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No siempre es sencillo ni rápido entender qué quiere decir un gato cuando se

relaciona con los humanos o con otros animales. La comunicación de los felinos
es muchas veces sutil, por lo general más compleja de descifrar que el lenguaje
corporal de los perros, que son más directos.

Pero se puede aprender a entender qué quiere comunicar en cada momento un


gato, ya sea con sus gestos y movimientos, con un maullido o con algo tan
común como el marcaje, con su olor o rascando. La clave, según los expertos, es
abordar el lenguaje del gato y su forma de comunicarse de forma global. “El
secreto está en juntarlo todo, el lenguaje corporal del animal con los sonidos que
emite y la forma como se comporta” para poder interpretar qué quiere o qué le
pasa, porque los gatos, a diferencia de los perros, “disimulan, si tienen miedo no
lo demuestran, y te pueden confundir”, explica la veterinaria Maria Pifarré.

Un gato que se acerca, que se frota con nosotros, está tranquilo y quiere relacionarse
(Chalabala / Getty Images/iStockphoto)
Con todo, hay gestos y comportamientos comunes en los gatos que facilitan la
comunicación con sus dueños y permiten interpretar tres estados de ánimo
básicos: si el animal tiene miedo, si está tranquilo o si está enfadado y a la
defensiva. Saber cómo está y qué quiere el gato en cada momento facilita mucho
la relación con las personas que viven a su alrededor, sean adultos o niños.

La expresión facial del animal aporta mucha información, pero también su


comportamiento, o incluso la forma de su cola. Un ejemplo: un gato que se
acerca, que nos busca, que incluso se frota con nosotros, es un gato que está
tranquilo y quiere relacionarse.

Lenguaje corporal

Atentos a las pupilas, las orejas y la cola


Si el gato no se mueve, se retrae, solo mueve los ojos, tiene las orejas en alerta,
como si quisiera escuchar todo lo qué pasa a su alrededor, con
una mirada distante y, sobretodo, si tiene las pupilas muy dilatadas, redondas y
grandes, “mejor no te acerques porque el animal está muy asustado”, explica
Pifarré, veterinaria. Si además las orejas están hacia atrás y la cola está hinchada,
“si puedes vete, porque está preparado para atacar”, añade.

También es relativamente fácil de detectar e interpretar cuando un gato tiene


miedo. Se suele erizar mucho, se pone curvado, las orejas están muy atrás, a
veces tiene las pupilas muy dilatadas. Su maullido no ofrece dudas, como
un grito o gruñido. Como también es inequívoco el maullido de las gatas en celo,
muy profundo, de una extraordinaria potencia, que suele ser muy molesto.

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