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Cinco países del mundo tienen

pena de muerte para menores


05/06/2013 - Susana Campo
 Irán, Arabia Saudí, Sudán, Pakistán y Yemen, entre los
países que ejecutan a menores.
 A veces, no existen pruebas claras que confirmen la
edad de los condenados, como un certificado de inscripción.

Es real, aunque parezca una locura. La pena de muerte no distingue de


edad en cinco países del mundo. En ellos, los niños son ejecutados. Irán,
Arabia Saudita, Sudán, Pakistán y Yemen, son responsables de la mayoría
de las ejecuciones de menores.
En Irán la mayoría de edad para ser ejecutado es de nueve años
para niñas y 15 en el caso de los varones, según recoge un informe de la
ONG Human Rights Watch.

En Arabia Saudí, los jueces gozan de discrecionalidad para imponer la


pena de muerte a niños y niñas desde la pubertad o los 15 años, lo que
ocurra primero.

En Sudán, la Constitución de 2005 permite la aplicación de la pena de


muerte a menores delincuentes para ciertos crímenes, incluyendo el
asesinato y el robo a mano armada que acabe en homicidio o violación
sexual.

En Yemén y Pakistán, el problema reside en la dificultad para saber la


edad del delicuente. En torno al 20 por ciento de los nacimientos no se
certifican cuando nace el bebé, por lo que existen muchos problemas para
determinar la edad en la que se cometió el delito.

Precisamente, el director de la ONG Juntos contra la pena de muerte,


Chenuil-Haza, explica que “A menudo, no existen pruebas claras que
confirmen la edad de los condenados, como un certificado de inscripción
del nacimiento por lo que se condenan a muchos menores, pensando que
son mayores.” explica, Chenuil-Haza.  

En general, excepto estos cinco países,  todos los Estados del mundo han
ratificado o accedido a tratados que les obligan a asegurar que nunca se
condene a muerte a menores delincuentes. La inmensa mayoría cumple
esta obligación. Incluso países como EEUU y China. El reto es que estos
cinco que resisten, claudiquen.
La pena de muerte contra los menores:
Cuanado Irán ejecuta a los niños
Posted on mayo 25, 2016 OlivierPosted in Uncategorized

Se estima que al ser un país ratificador de la


Convención de los Derechos del Niño, Irán se ha adherido a todos los principios
fundamentales y, por lo tanto, a la prohibición absoluta para aplicar la pena de
muerte a menores 18 años en el momento del crimen.
Sin embargo, la realidad es diferente en este país que parece despreciar este
principio fundamental en relación con las ejecuciones masivas de menores que se
han llevado a cabo y que siguen ocurriendo.
¿Cuáles son los principios en cuyo nombre este Estado dice que es «de derecho»
legalmente autorizar la ejecución de menores? ¿Cuáles son los esfuerzos
realizados por las organizaciones internacionales para poner fin a esta violación
imperdonable de los derechos humanos en Irán?

La edad mínima de responsabilidad


penal de los niños en el Derecho
Internacional vs la edad mínima de la
responsabilidad penal de los niños en
Irán
De acuerdo con la Convención de los Derechos del Niño, cada Estado miembro
tiene la obligación internacional de considerar a todo ser humano menor de 18
años como un niño. Sin embargo, hace falta aportar un matiz a este concepto que
es diferente de la edad mínima de responsabilidad penal. De hecho, la edad
mínima de responsabilidad penal es la edad por debajo del cual los niños no son
responsables penalmente. Esto significa que a esa edad no se supone que un
niño tenga la capacidad para infringir las leyes penales. A pesar de esa edad varía
de un país a otro, no debe ser menor de 12 años, de acuerdo con el Comité de los

Derechos del Niño.


