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ALAIN BASAIL RODRÍGUEZ

Religiosidad social en Cuba. Escenas de fin de siècle (XIX y XX)


Con el fin de situar en una perspectiva histórica las características de la
religiosidad vivenciada por los cubanos, se comparan “escenas profanas”
definidas a través de la cultura impresa y la cultura oral a finales de los
siglos XIX y XX respectivamente. Éstas son reconstruidas a partir de un
conjunto de evidencias excepcionales por sus dimensiones críticas. Las
primeras escenas están constituidas por artículos y caricaturas publicadas
por la prensa en la senectud del Ochocientos, mientras que las segundas,
por chistes o cuentos circulados oralmente entre los cubanos a raíz de la
visita de Su Santidad Juan Pablo II a la Isla (enero de 1998). Todas son
interpretadas en estrecha relación con los escenarios o mundanidad en
que se proponen: las relaciones sociales de evangelización, las luchas
por la hegemonía en la representación simbólica, los procesos de
secularización, los conflictos de valores, los cambios de mentalidad y el
reordenamiento de la vida social. Al final se da cuenta de prácticas e
imaginerías religiosas de matriz católica que alcanzan un carácter
“profanador” con su relativa autonomía de las formas confesionales y
que definen elementos comunes de la identidad colectiva de los cubanos.

PLANTEAMIENTO procesos históricos de formación


DE LA CUESTIÓN: de la cultura y sociedad cuba-
TRANSCULTURACIÓN Y nas. En la provinciana vida de
RELIGIOSIDAD CUBANA una villa del centro del país, San
ALAIN BASAIL Juan de los Remedios, de fines
Profesor Cuando Fernando Ortiz escribió del siglo XVII, se desató “la pe-
de sociología su Historia de una pelea cubana lea” simbólica contra la hueste
de la Facultad de
Historia contra los demonios fue a buscar diabólica compuesta por ocho-
y Filosofía la singularidad de la vida reli- cientos mil demonios, y se abrió
de la Universidad
de La Habana. giosa de los diferentes factores un campo de relaciones de fuer-
abasail@ffh.uh.cu humanos que confluyeron en los za y de sentido entre todos los
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actores convivientes: el párroco católico. Procesos que no fueron
y comisario José González de la de simple aculturación, es decir,
Cruz, Juana Márquez la Vieja de asimilación de los patrones
—la de la güira bajo la que esta- culturales dominantes, sino, co-
ba la boca del infierno de Cuba—, mo Ortiz demostró, de trans-
la negra esclava Leonarda, los culturación entre los disímiles
vecinos y, entre otros, los demo- materiales que portaban y encon-
nios. Tal ejemplar historización traban, en variadísimos fenóme-
del debate por la representación nos y complejísimas variaciones,
cultural de la realidad entre para propiciar la sedimentación
inquisidores y herejes, exorcistas de rasgos y elaboraciones propias
y posesos, develó los verdaderos que él mismo nombró, refirién-
móviles ideológicos y proyec- dose a la tragedia remediana,
tos particulares de los diferentes CUBANA.
actores sociales que estaban, so- Como resultado se impuso
bre todo, encantados por diver- una dispersión de lo luminoso,
sas ideas y prácticas religiosas y la religiosidad que más se
ancladas en las herencias de sus extendió fue resistente a la or-
lugares de origen: la cristiana todoxia dominante, de un con-
Europa, de religiones institui- tenido claramente transcultural
das, demonología y misticismos; y una ritualidad con un carác-
y la negra África, de creencias ter muy pragmático y carnal. En
y fuerzas extramundanas. general y con el paso de los años,
En la dramática confluencia el campo religioso cubano se fue
de esas matrices culturales se caracterizando por la tendencia
tejió la peculiar manera de a acentuar su complejidad, la
vivenciar lo religioso entre los heterogeneidad de expresiones,
cubanos y se reveló la fuerza real instituciones y grupos religiosa-
de tal urdimbre ideológica en el mente definidos, así como por
curso de la historia. Como la sus múltiples contradicciones
sociedad en general, lo religioso se ante las dificultades de los di-
conformó a partir de conflictivos ferentes sistemas religiosos para
y accidentados procesos sociales lograr su hegemonía en el mer-
en los que confluyeron distintos cado simbólico de bienes de
factores humanos que se deba- salvación.
tieron entre conservar sus creen- Estas realidades han sido
cias con mayor o menor fideli- descritas durante mucho tiem-
dad y descifrar los elementos po como “débil religiosidad”,
geográficos, políticos y sociales “crisis religiosa”, “irresponsabi-
en juego en unas situaciones de lidad religiosa”, “indiferentismo
dominación en las que lo espa- del cubano” o, en otros casos,
ñol era hegemónico y, en corres- como “paganismo”, “idolatría”,
pondencia con ello, también lo “supersticiones”, “cultos”, “sin-

