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LA BIBLIOTECA UNIVERSITARIA

Joxé Anionio Gómez Hcmómìez

21.1. La fimción tic la l>il»iÌolcta en la Edutadóti Sti|UTÌor

Un axioma de la Biblioteconomia aplicada n la Educación Superiores que la biblio­


teca cs cl corazón de la Universidad', un motor para hacerla conservadora, transmisora
y creadora de saber. La biblioteca cs una institución iniprescindibíc para que la Univer­
sidad cumpla sus fines. Puede definírseia, según ¡a ALA, “como una combinación orgá­
nica de personal, colecciones e'inslalacioncs cuyo propósito cs ayudar a sus usuarios en
cl proceso de transformar la información en conocimiento". Esta definición contiene
siníélicamento nígimos aspectos clave de la biblioteca uinvcisilmi.i. Incluye la estrecha
unión que debe haber entre la biblioteca y la docencia y la investigación, los dos canales
principales a través de los cuales se transmite y produce cl conocimiento en la Universi­
dad. Presupone también algo obvio: c! conodiiiicnío se produce desde la información,
lo que es decir que la biblioteca liace a Ja Universidad. Si se acopia que las funciones de
la Universidad son principalmente comunicativas e informativas (recoger, transmitir,
producir, enseñar a producir información científica, humaníslica, social y tecnológica),
seré evideníe la importancia do la institución mediadora en esc proceso informativo: la
biblioteca. Y afirma la necesidad de que todos los cícnicntos del sistema estén integra­
dos como una combinación orgánica, cs decir, esíructuraclos y no íiienimcnUc nñadiílos o
superpuestos, lo que cs decir bien ¡tlanificados.
Los fines de la biblioteca universitaria son ¡os de la Universidad. El cumplimiento
de é.stos viene dado por el éxito y la capacidad de actuación de siis estudiantes, por ¡a
relevancia de las publicaciones de sus profesores, por cl carácter do foco cultural que
tenga, por la utilidad social que consiga la Universidad en su región, etc. A todo esto
tiene que ayudar la biblioteca universitaria. No creemos que sea posible sin buenas bi­
bliotecas cl modelo de vida académica que propone la L R U en su preámbulo, enca­
minado “a conseguir unos centros universitarios donde arraiguen ci pensamiento libre
y crítico y la investigación”. Las bibliotecas universitarias reúnen los saberes y los pro-
porcioiian a ios interesados en ellos, alumnos y profesores, y por tanto son institucio­
nes prímordinics para seguir haciendo realidad lo que fue la Universidad en su origen;
una comimiflnd de estudiantes y profesores, unidos por el interés en acceder al saber.
ili Biuuoí-^isonomía

(¡uc tüfiinde la biblioteca. Las misiones cié la biblioteca liniversitaria se pueden con-
crelai en;

a) Proporcionar una colección básica de acuerdo a las necesidades de inlroduc-


ción en el conocimiento científico que tengan los estudiantes; ntiiy accesible,
múltiple de acuerdo al número de estudiantes, actualizada en relación con los
programas de esliidio, etc.
b) Una colección de materiales de referencia formada por fuentes bibliográficas,
personales c institucionales -tanto en soporle.s im¡)re.sos corno electrónicos, de ac­
ceso iocal, en red o por teledocuinentación- que pueda ser tanto base de informa­
ción como medio didáctico y metodológico en el [rroceso de aprendizaje y adqui­
sición de hábitos investigadores.
c) Una colección documental especializada en las distintas materias ciue cubran
los l'lanes de Estudio y los proyectos de investigación, disponible tanto para
los profesores como para los alumnos iniciados y los que tengan ocasión de
usarlos para su proceso formativo. Debe estar formada por monografías, revis­
tas, traducciones, infornies, tesis de otras universidades, y en general literatura
gris, como biblioteca especializada.
(Ij Un servicio de información, orientación, referencia y formación de usuarios,
que promueva y mejore los hábitos de tuso de la biblioteca, preparando para un
óptimo aprovechamiento de sus recursos.
e) Un servicio de a¡)oyo a la investigación especializada que cumpla las funciones
de acceso a ba.sc.s de dalos internacionales, orienladón bibliográfica especiali­
zada y obtención del documetUo original.
/) Favorecer e! acce.so a la cullura del enlomo y la época, a través de una colección
documentai diversa relacionada con la.s ma ni fe.sl aciones espirituales, y de la |)ro-
gramación de actividades de difusión de la ciencia y la cultura. ,

El modo en el que se han organizado en España las bibliotecas para apoyar los fi
nes de la Universidad, especialmente docencia e investigación, y dar los servicios antes
enumerados, ha dependido de diversos factores, que configuran su organización actual.
Entre ellos cabe señalar:

1) La financiación. Hasta hace pocos años, las bibliotecas universitarias españolas


contaban con muy escasa financiación. Sólo tenía presupuesto propio la biblioteca gene­
ra!, es decir, la biblioteca heredera dd fondo histórico de las Universidades y de algunos
.servicios centrales. Entretanto, el profesorado debía adquirir con su.s propios recursos
las colecciones bibliográficas Ello
de su interés. daba lugar a la existencia de múltiples
colecciones, dispersas entre losdespacho.s de!profesorado que las había seleccionado y
adquirido.
2) La e.íci.íión enlre cstudio-emeñanzn c iiive.s'íigación. La práctica de la educación
de los nuevos cienUTicos .se ha entendido |)or la comunidad científica como una inlro-
ducci ón, en cierto senlido dogonática, en d paradigma vigente, a través de manuales y
obras sintéticas y sistemáticas dedicadas a dlob N(.) se trataría de presentar modelos
alternativos, sino de aditustrar en los métodos aceptados, tos modos típicos de resolver
problemn.s y desarrollar la lógica propia del modelo teórico establecido. La justifica­
ción sería que la naturaleza es muy compleja para su e.xploración al margen de un j^a-
racligrna que señale el camino. Según esto, hasta llegar a la licenciatura, cuando se su­
pone ya a! alumno preparado para inlegrarse en la comunidad cienlífica, no se le
Cíipiuilo 21: Lu bihliolccti wiiversiiarid 365

darían las claves de la comunicación en la ciencia, de la docuiriciuación especializada


en su ciencia; el conocimienlo de las publicaciones periódicas, las publicaciones no
convencionales, el acceso y uso de las bases de datos de la especialidad, ele. Simple-
menle podría aprender con los apuntes y los manuales. Por eso muy pocos cstudianles
de primer ciclo conocen las revistas de su especialidad, o las posibilidades de la Docu­
mentación.
Este modelo de educación científica ha contribuido también a la estructura biblio-
lecaria típica de las bibliotecas universitarias basada en la separación entre las bibliote­
cas generales de los centros, consideradas “para los alumnos”, con los manuales reco­
mendados por el profesor repelidos para que todos puedan estudiar los mismos libros
de texto, y las bibliotecas de investigación del profc.sor o del alumno de tercer ciclo,
con las fuentes especializadas, la bibliografía extranjera rmís ai díj». etc.'’. En estas co­
lecciones, ubicadas en los seminarios y departamentos, los i>rofesores han dispuesto
muy a la mano de ¡os documenios que les |)onían en contacto con la ciencia vigente y
la comunidad científica. Este modelo, aunque pueda considerarse cómodo para el pro­
fesor del departamento, cuya accesibilidad es máxima, es poco eficaz, paia el conjunto
de los usuarios, pues se producen pérdidas, duplicaciones, y dificultades de accc.so ¡rara
los interesados ajenos al departamento (pues en esas minibibíiotecas no hay personal
que las atienda, el profesor frecuentemente pasa temporadas trabajando fuera de la
Universidad, durante las cuales no se puede acceder a los libros). Además, resulta muy
antieconómico, y parle de que se pueden gestionar bibliotecas sin bibliotecarios.
3) E l enfoque pedasógicp del exnidio y tu enseñanzu en la Unhunsidad. Ademá
de! enfoque de la educación científica descrito, afecta al lugar de la biblioteca en la
Universidad el que su uso por los estudiantes no sea lo bastante estimulado por el en­
foque pedagógico que ei profesorado da a la enseñanza y el estudio. A su vez, este enfo­
que es consecuencia de algunos factores como el enorme crecimiento de! número de
e.stiidiantes que requiere un lugar en las aulas, y de !á enorme presión que el profeso­
rado tiene para investigar. La inasificación favorece mía teorización excesiva (|ue pro­
voca la pasividad del alumno, que se hace un ‘‘oyente”, con poca iniciativa para d
aprendizaje independiente y activo mediante el uso intenso y variado de las bibliotecas.
En cuanto a la presión para investigar, hace que disminuya d interés y el tiempo dedi­
cado por el profesor a la formación de los alumno.s'. .Si unimos a estas afirmaciones C|ue
el modelo de exameif suele primar la capacidad de reproducir fielmente lo trasmitido y
la memoi'ia a corlo plazo del alumno, se explica que e! uso de las bibliotecas no se de­
mande en exce.so (salvo como sala de estudio). La Universidad, en lugar de enseñar a
hacer ciencia a los alumnos, meramente se la está dismigando, reduciendo ¡a necesidad
de! estudiante de utilizar las bibliotecas como recurso de aprendizaje del conocimiento
vigente y de los modos de acceder a él. ^

