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LA PREEMINENCIA DE L A M A N O
102 R e p r e s e n t a c i ó n colectiva de la muerte DERECHA: ESTUDIO SOBRE
ancestros, pues al ser imposible la reunión, la espera no tiene sentido.
La muerte durará siempre porque la sociedad conservará indefinida- LA POLARIDAD RELIGIOSA
mente, respecto a esos malditos la actitud de exclusión que tomó des-
de el principio.
La interpretación que proponemos permite comprender a la vez
por qué, en una sociedad dada, se practican las dobles exequias, y
por qué en otros casos no.
Resumamos en pocas palabras los resultados de nuestra investi- A r Cote* U r ^ e ^ r m n p ^ > a
gación. Para la conciencia colectiva, la muerte en condiciones nor-
males es una exclusión temporal del individuo de la comunión huma-
na, que tiene como efecto hacerle pasar de la sociedad visible de
los vivos a la sociedad invisible de los ancestros. El duelo es en
origen la participación necesaria de los sobrevivientes en el estado
mortuorio de su pariente, y dura tanto tiempo como ese mismo es-
tado.
L n último análisis de la muerte como fenómeno social consiste
T

en verla como un doble y penoso trabajo de desagregación y síntesis


mentales, que sólo una vez concluido, permite a la sociedad, recobrada
la paz, triunfar sobre la muerte. \
(

¡Qué semejanza tan perfecta la de nuestras dos manos! , y, sin


embargo, ¡qué desigualdad más irritante!
Para la mano derecha son los honores, los comentarios más lison-
jeros, las prerrogativas. Ella actúa, ordena y «coge». Por el contra-
rio, la mano izquierda es despreciada y reducida al papel de humilde
auxiliar, sin que pueda hacer nada, por sí misma, más que asistir,
secundar y «sujetar».
La mano derecha es símbolo y modelo de todas las aristocracias;
la mano izquierda, de todas las plebes.
Pe o, ¿cuáles son los títulos de nobleza de la mano derecha?, y,
r

¿de dónde viene la servidumbre de la izquierda?

105
Capítulo I
LA ASIMETRIA ORGANICA

Toda jerarquía social se pretende fundada sobre la naturaleza de


las cosas pucei, ov V O L I G J , razón por la que se le atribuye vigencia
eterna, escapando al devenir y a las disputas de los innovadores.
Aristóteles justificaba la esclavitud por la superioridad étnica de los
griegos sobre los bárbaros, y el hombre de nuestros días, turbado
por las reivindicaciones feministas, alega la inferioridad «natural»
de la mujer. Asimismo, según opinión general, la preeminencia de
la mano derecha resultaría directamente de la estructura del orga-
nismo y no debería nada a las convenciones ni a las cambiantes creen-
cias de los hombres. Pero, a pesar de las apariencias, cuando se trata
de regular las atribuciones de las dos manos, el testimonio de la
naturaleza no es ni más claro que en los conflictos de razas o sexos,
ni más decisivo.
Pero no por ello han faltado tentativas para asignar al dextrismo
una causa anatómica. De todas las hipótesis emitidas sólo una pa-
rece haber resistido la prueba de los hechos: la que vincula la pre-
ponderancia de la mano derecha en el hombre al mayor desarrollo
del hemisferio cerebral izquierdo, que, como se sabe, enerva los
músculos del lado opuesto. Lo mismo que el centro del lenguaje
articulado se encuentra en esa pequeña parte del cerebro, los centros
1 Se e n c o n t r a r á una e x p o s i c i ó n y discusión de esto en Sir D a n i e l Wilson,
Lcfthandedness, Londres, 1891, pp. 149 y ss.; D r . J . Jacobs, Onze Rechtshan-
digheid, Amsterdam, 1892, pp. 22 y ss.; J . Jackson, Ambidcxterity, Londres,
1905, pp. 41 y ss.

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( (
iU8 L a preeminencia de la mano derecha L a asimetría orgánica 109

que presiden los movimientos voluntarios residirían ahí principal- la infancia sobre los zurdos, éstos guardan toda su vida una prefe-
mente. Como decía Broca, «somos diestros de manos porque somos rencia instintiva por el uso de la mano izquierda . Si estamos obli-
7

zurdos de cerebro». El privilegio de la mano derecha se hallaría así gados a ver en ello la presencia de una disposición congénita a la
fundado sobre la estructura asimétrica de los centros nerviosos, cuya asimetría, es forzoso admitir que inversamente, en cierto número de
causa, cualquiera que sea, es evidentemente orgánica . 2
hombres, el uso preponderante de la mano derecha resulta de la
%

No cabe duda alguna sobre la correlación existente entre la pre- conformación de su cuerpo. La opinión más plausible puede ser ex-
eminencia de la mano derecha y el desarrollo superior del cerebro presada en una forma matemática no demasiado rigurosa: de cada
izquierdo. Pero de estos dos fenómenos, ¿cuál es la causa y cuál el cien hombres, al menos dos son, por naturaleza, zurdos y rebeldes a
efecto? ¿Qué nos prohibe invertir la proposición de Broca y decir: toda influencia contraria, mientras que una proporción sensiblemente
«Somos zurdos de cerebro por ser diestros de mano» . Es sabido 3
mayor se compone de diestros hereditarios. Entre ambos extremos
que el ejercicio de un órgano implica una nutrición más abundante oscila la masa de hombres que, dejados a su impulso, podrían ser-
y, por consiguiente, un crecimiento de dicho órgano. Así, la mayor virse más o menos igualmente de una u otra mano, con una ligera
actividad de la mano derecha, que implica un trabajo más intenso de preferencia, en términos generales, a favor de la derecha . Así, pues, 8

los centros nerviosos izquierdos, tiene necesariamente el efecto de no es necesario negar la existencia de tendencias orgánicas hacia la
favorecer su desarrollo . Si hacemos abstracción de los efectos pro-
4
asimetría; pero, salvo en casos excepcionales, la vaga disposición a
ducidos por el ejercicio y los hábitos adquiridos, la superioridad fisio- la destreza, que parece extendida en la especie humana, no bastaría
lógica del hemisferio izquierdo se reduce a tan poca cosa, que, a lo para determinar la preponderancia absoluta de la mano derecha, si
más que se puede llegar, es a determinar una ligera preferencia en influencias extrañas al organismo no vinieran a fijarla y reforzarla.
favor del lado derecho. Pero aunque admitiéramos que por un don especial de la natu-
La dificultad que se experimenta para asignar a la asimetría de raleza la mano derecha se sobrepone siempre a la izquierda en sensi-
las extremidades superiores una causa orgánica cierta y adecuada, bilidad táctil, fuerza y habilidad, quedaría aún por explicar por qué
unida al hecho de que los animales más cercanos al hombre son un privilegio institucional viene a reforzar ese privilegio natural, por
ambidextros , ha conducido a algunos autores a negar todo funda-
5
qué la mano mejor dotada es la única entrenada y cultivada. ¿Acaso
mento anatómico al privilegio de la mano detecha, sosteniendo que la razón no aconsejaría tratar de corregir, por educación, la falta de
tal privilegio no sería inherente a la estructura del genus homo, sino firmeza del miembro menos favorecido? Bien al contrario, la mano
que debería su origen exclusivamente a condiciones exteriores al or- izquierda es comprimida, mantenida en la inactividad, y metódicamen-
ganismo . 6
te estorbada en su desarrollo. El doctor Jacobs nos cuenta que en el
Esa negación radical es cuando menos temeraria. No cabe duda transcurso de sus giras de inspección médica por las Indias holan-
de que la causa orgánica de la «destreza» es dudosa e insuficiente, y desas observó a menudo que los hijos de los indígenas tenían el brazo
que resulta difícil discernir las influencias que se ejercen desde fuera izquierdo completamente atado, para aprender a « n o utilizarlo» . 9

sobre el individuo para educarle en ese sentido; pero ésa. no es razón Nosotros hemos suprimido las ataduras materiales, pero nada más.
para negar dogmáticamente la acción del factor físico. Uno de los signos que distinguen al niño «bien educado» es la
Además, en ciertos casos donde la influencia externa y la ten- incapacidad de su mano izquierda para cualquier acción indepen-
dencia orgánica están en conflicto es posible afirmar que la desigual diente.
destreza de las manos tiene una causa anatómica. A pesar de la
presión enérgica, a veces incluso cruel, que la sociedad ejerce desde 7 Wilson, pp. 140 y 142.
8 Wilson, pp. 127-128; Jackson, pp. 52 y 97. Este autor estima en un
2 V e r Wilson, pp. 18) y ss.; Baldwin, Développement mental dans l'enfant 17 por 100 el n ú m e r o de diestros por naturaleza, aunque no explica c ó m o ha
et dans h race, pp. 67 y ss.; V a n Biervliet. « L ' h o m m e droit et 1'homme gau- obtenido esa cifra; Van Biervliet í p p . 142 y 373) no admite la existencia de
c h e » , en Revue phüosophique, 1899, t. X L V I I , pp. 276 y ss. « a u t é n t i c o s ambidiestros». Según é l . el 98 por 100 de los hombres serían dies-
3 Jacobs, pp. 25 y ss. tros, s j n q u e sólo efectuó mediciones entre adultos. L a palabra « a m b i d i e s t r o »
4 Bastían et Brown Sequard, en Wilson. pp. 193-194. tiene para el un sentido mucho más restringido, donde lo que importa no son
5 Rollet, « L a taille des grands singes», en Revue scientifique, 1889, p. 198; las dimensiones de los huesos o la fuerza de los m ú s c u l o s , sino la posible utili-
Jackson, pp. 27 > ss., y 71. zación de uno u otro miembro.
6 Jacobs, pp. 30 y 33. 9 Jacobs, p. 33.
(

