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 Cummings, Bruce Bruce Cummings
950.4 E l lugar de Corea en el sol: Una historia moderna /
CUM Bruce Cummings - 1 * ed. - Córdoba: Comunic-arte
Editorial, 2004.-
584 p.; 21,5x15 cm. (Rojo y negro)
Traducido por: Cecilia Melero, Gustavo Santillán y
Jorge Santarrosa

ISBN 987-1151-18-7

I. Título - 1 . Historia de Asia en el Siglo xx

Título original: Korea's Place in the Sun

© 1997 by Bruce C u m m i n g s
El lugar de Corea
© 1997 by W. W. Norton & C o m p a n y

T r a d u c c i ó n : Cecilia Melero, G u s t a v o Santillán y J o r g e S a n t a r r o s a

en el sol
P a r a la primera edición e n e s p a ñ o l :
Una historia moderna
© 2 0 0 4 by C o m u n i c - a r t e Editorial
© 2 0 0 4 by J a i m e Silbert y Park C h a e S o o n

comunicarte
Editorial
Ituzaingó 167 - S é p t i m o Piso Of. 2
(X5000IJC) C ó r d o b a - A r g e n t i n a
TeUFax: 0351-4264430
editoríalcomunicarte @ sinectis.com.ar
www.editoresdecordoba.com/comunicarte

Dirección Editorial: Karina Fraccarolli

D i r e c c i ó n d e la c o l e c c i ó n : J a i m e Silbert y Park C h a e S o o n Coordinadores
C o o r d i n a la edición: P r o g r a m a d e Estudios C o n t e m p o r á n e o s C o r e a n o s de la Colección
y del N E Asiático, U n i v e r s i d a d Nacional d e C ó r d o b a Jaime Silbert
D i s e ñ o d e la c o l e c c i ó n : Marcelo De Monte Park Chae Soon
Cubierta: I v a n a M y s z k o r o s k i

H e c h o el d e p ó s i t o q u e p r e v i e n e la Ley 1 1 . 7 2 3 .
I m p r e s o e n A r g e n t i n a - P r i n t e d in A r g e n t i n a

Primera edición: abril d e 2 0 0 4

Tirada: 5 0 0 ejemplares

L o s textos n o p u e d e n r e p r o d u c i r s e total o p a r c i a l m e n t e sin la

p r e v i a a u t o r i z a c i ó n , p o r escrito, d e los titulares del copyright.

ISBN:987-1151-18-7
comunicarte COLECOÓNROJOYNEGRO
Editorial
 CAPÍTULO PRIMERO
LAS VIRTUDES

Debería rastrearse la historia de los límites, de aquellas acciones

oscuras, necesariamente olvidadas tan pronto fueron realizadas,
por medio de las cuales una civilización expulsa a lo que considera
ajeno. A lo largo de su historia, este foso que cava alrededor de
sí mismo, esta tierra de nadie que preserva su aislamiento, es tan
característico como sus valores positivos.

Michel Foucault

A l igual que la mayor parte de los pueblos de la tierra, los coreanos

contemporáneos en el Norte y en el Sur piensan que han escapado de la
historia y de la tradición en la paz tumultuosa de un vigoroso siglo X X .
Mientras tanto, actúan de maneras que serían inexplicables sin referirse a
un período mucho más prolongado - e l poco registrado milenio antes del
1400 y, especialmente, el medio milenio mejor conocido de la dinastía
Choson (1392-1910). Para comprender la Corea "moderna" es necesario
primero hacer un recorrido a través de los siglos anteriores, ya que si bien
uno puede olvidarse de la historia, la historia no se olvida de uno.

Consideren esta afirmación sobre la historia de Corea alrededor del

inicio de la era cristiana: "la importancia de los sinizados Choson y de los
asentamientos tardíos en Corea patrocinados por los emperadores Han,
yace en su influencia cultural de largo plazo sobre Japón. En esa época, la
península coreana se convirtió en el principal conducto a través del cual la
cultura china fluyó hacia el archipiélago japonés" . Esto fue escrito en 1993,
1

en un buen libro. Aunque podría haber sido escrito en cualquier época, si

se tiene en cuenta que Japón alcanzó más rápidamente que Corea a la
imaginación occidental -esto es, después de 1868- pero no antes. ¿Qué es
incorrecto en la afirmación que citábamos? En primer lugar, Corea nunca
fue "sinizada", a pesar de que se acercó a ello durante el período 1392-1910.
Ciertamente, no estaba sinizada en la época en que los pequeños estados
amurallados se disputaban el poder sobre la península. Segundo, ¿acaso
Corea no tiene otra importancia más allá de su rol de "larga duración" como
conductor "por control remoto" de la influencia china hacia Japón? ¿Es que
acaso esa influencia permaneció incólume tras su paso por manos coreanas?
¿China no ejerció "influencia cultural" en Corea, sino sólo en Japón? Si no
lo hizo ¿por qué? Y si lo hizo ¿por qué poner el énfasis en Japón y no en
Corea?