Todos los problemas que estamos re.señando inciden en la configuración de la bi­


bliotecas universitarias. Es cierto que cada vez se usan más -principalmente por el
crecimiento cuantitativo de los usuarios, que se lia imiltiplicacio en los últimos años-,
y que lian mejorado enorinemeiue las colecciones y los servicios, especialmente para
posibilitar la investigación -acceso a bases de datos, creación de liemeroiecas científi­
cas, aulomalización, servicios ceníralc.s, etc.-. Pero iiece-sitan, para el despegue que ¡as
haga aulénticamenle el corazón de la universidad, por un lado, que el estilo doceiue-’ ha­
ga su uso imprescindible. Y por otro, que los bibiioiecarios se iinpli{]uen en conseguirlo
ciando servicios nuiy eficaces y atractivos, volcados sobre los usuarios, e interviniendo ac­
tivamente en la política universitaria.
366 Manual de Bibliolcconoiiiía

21.2, Noriiiíis y rccoinendiidoiie.s para 6il)liotcca.<; miivcrsilarías

Las normas se pueden entender como un modelo, como una medida de valora­
ción, como un estímulo para el desarrollo y la; mejora, o como un instrumento para
ayudar a la decisión y la acción. Toda norma ó recomendación para bibliotecas uni­
versitarias deberá insistir en la correspondencia que debe haber entre los fines de la
Universidad y los de la biblioteca, en que éstos deben elaborarse con la implicación
total de la comunidad universitaria, objetivarse de modo que podamos examinar su
consecución, en la necesidad de conocer y atender las necesidades de los usuarios, y
en dar acceso a la información documental que se precise por todos los medios, inclu­
yendo especialmente la cooperación y la integración en redes.
Reconociendo que hay una gran diversidad entre las institucibnes universitarias y
isiUiaciones muy variadas, lo que hace difícil y peligroso fijar normas precisas y cuanti-
ficables, debe haber unas normas mínimas que nos indiquen lo que caracteriza a una
biblioteca para que efectivamente lo sea en cuanto a colecciones, instalaciones, perso­
nal y servicios^'. Y unas normas proycctivas que orienten sobre el futuro desenvolvi­
miento de la biblioteca.

i i
21.2.1. Normas ¡Mcrnadonales para bibliotecas tmiversi¡aria.s

La IFLA publicó en 1986 unas Normas para Bibliotecas Universitarias^ destinadas


a lo.s países en desarrollo. De esta normas destaca-la importancia que dan a algo muy
ciemcnla!, pero que a veces se olvida en algunas bibliotecas universitarias españolas;
definir daramciUe sus objetivos particulares, recogiéndolos por escrito para que se
puedan fácilmente consultai, revisar y evaluar. Del mismo modo que debe hacerse
con la estructura, los procedimientos, las normas de accesibilidad y los programas con-
crclos de actuación, igualmente, estas normas sientan el principio de la orientación pri-i
maria hacia los servicios al usuario, que determinarán la organización, e incluirán in­
formación, orientación y formación en el uso cic ¡o.s recursos documentales.
Estas normas también señalan la necesidad de réatizar políticas de gestión de la
colección que asegiireti ,su suficiencia y diversidad, para que ,se puedan desarrollar los
planes de estudio y los proyecío.s de investigación. La colección debe ser revisada pc-
riódicanicntc con objeto de asegurar su vigencia, de acuerdo a las necesidades de la Uni­
versidad, y deben darse de baja de la colección ¡os materiales que carezcan de actualidad
o interés. Finalmente, destacan la importancia de que las bibliotecas universitarias parti­
cipen en redes que aseguren la complementación de sus recursos, con objeto de satisfa­
cer las necesidades ele investigación, de contar con las in.stalacione,s adecuadas, y con un
presupuesto suficiente en relación con los objetivos básicos de la universidad, los progra­
mas académicosíy el mimero de estudiantes.
Casi simuitáneamente, la Association for College & Research Libraries redactó unas
norm.as para bibliotecas de instituciones académicas, que daban algunas recomendacio­
nes cuantitativas en materias como la colección y el pcrsqnaP:

— Colección básica .......................................... .............................. S.YOOO volúmenes


— Por cada profe.sor a tiempo co m p leto ........................................ 100 volúmenes
— Porcada estudiante ............................................................................15 volúmenes
— Por cada diplomatura ..................................................................... 350 volúmenes
— Por cada'licenciatura ................................................................... 6.000 volúnienes
C a p itu lo 2 1 ; L a liib lio ic c a tm iv cm m rin 367

— Porciidn f)rograniadc mrfslcr ................................................... 6.000 volúmenes


(si no hay licenciatura en esa materia)
— Por cada programa de m à s te r ................................................... 3.000 volúmenes
(si hay licenciatura en esa materia)
— Por cada programa de doctorado .......................................... 25.000 voMniencs

En cuanto a plantillas, las mismas normas aconsejan:

— Por cada 500 estudiantes hasta 10.000 .........................................1 bibliotecario


— Por cada 1.000 estudiantes, a partir de 10.000........................... 1bibliotecario
— Por cada 100.000 volúmenes o fracció n .......... ........................... 1 bibliotecario
— Por cada 5.(X)0 volúmenes que se añadan al año .....................1bibliotecario

En este ca.so se enumeraban también unos factores adicionales para ajustar el tama­
ño ele la plantilla. Esto.s dependían de los servicio.s dados por la biblioteca, como por
ejemplo el tener formación de usuarios, servicios de referencia, servicios de audiovisua-
¡es y electrónicos, o ele la institución; el número de íituíacionc.s ofertadas, d tamaño de
la plantilla docente, la c.xislencia de programas de formación continua o el volumen de
la investigación.
Por su parte, otro grupo ele la American Library Associatioii especializado en biblio­
tecas universitarias redactó en 1989 unas normas'^ muy novedosas y accitada.s, orientadas
a facilitar la evaluación de su eficacia. Su punto de partida es que cada biblioteca es úni­
ca, y que por ello debe determinar individualmente sus propios criterios de actuación y
evaluación, marcados por los objetivos de la Universidad. Se renuncia, por tanto, a mar­
car unos indicadores ele rendimiento cuantitativos y generales. El gasto en la biblioteca
se considera como la principal inversión en capital de la Uitivcrsidad, a la que proporcio­
nará un valor añadido. Se afirma igualmente que la biblioteca debe ser dinámica y orienta­
da a! futuro, reconociendo la rápida transformación de la información en la era tecnológi­
co, y que muchos de los recursos están fuera de la propia Univcr.stdad. Por ello, sin
abandonar el rol tradicional de reunir y conservar colecciones, se afirma que ta.s bibliotecas
añadirán nuevas misiones que habrá que recoger en el proceso de ncluadón y evaluación.
Respecto n la ubicación de la biblioteca, en consonancia cors la importancia de las
misiones de servicio que se le atribuyen, se considera que debe estar en el centro la
actividad dd campus. Se debe planificar haciendo posible el libre acceso, y sistemas re­
motos o compactos de almacenamiento para los materiales menos usados, pero cvilnii-
do que en que pueda llegar a ser difícil el acceso a los usuarios.
Sobre los servicios, estas normas insisten en que debe ase.giirnrsc ¡a accesibilidad
óptima tanto a la propia colección como a !a información externa, en soporte impreso
o electrónico, y realizarse instrucción en el uso de los recursos y servicios, orientación
y referencia. El objetivo es desarrollar las ltalnlidadc.s de información ele los usuarios
ele todos los niveles. También se destaca la necesidad de que la biblioteca tenga sensi­
bilidad ante lo.s cambios en el campo de la iiiíormación, anticipándolos para llamar la
alcncióna los usuarios y procurar adecuarse a ellos. Por último, se marcan uitos crite­
riospara evaluación de
ia la.s bibliotecas en las universidades, que rccogcrno.s en deta­
lle porquepermiten vislumbrar ¡os aspectos fundamentales
que debemos perseguir en
su funcionamiento:

