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Citar: Lexis Nº 6202/003300

CONTRATOS BANCARIOS Y DE CRÉDITO / 02.- Cuenta corriente bancaria / k)


Ejecución del saldo / 03.- Título ejecutivo

- Lisoprawski, Silvio (colab.) - Martorell, Ernesto E.

LexisNexis - Depalma

TRATADO DE LOS CONTRATOS DE EMPRESA

2000

XVII. LAS CUENTAS CORRIENTES ABIERTAS POR LOS BANCOS PARA


COBRARLES A SUS CLIENTES DEUDAS DE OTRO ORIGEN.

1. Creación del concepto de cuenta "no operativa" o "instantánea" por la jurisprudencia


mayoritaria de la Capital Federal.

Durante el trascurso de los diversos capítulos de este tomo, me he referido reiteradamente a


los trabajos de Rodolfo Nougués -injustificadamente olvidado-, por medio de los cuales
profundizó el estudio de la cuenta corriente bancaria como prácticamente nadie lo ha hecho
en nuestro país.
p.2

Y precisamente en uno de sus artículos de doctrina, ya hace cerca de tres décadas, este
autor destacaba:

"A través de los fallos [...] se columbra el esfuerzo del juzgador tendiente a limitar las
potestades casi omnímodas que tienen las instituciones bancarias y que cuando no son
ejercidas con ponderación y mesura engendran situaciones reñidas con una elemental
equidad. Contratos verbales de compraventa de divisas o valores en general, cuentas
paralelas, solicitudes de prestación de garantías y créditos que no provienen de una relación
contractual explícitamente fijada por las partes, son las más frecuentes génesis de conflictos
que son dilucidados por los bancos en forma expeditiva mediante la creación del certificado
de marras" (651) .

Para presentarle al lector una vista panorámica de lo ocurrido entre mediados y fines de la
década de 1980, tras desatarse una polémica que no cesa en nuestros días, y siguiendo para
ello el pensamiento del estimado Fernando Legón, se puede decir que una vasta serie de
pronunciamientos judiciales acuñaron el concepto de "cuenta corriente no operativa", para
identificar a aquella en la cual nunca se le prestó al cliente un "servicio de caja", al
impedírsele operar librando cheques (652) .

Posteriormente, se avanzó aún más en esta línea conceptual, identificándose a las "cuentas
no operativas" con las cuentas utilizadas para lograr el cumplimiento de obligaciones
pendientes derivadas de relaciones jurídicas de las cuales no surgen -por lo menos
primariamente- posibilidades de ingreso en el juicio ejecutivo, "como ocurre en el caso del
empleo de tarjetas de crédito o de compras" (653) .

Finalmente, y en una evolución posterior, se crea el concepto de "cuenta instantánea", para


encuadrar en él a aquellas cuentas abiertas exclusivamente para cargarles el saldo deudor de
operatoria habitualmente no protegida por la vía ejecutiva, fecho lo cual se las cierra
inmediatamente (de ahí el calificativo de "instantáneas"), para emitir la certificación de
saldo deudor necesaria para promover la ejecución judicial.

La "picardía" -según la feliz expresión de Edgardo Alberti- cometida por algunos bancos ha
consistido -en prácticamente todos los casos que analizaremos aquí- en "pasar por la cuenta
corriente bancaria no operativa" débitos derivados de relaciones ajenas a la propia
operatoria de ella, para poder emitir luego un título ejecutivo para forzar el cobro inmediato
de las sumas reclamadas, sin la cooperación del deudor (654) .

Frente a este cuadro, se lanza la importantísima corriente jurisprudencial que habré de


analizar en esta parte del capítulo, que resulta ampliamente mayoritaria, que señala con
tono admonitorio el que -en estas situaciones- nos hallamos ante una "evidente desviación
de la finalidad de las normas vigentes bajo la aparente adecuación a las palabras de los arts.
793 , párr. 3º, del Cód. de Com., y 523, inc. 5, del Cód. Procesal" (655) .