19
 Podría continuar, pero debemos admitir que desde las primeras incur-
siones de las potencias imperialistas occidentales hasta el momento en el que
estoy escribiendo, los no coreanos han tenido dificultades para hablar se-
riamente sobre los coreanos, para entender a los coreanos como actores en
la historia. Imaginen una versión europea de ello: la cultura greco-romana
atravesó el país X alrededor de entre el 200 a.C. y el 1400 d.C. (el marco
temporal que indica el autor citado más arriba) y tuvo una influencia defi-
nitiva en ... Inglaterra. No necesitamos nombrar al país X para darnos
cuenta de las deficiencias de tal afirmación. Gran Bretaña, al igual que
muchos otros países europeos, vivió y se desarrolló bajo la sombra instruc-
tiva de la civilización greco-romana. En Edimburgo, encaramada sobre una
cumbre con vista al mar, tropezamos con una reconstrucción parcial del
Partenón, a miles de kilómetros del original. ¿Y eso hace de Escocia un mero
reflejo de la gloria griega, un conducto, un canal? Por supuesto que no.
Es la historia del siglo pasado, en la que Corea cayó víctima del impe-
rialismo y en la que no pudo establecer sus propias construcciones del
pasado, la que nos hace pensar que si los coreanos son confucianos o
budistas, o que si establecieron un sistema de exámenes para los cargos
públicos, deben entonces haber estado "sinizados". El mundo es más com-
plejo, y la historia de Corea es más importante que eso. Los coreanos se
apropiaron a su manera de Confucio, al igual que los pensadores renacentistas
se apropiaron de Platón y Aristóteles; que el sepulcro de Confucio estuviera
en Shantung, apenas cruzando el Mar Amarillo desde Corea, facilitó la
adaptación. La verdadera historia es interna a Corea y habla de la ilimitada
coreanización de la influencia extranjera, y no viceversa.
En su excelente libro After Virtue, Alasdair Maclntyre induce a los
lectores del siglo X X a darse cuenta que las ideas que pueblan sus mentes
son fragmentos de una totalidad perdida, ya sea que se piensen a sí mismos
como liberales lockeanos, católicos agustinianos o racionalistas aristotélicos.
Simplemente, no existe ninguna posibilidad de recapturar a esa totalidad
perdida, un mundo donde esos sistemas de pensamiento eran las únicas
ideas que estructuraban la totalidad de las interacciones humanas y eran
inhaladas como el aire que se respiraba. Lo mismo ocurre en Corea, donde
una visión del mundo embebida de confucianismo, budismo e ideas nativas
definió, durante milenios, lo que significaba ser coreano, sólo para ser
borrada de un plumazo en nuestra época. Aún así, algunos fragmentos de
este mundo permanecen en las mentes coreanas, lo cual nos ayuda a explicar
por qué muchos coreanos hacen las cosas que hacen y cómo se han adap-
tado a la vida moderna.
La antigua Corea fue un universo único, una historia humana comple-
tamente realizada diferente de cualquier otra. Era un mundo definido por la
virtud, y si las virtudes pueden estar en retroceso en la Corea contemporá-
nea, como ocurre en todas partes, aún animan las mentes coreanas: mentes
que están orientadas hacia los fines, no importa si de manera consciente o
no, con miles de años de historia y una moralidad profundamente sentida.
Actualmente englobamos esas virtudes con un término que parece poder
abarcarlo todo, "confucianismo". Frecuentemente se dice que es una filo-
sofía conservadora, tradicionalista, que venera una edad dorada pasada, que
presta cuidadosa atención a la realización de los ritos, que menosprecia los
bienes materiales y el comercio, que supone la contemplación de la natura-
leza, la obediencia a los superiores y la preferencia por las j erarquías sociales
relativamente estáticas. Si el confucianismo tuvo esas tendencias, también
tuvo otras -una saludable lealtad hacia la propia familia, por ejemplo, que
debió traducirse en competencia con otras familias por la riqueza; otro
ejemplo es el énfasis en la crítica moral, lo que otorgó a estudiantes y letrados
una base ética desde la cual decir la verdad al poder. Muchos trabajos sobre
Corea contemporánea se focalizan en el supuesto carácter estático, autori-
tario y antidemocrático del legado confuciano. Aún un énfasis unilateral en
estos aspectos no podría nunca explicar el comercio extraordinariamente
activo de Corea del Sur, el materialismo y el consumo conspicuo de las
nuevas élites o las importantísimas luchas a favor de la democratización
llevadas a cabo por los trabajadores y los estudiantes coreanos. A l mismo
tiempo, suponer que el comunismo norcoreano rompió completamente con
el pasado nos cegaría sobre la continuidad del legado confuciano allí: su
política de base familiar, la sucesión en el gobierno del hijo del líder y la
extraordinaria veneración del fundador del Estado, Kim I I Sung.
Fluyendo silenciosamente al costado de esta corriente confuciana,
existe un poderoso río de axiomas y creencias inarticulados, una herencia
nativa de pensamiento que habita las mentes de los incultos, los analfabetos,
las enclaustradas, escondidas y vedadas mujeres, del campesino inclinado
en el campo de arroz, del anciano atravesando las calles de Seúl con cuarenta
y cinco kilogramos de carga en su carro de madera, del obrero industrial
aullando a la luna bajo la melancólica influencia del makkolli, del niño
inquisitivo, de la joven pareja cautivada en el mutuo descubrimiento de su
propia sexualidad, de los invisibles desclasados. Esa mente se encuentra
bajo el esternón y no entre las orejas: como lo señaló Richard Rutt, "los
coreanos, como los chinos y los hebreos, piensan que el asiento del pensa-
miento es el corazón y no la cabeza" . Cuando dicen "yo pienso" se señalan
2
al pecho. La mente es "mente y corazón" o sim, un conocimiento visceral
91
que reúne el pensamiento y la emoción, y que tiene una posición de honor
en la civilización occidental en el pensamiento de Platón.
La "mente-corazón" coreana está en armonía con los espíritus que
habitan todas las cosas de la naturaleza (osos, grillos, árboles, flores, hoga-
res, ríos, montañas), los fantasmas y duendes que surcan la noche, los
shamanes que lanzan encantamientos, las heterodoxas mujeres que unen
mente y cuerpo en los retorcidos encantamientos de las hechiceras mudang.
Esta es la mente humana conectada con el cuerpo y lo visceral, en armonía
con su ambiente natural y que, fuera de sí, deviene superstición, intuición,
visión, locura, sabiduría y, sobre todo, libertad. Es la auténtica tradición
coreana, que inspira canciones, poemas, danzas, sueños y emociones; se
resiste a todos los intentos de limitar los sentidos y bordea los fuegos de la
pasión. Es la Corea que yo, un racionalista occidental, conozco menos:
fantasmas y demonios que no puedo ver, lamentos y gritos que no puedo
oír, fuerzas del bien o del mal que no puedo sentir, una experiencia de
procesiones, gritos de gargantas y saludos de manos que no me incluye. Un
observador estadounidense que visitó Corea hace un siglo, un científico y
viajero llamado Percival Lowell, tenía esto para agregar: "los coreanos
tienen una gran pasión por el paisaje. Las posesiones de cada provincia en
este respecto no son sólo bien conocidas, sino incluso clasificadas y cata- •
logadas sistemáticamente. Un bosquecito de árboles es celebrado aquí, los
precipicios de una montaña allá, la puesta de la luna sobre un espejo de agua
en un tercer sitio ..." . De alguna manera pienso que es la Corea más
3
auténtica, la más humana -quizás porque es la Corea contra la que siempre
se nos advierte. De esta fuente nativa, pienso, proviene la energía terrenal,
expansiva, fanfarrona y cinética que los viajeros extranjeros sienten en
Corea, tan atractiva y apremiante, que no poseen los vecinos de Corea en
el Oriente. Por todas esas vigorizantes personas anónimas, levanto mi copa
de soju.
Los orígenes de l a nación coreana
Los coreanos se conformaron como pueblo en una península monta-
ñosa rodeada en sus tres lados por agua. Alguien dijo alguna vez que si la
península coreana hubiera sido aplanada con una plancha, sería tan grande
como China. Los coreanos asocian el origen de su historia con la gran
montaña del lago-cráter en la frontera norte, Paektusan, o la Montaña de
Cabeza Blanca: permanecen hoy como un "pueblo montañés", que se iden-
tifica con sus lugares y regiones de origen que, según arguyen, difieren en
gran manera de otras partes de Corea. Para los extranjeros este regionalismo
parece frecuentemente exagerado, pero ejerce una influencia real -por ejem-
22
pío, en los patrones recientes de voto en Corea del Sur. Pero no hay duda
de que ejercía una influencia mucho mayor cuando pocos coreanos vivían
en las ciudades, habitando un universo constituido por su propia aldea y
caminaban durante horas para alcanzar un pueblo situado al otro lado de la
colina.
La península estaba también rodeada en tres de sus lados por otros
pueblos: chinos en el oeste, japoneses en el este y una variedad de influencias
en el norte: las tribus "bárbaras", invasores agresivos y, en el siglo pasado,
una presencia rusa cada vez más expansiva y profunda. A pesar de que
Japón ejerció una fuerte influencia a fines del siglo X V I y nuevamente
durante el siglo pasado, en los tiempos antiguos los pueblos y civilizaciones
de la contigua Asia continental fueron mucho más importantes para la
historia coreana. La frontera norte entre Corea y China, formada por los ríos
Yalu y Turnen, ha sido reconocida por el mundo durante siglos, mucho más
de lo que lo fueron las fronteras comparables en Europa, por lo que puede
pensarse que estos ríos han constituido siempre el límite norte de Corea. En
realidad, los coreanos fueron mucho más allá de estos ríos, bien hacia el
noroeste de China o hacia Siberia, y ni los coreanos ni las antiguas tribus que
ocupaban las llanuras de Manchuria consideraban que esas fronteras ribereñas
fueran sagradas. Además, el riguroso clima invernal creaba sendas conge-
ladas que duraban varios meses, facilitando las migraciones de ida y vuelta,
a partir de las cuales se conformó el pueblo coreano.
El inicio imaginado de la nación coreana, tanto para el Norte como para
el Sur contemporáneos, tuvo lugar en el tercer milenio a.C, cuando un rey
llamado Tan'gun fundó Antiguo Choson (a veces traducido como "calma
matinal", Choson continúa siendo el nombre del país en Corea del Norte,
mientras que los surcoreanos utilizan el término Han'guk, un uso que se
remonta a la década de 1890; el nombre occidental, Corea, se deriva de la
dinastía Koryo, 918-1392). De acuerdo a un texto sobreviviente del período
Koryo , los historiadores chinos escribieron que Tan'gun construyó su
4
palacio real cerca de la actual P'yongyang y que estableció un Estado
llamado Choson, en la misma época que el fundador legendario de China,
el Emperador Yao. James Gale estaba mucho más cerca de la verdad cuando
escribió que Corea "hunde sus orígenes en las brumosas edades de un
pasado que elude todo intento de investigación detallada, edades que yacen
en algún lugar entre la del hombre y la de los ángeles y seres espirituales,
uniendo el cielo con una mano y la tierra con la otra" . 5
El texto de Koryo daba esta versión del nacimiento de Tan' gun (aunque
existen varias otras):
23
 En aquellos días una osa y una tigresa vivían en la misma cueva.
Ambas rezaban a Hwanung [el rey que había descendido del cielo]
para que las bendijera encarnándolas como humanas. E l rey tuvo
piedad de ellas y le dio a cada una un manojo de artemisa y veinte
dientes de ajo, diciendo: "si comen esta comida sagrada y no ven
la luz del sol durante cien días, se convertirán en seres humanos". •
L a osa y la tigresa tomaron la comida y la ingirieron, y se retiraron
dentro de la cueva. Luego de veintiún días la osa, que había
observado fielmente las instrucciones del rey, se convirtió en una
mujer. Pero la tigresa, que había desobedecido, permaneció en su
forma original.
L a mujer-osa no podía encontrar marido, por lo que rogó, bajo un
sándalo, ser bendecida con un hijo. Hwanung escuchó sus plega-
rias y la desposó. Ella dio a luz a un niño, que fue llamado Tan'gun
Wanggom, el Rey del Sándalo . 6
A pesar de su origen oscuro, Tan'gun ha ejercido influencia sobre los
coreanos en todos los siglos a partir de la era cristiana, e incluso mucho
antes; la leyenda que citamos no fue una creación del período Koryo, como
han sostenido los historiadores japoneses; por el contrario, ya se la encuen-
tra tallada en estelas de piedra de un altar familiar en Shantung, cruzando el
Mar Amarillo desde Corea, que datan del año 147 d.C. . Un templo en honor
7
a Tan'gun, erigido en 1429 en P'yongyang, se mantuvo hasta que la Guerra
de Corea lo destruyó hasta los cimientos en la década de 1950.
Los historiadores nacionalistas trazan una evolución lineal y homogé-
nea del pueblo coreano desde el distante momento de la aparición de Tan' gun
hasta la Corea actual. Más aún, el rey no sólo fue una persona: también fue
una presencia continua desde los tiempos de Tan'gun hasta el presente, una
"vasija" llenada por distintas personas en épocas diferentes, que establecían
su legitimidad a partir de este linaje eterno. Bajo su primer gobierno presi-
dencial, por ejemplo, Corea del Sur utilizaba un calendario en el cual el
nacimiento de Tan'gun daba inicio al año uno - l a fecha establecida era en
2333 a.C. Y en septiembre de 1993, Corea del Norte interrumpió la creciente
crisis nuclear que involucraba a Estados Unidos, anunciando con gran
fanfarria el descubrimiento de la tumba de Tan'gun y unos pocos restos de
su esqueleto en un sitio próximo a P'yongyang:
L a fundación de KoJoson [Antiguo Choson] por Tangun hace
cinco mil años marcó un momento crucial en la formación de la
nación coreana. Con el establecimiento del Estado de KoJoson,
fue instituida una unidad política integrada, los lazos sanguíneos
y la cultura popular se fortalecieron, y sus vínculos económicos
24
y políticos se estrecharon, lo que dio origen a la formación de la
nación... Los coreanos son una nación homogénea que heredó de
manera consistente a través de la historia la misma sangre y
cultura .
8
Kim I I Sung recorrió el sitio avanzado ese mes, y un año después su
hijo, Kim Jong I I , creó un museo en el mismo lugar. Todos los escritores
se avinieron a proclamar a los coreanos el pueblo más antiguo (y por ende,
el mejor) del mundo, con una historia ininterrumpida desde el siglo trigésimo
a.C. hasta el presente.
Lo que sea que se deduzca de este último descubrimiento o del mito de
la osa, lo cierto es que se trata claramente de un relato coreano: algunos otros
pueblos (pensemos en los japoneses y los israelíes) también afirman tener
unos orígenes distantes, con continuidad étnica y lingüística hasta nuestra
época. Pero pocos focalizan tanto la atención en la ascendencia femenina
de un hijo pródigo, o en los talentos prodigiosos del hijo (los norcoreanos
sostienen que el hueso púbico desenterrado de la tumba de Tan'gun era
inusualmente largo; los textos antiguos dan a veces la longitud del falo del
rey, pero sólo si se trataba de escritos para leer en el ámbito interno) . Pocos
9
pueblos comen tanto ajo. Y, sobre todo, pocos pueblos en el mundo viven
en una nación sin diferencias étnicas, raciales o lingüísticas significativas:
Corea es, de hecho, una de las naciones más homogéneas de la tierra, donde
etnia y nacionalidad coinciden. Resulta agradable para los coreanos pensar
que siempre han sido de la misma manera; pero es un craso error pensar que
esta relativa homogeneidad signifique una "línea sanguínea" común, o que
impregne a todos los coreanos con características similares.
Desafortunadamente, no existe historia escrita de Corea hasta los siglos
inmediatamente anteriores a la era cristiana, y esa historia fue cronicada por
los escribas chinos. Sin embargo, las excavaciones en sitios paleolíticos han
establecido que los seres humanos habitaron la península hace medio millón
de años, y que estos humanos se encontraban allí hace siete u ocho mil años,
durante el período Neolítico -como se evidencia en las herramientas de
piedra pulida y en la alfarería que legaron a la posteridad. Alrededor de 2000
a.C, una nueva cultura alfarera se expandió en Corea desde China, trayendo
consigo diseños prominentemente pintados y cincelados. Estos pueblos
neolíticos practicaban la agricultura en asentamientos de vida comunal, y
está muy expandida la suposición de que su agrupamiento social básico eran
los clanes consanguíneos. Los historiadores coreanos de hoy a veces afir-
man que los sistemas de liderazgo del clan se caracterizaban por los con-
cilios de nobles, denominados hwabaek, instituciones que emergieron du-
25
rante el posterior período Silla, pero que se retrotraerían a estos pueblos
neolíticos al igual que lo haría el mito de Tan'gun. Pero no existe evidencia
suficiente para sostener esos orígenes imaginados para el pueblo coreano,
al menos que se dé crédito al descubrimiento reciente en Corea del Norte,
lo cual pocos historiadores extranjeros están dispuestos a hacer.
Para el siglo IV a.C, sin embargo, un número de pequeños Estados en
la península había sobrevivido lo suficiente como para atraer la atención de
China, siendo el más ilustre Antiguo Choson, al que algunos historiadores
localizan en las márgenes del Río Liao al sur de Manchuria y otros lo hacen
a lo largo del Río Taedong, que corre a través de P'yongyang y el noroeste
de Corea . Choson prosperó como una civilización basada en la cultura del
10
bronce y como una federación política de muchas ciudades amuralladas, la
cual (de acuerdo a los registros chinos) era formidable hasta el punto de la
arrogancia. Compuesto de jinetes que empleaban armas de bronce, Choson
extendió su influencia al norte, ocupando la mayor parte de la cuenca de
Liaot'ung. Pero el poder ascendente del Estado Yen del norte de China
(1122-255 a.C.) frenó el avance de Choson y finalmente lo retrotrajo al
territorio al sur del río Ch'ongch'on (ubicado a mitad de camino entre los
ríos Yalu y Taedong).
Como Yen diera lugar en China al Imperio Ch' in y a la dinastía Han (206
a.C. - 200 d.C), Choson declinó y poblaciones de refugiados migraron
hacia el este. Fuera de este entorno surgió un hombre llamado Wiman, que
asumió el reinado de Choson en algún momento entre 194 y 180 d.C. El
Choson de Wiman fue una mezcla de influencias chinas con la estructura
federada del Antiguo Choson; aparentemente revitalizado bajo Wiman, este
Estado se expandió nuevamente a través de cientos de millas de territorio.
Sin embargo, sus ambiciones desataron una invasión Han, y el Choson de
Wiman cayó en 108 a.C. Estos desarrollos coincidieron con la emergencia
de la cultura de hierro, que hizo posible una agricultura sofisticada basada
en herramientas como azadas, arados de rejas y hoces. El cultivo del arroz
y otros granos se incrementó de manera marcada, posibilitando así que la
población se expandiera. A partir de este punto se produjo una continuidad
incuestionable en el tipo de sociedad agraria hasta la emergencia de un
Estado coreano unificado muchos siglos después, incluso si todavía no
estamos dispuestos a llamar "coreanos" a los pueblos de la península.
Los chinos Han establecieron cuatro comandancias para gobernar la
península desde el sur hasta el río Han (que fluye a través de Seúl), con un
área central en Lolang (Nangnang en coreano; su ubicación se encuentra
26
cerca de la P'yongyang actual). Es ilustrativo de la irreconciliable diferencia
entre la historiografía practicada actualmente en Corea del Norte y Corea del
Sur -al igual que las dudosas proyecciones hacia el pasado del nacionalismo
coreano que intentan ambos lados- el hecho que los historiadores de la
República Democrática Popular de Corea niegan que el Distrito Lolang
estuviera localizado en Corea y lo ubican al noroeste de la península, posi-
blemente cerca de Beijing. Quizás esto se deba a que Lolang fue claramente
una ciudad china, el sitio de muchos objetos enterrados que muestran la
riqueza de los señores y comerciantes chinos que vivían en ella, con muchos
de sus artefactos extraídos por un arqueólogo japonés llamado Sekino
Tadashi bajo la dirección del gobernador general en 1913. (Quizás, después
de todo, los norcoreanos tengan razón).
E l período de los Tres Reinos
Por alrededor de cuatro siglos Lolang fue el gran centro de la política,
el arte, la industria (incluyendo la extracción de minerales ferrosos) y del
comercio chino-coreano. Su influencia se extendió a lo largo y a lo ancho,
atrayendo inmigrantes desde China y extrayendo tributos de varios Estados
ubicados al sur del río Han. En los primeros tres siglos de la era cristiana,
un amplio número de los denominados "Estados amurallados" del sur de
Corea se agruparon en tres federaciones, conocidas como Chinhan, Mahan
y Pyonhan; la agricultura del arroz se desarrolló en losricosvalles aluviales
y en las llanuras, hasta tal punto que pudieron establecerse embalses para
irrigación. Chinhan estaba situado en la parte central del sur de la península,
Mahan en el sudoeste y Pyonhan en el sudeste. El Estado de Paekche, que
pronto ejercería gran influencia en la historia coreana, emergió en el área de
Mahan; aunque no se conoce con certeza cuándo esto ocurrió, sí se sabe
que existía en 246, ya que Lolang llevó a cabo un gran ataque contra él en
ese año. No existen dudas de que Paekche era un Estado centralizado y
aristocrático, que combinaba la influencia china con la local, ni tampoco las
hay respecto a su creciente poderío: en cien años, Paekche había destruido
Mahan y ocupado lo que es hoy el área central de Corea, alrededor de Seúl.
Se dice que la costumbre coreana de que la sucesión real pase de padre a
hijo comenzó con el rey Kun Ch'ogo de Paekche, y que su nieto inauguró
otra larga tradición, adoptando el budismo como religión de Estado (en 384).
Mientras tanto, dos poderosos Estados habían emergido en el norte de
la península alrededor de los inicios de la era cristiana -Puyo en la cuenca
del río Sungari en Manchuria y Koguryo, el enemigo frecuente de Puyo, al
sur del anterior, cerca del río Yalu. Koguryo, que también ejercería una
27
prolongada influencia en la historia coreana, se desarrolló en confrontación
con China. Puyo era más débil y forjó alianzas con China para oponerse a
Koguryo, pero finalmente sucumbió, alrededor del año 312 d.C. Koguryo
se expandió desde entonces hacia todas las direcciones, en particular hacia
el río Liao en el oeste y hacia el río Taedong en el sur. En 313 ocupó el
territorio de la Comandancia de Lolang y entró en conflicto con Paekche.
La geografía peninsular conformó el espacio político de Paekche y
Koguryo y de un tercer reino llamado Silla, que completa la trilogía. En la
parte central de Corea, el principal cordón montañoso, el T'aebaek, corre
de norte a sur a lo largo de la costa del Mar de Japón. Sin embargo,
aproximadamente a tres cuartos de su longitud hacia el sur contando desde
su inicio, próximo al paralelo 37°, el cordón montañoso gira hacia el sudoes-
te, dividiendo la península casi por la mitad. Esta extensión sudoeste, el
cordón Sobaek, protegía a los pueblos al este de la parte de la península
ocupada por los chinos, pero no establecía barreras serias para la expansión
desde o hacia la parte sudoeste de la península. Este era el territorio histórico
de Paekche.
Koguryo, sin embargo, se extendió por una región salvaje del noreste
de Corea y el este de Manchuria, sujeta a temperaturas extremas y estructurada
por cordones montañosos elevados, amplias llanuras y ríos que daban vida
a la región; la montaña más alta, Paektusan, se ubica en la actual frontera
chino-coreana y tiene un hermoso y cristalino lago volcánico en su cima,
llamado Ch' onji, o Estanque del Cielo. Se encuentra a quinientos metros de
la cima, rodeado de picos que se alzan alrededor de 3000 metros sobre el
nivel del mar. Un famoso monje coreano llamado Toson, que combinaba el
budismo con las prácticas taoístas de geomancia, veía a la península coreana
como "un árbol que se ramifica y que tiene sus raíces en el monte Paektu" .
Asimismo, en 1942, un geógrafo alemán describió la vista imponente que
se presentaba al viajero -"una visión de grandeza monumental"- desde el
borde del cráter, con una vasta extensión de bosques vírgenes debajo:
Mirando hacia afuera, él observa hacia arriba las laderas con sus
manchas blancas, y hacia abajo, la escarpada e interminable
meseta con sus inmensos bosques. Mirando hacia adentro, su ojo
recorre 500 metros por encima de los empinados precipicios
hasta la extensa superficie del lago, que parece ser inmóvil, aún
cuando las tormentas están rugiendo por encima. Cuando el clima
es bueno, es de un azul oscuro radiante, y las formas y colores
de las paredes que lo rodean se reflejan con perfecta claridad. Los
rojos de las lavas inferiores, el gris y negro de las superiores, el
brillante blanco amarillento de la arena volcánica, parecen doblar
28
su tamaño real en el reflejo y son más impresionantes. Todos los
observadores concuerdan que los contrastes que esta visión doble
une hacen del paisaje... uno de los más cautivantes de la Tierra.
12
Koguryo se extendía a lo largo y a lo ancho a partir de esta montaña,
desde la actual Vladivostok hasta Port Arthur, desde el paralelo 38° hasta
Changch'ün en Manchuria. A l igual que Koguryo, Corea del Norte utilizó
esta montaña como parte de su mito fundante, y ahora se dice que Kim Jong
I I nació en la cima del Paektusan, en el terrible año de 1942 (en realidad,
nació en algún sitio de la frontera ruso-china al sur de Khabarovsk, y los
informes entran en conflicto acerca de si fue en China o en Rusia). De
manera poco sorprendente, es también la herencia de Koguryo la que la
República Democrática Popular de Corea (RDPC) afirma como la principal
de la historia coreana.
Por cierto, Koguryo no se inclinó ante nadie al momento de ponderar
a sus propios reyes: el fundador, Chumong, no sólo era el hijo del cielo, un
gran arquero y jinete, un hombre fuerte y maduro a la edad de siete años,
sino que podía incluso caminar sobre el agua. Según la leyenda, cuando una
vez los guerreros enemigos estaban ya pisándole los talones, Chumong
formó a su ejército al frente de un extenso río. Cuando estaba por ser
capturado, "de pronto, una multitud de peces y tortugas emergió en la
superficie formando un puente para que Chumong y sus partidarios pudie-
ran cruzar. Luego se dispersaron y se sumergieron nuevamente en las
profundidades, dejando a los perseguidores sobre sus caballos sin forma de
pasar". Chumong "le dio el nombre de Koguryo a su tierra porque su apellido
era Ko, que significa "alto", debido a que él había sido engendrado por el sol
en las alturas" . Kim I I Sung de Corea del Norte, también un rey-sol, se
13
denominó a sí mismo con un antiguo término de Koguryo que significa el
11
líder máximo (suryong) y privilegió la línea directa desde ese antiguo reino
14
a través de la dinastía Koryo hasta el presente.
Sin embargo, es la gloria de un tercer reino la que constituyó la vertiente
principal del linaje coreano de acuerdo a la historiografía surcoreana. El
Estado de Silla, al sudeste, llegó a ser finalmente el depositario de una élite
gobernante rica e ilustrada, con su capital en Kyongju, al norte del puerto
de Pusan. Los presidentes que gobernaron Corea del Sur, tanto dictadores
como líderes democráticamente elegidos, desde 1961 hasta 1996 eran todos
originarios de esta región y la mayoría de los historiadores de la República
de Corea (RdC) privilegian el legado histórico de Silla; el autor de la ideología
de Syngman Rhee, el primer ministro de educación, llamado An Ho-sang,
produjo su propia filosofía "Juche" y trazó sus orígenes hasta Silla. El
15
29
 legado de Paekche, al sudoeste, es la víctima de la Corea dividida, con los
habitantes de las provincias de Cholla sufriendo discriminación por parte de
los coreanos de otras regiones y de los historiadores del Norte y del Sur;
afortunadamente, el descubrimiento de la tumba del rey Muryong (501-523)
cerca de Kongju, reveló a los académicos del siglo X X el brillante genio
artístico de Paekche, con finas coronas defiligranasde oro que rivalizan con
las celebradas coronas de Silla. Un pintor de ascendencia Paekche en Japón
fue conocido por ser el principal artista de esa corte durante el siglo IX, "el
primer pintor famoso en Japón; por ejemplo, el primero en elevar el paisaje
a un nivel de arte noble" . Tomados juntos, los tres reinos continúan
16
influenciando la historia y la cultura política de Corea; no es inusual para los
coreanos afirmar que las características regionales que valoran o menospre-
cian se remontan al período de los Tres Reinos.
¿Estaban estos reinos habitados por "coreanos"? Ciertamente, algunas
de las características de cada reino han sobrevivido en la Corea unificada,
como lo hemos visto. Pero hahabido muchas guerras, migraciones y mezclas
como para que se conforme una raza homogénea de gente, distinta de sus
vecinos, y estamos lejos de saber, a partir del material histórico verificable,
las fronteras, las bases étnicas y las diferencias lingüísticas entre estos tres
Estados, o entre estos tres y los Estados del oeste de Japón, por ejemplo . 17
Koguryo incuestionablemente se fusionó con las bases étnicas chinas y del
norte, y los dos reinos del sur tuvieron muchos intercambios con los pueblos
que habitaban las islas japonesas, especialmente con Kyushu occidental. La
evidencia reciente sugiere que una parte tan grande como un tercio de los
residentes del Japón en el período de los túmulos (300-700 d.C.) tenía
ancestros recientes de origen coreano . Pienso que es mejor hipotetizar que
18
los fondos comunes genéticos de los coreanos y japoneses contemporáneos
deben haber tenido, inevitablemente, una raíz común antigua, al tiempo en
que los chinos del norte y los pueblos mongoles aportaron habitantes a la
península. Por lo tanto no tenemos razas únicas ni homogéneas en Corea y
Japón, más allá de que ambos pueblos quieran creer tal cosa, sino un grupo
humano común que se bifurcó cultural y lingüísticamente en algún momen-
to desconocido y que desde entonces ha tenido un desarrollo histórico
relativamente independiente, pero con cambios muy escasos en su ADN.
Silla evolucionó a partir de una ciudad amurallada llamada Saro, y a
pesar de que los historiadores de Silla decían que podían trazar sus orígenes
hasta el año 57 a.C, los historiadores contemporáneos consideran al rey
Naemul (356-402) como el gobernante que por primera vez consolidó un
gran reino confederado y estableció una monarquía hereditaria. Su dominio
30
comprendía la zona al este delrioNaktong en la actual provincia de Kyongsang
del Norte. Un pequeño número de Estados ubicados a lo largo del extremo
sur-central de la península al frente del Estrecho de Corea, no se unieron ni
a Silla ni a Paekche, sino que formaron una liga, Kaya, que tuvo estrechos
lazos con Estados de lo que hoy es Japón. Kaya fue finalmente absorbida
por sus vecinos a pesar de un ataque realizado en nombre de ella por las
fuerzas Wae de Kyushu contra Silla en el año 399 d.C, agresión que Silla
19
repelió con la ayuda de Koguryo. Durante las dos décadas siguientes, el
ejército de Koguryo estuvo estacionado en Silla.
Un gobierno centralizado probablemente emergió en Silla en la segunda
mitad del siglo V, cuando la capital se convirtió en centro administrativo y