I) Planificación
a) ¿Cuenta la institución con la biblioteca para su procc.so de planificación?
b) ¿Existen planes para e! desarrollo futuro de la biblioteca?
3ÓS Mítiinn' de UìbUoiexonomin

c) ¿Son íidecuíulos los mecanismos para llevar a cabo elidios planes?


ti) ¿Reflejan estos planes que se han llevado a cabo las consultas pertinentes
dentro de ¡a Universidad?
fj ¿Participa el personal de la biblioteca en el planeamiento y toma de decisio­
nes de tma manera adecuada?
/) ¿Existen estrategias definidas para alcanzar las metas establecidas?
¿Son realislas los objetivos y programas?

2} A d i'aw a'ó/i <li'! presu p u csío


íi) ¿Son suficientes los recursos presii¡:Hic.starios para inauiener las actividades
cotidianas y para asegurar sus desarrollos futuros?
h) ¿Sufraga el presupuesto asignado la adquisición o el acceso a! nivel necesa­
rio de todos los materiales documentales que se solicitan?
c) ¿Permite el presupuesto mantener el número y categorías suficientes de profe­
sionales para los programas ofertados?
ti) ¿Son adecuados el salario y los incentivos y se orientan a favorecer la conti­
nuidad del personal y a reconocer los logros?
e) ¿Provee el presupuesto el apoyo suficiente para otros gastos de funciona­
miento, incluyendo los servicios automatizados?
f) ¿Provee e! presupuesto de adecuado soporte para nuevos programas e inno­
vaciones?
i'f ¿Bl proceso de desarrollo del presupuesto permite el asesoramicnto necesario?
/I) ¿'nene d director de la biblioteca el apropiado nivel de control y discrecio-
nalidail sobre el gasto dd prestiptiesfo asignado?

3) A deawción tic los recursos huninnos ■


a) ¿Es suficionic la cantidad de profesionales para los servicios ofrecidos?
I>) ¿Es niuslada la distribución de personal entre los programas?
c) ¿ffs apropiada la proporción entro personiü ¡uofesional y ¡rersonal de ajroys)
en relación con los progranras ofertados?
íl) ¿Existe algún programa de formación de personal con vistas a mantener y
mejorar la formación y destrezas dd personal de la biblioteca?
ííi ¿Se tienen en cuenta suficientemente las necesidades de personal en ¡a pla­
nificación de nuevos proyecto o en la expansión de los existentes?
f) ¿Están formuladas de manera correcta las políticas y procedimientos para
llevar a cabo adecuadamente ios asuntos de personal y se encuentran a dispo­
sición dd personal? ¿Figuran por escrito? ¿Favorecen la eficacia o la obstacu-
lizan?
¡t) ¿Existen medios de análisis de !a utilización del personal/análisis del trabajo
para asegurarse de que los ]>uestos se asignan según el nivel y que el perso­
nal está ejecutando su trabajo de manera apropiada en cada nivel?

4 ) Aílf-cuodóii tic lii colección


a) ¿Hay una política escrita de gestión de la colección?
b) ¿Incorpora esta política aspectos de satisfacción de los usuarios?
c) ¿Se tiene en caienta la posibilidad de cambio en las neccsitlades acadómicas?
(l) ¿Quó criterio se usa para determinar el nivel y tamaño de las colecciones?
i>) ¿Se sabe si íiay áreas intradoíadas?
f) ¿Se sabe si hay áreas excesivamente dotadas?
C íip ílu lo 2 1: l.n h ib lio le c n iinivcrsiW rln 369

g) ¿Reflejan las adquisiciones en curso un apoyo suficiente a los docentes?


/i) ¿Hay suficiente ckdicación a la evaluación de las colecciones?
i) ¿Está prevista la transferencia y reubicación de las colecciones o sus partes
cuantío se considere necesario?
j) ¿Se tienen en cuenta las posibles relaciones de cooperación?

5) Adecuación de los edificios y eqnipainiemos


a) ¿Hay edificios suficientes para albergar el personal y las colecciones?
b) ¿Están los edificios adecuadamenlc mantenidos?
c) ¿Está adecuadamente distribuido el espacio?
d) ¿Se fian tomado las medidas adecuadas para el uso por discajracitados?
c) ¿Se adecúan a los programas los equipantienlos en tipo, cantidad y ubicación?
f) ¿Se snanlietic el equipamiento correctamente?
g) ¿Hay reservas presupuestarias para realizar mejoras, reparaciones y sustitu­
ción de equipamientos?
h) ¿Hay constancia de que exista planficación para el uso de nuevas tecnologías?

6) Acceso y disponibilidad
a) ¿Están claramente definidas y son disponibles fácilmente las medidas (¡ue
organizan el acceso y uso de las colecciones?
b) ¿Están las coícccioncs bien ubicadas?
c) ¿Están las coieccíoines, de hecho, accesibles y disponibles?
d) ¿Son los registros bibliográficos adecuados?
e) ¿Es suficiente el personal dedicado a la aiUomatiznción, a los servicios técni­
cos o a otras funciones relacionadas cott la colección?
f} ¿Con c¡ué rapidez puede proveer la bibliolejpa los niaicriaícs que no posee?
g) ¿Qué tipo de programas cooperativos existen? '
h) ¿Es adecuado el nivel de apoyo dcl personal?

7) Preservación y conservación
a) ¿ Hene la biblioteca apropiados controles mediambientales?
b) ¿Tiene la biblioteca qn plan de enrergencias?
c) ¿Provee elj presupuesto los recursos adecuados para preservación y repara­
ción de los libros dañados, deteriorados por el tiempo o estropeados?
dj ¿Tiene la biblioteca las medidas adecuadas de seguridad contra pérdidas,
niulilizaciones o robos?

8) Uso de los recursos


a) ¿Cuáles son las tttadidas de la biblioteca para e! uso de los recursos? !
b) ¿Cuánto se usa la colección?
c) ¿Cómo se aprovcclia la colección?
d) ¿Cuál es el grado de satisfacción?
a) ¿Cuál es la relación entre tama ño de la colección, índice de crecimieitto, y
uso de la colección?

9) Adecuación de los servicios


a) ¿Qué serie de servicios sp ofrecen, y en qué diversidad de hoi arios?
b) ¿Se adecúan estos servicios a la misión de. la biblioteca? :
c) ¿Son adecuados los espacios en donde se ofrecen los servicios apropiados a
SU fin?
370 M anual d e B ib lio teco n o m ia

(l) ¿Qué csladísücas y que otras mediciones cantitativas y cualitativas se utili­


zan regularmente?
e ) ¿Es el tamaño y la distribución de la platiijlla destinada a los servicios al pú­
blico adecuada al número y los tipos de usuarios?

