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I : Re lea UNIVERS. RSAL re -TIIERATORA CONTENPORANEA / 26 ceca sae NL acy NORTEAMERICANA la historia do la literatura mundial LA NARRATIVA DEL SIGLO Xx 6. EL APoGEO DE LA NARRATIVA NORTEAMERICANA En la tapa: nto. del ulkner para. most el escenario geogrsfico de sus novelas més famosas. Este fasciculo, con el libro correspondiente, constituye la entrega NO 129 de CAPITULO UNIVERSAL © 180. canto ator de Anke ata S.A Congo 1228 - Buenos Aes Sees na fice fT be Ingest en a retin echo ef dgéte ele Imre en os Tle Ges de Statin oe Amorrartu ¢ hijas $. A, Calle Luca 2223, Printed in Argentina El informe para este fascieulo na sido preparado y escrito por el profesor Jaime Rest. La redaccion final y la supervisién técnica ‘del departamento “Capitulo Universat"- del Contro Editor de Ameri tos grabades,rtrtos 0 fotografie reproducidos an elders de, las tapas de CAPITULO UNIVERSAL Seber" esieiShere para tormar ud Ales leoncgréio Ge fa UteatarsUniversa x di Faulkner William E] apogeo de la narrativa norteamericvana 1, UNA SOCIEDAD EN TRANSICION E16 de abril de 1917, cuando Estados ‘og acl In eer Alemania cones narrativas que {a literatura nor- teamericana vio florecer en el curso del siglo XIX: en 1910 se habia extin- guido la vida de Mark Twain, desta. cado representante de Ta lines_agres- te que evocé la lucha del_pionero con Ta naturalesa, en tanto que a comien- 708 de 1016 terminaba 1a existencia de Henry James, arquetipo de la tradi. sion gentil y europezante. Por su par- wells, que habia sid6-Uno de los cam: és de] realism, viviria hasta 1020, cosmopolitismo_caracteristico de personalidad més relevante era Frome —aparecida en 1911— que to aavia habria de ganar él premio Pulit zer en 1920, con La edad de la ia, y continuaria su profi por espacio de muchos alos, hasta st fnuerte en 1997. La més vigoros ‘lente novelesca de los primeros quin- da_p gonistas fueron Stephen Crane, Frans Norris, Theodore Dre ee ‘Spon Sintlair t@100), quien. al publicar La jungia en 1908 inicié un ciclo de dbras de imaginacion destina- das a enjuiciar sucesos de la actuali- dad piblica, cuyo dpice tue alcanzado fen Ta détada de 1920 con la denuncia de Ios negociados en 1a industria pe- tzolera; sin embargo, la minuciosidad descriptiva de estos felatos habria de resultar antiouada para rogistrar las: experiencias de la Bosguérra e inclusi- ‘e el renacimiento naturalista de 1930 | “avorecido por a depresién ooo inica— no pudo substracrse a tacién de la vanguardia narrativ, gin To Mustra Studs Lonigan, la trilo- Gia de James T, Faszell cuya segunda parte por momentos hace sospechar 1 poderoso_influjo estilistico que en. ese periodo ejercia el Ulises de Joyce, en virtud de su busqueda de un len fguaje que no fuera convencionalmen- te literario sino que resultara apropia do para la expresién natural de los personajes. Hiacia 1910, la Wteratura norteamerice- tg asiste al surgimiento de nuevas ac fitudes nerrativas, yA eT ‘Sherwood Anderson (Joto de 1916) 1a 1 transformacién econémica que estaba « Sulriendo el pais. La sociedad agraria, concepeidn de un orden moral 6% le y 1a perdurucion de Ta imagen } | Reroica-y legendaria que atin circum: daba al proceso de expansion terri ‘torial eran ahora desafladas y-hasts | suostituidas por el avence-del-inause | trialismo, por una creciente mental dad de consimo y por una exaltacién cada vez mayor det éxito personal (el “cult de Ia diosa perra”, segun la corrosiva denominacién que propuso William James). Con el habitual rece- Jo que suelen suscitar los cambios Fi pidos y-profundos, 1a novela comenzé a rogistrar —a menudo con cierto ma: iqueismc— el enfrentamiento de dos formas de vida: de_un lado, la idea lizacion conservadora de las’ tradicio- nes presuntamente ligadas aun siste 12 maa la vez democrativo y jerarquico, que se conjeturaba sustentado por el esfuerz0 laborioso, él decoro y el.arrai- 0.2 la tierra de los andnimos ¢ innu- merables constructores de la naciona- dad; del otro, el-reproche a las fuer zas_disgregadoras, cuya accidn se su- ponia fomentada por el arrivismo, el materialismo, el comportamiento cin coy egoista, De tal modo, se consoll- {do una actitud creativa que habria de perdurar en el desenvolvimiento de Ia novela norteamericana a través de att tores de reconocido mérito y que muy pronto se ramificé en distintas espe: cles, entre las que cabe sefialar Ta na: ‘Ffativa_de reforma social y politica, ejemplificada por Winston Churchill (1871-1947), Robert Herrick (1868-1938) y David Graham Phillips (1867-1911), y Ja Uteratura regionalista con su evoca- cin de los pioneros o su cuadro de 1a lucha contra una naturaleza indiferen- te o adversa, orientacion en la que se puede incluir a Bllen Glasgow (187% 1945) con sus relatos de Virginia, a Willa Cather (1876-1942) con su sién de Nebraska y, hasta cierto pun- to, a Booth Tarkington (186-1946) con su pintura del “Medio Oeste”. Por otra parte, en razén de su misma ép- tica, Ia posicidn eritiea con respecto al presente se voleé con variado propo- sito hacia la recreacisn entusiasta del pasado: mientras James Branch Cabell CTBEHS8) elaboraba en Jurgen una romintica fantasia sobre el mundo de ia caballeria medieval que deja trast cir un irénico desdén por las aspira- ciones de la burguesia de nuestro tiem: po, el noruego Ole Edvart Rélvaag (1876-1981) trazaba en Gigantes de ta tierra la epopeya del inmigrante es: candinavo en su lucha contra la fron tera, La_actitud_conservadors, fiona o¢ ‘eL_localismo matizado de suspicacia xendfoba no habrian de desaparecer totalmente, pero la mentalidad tradi Gionalista llego aun considerable gra- do de compromiso y aun de acepta- Gin en lo relativo al empuje indus. tflal: En particular, ello se observe en Tos afios que siguieron de inmediato al fin de Ia guerra, en los cuales s¢ pro- dujo_wn_extraordinario crecimiento econdmico de los Estados Unidos, que habria de mantenerse en forma inin- terrumpida y —segiin se creia— inde) finida, hasta el aciago sibado 19 del octubre de 1928, en el que se desence dend Ia mis devastadora crisis cono- citia por la Bolsa de Valores de Nueva, York. Este periodo de sostenido dea.’ io sefiala una nueva etapa en la 7 @volucidn de Ia. soctedad”norteameri cana, y su eco literario no tarda en anifestarse en la obra de_ Sinclair Lewis (1085-1951) y de Sherwood derson (1876-1941), dos_prominentes| narradores que registran el impacto de Ta penetracion- industrial en. las_pe- quefias cludades. El primero de ellos uilizo su poderosa vena satirica para enjuiciar a las clases medias que sur gieron y se consolidaron como resul- tado de la expansién fabril, en las que vefa un sector gregario sometido a Ia nocién del consenso, @ una gris uni formidad cuyos becerros de oro con- sistian en un idealismo vacio, super. la_descon: 1. Sinclair Lewis (foto de 1930) 2. Sauk Center, en Minnesota; en ella ‘se inspiré 8, Lewis para su lovela Calle Mayor Novelistas del pertodo 1920-1940 “La verdadera historia de Ia novela norteamericana en este periodo es la historia de un grupo de jévenes talen- tosos que legaron a Ia madurez con Jn eonviceién de que era posible escri- birbir novelas importantes basadas en la experiencia proporcionada por Es- tados Unidos: ‘Deseo convertirme en uno de los mis prominentes eseritores que hayan existido. :Qué te parecs Ie decia Scott Fitzgerald a Edmund Wilson cuando eran estudiantes. J6: venes de esta especie surgieron en cualquier sendero de la vida a través del pais, por espacio de una década y media después de Ia primera guerra mundial. Scott Fitzgerald, por ejem- plo, provenia de una familia catélica e rlandesa de clase media, radicada en Minnesota; su primera novela la es- eribié cuando todavia cursaba la uni versidad en Princeton, James Gould Cozzens pertenecia a un sector aco- modado de State Island y escribié su primera novela —que también publi- £6 entonces— cuando estaba en la Uni- versidad de Harvard, Asimismo habia iévenes talentosos como Hemingway y Faulkner, oriundos de Oak Park en Illinois y de Oxford en Misisipi: su edueacién la adquirieron colaborando en el periédico Star de Kansas City © desempeiiando un empleo en la Uni versidad de Misisipi. alli éstaba, ade- mis, Thomas