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cretismo” y “religiosidad popular”. lidad, desde una perspectiva
Tales definiciones, situadas en un sociohistórica a partir de replan-
amplio campo semántico, tratan tear el diálogo orticiano entre
de resolver el desconcierto ante inquisidores y herejes, con el
el carácter insólito, desenfadado establecido entre, primero, cen-
y enigmático de la religión prac- sores y periodistas y, luego, polí-
ticada y deben ser problema- ticos y cuentistas. Así los exor-
tizadas por su débil mirada ana- cismos del siglo XVII se traducen
lítica y la carga valorativa que con el paso del tiempo en cen-
han llevado implícitas como vías suras y en condenas morales
explicativas. Encaminándonos en ante otras “escenas profanas”
este sentido, sería plausible plan- definidas a través de la cultura
tear —como tesis de una estra- impresa y la cultura oral en los
tegia de investigación continua- estertores de los siglos XIX y XX
dora de las preocupaciones respectivamente. Estos discursos
orticianas de captar la continui- públicos y ocultos1 son recons-
dad de los hechos como procesos truidos y comparados a partir
sociohistóricos de larga dura- de un conjunto de evidencias
ción— que las relaciones socia- excepcionales que tienen en co-
les de evangelización emprendi- mún ser expresiones de la crisis
das por los diferentes sistemas sociocultural, de las tendencias
religiosos tuvieron un alcance de desintegración social y de
social limitado por: a) las prácti- las críticas a las relaciones de do-
cas socioculturales y las experien- minación planteadas en la so-
cias singulares de actores inmersos ciedad cubana en ambas cir-
en una mundanidad de inten- cunstancias históricas. Las
sos contactos culturales y urgentes primeras escenas están consti-
soluciones de continuidad y sen- tuidas por artículos y caricatu-
tido vital, débilmente sujetas en ras publicadas por la prensa en
los sistemas dogmáticos oficiales, la senectud del Ochocientos,
a los que les confieren un papel pero sometidas a censura, vigi-
inestable y frágil en su vida reli- lancia y control por los repre-
giosa; y b) las enérgicas luchas por sentantes gubernamentales y
la hegemonía en la representa- eclesiásticos; mientras que las
ción simbólica de la realidad y por segundas, por chistes o cuentos
asentarse en posiciones dominan- compartidos y trasmitidos oral-
tes en la estructura social sin do- mente por los cubanos en espa-
minar la dinámica social. cios privados a raíz de la visita
Nuestra propuesta en este de Su Santidad Juan Pablo II a
ensayo consiste en analizar la la Isla (enero, 1998). Todas son
religiosidad cubana, su teatra- interpretadas en estrecha rela-
1
En el sentido de J. C. Scott: Los dominados y el arte de la resistencia,
ción con los escenarios o con-
Ediciones Era, México, 2000. textos modernizadores en que

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adquirieron significación: los nicación social y explicitan las
procesos de secularización, los contradictorias relaciones entre
conflictos de valores, los cam- lenguaje, cultura política e ideo-
bios de mentalidad y el reorde- logía. “[...] Por ello la contesta-
namiento de la vida social. ción política ha recurrido siem-
Caricaturas y chistes nos pre a la caricatura, deformación
adentran en la lógica del dis- de la imagen corporal destina-
curso que subvierte las jerar- da a romper el encanto y a ha-
quías y las formas de domina- cer ridículo uno de los princi-
ción de la vida pública, para pios del efecto de imposición de
hablarnos de solidaridades, autoridad.” 2 Mientras que el
complicidades y de lecturas al- chiste, “tour de force de la
ternativas de la realidad. Estas oralidad, es un fino barómetro
formas de disenso social mostra- que registra cambios en el cli-
ban la resistencia —que no es, ma psicológico de la sociedad
necesariamente, la oposición— (la civil y la otra), recoge mejor
en la vida real a las exigencias que muchas encuestas el latido
teatrales de determinadas situa- íntimo de la opinión pública,
ciones de dominación que pre- narra el pequeño relato de la
tendían perpetuar gobiernos, historia política nacional, crea
clases dominantes y corrientes héroes y antihéroes mitológicos,
de fe institucionalizadas en for- y exorciza los discursos de toda
ma de iglesias. El problema de índole”.3
la disidencia social, como expre- Con tales escenas culturales
sión de la conflictividad de los se insiste en concordar una ima-
vínculos sociales, es un proble- gen más controvertida y veraz de
ma de reconocimientos, intere- la identidad propia de los cuba-
ses y diferencias que se tornan nos como caribeños y de las for-
fallidos, desatendidos y negados mas de ser religiosamente. Con
por voluntad de un poder. Es ellas subrayamos la importancia
un problema de negación de de la comunicación —impresa y
alteridad. El disenso no sólo es oral— en la construcción social
elusión y resistencia, sino pro- de la realidad y la centralidad
ducción de una sabiduría y un de los medios —la prensa y la
imaginario social desafiante. palabra— como correlatos de la
La caricatura política y el vida social para expresar asocia-
chiste popular recrean constan- ciones y actitudes sociales que
temente los códigos de la comu- revelarán, en sentido general,
elementos de algo más general y
2
P.Bourdieu: “Notas sobre la percepción social del cuerpo”, en F. Álvarez- original sobre lo que versa nues-
Uría y J. Varela (eds.): Materiales de sociología crítica, Editorial
La Piqueta, Madrid, 1986, p. 188. tro discurso exploratorio, la di-
3
R. Hernández: “Sobre el discurso”, La Gaceta de Cuba, UNEAC,
mensión religiosa de la cultura
La Habana, enero-febrero, 1999, p. 43. común de los cubanos.

