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PROLOGO, MITO Y LITERATURA Los cinco estudios reunides en este libro estén «elacionados entre s por una tia, ya que todos ra tan de mitor gtiegos y de su tadicién literaria. Creo que hay también una cierta perspectiva comin en el enfoque de estos censayos y evocaciones mitolégicas. Porque no se pretende s6lo ; ‘0 fundamentalmente volver a contar las viejas leyendas por ef simple placer de la narracién. Ese gusto dela fabulacin inge ‘nua subyace tal vez en alguna de estos cinco anilisis de viejos textos, pero creo que domina una preocupacién tebrica distin. twa la del mero Luce zu fabuliren: la de destacat las telaciones entre esos dos eérminos: el mito y su transmisién liceraria en tuna tradicién como la helénica, una tradicin literaria pro: faa y excita, extendida por varios siglos y suject 2 varladas Formas de expresion: ~ Ente los cinco ensayos, hay dos que oftecen una perspec: tiva fundamentalmente diactdnica: el primero estudia la varia cida en el eeatamiento de un tema mitico, el segundo la de ¢gradacién de un personaje heroico, Las vaiaciones con que et mito se presenta en textos escalonaclos a lo largo de algunos siglos son significativas, La eadicidn literaria y la sensibilidad histérica alteran los elementos del esquema arquetipico de un modo peculiae. Otros dos estudios tratan de dos curiosos per a convergencia rr w rroLogo sonajes de fa mitologfa clsica, Al analizals, he quero des- aca la signtieacin del extonattativo referido a su contesto socal. Finalmence, el dlkimo ensayo estudi la pervivencia y la infidlidad de un famoso mito en una rereacién muy distan te pore ambiente lteraio en que reaparece. ‘Quisieraaprovecha las péginas de ete prlogo para anotar algunas reflesiones acerca de los problemas y diftculades que se enuelazan con el estudio de los miosy la mitolgl. La pre isin no dja de ser una pretnsinarricsgada en este terreno, ya que hablar del mito es exponerse desde un comienzo a una serie de malentendidos. Tal vex, pensar agin astuco lector, «3 esa misma confusin lo que contibuye ala polferacién de libros yestdios sobre dl. Pero aqut trtaremos de ponesnos en guaidiay,adviriendo de antemano que no ceneinos ninguna fémula ni teceta, busearemos proponer algunas defniiones iminimas dels términos mis usados en estas pginas Podemos coment tefvigndonos al dfcaltades que presenta a palabra “ito”. Es evdente que la definicin que podemoe encontrar cn un diccionario, como por ejemplo el dela Real Academia Espatiola ~que dice que es fibula, icin alegorica, especial _mente en matetiareligios’-, deja mucho que desea. Dslse™ aque en est defnicién se percibe un flo dieciochesco, Pero, cusiosament, la palabra “mito” ha entado en los dccionatios en fecha bastante tardia. No aparece en castellano hasta la edi Cién del Diecionara de la Academia de 1884, mucho después aque “mitologi” y "mitolgico,vérminos ya usados en el sic ‘lo xn. En fanoés aparece en 1811 (Robert, en alemdn en 1815 (Grimm), en inglés en 1830 (OED), y estas fechas son signiicativas, ast como el retaso del espaol al respect. La definicién que el mismo diccior (edicién de 1970) da de “iologia™ como “historia de los Fabulosos dioses y héroes {Eta genlidad” noes menos anacnica. (Sobre “peta” dice que es la “fale religién que profesan los gentls o dla. tras 0 conjunto y agregado de todos los genes”) iii tial MrT Y LITERATURA, Frente ala limitacién del uso recogido tan ranciamente por el diccionario, el habla cotidiana ha convertido el eétmino en tuna palabra cargada de connotaciones, peyorativas ("algo falso c indemosttable’), lo contraio (“algo fabuloso, quimético") {que lo hacen ambiguo e incluso equivoco. Esas mismas