Después de los 12 años de edad, los menores de 18 años que hayan infringido la
ley penal, pueden ser considerado penalmente responsables y ser castigados. Sin
embargo, se siguen considerando en el derecho internacional como «niños», la
Convención sobre los Derechos del Niño ha establecido mecanismos judiciales
para proteger a los menores, mismos que formalmente excluyen la pena de
muerte y la cadena perpetua sin libertad condicional.
En Irán, la legislación no hace ninguna distinción entre la edad mínima de
responsabilidad penal y la edad a partir de la cual los menores son considerados
penalmente responsables, así como los adultos jóvenes. Por lo tanto, la ley penal
iraní considera penalmente responsables a los niños que hayan alcanzado la edad
de 15 años y a las niñas de 9 años.
En otras palabras, un niño de15 años y una niña de 9 años pueden ser
condenados de la misma forma que los adultos y, por lo tanto, puede aplicar la
pena de muerte.
Irán, de los primeros lugares en cuestión
de ejecución de menores delincuentes

Irán, por desgracia, encabeza la lista de


ejecuciones registradas de menores en el año 2016. De acuerdo con un informe
de Amnistía Internacional, el país ha registrado 73 ejecuciones de menores entre
2005 y 2015; al menos 4 en 2015. Esta cifra está, lamentablemente, alejada de la
realidad, que puede apuntar a un mayor número de sentencias de muerte debido a
la negativa del gobierno iraní a revelar los datos sobre tales ejecuciones, ya que
son considerados muy confidenciales.
Ya en agosto de 2014, un informe de la ONU indicaba que más de 160
delincuentes juveniles fueron condenados a muerte y que se encontraban en el
pasillo de la muerte en espera de su triste ejecución.
Se cree que por lo general estos menores fueron condenados a muerte, tras
juicios injustos e perversos, cuyos testimonios fueron obtenidos a través de
confesiones forzadas, debido a torturas inimaginables y malos tratos.

La pena de muerte contra menores: Una


violación imperdonable de los derechos
de la persona humana
Irán es responsable de una violación grave e imperdonable de los derechos
inalienables de la persona humana mediante la aplicación de la pena de muerte
contra menores delincuentes.
Se trata de una violación del derecho inalienable de los niños a la vida, que es
promovido por la Convención sobre los Derechos del Niño y el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos.
Irán es culpable de no cumplir con el compromiso internacional que hizo al ratificar
la Convención sobre los Derechos del Niño, que en su artículo 37 establece que »
Ni la pena capital ni la cadena perpetua sin posibilidad de libertad se impondrán
por delitos cometidos por menores de dieciocho años «.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos también prohíbe
expresamente la pena de muerte en el artículo 6 que indica que: «la pena de
muerte no se impondrá por delitos cometidos por menores de dieciocho años.»

Argumentos contra la pena de muerte


Niega derechos humanos. Condenar a muerte a una persona supone negarle el derecho a la
vida, proclamado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el derecho de toda
persona a no ser sometida a penas crueles, inhumanas o degradantes.

Es irreversible y se cometen errores. Ejecutar a una persona es definitivo e irrevocable y no


se puede descartar nunca el riesgo de ejecutar a inocentes. En Estados Unidos, desde 1976,
150 condenados a muerte han sido absueltos. En algunos casos, la absolución llegó cuando
ya habían sido ejecutados.

No disuade contra el crimen. Los países que mantienen la pena de muerte suelen afirmar
que es una forma de disuasión contra la delincuencia. Esta postura ha sido desacreditada en
repetidas ocasiones. No hay pruebas que demuestren que es más eficaz que la cárcel a la
hora de reducir el crimen.

Suele emplearse en sistemas de justicia sesgados. Algunos de los países que más


personas ejecutan tienen sistemas judiciales profundamente injustos. Los tres países que más
usan la pena capital (China, Irán y Arabia Saudí) lo hacen en circunstancias turbias y poco
claras. Muchas condenas de muerte se basan en "confesiones" obtenidas mediante tortura.

Se aplica de forma discriminatoria. Si eres pobre o perteneces a una minoría racial, étnica o
religiosa tienes más probabilidades que el resto de personas de ser condenado a muerte,
debido a la discriminación que existe en el sistema de justicia. Además, los colectivos pobres
o marginados tienen más dificultades para acceder a los recursos legales que necesitan para
defenderse.