21.2.2. Normas esp(iñola.s

En España, durante el período ele redacción de los Estatutos de las Universida­


des, el Centro de Coordinación Bibliotecaria promovió la elaboración de unas reco­
mendaciones para las bibliotecas universitarias'*'. Estas recomendaciones supusieron
un Cjsfuerzo notable, y algunas de sus disposiciones aún están por cumplir. Reflejan un
esfuerzo por integrar a los bibliotecarios en las tareas docentes e investigadoras, a tra­
vés de la formación de tisuario.s. la participación en proyectos de investigación propios o
en colaboración con ct|Uipos de trabajo. Se esfuerzan por dar unidad al conjunto de bi-
blioteca.s de cada universidad" e insisten en el servicio que las bibliotecas deben dar a la
comunidad univcrsiliirin y a la sociedad en general. En el aspecto pconómico, se recla­
ma que el presupuesto de la biblioteca alcance el 5 % dcljlotal de latUnivcrsidad.
En la actualidad, estas normas se encuentran algo envejecidas en sus propuestas
respecto del personal, pues no recogen la figura de los auxiliares de biblioteca, sino
sólo a los de administración, y también en lo referido a estructura, pues no prevén las
bibliotecas ele área, el modelo que .se ha impuesto en los años noventa. Engloban ser­
vicios.tan intpoflanlcs como la formación de usuarios en la llamada “e.xtensión biblio-
Iccaria”, y prescriben unos cstán|;lar mínimos de carácter cuantitalivo basados en e!
mimero de usuarios, na en ios sci vicios ofrecidos o el perfil de los programas acadé­
micos de cada iiisiitudón. Estos túínimos serían los siguientes:

1) Locales. Se aconseja 1 nE usuario, lo que permitirá puestos de lectura para el


20% , a razón de 4,.5 m por puesto de lectura en locales de libre acceso. El local
mínimo debería ser de 1.000 niE ;
2) fon do s. Se aconsejan 130 monografías por estudiante (cifra, por otro lado,
inalcanzable con el crecimiento del número de alumnos), con un incremento
anual de 0,,‘i volúmenes (proporción que sí es plausible). Y una suscripción a
revistas científicas por cada diez estudiantes. Con estos documentos se supone
cubierto el 40% de las necesidades, debiendo el 60 % restante ser atendida
[íor el préstamo interbibliotecario y por presupuestos extraordinarios.
3) ¡'n ’.supttesUi. Deberá ser el 5 % del presupuesto ordinario de la Universidad,
sin contar los gastos de personal. Se dividirá en las siguientes partidas: a) ad­
quisición de finndos; h) cursos, conferencias, viajes o exposiciones; c) material
invcntariai’le; y (•/) materia! ftingibic.
4) Personal. Un bibiiotccario por cada quinientos estudiantes, un facultativo por
cada tres ayudantes, un subailerno por ayudante. Un auxiliar administrativo
por cada dos ayudantes y dos informáticos por Universidad.
5) Servicios. Libre acceso, lectura en s.ala, información bibliográfica, información
y documentación científica, préstamo a domicilio e inlerbibliolccario y repro­
grafia. con un líorario sin interrupción de doce horas por día. ■

Además de esas propuestas tenemos únicamcnlc el Real Decreio'^ sobre creación


y reconodmienlo de Universidades y Ceitiro.s Universilarios, que señaló una serie de
CapíUílo 2Ì: La hibliolecn universilaña 37 J

requisitos materiales niínimos para la creación de Universidades en España, ciUre los


que mencionaba, cu relación con la biblioteca, lo siguiente:

"El edificio o los correspondientes servicios de biblioteca uiúvcrsilaria deberán


pcmiiiir, en su conjunto, la uIíIímcíóii simultánea ele al mcucK, un 10 por tiento del nú­
mero total de alumnos previstos. Contará con salas de lectura, archivo y sistema de
prdstamo, garantizando c! uso de, al menos, cincuenta y cinco horas semanales. Igual­
mente quedará garantizado el número de volúmonc.s necesario para el correcto desa­
rrollo de las cascñanz.as que imparta y su uso en soporte no convencional, así como d
ele las principales revistas científicas de cada campo del .saber, en el ámbito de dicha.s
enseñanzas.”

La.s' brevas referencias antcriore.s no.s dan cucnla de la dificultad de tener un ¡nar­
co normativo para las bibliotecas universitarias españolas. Se carece de indicaciones
basadas en estudios fiables de cuántos volúmcne.s debe Itnbcr por estudiante en las
distintas áreas de conocimiento, o de cuanto.s bibliotecarios deben formar las pianti-
llas, o de las necesidades documentales c informativas de! profesorado de diversas
materias, Junto a esto, tampoco existen estadísticas globales de la situación en España
que .se constituyan eti referencia y orientación de la evolución de las bibliotecas, ni se
utilizan los mismos modelos de recopilación de dalos para sus Memorias anuales’ ’.
Por ello, cada biblioteca universitaria está desanoilando modelos y estructuras difcicn-
tes, tanto resultado del análisis particular de sus propias necesidades como de las propias
tradiciones de la institución.

21.3. Los iisuario.v

Si algo hace e.specífica la gestión de la biblioteca universitaria es la atención que


da a sus usuarios, cuyas necesidades debemos conocer nniy bien. So pueden dar algu­
nas orientaciones generales, pero cada biblioteca deberá estudiar e.slas necesidades tic
modo aplicado a sus propios u,siiarios, las titulaciones que se impait:in, cip- La gran di­
ferencia de intereses y niveles de conocimiento que hay entre estudiantes y profeso­
res, y las peculiaridades de la ccimunicación científica en los distinfos campos del co­
nocimiento, hacen que en las bibliotecas universitarias coincidan a veces larcas de
documentación científica especializada con actuaciones ele carácter general, educali-
vo, divuígaíivo, cultural, etc.
En general, puede hacerse una primera distinción de los usuarios de las bibliote­
cas universitarias por su condición de alumnos de primer, segundo o tercer ciclo, o por
.ser profesor. Podríamos decir que los aJumno.s de primer ciclo necesitan obras más ho­
mogéneas e introductorias. Los de segundo van comenzando a interesarse por mono­
y
grafías especializadas ocasioiinlmcníc por otro tipo de fuentes. Y que el profesorado
Y ios estudiantes de doctorado requerirán ya todo tipo de fuentes documentales de in-
;lasificación obligará a diferenciar las colecciones, los servicios y la:
vestigación. Esta clasificación las
normas de acceso, Las colecciones de alumnos de primer ciclo suelen induir un alto
porcentaje de obras de las que se poseerán cjentplarcs múltiples, y que deberán tener
períodos de préstamo externo cortos, pues hay una gran presión de ricmanda sobre
las mismas obra.s, Al iní.smo íicmj^o, debe haber una parle imporíanlc tic la colección,
cuyo uso sea más diferenciado y autónomo, formado por monografías que se deman­
dan |;)ai'a trabajos de curso o profundizaciones en la materia. Estas se deberán pre.slar
372 Manual lie BibUotecoiwmhi

