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¿Porque el yo es una figura excéntrica respecto al sujeto?

Desde Lacan, vemos que el Yo es el resultado de una alienación del sujeto en la imagen y en la palabra del Otro,
que está consagrado al desconocimiento del sujeto en el sujeto. Desconocimiento en tanto y en cuanto implica
reconocimiento de la verdad y desfiguración o negación de la misma con fines defensivos. Desconocimiento
diferente a ignorancia, esta última como apertura a un saber posible.

Y esta representación imaginaria que es el Yo, tiene también una existencia real que es el cuerpo del sujeto, ese
que está de este lado del espejo, y una existencia simbólica, porque el lenguaje ofrece el nombre propio y el
pronombre, el “yo” gramatical, “yo” del enunciado, para que el sujeto aparezca representado en la cadena
discursiva.

Así, el Yo representa al sujeto en la cadena discursiva, pero no lo significa, porque este vocablo designa a la
representación imaginaria que el sujeto tiene de sí. El yo es la máscara del sujeto. Es decir, está fuera del sujeto,
representándolo únicamente, pero no es el sujeto. El Yo está estructurado por el mundo simbólico en el que el
hablante viene a insertar su palabra. El Yo es un objeto de ese mundo, no es el sujeto porque este está excluido
del enunciado. El Yo es un punto de embargue de la cadena discursiva que se origina más allá de él. Por esto el
Yo es excéntrico al sujeto.

El Yo no puede renunciar a su función de desconocimiento. Es y será siempre una función imaginaria,


excéntrica al sujeto, que pretende y pretenderá hacerse pasar por su núcleo. Núcleo que no puede corresponder a
ninguna representación de sí, pues el eje de la vida del sujeto está fuera de él en el mundo de la palabra, en el
Otro.

¿Cuál es el objeto del psicoanálisis?


En primer lugar, objeto del psicoanálisis es aquello que se produce en el acto de analizar. En segundo lugar, el
objeto en psicoanálisis funciona como objeto teórico al mismo tiempo que como objeto práctico, ciertamente
indiferenciables. En tercero, que ese objeto tiene su fundamento en el cuerpo y que resulta del encuentro con el
otro. Podemos decir que el genuino objeto del psicoanálisis es la transferencia. Esta es un proceso que resulta,
desde la perspectiva fenomenológica o manifiesta, de la relación entre dos, pero entre más, si asumimos que los
yoes implicados en esa relación están configurados por y desde los otros; los otros del psicoanálisis. La
transferencia es la puesta en juego de esos otros. Surge entonces la noción de que el objeto del psicoanálisis (en
singular) es los objetos del psicoanálisis (en plural), los otros son los objetos.

¿Por qué hace referencia a un nuevo planteo acerca del $ y de su nacimiento


no natural?
En la teoría psicoanalítica se nota que la madre desde hace mucho antes que el niño nazca lo ha instalado en su
subjetividad, hay una localización de este hijo, como objeto de deseo, se trata del deseo de ese Otro primordial,
es a través del deseo del Otro que el bebé tendrá la posibilidad de ser.
El niño que está por llegar, presente en el imaginario de la madre, es objeto de ensoñaciones, de proyectos,
fuente de angustia. Presente en el imaginario, tiene sobre todo esa presencia real en el cuerpo, quizás tanto más
real por el hecho de que actualmente es posible verlo e identificar su sexo antes de que nazca.

El autor plantea la situación que nos saque rápidamente de la idea de que el nacimiento de un ser humano es un
acontecimiento “natural”. Nos explica que nace, si, pero no naturalmente. Nace de la madre, claro, pero la
madre está habitada por el lenguaje. Es el resultado de una unión sexual entre macho y hembra, pero cuando el
macho y hembra son hombre y mujer ese es un acontecimiento legislado, regulado por el lenguaje.

¿Por qué el psicoanálisis es conocido como una revolución copernicana?


El psicoanálisis constituye una revolución copernicana porque descentra radicalmente al hombre de su centro
imaginario que era la conciencia. La revolución copernicana del descubrimiento del inconsciente constituía una
herida narcisista de la que era difícil reponerse como antes lo habían sido el descentramiento copernicano del
planeta y el darwinista de la especie. El descentramiento psicoanalítico consiste en un desplazamiento del eje de
la vida psíquica desde la conciencia a un inconsciente concebido como una instancia subjetiva, como un algo
que funciona en cada sujeto produciendo sueños y síntomas y que sería el patrimonio de ese sujeto adquirido en
el curso de su vida.

Defina al sujeto en psicoanálisis


El psicoanálisis, dice Braunstein, no se interesa por la génesis del sujeto lo que le compete es la constitución del
sujeto del deseo. Será sujeto en cuanto sea designado por otro, estructura que será cristalizada en la asunción del
sujeto de la relación consigo mismo y su deseo, bajo las leyes del parentesco (leyes de la alianza y de la
prohibición del incesto). Y las leyes que regulan el parentesco son leyes que suponen el lenguaje, única
estructura capaz de fijar los niveles del parentesco y de regular los intercambios como mecanismos de cesión de
mujeres. Esta posición inconsciente de los sujetos en el universo de la ley y del lenguaje experimenta
modificaciones en el curso de las distintas organizaciones históricas, modificaciones que repercuten sobre la
relación imaginaria que los sujetos guardan con sus condiciones reales de existencia. El hijo por serlo de
hombre y mujer, lo es de sujetos del deseo, del lenguaje y de la ideología, estructuras todas ellas inconscientes
desde un punto de vista descriptivo y que presiden su nacimiento.

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