Está en la página 1de 166

CENTRO DE INVESTIGACION EN MATERIALES AVANZADOS, S. C.

POSGRADO

Estudio correlativo de la concentración de elementos tóxicos con el


tamaño de partículas en el aire ambiental

Tesis que como requisito para obtener el Grado de Maestría en Ciencia y


Tecnología Ambiental presenta:

Ing. Marcos Delgado Ríos

Directora de Tesis: Dra. Luisa Idelia Manzanares Papayanopoulos

Chihuahua, Chih., Febrero de 2001


INDICE GENERAL

1. INTRODUCCION………………………………………………………………1

2. REVISION DE LA LITERATURA …………………………………………...3


2.1. Propiedades físicas y químicas de los aerosoles………………………4
2.1.1. Propiedades físicas de los aerosoles………..………………………....7
2.1.1.1. Distribuciones de tamaño de los aerosoles……………………….…11
2.1.1.2. Formación y crecimiento de partículas…………………….………...14
2.1.1.3. Resuspensión del material particulado…………………….………...19
2.1.1.4. Leyes que rigen la caída de una partícula…………………………….24
2.1.2. Composición química de los aerosoles………………………………..31
2.1.2.1. Aerosoles, ácidos y sulfatos……………………………………………34
2.1.2.2. Nitratos……………………………………………………………………...41
2.1.2.3. Material particulado que contiene carbono…………………………..44
2.1.2.4. Metales y otros elementos traza………………………………………..51
2.2. Fuentes y emisiones de partículas ambientales……………………….58
2.2.1 Fuentes naturales y antropogénicas…………………………………..58
2.2.1.1. Polvos fugitivos y erosión…………..…………………………………...60
2.2.1.2. Fuentes estacionarias…………………………………………………….62
2.2.1.3. Fuentes móviles………………………………………............................66
2.2.1.4. Quema de biomasa……………………………………………………….69
2.2.1.5. Aerosoles marinos y otras fuentes naturales………………………..71
2.2.2. Situación en México…………………………………………………………72
2.3. Límites máximos permisibles…………………………………………....80
2.3.1. México.……………………………………………..…………………..……..80
2.3.2. Estados Unidos de Norteamérica…………………………………………81
2.4. Muestreo de partículas ambientales…………………………...……….82
2.4.1. Muestreo…………………………………………………………………….....82
2.4.1.1 Consideraciones para el punto de corte….…………………………...83
2.4.1.2. Partículas Suspendidas Totales (PST)………………………………..85
2.4.1.3. Partículas menores a 10 m (PM10)…………………………………….85
2.4.2. Consideraciones de muestreo……………………………………………92
2.4.2.1. Sitios de muestreo………………………………..……………………....92
2.4.2.2. Frecuencia del muestreo………………………………………………...93
2.4.2.3. Filtros…………………………………………………………………..……94
2.4.3. Determinación de la distribución de tamaños…………………………96
2.4.4. Otros métodos de muestreo………………………………………………98
2.4.4.1. Nefelómetro……………………………………………………………...…98
2.4.4.2. Atenuador de Beta (Beta Gauge)………………………………………101
2.4.4.3. Muestreador TEOM®………..…………………………………………..103
2.5. Métodos de análisis para partículas ambientales…………………..104
2.5.1. Análisis físicos……………………………………………………………104
2.5.2. Análisis químico húmedo……………………………………………….109
2.6. Efectos ambientales por partículas……………………………………..117
2.6.1. Salud humana……………………………………………………………...117
2.6.2. Visibilidad…………………………………………………………………...122
2.6.3. Deterioro de materiales…………………………………………………...122
2.6.4. Cambio climático…………………………………………………………...123

3. METODOLOGIA DE MUESTREO Y METODOS DE ANALISIS…………..123

3.1 Localización de los puntos de muestreo…………………………...…123


3.2. Tipos de muestras…………………………………………………………125
3.3. Métodos de muestreo……………………………………………………..125
3.3.1. Muestreador de alto volumen……………………………………………125
3.3.2. Impactor de cascada………………………………………………………126
3.3.3. Procedimiento de muestreo y cálculos de la concentración……...127
3.3.3.1. Acondicionamiento del filtro………………………………………..…127
3.3.3.2.Numeración del filtro…………………………………………………….128
3.3.3.3.Pesado del filtro………………………………………………………..…128
3.4. Métodos de análisis………………………………………………………….128
3.4.1. Preparación de las muestras…………………………………………….128
3.4.2. Análisis químico por ICP…………………………………………………134
3.4.2.1. Descripción del instrumento…………………………………………..134
3.4.2.2. Análisis de la muestra…………………………………………………..135
3.4.2.3. Definiciones………………………………………………………………135
3.4.2.4. Interferencias……………………………………………………………..136
3.4.2.5. Parámetros de operación del ICP…………………………………….136
3.4.2.6. Preparaciones instrumentales………………………………………...137
3.4.2.7. Procesamiento de datos………………………………………………..137

4. RESULTADOS Y DISCUSION………………………………………………...138

4.1. Monitoreo….…………………………………………………………………..138
4.2. Discusión………………………………………………………………………144
4.2.1. Concentraciones de PM10……………………………………………….144
4.2.2. Concentración de los impactores de cascada……………………….147
4.2.3. Análisis de ICP……………………………………………………………..148
4.2.4. Correlación entre elementos…………………………………………….151

5. CONCLUSIONES………………………………………………………………..152
1. INTRODUCCION.

El incremento constante de las actividades antropogénicas (agricultura,


industria, transporte, consumo y generación de energía, principalmente) desde la
revolución industrial y la explosión demográfica, han ocasionado un deterioro
considerable del entorno ambiental de dichas actividades. Con ello, la
generación exponencial de gases de combustión, partículas, gases de
invernadero, energía térmica no aprovechable, ruido y perturbaciones visuales
son problemas tangibles y apremiantes que ponen en riesgo a nuestra
civilización tecnológica.

Ante la carencia de datos que permitan determinar la situación real de la


calidad del aire en la ciudad de Chihuahua, en especial en el área de
cuantificación y cualificación de emisiones de aerosoles y sus concentraciones
de especies químicas peligrosas, la Dra. Luisa Manzanares P., adscrita al
Departamento de Ecología y Medio Ambiente del Centro de Investigación en
Materiales Avanzados, S.C. (CIMAV), procedió a realizar un estudio titulado
“Estudio correlativo de la concentración de elementos tóxicos con la distribución
del tamaño de partícula”, bajo el auspicio del Sistema de Investigación
“Francisco Villa” (SIVILLA), adscrito al Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (CONACYT). El proyecto utilizaría diversas metodologías de
muestreo (alto y bajo volumen) y de análisis (ICP-MS, espectroscopia de
Absorción Atómica, XRF, PIXE, Microscopía, etc.), tendría una duración
aproximada de un año y se enfocaría a la verificación de la calidad del aire de la
ciudad de Chihuahua. La Dra. Manzanares me invitó a realizar mi tesis de
Maestría acerca del tema en cuestión, misma que se limitó a encontrar la
correlación existente entre la concentración de elementos tóxicos y el tamaño de
la partícula, realizando los análisis con plasma inductivamente acoplado a
masas y espectroscopia de absorción atómica, así como monitoreando el aire
ambiente con el equipo medidor de partículas menores a 10 m (PM10) de alto
volumen.

Los objetivos del proyecto y de la tesis fueron los siguientes:

 Conocer mediante un estudio sistemático la concentración de los elementos


tóxicos presentes en partículas sólidas ambientales y establecer la relación
de estos con la distribución del tamaño de las partículas.

 Determinar la correlación de la concentración de los elementos tóxicos en


diferentes rangos de tamaño de partículas sólidas ambientales.

Tomando como referencia los estudios de calidad del aire realizados en


otros lugares del mundo, así como las condiciones meteorológicas, geográficas,
sociales y culturales de la ciudad de Chihuahua, se determinaron cuáles serían
los elementos tóxicos más importantes a cuantificar en la zona. Se determinó

1
que podrían ser los siguientes: Cobre (Cu), cadmio (Cd), mercurio (Hg), estaño
(Sn), plomo (Pb), níquel (Ni), zinc (Zn), fierro (Fe), talio (Tl), vanadio (V), cromo
(Cr), molibdeno (Mo), manganeso (Mn), cobalto (Co), aluminio (Al), berilio (Be),
bario (Ba), litio (Li), antimonio (Sb), arsénico (As), selenio (Se) y boro (B).

La tecnología aplicada a los análisis instrumentales se ha enriquecido con


avances muy recientes, mediante los cuales se facilita considerablemente la
cuantificación y cualificación de las diversas especies químicas presentes en los
compuestos ambientales sin sacrificar precisión o exactitud. El estudio se realizó
utilizando la técnica de espectrometría de emisión óptica acoplado
inductivamente por plasma (ICP-OES)

Las metas del proyecto son las siguientes:

•Monitorear el ambiente local con el propósito de capturar y analizar partículas


que sean representativas e indicativas de la calidad del aire, así como de la
exposición a la que se encuentra sometida la población de la ciudad de
Chihuahua.

•Identificar los elementos tóxicos y cuantificar sus concentraciones en el aire


ambiente.

•Generar una base de datos fidedignos que se use para encontrar relaciones
causa-efecto entre partículas sólidas ambientales y la salud.

La metodología de la tesis de Maestría se describe en el siguiente cuadro


sinóptico:

METODOLOGIA DEL PROYECTO

IDENTIFICACION Y SELECCION RECOLECCION DE MUESTRAS Y


DEL SITIO DE MUESTREO DETERMINACION DE LA CONCENTRACION
DE PARTICULAS

ANALISIS INTERPRETACION
QUIMICO DE
RESULTADOS

2
Figura A. Metodología de la tesis de Maestría en Ciencia y Tecnología
Ambiental.

De común acuerdo se determinó que el tiempo de muestreo sería de


aproximadamente un año, que se trataría de abarcar la mayor área posible de la
ciudad y que, una vez recopilada la mayor cantidad de muestras posible, se
procedería al análisis químico con la metodología descrita en la Figura B.

ANALISIS
QUIMICO

DIGESTION ACIDA
EN HORNO DE MICROONDAS

CUANTIFICACION

ESPECTROMETRIA ESPECTROMETRIA
DE ABSORCION ATOMICA DE EMISION ATOMICA
(AAS) ACOPLADO INDUCTIVAMENTE
POR PLASMA (ICP-AES)

Figura B. Metodología del análisis químico de la tesis de Maestría en Ciencia y


Tecnología Ambiental.

1. REVISION DE LITERATURA.

Un aerosol es una suspensión de partículas en una fase gaseosa, y un


aerosol atmosférico consiste en partículas que permanecen suspendidas en el
aire [1].

Cuando nos referimos a partículas en un aerosol, se incluyen en la


definición tanto las sólidas como las líquidas. Las partículas se distinguen de las
pequeñas moléculas de un gas por su habilidad de causar dispersión
incoherente de la luz visible y por tanto por interferir en su transmisión; como
consecuencia, la presencia de altas concentraciones de aerosoles es indicada
por la neblina atmosférica. Para que las partículas puedan dispersar la luz
visible, deben de tener dimensiones aproximadas a las longitudes de onda de la
misma cuando menos en un orden de magnitud (por ejemplo, al menos un
décimo de 400 nm (límite de la luz visible), es decir, 0.04 m) [1].

3
Cierto número de factores determinan qué tan grandes son las partículas
que pueden estar suspendidas en el aire. Excepto por aquellas con muy baja
densidad, la mayoría de las partículas mayores a 10 m requieren fuertes
corrientes de aire para mantenerse flotando en la atmósfera. Por otra parte, las
partículas muy pequeñas tienden a unirse y coagular para formar mayores, lo
que les limita su tiempo de residencia en el aire. Aunque hay diferencias de
opinión al respecto, se ha establecido que las partículas con un rango de
tamaños que va de 0.01 a 1 m son las que permanecen suspendidas por largos
periodos que pueden ser a veces de años [1].

El sistema de aerosoles en aire ambiente es un conjunto de partículas en


una fase gas acarreadora formado como la suma de todas las distribuciones de
tamaño de partícula producidas por fuentes individuales y transformaciones
secundarias. Dicho sistema se conforma de etapas resultantes de la pérdida o
transformación másica del conjunto: aglomeración, arreglos químicos,
volatilización, reacciones gas-partícula y afectación del sistema por humedad y
lluvia. Las composiciones químicas de las diversas porciones (modas) de las
distribuciones de tamaño de los aerosoles son más complejas, y las estrategias
de muestreo deben considerar rangos específicos de tamaños para posteriores
análisis químicos representativos. El carácter cambiante de la atmósfera (o del
aire en interiores) dificulta todavía más los lineamientos a seguir para un buen
muestreo [2].

Los aerosoles se reconocen con una gran variedad de nombres,


dependiendo de la naturaleza y fuente de los mismos. Estamos familiarizados
con nombres como polvo, humo, fly ash y polen (sólidos disueltos en un gas); y
nube, neblina, niebla y smog (líquidos disueltos en un gas) [1].

1.1. Propiedades físicas y químicas de los aerosoles.

La materia particulada suspendida en el aire es, generalmente, un


sistema complejo multifase de todos los sólidos y las partículas líquidas de baja
presión de vapor aerotransportadas que tienen diámetros que oscilan entre 0.01
µm y 100 µm [3].

De acuerdo con su origen, las partículas presentes en la atmósfera se


clasifican en:

Primarias: Aquellas que se encuentran en la atmósfera en la forma en la que se


emitieron.

La materia particulada producida por las fuentes naturales incluye la sal


de los océanos, cenizas volcánicas, productos de la erosión por el viento, polvo
de las carreteras, desechos de incendios forestales, el polen y las semillas de
plantas.

4
Secundarias: Se forman en la atmósfera a partir de contaminantes gaseosos
(generalmente de hidrocarburos, óxidos de nitrógeno y óxidos de azufre).
El transporte de las partículas es debido a los movimientos del aire en la
atmósfera o de otras acciones mecánicas en el área. Este tipo de acciones
provoca que las mismas interactúen entre sí, provocando cambios en sus
diámetros y dando pie a la siguiente clasificación:

Finas (partículas <2.5 µm): Estas partículas tienden fácilmente a la


aglomeración, y consiguientemente crecen en cuanto a diámetro en presencia
de humedad. Se subdividen como sigue:

*Ultra finas (menores o iguales a 0.1 µm, duran disgregadas como tales
por cortos periodos de tiempo)

*Acumulables (Las anteriores coagulan rápidamente por el sistema


multifásico y se transforman en conglomerados).

Gruesas (partículas de 2.5-10.0 µm): Las partículas en este rango incluyen iones
inorgánicos (sulfatos, nitratos, NH3, metales, carbón combustible, etc), aerosoles
orgánicos y otros productos de combustión.

Los contaminantes particulados no son químicamente uniformes como


otras especies presentes en las reacciones atmosféricas (tales como el
monóxido de carbono, el dióxido de carbono y otros, cuyas moléculas son
iguales entre sí), sino que son conformados por una extensa variedad de
composiciones químicas, formas y tamaños, aumentando la complejidad de la
química atmosférica [4].

John et al (1990) muestrearon aerosoles finos en la ciudad de Amberes


(Bélgica). Encontraron que las distribuciones de tamaños podían ser
completamente caracterizados en tres modas logarítmicas normales: una a 0.2 
0.1 m (la cual pertenece probablemente la moda de condensación que contiene
los productos de reacción en la fase gaseosa), otra a 0.7  0.2 m identificada
como la moda de “gota” (por la similitud de tamaños entre las partículas de este
rango y el de una gota) y una moda gruesa. Se obtuvo evidencia de que las
partículas del modo de gota crecen mediante la adición de aerosoles del modo
de condensación, de agua y de sulfatos. Los nitratos se encuentran mezclados
internamente con sulfatos en la moda de gota, mientras que tanto en la moda de
condensación como en la de gota los sulfatos y nitratos son balanceados por
iones de amonio [5].

Aunque el diámetro podría considerarse como una propiedad obvia en


una partícula esférica, no lo es tanto para una partícula con formas diferentes,
tales como una de forma de barra, de cilindro, de cubo, etc. Es necesario
puntualizar lo anterior debido a que una buena parte de las partículas que
participan en la química atmosférica no presentan formas comparables a una
esfera (por ejemplo, el asbesto, uno de los principales productores de partículas
5
de materiales artificiales, puede presentarse en forma semejante a una barra).
Por ello, se ha tomado el criterio de que el diámetro para una partícula no
esférica sería el diámetro de una esfera de volumen equivalente obtenido
mediante la siguiente fórmula [4]:

1/ 3
 6v 
d   ……..(1)
 

donde: d: Diámetro de partícula equivalente en forma esférica


v: Volumen equivalente

Con frecuencia, los diámetros de las partículas se dan en micrómetros


(m=10-6 m=10-3 mm) en el sistema internacional (SI) de medidas. Esta misma
unidad se llama micra () en el sistema inglés y equivale al micrómetro (1
m=1). En general, las partículas que causan problemas significativos de
contaminación del aire y a la salud tienen diámetros de 0.01 a 10 m, los cuales
son tamaños mucho menores que la arena más fina (de entre 20 y 2000 m) e
incluso el diámetro de un cabello humano (de hasta 75 m), lo que da una idea
de lo pequeñas que pueden ser dichas partículas [4].

Existe otra forma de medir los diámetros de partícula en el sistema


norteamericano de medidas, expresándolo en términos del tamaño del tamiz de
Tyler (donde, por ejemplo, las partículas de aproximadamente 100 m no pasan
por un tamiz Tyler de malla 150). Este sistema es poco usado y no se encuentra
referido en los métodos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados
Unidos (US EPA) [4].

Algunos contaminantes en forma de partículas provenientes de la


industria se forman por medio de efectos mecánicos sobre los materiales (tales
como el carbón pulverizado, con un rango de tamaño de entre 3 y 400 m),
aunque es sabido que la mayor parte de los procesos de trituración y molienda
producen partículas no menores de 10 m. Por supuesto, existen las
excepciones de materiales producidos mediante moliendas extremas requeridos
por algunas industrias, tales como la de pinturas y la de talco. Sin embargo, la
mayor parte de las partículas extremadamente finas (0.1 a 10 m) son obtenidas
por procesos de combustión, evaporación y condensación. Hablando del primer
caso, se sabe que la mayor parte de los combustibles contienen materiales
incombustibles que permanecen en el medio después de pasada la combustión
en forma de ceniza. La ceniza que queda de la combustión de la madera y el
carbón (sea mineral o vegetal) contiene en su mayor parte óxidos de silicio,
calcio y aluminio con rastros de otros materiales. Si el combustible se muele
finamente o se produce como un rocío de gotas muy finas y a continuación se
quema, las partículas no quemadas restantes pueden ser bastante pequeñas [4].

6
Con fines científicos, se han producido partículas sumamente finas
calentando un metal o una sal hasta su temperatura de vaporización
(generalmente mediante un calentamiento eléctrico súbito y masivo) seguido de
la condensación de los materiales gaseosos resultantes por un enfriamiento
rápido formando, en lugar de unas cuantas partículas grandes, muchas
pequeñas. De dicha manera ha sido posible producir partículas con un tamaño
aproximado de 0.01 m en una forma bastante reproducible, siendo
prácticamente imposible hacerlo por algún medio mecánico (trituración o
molienda) [4].

1.1.1. Propiedades físicas de los aerosoles.

Las propiedades físicas de las partículas son: su configuración física,


propiedades de la materia debidas al grosor y propiedades de superficie [6].

El grosor de un material afecta el comportamiento de los aerosoles, ya


que puede definir su composición química, su presión de vapor, su
higroscopicidad, su delicuescencia y su índice de refracción. Dichas propiedades
controlan el estado físico y el crecimiento de las partículas, y por consiguiente la
dispersión y absorción de luz en la troposfera. Se sabe que la higroscopia, la
delicuescencia y la eflorescencia son propiedades críticas en el crecimiento de
las partículas, aunque existe una escasez de estudios termodinámicos que
permitan predecir el comportamiento higroscópico, delicuescente y de presión de
vapor de los sistemas multicomponentes, especialmente para humedades
relativas abajo del 90% [6].

Las propiedades de superficie de importancia son la carga electrostática,


la adhesión y la influencia de las películas superficiales [6].

Las propiedades físicas de las partículas y sus distribuciones modales


son consideraciones importantes en los siguientes casos [6]:

1. En el muestreo y análisis de partículas atmosféricas.


2. En la predicción o determinación del flujo de materiales biológicos o no
biológicos y su deposición en los tractos respiratorios de los animales de
laboratorio y de los seres humanos.

La forma, estructura y densidad son las propiedades que determinan la


configuración física, y por ello son parámetros importantes en las ecuaciones de
movimiento de las partículas. Debido a las irregularidades en la geometría de la
partícula o por la aglomeración de las mismas, las tres propiedades de
configuración se definen en términos de un diámetro aerodinámico.

Aunque pasa a menudo en las reacciones atmosféricas normales en las


que participa la materia particulada que haya partículas finas que son sólidas y

7
otras líquidas (o alquitranes), no es común todavía encontrar una distinción en la
literatura acerca de partículas en esos dos estados de la materia [7].

Tanto en la atmósfera como en los dispositivos colectores comunes se


presentan ambos tipos de partículas, sobre todo cuando la humedad relativa de
la atmósfera es alta. En este caso es común que haya partículas con una
película de agua condensada sobre sus superficies, lo que las hace comportarse
como líquidos [7].

Una propiedad importante es que, cuando entran en contacto físico


directo dos partículas finas, se pegan entre sí por la acción de las fuerzas de
enlace, electrostáticas y las de Van der Waals (las cuales son fuerzas
intermoleculares que mantienen unidos a los líquidos comunes como la gasolina
y los aceites. No son tan fuertes como los enlaces covalentes que mantienen
unidas moléculas por separado, ni como las fuerzas iónicas que conservan
juntos a los cristales, ni incluso como los enlaces de hidrógeno que mantienen
unidos a los líquidos polares como el agua y las soluciones acuosas). En
general, las fuerzas electrostáticas y de Van der Waals son proporcionales al
área superficial de la partícula, por lo que la mayor parte de ellas son lo
suficientemente grandes como para que la gravedad o la inercia venzan a dichas
fuerzas. Al disminuir el tamaño de partícula, la relación de las fuerzas
electrostáticas y de Van der Waals a las de gravedad y de inercia se hace
mayor. Como resultado, si se tiene un puñado de partículas de 1 m que se
hubieran llevado a un contacto íntimo y se lanzaran al aire, la materia no se
fragmenta en partículas separadas de 1 m sino se rompería en aglomerados
con el tamaño de la arena común (20 a 2000 m). A lo anterior se debe el que la
estrategia fundamental de control de la contaminación por materia particulada
sea el aglomerar las partículas para que puedan ser colectadas más fácilmente
[7].

Otra particularidad de los contaminantes particulados es el hecho de que


pueden generarse en la atmósfera a partir de contaminantes gaseosos
(hidrocarburos, óxidos de nitrógeno y óxidos de azufre). Por ello podemos inferir
que, aunque no haya generación de partículas primarias, de cualquier manera
en la atmósfera siempre habrá contaminantes particulados en la forma de
partículas secundarias [7].

Las partículas poseen la característica de ser eficientes dispersoras de la


luz por unidad de masa o volumen, siempre y cuando tengan diámetros
cercanos a la longitud de onda de la luz visible (0.4 a 0.8 m). A esta
peculiaridad se debe el hecho de que al formarse una gran cantidad partículas
secundarias que caen dentro de dicho rango de tamaños dispersen la luz y
provoquen días brumosos y de smog (neblumo) visible en las grandes ciudades
[7].

8
Definiciones de diámetro de partícula [8]

El diámetro de la partícula puede ser determinado geométricamente, por


microscopia óptica o electrónica; por un barrido de luz y por su comportamiento
(ya sea su movilidad eléctrica o su comportamiento aerodinámico). Como se dijo
anteriormente, no todas las partículas son esféricas; sin embargo, sus diámetros
se toman de acuerdo al diámetro equivalente de una esfera con el mismo
comportamiento físico.

Se utilizan frecuentemente dos parámetros para describir el diámetro de


partícula: El diámetro de Stokes y el diámetro aerodinámico. El diámetro de
Stokes (Dp) describe el tamaño de la partícula basándose en la fuerza
aerodinámica de arrastre impartida a una partícula cuando su velocidad difiere
de la del fluido circundante. Para una partícula lisa y de forma esférica, el D p es
exactamente igual al diámetro físico de la partícula. Para una partícula de forma
irregular, el Dp es el diámetro de una esfera equivalente que tenga la misma
resistencia aerodinámica. Las partículas de igual diámetro de Stokes que
acarrean la misma carga eléctrica pueden tener la misma movilidad eléctrica.
Las partículas de igual densidad e igual diámetro de Stokes tienen la misma
velocidad de asentamiento.

El diámetro aerodinámico (Da) depende de la densidad de la partícula y


es definido como el diámetro de una partícula esférica con igual velocidad de
asentamiento que la del diámetro de Stokes pero con una densidad de 1 g/cm 3.
Las partículas con el mismo tamaño físico y la misma forma pero de diferente
densidad van a tener el mismo diámetro de Stokes pero diferentes diámetros
aerodinámicos. Para partículas mayores que 0.5 m, el diámetro aerodinámico
es generalmente un parámetro de interés, debido a que tiene amplia afectación
en el transporte, colección y deposición en el tracto respiratorio de una partícula.
Los monitoreos de partículas respirables, toráxicas e inhalables están basados
en los diámetros aerodinámicos de partículas.

El diámetro aerodinámico (Da) es relacionado con el diámetro de Stokes


por la siguiente ecuación:

 C 
1/ 2

Da    Dp ……..(2)
 Ca 

donde: = Densidad de la partícula.


C y Ca = Factores de deslizamiento de Cunningham
evaluados para los diámetros de partícula Dp y Da
respectivamente.

9
Dp = Diámetro de Stokes.
Da = Diámetro aerodinámico de partícula.
Los factores de deslizamiento son una función del radio entre el diámetro
de partícula y la ruta media libre del gas que suspende a la misma, lo cual está
dado por la siguiente ecuación:

   Dp 
C  1 2.514  0.800 exp   0.55  ………(3)
Dp    

donde: = Ruta media libre del aire


C= Factor empírico que cuantifica la reducción en la fuerza
de arrastre en las partículas durante el deslizamiento de las
moléculas de gas sobre la superficie de la partícula.
Dp= Diámetro de Stokes.

El cálculo de este factor empírico es importante, sobre todo para


partículas de diámetro menor a 1 m, para los cuales el aire circundante no
puede ser modelado para un fluido continuo. A condiciones atmosféricas
normales (20C y 1 atm), =0.066 m. Para partículas grandes (Dp>5 m), se
considera a C=1; mientras que para las partículas menores a 5 m se considera
a C>1.

Para partículas con diámetros mayores que la ruta media libre (), el
diámetro aerodinámico calculado en la ecuación (2) está dado aproximadamente
por:

Da   
1/ 2
Dp ……..(4)

siempre y cuando Dp>>

y donde: = Densidad de la partícula


Dp= Diámetro de Stokes
Da= Diámetro aerodinámico

La expresión anterior muestra al diámetro aerodinámico como


directamente proporcional a la raíz cuadrada de la densidad de la partícula;
siendo muy utilizada para partículas tan pequeñas como 0.5 m. Para partículas
mucho menores que la ruta media libre (), el factor de deslizamiento debe ser
calculado. En este caso, el diámetro aerodinámico es directamente proporcional
a la densidad de la particula [Da=()Dp para Dp<].

10
1.1.1.1. Distribuciones de tamaño de los aerosoles.

El tamaño es uno de los más importantes parámetros cuando se trata de


determinar las propiedades, efectos y destinos de las partículas atmosféricas.
Las velocidades de deposición de partículas, y por lo tanto, su tiempo de
residencia en la atmósfera, están fuertemente influenciados por el tamaño de las
mismas. El tamaño también determina el nivel y zonas de deposición de los
aerosoles en el sistema respiratorio de los seres vivos. Además de lo anterior, el
tamaño es decisivo en los fenómenos de dispersión de la luz, en la visibilidad y
en el balance de energía radiativa global [9].

En la Figura 1 se muestra la distribución de tamaños en la atmósfera de


una superficie continental promedio, de una zona de influencia urbana, de una
urbana promedio y de una zona urbana influenciada por autopista en función del
diámetro y número de partículas (Whitby y Sverdrup, 1980). Para los mismos
datos, la distribución del volumen de partículas se muestra en la Figura 2.
Nótese que para la distribución del número de partículas tanto el diámetro como
el número se muestran en escalas logarítmicas. Para la distribución del volumen,
éste es mostrado en una escala aritmética y la distribución es graficada de
manera que el volumen de partículas de un rango de tamaños es proporcional a
la correspondiente área bajo la curva. Esta distribución demuestra que la
mayoría de las partículas en todas las zonas son muy pequeñas (menores a 0.1
m), mientras que la mayor parte del volumen de las partículas (y por lo tanto, su
masa) se encuentra en partículas mayores a 0.1 m [9].

Un hecho importante en la distribución de tamaños en los aerosoles es su


naturaleza multimodal. La distribución del volumen medida en aire ambiente en
EE.UU. es bimodal en la gran mayoría de los casos, con un mínimo entre 1.0 y 3
m. Las partículas que son mayores a este mínimo son denominadas como
“gruesas”, mientras que las menores a este rango se conocen como “finas”.
Tanto Whitby y Sverdrup (1980) como Willeke y Whitby (1975) identifican tres
modas en la distribución de tamaños: nuclear, acumulativa y gruesa. Las tres
modas son mayores en la distribución de tamaños de las zonas urbanas
influenciadas por una autopista en la Figura 2(b). La moda más pequeña,
correspondiente a las partículas menores de 0.1 m, es la moda nuclear. La
moda de en medio, en el rango de 0.1 a 2 m es la moda acumulativa, mientras
que las partículas finas se incluyen tanto en la moda nuclear como en la
acumulativa. La moda mayor, que contiene partículas mayores de 2 m es la
moda gruesa. Whitby y colaboradores observaron que los aerosoles de zonas
continentales no influenciadas por otras fuentes tienen una moda acumulativa
pero no una moda nuclear. Para aerosoles urbanos, son comparables en
volumen las modas acumulativa y gruesa; y, aunque es pequeña en volumen, la
moda nuclear domina en la distribución de aerosoles urbanos [9].

11
(a) (b)

Figura 1. Número de partículas como una función del diámetro de partícula: (a)
Datos mostrados en una escala logarítmica para observar el amplio rango de
concentraciones de diferentes sitios, y (b) Distribución urbana promedio
mostrada en una escala lineal para la cual el área bajo la curva es proporcional
al número de partículas [9].

(a) (b)

Figura 2. Distribución del volumen de las partículas como una función de su


diámetro: (a) Para la distribución en una estepa promedio y una zona urbana
influenciada por estepa mostrada en la Fig. 1 y una distribución del estado de
Nuevo México central, y (b) Para la distribución en una zona urbana promedio y
una zona urbana influenciada por autopista mostradas en la Fig. 1 [9].

12
Muchas mediciones han indicado que la composición química de las
partículas gruesas y finas es distinta. El proceso que afecta la formación y
remoción de estas dos fracciones de los aerosoles atmosféricos varía en ambas.
Las partículas gruesas son generadas por procesos mecánicos y consisten en
polvo del suelo, “fly ash”, aerosoles marítimos, fragmentos de plantas, partículas
de hule de neumáticos y emisiones de molienda de rocas. Estas partículas son
removidas principalmente por impacto y establecimiento de obras
antropogénicas. Las partículas contempladas dentro de las modas nuclear y
acumulativa provienen principalmente de fuentes de combustión y partículas
secundarias resultantes de la condensación de vapores de baja volatilidad
formados por reacciones químicas. Las partículas de la moda nuclear pueden
ser transferidas a la moda acumulativa mediante la coagulación. La coalescencia
de las nubes y las transformaciones en las gotas de las nubes, seguidas de la
evaporación, son procesos importantes en la formación de aerosoles
pertenecientes a la moda acumulativa. Las partículas de la moda acumulativa no
aumentan de volumen e ingresan en la moda gruesa, debido a que su
concentración es muy baja para que su coagulación sea efectiva. Las partículas
de la moda nuclear se remueven de las superficies por difusión, y tienen largos
tiempos de residencia en la atmósfera (a veces de años), además de que
penetran profundamente en los sistemas respiratorios de los seres vivos [9].

Las partículas finas y gruesas se diferencian mejor por sus mecanismos


de formación (Wilson y Suh, 1996). Las finas son formadas por la nucleación con
gases, mientras que las gruesas se forman mediante procesos mecánicos de
partículas mayores o materiales gruesos [9].

La distribución de partículas con respecto a su tamaño es quizá el más


importante parámetro físico de las mismas, ya que gobierna su comportamiento.
La concentración del número de partículas como una función de su diámetro
está dado por la distribución del número de partículas [10].

Debido a que las partículas atmosféricas cubren un amplio rango de


tamaños, su distribución se expresa frecuentemente en términos del logaritmo
del diámetro de partícula en el eje de las abscisas (x) y la concentración
diferencial en el eje de las ordenadas (y): dN/d(logDp) = Número de partículas
por cm3 de aire, teniendo diámetros en un rango de tamaños desde logD p hasta
log(Dp+dDp). Aunque no es formalmente apropiado tomar el logaritmo como una
cantidad dimensional, uno puede pensar en la distribución de tamaños como una
función del log(Dp/Dpo), donde el diámetro de referencia (Dpo) es igual a 1 m. Si
dN/d(logDp) es graficado en una escala lineal, el número de partículas entre D p y
Dp+dDp es proporcional al área bajo la curva de dN/d(logDp) versus logDp. Se
pueden hacer consideraciones similares aplicando distribuciones de superficie,
volumen y masa.

13
Distribución logarítmica normal.

Bajo ciertas condiciones, la distribución de tamaños de los aerosoles


atmosféricos puede darse aproximadamente como la suma de distribuciones
logarítmicas normales. Aunque las representaciones logarítmicas normales no
siempre son descripciones exactas de la distribución de tamaños de aerosoles
en un momento dado, tienen la ventaja de que, en muchos casos, permiten
inferencias matemáticas que pueden construir representaciones de
distribuciones de tamaño de aerosoles. El uso de aproximaciones Log-Normal
para distribuciones de tamaños de aerosoles fue introducido en primer término
por Foitzik (1950) y más tarde extendido para un mayor rango de datos
atmosféricos por Whitby y colaboradores (1980). Una distribución Log-Normal es
una forma específica de la función de distribución de tamaños para la cual la
población de partículas sigue una función de distribución gaussiana con respecto
al logaritmo del diámetro de partícula. El logaritmo de la desviación estándar
geométrica (g) es la desviación estándar de la variable logDp y define el ancho
de la distribución. Para un aerosol monodispersado (es decir, uno en el cual
todas sus partículas tengan el mismo diámetro), g=1. Para aerosoles
polidispersados, g>1. Los valores típicos para el tipo de aerosol atmosférico
discutido anteriormente son de 1.8<g<2.8. Para una distribución logarítmica
normal, el 84.1% de las partículas están por debajo del tamaño de gDgn, 84.1%
se aproximan al tamaño representado por Dgn/g y el 95% se encuentran a dos
desviaciones estándar de la media; es decir, en el rango de Dgn/2g a Dp2g [10].

Coagulación de partículas esféricas.

Muchos procesos afectan la distribución de tamaños de un aerosol, por


ejemplo, la adición de volumen por la conversión de un gas a partícula, o bien
las pérdidas por deposición. Sin la presencia de estos procesos, bajo
condiciones en las cuales el volumen total de un aerosol se conserva, el número
de partículas se incrementará por coagulación mientras el volumen promedio por
partícula se incremente también. La coalescencia de dos partículas siempre
reduce la superficie total y por tanto es favorable termodinámicamente. Por lo
anterior, los aerosoles son inestables por naturaleza. En algunos casos la
coagulación cataliza la formación de cadenas de aglomerados, generalmente de
hollín y algunos metales [10].

1.1.1.2. Formación y crecimiento de partículas.

Una porción significativa de los aerosoles atmosféricos finos son


secundarios (es decir, formados a partir de contaminantes primarios). Por
ejemplo, las partículas finas compuestas por sulfatos y nitratos son formadas
principalmente por procesos secundarios. Un mecanismo de conversión gas-
partícula se conforma de reacciones químicas en la fase gaseosa que forman
especies condensables (como la oxidación del dióxido de azufre para formar
14
ácido sulfúrico). Las especies condensables pueden también nuclearse para
formar nuevas partículas (nucleación) o condensarse en la superficie de una
partícula existente (condensación). Otro tipo de mecanismo de conversión gas-
partícula importante se da mediante reacciones químicas heterogéneas, las
cuales son reacciones que envuelven los constituyentes de la fase gaseosa y la
fase sólida (o particulada). Las transformaciones en la superficie de las
partículas (como la deposición de ácido nítrico en la superficie de partículas de
carbonato de calcio para producir nitrato de calcio) es un tipo de reacción
heterogénea. Las reacciones químicas en fase acuosa (como la disolución de
dióxido de azufre en una partícula higroscópica, o gota de agua de las nubes o
neblina, seguida de la oxidación del SO2 disuelto a sulfato y evaporación de la
neblina o gota para formar aerosoles) proveen un importante mecanismo de
conversión de gases a partículas. Las reacciones heterogéneas conducen la
adición de aerosoles a partículas existentes. La nucleación da como resultado
un incremento en el número y masa de las partículas. La condensación
proporciona solo un incremento en la masa y área superficial del aerosol, pero
no afecta el número total de partículas [11].

Presiones de vapor en el equilibrio [11].

Un parámetro importante en la nucleación de las partículas y su


crecimiento por condensación es la velocidad de saturación (S), definida como la
proporción de la presión parcial de las especies conformantes del aerosol (p)
con respecto a su presión de vapor en el equilibrio cerca de una superficie plana
(p0):

S = p/p0

Ya sea que ocurra por condensación o por nucleación, la presión de vapor de las
especies debe de exceder su presión de vapor en el equilibrio. Para las
partículas, la presión de vapor en el equilibrio no es igual a p0. Podemos
distinguir de aquí dos efectos importantes:

1. El efecto Kelvin, que se manifiesta por un incremento en la presión de vapor


en el equilibrio del aerosol cerca de una superficie que presente una
curvatura; esto provoca que las partículas más pequeñas tengan presiones
de vapor mayores y por ello no tengan procesos de evaporación estables
hasta conseguir un tamaño crítico.
2. El efecto del soluto, el cual se reconoce por un decremento en la presión de
vapor en el equilibrio del aerosol debida a la presencia de otros compuestos
ajenos al sistema original.

Para una solución acuosa de sales no volátiles, la presencia de la sal


disminuye la presión de vapor en el equilibrio de una gota (aerosol). Este efecto
contrarresta el efecto Kelvin, el cual incrementa la presión de vapor en el
equilibrio en una gota debido a su curvatura.