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I. ESCENAS DE FINES pérdida de preeminencia ideo-
DEL SIGLO XIX lógica en comparación con la
ciencia positiva y las ideologías
Siendo aún Cuba de los restos
políticas. Vio deteriorarse su
del otrora imperio ultramarino
autoridad y poder tradicionales
de España, la modernidad se
con la pugna entre institucio-
asentaba en las formas de go-
nalistas y católicos por el con-
bierno, la racionalización legal,
trol de la enseñanza pública y el
la vida política partidista, la
distanciamiento entre la Iglesia
fuerte dinámica mercantil, la
y el Estado. Sobre todo, porque,
creciente tendencia al asocia-
aun cuando continuó siendo
sionismo y la secularización de
religión oficial y de su dominio
las instituciones y las costum-
casi exclusivo la vida pública,4
bres. La secularización de la so-
tuvo que convivir con otras
ciedad se fue propiciando en la
expresiones religiosas toleradas
misma medida en que se desa-
constitucionalmente que le po-
rrollaba una racionalización de
dían disputar el mercado de los
la vida social, de sus realidades
fieles —espiritismo,5 protestan-
científica y técnica.
tismo e imaginario socio-religio-
La Iglesia Católica experi-
so—,6 y aceptar el fortalecimien-
mentó una sensible y progresiva
to de las libertades civiles, como
4
el matrimonio y el surgimiento
La ley de Reuniones Públicas del 15 de junio de 1880 subrayó el artículo
13 de la Constitución, que autorizaba sólo a los religiosos y creyentes del registro civil en 1889.7 Este
católicos la organización de manifestaciones o procesiones y establecía el
encarcelamiento o enjuiciamiento penal de otros promotores. devenir de lo civil, junto a la
5
En marzo de 1875 fue autorizada la publicación de La Luz de Ultra Tumba
secularización educativa, forta-
dedicada al estudio y explicación de la llamada filosofía espiritista y la leció la profesión de una vida
defensa razonada de los ataques de los que era víctima. Archivo Nacional
de Cuba (ANC): Fondo Gobierno General, leg. 170, no. 8 772. social cada vez más pública,
6
La asunción del catolicismo en Cuba fue siempre muy particular y, en
que esbozaba un peculiar orden
general, superficial. El fracaso de las relaciones de evangelización moderno en oposición y convi-
vía con el orden colonial que
propuestas llevó a que la proyección del catolicismo fuese más social que
mística, lo que influyó, sin lugar a dudas, en la manera en que fueron
percibidos los sacerdotes y en la “teatralidad religiosa” de la población.
todavía adjuraba fidelidad a
7
El problema religioso quedó planteado en el artículo 11 de la Constitución. España.
Éste fue el más debatido de todos por la presión vaticana y de la Iglesia
española. Una ambigüedad definida por el reconocimiento de la religión En esa transición de la socie-
católica como oficial del Estado y, al mismo tiempo, el establecimiento de
la tolerancia de las minorías religiosas, aunque quedaban limitadas al culto dad esclavista a la sociedad mer-
privado. De este modo, España resolvía conflictos internos por la
presencia de comunidades protestantes y conflictos internacionales por
cantil, la modernización en la
las presiones que recibió especialmente de Inglaterra durante el reinado de esfera cultural pasó a ser liderada
Isabel II. Desde el Vaticano y tras el Concilio I (1870), el papa León XIII,
sumo pontífice (1878-1903), desarrolló una política diplomática de por los impresos y, en particular,
colaboración de los católicos con el mundo oficial para favorecer
la integración de la Iglesia a la sociedad, salvaguardando, en particular, el
por los periódicos.8 El Estado co-
control de la enseñanza y de la familia, y manifestándose activamente lonial practicó y perfeccionó di-
en las publicaciones —populares y universales— y la asistencia social o
benéfica, sobre todo después de la encíclica Rerum Novarum de 1891. versos mecanismos de control de
8
En particular nos situamos en los años comprendidos entre 1878 y 1895, la prensa entre los que sobresa-
es decir, en el periodo definido por el fin y el comienzo de las dos guerras
independentistas cubanas: la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y la
lieron los permisos de impresión,
Guerra del 95 (1895-1898). la censura previa y los procesos

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judiciales.9 El Gobierno Gene- insultante para los P.P. Jesui-
ral de la Isla censuraba y se in- tas y en el que también in-
formaba del ritmo de los acon- sulta a las mujeres españo-
tecimientos con las noticias que las. Inmediatamente mandé
publicaban los diarios. Confirma- a buscar el libro, y con pre-
ba e interrogaba sobre lo leído a sencia del periódico, com-
los Gobiernos Civiles de todo el prendí que la intención era
país a través de oficios telegrá- solo maltratar como lo hace
ficos. Tal fue el caso de las du- este periódico con frecuen-
das creadas por el periódico El cia, a los jesuitas, y decir él,
Fénix de Sancti Spíritus en mayo atribuyéndolo a éstos, lo que
de 1885 en torno a si los jesuitas no pensaron ni remotamen-
habían circulado folletos que in- te al escribir su libro.10
sultaban a las mujeres españo- El tema religioso era, por lo
las. El Gobernador Civil de San- general, un tabú, como se de-
ta Clara respondió por telegrama muestra con las acusaciones y
y, además, envió un oficio reser- procesos emprendidos contra
vado que ampliaba la informa- periodistas o directores de los
ción sobre los libritos y máximas diferentes medios que de algún
religiosas que los jesuitas habían modo cuestionaban la hegemo-
repartido en la iglesia, entre los nía católica como religión del
cuales se destacaba uno, titula- Estado. Numerosos medios pe-
do Guía particular del viajero por riodísticos liberales levantaron
todos los países conocidos y desco- el arma de la ironía y la crítica
nocidos. Los distintos epígrafes de contra el integrismo católico.
esta guía se acompañaban de al- Así, por ejemplo, en octubre de
gunas máximas morales, consejos 1881 la Revista Económica publi-
cristianos y advertencias religio- có un artículo titulado “Maso-
sas como “Las españolas pintadas nes y jesuitas”, que fue juzgado
por sí mismas” y “Perfumería”. Pero por “atacar la moral y la religión
el Gobernador advertía: oficial”. Éste fue reproducido por
[...] de su contesto, que nada El Telégrafo de Trinidad, y am-
tiene de insultante, y menos bos fueron absueltos. Al mes
de inmoral, casó partido el siguiente y por las mismas razo-
periódico El Fénix, tergiver- nes La América Latina era san-
sando la idea por los cabe- cionada con veinte números de
llos, para tomar pretexto y suspensión por “Lo que fue, lo
poner un suelto altamente que es y lo que será”. Aludien-
do el mismo motivo, fue suspen-
9
A. Basail: Estilo de época y cultura impresa. Prensa, procesos culturales dido durante cuarenta semanas
y cambios sociales en Cuba (1878-1895), tesis doctoral, Universidad de La
Habana, 2002. El Sufragio el 18 de agosto de
10
ANC: Fondo Gobierno General, leg. 197, no. 1 173, “Documento
1885 por publicar el artículo
relacionado con la denuncia del periódico El Fénix”. “Protestantes y católicos”.

