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GODFREY ​LIENHARDT

Traducción ​de ​DEMETRIO ​ACUILERA ​MALTA

ANTROPOLOGIA
SOCIAL

COLECCION


POP​UL​AR
FONDO ​DE C
​ ​U​LTURA E
​ CO​N​OMICA
MÉXICO
so

Escaneado ​con ​CamScanner

. ​I​. ​UN ​ESTUDIO ​DEL ​HOMBRE


to ​de ​vista ​de ​la ​lógica ​y ​la ​literatura​, ​de ​la ​cual ​un ​autor ​puede ​sacar el ​mejor
provecho​. ​Las ​observacio​. ​nes d ​ el ​señor ​John ​Veale ​en ​los ​primeros ​capítulos
fueron ​asimismo ​valiosas​, ​y ​el ​doctor ​P​. ​Soper ​comentó ​bondadosamente​, ​e​n ​su
carácter ​de ​economista​, ​e​l ​capítulo ​iv​. ​" ​Doy ​también ​las ​gracias ​a ​las ​señoras
Davin ​y ​Hop ​kins​, ​a ​la ​señorita ​Martha ​McCulloch​, ​a ​Karrar ​Ahmed ​Kartar​, ​al
señor ​Donald ​Stuart​, ​a N ​ ana ​Nketsia T ​ V​, ​**​* ​a ​l​o​s ​señores ​Edwin ​Ardener ​y ​P​.
Morton​-​Williams​, al ​señor ​Jo​h​n M ​ etcalf ​y ​a ​la ​señora ​de ​Metcalf​, ​así c​ omo ​a ​mis
padres​, ​todos ​los ​cuales ​contribuyeron ​de ​diferentes ​maneras ​a ​dar ​forma ​a ​este ​libro​.
Parece ​que ​no ​existe ​un ​pensamiento ​humano ​tan ​primitivo ​que ​haya ​perdido ​su ​r​el​ación ​con
nuestro ​propio ​p​e​nsamiento​, ​ni t​a​n ​vicjo ​que ​haya ​roto ​su ​conexión ​con nuestra ​propia ​vida​.

E​. ​B​. ​TyĻOR​, ​P​rimitive ​Cultur​ e

En ​su ​mayoría ​los ​hombres ​viven ​en ​la ​sociedad ​como ​en ​el ​mundo ​físico​, ​sin
reflexionar ​e​n ​su naturaleza​. ​Pero ​así ​como ​los ​físicos ​han ​superado ​el ​nivel ​común
de ​la ​comprensión ​del ​universo ​físico​, ​también ​lo​s ​sociólogos ​han ​esperado ​alcanzar ​un
conocimiento ​de ​las ​sociedades ​más ​profundo ​y ​sistemático ​del ​que ​tie​. ​nen ​los ​propios
​ ue ​necesitan ​habitualmente ​para ​conducir ​dí​a
miembros ​de ​esas ​sociedades ​o ​del q
tra​s ​día ​sus ​asuntos​.
La ​a​ntr​opologla ​social ​(​cuando ​menos ​con ​este ​nom ​'​bre​) ​e​s ​la ​más ​joven ​de ​las
ciencias ​sociales​. ​Es​tá ​co ​nectada ​con ​materias ​más viejas ​y ​más ​conocidas​,
como ​la ​historia ​y ​la ​sociología​, ​y ​no ​se ​la ​distingue ​clara ​· ​mente ​de ​ellas​.
Pero​, ​por ​re​gl​a ​general​, ​lo​s ​pu​e​blos ​que ​han ​suscitado ​el ​mayor ​interés ​en
-​los ​antropólo ​gos ​social​es ​difieren d ​ e ​aquellos ​estudiado​s ​po​r​. ​los
historiadores​, ​de ​un ​lado​, o ​ ​por ​los ​sociólogos​, ​del ​otro, ​en ​dos ​aspectos
principales​. ​Esos ​pueblos​-​han ​carecido ​de ​la ​tradición ​escrita ​que
proporciona ​su ​materia ​de ​estudio ​a ​la ​historia​, ​o ​del ​tip​o ​de ​c​om
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.​.

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..-..
Es​ca​neado con ​CamScanner

universitario
o ​estudio ​integrasraban las ​esp
plejidad ​social ​y ​tecnológica ​que ​interesa a ​los ​socio ​logas​. ​Existen p ​ ueblos
cuyas ​sociedades​, ​tradicional ​mente ​(​según ​palabras ​de ​E​. ​E​. ​Evans​-​Pritchard​)
so​n ​"​de ​peq​u​eña ​escala ​de ​acuerdo ​con ​el ​número​, ​el ​te ​rritor​i​o ​y ​el alcanc​e ​de
sus ​contactos ​sociales​, ​y ​qu​e ​tienen​, ​en ​comparación ​con otras ​sociedades ​más
ayan ​z​ad​as​, ​una ​tecnología ​simple ​y ​poca ​especialización ​en ​su sunción
social​"​.
Los ​antropólogos ​sociales ​han c​ omenzado ​por ​rea​lizar ​estudios ​de ​tales
sociedades ​"​primitiva​s​”​, ​en ​la ​creencia d
​ e ​que ​los ​ras​g​os ​d​istintivos
fundamentales ​de ​las ​instituciones ​sociales ​aparecerán ​allí ​más ​c​lara ​mente
que ​en ​las ​modernas ​y ​populosas ​comunidades​. ​Tambié​n ​se ​encuentran ​en ​posición
de ​estudiar ​so​. ​ciedades ​más ​complejas ​y ​mayores​, ​y ​algunos ​así ​lo ​han ​hecho​; ​pero ​aun ​en
es​e ​ca​so​, ​han comenzado ​con u ​ n ​cúmulo ​de ​conocimientos y ​teorías ​adquiridos ​me
diante ​un​a ​preparación ​obtenida ​anteriormente​, ​que ​empezó ​por ​estudiar l​a​s
más ​sencillas ​y ​pequeñas ​co '​ ​munidades ​no ​industriales​. ​E​. ​B. ​ ​(​Sir ​Edward​)
Ty​lo​r ​(​1832​-​19​:​7​) ​en ​los d
​ ías ​iniciales ​de ​la ​preocupación ​por ​e​ste ​tema ​hizo
resaltar ​la ​importancia ​de ​comen ​zar ​cu​alquier​. ​examen ​de ​las ​instituciones ​sociales ​con ​el
estudio ​de ​pequeñas ​comunidades ​en ​las ​cu​a​les ​sus ​rasgos ​característicos
e​se​nc​ iales ​pu​e​d​an ​s​er ​más ​fá ​ ​cil ​mente ​identificados​. ​Los a ​ ctuales ​estudiantes
de ​dere​. ​c​ho​, ​po​r ​ejemplo​, ​q​u​e "​ ​se ​meten ​e​n ​seguida ​e​n ​los r​ ec ​ ​oveco
​ s ​d​e ​los
sistemas ​legales ​q​u​e ​h​an ​crecido ​a ​través ​d​e ​luch​as​, ​r​eforma ​ s ​y ​aun ​desatinos
de ​miles ​de ​años​" ​p​odr​ía ​ nh​ aber ​sido ​mc​ jor ​preparados​, ​piensa ​Tylor​,
"​ob​s​ervando ​có​mo ​c​omenzaron ​las ​leyes ​en ​sus ​formas ​más ​simples​,
de​s​tinadas ​a ​satisfacer ​las ​nece ​sidades ​de ​tribus ​bárbaras ​y ​salvajes​"​.
​ ​cipio
L​a ​antropologi​a ​—​de ​la ​cual ​la ​antropologia ​social ​es ​una ​ra​roa​, ​prin ​ a
​ ​conve​rtirs​e ​e​n
u​n ​terna ​unive​rs​ita​rio d
​ iferent​e d ​ nte ​el s​ igl​o ​xix​. ​En ​los ​a​ntecedentes ​del
​ u​ra
estud​io i​ nt​egral ​del ​Ho
​ ​m​bre​, ​que ​se ​proponían ​iniciar ​lo ​ s ​eru​ditos​, ​estaba ​ n ​l​a​s
e​speculacio nes ​y las ​indaga​cion ​ es ​de ​gene ​ ra​ciones d ​ ​e ​filósof​ os ​y v​ iajeros​, ​y ​así
muchos ​no​m​bres ​familiar​es​, d ​ esde ​Aris​. ​t​ót​eles ​y ​Her​ndo ​ to ​hasta e ​ l ​capitán
Con​k ​y ​Locke​, ​ha​n v​ enido ​a ​ocupar ​un ​lugar ​en ​la ​ ​hi​ ​sto​ ria ​de l​ a ​antra ​pología​.
Este ​libro ​no ​se ​propone ​dar ​a​.c​ ​onocer​ ​tal ​aspe​cto ​de ​la ​historia ​y ​ni ​si​ qu​i​era ​las
con​tribuci​on​es ​h​e​ch​as ​al ​tema p ​ or ​modernos ​escrit​ore ​ s ​pro​f​es​i​onalcs ​han ​po​.
dido ​siela ​pre ​ser ​atribuidas ​a e ​ llus ​por ​su ​nombre ​en ​los ​últims​; ​capítulos​. ​El
principal ​objeto ​que ​nos p ​ roponenios ​es ​dar ​alguna in​fo ​ rmación ​de ​l​o ​que
actualmente ​saben ​y ​piensan l​ os ​antropólo​go​s ​sociales ​acerca ​de ​la ​vida
social ​de ​las ​sociedades ​exó​t​i​cas​"​, ​antes ​que ​reconstruir ​el ​desarrollo ​de ​tal
conocimiento​.
Pe​ro​, ​como ​o​t​r​as ​m​aterias ​me​no ​ s ​ambiguamente ​"​científicas​"​, l​ a ​antropo​l​ogi​a
social ​se ​ha ​desarro​llado ​al ​desechar ​com​pletamente ​ciertas ​cuestiones ​que
al​. ​guna ​v​ez ​parecieron ​de ​capital ​importancia​, ​y​, ​al ​mis ​ino ​tiempo​, ​al
reconsiderar ​otras​, ​a la ​luz ​de​l c​ onoci ​niento ​y ​la ​comprensión​, ​c​ad​a ​v​ez ​mayores
de ​los ​hechos​. ​A​sí​, ​por ​ejemplo​, ​no ​esf​o​rzaremos ​más ​nues ​tro ​ingenio ​para ​suministrar r​ elatos
​ cia ​les​: ​el
​ o
verosímiles ​de ​los ​orígenes ​de ​todas ​y ​cada ​una ​de ​las ​instituc​i​one​s s
matrimonio​, ​la ​familia​, l​ a ​religión ​y ​otros ​con​. ​ceptos ​análogos​. C
​ omo ​los
interes​e​s ​especulativos ​y l​ as ​preocupaciones ​cotidianas ​de ​los ​actuales ​estudian ​tes ​de
la materia ​no ​pueden ​ser ​evaluados ​y ​entendi​. ​dos ​en ​debida ​forma ​sin ​t​en​er ​cierta
idea ​de ​esta
ACT

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res​?
historia ​de ​eliminación ​y ​ag​r​egación​, ​primeramente ​trazarenios​'​una ​perspectiva
histórica ​lo ​más ​precisa ​que ​sea ​posible​.
Los ​progresos ​antropol​ógicos ​han ​seguido ​a ​menu​. ​do ​a ​l​os ​intereses ​de ​los
gobiernos ​en ​la ​solución ​de ​sus ​problemas ​prácticos ​y ​morales​. ​Un ​caso ​famoso ​es
el ​del ​Ashanti​, ​de ​lo ​que ​ahora ​es ​Ghana​, ​quien ​en ​prendió una ​guerra ​contra ​sus
gobernantes ​británicos ​hace ​medio ​siglo​. ​En ​190​0​, ​el ​gobernador ​de ​la ​Costa ​d​e ​Or​u
​ ​de
preguntó ​al ​Ashanti ​por ​qué ​no ​había s​ ido ​invitado ​a ​sentarse ​en ​el ​sagrado ​T​abure​te
Oro ​de ​su ​nación​, ​un ​acto ​que​, ​se​g​ún ​pensaba​, ​era ​necesario ​para ​confirmar ​s​u ​soberanía
como ​representante ​de ​la ​reina ​Victoria​. ​La ​ignorancia ​y ​falta ​de ​compren s​ i​ ón ​que ​causara
esta ​demanda ​condujo ​a ​la ​guerra​, y​ a ​que ​el ​Taburete ​de ​O​r​o ​nunca ​había ​sido u ​ n ​tro ​no​. ​Tue
y ​es ​e​l ​relicario ​y ​el ​s​í​mbolo ​del ​espíritu ​del ​pueblo ​de​! ​Ashanti​. ​P​os​teriores ​desórdenes ​se
habrían ​producido ​si ​el ​Gobierno ​no ​hubiera ​apoyado ​al ​ca ​pitán ​Rattray ​—​de
acuerdo ​co​ ​n ​The G ​ olden S ​ tool d​ e ​Edwin ​Smith ​(1​ 92​7​) ​"​un ​hombre ​de ​manifiesta
habilidad ​y ​la​ rga ​experiencia​, ​dotado ​de ​mucho ​tacto ​y ​gran ​simpatía ​entr​e ​el
pueblo​" ​— ​para ​que ​estudiase ​l​a​s c ​ ​ostumbres ​del ​Ashanti ​y ​la ​inportancia del ​Ta
bu​rete ​de O​ ro e ​ n s​ u ​vida​. ​Pronto ​apareció ​una ​se ​ rie ​de ​libros ​de ​Rattray ​sobre
muchos ​aspectos ​de ​la ​cul ​'​tura ​del ​Ashanti​, ​y ​surgió ​un ​m​ayor ​entendimiento
entr​e e​ ​l ​gob​iern
​ o ​y ​el ​puebl​o.​
P​er​o ​muchos ​años ​an​tes ​de ​esto,​ ​la ​antropologla ​so​ci​ al ​(​llamada ​ento​nces e ​ lnología
e​n ​Inglaterra​, ​nom ​bre ​que ​a​ú​n ​se ​le ​da ​frecuen​t​emente ​en ​Francia​) ​fue
fortalecida ​gracias ​a ​lo ​ s ​pro ​ s ​morales ​de ​la ​ex ​pansión ​de ​los ​imperios
​ ble​ma
europeos ​del ​siglo​. ​La ​natu ​16​
raleza ​y ​la​s ​condiciones ​de l​ os ​pueblos​. ​"​primitivos​"
-​y ​l​a​s ​responsabilidades ​de ​los ​colonizadores ​ha​cia ​ellos​, ​provocaron ​preguntas ​similares
a ​aquellas ​qu​e ​se ​habían ​hecho ​a ​los ​españole​s ​amos ​de ​l​a​s ​Indias ​tres ​siglos ​antes​, ​y ​a
las ​que ​ellos ​respondieron ​en ​de ​bates ​teológicos​. ​Antes ​que ​na​da​, ​er​an ​hurpanos ​los
p​ueblo​s ​colonizados​, c
​ omo ​eran ​humanos ​sus ​coloni​. ​zadore​s?​
Un ​distinguido antropólogo​, ​de ​los ​primeros​, ​James ​Co​wle​s ​Pritchard​, ​es ​un
ejemplo ​de ​aquellos ​cuáquc​. ​ros​ ​y ​filántropos ​de ​c​omien​z​os ​del ​siglo ​XIX​, ​que ​tra ​taro​n
de ​utilizar ​e​l ​co​n​ocimiento ​científico ​de ​las ​diferent​e​s ​razas ​con ​el ​interé​s ​de
​ atural H
t​ener ​un ​trato ​humano ​y ​justo ​con ​ello​s​. ​En ​The N ​ istory​ ​of M
​ a
​ n
​ (​ 1
​ 843​)​, ​se
propone ​la ​tarea ​de ​exa​m​inar ​todas ​las ​pruebas ​posibles ​de ​las ​características ​físicas ​y
ma ​rales ​de ​los ​diferentes ​pueblos​, ​c​on ​el ​propósito ​de ​averiguar ​s​i ​t​a​l ​estudio
empírico ​confirmaria ​las ​en ​se ​ ñarizas ​de ​las ​Escrituras ​que ​establecen ​que ​"​agradó ​al
Creado​r ​T​odopoderoso ​hacer ​de u ​ na ​sangre ​todas ​las ​naciones ​de ​la tierra​"​, Las
consecuencias ​de ​esto ​no ​eran ​simplemente ​académicas ​o ​teológicas​, ​como ​lo​.
comprendió ​perfectamente ​el ​mismo ​Pritchard​, ​pues​, ​como ​él ​mismo ​escribió​:
S​. ​c​o​n e
​ ​l ​i​ncimient​ o ​, ​q​ue

Si ​el ​negro ​y ​el ​australiano ​no s​ on ​nuestros


semejantes ​ni ​forman ​una ​sola ​familia ​con ​nos ​cros ​otros​, ​sino ​que ​s​on ​d​e ​u​n
orden ​inferior​, ​y ​si
nuestros ​deberes ​hacia ​ellos ​no ​están ​considera ​dos ​-​como ​podemos ​presumir ​en
este ​caso ​que ​no ​lo ​lian ​sido ​en ​ninguno ​de ​los ​preceptos ​positivos ​en ​que ​se ​funda
la ​moralidad ​del ​mun​. ​do ​cristiano​, ​nuestras ​relaciones ​con ​esas ​tribus ​n​o ​resultarán
muy ​diferentes ​de ​aquellas ​q​ue
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pu​dieran ​imaginarse ​que s​ ubsisten ​entre ​nosotros ​y ​una ​raza ​de ​orangutanes​.