conno- taciones pueden llevar a empleos de ka palabra bastante dstincos de su acepcién més antigua y originaria, y basta pensar en ‘o6mo utilizan el teeming “mito” algunos escritores marxistas 0 algin estructuralista como R. Barthes, para advertir las fciles desviaciones, en principio irénieas, Iuego ya rutinatias, que pueden imprimirse a su sentido Por otro ado, conviene novar que es ra especializada, en antiopélogos,filésofes, psicélogos, historia ores dela religién, etésera, que el eémino sea tomado en una acepeién un tanto resringida, dependiente de una determina- da escuela. Hay muchas definiciones det “mito”, divergentes y dliscurbles. Por poner un ejemplo, podemos citar el articulo de G, J. Larson sobre “la definicién del mito” (en Myth in Indo European Antiquity Berkeley, 1974), donde con afin de snus se perflan siete definiciones generals, desde diferentes perspecti- vas; y ninguna de las siete es, a mi parecer, lo suficientemence precisa y comprehensiva como para evitar otros intentos de definicibn Los intentos més simpliscas que tratan de caracterizar al ‘mito como referido siempre a “lo sagrado”, ala “historia de los dioses", etcétera, fala de manera rotunda en cuanto pensimos cen hi micologiacisica. El miro de Ealipo, pongo por caso, no trata de los dioses y tiene muy poco que ver con la reign. En fin, todo esto parece jusifcar la desconfianza con que algunos estudiosos tratan la cuestién. “No hay ninguna defini- ‘in del mito, ninguna forma plat6nica de un mito que se ajus- {ea todos los casos reales. Los micosdifieren enormemente por su morfologia y su funcidn social”, sefala G. S. Kirk en un libro importante sobre el tema (F mito: su significado y fun- ccuente en la literatu * ones en las disintas culuras, uaduccién espafiola, Barcelona, 1973, p. 21) ™ Pero ahora no pretendemos decidir con una definicién general qué es el mito ni postular una referencia dnica para todos los usos del cérmino, cosa que serfa muy dificil de con- sci no imposible, Nos contenaremos con inden, ms imodestamente, en qué sentido asamos agai, en estas péginas, «se vocablo tan manipulado y controvertido, Para ello nos set viremos de una definicién minima, que tenga en cuenta la cau- tela y las advertencias erticas de G. S. Kirk y ottosestudiosos de estos temas Precisamos, pues, que entendemos por “mito” un “re: lato tradicional que cuenta la accuacién memorable de unos ppetsonajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y leja- sno", Con esta deficién pragmtica pretendemos resaltar algunos crazos que nos parecen pertinentes y evitar ottos ‘menos relevantes, 2 nuestro entender. En primer lugar, todo ico es wr relazo 0 narracién, que refiere unos hechos sia ddos en un pasado remoto. Con esto queda dicho que el ito es mds que un agregado de smbols + una secuencia ma tiva. Ese es ef sentido basico y originatio del griego mythos: una historia 0 cuento, en el sentido més amplio de esos tér nos (el que tiene inglés story 0 tale). Y es tradicional, algo que se cuenta y se repite desde antes, que llega del pasado ‘como una herencia narrativa y es propiedad comnica recuerdo colectivo y no personal. EI mito pertencce a la memoria de la gente y el terreno de la mitologla ex el imbi- 10 de esa memoria popula A cste caricter tradicional que postulamos puede replicar- se-con la observacién de que algtin gran excritor y fldsofo, como Platén, también ha inventado algunos mitos. Pero tal invencién es ante todo una recreacién de relatos de corte tr dicional, hecha sobre una pauta previa y un esquema tipico, Los mitos platénicos son, por decitlo asi, mitos secundarios, \y ce, Los mitos eatarfan de cemas fundamentals en la concep- de segunda mano, que silo