110 L a preeminencia de la mano derecha Capítulo I I


¿Es que todo esfuerzo para desarrollar las aptitudes de la mano LA POLARIDAD RELIGIOSA
izquierda está condenado de antemano al fracaso? La experiencia de-
muestra lo contrario. En los pocos casos en que, por necesidades
técnicas, la mano izquierda es convenientemente entrenada, rinde
servicios más o menos equivalentes a los de la mano derecha; por
ejemplo, en el piano, el violín, en cirugía. Si un accidente priva a
un hombre de su mano derecha, la izquierda, al cabo de un tiempo,
adquiere la fuerza y destreza que le faltaban. El ejemplo de los
zurdos es aún más concluyente, pues aquí la educación combate, en
vez de prolongar y acentuar, la tendencia instintiva a la «unidextria»,
dando como consecuencia que los zurdos sean generalmente ambi-
dextros y destaquen a menudo por su habilidad . Con cuánta más 10

razón no se lograría tal resultado en la mayoría de los hombres que


no tienen una clara preferencia en uno u otro sentido, y cuya mano
izquierda sólo pide ejercer. Los métodos de cultura bimanual que
han sido aplicados desde hace algunos años, concretamente en escue-
las inglesas y americanas, han dado ya resultados concluyentes .
Nada se opone a que la mano izquierda reciba una educación artística
y técnica parecida a la que ha siejo monopolio de la mano derecha
hasta el momento. La preponderancia de la mano derecha es obligatoria, impuesta
No es la falta de firmeza o impotencia lo que lleva a la mano por la fuerza, garantizada por sanciones, mientras que, por el contra-
izquierda a ser rechazada, sino todo lo contrario. Esa mano es some- rio, sobre la mano izquierda pesa una verdadera prohibición que la
tida a una verdadera mutilación que no por ejercerse sobre la fun- paraliza. Las diferencias de valor y función que existen entre los
ción, y no sobre el órgano, no por ser fisiológica, y no anatómica, es dos lados de nuestro cuerpo presentan, pues, al más alto nivel las
menos real. Los sentimientos que inspira un zurdo en una sociedad características de una institución social, y el estudio que quiera dar
ruda son análogos a los que inspira un no-circunciso en los países
12 cuenta de ello habrá de insertarse en el ámbito de la sociología. Más
donde la circuncisión es ley. Es decir, que la «destreza» no es simple- concretamente, se tratará de volver a trazar la génesis de un imperati-
mente aceptada o experimentada en forma de necesidad natural, sino vo mitad estético y mitad moral. Ahora bien, los grandes ideales que,
que constituye un ideal al que debe ajustarse cada uno y hacia el secularizados, dominan aún hoy nuestra conducta han nacido y cre-
que se nos impone un respeto social mediante sanciones positivas. El cido bajo una forma mística, o bajo el imperio de creencias y emo-
niño que se sirve activamente de su mano izquierda es reñido, cuan- ciones religiosas. Así pues, debemos buscar en el estudio comparado
do no recibe un manotazo sobre la mano temeraria. Asimismo, el de las representaciones colectivas la explicación del privilegio que
hecho de ser zurdo es un delito que atrae sobre el culpable el ridículo goza la mano derecha
y una reprobación social más o menos explícita. Una oposición fundamental domina el mundo espiritual de los
primitivos: la de lo sagrado y lo profano . Algunos seres u objetos,
2

1 0 Wilson, pp. 139 y ss., y 148-149, 203: el zurdo se beneficia de la des-


treza congénita de su mano izquierda y de la habilidad adquirida en su de- 1 L a mayor parte de los hechos etnográficos en los que se apoya este estu-
recha. dio provienen de los M a o r í e s o, m á s exactamente, de la muy primitiva tribu
1 1 V e r Jackson. pp. 195 y ss.; Lydon, Ambidextrous drawing, Londres, de T u h o e , cuyas representaciones han sido relatadas con admirable fidelidad
1900; Omer Buyse, Méthodes américaines d'education, pp. 145 y ss. Existe en por E l s d o n Best en sus artículos de las Transacitons of the New-Zealand Ins-
Inglaterra, desde hace a ñ o s , una « A m b i d e x t r a l Culture S o c i e t y » . titute (en adelante Ir. N.-Z. /.) y del Journal of the Poiynesian Society (en
1 2 Cfr. (sobre los campesinos lombardos y toscanos) Lombroso, « L e f t h a n - adelante /. P. S.).
d e d n e s s » , en North American Review, 1903, p. 444. Lombroso cree haber jus- 2 Nuestra exposición de la polaridad religiosa sólo pretende ser un r á p i d o
tificado científicamente el viejo prejuicio contra los zurdos. esquema. L a mayor parte de las ideas contenidas a q u í Je serán familiares al

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112 L a preeminencia de la mano derecha L a pobridad religiosa 113

en virtud de su naturaleza o de los ritos realizados, están como im- más, ha dominado la conciencia religiosa, hay afinidad de naturaleza
pregnados de una esencia particular que los consagra y aparta, co- y casi equivalencia entre lo profano y lo impuro. Ambas nociones se
municándoles poderes extraordinarios y sometiéndolos, por otra parte, combinan y forman, por oposición a lo sagrado, el polo negativo del
a un conjunto de reglas y estrechas restricciones. Las cosas o per- mundo espiritual.
sonas privadas de esta cualidad mística no disponen de poder ni I El dualismo, esencial para el pensamiento de los primitivos, do-
dignidad alguna, son comunes y libres, salvo, no obstante, en la mina su organización social . Las dos mitades o fratrías que consti-
4

prohibición absoluta de entrar en contacto con !o que es sagrado. tuyen la tribu se oponen recíprocamente como lo sagrado y lo profa-
Todo acercamiento o confusión entre seres y cosas pertenecientes no. Todo lo que se encuentra en el interior de mi fratría es sagrado
a clases opuestas sería nefasto para ambos; de ahí la multitud de y me está prohibido; por eso no puedo ni comer mi tótem ni derra-
prohibiciones y tabúes que, al separarlos, también los protegen. mar la sangre de uno de los míos y ni siquiera tocar su cadáver ni
La antítesis de lo sagrado y lo profano recibe un significado dife- casarme en mi clan. Por el contrario, la mitad opuesta es, para mí,
rente según la posición que ocupa en el mundo religioso la conciencia profana; a los clanes que la componen les corresponde proveerme de
que clasifica y evalúa a los seres. Las potencias sobrenaturales no son víveres, de mujeres y de víctimas humanas, enterrar mis muertos y
todas del mismo orden: unas ejercen en armonía con la naturaleza preparar mis ceremonias sagradas . Dado el carácter religioso del que
5

de las cosas y disfrutan de un carácter regular y íiugusto que inspira se siente investida la comunidad primitiva, la vida social tiene como
veneración y confianza; otras, por el contrario, violan y turban el condición necesaria la existencia en la misma tribu, de una fracción
orden universal y el respeto que imponen está hecho sobre todo de opuesta y complementaria, que puede libremente asumir las funcio-
aversión y temor. Todi's esas energías presentan el rasgo común de nes prohibidas a los miembros del primer grupo . La evolución so- 6

oponerse a lo profano, para quien todas son igualmente peligrosas y cial reemplaza este dualismo reversible por una estructura jerárquica
prohibidas. El contacto de un caYláver produce sobre el ser profano y rígida . En lugar de los clanes, separados pero equivalentes, apa-
7

los mismos efectos que el sacrilegio. En ese sentido, Kobertson Smith recen las clases o castas, de las cuales una, en la cumbre, es esencial-
tuvo razón al decir que la noción de tabú oculta a la vez lo sagrado mente sagrada, noble y abocada a obras superiores, mientras que la
v lo impuro, lo divino y lo demoníaco. Pero la perspectiva del mundo otra, en lo más bajo, es profana o inmunda y se dedica a trabajos
religioso cambia si se afronta no desde el punto de vista de lo profa- viles. El principio que asigna a los hombres su rango y función sigue
no, sino desde el punto de vista de lo sagrado. A partir de ahí, la siendo el mismo: la polaridad social es siempre reflejo y consecuencia
confusión que señalaba Smith ya no existe. El jefe polinesio, por de la polaridad religiosa.
ejemplo, sabe bien que la religiosidad de la que se encuentra investido
el cadáver es radicalmente contraria a la que él lleva en sí m i s m o ! Lo El universo entero se divide en dos mundos contrarios donde las
impuro se separa de lo sagrado para colocarse en el polo opuesto del cosas, los seres y los poderes se atraen o repelen, se implican o ex-
mundo religioso. Por otra parte, lo profano ya no se define, bajo ese cluyen, según graviten hacia uno u otro de los dos polos.
punto de vista, con caracteres puramente negativos, sino que aparece
como el elemento antagonista que, por su solo contacto, degrada,
V é a s e lo dicho anteriormente sobre la clase inferior, la tierra, la mujer y sobre
disminuye y altera la esencia de las cosas sagradas. Es la nada, si se el lado izquierdo.
quiere, pero una nada activa y contagiosa, y la mala influencia que 4 Sobre la dicotomía social, ver M c G c c , « P r i m i t i v e n u r a b e r s » , 19th., Anrt.
ejerce sobre los seres dotados de santidad sólo difiere en intensidad Rep. Bur. of Amar. Ethn., pp. 836 y ss., 845, y D u r k h c i m y Mauss, « D e quel-
ques formes primitives de classification», en Année sociologique, t. V I , pp. 7
de la que proviene de las potencias nefastas. Entre la privación de y ss.
los poderes sagrados y la posesión de poderes siniestros, la transición 5 Para este ú l t i m o punto, ver sobre todo Spcncer y G i l l e n , Northern Tribes
es insensible . Así, en la clasificación que, desde el origen y cada vez
J of Central Australia, p. 298.
6Observemos que las dos mitades de la tribu suelen estar localizadas en
lector que conozca los trabajos publicados en L'Année Sociologique por M . M . el espacio tribal ocupando respectivamente la derecha y la izquierda (en el
D u r k h c i m , Hubert y Mauss. E n cuanto a los puntos de vista novedosos que campo, en las ceremonias..., etc.). Cfr. D u r k h c i m y Mauss, pp. 52 y ss.; Spcn-
pueda contener esta e x p o s i c i ó n , volveremos sobre ellos para prestar sus desarro- cer y G i l l e n , pp. 28 y 577.
llos y las pruebas necesarias. 7 Algo semejante existe ya en el estadio primitivo: las mujeres y los niños
1 Encontraremos mas adelante varios ejemplos de esta inevitable c o n f u s i ó n . forman, con relación a los hombres adultos, una clase esencialmente profana.
( (

