresión terapéutica, cáncer, alcoholismo, o grandes quemaduras, puede causar infecciones
más peligrosas como neumonía.

La infección con herpes simple por lo general ocurre por reactivación del virus endógeno del nervio vago
o trigémino del hospedador.

El virus hace contacto con células de la piel por intermedio de receptores y ligandos específicos, tal
como las células parabasales e intermedias genitales de la vagina y cérvix causando inflamación
localizada. La inflamación se caracteriza histológicamente por células gigantes y multinucleadas, notable
degeneración por englobamiento, edema y presencia de inclusiones eosinofílicas intranucleares
denominadas Cowdry tipo A. Por ser un virus citolítico, las células infectadas son destruidas
produciendo como resultado pústulas y costras en la mucosa infectada. El virus tiene la capacidad de
migrar a los ganglios de las raíces dorsales y posteriores pudiendo causar latencia.
Complicaciones

En el caso del virus del herpes tipo I, este puede provocar complicaciones más graves como encefalitis (i
o infecciones oculares que afecten a la córnea denominada queratitis, que produce una úlcera dolorosa.
Si no se trata, puede causar una importante pérdida de visión.

En cuanto al VHS-2, esta infección aumenta las posibilidades de contraer el VIH. En este caso, las
personas que padecen enfermedades autoinmunes y se contagian del VHS-2 pueden padecer
complicaciones como hepatitis, neumonitis o necrosis retiniana. Además, si la madre es portadora del
herpes genital y se lo contagio al recién nacido en el momento del parto, este puede verse seriamente
afectado.

TRATAMIENTO

Realmente no existe ningún tratamiento, que elimine por completo del organismo la infección por el
virus de Herpes Simple ya que, una vez que el virus entra en un organismo, permanecerá siempre en
éste de forma inactiva con recidivas ocasionales. Existen medicamentos que pueden reducir la
frecuencia con la que aparecen los episodios herpéticos, la duración de estos y el daño que causan.

Es importante el tratamiento profiláctico ante la aparición de los brotes; contribuyen a que la


recuperación sea rápida y que no se contagie a otras personas:

Mantener la parte infectada limpia.

No tocar, o tocar lo menos posible, las lesiones.

Lavarse muy bien las manos antes y después del contacto con las lesiones.

En caso de herpes genital, evitar el contacto sexual hasta que las erupciones se han curado
completamente.

En caso de herpes labial, evitar tener contacto directo hacia otras personas con el área infectada, desde
que los primeros síntomas aparecen hasta que las erupciones se han curado completamente.

El herpes simple suele responder al aciclovir tópico. Es aún más efectivo el aciclovir o derivados en
tabletas por vía oral. Si las recidivas del herpes simple son muy frecuentes y afectan la calidad de vida,
entonces se puede dar el aciclovir o valaciclovir por vía oral todos los días, lo que se conoce como
terapia supresiva.
Chancro
El chancro es una infección de transmisión sexual causada por una bacteria gram negativa llamada
Haemophilus ducreyi. Se manifiesta frecuentemente a modo de úlcera genital simulando un chancro de
carácter sifilítico. Se diferencia de éste por ser doloroso y de aspecto antihigiénico y desagradable.

Después de un período de incubación de un día a dos semanas, el chancroide o chancro comienza con
una pequeña hinchazón que se torna en una úlcera después de un día de aparición. La úlcera
característicamente:

Tiene un rango dramático de tamaño entre 3 a 50 mm (1/8 a 2 pulgadas).

Tiene bordes irregulares y bordes mellados.

Tiene una base cubierta con material gris amarillento.

Los síntomas pueden variar dependiendo del sexo:

En hombres, los más comunes suelen ser una pequeña protuberancia roja en los genitales.

En las mujeres, mayormente protuberancia roja se puede encontrar en los labios, entre los labios o el
ano.

