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Sumario
I. Introducción: un cambio de paradigma. II. El cambio entra en crisis. III. De un
sistema “no fault” al regreso de un subsistema de responsabilidad civil. IV.
Interesados en la aparición de una cobertura de responsabilidad civil. V. El
seguro de responsabilidad civil patronal aprobado y ofrecido por las
aseguradoras. VI. El acierto de la resolución que aprueba el seguro de
responsabilidad civil patronal. VII. Los problemas que ofrece la nueva
cobertura. VIII. Conclusiones e interrogantes.
1
Pueden consultarse, entre otros, BENCLOWICZ, Oscar El riesgo en el seguro de la Ley de Riesgos del Trabajo.
Ponencia presentada para las IX Jornadas Nacionales de Derecho de Seguros, VII Conferencia Internacional y II Jornadas
Latinoamericanas de Derecho de Seguros. Villa Carlos Paz, Córdoba, Argentina, 21, 22 y 23 de setiembre de 2000. GARCIA
RAPP, Jorge, Responsabilidad individual o seguridad social, Capítulo 6, p. 283 a 304 en FOGLIA, R. y RODRIGUEZ
MANCINI, J., Directores. Riesgos del trabajo, Ed. LA LEY, 2008, Buenos Aires. FACAL, Carlos J. M. La cobertura de
riesgos del trabajo: un subsistema de la seguridad social, LNL 2003-07, 468. DABINI, Gonzalo La problemática del
contrato de afiliación en el sistema de riesgos del trabajo. RDLSS, 2006-6, 471, también El contrato de afiliación en el
Sistema de Riesgos del Trabajo y la responsabilidad contractual de las ART. en nuestra jurisprudencia. Primera parte: el
contrato de afiliación en la ley 24557, RDLSS, 2007-4, 283 y El contrato de afiliación en el Sistema de Riesgos del Trabajo
y la responsabilidad contractual de las ART. en nuestra jurisprudencia. Segunda parte: La responsabilidad contractual de
las ART. en nuestra jurisprudencia, RDLSS, 2007-7, 565.
responsabilidad civil y consideró que, como el patrón era quien se beneficiaba del resultado del trabajo
de sus obreros y empleados, era justo que también se lo considerara responsable de los daños sufridos
por aquellos con motivo de sus labores, salvo que se probara la culpa o dolo del damnificado. El
concepto fue ampliado para responsabilizar también al empleador por el daño sufrido por el trabajador
“en ocasión del trabajo”. Ese fue el fundamento de nuestra ley de accidentes del trabajo, número 9688,
sancionada en 1915 y sus posteriores reformas hasta el año 2005.
La otra respuesta, concebida por la dieta alemana, a instancias de Bismarck, quien construyó un
sistema obligatorio para todos los empleadores y trabajadores, universal y que –sin indagar ni discutir
culpas- indemnizaba sin más a quien hubiera sufrido un daño, en forma automática, a través de mutuas
creadas al efecto.
El sistema creado por la ley 24.557 (LRT) dispone un sistema obligatorio para todos los empleadores
públicos y privados (artículo 2) y universal ya que ampara a todos los trabajadores, sea que estén
registrados formalmente o trabajen informalmente y aunque sus empleadores evadan su contribución
al sistema (artículos 2, 3 y 28).
Conforme al artículo 26 las prestaciones están a cargo de entidades especiales que sólo tiene ese solo
propósito y que se denominan aseguradoras de riesgos del trabajo (ART). En caso de insolvencia de
las mismas responde un fondo de reserva creado por la norma (artículo 34), pero en ninguna
disposición del nuevo sistema se establece la responsabilidad subsistente del empleador, salvo en caso
de no afiliación, en el cual deberá asumir las prestaciones que debió haber prestado la ART. También
en este caso el damnificado está a cubierto de la insolvencia del empleador a través del fondo de
garantía (artículo 33).
La cobertura brindada no requiere ningún tipo de prueba, salvo la de que el daño haya ocurrido con
motivo o en ocasión del trabajo (artículo 6, incisos 1 y 2) y no admite tampoco exclusiones de ninguna
índole (artículo 6 inciso 3), salvo cuando no hubo propiamente accidente sino intención de causarse
daño a uno mismo, cuando el daño no proviene del trabajo o cuando el daño se produjo antes de la
vigencia del régimen. La cobertura no nace del contrato de afiliación del empleador con la ART sino
de la ley y por ello no reconoce como causa un sinalagma contractual: la prestación de la ART será
siempre debida aunque el empleador no hubiese cumplido en tiempo o forma con la registración del
trabajador o el pago de la alícuota (artículo 28 incisos 2 y 4) .