al ser memorizados por la colecti- vidad podsfan devenie mitos auténcicos. Hay enere los relatos eradicionales una posible division leyenda” y “cuentos populares", que algunos Frazer o Malinowski, consideran imporcan- cextudiosos, co Cin de la vida y el mundo, como old los origenes del uni- verso y la vida, el hallargo de ls arcs, los cambios de la epetacion, la necesidad de fa mucree. Las leyendas, sein © Frazer, son “tadiciones, orales 0 esrias, que relatan las aventuras de gente teal en el pasado, 0 que describen rice fos no necesiriamente humans, que se dice ocutiron en cian Ipc mes os eunts popula inglés fbbtats,alemin Marcher) son “purarmenteiagina-« thes ningufiaied quel entenimiee del tyentey sin que telamen realmente au crdulidad”. La dis tincién, sin embargo, erulea més clara en la teora abstracta {que ens apliacin coneret, Es cierto que hay algunos azos {Que la apoyan: los mits se refieren a un pasado mds lejano que ide las leyendas, mientras que los euentos populares se tefieren a un tiempo roralmente indeterminado, el de “érase tuna ver...” ya un expacio sin rlaci6n con la geografla teal, nla que s ubican las leyendas incluso algunos mitos. Los “personajes de los cuentos no tienen una personalidad propia, Sino que se agotan en su funcién de protagonistas de la trama, mientras que los héroes de las leyendas y los mitos tienen nombres y familias dfinidos y fijos. Pero, aun ast, el trazar una dstncign tajante entte unos y otros relatos pare- ce a muchos algo dificil y poco ail (ef. R. Chase, The Quest for Myth, Westpote, Conn, 2 ed., 1969, pp. 75 y 3:3 Kirk, ‘pci, pp.47 ys). Los griegos daban el nombre de mytho? aos tres tipos o especies del relato tradicional anénimo-y Heredado. ¥ una de las caracterstcas del repertotio de mios helénicos es Ia dificultad para distinguir lo que podriamos i) “ mmowoco llamar “mitos propios” de ls “leyendss", aplicando el esque- woade Fret * " " ‘Otros dos rasgos del mito son su carfcter dhamdtico y su valor gemplar: Como indicaba E. Casscr, “el mundo del mito ¢ un mundo dramdtico, un mundo de acciones, de ‘de poderes Ene ee relato mitico estéFundado en la deamaticidad,es deci, en la sccién ~dréma,etimoldgicamente significa exo. Y en esto es riba uno de los puntos de su oposicién alles, que es “razén, wontamiento y discuso te6xico". Sobre esta opascién volve- emos Tuggo. Ahora basta con indicar que el mito se reconoce por un estilo propio de parracién dramiica (en ese amplio sentido en el que se puede decir que los amos de los dioses, or ejemplo, son historias dramiticas). Ese aspecto dramati ‘0 puede luego vinculaise a rtuales determinados, pero ése es Quisiera ahora sefialar que al decir que el mito es ejemplar tno nos referimos a que lo sea moalmente, sino a algo inis amplioy tal vez poco precisado por ese adjtivo. En la matacion ‘fica a comunidad ve algo que merece se recordado como ius tracién de sus costumbres, como explicacién del mundo, como algo que confiere un sentido a ciettas ceremoniae El mito tiene cig socal (en esto han insstide Malinowski y os la tmaoranoplgos cna, con densa seni), {que no hay que olvidar. En eso aventaja al cuento que, segin Frazet srve slo para entcteninieato dels oyents (Peo el ‘viejo Tucidides pensaba lo mismo de los mitos confrontados a Ja veracidad de saber histérico) ‘Algo as quiere destacar W. Burkert al definit el mito como 1ento tradicional aplicado a algo importante: myth isa ‘muito tale with ondary paral refirence to somehing of collective importance” Structure and History in. Grek My- thology and Ritual, Berkeley, 1979, p. 23). Por eso el mio es dligno de mencién en ciertas eeremonias, y contribuye a la cohesi6n de la comunidad la evocacién de los