114 L a preeminencia de la mano derecha L a polaridad religiosa 115

En el principio sagrado residen los poderes que conservan y pasivo, en el ámbito de la magia toma su revancha, estando par-
acrecientan la vida, dan la salud, la preeminencia social, el coraje en ticularmente dotada para las obras de brujería. «Del elemento hem-
la guerra y la excelencia en el trabajo. Por el contrario, lo profano bra, dice un proverbio maorí, vienen todos los males, la miseria y
(en tanto que invade el mundo sagrado) y lo impuro son esencial- la muerte». Así, los dos sexos corresponden a lo sagrado y a lo
mente debilitadores y letales, y de ambos provienen las influencias profano (o a lo impuro), a la vida y a la muerte. De ahí el abismo
funestas que oprimen, aminoran y corrompen a los seres. Existe así, que les separa y la rigurosa división del trabajo que reparte entre
de una parte, el polo de la fuerza, del bien y la vida, y, de otra, el hombres y mujeres todas las ocupaciones de manera que no haya
polo de la debilidad, del mal y la muerte, o, si se prefiere, en termi- mezcla ni confusión posible . ;|

nología más reciente, por un lado los dioses, y por otro, los de- Este dualismo, a la vez que moldea todo el pensamiento de los
monios. primitivos, influye también sobre su actividad religiosa, sobre el
Todas las oposiciones que presenta la naturaleza muestran ese culto. En ninguna parte esta influencia es más patente que en la
dualismo fundamental. Luz y tinieblas, día y noche, oriente y medio- ceremonia del tira que con frecuencia aparece en el ritual de los
día, por una parte, poniente y norte, por otra, traducen en imágenes maoríes y sirve a los fines más diversos. El sacerdote levanta, sobre
y localizan en el espacio las dos clases contrarias de poderes sobre- un terreno sagrado, dos pequeños montículos de los que uno, el ma-
naturales: por un lado, la vida resplandece y sube; por otra, des- cho, está dedicado al cielo, y el otro, la hembra, a la tierra; sobre
ciende y se apaga. El mismo con liaste se produce entre lo alto y lo cada uno de ellos plañía una varita: la primera, que lleva el nombre
bajo, entre el cielo y la tierra: allá arriba, la morada sagrada de los de «varita de la vida» y se encuentra en el este, es el emblema y el
dioses y los astros que no conocen la muerte; aquí abajo, la región foco de la salud, de la fuerza y de la vida; la segunda, « l a varita de
profana de los mortales que se traga la tierra, y descendiendo más la muerte», situada al oeste, es el emblema y el foco de los males.
aún, las regiones tenebrosas donde se esconden las serpientes y la El detalle de los ritos varía según el objeto especial que se persiga,
muchedumbre de los demonios pero el tema fundamental es siempre el mismo: se trata, por una
El pensamiento primitivo atribuye un sexo a todos los seres del parte, de arrojar hacia el polo de la muerte todas las impurezas,
universo, incluso a los objetos inanimados. Todos ellos se reparten todos los males que han penetrado en la comunidad y que la ame-
en dos grandes clases según se Ies considere machos o hembras. Entre nazan, y, por otra, de fijar, reforzar y atraer hacia la tribu las influen-
los Maoríes, la expresión tama tañe, «lado macho», designa las co- cias bienhechoras que residen en el polo de la vida. A l término de la
sas más diversas: la virilidad del hombre, la descendencia por línea ceremonia, el sacerdote abate la varita de la tierra, dejando en pie
paterna, la fuerza que crea, la magia ofensiva, etc., mientras que la la del cielo. Se trata del deseado triunfo de la vida sobre la muerte,
expresión opuesta, tama wahtne, «lado hembra», vale para todos los que trae consigo la expulsión y abolición de Ies males, la salud de la
contrarios . Ahora bien, esta distinción, de alcance cósmico, encubre
9 comunidad y la ruina de los enemigos . De esta forma, la actividad
12

de hecho la antítesis religiosa primordial. En efecto, en términos ge- ritual se orienta según dos polos opuestos que tienen una función
nerales, el hombre es sagrado y la mujer profana. Excluida de las esencial en el culto, correspondiente a las dos actitudes contrarias y
ceremonias del culto, la mujer no es admitida más que para una complementarias de la vida religiosa.
función acorde con ella: cuando hay que levantar un tabú, es decir, ¿Cómo podría el cuerpo del hombre, ese microcosmos, escapar a
llevar adelante en las condiciones exigidas una verdadera profana- la ley de polaridad que rige todas las cosas? La sociedad, el universo
ción . Pero si la mujer es en el orden religioso un ser impotente y
10
entero tienen un lado sagrado, noble, precioso, y otro profano y
común, un lado macho, fuerte y activo, y otro hembra, débil, pasivo
Sobre la identidad del cielo con el elemento sagrado y de la tierra con
1 o, en dos palabras, un lado derecho y un lado izquierdo. ¿Habría
el elemento profano o siniestro, cfr. (para los M a o r í e s ) Tregear, The Maori de ser el organismo humano lo único simétrico? Si lo pensamos bien,
race, pp. 408, 466 y 486; Best, en Ir. N.-Z. t. X X X V I I I , pp. 150 y ss.. 188,
y en /. P. S., t. X V , p. 155. Comparar !a oposición griega de las divinidades 1 1 V e r , para los M . i o r í e s , Colenso, en Ir. N.-Z /., t. I , pp. 348 y ss., y
celestes y clónicas. cfr. D u r k h e i m , « L a prohibition de l'inceste», en Année Sociologique, I , pp. 40
V e r , sobre todo, Best, en /. P. S., t. X I V , pp. 206 y ss., y en Ir. N . - Z . /.,
9 y ss., y Crawley, The Mystic Rose, Londres, 1902.
t. X X X I V , pp. 73 y ss. u Best, en Tr. N.-Z. I., t. X X X I V . p. 87, y en /. P. S., t. X V , pp. 161-
Best, en /. P. S., t. X V , p. 26.
1 0 162; Tregear, pp. 330 y ss., 392, 515 C f r . Best, en /. P. S., t. V I I , p. 241.
( (

116 L a preeminencia de la mano derecha Capítulo I I I


es imposible, pues tal excepción no sería solamente una inexplicable LOS CARACTERES DE LA DERECHA
anomalía, sino que arruinaría toJa la economía del mundo espiritual, Y DE LA IZQUIERDA
pues al estar el hombre en el centro de la creación, le corresponde
manipular, para encauzarlas hacia lo mejor, las terribles fuerzas que
hacen vivir o morir. ¿Resultaría, pues, concebible que todas estas
cosas y poderes separados y contrarios, que se excluyen entre sí, se
confundieran abominablemente en la mano de un sacerdote o ele un
artesano? Es una necesidad vital el que cada una de las manos «ig-
nore lo que hace la otra» . El precepto evangélico no hace más que
aplicar a una circunstancia especial, esta ley de incompatibilidad de
los contrarios vigente en todo el mundo religioso .
Si la asimetría orgánica no hubiera existido habría tenido que
inventarse.

El lenguaje refleja claramente los modos diferentes con que la


conciencia colectiva encara y aprecia la derecha y la izquierda. Entre
las palabras que designan los dos lados en las lenguas indo-europeas
existe un llamativo contraste: mientras que para «derecha» existe
un termino único, ampliamente difundido y de gran estabilidad la
idea de «izquierda» está expresada por varias denominaciones distin-
tas, de pobre difusión que parecen destinadas a desaparecer sin cesar
ante vocablos nuevos . Algunas de estas palabras son eufemismos
2

manifiestos , otras de origen muy oscuro. «Parece, según M . Meil-


3

1 Se trata de la raíz dcks- que se encuentra bajo formas diversas desde el


indo iraní dákstna hasta el celia dess pasando por el lituano, el eslavo, el alba-
n é s , el g e r m á n i c o y el griego. Cfr. W a l d c , ÍMletnisches Etymologiscbes Wórter
bucb, s.v. dcxler.
2 Sobre estas denominaciones (skr. s a v y á h , gr. Xaioc", gr. crxoaoc;, etc.), cfr.
Schtader, Reallcxikon, s.v. Rechts und Unks\, « L a t c i n i s c h e Etymo-
l o g i c n » , en Rhemischcs Musenm, t. X L I I I , 1888, pp. 3V9 y ss.
J G r . EÚu>vuu.oc7 y apuJXEpoc;, zend vairya\tara ( = mejor) v.h.a. winistar (de
wini, ami), árabe aisar (—feliz, cfr. Wcllhauscn, Rcs/c Arabischcn ilcidcntums,2,
Match. 6, 3; para la p r o h i b i c i ó n recíproca, cfr. Burckhardt, Arabic Pro
p. 199), a los cuales habría que unir, según Brugmann, el latino stmstcr. Según
1 3

verbs, 2, p. 282.' G r i m m (Gcscbubtc dvr deulseben Spruebe, 3, pp. 681 y s s , y 689), y más
M . M c G e e ha expuesto la estructura dualista del pensamiento primitivo
i A
recientemente Brugmann {toe. cit), la izquierda h a b r í a sido primitivamente,
con un punto de vista y una terminología muy distintos de los nuestros. (Consi- para los indoeuropeos, el laclo favorable. Pero estos filólogos fueron engañados
dera que la distinción entre derecha e izquierda está s o b r e a ñ a d i d a al sistema por los artificios del lenguaje destinados a enmascarar la verdadera naturaleza
primitivo, donde ú n i c a m e n t e sería pertinente la oposición d e l a n t e / d e t r á s . L s t a de la izquierda. E n realidad p o d r í a m o s hablar de antifrascs.
afirmación nos parece arbitraria. Cfr. op. cit., pp. 843 y ss.
117
(