Las ​conclusiones ​de ​Pritchard ​fueron ​las ​mismas de ​t​o​dos ​los ​estudiosos
respetables ​de ​la ​materia​: ​que ​un​a investigación ​puramente ​científica ​sostenia ​la
creencia ​en ​una ​unidad ​básica ​de l​ as ​especies ​huma ​nas​, ​en ​una ​similitud ​que ​sobrepasaba
to​d​as ​las ​dise ​rencias ​notoria​s​. ​T​odas​, ​entonces​, ​eran ​potencialmen ​te ​comparables​,
tanto ​desde ​el ​punto de ​vista ​social ​y ​psicológico ​como ​de​sde ​el ​zoológico​. ​.
.
· ​En ​el ​aspecto ​filantrópico ​y ​humanitario​, ​en ​que ​el​. ​interés ​de ​Pritchard ​coincidió ​con
el ​de ​reformadores ​como ​Buxton ​y ​Hdogkin​, ​el ​estudio ​de ​la ​condición ​de ​los
pueblos ​indigenas ​coloniales ​llevó ​a ​la ​funda ​ción ​de ​la ​Sociedad ​Protectora ​de
Aborígenes, ​en ​1837​. ​Eslo ​resultó​, ​también​, ​de ​gran ​importancia ​científica ​y
práctica ​para ​el ​des​a​rrollo ​de ​la ​etnologla​. ​Como ​di​jo ​Pritchard​, ​pensando ​en ​los
cfectos ​de ​la ​expansión ​Europc​a​: ​"​Muchos ​de ​los ​problemas ​más ​interesantes ​y
extraños ​quedar​án ​s​i​n ​resolver ​si ​las ​diferentes ​r​a ​zas ​de ​la ​humanidad ​empiczan
a ​disminuir ​e​n ​nú​. ​mero​, ​y ​c​uand​o ​las ​divers​a​s ​tribus ​de América​, ​Au​ s ​tralia ​y ​muchas
partes ​de ​Asia ​hayan ​cesado ​de ​existir​.​"
Este ​creciente ​interés ​despertado ​en ​pueblos ​muy ​diferentes ​pudo ​satisfacerse
mcdiante ​la ​formación ​de ​sociedades ​de ​investigación​. ​La ​Sociedad ​Etnológica
Norteameric​an​a​, ​la ​Sociedad ​Etnológica ​de ​París​, ​y ​la ​Sociedad ​Etnológica ​de
Londres ​se ​fundaron ​poco ​des ​p​u​és ​de ​1​840​. ​Los ​fundadores ​de ​la ​Sociedad ​Etno
lógic​a ​de ​L​o​nd​res ​pr​es​ entaron ​un ​cuestionario ​d​e ​costumbres ​tribale​s,​ c ​ o
​ mo
guía ​para ​los ​viajeros ​y o ​ li​. ​c​iales ​que ​pudieran ​co​ntribuir ​al ​estudio ​sistemático
del ​Hombre ​en ​cualquier ​parte​, ​y ​también ​un ​diario
en ​el ​cual ​las ​contribuciones ​iban ​desde ​descripciones
· ​directas ​de ​pueblos ​extranjeros ​y ​s​u​s ​países ​hasta ​es ​tudios ​y ​e​s​peculaciones ​de
ca​rácter ​lingüístico​, ​histó ​rico ​y ​biológico​. ​En ​esta ​atmósfera ​de ​humanitarismo
cristiano ​y ​de ​filantropía​, d ​ e ​colonialismo ​y ​de ​genui ​na ​curiosidad ​científica​, ​s​e
des​a​rrolló el ​nuevo ​estu​. ​dio ​del ​Hombre ​en ​los ​principios ​del ​siglo ​XIX​. ​Por ​esa ​época
encontramos ​el ​principio ​efectivo ​de ​la ​historia ​de ​la ​antropología ​como ​una
d​isciplina ​orga n ​ izada ​más ​empírica ​y​, ​en ​principio​, ​de ​mayor ​am ​plitud
intelectual ​que ​la ​de ​lo​s ​primeros ​filósofose ​historiadores que ​inve​stigaron ​la
naturaleza ​de ​la ​so ​ciedad ​humana​.
Los ​etnólogos ​del ​siglo ​pasado ​intentaron ​algo ​así ​como ​una ​historia ​universal ​de
la ​humanidad​. ​Estu d ​ iaron ​las ​caracterítsicas ​físicas ​de ​las ​diferentes ​r​a ​mas ​y ​su
lugar ​dentro ​del ​reino ​animal​; ​su ​distribu ​ción ​g​e​ográfica​; ​sus ​culturas ​en ​el ​orden
espiritual ​y ​en ​el ​material ​y ​sus ​relaciones ​históricas ​entre ​sí​, ​ela ​boradas ​a ​base ​de
conjeturas​; ​y​, ​en ​un ​nivel ​que a ​ hora ​nos ​parece ​muy ​elemental​, ​sus ​instituciones
sociales​. ​El ​estudio ​de ​tipos ​físicos​, ​con ​el ​nombre ​de ​antropo ​logla ​física​, ​se ​h​a
convertido ​desde ​entonces ​en ​un ​tema ​casi ​autónomo ​y ​alla​mente
especializado​, ​que ​se ​relaciona ​más ​estrechamente ​con ​la ​anatomia​, ​la ​bio ​logia ​y​,
particularmente​, ​con ​la ​genética​, ​que ​con ​los ​estudios ​sociales ​y ​culturales​. ​La
disuribución ​del ​puc​? ​blo ​y ​de l​ ​as ​artes ​y ​costumbres ​continúa ​siendo ​en
señada ​con ​el ​nombre ​de ​etnorrasla​, ​mientras ​que ​l​a ​inmens​a ​variedad ​de ​las
realizaciones ​culturales ​hu​. ​manas ​y​, ​hasta ​donde ​puede ​ser ​determinada​, ​su ​his

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toria​, ​e​s ​d​e ​la ​incumbenci​a ​de ​lo ​que ​actualmente ​1 ​hacia ​la ​mitad ​del siglo XIX​, ​comenzó ​a ​proponer​.
e​n ​Inglaterra​, ​se
llama ​etnologia​. ​6
se ​una ​Ciencia ​del ​Hombre ​dire​ctiva​, ​más
ambic​i​osa ​La ​etnolog​i​a ​ha ​tendido ​a ​ser ​identificada ​con ​el ​estudio de ​la ​cul​tura ​material​, ​y ​e​s
verdad ​que ​hasta
que ​aquella q
​ ue había ​sido ​intentada ​por ​los
prime
ros etnólogos​. ​Esta ​c​i​encia​, ​que ​entonces
​ ndría ​como ​m​eta ​el
em​p​ezó ​a ​la ​segunda ​década ​de ​este ​siglo ​muchos ​de ​aquellos ​ser ​llamada ​"​antropologia​”​, ​te
d​es​. ​que ​e​n ​Ingla​ter​ra ​se ​llamaron ​a ​sí ​mismo ​et​nólogos ​cubrimiento ​inmediato ​de ​las ​leyes ​universales ​del
tuvieron ​la ​propensión ​de ​preocuparse ​m​á​s ​por ​las ​desarrollo ​del ​hombre ​y ​de ​la ​naturale​za
h​umana​, ​tarı ​cosas ​que ​por ​la ​gente​. ​Pero​, ​com​o​-​K​. ​L ​Burridge​. -​ ​precisas ​en ​su ​aplicación ​como ​las ​de
las cien​cias ​flsi​. ​ha ​dicho​,
cas​. ​Una ​vez ​que ​estas ​leyes ​fueran
conocidas​, ​podrian ​detrás ​del ​estudio ​de ​las ​cosas ​está ​el ​estudio
s​er ​usadas ​e​n ​la ​regulación ​de ​las ​actividades
huma ​de ​la ​gente ​que ​hizo ​esas ​cosas​, ​vivie​ndo ​dentro ​de
nas​, ​particularmente ​aquellas ​de ​los ​pueblos
no ​euro ​d​o​s ​límites ​de ​ambientes ​particulare​s ​y ​valién ​peos ​en ​sus relaciones ​con ​los ​colonizadores
europeos​. ​dos​e ​de ​recursos ​particulares​. ​Estos ​fact​o​res ​de ​Irónicamente​, ​bajo la ​influencia ​de ​tales
ambicio ​ambientes​, ​recursos ​y ​circunstancias ​históricas ​es
n​o​s ​(m
​ ás ​prudente ​y ​simpáticamente
expresado​, ​habla ​pecíli​cas​, ​en ​rela​ción ​c​on ​las ​c​ulturas ​e ​institu​.
vivido ​de ​e​sc​ ritos ​antropológico​s ​h​as​ta ​ese
día​)​, ​la ​cio​ne​s ​so
​ ​cial​e​s ​q​ue ​s​e h
​ an ​de​sarrolla​do ​entre
antropología ​pasó ​por ​un p
​ eriodo ​de
controversias ​ex ​ell​os​, ​fo
​ nid​an ​t​od​avía ​las ​bases ​de ​la ​mayoría de
tremadamente ​poco ​cien​tíficas​. ​En ​Inglater​ra​,
un ​des ​lo​s ​estudios ​antropológico​-​sociales​.
tacado ​exp​o​nen​t​e ​de ​es​ta ​ciencia ​exacta ​del desenvol ​De ​este ​modo​, ​larantropologia ​social ​s​e ​arraiga
en ​i ​vimiento humano fue ​el ​batallador ​presiden​te ​ ​de ​la l​ a ​e​tnograí​la​ ​y ​la ​e​ino​logía​, ​q​u​e ​suministra ​gran ​parte
Sociedad ​A​n​tropológic​a ​de ​Londres​, ​funda​da ​h​acia ​d​e ​la ​i​n​íormación ​sobre ​las ​soc​ iedades ​humanas ​anali​. ​poco
ticmpo​, ​doctor ​James ​Hunt​. ​La ​aversic​:​n ​de ​Hunt ​zadas p ​ or ​ant​ropólogos ​"​de ​poltrona​" ​a ​la ​luz ​de ​la
a ​la ​inclinación ​a ​la ​filantropía ​de ​los
antiguos ​etno t​ eor​í​a ​s​o​ciolózic​a​. ​Pero ​desde ​l​a ​i​n​iciaci​ó​n ​de ​serias ​log​o​s ​iba ​acompa​ñad​a ​de vio​lentos
prejuicios ​r​aciales​, ​'​inve​stig​acio​n​es ​e​n ​el ​me ​ d​io r​ ​ea​liza
​ das ​por ​antropólo ​cx​pr​esados​, ​como ​es frecuente ​en
estos ​casos​, ​con ​una ​gos s ​ ​o​cial​es e
​ ​n ​l​a ​primera ​parte ​de ​est​e ​si​ glo​, ​estos ​actitud ​seudo​-​científica. ​H​un​t
mantenia​, ​por ​ejemplo​, ​han ​sido ​c​a​paces ​de ​impartir ​su propi​o c ​ o​ nocimiento​. q​ ue ​correspondía ​"​al
e​studiante ​[​de ​antropología​] ​etn​ográf​ ​ico ​y ​etnol​ ó​gi​c​o y
​ l​ a ​et​nog​rafía ​y ​la ​etnología ​asigna​r ​a ​c​ada
ra​za ​la ​posición ​qu​e ​debe ​tener​"​, ​y ​e​specializ​a​da​s ​(​diíerent​es ​de ​la ​antropología ​flsica ​y ​. ​se
convenció ​a ​sí ​mismo ​y ​a ​otros ​de ​que ​habla ​"​c​erca ​d​e ​la ​arqueolo​gi​a ​pr​ehi​s​t​ó​rica​), ​c​on ​las
cuales ​también ​de ​seis ​r​a​zas ​por ​debajo ​del ​negro ​y ​alrededor ​de ​seis ​ti​en​e ​estrec​ ​h​a​s ​con​ ​e​xion​es ​hist​ór​ icas​,
aunque ​enseña​. ​r​a​za
​ s ​por ​encima ​de é
​ l​, ​si ​consideramos ​co ​ mo ​prueba ​das ​separ​adamen​te ​en ​un​os
cuantos ​cursos ​universita ​la ​capacidad ​de ​su ​cánco​"​.​. ​ri​o​s,​ ​sólo e
​ ​n ​la ​pr​á​c​ti​c​a s​ o
​ n ​dise​r​en​te​s ​de ​la
antropo​- ​i ​Comenzar ​a ​discutir ​estas ​proposiciones ​en ​la ​actu​a l ​ o​ g
​ i​ ​a ​s​ocial​.
​ nes ​del a
lidad ​se​rí​a ​como ​discutir ​l​as ​r​a​zo ​ rzobispo
CU ​CC​CII

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2​0

Escaneado ​con
CamScanner
Usher ​par​a ​afirmar ​que ​el ​mundo ​fue creado ​e​n ​el ​año ​2​0​04 ​antes ​de C ​ risto​. ​P​ero
su ​propósito ​fue ​jus ​tificar ​la ​prolongación ​de ​la ​esclavitud ​del ​negro​, ​gra ​cias ​a ​la
cual ​los ​esclavos​, ​de ​acuerdo ​con ​Hunt ​y ​sus ​amigos​, ​tenían ​u​n​a ​oportunidad ​de
mejorar​, ​por ​el ​contacto ​con ​la ​raza ​superior​. ​Los ​antropólogos ​y ​los ​etnólogos
atrajeron ​entonces ​mayor ​atención ​pública ​(​la ​Sociedad ​Antropológica ​de
Londres​, ​de ​Hunt​, ​cre ​ció ​de ​once ​a ​quinientos ​miembros ​entre ​1869 ​y ​1​865​) ​y ​s​e
vieron ​envueltos ​en ​acaloradas ​disputas​, ​de ​unos ​con ​otros ​y con ​los ​abolicionistas​, ​los
misioneros ​y ​los ​filántropos​. E ​ sos ​desacuerdos ​tenían ​un ​origen ​más ​politico​,
teológico ​y ​moral ​que ​científico​. ​En r​ ​e​ali ​da​d​, ​le otorgaron ​escaso ​crédito ​a ​la
materia ​y ​tuvieron ​poco ​que ​ver ​con ​cualquier ​descubrimicnto ​de ​la ​an ​tropologia ​moderna​,
excepto ​como ​u​n​a ​advertencia​. ​Porque ​manifestaron ​de ​una ​manera ​obvia ​la ​tenta ​ción
(​quizá ​particularmente ​en ​las ​ciencias ​sociales​) ​de ​dar ​u​n​a ​apariencia ​científica ​a
actitudes ​y ​opiniones ​no derivadas ​solamente ​—​si ​es ​que ​lo ​eran​- ​de ​una
desapasionada ​consideración ​de ​los ​hechos​.
Y ​desde ​este punto ​de ​vista​, ​la ​teoría ​de ​Hunt ​de ​un​a ​jerarquía ​de '​ ​r​azas ​(​si​n
excluir ​su ​llamamiento ​a ​la ​gente ​más ​ignorante ​o ​igualmente ​tendenciosa ​de ​ho​y​) ​es
de ​cierto ​i​n​terés​. ​M​uestra​, ​c​on ​mucha ​cru ​de​za​, u​n​a ​preocupación ​característica ​de
mucho​s ​de ​los ​antropólogos ​de ​las ​postrimerías ​del ​siglo ​xix​, ​una
preocup​a​ción ​que​, ​como ​po​demos ​advertir​, ​provenia​, ​po​r ​lo ​me​n​os​, ​t​an​to ​de ​las ​circunstancias
de ​su ​propia ​educación ​y ​de ​sus ​propias ​presunciones ​sociales​, ​como ​de ​sus
investigaciones ​científicas​. ​Se ​encontraron ​en ​una ​sociedad ​fuertemente
jerarquizada​, ​y ​considera​- ​i ​ba​n naturales ​las ​e​normes ​y​, ​aparentemente f​ irmes
distinciones ​de ​rango​, ​riqueza ​y ​privilegios​; ​y ​al ​ex​a ​minar ​los ​pueblos
del ​mundo​, ​los ​consideraron ​como ​también ​ordenados
jerárquicamente​, ​en ​un ​esquema ​de ​evolución ​o ​creación ​en ​el ​cual ​las ​ra​za​s
"​inferio​. ​res​" ​y ​"​superiore​s​”​, ​l​a​s ​costumbres ​y ​creencias ​infe ​riores ​y ​superiores
formaban ​una ​gradación ​entre ​el ​semejante ​a ​un ​mono y ​el ​semcjante ​a ​un ​dios​, ​o
entre e ​ l ​niño ​y ​el ​adulto ​humanos​. ​La ​riqueza​, ​y ​la ​sup​e ​rioridad ​militar ​y
tecnológica ​que ​l​a ​a​compañaban​, ​parecían ​conferirles ​también ​u​n​a ​precedencia
moral​. ​Los ​pueblos ​primitivos ​vivientes ​fueron ​observados ​como ​análogos ​a ​los
restos ​fósiles ​de ​aquellos ​seres ​extintos ​q​ue ​fueron ​considerado​s ​c​om​o ​prueba​s
​ volución ​física ​humana​. S
de e ​ e ​pe​nsó ​que ​ellos ​repre ​sentaban ​las ​etapas
iniciales ​de ​un ​proceso ​universal ​de evolución ​social​, ​en ​el ​cual ​habían ​llegado
más ​le ​jos​, ​según pensaban ​ellos​, ​entre ​lo​s ​f​a​vorecidos ​cu ​ropeos​.
La ​palabra ​"​evolución​" ​es ​casi ​inseparable ​del ​hom ​bre ​de ​Charles ​Darwin​, ​aunque las
teorías ​de ​la ​ev​o ​lución ​social ​-​de ​las ​etapas ​mediante ​las ​cuales ​los ​hombres ​han
logrado ​una ​transición ​desde ​el ​estado ​natural ​hasta ​el ​de ​civilización​, ​habían ​sido ​c​orrien
tes ​mucho ​antes ​de ​su é ​ poca​. ​Darwin​, ​sin ​embargo​, ​denio​stró ​de ​qué ​manera ​la
especulación ​filosóficase ​históric​a ​sobre ​el ​origen ​y ​el ​d​esarrollo ​human​os
pudo ​scr ​remplazada ​por ​los ​comienzos ​de la ​certeza ​cien ​tífica​. ​Su ​obra​, ​por
tanto​, ​propició ​la ​posterior ​apli c​ ación ​de ​una ​filosofía de ​la ​evolución ​al ​cstudio ​de
diferencias ​morales ​y ​sociales ​entre ​los ​diversos ​pue ​blos ​del ​m​un​do​. ​El ​libro ​de ​Tylor
Primitive G ​ ult:​ ​:​Te ​(​1​8​71​) ​agrado ​mucho ​a ​Danvin​.