<Ji!rai’.(e al menos quince días, pues requieren lecUiras niiís sosegadas y la presión so­
bre ellas seríi menor. Por úilimo, ios usuarios de lercer ciclo y los pjofesores quieren
de la biblioteca pristamos múltiples, para consultar .simiiltáiieamenle varias obras ne­
cesarias en su investigación, períodos amplios de préstamo -que se iiuiorizaián siem­
pre que no se pidan obras de carácter no especializado-, y sobre ¡odo, colecciones lic
revistas que contengan las aportaciones más novedosas en el conocimiento. Para ellos
es fumlameiual lauibién el rápido acceso al documeiuo original, cuando localizan re­
ferencias que no están en su Universidad.
Una segunda ílistijición que cabe hacer para diferenciar las necesidadades de los
universitarios es ¡ror su área de especia libación. En efecto,las demandas de informa­
ción son diferéntes en cada titulación: ni se bu.scan por igual las publicaciones, ni las
fjases de datos, ni se demandan ios mismos tipos de servicios, ele., por jrarte de los es­
pecialistas de los diversos campos.
Entre los hábitos y necesidades de información se han opuesto tradicionahnenle
las de los estudiosos de humanidades, por un lado, y las ciencias experimeiUales, por
otro, estando entre ambos extremos las demandas de los de las carreras de ciencias
sociales. Así, por ejemplo, los expertos de humanidades usan una gama muy variada
de documentos, en el que ios libros cumplen todavía im papel fundamental. Eos li­
bros-homenaje, las actas de congresos, la.s monografías, las memorias y estadísticas
ofícíaics, la liteniUira informal, las ediciones antiguas y dcscaialogadas, son muy nece­
sarias. Además, a veces, están publicadas por entidades locales o no ksorativas con es­
casa di,sfribut:ión, lo que hace diíícil al bibliotecario jjrctuporaiias íil fondo docnme.n-
lal lúeiitc a esto, los cienlíricos de áreas exjrcrimcníídcs us;m ])!¡nc¡píilmente cí
atiículo y la revista torno medio de comunicación.
i’or otro lado, la literatura científica en las ciencias sociales y las humanidades tie­
ne una nuiyor vida media, hay un bajo índice de envejecimieiuo de la información, del
que se deriva un aumento del volumen de información que se demanda, pues se debe
mantener en la colección obras muy antiguas pero aún vigentes.
A diferencia de las ciencias, en que las que ios investigadores sólo buscan normal­
mente información de los últimos años, en las humanidades ios investigadores conside­
ran útiles trabajos de un período muy dihilado de años. De hedió, en ocasiones un tra­
bajo s(.)bie una éjíoca o suce.so histórica, o un estudio filosófico hecho hace decenas de
años es todavía base de la investigación, un enfoque clásico que el historiador o el filó­
sofo de hoy utilizan. En humanidades la dispersión de fuentes de información es mayor
porque, además de ((ue se demandan documentos de muy clistintns clases, la iitíeixlisci-
piinariedad es muy grande, debiéndose buscar en diversas bibliotecas, bases de dalos o
archivos las fuentes' '. Todo esto debe saberlo una biblioteca universitaria del área de
humanidades, para aplicar correctamente la política de la colección y la normas para
estos usuarios. Por ejemplo, la diversidad de inlere.ses puede hacer posibles períodos
de préstamo más largos, que además se necesitan por la extensión de las obras a con­
sultar.
Por otro lado, es evidente también (jue en las humanidades y eii algunas cicncia.s
sociales hay todavía inseguridad cojiccjrlual, un vocabulario caracterizado por la amlti-
güedad y |ior variaciones c¡uc dependen del entorno cutiural, coriicxto geopolílico, do
la pcriencncia a dívcisas escudas, etc. Esto lleva a problemíus de lo.s lenguajes de lecu-
¡rcración, dificullaiulo las bústiuedas de información, su e.xactiiud, exhauslividad y pci -
lincncia. Los usuarios de la ¡nformación humanística y social suelen formular sus nece-
siriades de motlo dísiinio a como se hace en las ciencias naturales, en his que es fácil
llegar a ima serie de términos tjue determinarán la búsc¡ueda. Es posible que acudan a
Cu¡!Í!ii!o 21: Ut hihUoicca uiiiveniinrin 3'ì3
■\ V,

im servicio documental requiriendo una información p'oco concreta para reconstruir


determinada realidad a través de ¡a elaboración discursiva, l’ara ello rci|uerirán, por
ejemplo, el ‘‘contexto'’ lingüístico, histórico, sociológica o polilico, y tienen que ir ¡ne-
cisando por sí mismos sus demandas. La dificultad de esta tarea les puede llevar a cier­
to escepticismo res¡)ecto de la exliaustividad de las fuentes de información que les pue­
den proporcionar las bibliotecas y los servicios de D ocum entación. En muclias
ocasiones tienen una cultura de aiiioahastedmieiUo, basada en el contacto personal y Ja
intuición, acudiendo al profesional solo en último extremo, y con pocas expectativas, y
Litilí/ando menos que los cieiufficos de áreas experimentales ios servicios de informa­
ción secundaria'’, l’or otra parle, cuando la investigación está vinculada a la realidad
donde se genera, al ámbito geográfico propio, la información relevjuUe estará ¡rubüca-
da normalmente y accesible en el ámbito local, -al menos en principio-, y por ello son
menos relevantes las bases de dalos internacionales a las que se puede acceder, como
Historial Abstraéis, Arl&Hiiinanifies Ciiaiion Index, Social Science Ciiaiion Index,
etc.'*.
Todo esto creemos que explica por qué los investigadores de humanidades y ios de
ciencias requieren cosas distintas de las bibliotecas universitarias que tienen a su servi­
cio, y consideren buena una biblioteca en ia medida en la que satisfaga sus expectati­
vas. Como ha explicado Line*’ , una biblioteca universitaria de humanidades producirá
seguramente satisfacción a sus usuarios si: a) Dispone de una colección bibliográfica
muy grande, pues sus intereses pueden ser muy diversos, y por ello los docunieníos
polencialmenle necesarios, h) lien e un alto elevado porcentaje de nuevas adquisicio­
nes, sobre lodo bibliográficas, c) Posibilidad de hojear directamente los libros, para
enconírai’ por cualquier rincón una información de interés. 131 investigador prefiere
ejicüutrar y analizar por sí niisrtio antes que se lo den todo hecho, d) Buenos catálo­
gos, que le permitan localizar la bibliografía al máximo, e) Si es posible encontrar in­
formación valiosa, aunque el tiempo consumido sea mucho o la velocidad de acceso
sea lenta. E! factor tiempo no es delerminante.
Frente a los usuario.s, alumnos o profesores, de las áreas ciemíficas y tecnológicas,
que requerirían, para considerar buena una biblioteca de su materia: a) l.)n buen acce­
so a bases de datos externas, que permitan recuperar por malerias. Las bases de dalos
le importan más que los catálogos de los fondos propios, h) Acceso a las revistas cien­
tíficas más importantes de su especialidad, y sobre lodo a los últimos números, No
suele ser de interés para él hojear directamente fondos e.xtensós de revistas, o volú­
menes de años ya pasados, c) Rápido acceso al documento original, esté o no en el tle-
pósito de la biblioteca, d) Una biblioteca que sea de fácil uso y acceso, con fondos vi­
vos que no requieran una formación bibliolecaria grande en el manejo de catálogos
ptira encontrar lo que les interese entre los laberintos tic un gran fondo documental
desfit,sado. e) Servicios de información listos para servirle, aunque no los víilore ha.sia
que no los use. Prefiere ser servido a buscar por sí mi.smo. Deja (¡ue le hagan la con­
sulta, a diferencia del investigador de humanidades, ()uc prefiere cercioraisc ,si aigc.)
que podría ser de su interés no se recupera con el sistema de clasificación de la biblio­
teca.
Aunque haya !que introducir matices a esta imagen de las necesidatles informati­
vas y biblioíecarias en las distintas materias, (por ejemjdo. en el caso tle los deutíficos
sociales, que .se están acercando al modelo de los investigadores cx|>ct'imentales), esta
aproximación de Line permite apreciar cómo las características dq la comunicación
científica afeclan a las demandas de ios usuarios, y por ello, al fimcionamiciilo de los
servic.io.s bibliolccttrios de la Universidad.
374 Manual (le nib!io¡cconomla