118 L a preeminencia de la mano derecha Los caracteres de la derecha y de la izquierda 119

let , corno si, al hablar del lado izquierdo, se evitara pronunciar la


4 de se han derivado esas significaciones fragmentarias; las veremos
palabra apropiada y se tendiera a reemplazarla por diversos vocablos fundirse en su origen, unas con otras, en el seno de una noción que
constantemente renovados». La multiplicidad e inestabilidad de los las envuelve a todas confusamente. Dicha noción ya ha sido hallada:
términos que designan la izquierda, su carácter torcido y arbitrario, para la derecha es la idea de poder sagrado, regular y bienhechor,
se explicaría poi los sentimientos de aversión e inquietud que la principio de toda actividad eficaz, fuente ce todo lo que es bueno,
comunidad siente respecto a dicha mano \l no poder cambiar la próspero y legítimo, y para la izquierda, la representación ambigua
cosa, con la esperanza de eliminar o mitigar el mal, se cambia el
de lo profano y de lo impuro, de un ser débil e incapaz, pero también
nombre. Vano esfuerzo, pues hasta los nombres tic feliz significado
malhechor y temido. La fuerza (o la debilidad) física no es aquí más
que por antífrasis se le aplican a la izquierda se contaminan en segui-
da por ei objeto que expresan, contrayendo una cualidad «siniestra» que un aspecto particular y derivado de una cualidad mucho más
que inmediatamente les hace objeto de prohibición. Así, la oposición vaga y profunda.
entre la derecha y la izquierda se manifiesta hasta en la diferente Para los Maoríes, la derecha es el lado sagrado, sede de los pode-
naturaleza y destino de sus nombres. res buenos y creadores, y la izquierda el lado profano, que no posee
virtud alguna, sino, como veremos más adelante, ciertos poderes tur-
El mismo contraste aparece, si consideramos el significado de las
palabras «derecha» e «izquierda». La primera sirve para expresar bios y sospechosos . El mismo contraste reaparece, en el curso de la
s

ideas de fuerza física y «destreza», de «rectitud» intelectual y de evolución religiosa, bajo formas más precisas y menos impersonales.
buen sentido, de «equidad» y de integridad moral —de felicidad y La derecha es el lado de los dioses, sobre el que planea la figura de
belleza—, de norma jurídica, mientras que la palabra «izquierda» un ángel bueno tutelar, mientras el lado izquierdo está destinado a
evoca la mayor parte de las ideas contrarias. Para poder aunar esta ser dominado por é l . Incluso hoy, cuando la mano derecha es aún
9

multiplicidad de sentido suponemos generalmente que la palabra «de- designada como la mano buena, y la izquierda como la mala y villa-
recha» designó en primer lugar nuestra mejor mano, y después «las na , podemos discernir en esas locuciones pueriles el eco debilitado
, 0

cualidades de fuerza y habilidad que eran su patrimonio natural». de las cualificaciones y emociones religiosas que durante largos siglos
Nada nos autoriza a afirmar que el antiguo nombre indoeuropeo de se han vinculado a los dos lados de nuestro cuerpo.
la derecha haya tenido primeramente un sentido exclusivamente físi- Entre les Maoríes es corriente la noción de la derecha como «lado
co, y en cuanto a los nombres de formación más reciente, como nues- de la vida» (y la fuerza), mientras el lado izquierdo es « e l lado de
tra palabra «derecha» o la armenia «aJj» , antes de ser aplicados
6 7
la muerte» (y la debilidad) Por la derecha y por el lado derecho es
a uno de los lados del cuerpo, expresaron la idea tic una fuerza que por donde nos entran las influencias favorables y vivificantes, y a la
va directa a su objetivo, a través de vías normales y seguras, por inversa, es por la izquierda por donde penetran en el corazón de
oposición a lo tortuoso, oblicuo y fracaf'o. A decir verdad, en nues- nuestro ser la muerte y la miseria . Así pues, hay que reforzar con
, 2

tras lenguas, productos de una civilización avanzada, los diversos sen- amuletos protectores el poder de resistencia del lado particularmente
tidos de la palabra se presentan distintos y yuxtapuestos. Remonté- expuesto y sin defensa. De hecho el anillo que llevamos en el cuarto
monos por observación comparada hacia la fuente originaria de don-
dedo de la mano derecha tiene como primer objeto alejar de nosotros

E n una caita que tuvo o bien enviarme M . Mcillct, por la que le estoy
4

muy agradecido, señalaba que esa explicación ya había sido apuntada por él " Best, en /. P . S. t. X I , p. 25, y t. X I I Í , p. 236.
t

en Qudques hypotbéses sur les interdtetions de vocabulaire dans les langues 9 V o n Mcyer, « U e b c r den Ursprung von Rechts und L i n k s » , en Verband
indo européennes, pp. 1H y ss. ¡ungen der Berlin, Gesellsch. f. Anthrop., t. V , 1873, p. 26; cfr. Gerhard,
Igualmente, y por la misma razón, «los nombres de enfermedades y do-
5 Deber die Gottheiten der lltrusker, pp. 54 y ss.; Pott, Die quinare und vigesi-
lencias, como la cojera, ceguera y sordera, difieren de una lengua a o t r a » ; malc Záhlmethode, p. 260. Entre Griegos y Romanos, la derecha es invocada
Mcillet-, loe. cit. frecuentemente en las f ó r m u l a s de o b s e c r a c i ó n ; cfr. H o r a t , Y.p. I , 7, 94 y ss.:
D e l bajo latín directum;
6 cfr. Diez, Etymologisches Wórterbuch der roma « q u o d te per genium dextramque deosque penates obsecro et o b t e s t o r » , ver
nischen Sprachen, 5, p. 272, s.v. ritto Sittl., Die Gebárden der Griechen und Rómer, p. 29, n. 5.
Agregar al «kr. sadhyá, según Liden, « A r m o n i s c h c S t u d i e n » , en
1 Cótcborgs 1° C f r C r i m m ntt rit r» ¿ . « S
Ua-.l i i
(

120 L a preeminencia de la mano derecha Los caracteres de la derecha y de la izquierda 121

las tentaciones y otras cosas malas . De ahí deriva la importancia


IJ
el extremo de que en muchas lenguas las mismas palabras designan
capital, que en la adivinación tiene la distinción de los lados del los lados del cuerpo y los puntos cardinales . El eje que divide al
17

cuerpo y del espacio. He sentido durante el sueño un temblor con- mundo en dos mitades, la una radiante y la otra sombría, divide
vulsivo, señal de que se ha apoderado de mí u n espíritu, y según su igualmente al organismo humano repartiéndolo entre el imperio de
presencia se haya manifestado en la d Í M c c h a o en la izquierda puedo la luz y el de las tinieblas . La derecha y la izquierda sobrepasan
l8
esperar la felicidad y la vida o el infortunio y la muerte . La misma
los límites de nuestro cuerpo para abrazar el universo.
14

regla sirve, en general, para los presagios que consisten en la apari-


Según una representación muy exendida, al menos en el ámbito
ción de animales portadores del destino. S i n embaígo, estos mensa-
ind^ europeo, la comunidad forma un círculo cerrado en cuyo centro
jes son susceptibles de dos interpretaciones contradictorias, según se
se encuentra el altar, el arco santo, donde bajan los dioses y desde
tome como punto de partida el hombre que mira o el animal que
viene a su encuentro . Si éste aparece a la izquierda, presenta su
,s
donde irradian las gracias. En el interior del recinto reinan el orden
derecha, pudiendo entonces ser considerado como favorable. Pero y la armonía, mientras que más allá se extiende la vasta noche, sin
esas divergencias, cuidadosamente mantenidas por los augures para límite, sin ley, cargada de gérmenes impuros y atravesada por fuerzas
la confusión del vulgo y el acrecentamiento de su prestigio, no hacen caóticas. En la periferia del espacio sagrado, los fieles, con el hom-
más que poner en evidencia la afinidad que existe entre la derecha bro derecho girado hacia el interior, cumplen alrededor del fuego
y la vida, entre la izquierda y la muerte. divino el circuito ritual Por una parte, pueden esperarlo todo, y,
por otra, temerlo todo. La derecha es el «dentro», lo perfecto, el
Una concordancia n o menos significativa une los lados del cuer-
bienestar y la paz asegurados; la izquierda es el «fuera», lo inaca-
po a las regiones del espacio. La derecha representa lo alto, el mundo
superior, el cielo, mientras que\la izquierda sale del mundo inferior bado, lo hostil, la perpetua amenaza del mal.
y de la tierra . No es casual que en las representaciones del Juicio
l6
Las anteriores equivalencias permitirían por sí solas presumir
Final, la mano derecha levantada del Señor indique a los elegidos que el lado derecho y el elemento macho, el lado izquierdo y el ele-
la sublime morada, mientras la mano izquierda, bajada, muestra mento hembra, participan de una misma naturaleza, siendo abundante
a los condenados las fauces abiertas del Infierno preparadas para la información etnográfica que así lo testifica. Los Maoríes aplican a
tragarlos. Más estrecha aún y más constante es la relación que une los dos lados del cuerpo las expresiones de tama tañe y tama whahine
la derecha al liste o al Sur, y la izquierda al Oeste o al Norte, hasta cuya extensión casi universal ya hemos constatado. El hombre es un
compuesto de las dos naturalezas, viril y femenina, siendo la primera
l i L a costumbre se remonta a la más alta a n t i g ü e d a d (egipcia, griega y atribuida al lado derecho y la segunda al lado izquierdo . En la tribu 20