comercial. A inicios del siglo V I , sus líderes introdujeron el arado con
bueyes y construyeron medios extensivos de irrigación. El resultado fue el
incremento de la producción agrícola, lo que posibilitó el desarrollo político
y cultural que siguió, incluyendo la formulación de un código administrativo
en 520, la creación un sistema hereditario de "huesos nobles" para indicar
el status de la élite y la adopción del budismo como religión de Estado
alrededor del año 535 (Paekche y Koguryo habían adoptado el budismo con
anterioridad).
Militarmente, Silla era más débil que Koguryo; en efecto, a comienzos
del siglo V, Koguryo había logrado el control indiscutido de toda la región
de Manchuria al este del río Liao, así como también de las regiones norte
y central de la península coreana. En esa época, tenía un famoso líder con
un nombre apropiado: el rey Kwanggaet'o, cuya traducción aproximada es
"el rey que expandió ampliamente el territorio". Reinando durante veintiún
años (391-412), a partir de los dieciocho años, conquistó sesenta y cinco
ciudades amuralladas y mil cuatrocientas aldeas, además de asistir a Silla en
su lucha contra las fuerzas Wae de Japón. Kwanggaet'o fue el dueño del
norte de Corea y de gran parte de Manchuria; en 427 estableció la capital de
Koguryo en P'yongyang, en la confluencia de llanuras aluviales y ríos, que
se convirtió en el centro de su extensa nación. Pero al tiempo que el dominio
de Koguryo se extendía, entró en conflicto con la dinastía Sui de China (581-
618) en el oeste y con Silla y Paekche en el sur.
Silla, en alianza con el rey Song de Paekche, atacó a Koguryo en 551.
Después de conquistar las extensiones norte del río Han, Silla se volvió en
contra de las fuerzas de Paekche y las expulsó del área baja del río Han.
Mientras un destrozado Paekche cuidaba sus heridas en el sudoeste, Silla se
alió con las fuerzas chinas de la dinastía Sui y su sucesora la dinastía T'ang
31
(618-907) en un ataque combinado contra Koguryo. Estos fueron grandes
choques entre cientos de miles de soldados de cada lado, y cambiaron la faz
del noreste asiático. Primero, los ejércitos de Koguryo avanzaron sobre el
río Liao en 598 y evitaron varios intentos de los Sui de expulsarlos. Tampoco
pudo Yang Ti, el emperador Sui, derrotar a los ejércitos de Koguryo en su
fortaleza de Liaotung, por lo que audazmente se embarcó en una enorme
invasión de Koguryo en 612, reclutando a más de un millón de soldados y
mandando un tercio de esta fuerza contra la capital, P' yongyang. El coman-
dante de Koguryo, un intelectual y soldado llamado Ulchi Mundok, planeó
una serie de sucesivas derrotas, ataques fingidos y retiradas como señuelo
para que las fuerzas de los Sui cayeran en una trampa a lo largo del río
Ch'ongch'on, cuarenta y ocho kilómetros al norte de P'yongyang, donde
-finalmente-, esperó a los chinos. Allí redactó un poema para la ocasión,
que envió al comandante enemigo:
Tus divinos planes han escrutado los cielos;
Tu cálculo astuto ha abarcado la tierra.
Ganaste cada batalla, tu mérito militar es grande.
¿Por qué entonces no te contentas y detienes la guerra?
Los chinos no estaban impresionados. Entonces las fuerzas de Koguryo
atacaron al enemigo desde todos los flancos, destrozando a las fuerzas Sui;
nueve ejércitos huyeron desordenadamente hacia el río Yalu. Quizás tan sólo
unos tres mil soldados Sui sobrevivieron y se retiraron a China; su derrota
contribuyó a la caída de la dinastía en 618 . El recién ascendido emperador
20
Tang, T'ai Tsung, lanzó otra enorme invasión en 645, pero las fuerzas de
Koguryo obtuvieron una sorprendente victoria en el sitio de la fortaleza An
Si, forzando a T'ai Tsung a retirarse.
Los coreanos siempre han considerado a estas victorias como ejemplos
genuinos de resistencia contra la agresión extranjera. Hay mucho mérito en
el argumento; si Koguryo no los hubiera derrotado, todos los Estados de la
península habrían caído bajo una prolongada dominación china y finalmente
habrían sido absorbidos. Por lo tanto, comandantes como Ulchi Mundok se
convirtieron en modelos de emulación más adelante, especialmente durante
la Guerra de Corea (1950-1953).
Sin embargo, Paekche no pudo soportar un ataque combinado de Silla
y los T' ang (éstos enviaron una enorme flota de invasión a la costa sudoeste
en 660), y rápidamente cayó bajo sus asaltos. La presión de los T'ang
también debilitó a Koguryo que, luego de ocho años sucesivos de lucha,
32
cedió ante la combinación del ataque externo y disputas internas acompa-
ñadas de varias hambrunas. A l retroceder hacia el norte, permitió a las
fuerzas de Silla avanzar y consolidar su control sobre el río Taedong, que
fluye a través de P' yongyang. De esta manera, Silla emergió como el Estado
más poderoso en 668, y es a partir de esta famosa fecha que muchos
historiadores hablan de una Corea unificada. El período de los Tres Reinos
llegó a su fin, pero no antes de que los tres Estados experimentaran una
influencia china de larga duración, que se evidenció en la introducción del
estilo de gobierno chino, la filosofía confuciana, las prácticas confucianas
de educación de los jóvenes y la escritura china (los coreanos adaptaron los
caracteres a su propio lenguaje mediante un sistema conocido como idu).
Los Tres Reinos también introdujeron el budismo, ya que varios gobernan-
tes vieron un valioso dispositivo político en la doctrina de un cuerpo unifi-
cado de devotos creyentes en Buda pero sirviendo a un solo rey. Además,
los artistas de Koguryo y Paekche perfeccionaron la pintura mural, tal como
se evidencia en las paredes de las tumbas, y la llevaron a Japón, donde ejerció
una fuerte influencia en el arte de los templos y los enterramientos japoneses.
Algunos académicos coreanos sostienen que Paekche "conquistó" a Ja-
pón , lo que genera un sinnúmero de preguntas (por ejemplo ¿qué era
21
"Japón"?), pero muchos historiadores coreanos y occidentales consideran
en la actualidad que los murales de las paredes de las tumbas reales en Japón
sugieren que el linaje de la casa imperial puede haber tenido orígenes coreanos;
quizás es por eso que los arqueólogos japoneses están lentamente comen-
zando a abrir más tumbas imperiales (la mayoría de las más importantes se
encuentran todavía fuera de los límites de la investigación arqueológica).
No existen dudas de que los coreanos influenciaron profundamente el
desarrollo histórico japonés: como lo afirmó un historiador japonés, el arte
de Paekche "se convirtió en la base del arte del período Asuka (circa 552-
644)" , y los murales de las tumbas muestran con claridad una fuerte
22
influencia de Koguryo. Los académicos nacionalistas japoneses tratan de
negar todo esto, tal como sus contrapartes tanto en Corea del Norte como
del Sur ven a Corea como otrora gobernante de Japón y "la fuente de toda
la antigua cultura japonesa" . La evidencia reciente, desapasionadamente
23
probada, muestra que Japón obtuvo de la antigua Corea productos avanza-
dos de hierro, armamentos, jaeces de caballos, joyería de oro y plata,
cerámica y nuevos métodos de manejo del Estado, algunos de ellos tomados
de China y otros creados por los habitantes de Corea. En particular, "prác-
ticamente todo el hierro con el que se hicieron las primeras armas y herra-
mientas japonesas" provino de Corea, y los japoneses aprendieron de Koguryo
el método de acorazado del caballo y del jinete, que fue "la tecnología militar
33
 más mortífera en el mundo antes del advenimiento de la pólvora". Un
académico estadounidense lo expresa de manera discreta: "se puede estar
de acuerdo con aquellos expertos, coreanos y japoneses, que ven a Corea
como la fuente de la cultura japonesa antes del 700" . 24
Corea bajo Silla
Silla y Paekche recurrieron al uso del poder chino para derrotar al reino
de Koguryo, inaugurando así la costumbre de involucrar a poderes extran-
jeros en las disputas internas de Corea. La confianza de Silla en las fuerzas
T'ang para consolidar su control tenía un precio, ya que desde entonces Silla
tuvo que resistir la presión de las fuerzas T'ang, que limitaron su control al
área sur del río Taedong. Pero la fuerza militar de Silla, que decían los
historiadores coreanos se apoyaba en un ideal de guerrero joven y aristocrá-
tico {hwarang), era formidable y se había apoderado de los territorios de
Paekche en 671; más tarde, ayudados por un general de Koguryo llamado
An Sung, expulsaron a las comandancias T' ang fuera de la península en 676.
De este modo Silla garantizó que el desarrollo del pueblo coreano adquiriera
una forma independiente.
El juramento guerrero de los hwarang simbolizaba la mezcla de budis-
mo y confucianismo que había llegado a caracterizar al pensamiento coreano
de esa época. A principios del siglo VII, un famoso monje llamado Won'gwang
exigió a los valientes hwarang que honraran cinco mandatos: lealtad al rey,
amor filial hacia los padres, fidelidad en la amistad, valentía en la batalla y
caballerosidad en la guerra (que no incurrieran en matanzas desenfrena-
das) . A los occidentales que visitaron Corea durante el siglo X I X no se les
25
habría ocurrido que ella tuviera una tradición militar como la que tenía
Japón, pero durante siglos la había tenido -manifestada en los genuinos
triunfos en el campo de batalla de Koguryo y Silla contra China . Las 26
proezas militares de Koguryo coexistieron con la educación confuciana: en
372 se estableció una academia nacional confuciana, y en las ciudades
provinciales los hombres jóvenes crecían leyendo los cinco grandes clási-
cos de la educación confuciana.
A pesar de los triunfos militares de Silla durante el siglo V I I , amplios
territorios de Koguryo no fueron conquistados, y una parte de la élite de
Koguryo, reunida en torno al general Tae Cho-yong, estableció un Estado
sucesor conocido como Parhae, justo por arriba y debajo de las fronteras
del Yalu y Turnen. Parhae se vio a sí mismo como la encarnación del antiguo
Koguryo, y su poderío forzó a Silla a construir una muralla en el norte en
721 y a mantener permanentemente fuerzas por debajo de una línea que iba
34
desde la actual P'yongyang en el este hasta Wonsan en el oeste. Como un
importante historiador lo ha afirmado, "Silla y Parhae confrontaron hostil-
mente entre sí, como si fueran la partes norte y sur de una nación dividida" , 27
y actualmente Corea del Norte mira hacia Parhae buscando lecciones para
su supervivencia en la post-Guerra Fría (aunque es claro que esas cosas no
se habrían escrito si Corea no hubiera sido dividida en 1945). Para el siglo
V I I I Parhae controlaba la parte norte de la península, todo el noreste de
Manchuria y la península de Liaot' ung. Como Silla, Parhae continuó estando
profundamente influenciado por la civilización china de los T' ang, enviando
estudiantes a la capital china en Ch' angan (muchos de los cuales rendían los
exámenes oficiales allí) y modeló su propia ciudad capital imitando a Ch' angan
-al igual que la antigua ciudad de Kyoto en Japón.
De acuerdo a ciertas fuentes, el pueblo de Parhae asentado en las
montañas Paektusan y en los valles era más denso que lo que ha sido en el
siglo X X . Contrariamente a los japoneses, durante esta época, la gente de
28
Parhae dormía sobre suelos ondol, calefaccionados mediante un sistema
que enviaba el calor por conductos a través de los pisos de cada habitación
a partir de un núcleo central - y que todavía es ampliamente usado en la Corea
contemporánea-, siendo los conductos de piedra cubiertos con papel de
arroz pulido y encerado. Mientras el agua de una jarra sobre la mesa se
convertía en hielo, las personas dormían confortablemente en los cálidos
ondol, por lo que no es improbable que los correctos ciudadanos de Parhae
pasaran sus inviernos manchurianos de esa manera. Un gran poeta del siglo
XII, Y i Kyu-bo, lo expresaba de esta manera:
Debajo de la luna del invierno el frío punzante
Mis afilados dientes rozan mi piel temblorosa.
Finalmente -buena suerte- un fuego bajo el suelo
Con calor despierta de su tea con madera.
L a bienvenida tibieza es como el hálito de la primavera,
Y amigablemente crece la manta con su hechizo. 29
Un náufrago holandés del siglo diecisiete, Hendrik Hamel, encontró un
sistema de dos clases para las casas coreanas, lo que no le gustó, pero
también observó cálidos pisos, que sí le agradaron. Mientras que las casas
de los ricos tenían techos de tejas, por mandato los pobres debían techar sus
chozas con paja: "ningún hombre puede cubrir su casa con tejas, al menos
que se le haya dejado hacer eso". Hamel continuaba,
Los pisos están abovedados, y en invierno ellos hacen un fuego
debajo, por lo cual están siempre tibios como una estufa. E l piso
35
 se cubre con papel aceitado. Sus casas son pequeñas, de una sola
planta pero alta ... L a nobleza siempre tiene una habitación
delantera, donde recibe a sus amigos... En la entrada de sus casas
se encuentra una amplia superficie cuadrada, o Patio de Tilo, con
una fuente, un estanque con peces y un jardín con aceras cubier-
tas. L a habitación de las mujeres se encuentra en la parte más
retirada de la casa, donde nadie puede verlas. 30
Los contactos entre Silla y T'ang también fueron muchos y variados,
ya que un gran número de estudiantes, oficiales y monjes viajó a China para
estudiar y hacer observaciones. En el año 682 d.C. Silla estableció una
academia nacional confuciana para formar altos oficiales, y más tarde ins-
tituyó un sistema de exámenes para los cargos públicos similar al de los
T'ang, pero con restricciones hereditarias típicamente coreanas en lo que
hacía a los aspirantes a rendir el examen. En comparación con Silla, Parhae
formó su sistema de gobierno centralizado a partir de una imitación más
directa de los sistemas T'ang; su cultura integró influencias indígenas y de
los T'ang, pero su nivel de civilización era todavía lo suficientemente alto
como para incitar a los chinos a llamarla una "tierra floreciente en el este" . 31
Silla también desarrolló una próspera civilización local, una de las más
avanzadas en el mundo. Su capital en Kyongju superaba el millón de habi-
tantes y era renombrada como "la ciudad de oro", donde la aristocracia
32
poseía una alta cultura y gustos extravagantes. Los historiadores de la
dinastía T'ang escribieron que los funcionarios de la élite poseían miles de
esclavos y un número similar de caballos, reses y cerdos. Sus esposas
usaban tiaras de oro puro y aros de delicadas e intrincadas filigranas. Los
intelectuales estudiaron los clásicos confucianos y budistas y perfecciona-
ron la administración del Estado, al tiempo que desarrollaron avanzados
métodos de astronomía y en la ciencia del calendario. El famoso observa-
torio del siglo V I I , Ch'omsongdae, donde la reina se sentaba y examinaba
los cielos, aún permanece hoy. La arquitectura budista que lo rodea da
muestra de avanzados conocimientos matemáticos, y la refinada impresión
por tablas de madera hizo posible la producción de muchos sutras budistas
y textos clásicos confucianos. Los viajeros árabes también descubrieron y
escribieron sobre las maravillas de Silla, llegando a Corea por tierra desde
China o en barco (dhow); muchos se quedaron y pasaron el resto de sus
vidas en este rico Estado. El historiador árabe Masuid escribió sobre Silla
en su Prados de Oro y Minas de Piedra Preciosa (947): "raramente un
extranjero que ha llegado aquí desde Iraq u otro país lo abandona después.
Tan sano es el aire aquí, tan pura el agua, tan fértil la tierra y tan plenas todas
las cosas" . Presumiblemente estos residentes árabes también se casaron,
33
añadiendo una pizca semítica en la reverenciada línea de sangre coreana.
36
Los budistas también llegaban a Kyongju en peregrinajes desde tan lejos
como la India. El sutra Dharani, escrito por intelectuales de Silla y encon-
trado recientemente al pie de la "Pagoda que no hace sombra" data de 751
y es el ejemplar más antiguo de impresión por tablas de madera que queda
en el mundo. Mientras tanto, el budismo de la "Tierra Pura" unió a la masa
de la gente común, que se convertía en adherente con sólo repetir cantos
simples -quizás de manera un poco similar a los seguidos por los Haré
Krishna en la actualidad. Las glorias mayores de la "ciudad de oro" eran el
templo de Pulguk-sa en Kyongju y la gruta Sokkuram, a la que se llega
mediante unos senderos muy sinuosos que atraviesan las colinas cercanas
sobre un risco con vista majestuosa del océano. Ambos fueron construidos
alrededor del año 750 y asimismo poseen algunas de las mejores esculturas
budistas del mundo:
Sokkuram fue modelada imitando los templos en cavernas de
China, pero mientras que en China sehacían mediante excavaciones
enriscosnaturales, Sokkuram es una gruta de piedra realizada por
el hombre ... [con] una antecámara rectangular y una cámara
interior circular con techo abovedado realizado con bloques de
piedra cuidadosamente cortados. Este techo abovedado eviden-
cia no sólo una gran habilidad técnica sino también refleja clara-
mente los sofisticados conocimientos en materia de mecanismos
de fuerza. 34
No se utilizó argamasa en la construcción de esta solitaria capilla.
Cuatro reyes Deva hacen guardia a lo largo del corredor que va hacia la
cámara interior donde se encuentra una estatua gigante del Buda Sakyamuni
realizada en granito sólido, con una expresión serena e impasible en su gran
rostro redondo, su mano izquierda con la palma abierta indicando medita-
ción, y la derecha hacia abajo "llamando a la tierra a ser testigo" -sugiriendo
a los coreanos una postura militante, una determinación a proteger a Corea
de las invasiones por mar.
Tallados en las paredes circulares de esta cámara se encuentran los
retratos de los discípulos de Buda, formados atrás de Buda como si éste
recibiera el sol naciente desde el horizonte del Mar del Este. Un kwansum de
once cabezas detrás del Buda simboliza su poder omnipresente y está entre
las más bellas esculturas coreanas. El efecto sobre el peregrino que sube
hasta la gruta para esperar el alba es abrumador; quizás un estadounidense
puede experimentar un efecto similar sentándose en la rotonda del magní-
fico Jefferson Memorial en Washington, observando los primeros rayos del
sol que bañan el estanque abierto.
37
 El simbolismo es mucho más sorprendente, ya que más allá del hori-
zonte se asienta el sol naciente de Japón. Pensé en esto una vez cuando un
importante académico japonés se vanagloriaba del aislamiento geográfico
"celestial" de sus islas natales, separadas por amplios mares de los tumultos
del Asia continental. Sostenía que esta era la razón principal por la cual Japón
había tenido un desarrollo diferente (y, por supuesto, superior). Cuando me
correspondió comentar sobre su exposición, le indiqué que el Buda de
Sokkuram y muchos coreanos probablemente esperaban despertarse una
mañana y encontrar que las islas ya no estaban allí. El profesor se precipitó
fuera de la sala, negándose a responderme.
Quizás me lo merecía, quizás no; en cualquier caso, déjenme decirles
algo incluso más ofensivo para las sensibilidades japonesas: ¿De dónde
provino Nippon? Es desde la perspectiva del Buda de Sokkuram, que mira
fijamente hacia el mar, que los símbolos "sol naciente" o "raíz del sol"
parecen pertinentes, lo que no ocurre con la propia gente de esas islas. Así
fue que uno de los primeros traductores del Nihongi (o Crónicas de Japón),
William Aston, conjeturó que "tengo muy pocas dudas de que Nippon,
como nombre para Japón, fue usado por primera vez por intelectuales
coreanos que arribaron en cantidad durante la primera parte del siglo V I I ...
En 670 se comunicó formalmente a uno de los reinos coreanos que este sería
el nombre del país en el futuro ..." .35
La alta civilización de Silla se evidencia en esta incomparable escultura,
y su longevidad puede sentirse en los muchos túmulos altos y redondos que
aún esculpen la fisonomía de Kyongju. El hecho de que muchos de los
hogares de la verdadera mayoría silenciosa aún continúen sin ser abiertos
es una clara evidencia del respecto que muchos coreanos creen deberles.
La mayoría de estas tumbas de la aristocracia, de la élite hereditaria de
"huesos nobles", se construyeron de acuerdo con los mandatos geománticos
promulgados por el gran monje Toson. Según éste, "en la posición de la
tierra hay decadencia o prosperidad, ... y seleccionado un sitio próspero y
propicio ... para construir una tumba" la familia disfrutará de buena fortu-
na . La unión de los huesos (kol) con la línea sanguínea herediaria (ch' ong)
36
ha ejercido una fuerte influencia en los coreanos hasta bien entrado este
siglo.
El poder de Silla comenzó a disiparse en el siglo IX, cuando influyentes
líderes regionales debilitaron el poder central y las rebeliones sacudieron los
cimientos del Estado (algunos rebeldes eran llamados "Los Pantalones Rojos").
El norteño Estado de Parhae, ubicado sobre ambas márgenes del río Yalu,
aún existía a pesar de que se encontraba bajo severa presión de los guerreros
38
Khitan y fue desgarrado internamente por divisiones étnicas entre los restos
de Koguryo y los pueblos Malgal, que también eran parte del Estado de
Parhae . La declinación de Silla incentivó a los "restauracionistas" del
37
derrotado Paekche y del todavía existente Koguryo (por medio de Parhae)
a tratar de llevar a esta gran dinastía a su final. Un guerrero llamado Kyonhwon
fundó "Paekche Posterior" en Chonju en 892, y otro llamado Kungye fundó
"Koguryo Posterior" en Kaesong, en Corea central; Kyonhwon trató de que
su cuarto hijo lo sucediera, lo que enfureció a su hijo mayor, quien encerró
a su padre en un templo y reclamó el trono para sí. El padre no tomó de
manera amigable esta afrenta, por lo que escapó para unir sus fuerzas con
las de Wang Kon, el hijo de Kungye, al que sucedió en el trono en 918. Esta
resultó ser una buena jugada, ya que Wang Kon ganó. Considerándose a sí
mismo como el legítimo sucesor de Koguryo, acortó el nombre a Koryo
("altas montañas y aguas brillantes") y se convirtió en el fundador de una
nueva dinastía con ese nombre (918-1392) -de donde proviene el término
moderno "Corea".
Unificación de Wang Kon en el nombre de Corea
El ejército de Wang Kon luchó incesantemente con Paekche Posterior
durante la década siguiente, con Silla en franca retirada. Después de una
aplastante victoria sobre las fuerzas de Paekche en la actual Andong en 930,
Koryo obtuvo la rendición formal de Silla y procedió a conquistar a Paekche
Posterior en 935 -sorprendentemente, con las tropas conducidas por el
anterior rey de Paekche, Kyonhwon, a quien su hijo había desplazado
traicioneramente. Luego de su victoria, Wang Kon se convirtió no sólo en
el unificador, sino en uno magnánimo. Considerándose a sí mismo como el
sucesor lineal de los reyes de Koguryo, adoptó a los sobrevivientes de la línea
de Koguryo que estaban huyendo del agonizante Estado de Parhae, que
había sido conquistado por los guerreros Khitan en 926 (esta fue la última
vez que un Estado coreano dominó extensas áreas de Manchuria, pero la
experiencia aún incita a muchos nacionalistas coreanos a sostener reclamos
de soberanía sobre amplias zonas de lo que hoy es el noreste de China).
Luego, Wang Kon tomó por esposa a una princesa de Silla y trató a la
aristocracia de Silla con una generosidad sin parangón. Estableció un régi-
men que incluyó a los restos de los Tres Reinos Tardíos, logrando de esta
manera una auténtica unificación de la península . La dinastía Koryo gober-
38
nó durante poco menos de medio milenio y en su apogeo se alineó entre las
más avanzadas civilizaciones en el mundo.
Con su capital en Kaesong, una ciudad al norte de Seúl, atravesada por
el paralelo 3 8 , la élite mixta de la dinastía Koryo también forj ó una tradición
o
39
de continuidad aristocrática que duraría hasta la era moderna. L a élite f u -
sionó los privilegios aristocráticos y el poder político a través de alianzas
matrimoniales y del control de la tierra y de los principales cargos políticos,
fortaleciendo esta posición de clase hasta que, haciéndola hereditaria, llegó
a ser inexpugnable. Koryo estableció una estructura social en la que la gentry
terrateniente unía su control de la propiedad con el estrato de funcionarios-
letrados con educación confuciana o budista, que usualmente residían en la
ciudad; con frecuencia, letrado y terrateniente eran la misma persona, pero
en cualquier caso la riqueza en tierras y la posición burocrática estaban
poderosamente fusionadas. En el centro emergió una burocracia influenciada
por el estilo político confuciano, que desde entonces buscó influenciar al
poder local, por lo que militó en contra de los esquemas feudales de castillos-
ciudades, señores de la tierra y soberanía parcelada que eran sostenidos por
una fuerte clase militar, al estilo europeo o japonés (a pesar de que Corea
experimentó un sistema parecido al feudal en los siglos nueve y diez, cuando
los poderosos señores de las ciudades amuralladas y los comandantes m i -
litares desafiaron al poder central).
Hacia el siglo X I I I había dos grupos gobernantes en Koryo, el de los
funcionarios civiles y el de los militares; en esa época el grupo militar era más
fuerte, pero posteriormente ambos fueron conocidos como yangban (los
dos órdenes). Debajo de la aristocracia hereditaria se encontraba la gente
común, como campesinos, dependientes y comerciantes; por debajo de
estos se encontraban los grupos parias de carniceros, curtidores y actores
a los que se llamaba ch 'onmin y que llevaban una verdadera existencia de
casta, con frecuencia en aldeas separadas y aisladas, y cuyo status recaía
también sobre sus hijos. L a esclavitud también era hereditaria (por línea
materna), y los esclavos deben haber constituido alrededor del 30 % de la
sociedad de K o r y o .
39
Llamaremos "burocracia agraria" a esta estructura sociopolítica para
distinguirla del feudalismo, y regresaremos a ella cuando alcance su forma
más acabada, en el período siguiente, Choson. Si bien este sistema social
evolucionó a lo largo de los siglos, su principal característica fue una tensión
fuerte y permanente entre el poder burocrático central y los terratenientes
provinciales; se asemeja al sistema chino en su configuración y filosofía
política, pero presenta poderes locales más fuertes que los de China, y con
frecuencia se parece a la estructura feudal japonesa de fusión entre la
posesión de la tierra y del status aristocrático a nivel local, con grupos de
parias como los eta o burakumin que eran (casi sin excepción) básicamente
desconocidos en China . Podemos comparar este sistema social con el de
40
40
las áreas de China donde predominaba la riqueza agraria basada en el cultivo
de arroz inundado, como el delta de Cantón, pero tenían una movilidad social
menor, ya que los chinos mayoritariamente se rindieron ante el status he-
reditario después del período Song.
Luego de la fundación de Koryo, los funcionarios favorecidos recibie-
ron concesiones de tierra (o prebendas) como recompensa por su apoyo a
la unificación dinástica, siéndoles otorgados derechos de recolección de
impuestos. Mientras tanto, grandes familias terratenientes mantuvieron sus
tierras a perpetuidad y las pudieron legar a sus sucesores; su producción
estaba al servicio del propietario, luego de que se hubieran pagado los
impuestos. En consecuencia se constituyó un sistema de propiedad privada,
a pesar de las estipulaciones según las cuales toda la tierra del país pertenecía
al rey. Este sistema, en el cual la tierra era trabajada mayoritariamente por
arrendatarios que pagaban renta en especie, con frecuencia produjo grandes
y muy ricas propiedades trabajadas por cientos de arrendatarios y esclavos,
y en su forma esencial permaneció durante la época Choson y el período
colonial japonés. La posesión de la tierra se volvió más importante que el
mantenimiento de un cargo oficial para perpetuar la dominación aristocrá-
tica a lo largo del tiempo, a pesar de que tener un funcionario en la familia
era una buena forma de reaseguro. Los ricos y aristocráticos terratenientes,
que residían por lo general en las ciudades capitales de Kaesong o Seúl, se
convirtieron en un beneficio o en una plaga (dependiendo del punto de vista)
desde el temprano Koryo hasta los tiempos modernos, y la redistribución
igualitaria de la tierra devino en foco de los reformadores confucianos, los
modernizadores capitalistas y los agitadores comunistas. Para los campe-
sinos que trabajaban la tierra, su único escape era por lo general huir hacia
las montañas; uno de los extensos poemas (changga) de Koryo lo expresaba
así:
Déjennos vivir, déjennos vivir,
Déjennos vivir e n una montaña verde,
Comiendo uvas silvestres y bayas,
Déjennos vivir en una montaña verde.
Otros campesinos se alzaron en rebelión, como en las insurrecciones
de la última década del siglo X I I que sacudieron a la dinastía. U n rebelde
llamado Manjok trató de animar a los esclavos en Kaesong en 1198 con este
discurso agitador, pronunciado ante una multitud reunida en la Montaña
Norte de Kaesong:
41
 ¿Los generales y los ministros nacieron para ... la gloria? ¡No!
Porque cuando las cosas están bien nadie puede acceder a estos
oficios. ¿Por qué debemos entonces sólo trabajar nosotros y
sufrir bajo el látigo?... Si cada uno de nosotros mata a su amo y
quema el registro de su status de esclavo, haremos que la escla-
vitud llegue a su fin en nuestro país, y entonces cada uno de
nosotros será capaz de convertirse en ministro o general.41
Sin embargo, la aristocracia de Koryo bajo ningún aspecto era una clase
sin méritos. Admiraba e interactuaba con la espléndida civilización china que
emergió bajo la dinastía contemporánea de los Song (960-1279). Las dele-
gaciones oficiales y los comerciantes comunes llevaban oro, plata y ginseng
de Koryo a China, a cambio de las sedas, porcelanas y libros de tablas de
madera de los Song. Las finamente elaboradas porcelanas de los Song
estimularon a los artesanos de Koryo a producir un tipo aún más fino de
porcelana de celadón con incrustaciones; único en el mundo, tanto antes
como después, por la claridad prístina de su esmaltado verde-azul y el
delicado arte de sus incrustaciones (generalmente de flores o animales), el
celadón de Koryo del siglo XII constituye una muestra del gusto refinado
de los aristócratas y, posteriormente, ejercería una gran influencia en los
alfareros japoneses. Sin embargo, fue también un estilo de cerámica sin
muchos adornos, bastante sencillo. Como sostiene William B. Honey:
Las mejores producciones coreanas no fueron sólo originales,
sino también la cerámica más graciosa y sencillajamás realizada.
Tenían todas las virtudes que la cerámica puede tener ... Al
principio parecen hablar de un pueblo serenamente feliz, y sólo
más tarde, en una época de extrema pobreza, su gracia da lugar
a una austeridad salvaje que resulta admirable aunque en un modo
diferente. Esta cerámica coreana, de hecho, alcanza alturas muy
pocas veces logradas, aún por los chinos.42
Al igual que China, Corea también contaba con barcos mercantes: el
puerto de Yesong, cerca de la capital, era un puerto comercial internacional,
donde los barcos árabes traían especias y medicinas a cambio de cueros y
pieles de Koryo. También había mucho comercio con Japón, un hecho que
nos permite imaginar para éste período un sistema internacional en el este
asiático de gran fluidez, en el que una Corea confiada y abierta era la antítesis