2. Posición de las salas de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial que han


sentado la doctrina judicial predominante (A, B, C y E).

2.1. La Sala A.
p.3

El tribunal comienza calificando a la cuenta corriente bancaria de contrato consensual y


normativo, celebrado por una entidad con su cliente en los términos del art. 791 del Código
de Comercio, y manifestando que -para la Sala- aquél consiste, fundamentalmente, en un
servicio de caja que se presta por medio de cheques.

Cabe sostener entonces, a guisa de ejemplo, que no se tipifica el contrato cuando el banco
queda obligado por un aval que asumió, inscribiendo el pago efectuado en una cuenta
abierta en sus libros, y que -en forma unilateral- el propio banco califica de cuenta corriente
bancaria, expidiendo en un formulario ad hoc una certificación de saldo, con la intención de
encuadrarlo dentro de la normativa del art. 793 del Código de Comercio (656) .

En el precedente mencionado supra, la Sala resolvió que no está comprendido dentro de la


norma precitada el certificado emitido del modo descrito en virtud de una cuenta "no
operativa", o sea, sobre la cual no se han librado cheques.

Consecuentemente, y para la Sala A de la Cámara, si el saldo no proviene de una cuenta


corriente, sino de un contrato de emisión de tarjeta de crédito, el título no es de aquellos
que la ley autoriza al banco a expedir, sino una variante sui generis que lo desnaturaliza. Y
ese uso abusivo e indiscriminado no puede ser convalidado ni siquiera por la conformidad
del cliente, porque la justificación del instituto no se origina en la voluntad de las partes
sino en la ley misma (657) .

2.2. La Sala B.

En el precedente que comentaré, la Sala sostuvo que la cuenta corriente bancaria es un


contrato comercial de coordinación, no formal y de duración, nominado y autónomo, que se
sustenta económicamente en los contratos de depósito en cuenta corriente y de apertura de
crédito, produciéndose -como consecuencia del "servicio de caja" que la entidad le brinda
al cliente- la obligación de cumplimentar sus órdenes y poner a su disposición los fondos
requeridos.

En la caracterización del contrato, la Sala afirmó que la cuenta corriente bancaria es un


contrato comercial de coordinación, no formal, y de duración, nominado y autónomo, que
se sustenta económicamente en los contratos de depósito en cuenta corriente y apertura de
crédito, produciéndose -a causa del "servicio de caja" que la entidad le brinda al cliente- la
obligación de cumplimentar las órdenes de este último y de poner a su disposición los
fondos.

La lectura de esta parte introductoria, nos da la pauta de que -para la Sala- el contrato que
estamos estudiando presenta dos aspectos sumamente nítidos:

a) el servicio de custodia del dinero;

b) la prestación de un servicio de caja que se desarrolla mediante el libramiento de cheques


que realiza el cliente.

Para el tribunal, que se expresa categóricamente al respecto, predomina esto último sobre lo
primero ("Banco de Galicia y Bs. As. c. Lagano, Graciela, s. ejecutivo" ).
p.4

Asimismo -se sigue diciendo en la construcción del decisorio-, de conformidad con lo


dispuesto por los arts. 791 a 797 del Código de Comercio y la OPASI-1, la regulación de la
cuenta corriente bancaria limita el servicio de caja al depósito de fondos en el banco a la
orden del cliente o a la autorización para girar en descubierto, cuya extracción sólo se
puede efectuar por medio de cheques, resultando así que el tan mentado "servicio de caja"
que presta el banco se identifica con el contrato de cheque.

Según veo las cosas, de lo que se trata en este caso, como en otros que analizaremos
enseguida, es del intento de ejecución -por parte de un banco- del saldo de una cuenta "no
operativa", o sea, sobre la cual no fueron librados cheques.

Además, y como lo destacaron los jueces de Cámara, los ejecutados no sólo negaron
expresamente la deuda en reclamo (art. 544 , inc. 4, C.P.C.C.N.), sino que -además- el
carácter "no operativo" de la cuenta corriente sobre la cual había sido emitida la
certificación de saldo deudor objeto del pleito no fue contradicho por la entidad actora.