10
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El Combate publicó en junio
de 1883 unos párrafos, titulados
“Anda suelto” y “Vivan las vír-
genes”, por los que fue procesa-
do. Las conclusiones fiscales
dejaban claro que se ridiculiza-
ba a la religión y sus ministros
cometiendo un delito de im-
prenta previsto en el artículo 16
de la ley con afirmaciones como:
“ […] los curas son aficionados
a las vírgenes.”11
El 12 de diciembre de 1885,
El Tribuno ridiculizaba en el
suelto “Magnífico rasgo” a un
ministro de la religión del Esta-
do, de Sagua la Grande. La no-
ticia que ponía al día a La Ha-
bana, decía:
El emplazamiento de la reli- El Sr. Longa, jefe de la Casa
gión oficial a través del cues- More, Ajuria y Cía., de Sagua,
tionamiento del clero, alcanzó ha repartido entre los pobres
unas dimensiones críticas sin la cantidad que tenía desti-
precedentes como, por una par- nada para las honras fúnebres
te, símbolo del atraso cultural, de D. Ramón y D. Manuel de
del control ideológico y de la Ajuria.
corrupción de las clases privi- Y esto lo ha hecho el Sr.
legiadas del Estado y, por otra, Longa, porque el señor cura
expresión de un imaginario re- interino de la parroquia exi-
ligioso caracterizado por su gió, a última hora, por las
anticlericalismo y construido honras, mayor suma de la que
entre los límites de lo sagrado había pedido dos días antes.
y lo profano. Veamos algunos A esto se exponen los cuer-
ejemplos que ilustran estos de- vos que quieren a toda prisa
bates entre paganos y creyen- hacerse ricos.
tes, traduciéndolos en nuestro De seguro que ya le habrá
caso a periodistas y fiscales o caído al Sr. Longa la exco-
jueces. munión del sa- cerdo de
Sagua.
11
El tribunal aplicó el artículo 22 que establecía una suspensión entre ¡Choque usted, ciudadano!12
En la vista celebrada antes
veinte y sesenta días, fijando definitivamente cuarenta. Ibíd., leg. 368,
no. 17 628.
12
El subrayado es nuestro. Ibíd., leg. 454, no. 22 217, “Denuncia no. 177
de Nochebuena, el fiscal califi-
contra el no. 34 de El Tribuno”. có de ofensivas las alusiones

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tomadas del traje —“cuervo”— Ladrón, traidor y cobarde...
y la denominación del ministro Ese es un cura... redondo.14
—“sa-cerdo”— por atacarlo y ri-
diculizarlo. Estos delitos estaban También en diciembre de
previstos en el caso primero del 1887 El Federal, que se autode-
artículo 16 de la ley de Impren- nominaba “Semanario Libre
ta, por lo que fue suspendido. Pensador Anti-clerical”, arre-
Los comentarios reiterados metió con unas duras críticas
contra la hegemonía católica en al estado de corrupción que
nombre de otras expresiones reli- reinaba en las instituciones ca-
giosas y contra la corrupción del tólicas de la Isla, el encareci-
clero, llevaron al propio Obispo miento del cobro de los recibos
de la Habana a ejercer presiones de entierro y la predicación
para que las sanciones contra los contra el matrimonio civil. Los
periódicos El Precursor y La Buena artículos “Nuestro secuestro”,
Nueva por agravios a la Iglesia fue- “Sr. Obispo” y “El matrimonio
ran más severas en 1886, pero el ante las religiones y los pueblos”
Gobernador General le respondió fueron denunciados por atacar
que no procedía la intromisión.13 a la religión católica, y se soli-
Los periódicos denunciaban la citó una pena para Francisco
censura eclesiástica, acentuada Fernández D’Viena de arresto
desde la llegada reciente del mayor, porque la libertad de
nuevo obispo de la Habana, culto, según el fiscal, “no se
Santander. Las contradicciones concibe sin la libertad de sus
eran ecos del proceso seculari- ministros, de sus templos, de
zador que aumentaba las distan- sus dogmas, de sus ceremonias,
cias entre la institución estatal y de la religión positiva, en fin, de
la religiosa. Unos “Cantares”, ta- la religión del Estado, que es
chados en rojo por la censura al su síntesis”. El abogado de la
periódico El Pueblo del 10 de di- defensa alegaba por su parte:
ciembre de 1887, decían: Que el estado tenga por Re-
ligión la católica, no signi-
El Obispo de la Habana fica que á su sombra pueda
Lleno está de admiración, hacerse inviolable el sacer-
Al ver la cáfila inmensa docio porque a todos nos ha
De tanto cura ladrón. dado Dios un poder superior
a todo lo humano, el de po-
Bajo de cuerpo y de alma der juzgar con nuestro libre
Guarapeto, cachondo, albedrío y honrarle como
mejor nos plazca, porque to-
13
Ibíd., leg. 582, no. 28 597. das las religiones son bue-
14
Tercera plana, primera y segunda columnas. Ibíd., leg. 177, no. 6,
nas, si tienen por funda-
“Suelto ‘Guerra a muerte’ en El Pueblo, no. 139, 10 de diciembre 1887”. mento a Dios, y aceptan la