15
Formación de nuevas partículas [11].

Cuando la concentración de vapor en los aerosoles excede las


concentraciones del equilibrio (expresado como la presión de vapor en el
equilibrio), se considera que la especie química es condensable. Estas especies
pueden así condensarse en las superficies de partículas existentes o formar
nuevas. La importancia relativa de la nucleación contra la condensación
depende de la tasa de formación de especies condensables y del área
superficial de las partículas disponible. En ambientes urbanos, la superficie de
partículas disponible es suficiente para atrapar rápidamente a las recién
formadas especies condensables. La formación de nuevas partículas no es
representativa excepto en lugares cercanos a fuentes de especies
condensables. Esta formación puede también ser observada en regiones
remotas y limpias, lo cual se debe a la baja disponibilidad de aerosoles de gran
superficie (Covert y et al, 1992). Las mayores concentraciones de partículas
ultrafinas volátiles ocurren en regiones correspondientes a las menores
concentraciones másicas de partículas, indicando que la formación de nuevas
partículas es inversamente proporcional a la superficie de aerosoles disponible
(Clarke, 1992). En contraste con los aerosoles continentales (donde la partículas
formadas de sulfatos son el resultado de la conversión del dióxido de azufre), las
partículas con sulfatos encontradas sobre los océanos son el resultado de la
conversión de los dimetilsulfuros emitidos por el fitoplancton (Charlson y
colaboradores, 1987).

Crecimiento de las partículas [11].

Cuando se adicionan especies químicas a la fase sólida de un aerosol


mediante condensación o tienen lugar reacciones químicas, partículas de
diferentes tamaños pueden crecer a diferentes velocidades, dependiendo del
mecanismo involucrado. El crecimiento por condensación puede tener efectos
diferentes en la distribución de tamaños de los aerosoles, tales como la
conversión heterogénea a través de reacciones químicas dentro de una gota.
Las velocidades relativas a las cuales el tamaño de las partículas cambia
dependen de las reacciones químicas en la superficie o dentro de las mismas.

Para el crecimiento por condensación, el paso limitante en el proceso es


el transporte de las especies condensables a la superficie de la partícula. Para
partículas mucho más pequeñas que su ruta media en el aire (régimen de
moléculas libres), el transporte es gobernado por el bombardeo de moléculas
individuales sobre la superficie, y el volumen (o masa) de estas partículas crece
en proporción a su área superficial. Para partículas mayores a la ruta media
(régimen continuo), el transporte es gobernado por difusión. En este régimen, la
pérdida de especies que se difunden cerca de la superficie de la partícula causa
un gradiente en la concentración que permite el aumento en el volumen del
aerosol, creciendo en proporción del diámetro de partícula.

16
Para las reacciones químicas heterogéneas, el paso limitante en el
proceso de crecimiento puede no ser el transporte de las especies reaccionantes
a la partícula, pero sí lo es la velocidad de reacción en la misma. Para
reacciones en la superficie de la partícula, la velocidad de crecimiento es
controlada por el área; para las reacciones en fase acuosa (en el caso de una
gota), depende del volumen. En suma, las leyes del crecimiento de los aerosoles
muestran que en un régimen continuo la dependencia del tamaño de partícula
por la velocidad del cambio de volumen se representa mediante la dependencia
del valor de Dp para condensación por difusión, de Dp2 para reacciones
superficiales y de Dp3 para reacciones en las gotas. La condensación por
difusión varía en función de Dp2 en un régimen de moléculas libres así como
para partículas pequeñas en un régimen de transición intermedio entre los
regímenes de moléculas libres y el de transición y por último depende de D p
para partículas grandes [11].

Equilibrio con el vapor de agua [11].

El equilibrio principal concerniente a los aerosoles ambientales es el que


guarda con el vapor de agua. Es importante porque influye poderosamente
sobre el tamaño de las partículas y sobre sus propiedades aerodinámicas
(depositación en superficies, flotación en la atmósfera, rutas a tomar en el
sistema respiratorio y características a tomar en consideración para
monitorearlas, entre otras) y sus propiedades de dispersión de la luz.

La interacción de las partículas con el vapor de agua puede ser descrita


como sigue: Cuando la humedad relativa se incrementa, las sales cristalinas
solubles en las partículas entran en una fase de transición para formar una
solución acuosa en el aerosol. Para partículas de un solo componente, la
transición es abrupta, teniendo lugar a una humedad relativa que corresponde a
la presión de vapor del agua como solución saturada (el punto de
delicuescencia, es decir, el punto en el cual las sales cristalizadas ganan agua
por exposición a la humedad ambiente). Con el incremento en la humedad
relativa la partícula crece en función de la presión de vapor de la solución; por
ello, el aerosol tiende a seguir una curva de crecimiento en equilibrio. Si la
humedad relativa decrece, el crecimiento de la partícula sigue la curva de
equilibrio hasta el punto de delicuescencia. A pesar de que muchas especies
cristalizan a la humedad relativa de delicuescencia, la partícula se mantiene en
solución (supersaturada) a humedades relativas considerablemente bajas. Por
último, la partícula pierde abruptamente su vapor de agua (eflorescencia, el cual
es el fenómeno que se produce en las sales cristalizadas cuando pierden agua
por exposición al aire seco), retornando a su estado inicial: su forma cristalina
estable. Este comportamiento ha sido ampliamente demostrado en numerosos
estudios de laboratorio (Tang y Munkelwitz, 1977; Tang, 1980). Recientemente,
Tang y Munkelwitz (1994) han presentado datos que proponen que la actividad
del agua (humedad relativa en el equilibrio) es una función de la composición de
los aerosoles por varias sales de sulfato [11].

17
Para las partículas consistentes en más de un componente, la transición
de sólido a líquido puede darse en un rango amplio de humedades relativas, con
una abrupta disminución del punto de delicuescencia de mucho de sus
componentes, y con un subsiguiente crecimiento como materiales cristalinos
mientras la partícula se disuelve de acuerdo a los diagramas de fase para un
sistema multicomponente en particular. Bajo ciertas circunstancias, una sola
partícula puede sufrir una transición de fase más o menos severa hasta que el
material soluble es completamente disuelto. Ha sido ampliamente demostrado
que, ante un decremento de la humedad relativa, la partícula tiende a
permanecer en solución a humedades relativas muy por debajo de los puntos de
delicuescencia de muchos de sus componentes. En el caso de los sistemas de
ácido sulfúrico-amoníaco y sulfatos-agua, el diagrama de fase es seguido y
equitativamente completado. Los sistemas de aniones mixtos que contienen
nitratos presentan mayores dificultades para mantener el equilibrio entre el
nitrato de amonio (NH4NO3) particulado, el amoníaco (NH3) gaseoso y el ácido
nítrico (HNO3) líquido (Tang y colaboradores, 1978, 1981; Spann y Richardson,
1985). Spann y Richardson proponen que la composición de los aerosoles
depende en buena medida de la humedad relativa por la eflorescencia. Para
partículas de composición intermedia entre el sulfato ácido de amonio
(NH4HSO4) y el sulfato de amonio {(NH4)2SO4}, esta transición ocurre en un
rango de entre 40% y 10% de humedad relativa, lo que indica que para ciertas
composiciones químicas la solución del aerosol no se seca en la atmósfera. A
bajas humedades relativas, las partículas con esas composiciones pudieran
representarse como gotas de una solución supersaturada (partículas líquidas)
más que como partículas sólidas; por ello pueden exhibir comportamientos más
higroscópicos que delicuescentes durante los ciclos naturales de humedad
relativa [11].

Varios investigadores han proporcionado evidencia de la interacción entre


las partículas de aerosol ambiente y el vapor de agua. Koutrakis et al (1989)
encontraron un incremento sistemático del diámetro medio de los aerosoles con
el incremento de la humedad relativa, el cual es atribuido a la absorción de agua
por parte de los sulfatos presentes en los mismos. Rood y colaboradores (1989)
examinaron la respuesta del coeficiente de dispersión de luz en aerosoles
ambientes ante el incremento en las temperaturas y atribuyen la disminución de
la dispersión de luz cuando existe un calentamiento a la pérdida de agua líquida
asociada a las partículas. Además, el aumento en las temperaturas causa la
pérdida del nitrato de amonio (NH4NO3) y de materia orgánica semivolátil. Se
han obtenido más detalles acerca de la dependencia del tamaño del aerosol por
las propiedades higroscópicas examinando el cambio en el tamaño de partícula
por analizadores móviles de monodispersión mediante el incremento o
decremento en la humedad relativa y reanalizando el tamaño a la nueva
humedad [11].

18
1.1.1.3. Resuspensión del material particulado.

La resuspensión de materiales depositados puede ser una fuente


importante de contaminación (Gillette, 1980). En este texto, la palabra
“resuspensión” incluye tanto la suspensión de material nunca antes presente en
el aire como la del que ha estado una y otra vez. La contaminación de las
superficies puede resultar de la deposición atmosférica de un cierto número de
materiales; por algunos de ellos (por ejemplo, el plutonio), la resuspensión ha
sido considerada la vía de exposición más importante [12].

Estudios de resuspensión.

Los estudios de resuspensión pueden ser divididos en investigaciones


aplicadas y estudios detallados de sus mecanismos. Los estudios aplicados son
motivados generalmente por la deposición atmosférica de sustancias peligrosas
(por ejemplo, el estudio de la deposición de radionúclidos provenientes del
accidente de Chernobyl en 1986, Cambray, 1989) y la necesidad de predecir el
área de esparcimiento de la contaminación y el tiempo de permanencia de
dichas sustancias en la atmósfera. Los experimentos de resuspensión han sido
realizados en un amplio rango de tipos de superficies. Muchos experimentos se
llevan a cabo en regiones secas o áridas (sobre todo de vegetación pequeña),
debido a que han ocurrido incidentes de contaminación en dichas áreas (por
ejemplo, el estado de Nevada en EE.UU. es un reconocido lugar de pruebas,
principalmente por las explosiones nucleares de los 50). Posteriormente, se ha
prestado mayor atención a experimentos tendientes a descubrir medidas de
mitigación de erosión del suelo por el viento o el agua (por ejemplo, los
realizados después del fenómeno de “Dust Bowl” en los estados centrales de
EE.UU., donde los polvos resuspendidos incluso llegaron al Golfo de México),
así como a los que se enfocan en determinar las concentraciones en la
atmósfera de partículas resuspendidas, llamadas “emisiones fugitivas” o “polvos
fugitivos” [12].

Resuspensión mecánica.

La importancia de la disturbancia mecánica se visualiza en los diferentes


factores de resuspensión propuestos por Sehmel (1984) para actividades
mecánicas sobre suelos contaminados versus movimientos provocados por el
viento. Otro ejemplo de la comparación entre la resuspensión por disturbancia
mecánica y la provocada por el viento es el análisis de Garland (1979), en el
cual se dio un incremento en el factor de resuspensión de partículas en dos
órdenes de magnitud debido a disturbancia mecánica mediante el arrastre de
una botella llena de 5 litros a través de la hierba 20 veces en 5 minutos, en
comparación del arrastre provocado por el viento a 10 m/s. Sehmel (1984)
condujo experimentos para determinar la fracción de partículas resuspendidas
por el manejo de automóviles y camionetas a través de una ruta trazada

19
previamente con material resuspendible o cerca de ella. La fracción
resuspendida se incrementa con el aumento en la velocidad o tamaño de los
vehículos. Las pruebas mostraron que la resuspensión aumenta cuando una
camioneta pasa sobre la ruta trazada con la primera velocidad de la caja de
cambios, cuando pasa un automóvil sobre la ruta con la cuarta velocidad de la
transmisión y cuando pasa un automóvil junto a la ruta con la tercera velocidad
[12].

La emisión de PM10 debida a la erosión del viento es controlada por el


proceso mecánico de levantamiento de arena, aunque Shinn y colaboradores
(1983) han puntualizado la importancia de la emisión aerodinámica directa para
bajas velocidades de emisión, incluso por debajo del umbral de la emisión por
erosión. Las velocidades umbrales para PM10 son, por mucho, mayores que las
de las partículas de 100 m (Bagnold, 1941). Sin embargo, se ha observado la
existencia de partículas cuyos tamaños se encuentran en un rango desde
submicrónico hasta 10 m presentes en los vientos erosivos a velocidades muy
por debajo del umbral marcado para estos casos. Gillette y Walker (1977) lo
imputan a la suspensión mecánica (chorro de arena o sandblast) de partículas
finas provenientes de materiales fácilmente erosionables. Para derivar una
expresión de la emisión de polvo, Shao et al (1993) asumen que el número de
partículas de polvo desalojadas de una superficie por impacto de grano de arena
es proporcional a la tasa de energía cinética perdida durante el impacto. Esta
consideración permite predecir que el flujo de polvo es proporcional al flujo de
granos de arena [12].

Propiedades físicas y químicas de las partículas resuspendidas [12].

Dependen parcialmente de las propiedades de las partículas que


originalmente se depositaron en una superficie. Pero, según Sehmel (1973), “las
partículas depositadas probablemente pierdan su identidad individual al
mezclarse e interactuar con el polvo depositado previamente. Cuando el
contaminante particulado es transportado por el viento de un lugar a otro,
generalmente se agrega a otras partículas huéspedes”. Estudios de mineralogía
por microscopio electrónico de barrido en muestras de polvo han demostrado
que las partículas suspendidas del suelo se aglomeran y agregan unas con las
otras.

La distribución de tamaños de partículas resuspendidas puede describirse


como logarítmica normal bimodal (una de 2 a 5 m y otra de 30 a 60 m). La
tasa:

Vsed
 0.1 …….(5)
U*

20
define el tamaño máximo del polvo suspendido, donde Vsed es la velocidad de
sedimentación del límite superior de los tamaños de partícula, y U * es la
velocidad de fricción. Datos obtenidos por Pinnick y colaboradores (1985)
muestran resultados muy similares para la resuspensión provocada por el
tráfico.

Los componentes minerales del polvo colectado durante las tormentas de


polvo de Texas, dados en orden de abundancia, son: cuarzo, mica, caolinita y
una mezcla de filosilicatos y feldespatos; para partículas menores a 1 m: mica,
caolinita, cuarzo y filosilicatos (Gillette et al, 1978). Estudios sobre la
composición elemental muestran que la composición del material resuspendido,
en comparación con el sedimento total, es rico en elementos asociados a las
partículas muy pequeñas (ejemplo: el titanio) y pobre en elementos asociados a
las partículas gruesas (ejemplo: el silicón).

Caracterización de emisiones para caminos pavimentados [13].

La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) indica


en su texto "Compilation of Air Pollutant Emission Factors" (AP-42) que los
factores de emisión de partículas de diámetro menor a diez micras (PM 10) para
todos los caminos pavimentados pueden ser descritos en la siguiente forma
general:

E1=a(SL/b)………(6)

Donde: a,b,c= Constantes empíricas


E1= Factor de emisión de PM10, en unidades de masa
por vehículo/longitud recorrida del camino
S= Contenido de sedimento en la superficie, fracción
del material tan pequeño como 75 m en diámetro
físico.
L= Superficie total cubierta de polvo, masa por área
de superficie del camino.

21
El producto SL representa la masa de partículas de polvo sedimentadas
por unidad de área de superficie del camino, y es usualmente llamado "carga de
sedimento (silt loading)". Igual que en todos los modelos predictivos, es muy
recomendable el uso de valores específicos del sitio en este parámetro. Si esto
no es posible, se pueden tomar valores tabulados empíricamente (Ver Tabla
No. 1).

Caracterización de emisiones para caminos no pavimentados [13].

Para el caso de los caminos no pavimentados, los factores de emisión y


su correlación dictada por EPA (AP-42) son los siguientes:

 s  S  W   w 
e  0.61  
0.7 0.5
365  p  kg
  
 12  48  2.7   4  365 VKT
……….(7)
 s  S  W   w  365  p  lb
0.7 0.5

e  2.1     
 12  30  3   4  365 VMT
donde: e =Factor de emisión de PM10.
s =Contenido de arena en la superficie del camino (%)
S =Velocidad media del vehículo (km/hr o mi/hr).
W =Peso medio del vehículo (Ton).
w =Número medio de ruedas por vehículo (adimensional).
p =Número de días con precipitación mayor o igual a 0.254
mm (0.01 in).

22
Aunque existen datos tabulados para los anteriores parámetros (AP-42),
es recomendable el tratar de calcular datos de la zona a analizar.

Manejo de materiales gruesos [13].

La siguiente ecuación es recomendada para estimar las emisiones de las


operaciones de transferencia, sean por lotes o continuas:

e  k 0.0016
U / 2.21.3 kg / ton 
M / 21.4
………(8)
e  k 0.0016
U / 5
1.3
lb / ton 
M / 21.4
donde: e =Factor de emisión.
k =Múltiplo de tamaño de partícula (adimensional).
U =Velocidad media del viento (m/s o mi/hr).
M =Contenido de humedad en el material (%).

Aunque existen datos tabulados para los anteriores parámetros (AP-42),


es recomendable el tratar de calcular datos de la zona a analizar.

Control de las emisiones [13].

Existen diversas maneras para controlar las emisiones de partículas


fugitivas de casi cualquier fuente. Esto es claro para la ecuación para calcular la
tasa de emisión:

R = Me(1 -c)……..(9)

Donde: R= Tasa estimada de emisión másica.


M= Extensión de la fuente (ej: millas recorridas por un
vehículo).
e= Factor de emisión no controlada (masa por unidad de
extensión de la fuente).
c= Porcentaje de eficiencia del control.

Debido a que la tasa de emisión sin controlar es un producto de la


extensión de la fuente y del factor de emisión no controlada, una reducción en
cualquiera de esas dos variables produce una reducción proporcional en la
misma.

23
Aunque la reducción del área de la fuente resulta en una clara
disminución de la tasa de emisión, usualmente se requiere de una modificación
en el proceso de operación. Comúnmente, la reducción en la extensión de una
fuente puede requerir de un incremento en el área de otra, como en el cambio
de tráfico vehicular de un camino de terracería a uno ya pavimentado.

La selección de los métodos de control depende de los mecanismos que


generan la emisión de la partícula y de la fuente en cuestión. Generalmente,
todos ellos varían de una fuente industrial a una fuente abierta.

Por todo lo anteriormente dicho, podemos sentar que existen dos tipos
básicos de controles que pueden ser usados para fuentes de partículas fugitivas:

1. Medidas preventivas.
2. Métodos de captura y remoción.

La reducción en los factores de emisión también requiere modificaciones


a los procesos industriales (en el caso de las fuentes de procesos) o ajustes en
las prácticas de trabajo (en el caso de fuentes abiertas).

La reducción de la extensión de la fuente y la incorporación de


modificaciones al proceso o los ajustes a las prácticas de trabajo son en realidad
técnicas preventivas de control de emisiones fugitivas.
Para una disertación más extensa, véase a Kinsey y Cowherd (1996),
Fugitive emissions [14].

1.1.1.4. Leyes que rigen la caída de una partícula.

Las partículas en el aire se encuentran en constante movimiento. Estas


están sujetas al fenómeno conocido como movimiento Browniano, el cual es un
movimiento aleatorio constante a través de vías irregulares debido a la
interacción entre las partículas y las moléculas de aire circundantes. Este
proceso es todavía más importante para partículas pequeñas, lo cual es
exteriorizado por el coeficiente de difusión de la partícula. Todos los aerosoles
están sujetos a la fuerza gravitacional terrestre, pero ésta afecta más
marcadamente conforme aumenta el tamaño de las partículas, como lo
demuestran las diferentes velocidades de sedimentación [15].

Velocidad de sedimentación y fuerzas de retardo [16].

La sedimentación gravitatoria terminal (SGT) o velocidad terminal de


sedimentación es un parámetro fundamental para los diseñadores de equipos de
control de la contaminación atmosférica por material particulado y es definido
como la velocidad con la que una partícula se sedimenta a través de la
atmósfera o del agua; mismo que se aplica para esferas con gravedad
24
específica de hasta 2.0 (ya que es muy difícil que partículas de una gravedad
específica mayor se eleven con las velocidades de viento típicas de una zona
típica) [16].

Según algunos estudios experimentales, para un grano de arena grueso


(de un diámetro aproximado de 1000 m ó 1 mm), la SGT es de 600 cm/s (19.7
ft/s). Debido a que esta velocidad es mucho mayor que las velocidades
verticales comunes de la atmósfera, es muy raro que la arena común (salvo las
partículas de arena provenientes del desgaste mecánico de la misma) se eleve
del nivel del suelo por acción del viento y aún más extraño el que se quede
suspendida en el aire. Es por ello que se consideran a las partículas
suspendidas totales (PST, el total de partículas suspendidas en el aire ambiente
y antiguo parámetro de salud ambiental) dentro de un rango aproximado de 0.1
hasta 1000 m [16,17]. En cambio, la SGT de una partícula de diámetro de 1 m
es de 0.006 cm/s. Debido a que los movimientos verticales del aire exterior (e
incluso del aire dentro de las habitaciones de una casa u oficina) generalmente
son mayores que el valor anterior, este tipo de partículas no son de fácil
sedimentación y permanecen en suspensión en la atmósfera durante largos
periodos de tiempo [16].

Se ha hecho de esta manera una clasificación muy somera a propósito de


las dos especies físicas de las que se compone el material particulado según
sea su grado de sedimentación: el polvo (el cual se asienta con rapidez gracias
a su SGT alta) y las partículas suspendibles (las cuales sedimentan con tanta
lentitud que puede considerarse permanecen en la atmósfera hasta ser
eliminadas por precipitación). Aunque no hay una distinción clara entre ambas
categorías, se escogen límites arbitrarios de diámetro de partícula de
aproximadamente 10 m o menos para ser partícula suspendible y mayores de
10 m para considerar al contaminante como polvo [16].

Tomando en cuenta lo anterior, se considera el caso de las partículas lo


suficientemente pequeñas como para permanecer por largos periodos de tiempo
(incluso años) suspendidas en la atmósfera o en otros gases. A este tipo de
material particulado se le llama aerosol, lo que indica que dicho material se
comporta como si estuviera disuelto en el gas [16].

Debido a que la estrategia fundamental de control de la contaminación


por partículas es hacer que éstas entren en contacto entre sí y se aglutinen, es
indispensable conocer las fuerzas de retardo que el aire o gas que las rodea
ejerce sobre las mismas cuando se intenta moverlas. Para ello, existen modelos
matemáticos ampliamente comprobados para ciertos ambientes o situaciones.
Uno de los más utilizados es la Ley de Stokes [16].

25
Ley de Stokes [16].

Consideremos una partícula en suspensión:

Fuerza de Fuerza de
retardo empuje

Partícula

Fuerza de
gravedad

Figura 3. Fuerzas que actúan sobre una partícula


en un fluido

Para una partícula determinada, la Ley de Newton es representada por la


siguiente ecuación:

   
ma   partícula  D 3 g   fluido   D 3 g  Fd …….(10)
6 6

donde “” significa densidad, el término de la izquierda de la ecuación


representa la aceleración hacia abajo de la partícula, el primer término de la
derecha representa a la fuerza de gravedad, el segundo a la fuerza de empuje y
el tercero a las fuerzas de retardo (ver Figura 3).

Las fuerzas de retardo o de resistencia del aire aumentan al


incrementarse la velocidad y son cero para la velocidad cero.

Si la partícula parte del reposo, su velocidad inicial (vi) es cero y por tanto
Fd=0. Conforme la partícula se acelera, la Fd crece al aumentar la velocidad
hasta que se hace igual a la fuerza de la gravedad menos la fuerza de empuje.
En esta velocidad final de sedimentación, la suma de las fuerzas que actúan es
cero, de manera que la partícula continúa su movimiento a velocidad constante.

26
Para calcular dicha velocidad, se iguala la aceleración a cero en la ecuación
(10):


Fd   D 3 g  particula   fluido  …….(11)

6 

Para hallar la velocidad, se requiere de una relación entre F d y dicha


velocidad. Por las investigaciones de Stokes se sabe:

Fd  3Dv ……..(12) : viscosidad del fluido


v: velocidad de caída de la partícula

despejando “v” y sustituyendo:

  particula   fluido 
v  gD 2   ……..(13)
 18 

La cual se conoce como la ecuación de la Ley de Stokes o ecuación del


retardo de Stokes. Para que esta ecuación cubra con los requisitos teóricos,
debe suponerse lo siguiente [16]:

1. El flujo debe de ser continuo.


2. El flujo debe de ser laminar.
3. Se cumple con la Ley de Newton de la viscosidad.
4. Es despreciable el flujo por deslizamiento (en las ecuaciones resultantes,
son despreciables los términos que contienen velocidades elevadas al
cuadrado).

Para la mayor parte de las aplicaciones de la ecuación (13) sobre


contaminación del aire, se cancela el término fluido debido a que este representa
al aire y es considerado como patrón. Para gases a alta presión, la omisión
podría conducir a un error significativo, pero en la mayor parte de las
aplicaciones sobre contaminación del aire no es así. Para la sedimentación
gravitacional en líquidos, rara vez se hace uso de esta simplificación [16].

La Ley de Stokes ha sido ampliamente estudiada y ha sido verificada


adecuadamente para el rango de condiciones en las que sus hipótesis son
aceptables. Sin embargo, es preciso utilizar otros modelos tanto para partículas
muy grandes como para partículas muy pequeñas (ver Figura 4) [16].

27
Figura 4. Velocidades terminales de sedimentación para partículas esféricas con
gravedad específica de hasta 2, en aire estándar.

En la Figura 4 se ilustra una gráfica logarítmica de la velocidad de


sedimentación en el aire como función del diámetro de partícula para esferas
con una gravedad específica de 2. La línea continua representa los valores
experimentales de velocidad de sedimentación para un diámetro determinado y
la línea punteada representa los valores calculados con la Ley de Stokes. La
parte concordante entre los valores experimentales y los calculados (cuya línea
tiene una pendiente de 2) coincide a la vez con valores de diámetro de partícula
de entre 0.5 y 50 m. Arriba y abajo de ambos valores, la Ley de Stokes
presenta valores que se desvían de los experimentales, lo que obliga a aplicar
factores de corrección adecuados.

Cálculo de la sedimentación gravitatoria terminal (SGT) para partículas arriba de


50 m [16].

Para este tipo de partículas, llega a darse el caso en el que el movimiento


del fluido en torno a la esfera ya no se ajusta a la hipótesis teórica por la cual es
posible despreciar el flujo por deslizamiento. Por consiguiente, la ecuación del
retardo de Stokes (que se basa en dicha hipótesis) se vuelve inexacta. Para
partículas muy grandes (arriba de 100 m), el movimiento del fluido en torno a la

28
esfera se vuelve turbulento y las hipótesis principales de la Ley de Stokes no
pueden aplicarse sin riesgo de un error muy grande.

Aunque no existen todavía modelos teóricos que respalden datos


experimentales fuera de un pequeño rango de valores, sí se han desarrollado
relaciones adimensionales que permiten correlacionarlos adecuadamente. Las
más importantes son el coeficiente de retardo (Cd)y el número de Reynolds para
una partícula (Rp):

Fd
Cd  ……..(14)
  2  v2 
  D  
fluido 

4  2 

Dv fluido
Rp  ………(15)

donde: Cd: Coeficiente de retardo (adimensional)


Fd: Velocidad terminal de sedimentación
D: Diámetro de partícula
: Densidad del aire
v: Velocidad verdadera de sedimentación
: Viscosidad
Rp: Número de Reynolds

Osborne Reynolds estudió las condiciones para las que se produce el


cambio de un tipo de movimiento a otro y encontró que la velocidad crítica, para
la que el flujo pasa de laminar a turbulento, depende de 4 variables: el diámetro
de la partícula, la viscosidad, la densidad y la velocidad lineal media del líquido.
Además, encontró que estos cuatro factores pueden combinarse formando una
ecuación y que el cambio de tipo de flujo ocurre para un valor definido de la
misma [16].

Teóricamente, para esferas lisas en un flujo uniforme y con velocidades


menores a la del sonido (340 m/s a TPN) en fluidos newtonianos de densidad
constante, el coeficiente de retardo (Cd) solo depende de Rp (es decir, en una
gráfica de Cd vs. Rp, todos los datos para todos los tamaños de partículas
esféricas y todos los fluidos newtonianos de densidad constante deben quedar
sobre una curva) [16].

29
Por consiguiente, tomando a Fd=3Dv y sustituyendo en (14):

24
Cd  ………(16)
Rp

La ecuación (16) sirve para calcular el coeficiente de retardo para


partículas esféricas lisas en un flujo uniforme y subsónico en fluidos newtonianos
de densidad constante [16].

De manera experimental, se ha reportado que la Ley de Stokes


representa satisfactoriamente el comportamiento observado de las partículas
para Rp menores a 0.3. Para Rp>0.3, el valor experimental de Cd es mayor que el
de 24/Rp predicho por Stokes [16].

Para 0.3 Rp  1000, los datos experimentales del Cd se pueden


representar con exactitud satisfactoria con la siguiente ecuación empírica
producto de un ajuste de datos [16]:

Cd 
24
Rp
 
1  0.14 R p ………(17)
0.7

Tomando en cuenta todo lo anterior, se ha comprobado que para


partículas mucho más grandes que 50 m, no es posible aplicar la Ley de
Stokes y es necesario calcular las velocidades de sedimentación mediante las
relaciones basadas en coeficientes experimentales de retardo [16].

Cálculo de SGT para partículas menores a 0.5 m [16].

La Ley de Stokes presupone que el fluido en el que se mueve la partícula


(en el presente caso de estudio, aire) es un medio continuo. Efectivamente el
aire actúa como un medio continuo si la partícula en cuestión es mucho mayor
que los espacios intermoleculares o interatómicos del mismo. Sin embargo, si
una partícula es tan pequeña o menor que la distancia intermolecular promedio,
entonces la interacción entre moléculas y partículas cambia radicalmente. Si una
partícula tiene un gran número de colisiones moleculares por unidad de tiempo,
la mayor parte de las moléculas repelen a la partícula comportándose como un
espejo, con un ángulo de reflexión igual al de incidencia. En cambio, si el
número de colisiones es pequeño, entonces una fracción significativa de las
moléculas de aire que chocan son adsorbidas sobre la superficie de la partícula
y permanecen el tiempo suficiente como para desviarse de la dirección y
trayectoria que la misma tenía. En este caso, la dirección de salida es difusa
(aleatoria) y se sujeta a algunas reglas estadísticas [16].

30
La disminución de la fuerza de retardo es una consecuencia del efecto
provocado por el cambio de la reflexión especular a la difusa, por lo que la
partícula se mueve más velozmente. El factor de corrección usado en relación
con este cambio es conocido como el factor de corrección de Cunningham y es
expresado por la siguiente ecuación:

Fd Stokes
Fd  ……..(18)
A
1
D

donde: [1+A/D]: Factor de corrección de Cunningham


A: Constante experimental
: Distancia promedio de recorrido de una molécula de un
gas entre colisiones sucesivas (camino libre medio)
Fd Stokes: Fuerza de retardo calculada según la Ley de Stokes

La ecuación (18) solo es aplicable para valores de /D1. Para /D>>>1,


se deben utilizar ecuaciones más complejas. “A” en realidad no es una constante
que sea universal para todo tipo de partículas, sino que varía de una a otra. Es
común encontrar en la literatura que se utiliza ampliamente el valor hallado por
Millikan para gotas de aceite que sedimentan en el aire (A=1.728) a falta de
mejor información [16].

En algunos casos, es necesario conocer el efecto de las fuerzas viscosas


sobre la partícula de una manera más explícita. Para ello, se utiliza la distancia
de detención de Stokes (XStokes), la cual es la distancia recorrida por una
partícula esférica antes de ser retenida por la fracción viscosa:

V0 D 2  partículaC
X Stokes  ………(19)
18

donde: V0: Velocidad inicial de la partícula


D: Diámetro de partícula
: Densidad
C: Factor de corrección de Cunningham
: Viscosidad del aire

Dos partículas cualesquiera que tengan el mismo valor de D2partículaC


tendrán la misma distancia de retención de Stokes para cualquier velocidad
inicial en aire con la misma viscosidad y por ende tienen el mismo
comportamiento aerodinámico con un mismo diámetro aerodinámico dado por la
siguiente ecuación:

Da  D partículaC 
1/ 2
……..(20)

31
donde: Da: Diámetro aerodinámico de partícula
D: Diámetro de partícula
C: Factor de corrección de Cunningham

El Da tiene unidades de micras aerodinámicas (a).

1.1.2. Composición química de los aerosoles.

Los aerosoles están formados por dos componentes principales: una fase
gas (en el caso de la atmósfera, aire) y una fase particulada, ya sea sólida o
líquida, en suspensión. Las partículas finas atmosféricas componentes de los
aerosoles, en cambio, suelen estar formadas de alguna de las siguientes
mezclas [18]:

1. Sulfatos, nitratos, iones amonio y agua.


2. Formadas fotoquímicamente por aerosoles orgánicos.
3. Carbono, materia orgánica y componentes metálicos emitidos directamente a
la atmósfera.

Las partículas gruesas en la atmósfera están formadas principalmente por


silicio, carbonato de calcio, minerales arcillosos, hollín y, algunas veces,
sustancias orgánicas [18].

Los resultados obtenidos por Harrison y et al (1995) en un estudio


realizado en zonas predominantemente urbanas del Reino Unido durante 15
años se muestran en la Tabla No. 2 [19].

Composición química y su dependencia del tamaño de la partícula.

Existe una relación general entre la composición química y el diámetro de


partícula. Las partículas de diámetros menores o iguales a 2.5 m contienen
mayores cantidades de sulfatos (SO4-2), iones hidrógeno (H+1) y iones amonio
(NH4+1), así como fracciones significativas de nitratos (NO3-1) y ión cloruro (Cl-1)
[18].

32
Tabla No. 2. Concentraciones de componentes químicos individuales en las
partículas ambientales del Reino Unido (Harrison y colaboradores, 1995).

Estudios llevados a cabo en diferentes partes de los E.U.A. han


demostrado que, para partículas finas, predominan concentraciones de sulfatos,
amoniaco, iones hidrógeno, carbón elemental, carbón orgánico secundario y
ciertos metales de transición. Materiales incrustantes como el calcio, magnesio,
aluminio, silicón y hierro han sido encontrados principalmente en las partículas
gruesas; así como algunos materiales orgánicos como polen, esporas y detritos
tanto animales como vegetales. Algunas especies químicas como potasio y
nitratos pueden ser encontradas tanto en las partículas finas como en las
gruesas, pero con diferentes fuentes o mecanismos de generación. El potasio en
las partículas gruesas proviene del suelo, y en las partículas finas proviene de la
combustión de la madera. El nitrato de partículas gruesas proviene
principalmente de la reacción en fase gas del ácido nítrico con amoniaco para
formar nitrato de amonio particulado, sobre todo cuando se lleva a cabo en
partículas gruesas ya existentes [20].

Turpin y colaboradores (1997) realizaron un análisis de aerosoles en la


localidad desértica de Meadview, en Arizona (EE.UU.) Estos investigadores
encontraron que los sulfatos, carbono orgánico y polvo del suelo son los
principales componentes de los aerosoles finos de la zona. El sulfato (SO 4-2),

33
carbono total (C) y el polvo del suelo (óxidos) tuvieron concentraciones de 1.6,
1.0 y 0.5 g/m3 respectivamente. La media geométrica de los diámetros de la
masa del sulfato (típicamente entre 0.15 y 0.27 m) fue mucho más pequeña
que los diámetros medios de la masa del carbono (típicamente entre 0.43 y 0.83
m). Comparaciones entre las muestras sugieren que la tecnología de medición
de sulfatos y azufre elemental demuestra precisión y una relativa exactitud (entre
2 y 22%) en las concentraciones. No obstante, las incertidumbres en las
mediciones de carbono y nitratos fueron grandes. Además, el estudio demostró
que se requieren tecnologías más apropiadas para la medición del carbono,
nitratos y amonio. Los sulfatos de Meadview no fueron completamente
neutralizados por el amonio presente en el aire; las concentraciones de SO 2
fueron comparables con las de los sulfatos y virtualmente todo el nitrato se
presentó en la fase gaseosa como ácido nítrico [21].

En la presencia de neblina o de partículas de cloruro de sodio


provenientes de la vaporización oceánica, es mucho más sencillo que existan
mecanismos de formación de sulfatos, nitratos e iones amonio en partículas
gruesas [20].

1.1.2.1. Aerosoles, ácidos y sulfatos.

El ácido sulfúrico y las especies químicas para su neutralización (los


derivados del amoniaco) constituyen la mayor contribución antropogénica a la
formación de aerosoles finos.

La acidez de los aerosoles puede darse en las partículas suspendidas


(sean sólidas o líquidas) o en la fase gaseosa. El concepto de aerosol ácido
incluye la disociación ácida como el potencial del H+ disponible para reaccionar
cuando el gas o la partícula entran en contacto con una superficie sólida o
líquida (Waldman y colaboradores, 1995). La extensión y localización de la
deposición ácida en la atmósfera dependen en buena medida de si la exposición
es a una forma gaseosa o particulada, y varía según sea el tamaño del aerosol
[22].

Los principales ácidos encontrados en la atmósfera son los minerales:


ácido sulfúrico (H2SO4) y el ión sulfato ácido (HSO4-) particulados (como gotas) y
ácidos nítrico (HNO3), nitroso (HNO2) y clorhídrico (HCl) en forma gaseosa. Los
ácidos orgánicos (como el carboxílico y dicarboxílico) pueden ser encontrados
tanto en forma particulada como gaseosa, mientras que los ácidos fórmico (CH 3-
COOH) y acético (CH3-CH2-COOH) son los ácidos orgánicos más abundantes
en la atmósfera. Como ácidos débiles, éstos últimos tienden a existir en sus
formas disociadas y frecuentemente son muy volátiles. La magnitud de la
contribución de los ácidos orgánicos a la acidez de la atmósfera es mucho
menor si se compara con los ácidos fuertes (Lawrence y Koutrakis, 1994), y sin
embargo ambos tipos son generados en interiores, siendo contaminantes
antropogénicos primarios en buena parte [22].

34
Las partículas fuertemente ácidas (PFA) han sido investigadas
recientemente por Waldman y colaboradores (1995). Se ha demostrado que su
fuente principal es el ácido sulfúrico, formado durante la oxidación de dióxido de
azufre (SO2). Cuando el ácido se forma en la fase gaseosa, se condensa
rápidamente en partículas pequeñas que van creciendo conforme se condensan
o coagulan con otras. En cambio, cuando se forma en las gotas de las nubes o
de la neblina, pueden encontrarse sulfatos ácidos en la moda acumulativa una
vez que las gotas se evaporan. Algunas mediciones de aerosoles de varios
rangos de tamaños realizadas al sur de la provincia de Ontario (Canadá), indican
que la gran mayoría de las PFA se encuentran en el intervalo de 0.2-2.0 m
(Koutrakis y colaboradores, 1989). La contribución de las PFA a la moda nuclear
(<0.1 m) no es de importancia, ya que las partículas ácidas que alcanzan estos
tamaños tienen un crecimiento o son neutralizadas rápidamente. Las partículas
mayores que 2 m contienen un pequeño porcentaje de sulfatos, pero su acidez
se ve neutralizada por los materiales alcalinos contenidos en otras especies
químicas que flotan en el viento y son atrapadas por dichos aerosoles [22].