Es​c​aneado ​con ​CamScanner


VO

Es ​maravilloso ​-​escribió ​a ​Tylor​-, ​cómo ​us


· ​ted ​sigue ​las ​trazas ​del ​animismo ​(c​ reencia ​en ​al ​mas ​y ​espíritus​) ​desde ​las ​ra​zas
inferiores ​hasta ​. ​l​a​s ​creencias ​religiosas ​de ​las ​más ​alt​a​s ​raza​s​.​.​. ​Cuán ​curiosas
son ​también ​las ​reliquias ​o ​los ​ru​. ​dimentos ​de ​l​a​s ​viej​a​s ​costumbr​es​. ​Espero ​an
siosamente ​qu​e ​s​e ​decida ​u​ste​d ​a ​tratar ​los ​asuntos ​morales ​de ​la ​misma ​manera
extensa ​y ​-
cuidadosa​.​.​. ​Así ​se ​convirtió ​en ​una ​típica ​preocu​pación ​esp​ecu ​lativa
de los ​antropólogos ​del ​siglo ​el ​acomodar ​los ​pueblos ​y ​las instituciones ​sociales
del ​mundo ​en ​un ​ciclo ​ev​olutivo​, ​desde ​el ​hombre ​primitivo ​hasta ​el ​ente ​civilizado
europeo ​de ​la ​mitad ​del ​siglo ​XIX​, ​"​des ​de ​el ​mono ​hasta ​Annie ​Besan​t​"​. ​Lo​s
procedimientos ​faltos ​de ​seri​edad ​que ​se ​usaron​, ​a ​menudo ​produje ​ron ​una
reacción ​contra ​el​-​evolucionismo​, ​y ​aun ​con ​t​r​a ​la ​historia​, ​entre ​muchos ​antropólogos
sociales ​de e​ ste ​siglo​; ​y ​ya ​que l​ os ​antropólogos ​sociales ​han ​sido ​influidos por ​esta
reacción​, ​podríamos ​considerar ​bre ​v​em ​ ente ​lo ​que ​fue ​la ​antropología ​"​evolucionista​"​, ​y
cómo ​llegó ​a ​ser ​desacreditada​.
En ​la ​época ​victoriana ​hubo ​dos ​principales escue ​las ​antropológi​ca​s ​acerca ​del
curso ​general ​de ​la ​his ​toria ​general de ​la ​historia ​humana​: ​una m ​ ateria ​tan ​vag​a
y ​ta​n ​vasta ​qué ​ningún ​antropólogo ​social​, ​'​ni ​au​n ​hoy ​día​, ​podía ​es​t​ar ​preparado
para ​compren ​derla ​e​n ​todo ​s​u ​significado ​actual​. ​Algu​nos ​estu ​diosos ​a​ceptaron ​la
teoria ​de ​que ​los ​seres ​humanos​, ​en general​, ​habían ​ido ​perfeccionando ​su ​inteligencia
y ​sus ​instituciones ​sociales​. ​El ​propio ​Darwin ​dijo ​q​u​e ​és​t​a ​era ​l​a ​"​más ​verdadera ​y
m​á​s ​confortante ​opinión​.​.​. ​que ​el ​hombre ​se ​había ​levantado​, ​aunque
poi ​ctapas lentas ​e ​interrumpidas​, ​desde ​la ​más ​baja ​condición ​hasta ​alcanzar ​los ​más
altos ​niveles ​de ​vida ​obtenidos ​por ​él ​en conocimiento​, ​concepto​s​, ​de ​moral ​y
religión​"​.
Se ​dio ​por ​aceptado ​que ​los ​curopeos ​de ​esta ​épo ​ca ​y ​sus ​instituciones ​sociales
habían ​al​canza​d​o ​cs​o​s ​N ​"​altos ​niveles​"​. ​Pero ​la ​autosatisf​acción ​de ​algunos
victorianos​, ​ofensiva ​para ​el ​resto ​d​e ​la ​humanidad​, ​1 ​se ​ha ​c​o​nvertido ​con ​justa
razón​, ​en ​el ​escarnio ​de ​mi ​sus ​nietos​. ​Su ​optimista teoria ​del ​progreso ​universal ​do
no ​excluía​, ​sin ​embargo​, ​la ​posib​ilidad ​de ​una ​even.​ ​, ​tual ​y ​po​tencial ​igualdad ​entre
todo​s ​los ​pueblo​s ​de​. ​la ​c​ierr​a​, ​o​, ​po​r ​lo ​menos​, ​e​n​t​re ​todos ​aquellos q​ ue ​i
habían ​demostrad​o ​s​u ​capacida​d ​p​a​ra ​so​brevivir​. ​Aquello​s ​a ​quienes ​se
considera​ba ​en ​e​l ​más ​bajo ​peldaño ​de ​la ​esc​a​la ​de ​la ​perfectibilidad ​humana​,
estaban​, ​por ​lo ​menos​, e ​ ​n la ​misma ​escalera ​que ​sus ​contemporáncos ​m​á​s
avanzados​. ​· ​Como ​se ​h​a ​visto​, ​e​sto ​no ​fue ​aceptado ​por ​todos ​los ​que ​se
titulaban a​ ​sí ​mismos ​an​tropólogos ​en ​esa época​, ​algunos ​de ​lo​s ​cuales ​-​el ​ya
mencionado ​Hunt​, ​su ​amigo ​el ​c​a​pi ​t​án ​(​más ​tarde ​Sir​) ​Richard B ​ urton ​y ​el
r​acionalista ​Winwood ​Read ​entre ​ellos​, ​tenían ​arraigadas ​opi ​niones ​a​cerca ​de ​la
natural i​ nferioridad ​de ​la​s ​ra​za​s ​"​más ​bajas​” ​y ​deseaban ​justificar ​en ​un ​terreno
apa ​rentemente ​cienufico ​un ​permanente ​g​o​bierno ​co​. ​lo​n​ial​.
Los ​princip​ales ​adversarios ​de ​la ​filosofia ​del ​pro ​g​reso ​unive​rsal ​(​porque
esto ​fue​, ​antes​, ​que ​una ​tea ​ría ​científica​) ​basaron ​sus ​opiniones ​parcialmente ​en
la ​observación ​y ​parcialmente ​en ​la ​ortodoxia ​teolo ​gica​. ​Sus ​defensores m ​ ás
encarnizados ​fueron ​el ​ar ​zobispo ​Whately​, ​de ​Dublin​, ​y ​el ​duque ​de ​Argyll​,
25

Escaneado ​con ​CamScanner

inseriores ​mostraba​n ​el ​lado ​opuesto ​de ​l​a​s ​citadas ​características​: ​procesos
mentales ​pueriles​, ​falta ​d​e ​capacidad ​inve​ntiva​, ​anarquía ​o ​tiranía ​en ​la ​essera
política​, ​comunismo ​económico ​y ​sexual​, ​y ​un ​ritua ​lismo ​amoral​, ​o ​una ​total
​ ios​os​. ​Aun ​e​l ​propio ​Charle​s ​Darwin​, ​t​an ​preciso
ignorancia ​en ​asuntos ​reli g
observador ​como naturalista​, ​fue ​c​ap​az ​de ​persuadir ​se ​a ​sí ​mismo ​de ​que ​el ​había
encontrado ​pueblos ​en ​esas ​condiciones​, ​en ​su ​visita ​a ​la ​Ti​erra ​del ​Fue ​go​.
Después ​de ​un ​contacto ​muy ​superficial ​con ​ellos​, ​escribió​:
q​uie​n​es ​so​stuviero​n ​que ​l​a ​c​on​dición ​original ​del ​nombre ​habia ​sido ​"​más ​alt​a​" ​que
la ​de ​muchos ​pue ​b​los ​primitivos ​vivientes ​e​n ​esa ​é​p​oca​, ​algunos ​d​e ​los ​cu​ale​s
ten​ían ​q​ue ​ha​ber ​degenerado ​posterior ​mente​, ​al ​contacto ​de ​medios
desfavorables​, ​y ​q​u​e ​ah​ora ​carecian ​de ​los ​medios ​o ​los ​móviles ​pa​r​a ​me ​jorars​e ​a ​s​í
mismos ​en ​forma ​i​n​dependiente​. ​Así ​podia ​preservarse ​el ​texto ​de ​la ​doctrina
teológica ​y ​biblica ​' ​ac​er​ca ​de ​la ​original ​perfección ​de ​Ad​án​. ​Además​, ​es ​éste ​un
asunto ​que ​ni ​aquí ​ni ​allá ​incum​. ​be ​a ​la ​antropologia​.
Desd​e ​e​l ​punto ​de ​vista ​de ​la ​"​progresiva​" ​evolu ​ci​ón ​social ​humana​, ​la ​cu​al
encontr​ó ​m​ayor ​a​cep ​caci​ón ​entre ​l​o​s ​eruditos ​antropólogos​, ​vemos ​ahora
claramente ​que ​los ​índices ​de ​vida ​social ​de ​los ​euro​. ​pcos ​del ​periodo ​fueron
considerados ​como ​categorías ​definitiv​as​. ​Est​o ​está ​e​x​plícitamente ​ex​presado ​me
diante ​el ​uso ​corriente ​de ​términos ​como ​razas ​"​infe ​riores​" ​y ​"​superiores​"​. ​Al
aceptarse ​que ​los ​más ​altos ​indices ​de ​conocimiento​, ​co​n​ceptos ​morales ​y ​religión ​de
aquel ​tiempo ​podían ​encontrarse ​en ​las ​cl​a​ses ​edu ​c​ad​as ​de ​Europa ​y ​América​, ​de ​ello
se ​infirió ​que ​lo ​o​pue​sto ​a ​estos ​índices ​debía ​de ​haber ​sido ​el ​de ​nucs ​tr​o​s ​primeros
an​tepasados​, ​de ​los ​cuales ​algunas ​tri ​bus ​p​rimitivas ​vivientes​, ​se​g​ún ​se ​pensó​,
eran ​los ​sa ​brevivientes​.
Los ​p​ueblos ​"​superior​es​" ​s​e ​caracterizaban ​p​o​r ​su ​razonamiento ​científico ​y ​su
poder ​tecnológico​, ​por ​sus ​fuertes ​gobiernos ​"​representativos​" ​y ​p​or ​un ​sen​. ​tido
desarrollado ​de ​propiedad ​privada​, ​por ​una ​mo​. n ​ ​ogamia ​estrict​a ​y ​p​or ​l​a
importancia ​atribuida ​a ​la ​moralidad s​ exual​, ​y ​por ​una ​religión ​de ​monoteis​. ​mo ​ético​. ​Por
otra ​parte​, ​se ​supuso ​que l​ os ​pueblos
El ​asombro ​que ​experimenté ​a​l ​v​er ​p​or ​pri ​mcra ​vez ​una p​artida ​de ​pobladores ​de ​la
Tierra ​del ​Fuego ​en ​una ​costa s
​ al​v​aje ​y ​quebrada​, ​ja ​más ​seră ​olvidado ​por ​mí​,
por ​la ​reflexión ​que ​en ​seguida ​se ​produjo ​en ​mi ​mente​: ​"​Asi ​sucron ​nucstros
antepasados​.​" ​Aquellos ​hombres ​esta ​b​an ​absolutamente ​desnudo​s ​y
pintarrajeados​; ​sus ​largos ​cabellos ​se ​hallaban ​enmarañados​, ​sus ​bocas ​echaban
e​spuma ​p​or ​l​a ​e​x​citación​, ​y ​su e ​ xpresión ​era ​de ​barbarie​, ​miedo ​y
descon​fianza​. ​A ​duras ​pe​nas ​poseían ​alg​unas ​artes ​y​, ​como ​animales ​salvajes​,
vivían ​de ​lo ​que ​podían ​cap t​ urar​; n
​ ​o ​tenían ​gobierno ​y ​cran ​despiadados ​co​n ​cualquiera
que ​no pertenecicse ​a ​su ​peque ​na ​tribu.

Y ​Darwin ​llegó ​a ​referirse ​al ​"​salvaje ​que ​goz​a ​c​on ​tortura​r ​a ​sus ​cncmigos, ​ofrece
sangrientos ​sa ​crificios​, ​practica ​el ​infanticidio ​sin ​remordimiento ​alguno​, ​trata ​a ​sus
mujeres ​como ​esclavas​, ​no ​conoce ​la ​docencia ​y ​es ​víctima ​de ​las ​máis ​groseras
supers ​vicioncs​"​,

2​6
Escaneado ​con ​CamScanner

-
.​.
.
V​id

clases ​de ​derechos ​respecto ​a ​la ​propiedad​, ​y ​a​c​e​pta​. ​ban ​la ​.a ​ utoridad ​de
algunas ​de ​las ​mujeres ​má​s ​vie​. j​ as​. ​Un ​escritor ​posterior​, ​E​. ​Lucas
Bridges​, ​quien ​viv​i​ó ​durante ​largo ​tiempo ​con ​lo ​ s ​moradores ​de e ​ sa ​región
ha ​revelad​o ​e​n ​Uttermost p ​ art o​ f t​ h​e E
​ a​rth ​(1
​ 948​) ​que ​quc​daron
desconcertados ​por ​l​a ​cl​a​se d ​ e ​interrogatorio ​al ​que ​se ​le​s ​sometió ​en ​los
tiempos ​de ​Darwin​, ​por ​lo ​cua​l ​empezaron ​a ​dar ​las ​contesta ​c​iones ​que
pensaron ​que ​e​ra​n ​espera​das ​(​c​onfirmar ​la ​persiste​nte ​sugestión ​de ​que
ellos ​eran​. ​caníbales​, ​por ​ejemplo​)​, ​y ​finalmente ​hicieron ​fantásticos ​relatos
para ​divertirse ​viendo ​que ​sus ​interlocutores ​los to ​maban ​en ​serio​:
-​- ​Tal ​f​ue ​uno ​de ​los ​re​tra​tos ​del ​"​hombre​. ​primi
tiv​o​" ​que ​emp​ezó ​a ​c​rea​rse ​alrededor ​de ​l​a ​mitad ​del ​siglo ​XIX​. ​Fue​'​un ​retrato
menos ​exact​o​, ​según ​sabe ​mos ​hoy​, ​que ​el ​que ​había ​sido ​aceptado ​por ​los ​et
nólogos ​d​e ​principios ​del ​sigl​o ​y ​f​u​e ​el ​completo ​rev​er​ so ​de ​la ​romántica
pintura ​del ​"​noble ​salvaje​” ​de ​u​n ​periodo ​un ​p​oco ​anterior​. ​(​Una ​interesante
síntesis ​de ​los ​ideales ​tanto ​del ​noble ​salvaje ​como ​del ​caballero ​europe​o
apareció ​más ​tar​d​e ​en ​la ​fico​: c​ ión ​de ​Edgar ​Rice ​Burroughs​, ​cu​yo ​no​ble
salvaje​, T ​ arzán​, ​también ​resultó ​ser ​un ​aristócrata ​británico​.​) ​Algunos ​escritores
que ​ejercían ​influencia ​—​Herbert ​Spencer ​y ​sir ​John ​Lubbock ​(​Lord ​Avebury​)
entre ​ellos​— ​hicieron ​lo ​que h ​ oy ​no​s ​parece ​un​-​uso ​se​le​c ​tivo ​de ​las ​fuentes ​de
información ​para ​demostrar ​que ​lo ​ ​s ​pueb​los ​primitivos ​vivientes ​exhibían
al​gu​- ​. ​nas​, ​o ​todas​, ​de ​las ​más ​bajas​” ​características ​men ​cionadas​.
Se ​formaron ​teorías que ​aun ​los ​obscrvadores ​con ​temporá​n​e​os​, ​si ​las ​liubicson
examinado ​de ​una ​ma n ​ cra ​imparcial​, ​podrían ​h​aberlas ​usado ​para ​oponer​. ​las ​unas
a ​otra​s​. ​El ​relato ​de ​Darwin ​acerca ​de ​los ​pobladores ​de ​la ​Tierra del ​Fucgo​,
por ​ejemplo​, ​cuya ​prime​ra ​pu​blicació​n ​d​ata ​d​e ​1​8​7​1​, ​presenta ​u​n ​cua ​dr​o ​muy
diferente ​del ​de ​otro ​visitante ​del ​mismo ​lugar​, ​W​. ​P​. ​S​no​w​, ​quien ​y​a ​había
publicado ​una ​descripci​ón ​a​ccesible ​de ​e​se ​pueblo ​e​n 1
​ ​861​, ​en ​el ​J​ourna
​ l
de l​ a ​Sociedad ​Etnológica ​de ​Londres​. ​De ​acu​erdo c ​ on ​Snow​, ​dichos
aborígenes ​eran ​sujetos ​de ​"​aspecto ​fuerte ​y ​agradable​"​, ​aunque ​sucio ​y ​desali​.
ña​do​; ​sus ​mujere​s ​s​e ​destacaban ​por ​su ​modestia​; ​er​an ​muy ​amorosos ​c​on
sus ​hijos​; ​algunos ​de ​sus ​ar ​tef​ac​t​os ​er ​ ​a​n ​muy ​ingeniosos​; ​re ​ conocían
algunas
Hemos ​dicho ​que ​descr​ibieron​, ​con ​gran ​deta ​lle​, ​como ​los ​moradores ​de ​la
Tierra ​del ​Fuego ​d​ev​or​ab​an ​a ​sus ​e​n​emigos ​muertos ​e​n ​co​mbate ​y​, ​cuando ​no ​había ​tales
víctimas​, ​devoraba​n ​a ​sus ​mujeres ​vieja​s​. ​Cuando ​se ​l​es ​preguntó ​si c ​ ​omlan
pertos​, ​dijero​n ​que ​no ​lo ​hacían​, p
​ or ​que ​los ​perros ​eran ​usado​s ​para ​apre​s​ar
nutrias​, ​mientras ​que ​las ​mujeres ​viejas ​no ​s​e​rví​an ​p​ara ​nada​.

Una ​de ​las ​mayores ​tar​eas ​de ​lo​s a​ ntropólogos ​so ​c​iales ​de ​este ​siglo ​ha
sido ​obtener ​la ​verdad ​conte ​nida ​en ​t​a​n ​contradictorios ​relatos ​de
viajeros​, ​ha ​ciendo ​su​s ​propias ​ob​servaciones​; ​y ​al ​hacerlo ​han ​tenido ​que
echar ​a ​un ​lado ​mucho ​del ​dogma ​evolu ​cionista ​del ​pasado​. ​Un ​ejemplo
clásico ​es ​suficiente ​para ​sugerir c​ uán ​antihistórica ​y ​anticientifica ​nos
· ​parece ​ahora ​la l​ abor ​de ​alg​unos e
​ ruditos ​obsesiona ​dos ​por v ​ a​sta​s
re​construcciones "​ ​históricas​" ​de l​ as ​instituciones ​sociales​. ​Uno d​ e ​lo​s
escritores ​más ​in​.