La ejecución, en virtud de todo lo expuesto, fue rechazada con costas en ambas instancias,
que debieron ser soportadas por la ejecutante.

La defensa opuesta en el pleito fue la de "inhabilidad de título" (planteándose la excepción


pertinente), y se argumentó que no había -en rigor de verdad- un contrato de cuenta
corriente bancaria, no hallándose habilitada la vía por no cumplir el título en el cual se
había fundado la acción, los requisitos del art. 793 del Código de Comercio (658) .

2.3. La posición de la Sala C en dos precedentes.

En el primero de los fallos, los camaristas entendieron que siendo que la apertura de la
cuenta de que se trataba tuvo por finalidad la acreditación de los intereses provenientes de
un préstamo, sin que hubiera existido posibilidad, para el supuesto correntista, de emitir
órdenes de pago sobre fondos previamente depositados o "descubierto" autorizado por el
banco, no contándose con "servicio de cheque", no se trataba del contrato de cuenta
corriente bancaria, regido por los arts. 791 y ss. del Código de Comercio (659) .

En el segundo de los precedentes, no sólo se trataba de una cuenta "no operativa" -esto es,
sobre la cual no se había librado cheques-, sino que el tribunal se halló ante una figura que
calificó de "cuenta instantánea".

Y esto ¿qué quiere decir?

Que según lo admitió la propia entidad actora en la tramitación del pleito, el título en
ejecución fue emitido en función de una cuenta abierta de conformidad con la cláusula 3ª
de una solicitud de tarjeta de crédito, a fin de debitar "los gastos impagos", en función de
los cuales luego se había confeccionado el certificado de saldo deudor.

De allí entonces la denominación de "instantánea", porque la cuenta fue abierta, se cargó en


ella la deuda, y se la cerró "en un instante"; ergo, nunca tuvo una vida real.

Resumiendo, la Sala interpretó que la cuenta en ejecución tuvo por única finalidad debitar
saldos deudores emergentes del contrato de emisión de tarjeta de crédito, sin que el
p.5

cuentacorrentista hubiera contado de hecho con la posibilidad de emitir órdenes de pago o


utilizar el servicio de cheque.

Se concluyó en que, por su gravedad, estas circunstancias que desnaturalizan el contrato de


cuenta corriente bancaria, le restan habilidad ejecutiva -en los términos del art. 793 , in fine,
del Código de Comercio- al certificado emitido en función de ella (con amparo en los autos
C.N.Com., C, "Banco de Galicia y Buenos Aires c. Curto, Elba E.", 29/4/85, anteriormente
comentado), "volviendo viables las excepciones interpuestas" (660) .

2.4. La Sala E de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial.

En este precedente se sostuvo que el "servicio de caja" que presta el banco se identifica con
el "servicio de cheque". Por ello, si se ha renunciado irrevocablemente al libramiento de
cheques y a la posibilidad de requerir la libreta respectiva, como había ocurrido en el caso
bajo análisis, tal pacto se debía tenerlo por un verdadero "desvío" de la finalidad de la
normativa vigente, instrumentado bajo una aparente adecuación a las disposiciones de los
arts. 793 y ss. del Código de Comercio, y 523 , inc. 5, y ss. del Código Procesal (661) .

Tal como en todos los casos anteriores, se acogió una excepción de "inhabilidad de título",
frustrándose la ejecución (662) .

2.5. Un fallo del interior, en el sentido de la jurisprudencia mayoritaria.

Para la Sala II de la Cámara Civil y Comercial de Mercedes, toda cuenta corriente que un
banco abra a un cliente, cuyo movimiento no se efectúe mediante cheques, no es una cuenta
corriente bancaria, sino una "cuenta operativa" (?). Y, a su vez, cabe tener por no habilitada
la vía ejecutiva si no hubo libramiento de cheques, porque la certificación de saldo deudor
así concebida, no puede ser equiparada al título comprendido en la previsión del art. 793
del Código de Comercio.