mitos,patrimo- ‘comin. Este rasgo entronea drectamente con el carter tadicional de tales relatos memorabls. A su manera el mito ofrece una explicacién del mundo y de la sociedad, explica cién que luego el progreso tacional puede mostrar que es insu inte o fantéstica, pero que ha servido en una época para domestica, por asi decis, la medida del hombre su entorno natural, conftiendo un sentido humano a procesos y causas due estaban més alld de fa comprensi6n por otros medios que no fueran el relato mic. La tradicién ha altrado luego la funcién del mio, y esto c= muy notable en la transmisién de la mitologla. greg. Pindaro utiliza el mito como un paradigma, al servicio de su ideologlconservadora y aistocritica, mientras que los tc gicos atenienses esoenifican los conflictos dela sagas heroicas ‘con un propésico muy distinto, La tagedia priega se constr Wl ye sobre os temas miticos, pero ls héroes se convierten en tes- tigos de la grandeza y la fagilidade a enigmaica condici6n humana. Al evocar el mito, el cela stuado en ese Ijano pas do heroico, Ie eragedia cuesiona el. presente. ‘También ast cumple el mico una funcién social, “El mito", ~efila J. P Vernant~ "en su forma auténtica,aportaba sespuestas sn for ular jams explicitamente los problemas. La crageia, al recomar la tadiciones micas, ls utiliza para planteas, a ta- wés de és, problemas que no comportan una solucién” bgphe ce socité en Gide ancienne, Pais, 1974, p. 206), Creo que algunos estructualistas pasan demasiado por ato «sta funcién social de los mitos, ue es uno de los trazos per- tincntes para distingurlos de los cuentas (como advierte muy bien Propp en Las res histricas del cuento, raduccin espa- ols, Madd, 1974, pp. 30s.) yo que Fundamenta su larga transmisio, asf como las vaiaciones de éta Califcar de “exeraordinarios” a los personajes de los elatos inficos puede parecee muy vago Por qué no hablar de dises, sexes divinos, sobrenacurales, 0 preternaturaes, como se dice cen rantas obras? “La mitologia cuenta historias de dioses afirma, sin més, algin repurado manual mitoldgico. Es ver dad que los mitos hablan de los diosesantiguos, pero ca. bign hablan de otros sexes En la mitologia griega los hécoes ~categotfa muy dificil de determina, incluso con la ayuda del excelente libro de A. Brelich- ocupan un lugar casi tan amplio como los dioses. Y famosos héroes, como Ulises, Jasén, Tesco Ealipo, son demasiado humanos, tienen un parentesco familiar harto lejano con los dioses, y actdan en lun horizonce tan terreno que, en muchos casos, la calificacin de “divinos' o “sobrenaturales” no concuetda con su condi- cin real, Decir que son extaordinaros es, al menos, distin- guirlos de los demds, de los efimeros mortales no heroicos {que somos indignos de ser evoeados en relatos de este género tradicional 4, Larnarracién mitica se cefiete siempre a un pasado prist- 1 giony ljana. Ene amoso mito de las edades que cuenta “Hesfodo hay una Edad de los Héroes, que precede a nuestra época ala época de Hesiod ala edad del hiesr0. Los iltimos rmitos se rfieren a ese tiempo heroico, mientras que algunos ‘mitostatan del principio de los tempos, l narra la ceogonia ¥ la cosmogonia. Ente los micslogos ha sido quizd 4 Suen sisi en emo disin, e K del mito, como un tiempo opuesto al mundanal¢ histético jempo en que nos Movemos. Es el tiempo de los origenes de Tas cosas, el tempo en que los hombres hablaban con los di ses, el tiempo del que nos separa la historia y nuestra ments lidad, ol tiempo del eterno retorno y del nunca jamés. En el mundo de la mitologia griega ese pasado mitico es sentido como algo no excesivamenteljano,y os mitos heroics estin ‘nds cerca de la leyenda que del “mito propio", en