El origen de la Universidad Central de Venezuela se remonta al año 1673, gracias al
aporte realizado por el fray Antonio González de Acuña, se funda el Seminario de Santa Rosa de Lima, el cual cuenta desde sus inicios con las Cátedras de Filosofía, Teología y Gramática. Este esfuerzo fue dirigido hacia mayores objetivos, ya que era necesario que Caracas tuviera su propia Universidad, ya que aquellos que tenían la posibilidad de alcanzar los estudios superiores, debían trasladase hacia ciudades como Bogota, México, Santo Domingo, representando enormes cuantías en tiempo y recursos económicos. Es por esta razón que en 1718, el doctor Juan José Escalona y Calatayud, realiza gestiones pertinentes ante la corona española para que el Seminario de Santa Rosa de Lima alcance el rango de Universidad. Este esfuerzo se vio coronado el día 22 de diciembre de 1721, Cuando la Real Cedula firmada en la ciudad de Lerma (España), el Rey Felipe V decreta la erección de la Real Universidad de Caracas, la cual en 1725 y por bendición del Papa Inocencia XIII, fue erigida Real y Pontificia Universidad de Caracas. Este Seminario estaba situado en la Plaza Mayor de la ciudad de Santiago de León de Caracas lo que es actualmente la Alcaldía Mayor y el Museo Sacro. El 24de Junio de 1827 el Libertador Simón Bolívar proclamo los Estatutos Republicanos, los cuales establecen la nueva denominación de la institución como “Universidad Central de Venezuela “, se establece la autonomía universitaria, se remueve el reglamento de “limpieza de sangre” el cual consistía en demostrar que el aspirante a cursar estudios en la Universidad era “persona blanca, nacido de legitimo matrimonio, descendiente de cristianos limpios de toda mala raza” y se establece el derecho de entrada de todo aquel que deseara estudiar en la universidad. El Libertador nombra como primer rector de esta nueva etapa al excelentísimo doctor José María Vargas el cual se encargaría de modernizar los estudios de Medicina y Filosofía. A su vez, la sede de la Universidad se traslada al Convento de San Francisco (hoy Palacio de las Academias), todo esto gracias al aporte económico realizado por El Libertador, quien dono su hacienda en Chuao (Edo. Aragua) y otras propiedades al Patrimonio Universitario, las cuales garantizaban rentas permanentes a la Universidad. Sin embargo, luego de transcurrir esta época, la UCV no escapo del dominio de los caudillos que llegaron al poder, los cuales, violando fragantemente la Autonomía Universitaria, designaban y removían rectores y personal docente a dedo, entre otras cosas. Inclusive durante la presidencia del General Antonio Guzmán Blanco se obliga a todas las Universidades Nacionales a enajenar sus propiedades dejándolas dependientes del presupuesto general de gastos de la nación. Dicho mandatario se dio a la tarea de promulgar decretos que reorganizaban constantemente la estructura administrativa y académica de la Universidad. A finales del siglo IXX vale destacar el trabajo realizado por los doctores Luis Razetti y José Gregorio Hernández, el cual constituyo un valioso aporte para los estudios de medicina en nuestra Universidad. Para comienzos del siglo XX la UCV contaba con cinco Facultades: Filosofía y Letras, Ciencias Eclesiásticas, Ciencias Políticas, Ciencias Médicas y Ciencias Exactas. Una vez más, la Autonomía de la UCV se ve trasgredida, cuando en 1912 se clausura la Institución por órdenes del Ejecutivo Nacional y en 1916 se promulga una Ley de Instrucción Superior, que realiza otros cambios administrativos y académicos y abre nuevamente las puertas de la Universidad. Esta continuación de las actividades de la UCV es vigilada muy de cerca por los ojos del General Juan Vicente Gómez, el cual mantenía un control preciso de los acontecimientos que se llevaban a cabo en la Universidad. Este continuo enfrentamiento entre la dictadura y la Academia fue la razón fundamental por la cual en 1928 un grupo de estudiantes de la UCV, entre los que podemos mencionar Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, José Gregorio Hernández, y otros, se enfrentan cara a cara con el General Gómez. Estos enfrentamientos ocasionaron el cierre de la Universidad y el arresto de muchos dirigentes estudiantiles, los cuales pasarían a la historia con el nombre de Generación del 28. Muerto el General Gómez a finales de 1935, la Universidad reinicia sus actividades académicas y continuas su actividad política, esta última desencadena la formación de los partidos políticos ORVE (actual Acción Democrática), PRP y UNR, la UCV recupera su Autonomía, y las relaciones con el Gobierno Nacional se flexibilizan.