Wolfe, un muchacho so- litario de Asheville, en Tennessee, y hallamos a John O'Hara, un irlandés que se moria de envidia por no perte necer a lo que se consideraba la bue- a sociedad de Ia regién carbonifera, en Pensilvania. Por afiadidura, encon- tramos a Sinclair Lewis, el feticho y pelirrojo de Minnesota, que segiin se firma dijo a sus compafieros en una reunién realizada en Yale (a la que sin embargo asistia) que ninguno lo habia tenido en consideracién y que ahora no queria saber nada de ellos. ¥ estaba por alli John P. Marquand, un bostoniano de Harvard que no ha ia ingresado a la escuela preparato- ria, Si bien todos los nombrados con excepeién de dos —Fitzgerald y Wol- fe— sobrevivieron a las dos décadas que mediaron entre las guerras, en su mayoria produjeron lo mejor de su obra en este periodo. Solo Cozzens ahora no queria saber nada de ellos. ‘Marquand conservaron con posteriori- dad el mismo nivel de calidad.” Arthur Mizener fictal y farisalco, en un culto absor- bente de la comodidad y los bienes ‘materiales, en un conveneionalismo pleno de componendas y en la intermi- able busqueda de un prestigio mez- quino y provinciano, Luego de haber Calle Mayor (1520)_y_ Babb entradas en el mundo estrecho y_ confcrmista de la pequen ciudad en esarrollo, y quiza estas obras ejer- tieron un efecto catalizador que acele- 76 la transformacion de la vida nor teamericana, a la vez que fueron el motivo principal de que su autor s¢ Convirtiese en el primer hombre de letras de los Estados Unidos que ob tenia e] Premio Nobel, en 1990. El éxi- to, empero, ‘uvo ura consecuencia “negativa porque indujo a Lewis a este- Teotipur sus procedimienios, pese a Gio, Tas "novelas que siguieron en la déeada de 1920 poseen indudable in terés, como testimonio de distintos aspectos contfictivos de la nueva re alldad: Arrowsmith (3925) expone las dificultades de un hombre de ciencia que debe enfresitar e] mercantilismo due se ha infiltrado en la profesién médica; Elmer Gantry (92) denun- cia el empleo de la prédica religiose ¥ moral como veh{oulo de riqueza, po- der y corrupcidn; Dodsworth (1929) delinea el retrato de un hombre de ne- gocios desilusionado que ve ensombre- cido su viaje a Europa en virtud de una perturbadora sensacidn de desa- sesiego personal j de frustracién con- yugal. La produccidn de Sinclair Le ‘wis fue abundante y continua, hasta Su muerte en Roma; pero después de 1990 la declinacién del vigor narrativo se acentiia; como puntualiza Fredericle 3, Hoffman, Gideon Planish (194), Cass Timberlane (1985) y Sangre de rey (1947) “nos muestran a progrest- va decadencia de su talento y una in decision irritante en lo que respects fa su manera de ver el sentido de su obra”. Como quiera que sea, sus pri meras novelas que obtuvieroa amplio- reconocimionto parecen destinadas @ perdurar como brillantes piezas de €p0ea, imbuidas de un perspicaz senti- do caricaturesco y de una urticante agudera eémica, que ponen al descu- bierto la honda in‘luencia del humo rismo dickensiano. | Desde un punto de vista estrictamente artistic, Ia posicién de Sherwood Ar 128 1, Sinolair Lewis (caricatura de Ary Young; 1925) 2, Ronald Colman y Mirna Loy, en una escena de Dr. Arrowsmith, pelicula basada en la novela homanima de 8, Lewis derson es mucho mas avanzada que la de Sinclair Lewis: su actitud poetic revela una voluitad mucho mayor di experimentacién formal; ademés, tivo _estrechamente ligado al_circulo— de Gertrude Stein, que constituiria uuno de 10s principales centros de irra- diacion en el desarrollo creativo de Ia posguerra; por aadidura, su _adop- ign de Tas tctieas que hablan elabo- rado_Chéjgv lo ponia a la vanguardia a ia narrativa de habla inglesa, que Por equallos afios estaba descubriendo las notables posibilidades de explora- cién animica que era factible alcanzar mediante el ejemplo del cuentista ru- so. Después de haber dirigido una {6- brica de pinturas en su native Ohio, imprevistamente Anderson abandoné hacia los cuarenta afios su trabajo y su familia, para instalarse en Chicago, donde empezo a escribir; publicd un par de novelas y un tomo de poemas antes de hallar su propio camino, en, la elaboracion de Winesburg, Ohio, una colecoidn de cuentos relacionados | entre Si que aparecié en 1919; el tra tamiento de estas piezas quebraba a Yigaio formalismo que Poe, Bierce y_ 0, Henry habian impuesto_al_relaio” Serio norieamericano; por eontraste, traté de desentranar las caracteristi que Joyce denominaba “epifanias”, es decir, mediante la captacién de mi- aulsculos instantes feveladores. De te. forme, con el eoneurso de una técnica impresionista, indagé Ja intima turbu- jencia que agitabs a un jes socialmente las pequefias ciudades en transicién. Dotado de una excepeional penetracién psleoldgica, Anderson registro Tos a wales profes de ly oo WS Pioir alaten ‘peoduclendos au maestria se puso en evidenica en el Tolumen meacionado y em ottas dos oleolones de cusntoe, BI triunfo del ‘huevo (1921) y Caballos y hombres (roaay, que-Babrian de influir en Tas Saraciones breves de Hemingway J ce Caldwell, Entre sus novelas, se des +f tacan Risa oscure (1925), que se pro- one cates fe iotensigadGe'IcS, ‘egros y la vacuidad de los blancos, y “Ms alié_del_deseo (1932), cuya anée- dota ubicada en el sur de Bstados Unt os indaga los conflictos entre Ia ene! ‘Gia de la vida instintiva y la artificiali- Gad de las convenciones sociales, as to por el cual Anderson mostré espe- cial predileccion, Salvadas las diferencias artisticas fun- damentales, la aproximacién de Sin- Lewis y Sherwood anderson 3 justifiea por Ja cirounstancia de que Ambos estén_poniendo el dedo en Ia. misma llaga, al exponer los conflictos_ Subyacentes en Ia transformacin de Ia iad norteamericana. La. mentali- dad que el pueblo de los Estados Uni- dos habia configurado en el transeurso de su historia planteaba un desgarra miento inevitable entre la nocidn di que se hallabe implicita en ef ideal demoerdtico y las tendencias con servadoras que procedian del riguroso pletismo findamentalista, Esta pugns de aspiraciones ya se puede percibir ‘enel intimo desasosiego de Meiville y en_Ia_rebeldia moral y religiosa de Mark Twain; pero en el sigio XIX no se produce una riptura; y-la guerra de secesion, en vez de precipitar una crisis que pusiera al descubierto la ambigiedad, no hizo ms que robus tecer y consolidar la permanencia de Jo§ elementos antagénicos, euyo simul tanto arraigo era una de'las caracte- ‘Hsticas distintivas dela vietoriosa {deologia nortefa. 1 chogle solo co- mienza a manifestarse en la superficie” cuando el empuje renovador del creci :0 quiebra el equilibrio y las n ciones tradicionalistas y conservado- Tag comlensan a ejercer presion para” io perder su ascendiente. El confor mismo y la hipocresia qué cuestiona Siticlair Lewis son productos del com: )) Promiso entre las fuerzas progresistas yeonservadoras, euya rivalidad laten te ha perdurado hasta nuestros dias, ‘transformada en una suerte de cons tante histdrica. Tn tal aspecto, el ine eso de Estados Unidos en la prime ra_guerra mundial ereéuna_alianza pragmatics entre los sectores tradi cionalistas o industriales, pero agudizo el enfrentamiento entre liberales y au- toritarios, pues activé el proceso de cambio y destruyé las barreras defen sivas que proporcionaba el provincia: lismo; al convertirse en potencia mun: ial, el pals se vio atrapado en ol proceso disgregatorio y revolucionaris que_convulsionaba a Europa en” los afios que siguieron a la contienda. Es- fo explica, en clerto modo, la actitud Individuatista y mr pect a los “ideales nacionales” que se observa en algunos escritores de la toa su costing de "g da” Tambien permite comprender una ‘Série de fenémenos desperdigados cu- yo origen comin debe buscarse en el intento de preservar a ultranza ts el aislacionis- mo, la ley seca, el “eédigo Hays” ae autocensura cinematogritica, ol aus Hciamiento de Sacco 7 Vanvetti. Las nuevas correntes venian a disgregar erencia puritana, ya reaccién cor tra este ingrediente corrosivo se puso en evidencia especialmente en Boston, prineipal reducto dei puritanismo y de ia endurecida “tradicién gentil”; “por consiguienie, ello también se comuni- €6 a la novela bostoniana, que explo- 76 la