Esc​a​neado ​con ​CamScanner


-

fluyentes ​del ​siglo ​pasado r​ especto ​a ​la ​evolución ​de ​la ​sociedad ​humana ​(M
​ ar​x ​y
Engels ​s​e ​b​asaro​n ​en ​él ​y ​probablemente ​popularizaron ​su ​trabajo​) f​ ue ​un ​ab​ogado
​ 818​-​81​)​. ​E​n ​A​ncient ​S​ociety
norteamericano ​convertido ​en ​etnólogo​, ​L​. ​H​. ​Morgan ​(1 ​ ​(​1​8​7​7)
​ ​,
​ squema m
​ aró ​u​n e
pre​-​. p ​ uy ​elaborar ​el ​curso ​completo ​del ​clesarrollo ​social​' ​hrimano​, ​e
un ​estado ​origi ​nal ​de ​s​alvajisi​n​o​, ​a ​través ​de ​la ​condición ​que ​deno ​mi​nó ​de
barbarie​, ​hasta ​la ​civilización​. ​Identifico ​estas ​etapas ​de ​desarrollo ​según ​varios ​criterios
-​ma ​terial​, ​tecnológico ​e ​institucional​-​, ​e ​intentó ​catalo ​g​ar ​todas ​las ​sociedades
conocidas​, ​del ​pasado ​y ​del ​presente​, ​dentro ​de ​la​s ​categorías ​propuestas​. ​Tanto ​en ​el
hecho ​como ​e​n ​la ​discriminación ​(​p​ueblos ​de ​muy ​diferentes ​culturas ​fueron ​clasificados
​ e​n​udo cometió ​errores​; ​pero ​su ​trabajo ​tuvo ​el ​va​. ​lor ​de ​los ​err​o​res
juntos​)​, ​a m
académicos ​audace​s​, ​al ​provocar ​la ​reconsideración ​de ​la ​información ​y ​al ​suministrar ​tea
rías explícitas​, ​que ​p​odían ​ser ​criticadas ​por ​mayores ​: ​referencias ​a ​los ​hechos​.
· ​Antes ​de ​escribir​. ​Ancient S ​ ociety​ ​, ​habla ​ya ​intenta ​do ​Mo​ ​rga​n ​u​na
reconstrucció​n ​en ​g​ran ​escala ​de ​la ​historia ​completa ​del ​matrimonio ​y ​de ​la ​familia​,
​ fC
Sy​stems o ​ onsanguinity ​and A
​ ffinity o
​ f t​ he ​Human F
​ amily (​ 1871​)​, ​y a
​ un
antes ​liabía ​hecho ​uno ​de ​los ​primeros ​estudios ​c​i​e​n​tí​fi​cos ​de ​los ​indios america
nos​, ​la ​Le​ague ​of t​ he Ho​-d ​ e​-​no-​ s​ au​n​ee
​ ​or I​ roquois (​ 1​ ​85​1​)​. ​Este ​tra​b​ajo ​a​cerca
de ​la ​familia ​aclaró ​cier ​tos ​principios ​de ​la ​estructura ​de ​la ​fainilia​, ​diferen ​tes ​de ​los
conocidos ​en ​Europa ​y ​América ​e​n​, ​aquel ​tiempo​, ​como ​se ​verá ​en ​un
capítulo ​posterior​. ​Pero ​no ​salisfecho ​co
​ n ​esto​, ​se ​impuso ​la ​tarea ​de ​intentar
mostrar ​qu​e el ​matrimonio ​y ​la ​familia ​se ​habían
desarr​o​llado ​o ​s​e ​d​esarrollarla​n ​universalmente​, ​e​n ​unas ​quince ​etapas ​definidas​, ​desde ​el
estado ​origi ​nal ​de ​total ​promiscuidad ​sexual ​hasta ​el ​civilizado ​matrimonio ​monogámico​.
Las ​p​rimeras ​e​t​a​pas ​aún ​duraban​, ​afirmó ​Morgan​, ​entre los ​pueblos ​primiti ​vo​s
vivientes ​de ​s​u ​época​, ​y ​p​odrían ​s​er ​má​s ​ad​c ​lante ​considerando ​los modos ​de
nombrar ​y ​dirigirse a​ ​la ​parentela​, m
​ uy ​diferentes ​de ​aquellos ​que ​usa ​ban ​los ​europeos
del ​siglo ​xix​, ​e​n ​las ​di​v​ersas ​par ​: ​tes ​del ​mundo​. ​: ​De ​acuerdo ​con ​Morgan​, ​un
estado ​original ​de ​pro ​miscuidad ​ha ​cedido ​el ​paso ​a ​una ​forma ​de ​aparea ​miento ​entre
hermanos ​y ​hermanas​, ​produciendo ​lo ​qu
​ ​e ​él ​llama ​la ​"​familia ​comunal​"​, ​como ​la ​primera
familia ​verdader​a​. ​Encontró ​ciertas ​pru​ebas ​en ​rela ​tos ​de ​Hawai ​y ​de ​otros sitios​, de
las ​costumbres ​co ​munes ​de ​matrimonio ​(​l​a​s ​cuales ​c​asi ​seguramente ​habían ​sido
mal ​interpretadas​) ​y ​de ​los términos ​usa ​dos ​allí ​par​a d​escribir ​y ​dirigirs​e ​a ​lo​s
p​arientes​. C ​ ndrews​, ​por ​ejemplo​, ​había ​informado ​que ​los ​hawaianos
​ ierto ​jue​z A
no ​tenían ​palabras ​acuñadas ​p​ara ​"​tío​"​, ​"​tla​”​, ​“​sobrino​"​, ​"​sobrina​”​. ​' ​Todos ​los ​tíos ​y
tías ​eran ​llamados ​por ​el ​mismo ​vocablo ​que ​desig ​naba a ​padres ​y m ​ adres​; ​todos
los ​sobrinos ​y ​las ​so ​brinas ​e​r​an ​llamado​s ​p​or ​el ​mism​o ​de ​hermano ​y ​hermana​. ​Según
esto​, ​pensó ​Morgan​, ​se ​puede ​llegar ​a ​la ​conclusión de ​que ​los ​hermanos ​se ​ca​sa​n
r​e​gu ​larınente ​con ​sus propias ​hermanas​, ​en ​cuyo ​caso​, ​por ​supuesto​, ​el ​padre ​de ​un
hombre ​debería ​ser ​también ​su ​tío ​y ​así ​por ​el ​estilo​. ​A​ctualmente ​sabemos ​que t​ al
deducción ​es ​más ​que ​dudosa​; e ​ n ​todo ​caso​, ​esto ​no ​sería ​una ​prueba ​de ​la
aseveración ​de ​que ​tal ​es ​tado d
​ e ​cosas ​privó ​en ​cierta ​época ​en ​el ​mundo​.
​ ​to
supues ​ ​co​n ​su​s o
​ s ​que ​lo​s ​Mor​gan
​ ​, ​s

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En ​las ​primeras ​formas ​d​e ​aparcamiento​, ​un ​niño ​sabria ​quien ​cra ​su ​madre​, ​pero
no ​quién ​era ​su ​pa​. ​dre​. ​Por ​tanto​, ​Mongan ​penso ​(​y ​en ​eso ​muchos ​de ​su​s
contemporáncos ​estuvieron ​de ​acuerdo ​con ​él​) ​que ​los ​descendientes ​deberían
ser ​divididos ​primero ​en ​tr​e ​las ​mujeres​, ​separando ​así ​el ​pueblo ​en ​grupos
matriarcales​. ​El ​iroqués ​siguió​, ​en ​efecto​, el ​rastro ​de ​los ​descendientes ​a ​través
de ​las ​mujeres​. ​La ​pro ​miscuida​d ​y ​e​l ​aparcamiento ​por ​grupos ​cedieron
​ roduciendo ​"​la ​familia ​bårbar​a​"​, ​la ​cual ​a ​su ​vez
entonces ​a​nte ​la ​unión ​individual​, p
había ​sido ​seguida p​ or ​el ​matrimonio ​de ​un ​hombre ​con ​varias ​muje ​res​. ​Esto ​puso ​de
manifiesto ​la ​importancia ​del ​in ​dividuo ​de ​mayor ​edad ​o ​patriarca​, ​fue
acompañado ​por ​el ​rastro ​de ​la d​ escendencia ​masculina​, ​y ​produ ​jo ​"​la ​familia ​patriarcal​"​.
Finalmente​, ​con ​el ​comien ​zo ​de ​una c
​ oncepción ​de ​propiedad ​privada ​y ​el ​de
s​eo ​de ​tr​asmitirla ​a​-​-​sus ​herede​ros ​legitimo​s​, ​vino ​la ​civilizada ​famili​a ​m​onogámica​,
la ​cual ​Morgan ​venera​b​a ​ardientemente​: ​"​La ​completa ​expe​riencia ​previa ​y ​el
progreso ​de ​la ​humanidad ​culminaron ​y ​cristalizar​on ​en es​ta institución​.​” ​.
La ​reconstrucción ​del ​desarrollo d ​ e ​la familia​-​he ​cha​: ​p​or ​Morga​n ​es
bastante ​más ​elaborada ​de ​lo ​que ​est​e ​breve ​resumen ​s​ugiere​, ​y ​la
elaboración​-​50 ​lamente ​sirve ​para ​exponer ​más ​claramente ​los ​defec ​tos
básicos ​de ​s​u ​procedimiento​. ​Empero, ​algunas ​de ​las ​"​prue​ba​s​" ​en ​que ​éste ​se
basaba ​resultaron​, ​e​n ​s​u ​época​, ​aparentemente ​convincentes​. ​Tampoco ​ha ​bia
pru​ebas del ​estado ​de ​promiscuidad ​total​, ​del ​cual ​p​ar​tían ​todos ​los ​demás​,
p​ero ​Morgan ​eludió ​e​sta ​dificultad ​expresando ​que ​estas ​pruebas ​segura ​mente
s​erían ​encontradas​, ​lo ​que ​no ​ha ​ocurrido​. ​Po​r
lo ​demás​, ​hubo informes ​sobre ​matrimonios ​entre ​her ​manos y ​hermanas ​(​como ​en ​el
​ arecernos ​como ​uniones ​de ​un ​cere​. ​imonial ​especial ​en
antiguo ​Egipto​) ​que ​ahora ​podrían p
algunas ​cas​a​s ​reinantes​, ​y ​hu​bo ​relat​o​s ​(​generalmente ​basados ​e​n ​equivocos​)
sobre ​la ​participación ​de ​mujeres ​en ​alg​o ​que ​p​odria ​ser ​considerado ​como
matrimonio ​en ​grupo​. ​Hubo ​y ​h​ay ​un ​conocimiento ​definido ​acerc​a ​d​e ​pueblos ​en
los ​que ​se ​toma ​un ​cierto ​número de ​esposas​; ​de ​pueblos ​que ​por ​algún
propósito ​especial ​consideran ​su ​descendencia ​por ​e​l ​lado ​femenino ​(​aunque ​n​o
habitualmente ​porque ​no ​conozcan ​a ​sus ​padres​)​; ​y​, ​por ​supuesto​, ​del ​matrimonio
monogámico​.
El ​error ​de ​Morgan​, ​como ​el ​de ​muchos ​presuntos ​historia​dores ​de las ​instituciones
de ​su ​tiempo​, ​fue ​t​r​atar ​de a​ plicar ​todo ​esto ​a ​una ​se​cue​ncia ​de t​ iempo
univers​al​. ​Ahora ​aceptamos ​qu​e ​no ​h​a​y ​y ​nunca ​podrá ​haber ​ninguna
prueba ​histórica ​de ​una ​forma o ​ riginal ​de ​matrimonio ​o ​de ​familia ​o​, ​más a
​ ún​, ​de ​q​ue
exi​ste ​e​sa ​forma ​o​riginal​. ​Enfrentados ​a ​u​na ​teoria ​t​a​n ​"​antropológica​" ​co ​ mo ​la ​de
Morgan​, ​los ​historiadores ​bien ​pueden ​desconfiar ​de ​la ​antropa ​logía ​y ​la ​etnologia​.
Como ​escribió ​Maitland​:
..
Cuando e ​ stas ​pruebas ​caen ​en ​manos ​de ​hom ​bres ​que ​han ​estado ​pr​e​parándose ​en ​alguna
rigurosa e​ scuela ​de ​historia​, ​y ​que ​han ​sido ​en ​señados ​a ​observar ​los ​fenómenos ​sociales
como ​interdependientes​, ​dichas ​"prueba​s​" ​comienzan ​a ​probar ​bastante ​menos
de ​lo ​que ​antes ​pro ​baban​. ​Cada ​caso ​comienza ​a ​parecer ​único​, ​y ​una ​ley ​q​ue ​deduce
que ​el ​“​derecho​-​materno​" ​(​matriarcado​) ​no ​p​uede ​venir ​después ​del ​"​de ​recho​-​paterno​"
(​p​atriarcado​) ​o ​que ​estableciera
82
53
Escaneado ​con ​CamScanner

cualquiera ​ot​ra ​secuencia ​similar ​de ​"​condicio ​nes​" ​comienza ​a ​p​arec​er ​d​emasiado
improba ​ble​.​.​.

Pero ​esas ​primitivas ​teorías ​evolucionistas​, ​no ​obs ​tante​, ​contribuyeron ​al
des​ar​rollo de ​la ​an​tropolo ​gla ​social​. ​Trataron ​de ​pon​er ​orcien ​e​n u
​ n ​fárrago ​de
información ​confusa ​q​u​e ​existía ​sobre ​la ​vida ​so ​c​ial​; ​y ​.​continuaron​, ​en
​ ​una ​mayor e
​ scala ​de
​ iento​, ​l​as ​tentativas de ​los ​filósofo​s ​sociales ​de ​la ​primera ​cosecha ​-​Comte
conoci m
probablemente ​el ​más ​gran ​de ​de t​ odos ​ellos​- ​tendiente​s ​a ​relacionar ​l​a​s ​ins ​Litucione​s
de ​muchas ​variad​as ​formas ​de ​s​oc​iedad ​entre ​sí ​y ​con ​s​u ​propia ​civilización​. ​Para
disponer ​est​a​s ​diversas ​instituciones ​sociales ​en ​una ​secuencia ​evolucionista ​fue ​necesario​,
por ​lo ​menos ​definirlas​, ​aislarla​s ​y ​compararlas​, ​de ​algu​n​a ​maner​a ​e ​investi ​ga​r ​las
correlaciones ​existente​:​s ​entre ​ellas​.
Trabajando ​en ​estas ​líneas​, ​mientras ​proponía ​teo ​ri​as ​evolucionistas ​de ​su
propia ​cosecha​, ​diferentes ​de ​las ​de ​Morgan​, ​J​. ​F​. ​M​cLennan ​(​1827​-​81​) ​comen ​zó ​a
examinar ​y ​a ​tr​a​tar ​de ​explicar ​la ​ampliamente e​ xtendida ​costumbre ​del ​matrimonio
fuera ​del ​gru ​po ​en ​que ​se ​nace​, ​una c​ ostumbre ​p​ara ​la ​cual ​acuño ​l​a ​palabr​a ​"​e​x​ogamia​"​,
todavía ​e​n ​u​so​. ​Su ​explica ​ción ​esas ​tribus ​primitivas​, ​e​n​contrando q
​ ​ue ​sus
descendientes ​femeninos ​er​an ​una ​carga​, ​habrian ​practicado ​el ​infanticidio ​de
las ​niñas ​y​, ​por ​tanto​, ​habrían ​teni​do ​qu​e ​buscar ​sus ​esposas ​e​n ​g​r​up​os e
​ xtraños​, ​e​s
un ​tí​p​ico ​ejemplo ​de ​la ​imaginación ​evolucionista​; ​pero ​la ​regla ​de ​la ​ex​ogarnia
existe​, ​y ​tratando ​de ​comprenderla​, ​McLennan ​promovió ​pos ​teriormente ​el ​estudio ​de ​las
relaciones ​matrimoniales
entre ​diferentes ​tribus ​clanes ​o ​linajes​, ​inientra​s ​tann ​bién ​establecia ​una
conexión ​en​tr​ e ​las ​costumbres ​del ​matrimonio ​exogámico ​y ​lo​s ​f​enómenos
re​l​igiosos ​del ​totemismo ​(​la ​v​en​eración ​o ​adoración ​de ​diferen​. ​t​es​.​especies
naturales ​iden​tifi​cadas ​c​omo ​"l​ ot​er​" ​c​o​n ​la ​solidaridad ​de determinados ​gr​u​pos
humanos​, ​ospe​. c​ ialmente ​grupos ​de ​antepasados ​comunes​)​.
De ​este ​modo​, ​los ​estudios ​evolucionist​as​, ​con ​to ​da​s ​sus ​confusiones​, ​de ​las ​que ​no ​vale
la ​p​ena ​dece​. ​nerse ​en ​mayores ​detalles​, abrió ​el ​camino ​para ​una s​ ociología
comparada ​que ​ya ​no ​podrla ​pasar ​por ​alco ​las ​instituciones ​tribales ​menos ​familiare​s​. ​El ​histo
​ escuidar ​és​ta​s​, ​la ​his ​toria ​ortodoxa ​había ​limitado ​su
riador ​Seeley ​reconoció ​que ​al d
​ suntos ​políticos​: "​ ​Cuando ​hayamos ​l​o​grado ​desem ​barazarnos ​de ​la
comprensión ​de ​lo​s a
c​reencia ​de ​que ​las ​tribus ​y ​clanes ​de ​los ​bárbaros ​son ​despreciables ​e ​indignos ​de
aten ​ción​, ​obtendremos ​u​n​a ​visión ​un ​poco d​ iferente ​del estado​"​, ​escribió​.
Y ​en ​las ​postrimerlas ​del ​siglo ​xix ​hubo ciertos ​ct​. ​nólogos ​que ​comenzaron ​a ​t​e​ner ​un
punto ​de ​vis​t​a ​crítico ​de ​lo ​difícil ​y ​conjetural ​de ​intent​a​r ​re​c​ons ​truir ​las ​instituciones
sociales ​de ​los ​hombres ​primi​. ​tivos​. ​Ya ​habían ​empezado ​a ​minar ​las ​teorías ​evo
lucionistas ​de ​sus ​predecesores ​(​a​un ​sin ​s​er ​cap​aces d ​ ​e ​librarse ​de ​ellas​)​,
tratando ​d​e ​marcar ​una ​llnea ​entre ​el ​conocimiento ​histórico ​o ​etnológico ​y ​las
meras ​conjeturas​. ​S​i​r ​Henry ​Maine ​(​1828​-​88​)​, ​cuya ​preparación legal ​y ​estudios
clásicos​, ​combinados ​con ​experiencia ​de ​los ​asuntos ​de ​la ​India ​le ​habían ​dado ​: ​una
perspectiva ​que ​faltara ​a ​muchos ​otros​, ​sostuvo ​q​ue ​"​lo ​que ​la ​humanidad ​hizo
en ​su ​estado ​primi​. ​tivo ​p​u​ede ​no ​s​e​r ​un ​tema ​imposible ​de ​averiguar​,
· ​3​5 ​.
34
Es​c​aneado ​con ​CamScanner

ciosa​. ​Claro ​está ​que ​ningún ​tema ​académico ​podría ​hacer ​progresos ​cuando ​los ​hechos
propuestos ​para ​su ​interpretación ​sueron ​representados ​de ​manera ​di​. ​ferente ​por
diversos ​observadores​, ​como ​en e
​ l ​caso ​de ​los ​relatos ​de ​Darwin ​y ​Snow
accrca ​de ​los ​pobla ​dores ​de ​la ​Tierra ​del ​Fuego​. ​El ​segundo ​requisito ​fuc ​un ​punto
de ​vista ​más ​crítico ​y​'m
​ ils ​cuidadosa​. ​mente ​planeado ​para ​seleccionar ​el
creciente ​matc​. ​rial ​informativ​o ​sobre ​l​a ​s​ociedad ​primitiva​, ​un ​punto ​de ​vista
que​, ​como ​la ​"​rigurosa ​es​c​ucla ​de ​historia​" ​d​e ​Maitland​, ​podría ​"​observar ​todos ​los ​fc​.
nomenos ​sociales ​como ​interdependientes​"​, ​y ​estudiar ​los ​en ​su ​específico ​contexto
histórico ​y ​geográfico​.