romana). E l metal (luerio primero, oro d e s p u é s ) está dotado de una virtud australiana de los Wulwanga, para marcar la cadencia durante las
saludable que preserva de la fascinación, y los caracteres grabados sobre el ani- ceremonias, se sirven de una pareja de bastones de los cuales uno se
llo aumentan su poder. Los nombres dados al cuarto dedo izquierdo prueban
su carácter y su función mágicas: es el dedo «sin n o m b r e » , «el m é d i c o » , y, en llama «el hombre» y es tenido en la mano derecha, mientras que el
galo, «el dedo del hechi/o». V e r en el Dictionnaire tic Darcmberg y Sagho los otro, « l a mujer», es sostenido con la izquierda, bien entendido que
a r t í c u l o s « A n u l u s » y « A m u l e t u m » ; Pott, pp. 284 y ss., y 295; Ilofmann, siempre es «el hombre» el que golpea y « l a mujer» quien recibe los
« U e b e r den Verlobungs- und der» T r a u r i n g » , en Sitzgih. d. Abad. d. Wissensch
Wien, Ph.- Htsl C.I., t. I . X V , p. 850. Cfr sobre la palabra scaevola (de Siucvus,
izquierda), que significa hechizo protector, Valeton, « D e modis auspicaiuli Ro-
1 7V e r G i l í , Myths and songs in the South Pacific, pp. 128 y ss., y 297 y ss.
m a n o r u m » , en Mncmmyne, t. X V I I , p 319.
E l hebreo jamin, el sánscrito dákshina, el irlandés dess, designan a la vez la
1 4 Best, en /. P. .Y., I. VII, pp. 130 y ss.; Tregear. pp. 211 y ss. derecha y el sur; ver Schrader, s.v. Himmelsgegenden. Para los Griegos, el
1 5 O , lo cjue es lo mismo, el dios que envía el mensaje. Esta e x p l i c a c i ó n , este es la derecha del mundo, el oeste la izquierda; cfr. S t o b é e , Ecl., I , 15, 6.
esbozad;! ya por los antiguos ( P l m , Qu. Rom, 78; Iestus, 17. s.v. tinistrac 1 8 Por eso el sol es el ojo derecho de I l o r u s y la luna su ojo izquierdo.
aves), fue definitivamente probada fx>r Valeton, op cit . pp 287 y ss. Las \x> mismo ocurre en Polinesia. Cfr. G i l í , p. 153 E n las representaciones cris-
mismas ambivalencias se presentan entre los Ai abes; cfr. Wcll-l lausen, p. 202, tianas de la c r u c i f i x i ó n , el sol luce sobre la región situada a la derecha de la
y D o u t t é , Mágie et religión dans l Afru/ue du Nord , p. 359. cniz, donde triunfa la iglesia nueva, mientras que la luna ilumina el lado del
1 6 Los torneros derviches mantienen la mano derecha levantada, con la mal l a d r ó n y de la sinagoga c a í d a , ver Male, L'art religieux du XIII siécle en
palma hacia arriba, para recoger las bendiciones celestes, mientras que la iz- France, pp. 224 y ss., y 229.
quierda, dirigida hacia la tierra, las transmite al mundo inferior; Simpson, 1 he 1 9 Ver Simpson, op. cit., v cfr. supra, p. 36.
Buddhitt praymgwhcel, p. 138. Cfr. supra. p. 36. 2 0 Best, en /. P. S., t. V I I , p. 123, y t. I X , p. 25; Tregear. p. 506.
( (

122 L a preeminencia J e la mano derecha Capítulo I V


golpes, la derecha quien actúa, la izquierda quien padece . Encon- 21 LAS FUNCIONES DE LAS DOS MANOS
tramos aquí íntimamente combinados el privilegio del sexo fuerte y
el del lado fuerte. Obviamente Dios tomó, para formar a Eva, una
de las costillas izquierdas de Adán, pues una misma esencia carac-
teriza a la mujer y a la mitad izquierda del cuerpo. Se trata de las
dos partes, de un ser débil y sin defensa, un poco turbio e inquie-
tante, destinado, por su naturaleza, a un papel pasivo y receptivo, a
una condición subordinada .
Así, la oposición de la derecha y la izquierda tiene el mismo
sentido y alcance que esa serie de contrastes, diversos pero reduc-
tibles, que presenta el universo. Potencia sagrada, fuente de vida,
verdad, belleza, vittud, sol naciente, sexo macho, y puedo añadir,
lado derecho. Todos estos términos, a! igual que sus contrarios, son
intercambiables, y designan, bajo aspectos múltiples, la misma cate-
goría de cosas, una naturaleza común y una misma orientación hacia
uno de los dos polos del mundo místico . ¿Acaso es creíble que
21

una ligera diferencia de grado en la fuerza física de las dos manos


baste para dar cuenta de una^ heterogeneidad tan contrastada y pro-
funda?
Los diversos caracteres de la derecha y la izquierda determinan
la diferencia de rango y función que existe entre ambas manos.
Sabemos que muchos pueblos primitivos, en particular los Indios
de América del Norte, son capaces de conversar entre ellos sin pro-
ferir una sola palabra, con ayuda de movimientos de la cabeza y los
brazos. En ese lenguaje las dos manos son activas, cada una según
su naturaleza. La mano derecha designa «el y o » , la izquierda «el no-
yó», «los otros» '. Para evocar la idea de lo «alto», la mano derecha
se coloca encima de la izquierda, que se mantiene horizontal c in-
móvil, mientras que la idea de lo «bajo» se expresa situando a «la
mano inferior» por debajo de la derecha . La mano derecha alzada
2

significa bravura, potencia, virilidad; por el contrario, la misma mano


llevada hacia el lado izquierdo por debajo de la mano izquierda evo-
ca, según los casos, las ideas de muerte, destrucción, enterramiento . 3

F y l m a n n , Die Eingeborenen
2 1 der Kolonie Süd Australiens, B e r l í n , 1909,
Estos significativos ejemplos bastan para mostrar que el contraste
p. 376. ( D e b o el conocimiento de este hecho a la amabilidad de M . Mauss.) entre la derecha y la izquierda, y la posición relativa de ambas manos
U n higienista c o n t e m p o r á n e o formula ingenuamente la misma representa-
2 2 tienen una importancia fundamental en la constitución del «lenguaje
ción, ver Liersch, Die linke liattd, B e r l í n , 1893, p. 46. por gestos».
L a tabla de contrarios que, según los P i t a g ó r i c o s , son equivalentes entre
2 3

sí y constituyen el universo, comprende lo acabado y lo inacabado, lo impar y


lo par, la derecha y la izquierda, el macho y la hemb a, lo estable y lo m ó v i l , lo
recto (£p&v) y lo curvo, la luz y las tinieblas, el bien y el mal, lo alto y lo 1 W i l s o n , pp. 18-19.
bajo; ver A r i s t ó t e l e s , Métaph , I , 5, y cfr. Zellcr, Die Pbilosopbie der Grie- 2 Mallcry, « S i g n language among the North-Amcrican I n d i a n s » , en Ann.
chen, , I , pp. 321 y ss. L a concordancia con la tabla que acabamos de esta-
4
Reporís of the Burean oj hthnology, I , p. 364.
blecer es perfecta. L o s pitagóricos simplemente definieron y dieron forma a 3 Mallcry, pp. 414 y 416 y ss., y 420 y ss. Cfr. Quintiliano, X I , 3, 113 y ss.,
representaciones populares muy antiguas. en Sittl, p. 358 (sobre el gesto que expresa la a b o m i n a c i ó n ) .
( (

124 L a preeminencia ele la m a r o derecha Las funciones de las dos manos 125

Mas para la expresión de las ideas, las manos sólo son accesorias, que prevalece, pues todo lo demoníaco le afecta directamente . E n 9

pues son, ante todo, instrumentos con los que el liotnbre actúa sobre la ceremonia Maorí descrita e s la mano izquierda la que erige, y
los seres y las cosas que le rodean. Es, por lanío, en los diversos después derriba, la vara de la m u e r t e "°. Si hay que calmar a las
ámbitos de la actividad humana donde habrá que ver a las manos almas de los muertos, o a los demonios ávidos, con la ofrenda de
en acción. un presente, la mano izquierda será la indicada para ese contacto si-
A través del culto el hombre busca, ante lodo, comunicarse con niestro . Por la puerta izquierda se expulsa a los pecadores de la
las energías sagradas, a fin de alimentarlas, adecentarlas y derivar Iglesia . Y es dando la izquierda como, en los ritos funerarios y en
l2

hacia él los beneficios de su acción. Para esas relaciones saludables los exorcismos, se cumple el ceremonial «al revés» . , 3

sólo está verdaderamente cualificado el lado derecho, pues participa ¿Y acaso no sería justo utilizar en ocasiones los poderes destruc-
de la naturaleza de las cosas y ios seres sobre los que deben actuar tores del lado izquierdo contra los espíritus malignos, que general-
los ritos: los dioses están a nuestra derecha, por eso nos dirigimos mente se sirven de ellos corrió instrumentos?
a la derecha para rezar ; el pie derecho es el que se ha de utilizar
4
Al margen de la liturgia regular, abundan las prácticas mágicas,
para entrar en el lugar santo ; es la mano derecha la que presenta
5
en las que la mano izquierda tiene su tarea, pues destaca e n la neu-
a los dioses la ofrenda sagrada , y ella también la que recoge las
6
tralización y anulación de las malas suertes , aunque sobre todo sir- M

gracias del cielo y las transmite en la bendición . Para ayudar al buen


1
va para propagar la muerte . «Cuando bebemos con un natural (de
n

efecto de una ceremonia, para bendecir o consagrar, los Hindúes y la costa de Guinea), debemos siempre vigilar su mano izquierda, pues
los Celtas dan ti es veces la vuelta a una persona o un objeto, de el simple contacto del pulgar con la bebida bastaría para volverla
izquierda a derecha, como hace el sol. presentando la derecha. Así mortal.» Cada indígena, dicen, tiene escondida bajo la uña de dicho
derraman sobre el ser encerrado en el círculo sagrado la virtud santa pulgar una sustancia tóxica que tendría casi la «fulminante sutilidad
y bienhechora que emana del lado derecho. 1*1 movimiento y la acti- del ácido prúsico» . Ese veneno, obviamente imaginario, simboliza
,6

tud contrarios serían, en circunstancias similares, sacrilegos y fu- a la perfección los poderes mortales que residen en la mano izquierda.
nestos .
Como vemos, no se trata de fuerza o debilidad, destreza o tor-
8

Pero el culto no consiste solamente en la adoración confiada de peza, sino de funciones diversas e incompatibles, vinculadas a natura-
los dioses amigos. 1.1 hombre quiere olvidar las potencias siniestras lezas contrarias. Aunque en el mundo de los dioses y los vivos la
que pululan a su izquierda, aunque no pueda lograrlo, pues ellas mano izquierda esté avergonzada y humillada, lo cierto es que posee
saben imponer su mención con golpes mortales, amenazas que hay un ámbito propio, del que está excluida la derecha y donde domina.
que eludir o exigen»: ias que han de ser satislechas. Toda una pane Es éste u n ámbito tenebroso e infame; su potencia tiene siempre
del culto, y no la menos importante, tiende a contener y apaciguar a
los seres sobrenaturales malvados o irritados, a desterrar y a destruir V e r P l a t ó n , Leyes, 4, 717, e n : T O Ú ; x^ovioic, Oeoü; . . . ápicrxzpá. v é i i u v
9

las influencias perjudiciales, y en este ámbito es el lado izquierdo el ¿pOóxaTfx TOÜ -cfjc, zvotfeíac, a x e m o v TUYXAVOI; cf. Sittl, pp. 188 y ss.
G u d g e o n , en ). P. S., t. X I V , p
1 0 125.
K r u i j t , Het ammtsme in den Indiscben Arcbipel, pp. 259 y 380, n. 1.
1 1

Marlene, De anttquis Ecclesiae ritibus, I I , p. 82; cfr. Middoth, en Simp-


Ver Schrader, s.v. Cruss. Cfr. E l Bokhari, Les tiadittons islamiques, tr.
1 2
4

ton, pp. 142 y ss.