del "Reino Ermitaño" que seguiría. Pero tenemos que imaginarla, ya que son
muy pocas las fuentes existentes a partir de las cuales podemos escribir su
historia.
Los académicos han estudiado largamente el rápido desarrollo comer-
cial e industrial del período Song y la amplia red comercial que culminó en
42
las siete expediciones marítimas del Almirante Cheng Ho al Golfo Pérsico
y a la costa africana en el período de Yi Song-gye y Sejong, esto es, en 1405-
1433. La pregunta es ¿por qué este fructífero período concluyó? Debería-
mos preguntarnos lo mismo sobre Koryo. ¿Por qué los inventos de Song y
Koryo tuvieron que ser reinventados en Occidente, por qué no se avanzó
desde allí hacia la ciencia, hacia el capitalismo, hacia la modernidad? Aún ni
los mejores historiadores pueden resistirse a complacerse con esta lógica
progresiva (y también anacrónica): incluso Fernand Braudel al final de su
brillante carrera, por ejemplo, se desconcertaba ante "la inmovilidad del
Lejano Oriente, su extraordinaria fidelidad a sus propias formas", preocu-
pándose por si retrocedió o "permaneció donde estaba", preguntándose por
qué estuvo por delante de Occidente durante tanto tiempo y luego quedó
"rezagado". Su respuesta tentativa es que la civilización del Asia Oriental
"alcanzó muy tempranamente una madurez notable, pero de una manera que
hizo que algunas de sus estructuras esenciales fueran casi impermeables al
cambio"43.
Pueden hacerse algunas preguntas a este eminente historiador de la
longue durée desde la perspectiva óptica de la década de 1990: ¿Qué sucede
si las civilizaciones del Asia Oriental no han alcanzado aún la madurez? Si
"la fidelidad a sus propias formas" es tan central, ¿por qué es el capitalismo
de Asia Oriental hoy tan formidable? Si Corea, Japón y China fueran tan
impermeables al cambio ¿por qué cambiaron de manera tan dramática en un
período de tiempo tan corto de la historia humana? Después de todo, quizás
la historia no fuera tan estática en el Asia Oriental; quizás simplemente no
conocemos lo suficiente como para señalar sus cambios. Braudel puede
haber sido el mejor historiador de nuestro siglo: esto simplemente muestra
que no se puede confiar completamente en que alguno de ellos considere las
cosas de manera correcta.
¿Qué deberíamos aprender de este ejercicio? ¿No creerles a nuestros
buenos historiadores? Para nada: deberíamos aprender el viejo refrán del
baseball que dice que cada ser humano se pone una pierna del pantalón por
vez. Los coreanos de Koryo comían su comida a la mañana, se iban a dormir
a la noche, honraban a sus padres, hacían el amor con su esposa, se
preocupaban por sus hijos, analizaban sus posibilidades en la vida y se
preparaban para encontrarse con su creador, al igual que lo hacemos noso-
tros en completa posesión de nuestras facultades creativas. Más aún, el
estilo de Koryo puede un día, quizás dentro de unos siglos, llegar a ser
considerado mejor que la forma de cambio, progreso y tumulto -la historia
en curva ascendente hacia el Valhalla- que incluso Braudel no pudo sacudir
43
de su cabeza. Cuando una vez se le pidió a Mao Tse-Tung que comentara
el significado de la Revolución Francesa, dijo "es demasiado pronto como
para responder". Un poco de sabiduría oriental para nuestros progresistas
franceses...
El budismo coexistió con el confucianismo a lo largo de todo el período
Koryo, influenciando ricamente la vida cotidiana de la sociedad y quizás
legando a la Corea moderna su eclecticismo característico en lo que hace
a creencias religiosas: los coreanos son con frecuencia confucianos, budistas
y cristianos al mismo tiempo. Los sacerdotes budistas de Koryo sistematizaron
la práctica religiosa fijando la versión coreana del canon budista en gigantes
ediciones impresas con bloques de madera, conocidas como las Tripitaka.
La primera se completó en 1087 luego de un largo trabajo, pero se ha
perdido; otra, finalizada en 1251, aun puede ser vista hoy en el templo de
Haein-sa. La exactitud y exquisitez de sus estampas caligráficas la hacen
uno de los mejores ejemplares entre las cerca de veinte Tripitaka creadas en
Asia Oriental. Para 1234, si no antes, Koryo también había inventado los
tipos de metal móviles, dos siglos antes de su origen en Europa.
Mientras tanto, notables confucianos como Ch'oe Ch'ung establecie-
ron numerosas academias privadas para estudiar a los clásicos, y las dos
grandes doctrinas filosóficas coexistieron fácilmente, una al lado de la otra.
El budismo de Koryo no estaba interesado sólo en lo trascendental: muchos
monjes se enriquecieron con el comercio, la agricultura, la labranza con
animales, la producción de vino y los préstamos con altas tasas de interés;
además, era una religión de Estado, que uníafilosofíacon poder político.
Y, finalmente, durante Koryo y los períodos siguientes los monjes fueron
combatientes: las "tropas para dominar demonios" mantuvieron alejados a
los invasores Jurchen, al igual que las guerrillas monacales ayudaron más
tarde a rechazar las invasiones japonesas.
El punto más alto del desarrollo cultural de Koryo coincidió con el
desorden interno y el ascenso de los mongoles, cuyo poder se extendió
sobre casi todo el mundo conocido durante el siglo XIII. Koryo no fue la
excepción, ya que las fuerzas mongolas invadieron y destrozaron su ejército
en 1231, forzando al gobierno a replegarse en el isla de Kanghwa (al norte
de la actual Inch'on), una táctica que explotaba el miedo al agua de los jinetes
mongoles. Pero luego de una invasión más devastadora en 1254, en la cual
un sinnúmero de personas murió y unos 200.000 fueron capturados, Koryo
sucumbió ante la dominación mongola y sus reyes se casaron con princesas
mongolas (más aportes exóticos para la línea de sangre). Los mongoles
44
enlistaron a miles de coreanos en sus desafortunadas invasiones a Japón en
1274 y 1281, usando las habilidades de los constructores de barcos coreanos.
El shogunato de Kamakura rechazó ambas invasiones con la ayuda, según
dice la leyenda, de tifones oportunos, conocidos como "viento divino" o
kamikaze. El último período de la influencia mongola estuvo marcado por
el surgimiento de un fuerte estrato burocrático de intelectuales-funcionarios
(letrados, llamados sadaebu en coreano). Muchos de ellos vivían en el exilio
fuera de la capital y utilizaban sus conocimientos superiores sobre los
clásicos confucianos para condenar los excesos de las familias gobernan-
tes, que estaban sostenidas por el poder mongol.
El derrocamiento de los mongoles por la dinastía Ming en China (1368-
1644) le dio a un ascendiente grupo de militares, fogueados en muchas
batallas contra los piratas costeros de Japón, una oportunidad para luchar
por el poder. Cuando los Ming reclamaron su soberanía sobre todos los
antiguos dominios mongoles en Corea, la corte de Koryo se dividió entre
fuerzas pro-mongoles y pro-Ming. Dos generales ordenaron sus tropas para
un asalto a los ejércitos de los Ming en la península Liaot'ung; uno de ellos,
Yi Song-gye, cambió abruptamente de opinión: alcanzó el río Yalu sólo para
regresar y marchar contra la capital de Koryo, que fue rápidamente domi-
nada. Así se convirtió en el fundador de la dinastía más larga que haya
gobernado Corea, la Choson (1392-1910), que se prolongó hasta este siglo.
El nuevo Estado fue llamado Choson, como modo de volver al punto de
inicio, quince siglos antes, en el reino de Antiguo Choson, y su capital se
construyó en Seúl.
E l Período Choson: Florecimiento
El general Yi proclamó la nueva dinastía movilizando 200.000 trabaja-
dores para que rodearan la nueva capital con una gran muralla; se la terminó
en seis meses en el año 1394, y algunas partes esparcidas de la misma
todavía permanecen hoy. Al igual que Wang Kon, fue generoso con sus
antagonistas derrotados de Koryo. El último rey de Koryo, Kongyang, fue
enviado a un confortable exilio en Samen'ok, una ciudad en la remota parte
central de la costa este; otro prominente clan de Koryo, la familia U, tomó
el mismo camino y aún hoy se la encuentra en Samen'ok -da la casualidad
que se trata de mi familia política44. Tal magnificencia impulsó a un escritor
a componer un poema sobre las virtudes de Yi Song-gye -un ejemplo típico
de cómo los coreanos cantan múltiples alabanzas a sus líderes, especialmen-
te a los fundadores de dinastías-:
45
 Su presencia es la del guerrero poderoso, firme
Está de pie, un águila en la cima de la montaña;
En sabiduría y recursos nadie se le compara,
Es el dragón de Namyang.
Juzgando en los tribunales civiles,
O aconsejando desde la tienda del guerrero, él gobierna;
Detiene las olas que llegan desde el mar,
Y restablece al sol en su curso celestial.43
Según otra leyenda, el padre de Yi, Yi Cha-ch'un -un funcionario
militar de Hamhung- había tenido la siguiente experiencia:
Un día brillante de primavera Chach'un tuvo al mediodía un
maravilloso sueño. Un anciano de larga barba blanca, que usaba
un sombrero alto y un manto ondeante, se paró delante suyo,
posó sus manos sobre su frente y le dijo: "soy la divinidad
guardiana de Paektusan y he venido a anunciarte la buena fortuna
que está visitando a tu familia. Si ofreces plegarías con devoción
a las famosas montañas y ríos, tendrás un hijo noble".46
Sin embargo, los hijos del nuevo rey eran menos magnánimos y dema-
siado numerosos. Como todos los coreanos saben, el reinado de Yi Song-
gye comenzó con una importante lucha de poder dentro de la familia real;
como muchos otros hechos similares, esto legó un modelo para el incesante
chismorreo sobre las supuestas tensiones dentro de cada familia gobernan-
te, incluyendo las actuales de Seúl y P'yongyang. Una dinastía tan larga
como esta debió haber tenido tales historias en sus comienzos.
El general Yi fue la prodigiosa cabeza de su gran familia, habiendo
tenido con sus dos esposas ocho hijos y cinco hijas. El quinto hijo de la
primera esposa, Yi Pang-won, fue el más fuerte e introdujo muchas de las
reformas que posteriormente cambiaron el aspecto de la sociedad coreana.
Fue Pang-won el que llevó a cabo el acuerdo por el cual el emperador Ming,
Hung Wu, invistió a su padre con el trono (ayudado por un tributo de 9.800
caballos); el emperador Hung Wu también eligió el nuevo nombre de Corea,
esto es, el antiguo nombre de Choson47. La primera esposa falleció en 1392,
un hecho no lamentado ya que el rey favoreció a la segunda esposa, la reina
Kang. Siguiendo el consejo de su amada, el rey escogió como su sucesor
a su segundo hijo, Pang-sok, en 1393. Sin embargo, cuatro años más tarde
también murió la reina Kang, justo cuando el rey pasaba su hwan' gap (ciclo
de sesenta años) y, en consecuencia, entraba a su "segunda vida". Así,
comenzaron a sucederse eventos terribles, dignos de una tragedia de
Shakespeare.
46
En 1398 Yi Pang-won movilizó tropas a Seúl y enfrentó a los dos hijos
del segundo matrimonio. Los combates rugieron por toda la ciudad. Ambos
hijos de la reina Kang fueron asesinados, y un famoso reformador confuciano
y consejero del rey, Chong To-jon fue golpeado hasta morir. "A todo esto,
el anciano rey, enfurecido más allá de lo que puede decirse con palabras,
cortó el cabello brillante de su hija, se sacudió de sus pies el polvo de la
ciudad maldita y regresó a Hamhung. Durante diez largos años permaneció
en el exilio, como un sarcástico espectro Yi Pang-won instaló al hijo
mayor del primer matrimonio como un rey títere, mientras enviaba a su
padre mensajeros rogándole que lo perdonara. Uno de ellos, Pak Sun, pensó
que habría logrado la paz y regresó a Seúl, sólo para ser herido en la columna
por una flecha. Finamente Pang-won fue hasta donde se encontraba su
padre para implorar su misericordia, pero únicamente encontró el mismo
destino cuando una flecha dirigida a él se clavó en un árbol detrás del cual
Pang-won estaba escondido: "Entonces el anciano le arrojó el sello de
Estado y dijo, 'Tómalo, bribón, ya que eso es lo que quieres"48. Pang-won
lo hizo, tomando el trono para sí en 1400 y reinando por cerca de veinte años.
La transformación de la sociedad Koryo
Yi Song-gye se rodeó de los mejores intelectos de finales del siglo XIV,
incluyendo un famoso monje budista que se llamaba a sí mismo Muhak, esto
es, "sin conocimiento" (Muhak tenía la misma idea que Jean-Paul Sartre,
quien una vez escribió que toda su obra estaba condicionada por su propia
ignorancia). Este fue el monje que condujo al rey a su exilio en Hamhung,
y el que pronunció la frase que más me gusta de entre todos los filósofos
coreanos: "Entre todas las acciones de la vida, la de un pequeño bebé son
las mejores". Una vez, un letrado confuciano describió a Muhak de la
siguiente manera:
Fue el hijo incomparable de la meditación,
Un maestro de los Padres ...
Como nacido para el honor más alto
No se preocupó por las sonoras plegarias.
Su visión profética era ilimitada;
Dios le dio una prolongada vida,
Setenta y nueve largos años.
¿De dónde vino cuando nació?
Los rayos de sol iluminaban su camino.
¿A dónde se han ido ahora sus pasos
más allá de la flor del loto?49
47
 Asimismo, Yi también tuvo como consejero a Chong To-jon, a quien
su hijo asesinó, y Chong era el que estaba detrás de los cambios que mar-
caron una línea divisoria en la historia coreana -que transformaron la socie-
dad de tipo budista que Muhak representaba- al igual que lo harían los
grandes logros presididos por el nieto de Yi, Sejong. Yi Song-gye comenzó
reformando el sistema de tenencia de la tierra, destruyendo los privilegios
prebéndanos de la élite de Koryo. Excepto por algunas donaciones de tierra
a los leales denominados "subditos meritorios" (en el modelo seguido por
los primeros líderes de Koryo), Yi Song-gye declaró que todo pertenecía al
Estado, socavando así la posición de los templos budistas (que tenían
grandes extensiones de tierras cultivadas) y los clanes poderosos localmen-
te -ambos habían extraído a los campesinos rentas muy altas, que llevaron
a los conflictos sociales a fines del período Koryo. Por supuesto, estas
reformas también fortalecieron el poder de recaudación del gobierno cen-
tral.
La influencia budista y su complicidad con el antiguo sistema facilitaron
que los letrados pidieran la extirpación de la influencia económica y política
del budismo y el exilio en las montañas para los monjes y sus discípulos. En
efecto, los letrados llevaron a cabo una profunda confucianización de la
sociedad de Choson, que afectó de manera particular a las mujeres. Mientras
que en la sociedad Koryo muchas mujeres eran prominentes, a partir de
entonces fueron relegadas a las tareas domésticas de crianza de los niños
y al gobierno del hogar, como se decía entre el pueblo. Hasta hace poco, el
rol de la mujer en la sociedad coreana parecía ser tan antiguo como los
huesos de las tumbas ancestrales, igual de central, igual de escondido e igual
de inmutable. Sin embargo, algunas investigaciones académicas en curso
nos han mostrado lo que deberíamos haber sabido -que la posición social
de las mujeres es, en su origen, una cuestión política.
La sociedad Koryo había sido influenciada por el confucianismo, pero
mucho más por el budismo, la religión del Estado en esa época. La práctica
de Koryo era distinta de la china, ya que enfatizaba un sistema más matrilineal.
No era por cierto un matriarcado, pero tampoco se aproximaba al patriarcado
que prevaleció en los siglos siguientes. El marido era bienvenido a la casa
de la esposa, donde los hijos e incluso los nietos vivirían. Los maridos
estaban felices de seguir este camino, ya que las mujeres compartían los
derechos de herencia con sus hermanos varones (las mujeres estaban do-
tadas con más que su sola belleza). Las esposas eran tan estimadas que los
hombres querían varias; un enviado chino en 1123 encontró a un hombre
rico de Kaesong que tenía cuatro. Pero las esposas múltiples no dependían
48
de un solo hombre; con frecuencia vivían separadas, y cada una tenía sus
propias fuentes de ingresos. No había rituales detallados que rodearan al
acto matrimonial, ni tampoco en las relaciones entre los sexos: "el contacto
general libre y fácil entre los sexos ... asombraba a los observadores chi-
nos". Las mujeres tomaban esposos sucesivos, e incluso varios al mismo
tiempo, y no había restricciones en lo que hacía al casamiento de las viu-
das50.
La nueva élite que se alzó con el poder en 1392 era más o menos la
antigua élite, en tanto las relaciones de propiedad no fueron profundamente
alteradas, muchos funcionarios-letrados permanecieron en sus puestos y
no los presionaron desde abajo nuevas fuerzas sociales. Fue más una reno-
vación que una revolución51. Sin embargo, los nuevos líderes pensaban que
Koryo había caído debido a sus métodos erróneos, especialmente los mé-
todos budistas, por lo que pronto se embarcaron en grandes reformas. El
líder era Chong To-jon, al que ya hemos nombrado. Este reverenciado
letrado, que había estado exiliado en Naju, en la provincia de Cholla, desde
1375al383, experimentó un nivel de odio crudo hacia la élite dominante que
prevalecía sobre los sucios y pobres campesinos agobiados por la presión
impositiva. Para ellos, el letrado confuciano "parecía una especie aparte y
no confiable"52. Con la ayuda del rey, se propuso cambiar todo eso mediante
una rectificación del orden social coreano. A pesar de que los cambios no
se dieron inmediatamente sino que evolucionaron durante los dos siglos
siguientes, en retrospectiva Chong fue uno de los creadores de una profunda
reforma.
Todos los reformadores estaban influenciados por el neo-confucianismo
y Chu Hsi, el gran creador de esta doctrina. Mucho de lo que hoy recono-
cemos como "cultura coreana" o "tradición coreana" fue el resultado de esta
enorme reorganización social llevada a cabo por ideólogos conscientes que
mandaron a partir del siglo XV. Lo que comenzó como un golpe militar con
el General Yi terminó siendo, siglos más tarde, una jerárquica sociedad
confuciana consolidada, muy similar a la que los occidentales encontraron
a su llegada. Los fundadores de la dinastía Choson creyeron haber instituido
un sistema que prestaba más lealtad al confucianismo de lo que lo hacía
China; su fidelidad era hacia la ortodoxia neo-conf uciana de Chu Hsi y vieron
a la escuela de Wang Yang-ming del siglo XVI como "una grave desviación
de la verdad". Los letrados posteriores acordaron con ello: Michael C.
Kalton sostiene que Corea se convirtió en "la más neo-confuciana de todas
las sociedades del Asia oriental"53.
49
 Reconducir la sociedad coreana a su camino apropiado significaba
utilizar las virtudes para disciplinar las pasiones y los intereses. Kwon Kun,
otro importante pensador del período temprano, ideó un diagrama orgánico
muy conocido que ilustraba la unidad del hombre con el cielo, y de la mente
con la naturaleza. El intelecto humano, mediante un prolongado cultivo de
las virtudes, controlaría y disciplinaría las emociones y la voluntad,
erradicando los males de la pasión y el deseo. Después de largos estudios,
de acuerdo al diagrama de Kwon, el hombre superior se convertiría en un
sabio cuya perfecta integridad se aproximaría a la grandeza del cielo. Otro
reformador de la primera época, Cho Chun, utilizaba una analogía orgánica
para sostener que los principios de la sociedad debían parecerse a los vasos
sanguíneos del cuerpo -la transmisión efectiva corría a través de los edictos
que promulgaba el Estado. El Estado daría cuerpo a la sociedad de la misma
manera en que la doctrina otorga el sentido de lo correcto al individuo, por
lo que la doctrina y los edictos no permitirían desviaciones54. Estas ideas
conformaron los principios maestros de la organización de la sociedad
coreana durante siglos.
El efecto incuestionable de las nuevas leyes, si no incluso su propósito
principal, fue un cambio lento, pero en última instancia radical, en la posición
social de las muj eres y la expropiación de su propiedad (lo que probablemen-
te se completó hacia fines del siglo XV). El entramado de la sociedad coreana
durante el período Choson estaba compuesto por "grupos de descendencia
patrilineal fuertemente estructurados" -familias que eran eslabones de la
gran cadena que unía el pasado con el presente, pero que ahora se fundaban
en la primogenitura y en la estricta exogamia del linaje. Las puntas en el
entramado, la prueba de su importancia y existencia a lo largo del tiempo,
eran las genealogías escritas (chokpo) que posicionaban a las familias en la
jerarquía de propiedad y prestigio. La propiedad podía consistir en tierras,
títulos o hijos e hijas elegibles, pero por lo general incluía las tres cosas55.
La hija no merecía un nombre antes de que se desposara, a pesar de que ella
era un eslabón importante en la consolidación de las alianzas familiares.
"Enviar una hija a otra casa" (que es el término que los coreanos usan cuando
ella se casa) era hacer una elección estratégica para la fortuna de la propia
familia. Enviar una hija que pudiera concebir hijos era aún mejor, ya que con
el nacimiento de los hijos la mujer alcanzaba su lugar designado en la nueva
familia y recibía un nombre honorable: "la madre de fulano de tal". Una
observación anónima aunque exuberante de la década de 1920 señalaba que:
Si hay alguna cuestión por la que el espíritu de los coreanos llega
a un estado febril, esa es el casamiento. El[la] nace para ser
hacedora de parejas, una casamentera nata. El[la] determinará
50
quién se tiene que casar con quién, listo y hecho antes de la caída
del sol.
Lo que el dinero es para el hijo de Occidente, el casamiento lo es
para el coreano: un hombre lo es luego de estar casado... Teóri-
camente dice: "Déjenme casarme en primavera cuando las flores
del ciruelo me saluden, y cuando las flores del durazno y los
damascos tiñan las colinas"; pero nunca piensa que su novia sea
una flor de ciruelo o durazno. La primavera es la estación del
casamiento y él se casará. Quiere casarse, pero no por placer
egoísta, ni siquiera porque su corazón acaramelado anhele des-
cansar en su amor y ser cuidado. Nada de eso: lo que él quiere es
un hijo, un hijo propio. Lo desea salvaje e irrazonablemente; todo
por un hijo.56
Esto no quiere decir que la decisión fuera fácil; las alianzas familiares
combinaban la riqueza material, el prestigio social y la perpetuación de
ambos en el tiempo. Nada era dejado al azar, ni siquiera el azar mismo. El
mismo autor continúa:
Para la elección de la novia, todavía se consulta a los antiguos
elementos: metal, madera, agua, fuego, tierra. Cada uno posee su
elementofijode acuerdo al día, mes, hora y año en que nació. Una
chica marcada como "metal" es tachada cuando el chico en cues-
tión es "madera". Una chica "fuego" y un chico "agua" unidos
implicarían alboroto vano, vapor y chisporroteo, mientras que
una chica "madera" y un chico "agua" caerían dentro de la esfera
abarcativa de la buena suerte.
Ahora déjenme agregar, de mi discreta experiencia y observación per-
sonales , que la fórmula no ha cambiado tanto incluso para la década de 1990;
todavía incluye a los antiguos elementos, aun cuando la gente joven trate
desesperadamente de evitarlos (y con frecuencia lo logran). El elemento
más solemne y admirable de todos es el respeto hacia los propios padres,
el honrar a los ancianos y ofrendar a los ancestros muertos.
Los coreanos piensan, con bastante naturalidad, que su sistema es
único, o quizás compartido con China, pero de todas formas mejor. Eso no
es evidente en el análisis sobre las naciones aristocráticas de Tocqueville,
al que sería difícil mejorar:
Cuando las familias permanecen por siglos en la misma condición,
con frecuencia en el mismo sitio, todas las generaciones se vuelven
como si fueran contemporáneas. Un hombre casi siempre conoce
a sus ancestros y los respeta; piensa que ya ve sus descendientes
remotos y los ama. Voluntariamente se impone deberes hacia los
51
 anteriores y los posteriores, y con frecuencia sacrifica su satis-
facción a aquellos que estuvieron antes o a los que vendrán ...
Como las clases de una nación aristocrática están fuertemente
marcadas y son permanentes, cada una de ellas considera a sus
propios miembros como una especie de país menor, más tangible
y más apreciado que el país real. Si en las comunidades aristocrá-
ticas todos los ciudadanos ocupan posiciones fijas, unos encima
de otros, el resultado es que cada uno de ellos siempre ve a un
hombre arriba suyo del que necesita su patronazgo, y por debajo
a otro al que puede reclamar su cooperación. Así, los hombres que
vivieron en edades aristocráticas casi siempre estuvieron apega-
dos a algo localizado fuera de su propia esfera, y con frecuencia
estaban dispuestos a olvidarse de sí mismos... Entre las naciones
democráticas, nuevas familias están constantemente ascendien-
do, otras constantemente cayendo, y todo lo que permanece sigue
cambiando su condición; la trama del tiempo es rota a cada
instante y la huella de las generaciones se pierde. Los que fueron
antes son pronto olvidados, y sobre los que vendrán después,
nadie tiene idea... La aristocracia ha hecho una cadena de todos
los miembros de la comunidad, desde el campesino al rey; la
democracia rompe esa cadena y separa todos sus eslabones.57
Estas observaciones revelan claramente lo que los coreanos han pen-
sado (al menos desde el siglo XIV) y el futuro que la democracia les trae.
Pero también nos dice que los coreanos no están para nada solos en la
ejecución de tales prácticas.
Los grupos de linajes organizaban la sociedad en la cima, de tal forma
que la mayoría de la élite Choson provenía de un relativo puñado de familias
eminentes, que retrotraían su origen hasta un hombre prominente (generan-
do así un campo de investigación -pohak, o la disciplina de los linajes
familiares). Y organizaban la sociedad en la base, con muchas aldeas coreanas
teniendo nada más que un solo clan (alrededor de unas 15.000 aldeas de
"único linaje" permanecían en la década de 1930 en Corea)58. En la cima
estaban los yangban, nombre que significaba literalmente "los dos rangos"
(militar y civil), proveedores de personal a la dinastía Choson, pero que
designaba a una potente fusión aristocrática de riqueza en tierras y poder
político.
Los historiadores todavía debaten la definición precisa de yangban,
pero resulta claro que era una élite diferente de la de China o Japón. El status
de élite en Corea, a diferencia de China, era hereditario: había que demostrar
que al menos uno de los antepasados en las cuatro generaciones previas
había sido un yangban. Para ser un "ancestro distinguido" por lo cual la
52
progenie podría hacer los reclamos consiguientes, era bueno ser un terra-
teniente, un funcionario y, sobre todo, un intelectual: en pocas palabras, un
letrado, o mandarín o "funcionario intelectual". Lo mejor de todo era com-
binar las tres cosas en una sola persona o familia. A continuación, se ubicaba
la virtud de un buen casamiento, esto es, encontrar una hija de otra familia
prominente. La sociedad Silla, como hemos visto, tenía un sistema de castas
hereditario conocido como sistema de los "huesos nobles" y como el status
de cada uno en la sociedad estaba muy influenciado por el nacimiento y el
linaje, desde ese temprano momento cada familia y cada clan trató de
mantener registros genealógicos muy meticulosos. Como sólo la descen-
dencia masculina podía prolongar las líneas familiares y ciánicas y eran los
únicos nombres que se registraban en las tablas genealógicas, el nacimiento
de un hijo era celebrado con gran fanfarria. Estas influencias históricas
continúan siendo fuertes hoy en ambas Coreas, donde los hijos mayores y
sus familias con frecuencia viven con los padres del varón y donde todos
los obstáculos son removidos con el fin de engendrar un niño.
El primer hijo, según el ritual coreano, era la única descendencia con
chong-ch 'e59, el derecho fundamental que lo hacía el heredero exclusivo de
la panoplia completa de privilegios y obligaciones de su padre. Chongch'e
significa literalmente algo como bases correctas o sustancia o constitución,
y de ahí provienen los intentos de todos los padres coreanos de poner a su
hijo mayor en su lugar-siendo el último y mejor conocido de estos intentos
el de Kim II Sung. Este colocó el carácter ch'e en su doctrina Juche, y el
carácter chong en el nombre de su hijo mayor (Jong II), estableciendo así
una sucesión por edades: la idea correcta, llevada adelante por el hombre
correcto. Tseng Tzu, el discípulo de Confucio, lo expresó de la siguiente
manera: "Cuando el respeto apropiado hacia el muerto se muestra en el Fin
y continúa cuando se han alejado, la fuerza moral de un pueblo se eleva hasta
su punto más alto"60.
De esta manera, los que se encontraban en la cima tejieron una red de
propiedad, status y linaje que estuvo cerca de ser impenetrable desde abajo
prácticamente durante toda la dinastía. De todas maneras, en Corea como
en China, por supuesto, la mayoría de las familias campesinas no podían
apartar a un hijo de los campos para que estudiara para los exámenes, por
lo que la movilidad social estaba muy limitada en ambas sociedades. En
Corea, el límite era también específicamente hereditario, permitiendo una
movilidad social menor que en China y actitudes de distinciones de clase que
con frecuencia las hacían indistinguibles de las castas.
53
 Los registros muestran que había muchas personas que estaban cali-
ficadas como yangban, y hay mucho debate entre los académicos acerca
de cómo identificarlos; una investigación sobre unas pocas colecciones de
registros familiares de fines del siglo XVII produjo un cuadro de alrededor
del 9 % y 16 % de la población que se consideraba como yangban. Para el
siglo XIX, la categoría se había diluido, y con frecuencia un número mucho
mayor reclamaba status aristocrático. Sin embargo, un gran estudio sobre
todos los que pasaron los exámenes para ser funcionarios civiles del alto
nivel munkwa en la dinastía Choson (alrededor de 14.600 durante cinco
siglos) mostró una persistencia remarcable de las familias que producían
estudiantes que rendían exámenes; 21 clanes principales generaban el 40 %
de los que detentaban el grado munkwa, y 36 clanes producían el 53 %61.
Otros estudios han documentado la persistencia de los privilegios manteni-
dos firmemente por la élite a principios del siglo XX. Aun en 1945 puede
decirse que esta aristocracia estaba sustancialmente intacta -a pesar de que
su deceso efectivo ocurriría muy pronto.
El sistema de clase tradicional de Corea también incluía la mayoría que
era campesina, minorías de pequeños empleados y comerciantes, y las
llamadas clases bajas, que eran grupos hereditarios semejantes a las castas
(paekchong) tales como carniceros, curtidores de cuero y mendigos. A
pesar de que los comerciantes estaban mejor considerados que las personas
de las clases humildes, las élites confucianas despreciaban la actividad
comercial y la reprimieron lo más posible hasta el siglo XX. Los campesinos
estaban ubicados más arriba que los comerciantes porque trabajaban la
tierra dadora de vida, pero la vida del campesinado fue casi siempre muy
dura durante toda la dinastía, especialmente en los últimos siglos; la mayoría
de los campesinos eran arrendatarios, obligados a entregar al menos la mitad
de su cosecha a los propietarios en concepto de impuestos y estaban sujetos
a varias exacciones adicionales. Muchos letrados reformistas abogaron por
una redistribución igualitaria de la tierra, pero no consiguieron apoyo. Sin