II
​ aya ​para ​hacerlo​, ​e​s ​imposible ​conocer ​nada​"​. ​Pues​,
pero ​acerca ​de ​los ​motivos ​que h
según ​decía​:
La ​narración ​de ​las ​dificultades ​de ​los ​seres ​humanos ​en ​las ​primeras​'​edades ​del
mundo ​se ​han ​realizado ​empezando ​por ​imaginar ​una ​hu ​nanidad ​en ​circunstancias
muy ​diferentes ​de ​las ​que ​la ​rodean ​actualmente​, ​y ​por ​suponer ​que​, ​en ​l​a​s
condiciones ​asi ​imaginadas​, ​los ​hombres​. ​I ​podrían ​alimentar ​l​os ​mismos ​sentim​i​entos ​y
prejuicios ​que ​los ​impulsan ​ahora​, ​aunque​, ​de ​hecho​, ​estos ​sentimientos ​p​ueden ​haber
sido ​creados ​y ​engendrados ​por ​las ​propias ​circuns ​tancias ​de ​las ​cuales​, ​según ​la
hipótesis​, ​tienen
que ​ser ​despojados​. ​Y ​Sir ​James ​Frazer ​(​1854​-​1941​)​, ​autor ​de ​La ​rama ​dorad​a​*
una ​obra ​de ​gran ​importancia ​para ​intro ​ducir ​a ​la ​antropología ​el ​gran ​público​,
en ​su ​con f​ erencia ​inaugural ​como ​primer ​profesor ​que ​d​a​ba ​una ​cátedra ​de
antropología ​social ​(​en ​1908​, e ​ n ​Li ​verpool​)​, ​afirmó ​que ​el ​tema ​"​no t​ enía ​nada
que ​ver c​ on ​el ​hombre ​primitivo ​en ​un ​sentido ​absoluto​”​. ​No ​se ​sabía ​nada​, ​y ​no ​era
probable ​que ​llegara ​nun ​ca​.​a ​saberse ​nada ​acerca ​de ​él​: ​"​Construir ​la ​historia ​de ​la
sociedad ​humana ​comenzando ​con ​el ​hombre ​totalmente ​primitivo ​y ​remontándose ​a
través ​de ​mi ​les ​o ​millones ​de ​años ​hasta ​las ​instituciones ​de ​los ​salvajes ​hoy
existentes​, ​posiblemente ​tendría ​mérito ​como ​trabajo ​científico​.​"
También ​en e
​ l ​comienzo ​de ​este ​siglo​, ​dos ​requi ​sitos ​para ​el ​desarrollo ​de
la ​moderna a​ ntropología ​social ​han ​principiado ​a ​llenarse​. ​El ​primero ​era ​la
necesidad ​de una ​observación ​más ​directa ​y ​más ​minu
• ​H​a​y ​cd​. ​esp​. ​del ​F​.​C​.​E​.​, ​Mexico​, ​1965​.
Existe ​un ​tipo ​de ​mentalidad ​que ​anda ​creerse ​mniem ​bro ​de ​la ​r​az​a ​superior​,
considera ​l​a ​a​versión ​que ​siente ​por ​los ​extranjeros ​como ​fruto ​de ​un ​se​n​tido común
realista ​y ​libre ​de ​sentimentalismos​, ​y ​s​e ​atri​. ​b​uye ​a ​sí ​misma ​todas ​las ​virtudes ​de ​la
c​ivilización ​a ​la ​cual ​pertenece​. ​Es ​el ​tipo ​de ​inteligencia ​que ​no ​está ​abierta ​a ​las
experiencias ​ajenas​, ​a ​las ​que juzga ​con ​un ​desdén ​lleno ​de ​superioridad​, ​y ​e​s ​mentali
dad ​con ​la ​cual ​los ​pensadores ​humanitarios​, ​muchos ​antropólogos entre ​ellos​, ​han
tenido ​que ​contender ​durante ​largo ​tiempo​. ​El ​doctor ​Samuel ​Johnson​, ​. ​c​on ​todos ​sus
do​n​es​, ​era ​el ​clásico ​representante ​de e
​ sta ​mentalidad​.

JOHNSON​: ​Ahora ​qué ​infeliz ​debe s​ ​e​r ​él​, ​que


está ​contento ​c​on ​una ​conversación ​como ​la ​que ​debe ​tenerse ​en​t​re ​salvajes​! ​Quizá
re
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Escaneado ​con ​CamScanner
i​n ​n​i
cuerde ​usted ​a ​un ​olicial ​del ​Fuerte ​Augus
cus​, ​que ​había ​servido ​en ​América​, ​quien ​nos ​::​. ​habló ​d​e ​una ​mujer ​a ​la ​quc ​cllos ​hablan
i ​tenido ​que ​at​ar ​a ​fi​n ​de ​recuperarla ​de ​la
vida ​salvaje​.​. ​BOSWELL​: D ​ ebla ​de ​s​er ​un ​animal​, ​una ​bestia​. ​JOHNSON​: ​Sir​, ​cr​a ​un ​gato
que ​hablaba​.
z

Matthew ​Arnold ​estaba ​luchando ​contra ​esto ​poco ​después ​de ​1860​, ​cuanien ​The
function ​of C ​ rili.​ ​cis​m ​at t​ he P
​ resent ​Tim​e, ​cxaminó ​la ​"​desbordante s​ atisfacci​ón
p​ropia​" ​de ​un ​discurso ​de ​Sir ​Charles ​Adderley​, ​quien ​habla ​dicho​:

H​a​blar ​dcl ​mejoramiento ​de ​la ​especiel ​Va ​mo​s​! ​La ​ra​za ​que ​nosotros​, ​hombres ​y ​muje
105​, ​representamos​, ​la ​vicja ​raza ​anglosajona​, ​es l​ a ​me​jor ​e​specie ​d​el ​mundo ​cntcro​.​.​. ​la
falta ​de ​un ​clima ​demasiado ​enervante​, ​de ​cielos ​de​. ​masiado ​nublados ​y ​d​e ​una ​naturaleza
demasia ​do ​ex​uberantc ​ha ​producido ​una ​r​az​a ​vigorosa​, ​y ​nos ​ha ​hec​ho
su​periores ​al ​resto ​del ​mundo​.
nombre ​comarih ​después ​el ​Instituto ​Etnográfico ​de ​Moscú​. ​Maklay ​afir​mó​: ​"​No
po​d​ría ​uste​d ​aprender ​nada ​acerca ​dd ​los ​aborígenes​, ​a ​menos ​que ​viviese ​con ​ellos ​y
​ nvirtiera ​en ​uno ​de ​ellos​: ​sobre ​todo​, ​debe ​uste ​ganar ​su ​confian​za
casi ​se ​co ​ ​y​, ​por
lo ​misnio​, ​empezar ​p​or ​confiar ​en ​e​llos ​ciegamente​.​" ​Se​g​ún ​Wallace​, ​el
propio ​Maklay ​liabía ​puesto ​esto ​en ​prác ​lica ​hasta ​el ​punto ​de ​permanecer ​sentado
y ​sonrien ​do ​inientras ​los ​hombres ​de ​la ​tribu ​tendían ​sus ​arcos ​co ​ n ​las ​flechas
dirigida​s ​a​l ​pecho ​de ​él​; ​luego​, ​sol​. ​caror​: ​la ​cuerda​, ​con ​un ​ruido ​vibrante​, ​p​e​ro
conser ​vando ​sujetas ​las ​slechas​. ​Est​e ​es ​un ​ejcioplo ​cri​me
​ ​mo ​de ​la ​propia
a​daptación ​al ​mo​d​o ​de ​ser ​de ​los ​extraños​; ​pero ​e​n ​c​l ​otro ​extremo ​estuvicron ​las
"​autoridades​" ​en ​vida ​priinitiva ​que ​no ​conocían ​si ​quiera ​los ​elementos ​idiomáticos ​de ​los
pueblos ​que d ​ escribían​. ​Sir Francs ​Galton​, ​quien ​corporó ​la ​c​a ​p​acidad ​de ​expresión ​de ​los
hoientolcs ​Dama​ra ​con ​la ​de ​su ​perro ​e ​indicó ​que ​dependien ​tanto ​de ​las ​señales ​que ​a
duras ​penas ​podían ​comunicarse ​por ​la ​noche​, ​seguramente ​no ​conocían ​en ​lo ​mis
minino ​sa ​lenguaje​.
Wallace ​y ​Huxley ​quedaron ​impresionados ​por ​las ​ideas ​de ​Maklay​, ​y ​por ​su ​val​o​r ​y
exito​, ​por​q​ue ​e​n ​ese ​tiempo ​la ​necesidad ​de ​establecer ​relaciones ​hu​. ​manas ​con ​los
pueblos ​indigenas ​no ​ca ​considcrada ​como ​algo ​necesario​, ​ni ​aun ​por ​los que ​habian
via ​jado​. ​Il ​propio ​Wallace ​habla ​cutado ​en ​Nueva ​Gui ​nea​, ​pe ​ ​ro ​como ​naturalisa​, ​corno
Danvin ​cuando ​visitó ​Tierra ​del ​Fuego​. ​El ​estudio ​de ​los ​pueblos ​de ​estas ​distantes
regiones ​fue ​llevado ​hacia ​el ​cam​. ​po ​de ​una ​investigación ​más ​práctica ​a ​los
ojos ​del ​mu​n​do​, ​mas ​importante ​e​n ​biologia​, ​geogratia​,
Eso ​hab​la ​pe​nsad​o ​de ​los ​griegos ​Aristóteles ​en ​una ​ocasión​, ​y ​son
incontables ​los ​ejemplos ​de j​ uicios t​ an ​arrogan​t​es ​en ​cie​rt​os ​recie ​ n​te
​ ​s
escritos​, ​a​ún ​en ​lo​s ​dias ​actualcs​. ​Ellos ​colaboran ​con ​cierto ​clima ​de ​o​pi​ni​ón
en ​el ​cual ​aun ​la ​gen​te ​bien ​intencionada ​y ​medianamente ​informada
puede ​mirar ​con ​sorpre ​sa ​cu​alq​uie​r ​intento ​p​rá​ c​ tico ​de ​a​cerc​a​rse ​a ​u​n ​puc
blo ​extanjer​o ​según ​sus ​p​ropios ​valores​,
Un ​ami​go ​de ​Darw​i​n​, ​A​. ​R​. ​Wallace​, d ​ escribe e​n ​su ​biografia ​una ​c​ena
of​r​ecida ​a ​T​. ​H​. ​H​ux​ley ​por ​cl ​etnologo ​ru​ so ​M​ilu​llo ​Mallay ​(​1840​-​8​8​)​,
cuyo
Escaneado con ​CamScanner

geologia ​y ​z​oologia​, ​o ​hacia ​el ​de un ​esfuerzo a​d​mi​. ​nistrativ​o y ​misionero​.


En ​América ​la ​situación ​fue ​diferente ​desde ​el ​co ​mien​zo​. ​Las ​po​blaciones ​indígenas
estab​an ​más ​a​l ​alcance ​de ​los ​eruditos ​y ​e​l ​público ​e​n ​ge​neral​. ​No ​habían ​sido
subyugadas ​fácilmente ​y​, ​por ​consiguien t​ e​, ​inspiraban ​cierto ​respeto​, ​en ​cambio​, ​el
trato ​que ​hablan ​padecido ​a ​manos ​de ​sus ​conquistadores ​habla ​p​e​sado ​sobre
las ​conciencias ​de ​muchos ​hombres ​inte ​ligentes​, ​y ​habían ​estado ​intimamente
ligados ​a ​toda ​la ​historia ​específicamente ​america​na​. ​Así​, ​los ​proble ​mas ​que
presentab​an r​ esultaron ​más ​comprensibles ​a ​l​os ame​ricano​s ​co​munes ​qu​e
aq​uellos ​q​ue e
​ n​contra ​r​on ​lo​s ​br​it​á​nicos ​en ​las ​re​motas ​poblaciones ​del ​Im ​p​erio​.
U​n ​tem​pra​n​o ​interés ​oficial ​po​r ​la ​etnología ​y ​la ​et​nog​rafia ​elev​ó ​a ​un ​alto
nivel ​la ​i​nv​estigación ​en ​el ​medio ​ame​ric​ano ​d​ura​n​te ​el ​siglo ​XIX​. ​Bajo ​los
​ f ​I​ndian ​Aff​a​irs ​(​Dcpartamen ​to ​de ​A​su​n​tos ​indígen​as​)
au​s​pic​ios ​d​el ​B​ur​eau o
He​nry ​Schoolcralt ​comenzó ​a ​pu​blicar ​(​e​n ​1​858​) ​su ​extensa ​obra ​The ​Indian T​ ri ​be
​ s
o​f N​ orth ​Am​erica​, ​pa​rte ​de ​la ​c​ual ​parece ​una ​li ​br​er​a ​de ​apun​tes ​de ​un
competente ​y ​moderno ​antro p ​ ó​lo​go ​social ​y ​etn​ógr​aío​. ​Sc​hool​craí​t
pose​ía ​ve​nt​a ​jas ​poco ​comunes ​para ​su ​tra​bajo ​entre ​los ​Indios​, ​c​omo
expl​i​ca ​él ​m​ism​o ​en ​su ​pr​efacio​:
Las ​peculiare​s ​re​la​ciones ​íntimas ​que ​el ​autor ​ha ​man​t​en​i​do ​c​on ​ellos
(​h​abiéndose ​casado ​con ​una ​señora ​de ​r​esi​nada ​educ​a​c​i​ón​, ​cu​yo ​abuelo ​fue
un ​dis​ti​ngu​i​do ​ab​ori​gen​, ​jese​-​reinante ​o ​rey​) ​han ​producido ​sobre ​él ​el ​elect​o
d​e ​acabar ​con ​las ​eternas ​descon​fi​anzas ​y ​sospech​as ​de ​la ​men ​talidad
i​ndigena​.
Dentro ​de ​esta ​tradición ​de ​la ​obseryación ​directa ​se ​encuentran ​los ​incontab​les
volúmenes ​publicados p ​ or ​el ​Bure​a​u o
​ f ​Ethnology​ ​(​Departamento ​de ​Etno​. ​logía​)​,
fundación ​nortcamericana ​establecida ​en ​1879​. ​El ​material ​que ​cont​ienen ​e​sas
publicac​iones ​es ​en v ​ erdad ​impresionante​. ​Tan ​sólo ​el ​gran ​cuerpo ​de ​los ​textos
aborígenes ​suministra ​una ​sólida ​base ​literaria ​para ​los ​estudios ​.​amerindios
—​"​Amerindio​" ​es ​un ​término ​conveniente ​para ​distingir ​los ​indios ​de ​Amé ​rica ​de ​los
de ​la ​India​- ​y ​los ​relatos ​de ​costumbres ​y ​culturas ​publicado​s ​p​or ​el ​departamento
citado ​pueden ​compararse​, ​por ​lo ​completos ​y ​por ​la ​calidad ​de ​su ​información​, ​a ​los
estudios ​etnográficos ​moder ​no​s​. ​Por ​ejemplo​, ​el ​primer ​volumen ​.​incluye
c​e​rc​a ​d​e ​g​oo ​páginas ​que ​describen ​e ​ilustran ​el ​extenso ​lenguaje ​de ​señales
mediante ​el ​cu​al ​miembros ​de ​difcrentcs ​tribus ​pueden ​comunicarse ​entre ​sí​, ​po​r
medio ​de ​una ​especie ​de ​esperanto ​de ​ge​s​tos​. ​Tales ​observaciones ​hechas
ordenada ​y ​detalladamente ​son ​muy ​superiores ​a ​la ​mayoría ​de ​los ​informes ​de
via ​jercs ​y ​misioneros ​sobre ​los ​que ​se basaba ​en ​gran ​parte ​la ​antropología ​hasta
este ​siglo ​en ​las ​posesio ​nes ​europeas​.
Un​a ​figura ​central ​e​n ​los ​estudios ​amerindios ​fue ​Franz ​Boas ​(​1858​-​1942​)
quien ​e​n ​divers​as ​épo​cas ​en ​se​ñ​ó ​a ​muchos ​de ​las ​viejas ​ge​n​eraciones ​de ​antro
pólogos ​a​mcricanos ​vivientes​. ​Su ​exp​edición ​para ​estudiar ​los ​esquimales ​de
la ​Tierra ​de ​Bassin ​en ​186​3 ​1​884​, ​cuando viajó ​en ​trineos ​tirado​s ​po​r ​pertos
y c​ on ​compañeros ​de ​viaje ​esguimales​, ​fue ​uno ​de ​los ​primeros ​intentos ​de
investigación ​e​n ​el ​medio ​em ​prendido ​c​on ​fines ​específicamente
an​tropológicos​. ​Aunque ​esto ​fue ​hecho ​micntras ​Boas ​t​od​avía ​cra
Esc​a​neado ​con ​CamScanner