21.4. Tcmiendiis.isctmiics en lu (ícsfión

21.4.1. Modelo >' esiriicturación de. ta.s bihliolcca.v iinivcr.^iinria.s

Si los años óchenla dieron lugar a las bibliotecas dC: centro, fruto del crecimiento
del número de estudiantes, ios años noventa han dado lugar a las bibliotecas de área.
La reforma de ios Planes de Estudio, y el aumento de! número de titulaciones ha roto
el sentido de la biblioteca de facultad, porque cada centro puede impartir varias c a ­
rreras, alojar departamentos y titulaciones diferentes, etc. En un contexto de profesio-
naiir.acidn de la gestión de las bibliotcca.s universitarias, en donde se pretende un
buen aprovechamiento de los recursos personales, econóíuicos y documentales, ya no
tiene sentido una pequeña biblioteca para los estudiantes de cada título. La respuesta
n este problema, lauto en las nuevas Universidades, que habituaimeníe ya con mode­
los centralizados, como en las históricas, ha sido crear bibliotecas de grandes áreas te­
máticas, o a veces bibliotecas que han rcuíddo los .servicios para conjuntos de titula-
dones cercanas físicamente en los campus. ;
Además, la nulomalización de los proceso.s técnicos permite potenciar los servicios
centrales, que se van haciendo cargo de coordinar todas las adquisiciones -recogiendo
las demandas de profesores y alumnos-la gestión de publicaciones periódicas, el procc.so
técnico -catalogación y cinsificación centralizada, unificación de encabezamientos y otras
autoridades, catalogación retrospectiva-, La biblioteca ha procedido a una centralización
de la gestión, que debe ir acompañada de un aumento de la accesibilidad a la colección y
a la información desde cualquier lugar.
El debate más fuerte se. ha producido en las Universidades históricas cuando, ade­
más de la centralización de la gestión, se ha intentado unir físicamente la colección, con­
centrando las bibliotecas dcpartameiUales y las de centro que habían ido surgiendo por
los campus. Aunque objetivamente este modelo sea mejor-facilita el control de los fon­
dos, permite ei acceso a ios usuarios de distintos centros, y conduce a la construcción de
nuevos edificios bibliotecarios-, debe implantarse de modo que se eviten problemas
que afecten a la eficacia c imagen de las bibliotecas. Creemos que la centralización no
es un objetivo es sí misma, sino un medio, que debe utilizarse de modo eficiente, pero
distinto en cada caso, a la luz de consideraciones como las siguientes:

1) Asegurar que la mayoría de los usuarios no pierdan accesibilidad: no .se puede


centralizar de golpe, sin personal y recursos para reubicar la colección en bre­
ve plazo. Hay que evitar que al centralizarse lo!; fondos en la práctica se pier­
dan, o que estén durante años sin procesar, perjudicando a los que hasta la
centralización podían usarlos. Hay que planificar muy bien todo proceso de
traslado y rctibicación de fondos, sincronizándolo con el inventario, la recata­
logación o la redistribución por materias.
2) Evitar el alejamiento físico excesivo de los usuarios a su colección de interés:
no se debe cíimitiar una biblioteca de centro o de departamento .si .se trasladan
los fondos a lugares a los que sea difícil llegar Deben mantenerse estas biblio­
tecas, con una dependencia técnica de la biblioteca de área o campus a la que
pertenezca. Todo usuario debe tener cerca de su lugar de estudio o trabajo la
colección básica, sin verse obligado a ira.slacios penosos para las consultas más
frecuentes.
3) Graduar la centralización: probablemente no es rentable la centralización de
colecciones hipcrcspecializadas, que requieren muy intensamente unos pocos
Cnpíííiloli: La bihiiolíxa iinivcrsUmiit 375

üSLinrios, y que probíiblcmciilc no llcgaríin nunca a usar cüUiüianlcs o profeso­


res de otras especialidades. La cciurnllzación es bíl.sica en los campos donde
hay mayor inlerdiscipltnariedad -las luí inanidades y las ciencias sociales, sobre
todo-, donde míis solapamicntos involuntarios de la colección o duplicaciones
innecesarias se pueden producir, y en las materias que se impartan en varias ti­
tulaciones.

2Ì.4.2. L(i comunicadón en !a hiòlioieca nnivcrsilaria

E! buen funcionamiento de la biblioteca universitaria reciiiicrc una buena comuni­


cación entre los agentes implicados en ellas, que favorcvxa su integmeión y evite su
aislamiento. Esta comunicación abarca:
/
1) La comunicación a través de las coínisione.s ele hiUHoíexa entre los profesores,
los alumnos, los bibliotecarios y los responsables de la Universidad. Sin un
buen funcionamiento de estas comisiones, que logre la iníogración de los iníc-
resados con los objetivos de la política de la biblioteca universitaria, suelen
; fracn.snr lo.s intentos de cambio, lo.s proyectos de reglamento.s. etc.
2) La comunicación interna: debe asegurarse la fluidez en ia conuinicación y lo.s
intercambios de pareceres entre los bibliotecarios, los auxiliares técnicos de bi­
blioteca y ios dircclorcs do la biblioteca. Es tarca principal ele la dirección lo­
grar la buena comunicación de la plantilla, que favorezca la motivación y el in­
tercambio.
3) La comunicación con lo.s usuarios: debe haber inslrumcnlos que hagan fre­
cuente y natural el que los usuarios -especialmcnlc los estudiantes- realicen
observaciones sobre los servicios. Debe haber buzones de sugerencias, reunio­
nes con lo.s represenlcantcs de profesores y alumnos, etc. Un medio de comu­
nicación preferente será el de la fornración de usuarios, que debe abarcar: a)
Visitas de orientación inicial a la biblioteca para grupos de c.sludiantes recién
' ingresados, que les acerquen a las materias, secciones y servicios, normas de
consulta y préstamo de la colección, complementadas con guías de uso y pro­
yecciones. h) Explicaciones sobre ios instrumentos básicos, los catálogos, tanto
impresos como automatizados. Los OPACs. c) Explicaciones y dcnioslracioncs
sobre búsqueda en obras de referencia, bibliografías y otras fuentes de infor­
mación especializada, el) Indicaciones sobre la manera de cslabieccr bibliogra­
fías y redactar inforinc.s, trabajos decurso y tesis, e) Introducción n las publica­
ciones periódicas, su acceso y uso.j9 Uso de las bases de dalos en CD-ROM {pio
pueden consultarse de modo libre en las bibliotecas, por red local.

21.4.3. Cemperación y reeles

La automatización de los catálogos que ya están com[ilc(ando las bibliotecas uni­


versitarias permite la integración en redes, pues se da el medio iiásico ¡)ara los inlcr-
cambio.s y la cooperación, es decir, la existencia de catálogos colectivos, o al menos la
posibilidad de conocer los fondos de las diversas bibliotecas.
La cooperación principal que se puede dar enlrc las bibliotecas es el inlcicambio
y el prcstaino interbibliotccario, poner muluamciUc a disposición las colecciones, en
376 M anual <ií‘ /libliolí-cou om ía

un;i L^poca en la que no imporla tanto )a propiaclad cuanto la accesibilidad a los docu­
mentos. Otra forma importante de cooperación entre las bibliotecas es el intercambio
(k: rcgi.siros bibüogrílficos, que tanrbién es posible actualmente en España gracias a las
redes de y
connmicacione.S existentes a la edición de
catálogos en CD-ROM, El avan­
ce en estas actuaciones posibilitará formas más complejas de cooperación, como la ad­
quisición coordinada o cooperativa o los almacenamiciUos cooperativos. La.s distintas
bibliotecas seespecialixarfan en aspectos o parles de la colección, para economizar re­
cursos, y ante la imposibilidad de tener lodos los fondos de
interés. Y, a su vez, bi­ la,s
bliotecas irían manteniendo las colecciones antiguas o menos demandadas de modo
coordinado, favoreciendo una política de expurgo y paso a dcpó.sitos de colcccioíies
sin uso en un momento en que la falla de espacio es
im gran problcnia de las Utiiversi-
dades.
Estas líneas de cooperación se han iniciado a través de redes como DOCUfvíAT,
RUEDO -integra a las bibliotecas <|uc usan Dobis-l.dbis como medio de gestión auto­
matizada-, la Red de Bibliotecas Universitarias (líE B IU N ), y M ECANO, una red
centrada en ia cooperación de las biblioieca.s universitarias del área de Ingeniería y
'lecnokígía. Actualmente, por último, existe una conferencia de directores de bibliote­
cas universitarias y científicas españolas que está procurando caiutÜzar la coopera­
ción, avanzando en la unificación de los procesos de préstamo inierbibliotccano y en
los modtílo.s de oluención de dalos sobre las biblioicca.S para su análisis y evaluación.
Ello llevará, próximamente, a lit edición de una esladíslica estatal sobre la situación de
las bibliotecas universitarias españolas.