embargo, la situación de las clases bajas era probablemente la peor, dado que
existieron índices muy altos de esclavitud durante casi todo el período
Choson. Una fuente registra la existencia de más de 200.000 esclavos
estatales sólo en Seúl en 1462, y un registro de 1663 sugiere que un porcen-
taje tan alto como el 75 % de la población de Seúl debían ser esclavos. La
Oficina de Administración de Esclavos tenía archivos de todos los esclavos
y de los pleitos con respecto a su propiedad. Es probable que alrededor del
30 % de toda la población haya sido esclava62. Había dos tipos de esclavos
-los que eran propiedad del Estado o que debían servicios al Estado y los
que se compraban y vendían de manera privada, mayormente destinados al
54
trabajo en la casa o en la tierra. Los precios de los esclavos, como la mayoría
de todos los otros precios, eran establecidos por el gobierno (esto no sor-
prenderá a los empresarios extranjeros que han trabajado en la Corea con-
temporánea). Muchos esclavos tenían sus propios hogares, con condicio-
nes de vida que no diferían mucho de la de los arrendatarios pobres -excepto
por el hecho de que el status de esclavo era estrictamente hereditario (a pesar
de que en este caso estaba determinado por el status de la madre) y también
orgánico: los esclavos eran "las manos y los pies" de los yangban, ya que
difícilmente podía ser uno considerado un yangban sin un conjunto de
esclavos que hicieran el trabajo sucio.
A pesar de que el status erahereditario, los índices de fuga y manumisiones
eran inusualmente altos. El por qué de esto sería muy difícil de determinar,
pero sugiere un tipo de esclavitud menos onerosa que, por así decir, la que
sufrían los negros en el sur estadounidense. Sin embargo, aun tan tardía-
mente como en la década de 1920, no era inusual que una persona fuera
conocida simplemente como "fulano de tal, esclavo", sin apellido. Puede ser
que los parias paekchong estuvieran en condiciones aun peores que los
esclavos, ya que con frecuencia vivían en aldeas aisladas en el medio de los
viejos lechos de los ríos y lugares similares, y tenían más dificultades para
escapar de su status -quizás porque trabajar con los animales y los muertos
era todo lo que conocían.
¿Qué eran los paekchong y los ch'onmm? Corea y Japón estigmatiza-
ron a estas "clases bajas", al igual que la India lo hizo con sus "intocables".
En los tres países los carniceros estaban incluidos dentro de esta categoría,
lo que lleva a Dumont a preguntarse si el estigma puede deberse "al olor
nauseabundo" de las pieles de animales tratadas o cocinadas. Pero hay más
que eso, escribe; es "la atribución de una impureza total y permanente a
ciertas categorías de personas". El hijo hereda la situación del padre, aún si
no realiza fétidas matanzas. De lo que se trata realmente es, según lo afirma
Dumont, de una "división extrema" de la categoría central de jerarquía.63
Corea no era una sociedad de castas, sino una en la que existían ciertas
castas; pero la afirmación de Dumont sigue siendo válida, particularmente
en lo que respecta a las finas distinciones trazadas entre rango, status y
grado. La jerarquía coreana tuvo tanto éxito que los de alta cuna eran los que
mejor vivían; aun más, entraban también en la cima de la jerarquía de la vida
de ultratumba, junto con sus sirvientes. Las jerarquías de clase y status
también se construyeron dentro del idioma coreano, por lo que hasta el día
de hoy uno se dirige a los superiores y a los inferiores de manera bastante
diferente y debería hablar a los ancianos con elaborados formalismos. Las
55
terminaciones de los verbos y las conjugaciones diferirán de acuerdo al
status. Debido a que el retroceso de estos patrones de extraordinaria jerar-
quía es tan cercano, dada la industrialización reciente de Corea, el igualitarismo
ha sido con frecuencia un ideal que ha caído en oídos sordos en ambas
mitades de la península.
Las doctrinas confucianas sobre la jerarquía en la dinastía Choson no
se limitaron sólo a los asuntos internos, sino que también conformaron una
política exterior conocida como "servir al grande" (sadae), siendo el grande
China - y no sólo China, sino la China de los Ming. Si el país quería asociarse
con algo grande, la gran dinastía china de los Ming no era una mala opción.
En cualquier caso, esa fue la elección que hizo Y i Song-gye al comienzo de
la dinastía porque lo ayudó en su triunfo sobre la aristocracia de Koryo, y
los gobernantes sucesivos estuvieron felices de complacerse en las glorias
de los Ming. Choson vivió dentro del orden mundial chino, que a partir del
"Reino del Centro" irradiaba hacia fuera, hacia los estados asociados, de los
cuales Corea era el más importante. Era el hermano menor de China, un
estado tributario modelo y, en muchos aspectos, su aliado principal.
La debilidad fundamental del gobierno central, particularmente en las
últimas etapas de la dinastía Choson, residía en su incapacidad para extraer
recursos de manera efectiva -lo que se debía sobre todo al poder de la
aristocracia. El poder de recaudación impositiva del Estado era fuerte en el
papel, pero un sistema tributario competente requería inspecciones fre-
cuentes sobre la extensión y el valor de la propiedad, como se hace en
cualquier ciudad estadounidense. La aristocracia rural tuvo éxito en blo-
quear los estudios catastrales y las evaluaciones de las propiedades durante
décadas; de hecho, no hubo ninguna durante la primera mitad del siglo X I X
(el Estado realizó grandes inspecciones en 1663-1669, 1718-1720 y 1820,
pero la última fue muy incompleta). La causa fue "la fusión del status
aristocrático con la propiedad privada de las tierras, una amalgama que fue
casi tan resistente a las presiones fiscales del gobierno central como una
genuina nobleza feudal" . La organización administrativa era fuerte desde
64
el centro hacia el nivel de los condados, como en China, con magistrados
locales colocados por el centro y sujetos con frecuencia a rotación para que
no se involucraran demasiado con los locales. Sin embargo, por debajo de
los condados, los influyentes locales (los clanes fuertes y los ancianos)
controlaban todo. Presionaban (y con frecuencia sobornaban) a los peque-
ños funcionarios locales para que mantuvieran sus tierras exentas de im-
puestos.
56
En verdad, los yangban estaban exentos no sólo de un impuesto efec-
tivo sobre la tierra, sino también de prácticamente todas las exacciones a las
que estaban sometidos los plebeyos -la mayoría de los otros impuestos,
corveas, conscripción militar. Los buenos confucianos que despreciaban
trabajar con sus manos, creían literalmente que el mundo debía proporcio-
narles las cosas necesarias para vivir. La mayoría de las veces lo conse-
guían, y cuando no lo hacían evitarían las labores manuales aún hasta el
punto de inanición, ya que ensuciarse las manos disminuiría irremediable-
mente su status social. Y i Kyu-gyong, un reformador que escribió durante
la desafortunada década de 1830, decía lo siguiente:
E n el pasado, el número de [yangban] no superaba un cuarto de
la población, pero en el presente constituyen casi la mitad de la
población. ¿Se involucran en la agricultura o el comercio? ¿Pueden
ser reclutados en las guardias reales del ejército?... ¿Puede hacerse
que paguen impuestos a la seda, a las telas, a la ramina para la
tierra, en trabajo o tributos? ¿Pueden limitarse sus propiedades?
Debido a que las órdenes de la corte no se aplican a los yangban,
sus impuestos por hogar, por varios servicios de trabajo y por
servicios personales no se aplican a los yangban. En un sistema
de imposición de contribuciones sobre la tierra, nada es más
importante que la distribución equitativa de los impuestos entre
las personas, pero el mal de la distribución desigual todavía existe
por su culpa. 65
Así, para ser un hombre yangban había que ser todo y no dar nada: ni
servicios militares, ni trabajo, ni siquiera impuestos. Trabajar con las propias
manos estaba por debajo de él; poseer muchos esclavos, una marca de su
posición en la vida. Para los progresistas occidentales del siglo XIX, a los
yangban coreanos les faltaban todas las virtudes modernas: les parecían
inactivos, perezosos, licenciosos, faltándoles el espíritu de iniciativa y la
ética del trabajo que (para ellos) construyeron Occidente. Pero para los
coreanos eran los virtuosos, hombres de pensamiento y contemplación,
ejemplos de comportamiento ético y buen gobierno que el pueblo respetaba.
Un orden social purificado era uno en el cual los yangban fueran puros
y nadie más lo fuera. Los puros se situaban en la cima, perfeccionando el
orden social, y todos los otros debían conocer su lugar y la diferencia entre
los nobles y las clases bajas. Todo distinguía a los yangban de los plebeyos,
incluyendo el tamaño de la casa, las oportunidades de educación para los
hijos, la ropa y la manera de vestirse, incluso el lenguaje corporal, el porte;
sobre todo, los plebeyos no registraban sus líneas familiares en genealogías
57
 y los esclavos no tenían apellidos, por lo que no existían registros de los
méritos pasados y por ende, no existían posibilidades de herencias actuales
o futuras.
Pero existía una virtud redentora: la propia ideología, la visión neo-
confuciana del mundo, sostenía que la naturaleza humana no poseía una
calidad esencial al comienzo, por lo que era mutable y estaba sujeta a las
mediaciones externas que producirían la perfección interna. El alma humana
era indiferenciada al principio, ni buena ni mala, pero existía para ser cons-
truida a través de los medios correctos. Estos "ecos" de Platón (ingeniero
del alma) y de Locke (la mente como una tabula rasa) se combinaban para
hacer emerger la visión confuciana de las personas: humano, demasiado
humano, el ser humano era, sin embargo, capaz de alcanzar la perfección.
Esto no significa que los confucianos pensaran que todos los humanos
"nacían iguales"; más bien todo lo contrario. Pero a través del disciplinamiento
de la mente, las personas podían convertirse, si bien no en iguales, en seres
superiores: en verdaderos señores. Era una postura completamente secular,
ya que buscaba el ennoblecimiento en esta vida y la confirmación eterna de
la nobleza en el más allá, a través de la veneración de la propia y agradecida
descendencia. El culto a los antepasados, como usualmente es llamado, es
la tradición coreana más importante y venerada, rodeada de un intrincado
y elaborado ritual (que aun si en sus inicios no tuvo un carácter sagrado, se
lo instituyó mediante una ley nueva en 1390). Pero ¿qué razón habría para
no querer reverenciar a un ancestro que aseguraba la posición social y un
buen matrimonio o que legó tierras a varias generaciones? ¿No era este el
medio para tener éxito aquí y ahora?
Familia, movilidad, educación
El texto clásico para inculcar las ideas correctas, leído una y otra vez
tanto por los plebeyos como por el rey, era el Ta-Hsüeh, o Gran Saber. De
acuerdo a él (en la traducción de Legge), los sabios antiguos habían hecho
lo siguiente:
Deseando el orden correcto para sus Estados, primero regularon
a sus familias.
Deseando regular sus familias, primero cultivaron sus personas.
Deseando cultivar sus personas, primero rectificaron sus cora-
zones (sim).
Deseando rectificar sus corazones, debieron primero sincerar sus
pensamientos. Deseando ser sinceros en sus pensamientos,
debieron primero extender al máximo su conocimiento. 66
58
Un texto simple, que resonó a través de todas las épocas coreanas con
su llamado a rectificarse primero a sí mismo, luego a la propia familia y,
finalmente, al Estado. Del individuo a la sociedad y la política, todo estaba
colocado en un orden armonioso, mediante los tres "hagan esto" y los cuatro
"hagan eso" que caracterizaron al pensamiento tardío chino y coreano. El
rey Songjong de Koryo dijo que: "en el gobierno del país ... nada supera la
piedad filial (hyo)", que constituye "la esencia de todas las virtudes" . La
67
relación correcta entre el padre y el hijo era la más importante de las rela-
ciones filiales, el paradigma básico "de todas las relaciones jerárquicas en
una sociedad moral" . Lo que resulta más interesante de estas dos afirma-
68
ciones es, quizás, que una provenga del período Koryo y la otra de Corea
del Sur en la década de 1970.
El principio de piedad filial era jerárquico dentro de una red de deberes
y obligaciones: el hijo obedecía al padre, el padre mantenía y otorgaba
educación al hijo. Las hijas obedecían a la madre (y a las suegras), los
hermanos menores obedecían a los hermanos mayores, las esposas estaban
subordinadas a sus maridos. El prestigio superior y los privilegios de los
ancianos hicieron de la longevidad una virtud principal. El principio sostenía
que, en política, una aldea seguía el liderazgo de los ancianos venerables y
los ciudadanos reverenciaban al rey o emperador, que era considerado el
padre del Estado. En los asuntos internacionales, el emperador chino era el
hermano mayor del rey coreano. Los transgresores de estas elaboradas
reglas eran considerados seres incultos incapaces de ser miembros de la
sociedad.
La historia de Sim Ch'ong nos muestra el ejemplo de amor filial más
famoso de Corea . Ella se vendió a sí misma a un marinero que buscaba una
69
virgen de quince años y gran belleza para ofrecerla como sacrificio al mar,
y así su padre ciego pudo tener el dinero para comprar arroz y donarlo al
templo, un acto que le haría recobrar su visión. La historia era con frecuen-
cia expresada a través del p'ansori, una forma de arte muy popular en la
Corea del siglo X I X ; las canciones p'ansori enfatizaban las virtudes
confucianas y eran interpretadas por un solo cantante acompañado de un
percusionista, y el cantante entonaba tanto los papeles masculinos como los
femeninos.
Las prácticas coreanas de crianza de los niños que emergieron de esta
filosofía generaban una enorme obligación de amor y gratitud. Cuando viví
con una familia coreana que tenía dos niños pequeños, no me sorprendió el
59
amor obvio que los padres manifestaban hacia ellos, pero sí me asombró su
indulgencia. Ambos niños eran felices, como pájaros libres que vagaban por
la casa a voluntad, que no tenían rutinas, que jugaban tanto como lo desea-
ran, que comían y hacían sus necesidades fisiológicas cuando querían, que
retozaban libremente, no escuchando gritos ni sufriendo ningún tipo de
castigo. Finalmente, terminarían desplomándose en los brazos de sus pa-
dres y dormirían con ellos toda la noche . Para un estadounidense de linaje
70
calvinista, en cuya visión los pecados de los padres son pronto reconocidos
en los hijos con el debido oprobio moral y la culpa, ésta parece ser una receta
para formar adultos sin superegos, "balas perdidas" que pronto atormenta-
rían a la sociedad civil. Pero no había nada como esto, muy pronto las
escuelas proporcionarían toda la disciplina necesaria a los jóvenes que eran
mentalmente tan sanos como cualquier padre podría esperar. Mucho antes,
Hamel hizo observaciones similares: "Los padres son muy indulgentes con
sus hijos", escribió, "pero, en contrapartida, son muy respetados por ellos.
Dependen de otros de buen comportamiento" que les proporcionen un
correctivo último a su niñez desenfrenada. 71
Tales prácticas pueden no producir individuos fuertemente indepen-
dientes, seguros de su identidad personal; los coreanos "se ven a sí mismos,
fundamentalmente, como extensiones de sus padres" -al menos esto es lo
que Percival Lowell pensaba en 1888 y lo que muchos antropólogos todavía
siguen pensando - pero eso no significa inhibir el dominio personal y una
72
fuerte seguridad psicológica, aun en medio de una pobreza considerable;
además, las díscolas alas del individualismo crecieron fría e incómodamente
en los últimos años. La forma coreana de criar a los niños puede o no ser
"mejor", pero ciertamente es una manera digna y venerable de crear seres
humanos fuertes, que entablan relaciones sólidas.
La unión y la gratitud filial son tan fuertes que los hijos coreanos se
sienten muy culpables cuando los padres mueren, y de ello provienen las
prácticas de duelo largas y emotivas -que duraban tres años en los tiempos
antiguos cuando un hijo varón perdía a su padre. Escuchemos otra vez a
Hamel, en el siglo X V I I :
Tan pronto como alguien muere, su parentela recorre las calles
gritando y tirándose de los cabellos. Luego tiene especial cuidado
de enterrarlo honorablemente en algún lugar de una montaña,
señalado por un adivino... En la mañana, al amanecer, parten con
el cuerpo luego de un gran banquete y de hacer una celebración
alegre durante toda la noche... Cada luna llena cortan el pasto que
crece sobre la tumba y le ofrecen arroz nuevo. Esta es la festividad
mayor, luego de la del Año Nuevo.
60
Luego seguía un período de tres años de luto, el doliente usaba vesti-
menta de cáñamo y "una especie de vestido-saco" con un gran sombrero
con forma de paraguas hecho de un tejido de mimbre verde ahormado para
evitar que su usuario mirara al cielo, ya que era culpable de la muerte de su
padre. Los deudos llevaban un bastón, indicando la partida del padre, y
nunca se bañaban durante el largo período que duraba el duelo. Finalmente,
"cuando los hijos han cumplido totalmente con la obligación que deben a su
padre y a su madre llevando a cabo toda esta tediosa ceremonia ... el hijo
mayor toma posesión de la casa que ahora le pertenece, junto con todas las
tierras que dependan de ella" . 73
Además de las virtudes filiales, el otro "pegamento" que en la práctica
mantenía unido al sistema era la educación, siendo la figura paradigmática
el "verdadero caballero", el funcionario virtuoso y culto que gustaba por
igual de la poesía y de la política. La manera principal que una familia tenía
para mejorar su situación social era la educación, una especie de movilidad
socio-académica ascendente; por eso se estudiaba incesantemente, maña-
na, tarde y noche: al igual que lo hacen hoy los niños coreanos en edad
escolar, que llegan a dormir hasta sólo cuatro horas por día. El ojo de aguja
a través del cual todas las familias esperaban que sus hijos pasaran era el
sistema de exámenes para los cargos públicos.
A lo largo de toda la dinastía Choson, todos los registros oficiales, toda
la educación formal y la mayoría de los discursos escritos estaban en chino
clásico, como lo estaban los exámenes que constituían el centro de la
civilización coreana y cuyo resultado era "una continua preferencia por los
cargos, por un lugar bajo el sol y por un nombre que nunca fuera olvidado" . 74
Para los hijos de aquellas familias que podían hacer que no trabajaran en los
campos, el régimen de estudio comenzaba cuando el niño empezaba a hablar
y no finalizaba hasta que había alcanzado la posición más alta que sus
capacidades le permitieran. La educación significaba la socialización dentro
de las normas y virtudes confucianas que comenzaban en la niñez temprana
con la lectura de los clásicos confucianos, tanto para el rey como para los
plebeyos. Los estudiantes coreanos tenían que manejar el extraordinaria-
mente difícil idioma chino clásico, por lo que tenían que dominar decenas
de miles de caracteres escritos y sus numerosos significados; el método
típico consistía en la memorización por repetición. James Gale afirma que
su "primer recuerdo de Corea es cuando escuché a unos niños pequeños
repitiendo al unísono en una escuela de techo de paja: 'Hanul ch'on, tta chi,
kamul hyon, nuru hwang' ... Estaban recitando los miles de caracteres
clásicos ..." .
75
61
 La figura de la disciplinaria madre coreana, rondando alrededor de su
hijo y atendiendo sus necesidades mientras hace que mantenga su nariz en
los libros, es un personaje tan familiar para la sociedad coreana actual como
lo era entonces. Afirmar que las madres coreanas se toman la educación
muy en serio es sólo comenzar a entenderlas; una mujer, que es una escritora
muy conocida en Corea, emigró a Long Island para que sus dos hijos
pudieran ir a Harvard. Para el séptimo grado, ambos hijos habían superado
a los estudiantes del último año de la escuela secundaria en los exámenes de
la Junta Universitaria, y desde entonces nunca obtuvieron otra nota que no
fuera A. Pronto, sin embargo, la madre supo que en Harvard existían cupos
regionales para la admisión: por lo tanto, mudó la familia a Texas, pensando
que habría menos ingresantes en el Estado de laEstrella Solitaria que en Long
Island.
¿Desde cuándo los coreanos han dado tanta importancia a la educa-
ción? En realidad, cuando Hamel, que era un marinero holandés que de
manera bastante inesperada fue a parar a la Isla Cheju en 1653, puso sus pies
sobre el suelo, se encontró con que los coreanos se complacían por tener
"una devoción nacional a la educación". De hecho, tanto los aristócratas
como los "hombres libres", "se ocupan mucho de la educación de sus hijos,
y desde muy pequeños los hacen aprender a leer y escribir, cosas a las que
la nación es muy aficionada". Los mayores le daban alos jóvenes estudiantes
"una idea del saber y del culto a sus antepasados, y les decían cuan hono-
rables eran aquellos que por estos medios habían conseguido grandes for-
tunas, lo cual los estimulaba y los hacía estudiar. Es maravilloso ver cómo
mejoran por estos medios, y cómo exponen los escritos ... en los que está
basado todo su saber". Hamel pensaba que los "venerables maestros" eran
"los mejores hombres del reino" y que aspirar a honores similares era "con
frecuencia, la ruina de los candidatos" . 76
El sistema de exámenes exigía a todos los candidatos que comenzaran
con su genealogía familiar, el nombre y rango de las tres últimas generacio-
nes de su línea paterna y la línea del clan de donde provenía la madre. El
núcleo del examen consistía en el dominio de los textos clásicos confucianos
junto con disquisiciones sobre política, burocracia y rituales. Algunos aca-
démicos sostienen que los plebeyos podían calificar para los exámenes en
los inicios de la dinastía Choson, pero si lo hicieron en un punto u otro,
fueron excepciones que confirmaban la regla del predominio aristocrático.
Más tarde, la dinastía instituyó un sistema de academias privadas o sowon;
para el 1700 había más de seiscientas, un total que superaba al de China . 77
Los viajeros occidentales que visitaban las aldeas a fines del siglo X I X con
62
frecuencia comentaban la pintoresca visión de un anciano venerable rodea-
do por un pequeño grupo de jóvenes estudiantes que recitaban los clásicos.
Si la sociedad estaba estructurada por las tres relaciones (gobernante
y subdito, padre e hijo, marido y esposa), el comportamiento obedecía a
cinco mandatos: honrar al gobernante, al padre y a los hermanos mayores;
ubicar al marido y a la esposa en ámbitos diferentes de deber y obligación,
y hacer que la fidelidad uniera a los amigos . El casamiento no era cuestión
78
de amor entre el marido y la esposa, sino "un lazo de amor entre dos
apellidos", según el lenguaje antiséptico del Li Chi, o Libro de los Ritos. La
esposa Choson pronto se encontraba a sí misma dentro de un impenetrable
santuario íntimo, privada de propiedad y en la casa de otro. Era una persona
sin nombre entregada a la familia del marido, era una persona encerrada cuya
mayor (y usualmente realizada) esperanza era regir el santuario interno; se
le negaban derechos para heredar que traspasaban la única riqueza verda-
dera que tenía Corea: la tierra, sus productos y las viviendas. Y esta era la
vida de la esposa yangban: imagínense lo que era la vida para alrededor de
un 30 % de todas las mujeres que eran simples esclavas.
De ser una doctrina consciente en los inicios de la dinastía, se convirtió
con el tiempo en el ethos que impregnaba la sociedad coreana, gobernadapor
miles de observancias rituales. En el siglo X V I , una mujer yangban tenía que
estar casada durante años antes de atreverse a salir al mundo externo que
era la sociedad, y sólo lo hacía envuelta en un capullo de vestimentas dentro
de silla de manos cerrada que era cargada por sus esclavos. A fines del siglo
XIX, los extranjeros testimonian sobre estas mismas mujeres de clase alta
todas cubiertas, vestidas y envueltas de la cabeza a los pies, usando un
manto verde sobre sus cabezas y llevando sus pliegues hacia la cara, dejando
expuestos sólo los ojos. Como los hombres ciegos de Seúl, ellas saldrían
luego del toque de queda nocturno, después que las campanas repicaran y
que las puertas de la ciudad se cerraran para evitar la entrada de tigres, y
encontrarían un poco de libertad en la oscuridad. Como lo reportó Angus
Hamilton, "el espectáculo de estos blancos espectros de la noche, deslizán-
dose de lugar en lugar, sus pasos iluminados por los rayos de las linternas
que sus esclavas llevaban adelante de ellas, es tan extraordinario como la
apariencia diurna de Seúl, con sus inquietas masas vestidas de blanco" . En
79
nuestros días, muchas mujeres coreanas se casan con el hombre que eligen,
mientras que muchas otras todavía dejan que sus madres les escojan el
marido; muchas mujeres se visten como quieren, pero muchas otras man-
tienen una apariencia pública casta (en el verano de 1994, un incidente muy
reportado ocurrió en Seúl cuando un anciano golpeó a una mujer joven que
63
andaba con el torso desnudo; la mujer fue arrestada). En las familias pro-
minentes, las mujeres todavía son recordadas a partir del momento en que
quedan registradas en la genealogía del marido y, si luego se divorcian, lo
que ocurre cada vez con mayor frecuencia, sus nombres son borrados.
La posición de la mujer es una ventana fundamental a cualquier civili-
zación, un elemento central que parece inmutable. Debido a su cercanía al
hogar, debido a que en todas las sociedades se nace a partir de las mujeres
y pasamos gran parte de nuestro tiempo tratando de entender este hecho,
la reflexión consciente de lo que la mujer significa dentro de nuestra propia
historia es casi imposible. Mucho más simple es considerarla como una
ventana cuando nos enfrentamos con una sociedad diferente, donde inme-
diatamente marcamos la distancia entre sus formas y las nuestras. Difícil-
mente cualquier extranjero, y me incluyo en ello, ha considerado de manera
positiva la situación de las mujeres coreanas. La primera impresión, al
menos hasta hace poco, quizás era la peor. M i buen amigo y maestro, el
señor Kang, a fines de la década de 1960, no se preocupó durante varios
meses por presentarme a su esposa, a pesar de que él había conocido a la
mía. Cuando finalmente nos conocimos, ella caminó alrededor de cinco
pasos detrás de nosotros, en una virtual auto-negación. Era, en otras pala-
bras, una esposa correcta de la vieja escuela.
En la Corea antigua si una mujer, por la razón que fuera, mataba a su
marido, había un único resultado en el siglo X V I I , de acuerdo a lo que nos
cuenta el holandés errante Hamel: "es enterrada viva hasta los hombros, en
una carretera muy frecuentada y al lado de ella yace un hacha, con la que
todo el que pase y que no sea noble, estará obligado a darle golpes en la
cabeza hasta que muera". Si una mujer cometía adulterio y su esposo la
mataba, los coreanos respondían como los téjanos: él "no corría peligro por
hacer eso". Asimismo, los hombres tampoco corrían peligro si tomaban
concubinas: "Un hombre puede tener tantas mujeres como pueda mantener
y repartirse entre ellas todo el tiempo sin escándalo". Pero no todo iba en una
sola dirección, y no todas las reglas eran dobles: "si un hombre casado es
encontrado yaciendo con la esposa de otro hombre, será ejecutado" y, con
un toque de dulzura coreana, "el padre del criminal... debe ser el verdugo" .80
La rígida censura de la legislación de la nueva dinastía Choson añadió
la injuria a los pesares de las mujeres viudas. Se esperaba que no se casaran
nuevamente, y la mayoría no lo hizo (en el período Koryo lo habían hecho
con frecuencia), haciendo de la viuda de aldea un personaje usual en las
novelas vernáculas. La razón era que el casamiento era "un asunto entre dos
64
apellidos" y la lealtad de la viuda hacia su familia adoptiva era una forma
81
de propiedad. Ocasionalmente las viudas se volvían a casar, y había cierta
humana tolerancia para los segundos matrimonios, especialmente si se
trataba de mujeres pobres. Un tercer matrimonio, por el contrario, hacía que
la mujer fuera clasificada simplemente como promiscua. Los hombres
controlaban las políticas del cuerpo, y los cuerpos de las mujeres. Como lo
expresaba el código nacional de 1469, "las mujeres que se casan por tercera
vez son incluidas en la lista de las mujeres licenciosas, y sus hijos y nietos
están excluidos de los exámenes ... Para una mujer de una casa pobre o
humilde ... si sus padres y parientes deciden que debe casarse por segunda
vez, esto no daña su reputación". Sin embargo, para una mujer yangban
"una vez concretado el matrimonio, no puede ser cambiado durante toda la
vida... Los hijos e hijas de las mujeres casadas en segundas nupcias ya no
serán clasificados como miembros de las clases superiores" . 82
El concubinato ha sido otro perjuicio para las mujeres en Corea, incluso
hasta el presente: "la diferenciación entre las esposas principales y las con-
cubinas (ch 'och 'op) se convirtió en una de las más espinosas y también una
de las más trágicas de todas las líneas divisorias en la sociedad coreana" . 83
Sería erróneo, sin embargo, pensar que la segunda o la tercera esposa no
tenía status. El patriarca de la familia de mi suegro dirigía una destilería de
makkolli en Samch'ok. Su rutina diaria incluía beber por la tarde y continuar
por la noche, incluso saltando a veces dentro de las vasijas de vino para
retozar, fumar cigarrillos sin filtro uno detrás de otro y tener cuatro esposas.
Murió a los noventa y cuatro años, cuando lo atropello un camión. En su
testamento dejó a su segunda esposa los ingresos anuales de la destilería,
cuya propiedad pasaría al linaje principal cuando ella muriera. Conozco a
esta mujer, es una persona de mucha dignidad y notable entereza, por no
mencionar su habilidad para beber mucho más que yo; la familia la trata con
honor, y ella no evidencia signos de tener una ciudadanía de segunda clase
(a pesar de que todos conocen su situación).
Corea bajo e l sol
El siglo X V marcó el apogeo premoderno de Corea, además de ser la
época en que los reformadores neo-confucianos reinaron prácticamente
solos. Como nación y cultura, Corea se encontraba muy por encima de una
Europa que aún no había descubierto el Nuevo Mundo. Europa estaba
estancada económica y técnicamente, mientras que Corea tenía tipos mó-
viles mucho antes de la celebrada Biblia de Gutenberg. Sus científicos
inventaron un indicador para medir las lluvias en 1442, doscientos años
65
 antes de que un instrumento similar fuera desarrollado en Europa, e hicieron
importantes progresos en agronomía. Los matemáticos coreanos estaban
muy avanzados, usando conceptos tales como los números negativos y las
ecuaciones polinómicas siglos antes de que lo hicieran los europeos . Un 84
mago llamado Chang Yong-sil se especializó en los relojes solares y
astronómicos (hizo incluso un reloj cucú que sonaba cuando daba la hora),
mientras que otros refinaron la ciencia del calendario de los chinos y los
árabes. Los técnicos militares produjeron nuevos diseños de cañones y
artillería, y los científicos codificaron la medicina coreana en enciclope-