La posición adoptada por el tribunal en el sentido expuesto, se juzga razonable por la Sala,
si se atiende al carácter eminentemente privilegiado que reviste el título contemplado por
aquella norma, cuya creación depende exclusivamente de la voluntad del acreedor.

Consecuentemente, no corresponde extender los efectos de la cuenta corriente a otros


contratos bancarios que aun cuando puedan revestir las formas exteriores de aquélla, son
sustancialmente diversos (663) .

3. La jurisprudencia minoritaria (Sala D) y una prevención a las entidades emisoras de


certificados de saldo deudor.

Por medio de una sentencia concebida por los Dres. Alberti, Cuartero y Arecha (que
contiene una importante inquietud de este último al que habré de referirme en su momento),
la Sala D de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial se aparta de la
jurisprudencia mayoritaria establecida por las restantes de ese alto tribunal.

Señalan los camaristas que la cuenta corriente bancaria -en tanto que prestación de
mantener fondos a la vista y a la orden del cuentacorrentista- no se identifica con el cheque.
Al contrario, ocurre exactamente a la inversa, ya que es el cheque el que se identifica con la
p.6

cuenta corriente bancaria. Y ello ocurre a un punto tal, que la propia existencia y
operatividad del cheque supone -como condictio sine qua non- una cuenta corriente
bancaria contra la cual girarlo.

Como sostén de lo expuesto, varios son los argumentos ensayados por la Sala, a saber:

En primer lugar, se afirma que el art. 1 de la Ley del Cheque regula este título con la
cuenta necesaria para su existencia, pero no hace lo propio con la cuenta "y los
supuestamente necesarios cheques".

En segundo término, se destaca que las disposiciones del art. 791 del Código de Comercio,
en parte alguna establecen que sea de la esencia de la cuenta corriente bancaria la existencia
de cheques, ni tampoco imponen que las extracciones sean necesarias y únicamente puedan
concretarse mediante la utilización de cheques. Al contrario, la normativa citada no veda la
extracción de fondos de la cuenta por otros medios instrumentales diferentes del cheque, en
conjunto con tales cheques o -y esto reviste fundamental importancia para la comprensión
de la línea argumental ensayada- aun con exclusión de aquéllos. Ergo, la existencia de
cheques no resulta legalmente necesaria, puesto que su utilización no aparece impuesta por
ninguna norma legal.

Acotan en tercer lugar, y el argumento no es menudo, que una disposición administrativa


que estableciese una necesaria e indisoluble vinculación entre la cuenta corriente bancaria y
el cheque, sería jurídicamente irrelevante (léase, inconstitucional), por contrariar el art. 86 ,
inc. 2, de nuestra carta magna.

Siguiendo con el desarrollo del discurso intentado por los jueces de sala, se reconoce plena
legitimidad a las cuentas corrientes bancarias sobre las cuales se efectúan extracciones por
medio de cheques u otros instrumentos operativos, pero también a aquellas en las cuales el
retiro de fondos se concreta por otros medios posibles, usuales y lícitos que no sean
cheques.

La resultante lógica de todo lo expuesto, obviamente, es que se interprete que la cuenta


corriente abierta para registrar los ulteriores, sucesivos y continuados movimientos
generados -por ejemplo- por la utilización de una tarjeta de crédito, presta un verdadero y
real servicio de caja, puesto que no ha sido abierta con la única finalidad de dar fuerza
ejecutiva a las deudas generadas por la utilización de ella.

Así las cosas, es legítimo el mandato otorgado por el cliente al banco para abrir una cuenta
corriente, destinada a operar con una tarjeta de crédito emitida a nombre de aquél, siempre
que llegado el momento y ante el trance de tener que ejecutarlo para cobrarle la deuda, se
hayan seguido los siguientes pasos:

a) apertura de la cuenta;

b) registración en ella de los sucesivos movimientos producidos por el empleo de la tarjeta


de crédito, y de los pagos realizados por el usuario;
p.7

c) eventualmente, y ante la desatención del saldo, cierre de la cuenta corriente y,


presentándose en el caso las condiciones de ley, confección del certificado previsto por el
art. 793 , inc. 3, del Código de Comercio de la República Argentina.