la distincién de Frazer Pensemos, por ejemplo, en las sagas heroicasrelat- vas ala puerta de Troya oa la conquista de Tebas, que podan & ITO Y LITERATURA ” situarse en un siglo no muy lejano a la época en que compo: ria Homero sus poemas, slo tres 0 cuatro silos ances. Para nuestra definici6n del mivo podemos prescindir de dis {uisiciones acerca del "pensamiento mitica” como una moda lidad opuesta al pensamiento ldgico, bien en el sentido de repeesencar la expresién ce una mentalidad prelégica (Lévy- Beuhl) o de una emotividad e imaginacién singular, micopoé- rica (Cassirr), 0 del pensamiento silvaje que recurre a un le. ‘guaje distinto y a un obdigo diverso para exponer su visién det “mundo (como indicé Lévi-Strauss). Las investigaciones sobre cl sentido de la micologia y sus intespretaciones filoséficas y antropolégicas forman el cema de una historia apasionante, pero en la que no pedremos demoramnos aqui, ya que nos des viarla de nuestro tema, que es ids encillo: destaat la telacibn centee el eelato mitico y su eadicién lceraia, Conviene, a sce propésto, dstinguir entie un mico y una versién del mismo en un texto determinado. La interpretacién de un mito es diferente de a interpretacién de un texto que rele el mito en una fora peculiar, en un género lieratio y cn un contexto histrico determinado. Homero, Pindaro, Séfocles y Apolodoro pueden rferimos un mismo mito de imodos muy diferentes. Bl relto mitco tiene ua valor paradig- tnitico en cuanto relato tradicional que las diversas Versiones ‘ecogen como eealizacionessingulares. Un mito viene termi nado por la sua y el contraste de esas versiones y las varia- clones de las mismas. Pero conviene qu evtemos dl preuicio. ideals de suponer que el mieo existe por mismo, al margen dd css celiacioneslitraris ~y de las realizaciones oles que hhemos perdido-. Las vaviaciones diacrénicas de la natracion ‘ortesponden a su dimensién histrica. Al ser reconcado el imito sates y en esa aleracin el mito guard los tazos de lo histrico, de lo que ni siquiera el mito se escapa. ‘Con esto hacemos una pausa en nuestra consideracion y ppasamos a otro tema: el de la opasicién entte relato mitico y is Pro1oso seltohistrico, el enfientamiento entre la mitologt ya histori gail, Se tata de una opasicién en la que se ha insiztido menos ‘cen la farnosa mythor frente a igs en la historia del espiita tego, pero que tal vee no sea menos interesante que 6, Ya hemos aludido a ka oposicién entte mythos y lgos en cuanto al modo natratvo. Légose¢ un téemino mucho mds amplio que tiene ls valores de “elato, nateacin, pero tam- bign muchos otrs signifcados, come los de “palabra, frase, watado, cada, rzzonamiento, proporein’, etc, que exceden aLcampo semintico de mythos. También el mito puede ser dlesignado con el término indiferenciado de fies. Los mitos son llamados a veces hier) lig, “discusos o relatos sagra dos". EI enfrentamiento entre ambos téaminos se produce en In época de la sofistica, cuando se quicreresaltar el valor del 1igos como raxén y razonamiento, como método tinico para aleanaar la verdad, frente al saber dudoso del mythos arcaico © indemostrable. Tucidides, Euripides, Platén, son los primeros Cestigos de esa oposicién que maica una etapa en la culera sriega. Del mito no se pucde "dar razén’, logon didéna; el rico reclama una fe ingenua que los ilustrdos del siglo V C. no puedan ya concederle; como explicacién de lo real el rnito se revelainapropiado a las exigenciasracionales de esa \ €poca. Los flésofos desprecian el saber delos mitosylainmo- Talidad de la mitolopia. El presigio de la adicign vale de poco. “Los ojas son mejores testigos que Tos ofdos’, dice Herdclito, La inguisicién racional dl filsof