Se usa como herramienta política. Las autoridades de algunos países usan la pena de


muerte para castigar a los opositores políticos.

Más información sobre la pena de muerte


Ejecución de menores de edad

La pena capital contra menores está prohibida en el derecho internacional pero todavía un
reducido grupo de países la mantiene. La ejecución de estas personas constituye una
vulneración del derecho internacional. La Convención sobre los Derechos del Niño, que
prohíbe terminantemente el uso de la pena de muerte por delitos cometidos por cualquier
persona menor de 18 años.

Cuando se habla de menores, se entiende que no hayan cumplido 18 años en el momento de


cometer presuntamente el delito. La edad real de la persona acusada es a menudo objeto de
polémica si no existen pruebas claras que la confirmen, como un certificado de inscripción del
nacimiento.

Irán incrementó el empleo de la pena de muerte contra personas menores de 18 años en el


momento del delito ejecutando a siete personas de estas características: dos mujeres —
Zeinab Sekaanvand y Mahboubeh Mofidi— y cinco hombres —Ali Kazemi, Amirhossein
Pourjafar, Abolfazl Chezani Sharahi, Omid Rostami y Abolfazl Naderi—. En virtud de Código
Penal Islámico, es posible condenar a muerte, como si fueran personas adultas, a niños de
más de 15 años y a niñas de más 9 años, si son declarados culpables de asesinato o de otros
delitos capitales.

Al acabar el año, había al menos 85 menores de 18 años en el momento del delito en espera
de ejecución en Irán y al menos cuatro en Arabia Saudí.

Cuestión de género

No cabe duda que la pena de muerte afecta no solo a hombres. Si bien la mayoría de las
personas que enfrentan penas de ejecución son hombres y las mujeres tan sólo representan
una pequeña parte de las personas condenadas a muerte del mundo, la realidad es que
suelen ser víctimas indirectas por la ejecución de un miembro masculino de la familia,
debiendo hacerse cargo de mayores responsabilidades sobre el bienestar del resto de la
familia, tanto durante el duelo como en cuanto al sustento familiar.

En el informe global se refleja que en 2018 se ejecutó a 5 mujeres en Irán y 2 en Arabia


Saudí.

La legislación iraní siguió contemplando la pena de muerte por adulterio. Dos mujeres, Zahra
Derakhshani y Golestan Jankanlou, fueron condenadas a muerte por lapidación por ese
“delito”.

En Arabia Saudí las autoridades ejecutaron a Tuti Tursilawati, trabajadora doméstica migrante
de nacionalidad indonesia, sin haber informado de antemano ni a las autoridades indonesias
ni a su familia.

Según las noticias publicadas durante el año en Malasia el 11% de las personas condenadas
a muerte, 142, son mujeres.

También hubo logros en la pena de muerte contra las mujeres.

Noura Husein, una joven sudanesa, fue sentenciada a pena capital en mayo de 2018 por
matar al hombre con el que había sido obligada a casarse, cuando éste intentó violarla.
Después de una intensa campaña global por su caso, se le conmutó la pena de muerte por 5
años de prisión.

Le debo la vida a Amnistía Internacional. Ahora dedico mi vida a luchar contra la pena de muerte.

Hafez Ibrahim, condenado a pena de muerte, envió un mensaje a un investigador de Amnistía


Internacional pidiendo su ayuda. La organización trabajó su caso hasta lograr su liberación.

España y la pena de muerte


Las últimas ejecuciones llevadas a cabo en España datan de septiembre de 1975,
cuando fueron fusilados Jon Paredes, Ángel Otaegi, José Luis Sánchez Bravo, Ramón García
Sanz y Humberto Baena. Con la Constitución de 1978 quedó abolida la pena de muerte,
excepto en los casos que la legislación militar establecía en tiempo de guerra. El Código Penal
Militar la preveía como pena máxima para casos de traición, rebelión militar, espionaje,
sabotaje o crímenes de guerra.