I l o u d a s y M a r c á i s , I , p. 153.
V e r Simpson y Caland, loe. cit., y Jamieson, Etymological
1 3 Dictionary of
5 VA Bokhari, I , p 157. A la inversa, se entra con el pie izquierdo en los
the Scottish language, 2, s.v. widdersinnis. L a s brujas presentan la izquierda al
lugares encantados por los djitins ( L a ñ e , Modera Egyplians, p. 308).
diablo para rendirle homenaje.
6 Cuando la mano izquierda interviene, no hace más que seguir c imitar a
'< Best, en J . P. S., t. X I I I , pp. 76 y ss., 236, t. X I V , p. 3; I d . , en Tr.
la mano derecha: ver W h i t c , Ancient history of the Maoris, 1, p. 197. Y aun N.-Z. I . , t. X X X I V , p. 98; G o l d i e . en Tr. N . - Z . /., t. X X X V I I , pp. 75 y ss.
así es vista con malos ojos; cfr. Sitt!, p. 51, n. 2, y pp. 88 y ss., y Simpson, V e r Kausika sútra 47, 4, en C a l a n d , « A h i n d i s c h e s Z a u b e r r i t u a l » , en Verh.
1 5

p. 291. d. Kon. Ak. v. Wetens, afd. Letterk., N . R., I I I , 2; cfr. ibtdem, p. 184. L a
7 Ver G é n e s i s , 48, 13 y ss. sangre e x t r a í d a del lade izquierdo del cuerpo provoca la muerte: cfr. Best, en
8 Sobre el praJafalina y el dcasil, ver Simpson. pp. 75 y ss., 90 y ss. y Tr. N . - Z . I . , t. X X X , p. 41. Por el contrario la sangre del lado derecho hace
:

183 y ss., y sobre todo la m o n o g r a f í a de C a l a n d , « L c n Indogermaansch Lus- vivir, regenera (las llagas de Cristo crucificado e s t á n siempre en su lado de-
tratie G e b r u i k » , en Vi-rsl. en MedcdeA d Kon Akad, v. Wctcmcb., AfJ. recho).
I.ctterk., I V , 2. Fncon tramos restos de esta o b s e r v a c i ó n en todo el á m b i t o indo 1 6 Lartigue, « R a p p o r t sur les comptoirs de G r a n d Bassam et d ' A s s i n i e » , en
europeo. Revue coloniale, t. V I I , 1851, p. 365.
< (

126 L a preeminencia de la mano derecha Las funciones de las dos manos 127

algo de oculto e ¡legítimo, inspira terror y repulsión. Sus movimien- tardos. La mano izquierda es la mano del perjuro, de la traición y
tos son sospechosos hasta el punto de hacernos desear que perma del fraude . A l igual que el formalismo jurídico, las reglas de la
21

nezca tranquila y discreta, escondida, a ser posible, entre los pliegues etiqueta proceden directamente del culto, los gestos con los que ado-
del vestido. De esa manera, su influencia corruptora no se expandirá ramos a los dioses sirven para expresar sentimientos de respeto y
al exterior. De la misma forma que las personas de luto, envueltas por afectuosa estima que sentimos los unos por los otros . Ofrecemos en 22

la muerte, deben cubrirse con un velo, descuidar su cuerpo y dejar el saludo y la amistad lo mejor que tenemos: nuestra derecha . El 23

crecer los cabellos y las uñas, asimismo estaría fuera de lugar cuidar rey lleva en el lado derecho los emblemas de su soberanía, y coloca
demasiado la mano nociva, cortándole las uñas o lavándola tanto a su derecha a los que él juzga más dignos de recoger, sin mancillar,
como a la otra . Por eso la creencia en la profunda disparidad dé-
,7 los preciosos efluvios de su flanco derecho. Debido a que la derecha
las dos manos llega, en ocasiones, a producir una asimetría corporal, y la izquierda tienen realmente un valor y una dignidad diferentes,
aparente y visible. Incluso si su aspecto no la traiciona, la mano del es muy importante la atribución de la una o la otra a nuestros hués-
maleficio es siempre la mano maldita. Una mano izquierda demasiado pedes, según el grado que ocupen en la jerarquía social . Todos es- 24

bien dotada y demasiado ágil es signo de una naturaleza contraria al tos usos, que parecen hoy en día puras convenciones, se esclarecen y
orden, de una disposición perversa y demoníaca. Todo zurdo es un toman sentido si son referidos a las creencias que les dieron naci-
brujo posible, del cual se desconfía, con razón '". Por el contrario, la miento.
preponderancia exclusiva de la derecha, la repugnancia a pedir algo Descendamos más aún en lo profano. En muchos pueblos primi-
a la izquierda, son la señal de un alma extraordinariamente inclinada tivos, las gentes, mientras permanecen en estado de impureza, du-
hacia lo divino, cerrada a todo lo que es profano o impuro, tal como rante el duelo, por ejemplo, no pueden servirse de sus manos, en
esos santos cristianos que, desde la cuna, llevaban la piedad al punto concreto para comer, sino que han de ser alimentados como las aves
de rechazar el seno izquierdo de su madre . l í e ahí por que la19
o tomar los alimentos con la boca, como los perros, pues si los toca-
selección social favorece a los «diestros» y la educación se empeña ran con sus manos manchadas tragarían su propia muerte . En ese 25

en paralizar la mano izquierda, mientras desarrolla la derecha. caso, una especie de enfermedad mística alcanza a la vez a las dos
La vida en sociedad entraña una multitud de prácticas que, sin manos y las paraliza por un tiempo. Es una prohibición del mismo
formar parte integral de la religión, están vinculadas a ella estrecha- orden que la que pesa sobre la mano izquierda; pero, como atañe a
mente. Si la unión de las manos derechas hace el matrimonio, si la la esencia misma de esa mano, la parálisis es permanente. Por ello es
mano derecha presta juramento, contrata, toma posesión, presta asis- muy frecuente que sólo la mano derecha intervenga activamente du-
tencia, es que en el lado derecho del hombre residen sus poderes, la rante la comida. En las tribus del bajo Níger está prohibido a las
autoridad que da peso y valor a sus gestos, la fuerza con la que ejerce mujeres servirse de la mano izquierda incluso cuando cocinan, bajo
su dominio sobre las cosas . ¿Cómo podría la mano izquierda cum-
20
pena evidentemente de ser acusadas de tentativa de envenenamiento
plir actos válidos y seguros estando desprovista de prestigio y de y maleficio . Por el contrario, al igual que los parias, sobre los que

poder espiritual, puesto que no tiene fuerza más que para la destruc- se descargan todas las tareas impuras, la mano izquierda tiene que
ción y el mal? El matrimonio concluido con la mano izquierda es ocuparse ella sola de las necesidades inmundas . Aunque nos encon- 21

una unión clandestina e irregular, de donde no saldrán más que bas-


E n persa, « d a r la i z q u i e r d a » quiere decir « t r a i c i o n a r » (Pictet, I I I , p. 227).
2 1

Lartigue, loe. cit.; Burckhardt, p. 186; von Meyer, pp. 26 y 28.


1 7 Cfr. Planto, Persa, I I , 2, 44: furtiíica lacva.
'* Por eso se representan como zurdos los seres reales o imaginarios a los V e r Schrader, s.v. Gruss, y C a l a n d , Een ... l.ustrat'ieg'cbruik, pp. 314-315.
2 2

que se cree dotados de poderes mágicos temibles: así, el oso entre los Kamtcha- Cfr. Sittl, pp. 27 y ss., 31, 310 y ss. (Sc^tucrOat, dextrae).
2 3

dales y los E s k i m a l c s ; ver E r m a n , en Verhandl. d. Berlín. Gesells. f. Anlhr., Sobre la importancia de la derecha y de la izquierda, en la iconografía
2 4

1873, p. 36, y J . Rae, en W i l s o n , p. 60. cristiana, ver Didron, Histoire de Dieu, p. 186, y Male, pp. 19 y ss.
Usener, Góttemamen,
1 9 pp. 190-191. Los P i t a g ó r i c o s , cuando cruzaban las Cfr. (para los M a o r í e s ) Best, en Tr. N.-Z. I., t. X X X V I I I , pp. 199
2 5

piernas, tenían cuidado de no poner jamás la izquierda encima de la derecha; y 221.