12
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fin pretende cada cual levan-
tar más alta su bandera, y se
disputan entre sí, el dominio
de la verdad, que sólo reside
en el omnipotente.
La invocación a la toleran-
cia religiosa en una realidad
crispada por conflictos entre di-
ferentes creencias, ayudó a la
resolución del caso, y al final el
tribunal de la Audiencia lo ab-
solvió.15 Reiterada la falta el 11
de diciembre con el artícu-
lo “De la llegada del Obispo”,
no vaciló en condenarlo a arres-
to mayor.16
El propio Francisco D’Viena,
como director de El Pueblo So-
berano, que se llamaba también
anticlerical, fue procesado en
octubre de 1888 por el artículo
“Más moral y menos religión”.
inmortalidad del alma, que En el mismo acusaba al catoli-
al abandonar el cuerpo, vá cismo de buscar la dominación
a formar parte de la supe- y la ignorancia y arremetía con-
rior e inagotable fuente de tra una pastoral del obispo que
la vida (...). Dios a nadie criticaba a la prensa opositora y
marcó con signos en la fren- amenazaba de excomunión a los
te. Los humanos, los crearon católicos que la leyesen.17 Mien-
para enemistarse y hombres al tras, La Lucha hacía dos edicio-
nes de su número 268 del 25 de
15
El defensor citó la existencia de logias masónicas, centros espiritistas, noviembre para excluir en la se-
del protestantismo y algunas sectas del cristianismo. Habló en nombre de
los principios de la democracia, fraternidad, igualdad y justicia. ANC:
gunda unas “Cartas íntimas al
Fondo Asuntos Políticos, leg. 145, no. 11, “Expediente, causa y rollo Obispo de la Habana”, escritas
contra Francisco Fernández por violación del precepto constitucional,
Habana 18 de diciembre de 1887”. por el presbítero Francisco
16
En el número correspondiente a ese día se citaba para una reunión a la
Arriaga, que denunciaban pro-
Liga Anticlerical de Librepensadores que se celebraría en los salones altos cedimientos de fuerza para
del café Marte y Belona el día 15 a las 7:30 p.m. El periódico fue
secuestrado y condenado por injurias al clero como prevé el artículo 475 separar a un sacerdote de sus
en relación con los 476 y 477 y por escarnio público según el artículo 27
del Código Penal. Ibíd., leg. 145, no. 8.
funciones. Por denunciar, ade-
más, la corrupción del clero
fue decretada una orden de
17
Ibíd., leg. 192, no. 6, “Contra El Pueblo Soberano por escarnio de la
religión del estado, 7 de noviembre de 1888”.
18
Ibíd., leg. 191, no. 5, “Contra Francisco Arriaga por injurias a la
arresto, pero no se le pudo
autoridad en La Lucha, noviembre de 1889”. encontrar.18

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Otra interesante polémica lápiden”. La gota cava la piedra...
planteada en los periódicos y y tanto cavó que fue procesado
con repercusiones jurídicas, se por ultraje a la divinidad de
estableció entre una lectora Dios y ridiculizar las creencias
matancera “que se lanza a la católicas; el fiscal vio en él al
arena periodística” y el destaca- hereje de su tiempo. Eduardo
do promotor periodístico Victo- Morales tuvo que alegar locura
rino Reineri, a través de las pá- en la defensa, ya que “existe en
ginas de El Pueblo Soberano del ellos tal incoherencia, tales con-
mes de febrero de 1888. La pri- tradicciones, tal desbarajuste
mera, en una carta enviada al [...]” que se ve lo irreal como
periódico, coincidía en denun- real por pérdida de razón. Pero
ciar la corrupción del clero y de el inculpado se negó a que se le
los jueces, alegando que cum- practicase un examen legal, y el
plían su papel de interpretar los procurador de la defensa reco-
asuntos dogmáticos de la reli- noció que no se producía exci-
gión y de las leyes, pero defen- tación mental alguna al despla-
día la idea de Dios y acusaba a zar la discusión hacia un plano
Reineri de masón. Por su parte, Rei- puramente teológico y alegó en-
neri elaboró su respuesta desde tonces:
posiciones androcentristas y ma- [...] leídos con más deteni-
terialistas, “porque la existencia miento los párrafos del ar-
de Dios la rechazan las propias tículo denunciado, se vé que
leyes de la naturaleza”. Reineri al referirse al Supremo Ha-
arremetió contra la lectora mar- cedor dice que no existe el
cando su superioridad como Dios de las venganzas, como
hombre que hablaba en nombre una entidad esencialmente
de las ideas del “siglo XXXX ”, vengadora, ni que se ocupe
mientras que criticaba las de su y exista para indagar las me-
interlocutora por ancladas en el nores acciones de los hom-
XIX y justificó científicamente la bres; sino que habla en el
hechura del mundo, alegando sentido de que Dios, así con-
nociones inconexas de orden siderado, es el que muchos
teológico, principios de la geo- sacerdotes, que no son dig-
logía y el lenguaje de la sociolo- nos, creen solo existir; pero,
gía que curiosamente, durante como no impugna los con-
el juicio, la defensa evaluó como ceptos sencillos que vierte
“decaído”. Por todo ello, había “Una Matancera”, hemos de
que poner fin a la corrupción y entender que Reineri sigue
a las creencias, en relación con creyendo y rindiendo culto
lo cual se mostró esperanzado, á la Idea Suprema, Dios de
porque “poco á poco hilaba la bondad y de clemencia, con-
vieja el copo, y guta cavat cepto no menos ortodoxo que