nostalgia por las viejas costum- bres, el disgusto por las nuevas for mas de comportamiento o el escepti- cismo que se estaba apoderando de Js generaciones més jévenes; tn dis- par testimonio de esta situacion lo Ofrecen George Santayana (1963-1052) eh El ultimo puritano (1935) y John P, Marquand (1893-1960) en El difun- to George Apley (1980) En un sentido mis general, también es sintomética la actitud o la suerte de Jos principales novelistas del perio- intermedio entre las dos guerras jundiales, quienes se vieron_en_ma- Yor grado merced de las circunstan- las, a_menos que lograran_aislarse Por cierto, no sufrian la coercion it oerdtica j casi oticial que ha sido una barrera infrangueable para la madi racién ereativa del escritor sovitico, ero tampoco Uegaron a gozar de est ‘mas amplia independenica de la. que distrutaba el autor frances o inglés en Je misma época. La publicidad y ia ptesion del consenso a menudo con vencionalizaron a Jos artistas mas pro- rmisorios, y luego de una primers obra igmal_y Significativa quedaron {rre- mediablemente atrapados en el mice: nismo de_produccién editorial, como os al caso de Sinclair Lewis. Otros fue- ron destrozados por las condiciones fmperantes en el mundo que Jos cir. cundaba, como sucedié con Francis Scott Fitzgerald, Por ultimo, los mas prudentes trataron de conservar su li bertad creativa; para ello, Hemingway se Tefugio en Paris, en Africa o en ‘Espatia, en tanto que Faullmer rehuys Ja seduccidn de las grandes oludades 1 pormaneeié en su Misisipi natal, des: de donde puso en marcha el ren ‘iento cultural del sur en el preciso habian prevalecido indiscutidos y sin | mayores contratiempos desde el fin de Ja guerra eivi 125 1. John P, Marquana 2. Theodore Dreiser 126 GENERACION PERDIDA” Con mucha frecuencia, se ha pretendi- do interpretar a los novelistas norte amerieanos surgidos en la posguerra_ de 1918 coni0-un_grupode_bohemi que trataba de evadirse de los proble ‘mas creados a Estados Unidos por su evoiucion interna y por su nu eacién_en_el plano internacional. Al respecto, se a puntuallzado que au- tores como Hemingway y Fitzgerald definen a la nueva genefacion por su adtitud de desilusién y rebeldia y por ‘sus relatos “plenos de alcohol, 3e%0 y_ vida tumultiosa, habitualmente en pat Ses extfanjeros”. Por cierto, esta des: cripeién de la nueva narrativa no_es inexacta, ¢ inclusive la opinién de Ger de Stein al designar a los jévenes escritores como “esta generacisn per ida” parece convalidada por el Uso. Pero) tal posicign no puede ser juzgada ‘en modo alguno como un sintoma de indiferencia o evasion; entrafiaba, por io contrario, una actitud combativa” que ya estaba prefigurada en las me- morias de guerra del poeta e. e, cum- mings, la descarnada y mordaz Harre- cid que se titula La habitacion enor- me (1922), En vertiad, cundia el escep- 7 Heismo acerca de los objetivos que se 7 habia proclamado como fundamentos \ de ia intervencidn en la contienda, en la medida en que se advertia un des: ( ajuste-entre los principios enunciados_ ( ¥ su_ullerior_puesta_en prictica; en ” particular, los nuevos narradores, fie) les a una vigorosa tradicion literaria norteamericana, "J abstracta toda nocion de que no significara Ta aftrmacién del Individtio y su postbilidad de desarro- lo pleno; en consecuencia, el avance ®A Estados Unidos de_tendenicas co- munifaristas o colectivistas, basadas en el postulado de que la respetabili dad social solo se obtiene acatando el consenso ptiblico, determind una res puesta east inmediata que se peculia- Fizaba por exacerbar las concepeiones | lbertarias y la tesis de que toda inge- encia de la comunidad en los actos privades de los inaividuos entrana tuna violencia moral, doctrina que te hig un poderoso_antecedente en el Huckleberry Finn de Mark Twain, uno \ de Tos Wbros que influys con mas hon- ‘Gura en los novelistas de la posguerra, nto por su defensa de una ética “na ural” —es decir, emancipada de con ynalismos— cuanto por su ejem- pip-atiisice que proponia-un lenguale coloquial_y_rotundo, desprovisto de embellecimientos retdricos (los "bor dados”, que Hemingway solia descall: ficar con vehemencia) Desde_una_perspectiva estri literaria, el tipo de novela que se Sarrolla en la década de 1820 esta em. parentada con Ta prosa_del fo noftedImericano representade por ‘Stephen Crane, quien habia buscado lun lenguaje despojedoy objetivo; to GU® se rechazaba en escritores natura. listas como Theodore Dreiser y Frank Norris era el sacrificio del arte en aras de la ideologia, el sesyo social gant, la presentacion de figuras ‘Tagonicas que se resignaban a ser tri- turadas por mezquinos artificios que habia urdido Ia vida comunitaria, sin que se mostraran capacitados para afrontar Ia lucha 0 para sobreponerse f los infortunios, ya que Hemingway x Fitage roe, Pero el mayor influjo esillstiog provino, sin Tugar a dudas, de Ins t00. Has # procedimientos narrativos que habia elaborado Gertrude Stein (1874 eT 130), ‘mantavieron en sus comienzos tna in trineada relacion de acercamiento y fantagonismo simultsneos, Esta_eser tora norteamericana, instalada en Pa S desde 1903, se cotivirsid en el cen: de mayor atraceion por dos 5 ‘ost por un lado, se habia transforma’ Go en un personaje poco, menos. auie Jegendario, en virtud de que asia: rededor se reunia un nutrido circulo Ge prominentes hombres de letras y Tisticas plistieos, entre Tos que cabe mencionar a Ezra Pound, a Ford Ms- dox Ford, a Picasso y a Matisse; por el otfo, a partir de sus sdlidos estu- dios universitarios de_snatoméa cere. bral-y de psicologla, habia intentado frasladar Sus conocitnientos de pintu- ra abstracta a las técnicas literarias, pafa lo cual Se propuso narrar en Tres dag (1909) las experiencias de varias mujeres carentes de educacion, tlescuidar el minucioso respeto de la ‘orma ingentia y aparentemente-inar— Hioulada que correspondia al lenguaje ie tales figuras, De este esfuerzo na- 6 ura exposicién_plena de repeticio-) nes y de transgresiones_gramaticales, ‘pero sumamente eficaz en el registro del imstante fugitive y dotada de gran Tigueza plastica; de tal forma, se fue plasmando un idioma noveleseo que era al mismo tiempo simple en_su_as peeto y muy complejo en su construc Gin, Oflentado a probar que él relato puede transmitir a Ios sucesos un etc ' de total inmediatez y actualidad; of cierto, era una estrategia que solo podfa aspirar a una validez experimen tal, pero de gran utilidad tanto por la experiencia que habia recogido su creadora cuanto por el posible apro- nlento de sus resultados mas positives; en particular, permitia una exploracidn_profunda de las_emoci nes individuales sin perder Ta_objeti- Fidad_mi_caer_en el sentimentalismo, nstancia que sedujo notariame: @ Sherwood Anderson y al joven He. mingway. Las ensefianzas de Gertrude Stein los disciplinaron en une técnica rigurosa que imponia un estilo veraz y_ preciso, libre de aderezds innecesa- rios y categdrico on su expresién, A través de su intenso adiestramiento en el manejo del lenguaje, Emest He. mingway (1898-1961) logré un equili brio narrativo que de otro modo ditt cllmente hubiera alcanzado. Al igual que T. S. Eliot en poesia, su persona lidad literaria revela un conflicto en tre disposiciones romanticas y aspira- eiones cldsicas, entre un intenso sub- jetivismo no exento de clerta egolatria ¥ el deseo de obtener una forma expre- siva por completo impersonal y tersa. Su tema predilecto, que se continua desde as anéedotas acerea de Nick Adams en los cuentos de En nuestro fiempo (1924) hasta la aventura del pescador en la nouvelle titulada EI vie jo y el mar (1952), responde a una formula casi constante: el estoicismo del héroe, en medio de su desarraigo, Ja y sus fracasos, Tres figu vas principales sobresalen én el desen: yolvimiento de este asunto: 1) el hé war 128 roe mismo, que ha sufrido una expe- Hlencia traimsties, generalmente sim- ‘polizada por una herida de guerra; 2) la mujer que esté dispuesta a compar- tir el desasosiego de este individuo angustiado; y 3) el personaje que cum- ple Is funtion de contraparte del hé- roe, en_la medida en que propone un @édigo de comportamiento qué_just!