TRATAMIENTO

Se recomienda el tratamiento con eritromicina, 500 mg v.o. cada 6 h durante 7 días, ceftriaxona, 250 mg
i.m. una vez, azitromicina, 1 g v.o. una vez, o ciprofloxacina, 500 mg v.o. 2/d durante 3 d. Los bubones se
deben aspirar, pero no ser succionados. Los contactos sexuales deben ser examinados y se deben hacer
las pruebas para detectar VIH y otras ETS. El tratamiento, sobre todo las pautas con una sola dosis,
puede ser menos efectivo en presencia de una coinfección por VIH.

Hepatiti
La hepatitis es una inflamación del hígado. La afección puede remitir espontáneamente o evolucionar
hacia una fibrosis (cicatrización), una cirrosis o un cáncer de hígado. Los virus de la hepatitis son la causa
más frecuente de las hepatitis, que también pueden deberse a otras infecciones, sustancias tóxicas (por
ejemplo, el alcohol o determinadas drogas) o enfermedades autoinmunitarias.

La hepatitis A y la E son causadas generalmente por la ingestión de agua o alimentos contaminados. Las
hepatitis B, C y D se producen de ordinario por el contacto con humores corporales infectados. Son
formas comunes de transmisión de estos últimos la transfusión de sangre o productos sanguíneos
contaminados, los procedimientos médicos invasores en que se usa equipo contaminado y, en el caso de
la hepatitis B, la transmisión de la madre a la criatura en el parto o de un miembro de la familia al niño, y
también el contacto sexual.

SINTOMAS

La infección aguda puede acompañarse de pocos síntomas o de ninguno; también puede producir
manifestaciones como la ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura, fatiga
intensa, náuseas, vómitos y dolor abdominal.

Los científicos han identificado cinco virus de la hepatitis designados por las letras, A, B, C, D y E. Todos
causan enfermedades hepáticas, pero se distinguen por varios rasgos importantes.

El virus de la hepatitis A (VHA) está presente en las heces de las personas infectadas y casi siempre se
transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. Se puede propagar también por ciertas
prácticas sexuales. En muchos casos la infección es leve, y la mayoría de las personas se recuperan por
completo y adquieren inmunidad contra infecciones futuras por este virus. Sin embargo, las infecciones
por el VHA también pueden ser graves y potencialmente mortales. La mayoría de los habitantes de
zonas del mundo en desarrollo con saneamiento deficiente se han infectado con este virus. Se cuenta
con vacunas seguras y eficaces para prevenir la infección por el VHA.

El virus de la hepatitis B (VHB) se transmite por la exposición a sangre, semen y otros líquidos corporales
infecciosos. También puede transmitirse de la madre infectada a la criatura en el momento del parto o
de un miembro de la familia infectado a un bebé. Otra posibilidad es la transmisión mediante
transfusiones de sangre y productos sanguíneos contaminados, inyecciones con instrumentos
contaminados durante intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. El VHB también
plantea un riesgo para el personal sanitario cuando este sufre pinchazos accidentales de aguja mientras
asiste a personas infectadas por el virus. Existe una vacuna segura y eficaz para prevenir esta infección.

El virus de la hepatitis C (VHC) se transmite casi siempre por exposición a sangre contaminada, lo cual
puede suceder mediante transfusiones de sangre y derivados contaminados, inyecciones con
instrumentos contaminados durante intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. La
transmisión sexual también es posible, pero mucho menos común. No hay vacuna contra la infección
por el VHC.

Las infecciones por el virus de la hepatitis D (VHD) solo ocurren en las personas infectadas con el VHB; la
infección simultánea por ambos virus puede causar una afección más grave y tener un desenlace peor.
Hay vacunas seguras y eficaces contra la hepatitis B que brindan protección contra la infección por el
VHD.