dias . Por supuesto, la ciencia y la tecnología europeas avanzaron rápida-
85
mente luego del descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492, al igual que las
habilidades coreanas habían progresado con rapidez durante el siglo en que
comenzó a interactuar con el sistema mundial.
En este siglo cumbre, la dinastía Choson también produjo sus mejores
reyes. Volviendo al quinto hijo de la primera esposa de Y i Song-gye, es decir,
al militante Y i Pang-won, hay que decir que no le faltó ningún tipo de talento.
Fue aun más fecundo que su padre, engendrando doce hijos y diecisiete
hijas. El tercer hijo era encantador -un estudiante talentoso y una persona
de gran corazón. Pang-won estuvo feliz de cederle el trono cuando tenía
veintidós años: recibido el nombre de reinado de Sejong, se convirtió en el
rey sabio de Corea (1418-1450). Su padre se retiró a un palacio localizado
en lo que hoy son los terrenos de la Universidad de Yonsei en Seúl, sin
resentimientos ni flechas voladoras.
Como ya hemos dicho, los coreanos inventaron los tipos móviles de
metal alrededor de 1234 y perfeccionaron el método en 1403; Sejong rápi-
damente puso a trabajar a los técnicos para que mecanizaran el proceso. En
1420 le pidió a su secretario Y i Ch'on que hiciera nuevos caracteres de
molde en la fundición: "en siete meses el trabajo estaba hecho, con grandes
progresos respecto a los esfuerzos anteriores. Los impresores estaban muy
complacidos y eran capaces de imprimir más de veinte páginas por día ...
Ahora estamos preparados para imprimir cualquier libro que exista y todos
los hombres tendrán los medios para estudiar" . La tecnología del nuevo
86
proceso fue descripta por Song Hyon de la siguiente manera:
Primero, los fonogramas son grabados sobre madera de
hwangyang; luego se preparan placas de impresión planas con
arcilla suave de la costa marina donde crecen las algas. Y después
los fonogramas de madera son presionados sobre las placas para
producir impresiones de los fonogramas. Las dos planchas im-
presas son colocadas juntas y se vierte cobre fundido a través de
66
un hueco que se extiende hacia abajo, llenando las depresiones
hasta que cada fonograma queda formado. Luego, los fonogramas
son extraídos y pulidos ... E l encargado de los tipos alinea los
fonogramas sobre los papeles manuscritos y luego los coloca
sobre una placa llamada la placa superior. E l artesano que nivela
los fonogramas llena todos los espacios vacíos entre los tipos y
la placa superior con bambú o trozos de tela, y lo tensa para que
el tipo no se mueva. Luego se entrega 1 a placa al artesano impresor
para que imprima. 87
Sejong era conocido por dirigir personalmente este trabajo, llevando a
las nuevas fundiciones vino y comida para los obreros. Su mayor logro fue
el excelente y científico alfabeto escrito coreano (han 'gul) que fue sistema-
tizado bajo su reinado. La explicación oficial de Sejong para este cambio
radical era la siguiente:
Los sonidos de nuestro idioma difieren de los del chino y no son
fáciles de llevar a la escritura china. En consecuencia, pensando
que entre todos nuestros subditos ignorantes algunos deseen
expresar su pensamiento, en muchos casos son, a pesar de todo,
incapaces de hacerlo. Pensando en ellos, mi pueblo, con compa-
sión, hemos desarrollado una escritura nueva de veintiocho letras,
ya que sólo así será posible que cualquiera pueda aprenderlo
rápidamente y usarlo para mejorar su vida cotidiana. 88
Este es uno de los primeros alfabetos en el mundo en representar con
precisión los sonidos de las palabras, y ha atraído el interés de muchos
lingüistas. Algunos de ellos aseguran que el coreano pertenece al grupo de
lenguas uralo-altaicas, que incluye al turco, el húngaro, el finlandés y el
japonés, y que a pesar de la larga influencia de la escritura china, el coreano
permanece muy diferente en el léxico, la fonología y la gramática; de hecho,
su gramática es muy similar a la del japonés -lo que sugiere una asociación
cercana en algún punto perdido del pasado. Dado que el han'gul también
posee una pronunciación estándar para cada carácter chino, y que existen
numerosos y mutuamente incomprensibles dialectos chinos que leen el
mismo lenguaje escrito pero sin un alfabeto, algunos misioneros estadouni-
denses en Corea han recomendado el uso del han 'gul en China (obviamente,
sin mucha suerte).
Predeciblemente, a los funcionarios yangban no les agradó ninguna de
estas innovaciones, ya que ambas amenazaban su monopolio de la palabra
y, por ende, de todo lo demás. Uno de ellos escribió: "Sólo los pueblos como
los mongoles, los tangut, los jürchen, los japoneses y los tibetanos tienen sus
propias escrituras. Pero esta es una cuestión que involucra a los bárbaros 89
67
... Los bárbaros se transforman sólo si adoptan las maneras chinas; nunca
hemos escuchado que las formas chinas fueran transformadas por los
bárbaros". No obstante, el han 'gul je hizo popular entre los campesinos y
los militares, que siguieron las instrucciones sobre cómo realizar sus traba-
jos que aparecían en las populares guías en idioma local, y entre las mujeres,
que usaron el nuevo alfabeto para comunicarse entre ellas mediante cartas
o consigo mismas mediante los diarios. Los rápidos tipos móviles expandie-
ron la publicación de todo tipo de libros, produciendo una vibrante
historiografía. Hacia finales de siglo, los clásicos chinos comenzaron ser
traducidos al nuevo alfabeto. Sin embargo, el alfabeto sólo llegó a ser de uso
general en el siglo XX, debido a que los letrados tuvieron éxito en asociar
cualquier conocimiento importante con la escritura china; desde 1948 los
norcoreanos han utilizado el alfabeto coreano de manera exclusiva, mientras
que los surcoreanos han mantenido el uso de una escritura mixta chino-
coreana.
Sejong se hizo famoso como un rey bondadoso, de alma amable y
educada. Lee Kwan Yew de Singapur podría aprender de él en nuestra
época, ya que Sejong declaró ilegales los azotes en la espalda y las nalgas:
"Se pone en peligro la vida de un hombre al golpearlo de esta manera; no
tendremos más de esto". Se apiadó de muchos de los grupos de parias de
Corea, tratando de encontrar maneras por las cuales se integraran a la
población plebeya. Era un objetivo noble, pero no pudo cumplirlo. Instó a
las personas a que abandonaran las supersticiones como el p'ungsu o
geomancia: "la prosperidad del Estado depende del carácter del gobierno y
no de los caprichos del viento y el clima" . En esto también falló.
90
Sin embargo, el rey Sejong mereció las aclamaciones con que los
escribas coreanos escribieron su epitafio -las había ganado: yongmun, y emú,
insong, myonghyo- "letrado brillante, guerrero sagaz, sabio benevolente,
hijo con un amor filial resplandeciente" . Los coreanos, como muchos
91
otros pueblos, creen en los espíritus, y durante siglos luego de su muerte,
muchos son los que han afirmado haber presenciado apariciones de Sejong.
Nosotros, racionalistas, desestimamos tales afirmaciones considerándolas
como tonterías, pero la familiaridad con Corea nos enseña humildad. James
Gale era un buen cristiano, pero Corea derribó su certeza de que sólo
Jesucristo podía regresar: escribió que "en el pensamiento de Corea ... las
apariciones de los muertos son posibles", citando a la Sociedad de Inves-
tigación Psíquica de Londres como confirmación potencial . Nunca cono-
92
cí a mi suegra, una mujer fuerte que crió siete hijos, atendió a un marido que
tenía importantes responsabilidades y manejó una compañía de taxis en Seúl
68
-ya que ella murió antes de mi casamiento. Enfin,ella murió, se me apareció
en un sueño un amanecer diciéndome que siempre cuidara a su hija, y dos
horas más tarde sonó el teléfono ... y era una llamada que nos hacía saber
que ella había muerto de un ataque cardíaco repentino a una distancia de
dieciséis mil kilómetros.
Yongjo y Sacio
Los padres pueden haber sido reyes en los hogares coreanos, sin embargo,
la familia del rey era bastante diferente. El primer hijo del rey era educado
para gobernar desde su primera infancia, y si no mostraba buenos resulta-
dos, no había meritocracia que restringiera los excesos. Si el primer hijo no
era muy capaz, quizás el segundo lo fuera; pero si ninguno de ellos lo era,
de todas maneras la sucesión del trono seguía siendo un asunto que se
resolvía dentro de la familia real. Ya hemos visto la violencia que implicaron
tales conflictos en los inicios de la dinastía. Pero después del período de
reformas radicales, la doctrina neo-confuciana y los nuevos esquemas
familiares lentamente se convirtieron en costumbre, produciendo nuevos
patrones de normalidad - y patología- desde el nivel de la corte hacia abajo.
Los lectores que han seguido los eventos de los últimos años en Corea
del Norte inmediatamente encontrarán paralelos con el "Gran Líder" Kim II
Sung siendo sucedido por el "Amado Líder" Kim Jong II, su hijo mayor, al
igual que aquellos que conocen Corea del Sur verán repetido este principio
familiar en los ámbitos de los poderosos, esto es, en los grandes conglome-
rados que dominan la economía. Pero la historia coreana ha producido, en
la épica de Yongjo y su hijo mayor, Sado, un ejemplo espectacular de sentido
edípico y shakespereano, en el cual la primogenitura afecta a la alta política
y viceversa. 93
Yongjo no fue el más importante de los reyes de la dinastía Choson
(estuvo cerca, pero Sejong fue el más importante), pero sí el que tuvo el
reinado más prolongado (todo el tramo desde el soñoliento 1724 hasta el
providencial 1776) y el que hizo todo aquello que los entrometidos confucianos
querían que hiciese, con el propósito de prepararse para sus augustas res-
ponsabilidades. Hizo todo lo que le pidieron, lo que usualmente significaba
leer todo lo que le habían dicho que leyera -fundamentalmente los textos
clásicos de la virtud y la política confuciana- una y otra vez. En 1725 le
dedicó cuatro meses a Las Analectas, y cuarenta años más tarde, lo hizo
otros cuatro meses más. Estudió a Mencio durante veintiún meses, entre
1725-1727 y volvió a él durante un año entero en 1763-1764. Leyó El Gran
69
 Saber y La Doctrina del Método (Chung-yung) como mínimo ocho veces.
Si esto no parece demasiado, tengamos en cuenta que cada "vez" suponía
de uno a veintidós meses de estudio en el período 1727-1762, ya que "leer"
no significaba pasar un tiempo tranquilo con un libro agradable por las
tardes, sino una absorción lo suficientemente apremiante como para crear
un estado mental tan influido por los pensamientos de los maestros que
hacer lo correcto (según su criterio) se tornaría axiomático y rutinario.
Como lo expresó el eminente letrado Yulgok, el objetivo de "leer libros" era
estudiar "escrupulosamente por turnos, esforzándose continuamente por
entender, y de esta manera hacer que los significados y los principios se
clarifiquen día a día" .
94
Yongjo era, en otras palabras, el ideal del príncipe confuciano, y se
convirtió en un gran líder político cuyos problemas cotidianos y estrategias
resultarían familiares para cualquier dirigente. Su angustia máxima fue que
su hijo Sado resultó ser el peor príncipe de la historia coreana: de hecho, no
tenía idea de lo que significaba ser príncipe, y si la tenía, no le agradaba. De
esta manera finalizó su regencia con una gran tragedia, adentro de un cajón
para guardar el arroz sellado, expuesto en el jardín real por su propio padre,
en el año 1766. Era, irónicamente, una gran transgresión de la virtud real
hecha con el interés de preservar una sucesión real efectiva . La Dama
95
Hong era la esposa de Sado, desposada cuando tenía diez años y madre del
rey Chongjo; todos los registros fueron purgados al año siguiente (1762) de
ocurrido este hecho, conocido entre los coreanos como el Incidente Imo.
Sin embargo, la Dama Hong llevó memorias detalladas del comportamiento
de su marido.
Sado ejemplificó todas las debilidades del sistema real coreano y difí-
cilmente alguna de sus fortalezas. Gozó de todos los privilegios, tuvo cien
damas de compañía, fue consentido por su padre y adorado por su pueblo,
no pasó de una niñez juguetona a una adultez confuciana, sino de una
prolongada adolescencia a una neurosis palpable y de ahí a una esquizofrenia
bien documentada. Si fue, sin lugar a dudas, un caso especial, su trayectoria
hace hincapié en un punto más general: los niños coreanos son niños hasta
bien entrada su adolescencia, y los adolescentes (chongnyon, los jóvenes)
se preparaban para la adultez hasta bien entrados en los treinta e incluso los
cuarenta años, y se convertían en "adultos" sólo cuando su padre legaba las
responsabilidades familiares a su hijo y a su esposa, después de lo cual el
padre entraba en el santo dominio de los ancianos reverenciados y en relativa
libertad Qiwan 'gap, el cumpleaños número sesenta).
70
En medio de la intensa ansiedad reinante en Seúl hasta que Yongjo
obtuvo un heredero, Sado nació en 1735. Su padre se preocupaba a veces
de que su brillante y esmerado hijo estuviera haciendo demasiado (en 1735,
por ejemplo, Yongjo se preguntaba si no estaría siendo "demasiado formal
e inflexible" ). Mientras tanto, varias damas de compañía consentían al hijo
96
con juegos de guerra y armas de juguete. Sin embargo, cuando tenía trece
años comenzó a reñir con el rey que le reprochaba su pereza y falta de virtud,
y comenzó a mostrarse vacilante y fastidioso en las audiencias con su padre;
en la mañana tardaba siempre mucho tiempo en vestirse para evitar tales
encuentros, poniéndose una vestidura encima de otra y luego arrojándolas
con rabia al piso. Parte de esto, sin duda, era el ritual de la época, que exigía
que Sado se postrara ante su padre, pero una parte aún mayor se debía a la
exasperación del padre al ver que su hijo fallaba en cumplir con sus expec-
tativas. El rey reprendía a Sado todo el tiempo, siendo tan terrible en una
ocasión que Sado se arrojó a un pozo.
Este fue uno de los muchos signos de la neurosis que sufría, y pronto
le siguieron otros. Cuando tenía veintitrés años Sado pasó de la adolescencia
a la locura. El solo hecho de pensar en vestirse lo aterrorizaba, por lo que
destruía una camisa tras otra antes de encontrar la que podía llegar a usar.
Tomó una amante de entre las damas de compañía, lo cual estaba estricta-
mente prohibido según la costumbre. Comenzó a asesinar a los eunucos de
la corte, primero apaleándolos y más tarde decapitándolos (una vez ingresó
en la recámara de su esposa llevando la cabeza sangrante de una de esas
víctimas). Y más de una vez trató de suicidarse. En un intento fallido de
reconciliación entre padre e hijo, después de que Yongjo le preguntara por
qué asesinaba personas y animales, Sado rasgó las vestiduras de su padre
y bruscamente dijo lo siguiente:
"Porque estoy herido", respondió el príncipe.
"¿Por qué estás herido?", le preguntó el rey.
"Estoy herido porque no me amas, y ¡ ay!, también estoy aterro-
rizado porque me reprochas constantemente". 97
A continuación le dio a Yongjo los detalles de sus espantosos asesina-
tos. Era un signo de la autonomía de la corte el que nadie sugiriera que se
hiciera algo respecto a estos asesinatos.
Pronto Sado regresó a sus andanzas y a frecuentar mujeres, no dete-
niéndose siquiera ante la virtud de las monjas budistas. Asesinó a sirvientes,
médicos de la corte, shamanes y a los que le contaban malas noticias.
71
Celebraba orgías en su palacio con las chicas kisaeng y los sirvientes. En
1760 comenzó a ir a la ciudad disfrazado, asesinando personas al azar.
Finalmente, en 1762 su madre, que todavía pensaba que su hijo no estaba
completamente perdido, le pidió al rey que lo hiciera ejecutar; sin embargo,
el rey, incapaz de ver la enfermedad de su hijo, aún pensaba que sus fallas
se debían a la falta de piedad filial. Vencida por el dolor y la culpa, la madre
de Sado vivía en agonía -pensando que nunca debía haber abrigado ese
pensamiento: "ni siquiera el pasto crecerá sobre mi tumba". Pronto le apa-
reció "un tumor maligno en la espalda" y murió al poco tiempo . 98
Sado dormía en una caja que se asemejaba a un ataúd y luego se trasladó
a un hueco en el suelo cubierto con tablas y basura. Cuando algunas veces
regresaba a la normalidad, actuaba como un buen príncipe, recitando los
clásicos, esforzándose en hacerlo mejor, como si nada hubiera sucedido.
Estas alucinaciones dejaban estupefacta a su esposa, que escribió que Sado
parecía ser "no una, sino dos personas" -una observación notablemente
"moderna", dado que Sado era con seguridad un esquizofrénico. El hábito
de Sado de dormir en una cama que se asemejaba a una cripta prefiguró el
desenlace de esta historia. Cuando se levantaba, de acuerdo a los rumores,
maquinaba un parricidio. Y mientras Sado dormía, su padre evaluaba un
filicidio.
La solución más simple a este dilema era que Sado se suicidara, como
su madre había sugerido a su pesar, y como ahora su padre lo incitaba una
y otra vez a que lo hiciera (mientras Sado estaba postrado a sus pies) como
la única salida y su deber hacia la línea familiar. Luego de suficientes reite-
raciones, Sado trató de ahorcarse, pero sin éxito. En consecuencia, una
hermosa mañana Yongjo llevó a su hijo a un santuario cercano, con una
guardia militar y en presencia de los altos funcionarios. Entonces Yongjo
dirigió a la procesión hacia un pabellón que se usaba para observar a la luna
(siendo la luna el símbolo del hijo del rey) y dijo: "Si yo muero, nuestra línea
dinástica de trescientos años llegará a su fin. Si tu mueres, la dinastía podrá
ser preservada, Sería mejor que tu murieras". Esto seguía una lógica real
perfecta. Yongjo puso su espada sobre la cabeza de Sado, gritando: "Mátate,
mátate rápido". Sado trató de asfixiarse, sólo que falló (ante los ojos de su
padre) aún en este acto final. En las primeras horas de la tarde el rey ya se
había cansado de suplicarle: "¿Alguna vez te vas a matar?" le preguntó.
Luego, Yongjo pidió que llevaran al patio un cajón grande de los que se
usaban para guardar el arroz y le exigió a su hijo que se metiera en él
-"rápidamente". Sado lloró sobre las ropas de su padre, rogándole que lo
72
perdonara, pero no tuvo éxito. Trece días más tarde, en un caluroso julio,
Sado falleció adentro del cajón. Fue el resultado lógico de los veintidós
intentos de suicidio que el rey había estimulado, ya que ejecutar a su hijo por
sus crímenes habría manchado la reputación de la familia real, y el solo
hecho de matarlo habría sido un crimen. Por ende, el hijo loco fue dejado
para que se pudriera bajo el sol ardiente, y muchos coreanos y sus admira-
dores han justificado este acto. Como lo expresó Gale, "para un hijo, rebe-
larse contra su padre era el peor crimen imaginable" . Pero sólo su esposa
99
y su difunta madre se dieron cuenta de la verdad: "todo esto es causado por
una enfermedad, él no es un criminal".
El rey murió en 1776, cuando George Washington tenía cuarenta y
cuatro años; el reinado de Yongjo fue casi tan largo como el de cincuenta
y nueve años de Jorge I I I , y como lo ha señalado Gale, el más prolongado
de todos los reinados coreanos. Una nueva democracia estaba naciendo en
un extremo de la tierra, y en el otro, una antigua monarquía regresaba a la
paz. Gale tiene una opinión muy extraña sobre estos eventos:
Pensamos en los orientales como sojuzgados bajo el talón de
hierro del despotismo, mientras que la verdad es que ellos usual-
mente se encuentran satisfechos y en la mayoría de los casos, con
felicidad, dejan hacer al gobernante. Nuestro ideal de gobierno es
una democracia ruidosa; el de ellos, un gobernante sabio y bueno.
Si uno se toma el trabajo de leer y comparar la historia con
cuidado, la conclusión será, sin lugar a dudas que, en síntesis, la
suya es una elección mucho mejor. A veces han tenido tiranos,
pero sólo unos pocos; nosotros también hemos tenido tiranos,
verdaderos enjambres de ellos. Aristóteles lo sabía bien cuando
afirmó que "la democracia es la cima de la tiranía" . 100
Chongjo, el hijo de Sado, sucedió a Yongjo en el trono, y siempre estuvo
resentido por la muerte de su padre. Construyó una muralla alrededor de
Suwon, al sur de Seúl, pensando en trasladar la capital allí. Pero nunca lo
hizo.
Durante más de un siglo después de su fundación, Choson floreció
como una burocracia agraria ejemplar profundamente influenciada por un
grupo de funcionarios letrados inmersos en las doctrinas del neo-confucia-
nismo. Actualmente los coreanos describen a este sistema tradicional y a sus
legados contemporáneos como "feudal", aunque no podemos llamar a la
dinastía Choson feudal. A l igual que Koryo, le faltaban los caracteres clá-
sicos de una sociedad feudal. Era, por el contrario, una burocracia agraria
clásica. Podemos visualizar el núcleo del sistema a partir de las observacio-
nes que hizo Hendrik Hamel en 1653:
73
 Corea está sujeta a un rey cuyo poder es absoluto (a pesar de que
le presta obediencia a los tártaros) y dispone de todas las cosas
como le place, sin consultar a ningún cuerpo de consejeros. No
hay señores de lugares particulares ... [pero] todos los grandes
hombres públicos se elevan gracias a las propiedades que retienen
todo el tiempo que quieren, y a su gran cantidad de esclavos....
101
Era burocrática porque poseía elaborados procedimientos para con-
vertirse en funcionario público, una organización estatal muy bien estructurada
y la práctica de administrar el país a partir de las órdenes emanadas del
centro. En consecuencia, a diferencia de un sistema feudal, Corea tenía una
administración central fuerte y muchos funcionarios que gobernaban a
través de una burocracia civil, y no a través de señores provinciales que
fusionaran funciones civiles y militares. El sistema descansaba sobre una
base agraria, haciéndolo diferente de los sistemas burocráticos modernos;
el carácter de la interacción agrario-burocrática de Corea constituye una de
las desviaciones de la experiencia típica china, que es el ejemplo más com-
parable. El conflicto entre los burócratas que buscaban engrosar las arcas
del gobierno y los terratenientes que esperan controlar a los arrendatarios
y sus cosechas, fue una fuente constante de tensión durante toda la dinastía
Choson, y en este conflicto por el control de los recursos con frecuencia
terminaban ganando los terratenientes. Aunque teóricamente era propiedad
del Estado, el dominio privado sobre la tierra fue más fuerte y más persis-
tente en Corea que en China. Corea tenía una administración centralizada,
eso es seguro, pero un centro ostensiblemente fuerte era por lo general más
una fachada que encubría la realidad del poder aristocrático: "en realidad,
la élite social controlaba la estructura burocrática, la mantenía relativamente
débil y la usaba para controlar a la autoridad real" . A nivel local, la élite
102
captaba funcionarios denominados ajon, que con frecuencia eran emplea-
dos rasos, y que trabajaban con las familias importantes a nivel de los
condados.
En consecuencia, la burocracia agraria coreana era superficialmente
fuerte pero en realidad bastante débil en el centro. El Estado dominaba
ostensiblemente a la sociedad, pero en la práctica las familias aristocráticas
terratenientes pudieron mantenerlo a raya y perpetuar su poder local durante
siglos. Esta estructura persistió hasta fines de la década de 1940, cuando
el dominio de los terratenientes fue destruido con la revolución en el norte
y atenuado con la reforma agraria en el sur; desde entonces, la balanza se
ha inclinado hacia un poder central fuerte y una administración vertical de
todo el país, tanto en Corea del Norte como en la del Sur. Fue debido
precisamente a la tensión existente entre el poder central y los terratenientes,
74
que los líderes de Corea pudieron lograr estabilidad a lo largo del tiempo
balanceando una fuerza con la otra, dado que siempre se necesitaban mu-
tuamente. Se trataba de un sistema flexible y adaptable para gobernar a
Corea; de lo contrario ¿cómo podría haber durado 500 años? Pero no era
un sistema que pudiera ser adaptado para mantener a raya a las potencias
imperialistas del siglo XIX; por el contrario, cayó ante ellas: "el balance de
poder entre la monarquía y la aristocracia era un medio para mantener la
estabilidad", sostiene Palais, "pero fue un obstáculo cuando Corea se en-
frentó con la necesidad de expandir el poder central para poder móvil izar los
recursos que hacían falta para la defensa y el desarrollo".
La política del centro reflejaba un sistema de pesos y contrapesos que
impedían que la mayoría de los reyes acumularan poder despótico. Los
clanes de las consortes, los censores reales, una burocracia recalcitrante y
una ética en la cual los letrados podían protestar, mantuvieron el poder del
rey dentro de unos límites establecidos. En muchos aspectos, la monarquía
era análoga al cargo de presidente de los Estados Unidos: el poder está
disponible para quien sepa utilizarlo, pero su ejercicio efectivo depende
mucho del estilo ejecutivo y de la personalidad. El rey coreano no estaba
rodeado por fosos de misterio y simbolismo, como sí lo estaba la figura
decorativa sin poder que era el emperador japonés. Los monarcas coreanos
podían castigara los funcionarios, mandar inspecciones secretas a distintos
puntos del país para controlar el accionar de los burócratas, evocar virtudes
morales para fortalecer la lealtad hacia su figura de padre o poner ejércitos
en marcha. Sin embargo, más allá de la firme fuerza de voluntad del rey y
de sus habilidades políticas, no podía amenazar directamente los intereses
de la aristocracia terrateniente, a la vez que los aristócratas necesitaban al
rey para legitimarse y para perpetuar sus privilegios.
Así era en realidad el rey coreano, no el que los occidentales imaginaron
cuando posaron por primera vez sus ojos en la corte coreana. La esposa de
médico estadounidense de Kojong, Hattie Heron, describió en 1890 al rey,
a su séquito y al joven príncipe de la siguiente manera:
E l rey en sus vestiduras rojas satinadas, todas bordadas en oro
... la voz agradable de la pequeña reina cuando le hablaba al
príncipe a través del biombo de bambú que la ocultaba de la vista
Era común ver al principito vistiéndose solo en un balcón trasero,
todo muy poco decoroso, y corriendo precipitadamente alo largo
de una galería hasta que llegaba a la puerta de la cámara de
audiencias del rey, donde solemnemente ocupaba su lugar detrás
75
 de Su Majestad y se lo veía muy hermoso, casi como una estatua
de cera, mientras todos los ancianos y canosos funcionarios y los
eunucos deteriorados por la edad se inclinaban ante él, tocando
el suelo de piedra con sus cabezas una y otra vez.
Las pequeñas garzas también podían ver un ejército de sirvientas
y doncellas que vestían largas faldas de seda azul y chaquetas
amarillas revoloteando alrededor de su pequeña Majestad duran-
te todo el día, empolvándole su cara, maquillándole sus labios y
la punta de sus dedos, rasurándole la parte superior de su cabeza,
depilándole las cejas, cortándole su comida en delicados bocados,
abanicándolo con enormes abanicos, no dejándolo solo en ningún
momento, haciendo guardia al lado de su cama y observándolo por
toda la noche, cantándole para que se durmiera una curiosa can-
ción de cuna que ha sido cantada a todos los niños reyes en la
Tierra de la CalmaMatinal durante los últimos trescientos años. 103
Como Mel Brooks lo dijo en una de sus películas, "es divertido ser rey".
Los ideólogos neo-confucianos pudieron haber intentado hacer des-
aparecer el budismo e instalar una nueva ortodoxia, pero a lo largo de todo
el período Choson la gente común permaneció atada a prácticas budistas y
a religiones populares, al shamanismo, la geomancia y predicción de la
suerte, influencias condenadas tanto por los confucianos como por el mundo
moderno. Sin embargo, siguen siendo fuertes en la Corea actual, y de alguna
manera constituyen una "segunda tradición", en conflicto con la cultura de
élite. Esta cultura popular coreana creó formas de arte muy vivas y diversas:
pinturas naturalistas de animales singularmente coloridas, novelas popula-
res en coreano vernáculo, y personajes como la mudang, la mujer shaman
que convoca a los espíritus y realiza exorcismos en los rituales kut. En esta
segunda tradición, con frecuencia las mujeres encuentran la libertad para
expresar su creatividad artística fuera de los confínes de las virtudes reinan-
tes. Las novelas también atacan las desigualdades del sistema de clase,
siendo la más aguda Hong Kil-tong, escrita por Ho Kyun a principios del
siglo X V I I . Sin embargo, la más famosa es El Cuento de Ch'unhyang, que
glorificaba la humanidad de los plebeyos y de los parias. Es la historia
favorita de Corea, aun hoy leída asiduamente tanto en Corea del Sur como
en la del Norte. Una antigua forma poética, compuesta por estrofas cortas
y llamada sijo, se convirtió en otro vehículo para la libre expresión de
repugnancia hacia las marcadas desigualdades de la sociedad coreana.
E l Período Choson: Decadencia
Una combinación de purgas de letrados a inicios del siglo X V I , inva-
siones japonesas al final de ese siglo, e invasiones manchúes a mediados del
76
siguiente, debilitó severamente al Estado Choson, que nunca más pudo
volver a alcanzar las alturas del siglo XV. Este período también presenció
el derrocamiento de la dinastía Ming por los manchúes en China, finalizando
un período notable en el que la sociedad coreana parecía desarrollarse
imitando a China, al tiempo que hacía muchas innovaciones independientes.
El período de Yongjo es visto por los coreanos como un renacimiento luego
de las invasiones japonesas y manchúes, y de cierta manera lo fue (su
política disminuyó la rivalidad facciosa entre los funcionarios), pero aun
entonces los tiempos eran duros y las epidemias mataron a cientos de miles
de personas (en 1749, por ejemplo) y "el espectáculo de la gente hambrienta
devorando cadáveres era frecuente" . 104
En primer lugar, Corea sufrió devastadoras invasiones extranjeras. La
peor se produjo poco tiempo después de que el señor de la guerra Hideyoshi
Toyotomi pusiera fin al desorden interno de Japón y unificara el territorio;
entonces lanzó una invasión que desembarcó 158.700 soldados japoneses
en Pusan en mayo de 1592, aunque la meta final era controlar China. A todo
esto, la corte Choson corrió no hacia la Isla Kanghwa, su refugio usual, sino
hacia el río Yalu, enfureciendo a los coreanos comunes y llevando a los
esclavos a sublevarse y quemar los registros. Las tropas japonesas marcha-
ron por toda la península a voluntad. Sin embargo, en el momento crítico,
apareció en escena un brillante almirante llamado Y i Sun-shin, que devastó
la flota japonesa en las costas de Corea.
El almirante Y i tuvo a su disposición el primer barco acorazado del
mundo, el renombrado "Barco Tortuga" -con placas de hierro en su cima,
una gran vela que se asimilaba a los "juncos" chinos, una docena de mari-
neros jalando largos remos desde adentro, un cañón en cada punta para
borrar a los japoneses del agua y un dragón en la proa para darle un gran
susto a cualquiera. El primer barco fue construido por un ingeniero llamado
Na Tae-yong, siguiendo el modelo de Y i ; tenía alrededor de 19,5 metros de
largo, 4,5 metros en la parte media del barco, con costados que rondaban
los 2,4 metros de alto, todo cubierto con delgadas tablas de madera. El
armazón estaba cubierto con placas de hierro protectoras, con largas puntas