- fica la existencia, pese a sus miseriss ¥ contratiempos. Por suptesto, el pa- Pel que desempefian estos personajes no se mantiene rigido ¢ invariable a través de la obra de Hemingway; con el paso del tlempo se observa, en es pecial, un cambio significativo: el né- roe desilusionado e individualista se va fusionando con su contraparte y supera su inicial pesimismo sin conce- siones; sus fracasos se cargan de sen- ‘ido y valor humano, a medida que Fompe si aislamiento y_percibe sus vinculos con los otros hombres, con fos que se siente identificado en la gomunidad de una causa digna de de: fenderse, como es la lucha contra el fascismo en Por qulen doblan Ias ¢ amas, % En Ia galeria de héroes que crea He- mingway, la formulacton més tempra- na la proporciona Nick Adams, quien ya aparece en el relato inicial de En nuestro tiempo, una primera coleceién de cuentos cuyo titulo —semin obser- va Philip Young— parece remitimos Sirdnicamente a una frase del Libro de oractén comin de ta Tglesia Angltca- na: "Oh Sefor, dadnos paz en nues- tro tlempo", Conocemos fragmentaria- mente la angustiada trayectoria de Nick a través de los sucesos recog dos en este tomo de narraciones bre ves y en otros dos volimenes, Hom: bres sin mujeres (1921) y El ganador no se lleva nada (1933); a lo largo de ella, si hay algo que esta ausente es precisamente la paz; el mundo que Todea al individuo le impone sin alter- nativas su violencia y su desazén. La Clave de la atribulada existencia de Nick —y también de la produecién de Hemingway— debe buscarse en un brevisimo_relato (titulado precisa. mente “Un cuento muy corto”) que forma parte de En nuestro tiempo, en @l_cual_el protagonista, herido en ta primera guerra mundial, resuelve “ha- cer_la_paz por separado”, no seguir luchando ni por su pais nf por ningin otro; 1a contienda carece de sentido para él-y su experiencia bélica se ha convertide en_un estigma indeleble; como sugiere Edmund Wilson en sus estudios sobre Ia reiteracién del mito de Filoctetes en Ia historia literaria, el datio sufrido por el personaje de He- mingway jamds cicratrizard, a seme- Janza de la herida que padece el hé Toe griego. Contemporineamente_con_sus_prime- ras colecciones de cuentos, Hemingway ied dos novelas que resultarian Jas mds brillantes de su ciclo creativo: EL-sol también sale (1926) y Adis a las_armas (1929), En_ambas retoma ¥-desarrolla el_contlieto_animico_de Nick Adams. La primera de ellas nos proporciona, en la prdctica, un arque- tipo de la situacién fleticia elaborada por su autor a lo largo de los atios. Jack Bames, et héroe de Is historia, hha quedado estéril a consecuencia de tuna herida de guerra, carencia que en este relato tiene un ‘manifiesto valor simbdlico, tal como sucederia poco mis tarde en El amante de Lady Chat- terley del inglés D. H. Lawrence; por consiguiente, su vida se proyects hacia tuna soledad y vacio trremediables, que solo en parte hallan consuelo en la presencia de la inestable Brett Ashley, la muchacha que en definitiva opta por compartir el desasosiego del pro- tagonista; Ia contraparte del héroe es asumida por Romero, un torero que afronta con dignidad y coraje las fuer ‘as adversas que parecen gobernar el mundo; como fondo, hallamos una nu- frida galeria de personajes que ilus- tran con bastante amplitud el malestar de la “generacién perdida”, incluido el escritor Robert Cohn que encarna él desconcierto de quien no consigue interpretar el sentido de la realidad; sin embargo, aunque ya nada posea Justificacién, el titulo —tomado del Eclesiastés— alude al hecho de que ese a todo, el sol prosigue saliendo y “la tierra continua”, aun cuando el hombre no pueda hallar un camino para superar su desconcierto. En Adiés a las armas, esta encrucijada sin solueién Se extiende més alld de la misma guerra, Frederick Henry ha sido herido en el curso de una batalla y durante su recuperacién permanece en Milén, donde conoce a Catherine Barkley, una enfermera inglesa de la que se enamora; de regreso en el fren- te de lucha, comprende que la tinica via para salvar su vida es desertar, y esa a Suiza en compafia de Cather ne, quien se halla embarazada y mue- re en el parto; no solo la sociedad ope- 1. Gertrude Stein (retrato de Picasso) 2. Gertrude Stein 3. Ernest Hemingway (foto de Paris, 1920) 4. Escena de Por quién doblan las campanas, pelicula basada en fa novela ‘omonima de Hemingway: aparecen, entre otros, Ingrid Bergman, Gary Cooper y Akim Tamiroyt 5. Ernest Hemingway (foto de 1948) 129 ra contra el hombre, sino que también la existencia misma lo priva de su po- sible_realizacion. De_tal_miodo, He. mingway aleanga su periodo de mix Mo pesimismo y su mayor desilusion con respecto a los ideales que sirvic ton de pretexto para Ja guerra; solo el amor promete alguna esperanza de fe, que igualmente queda desba- ratada por obra del destino. En 1982 ¥ 1035~aparecen, respectiva mente, Muerte en la tarde y Las ver- des colinas de Africa, un par de libros sobre las corridas de toros y la caza ras que en forma estricta no nertenecen a la literatura de ficcisn, pero que Teflejan un obsesivo interés en la empresa de lucha y destruceién THE SEA 130 1. Portada de la primera edicién de El viejo y el mar 2. Hemingway y su esposa en la feria de San Isidoro, en Madrid, 1959 fen la que se halla comprometido et hombre, La nueva novela de Heming- habria de demorarse hasta Tener y.no tener, publicada en 1937. Esta na- rracin no estd entre las mas_sfor tunadas del novelista, pero deja entre Fer un cambio de actitud que tal vez explique el lapso comparativamente largo transcurrido desde Adids a las armas, El héroe ahora se llama Harry Morgan; acosado por la necesidad de mantener a su familia, se ve obligado fa transgredir la ley, como contraban- dista que introduce desde Cuba bebl das aleohélicas e inmigrantes clandes- tinos; en el curso de esta aventurada labor es muerto, pero antes llega a comprender que es su aislamiento 1oX que priva_ al individuade toda espe ranza; el unico camino para escapar a esta situacion consiste en buscar algiin tipo de solldariasdcon 10s se: mejantes. Este asunto logra su pleno desenvolvimiento en Ia_accién deses. perada e indtil pero gravida de senti do_que cumple Robert Jordan, él pro- tagonista de Por quien doblan ias cam: ‘panas (1940). El significado del titulo de la nueva narraciin esta dado por un esclarecedor pasaje de las Devo- ciones de John Donne: “ningin hom la muerte de cualquiera me disminuye ‘porque me hallo contenido en 1a fumanidad; por lo tanto, nunca ex: vies a averiguar por quién doblan las ampanas; doblan por ti”. Jordan es oluntario norteamericano que de- tlende la causa republicana en la gue rra civil espafiola; forma parte de tun grupo que debe volar un puente para favorecer el avance de las tropas leales; durante tres dias permanece a la espera, junto a sus compaiieros, en- tre los que se encuentra Maria, de la que se enamora; sabe que el intento previsto no dejard ningun saldo posi- tivo para su bando y que morird en Ia escaramuza; pero no abandona la em presa y logra comprender el secreto valor que para él entrafia la tarea que se dispone a cumplir, El hombre no). puede trascender su condicién y pe-| rece condenado inevitablemente a la, Iimpotencia, pero un acto de fe hace| que la vida sea digna de ser vivida.| Esta idea retorna en A través del rio y entre los drboles (1950), Ia siguiente novela de Hemingway, quizi la més floja de cuantas escribid: el hombre lucha contra un universo hostil in- vencible, pero el esfuerzo cumplido es, or si mismo, una especie de triunto. Ta final confirmacién de este credo Ja proporciona EI viejo y el mar, un relato comparativamente breve y ela borado con una extracrdinaria econo: imila_d@ recursos; Santiago combate fargamente con el pez y logra impo- nerse; luego es despojado de su botin por otros nabitantes del mar, pero 1 esp{ritu deportivo de Ia lucha franca y valerosa es un inapreciable trofeo @el que no podra ser desposeido; no fs licito esperar una recompensa més abundante, porque tal es el destino del sse modo, Hemingway Tespulesia que habla explo Fado con pasidn 3 con rigor; significa. tivamente, EI viejo y el mar es Ia tl tima publicacién importante de suv da. Como correspondia a su itinerario peFsonal y creativo, cuando leg la muerte, no estuvo desprovista de vio- lencia, haya sido accidente o suicidio._ En forma péstuma aparecié ra una fiesta “Una brillante y nostalzica @vocasion novelada de la existencia bohemia que los expatriados norte: elo de su busqueda y_ \r americanos levaban en la década de_| 1920. Hemingway no rehuy6 1a soledad y el 131 Cronologia de la novela norteamertcana: 1920 - 1940 1926: Winesburg, Ohio (Anderson). : Calle Mayor (Lewis); De este lado del paraiso (Fitzgerald). ‘Tres soldatos (Dos Passos) Babbitt (Lewis); Los hermosos y los condenados (Fitzgerald). 