Está en la página 1de 6

Entre caníbales: una revista de lo efímero

Ah, come de mi, come de mi carne


Ah, entre caníbales
Ah, tomate el tiempo en desmenuzarme
Ah, entre caníbales
Gustavo Cerati. Soda Stereo

Jhonny Pacheco
Universidad Nacional Mayor de San Marcos


1. Introducción

Según el DRAES (2014), el significante revista trasunta entre varios


significados, verbigracia: “2. f. Inspección que un jefe hace de las
personas o cosas sometidas a su autoridad o a su cuidado. 3. f. Exa-
men que se hace y publica [sic] de producciones literarias, repre-
sentaciones teatrales, funciones, etc. 4. f. Formación de las tropas
para que un general o jefe las inspeccione, conozca el estado de su
instrucción, etc.”. Si seguimos con atención los
sentidos que se desprenden de la palabra, no es
estocástica la relación que hay entre jefatura, lite-
ratura y disciplina castrense, ya que estas aristas
condicionan y substancian el ser de las publica-
ciones literarias: lo efímero de su duración.
Hemos comenzado con estas conjunciones
de significación, pues el nombre completo de
Entre caníbales se arroga el título de Revista de
literatura peruana, por lo tanto, en su tejido organizativo se involu-
cran los semas anteriormente referidos, allende de circunscribirse,
16 jhonny pacheco

tal cual un cerco crítico y de público limitado sin avizorar la posi-


bilidad de cruzar el desierto de expectativa, a los claustros de la De-
cana de América: “Entre caníbales es, ante todo y frente a todo, una
revista de San Marcos. Su esencia le pertenece a esta universidad”
(2017: n.° 1). Si entendemos “claustro”, siguiendo el DRAES, como
“3. m. Conjunto de profesores de un centro docente en ciertos gra-
dos de la enseñanza”, apreciamos cuál era el objetivo de la revista:
arribar al status quo literario, al cenáculo anquilosado del canon
crítico. No obstante, esto detalle no es un óbice ajeno, sino una tara
que se ha transmitido a través de su ADN y ARN desde la tradición
hemerográfica local. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: el discente
prístino de literatura, así como el lector no-literario, no le interesa
una revista de esa índole, debido a su jerga técnica o temas insustan-
ciales que solo gustan a unos cuantos, a esos pocos, que justamente
son los del Comité Editor y la “Crítica”. ¿Es por esta razón que no
hay más lectores más allá de los salones de Letras de San Marcos,
porque ni siquiera otros estudiantes de las otras universidades los
leen? Sí y no. La hipótesis es antitética, pero única: la ausencia de la
cuestión sociocultural se hace notar dentro de esas páginas, por lo
que sus contenidos expresan un monólogo interior no solo entre los
participantes, lector y directores, sino entre sus mismos publicantes
e interlocutores.
Ahora bien, ¿a qué proviene esta reflexión y por qué se le
endilga a Entre caníbales este problema si ellos recién aprendieron a
caminar, antes que gatear, y han preferido fenecer rápidamente an-
tes de sentir el hedor a formol de la indiferencia? Su misma presen-
tación los condice a ello: “Entre caníbales, mil veces menor, no tiene
el interés ni la soberbia tonta de presentarse a la altura de Amauta
y Boletín Titikaka. Tampoco pretende asumir una humildad fingi-
da. La intención de inaugurar esta revista apuntando a referencias
tan notables tiene una clarísima justificación: el reconocimiento de
una tradición crítica innegable” (2017: n.° 1). Espectacular prólo-
go, desconexión total con el verdadero partícipe de esta odisea: el
lector. ¿O es que los directores de esta publicación solo buscaron la
venia, a la usanza medieval del caballero y el rey, de subordinación
y autoridad, de la Academia Letrada? Espero que no, pues entonces
se comprendería el desembarque náutico tan rápido, como si el ojo
ciclópeo no les hubiese visto para comérselos.
17 jhonny pacheco

A partir de lo expuesto, podemos mencionar ciertas ideas de


Entre caníbales que se despide con este número siete hacia la inmor-
talidad o al ostracismo de la memoria.

2. Revista y no magazín

Definitivamente, Entre caníbales se inscribe dentro de lo que es una
revista, pues despliega en sí misma, en primer lugar, la imagen del
líder, el jefe. Es indudable que la labor de difusión, estructuración,
perseguimiento y perseverancia se debe a la fortaleza de César Coca
Vargas, pese a que en su presentación dicen que es un esfuerzo co-
lectivo: “Entre caníbales continúa de este modo su existencia (…) le
debe enteramente su concreción a su grupo humano” (2017: n.° 2).
El liderazgo de una persona para monitorear y conducir un viaje,
como es la de esta empresa literaria, es necesario y predecible, tal
cual se observa en la historia bibliográfica, por ejemplo, Colóni-
da con Valdelomar; Amauta con Mariátegui; Boletín Titikaka con
Churata; Las moradas y Amaru con Westphalen; etc. Al mencionar-
los como referentes en su primera presentación, también se sujeta-
ban a esta tradición de quien gobierna y dirige.
En segundo lugar, es una revista porque tiene publicaciones
literarias, aunque sin compactar un eje argumentativo, pues su im-
pronta pluralista así los disentía: “No le interesa mantener un hilo
temático que conduzca sus contenidos: estos fueron, son y serán
heterogéneos” (2017: n.° 2). Empero, esta crítica diversa tal vez sea
su falencia, dado que no se llegó a articular una línea editorial que
toda publicación debería anhelar, por lo tanto, nos preguntaríamos:
¿cuál es su enfoque?, ¿hacia dónde direccionan sus estudios y su
filología? Al parecer, a la diáspora crítica, ya que en ningunas de sus
presentaciones buscan gravitar en algún tema, sino que apuestan
por la diversidad dominante, ahora de moda, cuando no se tiene un
horizonte vespertino y preciso.
En tercer lugar, la disciplina flaubertiana y castrense que ha
tenido César Coca con su equipo para cumplir con los artículos,
reseñas, entrevistas, réplicas, etc., revisten a Entre caníbales de ese
halo mágico de ser una revista literaria; sin embargo, las razones de
domesticar a los animales literarios a concentrarse en un proyecto en
común es totalmente comprensible, puesto que la lectura, también
18 jhonny pacheco