No es común que las PFA se compongan de H2SO4 puro, sino que se ve


contaminada con otras especies químicas, aunque estas mismas sean ácidas
también. Diversos estudios han demostrado que estas partículas contienen una
variedad de formas cristalinas intermedias entre la acidez del H 2SO4 y el
(NH4)2SO4. No obstante, en la atmósfera, las sales sulfatadas pueden
encontrarse en solución conteniendo H+, NH4+, HSO4- y SO4-2. Por cuestiones de
simplificación, las PFA han sido definidas, en términos molares o de
concentraciones equivalentes, como la suma de las concentraciones de H + y
HSO4-. Sin embargo, algunos investigadores (Saxena y colaboradores, 1993)
han propuesto que las PFA deben definirse basándose en la concentración de
H+, alegando que la especie HSO4- no contribuye a la acidez de las mismas.
Esta definición tiene varias desventajas: por ejemplo, el agua asociada a la
partícula se incrementa con el aumento en la humedad relativa, y debido a ello,
la solución se ve más diluida facilitando la disociación de HSO 4-, aumentando el
tamaño de la partícula. De esta manera, la concentración de PFA varía con la
humedad relativa y debe ser calculada mediante la teoría del equilibrio. Cuando
la partícula penetra en el pulmón, la humedad relativa se incrementa en casi un
100%, y toda la concentración de H+ en la especie HSO4- se presta para
reaccionar. Es por todo lo anterior que, para efectos de salud pública, la
proposición más aceptada para calcular la concentración de PFA es la de la
suma de las concentraciones de ambas especies (Schlesinger, 1994; Saxena,
1994) [22].

En la práctica, las PFA se miden indirectamente mediante la extracción de


las partículas colectadas, para posteriormente determinar el pH de la solución.
Una técnica utiliza una solución de ácido perclórico (HClO4) de pH=4, la cual
previene la disociación de los ácidos débiles y diluye la solución lo suficiente
para permitir la disociación del HSO4- (Koutrakis et al, 1988; Suh y
colaboradores, 1994). Así, se extraen con agua las PFA colectadas y se titula la

35
solución resultante con una base, determinando la concentración de ácidos
fuertes separadamente de la de los ácidos débiles (Brosset y colaboradores,
1975).

En teoría, se puede esperar una neutralización muy rápida entre las PFA
y el amoniaco atmosférico, y los experimentos de laboratorio (al utilizar reactivos
químicos puros) parecían confirmarlo (Huntzicker y colaboradores, 1980). Sin
embargo, algunas mediciones han indicado que dicha neutralización es más
lenta bajo las condiciones de campo y una parte de las PFA puede persistir a
pesar de la presencia de amoniaco (Brauer et al, 1991; Liang y Waldman, 1992;
Harrison y Kitto, 1992). Las mediciones de PFA y amoniaco son normalmente
promediadas durante periodos de 24 horas. Por ello, es posible que se
encuentren concentraciones variables en diferentes intervalos de tiempo y solo
parezca ser una coincidencia. Investigaciones recientes han evaluado la
posibilidad de que los compuestos orgánicos retarden la velocidad de
neutralización (Daumer y colaboradores, 1992). La atenuación de los niveles
regionales de PFA de ciertas ciudades parece confirmar lo anterior. La población
y sus actividades generan amoniaco, y en áreas de alta densidad demográfica la
concentración de este gas y sus derivados es generalmente alta. Un estudio
realizado en Filadelfia mostró el decremento diario de PFA tan alto como 60% en
el centro de la ciudad con respecto a los suburbios, aunque esto se vio durante
un verano cuyos niveles de contaminación fueron sensiblemente menores que
otros pasados (Suh y colaboradores, 1995). Por ello, se puede concluir que los
niveles de PFA se atenúan por el amoniaco generado en interiores por la
población, pero la química atmosférica disminuye la velocidad a la que
normalmente se llevaría a cabo este proceso en condiciones de laboratorio [22].

Según los trabajos de Spengler y colaboradores (1989) y Thompson y


colaboradores (1991) acerca de los resultados del estudio de PFA en 24
ciudades norteamericanas realizado por Harvard, en donde se hizo un muestreo
durante todo un año (1992), se ha demostrado que la mayor exposición a PFA
ocurre en los meses calientes, ya que los niveles más altos se han asociado
específicamente con los meses de verano. Frecuentemente, la formación de
PFA coincide con el smog fotoquímico y altos niveles de ozono, aunque lo
opuesto no siempre se da. Mediciones simultáneas en una escala regional han
confirmado la homogeneidad espacial en los niveles de PFA sobre áreas
grandes. Se han encontrado buenas correlaciones para PFA diarias sobre áreas
conurbanas apartadas por unos 100 Km. en el estado de Nueva York (Thurston
y colaboradores, 1992).

Fuentes de sulfatos [22].

Es importante el conocer las fuentes de sulfatos para poder entender el


proceso responsable de la composición y distribución de tamaños de los mismos

36
y para desarrollar métodos efectivos para su control. El sulfato presente en el
ambiente puede ser primario (emitido a la atmósfera como partícula de sulfato o
SO3 en fase gas, o H2SO4, especies que en realidad se condensan para formar
partículas) o secundario (material que se transformó a partir de una fase
gaseosa a un aerosol seguido de una reacción química de SO 2 u otros gases
azufrados para formar SO3, H2SO4 o SO4-2 en solución). La mayoría del sulfato
presente en la troposfera es secundario, formado a partir del SO2.

La oxidación atmosférica de SO2 toma lugar tanto en fase gaseosa como


en fase acuosa. El principal mecanismo de formación en fase gaseosa es el
dado por una reacción inicial de oxhidrilos, y en cambio, la principal reacción de
formación en fase acuosa se da mediante la oxidación de H 2O2, O2 (cuando es
catalizada por metales traza) y O3. Estas reacciones acuosas, si son seguidas
por una combinación con las nubes, pueden resultar en la formación del aerosol.
Por ello se dice que la evaporación puede ser la mayor ruta de producción de
aerosoles sulfatados en la atmósfera. Las proporciones de las aportaciones de
aerosoles sulfatados entre ambas fases no han sido bien establecidas todavía.

Oxidación del SO2 en fase gaseosa [22].

La oxidación del SO2 se da mediante una secuencia de reacciones


iniciada por la reacción del OH-1 con el SO2:

SO2 + OH-1 + M  HSO3 + M……(Rxn. 1)

HSO3 + O2  SO3 + HO2…….(Rxn. 2)

SO3 + H2O  H2SO4……..(Rxn. 3)

El H2SO4 subsiguiente se adiciona a las demás partículas o puede


nuclearse para formar nuevos aerosoles.

La reacción (3) ha sido reexaminada recientemente por Kolb y


colaboradores (1994), quienes han encontrado que la misma es de segundo
orden con respecto al vapor de agua, y proponen que la reacción tiene lugar
debido a la interacción entre el SO3 y el vapor de agua:

SO3 + 2 H2O  H2SO4 + H2O……(Rxn. 4)

Oxidación del SO2 en fase acuosa [22].

El contenido de agua en la atmósfera (W L), se expresa usualmente en


gramos de agua por metro cúbico de aire o como una fracción adimensional de
volumen (L). Los valores típicos del contenido de agua en la atmósfera están

37
entre 0.1 y 1 g/m3 (L=10-7 y 10-6) para nubes, 0.05 y 0.5 g/m3 (L=5x10-7 y 5X10-6)
para neblinas y solamente 10-5 a 10-4 g/m3 (L=10-11 y 10-10) para aerosoles. La
química de las nubes ha sido revisada por Schwartz (1984 y 1986), mientras que
la oxidación del SO2 en fase acuosa ha sido discutida por Martin (1994).

Para soluciones diluidas, la distribución en el equilibrio del agente


gaseoso (aire, A) entre el gas y las fases acuosas sigue la ley de Henry:

[A] = HApA…….(21)

donde: pA = Presión parcial de A en la fase gaseosa (atm).


[A] = Concentración de A en el equilibrio y en fase gaseosa
(mol/l).
HA = Coeficiente de la Ley de Henry para la especie A
(mol/l atm).

Algunos gases, después de disolverse en la fase acuosa, ionizan y


establecen un sistema de equilibrio químico en dicha fase. Por ejemplo, para el
SO2:

SO2 (g)  SO2 H2O…….(Rxn. 5)

SO2 H2O  HSO3- + H+…….(Rxn. 6)

HSO3-  SO4-2 + H+……..(Rxn. 7)

Con:

SO2   SO2 H 2 O
…….(22)
PSO2

K s1 
HSO3 H 1  ……..(23)
SO2 H 2 O

K s2 
SO H  ………(24)
4
2 1

1
HSO3

Donde Ks1 y Ks2 son la primera y la segunda constante de disociación para el


SO2. El calculo de los valores anteriores es conveniente para considerar el total
de azufre disuelto en el estado de oxidación IV como una entidad singular y
referirlo como S(IV):

[S(IV)] = [SO2 H2O] + [HSO3-] + [SO4-2]……..(25)

38
Las tres especies de azufre entran en rápido equilibrio y por lo tanto
[S(IV)] cambia solamente cuando se transfiere SO2 entre la fase gaseosa y la
acuosa. El azufre total disuelto [S(IV)] puede ser expresado como una función
del pH y la presión parcial de SO2 sobre la solución por:

 K K 
S ( IV )  H SO K
p SO2 1  s11  s1 1s 2  ……..(26)
2
  H   H 

La ecuación anterior puede ser expresada en forma similar a la Ley de


Henry como:

[S(IV)] = H*S(IV) pSO2………(27)

donde H*S(IV) es el coeficiente de la Ley de Henry efectivo (o modificado) dado en


S(IV) por:

 K K K 
H * S ( IV )  H SO2 1  s11  s11 s22  ……..(28)
  
H [H ] 

El coeficiente de la Ley de Henry modificado expresa y correlaciona el S(IV) total


disuelto (no solamente SO2 H2O) con la presión de vapor de SO2 sobre la
solución. El coeficiente efectivo de la Ley de Henry siempre excede el
coeficiente normal de la Ley de Henry, indicando que la disociación de las
especies participantes incrementa su solubilidad en la fase acuosa.

Muchas otras especies que entran en un rápido equilibrio pueden ser


consideradas como entidades singulares:

[S(IV)] = [H2SO4 (aq)] + [HSO4-] + [SO4-2]……..(29)

[N(V)] = [HNO3 (aq)] + [NO3-]……..(30)

[NO2T] = [HNO2 (aq)] + [NO2-]……..(31)

[HCHOT] = [HCHO] + [H2C(OH)2]……..(32)

Las ecuaciones que indican las concentraciones totales de esas especies


en la fase acuosa y su correlación con las concentraciones correspondientes de
las especies de la fase gaseosa en equilibrio pueden ser derivadas similarmente
a las del S(IV).

39
Mecanismo de reacción en la fase acuosa [22].

La conversión en fase acuosa del SO2 disuelto a sulfato es quizás la


transformación química más importante en el agua de las nubes. La disolución
de SO2 en agua da como resultado la formación de tres especies químicas: SO2
hidratado (SO2 H2O), el ión bisulfito (HSO3-) y el ión sulfito (SO3-2). Al pH típico
de la atmósfera (entre 2 y 7), la mayoría del S(IV) se encuentra en la forma de
HSO3-, mientras que a pH bajo (<2), todo el S(IV) está como SO 2 H2O. A altos
valores de pH (>7), el SO3-2 es el estado predominante del S(IV) (Seinfeld,
1986). Las disociaciones individuales son rápidas, ocurriendo en escalas de
milisegundos o menos (Martín, 1984; Schwartz y Freiberg, 1981; Seinfeld, 1986).
Sin embargo, durante la reacción se consume una de las tres especies: el SO 2-
H2O, el HSO3- o el SO3-2, dependiendo del equilibrio en la fase acuosa, el cual se
restablece instantáneamente. La disociación del SO2 disuelto aumenta su
solubilidad acuosa. El monto total de S(IV) disuelto depende del pH, pero
siempre excede el predicho por la Ley de Henry para SO 2 solitario. El coeficiente
de la Ley de Henry para SO2 solitario (HSO2) es de 1.23 mol/atm a 298.15 K,
mientras que para la misma temperatura, el coeficiente de la Ley de Henry
efectivo para S(IV), HS(IV), es de 1.64 mol/atm para un pH de 3, 152 mol/atm para
un pH=4 y 1524 mol/atm para un pH=5. Las concentraciones en el equilibrio del
S(IV) para SO2 en fase gaseosa son de un rango de 0.2 a 200 ppb, y para un
rango de pH de entre 1 y 6 varían aproximadamente de 0.001 a 1000 milimoles.

Formación de sulfatos en las nubes [22].

La fase acuosa atmosférica (nubes, neblina) puede ser tomada como un


procesador de aerosoles en donde se determinan tanto su distribución de
tamaños como su composición (Pandis y colaboradores, 1990). La precipitación
del agua mediante las nubes es, sin lugar a dudas, el mayor mecanismo de
remoción de partículas y aerosoles de la atmósfera. Al mismo tiempo, las gotas
de agua proveen un inmejorable medio para las reacciones en fase acuosa
(Graedel y Weschler, 1981; De Valk, 1994 y otros). Algunas especies gaseosas
se disuelven en el agua de las nubes y reaccionan dando productos que
permanecen como aerosoles aún después de que las nubes se hayan disipado;
por ejemplo, la disolución del SO2, su ionización y su subsiguiente oxidación a
sulfato. Estas especies pueden atraer especies gaseosas adicionales como
amoniaco y agua a los aerosoles y por tanto incrementar la masa de estos. Es
por lo anterior que el procesamiento de los aerosoles mediante nubes que no
hayan precipitado representa el mecanismo por el cual las partículas
atmosféricas pueden crecer durante su residencia en el aire. Un estudio
detallado de esto ha sido presentado por la United States National Acid
Precipitation Assessment Program (U.S. NAPAP, 1991).

Munger y colaboradores (1983) han propuesto que hay una relación


cíclica entre la formación de smog y neblina en áreas contaminadas. En una
atmósfera contaminada con altas concentraciones de aerosoles, la formación de

40
neblinas por las noches y por las mañanas muy temprano produce smog,
reducción de la visibilidad y aerosoles sulfatados el siguiente día (Cass, 1979;
Cass y Shair, 1984; Pandis y colaboradores, 1990). El procesamiento de los
aerosoles por parte de las nubes puede resultar en una relación cíclica similar y
contribuir al incremento de más aerosoles producidos en las nubes. Este
fenómeno atmosférico acelera la producción de acidez en las reacciones en fase
acuosa en el aire (Schwartz, 1989).

Oxidación de SO2 en aerosoles en la fase acuosa [22].

Recientes estudios sobre el tema han demostrado que el bajo volumen de


agua líquida asociado con las partículas (con una fracción volumétrica del orden
de 1X10-10, la cual es, para motivos de comparación, de 1X10-7 en las nubes)
proporciona un medio acuoso de conversión de SO 2 en los aerosoles. Estudios
de campo acerca del crecimiento de los aerosoles como una función de su
tamaño (McMurry y colaboradores, 1981; McMurry y Wilson, 1982 y 1983),
sugieren la ocurrencia de reacciones químicas en fase acuosa. Estudios
mediante modelación (Saxena y Seigneur, 1987) indican que la conversión de
SO2 a sulfatos en los aerosoles a una humedad relativa del 90% puede
contribuir aproximadamente en un 10% en la formación total de sulfatos, aunque
en la noche la tasa de conversión es menor (aproximadamente un 10% de la
formación dada durante el día). A mayores humedades relativas o ante caídas
en las temperaturas, se espera que la contribución a la formación de sulfatos por
parte de la fase acuosa se incremente aún más.

Sievering y sus colegas (1991) han llamado la atención acerca de la


posibilidad de una rápida oxidación del SO2 debido al O3 en aerosoles acuosos
provenientes del mar, amortiguada por la alcalinidad de las partículas salinas.
Según el ejemplo dado por Sievering y sus alumnos (1991), para agua líquida
con un contenido de 50 g/m3 de partículas y una concentración de SO2 de 2
nmol/m3, la velocidad de oxidación es del orden de 1 mol/seg, correspondiente
a un 8%/hr (con una tasa de mezclado de 0.05 ppb); mientras que las
concentraciones de sodio salino eran del orden de 100 nmol/m 3. Basados en las
concentraciones del sistema carbonato-bicarbonato (HCO3- + CO3-2) y el sodio
(Na+) marino (2.25 y 454 milimol/kg, respectivamente), se esperó que la
alcalinidad de los aerosoles conformados por sales marinas fuera del orden de
0.5 nmol/m3. Consecuentemente, después de que solamente 0.25 nmoles/m 3 de
SO2 se diluyeran y oxidaran (12% del SO2 inicial), la alcalinidad inicial fue
abatida totalmente y la reacción se detuvo.

Sievering et al (1994) presentaron mediciones de campo de partículas de


sulfatos de modo grueso (de diámetro de 5 a 20 m) sobre el lago Michigan, al
cual se imputa al menos en parte la oxidación del SO2 presente en la atmósfera
en partículas derivadas de la aspersión de su agua. En este caso de estudio, el
pH de los aerosoles se mantuvo alto debido a la alcalinidad del agua del lago, y
la fracción volumétrica de agua líquida fue de 13X10-12 (13 g/m3). La alcalinidad

41
fue inferida a partir de la resta entre cationes y aniones (donde los cationes
fueron el NH4+, el Mg+2, el Ca+2 y los aniones fueron el SO4-2 y el NO3-) en el
modo grueso, con un promedio de 26 neq/m 3, correspondientes a una
alcalinidad acuosa de 2X10-5 molar. En ausencia de limitaciones por transporte
másico, la velocidad de la reacción en fase acuosa O3-SO2 fue calculada para
ser 73X10-4 moles/seg; aunque las limitaciones por transporte másico sí son
significativas a un pH de 7, reduciendo tales velocidades. La tasa de conversión
referida para el SO2 en fase gaseosa fue calculada para un rango de 0.5 a
1.7%/hr. Los investigadores concluyeron que el mecanismo anterior es un
contribuyente significativo a la oxidación del SO2 bajo tales condiciones. Sin
embargo, ante ciertas limitaciones por el transporte másico, el mecanismo de
reacción puede tomar otro cariz, produciendo acidez que neutraliza la alcalinidad
original y por tanto deteniendo la reacción anterior.

1.1.2.2. Nitratos.

Fuentes [23].

Por una analogía con el sistema sulfurado, las fuentes de nitratos en


aerosoles pueden ser distinguidas como primarias y secundarias, tanto en fase
gaseosa como acuosa. Sin embargo, debido a que las emisiones primarias de
ácido nítrico (HNO3) se consideran muy pequeñas, la discusión presente se
enfoca en los mecanismos de producción in situ en la atmósfera. Una vez que el
HNO3 ha sido formado, se propician reacciones con el amoniaco (NH 3)
atmosférico para producir partículas de nitrato de amonio. El ácido nítrico puede
también reaccionar con sales de cloruro o carbonatos, formando la
correspondiente sal o solución.

Principal reacción en fase gaseosa [23].

El principal mecanismo de producción de nitratos en fase gaseosa es la


reacción del radical oxhidrilo (OH-) con el dióxido de nitrógeno (NO2) para formar
HNO3:

OH- + NO2 + M  HNO3…….(8)

En la reacción (8), como con el SO2, el mecanismo y la velocidad de la


reacción en fase gaseosa han sido bien establecidos por estudios en el
laboratorio (ver a Hicks y colaboradores, 1991), y la principal fuente de
incertidumbre en el cálculo de las velocidades de reacción es la concentración
de especies reaccionantes, principalmente el OH-.

La reacción del OH- con el NO2 es aproximadamente 10 veces más rápida


que la reacción del OH- con el SO2 (Finlayson-Pitts y Pitts, 1986). Sin embargo,

42
el NO2 es principalmente convertido a HNO3 y la conversión de SO2 a H2SO4 es
retardada por la reacción del NO2 (Gillani y Wilson, 1983).

Principal reacción en fase acuosa [23].

La segunda vía en importancia para la formación de HNO 3 es la


secuencia de reacciones siguiente:

NO2 + O3  NO3- + O2…….(9)

NO3- + NO2  N2O5……(10)

N2O5 + H2O (l)  2 HNO3 (aq)……(11)

La reacción del N2O5 con vapor de agua tiene lugar lentamente, pero la
reacción con agua condensada en gotas en las nubes, en la neblina o en la
superficie de partículas húmedas tiende a ser rápida (Tuazon y colaboradores,
1983). Otras reacciones del NO3- y/o N2O5 (por ejemplo, N2O5 con aromáticos,
Pitts y colaboradores, 1985) también deben ser consideradas. La reacción entre
el N2O5 y el agua líquida tiende a ser rápida e irreversible.

Otros mecanismos de reacción [23].

En las horas del día, el NO3- puede sufrir fotólisis:

NO3- + hv  NO + O2…….(12)

No obstante, durante la noche la concentración de NO3- puede


recuperarse debido a la producción de nitratos a partir del HNO 3 por la
desprotonación del mismo al reaccionar con alcanos y aldehídos (Finlayson-Pitts
y Pitts, 1986).

Las reacciones en fase acuosa del NO y NO2 para producir HNO3 deben
también ser consideradas como un mecanismo de reacción importante. Algunas
mediciones de campo que han comparado la composición química de las gotas
de agua en nubes y lluvia en el aire circundante a una zona determinada han
sugerido que los óxidos de nitrógeno se convierten en HNO 3 en la fase acuosa
mediante la siguiente reacción (Lazrus y colaboradores, 1983; Colvile y
colaboradores, 1994):

2 NO2 + H2O (l)  2 H+ + NO2- + NO3-…….(13)

Aunque estudios de laboratorio indican que esta reacción en agua pura es


muy lenta como para ser una fuente importante de HNO 3 en nubes (Schwartz,

43
1986), mediciones en zonas de altas concentraciones de smog e interiores
sugieren que en un ambiente más heterogéneo puede ocurrir principalmente la
reacción (21).

Las reacciones en fase acuosa del NO2 con O2, O3 y H2O2 son
insignificantes en condiciones atmosféricas representativas (Schwartz, 1986). La
cinética química de la oxidación en fase acuosa del NO por el O 2 ha sido
reexaminada por dos grupos de investigadores (Lewis y Deen, 1994; Pires y
colaboradores, 1994) y se ha concluido que la velocidad de esta reacción en el
agua de las nubes confirma que la velocidad de reacción es demasiado lenta
bajo condiciones atmosféricas, como fue indicado primeramente por Schwartz y
White (1983).

Equilibrio de vaporización del nitrato de amonio [23].

En el sistema del sulfato, la presión de vapor del H 2SO4 es despreciable,


y por ello puede considerarse que todo el sulfato se encuentra presente en las
partículas. Sin embargo, una molécula completamente neutral como el
(NH4)2SO4 puede sufrir una hidrólisis del NH4+ para formar NH3 que debe
escapar a la fase vapor resultando en una mayor acidez de la molécula. En el
caso de los nitratos, la presión de vapor sí es significativa para el balance de
materiales en el aerosol distinguiéndose de los sulfatos por la volatilidad del
NO3- (como HNO3) y del NH4NO3 (como NH3 + HNO3). La reacción en equilibrio:

NH4NO3 (s ó aq)  NH3 (g) + HNO3 (g)…….(14)

Demuestra que a condiciones ambientales las presiones parciales del NH 3 y/o


HNO3 son apreciables sobre el NH4NO3 cristalino e igualmente sobre soluciones
que contengan iones NH4+ y NO3- (aunque no necesariamente se encuentren a
la misma concentración). Por lo anterior es necesario considerar dicho equilibrio
no solo por el material cristalino, sino también por las especies participantes en
la solución.

1.1.2.3. Material particulado que contiene carbono.

Los compuestos carbonáceos son los mayores contribuyentes a la


materia particulada fina en la atmósfera de muchas ciudades altamente
industrializadas. En Los Ángeles, por ejemplo, la concentración típica de
aerosoles finos formados por compuestos orgánicos alcanza un 30% (Wolff y
Klimisch, 1982; Gray et al, 1986). No obstante lo anterior, se conoce poco
acerca de sus patrones estacionales, sus concentraciones moleculares y las
relaciones entre la fuente y el receptor que gobiernan el comportamiento
individual de los compuestos presentes en una mezcla orgánica compleja [24].

44
La fracción carbonácea de las partículas ambientales se compone de los
compuestos de carbono elemental (CE) y carbono orgánico (CO). El carbono
elemental, también conocido como carbón negro o grafítico tiene una estructura
química similar al grafito impuro y es emitido directamente a la atmósfera
principalmente durante los procesos de combustión. El carbono orgánico puede
ser emitido directamente de sus fuentes (CO primario) o bien formarse in situ por
la condensación de los productos de baja volatilidad provenientes de la
fotooxidación de los hidrocarburos (CO secundario). Algunas veces se tiende a
llamar “hollín” a los aerosoles carbonados primarios (una suma de CE y CO),
pero no es una definición muy exacta. Pequeñas cantidades adicionales de
carbono en los aerosoles pueden existir también como carbonatos (ejemplo:
CaCO3) o como dióxido de carbono (CO2) absorbido por las partículas
atmosféricas (Appel y colaboradores, 1989; Clarke y Karani, 1992) [25].

Carbono elemental (CE) [25].

El CE es un fuerte absorbedor de radiación en el rango visible y es uno de


los mayores responsables de la absorción de la luz por parte de las partículas
atmosféricas (Novakov, 1984; Goldberg, 1985; Finlayson-Pitts y Pitts, 1986;
Japar et al, 1986; Sloane y colaboradores, 1991; Hamilton y Mansfield, 1991). El
CE encontrado en las partículas ambientales es un complejo arreglo
tridimensional de carbono con pequeñas cantidades de otros elementos tales
como el O2, N2 y H2 incorporados en su estructura hexagonal grafítica (Chang y
colaboradores, 1982).

Los incendios o quemas de madera y la combustión de diesel son las


mayores fuentes de CE (Mulhbaier y Williams, 1982 y otros). En las áreas donde
la quema de madera es significativa, se esperan mayores concentraciones de
carbono grafítico particulado durante el invierno que durante el verano. Se han
desarrollado técnicas para medir trazas y calcular la contribución de las fuentes
de CE, tales como el uso del potasio como elemento trazador del humo de
madera (Currie y colaboradores, 1994) o el uso de trazadores de isótopos
radioactivos del carbono como el C14 y el C12 (Lewis y colaboradores, 1988;
Coluda y colaboradores, 1988; Curie y colaboradores, 1989). Cerca del 47% del
CE del área de la ciudad de Detroit, el 93% en Los Ángeles y de 30 al 60% en el
área rural de Pensilvania ha sido atribuido a las fuentes de automotores (Wolf y
Korsog, 1985; Pratsinis y colaboradores, 1988; Keeler y colaboradores, 1990).
La contribución de las emisiones por la quema de diesel a las concentraciones
de CE es estimado entre el 70 y el 90% (Hamilton y Mansfield, 1991). El CE fue
el principal constituyente de las emisiones originadas en los incendios de los
pozos petroleros en Kuwait durante la Guerra del Golfo, con concentraciones tan
altas como 178 mg/m3 dentro de la pluma (Cofer y colaboradores, 1992; Daum y
colaboradores, 1993). Las emisiones globales de CE fueron estimadas por
Penner y colaboradores (1993) en un rango que va de 12.6 a 24 Tg/año,
mientras las de EE.UU. fueron estimadas en 0.4 a 1.1 Tg/año y para el resto de
Norteamérica en 0.2 Tg/año.

45
El CE es un buen dispersor de la luz, aunque es menos eficiente para ello
que los otros componentes principales de los aerosoles (Sloane y
colaboradores, 1991). Debido a que el CE absorbe y dispersa la luz, su
contribución a la extinción total de la luz excede su proporción másica en las
partículas ambientales. Por ejemplo, en Los Ángeles se ha encontrado que la
proporción de CE en los aerosoles es del 8.5 al 10%, mientras que su aporte a la
extinción total de la luz ronda entre el 14 y el 21% (Pratsinis et al., 1984, 1988; y
otros). A lo anterior hay que agregar que una fracción significativa de las
partículas oscuras de CE penetra en ambientes interiores de las construcciones
y causan estragos sobre edificios, paredes y objetos de arte (Ligocki y
colaboradores, 1993).

La concentración de CE varía dependiendo del lugar y la temporada del


año. En áreas rurales o remotas varía de 0.2 a 2.0 g/m3, y de 1.5 a 20 g/m3 en
zonas urbanas. La concentración de CE sobre océanos remotos va de 5 a 20
ng/m3.

En los últimos años se ha desatado una controversia sobre los efectos del
mezclado de partículas de CE con otros compuestos o elementos de los
aerosoles. Se ha encontrado que las partículas emitidas por las máquinas de
combustión interna consisten en un núcleo de CE con una capa de
Hidrocarburos Policíclicos aromáticos (HPA) y una cubierta de compuestos
volátiles (Steiner et al, 1992). Se sabe que los aerosoles ambientes carbonados
de las áreas urbanas contienen además costras de otros compuestos
(especialmente durante el verano) como son sulfatos y nitratos (Katrinak y
colaboradores, 1992, 1993). La capa de CE con compuestos orgánicos puede
alterar la higroscopicidad de la partícula y por ello su tiempo de residencia en la
atmósfera (Andrews y Larson, 1993). Noone et al (1992) han reportado que los
aerosoles intersticiales de las neblinas urbanas se encuentran enriquecidos por
CE, hecho que coadyuva a aumentar su suspensión con respecto a otras
especies tales como partículas sulfatadas o CO (Nunes y Pio, 1993). Sin
embargo, el grado de incorporación de CE a las gotas de agua es altamente
variable (del 0 al 80%) y su comportamiento puede cambiar desde el ser
higroscópico hasta ser hidrofóbico (Hansen y Novakov, 1989).

La participación del CE y el hollín en las reacciones químicas


atmosféricas con SO2, O3 y NO2 ha sido sujeto de diversos estudios (Baldwin y
otros, 1982-1991). Los resultados encontrados que han sido obtenidos por
dichas investigaciones impiden extrapolar resultados, ya que no hay muchas
coincidencias entre un estudio y otro de diferentes zonas. Chughtai et al (1991)
reportan que la oxidación e hidrólisis de especies químicas de la superficie del
hollín dan como resultado una solubilización de la partícula y por tanto se
acelera su remoción de la atmósfera. DeSantis y Allegrini (1992) sugieren que
las reacciones del NO2 en presencia de SO2 contenido en partículas carbonadas
pueden ser una fuente de HNO2 en el ambiente urbano. La reacción del hollín
con el ozono es más rápida que su reacción con el NO2, la cual en cambio es

46
más veloz que la que se lleva a cabo con el SO 2 (Smith y colaboradores, 1989).
Una revisión llevada a cabo por Hoffmann y Calvert (1985) concluye que la
reacción del hollín con el SO2 no es la mayor vía de formación de sulfato
atmosférico.

Carbono Orgánico (CO) [25].

El componente orgánico de los aerosoles ambientales tanto en áreas


contaminadas como remotas es una mezcla compleja de cientos de compuestos
orgánicos. Para dar una idea de la complejidad del problema, mencionaremos
que solo el 10 o 20% de toda la materia orgánica ha sido caracterizada en
términos de su estructura molecular. Los compuestos identificados en los
aerosoles ambientales incluyen n-alcanos, ácidos n-alcanóicos, n-alcanales,
ácidos dicarboxílicos alifáticos, ácidos diterpenoides, ácidos aromáticos
policarboxílicos, hidrocarburos policíclicos aromáticos (HPA), cetonas policíclicas
aromáticas, quinonas, esteroides, triterpenos pentacíclicos, iso y anteisoalcanos,
etc. Aunque el carbono orgánico no es un fuerte absorbedor de la luz, sí es un
buen dispersor cuya eficiencia en las neblinas urbanas es comparable a los
nitratos y sulfatos (McMurray et al, 1995; Lowenthal y colaboradores, 1995).

Las mediciones de aerosoles con carbono orgánico requieren a menudo


de ciertos artilugios de laboratorio para poder ser muestreados, tales como la
adsorción de vapores orgánicos en filtros o la evaporación de la masa colectada.
Wolf et al (1991) encontraron que el error de muestreo de dichas metodologías
ronda en el 20% del carbono orgánico real muestreado bajo condiciones de
contaminación urbana. McMurry y Zhang (1989) observaron en el ambiente y en
el smog una buena concentración de carbono orgánico (del 40 al 70%) cuando
colectaron muestras con filtros de fibra de cuarzo en impactores. La
incertidumbre de los mecanismos de muestreo utilizados hasta ahora aumenta la
necesidad de conocimientos en el área. Prueba de ello es que algunos
investigadores reportan la concentración de carbono orgánico como la
concentración de carbono. Estos valores imposibilitan el conocimiento de la
contribución de otros elementos (como el oxígeno, hidrógeno y nitrógeno) en la
masa de los aerosoles, lo cual no es deseable para estudios más finos. Por
estos márgenes de error, se acostumbra obtener factores de corrección como
son el multiplicar por 1.5 (Wolf et al, 1991) o 1.4 (White y Macías, 1989) para
estimar la masa orgánica total.

La concentración de carbono orgánico es de alrededor de 3.5 g/m3 en


zonas rurales y de 5 a 20 g/m3 en atmósferas contaminadas (Stevens et al,
1984; Grosjean, 1984; Wolf y colaboradores, 1991).

47
Carbono orgánico primario (COP) [25].

Las partículas carbonáceas orgánicas primarias se producen por los


procesos de combustión (pirogénicas), químicos (productos comerciales),
geológicos (combustibles fósiles) y naturales (biogénicas). La complejidad de la
composición molecular del COP hace necesaria la inclusión de elementos traza
en las estructuras con el fin de mantenerlas estables; y es por ello que
contribuyen, en el momento de su descomposición, con elementos pesados a la
química atmosférica. Rogge y colaboradores (1991) han sugerido que un aerosol
fino compuesto principalmente por colesterol puede ser utilizado como trazador
de humos. Otra alternativa para el seguimiento de los aerosoles es la utilización
de ácido mirístico (n-tetradecanóico), ácido palmítico (hexadecanóico), ácido
esteárico (n-octadecanóico), ácido oleico (cis-9-octadecenóico), nonanal y 2-
decanona (Rogge et al, 1991). Ha sido también usada como trazador la
benzotiazola para verificar la contribución de los productos de combustión de
neumáticos (Kim y colaboradores, 1990; Rogge et al, 1993) y triterpenos
pentacíclicos (hopanos) para identificar fuentes vehiculares (Rogge y
colaboradores, 1993).

La materia orgánica biogénica primaria consiste predominantemente en


lípidos, ácidos húmico y fúlvico y algunos elementos provenientes de los
aerosoles carbonáceos (Duce et al, 1983; Gagosian et al, 1987 y otros).
Mamane y colaboradores (1990) reportaron que la mayor parte del CO grueso
en la región de los grandes lagos es de origen biológico, mientras que el CO fino
es antropogénico.

Carbono orgánico secundario (COS) [25].

El COS es formado en la atmósfera por la condensación de partículas


existentes y productos de la oxidación de los gases de baja presión de vapor.

Debido a que los hidrocarburos son oxidados en la fase gaseosa por


especies como el radical oxhidrilo (OH-), el ozono (O3) y el radical nitrato (NO3-),
los productos de tales reacciones se acumulan también en la fase gaseosa. Si la
concentración de los productos de oxidación es baja con respecto a la
concentración de saturación, las especies se mantienen como gases; sin
embargo, pequeñas cantidades de especies químicas pueden ser adsorbidas o
disueltas en las superficies de los aerosoles en esta etapa (Yamasaki et al,
1982; Pandis y colaboradores, 1992). Si las especies en fase gaseosa exceden
su concentración de saturación, entonces se condensan en las superficies de los
aerosoles disponibles, por lo que la concentración en equilibrio en la fase gas
iguala a la de la saturación. Si la concentración en fase gas es menor que el
valor de la saturación como resultado de una dilución, deposición o reacción
química, las especies de COS presentes en los aerosoles se evaporan en un
esfuerzo de mantener un equilibrio termodinámico (Pilinis y Seinfeld, 1988).
Muchos compuestos orgánicos volátiles (COV) no forman aerosoles bajo

48
condiciones atmosféricas debido a la alta presión de vapor requerida por los
productos de las reacciones (Grosjean y Seinfeld, 1989). Estos COV’s incluyen a
todos los alcanos y alquenos que tengan arriba de 6 átomos de carbono en su
cadena principal, el benceno y sus derivados, muchos carbonilos de bajo peso
molecular, compuestos clorados y solventes oxigenados.

Se han identificado tanto en zonas rurales como urbanas aerosoles


orgánicos formados en fase gaseosa por reacciones fotoquímicas de los
hidrocarburos, ozono y óxidos de nitrógeno (Grosjean, 1977). Buena parte de
estas especies son derivados di o polifuncionales de los alcanos, los cuales
incluyen nitratos orgánicos alifáticos (Grosjean y Friedlander, 1975), ácidos
dicarboxílicos (O’Brien et al, 1975), ácidos carboxílicos derivados de
hidrocarburos aromáticos (como el ácido benzóico o el fenilacético) y fenoles
polisustituidos y nitroaromáticos (Kawamura y colaboradores, 1985;
Satsumakayashi et al, 1989, 1990).

A pesar de todos los estudios realizados hasta la fecha, la información


disponible acerca de la composición molecular del COS atmosférico y los
productos de su oxidación sigue estando incompleta. Los mecanismos de
reacción de la formación, interacciones y oxidación de los COS siguen por tanto
teniendo un alto grado especulativo (Finlayson-Pitts y Pitts, 1986).

Hidrocarburos naturales como los monoterpenos (C10H16) e isoprenos


(C5H8) son emitidos por varios tipos de plantas y árboles. Tan solo en los
EE.UU., se estima que las fuentes biogénicas de hidrocarburos producen de 30
a 60 Mt de carbono al año (isoprenos y monoterpenos combinados), mientras
que las fuentes antropogénicas emiten un aproximado de 27 Mt carbono/año
(Lamb et al, 1987; Zimmerman, 1979; Altshuller, 1983). Investigaciones de
laboratorio indican que los hidrocarburos biogénicos son muy reactivos bajos las
condiciones típicas atmosféricas (Arnts y Gay, 1979). Estudios sobre el potencial
de formación de aerosoles de los hidrocarburos biogénicos demuestran que la
fotooxidación del isopreno no contribuye a la producción de aerosoles
secundarios bajos condiciones ambientales. Por otro lado, el pineno y otros
monoterpenos forman aerosoles secundarios cuando reaccionan con el O 3 y OH-
y tienen el potencial de contribuir significativamente en ello en áreas muy
cubiertas de vegetación. Se ha estimado que los monoterpenos contribuyen con
cerca del 15% del aerosol orgánico secundario (AOS) en áreas urbanas con
poca vegetación (como en Los Ángeles), mientras se especula que en ciudades
con buena densidad de vegetación (como en Atlanta) dominan la formación de
AOS (Pandis et al, 1991 y 1992).

