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Sociología analítica

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Raymond Boudon, uno de los pioneros de la sociología analítica.

La sociología analítica se ocupa de explicar hechos sociales importantes ―tales como la


estructura de las redes sociales, los patrones de segregación residencial, las creencias
típicas, los gustos culturales, las maneras de actuar comunes, etc.― detallando de forma
clara y precisa los mecanismos a través de los cuales los hechos sociales considerados se
producen, en vez de intentar dar cuenta de ellos meramente relacionándolos a otros hechos
sociales a nivel macro. Estos mecanismos refieren invariablemente a las acciones de los
individuos y las relaciones que vinculan a los distintos agentes, supuesto contenido en
individualismo estructural, una doctrina metodológica que sostiene que los hechos sociales
deben ser explicados como repercusiones intencionales o no intencionales de las acciones
de los individuos. El individualismo estructutral difiere del individualismo metodológico
tradicional en que atribuye a su vez una importancia explicativa sustancial a las estructuras
sociales en las que los individuos se hallan insertos.1

Aunque la sociología es en la actualidad una disciplina bien establecida, se le ha criticado el


hecho de que su capacidad explicativa no esté a la altura de la de otras disciplinas como la
psicología social o la economía. Peter Hedström denomina sociología analítica a aquel
enfoque que abre un sendero entre el empirismo ecléctico de la sociología basada en
variables y los escritos a menudo vacíos de los “grandes” teoristas sociales. La sociología
analítica busca explicar procesos sociales complejos disecándolos cuidadosamente y
enfocándose luego en sus principales elementos constitutivos. El enfoque se centra en
preocupaciones sociológicas tradicionales, pero intenta construir explicaciones precisas,
abstractas, realistas y basadas en la acción para varios fenómenos sociales.2 La principal
característica de la sociología analítica consiste en la defensa de un razonamiento
explícitamente estructurado en términos de modelos teóricos (abstracciones realistas
capaces de comprender las fuerzas generativas del fenómeno estudiado y de explicarlo
satisfactoriamente). Los modelos realistas utilizados en la sociología analítica deben estar
abiertos a la prueba empírica, facilitando así la integración entre la producción de la teoría y
el momento de investigación empírica.3

La sociología analítica abraza la concepción de la teoría sociológica como una “caja de


herramientas” de mecanismos semigenerales. El enfoque se encuentra, pues, firmemente
anclado en la tradición mertoniana, cuyo núcleo reside en el énfasis sobre la importancia de
las semigenerales teorías de alcance intermedio y sobre el escepticismo respecto de la idea
de teoría sociológica general.1 La sociología analítica y la sociología de alcance intermedio
comparten las ideas de que las teorías deben ser ante todo instrumentos que ayuden a
explicar ―en vez de construcciones conceptuales, cosmovisiones o juicios éticos― y de
que la interacción entre la teoría y la investigación empírica debe estar siempre ubicada en
el propio corazón del trabajo científico. En la década de 1970, la así llamada crisis de los
paradigmas deterministas concentró la atención en la búsqueda de los “microcimientos” de
la explicación sociológica. En este contexto, los trabajos de James Samuel Coleman,
Raymond Boudon y Jon Elster fueron de vital importancia para el establecimiento de los
principios básicos de la explicación sociológica basada en mecanismos.4

Índice
 1 Objetivos de la sociología analítica
 2 Relación con otras tendencias sociológicas
 3 Relación con la investigación empírica
 4 Crítica al positivismo y propuesta mecanicista
 5 Individualismo metodológico e individualismo estructural
o 5.1 Algunas tergiversaciones comunes
 6 Causaliad y mecanismos
 7 Profundidad causal
 8 Importancia de las teorías de alcance intermedio
o 8.1 Relaciones entre lo micro y lo macro
 8.1.1 Vínculos macro-micro
 8.1.2 Vínculos micro-macro
o 8.2 Dinámica social
 9 Notas
 10 Referencias
 11 Bibliografía