En funcion de lo dicho hasta este momento, y como no se le ha de haber escapado al lector,


lo resuelto por la Sala D aparece como totalmente opuesto a todo lo afirmado en los fallos
de las restantes salas de la misma Cámara, fundamentalmente en cuanto estos últimos
coinciden en identificar totalmente la prestación del "servicio de caja" con el libramiento de
cheques.

Sin embargo, el tribunal formula en el decisorio la siguiente prevención: resulta ilícito el


mandato irrevocable otorgado por el solicitante de una "tarjeta de crédito" al banco emisor
del certificado, habilitándolo para abrir una cuenta corriente y debitar en ella las deudas que
pudiere generar el uso de la tarjeta. Y ello es así, puesto que tal cuenta -a la cual se califica
de "instantánea" (por serlo al solo efecto de ser abierta y cerrada inmediatamente, con la
única finalidad de permitir, respecto de una deuda nacida única y exclusivamente del uso de
una tarjeta de crédito generada con anterioridad a su apertura, el acceso a la vía ejecutiva)-
traduce un abuso del instituto previsto por el art. 793 del Código de Comercio, en la
medida en que dicha cuenta nunca brindó a su supuesto titular un real servicio de caja, sino
que se la habría utilizado exclusivamente para dar fuerza ejecutiva a un crédito que
originariamente no la tenía.

Finalmente, parece razonable compartir la inquietud del Dr. Arecha, mencionada en el


decisorio que estoy analizando, de que la cuenta sea abierta por el banco utilizando un
poder irrevocable para proceder en ese sentido otorgado por el cliente, junto con la
autorización que se le hace firmar -cuando aquél se acerca a la entidad y manifiesta su
voluntad de querer incorporarse al sistema- para debitar en ella las deudas que genere el uso
de la tarjeta (664) .

Tal como recuerda el juez de Cámara anteriormente mencionado, aunque en nuestro


derecho se acepta la genérica licitud de los poderes irrevocables (art. 1977 , Cód. Civil de la
República Argentina), podría interpretarse -y el argumento que brinda en apoyo del
decisorio un comentarista del fallo lo juzgo sólido- (665) , que tales mandatos extendidos
en exclusivo beneficio del apoderado (en la especie, el banco) resultan ilegales, puesto que
la cuenta así abierta ningún interés puede tener para el otorgante del poder (léase: el
cliente), contrariando expresamente lo dispuesto por el art. 1892 , in fine, del Código Civil.

4. La Sala B de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial y una nueva visión


del conflicto: la "Cuenta Operable no operada".

Durante el trascurso del año 1993, y en una posterior evolución respecto de su posición
originaria, la Sala B de la Cámara elabora una nueva postura, en función de las
características del caso elevado a ella para su resolución, y que eran las siguientes:

a) La parte actora, en la especie un banco, acompaña una certificación de saldo deudor en


cuenta corriente, sosteniendo -obviamente- que él se halla impago.
p.8

b) La demandada alega que ha existido una "desnaturalización" del instituto, puesto que la
cuenta ha sido abierta para debitar en ella gastos derivados de la utilización de una tarjeta
de crédito, y otorgarle así la posibilidad de acceso al crédito a la vía ejecutiva. Sin embargo,
no negó la existencia de la deuda.

Enfrentada con la necesidad de resolver el casus, la Sala sostuvo:

Primero: Que de la documentación agregada a los autos -que no fue desconocida por la
demandada (y que, según presumo, debe haber comprendido el contrato de solicitud de
tarjeta y el de apertura de cuenta corriente bancaria)- no surge que esta última haya tenido
como única finalidad la de debitar saldos negativos emergentes de la relación jurídica
nacida de la tarjeta de crédito.

Segundo: Que, al contrario, en las precisiones contractuales de la solicitud de apertura de la


cuenta se "incluye la [...] prestación del servicio de cheque".