En 1995, después de una larga campaña de Amnistía Internacional, de acciones de distintas


organizaciones sociales y de iniciativas individuales, quedó totalmente abolida con el acuerdo
final de todos los partidos políticos. La Ley Orgánica 11/1995, de 27 de noviembre, que abolía
la pena de muerte en tiempo de guerra, vino a completar la abolición y a convertirla en
absoluta.

El 16 de diciembre de 2009 España ratificó el Protocolo 13 al Convenio Europeo para la


Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, que establece la
abolición de la pena de muerte en cualquier circunstancia.

Sin embargo, el Artículo 15 de la Constitución sigue haciendo mención a la pena capital:


“Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral sin que, en ningún caso,
puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida
la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de
guerra”.

Amnistía Internacional considera que la Constitución española debería eliminar la mención a


la pena de muerte e incluso prohibir expresamente la aplicación de la misma.
Activistas de Amnistía Internacional simulan una decapitación durante una manifestación
contra la pena de muerte. © Reuters/Enrique Castro-Mendivil

Españoles en el corredor de la muerte de otros países


Un juicio plagado de irregularidades celebrado en el año 2000 consideró culpable a Pablo Ibar
de un triple asesinato que tuvo lugar en 1994. Desde entonces permaneció 16 años en el
corredor de la muerte de la penitenciaría de Starke, hasta que el 4 de febrero de 2016 el
Tribunal Supremo de Florida, tras largos años de sucesivas apelaciones, se pronunció a favor
de anular su condena a muerte y repetir el juicio, ya que consideró que había tenido una
defensa letrada ineficaz, y que había sido hallado culpable y condenado a muerte con pruebas
“escasas” y “débiles”. Pablo Ibar ha seguido declarándose inocente durante más de dos
décadas.

Tras la repetición del juicio, el 20 de enero de 2019, Pablo Ibar fue declarado culpable y el 22
de mayo el jurado, tras escuchar los argumentos a favor y en contra de fiscalía y defensa,
comunicó al juez Bailey la sentencia: cadena perpetua. Esta sentencia será recurrida por la
defensa de Ibar.

Más información: Asociación contra la Pena de Muerte, Pablo Ibar

El 21 de abril de 2017 se produjo la condena a muerte del español Artur


Segarra en Tailandia, acusado del asesinato en Bangkok de otro español, David Bernat.
Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos, independientemente
de la culpabilidad o inocencia del acusado, así como del delito por el que la persona haya sido
condenada.

La organización tuvo conocimiento de la condena a muerte en Egipto de Ahmed el Saadany


Ghaly, quien cuenta con nacionalidad española tras haber vivido alrededor de 20 años en
España. Ahmed fue detenido acusado de haber asesinado a su cuñado el 13 de diciembre de
2016. Según informaciones recibidas no tuvo abogado a su disposición y fue avisado de que
su familia sería torturada en caso de que él no obedeciese. Su mujer y su hermano fueron
golpeados enfrente de él y le comunicaron que también traerían a su madre y a sus
hermanas. Actualmente la organización está documentando su caso.

Además Amnistía Internacional ha recibido información sobre la condena a muerte


en Malasia de Víctor Parada. Teniendo nacionalidad boliviana, vivió en Alicante de 2002 a
2009. Su madre y sus tres hermanas residen en España y tienen doble nacionalidad española
y boliviana. El 5 de enero de 2018 Victor Parada fue condenado a la pena de muerte por
ahorcamiento por tráfico de drogas, decisión que ha sido recurrida. Amnistía Internacional está
dando seguimiento al caso.