NOTAS AL. CAPITUL.O 21

' Se tnUii tk una rccnrríiile para describir la función de ia biblinicca. Así,-d Univcisiiy Oninis
CaunniU'i', órgmm de la Administración inglesa para (a Universidad, ya en ! ‘J 2Í. afirnialra qne " t i ea-
nicler y eficacia de una Universidad puede medirse por el Iralanrieiuo tpic da a su órgaiu» eetural, ta bi-
lilioia a. Considennrios la dolación para el luaiilcniniieiUo de ía biblioteca como la necesidad primaria
y mis viiiil del etpiipamientü de una Universidad. Una biblioteca adecuada no sólo es la base de lodo
esiudio y'eíiseñimra, es la condición esencial para la investigación, sin la cual no se puede añadir nada a
la suma del conocimienlo humano" (Ch. por 'l'HOMI’SON, J. y CA RK, R.r l.a hihíibíccu ¡iiiiversiíiiríii.
Madrid; Clermin .Sánchez Ruipiírez, t'WO, pp. 17-lS). En 1%6, Cartier, desde el pumo de vista norlea-
mericano, insisy'a La biblioteca es e¡ corazón <k la Uiiiversitlad. No Iiay otro factor maleriaí más esirc-
ehumenle ligado a la calidad iiu la riducaUón ,Slípcfinr, Unas pocas imiversidades con escasos medios
bibliotecarios h,m logrado un desarrollo iiiiportanic en ¡ilgiinas áreas, porque los ¡ecursos de lal.'oraio-
rio pueden ser más importantes tpic la biblioleca en algún campo parlicular, o en otros casos poi(|uc las
universidades estén situadas jumo a otras coicccioncs de grandes bibliolccas (...) Pero las in.silliicioncs
(|oe destacan til todas las disciplinas tiene invariablemente las mejores bibliotecas de iovesligiición dei
[tais", ((.'it, en Cl.AVEL, J, |L (rlir): L ‘/\víihíaútjrt í/c.í ¡fihlioilunnu'x nniia’rs/trirrt'j, Montreal: AUI’Ll.i-'.
I'JS-I, PP- 2y.‘s-2P6). o el liifuriHe Aikinson, en lyld: "l-il biblioteca es el corazón ríe tina imiversitbid.
Octipa el lugar couiial y básico, tomo un recursi,n|ue es, pon]tie sirve a lodtis las funciones de una iini-
versiítad ■cnseñan:ra e investigación, í.t creaetáta de nuevo eonocimicnto y lit li ansmisión it la jioslc! idatl
lie bi ciencia y la cultura del présenle y ild pasado" (TilO M I’-SON, CARIÍ, R.: cj/í , di, p. 2U) l'.sla
idea t)iic ha sitio rccogitht en el ámliiío btlinoamericano ttor Burtíiocore. en su Otcdotuin'o: *‘iio se cott-
t ilie una enseñanza sin el libro, y de abí que ta liiblioleea sea el centro vital, el nervio y el contzón
i|tie impulsan ti dinamisiiio fecundo do la Univctsitlad".
Cíipíítilo 2l: La liíbiioíccíi iiiiiversilnria 371
' i ■

K U H N .T. S.; L a fw itió n <lel ilog im cu lii irivcstigucióii c/Vjiíí /Tíh . Víilcnciii: Kevialn '¡'coran:]^
La ÍJÍbliotcca d e dt-parlamenui, salvo «ii las l>iblio!fcas da imivefsidadts IiisuSrit'iis a» donde ¡iutdu ser
muy voluniiiiusa, suele ser pequeña, de pocos miles de volúmenes, porque sólo inleresiin las oliras cjí li­
nca con el paradigma vigcnic. Ello explicaría, según Kuhn. la facilidad para obiener periódicanienle la
cenlruli/iicidii de algunas oliras en la bilslioicca general; "los ¿iemificus saben cuairtio pasan de moda
los libros y aún las tcvlslas cienliíicas. Aunquo no los deslruyan, los Iransfieren, conso puede lesliíicar
lodo hisloi'iadoc de la Ciencia, de la biblioicca departamenial activa a la Isiblúsleca en desuso del dc|KV
silo univcrsilario general. Los rcemplasran las obras ni día, y es Urdo lo que requiere el progreso uderior
de la Ciencia". KUl IN. T . S.; op. d¡. Respecto a este comcnlaiio. la siluacidn Iwi eanrbiado en lo releri-
do a las colecciones de publicaciones perir^dieas cienliíicas, que su han ccnü alixadü liando lugar a Me-
nicrolecas riquísimas por la exiensidn y calidad de sus fondos. I’ero éstas hemei olecas han seguirlo sien­
do de uso casi exclusivo de! profesorado porque el estilo docente (lo inipulsa un uso rmfs rico de esKis
colecciones documentales.
En el Inform e l'inul dd pi'inier programa de evaluación de la Universidail española elaborado por ci ptiv
pió Consejo ríe Universidades .so ha afionado que "Los profesores dan preferencia a la actividad investiga-
ilota sobre la docencia, t|uc es percibida como una aclividatl cohilcrar (p. 197). “Con carácter gcner.il el
desarrollo de la enseñanza en las lituiaciones está poco planificaido y el profesorailo parece tener poco inte­
rés por la calidad pcilHgógicu a la vísta de los mecanismos, casi exclusivamente tradicionales, (juc incorjan a
a las clases" (p. 139). Hay un mamcnimiealo de la lección magistral |Xir encima de lo aconsejable: ' Tiudo
mina la lección inagisiral, incluso en lilulaciunes poco masificadas: la paiiicipaetón directa del aluinnaito,
las clases tipo seminario de discusión, ele. son práclicas muy secundarias en el sistema docente" {/¡I., |).
1*10). La meUxIología didáctica más coriieiue se ¡imita, junto a la dase magistral, al "uso de (i/a. píxaira y
apuntes (...) En consecuencia, los trabajos individuales o en gfU|>o y una didáctica más pariicipaliva son
prácticas bastante taras" (|>. 201). Címaejo tic Utih crsidmlcs. Coniili 'l'écnico de la .Secretaria Genera!: I'm-
grcmi! experimciilnl t k cvaliwciúi] t¡c li> aiti:!n:¡ ilcl ¡in a m i ii/n'ycrsiiniio. Inform e Jiiutí. Madrid: Consejo de
Universidades, 199-1.
rVerilo a este pobre modelo, la enscñat|/,a milversilitria es "un proceso de búsqueda y de construcción
cícrilíficfi y crítica del conocimiento", cñ el que ios conocimiculos, métodos y técnicas cieniifieas delren
ser enseñiiilos ci iliciuiieiite. Debe conducir a <¡ue el alunmo ad(|uieia una ¡n og iesiu i .(íííoíKwiia en In ml-
ijiü iidón ¡le conodnilenW s alícriorei', en desarrollar capacidades de rellexión, en el m«íir;o ¡le In iln ai-
m enladún iievciiítiti.un el cl(j!iiinit> niiló/iom o ilc! ánilnlo d etu ijk o y profciion n l de cada una t!e i.is espe­
cialidades. Es eleinenlü imprcscinilible In ii\!i;gri>ción <íelproceso e/i.se/tn;ií(i-()p/en(//(;«/L' con In nciiviiUul
¡le iiaesligndúii, para favorecer el aulodcsarrollo y el anioaprendizaje. I’or ello, (a) se debe sustituir la
enseñanza (¡ue se ümila rt triismliir UJta serie de contenidos teóricos, por una enseñanza en que se simu­
len, de forma gradual, los procestís de investigación, y (b), se debe integrar la actividad invcsligaifoia riel
profesor y el mismo proceso tic enseñnii/.ii/aprendizaje. V. BEN ED ITO ANTOLI. V. (coord,); /.« Im -
/ilación ilel I'rofesorm io Uiiiversinirio. Madrid: Ministerio de Eilucacióii y Ciencia, Dirección General de
Renovación t'edagógica. 1992
LAN CA STEI í . \V.: Evíilimción y rneilicióii ilc los servicios bib liolean ios. México: UNAM, 1983, Aun­
que las normas euanlilativas no aseguren la calidad de una biblioteca universitaria, no cumplir unos mí­
nimos es garantía de la insuficiencia de los servicios, f'or ello, las normas cuaniitalivas hacen falla espe­
cialmente para las zonas que se encuentren en desarrollo. Y deben cambiar Irecuenremcnle para
ada|ilai se II las necesidades de cada momento.
Sítíiuliirs f o r university íibrories (ed. de IL I‘. Lyncír). Tire tlague: IhLA, 1986. (ibJ-A professional re-
|xirls, 10).
AS-SOCIATION POR C O L LE G E AND R ESEA RC H U BR A R1E.S. College Library .Standars Com-
niillee; «.Standars for College libraries, 1986» (bajo la dirección ile J. M. M onis) C ollege ninl U esennh
Libraries News, 1986 (3), pp. IS9-2fX).
a s s o c i a t i o n I-'OR C O L L E G E z\ND R ESEA R C H LM ÍRA RIES. University l.ibraries section:
«Slaiulars for Uiiivcrsily Libraries. Evalnaiion of Performance», C ollege R esennli IJlirnries News,
50 (8). 1989, pp. Ó79 691 (traducidas por ADAD, K.; i-Normas para bililioiecas universitarias. Evalna-
cióii <le la eficacia». Boletín tie A nabnd XI.tV, 3 ,1 993,3, pp. 193-222).
B U IL IO T E C A S Unii^ersitnrias: Recom em ínciones so bre sn reglninentadón. Miuírid: Ministerio de Cul­
tura, Centro de Coordinación ílibliolecarui, 1987, '
378 M aiu in l clc ü ib U o íc c o n o m íú