La contribución calculada de los precursores de aerosoles orgánicos


secundarios individuales a su formación en Los Ángeles el 28 de agosto de 1987
se presenta en la Tabla No. 3 (Grosjean y Seinfeld, 1989; Pandis et al, 1992).
Para el caso del tolueno, el cual es el hidrocarburo no proveniente del metano
con la mayor tasa de emisión en el área de Los Ángeles (165 t/día), se predijo
que contribuiría en un 28% en el volumen de los aerosoles orgánicos

49
secundarios. Las diferencias fueron atribuidas a los equipos de muestreo y a
errores de calibración.

ESPECIES CONTRIBUCIÓN EN % CONTRIBUCIÓN EN %


(GROSJEAN Y (PANDIS ET AL, 1992)
SEINFELD, 1989)
Aromáticos 58 65
Hidrocarburos biogénicos 10 16
Alcanos 21 15
Olefinas 11 4

Tabla No. 3. Porcentaje de contribución predicho de especies químicas a la


formación de aerosoles orgánicos en Los Ángeles.

Grosjean (1992) calculó las tasas de producción diarias de varias


especies químicas presentes en los AOS formados in situ durante un caso de
formación de smog en Los Ángeles usando un inventario de emisiones de
hidrocarburos y los resultados de estudios sobre el smog en la ciudad. Sus
estimados se presentan en la Tabla No. 4:

PRECURSOR CARBONILOS ACIDOS NITROFENOLES NITRATOS


ALIFATICOS ALIFATICOS
Alquenos - 608 - -
Olefinas 62 131 - 9
cíclicas
Terpenos 295 623 - 41
Alcanos 243 - - 121
Cicloalcanos 72 - - 72
Aromáticos - - 3118 -
TOTAL 672 1362 3118 243

Tabla No. 4. Montos producidos de aerosoles secundarios en un caso típico de


smog en Los Ángeles de acuerdo a sus grupos funcionales (kg/día).
Hidrocarburos policíclicos aromáticos (HPA) [25].

Los HPA’s se forman durante la combustión incompleta de la materia


orgánica: carbón, aceite, madera y gasolina, por ejemplo (National Research
Council, 1983; Bjorseth y Olufsen, 1983). Las fuentes fijas (calefacción
residencial, procesos industriales, quema a cielo abierto, generación de energía)
proporcionan aproximadamente el 80% de las emisiones anuales totales de HPA
en los EE.UU., mientras que el 20% restante lo proporcionan las fuentes
móviles. En el aire urbano se han identificado más de 100 compuestos del tipo
de los HPA, tales como el naftaleno, el coroneno, el pireno y el antraceno.

Las mediciones acerca de la distribución de tamaños de los HPA han


indicado que sus diámetros se encuentran exclusivamente en el rango que va de

50
0.01 a 0.5 m, aunque exhiben una distribución estadística bimodal con una
moda adicional en el rango de 0.5 a 1.0 m (Venkataraman y Friedlander, 1994).
Esta distribución ha tratado de ser explicada con el hecho de que las partículas
muy finas aumentan su tamaño por condensación y fusión con especies como
nitratos, sulfatos y aerosoles orgánicos secundarios.

Los HPA en la atmósfera pueden mezclarse con contaminantes como O 3,


NO2, SO2, HNO3, nitratos policíclicos aromáticos y radicales; los cuales se
exponen a la luz solar. Bajo estas condiciones, los HPA sufren transformaciones
químicas que producen radicales o grupos funcionales más polares y por tanto
más tóxicos.

1.1.2.4. Metales y otros elementos traza.

Los principales componentes de las partículas finas son los sulfatos,


nitratos, carbono elemental y orgánico, iones amonio y una variedad de
elementos traza (Godish, 1985; Finlayson-Pitts y Pitts, 1986). Los elementos
traza que se encuentran predominantemente en los diferentes tipos de partículas
se ilustran en la Tabla No. 5 (Klee, 1984; Bernstein y Rahn, 1979) [26].

MODO FINO MODOS FINO Y PARTICULAS CON


GRUESO AMPLIO RANGO DE
TAMAÑOS
Pb Na Ca
Zn K Al
Cd Fe Ti
As V Mg
Sb Cr Sc
Ag Co La
In Ni Lu
La Mn Hf
Mo Cu Th
I Se
Ba
Cl
Ga
Cs
Eu
W
Au

Tabla No. 5. Elementos traza encontrados en los diferentes tamaños de


partícula.

51
Las concentraciones y proporciones relativas de estas especies en partículas de
diferentes rangos de tamaños dependen de un buen número de factores tales
como la naturaleza de la emisión, la actividad fotoquímica y la meteorología de
la región (Finlayson-Pitts y Pitts, 1986). Los rangos de concentraciones de varios
elementos asociados a la materia particulada presente en la atmósfera se
muestra en la Tabla No. 6 (Schroeder y colaboradores, 1987) [26]:

ELEMENTO AREA REMOTA AREA RURAL AREA URBANA


As 0.007-1.9 1.0-28 2-2320
Cd 0.003-1.1 0.4-1000 0.2-7000
Ni 0.01-60.0 0.6-78 1-328
Pb 0.007-64 2-1700 30-96270
V 0.001-14 2.7-97 0.4-1460
Zn 0.03-460 11-403 15-8328
Co 0.001-0.9 0.08-10.1 0.2-83
Cr 0.005-11.2 1.1-44 2.2-124
Cu 0.029-12 3-280 3-5140
Fe 0.62-4160 55-14530 130-13800
Hg 0.005-1.3 0.05-160 0.58-458
Mn 0.01-16.7 3.7-99 4-488
Se 0.0056-0.19 0.01-3.0 0.2-30
Sb 0.0008-1.19 0.6-7.0 0.5-171

Tabla No. 6. Rangos de concentración de elementos asociados a la materia


particulada en la atmósfera (ng/m3).

Como se puede apreciar en la Tabla anterior, para la mayoría de los elementos,


el rango de concentración es mayor de tres órdenes de magnitud. Ello refleja las
diferentes fuentes y las diferentes estrategias de control de la contaminación que
existen en cada área. Estos datos proceden de una intensa compilación hecha
por Schroeder y colaboradores (1987), e incluye un gran número de estudios
realizados en los EE.UU., lo que indica la necesidad de completar evaluaciones
de sitios específicos, no solamente en los Estados Unidos [26].

Es importante resaltar el hecho de que las áreas remotas en las cuales se


cuantificaron elementos traza presentan altas concentraciones de elementos
derivados principalmente de fuentes antropogénicas, lo cual da pie para creer
que algunos fenómenos de transporte de contaminantes tienen mayor fuerza en
la dispersión de los contaminantes de lo que se creía. Elementos como el plomo,
hierro y cobre son encontrados en abundancia en todos los tipos de regiones,
mientras elementos como cobalto, mercurio y antimonio se cuantifican en
pequeñas cantidades (Schroeder y colaboradores, 1987) [26].

Las fuentes potenciales de metales traza encontrados en las partículas


finas son principalmente antropogénicas e incluyen la combustión del carbono,
aceites, madera, desechos municipales y operaciones metal-mecánicas. La

52
quema de biomasa, que incluye la quema residencial de madera e incendios
forestales es otra fuente de relevancia de elementos traza en la atmósfera. En
un estudio acerca de lo anterior, se encontró que el zinc era el elemento
característico presente en las partículas finas de mayor concentración (0.0866 
0.0355%) emitidas por la combustión de biomasa. Otros elementos traza
encontrados en importancia fueron el cloro (1.9083  0.6396%), el potasio
(3.9926  1.2397%) y el azufre (0.5211  0.1761%) (Chow y colaboradores,
1992) [26].

La composición química de las partículas analizadas en Nueva Jersey


como parte del proyecto sobre elementos tóxicos y sustancias orgánicas en el
aire (ATEOS, Airborne Toxic Element and Organic Substances) identificó los
elementos traza Pb, Fe, Zn, V y As (Daisey, 1987; Morandi y colaboradores,
1991). La principal fuente de plomo atmosférico resultó ser la combustión de
gasolina en vehículos de motor. No obstante, con el incremento en el uso de la
gasolina sin plomo los niveles de este metal en la atmósfera han disminuido, y
otras fuentes de plomo tienden a ser más significativas. Morandi (1985) ha
reportado evidencias de la contribución a las concentraciones de plomo
atmosférico de polvo resuspendido del suelo, quema de aceites y fundiciones a
pequeña escala, las cuales, juntas, aportan más de la mitad del plomo en aire en
Nueva Jersey. Los niveles de vanadio han sido relacionados con la quema de
aceites en calentadores y producción de energía, mientras que el zinc proviene
sin duda de las fundidoras del área (Daisey, 1987) [26].

Los aerosoles provenientes del polvo de las carreteras han sido


analizados como elementos traza en una variedad de estudios (Barnard y
colaboradores, 1987 y 1988; Warren y Birch, 1987). Se han realizado a través de
los años mediciones ambientales de la masa y composición química de PM 10 y
PM2.5 con el fin de asociarlas con sus fuentes. Mediciones de tamaños
específicos muestran que aproximadamente el 90% de la masa de partículas
provenientes del fracturamiento de material geológico se encuentra en el rango
de tamaño grueso, mientras que las fuentes de combustión contienen alrededor
del 90% de las concentraciones de PM2.5 (Chow y colaboradores, 1992 y 1993).
En un incinerador municipal, los elementos localizados en la fracción fina en los
aerosoles son Cu, Zn, As, Cd, Sb, Pb y Ba; y Ca, Cr, Mn y Ni en la fracción
gruesa. Para una planta de energía eléctrica alimentada por combustóleo,
elementos tales como V, Ni, Co, Ba y Cu han sido encontrados tanto en la
fracción fina como en la gruesa (Olmez y colaboradores, 1988) [26].

Lyons y colaboradores (1993) encontraron elementos traza en partículas


ambientales provenientes de monitoreos realizados en Los Ángeles, California
(EE.UU.). Ellos midieron las distribuciones de tamaños de partículas para Fe,
Pb, Mn, Zn, Cu y Ni durante cuatro periodos de muestreo durante el verano e
invierno de 1989. La distribución del Fe fue unimodal, en un rango de 2 a 4 m,
consistente con los materiales incrustantes suspendidos provenientes de una
fuente primaria. Las distribuciones del Pb fueron trimodales, con una pequeña
moda compuesta de emisiones recientes de automóviles. La moda del rango de

53
tamaños de 0.5 a 1.0 m probablemente resulte del crecimiento de las partículas
del modo fino (por coagulación, por ejemplo). La moda mayor del Pb (2-4 m) se
atribuye al material incrustante suspendido en el aire. Estos investigadores
descubrieron que la resuspensión del polvo del suelo es actualmente la principal
fuente de Pb utilizando un trazador de Fe y un método mediante el cual
evaluaban la contribución del suelo sustrayendo la distribución de tamaños de
partículas de Pb original. Esta técnica también ha sido usada para evaluar la
importancia del polvo del suelo como fuente de otros materiales. Como en el
caso del Pb, el Mn presenta distribuciones trimodales, cuyo origen puede ser
explicado de la misma manera que para el Pb. La presencia de Mn en las
emisiones de automotores y la distribución de tamaños similar tanto para el Pb
como para el Mn permite a este último servir de trazador para emisiones de
vehículos. Las distribuciones de tamaño del Zn varían, aunque la moda principal
en cada caso ocurre entre 0.5 y 1 m. Mientras que el origen de esta moda
puede no estar muy claro todavía, la presencia sustancial de Zn en partículas
con diámetros menores a 1 m indican fuentes antropogénicas. El suelo
resuspendido resultó ser la fuente más importante de Zn en partículas de
diámetros entre 2 y 4 m. Finalmente, el Cu y el Ni fueron hallados
principalmente en partículas pequeñas, de nuevo indicando fuentes
antropogénicas. El polvo resuspendido no es una fuente importante de Cu o Ni
en distribuciones de tamaños que van de 2 a 4 m [27].

Lee y colaboradores (1994) reportan que, en general, las concentraciones


atmosféricas de 18 elementos traza en el aire del Reino Unido fueron mayores
en las zonas urbanas que en las rurales, en proporciones que van desde 3:1 a
10:1. Los elementos que exhibieron los mayores incrementos en comparación
con la composición media del polvo común del suelo fueron el Br, Cd, Pb, Cl,
Hg, Se y Ag; mientras que los que mostraron incrementos moderados fueron el
As, Na, Ni, V y Zn y los que no mostraron incremento alguno fueron el Al, Ce, Cr,
Fe y Sm (el Sc se utilizó como elemento de referencia). Un análisis de pares de
sitios utilizando técnicas estadísticas de univariación y multivariación revelaron
diferencias significativas entre las ciudades con la misma distribución urbana.
Los elementos Pb, Br, Cl, Na, V, y Zn mostraron variabilidades estacionales
importantes en la mayoría de los sitios. Las mayores concentraciones de Pb en
invierno se relacionaron con mucha frecuencia a condiciones atmosféricas
estables más que a la variación entre las fuentes. La variación estacional del Na
y Cl puede ser el resultado de las altas velocidades de los vientos en invierno,
con el consiguiente acarreo de mayores cantidades de aerosoles marinos;
aunque la fuente principal de sal en los aerosoles es la que se esparce en las
carreteras para derretir el hielo. Los elementos Zn y V son generalmente
elementos relacionados con la combustión, aunque algo del Zn presente en las
partículas atmosféricas proviene del desgaste de los neumáticos. Los elementos
Al, Cd, Ce, Fe, Hg, Ni, Sm, Se y Sc variaron estacionalmente, y sus fuentes
fueron identificadas tanto naturales como antropogénicas [28].

El conocimiento de la composición elemental y iónica de las partículas


ambientales es necesario para entender sus interacciones con otras especies y
54
sus fuentes. Desafortunadamente, todavía en la actualidad no se conocen las
formas químicas en las cuales existen importantes especies. Por ejemplo, los
iones sulfato, nitrato y amonio (principales constituyentes de las partículas
ambientales) pueden existir como sales simples de amonio, aunque no se ha
comprobado plenamente. En la Tabla No. 7 se enlistan algunos compuestos
identificados por el Argonne National Laboratory en los aerosoles de las
carreteras, y en la Tabla No. 8 pueden verse los observados en áreas forestales,
según el State College de Pensylvania (Tani y colaboradores, 1983). Sin
embargo, existen incertidumbres acerca de los compuestos mostrados en dichas
tablas. Tani y colaboradores argumentan que los cambios físicos y químicos
pueden ocurrir tanto durante como después del impacto de los aerosoles en los
colectores, lo que puede propiciar que se formen compuestos que no se
encuentren realmente en el aire ambiente y por ello puedan ser motivos de error
en las mediciones (Tani y colaboradores, 1983) [26].

COMPUESTOS COMPUESTOS
SiO2 K2Sn(SO4)2
CaCO3 (NH4)2Co(SO4)2.6H2O
CaMg(CO3)2 (NH4)3H(SO4)2 (letovicita)
CaSO4.2H2O 3(NH4NO3).(NH4)2SO4
(NH4)2Pb(SO4)2 2(NH4NO3).(NH4)2SO4
(NH4)2Ca(SO4)2.H2O NH4MgCl3.6H2O
(NH4)HSO4 NaCl
(NH4)2SO4 (NH4)2Ni(SO4)2.6H2O

Tabla No. 7. Compuestos obtenidos en análisis de aerosoles provenientes de


carreteras (Argonne National Laboratory).

COMPUESTOS
(NH4)2SO4
(NH4)3H(SO4)2 (letovicita)
NH4HSO4
2(NH4NO3).(NH4)2SO4
(NH4)2Pb(SO4)2

Tabla No. 8. Compuestos obtenidos en análisis de aerosoles provenientes de


áreas forestales (State College, PA).

Se sabe de antemano de la presencia en la atmósfera de metales como el


Al, Ca, Fe, Mg y Pb, aunque se desconocen algunas formas en las que se
encuentran químicamente (Finlayson-Pitts y Pitts, 1986). Lo anterior se debe en
buena parte a que los análisis químicos instrumentales realizados en los
laboratorios se basan en la cuantificación del contenido de metales, y no en las
estructuras en las que se presentan (Schroeder y colaboradores, 1987) [26].

55
Se asume generalmente que muchos de los elementos, especialmente
los provenientes de fuentes de combustión, se presentan en la forma de óxidos
(Olmez y colaboradores, 1988), mientras que los elementos traza en las
emisiones de incineradores pueden mantenerse en forma de cloruros
(Schroeder y colaboradores, 1987). Datos provenientes de estudios de Los
Ángeles indican que el arsénico se encuentra en aire ambiente en dos formas
químicas: como arsenito y arsenato, ya que ambas formas han sido localizadas
tanto en partículas gruesas como finas (Rabano y colaboradores, 1989). Fe 2O3,
Fe3O4, Al2O3 y AlPO4 han sido identificados en partículas provenientes de
caminos y carreteras; y Stelson y Seinfeld (1981) sugieren que, en presencia de
agua y bajo ciertas condiciones de equilibrio, el CaO y MgO pueden reaccionar
para formar sus hidróxidos: Ca(OH)2 y Mg(OH)2, respectivamente. De manera
similar, los óxidos Na2O y K2O pueden formar NaOH y KOH cuando hay
presencia de agua [26].

El plomo ha sido cuantificado en partículas provenientes de caminos y


carreteras como componente en una buena variedad de especies químicas,
tales como PbSO4, Pb3O4, PbSO4.(NH4)2SO4, PbO.PbSO4, 2PbCO3.Pb(OH)2,
2PbBrCl.NH4Cl, PbBrCl, (PbO)2PbBrCl, 3Pb3(PO4)2.PbBrCl, y plomo elemental
(Biggins y Harrison, 1980; Post y Buseck, 1985). El cromo se presenta en la
atmósfera tanto en su forma hexavalente como en su forma trivalente. Sin
embargo, en la atmósfera la forma hexavalente tiende a ser reducida a la forma
trivalente menos tóxica (Seigneur y Constantinou, 1995) [26].

La oxidación heterogénea del SO2 en el aire puede ser catalizada por


especies como el hierro, manganeso (Barrie y Georgii, 1976) y cadmio, mientras
que del vanadio se sospecha que cataliza la formación de ácido sulfúrico
durante la combustión de aceites. Se ha reportado que los óxidos de hierro,
manganeso y plomo absorben SO2 atmosférico (Schroeder y colaboradores,
1987) [26].

Existen estudios que sugieren que algunos elementos pesados como el


arsénico, cadmio, manganeso, níquel, plomo, antimonio, selenio, vanadio y zinc
se volatilizan a altas temperaturas durante la combustión de combustibles fósiles
y se condensan uniformemente en las superficies de las partículas de ceniza (fly
ash) en las zonas de los quemadores donde hay un decaimiento de la
temperatura (Linton y colaboradores, 1976). Se ha encontrado que tanto el Pb
como el Zn se depositan en la superficie de las partículas incluidas en la fracción
fina del polvo ambiente muestreado en algunas siderúrgicas (Michaud y
colaboradores, 1993) [26].

Compuestos que contienen elementos traza encontrados en el polvo de


las carreteras pueden seguir acumulándose debido a fuentes naturales y
antropogénicas, por lo que, debido a la resuspensión de las partículas,
incrementan su presencia en la atmósfera. En muchos casos, se ha encontrado
que la presencia de Zn y Pb está fuertemente relacionada con las fases
oxidativas de los carbonatos de hierro y manganeso, con pequeñas cantidades

56
localizadas en moléculas orgánicas. La mitad de las concentraciones de cadmio
ha sido asociada con las fases anteriormente mencionadas, mientras que en el
caso del cobre este se da principalmente en la fase orgánica. Estas
asociaciones influencian la relativa movilidad y biodisponibilidad de dichos
elementos pesados en el ambiente (Harrison y colaboradores, 1981) [26].

Como se dijo anteriormente, la resuspensión de partículas a partir de


suelos contaminados también contribuye al incremento de los elementos traza
tóxicos en los aerosoles (Kitsa y colaboradores, 1992; Kitsa y Lioy, 1992;
Pastuszka y Kwapulinski, 1988; Falerios et al, 1992). Kitsa y colaboradores
(1992) midieron concentraciones elementales en partículas resuspendidas de
lugares de confinamiento de residuos en Nueva Jersey, y encontraron que cerca
de la fuente de resuspensión, las partículas gruesas dominaban en la
distribución de tamaños, pero conforme el muestreo se aleja de los vientos
favorables, prevalecen las partículas finas. En estas partículas pequeñas se notó
un enriquecimiento de cromo y plomo, indicando que se incrementa el potencial
de daños debido a elevadas exposiciones humanas a través de la inhalación.
Aunque el cromo existe en el aire en diferentes estados de valencia, las más
comunes son la tri y hexavalente, clasificada esta última como causante de
carcinomas en el sistema respiratorio de los seres humanos [26].

La oxidación de las especies presentes en los aerosoles resulta de la


interacción con varios oxidantes atmosféricos, como el oxígeno molecular, el
ozono y el peróxido de hidrógeno. La presencia de óxidos de As, Cd, Co, Cr, Cu,
Hg, Mn, Ni, Pb, Sb, Se, V y Zn ha sido detectada en emisiones de plantas
cementeras, hornos de inyección y operaciones de sinterización, siderúrgicas
secundarias y fundidoras no-ferrosas, fundidoras de zinc y plomo y muchas otras
fuentes (Schroeder y colaboradores, 1987) [26].

Puede conjeturarse que la sulfatación, y posiblemente la nitración de


óxidos metálicos son factores importantes en la formación de partículas
ambientales. Un estudio estadístico de mediciones multielementales en
atmósferas rurales y urbanas en Arizona (EE.UU.) mostraron fuertes
correlaciones entre la existencia de sulfatos de plomo, cobre, cadmio y zinc y las
mediciones en zonas rurales, y moderadas correlaciones entre mediciones en
zonas urbanas y la formación de sulfatos y nitratos de plomo y cobre (Moyers y
colaboradores, 1977). El níquel demostró una gran afinidad por el azufre, el cual
controla la emisión de sulfatos de níquel como parte de las partículas
provenientes de fuentes de combustión. En la ausencia de azufre, se pueden
formar óxidos de níquel u óxidos metálicos complejos que contengan níquel (US
EPA, 1986) [26].

El plomo es emitido al aire por automóviles como haluros de plomo y


como sales dobles de haluros de amonio (ejemplo: PbBrCl.2NH4Cl). Para minas
y fundidoras, las especies dominantes son el PbSO4, PbO.PbSO4 y el PbS. En la
atmósfera, el plomo se encuentra como sulfatos principalmente, aunque se
reconocen trazas de haluros de plomo. El sulfuro de plomo es el principal

57
constituyente de muestras asociadas con el manejo y escape de polvos de
menas a cielo abierto. Los mayores constituyentes de las operaciones de hornos
de inyección y sinterización son el PbSO4 y el PbO.PbSO4 respectivamente (US
EPA, 1986) [26].

1.2. Fuentes y emisiones de partículas ambientales.

1.2.1. Fuentes naturales y antropogénicas.

Chan et al (1999) realizaron un estudio acerca de la contribución de las


diversas fuentes de emisión a las concentraciones de PM10 y PM2.5 en una
ciudad promedio (Brisbane, Australia). Los datos colectados de PM 10 en cinco
sitios diferentes de la ciudad arrojaron los siguientes resultados: la contribución
de los polvos del suelo y las carreteras fue del 25% en masa; las emisiones de
los automóviles, de 13% (sin incluir los productos secundarios); la sal marina,
12%; los compuestos ricos en calcio y titanio (provenientes de la fabricación de
cemento y procesamiento de minerales), 11% y la quema de biomasa en 7%.
Los productos de carbono elemental y secundario contribuyeron con alrededor
de 15% de la masa de aerosoles, en promedio (4% de carbono elemental, 6%
sulfato de amonio y 4% carbono orgánico). Las mayores fuentes de PM2.5 fueron
las siguientes: carbono elemental (24% en masa), compuestos orgánicos
secundarios (21%), quema de biomasa (15%) y sulfatos secundarios (14%).
Muchos de los compuestos orgánicos secundarios son relacionados con las
emisiones de vehículos automotores, por lo que, aunque su contribución directa
es de apenas un 6% de la masa de aerosoles, su contribución total puede ser
sustancial. Este patrón de contribuciones de las diversas fuentes es muy similar
a otros encontrados en diversos estudios australianos, por lo que, aunque es
imposible inferir generalidades, es muy probable que estos resultados puedan
alimentar modelos de simulación exitosamente en ciudades semejantes [29].

FUENTES
PRIMARIAS SECUNDARIAS
Especies de Natural Antropogénica Natural Antropogé-
aerosol nica

SO4-2 Aerosoles combustión de Oxidación de Oxidación de


marinos combustibles fósiles gases de S SO2 de la
emitidos por combustión
océanos y de comb.
terrenos, SO2 fósiles
y H2S de
volcanes e
incendios

58
NO3- Emisiones de Oxidación de Oxidación de
- automotores NOx de los NOx de la
suelos, combustión
incendios
Minerales Erosión, Polvos fugitivos,
resuspensión agricultura y act. - -
Forestales
NH4+ Emisiones de Emisiones de Emisiones de
- automotores NH3 animal, NH3 animal,
suelos no desechos,
cultivados tierra
fertilizada
Carbono Incendios Cocina, quema de Oxidación de Oxidación de
orgánico forestales maderas, emisiones hidrocarburos hidrocarburos
(CO) de automotores, producidos emitidos por
desechos de por la motores,
neumáticos vegetación incendios
Carbono Incendios Emisiones de
elemental forestales automotores, quema - -
(CE) de madera, cocinas.
Metales Actividad Combustión de
volcánica combustibles fósiles, - -
fundiciones,
desgaste de frenos
Bioaerosoles Virus,
bacterias - - -

Tabla No. 9. Constituyentes de las partículas atmosféricas finas (<2.5 m) y sus
fuentes principales.

A diferencia de los contaminantes gaseosos (SO2, NO2, CO, O3), los


cuales se definen como entidades químicas, las partículas atmosféricas son
comprimidos de mezclas complejas de especies químicas. Debido a lo anterior,
las fuentes de cada constituyente de los aerosoles deben ser consideradas por
separado. Como las partículas se componen tanto de constituyentes primarios
como secundarios, las emisiones de ambos y sus precursores gaseosos también
deben considerarse [30].

FUENTES
PRIMARIAS SECUNDARIAS
Especies de Natural Antropogénica Natural Antropogé-
aerosol nica

Minerales Erosión, Polvos fugitivos,


resuspensión caminos, - -
agricultura y act.
59
forestales
Metales Erosión,
resuspensión, - - -
detritos
orgánicos
Iones varios Aerosoles Vertido de sal en - -
marinos carreteras
Carbono - Desechos de
orgánico asfaltos y - -
(CO) neumáticos
Carbono de Fragmentos
detritos de plantas e - - -
insectos
Bioaerosoles Polen,
esporas, - - -
aglomerados
bacterianos

Tabla No. 10. Constituyentes de partículas atmosféricas gruesas (>2.5 m) y


sus fuentes principales.

En las Tablas 9 y 10 se hace un resumen de las fuentes naturales y


antropogénicas de aerosoles. Las fuentes antropogénicas pueden dividirse en
estacionarias (combustión para generación de electricidad y en procesos
industriales, construcción, demolición, procesamiento de metales, minerales,
petróleo y madera, molienda, operaciones agrícolas, erosión de terrenos,
disposición y reciclaje de desechos, caminos pavimentados y no pavimentados,
etc.) y móviles (vehículos automotores). Las Tablas también muestran las
fuentes de los gases precursores de los aerosoles cuya oxidación provoca la
formación de materia particulada. En general, la naturaleza de las fuentes de
partículas de la Tabla 9 es diferente de las de la Tabla 10, ya que los aerosoles
finos se derivan principalmente de la volatilización de subproductos de las
cámaras de combustión o de gases precursores. Debido a que tanto los gases
precursores como las partículas finas viajan grandes distancias, es muy difícil
determinar con precisión las fuentes de la Tabla 10 [30].

1.2.1.1. Polvos fugitivos y erosión.

El polvo suspendido es el mayor componente de los aerosoles


atmosféricos, especialmente en zonas áridas o semiáridas. Constituye cerca del
50% de la materia particulada global, tanto primaria como secundaria. Como los
aerosoles marinos son la siguiente categoría en orden de magnitudes con
aproximadamente un 40% del total de las emisiones, se puede ver que cerca del
70% de los aerosoles se conforman como polvo mineral.

60
El término de emisiones fugitivas se refiere a todos aquellos
contaminantes del aire que entran en la atmósfera sin pasar primero por algún
ducto diseñado para dirigir o controlar el flujo de los mismos [30].

Las fuentes para este tipo de emisiones pueden ser separadas en dos
categorías [30]:

 Fuentes de proceso.- Son asociadas con operaciones industriales que


alteran las características físicas o químicas de la materia prima de
entrada. Las emisiones en estas fuentes ocurren normalmente dentro de
los edificios y, al dejar de ser capturadas, son depositadas en la
atmósfera por los sistemas de ventilación natural o forzada.

 Fuentes abiertas de partículas.- Fuentes en las cuales las partículas del


suelo ingresan en la atmósfera por las fuerzas del viento o de maquinaria
sobre material expuesto. Estas fuentes incluyen giros industriales
asociados al transporte abierto, almacenamiento y transferencia de
materiales en bruto, en estado intermedio y de desecho; así como
fuentes no industriales como caminos y carreteras públicas
pavimentadas o sin pavimentar, o actividades de construcción.

Distintamente a las emisiones conducidas por ductos ex profeso para ello,


las emisiones fugitivas tienen tasas de flujo con alto grado de variabilidad en un
periodo determinado. Además, su caracterización es muy difusa por ser
descargadas de una gran variedad de fuentes diferentes [30,31].

Las diversas fuentes de emisiones fugitivas pueden enlistarse


genéricamente como sigue [30]:

a) Superficies de transporte no pavimentadas.


 Carreteras de terracería.
 Estacionamientos y áreas de descanso.
 Terrenos de almacenamiento de materiales pulverizados (cemento,
harinas, reactivos químicos, etc.).

b) Superficies de transporte pavimentadas.


 Calles y avenidas.
 Estacionamientos y áreas de descanso.

c) Áreas expuestas a la erosión del viento.


 Terrenos de almacenamiento.
 Áreas desiertas (terrenos baldíos, construcciones en obra negra, etc.).

d) Manejo de materiales.
 Descarga por lotes.
 Descarga continua.
61
 Desescombrado.
 Manejo de terrenos para la agricultura.

Para la mayoría de las localidades, los efectos de la erosión del suelo se


restringen a ciertas áreas. Usualmente, los terrenos planos, un clima seco y una
ausencia general de obstrucciones al flujo de aire o de agua colaboran en la
remoción de la capa superficial del suelo, provocando la erosión. Los estudios
sobre este tópico son importantes ya que proporcionan información fundamental
sobre la resuspensión de la materia particulada [32].

Algunos de los primeros trabajos sobre el transporte del suelo se hicieron


en base al movimiento de las dunas de arena en los desiertos (Bagnold, 1941).
Estos reconocieron tres mecanismos distintos de movimiento de la arena y del
suelo: el arrastre superficial, la suspensión y la saltación. El arrastre superficial
ocurre cuando las partículas ruedan a través del suelo, asociándose con otras
hasta alcanzar diámetros que van de 500 a 1000 m (Newman et al, 1976).
Muchas partículas pequeñas (menores a 100 m) son suspendidas por el viento,
y las que son muy pequeñas (PM10) pueden durar suspendidas por largos
periodos de tiempo. Debido al advenimiento de la industria nuclear y las pruebas
con armas nucleares, ha adquirido aún más importancia este hecho, ya que
partículas contaminadas con radionúclidos pueden permanecer (y por tanto
transportarse) durante meses e incluso años en el aire ambiente, provocando
grandes problemas de salud (Anspaugh et al, 1975). El tercer tipo de movimiento
es la saltación, la cual puede ser descrita por la suspensión debida a un impacto
y su siguiente deposición en un lugar cercano, afectando a las partículas en un
rango de tamaños que va de 100 a 500 m [32].

1.2.1.2. Fuentes estacionarias.

La combustión de combustibles fósiles, como carbono y aceite, es el


proceso principal en donde se da la formación de la materia particulada primaria
y secundaria. Los combustibles fósiles están compuestos principalmente de una
mezcla de materia orgánica descompuesta y comprimida y suelo circundante, la
cual ha sido procesada a elevadas temperaturas y presiones por
aproximadamente 300 millones de años. La formación del carbono se dio de
manera similar: es el resultado de la composición de una matriz de alto peso
molecular a partir de fuertes enlaces cruzados de compuestos carbocíclicos
poliaromáticos y anillos de compuestos heterocíclicos con C, H, O, N, P y S, así
como otros materiales traza. El H, N y P contenidos en el carbono es menor que
en la biomasa original debido a la utilización de éstos por parte de
microorganismos y las pérdidas por procesos térmicos. El petróleo consiste de
largas cadenas de alcanos con muchos átomos de carbono (C25-C50), alquenos
e hidrocarburos aromáticos [33].

62
La combustión del carbono a altas temperaturas en las plantas de
generación de electricidad genera procesos como el derretimiento y
volatilización de componentes refractarios incrustantes (minerales de
aluminosilicatos), quienes al condensarse forman partículas esféricas de cenizas
volátiles (fly ash). Estas cenizas se enriquecen con metales provenientes de
especies incrustadas en las cámaras de combustión cuyo origen es la
condensación de vapores de elementos traza. El contenido de azufre en los
combustibles fósiles generalmente alcanza valores de aproximadamente 4%, el
cual se libera principalmente como SO2 y pequeñas cantidades de sulfatos [33].

La composición elemental de la materia particulada primaria emitida como


fracción fina de una variedad de plantas de generación de energía eléctrica e
industrias en el área de Filadelfia se muestra en la Tabla No. 11 como un
ejemplo representativo de las emisiones de fuentes de combustión estacionarias
(Olmez et al, 1988). Los datos muestran que el silicio y el aluminio, seguidos de
los sulfatos, son los constituyentes liberados principalmente por la combustión
del carbono, mientras que el carbono elemental es muy escaso y las especies
de carbono orgánico ni siquiera se detectan. Los sulfatos son, como grupo, el
mayor constituyente de las partículas que es liberado por las termoeléctricas que
queman combustóleo examinadas en el estudio de Olmez y, de nuevo, ni el
carbono elemental ni el orgánico figuran con altas concentraciones en la emisión
de contaminantes. Olmez et al (1988) compararon también sus resultados con
estudios similares y concluyeron que los datos obtenidos se prestan para
calibrar modelos que pudieran aplicarse a otras ciudades con fuentes fijas
similares. Las altas temperaturas alcanzadas por la combustión en las
termoeléctricas provocan la casi completa oxidación del carbono presente en el
combustible a CO2 y muy pequeñas concentraciones de CO. Es de importancia
recalcar que los combustibles son enriquecidos por elementos traza y metales
pesados que causan incrustaciones, como el Se en el carbón y el V y Ni en el
combustóleo y aceites. De hecho, el mayor contenido de V en el aceite
combustible con respecto al carbón reafirma los resultados obtenidos para la
concentración de los sulfatos en las emisiones de las termoeléctricas que
queman combustóleo, pues es ampliamente conocido que el vanadio cataliza las
reacciones de oxidación-reducción de las especies sulfuradas. Aunque la Tabla
No. 11 solo muestra los valores obtenidos de la composición de las partículas
finas, Olmez et al (1988) también reportaron mediciones de la composición de
las partículas gruesas, las cuales fueron cualitativamente similares [33].

Todavía no se ha caracterizado adecuadamente la composición del


carbono orgánico emitido por fuentes estacionarias, aunque existe alguna
información de la composición de los hidrocarburos policíclicos aromáticos
(HPA, Daisey y colaboradores, 1986). Además, la distribución de algunos HPA y
otros compuestos orgánicos en las distintas fases depende fuertemente de las
condiciones atmosféricas ambientales [33].

63
Las emisiones de las fuentes estacionarias son determinadas principalmente por
muestreos en chimeneas con una variedad de técnicas, las cuales miden las
tasas de flujo de salida de la chimenea y la concentración de contaminantes. El
Método 5 (Federal Register, 1977) consiste en un tren de muestreo usado
comúnmente para medir emisiones de varios elementos traza. Esta técnica, sin
embargo, es molesta y limitada en el numero de especies que puede monitorear,
y debido a que se basa en un muestreo directo de los gases calientes y sin diluir
de la chimenea, puede no ser una representación exacta de la composición
química o de la distribución de tamaños de partícula de salida, por lo que
requiere dilución de muestra (Olmez et al, 1988). Cuando los gases de salida de
una chimenea son enfriados y diluidos, ocurren reacciones químicas,
condensación y coagulación de los aerosoles presentes en el mismo. En este
caso, los gases se mezclan con aire ambiente filtrado en un afán de simular
parcialmente el proceso que ocurre en la porción superior de la chimenea y
cuando la pluma de salida deja a la misma. Una ventaja del uso de la técnica de
dilución es que se pueden usar los mismos sustratos de muestreo y las mismas
técnicas analíticas usadas en el monitoreo de aire ambiente. Como resultado, es
posible hacer un muestreo de una mayor cantidad de constituyentes que con las
técnicas convencionales directas. Los métodos de monitoreo remoto (ejemplo: la
espectroscopía de absorción diferencial óptica) han sido usados también para
determinar la emisión de especies como el mercurio [33].

64
Tabla No. 11. Composición de las partículas finas de varias fuentes
estacionarias en la ciudad de Filadelfia.

Tabla No. 11 (Continuación). Composición de las partículas finas de varias


fuentes estacionarias en la ciudad de Filadelfia.

Las emisiones de elementos traza son el resultado de varios procesos


industriales, tales como la manufactura de hierro, acero y la producción de
metales no ferrosos (como el Pb, Cu, Ni, Zn y Cd); y, como es de esperarse, son
específicas de determinadas fuentes (Nriagu y Pacyna, 1988) [33].

Las emisiones provenientes de la incineración de desechos municipales


son dominadas claramente por compuestos derivados del cloro, los cuales se
producen mediante la combustión de plásticos y metales que forman cloruros
volátiles. Los metales generalmente provienen de latas u otros objetos metálicos
y, en el caso del Zn y Cd, de los aditivos de los plásticos y gomas [33].

65
1.2.1.3. Fuentes móviles.

(a) Modificación al Federal Test Procedures para pruebas de dinamómetros.


(b) Monitoreo en estaciones de inspección.
(c) Pruebas de dinamómetro a 55 km/hr.
(d) Túnel rumbo al aeropuerto de Los Ángeles.
(e) N=Numero de muestras.