Tercero: Que en razón de lo expuesto, la cuentacorrentista se hallaba en plenas facultades


de utilizar el servicio de caja, lo cual lleva a descartar "el planteo de desnaturalización de la
cuenta corriente". Y la razón para que ello ocurra es que "la falta de limitación contractual
para la utilización del servicio de cheque, más allá de que la demandada lo haya ejercido o
no, coloca la discusión fuera del marco de las cuentas corrientes "no operativas"".

Cuarto: Que frente a las circunstancias anteriormente referidas, y tras analizar antecedentes
similares sobre el punto, la Sala consideró necesario efectuar algunas precisiones respecto
de la llamada "cuenta corriente no operativa", diferenciándola de otra figura -semejante
pero no idéntica- a la cual denominó "cuenta corriente operable pero no operada".

En función de la visión de los jueces de Cámara sobre esta cuestión, la cuenta corriente "no
operativa" stricto sensu, es aquella sobre la cual existe "imposibilidad de librar cheques y
de cumplimentar el servicio de caja", y "la cuenta corriente operable pero no operada", que
es la que circunscribe la situación de autos.

Resumiendo, este último concepto engloba aquellos casos en los cuales el correntista
-pudiendo haber operado la cuenta abierta a su nombre mediante el libramiento de cheques-
y hallándose en situación de obtener la prestación de un servicio de caja por parte de la
entidad que abrió la cuenta a su nombre, no hubiese hecho uso de éstos.

Finalmente, y en una acotación que juzgo valiosa, la Sala ponderó que no se hubiera
negado la existencia de la deuda, agregando entre las consideraciones efectuadas una serie
de menciones que creo necesario reproducir aquí:

"Señálase que si bien las partes deben cumplir con las formas que fija la ley, su aplicación
debe entenderse de acuerdo a cada situación en particular. Ello porque las normas
procesales deben ser interpretadas y aplicadas de modo de favorecer y no entorpecer la
organización del proceso, con miras al logro de la verdad jurídica objetiva (C.S., 2 abril
1991, in re "Federación Médica de la Provincia de Buenos Aires" ). La Corte Suprema de
Justicia ha sostenido reiteradamente que los pronunciamientos que ocultan la verdad
p.9

jurídica objetiva por un exceso ritual manifiesto, vulneran la exigencia del adecuado
servicio de justicia que garantiza el art. 18 de la Constitución nacional" (666) .

Comentando el decisorio de referencia, se ha dejado constancia que la jurisprudencia "es


pacífica y tiende a ser uniforme" en torno a la inviabilidad de ejecutar un certificado de
saldo deudor de una cuenta "no operativa" (667) .

La comentarista aclara que el "tiende" -utilizado en la construcción de la frase de


referencia- se debe a la postura asumida por la Sala D de la Cámara en los autos "Banco
Cooperativo de Caseros c. Caso", que ya hemos analizado en este capítulo.

Destaca que de las dos posturas adoptadas con respecto al cheque -esto es, la que no
considera al cheque un elemento tipificante de la cuenta corriente bancaria, representada
por Giraldi (668) , Villegas (669) , Escuti (670) y el suscrito, entre otros, y la que, al
contrario, asigna al cheque el carácter de instrumento esencial para la tipificación de la
figura, sostenida por María Elisa Kabas de Martorell (671) , Fontanarrosa (672) y Fernando
Legón (673) -, juzga acertada a esta última, pero agregando que este título debe ser
considerado "como medio esencial pero no único de disposición" (674) .

Consecuentemente, el quid resolutivo de la cuestión estaría dado, para Santuccione, en la


posibilidad de librar cheques, aunque, en definitiva, ella no sea actuada por el correntista-
porque ella "coloca la discusión fuera del marco de las cuentas corrientes no operativas",
según dijeron los jueces de Cámara al fundar su decisión.

Así las cosas, salvado el requisito de "esencialidad" del cheque, que no se vería vulnerado
en la medida en que exista la posibilidad de que este título pueda ser librado, la
comentarista del fallo no ve inconveniente alguno en que se emita la certificación de deuda
sobre la cuenta de que se trate, debitándole -con carácter previo a su cierre- los cargos
derivados del uso de una tarjeta de crédito, o de otros medios de disposición de saldos.