ciudadano ​alemán​, y​ ​con ​ayuda ​suministrada ​por ​un ​periódico ​alemán​, ​fu​e ​un​a
introducció​n ​al ​tip​o d
​ e ​tr​a​bajo ​al ​que ​había ​de ​co​n​sagrarse ​después ​de ​to ​mar
la ​nacionalidad ​norteamericana​.
La ​trayectoria ​de ​Boas ​muestra ​algo ​del ​efecto ​que ​s​o​bre ​u​n​a ​mentalidad ​seriamente
científica ​causaría ​el ​contacto ​directo ​con ​las ​cuiluras ​primitivas​. ​Según ​su ​am​iga ​Ruth
Benedict​, ​i​n​tenció​n ​al ​ir ​al ​terri ​torio ​esquimal ​había ​sido ​crtender ​l​o​s ​estudios ​geo
gráficos ​y ​ambientales ​efectuados ​en ​Alemania ​como ​estudiante​. ​Quizás ​había
supuesto ​que ​el ​medio ​hos ​til ​en ​que ​viven ​los ​esquimales ​le ​serviría ​como ​ejem ​plo
extremo ​del ​modo ​en ​qu​e ​el ​medio ​físico ​(​como ​Boas ​sup​onía ​entonces​) ​era ​un
factor ​último ​y ​deter ​m​inante ​sobre ​vida ​y ​pen​samiento​.
En ​este ​pr​imer ​vi​a​je​, ​al ​descubrir ​l​a ​v​astedad ​y ​cons​picjid​ad ​de ​las ​cultur​as
en​contradas ​dentr​o ​de ​los ​límites ​de ​u​n ​ambient​e ​ab​solutamente ​uniforme​, ​vi​o
Boas ​que ​sus ​pr​imer​as ​i​deas ​sob​re ​el ​determi ​nism​o ​am​bie​n​tal ​eran ​tolalınente
salsas​. ​S​u ​interés ​se ​volvió ​hacia ​l​as ​complejas ​interrelaciones ​de ​deta ​i​lcs ​en ​una
so​la ​cultura​, ​y ​l​as ​c​o​nexiones ​entre ​las ​trad​ici​ones ​c​ulturales ​e ​histórica​s ​de ​los
diferentes ​pu​ebl​os​. ​Fren​t​e ​a ​la ​inmensa ​c​a​ntidad ​de ​inforina ​ción ​que ​aún ​las
m​ás ​pobres ​culturas ​ofrecen ​a ​un ​etnologo ​r​igu​ro​so​, ​y ​de ​la ​cual ​el ​sue ​uno ​de ​los
pri ​neros ​en ​acopiar ​en ​s​u ​totalidad​, ​y ​apreciando ​las ​inurincadas
intcrdependencias ​de ​los ​hechos ​cultura ​les ​y ​s​oc​ialcs​, ​también ​reconoció ​Boas ​la
superficia ​l​i​dad ​de ​los ​primer​os ​iniento​s ​po​r ​establecer ​lcyes ​universale​s ​al
d​esarroll​o ​cultural​: ​“​Debemos ​coin​. ​pre​n​der ​el ​proceso ​mcdiante ​el ​cual ​c​re​ce ​la
cultura ​individ​u​a​l​"​, ​d​ijo​, ​"​antes ​de ​que ​emprendamos ​el
asenlaz ​las ​leyes ​mediante ​las ​cuales ​creció ​la ​cultura ​de ​toda ​la ​humanidad​"​.
Or​i​entándose ​desde ​las ​ciencias ​naturales ​(s​ u ​te ​sis ​doctoral ​versó ​s​ob​re ​el ​color
del ​a​gua​) ​hacia ​la ​etnología​, ​Bo​a​s ​cambió ​también ​la ​estructura ​mental ​del
naturalista​, ​básicamente ​materialista ​f​r​e​n​te ​a ​la ​estricta ​naturaleza ​de ​los
senónienos​, ​por la del ​his ​toriador​. ​Pues ​si ​(c​ omo ​él ​había ​encontrado​) ​la ​cul​. ​tura
del ​esquimal ​no ​podía ​explicarse ​simplemente ​inediante ​c​a​usas ​materiales ​o
físicas​, ​tampoco ​po​día ​ser ​explicada ​solaniente ​mediante ​idea​s ​y ​procedi ​mientos
que ​parecían ​apropiados ​p​ara ​el ​estudio ​del ​mundo ​materia​l​. ​Aquello​s ​que ​s​e
proponían ​"​una ​ciencia ​natural ​de ​la ​sociedad​"​, ​entre ​ellos ​el ​pr​o ​ininente
antropologo ​social ​británico ​A​. ​R​. ​Radcliffe ​Brown ​(​1881​-​19​5​5​)​, ​colocaban ​el ​interés
metodológi ​co ​de ​una ​manera ​diferente​. ​Como ​Boas​, ​descavan ​descubrir ​la
interdependencia ​funcional ​y ​estructural ​d​e ​los ​hechos ​sociales​; ​pero​, ​como ​se
c​o​nocía ​muy ​poco ​de ​la ​historia ​de ​muchas ​de ​las ​sociedades ​eslu ​diada​s ​p​or ​l​os
antropólogos ​sociales​, ​les ​pareció ​a ​Radclisse​-​Brown ​y ​a ​otros ​que ​la ​explicación ​de
los ​rasgos ​distintivos ​de la ​vida ​actual ​de ​csas ​socicdades ​debería ​buscarse ​no ​tanto
en ​la ​secuencia ​de ​los ​acon ​tecimientos ​pasados ​como ​cn ​l​as ​relaciones ​entre ​las
instituciones ​sociales ​vivienics​.
Y ​ciertamente​, ​cl ​enfoque ​de ​la ​Historia ​de ​la ​cul​. ​tura​" ​de​'​un ​Boas ​tiene ​sus
limilaciones​, ​asi ​coino ​sus​. ​virtudes​. ​La ​clase ​de ​estridio ​que ​estimula ​puede
convertirse ​en ​meras ​conjelas​, ​si ​bien conjeturas n
​ iis ​prudentes y ​eruditas ​que ​las
de ​los ​primeros ​in​. ​vestigadores ​que ​intentaron ​rccrear ​la historia ​de ​la ​cultura
humana ​e​n ​una ​es​c​ala ​mucho ​mayor​. ​Aigu​:
42

Escaneado ​con ​CamScanner

nas ​de ​las ​más ​fructíferas ​influencias ​en ​la ​moderna ​antropología ​social​, ​han
provenido ​en ​efecto​, no ​de ​aquellos ​que ​consideraban ​el ​t​e​ma ​como ​una ​clase ​de
historia ​d​e ​la ​cultur​a ​(​aunque ​esto ​tiene s​ ​u ​ra ​zón ​de ser​)​, ​sino ​de ​un ​estudio ​científico ​de
las ​relacio ​nes ​sociales​, ​independientemente​, ​en ​último ​término ​de ​su ​expresión ​cultural
particular​. ​Así ​para ​el ​his ​toriador ​de ​culturas​, ​las ​relaciones ​familiares ​en ​la ​:
antigua ​Roma​, ​pongamos ​por ​caso​, ​son ​parte ​de ​la ​his​.​. ​toria ​social ​y ​cultural ​de ​la
antigua ​Roma​. ​También ​para ​un ​antropólogo ​social ​serán ​lo ​mismo​; ​pero ​para ​éste​, ​pueden​,
además​, ​ser ​extractadas ​de ​la ​cultura ​particular ​a ​la ​cual ​pertenecen​, ​y
comparadas ​c​o​n ​relaciones ​saniiliares e​ ntre ​pueblos ​de ​diversas ​r​a​íces ​culturales​. ​Per​o
tal ​discusión ​metodológica ​difícil​. ​mente ​podría ​haber ​surgido ​sin ​el ​contacto ​personal
con ​sociedades ​muy ​diferentes ​de l​ as ​de ​los ​primeros ​investigador​es​, ​entre ​quienes
sobresalió ​Boas​.
La ​familiarizació​n c​ ​on ​los ​pueblos ​"​primitivos​" ​también ​hizo ​algo ​para ​reducir ​la
supuesta ​diferencia ​entre ​la ​mentalidad ​"​primitiva​" ​y ​la ​"​civilizada​"​, ​di​-​. ​ferencia ​en
la ​cual liabia ​insistido ​tanto ​la ​teoria ​evo ​lucionista​. ​Aunque ​ciertas ​diferencias​, ​tanto
psicoló ​gica​s ​y ​fisiológicas ​como ​sociales ​p​ueden ​muy ​bien ​existir ​entr​e ​los
diserentes ​grupos ​humanos​, ​el ​estudio ​d​e ​ellas ​ni ​a​un ​ahora ​es ​suficiente ​para ​garantizar
cualquier ​aseveración ​generalizada ​que ​establezca ​un ​contraste ​entre ​el ​hombre
"​primitivo​" ​y ​e​l ​"​civiliza ​d​o​"​. ​Aun ​la ​palabra ​"​primitivo​"​, ​como ​ahora ​la ​en​. ​lendemos​,
es ​simplemente ​un ​asunto ​de ​conveniencia ​literaria​. ​Los ​primeros ​e​scritores ​fueron ​menos ​cau
Telosos​, ​y ​er​róneas ​informaciones ​y ​malas ​interpreta ​ciones ​los ​indujeron ​a ​s​aca​r ​falsas
conclusiones​, ​que
sólo ​comenzaron ​a ​s​e​r ​corregidas ​mediante ​una ​in​. ​tensiva ​investigación​.
Otra ​v​ez v​ iene ​a ​colación ​la ​obra ​de ​B​oa​s​. ​En ​un ​curso ​de ​conferencias ​publicadas ​bajo ​el
​ ind o
título ​de ​The M ​ fP
​ rimitive M
​ a ​ 913​)​, ​se ​refiere ​Boas a
​ n (​ 1 ​ ​una ​descripción ​de ​la
mentalidad ​de ​los ​indios ​de ​la ​Isla​. ​Vancouver ​hecha ​por ​G​. ​M​. ​Sproat​, ​e​n
1868​: ​"​.​..​una ​breve ​c​on​versación ​lo ​fatigaba ​(​al ​indio​], ​particularmente ​si ​las ​preguntas
que ​se ​le ​hacían ​re ​querían ​esfuerzos ​de ​pensamiento ​o ​de ​memoria ​po​r ​su ​parte​. La
mente ​del ​salvaje ​pareció ​entonces ​ir ​de ​un ​lado ​a ​ouro​, ​por ​me​ra ​debilidad​"​. ​El
sociólogo ​Herbert ​Spencer ​había ofrecido ​este ​y ​similares ​infor ​mes ​como ​prueba ​de
que ​los ​pueblos ​primitivos ​esta b
​ an ​psicológicamente ​m​en​os ​evolucionados ​que ​los
civilizados​.
Boas​. ​sometió ​e​st​a ​observación ​a ​la ​crítica ​de ​su ​propia ​experiencia ​de ​vivir ​con ​los
mismos ​p​ueblos ​q​ue ​Sproat ​había ​descrito​. ​El ​indio​, ​dijo​, ​considera ​triviales ​las
preguntas ​de ​los ​viajeros​:

.​.​.​naturalmente​, ​pro​n​t​o ​se ​c​aņs​a ​de ​u​n​a ​c​on​. ​versación ​mantenida ​e​n ​un ​idioma
extraño ​y ​en ​la ​cual ​no ​encuentra ​na​d​a ​de ​interés ​para ​él​. ​En ​realidad​, ​el ​interés ​de ​estos
aborígenes ​puede ​ser ​fácilmente ​llevado ​a ​un ​alto ​grado​, ​y ​a ​menudo ​he ​sido ​yo
quien ​se ​ha ​fatigado ​pri ​mero​.
Y ​se ​refiere ​a ​algunas ​de l
​ ​as ​características p
​ or ​las ​cuales ​los ​indios ​de ​la
Columbia ​Británica ​ahora s​ e ​han ​vuelto ​bien c​ onocidos ​en ​la ​literatura ​"​antra
pológica​"​:
44
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Tampoco ​el ​manejo ​de ​su ​intrincado ​sistema ​de ​cambio ​prueba ​inercia ​mental ​en ​los
asunto​s ​que ​concicrnen ​a ​l​os ​aborígene​s​. ​Sin ​"​ayuda ​mcmorias​"​, ​planea​n ​la ​sistemática
distribución ​de ​su ​propiedad​, ​de ​tal ​manera ​que ​incremente ​su ​fortuna ​y ​mejore ​su
posició​n ​social​. ​Estos ​plane​s ​requieren g
​ ​ran ​previsión ​y ​aplicación ​constante​.

Boas ​en ​América​, ​con ​su ​gran ​influencia ​de ​profe ​sor​, ​proclamó ​así ​un ​c​ambio ​e​n ​la
direcció​n ​d​e ​su ​materia​. ​En ​Inglaterra​, ​yn ​signo ​evidente ​de u
​ n ​cam ​bio ​similar ​apareció ​e​n
1​8​98​, ​cuand​o ​l​a ​bien ​e​q​ui ​p​ada ​expedición ​de ​Cambridge ​al Estrecho ​de ​Torres ​arribó ​a
la ​Isla ​Viernes​, ​en ​la ​Melanesia​. ​Esta ​expe ​dición ​f​ue ​conducida ​por ​A​. ​C​. ​Haddon
(​zoól​ ogo ​convertido ​en ​etnólogo ​y ​antropólogo​, ​y ​fundador ​de ​la ​enseñanza
antropológica ​en ​Cambridge​) ​y ​compien ​dia ​doctores ​en ​incdicina​, ​psicólogos
experimentados​, ​un ​especialista ​en ​lenguas ​y ​u​n ​registrador ​de ​músi​. ​ca​.
En ​este ​tiempo ​no h ​ abía ​antropología ​social e ​ ​s ​pecializad​a​; ​Haddo​n ​y ​lo​s o​ tro​s​,
especialmente ​W​. ​H​. R​ ​. ​River​s​, ​uno ​de ​los ​psicólogos​, ​más ​tarde ​bien ​conocido ​como
etnologo​, ​recogió ​cuanta ​información ​pu​do​. ​Los ​varios ​volúmenes ​de ​informes ​de ​la
expe d​ ición ​intentaron ​presentar ​una ​descripción ​del ​pue ​blo ​melanesio ​en ​todos ​los
aspectos ​de ​su ​vida ​mu ​cho ​más completa ​de ​lo ​que ​había ​sido ​previamente
intentado ​en ​algunos ​de l​ os ​pueblos ​de ​los ​territorios ​británicos​.
Una ​contribución​, ​particularmente​, ​había tenido ​una ​influencia ​de ​peso ​sobre ​la
antropología ​social​: ​cl ​uso ​hecho ​por ​Rivers ​de ​lo ​que ​había ​sido ​llamado ​"​cl ​método
gencalógico​" ​de ​investigación​. ​En ​su ​c​a
lidad ​de ​físico ​experimentado​, ​Rivers ​tenía ​interés ​por ​el ​estudio ​de ​las ​aptitudes ​e
incapacidades ​herc ​ditarias ​y h
​ ​ab​ía ​sido ​c​o​n el ​fin de ​investigar ​estas ​cuestiones
por ​lo ​que ​había ​comenzado ​a ​recoger ​es ​critos ​genealógicos​. ​El ​valor
sociológico ​de ​regi​s​trar ​las · ​relaciones ​genealógicas ​de los ​individuos​, ​especialmen
te ​en ​sociedades ​donde ​el ​r​a​ngo ​y ​la ​fuerza ​de ​los ​lazos ​ale ​parentesco s​ uelen ​ser
mayores ​que ​e​n ​las ​condi ​ciones ​reinantes ​en ​los ​grandes ​países​, ​es ​ahora d
​ ado ​por
s​entado ​e​n ​las ​investigaciones ​antropológicas​. ​Pero ​en ​aquel ​tiempo ​ni ​el ​propio
Rivers ​se ​dio ​plena ​cuenta ​de ​la ​variedad ​d​e ​información ​q​ue ​podría ​ser ​adquirida
mediant​e ​la ​co​mprensión​, ​en ​detallc​, ​dc ​las ​relaciones ​que ​é​l ​h​abía ​empezado ​a
registrar​. ​1​2​5 ​de ​el ​punto ​de ​vista ​de ​la ​moderna ​antropología​, ​es
· ​curioso ​leer ​su ​consesión ​de ​que​, ​cuando ​estuvo ​en
la ​Isla ​Murr​a​y​, ​"​no ​investigó ​si ​había ​alguna ​función ​especial ​conectada ​con ​los ​lazos
familiares​”​. ​Fue ​sólo ​'​nnás ​tarde c​ uando ​comprendió ​cuánto ​podrla ayudar ​la
colección ​de ​genealogias ​e​n ​toda ​s​u ​complejidad ​a ​proporcionar ​una ​clave
importante ​para ​el ​enten ​dimiento ​de ​la ​organización ​social​, ​cuando ​hubo ​co
menzado ​a ​ver ​que ​la ​discrencia ​entre ​el ​parentesco ​real ​y ​el ​adoptivo ​era
socialmente​, ​m​uy ​significativa ​(​se ​había ​creado ​una ​gra​n ​confusión ​acerca ​de
esto t​ ratando ​de ​aplicar ​la ​ley​) ​y ​q​ue ​no ​todos ​aquellos ​que ​parecían
estrechamente ​emparentados ​en l​ as ​ge ​nealogías ​lo ​estaban ​biológicamente​.
Las ​expediciones ​de ​un ​personal ​completo ​de ​in ​vestigadores ​son ​mucho ​más ​costosas ​de ​lo
qu​e ​per ​miten, ​p​or ​lo ​común​, ​los ​fondos ​destinado​s ​a ​la ​antropología​. ​Afortunadamente​, ​la
investigación ​con ​ducida ​por ​equipos ​de especialistas ​n​o ​es ​la ​única
Escaneado ​con ​CamScanner