George Stinney
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George Stinney.
Información personal

Nombre
George Junius Stinney Jr.
completo

Nacimiento 21 de octubre de 1929
 Pinewood, Carolina del Sur, Estados Unidos

Fallecimiento 16 de junio de 1944 (14 años)
 Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos

Causa de la
Electrocución 
muerte

Residencia Carolina del Sur 

Nacionalidad Estadounidense

Familia

Padres George (padre) y Aime Stinney (madre)

Información criminal

Cargo(s)
Dos cargos de asesinato en primer grado
criminal(es)

Condena Pena de muerte (1944). Exonerado (2014)


Situación penal Ejecutado en la silla eléctrica en 1944

[editar datos en Wikidata]

George Junius Stinney Jr. (21 de octubre de 1929 - 16 de junio de 1944) fue a la edad de 14


años, la persona más joven ejecutada en los Estados Unidos en el siglo XX y el último menor
de 16 años; y 70 años después se declaró al joven inocente.
Stinney fue condenado por el asesinato de dos niñas: Betty June Binnicker, de 11 años y Mary
Emma Thames, de 8, en el Condado de Clarendon, Carolina del Sur el 24 de marzo de 1944.
Stinney fue arrestado al día siguiente bajo cargos de asesinato en primer grado. El juicio tuvo
lugar el 24 de abril en el Tribunal del Condado Clarendon. Una vez seleccionado el jurado,
comenzó el juicio, a las 12:30 pm y terminó a las 5:30 pm. Tras sólo 10 minutos de
deliberación, el jurado dio el veredicto de culpable.
Bajo las leyes de Carolina del Sur en ese momento, toda persona sobre la edad de 14 años
era tratado como a un adulto. Stinney fue sentenciado a muerte en la silla eléctrica. La
ejecución fue llevada a cabo en la Penitenciaria Estatal de Carolina del Sur en Columbia la
mañana del 16 de junio de 1944, menos de tres meses después del crimen. 1
El caso de Stinney se ha considerado controvertido hasta nuestros días, porque no ha sido
resuelto satisfactoriamente y porque las investigaciones y el proceso judicial demostraron
severas anomalías. En este contexto, en 1988 el caso dio lugar a la novela de David
Stout, Carolina Skeletons. En 1991 se filma la película Carolina Skeletons (también The End
of Silence) basada en la novela y dirigida por John Erman, con Kenny Blank (quien cambió su
nombre más tarde a Kenn Michael) como Linus Bragg, el chico de 14 años representando a
George Stinney Jr.
Más tarde fue descubierto que la viga con la cual las dos niñas fueron asesinadas, pesaba
más de cuarenta y dos libras (19,07 kilogramos). 2 Se decretó que Stinney no era capaz de
levantar la viga, mucho menos ser capaz de golpear con fuerza suficiente como para matar a
las dos niñas.

Resolución del caso[editar]


Tras 70 años, la jueza de Carolina del Sur, Carmen Tevis Mullen, decretó el miércoles 17 de
diciembre de 2014, que el condenado a muerte más joven de la historia de Estados Unidos no
tuvo un proceso justo.3
La juez dictaminó que el proceso judicial contra George Stinney había estado plagado de
"violaciones fundamentales y constitucionales a un proceso regular".
Durante un proceso que no duró más de una jornada, la policía afirmó que contaba con la
confesión del adolescente, aunque no se encontró ninguna prueba escrita en ese sentido en
los archivos judiciales. Su abogado, un cobrador de impuestos, en ese entonces en plena
campaña para su reelección, convocó a muy pocos testigos y apenas realizó algunos
simulacros de contra interrogatorios. [cita  requerida]
Al jurado le bastaron apenas unos minutos para condenar al adolescente a la pena capital. Su
abogado no apeló el fallo, lo que hubiera bastado para suspender la ejecución. Al examinar
las actas del proceso, la magistrada Mullen no halló ninguna referencia a la presentación del
arma del crimen.[cita  requerida]
En lo que se refiere a la confesión de Stinney, la jueza estima que el policía la obtuvo de una
"manera indebida, no conforme a los códigos y procedimientos penales". [cita  requerida]
La hermana de Stinney afirma que ella estaba junto a su hermano el día del asesinato y que
por lo tanto no podría haberlas asesinado.

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