r.n un coiUcxlo cn ci niic ia ciillura orp.anizativn ttc las bihiiotccns universitarias españolas sc basaba en
la tlispcrsìs')ti, se insisie cn ilcfinir la bibliiateca conio “una uniilacl runcionar* (rpic no fisica), irulcpcn-
ilicnlcincnlc de su procedencia (es decir, aumiuc lies haya pa¡»ado un DcparlanierUo en particular),
pues todos lí>s recursos perten ecen , cn úííinio cxlrcmo, a la Universidad.
lifn l PiTrrln rfe Ì2 tic ahiil, .mhrc tretidíiii y rcrniw cim iciilo tic Vnivcr.rithnlc.'í y Ct-iiiiot Uní-
rrrsüoríns (IIOF,, 'bS, ZO-d 91, pp. 12JZfi-lZdZ'l). Anexo, punto 2.
l’ara la unificación de estos tlaUis .se csl.i trabajando: V. Onnts emii/trirfitrvo.r tic In.t c.rMrfí.tf/cri.t ck lo Oí-
lilinlrcns ii/ihrr.tiíiiriat r.vpniio/ri.t. Barcelona: Untversitat Aulónoma, Serve! de liihiiotcciucs, l'Wd, y
(üÓMI'.Z RSCObi-.T, J.: Informe, ¡■..riiiilhiiat Ariiinl i k Itir Inhlinlccas iitns’er.riiarUis. Barcelona: Untver-
sitai Antónotna. Servei de üibliotcquc.s, 1994. Se irata de documcnbis de trabajo .surgidos de la Confe­
rencia de Directores de nibliotccas Universitarias,
Un investigador de la Historia do la Filosofía, por ejemplo, debería iiuír.As buscar fuente.s hislórtcas .so­
bre un autor, sii época, estudios filológicos sobre su obra, las corricnics cuKuraIcs de su tiempo y su so­
ciedad, revisar lodos los irabajos propiamente filosóficos sobre el autor, la valoración que hacen de él
ilistiiilas escuelas o corrientes de pcnsa!nicnlo,,.su influencia sobre el pensamiento en su país, o sobre
inoviinienlos tiislóricos o sociales. Cslo exigirá pasar por archivos y por bibtioíccas de Filología, Histo­
ria, Ulcrallira, lislética. .Sociología, ole., y deher.-í consultar arlículos, monografías, tesis, coniiinicacio-
nes de Congresos, ele. A la I iisloiia le iiucrcsan fucnics de inform,ación de las Cicncia.s Sociales: l-co-
nomín. Sociología. Polílica, ele. La información que requiere el bisloriador cslar.4 por ello cn bases ele
dalos de I lisloria Social, Feonomía, Fdticación. De todo cslo so deriva que a un experto cn Humanida­
des le pueden inlcrcsar fucnics de información enonuemente dispersas. Hay un fuerte componente
multidisciplinar, pues el invcsiig.ador puede llevar cf hilo comiuctor de su trabajo por muy divcr.sos ca­
minos.
Lsla .aseveración ha sido comprobada rccicnleiuenlc cn el CINDOC. F.sludiantio la procedencia de tas
peliciones de obtención de documentns. se vió que sólo el ó.-S % de ésl.as correspondían a las f liiniani-
tladcs, írcrito al 79,7 % , que correspondían a inaici ias de Ciencias Expcrtnicnlales. Fn cuanlo a usua­
rios, pcrlcnecfan a campos luimnnísticos y sociaic.s sólo el 20.8 % , y ci 74,fi % a las Ciencias. Cf.
V Á ZQ U EZ, M., PONDA, C., VA l.U .i, A.: i<Eslud¡o de los.usuarios de un servicio de folodocunicnla-
cióiiii. En: IV Joriiniliit fi.tjinrtohix lie Orreiiuii'riWc’íVi/i AiilomhUznfln. Ovicrio: Universidad, 1994, p. .“i46.
Una de la.s cnnchisioncs de esto Irabajo scñ.ila que la demanda do los servicios de bilotloctimcnlactón
Ele las Humanidades y las Ciencias Sociales sólo llegó a un K) % respecto de la de la.s Experimentales.
F,l desarrollo do las fuentes de información cn sopones ciceirónicos es, por estas razones, mucho menor
en las I Itimanidadcs cíuc cn las Ciencias. Así, se ha comprobado que menos del ¡0 % del tola! de los re­
gistros de las bases de dalas accesibles por Dialog son tic campos liumartíslicos y sociales, marcantio
una enorme desproporción con d tr.alamíenlo tjitc reciben l.i.s .•írca.s cxpcrimcnlaic.s, Y ilei lolal de ba­
ses de dalos expíenles, unas 9.000, analizadas por materias, sólo un 6 % es de Ciencias .Sociaic.s, un 4 %
de I Inmanidadc.s, y un 11 % de materias juiídic.as y legislación. Dado ci caráelcr prjvado y comercial de
Ibs principales servicios internacionales de bases de dato.s, especialmente cn c! ámbilo norleamcrícano.
se deriva qitc incluyan prcrcrcntcnuMilc las public.icioncs que por stt ámbito cullura! c idiornálico pue­
dan ser más rcnlahics para la mayor parte de sus clientes. Por eso. la literatura europea está poco con-
Icmpind.a, pcrtiicmio mucha cxbaustividiul para el iinivcrsilario español. V, vAZQUfíZ, M. «Las bases
de datos. Panorama actual y pcrs¡ieclivas«. Hokiin tic. Amthatl, 1994. XLIV, 1.
Cf, l.INF., M. ib; «The concept of'library goodness': user and library perccpfiori of qualily -inti value».
Fn LINE, M. ÍL (ctl): A attk m ic Ubrnry MnimgemciU. London: Library A,s,s,fl990, pp. 185-188.

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