Objetivos de la sociología analítica


Se dice que la sociología tiene objetivos cognitivos o científicos (explicar fenómenos),
descriptivos (proporcionar información sobre los fenómenos para propósitos de políticas),
expresivos (incitar emociones en el lector) y críticos (alcanzar la emancipación del
hombre). En la sociología analítica, se aprecia la coexistencia de metas cognitivas y
descriptivas, prestándose menos atención a los objetivos expresivos y críticos. El juego
recíproco de descripción y explicación tiene algunas consecuencias positivas para el
desarrollo del conocimiento. John Goldthorpe argumenta que el progreso científico a
menudo procede de buenas descripciones que destacan fenómenos nuevos y no intuitivos,
los que requieren la formulación de nuevos conceptos y teorías a fin de ser explicados.
Aquí Goldthorpe se basó en Robert K. Merton, quien sostenía que antes de interpretar o
explicar un fenómeno era necesario establecer su existencia y el hecho de que mostrara una
regularidad suficiente para requerir y permitir una explicación.5

Así, antes de explicar un fenómeno, es necesario proporcionar una buena descripción de


este, asegurándonos de su estabilidad espacio-temporal, de su naturaleza no espuria y de
que no es resultado de errores en los protocolos de observación. De otro modo, uno correría
el riesgo de “explicar” pseudohechos y, según Merton, la investigación basada en
pseudohechos conduce a pseudoproblemas. Goldthorpe afirma que las descripciones son
buenas en tanto enfoquen la atención en fenómenos que no son autoevidentes en la vida
cotidiana y cuya explicación requiere la introducción de mecanismos generativos
plausibles. Por ejemplo, la recolección sistemática de datos censales ha hecho posible
revelar configuraciones de fenómenos sociales anteriormente desconocidas y no intuitivas:
nuevos instrumentos de observación conducen así a nuevos conocimientos.6

Relación con otras tendencias sociológicas


La sociología analítica establece claros límites con la así llamada “teoría social”. Según
Axel van den Berg, parecería que cada vez más lo que se entiende por “teoría sociológica”
se involucra con asuntos de la epistemología, ontología y filosofía de la ciencia, a expensas
del asunto más “mundano” de la teorización sobre el mundo social. En otras palabras, y de
acuerdo a la perspectiva de Barbera, la teoría social contemporánea ha abandonado
explícita y conscientemente el objetivo de la explicación, debilitándose así la integración
entre teoría e investigación empírica hasta un punto inaceptable. Según sus partidarios más
prominentes, la teoría social está realmente concentrada en el “discurso” más que en la
explicación y debería enfocarse en los metacriterios de la verdad de las teorías ―en vez de
en su capacidad explicativa concreta― a fin de conceptualizar la naturaleza de la actividad
social, en lugar de su explicación. Estas características son el resultado de un objetivo
común a los teoristas sociales contemporáneos: la búsqueda de la “Gran Síntesis”. Esto
produce, afirma Barbera, estructuras teóricas imponentes, tan atestadas de neologismos y
circunloquios como para hacer necesario el uso de glosarios especiales. A menudo conduce
a la creación de instrumentos teóricos tan complicados que impiden el análisis empírico o
que lo permiten solo de una manera indirecta e improvisada.7

Muchas teorías sociales contemporáneas han intentado ir más allá del intento de Talcott
Parsons de lograr tal síntesis pero, irónicamente, las grandes estructuras conceptuales que
se produjeron no parecen ser tan diferentes de la armazón del estructural-funcionlismo
estadounidense. La teoría social contemporánea se ha involucrado con objetivos demasiado
ambiciosos, tales como trascender los límites entre objetivismo y subjetivismo, clarificar la
relación entre acción y estructura y superar el carácter monodimensional de las teorías
parciales. Barbera argumenta que es difícil de creer que sea responsabilidad de los
sociólogos proporcionar una solución teórica a los dualismos y antinomias que han signado
el pensamiento occidental desde sus orígenes. Una consecuencia lógica de esto es que el
impacto de la teoría social sobre la investigación empírica ha sido muy limitado.7

La diferencia que separa la sociología analítica del posmodernismo radical también es


clara. Las principales críticas pueden ser resumidas en la idea de que el ala radical de este
movimiento ha declarado la imposibilidad de la sociología como ciencia social,nota 1 en favor
de una visión exclusivamente crítica de la disciplina, no dejando espacio para otros
enfoques. Por otro lado, cabe destacar que las réplicas de la sociología analítica a las
limitaciones de las tendencias teóricas más importantes en la sociología contemporánea no
consisten simplemente en apasionadas referencias a la importancia de la investigación
empírica. Barbera considera al empirismo ciego como una reacción desordenada a la
teorización abstracta que no sería menos absurda.8

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