Las prestaciones, calculadas y definidas por la propia ley –preestablecidas o «a forfait»-, son
irrenunciables e inmodificables.
El sistema, tal y como fue concebido y sancionado, es cerrado y excluyente ya que el empleador que
cumple con la afiliación queda eximido de responsabilidad civil, salvo dolo. Los damnificados no
tienen derecho a otras prestaciones que las acordadas en el régimen, salvo responsabilidad civil de un
tercero diferente del empleador (artículo 39).
Las contingencias cubiertas –nótese la terminología propia de los subsistemas de responsabilidad civil-
son los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales. Sólo estas últimas son atendidas por
las ART, y sólo están consideradas como tales aquéllas originadas exclusivamente por las tareas
efectivamente realizadas, con independencia de cualquier característica o predisposición del trabajador
o de otros factores causales concurrentes y ajenos a la labor desempeñada. Las enfermedades no
profesionales deben ser atendidas por otros subsistemas de la seguridad social, tales como las obras
sociales, la salud pública, los seguros de salud, los sistemas de medicina prepaga, etc. Las
enfermedades consideradas profesionales están incluidas en un listado semi cerrado.
Las prestaciones son otorgadas sin necesidad de juicio o reclamo judicial o extrajudicial, bastando la
mera denuncia del trabajador o del empleador de la contingencia acaecida y la comprobación del daño
en sede administrativa. Hay un seguimiento y control del Estado para que las mismas sean adecuadas a
la gravedad del caso y prestadas en tiempo y forma. Para la determinación de las incapacidades
resultantes y en caso de divergencia sobre el tratamiento, intervienen órganos administrativos
dependientes de la autoridad estatal de control.
Por último, el régimen pone énfasis en la obligación de prevención del empleador y crea
responsabilidades de control y asistencia en cabeza de las ART las que también son objeto de
seguimiento por parte del ente estatal supervisor.
En definitiva la ley 24.557 significó un profundo cambio de paradigma respecto de la ley 9688, sus
reformas y leyes continuadores de idéntica inspiración, las que en su artículo 1° definían que el
empleador era responsable de los accidentes y enfermedades sufridas por sus trabajadores con motivo
o en ocasión del trabajo y permitían abandonar el régimen de reparación de la ley especial para
reclamar las reparaciones conforme a la ley civil.
2
CS, 2004/09/21, A. 2652. XXXVIII
3
CS, 12/06/2007, L. 334. XXXIX.
4
CS, 18/12/2007, S. 1789. XL.
5
CS, 31/03/2009, T. 205, XLIV
prestaciones de la ley, a una ART que consideró que había omitido cumplir con alguno de estos
deberes.
IV. Interesados en la aparición de una cobertura de responsabilidad civil.
Con las profundas transformaciones del régimen originario, ha cambiado en forma copernicana el
panorama de la responsabilidad por los accidentes del trabajo o por cualquier enfermedad que pueda
ser relacionada, aunque más no fuera indirectamente, con el trabajo.
Los empleadores necesitan proteger su patrimonio porque pueden ser declarados civilmente
responsables por los accidentes o enfermedades laborales que sufran sus empleados.
Las ART son muchas veces condenadas, en forma solidaria, más allá de las prestaciones de la LRT, en
razón de lo que los tribunales consideran un cumplimiento deficiente o una omisión del deber de
prevención a su cargo, deber que se aprecia en forma extensiva.
Las ART son habitualmente condenadas a cubrir enfermedades no profesionales cuando el Juez
considera que tienen etiología laboral, aunque el nexo no sea exclusivo sin concurrente con otro tipo
de factores.
De tal forma, los nuevos eventuales responsables tienen interés en asociar otro «bolsillo profundo»
para afrontar esas condenas adicionales a las previstas en la LRT: de allí la demanda por la existencia
de una póliza de seguro de responsabilidad patronal.
*Abogado especializado en seguros y riesgos del trabajo. Director de la Especialización en Seguros de la Facultad de
Ciencias Económicas de la Universidad del Salvador. Socio de Facal, Martin & Asociados – Abogados.