Plutarco, De vit. pud., 8. Cfr. E l Bokhari, I , pp. 75 y ss. Leonard, The lower Niger and its Tribes,
2 6 p. 310 U n a mujer tampoco
2 0Sobre la manus romana, cfr. Daremberg y Saglio, s.v. manus, y Sittl, debe tocar el rostro de su marido con la mano izquierda.
pp. 129 y ss., y 135 y ss. L o s Romanos dedicaban la derecha a la Buena F e ; Sobre el empleo exclusivo de la mano izquierda para la purificación de
2 7

en á r a b e el juramento lleva el nombre de jam'tn, la derecha (Wcllhausen, p. 186). las aperturas del cuerpo situadas « e n c i m a del o m b l i g o » , ver Lartigue, loe. cit.;
(

128 L a preeminencia tic la mano dci celia


Las funciones de las dos manos 129

r r e m o s l e j o s d e l s a n t u a r i o , el i m p e r i o d e las r e p r e s e n t a c i o n e s religio-
no deja de ser cierto que las funciones guerreras de las dos manos
sas es t a n p o d e r o s o q u e se h a c e s e n t i r e n e l c o m e d o r , e n la c o c i n a e
han podido, a veces, contribuir de rebote a determinar su carácter
i n c l u s o en esos lugares frecuentados por los d e m o n i o s , q u e nadie se
y sus relaciones. Imaginemos un pueblo agricultor que prefiere los
atreve a nombrar.
trabajos pacíficos al pillaje y la conquista, y que no recurra a las
Sin embargo, partee haber una clase de actividad que escapa a
armas más que para defenderse. La «mano del escudo» subirá tanto
las i n f l u e n c i a s m í s t i c a s . M e refiero a las a r t e s y a la i n d u s t r i a , d o n d e
en la estima colectiva como la «mano de la lanza» pierda de su
los diferentes papeles de la d e r e c h a y de la i z q u i e r d a s e deberían
prestigio. Esc es, notablemente, ei caso de los Zuñis que personi
enteramente a cansas físicas y utilitarias. 1 al c o n c e p c i ó n d e s c o n o c e e l
fican los lados izquierdos y derecho del cuerpo en dos dioses her-
carácter de las t é c n i c a s antiguas, i m p r e g n a d a s de religiosidad y do-
manos. El primero, el mayor, es reflexivo, sabio y de buen consejo;
m i n a d a s por el misterio. ¡ Q u e hay de m á s sagrado, por e j e m p l o , p a i a
el segundo es impetuoso, impulsivo, hecho para la acción . Por muy 32
l o s p r i m i t i v o s , q u e la g u e r r a o la c a z a ! Esta i m p l i c a la p o s e s i ó n de
interesante que sea este desarrollo secundario que modifica sensible-
p o d e r e s e s p e c i a l e s y u n e s t a d o de s a n t i d a d , d i l í c i l d e a d q u i r i r , y a ú n
mente la fisonomía de los dos lados, no debe hacernos olvidar la
m á s costoso de preservar. E l a r m a m i s m a es c o s a s a g r a d a , d o t a d a de
significación, religiosa en principio, del contraste entre la derecha y
una p o t e n c i a q u e , p o r sí m i s m a , h a c e e f i c a c e s los g o l p e s a s e s t a d o s al
la izquierda.
enemigo. ¡ D e s g r a c i a d o el g u e r r e r o que p r o l a n a su lanza o su espada
y disipa su virtud! ¿Será posible confiar a la mano izquierda un
Lo que es cierto para el arte militar vale también para otras
depósito tan p r e c i o s o ? Sin duda constituiría un sacrilegio monstruo-
técnicas; así, un documento inestimable sobre los Maoríes nos da
so. Lo mismo s u c e d e r í a ^permitiendo a una mujer penetrar en el
cuenta del porqué de la preponderancia de la derecha en la industria
c a m p o d e b a t a l l a , es d e c i r , c o n d e n a r l e s a la d e r r o t a y a la m u e r t e , hs
humana. Se trata de la iniciación de una joven en el oticio del telar,
el lado derecho del hombre el que está consagrado al dios de la
grave asunto envuelto en misterio y lleno de peligros. La aprendiza
g u e r r a , es el «mana» del hombro d e i e c l i o el q u e conduce la l a n z a
está sentada en presencia del maestro, artesano y sacerdote, ante dos
h a c i a el o b j e t i v o f i j a d o , e s , p u e s , sóle» la m a n o d e r e c h a la q u e habrá
postes esculpidos, puestos en tierra, que fortnan un telar rudimenta
de llevar y manejar el a r m a 2 - . S i n e m b a í ) ' / » , la m a n o i z q u i e r d a n o se
rio. En el poste derecho residen las virtudes sagradas que constituyen
quedará paralizada, sino que a t e n d e r á a c i e r t a s n e c e s i d a d e s d e la v i d a
el arte del tejedor y proporcionan ayuda eíicaz en su trabajo, mien-
p r o f a n a q u e ni s i q u i e r a u n a c o n s a g r a c i ó n i n t e n s a ha p o d i d o interrum-
tras que el poste de la izquierda es profano y vacío de todo poder.
pir, y q u e la m a n o d e r e c h a , e s t r i c t a m e n t e d e s t i n a d a a la a c c i ó n gue-
Cuando el sacerdote recita sus encantamientos, la aprendiza muerde
rrera, debe ignorar 2 9 . D u r a n t e el c o m b a t e , a u n q u e n o p a r t i c i p e e n la
el poste derecho para absorber su esencia y consagrarse a su vocación.
acción, podrá parar los g o l p e s d e l adversario, s i e n d o la d e f e n s a tan
Quede bien entendido que sólo la mano derecha entra en contacto
a c o r d e c o n s u n a t u r a l e z a , q u e s e r á la m a n o d e l e s c u d o .
Con el poste sagrado, cuya profanación sería funesta para la iniciada,
y la misma mano conduce transversalmente de izquierda a derecha el
M u c h a s v e c e s se h a i n t e n t a d o v e r e n el d i f e r e n t e p a p e l d e las d o s hilo, también sagrado. En cuanto a la mano profana, sólo coopera
m a n o s e n el c o m b a t e ( q u e vendría dado por la e s t r u c t u r a d e l orga- humildemente y de lejos, a la obra augusta que se lleva a cabo . Sin 35

n i s m o o p o r u n a e s p e c i e d e i n s t i n t o ) e l o r i g e n d e las representaciones
s o b r e l a d e r e c h a y la i z q u i e r d a 3 0 . Esta hipótesis, refutada por argu- schichte der Kultur, pp. 352 y ss., que el escudo provenga del garrote de parar
mentos concluyentes , t o m a p o r c a u s a l o q u e es u n e f e c t o , aunque golpes, cuyo manejo s u p o n í a una gran destreza. M á s a ú n , no faltan pueblos
que ignoran el uso del escudo, como es el caso de los M a o r í e s (Pcrcy Smith, en
/. P. S., t. I , p. 43, y Tregear, p. 316), donde sin embargo, la distinción entre-
Roth, « N o t e s on the Jckris», en fourn. of the Anthrov lint., t. X X V I I f.
:

derecha e izquierda se encuentra especialmente pronunciada.


p 122; Spieth, Die Ewhc Stamme, I , p 2 ) 5 ; [acota, p. 21 (sobre los Mala-
yos); Lots de Manon, V , 1 32, 136; E l Bokhari. I , pp. 69 y 71; L a ñ e , p. 18/. 3 2V e r Cushing, po. cit., pp. 290-291, y «Zuñi f e i c h e s » , en Ann. Rep. of
Best, en / /' 5., t. X I , p. 25, y Tregear, pp. 332 y ss.
2 8
the Bur. of Ethn , I I , pp. 13 y ss. Cfr. un pasaje curioso del Mermes T r i m c
Tregear, loe. cit
2 9
gisto en S t o b é e , Ecl., I , p. 59, y Brinton. « L e f í h a n d c d n e s s in North American
Por ejemplo, Carlyle, citado por Wiison, p 15; también F . I I . Cushing,
3 0
aboriginal A r t , » , en American Anthropologisi, 1896, pp. 176-177 (sobre los
« M a n u a l c o n c e p i s » , en American Anthropolog.nl, t. V , 1892, p 290. Chinos).
Se e n c o n t r a r á una exposición de esto en Jackson, pp. 51 y 54. Pero se
3 1
3 3D e la misma forma que no puede ser tocado por la mano izquierda, el
le ha escapado el argumento mis serio. F.s muy probable, como lo han tiernos poste sagrado no debe ser sorprendido, mientras esté levantado, ni por la nexhe
trado Deniker, Races el pea pies de la ierre, pp. 316 y ss., y Schurtz, Urgí- ni por un e x t r a ñ o (profano). Ver Best, en Tr. N-Z. /., t. X X X I , pp. 627
y ss., 656 y ss., y Tregear (que le sigue), pp. 225 y ss.
( (

130 L a preeminencia de la mano derecha Capítulo V


duda, esa división del trabajo se relaja cuando se trata de industrias CONCLUSION
más groseras y profanas. Pero no es menos cicr'.o que, por regla ge-
neral, las técnicas consisten en poner er* movimiento, por una mani-
pulación delicada, fuerzas místicas y peligrosas. La mano sagrada y
eficiente puede, por sí sola, asumir una iniciativa arriesgada allí don-
de la mano nefasta, de intervenir activamente, no haría más que ago-
tar la fuente del éxito y viciar la obra iniciada \ 3