5) Manhattan Transfer (Dos Pas: sos); El gran Gatsby (Fitzge. tald); Risa oscura (Anderson). En muestro tiempo (Heming- way); La paga det soldado Faulkner) Elmer Gantry (Lewis); Hom- bres sin mujeres (Hemingway) Adios a tas armas (Hemingway); 132 “Sartoris (Faulkner); El sonido y 1930: 1981: 1938: 1934 1935: la_furia (Faulkner); Mira a ca sa, dngei (Wolfe) El paralelo 42 (Dos Passos) Santuario (Faulkner), Mds alld del deseo (Anderson); 1919 (Dos Passos); La adoles- cencia de Lonigan (Farrell); El ‘amino det tabaco (Caldwell) Muerte en Ia tarde (Heming way); Luz de agosto (Faulkner), La chacrita de Dios (Caldwell); ‘MoGinty (Farrell), El ganador no se leva nada (Hemingway). Tierna es la noche (Fitzgerald); Doctor Martino (Faulkner). Iq juventud de Stud Lonigan (Barrell); Del tiempo y del rio (Wolfe); Pylon (Faulkner); Las verdes colinas de Africa (He mingway) 1936? En dudosa batalla (Steinbeck) Bl gran dinero (Dos Passos); ‘Absalin, Absalin! (Faulkner'. 193%: Tener y no tener (Hemingway); La fuerza bruta (Steinbeck). 1938: Los invencibles (Faulkner). 1939: Vifias de ira (Steinbeck); Palme. ras salvajes (Faullner) 1940: Sangre negra (Wright); Por guién doblan las campanas (He mingway); El villorrio (Faulk: ner). 1, Faulkner en el parque de ta Universidad de Virginia 2, Ernest Hemingway ~ 133 1, Francis Scott Fitagerala 2. Scott Fitegerald, su esposa e hija en Paris 134 peligro, en su deseo de hallar un cé: digo que hiciera inteligible el oticio de vivir; por contraste, Francis Scott Fitzgerald (1896-1940), la otra grant ura lteraria de la “generacicn per dida”, se enireg a Ta existencia tal” como’ ésta se daba en la “era del jazz” —esogptica, disipada, deslumbra- ora— que siguis a la primera guerra ‘mundial, y la aceptacion de las c diciones impefantes_quizi le impidis evolucionar hacia una meta mas firme ¥ contribuyé grandemente a su infor tino. Artisticamente, Fitzgerald de- mostré desde edad temprana una aw tentica vocacién y su_obra_presenta in pintura de In soi or la contiguracion de los mitos que en ella tenian vigencia. Pero no se ad. vierfe una maduracion progresiva del creador y sus historias a menudo de- Jan Ia_sensacién de haber sido cont puestas_con_algin apresuraniignito, cuando todavia no fabian aleanaido uun grado definitive de sazon. Tnelus ve, la_narracién mds memorable de este atiior, ST gran Gatsby aparentoes 1935 y'es una de las primeras que es: ‘eribi6, luego de lo cual nunca reeupers 1 equilibrio y el poder de fascinacion que se percibe en ella, Por lo demas, el mismo Fitzgerald lleg6 a tomar con- clenoia de que habla despilfarradk dotes literarias sobresallentes, éLtestimonio que proporcoina ET de. rTumbe, colescion de textos que Bd- mund Wilson reunio pdstumamente en 1945, Sin embargo, esta misma cir- cunstancia comunica a todas sus com: posiciones una cualidad muy-eSnecia) y_convincente, en Ia medida en que ‘SUg_eseritos documentan coi fuerza devastadora e inmediata el desconcter- to y la ofuscacién provocados por la ‘allaae iaeates. Fitegerald Tealizo estudios_en 1g Uni: versidad de Princeton, y al estallar la contienda fue incorporado a las fuer- zar armadas, si bien no llegé a part Gipar activamente en la Tacha, En 1920_ se casd con Zelda Sayre; en el mismo afi dio @ conocer De este lado del pa-_ raiso, su primera novela, en cuyo éxi to confiaba ciegamente, segtin escribié a su amigo Edmund Wilson: “tengo la certeza de que los criticos me harén famoso de la noche a la mafiana; por clerto, creo que nadie ha escrito con més agudeza acerca de la juventud de ‘mi generacién”. Su juicio podia ser in- teresado, pero no results en absoluto erréneo; la respuesta de sus conte: porineos fue inmediata y su prestigio, no flaqued en el resto de la decada, 16-eual_habria_de proporcionarie los recursos econdmicos necesarios para rar en_el_mundo de jel periodo. Al igual que en Heming- Thay un culto sin retaceos del in- ivi ‘pero_en_la fr gura_que lo encarta éxiste_una_dife damental; Amory Blaine, ei je principal en De este lado et paraiso, no_es el hombre traumatiza do que se desespera por encontrar una clave de su situacion, sino que su for macioa deriva de los ticles triunfos obienidos por quien disfruté-de tor" {iia yprerrogativas y se destacé por igual en les competencias deportivas, en Ia actividad literaria y en la aver: tura erotica, hasta que finalmente se desilusiona de sus propias conquistas, el clima que jo circunda no pertenece ee ‘elle époque: en definitiva, es un cus ‘muy revélador de las’ eircunstan- clas en que la ancedota fue concebida, ppese a que le falta esa solide reflexi ba de Bl sol también sale y.de Adios @ las armas; de acuerdo con Ia apre olaeiGn de Frederick J. Hoffmaf) en ‘sus comienaos Fitzgerald parecia do miinado por una Gptica romantica, #- pica dein adolescente. De todas. ms: eras, esta perspectiva era la_muls fapropiada para los requerimientos de los lectores que el mismo autor habie” esoogido; ademis, desde el principio Fitzgerald supo explorar con notable 0s del_dmbito que lén que cumplia el dinero en el agi tado periods ae Ia i lita; eladivenimiento—de—la-_ flapper. sievo tipo de mujer joven eman cipade que prineipalmente aparece 1 gado a los circulos estudiantles de Js tniversidades ma El dscendiente inmediato que alcanz ei novelista Iuego del primer tibro de- fermind que rapidamente se multipl taran los volmenes de su obra; en el mismo aio 1920 aparecis una cole Sion de cuentos (Auchachas 1 Tiléso- 8), que fue Seguida poco después or una segunda serie (Cuentos de la bra det jazs) y por otras dos publica- Gas en fecha posterior. También se conoeid una nueva novela, Los hermo sos y los condenados, difundida_en (WL Entes de cumplir treinta_afios, con El gran Gatsby, el juvenil escritor habia Hegado al punto culminante de su labor ereadora_y al pinaculo de su sloria. Por cierto, esta tltima narra "ign puso al descubierto todas las ap Himudes que poseia Fitzgerald y que se hicieron manifiestas con brillo excep cional, a través de una breve histori Ge amor y muerte que exhibe una su ‘iva cohereneia formal, una notoria Gestreza expositiva, pero ante todo Glerto poder de sortilegio que parece exceder los aspectos puramente tecni os y que transforma el asunto en una Suerte de cuento de hadas contempo- Hineo, a Ja_vez fabuloso_y_verosimil oF otra parte, a pesar de esta cualt dad fascinadora, el relato logra una Objetividad de la que carecia De este ‘ado del paraiso y que tampoco alcan- zarian los intentos novelescos ulterio res; ello se debe a la eleccién de un warrador que no es el protagonista sing un observador indirecto de stu londucta. De tal forma, Jay Gatsby surge como tna figura un tanto miste- Hosa, que realiza fastuosas recepcio: nes en su lujosa residencia; poco a po >, la fabula va penetrando en estra- tos cada vez mds profundos de este curioso personaje y, por consiguiente, eomenzamos a descubrir Ia relacién que existe entre su pasado y su pre sente; por fin, conseguimos introdu- irnos en los origenes de este indivi Guo enigmatieo, quien a partir de un oscuro comienzo ascendiG hasta con vertirse en la imagen ideal —el arque tipo heroico— de la sociedad adinera- da y disoluta que lo rodea; poco im: porta que su fortuna y su prestigio hayan crecido abonados por negocios turbios, ya que la gente de ese mundo solo halla justificacion en rendir culto al éxito, mientras el triunfador conser va la vida; pero Iuego de la trégica muerte de Gatsby, pocos son los que seompafan su cadaver en el momento fen que Tecibe sepultura; el carisma que circunds su existencia rapidamen- te se ha disipado, Por lo tanto, ia his toria de Gatsby se presta a dos Tectu ras iguaimente validas y ademés com nlarlus entrées por una