Tabla No. 12. Concentración de las fracciones de carbono orgánico y elemental


en emisiones de automotores

La materia particulada proveniente de automotores se genera a partir de


emisiones de tubos de escape y de la fricción propia de algunos de sus
componentes (como los neumáticos y los frenos). Tanto los vehículos que
consumen diesel como los de gasolina son fuentes de partículas primarias y
secundarias. Las tasas de emisión y composición de este tipo de aerosoles
pueden ser medidas usando dinamómetros con muestras colectadas
directamente de vehículos individuales (Lang et al, 1982), por los equipos
utilizados en las inspecciones periódicas obligatorias (Watson y colaboradores,
1994) o monitoreando los túneles abiertos en las carreteras (Pierson y otros,
1983). Los principales componentes emitidos por vehículos de diesel y gasolina
son el carbono orgánico (CO) y carbono elemental (CE), como se indica en la
Tabla No. 12. En promedio, la abundancia del CE es mayor que la del CO en
vehículos diesel, mientras que el CO es la especie dominante en los

66
automotores a gasolina. En un estudio de la Federal Testing Procedures (FTP),
simulando las condiciones de manejo de diversos vehículos a 55 km/hr, se
descubrió cierta tendencia al incremento de emisiones de CE en comparación
con las de CO para motores de gasolina, lo cual demuestra la variabilidad de los
parámetros operativos a diferentes condiciones ambientales [34].

Tabla No. 13. Perfil de las emisiones de PM2.5 en automotores de la ciudad de


Phoenix, AZ (EE.UU.).

Los resultados mostrados en la Tabla No. 13 fueron obtenidos durante los


80’s y, por lo tanto, no pueden ser completamente representativos de los
vehículos actuales. Ejemplos de datos sobre la composición de las emisiones de
elementos traza obtenida en Phoenix, AZ (EE.UU.) se muestran en la Tabla No.
13. Las emisiones de SO2 también se muestran con relación a la masa de
partículas finas emitidas. Como se puede ver, además de elementos traza, se
emiten pequeñas cantidades de iones solubles (como SO 4-2 y NH4+) El ión
amonio puede ser emitido como resultado de un funcionamiento inapropiado de
los convertidores catalíticos de los automóviles, o simplemente ser producto de
contaminación durante el manejo del muestreo y el análisis. Se localizan cuatro
fracciones importantes de carbono orgánico y tres de carbono elemental según
el análisis termográfico: Las temperaturas para el CO1, CO2, CO3 y CO4 son

67
120C, 250C, 450C y 550C, respectivamente; mientras que para el CE1 es
550C, para el CE2 es 700C y para el CE3 es 800C, en He/2% O2. La
abundancia de elementos traza es muy baja, pero cuando menos llega siempre
al 1%. No es muy claro cual es la fuente del plomo presente, debido a que hace
tiempo este metal pesado fue removido de la gasolina. No obstante, gracias a
esas restricciones, la cantidad de plomo en el aire bajó dramáticamente en los
últimos 5 años. Huang et al (1994) trataron de identificar elementos trazadores
en las emisiones de vehículos automotores, basados en el monitoreo de los
gases de combustión de 49 automóviles. Ellos propusieron que la combinación
de Zn, Br y Sb puede ser usada para este propósito [34].

El mecanismo químico responsable de la formación de partículas


carbonáceas en motores a diesel no ha sido bien establecido, pero se piensa
que envuelve la formación intermedia de HPA (US EPA, 1993). Las partículas de
CE pueden ser formadas por la polimerización de intermediarios gaseosos
adsorbidos a un núcleo de material refractario. Las partículas se presentan en
forma de cadenas o racimos aglomeradas a temperaturas cercanas a los 500C.
Debajo de tal temperatura, compuestos orgánicos de alto peso molecular se
condensan en esos aglomerados de cadenas de carbono. Este es el motivo por
el cual entre el 10% y el 40% de las emisiones de partículas de los motores
diesel sean extraíbles mediante solventes orgánicos (National Research Council,
1982). En un perfil típico, el 50% de los extractos de diesel son compuestos por
hidrocarburos alifáticos con un numero de átomos de carbono de entre 14 y 35 y
bencenos sustituidos por radicales alquilo; 4% son HPA’s y heterociclos; cerca
del 6% son productos de la oxidación de los HPA’s (incluyendo una pequeña
fracción de nitro-HPA’s) y una fracción de emisiones orgánicas altamente
polares que no han sido bien caracterizadas (Johnson, 1988). Otros productos
de la combustión de diesel en motores pueden ser los ácidos inorgánicos como
el ácido sulfúrico (Truex et al, 1980) [34].

La materia particulada también se forma en motores de combustión


interna como resultado de una combustión incompleta de la gasolina con
contribuciones del aceite de motor. Las partículas en este caso consisten
esencialmente de un núcleo de carbono sólido con una cubierta de compuestos
orgánicos, sulfatos y elementos traza. La composición de HPA’s, oxi-HPA’s y
sus homólogos alquídicos en las emisiones de los escapes de motor es similar a
la de las emisiones de motores diesel (Behymer y Hites, 1984). El rango de
tamaños de estas partículas va de 0.01 a 0.1 m de diámetro con un pico en la
distribución de 0.02 m, mientras que la mayoría de las partículas provenientes
de la combustión diesel se encuentra en un rango de 0.1 a 1.0 m, con un pico
en 0.15 m (US EPA, 1993) [34].

Las concentraciones de partículas e hidrocarburos totales en las


emisiones de los vehículos a gasolina están fuertemente correlacionadas entre
sí (Hammerle et al, 1992). Los factores de emisión de partículas en dichos
motores van de 0.011 g/km para vehículos de uso ligero hasta 0.12 g/km para
vehículos de uso pesado; en cambio, para motores diesel, los factores van de
68
0.23 g/km en vehículos de pasajeros a 1.20 g/km para vehículos de uso pesado
(Radwan, 1995). Estos valores se basan en las características de los vehículos
en 1990 [34].

En un estudio reciente, Darlington y colaboradores (1997) han encontrado


que ha habido reducciones significativas en las PM10 presentes en el aire
ambiente de los EE.UU. durante los últimos 7 años, sobre todo en zonas rurales.
Su concentración decrece en un promedio anual que va del 3 al 3.8%; y si se
sustraen las concentraciones de fondo, las reducciones en la generación
antropogénica de estas partículas son mayores (3.8-4.7%) [35].

1.2.1.4. Quema de biomasa.

Además de los combustibles fósiles, la biomasa en forma de madera


puede ser quemada en incendios forestales o como combustible para
calentamiento y cocina, contribuyendo así a la concentración de contaminantes
atmosféricos. En primera instancia, estas dos utilidades pueden servirnos para
distinguir entre las fuentes naturales y antropogénicas. Sin embargo, muchos
incendios forestales resultan de la intervención humana, tanto deliberada como
accidentalmente (Andreae, 1991). No se encuentran disponibles datos
suficientes como para determinar la participación humana en los incendios, a
excepción de la quema de rastrojo en la agricultura. En contraste con las fuentes
fijas y móviles discutidas anteriormente, las emisiones de la quema de biomasa
se registran estacionalmente (principalmente durante los meses de sequía, en
verano o en años especialmente calurosos) y puede tener picos en cualquier
época del año. Esta fuente de aerosoles es la mayor contribuyente de partículas
en muchas regiones del mundo, como por ejemplo, en el noroeste de los EE.UU.
durante la época de calor, recientemente en Indonesia y en la selva tropical del
Brasil [36].

69
Figura No. 5. Abundancia de especies químicas en las emisiones de PM2.5
provenientes de la quema de madera en Denver, Colorado (EE.UU.). Las barras
sólidas representan la abundancia de cada fracción, y las barras incompletas
representan la variabilidad de esta (Watson y Chow, 1994).

Un ejemplo de la composición de partículas finas (PM2.5) producidas por


la quema de madera para uso doméstico lo dan Watson y Chow en Denver,
Colorado, EE.UU. durante el invierno de 1987-1988 (Watson y Chow, 1994).
Como en el caso de emisiones de automotores, el carbono orgánico y elemental
son los mayores componentes en la emisión de partículas proveniente de la
quema de biomasa. Debe de puntualizarse el hecho de que las cantidades de
CE y CO variarán con el tipo de estufa, el grado de combustión y el tipo y
condición de la madera. El potasio es, por mucho, el elemento traza con mayor
concentración en este tipo de emisiones, lo cual le permite ser un trazador que
facilita la localización de la quema de vegetación (Lewis et al, 1988). Las
partículas finas son las dominantes en estudios de emisiones por quema de
biomasa, lo cual es demostrado por el diámetro medio de las partículas emitidas
por esta fuente: 0.17 m, calculado en un estudio de emisiones por quema de
madera blanda, dura y sintética (Dasch, 1982) [36].

Las mediciones de la composición, distribución de tamaños y factores de


emisión de aerosoles se han realizado tanto en las plumas localizadas en
pequeñas ciudades (Susott et al, 1991), como en equipos de monitoreo
colocados en alas de avión (Radke y colaboradores, 1991), y en helicópteros
(Cofer et al, 1988). En todos los caso se encontró que la composición de estas
emisiones depende marcadamente del comportamiento del combustible durante
su quema (si hace flama, si arde o ambas cosas) y del tipo de vegetación (si es
bosque, pastizal o selva). Más del 90% de la masa seca de partículas emitidas
por la quema de biomasa se componen de carbono orgánico (Mazurek et al,
1991). Las tasas comparativas entre carbono orgánico y elemental varían en
rangos que van desde 10:1 hasta 95:1, con la mayor tasa comparativa cuando la
biomasa se consume ardiendo y la menor cuando se consume por flamas. La
concentración de partículas ambientales típicas durante los periodos de
medición es de cerca de 2 mg/m3. Aunque debe de considerarse la variación
entre muestras, los resultados de estudios en pequeñas ciudades sugieren que
el S, Cl, y K aumentan sus concentraciones en las plumas si la biomasa se
consume con flama; mientras que el Al, Si, Ca y Fe tienden a incrementarse
durante la fase ardiente (Susott y colaboradores, 1991) [36].

Se encontraron tres modas en la distribución de tamaños de partícula


durante los muestreos anteriormente especificados: moda de nucleación, de
acumulación y gruesa (Radke et al, 1991). Basados en el promedio de 81
muestras, aproximadamente el 70% de la masa se concentró en partículas <3.5
m de diámetro aerodinámico. Las partículas finas tuvieron composiciones
dominadas por hidrocarburos condensados y formas esféricas [36].

70
1.2.1.5. Aerosoles marinos y otras fuentes naturales.

Aunque la producción de aerosoles en base salina se limita a los cuerpos


de agua salada, ejercen gran influencia en la composición del aire ambiente de
las zonas costeras. En algunos aspectos, la producción de aerosoles de sal
marina es semejante a la resuspensión de partículas del suelo, ya que ambos
fenómenos son producidos por la agitación del viento sobre una superficie. La
diferencia entre estas dos categorías estriba en que el aerosol marino se
produce cuando burbujas de aire revientan sobre la superficie del mar. Estas
burbujas se forman por la entrada de aire al cuerpo de agua. La energía de la
superficie colapsa con la burbuja, produciendo un efecto de turbina de agua que
lanza gotas de esta más allá de la superficie del mar. El diámetro medio de
dichas gotas es de cerca del 15% del diámetro de la burbuja (Wu, 1979), por lo
que varía desde unos cuantos micrómetros hasta milímetros [37].

Debido a que el fondo marino (que, al agitarse, provee los componentes


de la superficie) es rico en compuestos orgánicos, los aerosoles en base salina
también lo son. Un aerosol marino típico se compone de aprox. 3.5% en peso de
agua salada, Na+ (30.7%), Cl- (55.0%), SO4-2 (7.7%), Mg+2 (3.6%), Ca+2 (1.2%),
K+ (1.1%), HCO3- (0.4%) y Br- (0.2%) (Wilson y colaboradores, 1975). Como las
gotas de agua viajan desde la superficie marina hasta la costa, tienen tiempo de
residencia suficiente para sufrir procesos de coagulación, coalescencia y
sedimentación, lo que afecta su distribución de tamaños [37].

La sal marina se concentra en la moda de tamaños gruesa con un


diámetro medio de cerca de 7 m en muestras colectadas en Florida (EE.UU.),
Islas Canarias (España) y Barbados (Savoie y Prospero, 1982). La distribución
de tamaños de partículas sulfatadas es distintivamente bimodal. El sulfato en la
moda gruesa se deriva del agua del mar, pero el de moda fina (en el orden de
submicrones) proviene de la oxidación del sulfuro de dimetilo (CH3SCH3) o SDM.
El SDM es producido durante la descomposición de microorganismos marinos, y
puede oxidarse para formar ácido metanosulfónico (AMS), el cual a su vez se
oxida hasta sulfato (Hertel et al, 1994) [37].

Aparte del aerosol marino, otras fuentes naturales de partículas incluyen


la suspensión de desechos orgánicos y cenizas volcánicas. Varios tipos de
partículas son emitidas por la vegetación en forma de semillas, polen, esporas,
ceras y resinas, cuyos rangos de tamaño fluctúan entre 1 y 250 m (Warneck,
1988). Los pequeños bioaerosoles incluyen virus, bacterias individuales,
protozoarios y algas (Matthias-Maser y Jaenicke, 1994) [37].

Los elementos traza son emitidos a la atmósfera de una gran variedad de


fuentes como aerosoles marinos, polvo resuspendido, cenizas volcánicas,
incendios y fuentes bióticas (Nriagu, 1989). Tan solo las fuentes bióticas a través
de procesos de volatilización (como la biometilación) se estima que proporciona
entre el 30% y el 50% del total de Hg, As y Se suspendidos en el aire, mientras
que otros metales se derivan principalmente del polen, esporas, ceras,

71
fragmentos de plantas, hongos y algas; aunque aún no es muy claro como este
proceso aprovecha las fuentes antropogénicas. Las tasas medias de
contribución natural al promedio total de fuentes de elementos traza se estima
en 0.39% (As), 0.15% (Cd), 0.59% (Cr), 0.44% (Cu), 0.41% (Hg), 0.35% (Ni),
0.04% (Pb), 0.41% (Sb), 0.58% (Se), 0.25% (V) y 0.34% (Zn), sugiriendo que
estas fuentes naturales no son tan insignificantes como pudieran parecer [37].

1.2.2. Situación en México.

Índice Metropolitano de Calidad del Aire (IMECA) [38].

A efecto de informar a la población de una manera sencilla y clara acerca


de la calidad del aire en una ciudad, se ha definido el Índice Metropolitano de la
Calidad del Aire (IMECA).

Un Índice de Calidad del Aire (ICA) se puede definir como una función
que transforma la concentración de un contaminante a un valor simple,
representativo de la calidad del aire de una región determinada.

El valor del IMECA se obtiene por medio de dos procedimientos:

1. Establecimiento del IMECA horario, el cual permite conocer la calidad del


aire cada hora del día durante las 24 horas.

2. Combinación de los valores de IMECA horario para la obtención de un


índice del día (IMECA diario).

El primero involucra la utilización de funciones segmentadas basadas en


general en dos puntos de inflexión. Al primer punto se le asignó arbitrariamente
el valor de 100 IMECA y al segundo de 500 IMECA. El valor de 100 es
representativo de la calidad del aire que se considera adecuada para la
protección de la salud de la población y corresponde a los valores de los criterios
de calidad del aire mexicano, mientras que el de 500 corresponde a una
situación en la cual se manifiestan diversos síntomas de acuerdo a la
sensibilidad de los diferentes grupos de la ciudadanía.

En la actualidad, el IMECA se define para los parámetros: Ozono (O3),


Dióxido de Nitrógeno (NO2), Monóxido de Carbono (CO), Dióxido de Azufre
(SO2), Partículas Suspendidas Totales (PST) y Partículas Menores a 10 m
(PM10). El punto de partida en la determinación de los valores IMECA son las
concentraciones horarias registradas por las diversas redes ambientales de
monitoreo atmosférico (RAMA) para cada contaminante. Puesto que estos son
promedios de las concentraciones medidas a lo largo de una hora, se
denominan valores horarios.
Para determinar el IMECA horario en cada zona de una RAMA, se
realizan los siguientes pasos:

72
Para el ozono y dióxido de nitrógeno.

La norma de estos contaminantes es de 0.11 partes por millón (ppm) para


el ozono y 0.21 ppm para el dióxido de nitrógeno como promedios horarios. El
procedimiento de cálculo se efectúa de la siguiente manera:

1. Se agrupa por fecha, hora y estación los valores horarios de cada una de
las estaciones que estén ubicadas en la zona donde se desea determinar
el IMECA horario.
2. Se determina el máximo espacial de la zona a cada hora del día, así
como la máxima concentración espacial de la zona.
3. Se aplica la función de transformación (concentración a valor IMECA)
correspondiente a la cantidad numérica encontrada en el punto 2. El valor
de la norma de calidad del aire está implícito en la función de
transformación de cada uno de los contaminantes (Ver Tablas No. 14 y
No. 15).
4. El IMECA horario representativo de la zona es el resultado de la
aplicación de la función de transformación anterior.

Para el monóxido de carbono, dióxido de azufre, PST y PM10.

La norma mexicana que indica los límites de concentración de estos


contaminantes es de 11 ppm en promedio de 8 horas para el monóxido de
carbono, 0.13 ppm en promedio de 24 horas para el dióxido de azufre, 260
g/m3 para PST y 150 g/m3 para PM10. Esta característica hace que el cálculo
de estos contaminantes sea diferente del cálculo para el índice de ozono y
dióxido de nitrógeno, cuyas normas están referidas a valores horarios. El
procedimiento de cálculo es el siguiente:

1. Se agrupa por fecha, hora y estación los valores horarios de la estación


ubicada en la zona donde se desea determinar el IMECA horario.
2. Se calculan los promedios de concentración móviles de “n” horas (Cn)
para cada una de las estaciones. Se obtienen los promedios móviles para
cada estación a cada hora del día.
3. Se encuentra el máximo espacial de la zona. Se calcula el promedio
máximo móvil de la zona a cada hora.
4. Se aplica a este valor la función de transformación para el IMECA. El
valor de la norma de calidad del aire está implícito en esta función.
5. El IMECA horario representativo de la zona es el resultado de la
aplicación de la función de transformación anterior.

73
Tabla No. 14. Ecuaciones de transformación de concentraciones a IMECA.

Tabla No. 15. Ecuaciones de transformación de IMECA a concentraciones.

74
Planes de contingencia [38].

Figura No. 6. Fases de un plan de contingencia.

Fase Preventiva (>150 IMECA).

1. Difusión del programa y recomendaciones a la población civil.


2. Notificar a la Secretaría de Vialidad para agilizar el tráfico de vehículos en
las zonas de mayor congestionamiento.
3. Recomendar a la población la reducción en el uso de vehículos
particulares.
4. Recomendar a la industria el encendido escalonado de equipos de
combustión.
5. Intensificar la reducción en el funcionamiento de sistemas de incineración,
así como eliminar la práctica indebida de quema de basura y residuos.
6. Difundir permanentemente por los medios masivos de comunicación la
información sobre la situación ambiental prevaleciente.

Fase I (250-349 IMECA).

1. Reducción de la producción en algunos procesos industriales.


2. Agilización del tráfico de vehículos en las zonas metropolitanas.
3. Reducción de la circulación de vehículos oficiales hasta en 50%, a
excepción de los de servicios básicos y de urgencias.
4. Suspensión de tareas de asfaltado, pintura y reparación de calles.
5. Difusión del programa y de las recomendaciones por parte de las
unidades de protección civil, e invitación a reducir el uso de los vehículos
particulares.

75
6. Notificación al sector educativo, para que suspenda actividades al aire
libre en zonas de mayor contaminación.
7. Paro total de actividades de combustión en hornos tabiqueros (ladrilleras).
8. Paro total de combustión de basuras domésticas, de parques y jardines u
otras similares.
9. Paro total de sistemas de incineración.

Fase II (350-399 IMECA).

1. Se aplicarán todas las medidas de la Fase I.


2. Mayor reducción de actividades industriales en procesos que involucren
consumo de combustibles (evaluando casos particulares).
3. Paro parcial de vehículos oficiales (Federales, estatales y municipales),
con la excepción de servicios básicos y de urgencia.
4. Paro parcial de vehículos de carga y de reparto de empresas particulares.
5. Desviación de tráfico en zonas de mayor contaminación y agilización del
transporte urbano.
6. Paro total de todo tipo de actividades al aire libre en escuelas de nivel
básico, así como cambios de horarios en zonas conflictivas.

Fase III (400 IMECA en adelante).

1. Suspensión total de actividades escolares en la zona de problemas.


2. Paro total de toda actividad productiva y de servicios que genere la
emisión de contaminantes a la atmósfera en las áreas problemáticas.
3. Información, a través de los medios, a la población sobre la restricción de
vehículos en la zona.
4. Suspensión total de la circulación de vehículos en esa área.
5. Restricción parcial o total de vehículos en la zona donde se aplica el
operativo de contingencia atmosférica.

PUNTOS IMECA NIVEL


0-50 BUENO
51-100 SATISFACTORIO
101-200 NO SATISFACTORIO
201-300 MALO
301-500 MUY MALO

Tabla No. 16. Rangos de calidad del aire medidos en IMECA.

76
Concentraciones promedio de las grandes urbes mexicanas [39,40,41].

A continuación se hace un recuento histórico de la calidad del aire


promedio en las principales zonas urbanas mexicanas, basándose en los
parámetros IMECA.

Figura No. 7. IMECA máximo mensual de PM10 en la zona metropolitana de la


Cd. De México.

Figura No. 8. IMECA máximo mensual de muestreos de PM10 en Cd. Juárez.

77
Figura No. 9. IMECA máximo mensual en la zona metropolitana de la Cd. De
Guadalajara.

Figura No. 10. IMECA máximo mensual en la Cd. De Tijuana durante 1997.

78
Figura No. 11. IMECA máximo mensual en la zona metropolitana de la Cd. De
Monterrey.

Los promedios anuales anteriores muestran un sostenimiento de los


niveles de contaminación con el transcurso de los años. El hecho de que las
ciudades más grandes del país tengan un promedio sostenido mayor a 100
IMECA (con excepción de Tijuana) es un dato preocupante.

PORCENTAJE DE DIAS EN QUE SE REBASARON


LAS NORMAS PARA PM10

50
45
40
35
30
%

25 Serie1
20
15
10
5
0
ZMVM ZMG ZMM Cd. Juárez Tijuana
CIUDAD

Figura No. 12. Porcentaje de días en que se rebasaron los 100 IMECA en las
principales ciudades mexicanas en 1997 (Instituto Nacional de Ecología, 1997).

79
(ZMVM: Zona Metropolitana del Valle de México; ZMG: Zona Metropolitana de
Guadalajara; ZMM: Zona Metropolitana de Monterrey).

En la Figura No. 12 se muestra que la Cd. De México sigue siendo el área


urbana con mayores problemas de calidad del aire para PM10. Sin embargo, una
ciudad de aproximadamente un quinto de la población de la primera (Cd. Juárez)
es el segundo lugar en días de más de 100 puntos IMECA. Esto puede deberse
a que la flota vehicular de Cd. Juárez es muy grande (300 mil vehículos
automotores en 1997), aparte de la intensa actividad de la industria maquiladora
en dicha frontera y su vecindad con El Paso, TX.

CONCENTRACION PROMEDIO ANUAL DE PM10

160
140
120
100
ug/m3

80 Serie1
60
40
20
0
ZMVM ZMG ZMM Cd. Tijuana
Juárez
CIUDADES

Figura No. 13. Concentración promedio anual de PM10 en las principales


ciudades mexicanas en 1997 (INE, 1997) (ZMVM: Zona Metropolitana del Valle
de México; ZMG: Zona Metropolitana de Guadalajara; ZMM: Zona Metropolitana
de Monterrey).

La Figura No. 13 representa la concentración promedio anual de PM10 en


las principales ciudades de la república mexicana. Nuevamente es la Ciudad de
México quien ocupa el primer lugar en concentraciones promedio, seguida de
cerca por Guadalajara y Cd. Juárez. Lo anterior es un indicativo claro de que la
problemática de nuestras urbes es real, y de que es necesario implementar
medidas de control y prevención a la contaminación por partículas,
especialmente la fracción respirable.

80
1.3. Límites máximos permisibles.

1.3.1. México.

La mayoría de las normatividades internacionales coinciden en que el


muestreo de materia particulada se realiza por monitoreo de alto volumen. En el
caso específico de México, la Norma Oficial Mexicana NOM-035-ECOL-1993
establece los métodos de medición para determinar la concentración de
partículas suspendidas totales en el aire ambiente y el procedimiento para la
calibración de los equipos de medición). Sin embargo, no existe una
metodología propiamente dicha para el monitoreo de PM 10, sino sólo referencias
a técnicas por establecerse en un futuro en la legislación mexicana. Hasta la
fecha, la normatividad mexicana contempla los límites permisibles para la
concentración de PM10 como contaminantes atmosféricos de 150 g/m3 en 24
hrs. una vez al año y 50 g/m3 en una media aritmética anual calculada a partir
de monitoreo continuo cada 6 días [42]; así como de 260 g/m3 en 24 horas en
un periodo de un año y 75 g/m3 en una media aritmética anual para PST [43].

Tabla No. 17. Tabla de valores normados para los contaminantes atmosféricos.

1.3.2. Estados Unidos de Norteamérica.

Según las normatividades establecidas en el 40 CFR part 50, National


Primary and Secondary Ambient Air Quality Standards; 50.6 National Primary
and Secondary Ambient Air Quality Standards for Particulate Matter, de Estados
Unidos de América, hay una concordancia entre éstas y los límites establecidos
en México (NOM-035-ECOL-1993, 150 g/m3 en 24 hrs. una vez al año y 50
g/m3 en una media aritmética anual calculada a partir de monitoreo continuo
cada 6 días) para PM10 (de hecho, la normatividad mexicana se basó en la
norteamericana). Por lo anterior, los monitoreos de PM10 realizados en este

81
trabajo de investigación se realizaron conforme al método dictado en el 40 Code
of Federal Regulations, Appendix B [44,45,46].

1.4. Muestreo de partículas ambientales.

El estudio de las relaciones entre la materia particulada y los efectos


ecológicos y de salud humana requieren que el proceso de medición de
aerosoles sea exacto, preciso y representativo. Los avances tecnológicos
logrados desde 1982 (año en el cual se establecieron las tecnologías de
muestreo de partículas en el Criteria Document for Particulate Matter and Sulfur
Oxides, US EPA) han proporcionado a los investigadores equipos de monitoreo
basados en una mejor comprensión de lo que se requiere para caracterizar
aerosoles in situ [47].

1.4.1. Muestreo.

Un paso significativo en la estandarización del proceso de muestreo de


aerosoles y partículas ambientales fue la definición de la Agencia de Protección
Ambiental de EE.UU. (1987) de la fracción de partículas menores a 10 m
(PM10) basada en el diámetro aerodinámico, las cuales son capaces de penetrar
a la región torácica del cuerpo humano. Esta definición fue seguida de la
implementación de las técnicas para monitoreo de PM10 en la “EPA’s Ambient
Air Monitoring Reference and Equivalent Methods” de 1987, basado
operacionalmente en el del monitoreo de Partículas Suspendidas Totales (PST).
Hasta la fecha, no existe un estándar de referencia para la medición de la
concentración de aerosoles en medio ambiente [47].

En la labor de monitoreo y análisis que involucró este trabajo de


investigación, se muestrearon partículas ambientales menores a 10 micrómetros
(PM10) utilizando un equipo Andersen-Graseby Modelo 1200/VFC HVPM10,
PEPS-1287-063 con impactor de cascada para recolección diferenciada de PM 10
[48].

El monitoreo de partículas ambientales con un diámetro menor a 10


micras (PM10) se realiza con el mismo equipo de monitoreo ambiental que para
partículas suspendidas totales (PST), con el solo cambio de un cabezal para
PM10 por el de PST. El método de referencia utilizado (el de muestreo de alto
volumen) permite medir la concentración de partículas suspendidas (en este
caso, de diámetro menor a 10 micras) por medio de un muestreador
adecuadamente localizado, que succiona a través de un filtro una cantidad
determinada de aire ambiente hacia el interior de una caseta o coraza de
protección, durante un periodo de muestreo de 24 horas. La velocidad del flujo
del aire ambiente y la geometría del muestreador son tales que favorecen la
recolección de partículas hasta de 10 micras de diámetro aerodinámico,
dependiendo de la velocidad del viento y su dirección. Los filtros usados (como

82
se vio anteriormente) deben tener una eficiencia mínima de recolección del 99%
para partículas de 0.3 m [49].

De manera general, los puntos principales a seguir en un muestreo de


partículas ambientales son los siguientes:

1. Selección del medio filtrante.


2. Vigilancia de las características del equipo.
3. Acondicionamiento, numeración, pesado y manejo de los filtros.
4. Monitoreo ambiental en equipo de alto volumen por 24 horas.
5. Pesado final del filtro utilizado.

1.4.1.1. Consideraciones para el punto de corte [50].

La colección de una muestra de aerosol se define por las características


de penetración que tiene la entrada del flujo. Cooper y Guttrich (1981)
describieron este proceso matemáticamente, y estimaron las influencias de una
penetración no ideal. Miller et al (1979) describieron las consideraciones de una
posible selección de 15 m (designado como el punto donde empiezan los
tamaños de partícula “inhalables”) como un estándar para seleccionar el tamaño
de partícula muestreable, tomando en consideración la deposición de los
aerosoles en el sistema respiratorio superior humano como principal criterio. La
selección de la consideración más apropiada aerodinámicamente hablando para
el muestreo de aerosoles ambientales fue parcialmente resuelta por la
designación de la EPA en 1987 del punto de corte de 10 m. Este criterio se
tomó en base a la penetración de aerosoles al tórax humano modelada por
Lippmann y Chan (1979). Sin embargo, no todas las entidades gubernamentales
del mundo han hecho eco de este pronunciamiento de la EPA, y el tópico sigue
a debate. Como se muestra en la Figura No. 14 (Jensen y O’Brien, 1993), las
convenciones internacionales para puntos de corte de muestreo han sido
categorizadas como respirable, toráxico e inhalable (anteriormente aspirable).
Estos puntos toman en cuenta el nivel de penetración que tienen las partículas
en el sistema respiratorio de los seres humanos, respectivamente, al nivel de
pulmón, de laringe y del plano nasal/oral.

83
Figura No. 14. Criterios de muestreo a partir del tamaño de partícula
propuestos por la American Conference of Governmental Industrial Hygienists
(ACGIH), la British Medical Research Council (BMRC) y la International
Organization for Standarization (ISO).

La British Standard EN 481 (CEN, European Committee for


Standarization, 1993) describe las definiciones de muestreo de aerosoles en
lugares de trabajo e identifica las convenciones de partículas inhalables relativas
a la penetración (pero no necesariamente deposición) toráxica, a escala
respirable, extra-toráxica y traqueobronquial en el sistema respiratorio. El CEN
define una distribución logarítmica normal acumulativa para penetración toráxica
de una media de 11.64 m y una desviación estándar geométrica de 1.5, lo cual
indica que un 50% de las partículas atmosféricas con un diámetro aerodinámico
de 10 m que se respiren permanecerán en la región toráxica. La ACGIH, en
1994, adoptó este criterio para sus definiciones.

La convención utilizada como punto de corte para partículas respirables


según la mayoría de los organismos internacionales se encuentra en un rango
que va de 3.5 a 5.0 m. Sin embargo, la US EPA hace énfasis en la utilización
del punto de corte de 2.5 m para separar las modas finas y gruesas de los
aerosoles, ya que este tamaño se considera de alto riesgo por las facilidades de
penetración y acumulación hasta nivel alveolar en el sistema respiratorio. De
hecho, se considera que el tamaño de “alto riesgo” para el sistema respiratorio
de los niños es, según estudios serios, debajo de 2.4 m, muy cerca del valor
propuesto por EPA para partículas respirables.

84
La fracción de tamaños de partícula que incluye las menores a 10 m
(PM10) ha sido aceptada casi universalmente en los EE.UU., Europa y Japón
como criterio de calidad del aire, gracias a la implementación del estándar de
1987 (US EPA, 1987), en donde se establece que, según diversas
investigaciones, las partículas mayores a este tamaño tienden, por su misma
inercia, a salir del sistema respiratorio sin acumularse, ocurriendo lo contrario
con las PM10.

1.4.1.2. Partículas Suspendidas Totales (PST).

El muestreo de alto volumen de partículas suspendidas totales (PST) ha


permanecido esencialmente sin cambios desde que se instrumentó en 1971
(Federal Register, 1971). El comportamiento y las características del muestreo
(como la sensibilidad ante diferentes velocidades de viento y direcciones) han
sido descritos al detalle en el 1982 Criteria Document, y el muestreador de PST
ha sido intensamente probado por McFarland y Ortiz (1979) colectando
partículas con diámetros aerodinámicos de más de 40 m. Algo resaltable es
que este tipo de muestreos han demostrado ser significativamente sensibles a la
velocidad del viento (2-24 km/hr para un muestreo óptimo) y a su dirección. Para
unidades comerciales, solo se han agregado pequeñas actualizaciones, como el
cambio del medidor de tiempo y arrancador mecánicos por un mecanismo
electrónico o la opción de medir flujos másicos y volumétricos. En la actualidad
se dispone de corazas o casetas de protección (generalmente de aluminio) para
proteger el frágil filtro de fibra de vidrio o cuarzo durante el manejo y el
transporte. Se han diseñado entradas que fraccionan el tamaño de partícula
desde la entrada (por ejemplo, en 2.5, 6.0 y 10.0 m) e impactores de cascada
con el mismo fin [51].

1.4.1.3. Partículas menores a 10 m (PM10).

La penetración de los aerosoles ambiente a través de entradas


fraccionadoras de tamaños para su colección debe ser caracterizada con los
rangos de las condiciones de operación de los equipos que pudieran darse en
campo (es decir, con la meteorología y los tipos de aerosol). El rango de
condiciones de operación requeridas por las especificaciones de EPA para
muestreos de PM10 ha sido descrito por la propia agencia en su protocolo de
1987. Ranade et al (1990) y John y Wall (1983) describieron las pruebas
requeridas para cerciorarse de la fiabilidad de los equipos mediante análisis en
túneles de viento de flujos controlados, pruebas con medidores de aerosoles
húmedos y secos por fluorescencia monodispersada y muestreos isocinéticos de
aerosoles para determinar la penetración aerodinámica a través de los distintos
tipos de entradas de PM10 [52].

Marple y Rubow (1976) colocaron impactores inerciales en la entrada del


flujo de un contador óptico de partículas para determinar la calibración adecuada

85
de las lecturas de salida de partículas no ideales. Buettner (1990) notó que un
contador óptico de partículas calibrado aerodinámicamente puede también ser
utilizado para probar el comportamiento de los equipos de monitoreo de PM 10,
siempre y cuando la forma de la partícula y el índice de refracción de la luz del
aerosol sean consistentes entre las calibraciones. Maynard (1993) usó este
avance para determinar la penetración de los aerosoles en las microesferas de
vidrio polidispersado de un ciclón. John y Wall (1983) notaron que puede haber
inexactitudes en el fraccionamiento de los tamaños de partícula si se usa un
probador de polvos polidispersos, debido a la aglomeración de las partículas.
Kenny y Lidén (1991) usaron un medidor de partículas aerodinámicas (APS,
Aerodinamic Particle Sizer) para caracterizar las entradas del flujo de un
muestreador personal y observaron que, si se tienen condiciones de calma de
viento en el muestreo puede esperarse que se obtengan buenas eficiencias para
colectar partículas menores de 8 m. Tufto y Willeke (1982) usaron un contador
óptico de partículas (COP) para monitorear aerosoles monodispersos en un
túnel de viento y así determinar el comportamiento de un muestreador equipado
con entradas de flujo isocinético. Yamada (1983) propuso el uso del microscopio
electrónico para determinar las distribuciones de tamaños de partículas
polidispersas usando técnicas de conteo manual antes y después del separador
de aerosoles que se desea probar. La desventaja de esta técnica es que es
significativamente menos precisa y más difícil de interpretar comparada con los
datos obtenidos con los mismos separadores pero midiendo eficiencias con
métodos fluorométricos [52].

El comportamiento de los puntos de corte de dos muestreadores de PM 10


de alto volumen que siguen los lineamientos de monitoreo de la EPA se ilustra
en la Figura No. 15. Los equipos son un Andersen 321 A y un Wedding IP 10 con
entradas de flujo de 8 km/hr, según datos obtenidos por Ranade y colaboradores
(1990). Los datos muestran el punto de corte, definido como D50 (diámetro al
cual el 50% de las partículas ingresan al medio, siendo de 10.0 m  0.5 m), en
pruebas de túneles de viento [52].

86
Figura No. 15. Curvas de eficiencia de un muestreo de partículas líquidas para
un muestreador Wedding IP10 y un Andersen 321 A con entradas de flujo de 8
km/hr.

Figura No. 16. Muestreador de PM10 Sierra-Andersen de dos etapas

87
En la Figura No. 16 se puede apreciar el diagrama del muestreador de
alto volumen para PM10 Sierra-Andersen con entrada de dos etapas, el cual
tiene una tasa de flujo de diseño de 1.13 m 3/min. La cámara de amortiguamiento
sirve para retener por unos instantes el aire cargado de partículas.
Posteriormente, el flujo gaseoso pasa por dos boquillas de aceleración, las
cuales depositan las partículas mayores a 10 m en una superficie colectora
interna. La fracción de PM10 se colecta entonces en filtros de fibra, ya sea de
vidrio o de cuarzo. Al diseño original se le agregó posteriormente un plato de
colección aceitado para minimizar la resuspensión de las partículas grandes ya
depositadas durante el muestreo. Esta versión modificada (Sierra-Andersen 321
B) fue designada como un método de referencia de EPA para PM10 en 1987.
Posteriormente, el fraccionador de una sola etapa con una bisagra incluida para
facilitar la limpieza y aceitado (Sierra-Andersen 1200) fue desarrollado y
designado como un método de referencia de EPA, con un D50 de 9.5 m [52].

Figura No. 17. Muestreador de dos etapas con entrada selectiva de tamaños de
partícula para aerosoles líquidos (Wedding).

88
En la Figura No. 17 se muestra un diagrama de la entrada del flujo del
muestreador de alto volumen para PM10 de principio de ciclón marca Wedding
(US EPA, 1990) con una tasa de flujo de diseño de 1.13 m 3/min. Este tipo de
entradas utilizan un ciclón omni-direccional para acelerar el flujo de aire cargado
con partículas y depositar las mayores de 10 m en una superficie de colección
aceitada. Este tipo de muestreador fue designado como método EPA de
referencia para PM10 en 1987 [53].

Figura No. 18. Penetración de las partículas en un muestreador de PM10


dicotómico de entrada de 16.67 lpm

El comportamiento de la colección de aerosoles en equipos de muestreo


dicótomos con entradas para PM10 de 16.67 lpm fue descrito por Wedding et al
(1982) y McFarland y Ortiz (1984), lo cual se ilustra en la Figura No. 18. La
variabilidad del comportamiento del sistema como una función de la velocidad
del viento para una entrada de un muestreador de PM 10 Andersen 321 A se
muestra en la Figura No. 19, a partir de datos obtenidos por McFarland et al
(1984), en la cual es preciso hacer notar la manera en la cual este equipo supera
la variabilidad mostrada en los muestreadores de alto volumen de PST en el

89
mismo rango de velocidades del viento, lo que indica una mejora en el diseño de
equipos de muestreo [52].