Así, de un extremo a otro de la humanidad, en todas partes una


ley inmutable regula las atribuciones de las dos manos: tanto en los
lugares sagrados, donde el fiel encuentra a su dios, como en los lu-
gares malditos, donde se anudan los pactos diabólicos; sobre el trono,
como sobre el estrado de los testigos; en el campo de batalla, como
en el apacible taller del tejedor. Así como lo profano no puede mez-
clarse con lo sagrado, la izquierda no debe invadir la derecha. Un
predominio de la actividad de la mano nociva sería ilegítimo o excep-
cional, pues no quedaría nada del hombre ni de la totalidad, si lo
profano pudiera prevalecer alguna vez sobre lo sagrado, y la muer te-
sobre ia vida. La supremacía, de la mano derecha es, a la vez, efecto
y condición necesarios del orden que rige y conserva la buena creación.
El análisis de los caracteres y de las funciones atribuidas a la
derecha y a la izquierda ha confirmado la tesis que la deducción nos
había hecho entrever. La diferenciación obligatoria de los lados del
cuerpo es un caso particular y una consecuencia del dualismo inhe-
rente al pensamiento primitivo. Pero las necesidades religiosas, que
hacen inevitable la preponderancia de una de las dos manos, no
determinan cuál será ia mano privilegiada. ¿De dónde viene que el
lado sagrado esté invariablemente a la derecha, y el lado profano a
la izquierda?
Según algunos autores, la diferenciación entre derecha e izquier-
da se explicaría enteramente por las leyes de la orientación religiosa
y del culto solar. La posición del hombre en el espacio no es ni indi-
ferente ni arbitraria. El fiel en sus oraciones y sus ceremonias mira
naturalmente hacia la región de Levante, fuente de toda vida. La
mayor parte de los edificios sagrados, en las diversas religiones, están
vueltos hacia el Este. Dada esta orientación, las propias partes del
cuerpo se reparten entre los puntos cardinales: el Oeste se encuentra
detrás, el Sur a la derecha y el Norte a la izquierda. Desde ahora
los caracteres de las regiones celestes se reflejan sobre el cuerpo hu-
mano. El pleno sol del mediodía ilumina nuestro lado derecho, mien-
L a cuerda que lleva el brahmán debe estar tejida al derecho, es decir, de
3 4
tras que la siniestra sombra del norte se proyecta sobre nuestra iz-
izquierda a derecha (cfr. m á s arriba, p. 129); trenzada al revés, estaría con-
sagrada a los Padres y no p o d r í a servir para un vivo; ver Simpson, p. 93.
quierda. El espectáculo de la naturaleza, el contraste del día y de las
( (

132 L a preeminencia tic la mano dctcclia Conclusión 133

tinieblas, del calor y del frío, habrían enseñado al hombre a reco-


Se ha visto a veces en el desarrollo exclusivo de la mano dere-
nocer y a oponer su derecha y su izquierda \
cha, un atributo característico del hombre y un signo de su preemi-
Percibimos en esta explicación la influencia de concepciones na- nencia moral, listo es cierto en un sentido. De hecho, durante mu-
turistas hoy día superadas. 1:1 mundo exterior, con sus luces y sus chos siglos la parálisis sistemática del brazo izquierdo ha expresado,
sombras, enriquece y precisa las nociones religiosas salidas del fondo como otras mutilaciones, la voluntad que animaba al hombre de
de la conciencia colectiva, pero no las crea. No obstante, estaría hacer prevalecer lo sagrado sobre lo profano, de sacrificar los deseos
bien formular la misma hipótesis en un lenguaje más justo, y restrin- y el interés del individuo a las exigencias de la convivencia colectiva
gir su alcance al punto que nos ocupa, aunque aún tropezáramos con y de espiritualizar su propio cuerpo inscribiendo en él las oposiciones
hechos contrarios de influencia decisiva . Un realidad natía permite
2
de valores y los contrastes violentos del mundo moral, ya que, por el
afirmar que las determinaciones que tienen por objeto el espacio sean hecho de ser un ser doble —homo dúplex— posee una derecha y
anteriores a las que tienen por materia el cuerpo del hombre. Unas una izquierda profundamente diferenciadas.
y otras tienen la misma procedencia: la oposición de lo sagrado y lo
profano. Ln consecuencia, a menudo ambas concuerdan y se justi- No es éste el lugar para buscar la causa y significación de esta
fican mutuamente, pero, con todo, siguen siendo independientes. Nns polaridad que domina la vida religiosa y se impone al organismo
resulta, pues, forzoso buscar en la estructura del organismo la línea mismo. Ahí queda una de las cuestiones más graves que han de ser
divisoria que dirige hacia el lado derecho el curso bienhechor de resueltas por la ciencia de la religión y la sociología en general, ya
las gracias sobrenaturales. que nosotros sólo podríamos abordarla sesgadamente. Quizá hayamos
aportado a esta investigación algunos elementos nuevos, pero en todo
Que no se vea una contradicción o una concesión en este recurso caso no carece de interés ver un problema particular reducido a otro
final a la anatomía. Una cosa es explicar la naturaleza y el origen de mucho más general.
una fuerza, y otra determinar e! punto donde ésta se aplica. Las lige-
Tal como ha sido señalado por los filósofos , la distinción de lo
5
ras ventajas fisiológicas que posee la mano derecha no son más que la
derecho y lo izquierdo es una de las piezas esenciales de nuestra ar-
proyección de una diferenciación cualitativa cuya causa yace más allá
madura intelectual. A partir de ahora será imposible explicar el sen-
del individuo, en la constitución de la conciencia colectiva. Una asi-
tido y la génesis de esta distinción sin tomar partido, al menos implí-
metría corporal casi insignificante basta para dirigir, en un sentido u
citamente, por una u otra de las doctrinas tradicionales sobre el ori-
otro, representaciones contrarias ya muy formadas. Después, gracias
gen del conocimiento.
a la plasticidad de! organismo, la coacción social añade e incorpora
1

a los dos miembros opuestos esas cualidades de fuerza y debilidad, ¡Qué disputas en otros tiempos entre los partidarios del innatis-
de destreza y torpeza, que en el adulto parecen desprenderse espontá- mo y los de la experiencia! ¡Qué hermoso choque de argumentos
neamente de la naturaleza . 4
dialécticos! La aplicación a los problemas humanos de un método
experimental y sociológico pone término a ese conflicto de aserciones
dogmáticas y contradictorias. Los innatistas tienen el pleito ganado.
V e r von Meyer, pp. 27 y ss., y Jacobs, pp. 33 y ss.
Las representaciones, intelectuales y mor?.lcs, de lo derecho y lo iz-
1

2 l . ° E l sistema de o r i e n t a c i ó n que postula esta teoría, aunque goce «le


una gran generalidad y sea probablemente primitivo, está lejos de ser univer- quierdo, son verdaderas categorías, anteriores a toda experiencia indi-
sal; cfr. Nisscn, Orien/ati.m ( B e r l í n , 1907). 2 ° Las regiones celestes no están vidual, puesto que están ligadas a la propia estructura del pensamiento
uniformemente cualificadas; por ejemplo, el norte es para los h i n d ú e s y los social. Pero los empiristas también tenían razón, pues no se trata
romanos la regio fausta que habitan los dioses, mientras que el sur pertenece
a los muertos. 3.° Si las representaciones solares jugaban el rol que se les
de instintos inmutables ni de datos metafísicos y absolutos, ya que
atribuye, la derecha y la izquierda d e b e r í a n estar invertidas en los pueblos que tales categorías no son trascendentales más que en relación con el
ocupan el hemisferio austral. S i n embargo, la derecha de los Australianos y individuo. Colocadas en su lugar de origen, que es la conciencia
de los M a o r í e s coincide con nuestra derecha.
Esta presión Í;C ejerce, no solamente en la educación propiamente dicha,
zurdos había sido más fuerte entre los primitivos que entre los civilizados. Pero
3

sino t a m b i é n en los juegos, las danzas y los trabajos, que tienen, entre l«>s
los testimonios sobre este punto son vagos y de escaso alcance; cfr. Colenso,
primitivos, un carácter intensamente colectivo y r í t m i c o ; cfr. Bücher, Arbt'it
en Tr. N.-Z. I., I , p. 343; W i l s o n , pp. 66 y ss., y sobre los hombres de la
und Rytbrnus.
E d a d de Piedra, Wilson, pp. 31 y ss., y Brinton, pp. 175 y ss.
P o d r í a ser incluso que la presión y la selección sociales hubieran molli-
E n particular, Hamelin, Es sai sur les élements principaux de la represen
4
5

ficado a la larga el tipo humano de haberse probado que la p r o p o r c i ó n de


tation, p. 76.
(

134 I.a preeminencia tic la mano dcrctha BIBLIOGRAFIA


colectiva, aparecen como hechos naturales, sometidos al devenir y
dependientes de condiciones complejas.
Si, tal como parece, las atribuciones diversas de las dos manos,
la destreza de la una y la torpeza de la otra, son, cu gran parle, obra
de la voluntad de los hombres, el sueño de una humanidad dolada
de dos «manos derechas» tío tiene nada de quimérico Pero del hecho
de que el ambidextrismo sea posible no se deduce que sea deseable.
Las causas sociales que han llevado a la diferenciación de las dos
manos podrían ser permanentes. Sin embargo, la evolución que se
produce ante nuestros ojos apenas justifica tal concepción. La ten-
dencia a nivelar los valores de las dos manos no es, en nuestra civili-
zación, un hecho aislado o anormal. Las antiguas representaciones
religiosas, que ponían entre las cosas y los seres distancias infian-
queables y que, en particular, fundaban la pi.pondciancia exclusiva
de la mano derecha, están hoy en plena regresión. Aun suponiendo
que haya para el hombre serias ventajas físicas y técnicas en per-
mitir a la mano izquierda alcanzar, al menos, su pleno desarrollo, la
estética y la moral no sufrirán por esta revolución. La distinción del
bien y del mal, que fue durante' largo tiempo solidaria de la antítesis
de lo derecho y lo izquierdo, no se desvanecerá de nuestras concien Slíil AS BIBLIOGRAFICAS UTILIZADAS
cias el día en que la segunda mano aporte un concurso más eficaz
AA American Anthropologist. Mcnasha.
a la obra humana y pueda suplir, en ocasiones, a la mano derecha. Si ARB(A)E Annual Report, Burean of (American) Ethnology. Washington.
durante siglos la presión de un ideal místico ha podido hacer del )(R)A1 Journal of the (Royal) Anihropological Institute. Londres.
hombre un ser unilateral y fisiológicamente mutilado, una colectividad JPS Journal of the Polynesian Society. Wellington.
liberada y previsora se esforzará en dar mayor relieve al valor de TITLV Tijdschrifl voor Indtsche Taal-, Land- en Volkenkunde. Ba
las energías que duermen en nuestro lado izquierdo y en nuestro tavia.
TNI Tijdschrifl voor Nederlandsch-Indié. Zalt-Bommel-Den Haag.
hemisferio derecho, y en asegurar, mediante una cultura conveniente, TPNZI Transattions and Proceedings of the New Zeeland Institute.
un desarrollo más armonioso del organismo. Wellington.

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