El virus de la hepatitis E (VHE), como el VHA, se transmite por el consumo de agua o alimentos
contaminados. El VHE es una causa común de brotes epidémicos de hepatitis en las zonas en desarrollo
y cada vez se lo reconoce más como una causa importante de enfermedad en los países desarrollados.
Se han obtenido vacunas seguras y eficaces para prevenir la infección por el VHE, pero no tienen una
distribución amplia.

Entre las principales complicaciones de las hepatitis en especial de VHB Y VHC Tenemos:

Cirrosis hepática

Insuficiencia Hepática

Cáncer de hígado

Enfermedades renales y vasculares.

Linfogranuloma venéreo
El linfogranuloma venéreo (o granuloma venéreo1) es una infección de transmisión sexual
causada por los serotipos invasivos L1, L2, o L3 de la bacteria Chlamydia trachomatis; los
primeros síntomas se presentan a los 3 a 12 días después del contagio y aparece una ampolla
indolora, que se convierte en una úlcera, es curable tan rápido que puede pasar inadvertida.
Luego los ganglios linfáticos de la ingle aumentan de tamaño y se sensibiliza al tacto.

La enfermedad se caracteriza por ulceraciones indoloras genitales que pueden confundirse con
sífilis. Además, van progresando para destruir tejidos internos y externos, con pus y sangre. Es
corriente que haya fístulas, abscesos y estenosis. La naturaleza destructiva del linfogranuloma
también incrementa el riesgo de sobreinfección por otros microorganismos patógenos.

En cuanto a los síntomas del LGV pueden comenzar desde unos cuantos días hasta un mes después de
entrar en contacto con la bacteria. Los síntomas incluyen:

Supuración a través de la piel de los ganglios linfáticos inguinales

Dolor con las deposiciones (tenesmo)

Úlcera pequeña e indolora en los genitales masculinos o en el tracto genital femenino

Hinchazón y enrojecimiento de la piel en la zona inguinal

Hinchazón de los labios (en las mujeres)

Ganglios linfáticos inguinales inflamados en uno o ambos lados; también puede afectar los ganglios
linfáticos alrededor del recto en personas que tienen relaciones sexuales anales
Pus o sangre del recto.

Tratamiento

El LGV se trata con antibióticos, que incluyen doxiciclina y eritromicina.

Granuloma inguinal
El granuloma inguinal, donovanosis o granuloma venéreo es una enfermedad bacteriana y de
transmisión sexual producida por el bacilo Gram-negativo Klebsiella granulomatis .

El periodo de incubación usualmente es de 1 a 6 semanas, después de las cuales aparecen uno o más
nódulos subcutáneos en genitales (pene o vulva) o región inguinal que se erosionan y forman úlceras.
Estas úlceras suelen ser limpias, de borde bien definidos, indoloras y sangran al contacto. Estas lesiones
tienden a crecer lentamente, y se diseminan por contigüidad o por autoinoculación a los tejidos
adyacentes, y se pueden diseminar a vagina, cérvix, trompas de Falopio, ovarios, ano (este también
puede ser sitio de lesión primaria), colon y vejiga . La hinchazón genital, sobre todo de los labios de la
vulva, es frecuente y puede evolucionar a seudoelefantiasis. La erosión progresiva de los tejidos
afectados puede destruir el pene y otros órganos afectados.

Se pueden dar lesiones primarias extragenitales por contacto orogenital en boca, cuello, faringe y ojos.
Se han descrito casos de afectación de huesos, hígado y otros órganos internos, por propagación
hematógena.

Existen otras formas clínicas menos comunes de la enfermedad:

La forma necrótica se ve en individuos con una infección crónica, son lesiones destructivas con exudado
maloliente. Se cree que se da por la infección secundaria de bacterias anaerobias.

La forma hipertrófica, que se caracteriza por lesiones verrugosas o con forma de coliflor.

La forma esclerótica o cicatrizal, que se caracteriza por formación temprana de tejido fibrótico.