Figura No. 19. Variabilidad en el comportamiento de colección de partículas


ilustrando la influencia de la velocidad del viento para la entrada de un
muestreador de alto volumen para PM10 Andersen 321 A.

Brook y colaboradores (1997) realizaron monitoreos de PST, PM 10, PM2.5,


SO4-2 y otros iones inorgánicos y elementos en 24 horas cada 6 días durante
diez años (1984-1993) en 19 localidades urbanas y rurales de Canadá y
diariamente durante dos años (1992 y 1993) en 6 lugares distintos. En casi todas
las localidades, las concentraciones diarias de PST tuvieron un promedio de 98
g/m3, la mayoría de las concentraciones de PM10 fueron menores a 47 g/m3 y
muchas de las concentraciones de PM2.5 fueron menores a 26 g/m3. Como se
esperaba, en estos tres parámetros de calidad del aire se encontraron
correlaciones. En la gran mayoría de las localidades sujetas al estudio, las PM2.5
contabilizaron un 49% de las PM10, mientras que estas últimas representaron el
44% de las PST. La naturaleza de las correlaciones entre PST, PM 10, PM2.5 y
partículas gruesas varía dependiendo del sitio y del tamaño de partícula. Por
ejemplo, la correlación entre PM2.5 y PM10 tuvo variaciones en menos o igual a
0.40 en tres diferentes sitios urbanos y mayor o igual a 0.60 en áreas rurales y

90
costeras del oeste del Canadá. Esta tasa varió sustancialmente de medición en
medición, pero en casi todos los sitios la mayoría de los promedios (más del
50%) se encontró en un  10% de la media [2]. En un estudio en 6 ciudades
australianas, Keywood y colaboradores (1999) demostraron una alta correlación
entre las concentraciones de PM10 y las de PM2.5, con incrementos en las PM10
dominando los incrementos en las PM2.5 [54].

En diversos estudios sobre la concentración de PM10 en ciudades


europeas, se ha encontrado que las concentraciones de esta fracción de las
partículas fueron en promedio un 13% mayor en las áreas urbanas que las
correspondientes en las zonas no urbanas. Hoek et al (1997) reportaron
concentraciones de PM10 22% mayores en promedio en zonas urbanas con
respecto a las rurales en un estudio en 14 localidades europeas [55].

En la mayor parte de los sitios de muestreo, la variabilidad diaria en la


masa de partículas finas tuvo mayor influencia en las variaciones de PM 10 que
en las de partículas gruesas. Ello fue más evidente en las zonas rurales y en
sitios que no tienen un fuerte impacto de procesos de urbanización (por ejemplo,
tráfico y construcción). Aunque lo anterior es consistente con la idea de que las
partículas finas controlan las variaciones de PM10, no fue del todo cierto para
todas las áreas monitoreadas. Por ejemplo, la fracción gruesa dominó las
variaciones de PM10 en algunas zonas urbanas y en las más fuertemente
impactadas por el tráfico [53].

Simpson (1992) realizó un análisis estadístico de las concentraciones de


partículas en Brisbane, Australia, reportando que las concentraciones de PM10
pueden considerarse como una fracción estable de las de PST a través del año,
indicando influencias comunes (como la meteorología y fuentes), por lo que no
es posible sugerir que solo las emisiones antropogénicas contribuyan
significativamente a la fracción de PM10 o que solo las fuentes naturales
contribuyan con la fracción gruesa de los datos de PST [56].

Basados en un año y medio de muestreos continuos de PM 10, PM2.5 y


PM1.0 usando un equipo TEOM en Spokane, Washington (EE.UU.), Haller y
colaboradores (1999) encontraron que el 30% de las PM10 de un sitio industrial y
un 45% de un sitio residencial son PM2.5; mientras que el 80% en promedio (en
un rango de 64 a 95%) de las PM2.5 se componen de PM1.0. La fracción de PM2.5
en las PM10 fue menor durante los periodos de sequía, cuando los caminos de
terracería contribuyeron más a las PM10 (de julio a septiembre), y durante los
periodos en los que el movimiento de las arenas tiende a ser fuentes más
significativas (febrero y marzo). Existieron incrementos en la fracciones de PM 2.5
y PM10 durante los periodos en que las fuentes de polvos fugitivos se
suprimieron parcialmente y la quema de madera se hizo más significativa
(octubre a noviembre o diciembre) [57].

91
1.4.2. Consideraciones de muestreo.

1.4.2.1. Sitios de muestreo.

La selección de sitios de muestreo de aerosoles es guiada parcialmente


por los criterios de sitios establecidos en la regulación de PM10 de 1987 de EPA,
la cual establece límites y criterios para muestreadores de Pb y PM10. Los
detalles acerca de estos lineamientos se proporcionan en un documento guía
que relata las características físicas y químicas de los aerosoles a escalas
espaciales (regional, urbana, de vecindario, mediana y micro) requeridas para
definir las influencias de las fuentes en diversas poblaciones. Los criterios de
EPA proporcionan información limitada acerca de fuentes e influencias
específicas de obstrucciones locales y topográficas (como árboles y edificios) en
la medición de la concentración de aerosoles, y se enfoca a establecer el grado
en el cual un lugar es representativo en una escala específica [58].

El alto costo inicial y ocasionalmente el tamaño físico de los


muestreadores ha causado que se restrinja el número de sitios de muestreo en
un estudio de la calidad del aire. Esto puede causar que los sitios seleccionados
no sean del todo representativos del riesgo al que se expone una población.
Para compensar la escasez de equipos de muestreo en un estudio de campo, se
ha utilizado la técnica de “saturación” de muestreadores, utilizando equipos en
miniatura alimentados por baterías que pueden ser colocados en un buen
número de sitios. Phillips et al (1994) reportaron la aplicación de estos equipos,
usando 15 muestreadores de saturación en conjunción con un muestreador
dicotómico para estudiar la contribución de las emisiones de diesel a los niveles
totales de partículas en Filadelfia. Aunque el promedio de las concentraciones
de PM10 de los muestreadores de saturación fue esencialmente idéntico al del
dicotómico, los datos mostraron diferencias de sitio a sitio de arriba de 30 g/m3
en promedio [58].

Las diversas normatividades internacionales marcan a la altura de 2 m a


partir del suelo como un mínimo para realizar el muestreo. Esto significa que la
entrada del flujo de aire del equipo debe de alcanzar los 2 m de altura, contando
la coraza del equipo desde el nivel del suelo. Un estudio realizado por Micallef y
Colls (1998) con un equipo de monitoreo de partículas experimental ha
corroborado que esta altura es adecuada para un muestreo de PM 10 (en dicho
estudio la ciudad en donde se muestreó fue Loughborough, UK). En la Figura
No. 20 se muestran los resultados de las concentraciones de PM10 a diversas
alturas de la entrada de flujo y a diversas horas del día [59].

92
Figura No. 20. Resultados de los monitoreos de PM10 a diversas alturas sobre el
nivel de piso (Micallef y Colls, 1998).

1.4.2.2. Frecuencia del muestreo.

La frecuencia de recolección de muestras (según el EPA PM 10 NAAQS,


concordante con la NOM-025-SSA1-1993 mexicana) es de 24 horas cada 6
días, para así obtener un promedio aritmético anual. Cada monitoreo deberá
realizarse de medianoche a medianoche, aunque ocasionalmente de mediodía a
mediodía con el fin de reducir los costos-hombre o el número de muestreadores.

No obstante la legislación, los monitoreos realizados durante el presente


estudio se realizaron diariamente cuando era posible, debido a la dificultad de
que el equipo durara mucho tiempo en un solo lugar. Por ello, se hizo un
muestreo en promedio 15 días consecutivos en cada punto de la ciudad donde
se ubicó el muestreador.

93
1.4.2.3. Filtros.

En términos generales, el medio filtrante depende del propósito de la


prueba. Sin embargo, es importante establecer ciertas características que
puedan afectar la selección y el uso del filtro (contenido de fondo de metales,
conformación del artefacto a utilizar, afinidad por la humedad, etc.; ver Tabla No.
18) [60].

Tabla No. 18. Concentraciones de fondo típicas (en ppm) de varios tipos de
filtros de fibra de vidrio (EPA Method IO-3.1)

Para muestreo de alto volumen, generalmente se utiliza cualquiera de los


siguientes tipos de medios filtrantes [60]:

1. Filtro de fibra de celulosa.


2. Filtro de fibra de vidrio o cuarzo.
3. Filtro de fibra mixta.
4. Filtro de membrana.

Los siguientes son parámetros esenciales a considerar para escoger


adecuadamente el filtro a utilizar [61]:

 Eficiencia de muestreo de partículas.- Los filtros deben retener más del


99% de las partículas que se estime se encuentran en el aire, de acuerdo
con su tamaño y flujo volumétrico.
 Estabilidad mecánica.- Deben ser lo suficientemente fuertes para
minimizar escurrimientos durante el muestreo y para soportar el manejo.
 Estabilidad química.- No deben reaccionar químicamente con las
partículas atrapadas.

94
 Estabilidad térmica.- Deben mantener su porosidad y estructura durante
el muestreo a cualquier temperatura ambiente.
 Corrección del blanco.- No deben contener altas concentraciones de los
analitos a determinar.

Los filtros de cuarzo son los mejores para determinar la concentración de


partículas en el aire ambiente, ya que tienen gran estabilidad de peso con
respecto a la humedad (son menos higroscópicos), tienen alta eficiencia de
colección y atrapan casi cualquier tamaño y geometría de partículas. Sin
embargo, tienen la desventaja frente a los de fibra de vidrio de que son
demasiado caros (aproximadamente el doble del costo). Por ello, en los
monitoreos de alto volumen se utilizan preferentemente los de fibra de vidrio
[60].

Dependiendo del análisis, se requieren de otros tipos de filtros. Los filtros


de fibra de silicio son usados cuando se requiere usar un filtro de fibra mineral
(por su fácil extracción posterior por agentes químicos). Los de fibra de celulosa
se usan cuando es conveniente que, en el análisis, el filtro sea destruido por
ignición o digestión química, pues producen pocas cenizas. Sin embargo, tienen
la desventaja de que presentan mayor resistencia al flujo que uno de fibra de
vidrio [60].

A pesar de la variedad de filtros encontrados en el mercado, en países


como E.U.A. se ha normado la imperfección de los mismos. Las imperfecciones
a evitarse en cualquier filtro usado en monitoreos ambientales son las siguientes
[60,61]:

1. No higroscópico.
2. Eficiencia de recolección del 99% basándose en los criterios de la técnica
del ASTM-2986 (DOP Test) para partículas de diámetro de 0.3 m.
3. Un tamaño aproximado de 8”X10” (20.3  0.2 X 25.4  0.2 cm).
4. Un área de recolección aproximada de 63 in2.
5. Una caída de presión de 42-54 mm Hg a un flujo de 1.5 m3/min a través
del área nominal expuesta.
6. pH de 6-10.
7. Un peso máximo integral de 2.4 g.
8. Área expuesta: 406.5 cm2
9. Material: Fibra de vidrio u otro material inerte no higroscópico
10. Rango de la caída de presión: 5.6-7.2 kPa (42-54 mm Hg), a un flujo de
1.4 m3(TPN)/min a través del área expuesta.
11. Pérdida máxima de material del filtro: 2.4 mg
12. Perforaciones: Ninguna
13. Resistencia a la tensión: 500 g para una tira de 2 cm de ancho

Además de cumplir con todo lo anterior, se requiere tener mucho cuidado


al elegir el filtro antes del muestreo. Se debe realizar una inspección visual
previa al mismo buscando las siguientes imperfecciones [60,62,63]:

95
 Agujeros: Un pequeño agujero aparece como un punto brillante de luz
cuando se examina en una pantalla, o como un punto negro sobre una
superficie oscura.
 Material sobrante: Antes de pesar el filtro, debe eliminarse cualquier rebaba
de material sobrante.
 Decoloración: Cualquier decoloración visible podría ser evidencia de
contaminación.
 Filtros no uniformes.

1.4.3. Determinación de la distribución de tamaños.

La determinación de la distribución del tamaño de los aerosoles es una


poderosa herramienta cuando se estudian las contribuciones de las diversas
fuentes y procesos de transformación. Existen técnicas disponibles en textos
como los de Willeke y Baron (1993) para hacer mediciones de aerosoles tanto
singulares como con impactores de cascada [64].

Impactores de cascada [64].

Con este tipo de accesorios, el aerosol es impactado y atrapado en una


serie de sustratos removibles (como las laminillas engrasadas, por ejemplo),
incluyendo la colección final en un filtro para análisis gravimétrico. Marple et al
(1993) listan cerca de 30 impactores de paso sencillo y de cascada que están
disponibles comercialmente o son de uso comun. El diseño y calibración de un
impactor de cascada de 8 etapas en miniatura para muestreo personal en
mediciones de ambiente laboral lo describen Rubow y colaboradores (1987),
operando a 2.0 lpm. Las evaluaciones de los impactores de cascada
comúnmente usados han sido reportadas por Vaughan (1989) para los modelos
MK1 y MK2 de 7 etapas fabricados por Andersen; Marple et al (1991) para los
impactores de deposición uniforme por micro orificio de 10 pasos (MOUDI, 10
Stage Micro-Orifice Uniform Deposit Impactor) y Wang y John (1988) y Hillamo y
Kauppinen (1991) para los impactores de cascada de baja presión de 6 etapas.
Las etapas de separación de las partículas más pequeñas en esos impactores
tienen entradas de diámetros muy pequeños y/o muy bajas presiones totales de
entrada para realizar separaciones submicrónicas. El impactor MOUDI tiene
2000 agujeros en la etapa del menor punto de corte. Raabe et al (1988) describe
la abertura de un impactor de cascada de 8 etapas con tambores de impacto con
rotación en lugar de platos lisos. Este arreglo, en combinación con un analizador
PIXE, permite determinar el tamaño aerodinámico de componentes elementales
con resolución temporal. La habilidad y cuidado requerido en la operación de los
impactores de cascada sugieren que es necesario desarrollar rutinas de
muestreo más accesibles [64].

96
Figura No. 21. Calibración medida en un impactor doble de cascada Andersen
comparada con la establecida por el fabricante (Vaughan, 1989).

La importancia de la calibración de los impactores de cascada se ilustra


en la Figura No. 21 (Vaughan, 1989), donde se comparan los datos
experimentales con las calibraciones hechas por los fabricantes e indican
desviaciones de hasta 1.0 m. Marple y colaboradores (1991) corroboran la
información anterior para un impactor MOUDI e incluyen datos de la pérdida
interna de partículas (Figura No. 22). Estas pérdidas demuestran que una
designación inapropiada de un tipo de entrada al impactor, combinado con las
pérdidas inerciales y de intercepción de partículas gruesas puede modificar
sustancialmente la primera etapa de la colección. Esto fue comprobado por
McFarland et al (1977) para un impactor Andersen, lo que sugiere que un
impactor de cascada con un amplio rango de separación de tamaños requiere
mejoramientos en los diseños tomando en cuenta factores como pérdidas
internas, ajuste en los puntos de corte y conformación de tamaños físicos [64].

97
Figura No. 22. Pérdidas internas en un impactor MOUDI (Marple et al, 1991).

Los impactores de cascada pueden ser utilizados para determinar


distribuciones de masas y constituyentes particulares como una función del
diámetro aerodinámico, ya sea por medio de gráficas o técnicas de inversión de
matrices. John et al (1990) midieron distribuciones de masas entre 0.08 y 16 m
para iones inorgánicos de varias poblaciones del sur de California (EE.UU.) e
identificaron las modas gruesas estándar entre 0.1 y 1.0 m. Después, Whitby
(1978) se refirió a ello como la moda singular de acumulación. John et al (1990)
se refirieron a la moda de condensación como en un rango de 0.2  0.1 m, el
cual contiene los productos de las reacciones en fase gaseosa; y el modo “gota”,
en un rango de 0.7  0.2 m que crece por condensación por la adición de agua
y sulfatos. Fang et al (1991) describen los efectos del flujo inducido por los
cambios en la humedad relativa en el tamaño de los aerosoles ácidos en un
impactor MOUDI. Notaron que puede no ser posible la medición de
distribuciones pequeñas (menores a un rango que varía entre 0.2 y 0.5 m) de
partículas con impactores a humedades relativas que excedan el 80% [64].

1.4.4. Otros métodos de muestreo.

1.4.4.1. Nefelómetro.

El monitoreo de partículas ambientales por nefelometría basa su


funcionamiento en la medición de la luz dispersa por los aerosoles, integrada en
un rango de ángulos tan amplio como sea posible. Un diagrama explicativo de
un nefelómetro se muestra en la Figura No. 23. El coeficiente de medición de la
98
dispersión de la luz por las partículas (bsp) se suma al coeficiente de absorción
(bap) y los coeficientes comparables en la fase gaseosa para computar el
coeficiente de extinción atmosférica (bext), donde esta es referida a la visibilidad
efectiva dentro de cierto rango preestablecido. El coeficiente de dispersión de la
partícula es directamente proporcional al tamaño de partícula, al índice de
refracción y a la longitud de onda de la luz visible, mientras que el coeficiente de
absorción es relativamente independiente del tamaño, como es mostrado por
Charlson y colaboradores (1968) en la Figura No. 24. La calibración de los
nefelómetros se ha basado históricamente en el índice de refracción del Freón
12 (y ocasionalmente en el dióxido de carbono), aunque últimamente se han
utilizado aerosoles de azúcares atomizados, por ser ambientalmente más
representativos (Horvath y Kaller, 1994). La nefelometría de longitudes de ondas
estrechas o selectivas puede aplicarse a la medición de la dispersión de los
rayos láser por un volumen de aerosoles que contengan partículas. Gebhart
(1993) describió desarrollos tecnológicos como los realizados por MIE, Inc., y
MINIRAM, usados frecuentemente en aplicaciones portátiles para estimar
concentraciones de aerosoles en tiempo real. Cantrell et al (1993) mostraron que
la calibración de un MINIRAM fue significativamente diferente para aerosoles
provenientes de la combustión del diesel con respecto a los de las minas.
Woskie et al (1993) describieron el comportamiento de un MINIRAM (usando la
calibración del fabricante) contra concentraciones de borato en partículas tan
grandes como 30 m, y encontraron desviaciones significativas (una regresión
con pendiente de 4.48). Estas desviaciones eran esperables, debido a que los
diámetros se encontraban sustancialmente fuera de los rangos respirables
recomendados por el fabricante [65].

La relativa insensibilidad de los nefelómetros a las partículas de


aproximadamente 2 m resultan en correlaciones pobres para PM10. Larson et al
(1992) demostraron fuertes correlaciones (r2=0.945) entre bsp y la fracción
másica fina (ver Figura No. 25) para humo proveniente de la combustión de
madera en un vecindario cercano a Seattle (EE.UU.), con una pendiente de 4.89
m2/g. Ellos notaron que los datos obtenidos se encontraban dentro del rango de
valores reportado por otros autores y predicho por la teoría de dispersión de Mie.
La pendiente de Larson et al (1992) es comparable a otras calibraciones
realizadas en lugares específicos, tales como las de Waggoner y Weiss (1980).
Lewis (1981) realizó un análisis de las relaciones entre la distribución de
tamaños de las partículas y el bsp. Rood et al (1987) condujeron una
comparación controlada entre la influencia de las propiedades de los aerosoles
sobre el bsp en Riverside, California (EE.UU.) y reportaron una regresión lineal
contra la masa fina (definida como menor a 2.0 m) de 2.1 m2/g con una r2=0.92.
En este experimento, la humedad relativa fue controlada para ser menor a 35%
y se utilizó un filtro gravimétrico de nylon. Los autores atribuyen lo pequeño de la
pendiente a posibles evaporaciones de nitratos de los aerosoles filtrados, los
cuales reaccionaron con el nylon del filtro. Thomas y colaboradores (1993)
demostraron que la influencia de la humedad relativa sobre la respuesta del
fotómetro y las concentraciones de partículas puede ser predecida [65].

99
Figura No. 23. Esquema de un nefelómetro (Hinds, 1982).

Figura No. 24. Coeficiente de dispersión de partícula por concentración de


volumen como una función del tamaño de partícula esférica con un índice de
refracción de 1.5, iluminado por una luz de 550 nm (Charlson et al, 1968).

100
Figura No. 25. Correlación de bsp y la fracción másica fina (Larson et al, 1992).

Los datos de dispersión graficados en la Figura No. 25 pueden sugerir


que las concentraciones de partículas finas estimadas con los valores de b sp se
diferenciaron entre 5 y 7 g/m3 de los valores gravimétricamente determinados.
Es por ello que se recomienda realizar las calibraciones de los equipos en las
zonas de muestreo, especialmente durante los realizados con niveles de
concentraciones que excedan los límites recomendados por el fabricante [65].

1.4.4.2. Atenuador de Beta (Beta Gauge).

El muestreador de atenuación de beta Andersen FH 621-N fue descrito


por Merrifield (1989) y utiliza una fuente de Kriptón-85 de 30 microcurios (mCi)
con un detector que determina la atenuación a la radiación incidente causada
por la deposición de aerosoles en un filtro (ver Figura No.26). Para mejorar la
estabilidad a través del tiempo, se toma una lectura de referencia de un archivo
con una atenuación similar a la del filtro con los aerosoles colectados. El
muestreador de atenuación de beta fue descrito por Wedding y Weigand (1993)
y usa una fuente de C14 de 100 mCi. Ambos muestreadores tienen entradas con
un punto de corte de PM10, con una operación de 16.67 lpm para el Andersen y
de 18.9 lpm para el Wedding. El material filtrante es contenido en un rollo que
avanza automáticamente en una secuencia de tiempo, o cuando se recogen los
aerosoles. Un muestrador beta gauge automático fue caracterizado por
Spagnolo (1989), usando un punto de corte para la entrada de 15 m y una
fuente de C14. La calibración de este tipo de equipos debe de realizarse in situ, y
la regresión de la calibración debe ser procesada electrónicamente para
alcanzar la exactitud requerida en las lecturas másicas. Rupprecht et al (1992)
sugirieron que los estrechos lazos entre la masa depositada y su frecuencia en
el caso de los muestreadores TEOM (Tapered Element Oscillating Microbalance)

101
provocan menos respuesta en los lugares específicos, comparados con la
sensibilidad demostrada por la técnica de atenuación de beta [66].

Figura No. 26. Muestreador Andersen de Beta Gauge (Merrifield, 1989).

Arnold et al (1992) formaron una base de datos con las mediciones


realizadas en Denver, Colorado (EE.UU.) por un periodo de dos años con un
equipo de atenuación de beta, mostrando un rango de correlaciones (r 2) de entre
0.72 y 0.86, con una variación entre muestra y estación del año. Los autores
sugieren que la instalación de la nueva tecnología proporciona altas
correlaciones, pero notaron que, inexplicablemente, los resultados fueron más
pobres de lo esperado. Las pendientes de las regresiones entre dos tipos de
muestreadores muestran que el promedio de las lecturas del atenuador de beta
fueron 19% menores que las obtenidas en un muestreador gravimétrico de PM10
marca Wedding. Debe hacerse notar que las entradas de estos equipos han sido
caracterizadas como menos eficientes en un 10 al 15% con respecto a las
entradas de los equipos Sierra-Andersen, por lo que el error es considerable en
el caso del beta gauge. Un reporte de consejo de WESTAR (1995) resume las
relaciones entre los monitoreos con atenuadores de beta y otros equipos
gravimétricos según los datos obtenidos en muestreos en 5 estados del oeste de
EE.UU. Este reporte concluye que las concentraciones promedio obtenidas por
los atenuadores de beta fueron 8.6% menores a las mostradas por otros
muestreadores de PM10 para concentraciones mayores a 20 g/m3. No obstante,
datos de campo de Wedding y Weigand (1993) en dos sitios (Fort Collins, CO y
Cleveland, OH; ambos en EE.UU.) usando los mismos equipos de muestreo
produjeron regresiones que exhibían fuertes correlaciones (r2=0.99),
aparentemente sin problemas de salida y pendientes compuestas de 1.00 [66].

102
1.4.4.3. Muestreador TEOM.

El equipo de muestreo de aerosoles TEOM (Tapered Element


Oscillating Microbalance), tal como lo describen Patashnick y Rupprecht (1991),
consiste en un tubo muestreador oscilatorio tipo Venturi (en forma de cono) con
un filtro al inicio del tiro que colecta las partículas ambientales (ver Figura No.
27). El cambio en la masa del filtro por los aerosoles colectados produce
variaciones en las frecuencias de oscilación del tubo muestreador directamente
proporcional a la masa atrapada. Rupprecht et al (1992) sugirieron que el filtro
puede ser manipulado para análisis posteriores. El equipo tiene una entrada con
un punto de corte de PM10 y opera a 16.67 lpm. El flujo organiza muestras en
porciones de 3 lpm antes de ser filtrado. Debido a que la concentración de la
fracción de especies volátiles en los aerosoles (agua, nitratos, COV’s) es una
función de la temperatura ambiente, el muestreador TEOM calienta el aire de
entrada a temperaturas de entre 30 y 50C para mantener la humedad en su
fase vapor. El transductor másico es también calentado a 50C para estabilizar
el proceso de medición. Aunque es posible operar a menores temperaturas
(ejemplo: 30C) se debe tener cuidado de que la humedad no se condense y se
confunda con partículas [67].

Aunque existen varios estudios que muestran una correlación lineal


consistente entre el muestreador TEOM y los equipos gravimétricos para PM10
(Patashnick y Rupprecht, 1991; Kalhoff y Crumper, 1990), otros han encontrado
desviaciones bajo ciertas condiciones de operación. Cahill et al (1994), Hering
(1994) y Meyer et al (1992) han reportado que la modificación de los aerosoles
por las elevadas temperaturas de operación tiene un efecto significativo (de
pérdida) en la concentración másica. Meyer y colaboradores (1992) colocaron un
muestreador TEOM con un muestreador gravimétrico de PM10 SA1200 en los
lagos Mammoth, California (EE.UU.) durante la temporada de invierno (en la
cual el calentamiento doméstico es por la combustión de la madera). Las
regresiones entre el equipo TEOM y el gravimétrico tuvieron una fuerte
correlación (r2>0.98) con pendientes de 0.55 para una operación a 50C y 0.66 a
30C. Las desviaciones negativas del TEOM fueron atribuidas principalmente a
las pérdidas de compuestos orgánicos semivolátiles del filtro. Cahill et al (1994)
reportaron que el equipo TEOM mostraba desviaciones negativas del orden del
30% y correlaciones pobres con respecto a muestreadores gravimétricos en
condiciones de baja humedad y mucho polvo resuspendido, desconociéndose
las razones por las cuales se presentó este fenómeno. Las comparaciones de
campo de Patashnick y Ruppecht (1990) mostraron que las pendientes de las
regresiones se acercaban mucho a la unidad (1  0.06) entre muestreadores
TEOM, Wedding IP10 y el dicotómico de Sierra-Andersen en El Paso, TX
(EE.UU.) y Birmingham, Alabama (EE.UU.). Debido a que la composición de los
aerosoles es altamente dependiente de las fuentes locales y la meteorología, se
pueden esperar pérdidas por volatilización en las estaciones calurosas. Un
reporte de consejos de la WESTAR (1995) resume las relaciones entre los
monitoreos realizados por equipos TEOM y otros equipos gravimétricos en 10

103
estados del oeste de EE.UU. Este reporte concluye que en promedio las
concentraciones del muestreador TEOM fueron 21.8% menores que las de los
otros equipos para concentraciones mayores a 50 g/m3. Lo anterior pone en
duda significativamente la habilidad de estos equipos para ser la base de los
planes de control de la contaminación del aire. Aunque es claro que los
muestreadores TEOM proporcionan datos comparables a los dados por los
métodos de referencia existentes, algunas de las condiciones específicas de los
sitios de muestreo aumentan las desviaciones en las correlaciones de las
concentraciones de manera todavía no muy bien establecida, cosa que no
ocurre con las demás técnicas [67].

Figura No. 27. Muestreador TEOM de Rupprecht y Patashnick (1991).

104
1.5. Métodos de análisis para partículas ambientales.

1.5.1. Análisis físicos.

Los intereses más comunes que se tienen sobre el conocimiento de la


composición elemental de los aerosoles ambientales son los de determinar los
efectos de éstos sobre la salud y el de la utilidad de estos elementos para trazar
las rutas de dispersión e identificar las fuentes de partículas suspendidas. El
análisis instrumental por activación de neutrones (INAA), la fluorescencia de
rayos x inducida fotónicamente (XRF), la emisión de rayos x por partícula
inducida (PIXE), la espectroscopia de absorción atómica (EAA), el plasma
inductivamente acoplado con espectroscopia de emisión atómica (ICP/AES) y la
microscopía electrónica de barrido con fluorescencia de rayos x (SEM/XRF) han
sido aplicadas a los análisis elementales de muestras de aerosoles. La EAA y la
ICP/AES son apropiadas para la medición de iones cuando las partículas son
extraídas en agua destilada y desionizada. Debido a que los filtros de aire
contienen depósitos de partículas muy pequeñas (entre 20 y 100 g/cm2), se
debe dar preferencia a las metodologías que pueden recibir muestras de
tamaños pequeños. XRF y PIXE tienen la ventaja de que la muestra queda
intacta después del análisis, por lo que puede ser utilizada para otros exámenes,
sean físicos o químicos [68].

Fluorescencia de rayos x en elementos traza [68].

En la fluorescencia de rayos x (XRF), el filtro con la muestra es irradiado


por rayos x de alta energía que induce a los electrones posicionados en el
primer nivel atómico a saltar al siguiente. Cuando un electrón de alta energía cae
en un orbital disponible de menor energía, emite un fotón de rayos x
fluorescentes. La energía de este fotón es única para cada elemento, y el
número de fotones es proporcional a su concentración.

Los métodos de XRF pueden ser clasificados en dos categorías:


fluorescencia de rayos x de longitud de onda dispersiva (WDXRF), el cual utiliza
la difracción de un cristal para observar los rayos x fluorescentes y la
fluorescencia de rayos x de energía dispersiva (EDXRF), que usa un detector de
silicón semiconductor. La técnica de WDXRF se caracteriza por su alta
resolución espectral, lo que minimiza el traslape de picos. Requiere una fuente
de excitación para conseguir bajas sensibilidades, resultando en un
calentamiento excesivo de la muestra y por ello una degradación potencial.
Contrariamente, la EDXRF ofrece alta sensibilidad pero menor resolución
espectral, por lo que requiere de procedimientos de análisis de espectros
complejos.

Las técnicas de XRF pueden también ser categorizados como de


excitación directa o filtrada, debido a que los rayos x de salida del tubo son
opcionalmente filtrados y enfocados directamente a la muestra o bien pueden

105
excitar a un blanco secundario, donde el rayo es enfocado hacia un material
seleccionado que produce rayos x de la energía requerida. La radiación
fluorescente secundaria es también utilizada para excitar las muestras. El
sistema directo / filtrado ofrece la ventaja de la alta incidencia de la energía
sobre la muestra, mientras que cerca del 99% de la energía incidente en la
fluorescencia secundaria se pierde. Sin embargo, este último artilugio produce
excitación monocromática más cercana a la deseada, lo que reduce la
dispersión no deseada que es causada por el filtro, lo que da como resultado
mejores límites de detección.

Figura No. 28. Esquema de un sistema de fluorescencia de rayos x (Criss,


1976).

Emisión de rayos x de partícula inducida para elementos traza [68].

La emisión de rayos x de partícula inducida (PIXE) es otra forma de


análisis elemental basada en las características de detección de los rayos x
(Cahill et al, 1987,1989). La PIXE utiliza rayos de iones energizados,
consistentes de protones de una energía de entre 2 y 5 MeV, para crear
vacancias entre los electrones del primer nivel energético atómico. Debido a que
estas vacancias son llenadas con electrones de otros orbitales, estos
movimientos provocan la emisión característica de rayos x que puede ser

106
detectada por la dispersión de las distintas longitudes de onda (con un dispersor
de cristal) o por la energía de dispersión (la cual envuelve la conversión directa
de rayos x). El desarrollo de rayos de protones energizados ha expandido las
aplicaciones de la PIXE de las ciencias ambientales y biológicas a las geológicas
y de materiales. La Figura No. 29 ilustra un esquema típico de PIXE en su modo
de blanco delgado (Cahill et al, 1989). Los análisis con PIXE se utilizan
frecuentemente sobre muestras atrapadas en impactores o filtros pequeños, ya
que los rayos de protones pueden ser enfocados sobre áreas muy pequeñas sin
pérdida de sensibilidad (Cahill y Wakabayashi, 1993).

La XRF y la PIXE son las técnicas no destructivas multielementales más


utilizadas por su bajo costo, altos límites de detección y preservación del filtro
con la muestra para análisis adicionales. La XRF a veces requiere ser apoyada
con el INAA (Análisis instrumental por activación de neutrones) para poder ser
aplicada a un buen número de muestras. La EAA es una buena alternativa para
el análisis de especies solubles en agua, especialmente las de bajo número
atómico. La técnica de ICP/AES es una alternativa viable, pero menos deseable,
debido a que la extracción de algunos elementos de la muestra (como el sodio y
el magnesio) requieren de factores de dilución grandes para medir muchos
elementos diferentes, aparte de destruir el filtro.

Figura No. 29. Esquema de un analizador PIXE.

Nejedly y colaboradores (1998) compararon los análisis realizados con


técnicas de XRF y PIXE en un lote de filtros, encontrando una muy buena
concordancia entre las concentraciones detectadas por ambos equipos para
todos los filtros, pero solo para elementos ligeros. La discrepancia se atribuyó a
las correcciones incompletas de las matrices [69].

107
Análisis instrumental por activación de neutrones (INAA) para elementos traza
[68].

El INAA básicamente involucra la irradiación de un filtro de membrana


delgada en el núcleo de un reactor nuclear por rangos de algunos minutos a
varias horas. El bombardeo de la muestra con neutrones induce una reacción
nuclear de isótopos estables en la muestra, por lo que los rayos gamma emitidos
por el decaimiento de la radioactividad inducida es utilizada para identificarlos.
Con el uso de estándares elementales, la concentración de elementos isotópicos
en la muestra puede ser determinada ya que la intensidad de los rayos gamma
es proporcional a su número.

El espectro de rayos gamma utiliza especies radioactivas con un detector


de alta resolución de germanio disponible comercialmente con analizadores
multicanales y amplificadores. Las eficiencias típicas de detección se encuentran
en un rango que va desde el 10 al 40% relativa a un detector de yoduro de
sodio. Debido a que comúnmente se requiere cuantificar una serie de elementos
traza (el sistema puede identificar unos 40 elementos), es necesario irradiar la
muestra varias veces.

Aunque el INAA no se encuentra sujeto a las interferencias de la XRF o


de la PIXE, el sistema no cuantifica muchas de las especies químicas
abundantes en las partículas ambientales como el silicón, níquel, cadmio,
estaño, cadmio, mercurio y plomo. No obstante que la técnica es no destructiva,
se requiere envolver cuidadosamente las muestras en un empaque de plástico, y
el proceso de irradiación hace que los filtros se tornen radioactivos, cuestiones
que limitan la utilización de esta técnica de cuantificación.

Análisis del tamaño, grosor y composición de una partícula con microscopía [68].

Las características químicas y morfológicas de una partícula pueden ser


utilizadas para identificar sus fuentes y sus mecanismos de transporte. El
análisis químico de partículas individuales permite la atribución de fuentes
específicas de contaminación, y la microscopía electrónica, tanto de barrido
como de transmisión, se aplican en estudios ambientales para examinarlas
(Casuccio y colaboradores, 1983).

La microscopía óptica ha sido utilizada para obtener información acerca


del tamaño y morfología de una partícula (Crutcher, 1982). Sin embargo, esto se
ve limitado por las longitudes de onda asociadas con el espectro visible. Cuando
características de interés se presentan en rangos de tamaños submicrónicos, no
es posible obtener resoluciones detalladas (la resolución practica de un
microscopio óptico es de 1 a 2 m).

108
El uso de electrones acelerados en microscopía electrónica permite la
magnificación de imágenes y provee la resolución de algunos ángstrom (10 -4
m). El microscopio electrónico ha evolucionado para incluir:

1. Microscopio electrónico de transmisión (MET).


2. Microscopio electrónico de barrido (MEB).
3. Microscopio electrónico de transmisión y barrido (METB).

El MEB y el METB usan electrones acelerados para golpear la muestra.


Una vez que lo anterior ocurre, se generan varias señales (dispersión
electrónica, electrones secundarios, rayos x característicos, fotones y
cátodoluminiscencia), las cuales pueden ser colectadas para proporcionar
información detallada punto por punto. La señal proveniente de electrones
secundarios permite visualizar la imagen de la muestra en una perspectiva de
tres dimensiones, mientras que las imágenes de dispersión electrónica se usa
para separar las diferentes fases que contienen elementos de diferentes
números atómicos.

La información obtenida de los microscopios de barrido y de luz es


usualmente considerada como cualitativa, dado el limitado número de partículas
de que se compone una muestra. Para considerar que se trata de un análisis
cuantitativo, debe de determinarse el tamaño y la morfología de un gran número
de partículas, el cual debe ser representativo de la muestra.

Los análisis por microscopia requieren un alto grado de destreza y un


buen aseguramiento de la calidad del mismo para proveer de información
cuantitativa. La técnica es compleja y cara en estos casos. La evolución de la
tecnología de las computadoras ha permitido sin embargo el análisis cuantitativo
de muestras de partículas ambientales. Desarrollos recientes en materia de la
combinación de las técnicas de MEB/XRF permiten análisis de las
composiciones elementales y morfológicas en pequeñas cantidades de muestra
(Bruynseels et al, 1988). Acoplado con un buen análisis estadístico de los datos,
la microscopia electrónica de barrido controlada por computadora promete ser
una excelente metodología de análisis instrumental.

1.5.2. Análisis químico húmedo.

Los iones y otras especies químicas presentes en los aerosoles se


encuentran solubilizados en agua. La porción de las partículas suspendidas que
es soluble en agua, al aumentar la humedad presente en el ambiente, cambian
las propiedades de dispersión de la luz de las partículas a las cuales pertenece,
y es por lo anterior que las fuentes de emisión pueden distinguirse por sus
fracciones soluble y no soluble. Los precursores gaseosos pueden también
reaccionar con compuestos químicos presentes en la materia filtrante [70].

109
Algunos iones simples (como los del Na, Mg, K y Ca) son cuantificados
muy eficientemente con espectroscopia de absorción atómica (EAA). En la
práctica, la EAA puede ser muy útil para la cuantificación de los iones solubles
en agua del sodio y del potasio, elementos provenientes de la sal marina y la
quema de biomasa, respectivamente. Los iones poliatómicos como los sulfatos,
nitratos, amonio y fosfatos deben ser cuantificados por otras metodologías, tales
como cromatografía de iones (CI) y colorimetría automatizada (CA). Los iones
simples, como el cloro, cromo III y cromo IV pueden también ser contabilizados
por las técnicas anteriores mediante sus iones poliatómicos [71].