14
CATAURO
rente con los principios materia-
listas expuestos en el artículo y,
después de presentada la causa,
el tribunal fallaba condenando
al santanderino Reineri a seis
meses de arresto.
También El Criollo lanzaba
duras críticas contra “La confe-
sión” en octubre de 1888. En el
artículo se consideraba “inmo-
ral, degradante y sacrílega... [e]
inventada cuando el catolicis-
mo quiso dominar social y polí-
ticamente. Por este medio la je-
rarquía eclesiástica sabe lo que
la representación visible y pasa en el seno de la familia [...]
humana que las almas sen- y va aún más allá, penetra en el
cillas y poco cultas tienen de pensamiento que atraviesa por
Dios: mi defendido lo que la mente”.20 Según las palabras
hace es establecer la diferen- de Blas Sandrino Salazar, el ar-
cia de esos dos modos de con- tículo se había copiado del pe-
cebir al Ser Supremo, dicien- riódico neoyorquino El Progre-
do por la idea grande que los so, que circuló libremente por
modernos filósofos espiritua- la ciudad. Aunque fue citado
listas defienden; en una pa- para juicio oral y público, cayó
labra, Reineri no vé á Dios dentro del indulto decretado por
tomando parte en las peque- la reina. No obstante, la confe-
ñas miserias humanas sino lo sión como acto medular de la
juzga como verbo de la crea- difusión y el control ideológico
ción y centro donde conver- fue cuestionada.
gen las más sublimes aspira- En esta crítica a la religión
ciones de los hombres.19 católica, a sus ministros e insti-
La recuperación de la idea tuciones en la Isla, se destacó
teológica de la soberanía de Dios un periodiquito llamado El
como ser supremo por la defen- Monaguillo, cuya redacción
sa, era compartida por el teísmo — “sacristía”, según la publica-
humanista cercano a la masone- ción— estaba en el número 29
ría. La explicación era incohe- de la calle O’Reilly. Por ejem-
plo, en noviembre de 1890 pu-
19
Ibíd., leg. 150, no. 6, “Contra Victorino Reineri por violación del precepto blicaba una “Carta al padre
constitucional en materia de religión y culto, 26 de febrero 1888”.
Arriaga”, escrita por Pedro
20
Ibíd., leg. 154, no. 5, “Contra Blas Sandrino Salazar por violación del
precepto constitucional en materia de religión en suelto ‘La confesión’, en
Sebastián Ondovesti, que tra-
El Criollo, 18 de octubre de 1888”. bajaba para el director del

15
CATAURO
periódico, Ricardo Pastor Ra- á éste en metálico de los da-
mos, por veinticinco pesos men- ños y perjuicios causados en
suales. La misiva tomaba parti- su propiedad.
do a favor de Arriaga, preso en Con que... ¿quién dijo mie-
la cárcel de la ciudad, en la do?21
disputa que éste mantenía con La rumbantela continuó con
el obispo don Pedro Caballer, más caricaturas, en las que, con
que dirigía el órgano de los la burla, las malas intenciones y
intereses católicos, a través de recreación picaresca de sus ac-
varias cartas publicadas en éste ciones, El Monaguillo denuncia-
y otros medios de prensa. ba la corrupción y la doble mo-
Sebastián fue también apresado ral como una forma de criticar
y acusado de violación del pre- la crisis de valores que en ge-
cepto constitucional en mate- neral experimentaba la sociedad
ria de religión y culto. A pesar cubana. Así, en unos ejemplos
de ello, El Monaguillo publicó ilustraba las “cosas divinas”, que
“¡Aprieta, rigor tirano!” para dejaban de ser sacras para ser
denunciar la censura y multa profanadas por el alcohol, el
impuesta por parte del propio adulterio22 o la ira y que, como
Gobernador Civil de la provin- el cuarto de los pecados morta-
cia a razón de una serie de cari- les, en su lenguaje rebautizados
caturas que atentaban contra la como clericales, representaban
moral, a lo que el periódico no con una soberana paliza al “pe-
respondió con “alegatos estéri- cador”.23 Los conflictos por esas
les”, sino restándole importan- continuas alusiones con dobles
cia, acatando lo dispuesto y con- sentidos evidenciaban cómo la
tinuando con su irreverencia: sátira social y el humor para
Pagaremos la multa, ya que hacer risibles aspectos de la rea-
el creciente favor que nos lidad encontraba un público
dispensa el público nos per- bastante amplio y represalias del
mite hacer frente a estos gas- poder aseguradas. La diversidad
tos imprevistos, quedándonos y la acumulación de gestos y fi-
aun dinero para correr una sonomía de los hombres con so-
rumbantela con cualquier so- tana quedaron como testimonio
brina de cura, indemnizando o crónica a través de construc-
21
Ibíd., leg. 184, no. 6, “Contra Pedro Sebastián Ondoverti por violación
ciones muy sencillas de la situa-
del precepto constitucional en materia de religión y culto del periódico ción social.
“Que no puedo parar...”, re-
El Monaguillo, 10 de noviembre de 1890”.
22
Ver ilustraciones, El Monaguillo, 8 de noviembre de 1890.
El caricaturista principal de este periódico firmaba como Fray Caneca.
picaba José Sáenz de Tejeda
desde el diario independiente
La Aduana del 27 de julio de
23
“Los pecados Mortales, que llamamos clericales”, El Monaguillo, 10 de
noviembre de 1890. En la parte superior se distingue el cuño del Gobierno
Civil de la provincia de la Habana y la firma del censor. Esta caricatura
apareció firmada por Fray Candil, seudónimo del poeta y escritor Emilio
1892, cuando publicó “Por la
Bobadilla (1862-1921). boca muere...” y “Jaleo clerical”.