la poiesis, es una actividad solitaria y aislada; si a esto le sumamos ese


spleen baudelaireano de cualquier literato, vuelven a estos orfebres
de la palabra más trabajadores ligados a su estado de ánimo que a
la techné edificante.
De lo dicho, aseveramos entonces que Entre caníbales es una
revista per se, mas no un magazín: “1. m. Publicación periódica con
artículos de diversos autores, dirigida al público en general. 2. m.
Espacio de televisión o radio de contenido muy variado” (DRAES
2014). Las dos únicas definiciones nos permiten visualizar que
Entre caníbales se relaciona a lo primero, aunque también con lo
segundo solo en el aspecto de “contenido muy variado”. Por conse-
cuencia de ello, una pregunta sería válida: ¿qué era Entre caníbales?
Respuesta: un espacio literario donde se difundían entrevistas, tex-
tos que hablaban sobre otros textos, catilinarias entre los invitados,
y deserciones varias pero a veces tan necesarias. Todo un concierto
antropófago y barroco, por no decir, real maravilloso de los caní-
bales.

3. Lo efímero: sin pasado y sin futuro aunque también sin


presente

Cuando San Agustín en sus Confesiones decía que no existe el tiem-


po, debido a que no hay pasado porque ya no existe; tampoco un
futuro porque aún no se realizaba; no aseveraba que existiese un
presente, ya que este era un instante, un momento temporal que al
ser dejaba de serlo automáticamente. Si esto es así, Entre caníbales
jamás apareció, nunca tuvo vida. ¿Por qué? A continuación lo de-
tallaremos.
Desde su aparición, no solo presumen “de que su esencia le
corresponde a San Marcos” (2016: n.° 1), además de la proclama
de su existencia porque provienen de “una tradición crítica innega-
ble” (n.° 1), sino que en repetidas ocasiones mencionan su efímera
temporalidad: “Entre caníbales ha declarado asimismo su edición
limitada” (n.° 2); “Entre caníbales, revista condenada —desde su
concepción— a una breve existencia” (2017: n.° 5); “Habiendo ya
cruzado la frontera del sendero inicial, Entre caníbales emprende el
camino de retirada” (2017: n.° 5); “aparece el sexto número de En-
tre caníbales, número que solo anuncia que cada vez estamos más
19 jhonny pacheco

cerca del deceso del proyecto”; “Entre caníbales —dice en varios de


los números anteriores— es una revista que nació para tener una
vida corta” (2017: n.° 6). ¿Por qué esa declaratoria de ser para la
muerte? Respuesta: buscaban la inmortalidad. ¿Lo lograron? No lo
sabemos, pero como los griegos, persiguieron mediante sus acciones
(para los caníbales se traduce en la polémica, el ruido, la controver-
sia, las réplicas) la trascendencia, tal cual lo aseveran ellos mismos:
“Mucho más allá de los pasillos sanmarquinos, se oye la voz de los
caníbales” (n.° 6). Es decir, ¿arribaron al Bosque de Letras?, ¿se que-
daron en la misma Ciudad Universitaria?, ¿o realmente llegaron a
otros espacios académicos? Solo el tiempo juzgará su importancia.
La victimización y aniquilamiento continuo a través de sus
“prefacios” solo alimenta la heroicidad que pretenden macularse;
sin embargo, eso nos lleva a nuestra reflexión de este acápite: si
solo pretendieron la inmediatez, el presente continuo y avasallador,
entonces jamás pensaron en el futuro, tampoco en el pasado, es
decir, la huella memorable de sus madres bibliográficas de las cuales
se ufanan ser herederos. Y si seguimos la prédica agustiniana, los
caníbales dejaron de ser en el mismo instante en que aparecieron.
En consecuencia de ello, quisieron causar la sorpresa de la existen-
cia, y la tristeza de la extinción prematura, como sucede al morir
una persona joven. Por ello, construyeron la añoranza educada, la
nostalgia teorizada, el afecto estructurado; empero, los caníbales se
olvidaron que esos sentimientos se generan ante la pérdida abrupta,
por lo que se anhela a semejanza de un deseo nunca encontrado. En
este camino, la preparación para el aniquilamiento, el retorno a la
Nada, como los egipcios antiguos, no te asegura el recuerdo ni el
porvenir de la crítica e investigaciones a posteriori.

Epílogo

De este modo, mutatis mutandis, con la disertación expuesta, Entre


caníbales fue un proyecto de difusión literaria, en el cual se bus-
có el debate académico general y la crítica impecable contra ellos
mismos, como antropófagos que son, aunque a veces fueron solo
parásitos, tal cual define Ribeyro a los críticos; pese a ello, el regreso
de una revista sanmarquina, luego de varios años in absentia de pu-
blicaciones periódicas, fortalece el camino de sobrevivir en medio
20 jhonny pacheco

del páramo social y cultural en el que se inscriben. Su extinción, a


la manera de los dinosaurios, no será vana, ya que en unas décadas
los arqueólogos literarios, los estudiantes, perseguirán sus huesos en
medio del camino donde también hallarán petróleo, líquido ateso-
rado, aunque engorroso y sucio a la vez. In sæcula sæculorum, ¡salve,
caníbales!

También podría gustarte