deja de lado las ‘explicaiones miticas. Su admirarse descubre la insuficencia de las tradicionales creencas y exige una nueva cohserencia logic Ta concepein del univers. Como el mito, también la filosofaindaga el comienzo y el andamento, la «cosa, pero por otto camino, el racional 0 esa interpreacidn del progreso del pensamiento gr g0 como una larga marcha del mito al azonamiento, 20m Mrhos sum Logos, sega el titulo de un conocido libro de t pf Mhn— LOR che de las a olvido..” (Ast la acertada traduecién de C. Sct W. Nestle, es asunco bien conocido y en el que no vamnos a detenernos aqui. Nuestra intencién ahora es poner de velieve fotra contraposicién: la del mito y a historia, en dos planos, en cl de la referencia rel de ambos saberee y el de la expresién de los mismos, es decir, la contraposicin entee mitologiae histo- riografl a EL vocablp“Bitoré (cuya forma dtica es historta) significa “indagacin, iavestigacin” yen la primera frase dela Historia de Herddowo va unido al término apdded, “exposici6n, demostra- ‘Yan esta primera frase de Herédoto hay una oposicin a \"Tenaracién tradicional de los mics: "Esta ela exposicon del \ real de la iverigaciones de Herédoto de Halcamnszo ‘que, con el tiempo, los hechos humanos queden en rader). Es la encuesta personal, la citicaracionaly fa experiencia propa lo {que se valora frente a lo inciero ¢ inconsistente de los mits. Una de las pocas frases conservadas de Hecateo de Milto, el predecesor jonio de Herédoto, dice tjantemente: “Muchos y Fidiculos son los relatos tradicionales (lio) de los gregos pero yo, Heateo, digo lo siguiente’. Tucidides coincide con sus pre- decesores en ese rechazo de los elementos fabulosos, de lo -mythides,y extrema sus critica y sus precauciones (cf, Hisoria dela guerra del Ploponeso, 1, pp. 21-22). Claramenteafima que dejael pasado inaveriguabe y se cine a los datos bien atestigua- dos del presente y del pasado cercano, de los que puede reunir testimonios fidedignos, que le permitan un relat veridieo. En 4 culmina ese proceso de desaonfianza y de acribia-histrica due prescinde de las leyendas poéticas para afirmar la trea seria del historiador. Lo mitico, como la guerra de Tioya, qued: abandonado a los poets, "que mucho mienten” (decia Solén),* ylossacerdotes, ‘Sobre la veracidad del mito no eaben demostracién ni resti- smonios. Del mito no hay una apédevs posible, ya que lo que euenta no tiene una referencia empirca y directa en la para evi 0 PRoLoco sensible. El mito abla de dha, de “hechos admirable", como ‘ambi Tr histoniogatia de Herédoto, pero su vein no tine fa verosimiirad ni ha coherencia ligica del. relato- hist “Tacidides pone en rlacén lo mitico con el placer de la “aud cin’, la serdar, mieneras que la erea del historiador se jurtiica por la uilidad de lo que expone para el conacieento de lo el No conocemos la etimologia de Ia palabra mythos. La de la palabra historfa la claciona con la af indocutopea que signi cs informe del “que ha visto, "uid- tar. > histor. La infoemaciéa de vine ex ecaial para ete ela ‘0, mientras que nadie ha vst lo que el mito cuenta, El mito se escucha, porque lo que tefiee siempre ha sucedido en ese pusado inaccesible la experiencia humana,delosacwales eff teros, ya que es lo que pasé en ese ot. tempo dels doses y los hévoes. El historiador antiguo es, como Herédoto, an viajero que va “con afin de investiga, sheoréshéneka, por e ancho esenario de la historia recogiendotestimonios de lo que afrma y ciicando ls radiciones locales. Poco o nada tiene {que ver con el mitslogo que repite las viejashirtriear tradi cionales. Esti mucho més cerca del fildsof, ciertamente. Ta vex, como en el caso del buen Herédoto, al historiador le gusta