parte, ‘eitica_de-una sociedad crema. tistica, dispendiosa y, al mismo tiem: 0, vacia y hastiada; por la offa, es Ja ‘mds cautivante elaboracién del mi- to que sustenta_a_esa sociedad. En ET gran Gatsby, Fitzgerald logra fun fo en_una compo: sicidn de prodigioso equilibrio y agu- deza; pero tal circunstancia quizé sea tun indicio muy util para comprender su imposibilidad de superar este lo. fro: é] mismo compartia esa ambiglle- dad_ideolgica y quedd atrapado en ella; se dej6 seducir por el fugez 2 jumbron.de_las_publicaciones_peris- dicas y por la esquiva promesa de rollywoed, que éncaminaron su inieiat entusiasmo hacia una farea rutinaris, Gesgastadora y efimera, En 1905 publi 6 ung nueva narration, Tierna es ta noche, acerea de los norteamericanos— expatriados en Europa; pero Fitzge: ral Teconeeid que apenas era una ‘novela de det 1 inconeltiso El ulfimo magnate, centra co en la vida de quienes se hallaban intimamente ligados a la industria ci nematogrifica, No cbstante, sean cua les fueren las tentaciones que hicieron sucumbir al autor de EI gran Gatsby. esta obra —segin el laudatorio dicta men de, S. Eliot— parece destinada | a consolidarse cada vez mis en Ia his toria del género como “el primer paso | importante que dio 1a novela norte: | americana después de Henry James”. | 135 Gertrude Stein y Ja nueva narrativa “Gertrude Stein se preoeupaba por las palabras, el estilo y la forma narrati- Ya; ered y expuso una teoria de la na: rracion en la eual se refleja a st mi ma y yuelca casi toda su experiencia. La importaneia de su teoria de la na- rracién para otros escritores posterio- res es todavia objeto de controversias critieas, pero sus ideas acerca de las palabras y el estilo interesaron a Ezra Pund, T. S, Eliot, Ford Madox Ford, F, Seott Fitzgerald, Ernest Hemingway y Sherwood Anderson, para no men- cionar ms que a unos pocos, y estos escritores, a su. vez influyeron sobre muchos otros. Tenia una feliz concien- cia de las controversias que suscitaba su influencia como eseritora, y en gran parte la exteriorizé en La autobiogra: fia de Alice B. Toklas (Ia primera de Jas varias autobiugrafias de Gertrude Stein). Queria ir mis alld de lo que habia Uegado a ser la forma narrativa conveneional. Para practicar sus pro- pios experimentos en el campo del len- guaje definié posteriormente la narra- cin de una manera que se adaptaba a Ia tarea, Dio a este término un signi- fleado genérico y que abarcaba todas las expresiones verbales: ‘Narracién es Jo que cualquiera tiene que decir de cualquier manera acerca de cualquier cosa que pueda ocurrir, que haya ocu- rrido o que ocurrird en’ alguna forma’. Sin embargo, ella habia Iniciado sus experimentos con el lenguaje mucho antes de eseribir esta definicién. A. D. Van Nostrand 3. EL RENACIMIENTO DEL SUR sédigo de conducta que busca He mingway y el mito que elabora Fitage. rald son dos respuestas a tna misma crisis, desencadenada por Ia bancarro- ta que estaba arrasando con los ides Jes de ta “tradicion-genti!”, caracteris- ticos de los sectores educados y em- prendedores del norte de Estados Uni- dos. Simultdneamente, comenz6 a re- surgir la cultura del sur, que habia ‘quedado estancada como consecuencia del calamitoso revés sutrido unos se- senta afios antes por los estados es clavistas, en el curso de la guerra ci vil. Esta regidn, dominada por una minoria blanca de mentalidadl cons vadors, respondia a wna concep casi feudal que se habia cristalizado causa _de la derrota, como mecanismo de defensa contra 1a presién de la po- litica aortefia, qué no solo pretendia importer la efectiva vigencia de 1a doc: tina abolicionista sino que ademas habia tratado de introducir una cufia en los esquemas culturales y sociales cigdad_eminentemente agricola lie, or comparacidn, habia recibido esca. 50 influjo del reciente crecimiento in- dustrial. Ademis, era un émbito que mantenia un cel0so eulto del pasado, que s€ habia consolidado ec ral consecueneia dol altivo resentimien- to que surgid de la derrota militar. En SW fisonomia moral, era un mundo que trataba de mantener —no siempre con éxito —su fidelidad a los principios que lo habian precipitado en la desas- cosa contienda y que, por afadidura, asimilaba con dificultad y hasta con efecto negative y corruptor los cam- bios de la estructura econémica favo- reeidos por la. extraordinaria expan sion de los estados del norte. En el aspecto literario, existia el anteceden- te de algunos intentos creativos pro- los y perduraba un_abundante cau dal de folklore negro; por lo demés, es Sicito_adscribir-a la tradicion post el nombre de Mark Twain, orfundo de Misuri y cuya produccion mis memorable —Tom Sdwyer, Vida en el Misisipi, Huckleberry Finn— présta’festimonio de la vida regional en el periodo anterior al conflicto Délico. A propésito del renacimiento literario el sur, se podria entretejer Iargas es- peculaciones, encaminadas a determi- har en qué medida hacia 1930 se esta- ba formando un elima cultural propi- clo; pero el hecho concreto e indis cutido parece consistir en que esta restauracién fue obra fundamental mente_de William Faulkner (189%. 1962), cuyas novelas ambientadas en el imaginario distrito de Yoknapatawpha, en el estado de Misisipi 2.400 millas cuadradas, habitadas por 6.298 blancos y 9.919 negros—, constituyen el punto Ge partida de una vigorosa coiriente narrative que Wega hasta nuestros dias ¥ que incluye a Katherine Anne Porter obert Penn Warren y Carson McCul Jef, entre muchos otros autores. La produccién de Faulkner es un clar ejemplo de ta gravitacién que ha tent: o el pasado en la cultura del sur, con sii mézcla de orgullo, nostalgia y des lento. La familia del novelista, cuyo apellido se escribia originariamente Falkner, tenia una extensa y colorida, trayectoria en el estado de Misisipi, William C. Falinér, bisabu critor, nacié en 1825 y se convirtié en una figura legendaria, cuya existenoia aburida en episodios dignos de una no- vela plearesca: dos veces logré demos tar su inocencia en juicios por nato; intervino en la guerra eivil y con- Siguis reunir una soda Tortuna; em. pez6 trabajando para audllar a su ma. dre viuda y termind por ser duefio de un ferrocarril y por ocupar una banca n Ww . El hijo de este pintoresco indi viduo, JW. T. Falkner, fue abogado y banquero, ademés de fiscal adjunto eT justica federal; intervino en po- litica ¥ quienes 10 conocieron 1o recor- daban como personaje tieso, sordo y de genio bastante explosivo. Hstos do: antepasados sirvieron de moi 7 ra el coronel y para el viejo Bayard, 1, Bscena de la versiin teatral de Requiem para una monja de Faulkner (Golden Theatre, 1959) 2. William Fauliner en el momento de rectbir el Premio Nobel 127 en Sertoris y en varios cuentos. Por su arte, la generacion de los padres de. Faulimer proporciond al novelista_al: gunos materiales para la historia _de la familia Compson, que aparece en El sonido _y la furig y en otros relatos En sintesis, e] grupo de_narraciones que retieren Ja vida dél sir norteame- rieano configuran una verdadera saga» de Yoknapatawphs, en la que s¢ev0- ca la historia regional desde el siglo pasado-hasta nuestros dias a través Ge ia vieja aristocracia (los Compson), la "gente nueva” (os Sartoris) y los ‘FUHjeros pobres (los Snopes), con es: pecial referencia a 10s graves conflic tos morales que derivaron de [a derro- tay orisis de los estados esclavistas, ‘cuadro esté hondamente penetra do por la sensacion de decadencin que ‘parece condiicir & fas estirpes tradici- rales hacia st extineién ¥ por una titud nostdlgica que rememora las_an- ‘iguas virtudes, cuya continuidad pare- ce destinada a quebrarse en razén de “ge se esta perdiendo ese arraigo a la ‘uet¥a 7 ese contacto con la naturaleza x simbolizados por Sam Fathers o por ‘Old Ben. en et cuento titulado "El 650" abe agregar que esta dptica permite suponer una raiz calvinista, que_atri- uve el proceso de deterioro a_una | ilps cia intensidad la torna casi in- \Laeiebie. En verdad, el camino que siguié Faulk rer fista alcanzar esta Ysin integra fa del destino sureno fue compart ee onium estuvieron libres de vacilaciones; por afadidura, su ofa alcanz6 un reco! jento més rapido_en_el_extranj speciaimente en Francia— que eD, su propio pais ¥ cuando se le otorgd el Premio Nobel, en 1949, hacia pocos afios que sus compatriotas habian em- pezado a justipreciar sus méritos ple namente, Nacido en New Albany, a los cinco aos fue llevado a Oxford, lo- calidad de Misisipi donde tiene su asiento la universidad estatal; en su adolescencia no se destacd como estu- diante y a edad temprana ingress co- ‘mo empleado en el banco que habia fundado su abuelo. Desde la juventud | se interes por la literatura y se mos- tro muy entusiasmedo por las compo siolones de Sherwood Anderson, ctuyo inilijo puede trazarse en la prédilec- \eida de Faulkner por los efectos gro \tescos. Fue rechazado del ejercito en a primera guerra mundial por falta de peso y altura, pero logré ingresar ! 