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EL LIBRO DE JOB

1. DATOS GENERALES

a) Nombre del libro


El título del libro corresponde al de su héroe. Sin embargo, la forma española
Job se basa en las transcripciones griega y latina, que reproducen imprecisamente el
término hebreo bAYai (Iyyob).

vyaiäh' hy"åh'w> Am=v. bAYæai #W[ß-#r<a,(b. hy"ïh'


vyai²
`[r"(me rs"ïw> ~yhiÞl{a/ arEîywI rv"±y"w> ~T'ó aWhªh;

A;nqrwpo,j tij h=n evn cw,ra| th/| Ausi,tidi w-| o;noma Iwb kai. h=n o` a;nqrwpoj
evkei/noj avlhqino,j a;memptoj di,kaioj qeosebh,j avpeco,menoj avpo. panto.j
ponhrou/ pra,gmatoj

Vir erat in terra Hus nomine Iob et erat vir ille simplex et rectus ac timens Deum et
recedens a malo.
(Job 1,1)

b) Texto y versiones
Con excepción de Oseas, el libro de Job sigue siendo textualmente el libro del
AT que más dificultades ofrece.

La comparación entre el Texto Masorético y la versión de los LXX induce a


veces a corregir en algunos puntos el Texto Masorético. Resulta más plausible la
opinión de que el traductor griego hizo lo que muchos lexicógrafos actuales:
considerar inútil el intento de traducir algunas partes. De ahí que los LXX hayan
practicado la paráfrasis y la reinterpretación.

A pesar de estar corrompido en numerosos puntos, el texto hebreo sigue


siendo la fuente más fiable.

c) Canonicidad
El libro de Job integra la tercera parte de los libros sagrados hebreos: los
ketubim. Solamente Teodoro de Mopsuestia puso en duda su canonicidad. Dentro de
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esta última sección de la Tanaka, el códice Alejandrino trae el orden Salmos-Job-
Proverbios, mientras que Cirilo de Jerusalén, Jerónimo y otros testimonios hablan de
Job-Salmos-Proverbios. Este orden de los libros fue favorecido por el Concilio de
Trento.
d) Autor y fecha de composición
El libro de Job es una obra compuesta. Sin embargo, tuvo que haber una
personalidad genial que le confiriese la altísima calidad literaria que la caracteriza y
que la convierte en una de las más altas cumbres de la literatura universal, pero
desgraciadamente nos encontramos ante una obra anónima.

Por lo que respecta a la fecha de composición, no existe unanimidad entre los


estudiosos, pero diversos elementos nos hacen concluir en una época determinada.

 En primer lugar, lo que más sorprende en Job es el colorido arameo,


universalmente admitido. La mezcla de elementos arameos en Job excede a la de
cualquier otro libro bíblico. En consecuencia, la obra de Job podría situarse en el
período de florecimiento del arameo: la época postexílica (año 538 a.C. en
adelante).

 De igual manera, el dato teológico más significativo para poder fechar


aproximativamente el libro es la demoledora crítica que su autor formula
respecto a la doctrina de la retribución, crítica más apropiada en el período
postexílico.

 La ausencia de datos de tipo histórico relativos al sufrimiento de la nación


(como ocurre por ejemplo en el libro de Lamentaciones) apoyan también la
teoría del período postexílico como fecha de composición.

 Finalmente, el libro habría alcanzado su forma final hacia el año 200 a.C.,
fecha aproximada de la composición del libro del Eclesiástico, cuyo autor
parecía conocer la obra de Job (Eclo 49,9).

e) Estructura general del libro


Lo primero que resalta a la vista del lector al encontrarse de frente al libro de
Job es el cuerpo poético de la obra (cc. 3,1-42,6) y el marco en prosa narrativa en
que se halla insertado (cc. 1-2; 42,7-17).

De acuerdo con lo anterior, podemos decir entonces que el libro de Job está
compuesto de tres partes, que se corresponden con los elementos propios de una
narración en general o del cuento popular en particular:

Exposición (Yahveh aflige a Job)

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Complicación (Job reta a Yahveh, Yahveh reta a Job)

Desenlace (Yahveh bendice a Job)

La estructura del libro responde, pues, a un esquema de tipo jurídico-legal:

A. Anticipación (1,6-11, 2,1-6)


B. Posibilidad del recurso a los tribunales (cc. 9-10)
C. Reto al acusador (c. 13)
D. Anuncio de un juez (16,18-21; 19,21-29)
E. Testimonio del acusado (cc. 29-30)
E1. Juramento y reto del acusado (c. 31)
D1. Veredicto de un juez (cc.32-37)
C1. Reto del acusado (38,1ss; 40,6ss)
B1. Se desecha el recurso a los tribunales (42,1-6)
A1. Exculpación (42,7-9)

2. ASPECTOS LITERARIOS

a) Elementos literarios
El autor que compuso el diálogo poético (cc. 3-41) se movía sin dificultades
en el terreno de la poesía hebrea. Pero el uso genial de los recursos que le ofrecía el
paralelismo y su entorno le permiten crear un mundo de ambigüedades y equívocos
que hacen de Job un libro único.

 En Job están representados casi todos los recursos retóricos, entre ellos
resaltan el quiasmo (Job 5,14), la asonancia (Job 16,12) y la ironía (Job 11,12).