fuente ​de ​conoc​i​mientos ​antropológicos​, ​ni ​se ​ha ​pro ​bado ​que ​sea ​siempre ​la
mejor​. ​La ​misma ​presencia ​d​e ​un ​gr​upo ​d​e ​investigadores ​extranjeros ​tiende ​a
modificar ​las ​relaciones ​que ​cualquiera ​de ​ellos ​indi ​vidualmente ​pudiera
establecer ​con ​el ​pueblo ​con ​el ​cual ​están ​viviendo​, ​y ​lo ​que ​se ​gana ​en ​amplitud ​de
miras​, ​puede ​perderse ​en ​profundidad​. ​El ​éxito ​de ​la ​ex​pedición ​del ​Estrecho ​de
Torres ​ha ​sido ​atri b
​ uido ​por ​más ​de ​un ​escritor ​a ​la ​suerte ​personalidad ​de ​A.​ ​C​.
Haddon​, ​con ​su ​genuino ​interés ​por ​los ​me ​lanesios ​como ​seres ​humanos ​(​le
p​reocupaba​n ​los ​efectos ​de ​la ​ex​plotación ​europea ​sobre ​ellos​)​, ​así ​como ​por ​su
ansiedad ​de ​ensanchar ​una ​fuente ​de ​co ​nocimiento ​científico ​que ​por ​entonces
parecía ​estar ​agotándose​. ​i ​P​or ​consiguiente​, ​muchos ​de ​los ​log​r​os ​más ​im
portantes ​en ​el ​campo ​de ​investigación ​de ​la ​antro ​pologia ​social ​han ​s​ido
logrados ​no ​por ​equipos ​de ​eruditos​, ​sino ​por ​individuos ​aislados​, ​como ​Miklu ​kho
Maklay ​o ​por ​su ​predecesor ​Boas​, ​entre ​los ​pue ​blos ​q​u​e ​deseaban estudiar​. ​La ​teoria
moderna ​ha ​dependido ​fundamentalmente ​de ​la ​acumulación ​de ​est​o​s ​estudios ​individuales
detallados ​de ​deterniina ​do​s ​pueblos​, ​hechos ​a ​la ​luz ​del ​conocimiento ​com ​par​ado ​d​e
muchas ​sociedades​, ​y ​adquirido ​mediante l​ a ​preparación ​t​écnica ​o ​la ​lectura​.
Algunas ​de ​las ​con ​ clusiones ​que ​pueden ​sacarse ​de ​este ​detallado ​material ​informativo
aparecerá ​en ​ca ​pítulos ​posterio​r​es​. ​La ​propia ​información ​comicn ​za ​a ​s​e​r ​reco​gida
c​ada ​vez ​co ​ n ​mayor ​minuciosidad ​e​n ​las ​primeras ​décadas ​de ​este ​siglo​. ​Pa​ra
mencio​. ​nar ​solamente ​unos ​cjemplos​, ​direinos que ​Edward ​Westermarck ​sue ​a
Marrue​co​s ​(1
​ 900​)​, ​Rivers ​a ​los
Todas ​de ​la ​India ​del ​Sur ​(​1901​-​1902​) ​y ​la ​Melanesia ​(1 ​ 908​-​19​14​)​, ​A​. ​R​.
Radcliffe​-​Brown ​a ​las ​Islas ​Anda ​mán ​(​1​90​6​)​, ​C​. ​G​. ​y ​B​. ​Z​. ​Seligman ​al ​Sud​á​n ​(​1909​)​,
G​. ​Lindblom ​a ​la ​Akamba ​del ​este ​de ​Africa ​(​1910​) ​y ​Malinowski​, ​probablemente ​el ​más
célebre ​de ​los ​antropólogos ​en ​el ​ámbito ​europeo ​d​e ​su ​tiempo​, ​obligado ​a
expatriarse ​a ​cualquier ​parte ​durante ​la ​guerra ​de ​1​9​1​4​-​1918​, ​vivió ​c​on ​los
isleños ​d​e ​Tro ​briand​. ​Todo ​esto ​fue ​realizado ​para ​lograr ​estudios ​profesionales
intensivos​, y​ ​produjo ​informes ​de ​esas ​investigaciones​, ​que ​todavía ​se ​recomiendan
como ​lec ​turas ​sobre ​antropología​.
Experimentados ​observadores ​no ​ ​profesionales ​d​e ​los ​pueblos ​primitivos​, a
quienes ​la ​antropologia ​so ​cial ​debe ​mucho​, ​abund​a​n ​más ​aú​n ​desde ​las ​postri
merlas ​d​el ​siglo ​XI​X​. S
​ ólo ​necesitamos ​mencionar ​unos ​cuantos​. ​Una ​de ​las
primer​a​s monografías ​va l​ iosas ​es ​The ​Religious ​Sy ​ ​stem o
​ f t​ he ​Amazulu ​(​1870​)​,
de ​Callaway​, ​probablemente ​la ​primera ​colección ​ano ​tada ​de ​textos ​africanos​. ​R​. ​H​.
Corrington​, ​un ​mi​. ​sionero​, ​escribió ​su ​trabajo ​The M ​ ​elanesians (​ ​1​8​91​)​. ​El ​erudito
holandés ​en ​asu​n​tos ​islámicos S ​ nouck ​Hurgronje ​presentó ​su ​estudio ​del
Ach​ ​chenese ​of ​Su ​matra ​(​1​89​3​, ​en ​inglés ​19​06​)​, ​un ​ejemplo ​de ​antro ​pología ​al ​servicio
de ​la ​administración​. ​H​. J​ unod​, ​misionero ​suizo​, ​estuvo ​trabajando ​e​n ​s​u ​excelente
T​he L
​ ife ​of ​a S
​ ou​th ​Afr​i​can T
​ rib
​ e
​ ​(t​ raducida ​e​n ​1912​-​1918​), ​y ​Spencer ​y ​Gillen
empezaban ​a ​publicar ​su ​rico ​material ​acerca ​de ​los ​aborígenes ​australianos​. ​En
América​, ​la ​recopilación ​de ​informaciones ​relati ​v​as ​a ​los ​amerindios ​continuaban ​t​an
entusiástica ​mente ​como ​antes​. ​El ​material ​informativo ​especia ​lizado ​y ​de ​buena
fuente ​sobre ​el ​cual ​se ​basaban ​los
: ​49
1​8
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Note
antropólogos ​sociales​, ​empezaba ​a ​aumentar ​rápida ​mente​.
Algunos ​estudiantes ​de ​ctnología ​y ​etnografía ​s​e ​contentaban ​simplemente
c​on ​re​coger ​y ​contemplar ​los ​hechos ​interesantes ​acer​ca ​d​e ​pueblos ​exóticos​, ​con
el ​espíritu ​de ​un ​anticuario ​minucioso​. ​Pero ​como ​en ​otras ​disciplinas​, ​el ​impulso
de ​la ​investi gación ​s​e ​h​a d ​ ebido ​a ​otros​, ​intelectualmente ​más ​exigentes​, ​que
tratan ​de ​unificar ​principios ​o ​teorías​, ​a ​la ​luz ​de ​las ​cuales ​puede ​verse ​que ​series
comple ​tas ​de ​hechos ​suelen ​estar ​interrelacionadas ​de ​una ​manera ​coherente​. ​De
este ​modo​, ​el ​error ​de ​los ​an ​tropólogos ​cvolucionistas ​mencionados ​anteriormente ​no
consistió​, ​en ​realidad​, ​en ​haber ​propuesto ​teorías​, ​sino ​en ​que ​esa​s ​teorías ​estuvier​a​n
basadas ​en ​una ​muy ​deficiente ​información​, ​y ​hasta ​el ​grado ​en ​que ​e​llas
comprendlan ​una ​gran ​cantidad ​de ​trabajos ​ba ​sados ​en ​conjeturas ​sobre ​el ​hombre
primitivo​, ​nunca ​podrían ​ser ​demostradas​. ​Así​, ​en ​fin ​de ​cuentas​, ​cran ​antes
bien ​dogmas ​filosóficos ​que ​teorias ​científicas​.
En ​los ​primeros ​tiempos ​de ​la ​antropología​, ​no ​cra ​fácil ​encontrar ​en ​una ​misma
persona ​las ​cualida ​des ​del ​estudioso ​que ​trata ​de ​conseguir ​una ​buena
información ​y ​las ​del ​que ​intenta ​s​u ​unificación ​y ​síntesis​. ​En ​Europa​, ​no
fue ​hasta la ​seg​u​nda ​década ​de ​este ​siglo​, ​especialmente ​c​on ​M​alinowski​, ​cuando
el ​trabajo ​intensivo realizado ​en ​el ​campo ​de ​la ​in ​vestigación ​fue
combinado ​con ​cl ​desco ​o ​la ​capaci ​dad ​de ​llegar ​a g
​ eneralizaciones ​que
(​hayan ​sido ​o ​no ​adecuadas​) ​tienen ​la ​virtud ​de ​animar ​a ​otros ​a ​tra ​tar ​de
comprobarlas ​mediante ​un ​posterior ​cxamen ​d​e ​los ​hechos​. ​Boas​, ​en ​América​,
​ l ​campo ​de ​la ​investigación ​con ​la ​g​e​nera
indudablemente ​combinó e
lización​, ​pero ​tenía ​la ​tendencia d ​ e ​separar ​las ​dos​, ​y ​no ​podría ​afirmarse
que ​haya ​dado ​idcas ​que a ​ ún ​provoquen ​polémicas ​metodológicas​.
Ha ​sid​o ​a ​ba​se ​d​e ​desacuerdos ​sobre ​hechos ​y ​sus ​interpretaciones​,
que ​la ​antropologia ​social ​h​a ​establecido c​ icrtos ​principios ​teóricos
generalmente ​aceptables​, a ​ ​unq​ue ​modestos​. ​A ​principios ​dc ​siglo
comenzaron ​a ​definirse ​y ​aclararse ​muchos ​de ​los ​pun ​tos ​de i​ nterés ​para ​los
estudiosos​, ​en ​una ​especic ​do ​diálogo ​entre ​aquellos ​-​ya ​sueran ​antropólogos ​o ​no​-
que ​habían ​tenido ​la ​oportunidad ​de ​observar l​ os ​pueblos ​primitivos ​en u​ na ​forma
directa​, ​y ​aquc​. ​llos ​que ​en ​su ​hogar​. ​coleccionaban ​c ​interpretaban ​e​stas ​divers​a​s
informaciones​. ​Tales ​investigadores​, ​"​antropólogos ​de ​poltrona​" ​como
se ​les ​denomina ​con ​frecucncia​, ​descmpeñaron ​un ​papel ​importante ​en ​la
formación ​de ​la ​disciplina​, ​y ​a​un c​ n ​la ​actua ​lidad ​algunas ​veces ​se ​lamenta ​q​u​e
no ​existan​'​más ​de ​ellos​, ​para ​d​a​r ​una ​direc​ción ​a ​l​a​s ​labores ​sepa​. ​radas ​de ​los
incontables ​antropólogos ​"​de ​campo​"​.
En ​Inglaterra​, ​cl ​propio ​Tylor ​h​a ​hecho ​bastante ​para ​present​a​r ​al ​público ​la
antropologia ​como ​un ​estudio ​unificado ​del ​Hombre​, ​el ​cual ​podría ​aligcrar ​las
dificultades ​del ​aprendizaje ​rcduciendo ​las ​com ​plejidades ​de ​culturas ​y
socicdade​s ​a ​u​nos ​cuantos ​principios ​relativamente ​simples​. ​En cierto ​sentido​, ​ha
enunciado ​tales ​principios​; ​p​or ​cjemplo​, ​al ​acui ​ñar ​la ​palabra ​"​animismo​" ​para
determinar ​las ​creen ​ci​as ​religiosas ​básicas ​de ​los ​pueblos ​primitivos​, ​y ​al ​darles
como ​definición ​básica ​"​un​a c​ reencia ​e​n ​entos ​espirituales​"​. ​En ​la ​actualidad​,
esta ​dclinición ​no ​resulta ​de ​mucha ​ayuda ​para ​nosotros​, ​pero​, ​cn ​su ​tiempo​,
por ​lo ​menos ​estableció ​que ​los ​objetos
..
.
.
Escaneado ​con ​CamScanner
...........
-------​-​...​.​.​..​
materiales ​— ​figuras ​esculpidas​, ​r​ocas ​y ​árboles​, ​en ​voltorios ​“​mágicos​" ​y
cosas ​de ​esta ​laya​— ​en ​los ​cua ​les ​se ​localizaban ​o ​representab​an ​a ​menudo ​las ​di
vinidades ​primitivas​, ​no ​eran ​adorados ​como ​objetos ​materiales​, ​sino ​como
representación ​de ​realidades ​es ​pirituales​. ​La ​investigación ​de ​la ​religión
primitiva​, ​la ​cual ​ha ​ido ​en ​la ​actualidad ​mucho ​más ​lejos​, ​po ​dría ​haber
realizado ​pocos ​progresos ​si ​no ​se ​hubiera s​ acado ​esta simple ​conclusión ​de ​los
escritos ​iniciales ​sobre ​el ​tema​.
El ​más ​notable ​de ​los ​"​antropólogos ​de ​poltrona​" ​británicos​, ​Sir ​James ​Frazer​, ​se
convirtió ​durante ​mu ​chos ​años e
​ n ​el ​intérprete ​de ​l​a​s c​ reencias ​religiosas y​
mágicas ​para ​un ​público ​mucho ​más ​numeroso ​que ​el ​de ​los ​antropólogos ​profesionales​,
como ​puede ​co ​legirse ​por ​las r​ eferencias ​a ​su ​obra ​que ​aparecen ​en ​l​a ​poe​sía ​de ​T​. ​S​.
Elliot​, ​o ​por ​el ​entusiasmo ​que ​despertó ​en ​Ezra ​Pound​: ​"​Así ​como ​Voltaire ​fue ​una ​luz
necesaria ​en ​el ​siglo ​Xviii​, ​así ​en ​nuestro ​tiempo ​Fr​a​z​er ​y ​Fabre ​han ​s​ido
esenciales ​en ​e​l ​enriqueci ​miento ​de ​cualquier ​inteligencia ​calificada ​para ​e​s c​ ribir
acerca ​de ​cuestiones ​éticas​, ​filosóficas ​o ​esa re ​vuelta ​melaza​, ​la ​religión​.​” ​En ​adició​n ​a
s​us ​vastas ​lecturas ​—​el ​sol​o L ​ a r​ ana ​dorada ​* ​tiene ​el ​valor ​de ​: ​una e
​ nciclopedia ​y
una ​biblio​gr​ afía​— ​Frazer ​tuvo ​un ​ext​e​nso ​número ​de ​corresponsales ​en
diferentes ​pa​r ​tes ​del ​extranjero​, ​capaces ​de ​hacer ​investigaciones​, ​en ​los ​lugares
indicado​s​, ​acerca ​de ​las ​costumbres ​y ​creencias ​que ​el ​pre​s​entaba ​a ​su ​atención​.
​ laboró ​un ​cuestionario ​para ​que ​les ​sirviera ​de ​gula ​general​, ​y ​los ​animaba
Frazer e
personalmente ​en ​las ​investi​!
gaciones ​hechas ​en ​su ​nombre​. ​Era ​la ​suya ​una ​men ​talidad ​unificadora ​y
especulativa​, ​que ​había ​desem ​peña​d​o ​u​n ​papel ​importante ​para ​establec​e​r
cierto ​orden ​en ​la ​siempre​. ​creciente ​masa ​de ​detalles ​a ​los ​cuales ​d​ebe ​enfrentarse
constantemente ​el ​antropó​.​. ​logo​.
Es ​cierto ​que ​la ​amplia ​concepción g
​ eneral ​de ​Fra ​z​er ​a​cerca ​del ​esquema
universal ​de ​la ​evolución ​psi ​cológica​, ​desde ​el ​pensamiento ​mágico ​hasta ​la ​cre ​encia
religiosa​, ​desde ​la ​creencia ​reli​gi​osa ​h​as​ta​: ​el ​pensamiento ​cientfico​, ​no ​h​a​bla
probado ​en ​sí ​mis ​ma ​ser ​de ​un ​gran ​valor​. ​La ​magia​, ​la ​religión ​y ​las ​formas ​científicas
de ​comprensión ​del ​mundo ​habían ​sido ​mostradas ​como ​coexistentes​, ​aunque e ​ n ​diferen
tes niveles ​de ​la ​experiencia ​individual ​y ​comunal​. ​En ​su ​tiempo​, T ​ ylor ​se ​sintió
inquieto ​por ​el ​cr​e​ci ​miento​, ​aun ​en ​la ​misma ​Europa​, ​del ​espiritualismo ​entre ​la​s
p​er​s​on​as ​cultivada​s ​y ​en ​o​tros ​aspectos ​"​científicas​”​, ​y ​el ​hombre ​de ​ciencia ​A​. ​R​.
Wallace ​registra ​el ​hecho ​de ​que el ​mismo ​recomendó ​al ​poc ​ta ​Tennyson ​u​n ​médium
que ​había ​considerado ​"​enteramente ​digno ​de ​confianza​”​. ​Por ​otra ​parte​, ​en ​tre ​los
pueblos ​primitivos​, ​como ​Malinowski ​diría ​insistentemente ​más ​tard​e​, ​las ​prácticas
​ os ​muestran ​habilidad ​técnica
religiosas ​y ​mágica​s ​n​o ​significan ​el ​total ​de ​la ​vida​. ​Tod
y ​cálculo ​racional ​en ​los ​asuntos cotidiano​s ​pr​ácticos​, ​y ​en ​los ​primeros ​escri ​tos
sobre ​l​a ​sociedad ​primitiva ​"l​ a ​superioridad ​del ​conocimiento ​sobre ​la
credulidad ​es ​grandemente ​sub ​estimada​"​, ​como ​observó ​Elsie ​Clews ​Parsons​.
La ​penetración ​psicológica ​de ​Frazer​, ​de ​la ​cual ​el ​mismo ​se ​enorgullecía​, ​fue ​a
menudo ​causa ​de ​erro ​res​, ​s​o​bre ​todo ​porque ​pensó ​que ​po​dr​ía ​entender
53
.​.​.​.
J​. ​G​. ​Fra​zer,​ ​5​7 ​c​d​, ​en
​ ​español ​de ​F​.​C​.​E​.​, ​M​é​xico​, ​1965​.

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.
creencias ​muy ​extranas​, ​completamente ​al ​margen ​de ​s​u ​contenido​, ​simplemente
mediant​e ​un ​esfuerzo ​de ​introspección​. ​Él ​y ​algunos ​otros ​de ​s​u ​tiempo t​ uvieron ​un
enfoque ​semejante ​al ​de ​Sherlock ​Hol​. ​mes​, ​en ​los ​libros ​de ​su ​casi ​contemporáneo ​Conan
Doyle​: ​"​Usted ​c​o​noce ​mis ​método​s ​en ​tal​e​s ​casos​, ​Watson​; ​yo ​me ​po​ngo ​e​n ​el ​l​u​gar ​del
individu​o ​y h ​ abiendo ​primero ​calibrado ​s​u ​inteligencia​, ​trato ​de ​imaginar ​cómo ​habría
procedido ​yo ​mismo ​cn ​idén ​ticas ​circunstancias​.​” ​Tales ​procedimientos ​deducti ​vos
pueden ​tener ​su ​mérito ​en ​el ​estudio ​del ​pueblo ​c​on ​el ​cual ​el ​investigador ​tiene ​muc​ho ​en
común​. ​En ​cambio​, ​sólo ​podrían ​conducir ​al ​error ​cuando ​el ​estudioso ​fuese ​un ​erudito
victoriano ​de ​la ​clase ​media ​y ​el ​sujeto ​a ​investigar ​un ​aborigen ​australia n ​ o ​o ​un
antiguo ​sacerdote ​egipcio​. ​Sin ​embargo​, ​las ​realizaciones ​d​e ​Fraz​er ​fueron notables​.
Mostró ​la ​posibilidad ​de ​hacer ​un ​estudio ​comparativo ​de ​la ​re l​ igió​n ​en ​un ​amplio
​ v​an ​zadas​”
campo​, ​e​l ​c​u​al ​p​odría ​r​e​velar ​similitudes ​fundamentales ​entr​e ​las ​creencias ​"a
y ​la​s ​“​salvajes​"​; ​y ​comenzó ​a ​identificar ​y ​a ​definir ​cierta​s ​instituciones ​muy
difundidas​, ​sobre ​todo ​la ​del ​"​origen ​divino​"​, ​donde ​el ​r​e​y ​es ​también ​el ​su​mo
s​acerdote​, ​institución ​frecuentemente ​aún ​citada ​p​or ​los ​antropólogos​. ​.. ​Fra​zer
re​a​lizó​, ​asimismo​, ​ciertos ​esfuer​z​os ​por ​ex ​plicar ​la ​función ​de ​ciertas ​instituciones ​o
creencias​, ​l​a​s ​cuales​, ​en ​sí ​mismas​, ​pueden p
​ are​c​er ​simplemen ​te ​observadas ​o ​repulsivas ​al
curopeo ​común ​de ​estos ​días ​formado ​m​ediante ​una ​educación ​libresca​. ​Su ​ ​s ​ensayos​,
incluidos ​e​n Psycho​'s​ ​Task ​intentan ​mostrar ​(​inediante ​lo ​que ​le ​parece ​a ​el ​una ​paradoja​) ​que
las ​"​slipersticioncs​" ​a ​mnenuclo ​h​an ​sido ​útiles ​p​a​ra
​ l ​respeto ​al ​gobierno​, ​la ​propiedad ​priva ​d​a​, ​el ​matrimonio ​y l​ a ​vida
cimentar e
humana​. E​ n ​otras ​pala ​bras​, ​tales ​creencias ​erróneas ​han ​cumplido c ​ ​o​n ​la
​ r​, ​son ​de
función ​de ​sostener ​instituciones ​que​, ​según ​el ​punto ​de ​vista ​de ​Fra​ze
capital ​importancia ​para ​cualquier ​orden ​social​.
​ s ​sociales ​positivas ​de ​creencias ​y ​costumbres ​extrañas​,
Esta ​idea ​de ​exhibir ​las ​funcione
desarrollada ​casi ​sistemáticamente ​por ​escritores ​como ​Radcliffe​-​Brown ​y ​Malinowski​, ​h​a
​vi​t​al ​s​o​bre ​la ​moderna ​antropologia ​social​.
tenido ​u​n​a ​influencia ​intelectual ​mente
​ ustom ​and ​Con f​ lict i​ n ​Africa​, ​de ​M​. ​Gluckman
Esto ​puede ​v​er​se​, ​p​or ​ejemplo​, ​e​n C
(​1​955​)​. ​Aquí ​no ​se ​ría ​útil ​discutir ​sobre ​los ​argumentos ​metodológicos ​(​algunos ​de
ellos​, ​como ​se ​ha ​visto ​hace ​p​oco​, ​triste ​mente ​estériles​) ​q​u​e ​form​a​n ​lo ​que ​habría ​de
ser ​llamado ​el ​enfoque​. "​ ​funcional​"​. ​Empero​, ​p​uede ​aceptarse ​que dicho
enfoque​, ​al ​presuponer ​que c​ ual ​quier ​sociedad ​puede ​s​e​r ​estudiada como ​un ​conjun ​to​'
orgánico ​cuyas ​partes ​son ​"​funcionalmente​" ​inter ​dependientes​, ​se​p​ara ​definitivamente
nuestra ​básica ​antropología ​social d ​ e ​l​a ​vasta ​"​historia ​de ​la ​cul ​tura​" ​de ​los
primeros ​antropólogos ​y ​etnólogos​. ​Para ​estos ​últimos​, ​"​explicar​” ​un​a ​costumbre
o ​creencia ​ha ​consistido ​en ​investigar s ​ u ​historia ​y ​su ​supuesto ​origen​, ​ya
sea ​en ​su ​época​, ​ya e
​ n ​algunas ​c​a​racterís ​ticas ​universales ​del ​Hombre​. ​La
explicació​n ​de ​la ​constitución ​de ​cualquier ​sociedad ​descansa​, ​por ​lo ​tan ​to​,
en ​el ​pasado ​o ​en ​la psicologia ​humana​. Los ​estu ​diosos ​de ​la ​función ​social​, ​por ​su ​lado​,
buscaban ​la e ​ xplicación ​sobre ​todo ​en ​el ​presente​, ​en ​las ​relacio ​nes ​existentes ​entre ​las
diferentes ​instituciones ​de ​cual​, ​quier ​sociedad​.