2 en la aviacién canadiense, A su regreso realiz estudios en la Universidad de Misisipi —de la que también fue fun clonario—, trabajé en una Ubreria de Nueva York y resolvié viajar a Euro- pa desde Nueva Orledns. Volvio en marzo de 1926 para asistir a Ia presen- tacién de La paga del soldado, su pri mera novéla, en Ta que hizo la obli: gada_contribucién al_problema gene racional de la reciente posguerra! pero solo su teréera obra de ficcion, Sarto ris (1929), Te permitio hallar su verda- Gera personalidad creativa, como cro pista surefo de las leyendas familiares En forma casi simultinea esoribio Et sonido y a filria, que ya revela una {otal maduracion téoniea y un absolu to dominio de los materiales, mediante tun atrevido y orginal empleo de la ‘corriente de conciencia" que permite concentrar la historia de los Compson fen una serie de mondlogos y conferir ‘los sucesos una cualidad casi intem poral. Admitido © m0 por la critica, con a aparicién de esta novela se ha bia ubicado entre los mas prominentes autores de los Estados Unidos. Desde fentonces, su labor siguié en forma tninterrumpida hasta la muerte, a 10 fargo de una produccién cuya amp tud_y nivel halla pocos rivales en Ta hnarfativa contemporanea. En 1930 dio SSeS IIA coors) me gts, tral estudio de earacteres.elaborado en torno del traslado y entierro de un cadaver, cuyo itinerario pleno de con- npos emerge de los_sticesivos (rnonsiogos interiors) que propo. ‘han los integrantes de la comitiva y Ia Tas anécdotas mas ricas y mejor traba- jadas de su autor. Santuario Ie siguié en 1981 y Luz de ai a pués. EX Pylon (1935 nar la posguerra, y en jAbsaldn, Absa lont 138) retomad 1a eronica de YOR: spas, En Palmeras_salvajes relatos paralelos que se complementan ‘entre si: un episodio de fecundided y coraje, protagonizado por el convicto que salva aun mujer durante una inundacion, y una historia de esterili dad y egoismo, en la que se halla \ ‘comprometida una pareja de amantes, En El villorrio (1940) vuelve una vez mas a gu comarca y evoca la penet i0n de los Snopes en la region. Al mis” mo tiempo quo se sucedian estas no- apat (1939) ensayo el _contrapunto_de_dos 1 Gravado a Courtin para Mientras agonizo de Faulkner 3. Robert Penn Warren Thomas Wolje John Dos Passos velas, Raulkner publied una nutrida se: ‘cuentos reunidos en varios vo- imenes: Estos _trece (1931), Doc- tor Martino (1034), Los invencibies 11938), Desciende, Moisés (1942), Gam- to de cabatio (1988). Luego de la sgunda guerra mundial completé In rruso en el polvo (1948), la primera Ja en casi una década. Con poste: guiem para wna retusa (1951) conti Ww historia de Santuario y én Una tabula (1954) reiterd su_preocupacion "tla experiencia belica del hombre tual, Estas ultimas narraciones de in eftzever una comparativa pérdida de vigor, que ef novelista empero con: sigue recuperar en La finea (1959), cuando nuevamente se encuentra con a familia Snopes, En conjunto, esta extensa némina de reaciones ubica a Faulkner, en el desarrollo de la novela COMtemporinea, como uno de los es: critores mas fecundos, con mayor do: minio artisticoy con una singular wstréza en el manejo de efectos y srocedimientos muy variados. Pero en~ “en ningun momento, a través de los. afios, perdlg el sentido de la contin cad de su propia obra, que William, Van O'Connor sintétiza como “una lar-? 4g historia de tortura, padecimiento y ) angustia, a la vez que de paciencia, mor y devocién”. unto a Faulkner, corresponde menci har a Thomas Wolfe (1900-38), euyo elemento regionalista_se_sittia en Ca- rolina del Norte; también en este au- for ef ingrediente ancestral se mani- festa profundo en la configuracién de sus personajes, pero el propésito fun- damental apunta hacia la “novela de formacién”, definida por las experien- las juveniles del protagonista; la iz de este enfoque es de neto co- ricter autobiogrético, Temperamento enérgico, desordenado y ambicioso, Wolfe infeié su labor creativa en su Spoce de estudiante universitario, en Ja que escribio algunas piezas dramé- eas. Luego de viajar por Europa, se radico en Nueva York, en cuya univer- Sidad ensefi literatura. Pese a Ia bre vedad de su vida, la produccién es voluminosa y revela —segin propia confesién— “un hambre casi desequi Hbrado por devorar la totalidad de Ia experiencia humana”, Fiel reflejo de esta actitud, sus llbros son torrencia- les y desbordantes, al punto de que plantearon serias dificultades editoria- les por la naturaleza intrincada que presentaban los manuscritos. Los dos textos principales son Mira hacia tu casa, dngel (1929), descripta como “historia de una vida sepultada”, y Det tiempo y del rio (1935), subtitulada “Leyenda de la voracidad humana en Ia Juventud”, En la primera de estas obras, Wolfe reconstruye con viva cidad sus recuerdos de Ia comarca natal y la urgente necesidad de proyectarse hacia nuevos horizontes la segunda, en cambio, amplia el Gmbito para incorporar a Harvard, Nueva York y Europa, De una ri queza introspectiva incalculable y su: mamente variada, ambas novelas pa- recen fundirse en una sola trayectoria, dominada por la angustiosa busqueda de un padre, asunto que ya estaba pre- figurado en el Huckleberry Finn de ‘Mark Twain y en la secuencia de Ste- phen Dedalus perteneciente al Ulises de Joyce, A su muerte, se publicaron los extensos y valiosos materiales que habfan sido desechados en Ia compost: cign de las narraciones precedentes, que dieron para una serie de nuevos volimenes: La tela y la roca (1999), No puedes ir a case otra vez (1940) y Mds alld de las colinas (1941). En la 2 produccién de Wolfe surge con reno- vada intensidad el problema de todos los escritores norteamericanos que lle garon a la madurez en la década si- guiente a la primera guerra mundial: Ja honda insatisfaccion ante la falta de valores que merezcan ser defendi dos y una exploracién inquieta y difi cil de metas que justifiquen la accién Al Ambito surefio también pertenece obra novelistica de Robert Penn ren (a. 1905) —asimismo un destaca- @ poeta—, cuya labor narrativa, @ Juiclo de Hoffman, “expone basica- mente él itinerario de una conciencia individual sumergida en un mundo de- cepcionante y corruptor”. En particu. Jar, sus historias ponen de manitiesto ‘una clara percepeién de los objetivos sociales y politicos equivocados que chan tenido ingerencia en el eterioro de las aspiraciones morales. Al respec- to, su composicién mis cabal quiz sea Decepeién (1946), un cuadro de notable agudeza que presuntamente se funda en episodios reales de la vida Publica local. El lenguaje de Faulkner “En lo esencial, Faulkner domina siem- pre todas aus, ebres, Ein ninguae do fis novelas faltan tas pruebas de st aiseiplina ereadora, y ésta. se delat, wael edgNfeaell doin que cares Faulkner sobre el lenguaje de su na- Fracion, Se ha hublado mucho de ta impenetrable oscuridad y de In Inne- nesaria complicacton de ese leaguaje, y sin duda alguna hay algo de cierto nla sugestion, apuntada por varios criticos, de que Faulkner se he resew fide de au falta de contacto con sus Compasieros en la prctiea del arte no: welesen, Tog excegos del estilo de Faulkner ¢¢ manifesta tal vez con ta méxima laridad en Intruso en el Polvo, euyo estilo se halla trecuente- mente en discordia con el sentido de Te RMERERadic pocde aeqse bs tfectividad estistica de Faullner; en | jeneral, el lenguaje no le slrve para] Seep Toa estes seats, sine po | fa tradueir, con toda honestidad, 1a Fevondila complefidad de sus temas Y su estilo es mucho mis variado de Jo que se