del mismo material que salían al exterior. La espantosa cabeza de dragón en
la proa tenía cuatro cañones adentro, que disparaban balas hechas de pól-
vora y astillas de hierro, y que también dejaban una cortina protectora de
humo . En conjunto, fue un importante invento en los anales de la guerra
105
y un testimonio de las proezas coreanas en la construcción de barcos
durante largos siglos antes que la política de reclusión cerrara al país.
77
 Las fuerzas del almirante Y i cortaron las rutas de abastecimiento japo-
nesas y, combinadas con un contingente de fuerzas Ming y 22.000 soldados
de "los ejércitos de la virtud" que se conformaron para emprender una
guerra de guerrillas (en la que incluso los monjes budistas participaron),
hicieron que los japoneses se retiraran a un angosto reducto cerca de Pusan
-déjenme llamarlo un perímetro temprano de Pusan. Luego de negociacio-
nes intermitentes y demoras, Hideyoshi lanzó una segunda invasión en 1597.
Pero esta vez los ejércitos coreanos y Ming estaban preparados: Y i Sun-shin
regresó con media docena de barcos de guerra y propinó una aplastante
derrota a los japoneses en los angostos estrechos de Mokp'o, entre Chindo
y un promontorio que rodea al puerto. Y i esperó pacientemente con su flota
a que el enemigo pasara a través de este canal y entonces hundió 300 barcos
japoneses. Sin embargo, en medio de la batalla se enteró que su amada madre
había muerto: "Cómo puede estar tan oscuro el sol en el cielo", escribió en
su diario de guerra . Pronto también murió, de un ataque cardíaco, el gran
106
conquistador Hideyoshi, y según cuenta la historia, el sol también se oscu-
reció. Las fuerzas japonesas regresaron a sus islas natales, donde siguieron
una política de aislamiento por los siguientes 250 años -llevando con ellos
las orejas de decenas de miles de soldados coreanos y chinos, que perma-
necieron enterradas en Kyoto hasta el presente (finalmente fueron desente-
rradas y regresadas a Corea en 1994).
Esta victoria coreana ocurrió al mismo tiempo que Inglaterra sometía
a Irlanda , sumiéndola en una larga dependencia y problemas intermina-
107
bles. A diferencia de Irlanda, Corea ganó, pero pagó un precio terrible por
repelerlas invasiones que de lo contrario habrían modificado sustancialmente
la historia de Asia Oriental. Y i Sun-shin no vivió para escuchar su gloria, ya
que una bala de cañón errante lo mató cuando estaba finalizando la guerra
(sin embargo, una estatua colosal de este conquistador se alza hoy en el
centro de Seúl). La península fue devastada por las intensas luchas. Los
refugiados vagaban por toda su extensión, el hambre y la enfermedad se
incrementaron de manera alarmante, y las relaciones básicas de clase se
alteraron por la destrucción generalizada de los registros de tierras. La gran
magnitud de esta primitiva guerra moderna pudo haber empujado a la dinas-
tía Choson hacia una rápida declinación; los japoneses sufrieron mucho
menos y sacaron provecho del secuestro de muchos artesanos coreanos
que, en las palabras de un historiador coreano, "se convirtieron en los
instrumentos del gran avance en el arte cerámico" de Japón . Por cierto,
108
esta guerra generó una antipatía duradera hacia los japoneses, desde enton-
ces comúnmente llamados los "enanos" de las islas (wae).
78
Corea apenas se había recuperado cuando los manchúes invadieron
desde el norte, luchando en todos los frentes para desalojar a la dinastía
Ming. Las invasiones de 1627 y 1637 alcanzaron su objetivo de establecer
relaciones tributarias entre Corea y la dinastía Manchú o Ch'ing (1644-
1911), pero fueron menos destructivas que las invasiones japonesas, excep-
to en el noroeste, donde las fuerzas manchúes hicieron estragos. Más
importante era la sensación de que la caída de los Ming sería desastrosa para
los coreanos: que China estuviera gobernada por unos bárbaros del norte era
"equivalente a la desintegración de la civilización". Pronto se llegó a la idea
de que Corea era el último bastión de la ortodoxia confuciana y de la ver-
dadera civilización . Los coreanos construyeron un santuario secreto a los
109
Ming en 1704 (el Altar de la Gran Retribución, o Taebodan) y edificaron otro
en 1717. "Reverenciar a los Ming y resistir a los Ch' ing" se convirtió en una
frase frecuente entre los letrados.
Poco después, la dinastía disfrutó de un período de renacimiento que,
de haber continuado, habría dejado a Corea mucho mejor preparada para el
encuentro con Occidente. En particular, los letrados confucianos se forta-
lecieron a través de un movimiento intelectual que abogaba que la filosofía
debía dedicarse a resolver los problemas reales de la sociedad. Conocido
como silhak (saber práctico), incluyó a personas como Yu Hyong-won
(1622-1673), que se autoexilió en una pequeña aldea de campesinos y
estudió detalladamente los clásicos en busca de reformas que solucionaran
los problemas sociales que había observado. Desarrolló una crítica comple-
ta y detallada de casi todos los aspectos institucionales de la política y
sociedad Choson, y propuso un conjunto de reformas concretas para re-
forzarlas .
110
¿Qué necesitaba el saber para ser "práctico"? Para entenderlo, hay que
tener presentes que las alturas alcanzadas por los neo-confucianos coreanos
en los siglos anteriores fueron tan áridas como sublimes. La metafísica
coreana superó a la del resto de Asia Oriental con los escritos de T'oegye
(también conocido como Y i Hwang [1501-1570], y que pasó a la posteridad
como "el Chu Hsi de Corea", en alusión al fundador chino de la escuela neo-
confuciana, y que también tiene una calle que lleva su nombre en el centro
de Seúl). Los neo-confucianos coreanos eran los iguales de cualquier letra-
do chino, pero rivalizaban en ejercicios de metafísica especulativa sobre si
el elemento formativo del universo era material (ki) o espiritual (i) o quizás
ambos, sin posibilidades de elegir entre las doctrinas en competencia excep-
to por la erudición de cada protagonista -los que tendían a ser juzgados de
acuerdo a la escuela a la que pertenecían (T'oegye se inclinaba por i, pero
79
otro contemporáneo igualmente famoso, Yulgok, se inclinaba por ki). En la
época en que estos ideólogos talentosos hacían sus exposiciones, podían
haber hecho creer que incluso ellos mismos habían creado el universo. Por
lo tanto, silhak fue un antídoto, un recurso a la realidad, lo análogo a lo que
Deng Xiaoping hizo a fines de la década de 1970 cuando sostuvo que "hay
que buscar la verdad en los hechos" luego de décadas de desatinos esco-
lásticos de los ideólogos maoístas.
La versión doctrinaria del confucianismo dominante durante la dinastía
Choson hizo que las disputas entre las élites fueran particularmente violen-
tas. Las doctrinas reinantes recompensaban a los funcionarios que soste-
nían un escolasticismo árido y una obstinada ortodoxia. Primero había que
comprometerse con uno u otro lado del abstruso debate filosófico; sólo
entonces podía pasarse a los asuntos prácticos del Estado. Esos juegos
mentales exacerbaron una serie de revueltas políticas iniciadas a mediados
del siglo X V (conocidas como las "purgas de letrados") y que duraron más
de cien años, para ser seguidos por enemistades familiares facciosas hasta
el fin de la dinastía. Los perdedores con frecuencia encontraban que su
persona, su propiedad, su familia e incluso sus tumbas estaban en peligro
ante ganadores que estaban determinados a extirpar su influencia -siempre
en nombre de una moralidad más elevada, aunque los conflictos fueran, por
lo general, por el poder político. Más adelante, la inquietud por la corrección
ideológica también afectó a conflictos facciosos más mundanos que debi-
litaron al poder central.
Con eso fuera de consideración, también podemos decir que pocas
civilizaciones han producido personas de más altos conocimientos, mejor
conducta moral o de aguda integridad que los ancianos del período Choson.
Como Gale lo señaló, "cuanto más los estudio, más honro su sinceridad, su
autonegación, su humildad, su sabiduría y la devoción que estaba detrás de
los primeros fundadores, grandes sacerdotes del alma" . Se impregnaron
111
del venerable principio de un ejemplo moral superior y proyectaron una
humilde sombra que se extiende hasta nuestra época.
El pensamiento neo-confuciano ejemplifica la marcada preocupación
coreana por el poder de las ideas, aún visible en la doctrina chuch 'e de Corea
del Norte, que asume que la rectificación del pensamiento debe preceder a
la acción correcta, aun hasta el punto de cometer una herejía en el marxismo
afirmando que las ideas determinan la realidad humana. A fines del siglo
X V I , la élite gobernante había homogeneizado tanto su ideología que pocos
"sinvergüenzas" heterodoxos sobrevivieron: todos estaban unidos proba-
80
blemente por una sola idea. Esa "sola idea" consistía en concebir al mundo
como una única unidad, con el emperador chino y el rey coreano en comu-
nión con el cielo, y con una armonía a priori entre los humanos, los animales
y la naturaleza en la tierra. Los neo-confucianos "veían al universo como un
único todo orgánico, un continuo físico viviente que incluía a los humanos
y a todas las otras criaturas en una unidad armoniosa". Lo que distinguía a
las personas de los animales era su capacidad para desarrollarse, para per-
feccionarse. Yulgok se refería a los humanos como "integrales" a diferencia
de los animales, y a los sabios como perfectamente integrales, luego de un
cultivarse a sí mismos por mucho tiempo. El organismo humano adecuado
era una fusión entre cuerpo y mente; la forma más profunda de conocimien-
to era la que unía racionalidad y emociones, lo que explica que los coreanos
usen la palabra sim (literalmente "corazón", pero en este contexto usualmen-
te es traducida como "mente y corazón") y que se señalen el pecho cuando
dicen "pienso que" . 112
Los letrados silhak no estaban alejados de estas vueltas de la metafísica,
pero se preocupaban por los problemas del mundo real y por el sufrimiento
humano. Se trataba de personas que habían sido despedidas o desplazadas
de sus cargos, o que pertenecían a grupos sociales restringidos, como los
chungin (un grupo de empleados y trabajadores del gobierno, conocidos por
el nombre del área que ocupaban en el centro de Seúl). Chong Yag-yong
(1762-1838), o Tasan, fue considerado el mejor intelectual de su tiempo, y
escribió muchos libros que exponen su visión de la administración, la justicia
y la estructura de la política. Desarrolló ideas originales y radicales para una
reforma agraria. Incluso otros, como Y i Su-gwang (1563-1628), viajaron
a China y regresaron con el conjunto de las nuevas ideas occidentales que
se expandían por entonces en Beijing, mientras que Y i Ik (1681-1763)
escribió un tratado reformista titulado Registro de Preocupaciones por los
no privilegiados.
¿Fermento comercial?
Ningún viajero pensó en Corea como en un país comercial antes de la
década de 1860, si no hasta la de 1960. La élite dominante parecía no tener
interés en seguir los incentivos para enriquecerse a través de la tendencia,
supuestamente universal, a traficar y comerciar de la que hablaba Adam
Smith. La jerarquía confuciana de letrado/campesino/artesano/comercian-
te, según Gale "no sólo mató a las manufacturas de todo tipo, sino que situó
a los comerciantes en una clase poco mejor que los parias. A pesar de nadar
en riquezas, no podían alzar sus ojos ante un sabio letrado que, inmerso en
81
 la erudición de los clásicos, no sabía de dónde obtendría la comida del día
siguiente"" . Muchos académicos han desacreditado la idea weberiana de
3
que China tenía muy poco o nada de comercio debido a la influencia per-
niciosa del confucianismo, y sin lugar a dudas, gran parte del comercio
coreano ha pasado desapercibido ante los ojos del viajero o del historiador.
Pero la dimensión pequeña del país también puede haber hecho al ideal
confuciano más perfecto.
A fines del siglo XIX Corea no tenía grandes ciudades comerciales y
ninguna clase comercial que mereciera ese nombre (lo cual no quiere decir
que no haya habido comerciantes). La primera reacción de los funcionarios
que lidiaron con el comercio extranjero a fines del período Choson fue
impedirlo o conceder un monopolio sobre él para favorecer a un amigo.
Algunos académicos han sido capaces de encontrar indicios de un desarro-
llo comercial en el siglo XVIII, pero sus resultados son muy discutidos por
otros historiadores; Kaesong puede haber sido la sede de los comerciantes
durante el período Choson, como lo había sido durante Koryo, pero su
alcance debe haber sido limitado: por ejemplo, sólo tenían una porción
insignificante del comercio con Japón . Corea era la menos comercial de
114
entre las naciones de Asia Oriental.
Había escuchado esto antes de ir por primera vez a Corea, en 1967, y
tuve problemas para compatibilizar esa afirmación con el extraordinario
alboroto de los bulliciosos mercados callejeros de Seúl, especialmente con
el vasto y laberíntico mercado de la Puerta del Sur, donde casi todo puede
ser comprado por el precio adecuado -incluyendo los bienes de consumo
estadounidenses, que se dirigieron a la velocidad de la luz desde el puesto
de venta de ejército estadounidense hasta el ttokkebbi sijang o "mercado
fantasma". Un comprador que no regateara el precio con el comerciante era
considerado un tonto; un comerciante que no trabajara dieciocho horas por
día era considerado un vago. Se trataba de comercios pequeños, de base
familiar y que florecían en el más libre de todos los mercados, esto es, el
"mercado negro" de bienes que uno podía encontrar a cada vuelta de esqui-
na. Sin embargo, donde sea que interviniese el Estado, el funcionamiento
del mercado estaba en riesgo -e intervenía la mayoría del tiempo.
Siempre ha habido mercados en Seúl, pequeñas tiendas ubicadas a lo
largo de la calle principal llamada Chongno, pero éstas estaban autorizadas
por el Estado y alquiladas por los comerciantes que las ocupaban. Para los
productos de consumo general como seda, algodón, tabaco, sal y papel, el
Estado otorgaba derechos de monopolio a ciertos comerciantes a cambio
de impuestos seguros para el fisco. Los vendedores ambulantes itinerantes
82
(pobusang) llevaban otros productos de pueblo en pueblo sobre sus espal-
das o en carretillas. Estos todavía pueden ser vistos en algunas partes de
Corea del Sur y se reconocen por sus sonidos característicos -canciones,
cánticos, aullidos, exclamaciones o por el golpeteo rítmico de grandes
tijeras de hierro. Si los vendedores ambulantes conseguían enriquecerse (lo
cual raramente hicieron), enfrentaban un obstáculo, dado que durante gran
parte de la dinastía las monedas acuñadas eran tan pesadas que necesitaban
un asno o varios sirvientes para transportarlas en una soga (la burocracia
pensaba que si las monedas eran livianas, las personas las acumularían
codiciosamente).
Parece que en el período Koryo era diferente, ya que por lo visto había
un comercio internacional floreciente a lo largo de las costas y muchos
comerciantes ricos vivían en Kaesong. Sin embargo, los duros funciona-
rios-letrados que regían el estado Choson quisieron arrancar de raíz el
comercio de todas partes (aunque fallaron ahora y entonces). Un comercio
amplio significaría menos control, el encumbramiento de los advenedizos,
alternativas para el campesinado y libertad para los esclavos. De manera
similar a su imposición del orden y el ritual en la unidad familiar, estos
ideólogos querían asegurarse que su rígido orden social no encontrara
alternativas a través del mercado. El comercio con China era una excepción,
ya que venía junto con las misiones tributarias; con Japón, por el contrario,
la intención fue reducir el comercio hasta el mínimo. Los comerciantes de
la isla Tsushima, la única vía comercial, con frecuencia importunaban a los
coreanos pidiéndoles que levantaran las limitaciones existentes al comercio
(cincuenta barcos durante todo el año, una cantidad establecida de arroz por
año, etc.), aunque por lo general no tuvieron éxito. En consecuencia, una
de las razones principales de que el comercio coreano de fines del siglo XX
se desarrollara tan fuertemente es la desaparición de la aristocraciaycmgéan,
ya que los intereses reemplazaron a las virtudes.
Aun así, sería erróneo pensar que la sociedad Choson era inmutable,
y que nadie, a excepción de un puñado de funcionarios, podía enriquecerse.
Como han mostrado los historiadores Kang Man-gil y Kim Yong-sop, la
productividad agrícola creció de manera notable a inicios del siglo X V I I
debido a las nuevas técnicas para transplantar el arroz y la obtención de dos
cosechas, con el consecuente desarrollo de métodos de irrigación. El
transplante de los brotes disminuyó drásticamente la cantidad de trabajo
necesario para cultivar el arroz y aumentó la extensión de las propiedades;
el ahorro de tiempo hizo posible que algunos granjeros se desplazaran hacia
la producción de cultivos comerciales como ginseng, tabaco y algodón
83
tanto para el mercado interno como para el chino. El uso de monedas en las
transacciones comerciales y en el pago de los salarios se incrementó y la
producción artesanal comenzó a salirse del control gubernamental. La an-
tigua capital de Koryo en Kaesong se convirtió en un importante centro
comercial y de notable riqueza.
Algunos académicos ven en esta actividad el surgimiento desde debajo
de una clase de campesinos ricos y de propietarios plebeyos, y el inicio de
un comercio mayorista manejado por intermediarios que compraban gra-
nos, ginseng, vino de arroz y sal para revenderlos localmente y en China . 115
Muchos comerciantes ricos vivían en Kaesong, y hacia fines del siglo X V I I I
Seúl había desarrollado grandes mercados privados situados en la Puerta del
Este, en la Puerta del Sur y a lo largo de toda la calle Chongno. Un grupo
de personas conocido como kaekchu, que eran comerciantes mayoristas y
minoristas, y que proveían almacenamiento, hospedaje y servicios banca-
rios para los mercaderes, eran muy importantes en el comercio coreano.
Aun así, no podían compararse con las grandes casas bancarias de Kyoto,
que se expandieron a través de los préstamos otorgados a los samurai y al
comercio y cambio de divisas periódicos que se generaban por las necesi-
dades de los señores feudales que residían durante un tiempo en la capital
(el sistema sankin kotai). Sin embargo, los kaekchu estaban bien ubicados
para aprovechar las ventajas del rápido desarrollo comercial que se produjo
a partir de 1876, y eso fue lo que hicieron.
Los académicos coreanos también han detectado indicios de los pro-
gresos occidentales en período Choson tardío, a través de la información
que goteaba desde Beijing. En 1631 ChongTu-won regresó desde China con
mapas mundiales, libros sobre la ciencia occidental, un mosquete, un teles-
copio nuevo y hasta un reloj despertador. Alrededor de esta época, un
holandés llamado Weltevree recayó en las costas de Corea tras un naufragio,
y pronto fue seguido por una tripulación holandesa entera que abandonó su
barco en la isla Cheju. Weltevree permaneció en Corea hasta su muerte con
el nombre de Pak Yon, y Hendrik Hamel permaneció lo suficiente como para
escribir un informe fascinante sobre la Corea del siglo X V I I , como hemos
visto . Pak Chi-won viajó a Beijing en 1780 y escribió el Diario de Jehol,
116
que compara las condiciones sociales de Corea desfavorablemente con
respecto a las que observó en China. Desafortunadamente no hubo para los
coreanos un equivalente a los "estudios holandeses" por los cuales los
intelectuales japoneses abrieron una temprana ventana a Occidente a través
de los holandeses y los católicos residentes en la ciudad portuaria de Nagasaki.
En el siglo X V I I más saberes occidentales se filtraron hacia Corea, por lo
84
general bajo los auspicios de un movimiento católico en expansión (que
atrajo sobre todo a los plebeyos gracias a su creencia en la igualdad ante el
Señor), pero ello no estimuló un fermento como el que condujo al desarrollo
de nuevas tecnologías en Japón y que ayudó a que iniciara su carrera
rápidamente en 1868.
A pesar de que la existencia de todas estas actividades le auguraban a
Corea un camino independiente hacia el crecimiento económico, por des-
gracia un gran retroceso ocurrió a principios del siglo XIX, dejando escasos
rastros de ese activo comercio en la época en que los occidentales arribaron
por primera vez a las costas coreanas. La observación general fue que los
comerciantes coreanos eran "una clase no distinguida, despreciada social-
mente por las clases altas, permanentemente preocupada por el manteni-
miento de sus derechos de monopolio y sospechosos ante los ojos de la
mayoría de la población" .111
Una serie de malas cosechas en los inicios del siglo XIX empujó a
muchos campesinos al vagabundeo, a la agricultura de quema (hwajon) en
las montañas y a otros a la rebelión abierta. La llegada de los codiciosos
cobradores de impuestos era con frecuencia el estímulo para la revuelta;
estiraban sus manos incluso hasta las montañas, buscando cobrar impues-
tos a los campesinos hwajon (que por lo general eran bastante numerosos).
La mayor de las erupciones fue la rebelión de Hong Kyong-nae (1811); en
un caso típico, Hong había fracasado en los exámenes para ingresar a los
cargos públicos y quedó sin posibilidad de seguir la carrera de funcionario;
después de trabajar como geomántico profesional, se dedicó a organizar a
los campesinos contra el gobierno. Las grandes hambrunas de la provincia
de P'yongan produjeron la materia prima para una explosión que pronto
sumergió a la extensa área al norte del río Ch'ongch'on. A pesar de que este
levantamiento fue suprimido, rebeliones esporádicas estallaron a partir de
entonces hasta la década de 1890, cuando los rebeldes Tonghak incrementaron
ampliamente el ámbito de conflicto.
Para concluir ¿por qué hay tan poca evidencia de comercio en la Corea
del siglo XIX? Braudel hizo la siguiente observación: "A pesar de lo que
muchos especialistas e historiadores sinófilos sostienen, los logros econó-
micos de Asia Oriental fueron modestos y, para ser franco, muy por atrás
en comparación con los de Occidente... Su inferioridad reside en su estruc-
tura económica, sus mercados de salida y su clase media comerciante,
menos desarrollados que los del Islam o los de Occidente". Continúa la cita
señalando la ausencia de ciudades libres, "empresarios ávidos de obtener
85
ganancias" (que fueron "un estímulo para el progreso" en Occidente), la
inexistencia o inadecuación de los sistemas de crédito, y una ética que
establecía que el dinero, una vez ganado, debía ser usado "para llevar una
vida confortable ... y sobre todo para cumplir sus obligaciones con sus
padres y con toda su familia"" . 8
Pienso que la afirmación de Braudel es bastante correcta, excepto por
la premisa teórica de que el interés por obtener ganancias fue esencial para
el progreso de Occidente (puede que lo haya sido, puede que no; pero esta
no es nuestra cuestión). Sin embargo, la pregunta que nos planteamos es una
occidental y propia de nuestra época: ¿Por qué los coreanos no hicieron lo
que nosotros hicimos? Y lleva implícita una respuesta acerca de "lo que
hizo" Occidente y una pregunta sobre Oriente que rápidamente se está
volviendo obsoleta. Es posible que dentro de pocas décadas la pregunta
central que los historiadores se hagan sea "¿Cómo lo hizo Asia Oriental y qué
le pasó a Occidente?".
Conclusión
En la década de 1860 los coreanos, como sus vecinos de China y Japón,
reflexionaban sobre una historia bien comprendida que estaba a punto de ya
no serlo más: la suya propia. La irrupción en Oriente de un Occidente
técnicamente superior significó un cambio inevitable, que barrió con el
antiguo orden de Asia Oriental. Acostumbrados a buscar en el pasado las
respuestas para los problemas actuales, sus sabios no se mantuvieron en
silencio, sino que buscaron remedios para impedir la inundación; el proble-
ma fue que ninguno de ellos funcionó. Nada se podía hacer al respecto, y
nada se hizo, excepto saltar a esta corriente y dejase arrastrar por ella. Pero
eso será otra parte de la historia. Aquí podemos finalizar este capítulo sobre
la antigua Corea y conmemorarla a través de las palabras de Hong Yang-ho
(1724-1802), quien buscó decirle a los coreanos cuál era su verdadero lugar
en el mundo, a través de los laberintos de ese símbolo de la fertilidad y
procreación que es otorgado a los recién casados, el ganso:
E n el otoño tardío del año chongyu (1777), un granjero del río
Turnen atrapó dos gansos salvajes, le cortó las alas y me los trajo
... U n día vino y me dijo: "Estos pájaros, señor, tienen mejor gusto
que los faisanes. L e aconsejo a S u E x c e l e n c i a que los mate y los
coma". " D i o s lo prohibe" le dije. " L o s pájaros hermosos como
estos nunca deben ser asesinados. No te has dado cuenta que
cuando vuelan siguen un estricto orden (ye); cuando se emparejan,
el uno con el otro son sinceros y virtuosos (ui); en sus migracio-
nes, al seguir el calor del sol son sabios (chi); y piensa que cuando
86
ellos se van muy lejos de casa siempre puedes esperar su seguro
regreso, por lo que son dignos de confianza (sin); nunca hacen la
guerra contra otras criaturas con pico y garras, sino que aman (in).
Sólo simples pájaros con plumas, y así y todo poseen todas las
C i n c o Virtudes -in, ui, ye, chi, sin...".
Por eso los alimenté todos los días ... hasta que sus alas hubieran
crecido. Luego los llevé hasta la montaña cercana y los dejé que se fueran
volando con este mensaje:
A h o r a no vayan al norte
Donde los bosques de alerces se lamentan y merodean las bestias
peludas,
Donde rugiente corre el A m u r por su camino...
T a m p o c o vayan al sur,
Donde el polvo ardiente se esparce en el aire asfixiante
con bullentes aguas hirviendo en todas partes...
Tampoco vayan al este. No crucen el mar;
Donde olas salvajes se alzarán e imitarán los rugidos...
Negros, también, son los dientes de las mujeres, tatuados los
hombres.
Equipados con manos hábiles y prácticas ...
E v i t e n el oeste - l a traicionera corriente del Y a l u ,
Por allí se esconden los sucios bárbaros,
C o n su sal vaje lenguaje desordenado y sus cabellos a medio caer
Pero aquí está el lugar para ustedes, en esta verde tierra nuestra
Donde primero ilumina el s o l ,
salvaguardada por las estrellas y protegida por el cielo ...
N o vayan a ningún lado; encuentren su lugar en esta t i e r r a . . . " '
Notas
1 Corterell (1993), pp. 46-47.
2 Rutt en Gale (1972), p. 87.
3 Lowell (1888-A), p. 59.
4 lllyon, Samgukyusa, pp. 32-33. Este e s un texto del siglo XIII, que cita fuentes que y a
s e han perdido.
5 Gale (1972), p. 9 3 .
6 lllyon, Samguk yusa, pp. 32-33; para la traducción ligeramente diferente que hace Peter
87
 L e e , véase L e e (1993), p.6.
7 L e e (1993), p. 5.
8 Agencia Central de Noticias C o r e a n a (Korean Central News Agency, en adelante,
K.C.N.A.), P'yongyang, Nov. 26, 1993.
9 "El órgano masculino del rey Kyongdok tenía veinte centímetros de largo", Samguk
yusa, p. 113.
10 Estos dos sitios s e encuentran, por supuesto, alejados uno del otro; la evidencia
arqueológica no existe o s e encuentra confusa sobre exactamente dónde el
Antiguo C h o s o n estaba ubicado. Algunos historiadores piensan que cualquier
conclusión a c e r c a del Antiguo C h o s o n debe ser puramente especulativa, dado
el estado actual de nuestros conocimientos.
11 L e e (1984), p. 107.
12 Lautensach (1945), p. 243.
13 Ambos párrafos extraídos de lllyon, Samguk yusa, p. 46.
14 Para suryong como un término de Koguryo para el rey, véase L e e (1984), p. 89.
15 "Juche" e s la forma norcoreana de chuch'e, un término sobre el que discutiremos
bastante más adelante.
16 Soper, citado en McCune (1962), p. 99.
17 Farris (1994), pp. 2-4.
18 Ibid., p. 29.
19 Wae e s la pronunciación coreana de la más común Wa. E s equivocado llamar a estas
fuerzas simplemente "japonesas", como gustan de hacer algunos historiadores.
S e trataba mayoritariamente de personas que provenían de la Isla Kyushu, pero
algunos expertos piensan que Wae hace referencia a un pueblo de la península
coreana; básicamente, la evidencia no e s lo suficientemente buena como para que
s e pueda sostener firmemente una c o s a o la otra. De igual manera, e s equivocada
también la suposición de los historiadores japoneses que afirman la existencia de
algún tipo de influencia temprana o relación de tipo tributaria con C o r e a ; durante
estos siglos, la influencia de C o r e a sobre Japón fue mucho más fuerte que la de
Japón sobre C o r e a .
20 Compilado a partir de varias fuentes, el poema, traducido por Peter L e e , junto con
un registro similar, puede ser visto en L e e (1993), p. 38.
21 Por ejemplo, Hong (1988), p. 5.
22 Hatada (1969), p. 20.
23 Farris (1994), pp. 24-25.
24 Farris (1994), pp. 3-4, 7-15, 27.
88
2 5 E l ideal hwaranges un lugar común e n la manera e n que los coreanos piensan sobre
Silla, pero Richard Rutt sólo pudo encontrar muy poca evidencia del mismo en las
fuentes existentes. V é a s e Rutt, "The Flower Boys of Silla", Transactions of the
Korea Branch of the Royal Asiatic Society, no. 38, pp. 1-66.
26 Una de las mejores obras sobre la historia militar temprana de C o r e a e s la de John
C . J a m i e s o n , "The Samguk Sagi a n d the Unification Wars" ( T e s i s Doctoral,
Universidad de California en Berkeley, 1969).
27 L e e (1984), p. 71.
28 Lautensach (1945), p. 239.
29 Yi Kyu-bo, traducido por J a m e s G a l e , en G a l e (1972), p. 180.
30 Hamel, citado en Ledyard (1971), p. 216.
31 L e e (1984), pp. 81-91. Parhae e s Pohai en chino.
32 lllyon contabiliza alrededor de 179.000 hogares en Kyongju en la plenitud del período
Silla. Véase Samguk yusa, p. 48.
33 Citado en Lautensach (1945), p. 40.
34 L e e (1984), p. 87. Véase también una descripción detallada en McCune (1962), pp.
92-96.
35 William George Aston, trad., Nihongi(Crónicas de Japón) (Tokio, Tuttle, 1972), citado
en Hong (1988), p. 219.
36 Paráfrasis de Toson por L e e Ki-baik, en L e e (1984), p. 107.
37 L a presencia de muchos malgal h a c e que algunos historiadores sostengan que
P a r h a e no puede s e r considerado como el E s t a d o s u c e s o r de Koguryo. L o s
historiadores chinos y norcoreanos difieren profundamente en este punto; los
norcoreanos s o n apoyados por algunos historiadores surcoreanos, y el naciona-
lismo contemporáneo entorpece el esclarecimiento de la verdad.
38 L e e (1984), p. 103.
39 E l mejor estudio e s el de Palais (1996), capítulo 6.
40 E s t a estructura s e reforzó debido a la intención del estado central de que las aldeas
s e gobernaran a sí mismas; el magistrado del condado trabajaba con prominentes
familias yangban mientras que el rey e r a aconsejado por las grandes familias de
la capital. V é a s e el capítulo de Fujiya K a w a s h i m a en la Cambridge History of
Korea, vol. 3 (de próxima aparición).
41 Citado en L e e (1984), pp. 144, 168.
42 Honey, The Ceramic Art of China and Other Countries of the Far East, p. 167, citado
en M c C u n e (1962), p. 174.
4 3 Braudel (1994), p. 168.
89
44 E l rey U (1374-1388) pasó s u s últimos años en el trono cazando, bebiendo y rodeado 64 Palais (1975), p. 58.
de mujeres - o al menos, e s o e s lo que dicen los a n a l e s - (Agradezco a John
Duncan por esta referencia). 65 Citado en Palais (1975), pp. 98-99.