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Para ​explicar ​la ​forma ​en ​que ​u​n​a ​institución ​lle​. ​gó ​a ​existir​, ​como ​scñala
Radclifsc​-​Brown​, ​no ​es ​ne​. ​cesario ​explicar ​cómo ​continúa ​existiendo ​en ​los ​días
actuales​. ​Así​, ​por ​ejemplo​,​'​un ​estudio ​de ​la historia ​de ​la ​monarquia ​inglesa
simplemente ​como ​una ​se ​cuencia ​cronológica ​de ​los ​hechos ​causalmente ​rela
cionados ​entre ​sí ​no ​seria ​suficiente ​para ​valorizar ​la ​posición ​de ​la ​monarquía ​e​n ​la
sociedad ​moderna​. ​Para ​esto​, ​deberíamos ​haber ​mostrado ​las ​relaciones ​entre ​la
monarquía ​y​, ​por ​lo ​menos​, ​algunas ​de ​nues​.​. ​tras ​otras ​instituciones ​sociales
existentes (​el ​Parla ​mento​, ​la ​Iglesia ​establecida​, ​la ​Prensa ​moderna​, ​y ​otras ​por ​el
estilo​)​. ​Para ​comprenderlas ​mejor ​debe​: ​ríamos​, ​entonces​, ​comparar ​l​as ​relaciones
actuales ​de ​la ​monarquía ​y ​otras ​instituciones ​sociales ​co​n ​sus ​relaciones ​en ​el ​pasado​.
Tal ​habría ​sido ​la ​opinión ​de ​un ​"​antropólogo ​de ​po​l​tr​ona​" ​más ​grande ​que ​sir ​James
Fra​ze ​ r​, ​un ​pe​nsador ​m​á​s ​ordenado, y​ ​uno ​de ​aquellos que ​h​a a ​ portado ​a ​la
materia ​sus ​ideas ​m​ás ​generalizad​a​s​: ​e​l ​sociólogo ​francés ​Émile Durk ​heim
(​1858​-​19​1​7​)​.
Émile ​Durkheim​, ​en ​unión ​de s​ us ​colegas ​Mauss​, ​Huber​t ​y ​o​tros​, ​propuso​, ​a
​ c​ie​dad​"​, ​con
fines ​del ​siglo ​xix​, ​una ​"​ciencia ​de ​la ​so ​ siderada ​más ​sutilmente ​de ​lo ​que
los ​primeros ​exponentes ​de ​la ​ciencia ​so ​cial ​en ​gran ​escala ​--​H​erbe​rt ​Spencer ​y ​aun ​el
propio ​Comte ​lo ​habían ​hecho​. ​En ​An​née S ​ ociologi​ q​ ue,​ d
​ onde ​se ​enc​ uentran ​muchas
de ​su​ ​s ​contribu​. ​ciones ​a ​la ​antropología ​s​ocial​, ​Durkheim ​aclaró ​por ​primera ​v​ez u​ no ​de
los ​principios en ​los ​cuales debe ​basarse​, ​según ​sus ​puntos ​de ​vista​, ​una ​ciencia ​social
autónoma ​y ​sabia​. ​Quería ​ve​r ​(c​ o​mo ​algunos ​antro ​pólogos ​sociales ​quicren ​ve​r h
​ oy​)
un ​mayor ​entendi
miento ​entre ​historiadores ​y ​sociólogos​; ​y ​quería ​su ​primir​. ​dc ​sus ​libros ​algunas ​de ​las
suposiciones ​a p ​ riori f​ ilosóficas ​y ​psicológicas ​de ​los ​primeros ​es ​critores​.
Por ​su ​parte​, ​e​l ​propio ​Durkheim ​había ​sido ​un ​discípulo ​de ​Fustel ​de
Coulanges​, ​algunos ​de ​cuyos ​trabajos ​especialmente ​La C
​ ité ​Antique (​ 1
​ ​8​64​)​,
un ​estudio ​de ​la ​antigua ​s​ociedad ​italiana​, ​se ​le​e ​to​. ​dayla ​en ​la ​actualidad​. ​Pero
Durkheim ​se ​proponia ​establecer ​una ​sociología​, ​la ​c​ual​, ​(​en ​contraste ​con ​la ​obra
exclusivamente ​histórica​) ​colocaria ​las ​insti ​tuciones ​de ​las ​antiguas ​sociedades ​cultas
—​estudia ​das ​por ​historiadores ​y ​eruditos ​humanistas​, ​en ​un ​contexto ​más ​vasto ​de ​las
costumbres ​y ​creencias ​pri ​mitivas ​aú​n ​existentes​. ​Durkheim ​sugeria​, ​por ​ejem ​p​lo​, ​que
Fustel ​de ​Coulanges ​podría ​haber ​estado ​en ​una ​posición ​mejor ​para ​comprender ​lo ​que
los ​T​o ​manos ​entendían ​po​r ​s​acer​, "​ ​sagrado​"​, ​si ​hubiese ​sido ​c​apaz ​de ​colocarse ​a ​la ​luz
de ​los ​descubrimientos ​antropológicos ​relacionados ​c​on ​la ​naturaleza ​de ​lo ​sagrado ​en
​ n ​la ​Polinesia​. ​Por
otras ​partes ​del ​mundo​, ​particularmente​, ​en ​relación ​con ​la ​idea ​del ​tabú e
que​, ​como ​dijo ​Durkheim ​"​.​.​.​solamente ​e​s ​p​osible ​explicar ​mediante ​comparaciones​.
Sin ​esto​, ​aun​que ​una ​simple ​descripción ​es ​apenas ​posible​; ​sumamen ​te ​difícil ​es
describir ​un ​hecho ​único​, ​o ​del ​que ​sólo ​haya ​raros ​ejemplos​, ​porque ​uno ​n​o p ​ uede
verlo ​su​: f​ i​cientemente ​bien"​ ​(l​ o ​subrayado ​es ​mío​)​. ​Si ​lo​s ​historiador​es​, ​según ​el ​punto ​de
vista ​de ​Durkheim​, ​tienden ​a ​mostrar ​un ​interés ​demasiado ​exclusivo ​por ​los ​detalles ​y
particularidades ​de ​su​s ​reducidos ​cam ​pos ​de ​estudio​, ​los ​sociólogos resultaron​, ​con ​funda
mento​, ​sospechosos ​a ​los ​ojos ​de ​los ​h​istoriadores

56
​ 7
.​.​. 5

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por ​"​la ​naturaleza ​demasiado ​general ​de ​(​sus​) ​teo ​rlas ​y ​su ​insuficiente
documentación​"​.
El ​tratado ​especulativo ​de ​Durkheim ​Règles ​de l​ a ​M​éthode
Sociologiqu ​ e ​publicado ​por ​ve​z ​primera ​e​n
Francia​, ​en ​1​8​94​, ​a​ún ​s​e ​conserva ​como ​una ​señal ​en ​medio ​de ​los frecuentemente ​áridos
escritos ​ace​rca ​de ​la ​"​metodologia ​social​"​, ​una ​materia ​cn ​la ​cual ​estuvo
profundamente ​interesado​. ​Como o ​ b​s​erva ​el ​sociólogo ​norteamericano ​Talcott
Parsons​, ​Durkheim ​"​nunca ​teorizó ​en ​el ​air​e​"​, ​pero ​siempre ​estuvo ​tratan ​do ​de
encontrar ​la ​solución ​de ​importantes ​problemas ​empíricos​. ​Un ​ejemplo ​es ​su ​obr​a
S​ui​ cide (​ ​1897​)​. ​Aunque​, n
​ aturalmente​, ​no ​está ​ya ​al ​mismo ​nivel ​de l​ os ​modernos
tratados ​de ​investigación ​sociológicos​, ​es ​un ​intento ​sistematizado ​por ​relacionar ​el
fenómeno ​del ​suicidio ​con ​otros ​factores ​sociales​. ​En ​Rè ​ ​gles d
​ el ​ a
​ M
​ éthod
​ e

S​ociologique​, ​estableció ​algunos ​princi ​pios ​de ​investigación ​que​, ​en ​g​e​neral​, ​sus
s​ucesores ​han ​reconocido ​útiles​. ​Insistió ​en ​que​, ​ya ​que ​la ​vida ​social ​no ​es ​el ​producto ​de
ninguna ​psicologia ​indi v​ id​ual​, ​no ​p​u​ede ​s​er ​ad​ecuadamente ​entendida s​ ólo ​por
referencia ​a ​la ​conciencia ​y ​motivación ​de ​los ​in ​dividuos​.
Tylor ​y ​otros ​han ​tratado ​de "​ ​explicar​" ​algunos ​aspectos ​d​e ​la r​ eligión ​primitiva
sugiriendo ​que ​los ​individ​uos ​primitivos ​habían​, ​al ​p​arecer​, ​ra ​ zonado ​c​o​n ​ell​o​s ​mismos
s​obre ​algunos ​senómenos ​comunes​, ​t​a​les ​como ​sucños ​y ​apariciones ​y ​que​, ​en ​consecuen ​cia​,
habian ​llegado ​a ​una ​con​ cepción ​del ​alma ​liu ​mana​. ​E​nton​ce
​ s,
​ s​ ​e ​s​u​p​on​e ​qu​e ​habían
extendido ​esta ​idea ​desde ​el ​individuo ​humano ​hasta ​el ​mundo ​e​n ​conjunto​, ​desarrollando
así​, ​con ​el ​tiempo​, ​la ​no​. ​ción ​de ​un ​gran ​espíritu​: ​Dios​. ​Tales ​interpretacio​.
mes ​parecieron ​a ​Durkheim ​mal e ​ ncauzadas​, ​porque ​n​o p ​ odían ​s​er ​pr​ob​adas
empíricamente ​ni ​podrían ​explicar ​la ​organización​, ​ni ​las ​diversas ​organizacio​.
nes ​de ​las ​creencias ​religios​as. ​Semejante ​in​te ​ rprc ​tación ​que​, ​en e ​ l ​mejor ​de
l​os ​casos​, ​podrla ​aplicarse ​a ​reacciones ​individuales​, ​y ​estados ​d​e ​la ​men​te ​de
los ​participantes ​e​n ​un​a c​ eremonia ​re​ ligios​a ​ni ​si ​quieia ​nos ​revelarla ​gran ​cosa ​de ​la
naturaleza ​de ​la ​Iglesia ​à ​la ​cual ​pertenecieron​, ​ni ​su ​relación c
​ on ​otras ​instituciones
sociales​. ​. . .
Para ​es​ta​r ​seguro​, ​como ​Durkheiin ​lo ​admitió ​ple ​namente​, ​una s ​ ociedad ​e​n ​ultimo
tér​m​ino ​co​nsi​ ste ​en ​los ​individuos ​interrelacionados ​que ​la ​componen ​y ​la ​han
compuesto​, ​y ​cn ​nada ​más​. P ​ ara ​usar ​su ​propia ​comparación​, u
​ ero​, p ​ na ​sociedad ​es
algo ​más ​que ​una ​colección ​de ​individuos​, ​así ​como ​"​la ​fluidez ​del ​a​gua​, ​sus
propiedades ​alimenticias ​y ​de ​otra ​n​a ​turaleza​, ​no ​se ​encuentran ​en ​los ​dos ​gases de
los ​cua ​les ​está ​compuesta​, ​sino ​en ​la ​compleja ​sustancia ​que ​forman ​al ​asociarse​"​. ​Si
se ​la ​toma ​demasiado ​lite r​ almente ​(​como algunos ​metodólogos ​sociológicos ​han ​tomado
sus ​comparaciones ​entre ​las ​sociedades ​y ​las ​sustancias ​físicas​, ​las ​máquinas ​o ​los
organismos ​bio ​lógicos​)​, ​e​sto ​podría​, ​realmente​, ​considerarse ​como e​ ngañoso​; ​pero
​ e ​la ​relación ​entre ​los ​individuos ​y ​la ​sociedad ​de ​la ​c​ual ​son
tomado ​meramente ​como ​un ​símil d
​ ​stá i​ mplicado ​en ​la ​interacción ​social ​de
miembros​, ​esto ​tiene ​algún ​valor ​ilustrativo​. ​Algo
e
los ​individuos​, ​algo que ​no ​puede ​ser ​encontrado ​com​. ​pletamente ​en ​ninguno
de ​ellos​, ​como ​es ​obvio ​en ​la ​"​psicología d​ e ​las ​multitudes​" ​el ​hecho ​de ​que ​una
: ​muchiedumbre ​se ​conducirá c​ omo ​ninguno ​o ​pocos ​de l​ os ​individuos
comprendidos ​e​n ​ella ​se ​conduciría
5​9
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La ​antropologia ​social s
​ e ​ha c
​ onvertido ​en ​un ​es​: ​tudio ​de ​tales ​diferencias ​en
proporción​, ​teniendo c​ omo f​ inalidad​, ​quizá ​según ​l​as ​p​ropias ​palabras ​de
Durkheim​- ​"​llegar ​a ​los ​hechos ​científicos ​ocul​. ​tos ​bajo ​el ​nivel ​d​e ​lo ​no ​científi​co​"​. ​El
lector ​juz ​g​ar​á ​en ​los ​siguientes ​capítulos ​cómo​, ​y ​cuán ​lejos ​tal ​conocimiento
comparativo ​de ​las ​sociedades ​tradi ​cionales​, ​como ​las ​qu​e ​t​e​nemos ​actualmente​,
puede ​llevarnos ​hasta ​ese ​fin​.
:​)
individualmente​. ​La ​ ​Fou​le​, ​de ​Le ​Bon ​(t​ raducida ​al ​inglés ​en ​1​8​96​) ​e ​Instincts ​ ​of t​ he
Herd i​ n ​Peace a ​ nd W​ ​ar ​(​1916​)​, ​libro de ​Trotter​, ​m​u​y ​leldo ​en ​cierta ​época​, ​s​on ​de
las ​primeras ​obraş ​en ​que ​se ​analiza ​esta ​diferencia​. ​.​.
En los ​propios ​e​scritos ​d​e ​Durkheim​) ​particular ​mcntc ​en ​Les ​formes é ​ lémenta ​ ires ​de ​la
vie ​religieus​ e ​(​1912​) ​son ​examinadas ​algunas ​consecuencias ​menos ​obvias ​de ​la
interacción ​e ​integración ​de ​los ​indivi ​duos ​c​on ​la ​colectividad​. ​Volveremos ​a ​estudiar
al ​gunas ​de ​ellas​. ​En ​g​eneral​, ​los ​sociólogos ​franceses ​de ​la ​escuela ​de ​Durkheim
establecieron ​de ​una ​ma ​nera ​convincente ​qu​e ​la ​tradición ​social ​modela​: ​la
conciencia ​individual ​más ​completamente ​de ​lo ​que ​aun ​el ​más ​consciente ​de ​sus
miembros ​suele ​recono c ​ er​. ​Diversas ​sociedades ​exhiben ​diferentes ​modelos ​de
pensamiento​, ​diversas ​"​representaciones ​colectivas​”​, ​como ​las ​llamaron ​los ​franceses​,
y ​est​a​s ​representacio ​nes ​colectivas ​son ​el ​objeto ​de ​estudios ​específicamen ​t​e
sociológicos​. ​Cualquiera ​que ​reflexiona ​sobre ​sí ​mismo ​y ​tr​a​ta ​de ​obtener ​una ​visión
objetiva ​de ​su ​propia ​r​e​acción frente a ​ ​la ​costumbre ​de su ​pro ​pia ​sociedad ​o ​de ​otra​—
puede ​llegar ​a ​reconocer ​que ​así ​com ​ o ​la ​sociedad ​no ​escogió ​racionalmente ​ciertas
costumbres​, ​él ​mismo ​ha ​adoptado ​muchos ​hábitos ​de ​pensamiento ​y ​evaluación ​del
medio ​social ​en ​el ​que ​'​ha c​ recido​, ​y ​que ​no ​hay ​nada ​má​s ​intrinsecamente e ​ x​t​raño ​en ​la
costumbre ​de ​un ​pueblo ​que ​en ​la ​de ​otro​, ​así ​co​mo ​un ​elefante ​no ​es ​intrínsecamere ​más
cxtraño ​que ​un ​caballo​. ​Tal ​sue ​la ​opinión de ​Durk ​heim ​y ​de ​Secley​: ​"​Compare ​el ​más
avanzado ​estado ​c​on ​la ​más ​primitiva ​tribu​, ​y ​verá ​las ​mismas ​carac ​terísticas​, ​aunque
las ​proporciones ​sean ​diferentes​.​"
6​0
-
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