escuchar los pintorescos mzhoi de cal 0 cual pueblo pro si los tansmice, lo hace eon una sontsaescética c id nica, como un embellecimiento acesorio de ss obra. ‘Queda caro que entre ambos relatos, el mitoldgic y el his- toriogréfico, hay una nororia oposicidn. Pero en las versiones del mito se introducen nots del contexto socal, yen ese sen- tido, deciamos, ls versiones del mito guardan los erazos, la Impronea, de us momento detcrminado de la historia. En algunos pueblos los mitos estan ligados a la literatura religiosa, custodiada por una casa 0 un grupo profesional de personas. En tal caso los mitos som la literatura sagrada, y la organizacin ecesstica local vela por su transmisign inalte- ‘ada, ya estén encomendados la memoria delossacerdotes © hetorie 9 any tha > wv by | aun libro sagrado, Ast sucede en la tadicién hinds 0 en la hhebrea. Peo en G cs dlerene. Aunque los mitas son en mnichos casos lcerturailigisa y eatin en conexién con hs recast locales, sin embargo, no son monopolios de nin trin grupo social en su tradcin, ni-escn encomendads alos sacerdots, sino a los poets, cducadores tradicional del pue- blo griego hasta que los filisofos vinieron a teclamar esta com: Detencia. Eso confer ls mitosgregos una flexbilidad y una libertad que no tiene ka tansmisién mitoldgica en otros puc bls. Loe mitosgriegs han variado notablemente en su trad cin secular, por esa misma apertura y libertad de tansmisi6n ‘Los mitos no tienen una fijeza dogmtica, sino que post Jan una eredibilidad wn ean vaga y general en contaste con Ja fe requetida por los textos dogmdticos de cestasreligiones 6 Jos cextos “revelados’, frente a os que no se admiten dist dencias. En el sentido la religidn antigua ea algo mucho mas liberal qus-la-tadicién exatana e-ly musulmana o la heb ca. Y lox(mitos, junto con los rcos, Aunque ligados a la con- cepeidn rtigiasa del mundo y la existeneia, signifieaban algo dlistnto que lo que han sido luego los catecismas, algo que era ‘mucho mis vivaz, més poético y ms licerato,e incluso, si ast se quiere, “ms fevolo" (en el sentido en que Nietsche de- cia que Ia "Fivolidad era una de las ms bells caacteriticas de os diosesgregos”) que ls relatos de otros textos eligiosos nds familiares para nosotros. “Tanto para la fundacién de la historiografla como paca la de Is flosofia hay un hecho Fundamental: la divulgacisn de Ia escricura, que noes sdlo un instrumento de civilizacin, sino también un nuevo cere dlscusién y la demostracion del saber. J. P-Vernane ado muy bien lo deciva que et parila adiciow del mito ls aparcin dela esrtura En y por la literatura excita se intaura xe tipo de discurso fen que el gor no es yas la palabra, en que ha cobrado . PRoLoco valor de recionalidad demostrativay en este plano se pone, ‘anto por Ia Forma como pot el fondo, a Ia palabra del -mythos. Se opone por la forma por el distanciamiento entre la demostracign argumentada y la texturafabulosa del vela ico; se opone por el fondo por Ia distancia ene ls lades abstactas del filésofo y las potenciasdivinas de las que el mico cuenta las avencurasdramntics, Esa divergencia funcional entce palabra y escrieua afeea dieeetamente a seatuto del mito (J.P. Vernant en "Raisons du mythe’, en Myphe et saci en Gree ancien, Pati, 1974, pp. 198-199). Una diversaactitud de espfrcu & lx que se tiene ante el selao oral acompaitado de gestosy reactalizado en un om texto eargado de emotvidad,y ane el esrito que permite una pontura critica Los antropélogos actuals son bien conscientes de eta dis tincin, y las rites, hecha por P Ricoeur y otros, ala gene talizacin dela sigoificacién del pensamiento mitico (como la de Lévi-Strauss, por ejemplo), a pati de los mios recogidos en