dice cominmente.” Frederick J. Hoffman ui 4. LA “NOVELA | | PROLETARIA”™ Mientras a_nivel_literarig la década de 1920 reflejaba una actitud gener liida-de frustracién y desasosiego, la vida_éconémica y social se desenvol via én un clima de sostenida euforis Sin_embargo, las experiencias y pre: moniciones de 10s escritores no esta ban en absoluto desencaminadas en su Sospecha de que la expansion ma- terial se sustentaba en fundamentos muy precarios, El estrepitoso derrum be de la Bolsa de Valores da Nueva ‘York, a tines de 1929, vino a confirmar Ja presuncion de que el auge econé mico era precario y estaba amenazado or una inevitable crisis. Pese a ello, pareciera que los expertos en la cues tidn —finaneistas, economistas— no tuvieron una certera visién de la tor: menta que permanecia en el horizon te, de modo que fueron atrapados im: previstamente por la caida del merca- do y les falté tiempo para tomar pre cauciones o para rescatar lo que fuera conservable.La quiebra del mundo em- presario sefiala en la historia norte americana una Iinea divisoris, pi cambio acaecido conmovié toda la es tfuctura sociab del pais, que solo pudd reiniciar su lenta recuperacién con la politica impuesta por Flanklin D. Roosevelt al asumir la presidencia, In clusive, al estallar la segunda guerra mundial todavia no se habia comple tado esta dificil convalescencia, que fue acelerada a partir de entonces por la répida conversion de la industria a fin de satistacer las ingentes necest- dades de material bélico, Por cierto, la erisis afecté a todos los seetores, pero se hizo sentir con sing lar agudeza ent los niveles mas sumer gidos, que dobieron soportar afios dit ‘iles de incertidumbre y desocupacién: 142 2 Esta cirennstancia hallé eco inmedia to.en la literatura narrativa, en a que proletario y formulaba_los conflictos SUFgidos en términos de entrentamien to de clases. Uno de los iniciadores de esta orientacidn fue Jol (896-1970), escritor nail goalie habia sido educado-en y cuya experiencia de ln primera gue va mundial habia servido de material para sus primeros relatos, entre los gue merecen destucurse Tres soldados a on la publi cacion de Dos is narratlvos destingdos # proporcio. nay Un _ROvedOso enloque de 10s pro- mind en Ia trilogia titulada 0-S.4 paralelo 42, 1919 y El gran dineré cuya aparicion se desenvolvio entre 1930_y 1936, En_muchos aspectos, 1a optiea a libros no difiere de I {Zia postuerra, si bien el acento. aqui no } retae en Te Biisqueda de soluciones in pad divica \ berfurbaciones colectivas, Entre los “Gufores que asimieron tna militancia social —que a menudo el tiempo fue deferiorando—, se destaca John Sten: Hecke (1902-1068), quien exploré los conflictos laboraies en Vitas de ira (19391 y deseribio la vida del “blanco pobre” —na especie de parla, @ veces. Gomparado-con el negro. surefio— en piezas como La fuerza Bruta (1981). Steinbeck, originario de California, acdstumbra a ubicar sus anéodotas en Jas zonas rurales de su estado natal En intima relacion con el movimiento de-Iiteratura proletaria, en ig década de 1930 resurgo en Ios Estados Unidos representativa y ortodoxa es James T. Barrell, con Studs Lonigan ( gia Sobre la vida en los arrabales de Chicago. En el mismo sector se (1905-70) _y a narradores algo poste rlores, como Budd Schulberg (n. 1914) y Lilian Smith (n, 1897); asimismo, co- Fresponde incorporar en esta némina a Richard Wright (1908-60), el primer novelista negro que desempeno umpa. pel relevante en las letras norteamert canas, quien publicé Sangre negra en 1940. "Ms diffeil es encasillar a Ers- ine Caldwell (n, 1903); El camino det tabaco (1932) y La cha- rita de Dios (1985) aparecen en los repertorios del renacimiento naturalis: pero esta ubleacidn solo es valede- ra en I medida en que efectivamente proporiconan un testimonio proletario yensayan un margen de critica social; no obstante, en tales relatos y en los imnumerables cuentos de Caldwell hay | luna tendencia grotesca que responde | al influjo de otros autores, como Sher wood Anderson y Willism Faulkner. En raz6n del valor documental que po- see el ambito en que transcurren Tos acontecimientos, es indispensable men- clonar ef papel desempefiado por la “novela negra” norteamericana, CLYOS GuIteres mis destacados en el periodo anterior a Ia segunda contlagraciorr mundial fueron” James M. Cain (EL Gartero lama dos veces, 1934), Dashiell ‘Hammeth (E! Raleonmattés, 1930), ‘Raymond Chandler (Adids, mi amada, 1evoy y Earle Stariley Gardner (ET ca _ so de la muchacha indignada, 1999), Por su devastadora exposicién de Ins on ladas en el mun do de Ia publicidad y del espectacalo, SGbresalid Horace MeCoy, eutor de guiones cinematogrificos que ademas escribié las novelas Luces de Holly. no matan a tos cova sa_calidad narra- ‘simismo corresponde citar a cialmente por La r olitarios, tan az como abrumadora. Por ultimo James Gould Coazens admite ser con- Sderado un aovelista_de_transicicn; su imagen del profesional norteameri- ano responde a las pautas de la lite- ratura de fleetdn cultivada después de 1980, pero Guardia de honor (1948), su composieién més lograda, muestra tuna perceptible semejanza con la men- talidad de los eseritores posteriores a la segunda guerra mundial, de la espe- cie de Norman Mailer o James Jones. 1, John Steinbeck 2. Erskine Caldwell 3. Nathanael West Escena de ¢Acaso no no matan los caballos?, ‘pelicula basada 143 Bibliografia Obras generales sobre historia y literatura norteamericanas: Allen, H, C., Historia de los Estados Unidos de América, Buenos Aires, Pat és, 1969 (2 vols); Munford Jones, Howard, Guide to American Literature and its Backgrounds since 1890, Cam. bridge, Harvard University, 1950 (2 edicion); Spiller, Robert E., The Cycle of American Literature, Nueva York, Macmillan, 1955; Spiller, Robert E., (editor), Tiempo de cosecha, Buenos Aires, Nova, 1968; Spiller, R. E., Thorp, W,, Johnson, T. y Canby, H. S. (edito res), Literary History of the United States, Nueva York, Macmillan, 195 Straumann, Heinrich, La literatura norteamericana del siglo XX, México, ECE, 1953, Estudios sobre novela norteamericana actual: Allen, Walter, Tradition and Dream, Londres, Phoenix, 1964; Berry Burgum, Edwin, The Novel and the World’s Di lemma, Nueva York, Russell, 1963; Campbell, H. M., y Foster, R. 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Obras de los principales autores examinados: Emest Hemingway En_nuestro tiempo (In Our Time, 1925), The Sun Also Rises (El sol tare dign Sale, 1926), Men without Women (Hombres sin mujeres, 1927), 4 Fare well to Arms (Adi6s a las armas, 1929), Death in the Afternoon (Muerte en la tarde, 1982), Winner Take Nothing (Et ganador no se eva nada, 1933), Green Hills of Africa (Las verdes colinas de Africa, 1935), To Have and Have Not (Tener y no tener, 1937), For Whom the Bell Tolis (Por quien doblan las campanas, 1940), Across the River and into the Trees (A través del rio y entre los drboles, 1950), The Ola Man and the Sea (Bt viejo y el mar, 1952), A Moveable Feast (Paris era una fiesta, 1964), Francis Scott Fitzgerald This Side of Paradise (De este ado det paraiso, 1920), Muehazhas y /ildsofos (Plappers and’ Philosophers, 1920), The Beautiful and the Damned (Los\ her: mosos y 10s condenados, 1922), Tales of the Jazz age (Cuentos de ta 2ra det jazz, 1922), The Great Gatsby El gran Gatsby, 1925), Tender Is the Night (Tierna es ta noche, 1934), The Last Tyecon (El ultimo’ magnate, 1941), The CrackUp (El derrumbe, 1945), William Faulkner Soldiers’ Pay (La paga del soldedo, 1926), Sartoris (1923), The Sound and the Fury (Et sonido y ta furia, 1929), Sanctuary (Santuario, 1981), These Thirteen (Estos trece, 1931), Light in in August (Luz de agosto, 1982), Doc: tor Martino (1934), Pylon (1935), Ab- salom, Absalom! (jAbsalén, Absalén!, 1936), The Unvanquished (Los invenci- bles, 1998), The Wild Palms (Palmeras salvajes, 1939), The Hamlet (El villo rrio, 1940), Go’ Down, Moses (Descien: de, Moisés, 1942), Intruder in the Dust CUntruso en et potvo, 1948), Knight's Gambit (Gambito de cabaito, 1949), Requiem jor a Num (Réquiem por tuna rectusa, 1951), A Fable (Una jabu- 1a, 1954), The Mansion (La finca, 1959).

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