Todos los métodos de análisis de iones requieren filtros para ser


extraídos con agua desionizada y separados de los residuos insolubles. El
volumen de extracción necesita ser lo más pequeño posible, por lo que es
recomendable el diluir la muestra problema previo al análisis. Cada centímetro
cuadrado de filtro debe ser extraído en no más de 2 ml de solvente en el caso de
provenir de muestreadores típicos con velocidades de flujo de entre 20 y 30 l/min
y tiempos de muestreo de 24 horas. Esto da como resultado frecuentemente no
más de 20 ml de extracto que puede ser analizado por diferentes técnicas,
dando preferencia a aquellas que requieren solo pequeños volúmenes de
muestra [70].

Cuando se va a utilizar un mismo filtro para varios análisis diferentes, este


debe ser primero seccionado con un cortador de papel. Para filtros rectangulares
(típicamente de 20.32 cm por 25.40 cm), se pueden cortar pedazos de 2.0 cm
por 20.32 cm. Los filtros circulares de 25, 37 y 47 mm de diámetro son
usualmente cortados por la mitad, por lo que es necesario duplicar el valor del
resultado obtenido por el análisis de una de las mitades [70].

Cromatografía de iones (CI) para análisis de cloruros, nitratos y sulfatos [70].

La cromatografía de iones puede ser utilizada tanto para aniones


(fluoruros, cloruros, nitritos, bromuros, nitratos, fosfatos y sulfatos) como para
cationes (potasio soluble, amonio, sodio soluble) con columnas separadas.
Aplicada a muestras de aerosoles, los aniones son los más comúnmente
analizados por CI, debido a que los cationes generalmente se cuantifican
mediante una combinación de espectroscopia de absorción atómica (EAA) y
colorimetría automatizada (CA). En la CI, el extracto de la muestra pasa a través
de una columna de intercambio iónico que separa los iones según sea su tiempo
de cuantificación individual, usualmente medido con un detector de
conductividad eléctrica. La Figura No. 30 muestra un esquema del sistema de CI
[70].

110
Figura No. 30. Representación esquemática de un sistema de cromatografía de
iones.

Previo a la detección, el eluente de la columna entra a la columna de


supresión donde la composición química del eluente es alterada, resultando en
un líquido de menor conductividad. Los iones son identificados por su tiempo de
retención, mientras que se cuantifican por la altura del pico. CI es recomendable
para muestras de partículas porque proporciona resultados de varios iones con
un solo análisis [70].

111
Figura No. 31. Ejemplo de cromatograma de iones mostrando la separación de
los fluoruros, cloruros, nitritos, nitratos, fosfatos y sulfatos (Tejada et al, 1978).

Los cloruros (Cl-), nitratos (NO3-) y sulfatos (SO4-2) solubles en agua son
los aniones más comúnmente cuantificados en muestras de aerosoles. La Figura
No. 31 muestra un ejemplo de un cromatograma aniónico de CI. Estos análisis
pueden realizarse mediante un tren de muestreo automático que puede
cuantificar de una sola vez más de 400 muestras (Tejada et al, 1978) [70].

Análisis colorimétrico automático de iones amonio, nitrato y sulfato.

La colorimetría automática (CA) aplica diferentes análisis colorimétricos a


pequeños volúmenes de muestra con un tren de muestreo automático. Los iones
más comúnmente cuantificados son el amonio, cloruro, nitrato y sulfato (Butler et
al, 1978; Fung y colaboradores, 1979) [70].

El sistema CA es ilustrado esquemáticamente en la Figura No. 32. El


corazón del sistema es la bomba peristáltica, que introduce burbujas de aire en
la muestra a intervalos conocidos. Estas burbujas separan la muestra en
vapores continuos. Cada muestra es mezclada con reactivos y sujeta a periodos
de reacción apropiados antes de ser enviadas al colorímetro. El ión a cuantificar
usualmente reacciona parta formar un líquido coloreado. La absorbancia de este
líquido es correlacionada con la concentración del ión en la muestra por medio
de la Ley de Lambert-Beer. La absorbancia es medida por un tubo
fotomultiplicador a través de un filtro de interferencia específica.

112
Figura No. 32. Esquema típico de un sistema de colorimetría automatizada.

La técnica de CA estándar puede analizar aproximadamente 60 muestras


por hora por canal, con una atención a la operación mínima y relativamente
bajos costos de operación y mantenimiento. Otra ventaja es el hecho de que
puede utilizar simultáneamente varios canales para analizar varios iones. La
técnica del azul de metil timol (MTB) se aplica para el análisis de sulfatos. La
reacción del sulfato con el complejo MTB-bario resulta en ligandos libres, los
cuales son medidos colorimétricamente a 460 nm. El nitrato es reducido a nitrito,
el cual reacciona con sulfanilamida para formar un compuesto diazo. Este
complejo reacciona entonces con un compuesto azo y se lleva al colorímetro,
donde se mide a 520 nm. El ión amonio se cuantifica por el método del
indofenol: la muestra es mezclada secuencialmente con tartrato de sodio y
potasio, fenolato de sodio, hipoclorito de sodio, hidróxido de sodio y nitro
prusianato de sodio. La reacción da como resultado una solución de color azul
que se mide a 630 nm [70].

Estudios comparativos entre CI y CA conducidos por Butler et al (1978) y


Fung y colaboradores (1979) encontraron concordancias excelentes entre las
mediciones de sulfatos y nitratos por CI y CA [70].

Propiedades de la luz.

En términos generales, podemos decir la que espectrofotometría se


refiere al uso de la luz para medir las concentraciones de determinadas especies
químicas [71].

113
Las ondas de luz están constituidas por un campo eléctrico y otro
magnético oscilantes, perpendiculares entre sí:

Fig. No. 33. Radiación electromagnética con longitud de onda , polarizada en


un plano y que se propaga a lo largo del eje x (Análisis Químico Cuantitativo,
Daniel C. Harris)

En la Fig. No. 33, se aprecia que el campo eléctrico se sitúa en el plano


xy, y el campo magnético en el xz. La longitud de onda () es la distancia entre
cresta y cresta de una onda. La frecuencia () es el número de oscilaciones
completas de la onda cada segundo,. La unidad de frecuencia es el segundo
recíproco (1/seg o seg-1). Una oscilación por segundo se le llama Hertz (Hz), por
lo que una frecuencia de 106 seg-1 es 106 Hz; es decir, un megahertz (MHz). La
relación entre la frecuencia y la longitud de onda se da por la siguiente ecuación
matemática [71]:

=c……(33)

donde: c=Velocidad de la luz en el vacío* (2 997 924 58 X 108 m/s)


=Longitud de onda (nm)
=Frecuencia (MHz)

En cualquier medio distinto que el vacío, la velocidad de la luz es igual a


c/n, donde n es el índice de refracción del medio del que se trate. Debido a que
n es siempre 1, la luz se propaga más lentamente en un medio material que en
el vacío. Cuando la luz pasa de un medio a otro cuyo índice de refracción es
mayor, su frecuencia no varía pero la longitud de onda disminuye [71].

Desde el punto de vista energético, es más conveniente considerar a la


luz como constituida por partículas llamadas fotones (un mol de fotones
constituyen un einstein). Cada fotón tiene una energía E dada por [71]:

E=h…….(34)

114
Donde: E= Energía del fotón de luz
h= Constante de Planck (6 626 075 5X10-34 J seg)
= Frecuencia

La ecuación (34) establece que la energía es proporcional a la frecuencia.


Combinando las ecuaciones (33) y (34), podemos decir que [71]:

hc
E  hc …….(35)

donde: = Número de onda (1/)

De acuerdo con lo anterior, la energía es inversamente proporcional a la


longitud de onda y directamente proporcional al número de onda. La luz roja,
cuya longitud de onda es mayor que la de la luz azul, transporta en
consecuencia menos energía que esta última. La unidad del Sistema
Internacional para el número de onda es el metro recíproco (m -1), aunque en la
mayoría de las referencias bibliográficas se utiliza el centímetro recíproco (cm-1)
[71].

Cuando una molécula absorbe un fotón, la energía de la molécula se


incrementa, por lo que se dice que una molécula pasa a un estado excitado. Si
una molécula emite un fotón su energía disminuye. El estado de menor energía
de una molécula se llama estado basal o fundamental (ver Fig. No. 34) [71].

Fig. No. 34. Absorción y emisión de luz.

Cuando una muestra absorbe luz, la potencia radiante del haz de luz (P)
disminuye. Este parámetro se evalúa como energía por segundo por unidad de
área. A su vez, la transmitancia (T) se define como la fracción de luz incidente
que sale de la muestra, y es proporcional a la potencia radiante mediante la
siguiente ecuación [71]:

P
T X 100…...(36)
Po

115
donde: T= Transmitancia (%)
P= Potencial radiante a la salida de la muestra
Po= Potencial radiante a la entrada de la muestra

Una magnitud física más útil en las mediciones espectrométricas es la


absorbancia (fracción de la potencia radiante incidente absorbida por la
muestra), definida matemáticamente como [71]:

 Po 
A  log 10     log T ………(37)
 P 

donde: A= Absorbancia
T=Transmitancia

Cuando no se absorbe luz, P=Po y por tanto A=0. Cuando se absorbe el


90% de la luz incidente, 10% de ella se transmite y por ello P=Po/10, que da
como resultado A=1 Cuando sólo se transmite el 1% de la luz, A=2. A veces, a la
Absorbancia se le llama Densidad Óptica (DO). La importancia de la
Absorbancia estriba en que es directamente proporcional a la concentración de
la especie química absorbente contenida en la muestra [71].

Espectroscopia de absorción atómica (EAA).

En los análisis por EAA (Fernández de la Mora, 1989), la muestra es


primero extraída por un solvente fuerte que disuelve el material sólido, en este
caso, el filtro. Posteriormente se introducen unos mililitros de este extracto en
una flama, donde los elementos se vaporizan. Muchos elementos absorben luz a
ciertas longitudes de onda en el espectro visible, por lo que se hace pasar un
rayo de luz con longitudes de onda específicas al elemento a cuantificar. La luz
absorbida por la flama con el extracto se compara con la absorción de
estándares conocidos para cuantificar las concentraciones elementales. La EAA
requiere un análisis individual para cada elemento, lo cual es una desventaja si
se requieren cuantificaciones de varios elementos en un filtro. La EAA es un
exitoso complemento de otras metodologías, como la fluorescencia de rayos X
(XRF) y la emisión de rayos x por partículas inducidas (PIXE), para especies
como el berilio, sodio y magnesio (ya que las técnicas de rayos x no los
cuantifican muy bien). Las partículas ambientales son complejos químicos que
no se disuelven fácilmente, por lo que siempre cabe la posibilidad de que
queden residuos insolubles si se utilizan disolventes fuertes (como los ácidos).
Es por lo anterior que se recomienda que la digestión ácida se asista con un
horno de microondas, que permite una mejor disolución de las especies
químicas participantes [70].

116
En la espectrofotometría de emisión atómica inductivamente acoplada
con plasma (ICP/AES), la muestra disuelta se introduce en una atmósfera de
argón libre de electrones inducida por el alto voltaje proveniente de una bobina
de Tesla. Las altas temperaturas del plasma inducido cambian las valencias
electrónicas de los elementos presentes, y cuando esos electrones retornan a
sus estados estables, se emite un fotón de luz, el cual tiene longitudes de onda
únicas para cada elemento presente excitado, por lo que esta luz es medida
para identificar a los elementos en la muestra. El ICP/AES tiene la capacidad de
cuantificar las concentraciones de un buen número de elementos con pequeños
volúmenes de muestra; y tiene límites de detección aceptables para muestras
atmosféricas. Como en el caso de la EAA, esta técnica requiere una extracción
completa y la destrucción de la muestra [70].

Espectroscopía de Emisión Atómica (EEA).

Nacida como técnica para el análisis de metales, la Espectroscopía de


Emisión Atómica (EEA) ha aumentado mucho su uso en otras áreas del análisis
químico cualitativo y cuantitativo. Esto se debe, entre otras cosas, a su principal
cualidad: Tiene pocas restricciones sobre la muestra a analizar pudiendo ser
desde un mineral, una aleación metálica, una ceniza orgánica o partículas
atmosféricas; aunque sea incapaz de distinguir entre los estados de oxidación
de un elemento dado [71].

En la EEA, una pequeña parte de la muestra se vaporiza y excita


térmicamente hasta alcanzar la emisión atómica. La energía requerida para
dicho fenómeno es provista por un arco o chispa eléctricos, un rayo láser o un
plasma compuesto de gas inerte. El espectro emitido por la muestra sirve para
determinar su composición química elemental. Mientras que la longitud de onda
a la cual se efectúa la medición de intensidad nos revela el aspecto cualitativo
(Es decir, identifica al elemento que compone la muestra), el aspecto cuantitativo
(concentración del mismo) nos es proporcionado por la intensidad de la
radiación emitida [71].

2.6. Efectos ambientales por partículas.

2.6.1. Salud humana.

La exposición del tracto respiratorio a los aerosoles y partículas sólidas


depende del tamaño de las mismas, además de la cantidad de aire inhalado en
el cual están suspendidas. El nivel en el cual se depositan, así como las
probabilidades de que esto ocurra, están determinados por el tamaño de las
partículas.

Las partículas consideradas como polvo dañino para los pulmones tienen
tamaños de 0.5-5 µm. Las partículas grandes (~10 µm) son retenidas en la nariz

117
y garganta (aunque una cantidad muy pequeña llega a tráquea o bronquios); las
de 5-10 µm son retenidas mayormente en tráquea y bronquios sin alcanzar los
pulmones y las mayores de 10 m prácticamente no logran penetrar al sistema
respiratorio (ver Fig. No. 35) [72,73].

Fig. No. 35. Esquema del sistema respiratorio superior.

Las partículas <2.5 µm pueden llegar a la región alveolar y permanecer


ahí por meses y hasta años. Las que son insolubles pueden ser expelidas muy
enfermedad hacia tracto bronquial, ingeridas por macrófagos alveolares o
drenadas por vía linfática. Por todo ello, pueden ser causantes del incremento de
enfermedades carcinogénicas en sistema respiratorio (ver Fig. No. 36)
[72,73,74].

Figura No. 36. Esquema de los alveolos pulmonares.

Estudios epidemiológicos recientes (Friedlander y Lippmann, 1994)


indican que ha habido un incremento en la mortalidad y morbilidad humana
asociado con niveles de contaminación por partículas significativamente

118
menores a los que previamente se consideraban como de riesgo para la salud
(lo cual es aún más grave si tomamos en cuenta que dichos estudios se
realizaron en EE.UU., y en ese país la normatividad de calidad del aire es más
estricta que en México). Si lo anterior es confirmado por otros estudios, entonces
será necesario a corto plazo revisar los estándares de calidad del aire para
partículas ambientales, con el consiguiente impacto económico sobre los
procesos productivos fuente de aerosoles [75].

Algunas de las series de estudios de mortalidad relacionada con el


incremento de las PM10 se presentan en la Tabla No. 19. Muchos estudios
(aunque no todos) realizados en los EE.UU. han reportado que existe una
asociación entre los incrementos a corto plazo en las concentraciones de
partículas ambientales y la mortalidad diaria [76].

En la Tabla No. 20 se presentan los resultados de una serie de estudios


llevados a cabo en diversos países acerca del incremento en la hospitalización
de personas con enfermedades relacionadas con los efectos de las partículas
sobre la salud; y en la Tabla No. 21 se muestran los del incremento en las visitas
de emergencias a hospitales. Los resultados de todos estos análisis demuestran
por si solos que los incrementos en las fracciones respirables de las partículas
ambientales ya son, por sí mismos, un problema de salud pública. Aunque son
meras especulaciones, es muy probable que los niveles de mortalidad y
hospitalización debido a contaminación atmosférica se incrementarían en
diversas regiones del mundo si se realizaran estudios más profundos acerca de
la interacción de las partículas con otros contaminantes atmosféricos [76].

119
Tabla No. 19. Estudios sobre el incremento en la mortalidad y su relación con el
incremento en la concentración de partículas ambientales (Vedal, 1997).

120
Tabla No. 20. Estudios sobre el incremento en la hospitalización y su relación
con el incremento en la concentración de partículas ambientales (Vedal, 1997).

121
Tabla No. 21. Estudios sobre el incremento en las visitas de emergencia a
hospitales y su relación con el incremento en la concentración de partículas
ambientales (Vedal, 1997).

2.6.2. Visibilidad.

Aunque existen diversas definiciones de visibilidad, podemos considerar


que la misma es el grado al cual la atmósfera es transparente a la luz visible o la
reducción en el rango visual y la decoloración atmosférica. En E.U.A. en 1977, el
Acta de Aire Limpio fue enmendada para considerar los problemas de mala
visibilidad causados por la contaminación atmosférica antropogénica,
particularmente en áreas federales tipo I (parques nacionales y áreas
desérticas). Los aerosoles formados por sulfatos, iones amonio y nitratos,
compuestos de carbono orgánico e inorgánico, agua y pequeñas proporciones
de polvo del suelo, compuestos de plomo y otras especies traza disminuyen la
visibilidad, afectando la seguridad en el transporte por avenidas y carreteras y
dando una apariencia poco estética a los paisajes. En la actualidad, se discute la
implementación de indicadores de visibilidad para determinar el efecto sobre la
visibilidad de las concentraciones, composición, y tamaños de los aerosoles [77].

2.6.3. Deterioro de materiales.

Todos los materiales y estructuras antropogénicas expuestas a ambientes


externos se ven sometidas a la degradación por el calor, humedad y algunas
bacterias y hongos. Por mucho tiempo se había sospechado (y hoy se ha

122
comprobado) que la contaminación acelera el proceso de degradación natural de
los materiales. Por ejemplo, los ácidos formados en la atmósfera han estado
asociados con una degradación y ensuciamiento acelerados de pinturas a base
de agua o alquidálicas que contienen dióxido de titanio, plomo u óxido rojo de
fierro. La acidez de los aerosoles provoca también desgastes a los materiales de
construcción (cemento, cantera, concreto, etc.), además de causar cambios en
sus composiciones químicas. Se ha tratado, en la medida de lo posible, de
correlacionar los cambios y daños en los materiales y las concentraciones de
partículas en algunas zonas determinadas [78].

2.6.4. Cambio climático.

Algunos investigadores han sugerido que las partículas finas localizadas


en la atmósfera pueden alterar el clima a través de una reducción en el monto de
la energía solar incidente al reflejar la luz hacia el espacio y al absorber la
radiación infrarroja proveniente de la Tierra, provocando un enfriamiento de la
superficie terrestre. Los aerosoles también tienen roles determinados en la
condensación del agua para la formación de nubes, debido a que tienen la
capacidad de impedir los movimientos atmosféricos causados por los cambios
de temperaturas. La concentración, composición, tamaño y número de aerosoles
pueden influir en la estructura, estabilidad y albedo de las nubes, pudiendo
cambiar la localización y cantidad de las lluvias y modificando el calentamiento
local y global debido a los gases de invernadero. La actuación de los aerosoles
en la penetración de la luz ultravioleta a la superficie terrestre es importante, ya
que pueden ser causantes indirectos del incremento en el agujero en la capa de
ozono [79].

3. METODOLOGIA DE MUESTREO Y METODOS DE ANALISIS

En este capítulo se describen los puntos de muestreo, los tipos de muestra


obtenidos, los métodos de muestreo empleados así como los métodos de
análisis usados para determinar la concentración de los elementos tóxicos.

3.1. Localización de los puntos de muestreo

El monitoreo se llevó en diferentes zonas de la ciudad como se muestra en


la Figura 24. En la Tabla N0.16 se enlistan los puntos de muestreo, así como las
zonas en las cuales fueron agrupados.

123
Figura No. 24. Mapa de la ciudad de Chihuahua con las zonas muestreadas.
Los puntos de muestreo se seleccionaron procurando abarcar diferentes
zonas de la ciudad (norte, sur, este, oeste, centro). Los muestreadores de alto
volumen fueron instalados en lugares públicos, principalmente, aunque en
algunas ocasiones algunas empresas privadas también permitieron instalar los
equipos de monitoreo. Los puntos seleccionados cumplieron con los
requerimientos elementales, tales como una altura de cuando menos 2 m, una
zona despejada de obstáculos de un mínimo de 20 m y la seguridad adecuada
para evitar el robo del equipo o la utilización de la muestra.

En realidad los filtros de PM10 únicamente sirvieron como referencia para


estimar la concentración de partículas ambientales en el aire de la ciudad de
Chihuahua. Los sets de filtros del impactor de cascada fueron agrupados por
zonas geográficas, procurando incluir a los sets más cercanos entre sí con el fin

124
de obtener el mayor número de repeticiones por grupo posibles (ver Tabla N o.
16).

FECHA DE MONITOREO ZONA PUNTOS


1-16/Dic/99 1 Nombre de Dios
21/Ene-24/Feb/99 2 Ortíz Mena y Politécnico Nacional
25/Abr-19/May/00 3 Empresa privada, Av. Zarco
29/Feb/00 4 Centro
11/Jul/00  Institución educativa
 Estación radiofónica
10-15/Sept/99 5 Avalos
24/Sept/99  Centro comunitario
30/Sept-2/oct/99  Casa particular
6-21/Oct/99  Ferretería
 Hospital
Tabla No. 16. Puntos de muestreo durante todo el proyecto.

3.2. Tipos de muestras

Se obtuvieron dos tipos de muestras:

1) Filtros para determinar la concentración PM10


2) Filtros para determinar la concentración de elementos tóxicos en
partículas menores a 10 micras clasificados por tamaño de partícula

Para ambos muestreos se utilizó un muestreador de alto volumen pero


para el segundo tipo de muestras se acopló además un impactor de cascada de
6 etapas. Estos equipos se describen con más detalle a continuación junto con
los métodos de muestreo.

3.3. Métodos de muestreo.

3.3.1. Muestreador de alto volumen.

Para los muestreos tanto de PM10 como de impactores se utilizó un


muestreador de alto volumen marca Graseby-Andersen modelo 1200/VFC. Este
equipo es el recomendado en la Norma Oficial Mexicana NOM-035-ECOL-1993.

En el método de muestreo de alto volumen se succiona una cantidad


determinada de aire ambiente a través de un filtro localizado en el interior de una
caseta o coraza de concentración, en un período de muestreo de 24 hr.

125
El volumen total de aire muestreado, corregido a las condiciones de
referencia se determina a partir del aire medido y del tiempo de muestreo. La
concentración de partículas suspendidas en el aire se calcula dividiendo la mas
de las partículas recolectadas en el filtro entre el volumen de aire muestreado y
se expresa en microgramos por metro cúbico.
El equipo Hi-Vol se muestra en la Figura 25 y tuvo disponibles medios
para:
 Fijar y sellar el filtro de la coraza.
 Permitir el adecuado cambio del filtro.
 Evitar fugas que puedan producir errores en la medición del aire filtrado.
 Permitir el ajuste manual del flujo para compensar las variaciones en la
caída de presión del filtro por fallas en la línea de voltaje y la altitud del
sitio; ya sea de manera manual o automática. Todo dispositivo de ajuste
manual debe evitar cambios accidentales de las características
operacionales.
 El mínimo de la velocidad de un filtro colmado es de 1.1m3 /min y el
máximo de 1.7m3 /min.
 El motor de succión debe ser capaz de funcionar por 24 horas
continuas.

Figura No. 25. Muestreador de Alto Volumen Graseby Andersen.

3.3.2. Impactor de cascada.

El impactor de cascada utilizado es marca Graseby-Andersen modelo


203. Este aditamento se le acopla al Alto Volumen con el objeto de medir la
distribución de partículas y la fracción de masa respirable de las partículas
ambientales. Consiste de una serie de placas de aluminio, las cuales son
anodizadas para prevenir su corrosión y reducir la posibilidad que los substratos
colectados se peguen a la placa. Las etapas del impactor de cascada empleado
en este estudio se muestran en la Tabla No.16 donde se indican los puntos de
corte de cada una. Los impactores IMP 1, 2, 3 y 4 tienen 10 jets de impactación
126
de ranuras paralelas. El impactor 1 tiene 9 ranuras para eliminar efectos de
borde. Las líneas de centro de todas las ranuras se encuentran separadas
media pulgada entre sí.

Se obtuvieron 42 filtros de PM10 y 30 sets con 6 litros de impactor cada


uno, analizando por ICP 18 metales pesados (Sb, TI, Be, Co, Sn, V, Ni, As, Se,
Cu, Cr, Cd, Li, Pb, Fe, Al, Zn, Ba) para los siguientes puntos de corte:

PLACA O IMPACTOR RANGO DE TAMAÑO PUNTO DE CORTE


IMP AG <0.49 1
IMP 1 0.49-0.95 2
IMP 2 0.95-1.5 3
IMP 3 1.5-3.0 4
IMP 4 3.0-7.2 5
IMP 5 7.2-10 6
Tabla No. 17 Rangos de tamaño y puntos de corte para impactores de
cascada.

3.3.3. Procedimiento de muestreo y cálculos de la concentración.

El procedimiento de muestreo consta de los siguientes pasos:

1. Acondicionamiento, numeración, pesado y manejo de los filtros.


2. Monitoreo ambiental y cálculos.
3. Pesado final del filtro utilizado.

3.3.3.1. Acondicionamiento del filtro

Los filtros son acondicionados durante por lo menos 24 horas en una


habitación con humedad y temperatura constantes y controladas (25±10oC y
Humedad Relativa <50% o 50±5% de humedad absoluta) [88] dentro de un
desecador con sílica-gel, son tarados en una balanza analítica calibrada con una
sensibilidad de 0.01 mg llevando siempre la fracción al miligramo más cercano
(de preferencia, se pesan los lotes de unos 100 filtros para minimizar el error de

La pérdida paulatina de la calibración de la balanza) y después de que se


colectan las muestras, los filtros retornan al laboratorio a sus condiciones
originales siendo pesados de nuevo. Haciendo la sustracción del peso inicial al
final, se calcula la masa total de materia particulada recolectada [90].

127
3.3.3.2. Numeración del filtro

Para la numeración de los filtros se les asigna un número de 7 dígitos, el


cual se estampa en el lado que no presenta la superficie de colección y que se
compone de la manera siguiente [88]:

1. Los primeros dos dígitos representan al año de muestreo.


2. El tercer dígito es el número del proyecto.
3. El cuarto dígito es el tipo de filtro (A los filtros utilizados en esta
investigación se les asigna el No. 2; es decir, Filtros Whatman QMA de
8”X10”).
4. Los últimos tres dígitos representan al número del filtro.

Así por ejemplo, el número de 9912001 significa que el filtro


corresponde al año 1999, al proyecto 1, que el filtro es del tipo Whatman QMA
de 8”X10” y que es el número 001 del proyecto en cuestión.

3.3.3.3. Pesado del filtro.

Una vez recolectada la muestra, los filtros se guardan doblados en un


fólder de papel individual, con una etiqueta de identificación con la fecha de
inicio del muestreo, su número y el lugar del muestreo. Una vez
reacondicionados, los filtros se pesan en la balanza analítica. Es conveniente
realizar un control de calidad sobre los filtros ya pesados, de la siguiente manera
[88]:

1. Pesar nuevamente el 10% de los filtros almacenados al día siguiente de


haber sido pesados por primera vez.
2. Si la diferencia entre pesos es menor a 2.0 mg, los resultados son
aceptables y se utilizan los valores de la primera pesada.
3. si la diferencia es mayor al límite mencionado anteriormente, es
necesario repesar el 100% del lote y usar este último resultado.

3.4 Métodos de análisis.

El método de análisis empleado para determinar la concentración de las


partículas en este trabajo fue el de espectrometría de emisión atómica por
plasma inductivamente acoplado. Adicionalmente, algunos filtros fueron
analizados usando el microscopio electrónico de barrido (SEM) para caracterizar
partículas individuales.

3.4.1. Preparación de las muestras.

La metodología más utilizada para preparación de muestras para Plasma


Inductivamente Acoplado (ICP), Plasma Inductivamente Acoplado con

128
Espectrometría de Masas (ICP-MS), Espectroscopía de Absorción Atómica
(EAA) y Espectroscopia de Absorción Atómica con Horno de Grafito (GFAA) es
la de la Digestión Acida Asistida por Microondas (DAAM).

En sí, el proceso conlleva a una serie de 6 pasos [88]:

a) Lavado del material.


b) Corte de los filtros.
c) Preparación de los ácidos.
d) Preparación de los estándares.
e) Digestión.

a) Lavado del material.

Antes de ser utilizado, es necesario lavar el material de la siguiente manera


[88]:

1. Lavar todo el material con detergente de laboratorio previamente


calentado (de 45oC a ebullición), ya sea con tallado normal o con
ultrasonido durante 10 minutos.

2. Enjuagar con mezcla de jabón y ácido nítrico (HNO3) al 20% vol/vol por un
mínimo de 4 horas.

3. Enjuagar cada pieza cuando menos 3 veces con agua doblemente


desionizada. (Tipo II de ASTM D1193, con conductividad eléctrica de 1
S/cm a 298 K y resistividad eléctrica mínima de 1 megaohm-cm a 298 K)
y dejar secar.

En el caso de las vasijas PFA para digestión, es necesario considerar


ciertas variantes al proceso anterior:

1. Lavar cada vasija PFA con detergente desionizado y enjuagar con agua
doblemente desionizada en una cubeta.

2. Agregar 10 ml de HNO3 concentrado (para cada 12 vasijas) a la cubeta de


enjuague, tapar y colocar en el microondas.

3. Calentar las vasijas con un 100% de potencia en el microondas durante


10 minutos y sacarlas del horno. Enjuagar las vasijas con abundante agua
destilada y desionizada. Si solo se lavan 6 vasijas, utilizar el 70% de la
potencia del microondas (aproximadamente 5% de potencia por vasija).

129
b) Corte de los filtros

1. Colocar el filtro de 8”X11” en el corta filtros de plexiglass con la cara


cargada con la muestra hacia arriba, cuidando de no sobrepasar los
bordes del mismo y sin perder muestra (ver Fig. No. 26).

2. Cortar con el cortador una tira de filtro de 1”X8” según se describe en el


Federal Referente Method for Lead (ver Fig. No. 26).

Figura No. 26. Sistema de corte de los filtros [88].

C) Preparación de los ácidos.

El ácido para extracción a usar es en realidad una mezcla de ácido


clorhídrico (HCL) y Nítrico (HNO3), el cual se prepara de la siguiente manera:

1. En un matraz volumétrico, mezclar (en el orden siguiente):

 500 ml de agua doblemente desionizada (Tipo II ASTM D1193).

130
 55.5 ml HNO3 16.0 M (concentrado) grado espectrográfico.
 167.5 ml de HCL 12.3 M (concentrado) grado espectrográfico.

2. Dejar enfriar la muestra y aforar hasta 1 l con agua doblemente desionizada.


El HNO3 3M para uso en espectroscopia de absorción atómica de horno de
grafito (GFAA) se prepara de la siguiente forma:

1. En un matraz volumétrico, se combinan (en ese orden) 500 ml de


agua tipo II de ASTM 1193 y 192 ml de HNO 3 concentrado grado
espectrográfico.

2. Cuidadosamente, en afora a 1 It la mezcla anterior y se espera a que


se enfríe.

d) Preparación de los estándares [94].

Comercialmente se consiguen soluciones stock conteniendo de 100 a


1000 g de metal por mililitro; o bien, pueden prepararse las cantidades de metal
o una sal apropiada perfectamente bien pesadas. Estas se disuelven y acidifican
con el fin de prevenir hidrólisis o adsorción en las paredes del contenedor,
diluyendo a un volumen conocido. Las soluciones para calibración se hacen con
estas soluciones de stock, añadiendo compuestos para control de interferencias
acidificándolas y diluyendo.

Todos los contenedores de vidrio deben ser Pyrex de vidrio de


borosilicato y deben de lavarse con ácido. Las botellas de plástico son
adecuadas para almacenamiento, pero las soluciones en el rango de pocos
microgramos por mililitro no deben de almacenarse por tiempos mayores de
unos cuantos días.

El método tradicional para realizar un análisis utiliza una curva de


calibración graficada con tres o cuatro estándares. Concentraciones en el
intervalo de 20 a 200 veces la concentración característica producen de 0.1 a
1.0 unidades de absorbancia, el cual es el intervalo de mayor precisión. Antes y
después de correr las muestras problema, se deben analizar los estándares,
haciendo mediciones de replicados y promediando los resultados. Los valores
obtenidos de los estándares sirven para construir la gráfica de concentración o
curva de calibración. De esta gráfica, por interpolación, se obtienen las
concentraciones de las muestras desconocidas.

e) Digestión.

1. Usando guantes de vinilo o fórceps de plástico, colocar los rollos de filtro


de 1”X8” hasta el fondo de la vasija etiquetada para centrífuga.

131
2. Usando un dispensador automático calibrado o pipetas de vidrio (Clase A,
de borosilicato), añadir 10 ml de ácido de extracción para análisis en
Plasma Inductivamente Acoplado (ICP) o 10 ml de HNO3 3M a la vasija de
teflón (ver Figura No. 27), cuidando de que el ácido cubra completamente
al filtro. La secuencia de adición del ácido puede ser inversa (primero el
ácido y después el filtro) sin afectar el resultado. Colocar la cubeta de
teflón en una vasija PFA, junto con 31 ml de agua desionizada. Continuar
este proceso para el total de las 12 o más muestras, para así maximizar
la capacidad del microondas

Figura No. 27. Vasija de teflón para digestión ácida asistida por microondas.

3. Colocar las tapas de las vasijas PFA con las válvulas liberadoras de
presión, usando un torque constantemente de 12 lb-ft. Pesar la vasija
tapada hasta una precisión de 0.01 g. Colocar las vasijas en el carrusel
del microondas y conectar cada vasija con muestra a las cubetas usando
tubos de conexión de teflón PFA (ver Figura No. 28).

4. Irradiar las muestras a 486 Watts (potencia de salida) por 23 minutos


basándose en la calibración anteriormente descrita). Si se digieren menos
de 12 muestras, ajustar el sistema de microondas para reducir la potencia
según sea el lote (generalmente, cada vasija representa el 5% de la
potencia). De esta forma, se realiza una reducción del 30% en watts para
la digestión de 6 muestras (aunque esa reducción puede variar en
distintas unidades de microondas.

132
Figura No. 28. Vasija de digestión.

5. Al final del programa del microondas, permitir que la presión se disipe


(ventilar con precaución) y remover el carrusel. Dejar enfriar en el grifo de
agua por 10 minutos. De destapan las vasijas, se remueven los tubos de
centrifugación y se tira el agua de las vasijas PFA.

6. Utilizando un dispensador automático o pipeta de vidrio Clase A, añadir 10 ml


de agua desionizada y destilada a cada tubo de centrifugación. Tapando
bien, se mezcla el contenido mediante agitación y se saca el volumen de 15
ml de muestra utilizando una jeringuilla de nylon o teflón y un filtro acrodisc.

7. Colocar los 15 ml de muestra en un frasco de centrifugación estéril (ver


Figura No 29. y 30). La muestra se encuentra lista para análisis químico.

Figura 29. Frasco de centrifugación estéril.

133
Figura No. 30. Sistema de digestión ácida asistida por horno de microondas.

3.4.2. Análisis químico por ICP [95].

3.4.2.1. Descripción del instrumento.

El sistema analítico es un espectrómetro de emisión atómica por plasma


inductivamente acoplado.

El plasma es producido por un generador de radio-frecuencia. La forma


común del generador es alimentada por una bobina colocada alrededor de un
tubo de cuarzo a través del cual pasa el flujo de argón. El flujo oscilatorio normal
en la bobina produce un campo magnético oscilante con las líneas de fuerza
alienadas axialmente a través de las formaciones de plasma interiores. Los
iones en el gas tienden a fluir en una ruta a través de unas líneas de fuerza del
campo magnético oscilatorio y la resistencia a su flujo produce calor.

Para prevenir la fusión del tubo de sílice, se introduce tangencialmente


un flujo de argón en el tubo, el cual centra el plasma a través de las paredes del
tubo.

El plasma se forma como una dona o toroide, y la muestra se introduce


como un aerosol a través de la mitad del toroide.

La parte más caliente del plasma esta en el anillo alrededor del centro
del toroide, el cual alcanza temperaturas de cerca de 10000 K. A través del
campo del toroide, donde se introduce la muestra, la temperatura es un poco
menor y la muestra se sujeta a temperatura de cerca de 7000 K.

134
3.4.2.2. Análisis de la muestra.

La base de este método es la medición de la emisión atómica por la


técnica de espectroscopia óptica.

Las muestras se nebulizan y el aerosol así producido es transportado a


la antorcha de plasma cuando ocurre la excitación. Las líneas espectrales
atómicas características son producidas por radiofrecuencia ICP. El espectro es
dispensado por un espectrofotómetro de rejilla y las intensidades de las líneas
son monitoreadas por tubos fotomultiplicadores.

Se requiere una técnica de corrección de fondo para compensar la


contribución variable del fondo para la determinación de elementos traza.

El fondo debe ser medido adyacentemente a las líneas del analito en las
muestras durante los análisis.

3.4.2.3. Definiciones.

 Corrección de fondo: Remoción de una señal de fondo alta o variable,


usando solo la altura del pico de intensidad para los cálculos de
concentración. Los instrumentos miden el fondo en uno o más puntos
ligeramente alejados de la longitud de onda de emisión y sustraen su
intensidad de la intensidad total medida y la longitud de onda analítica.
 Canales: ICP’s simultáneos tienen un arreglo de tubos
fotomultiplicadores posicionados para ver y arreglar un set de elementos
(longitudes de onda); cada longitud de onda es un canal, las cuales
varían por instrumentos.
 Límites de detección: Determinadas por calibración del ICP, establecen
la desviación estándar de concentraciones aparentes medidas en agua
pura. El resultado () es multiplicado por un factor entre 2 y 10
(generalmente 3) para definir limites de detección. Las matrices de
muestras complejas resultan con un ruido de fondo mayor que el agua
pura, por el que los límites de detección varían considerablemente con
el tipo de muestra. EPA requiere un límite de detección del instrumento
(IDL) para medir en un estándar cuya concentración es cercana a tres
veces el límite de detección esperado.
 Detectores: Tubos fotomultiplicadores (PMT’S).
 Arreglos ópticos: Es el elemento crucial en el diseño óptico. Se las
rejillas se mueven durante las mediciones, la incertidumbre en los
resultados es inevitable.
 Rejillas: El elemento óptico que dispersa la luz.
 Tiempo de integración: La longitud fr tiempo de la señal en la cual los
PMT se integran de una medición de intensidad. Las mediciones más
precisas son tomadas de la intensidad del pico.

135
 Interferencia interelemental: Cuando las líneas de emisión de dos
elementos se traslapan en la rejilla de salida, la luz medida por PMT no
es mayor a la medición simple de la concentración de un elemento. El
segundo elemento interfiere con la medición del primero a su longitud de
onda. Si las líneas libres de interferencia no pueden ser encontradas, la
concentración aproximada del elementos y del interferente (corrección
interelemental).
 Rango lineal dinámico (LDR): La intensidad de la luz en una fuente ICP
varía linealmente con la concentración de átomos sobre más de 6
órdenes de magnitud (LDR). Esta variación permite la determinación de
trazas y elementos significativos en una sola muestra, su dilución.
Algunos estándares de calibración se necesitan.
 Limite de cuantificación: El menor nivel al cual se pueden hacer
mediciones. Definida como 10 veces la de la medición hecha en el
blanco (agua pura), la cual es 3.3 veces 3 limite de detección.
 Monocromador: El espectrofotómetro diseñados para ICO secuencial.
 Policromador: El espectrofotómetro diseñado para ICO simultaneo.