(651) Rodolfo Nougués, El juicio ejecutivo basado en la certificación de saldo deudor en


cuenta corriente bancaria, "R.D.C.O.", 1968, año 1, p. 228.

(652) Fernando Legón, ¿Cuenta corriente bancaria sin cheque?, "E.D.", t. 127, p. 407.

(653) Ibídem, p. 409.

(654) Ernesto Eduardo Martorell, El juicio ejecutivo en las operaciones bancarias, p. 134.

(655) Fernando Legón, ¿Cuenta corriente bancaria sin cheque?, ob. cit., p. 407, con
mención del fallo de la C.N. Com., Sala E, del 16/10/84, dictado en autos "Banco de
Galicia y Bs. As. c. Civile, Roberto M." , "E.D.", t. 112, p. 592.

(656) Fernández y Gómez Leo, Tratado ..., t. III-D, 361.

(657) C.N. Com., A, "Banco Nueva Era Cooperativo Ltdo. c. Deutsch, S.", 22/4/86, "L.L.",
1987-D-620.
p.10

(658) C.N. Com., B, "Banco Mayo Coop. Ltdo. c. Centanni, F., y otra", 24/8/87, "E.D.", t.
127, ps. 409/10.

(659) C.N. Com., C, "Banco de Galicia y Bs. As. c. Curto, E.", 27/4/85, "L.L.",
1986-B-620.

(660) C.N. Com., C, "Banco Cooperativo de Caseros c. Arangio" , 24/8/87, "E.D.", t. 127,
ps. 410/11. Todos estos fallos aparecen también analizados en mi libro El juicio
ejecutivo ..., 1ª ed., ps. 133 y ss.

(661) "Banco de Galicia y Bs. As. c. Civile, R.", C.N. Com., E, 16/10/84 , "L.L.",
1985-D-565.

(662) Martorell, El juicio ..., p. 135.

(663) Cám. Civ. y Com. Mercedes, Sala IIª, "Banco de la Pcia. de Bs. As. c. Bergada, A.",
3/5/88, "L.L.", 1988-E-35.

(664) C.N. Com., D, "Banco Cooperativo de Caseros c. Caso, R. J.", 19/5/88 , "L.L.",
1989-D-154.

(665) F. H. Payá (h.), Cuenta corriente bancaria "instantánea" o no operativa, "E.D.", t.


129, p. 420, en donde comenta los autos "Banco Cooperativo de Caseros c. Caso, R. J." ,
citados en nota 356.

(666) C.N. Com., B, 17/3/93, "Banco Mayo Cooperativo Ltdo. c. Bruchmann, Lucía A." ,
"L.L.", 13/7/94, p. 5.

(667) Gabriel Santuccione, Cuenta corriente operable no operada (¿El eslabón perdido en
la relación tarjeta de crédito cuenta corriente bancaria?), "L.L.", 13/7/94, ps. 5 y ss.

(668) Pedro M. Giraldi, Cuenta corriente bancaria y cheque, Bs. As., 1973, p. 143.

(669) Carlos G. Villegas, La cuenta corriente bancaria y el cheque, ps. 22 y ss., y -del
mismo autor- El cheque. Nuevo régimen legal, ps. 10 y ss.

(670) Ignacio A. Escuti, Títulos de crédito, Astrea, Bs. As., 1988, ps. 205.

(671) María Elisa Kabas de Martorell, Saldos impagos de tarjeta de crédito. Utilización
por los bancos de la certificación de saldo deudor en cuenta corriente, "L.L.", 1990-C-297.

(672) R. O. Fontanarrosa, El nuevo régimen jurídico del cheque, p. 20.

(673) Fernando A. Legón, ¿Cuenta corriente bancaria sin cheque?, "E.D.", 127-407.

(674) Santuccione, Cuenta corriente bancaria operable no operada ..., p. 5.

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