16
CATAURO
y “Cascarrabias”— hacían risas
a razón de una circular del
gobernador eclesiástico de la
diócesis.25
En síntesis, este anticleri-
calismo fue la expresión perio-
dística del proceso de seculari-
zación: los conflictos y cambios
de mentalidad en torno a los
valores que acompañaron el
reordenamiento de la vida eco-
nómica y social de la Isla. Se tra-
taba de un imaginario religioso
“profanador” de lo “sagrado”,
cuestionador de la esquemática
función simbólica de la reli-
gión en una mundanidad cam-
biante, plagada de conflictos
institucionales, mayor diferen-
ciación social y la heterogenei-
dad de la sociedad. También
constituía una victoria sobre el
En estos trabajos el periodista miedo que nace de tornar ri-
hablaba de lo que adolecía el dículo el centro simbólico sagra-
“catolicismo tropical” y critica- do, integrador de más creencias
ba duramente a Pedro Cavaller y formas discursivas del mundo
y al órgano de prensa que éste social —el poder de la moral
dirigía, definiéndolo como “nau- religiosa—, que es de donde
seabundo papel” y dedicándole procede la censura interior. El
un danzón.24 Dos años después, cuestionamiento del clero y, por
en abril de 1894, La Aduana, consiguiente, de la Iglesia Ca-
que no había cejado en sus tólica como forma ideológica
críticas, publicó un diálogo sa- de legitimación de una reali-
tírico titulado “Brujerías”, en el dad social y como una forma
que dos personajes —“Zapico” de producir sentido de la
vida, acercándola a la vida
24
Composición musical cubana que, a partir de la danza y la contradanza, social, material y corporal, in-
constituyó una innovación en el período y es una metáfora musical de los
procesos sociales del mestizaje cultural hispano-africano. Ibíd., leg. 197, dica que no era la religión el
no. 2, “Contra José Sáenz de Tejada por injurias a la autoridad que
representa el Obispo Diocesano por sueltos en el periódico La Aduana,
sistema de representación sim-
22 de julio de 1892”. bólica hegemónico de la socie-
25
Por el suelto fue enjuiciado su autor e indultado por un nuevo Real dad como totalidad, sino, con
Decreto del 16 de mayo de 1894. Ibíd., leg. 159, no. 6, “Causa, rollo y un
incidente contra Rafael A. Perdomo por injurias a la autoridad en el suelto
un sentido plenamente moder-
‘Brujerías´, Habana 7 de abril 1894”. no, las ideologías políticas como

17
CATAURO
enfrentó una grave crisis socio-
económica y, como consecuencia
de las estrategias económicas y
políticas para enfrentarla, la
estructura social y, en general,
toda la sociedad se fueron
transformando. Uno de los pri-
meros campos de producción
cultural que dio cuenta de esos
cambios, fue el campo religioso.
Las diversas formas de vivenciar
la fe de los cubanos se convir-
tieron en discursos públicos a
partir de afirmaciones y decla-
raciones personales manifiestas
en el lenguaje, el saludo y la
indumentaria y, al mismo tiem-
nuevas pautas de interpreta- po, de la reorganización de los
ción de su creciente y cambian- sistemas religiosos como es-
te complejidad. Ante la impo- tructuras de plausibilidad, que
sición de autoridad, la imagen asumieron la necesidad de co-
corporal y las prácticas de los municación con lo sagrado, de
representantes de ese poder encuentro y solidaridad, y ca-
simbólico fueron objeto de ri- nalizaron valores, emociones y
diculización y de risa y, con el potencial participativo de la
ello, se rompió su encanto, población. Todo ello dentro de
cuestionó su eficacia ideoló- la tendencia al fortalecimien-
gica y desafió su legitimidad to de redes sociales familiares
cultural. y comunitarias para enfrentar
los costes de la crisis y las es-
trategias individualistas.
II. ESCENAS DE FINES
DEL SIGLO XX Se trata de lo que hemos lla-
mado “la implosión religiosa”,26
En otro contexto muy diferen- cuya consecuencia más clara ha
te, cien años después, la socie- consistido en la tendencia a la
dad cubana presentaba otra pluralización del campo religio-
encrucijada modernizadora, so, que acentúa su diversidad,
ahora bajo los atavíos de un capacidad movilizativa y prota-
modelo socialista. Durante la gonismo social. Las relaciones
década de los noventa Cuba de competencia en el mercado
simbólico, en el que ninguna
26
A. Basail y M. Y. Castañeda: “Conflictos y cambios de identidad
religiosa en Cuba”, Convergencia, Universidad Autónoma del Estado de
Iglesia es hegemónica, le con-
México, México, año 6, no. 20, septiembre-diciembre, 1999, p. 178. fieren una dinámica a este cam-