3.4.2.4. Interferencias

1. Interferencias espectrales.

Resultan cuando soluciones puras de un elemento producen una salida


finita en canales asignados a otros elementos.

Concentración real = (Concentración aparente) – (Factor de corrección)


Concentración del elemento afectado

2. –Interferencias matriciales.

Dependen de los tipos y cantidades de ácido usadas. Las líneas de


emisión elementales pueden ser aumentadas o disminuidas.
Este tipo de interferencias pueden ser eliminadas con estándar y
muestras cuidadosamente preparadas.

3.4.2.5. Parámetros de operación del ICP.

 Energía del plasma: 1.1 KW de control automático atrasado, con 11 W


de reflexión (lo mínimo posible).
 Flujo de argón refrigerante: 18 l/min de una fuente de argón líquido.
 Flujo de argón nebulizador: 16 psi (aproximadamente 700 ml/min).
 Toma de muestra: 1.85 ml/min en promedio.
 Zona de observación: Centrada 16 mm cerca de la bobina.
 Tiempo previo al flujo de la muestra: 45 seg., 1 seg. antes del quemado.

136
 Exposición: 10 seg.
 Agua post flujo: 10 seg. Antes de proceder a la siguiente muestra.
 Rejillas: 25 m de rejilla de entrada; 75 m la de salida.
 Voltaje del tubo fotomultiplicador: 900 V

3.4.2.6. Preparaciones instrumentales.

Curvas de calibración de linealidad: Se considera que los ICP tienen una


respuesta lineal bajo ciertos rangos de concentración; sin embargo, debe
investigarse la linealidad de elementos de concentraciones mayores a 25 mg/L.
Algunos ejemplos son:

1. Ca: Su respuesta es lineal hasta 40 mg/L


2. Cr: Satura la electrónica a 50 mg/L
3. Cu: Satura la electrónica a 40 mg/L
4. Fe: Satura la electrónica a 230 mg/L
5. Mg: Su respuesta es curvilínea hasta 40 mg/L; empieza a ser inservible.
6. Na: Su respuesta es curvilínea hasta 80 mg/L; empieza a ser inservible.

3.4.2.7. Procesamiento de datos.

 Volumen muestreado, corregido a condiciones de referencia EPA:

Vstd = Vs (Tstd/Tm)(Pbar/Pstd)

Tstd = 298 K
Pstd = 760 mm Hg

 Concentración del metal en muestras de aire:

C = (mgmetal/ml)(40ml/strip)(9)-(Fm/Vstd)

Fm = Concentración promedio en filtros blancos (Mg)


Strip = Total del volumen de muestra

(40 ml/strip) = Área utilizable del filtro (20 x 23 cm o 8” x 9”)


Área expuesta por trozo (2.5 x 20 cm o 1” x 8”)

137
4. RESULTADOS Y DISCUSION.

4.1. Monitoreo.

Alto volumen (PM10).

Durante la primera etapa del muestreo se utilizaron equipos de alto


volumen con cabezales para captura de PM10, sin diferenciación de tamaños,
obteniéndose los siguientes resultados en las diversas zonas en las que se
agruparon los puntos de muestreo:

No. de filtro Fecha Concentración Concentración


g/m3 (g/m3 tpn)
1 10/septiembre/1999 34.3 28.2
2 11/septiembre/1999 23.8 19.9
3 15/septiembre/1999 86.9 72.1
4 24/septiembre/1999 47.8 39.6
5 30/septiembre/1999 83.5 71.2
6 1/octubre/1999 125.3 106.7
7 2/octubre/1999 129.8 110.6
8 6/octubre/1999 87.5 73.1
9 7/octubre/1999 89.5 73.8
10 8/octubre/1999 65.8 54.9
11 11/octubre/1999 92.8 77.0
12 12/octubre/1999 87.2 72.3
13 13/octubre/1999 116.0 96.0
14 14/octubre/1999 102.8 85.3
15 15/octubre/1999 108.6 90.71
16 17/octubre/1999 30.7 25.8
17 18/octubre/1999 40.1 34.0
18 19/octubre/1999 65.0 55.4
19 20/octubre/1999 170.1 145.0
20 21/octubre/1999 97.2 82.3
PROMEDIO 70.7
Tabla No. 18. Resultados obtenidos en la Zona 5, filtros para PM10.

No. de filtro Fecha Concentración Concentración


g/m3 (g/m3 tpn)
21 1/diciembre/1999 50.5 43.0
22 2/diciembre/1999 115.0 97.3
23 7/diciembre/1999 57.7 49.9
24 8/diciembre/1999 95.6 83.2

138
PROMEDIO 68.4
Tabla No. 19. Resultados obtenidos en la Zona 1, filtros para PM10.

No. de filtro Fecha Concentración Concentración


g/m3 (g/m3 tpn)
25 3/febrero/2000 24.8 21.5
26 4/febrero/2000 27.6 23.7
27 5/febrero/2000 36.6 31.4
28 6/febrero/2000 34.5 28.9
29 7/febrero/2000 32.8 27.9
30 14/febrero/2000 12.5 10.7
31 15/febrero/2000 38.9 33.6
32 16/febrero/2000 23.5 20.1
33 17/febrero/2000 14.7 12.7
34 18/febrero/2000 21.3 18.1
35 19/febrero/2000 32.8 27.9
36 20/febrero/2000 22.5 19.2
37 21/febrero/2000 20.6 17.5
38 22/febrero/2000 26.7 22.7
39 23/febrero/2000 35.0 29.8
40 24/febrero/2000 17.3 14.7
PROMEDIO 22.6
Tabla No. 20. Resultados obtenidos en la Zona 2, filtros para PM10.

No. de filtro Fecha Concentración Concentración


g/m3 (g/m3 tpn)
41 29/febrero/2000 63.6 53.8
42 11/julio/2000 36.5 30.5
PROMEDIO 42.2
Tabla No. 21. Resultados Obtenidos en la Zona 4, filtros para PM10.

Impactor de cascada.

Durante la segunda etapa del monitoreo, se utilizó un equipo de impactor


de cascada acoplado al muestreador de alto volumen, con el objetivo de obtener
una diferenciación de tamaños en el rango de cero a 10 m. Los resultados se
muestran en las tablas 22,23 y 24.

No. de Fecha No de filtro Concentración Concentración


filtro Del Mg /m3 (g /m3 tpn)
impactor

139
1 3/diciembre/1999 33.4 28.8

1 5.4 4.7
2 6.6 5.7
3 10.0 8.6
4 29.2 25.2
5 24.0 20.7
2 9/diciembre/1999 36.7 31.5

1 4.6 14.5
2 16.9 0.4
3 0.5 26.4
4 30.8 0.5
5 0.6 29.3
3 10/diciembre/1999 34.3 29.3

1 8.9 7.6
2 10.1 8.6
3 10.1 8.6
4 34.0 28.9
5 29.1 24.8
4 13/diciembre/1999 15.4 13.3

1 6.2 5.3
2 4.3 3.7
3 11.0 9.5
4 14.1 12.3
5 4.4 3.8
5 15/diciembre/1999 19.5 17.0

1 4.6 4.0
2 6.3 5.5
3 7.6 6.6
4 17.1 14.8
5 9.5 8.2
6 16/diciembre/1999 8.2 7.1

1 9.6 8.4
2 12.6 11.0
3 38.4 33.4
4 25.2 21.9
5 33.1 28.8
Tabla No. 22. Resultados obtenidos en la Zona 1, filtros impactores.

140
No. de Fecha No de filtro Concentración Concentración
filtro del g/ m3 (g /m3 tpn)
Impactador
7 21/enero/2000 21.0 18.0

1 3.0 3.0
2 3.1 3.1
3 2.7 2.7
4 7.8 7.8
5 6.6 5.6
8 22/enero/2000 28.5 24.3

1 7.2 16.5
2 3.7 7.9
3 8.8 4.2
4 0.0 3.3
5 9.1 8.0
9 23/enero/2000 19.2 3.4

1 9.2 7.9
2 4.9 4.2
3 3.8 3.3
4 9.3 8.0
5 4.0 3.4
10 24/enero/2000 26.6 22.7

1 4.3 3.6
2 1.5 1.3
3 3.0 2.5
4 7.9 6.7
5 10.3 8.7
11 25/enero/2000 30.0 25.5

1 3.8 3.3
2 2.0 1.7
3 7.6 6.5
4 11.3 9.6
5 10.4 8.8
12 26/enero/2000 31.5 26.9

1 4.2 3.6
2 2.4 2.0
3 3.0 2.5
4 5.4 4.6
5 7.8 6.6
141
13 29/enero/2000 19.3 16.7

1 10.9 9.4
2 8.3 7.1
3 7.7 6.6
4 13.2 13.1
5 10.0 8.7
14 30/enero/2000 21.6 18.7

1 6.4 5.5
2 4.3 3.8
3 4.4 4.2
4 15.2 13.1
5 10.0 8.7
15 1/febrero/2000 17.1 14.8

1 3.0 2.6
2 3.3 2.8
3 3.1 2.6
4 6.8 5.9
5 5.7 4.9
Tabla No. 23. Resultados obtenidos en la Zona 2, filtros impactores.

No. de Fecha No de filtro del Concentración Concentración


filtro Impactador g/m3 (g / m3 tpn)
16 25/abril/2000 25.9 21.9
1 3.6 3.0
2 3.5 3.0
3 4.3 3.6
4 8.1 6.9
5 0.6 0.5
17 26/abril/2000 34.6 29.3
1 4.2 3.6
2 - -
3 3.2 2.7
4 6.4 5.4
5 1.2 1.0
18 27/abril/2000 39.2 32.7

1 3.0 2.5
2 4.6 3.9
3 3.5 2.9
4 9.0 7.5
5 6.2 5.2
142
19 27/abril/2000 54.5 45.5

1 12.3 10.2
2 2.9 2.4
3 2.9 2.4
4 2.3 1.9
5 7.6 6.3
20 29/abril/2000 27.1 22.6

1 5.9 4.9
2 1.2 1.0
3 1.2 1.0
4 8.3 6.9
5 1.5 1.2
21 30/abril/2000 17.5 14.6

1 3.0 2.5
2 1.3 1.1
3 1.4 1.2
4 0.8 0.6
5 0.8 0.6
22 1/mayo/2000 34.7 29.0

1 5.0 4.2
2 4.5 3.7
3 3.6 3.0
4 4.7 3.9
5 4.1 3.4
23 2/mayo/2000 40.8 34.1

1 5.7 4.8
2 3.1 2.6
3 4.0 3.3
4 9.3 7.8
5 4.4 3.7
24 4/mayo/2000 14.4 12.2

1 3.0 2.5
2 2.0 1.7
3 4.2 3.5
4 6.1 5.2
5 3.4 2.9
25 5/mayo/2000 14.6 12.4

1 3.5 2.9
2 4.7 4.0
143
3 2.9 2.4
4 6.5 5.5
5 3.9 3.3
26 6/mayo/2000 14.6 12.4

1 3.4 2.9
2 3.0 2.6
3 3.2 2.7
4 5.9 5.0
5 1.9 1.6
27 14/mayo/2000 15.8 13.2

1 2.7 2.2
2 2.9 2.5
3 3.0 2.5
4 8.2 6.9
5 4.5 3.7
28 15/mayo/2000 12.4 10.4

1 2.9 2.4
2 3.0 2.5
3 3.3 2.7
4 7.1 5.9
5 4.0 3.3
29 19/mayo/2000 9.5 7.9

1 2.0 1.0
2 10.8 9.0
3 2.4 2.0
4 13.8 11.5
5 3.8 3.2
Tabla No. 24. Resultados obtenidos en la Zona 3, filtros impactores.

4.2. Discusión.

4.2.1. Concentraciones de PM10.

La concentración de PM10 de cada muestreo usando el método estándar


de monitoreo de PM10 se muestra en la Figura No. 31, mientras que las
concentraciones obtenidas sumando la masa de todos los impactores de un
mismo set se muestran en la Figura No. 32. La concentración promedio obtenida
con el método estándar de monitoreo de PM10 en las zonas 2 y 4, que son
urbanas, es menor que en las zonas 1 y 5, que son semi-urbanas. Las zonas 1 y
2 se monitorearon tanto con filtros PM10 como impactores. La concentración
obtenida mediante los impactores es mayor que la obtenida con el método PM10

144
estándar. Estos resultados deben considerarse con reserva ya que los periodos
de muestreo no fueron simultáneos y no se muestreó durante todo el año en un
mismo sitio. Los límites máximos permisibles, según la norma NOM-025-SSA1-
1993 para PM10 es de 150 g/m3 en una media aritmética anual.

Figura No. 31. Gráfica de la concentración de PM10 en la ciudad de


Chihuahua durante el periodo de muestreo.

Figura No. 32. Gráfica de la concentración de PM10 en la ciudad de


Chihuahua obtenida mediante impactores de cascada.

En la Figura No. 33 se grafican las concentraciones de los elementos


considerados en la sección 4.1.1. Como puede observarse, el fierro, el aluminio,
el bario y el zinc tienen las mayores concentraciones; todos son elementos
encontrados abundantemente en los suelos comunes. Cabe aclarar que estos

145
elementos se han reportado como principales impurezas en los filtros, de forma
que parte de la concentración obtenida para estos elementos pudiera provenir
de los filtros. Sin embargo, el análisis de los filtros blancos por ICP no mostró
concentraciones de estos elementos.

Figura No. 33. Promedio de todos los sitios muestreados de la concentración de


elementos en PM10.

Cabe señalar que las concentraciones de los elementos traza más tóxicos caen
dentro del rango encontrado en la literatura para áreas urbanas (Schroeder y

146
colaboradores, 1987): el Arsénico tiene valor promedio de 6.3 ng/m3, mientras
que el rango reportado va de 2 a 2320 ng/m 3; el Plomo promedia 50.7 ng/m3 (30-
96270 ng/m3); 53.5 ng/m3 el Cromo (0.2-7000 ng/m3); 7.4 ng/m3 el Níquel (1-328
ng/m3); 9.9 ng/m3 el Cadmio (0.2-7000 ng/m3) y 2.4 ng/m3 el Cobalto (0.2-83
ng/m3). De hecho, los valores promedio obtenidos en la ciudad de Chihuahua se
ubican principalmente hacia el extremo menor reportado.

4.2.2. Concentración de los impactores de cascada.

La distribución de tamaño en cada zona se obtuvo promediando las


fracciones masa de todos los puntos muestreados en la zona para cada punto
de corte. Esto se hizo con el fin de identificar las tendencias de distribución de
los tamaños en cada partícula con respecto a los diámetros de las mismas.
Dichas tendencias pueden observarse en las Figuras 34, 35 y 36.

Figura No. 34. Distribución de las fracciones másicas de las partículas en base
a los diferentes tipos de corte para la Zona 1. (Nombre de Dios).

Figura No. 35. Distribución de las fracciones másicas de las partículas en base
a los diferentes tipos de corte para la Zona 2 (Ortiz Mena y Politécnico Nacional).

147
Figura No. 36. Distribución de las fracciones másicas de las partículas en base
a los diferentes tipos de corte para la Zona 3 (Empresa privada, Av. Zarco).

Como podemos observar, en la Zona 1 aparece una tendencia bimodal,


localizada en el tipo de corte correspondiente a <0.49 m y en el de 7.2-10 m.
Las zonas 2 y 3 representan una tendencia similar, aunque la segunda moda no
es tan pronunciada como en el primer grupo. Este patrón es similar al reportado
por Espinoza et al (2001) para la ciudad de Sevilla, España [80].

Las gráficas anteriores muestran que aproximadamente el 30% de la


fracción másica de todas las partículas muestreadas corresponde a un tamaño
igual o menor a 0.49 m. Este tipo de partículas tienen una penetración en el
sistema respiratorio que alcanza el nivel alveolar y tienden a acumularse,
alcanzando niveles crónicos [72, 73]. Como se podrá ver más adelante, en este
punto de corte se tienen las mayores concentraciones de elementos traza
(Sección 4.2.3).

Las menores concentraciones de partículas fueron encontradas en el


rango de 0.49-1.5 m. Esto se debe principalmente a que las partículas más
finas tienden a aglomerarse para formar partículas mayores a 5 m [9]. Es
interesante el hecho de que ciudades tan distantes y tan diferentes geográfica y
meteorológicamente hablando como Chihuahua, México y Sevilla, España,
tengan patrones tan semejantes en cuanto a la distribución másica de las
partículas. Otras ciudades como Helsinki, Finlandia [97] y Leeds, Inglaterra [98]
presentan también distribuciones similares.

4.2.3. Análisis de ICP.

Los resultados obtenidos por el análisis de ICP se muestran en el Anexo


No. 1, en mg/l (ppm).

148
Concentraciones Elementales por Rangos de Tamaños (Puntos de Corte).

En la Figura No. 38 se muestran las gráficas de concentración de cada


elemento en las tres zonas que se realizaron los muestreos con recolección
diferenciada de PM10, usando los impactores de cascada. En esta figura se
puede observar que la fracción másica de casi todos los elementos de concentra
en el punto de Corte No. 1, en congruencia con la fracción másica de partículas
(ver Figuras No. 35, 36 y 37).

También se observa el enriquecimiento de la mayoría de los elementos


analizados (V, Cr, Cd, Cu, Pb, Fe, Be, Li, Co y Ni) en el punto de corte No. 5, de
manera mas clara, en la Zona 2, que es la que reporta menor concentración.
Esta zona es la de mayor influencia de tráfico vehicular, lo que explicaría la
presencia de algunos de los elementos mencionados. Este enriquecimiento en
los puntos de corte de mayor rango de tamaño han sido reportados en otros
trabajos [80, 84, 85].

En todos los otros puntos de corte, el promedio de la fracción másica


determinada en menor a 0.1. La distribución de elementos en partículas es muy
uniforme en los diferentes puntos de corte, lo que indica que no existe una
influencia clara de enriquecimiento de algún elemento en un rango de tamaño
particular de estos puntos de corte.

Otro punto importante observado en esta figura es la ausencia de


aluminio en las Zonas 1 y 2 y del fierro en la Zona 3, aspecto extraño ya que
ambos elementos son comunes en la tierra. Las fracciones másicas en el punto
de corte No. 1 tienen valores de 0.5 o más para los elementos V, Cr, Ba, Cd, Cu,
Sb, Pb, Be, Co y Ni. Estos valores son aproximadamente 5 veces más altos que
los determinados en los otros cortes (excepto en el corte No. 5 de la Zona 2).

149
150
Figura No. 37. Distribución de las fracciones másicas de cada elemento
con respecto a los puntos de corte de las partículas en las tres zonas de
medición con impactor de cascada.

4.2.4. Correlación entre elementos.

Se obtuvieron matrices de correlación entre elementos para cada zona,


tanto los filtros PM10 como para cada punto de corte de los impactores. Debido
a la variabilidad intrínseca de los datos obtenidos (ocasionada por factores tan
diversos como la meteorología, las actividades humanas, etc.) se consideró que
existe una correlación entre pares de elementos si el coeficiente de correlación
(r2) es mayor o igual a 0.8.
Con el fin de simplificar estos resultados, se contabilizó el número de
ocurrencias de r2≥0.8 para cada par de elementos. Los resultados se muestran
en la Figura No. 39

151
Figura No. 38. Gráficas de frecuencias de aparición de pares elementales cuyo
coeficiente de correlación es mayor a 0.8.

Como puede observarse en la Figura 39 a, los pares elementales con


mayor frecuencia de aparición son el Bario-Aluminio, el Selenio-Talio, Cromo-
Cobre y Aluminio-Fierro. El primer y cuarto casos pueden explicarse por el
hecho de ser estos elementos presentes en grandes cantidades y de manera
natural en el suelo [26]. Además, otra fuente posible, como se mencionó en
párrafos anteriores, es el filtro mismo. Los casos de Selenio-Talio y Cromo-
Cobre son interesantes, ya que son cuatro metales encontrados como trazas en
los análisis químicos elementales reportados en otros trabajos [26], además que
son elementos emitidos en procesos de combustión [101, 102]. El Plomo tiene
también importantes correlaciones con el Níquel y el Arsénico, además del Talio,
lo cual da pie para inferir que, si esta tendencia es mantenida en otros lugares,
el riesgo a la salud por Plomo es acompañado por otros riesgos debidos a esos
elementos tóxicos de manera importante, (el Arsénico, entre otros elementos
traza, es señalado como causante de diversos carcinomas en el sistema
respiratorio si es acumulado de manera crónica [9]

152
5. CONCLUSIONES.

1. Las partículas menores a 0.49 m representan aproximadamente el 50% de


la masa total del material particulado suspendido en el aire de la ciudad de
Chihuahua, lo cual concuerda con los reportes de ciudades tales como
Sevilla, Helsinki, Leeds y Londres, lo que nos lleva a pensar que este es un
patrón generalizado para áreas urbanas.

2. La atmósfera de la ciudad de Chihuahua presenta niveles de PM10 que ya


rebasan, aunque muy ligeramente, los límites máximos permisibles para aire
ambiente establecidos en la NOM-025-SSA1-1993 (50 g/m3 como media
aritmética anual), con la consiguiente baja de la calidad de vida de la
población del área.

3. Las partículas finas (<0.49 m) concentraron tanto la mayor proporción de la


fracción másica como la mayor concentración de elementos tóxicos. Debido
a que estas partículas tienen tiempos de residencia prolongados en la
atmósfera, es de esperarse que importantes concentraciones de metales
pesados se encuentren en la atmósfera de la ciudad en todo momento,
pudiendo influir en padecimientos crónicos del sistema respiratorio del ser
humano.

4. Existe una correlación entre el tamaño de partícula y la concentración de


metales traza para los tamaños, 0.49 m, ya que en este caso la
concentración es mayor que en los demás puntos de corte, y casi constante
para los tamaños mayores de 0.49 m.

5. En la zona 5 se observaron las mayores concentraciones de PM10 de todas


las demás zonas. Esto es explicable pues dicha zona tiene todavía una baja
densidad poblacional con respecto a las dimensiones de su área, existiendo
gran cantidad de lotes baldíos y calles sin pavimentar, lo que permite una
mayor erosión del suelo y mayores velocidades de vientos, ambiente propicio
para la resuspensión del material particulado.

6. Las menores concentraciones de PM10 se obtuvieron en la Zona 2, la cual


es un cruce de calles sumamente transitorio, por lo que está completamente
pavimentado y por lo tanto desalienta la resuspensión de las partículas a la
atmósfera. La mayor parte de la materia particulada proviene de fuentes
antropogénicas (residuos de la combustión, fundamentalmente).

7. La Zona 5 presenta concentraciones de metales traza muy superiores a los


valores apreciados en los otros puntos muestreados en la ciudad de
Chihuahua. Esto de debe a las actividades antropogénicas de beneficio y
procesamiento de minerales llevadas a cabo durante décadas en esa región.

153
8. Las mayores concentraciones de metales traza se localizan en la materia
particulada cuyo punto de corte no excede a los 0.49 m, por lo que se infiere
que su origen es antropogénico (combustión). Sin embargo, en general,
todos los elementos analizados se encontraron en todos los tamaños de
partícula.

154
6. REFERENCIAS.

[1] VanLoon, Gary W.; Duffy, Stephen J. (2000); Environmental Chemistry, a


global perspective; Oxford University Press; New York, 115-118.

[2] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I, Cap. 4, 1-5.

[3] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I, Cap. 4, 1-5.

[4] Nevers, Noel de (1997); Ingeniería de control de la contaminación del aire;


Edit. McGraw-Hill; México, D.F. 183-212,.

[5] John, W., Wall, S., Ondo, J., Winklmayr, W., (1990). Modes in the Size
Distributions of Atmospheric Inorganic Aerosol. Atmospheric Environmet; 9,
2349-2359.

[6] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I, Cap. 2, 18-19.

[7] Nevers, Noel de (1997); Ingeniería de control de la contaminación del aire;


Cap. 8, Edit. McGraw-Hill; México, D.F., 183-212.

[8] US EPA’s Nacional Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 3, 7-9.

[9] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 3, 4-7.

[10] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 3, 22-25.

[11] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 3, 25-32.

[12] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 3, 32-37.

[13] U.S Environmental Protection Agency (1998), Compilation of Air Pollutant


Emission Factors, AP-42, U.S Environmental Protection Agency, Research
Triangle Park, NC.

[14] Kinsey, John S., Cowherd Jr., Chatten; Fugitive Emisions, (compilación de
trabajos).

155
[15] McCabe, Warren L.; Smith, Julian C.; Harriott, Peter (1996); Operaciones
básicas de ingeniería química; Edit. McGraw-Hill; México, D.F., 48.

[16] Nevers, Noel de (1997); Ingeniería de control de la contaminación del aire;


Cap. 8, Edit. McGraw-Hill; México, D.F., 183-212.

[17] Wagner, Travis (1996), Contaminación, causas y efectos; Edit. Gernika;


México, D.F., 138-141.

[18] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 3, 18.

[19] Harrinson, R., Jones, M. (1995). The Chemical Composition of Airborne


Particles in the UK Atmosphere. The Science of the Total Environment; 168, 195-
214.

[20] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 3, 16-17.

[21] Turpin, B Saxena, P., Alen, G., Koutrakis, P., McMurry, P., Hildemann, L.
(1997). Characterization of the Southwestern Desert Aerosol, Meadview, AZ.
Journal of Air & Waste Manage Association. 47, 344-356.

[22] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 3, 41-64.

[23] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 64-69.

[24] Rogge, W., Mazurek, M., Hildemann, L., Cass, G., (1993). Quantification of
Urban Organic Aerosols at a Molecular Level: Identification, Abundance and
Seasonal Variation. Atmospheric Environment; 27A, 1309-1330.

[25] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 70-89.

[26] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 89-95.

[27] Lyons, J., Venkataraman, Ch., Hafner, H., Friedlander, S., (1993). Size
Distributions of Trace Metals in the Los Angeles Atmosphere. Atmospheric
Environment; 27B, 237-249.

[28] Lee, D., Garland, J., Fox, A. (1994). Atmospheric Concentrations of Trace
Elements in Urban Areas of the United Kingdom. Atmospheric Environmet; 28,
2691-2713.

156
[29] Chan, Y., Simpson, R., Mctainsh, G., Vowles, P., Cohen, D., Bailey, G.
(1999). Source Apportionment of PM2.5 and PM10 aerosols in Brisbane (Australia)
by Receptor Modelling. Atmospheric Environment; 33, 3251-3268.

[30] Kinsey, John S.; Cowherd Jr., Chatten; Fugitive Emisions, (Compilación de
trabajos).

[31] Gillies, J., Watson, J, J., Rogers, C., DuBois, D., Chow, J., Langston, R.,
Sweet, J., (1999). Long-Term Efficiences of Dust Suppressants to Reduce PM10
Emissions from Unpaved Roads. Journal of Air & Waste Management
Association; 49, 3-16.

[32] Nicholson, K., (1988). A Review of Particle Resuspension. Atmospheric


Environment; 22, 2639-2651.

[33] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 5, 14-19.

[34] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 5, 19-29.

[35] Darlington, T., Kahlbaum, D., Heuss, J., Wolff, G., (1997). Analysis of PM10
trends un the United States from 1988 through 1965. Journal of Air & Waste
Management Association; 47, 1070-1078.

[36] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 5, 25-27.

[37] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 5, 27-29.

[38] Gobierno del Estado de Jalisco (1999); Índice Metropolitano de la Calidad


del Aire; Ediciones del Gobierno de Estado de Jalisco.

[39] Instituto Nacional de Ecología (1997); Calidad del aire en las principales
ciudades mexicanas; Ediciones INE, 1-22.

[40] Gobierno del Estado de Chihuahua; Secretaría del Medio Ambiente,


Recursos Naturales y Pesca; Gobierno Municipal de Juárez; Programa de
Gestión de la Calidad del Aire de Cd. Juárez 1998-2002; 33-64.

[41] VanLoon, G., Duffy, S., (2000). Environmental Chemistry, a Global


Perspective; Oxford Press. 138-141.

157
[42] NOM-025-SSA1-1993; Salud ambiental. Criterio para evaluar la calidad del
aire ambiente con respecto a partículas menores de 10 micras (PM 10). Valor
permisible para la concentración de partículas menores de 10 micras (PM 10) en
el aire ambiente como medida de protección a la salud de la población;
publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de agosto de 1994
(vigente).

[43] NOM-025-SSA1-1993; Salud ambiental. Criterio para evaluar la calidad del


aire ambiente con respecto a partículas suspendidas totales (PST). Valor
permisible para la concentración de partículas suspendidas totales (PST) en el
aire ambiente como medida de protección a la salud de la población; publicada
en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de agosto de 1994 (Vigente).

[44] 40 CFR 50 Appendix B, Referente Method for the Determination of


Suspended Matter in the Atmosphere (High Volume Method); Code of Federal
Regulations (E.U.A).

[45] NOM-025-SSA1-1993; Salud ambiental. Criterio para evaluar la calidad del


aire ambiente con respecto a partículas menores de 10 micras (PM 10). Valor
permisible para la concentración de partículas menores de 10 micras (PM 10) en
el aire ambiente como medida de protección a la salud de la población;
publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de agosto de 1994
(Vigente).

[46] NOM-025-SSA1-1993; Salud ambiental. Criterio para evaluar la calidad del


aire ambiente con respecto a partículas suspendidas totales (PST). Valor
permisible para la concentración de partículas suspendidas totales (PST) en el
aire ambiente como medida de protección a la salud de la población; publicada
en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de agosto de 1994 (Vigente).

[47] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 44-45.

[48] Chemical Species Análisis of Filter-Collected Suspended Particulate Matter


(SPM); EPA Method 10-3.1: Selection, Preparation and Extraction of Filter
Materia (E.U.A).

[49] NOM-035-ECOL-1993; que establece los métodos de medición para


determinar la concentración de partículas suspendidas totales en el aire
ambiente y el procedimiento para la calibración de los equipos de medición;
publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de octubre de 1993
(Vigente).

[50] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 6-11.

158
[51] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air
Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 11.

[52] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 12-21.

[53] Brook, J., Dann, T., Burnett, R., (1997). The Relationship Among TSP,
PM10, PM2.5 and Inorganic Constituents of Atmospheric Particulate Matter at
Multiple Canadian Locations. Journal of Air & Waste Management Association;
47, 2-19.

[54] Keywood, M., Ayers, G., Gras, J., Gillett, R., Cohen, D. (1999). Relationships
between Size Segregated Mass Concentration Data and Ultrafine Particle
Number Concentrations in Urban Areas. Atmospheric Environment; 33, 2907-
2913.

[55] Van der Zee, S., Hoek, G., Harssema, H., Brunekreef, B. (1998).
Characterization of Particulate Air Pollution in Urban and No-Urban Areas in the
Netherlands. Atmospheric Environmet; 32, 3717-3729.

[56] Simpson, R (1990). A Stadistical Analysis of Particulate Data Sets in


Brisbane, Australia. Atmospheric Environment; 26B, 99-105.

[57] Haller, L., Claiborn, C., Larson, T., Koenig, J., Norris, G., Edgar, R. (1999).
Airborne Particulate Matter Size Distributions in an Arid Urban Area. Journal of
Air & Waste Manage Association; 49, 161-168.

[58] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 27-28.

[59] Micallef, A., Colls, J. (1998). Variation in Airborne Particulate Matter


Concentration Over the First Three Metres from Ground in a Street Canyon:
Implications for Human Exposure. Atmospheric Environment; 32, 3795-3799.

[60] Chemical Species Análisis of Filter-Collected Suspended Particulate Matter


(SPM); EPA Method 10-3.1: Selection, Preparation and Extraction of Filter
Materia (E.U.A).

[61] 40 CFR 58; Appendix A and B; Code of Federal Regulations (E.U.A).

[62] 40 CFR 50 Appendix B, Referente Method for the Determination of


Suspended Matter in the Atmosphere (High Volume Method); Code of Federal
Regulations (E.U.A).

159
[63] NOM-035-ECOL-1993; que establece los métodos de medición para
determinar la concentración de partículas suspendidas totales en el aire
ambiente y el procedimiento para la calibración de los equipos de medición;
publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de octubre de 1993
(Vigente).

[64] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 43-50.

[65] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 60-65.

[66] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 58-60.

[67] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 55-57.

[68] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 80-93.

[69] Nejedly, Z., Campbell, J., Teesdale, W., Dlouhy, J., Dann, T., Hoff, R.,
Brook, J., Wiebe, H., (1997). Inter-laboratory Comparison of Air Particulate
Monitoring Data. Journal of Air & Waste Management Association; 48, 386-397.

[70] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 4, 93-99.

[71] Harris, Daniel C. (1991); Análisis Químico Cuantitativo; Grupo Editorial


Iberoamérica, S.A.; México, D.F.; 495-599.

[72] Nevers, Noel de (1997); Ingeniería de control de la contaminación del aire;


Edit. McGraw-Hill; México, D.F. 183-212.

[73] NOM-025-SSA1-1993; Norma Mexicana, salud ambiental. Criterio para


evaluar la calidad del aire con respecto a las partículas menores a 10 micras
(PM10). Valor permisible para la concentración de partículas menores de 10
micras (PM10) en el aire ambiente, como medida de protección a la salud de la
población. (Publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de enero de
1994).

[74] Wagner, Travis; Contaminación, causas y efectos; pags. 138-141; Edit.


Gernika; México, D.F. (1996).

[75] Friedlander, S., Lippmann, M., (1994). Revising the Particulate Ambient Air
Quality Standard. Environmental Science & Technology; 28, 148-150.

160
[76] Vedal, S. (1997). Ambient Particles and Health: Lines that Divide. Journal of
Air & Waste Management Association; 47, 551-581.

[77] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 2, 28.

[78] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 2, 27-28.

[79] US EPA’s National Center for Environmental Assessment-RTP (1997); Air


Quality Criteria for Particulate Matter. Volumen I. Cap. 2, 28.

[80] Fernández, A., Ternero, M., Barragán, F., Jiménez, J. (2001). Size
Distribution of Metals in Urban Aerosols in Seville (Spain). Atmospheric
Environment; 35, 2595-2601.

[81] Allen, A., Nemitz, E., Shi, J., Harrison, R., Greenwood, J. (2001). Size
Distributions of Trace Metals in Atmospheric Aerosols in the United Kingdom.
Atmospheric Environment, 35, 4581-4591.

[82] Eleftheriadis, K., Colbeck, I. (2001). Coarse Atmospheric Aerosol: Size


Distributions of Trace Elements. Atmospheric Environment; 35, 5321-5330.

[83] Harrison, R., Jones, M. (1995). The Chemical Composition of Airborne


Particles in the UK Atmosphere. The Science of the Total Environment; 168, 195-
214.

[84] Pakkanen, T., Kerminen, V., Korhonen, C., Hillamo, R., Aarnio, P.,
Koskentalo, T., Maenhaut, W. (2001). Urban and Rural Ultrafine (PM0.1)
Particles in the Helsinki Area. Atmospheric Environment, 35, 4593-4607.

[85] Pakkanen, T., Kerminen, V., Korhonen, C., Hillamo, R., Aarnio, P.,
Koskentalo, T., Maenhaut, W. (2001). Use of Atmospheric Elemental Size
Distributions in Estimating Aerosol Sources in the Helsinki Area. Atmospheric
Environment, 35, 5537-5551.

[86] Marcazzan, G., Vaccaro, S., Valli, G., Vecchi, R. (2001). Characterization of
PM10 and Pm2.5 Particulate Matter in the Ambient Air of Milan (Italy).
Environment; 35, 4639-4650.

[87] Lyons, M., Venkataraman, Ch., Hafner, H., Friedlander, S (1992). Size
Distributions of Trace Metals in the Los Angeles Atmosphere. Atmospheric
Environment; 27B, 237-249.

161
[88] Chemical Species Análisis of Filter-Collected Suspended Particulate Matter
(SPM); EPA Method 10-3.1: Selection, Preparation and Extraction of Filter
Materia (E.U.A).

[89] 40 CFR 58; Appendix A and B; Code of Federal Regulations (E.U.A).

[90] 40 CFR 50 Appendix B, Referente Method for the Determination of


Suspended Matter in the Atmosphere (High Volume Method); Code of Federal
Regulations (E.U.A).

[91] NOM-035-ECOL-1993; que establece los métodos de medición para


determinar la concentración de partículas suspendidas totales en el aire
ambiente y el procedimiento para la calibración de los equipos de medición;
publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de octubre de 1993
(Vigente).

[92] NOM-035-ECOL-1993; que establece los métodos de medición para


determinar la concentración de partículas suspendidas totales en el aire
ambiente y el procedimiento para la calibración de los equipos de medición;
publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de octubre de 1993
(Vigente).

[93] Instruction and Operation Manual of High Volume PM10 Sampler, Graseby
Andersen (1997).

[94] GBC Instrumentación (1997). Curso de Absorción Atómica. 37-43.

[95] USEPA, Method 10-3.4. Determination of Metals in Ambient Particularte


Matter Using Inductively Coupled Plasma (ICP) Spectroscopy (1996.

[96] Centro de Investigación y Control de la Calidad, Instituto Nacional del


Consumo (Ministerio de Sanidad y Consumo, España), Microscopía Electrónica
de Barrido (2002).

[97] Pakkanen, T., Kerminen, V., Korhonen, C., Hillamo, R., Aarnio, P.,
Koskentalo, T., Maenhaut, W. (2001). Urban and Rural Ultrafine (PM0.1)
Particles in the Helsinki Area. Atmospheric Environment, 35, 4593-4607.

[98] Clarke, A.; Azadi Boogar, G.; Andrews, G. (1999). Particle Size and
Chemical Composition of Urban Aerosols. The Science of the Total Environment,
235, 15-24.

162
[99] Walsh, P.; Rahn, K.; Duce, R. (1978). Erroneous Elemental Mass-Size
Functions from a High-Volume Cascade Impactor. Atmospheric Environment, 12,
1793-1795.

[100] Barr, E.; Newton, G.; Yeh, H. (1982). Nonideal Collection Characteristics of
a Cascade Impactor with Various Collection Substrates. Environmental Science
and Technology, 16, 633-635.

[101] Sitzmann, B.; Kendall, M.; Watt, J.; Williams, I. (1999) Characterization of
Airborne Particles in London by Computer-Controlled Scanning Electron
Microscopy. The Science of the Total Environment, 241, 63-73.

[102] Raask, E. (1985). The Mode of Occurrence and Concentration of Trace


Elements in Coal. Prog. Energy Combust, 11, 97-118.

[103] Clarke, L.; Sloss, L. (1992). Trace Elements-Emissions from Coal


Combustion and Gasification. IEACR/49 Coal Research, London.

163

También podría gustarte