TRATAMIENTO

La azitromicina es el antibiótico de primera línea para el tratamiento del granuloma inguinal. La


eritromicina, tetraciclina, doxiciclina, trimetropim-sulfametoxazol y cloranfenicol también son eficaces
contra K. granulomatis. Si se interrumpe el tratamiento antibiótico prematuramente, las lesiones suelen
cicatrizar, pero la tasa de recidivas es mayor.

Papiloma virus
El virus del papiloma humano (VPH o HPV del inglés human papillomavirus) son grupos diversos
de virus ADN pertenecientes a la familia de los Papillomaviridae. No poseen envoltura, tienen
un diámetro aproximado de 52-55 nm. Y representa una de las enfermedades de transmisión
sexual más comunes. Los VPH son virus que se replican específicamente en el núcleo de células
epiteliales escamosas. A diferencia de lo que ocurre en otras familias virales, las proteínas de la
cápside de los diversos tipos de VPH son antigénicamente similares, por lo tanto los VPH no
pueden ser clasificados en serotipos, de tal forma su clasificación en genotipos y subtipos se
basa en las diferencias de su secuencia de ADN.

Se conocen más de 100 tipos víricos, que se clasifican según su patogenia oncológica en tipos
de alto y de bajo riesgo oncológico. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer
(IARC) considera que los tipos de VPH 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59 y 66 son
carcinógenos para los humanos, tipos de alto riesgo oncológico y que otros tipos, incluidos el
VPH 6 y el VPH 11, son posibles carcinógenos para los humanos, tipos de bajo riesgo
oncológico.Como todos los virus de esta familia, los VPH solo establecen infecciones
productivas en el epitelio estratificado de la piel y mucosas de humanos, así como de una
variedad de animales. La mayoría de los VPH descritos no causan ningún síntoma en la mayor
parte de la gente. Algunos tipos de VPH pueden causar verrugas o condilomas, mientras otros
pueden generar infecciones subclínicas, que puede dar lugar a cáncer cervical, de vulva, vagina
y ano en mujeres, o cáncer del ano y pene en hombres. La mayor parte de la gente infectada
por VPH desconoce que lo está. Todos los VPH se transmiten por contacto piel a piel.

Entre treinta y cuarenta tipos de VPH se transmiten normalmente por contacto sexual e
infectan la región anogenital. Algunos tipos de VPH transmitidos por contacto sexual pueden
producir verrugas genitales. La infección persistente con algunos tipos de VPH transmitidos
sexualmente denominados de «alto riesgo» (diferentes de los que causan verrugas) puede
evolucionar y producir lesiones precancerosas y cáncer invasivo. La infección con VPH es la
causa principal de casi todos los casos de cáncer cervical, aunque en la mayor parte de las
infecciones con este tipo de virus no se produce ninguna patología. En el año 2008, el médico
alemán Harald zur Hausen (1936-) recibió el Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento
de VPH como una causa de cáncer cervical.

Además, se ha caracterizado la influencia de este virus en cáncer de cabeza y cuello,


estimándose la prevalencia del VPH en estos tumores entre el 23 y el 36 % según la localización
anatómica.

La mayor parte de las infecciones con VPH en mujeres jóvenes son temporales, y tienen poca
importancia a largo plazo. El 70 % de las infecciones desaparecen en 1 año y el 90 % en 2
años.Sin embargo, cuando la infección persiste, entre el 5 y el 10 por ciento de las mujeres
infectadas, existe el riesgo de desarrollar lesiones precancerosas en el cuello del útero, que
puede progresar a cáncer cervical invasivo. Este proceso normalmente lleva entre 15 y 20 años,
dando muchas oportunidades a la detección y el tratamiento de las lesiones precancerosas, a
menudo con altas tasas de curación.