45 Traducido por J a m e s G a l e , en G a l e (1972), p. 222. 66 Legge, Confuclus: Confucian Analects, the Great Learning, and the Doctrine of the
Mean, traducido y comentado por Legge (1893; reimpresión, Nueva York, Dover,
46 " E n el Reino del rey T'aejo", en Ha Tae-hung, Behind the Scenes of Royal Falaces 1971), pp. 357-58.

in Korea (Seúl: Y o n s e l University Press, 1983), p. 3. 67 "Edicto sobre la piedad filial" del Koryo-sa, traducido por Hugh Kang, en L e e (1993),

47 Rutt en G a l e (1972), p. 342. p. 319.

48 Gale (1972), pp. 223-24. 68 Janelli y Janelli (1982), p. 5.

49 Traducción de G a l e de un poema de Pyon Kye-ryang, en Gale (1972), p. 227. 69 U n a traducción premiada de "La canción de Shim Ch'ong" realizada por el difunto
Marshall R. Pihl fue reimpresa en /Corea Journal 35, no. 3 (otoño 1995): 85-98.
50 Deuchler (1992), pp. 66-72, 277.
70 P a r a u n a corroboración a c a d é m i c a de e s t a s prácticas o b s e r v a d a s por dos
51 John Duncan ha realizado el mejor trabajo sobre la transición de Koryo a Y i . Véase
antropólogos, véase Janelli y Janelli (1982), pp. 31-32.
Duncan, "The Social Background of the Foundlng of the Choson Dynasty: Change
or Continuity?", Journal of Korean Studies 6 (1988-89): 39-79, y s u libro de
71 Hamel, citado en Ledyard (1971), p. 219.
próxima aparición.
72 P a r a todas e s a s citas, véase Janelli y Janelli (1982), p. 36.
52 Chai-sik Chung, "Chong Tojon: 'Architect' of Yi Dinasty Government and Ideology",
en De Bary y Haboush (1985), p. 62.
73 Hamel, citado en Ledyard (1971), pp. 219-21; también Rutt, en Gale (1972), p. 38.

53 Haboush (1988), pp. 23-24; véase también el capítulo de Kalton en la Cambridge Puede encontrarse más información sobre los rituales de luto en Deuchler (1992),
History of Korea, vol. 3, de próxima aparición. pp. 192-93.
74 G a l e (1972), p. 181. L o s registros incluyen los Choson wangjo sillok, o anales
54 "Diagram of Heaven, Man, Mind and Nature, Conjoined as One" en el capítulo de Kalton dinásticos y el Sungjongwonilgi, el informe diario de la oficina de la secretaría real,
en la Cambridge History of Korea, vol. 3; C h o Chun e s citado por Deuchler (1992), más de tres mil volúmenes que todavía existen hoy.
p. 108.
75 G a l e (1972), p. 149.
55 E l mejor recuento de estas reformas s e encuentra en Deuchler (1992).
76 Ledyard (1971), pp. 123, 218-19.
56 Citado en G a l e (1972), pp. 109-10.
77 Haboush (1988), p. 17.
57 Tocqueville (1945), p. 105 (las cursivas son mías).
78 Deuchler (1992), p. 110.
58 Deuchler (1992), p. 9.
79 Hamilton (1904), p. 39.
59 Deuchler (1992), p. 178. Ch'e, como veremos más adelante, significa "cuerpo" y
80 Hamel, citado en Ledyard (1971), pp. 211-12, 217.
muchos otros significados s e derivan de e s a raíz.
81 Deuchler en L e e (1993), p. 563.
60 Citado en Deuchler (1992), p. 179.
82 Traducción de Martina Deuchler, en L e e (1993), pp. 564-65.
61 Wagner, "The Ladder of S u c c e s s ¡n Yi Dinasty Korea", Occasional Papers on Korea
no. 1 (1973): 1-8. 83 Deuchler, en L e e (1993), p. 559.
62 Véase el artículo de Fujiya Kawashima en la Cambridge History of Korea, vol. 3, (de
próxima aparición); también Palais (1996), que e s la mejor obra sobre la sociedad 84 V é a s e la contribución de Don Baker en la Cambridge History of Korea (de próxima
coreana en el período, con mucha información nueva sobre la esclavitud y una aparición).
teorización sobre C h o s o n como un "sociedad esclavista" (pp. 208-70).
85 L e e (1984), pp. 192-97. P a r a la ciencia coreana en general, véase Jeon (1974).
63 Dumont (1980), p. 47.
86 Citado en G a l e (1972), p. 233. Para una descripción detallada del proceso de creación

90 91
 de los caracteres de molde en 1403, véase Rutt, en G a l e (1972), pp. 52-53, y Gale,
Development, 1536-1966 (Berkeley: University of California Press, 1975) pp 67
p. 224-5. 97-103.
87 "On Printing", traducido por Yong-ho Ch'oe, en L e e (1993), p. 537. 108 L e e (1984), p. 215.
88 Citado en L e e (1984), p. 192 (En la actualidad existen veinticuatro letras en el alfabeto
109 Haboush (1988), pp. 23-24.
coreano).
110 Palais (1996) discute la crítica de Yu a la sociedad Choson.
89 Traducido por Yong-ho Ch'oe, en L e e (1993), p. 519.
111 Gale (1972), p. 79.
90 G a l e (1972), p. 234 y L e e (1984), p. 188.
112 Kalton (1994), pp. XXXIV, 127. De esta manera, la carta de Ugye a Yulgok hablaba
91 Traducción de Rutt, en G a l e (1972), p. 333. de "todo el cuerpo y la mente y el corazón [sim]" son interdependientes (p. 141).
92 G a l e (1972), p. 231. 113 G a l e (1972), p. 108.

9 3 L a referencia común para este punto e s JaHyun Kim Haboush, tanto s u excelente 114 Deuchler (1977), p. 75.
trabajo sobre el largo y distinguido reinado de Yongjo (Haboush 1988) como s u
traducción y análisis de las memorias de la D a m a Hong (Haboush 1996). Lo que
115 L e e (1984), pp. 226-28. P a r a un informe más completo del comercio coreano previo
sigue s e b a s a en s u s trabajos, y en la traducción existente de las memorias de
al siglo XIX y los problemas discutidos en la literatura sobre él, véase Palais (1996).
la D a m a Hong (Lady Hong 1985).
116 Ledyard (1971).
94 Citado en Haboush, ' T h e Education of the Yi Crown Prince: A Study in Confucian
Pedagogy", en de Bary y Haboush (1985), p. 193. 117 Juhn, "Nationalism and Korean Businessmen under J a p a n e s e Colonial Rule", Korea
Journal 17, no. 1, (Enero 1977): 4.
95 Véase la discusión de Nietzsche sobre el dilema análogo del Edipo Rey en The Birth
of Tragedy and The Case of Wagner, traducido por Walter Kaufmann (Nueva 118 Braudel (1994), pp. 194-95.
York: Random House, 1967), pp. 67-70.
119 Hong fue un poeta, hombre de Estado (un taejehak, o secretario de Estado) y
96 Haboush (1988), p. 173. enviado a China. E s t e fragmento aparece en s u Dejen ir a los gansos salvajes,
como ha sido traducido por G a l e (1972), pp. 290-92.
97 L a D a m a Hong (1985), p. 70. Haboush hace una traducción ligeramente diferente:
"Estoy triste porque no me a m a s , y aterrorizado cuando me criticas. Todo esto
me enfurece", Haboush (1988), p. 199.

98 L a Dama Hong (1985), pp. 89-92, 101, 106-7.

99 G a l e (1972), p. 287; Haboush también justifica el accionar de Yongjo.

100 G a l e (1972), p. 294.

101 Ledyard (1971), p. 207.

102 Palais (1975), p. 5. E s t a e s la mejor obra sobre la burocracia agraria de C o r e a .

103 Citado en G a l e (1972), pp. 17-18.

104 Hatada (1969), p. 87.

105 Yi Sun-shin (1977), p. X X V ; Palais (1996), pp. 78-84 ha hecho un excelente relato

de las invasiones.

106 Yi Sun-shin (1977), pp. 260-61; Palais (1996), p. 83.

107 V é a s e Hechter, Internal Colonialism: The Celtio Fringe in British National

92 93