pueblos primitvos sin escrtura parecen muy aceradas. En el caso de los griegos nos es imposible ponernos en camino para visiar “al hacedor de mites", como hacta 0 crea hacer Malinowski srcando con los natvos las sinuoss plays y ls junglas de ls Trobriand. La funcién social del mito "vivo" sélo podemos percibirla de un modo cemoto, a tavés de los textos escttes reiquias esporidicas dela tradiciin mica. Una cadicién que, al hacer de ls mitos una materia ltraia (oo custodiada por una clase sacendotl ni ellada por marcas de dogzmarismo), se prestasingularmente a variacionesy rto- ‘ques. Al estudiar los mitoshelénicos convene tener en cuen- ta esa fragmentaredad de las eliquias y la feilidad de vatia- cin que oftecen los relatos de los poctas, que no sélo gozan de la liberad ya aludida, sino que eontaban ademés con que su pblico ya conocia los mitos, por lo que podian abd sx- Mrro vrTeRATURA, 3 gaudamente a ells, como hacen tan a menudo los licens, © permitise divergencias de decal La literatura griega es, en gran parte, un didlogo con los rmitos ya sabidos, ya cransmitidos oralmence, y esa relacién dialéctia es, pienso, algo singular. Los estudiosos del penss imiento griego no compacten hoy la concepcidn rgida de un enfrentamiento entre el mito y la filosofia como enemigos iereconclibles. EM. Comnford, H. Finkel, M. Uncersteine, etc,, han sefalado emo el progreso del pensamiento racional se hace apoyindose en viejas estructuras del mito, ycfimo ya Hiesfodo es el comienzo de la sistematizacidn y la explicacion del deveni eésmico. Por otra parce la pervivenca de la cule ‘2 oral en Grecia es muy amplia hasta la época del helenismo. (Bien lo ha mostrado B. A. Havelock en su Preface 10 Plato, Cambridge, Mass, 1963.) 1a literatura oral tiene un carder formulatio y el reper fos mitoses la funcién fundamental, recordadora, de la pica Las Musas, hijas de Mnemésine, on las poderesdivinos que el poeta invoca para que le inspiren, no algo nuevo, sino el recuerdo exacto del pasado. Con la aparicié y divulgacién de la escriura eambia la funcién del poeta. Ahora ya subsisten las versiones del pasado por escrito, y entonces el pocta puede hacer sus comentarios y sus observaciones personales. No es casual, pienso, que Bstescoro, el lirco del siglo vit que cuen- ‘ade nuevo tants temas épicos, introduzca curiosas novedades cn su relato. El es quien dice, por ejemplo, que Helena no fue a Toya, sino que Paris rapté slo a un Fantasma, un doble de la hermosa reina de Espara, y que fue por ese Fantasma de Helena por lo que aqucos y troyanos licharon y murieron en Ja larga conticnda. Con ello introduce una versin ieénica de 1a leyenda famosa; y exo slo es posible hacerlo porque Este sfcoro se considera un poeta diferente de los aedos y rapsodos| tradicionales, tiene ya una idea de su propia personalidad como creador de una obra literaria La literatura griega a vivido de la eadicién mitia en una medida que el lector modderno debe advertr como enorme. Pidasese que los argumentos de code el teato trdgico ~y en buena medida también la lia coral~ son leyendas nica, recontadas con esa libertad a que aludtamos, Esa recurencia continua alos mits la libertad de su eereaciéncarateizan ta tradici licraria de antiga gecoltina. Es curioso que en f Pods de Aristeles la palabra mythor signfique 2 menudo “argument, “rama, de una obra tea tral. Ese argumenco era un “ielato uadicional” casi siempre (on alguna excepeién, como los Pras de Esquil, o el drama Anteo de Agatén, quien tuvo la peregrina idea de inventar un argumento de eagedia, sin éxito, al patees). Al final el mito fentré en una decisiva evs, en algunas piceas de lla

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