En los países con recursos financieros suficientes se utiliza el test cervical papanicolaou (pap)
para detectar células anormales que podrían degenerar en cancerosas. Un examen cervical
también puede detectar verrugas y otros crecimientos anormales, que aparecen como manchas
blancas en la piel cuando se lavan con ácido acético. Las células anormales y cancerosas pueden
eliminarse con un procedimiento simple, normalmente con un asa cauterizante o más
frecuentemente en el mundo desarrollado por congelación (crioterapia). Recientemente se
han desarrollado tests de ADN para detectar VPH, más sensibles que el test pap y la inspección
visual. Se están desarrollando también tests de bajo coste, adecuados para centros con pocos
recursos, lo que permitirá realizar tests de manera sistemática en lugares donde ahora no es
posible como en África, Asia y algunos países de Latinoamérica.

Los tests pap han reducido la incidencia y los fallecimientos por cáncer cervical en el mundo
desarrollado, pero aun así hubo 11 000 casos y 3900 fallecimientos en Estados Unidos en el año
2008. El cáncer cervical presenta una elevada mortalidad en áreas pobres en recursos; a nivel
mundial, se producen 490.000 casos y 270.000 fallecimientos. Sobre todo debido a que el test
pap es difícil de mantener en centros con pocos recursos, entre el 80 y el 85 % de los
fallecimientos por cáncer cervical tienen lugar en los países en desarrollo.

Las vacunas VPH, Cervarix y Gardasil, que previenen la infección con los tipos de VPH que
causan el 70 % del cáncer cervical (tipos 16 y 18), pueden conducir a reducciones mayores.

Algunos de los síntomas más importantes que sugieren la presencia de virus del papiloma
humano son:

Pequeñas verrugas en el área ano-genital: cérvix, vagina, vulva y uretra en mujeres y pene,
uretra y escroto en varones.

Pueden variar en apariencia, verrugas planas no visibles o acuminadas sí visibles, número y


tamaño por lo que se necesita de la asistencia de un especialista para su diagnóstico.
Alteraciones del Papanicolaou que nos habla de que en el cuello del útero hay lesiones
escamosas Intraepiteliales (zonas infectadas por VPH, que pueden provocar cáncer).

Tratamiento
Actualmente no existe un tratamiento específico para la infección por VPH. Sin embargo, la
infección viral, por lo general, se anula a sí misma a niveles indetectables. De acuerdo con el
Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, el sistema inmunológico del cuerpo
elimina el VPH naturalmente dentro de dos años para el 90 % de los casos. Sin embargo, los
expertos no están de acuerdo en si el virus se elimina completamente o se reduce a niveles
indetectables, y es difícil saber cuándo es contagiosa.

El tratamiento de las infecciones con VPH se basa en la actualidad en la utilización de algunas


cremas tópicas disponibles cuya actividad antiviral no es bien conocida o que actúan activando
una respuesta inmune local contra el virus. En el caso de las lesiones precancerosas producidas
por VPH, el tratamiento más adecuado es la eliminación de las zonas afectadas mediante
cirugía. En gran parte, este tratamiento es eficaz porque VPH produce lesiones superficiales
bien localizadas, y los VPH no producen infecciones sistémicas.

El DRACO (antiviral) es una droga que está actualmente en las primeras etapas de la
investigación y puede ofrecer un tratamiento genérico contra el VPH si resulta exitoso.
Papilocare, es un gel vaginal que trata y previene las infecciones por VPH al mejorar el grado de
epitelización del cuello uterino.

Complicaciones
Se han identificado más de 100 tipos diferentes de VPH, que se nombran con un número. Una
infección persistente por el sub-grupo conocido como de «alto riesgo», que incluye cerca de 13
tipos de virus VPH de transmisión sexual entre los que se encuentran los tipos diferentes de los
que causan verrugas puede favorecer el desarrollo de:

CIN (neoplasia cervical intraepitelial)

VIN (neoplasia intraepitelial vulvar)

PIN (neoplasia intraepitelial de pene)

AIN (neoplasia intraepitelial anal)

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