 La repetición de un término en lugares estratégicos ayuda al lector a


descubrir el propósito del autor (Job 28,1.6.12.20.23).

 El autor también desarrolla una técnica que podríamos denominar


“desvelamiento progresivo”, donde se incita a la curiosidad del lector mediante
el recurso a la intriga (Job 28, 1-28). En los versículos 1-11 el autor se limita a
presentar una descripción. Pero posteriormente con el versículo 12 y sus

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preguntas el autor hace ver que se trata de la sabiduría, pero no da la respuesta
inmediata a dichas preguntas sino que comienza a excitar el ánimo del lector
mediante el uso de oraciones en negativo (vv.13-19). Una nueva pregunta
propone el autor (v.20) y con nuevos rodeos hace inquietar y desesperar más al
lector (vv. 21-22), hasta que finalmente se ofrece la respuesta (vv. 23-28).
b) Género literario
Una vez considerada la estructura general de la obra, se puede llegar a la
conclusión de afirmar en ella el siguiente género literario:

 Si tomamos el libro en su presentación actual (narración-poesía-narración), la


categoría más adecuada de género literario sería la de “debate” o “disputa
legal”.

 Ahora bien, si prescindimos del marco narrativo en prosa tanto del inicio
como del final (cc. 1-2; 42,7-17), el género literario que mejor le corresponde es
el de “diálogo”. Pero dado que comienza con una maldición (Job 3,1-3) y
termina con el sometimiento del héroe (Job 42,1-6) podría pensarse mejor en una
obra de tipo “lamentación dramatizada”.

3. PROPÓSITO Y CONTENIDO

a) La honradez desinteresada
El tema que subyace a la narración didáctica del prólogo (cc. 1-2) se ocupa de
la búsqueda de un solo ejemplo humano de honradez desinteresada. Job era un
hombre justo y honrado, religioso y apartado del mal (Job 1,1). Pero, ¿era
desinteresada su religión? Esta será la pregunta que Satán le formula a Yahveh (Job
1,9).

El sufrimiento inocente funcionará, por tanto, como un tema secundario en la


obra, pues en 1,21 y en 2,10, el protagonista Job demostrará la manera religiosa más
adecuada de responder al sufrimiento inmerecido y de manifestar la honradez
desinteresada del estar unido a Dios.

b) Misterio de Dios
Job puede estar tranquilo, pues Yahveh va a hacer acto de presencia y le va a
responder con dos discursos desde la tormenta (cc. 38-39; 40-41).

Con el primer discurso (cc.38-39) Yahveh pretende poner en su justo lugar el


ánimo exacerbado de Job. A base de teología de la creación y sabiduría de la
naturaleza, se demuestra la deficiencia de la sabiduría de Job y su incapacidad para

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dominar las fuerzas de la naturaleza y regir los destinos del universo (Job 38,39).
Por ello Job se queda sin habla (Job 40,4-5).

El segundo discurso (cc. 40,6-41,26) es más suave. Yahveh reconoce que no


es tarea fácil regir el cosmos, pero reprende a Job por haber pretendido justificarse a
sus expensas (Job 40,8). Solo cuando sea capaz de vencer el mal en todos sus
órdenes (Job 40,9-13) podrá el hombre salvarse a sí mismo. En definitiva, se trata
aquí de un asunto de exclusiva competencia divina. Si su brazo fuese capaz de
someter el mal, el hombre se equipararía a Yahveh (Sal 98,1).

c) Religiosidad verdadera
Job era un hombre fuera de serie: justo y honrado, temeroso de Dios y
apartado del mal (1,1.8). Sin embargo, Yahveh lo había cercado y protegido (1,10)
y ahora lo ha dejado a la intemperie y le ha cerrado el camino (3,23; 19,8), luego de
la pregunta que Satán le propone con cinismo (1,9).

Desprendido de su seguridad y lanzado violentamente a la intemperie, Job se


acerca peligrosamente a la blasfemia. A pesar de ser un hombre “temeroso de Dios”,
es decir “religioso”, resulta que Job solo conocía a Dios de oídas. Pero solo desde el
desasimiento y la intemperie, sin realidad o cerca alguna que interfiera en el
encuentro Dios-hombre, Job es capaz de dejar entrar la luz en él. Es entonces
cuando Job pasa de la acusación a la alabanza.

Efectivamente, la vida es gratuidad, no debe ser vivida desde la óptica


“mercantilista” de la doctrina de la retribución (“do ut des”). El hombre debe ser
religioso (temeroso de Dios) por nada. Aquí empieza el camino de la sabiduría.

d) La libertad de Dios
Yahveh rechaza el marco general de la reflexión de Elifaz, Bildad y Sofar. Es
cierto que Yahveh tiene un compromiso con la justicia, pero no hasta tal punto que
carezca de libertad para tomar decisiones, de manera que la relación acción-
resultado de la doctrina de la retribución sea la suprema instancia teológica a la que
el propio Yahveh debe estar sujeto.

En realidad los amigos de Job cultivaban una convicción religiosa más que
una relación vital con el Dios vivo, pues creían en una divinidad racional
esclavizada por un principio: la justicia. Según ellos, había entonces dos principios
que regían el universo, y el primero no era Dios, sino la justicia. Y el libro de Job
pone en claro que no es así, sino lo contrario: primero es Dios, que actúa justamente
(Job 42,7-17).

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