18
CATAURO
po, que exacerba su pluralismo debía verse como una aproba-
y la conflictividad entre las ción ni como una reprobación
expresiones envueltas en cam- del orden social. La estancia de
pañas proselitistas, si bien no al- Wojtyla, más allá del juego de
teran el orden sociocultural. No interpretaciones, fue muy signi-
obstante, este proceso de pluraliza- ficativa tanto para la Iglesia
ción se da dentro de la tendencia como para el Gobierno cubanos.
histórica a la transculturalidad, que Expresó la confluencia de dos
se constata en la yuxtaposición lógicas de poder con legitimi-
y/o complementariedad entre los dad propias en espacios públi-
sistemas religiosos de origen afri- cos y mediáticos; la confirma-
cano, el catolicismo, el espiritis- ción de la tendencia de cambios
mo y la religiosidad social. en la mentalidad de los cuba-
Atravesando la década más nos y en la sociedad, así como
dura para el proyecto social re- de su sistematicidad; un reco-
volucionario, se normalizó el tra- nocimiento de la legitimidad y
tamiento público de la cuestión la fuerza organizadora, sociali-
religiosa y la inserción plena de zadora y movilizadora de la re-
los religiosos en la vida política ligión y del Gobierno; la refun-
y social del país. Por su parte, el dación de las bases del consenso
Gobierno cubano dio una alta y la legitimidad política en tor-
prioridad a sus relaciones con el no a su capacidad de toleran-
Vaticano desde 1989, cuando cia y diálogo y la voluntad de
patentizó su voluntad para que cooperar.27
el Papa realizara una visita a la En resumen, podríamos de-
Isla y se propiciaran relaciones cir que el poder religioso se orien-
de colaboración. Así las cosas a tó entre la inmanencia y la tras-
grandes rasgos, la visita del Su- cendencia (viviendo su tiempo
mo Pontífice de la Iglesia Cató- sin sacrificar futuros posibles y
lica se concretó en enero de su perdurabilidad institucional),
1998. mientras que el poder político
El posicionamiento de la reconstruyó su legitimidad a
Iglesia remarcaba sus ambigüe- partir de una intransigencia es-
dades, y sus discursos estuvie- tratégica radical (conservar la
ron llenos de significaciones Revolución y, en el plano de la
múltiples, ya que insistieron rei- política religiosa, respetar el
teradamente en que la visita no derecho individual a la creen-
cia) y la diversidad de tácticas
27
Ascenso en el diálogo y clima de mayor tolerancia, no la identificación (adaptarse raudo a condiciones
plena, ya que subsisten la desconfianza y las diferencias (como los
conflictos en torno a la legislación penal y otros valores). También la nuevas).
posición de la Iglesia en torno a algunos temas encuentra resistencias en
la sociedad, como las relativas al aborto y al uso de preservativos. Ante la contingencia de la
A. Basail: “Religión y política en Cuba. Argucias de las identidades
religiosas y sus dimensiones políticas”, Revista Antropológica, Pontificia
visita y durante los ritos públi-
Universidad Católica del Perú, Lima, no. 12, 2002. cos de deferencia, el imaginario

19
CATAURO
social desató su fantasía y pica- y el mal, el cielo y el infierno,
resca para dar sus definiciones Dios y el diablo y a sus representantes
de situación. Queremos hacer en la tierra. En general, la difícil si-
un inventario de algunos chis- tuación económica se comparaba
tes circulados en reuniones o por analogía con el infierno, donde
encuentros cotidianos, en los se dice que las llamadas telefóni-
que se expresaba una cultura re- cas tienen un precio módico por
ligiosa claramente disidente de “locales”. Se reflejaba el intercam-
la ortodoxa, con una subyacente bio de legitimidades en conflicto.
dimensión política. No se trata Por ello todos los dobles sen-
de un discurso estereotipado ni tidos, gestos y guiños estuvieron
ritualista, más bien de declara- muy contextualizados en la cri-
ciones imaginarias, de auto- sis económica, en las necesida-
afirmación y protección de la des y problemas cotidianos y, so-
identidad de los actores. Los bre todo, en la alimentación. En
cuentos gozan de un lugar pre- este sentido, se produjo una
ferente en el universo ético y caricaturización del escenario
social de los cubanos y consti- que encontró el visitante, en fun-
tuyen vehículos eficaces para ción de los motivos de su viaje.
trasmitir informaciones, sabidu-
rías, aspiraciones, frustraciones Pregunta: ¿A qué viene el Papa
y disentir a través de la risa a Cuba?
desacralizadora de otras inter- Respuesta: Primero, a conocer al
pretaciones de la realidad. Den- jefe en persona.
tro de la cultura oral juegan un Segundo, a ver cómo
papel fundamental al estar muy los camellos sobrevi-
ligados a la tradición de trasmi- ven sin paisaje desér-
sión de conocimientos a través tico.
de la palabra como vehículo que Tercero, a ver cómo
es —no lo olvidemos— sagrado un pueblo vive de mi-
en las culturas de origen africa- lagro.
no. Además, como expresiones
del habla popular alcanzan En un tono en el que se re-
vigorosidad, viveza y dinámica, presenta como dramática la si-
con un carácter analógico y me- tuación real de vida, se anotan
tafórico alucinante. símbolos de las innovaciones
En general, los chistes que cotidianas para resolver los pro-
hemos podido recopilar, ponían a blemas, como es el caso de la
dialogar graciosamente al gobier- utilización de los transportes
no de Dios y al gobierno de los colectivos llamados oficialmen-
hombres. En las historias orales, te metrobús, pero rebautizados
compuestas a través de sencillos por todos como camellos. No obs-
códigos binarios, se oponen el bien tante, la propia vox populi inclu-

20
CATAURO
ye al pueblo como protagonista Coppelia advirtió su rara y des-
digno de admiración por su in- contextualizada presencia y dijo
geniosidad para sobrevivir como al grupo: “A mí me gusta el de
un “verdadero milagro”. la carterita morada.” El encuen-
Los vecinos se gritaban anun- tro con la jinetera se produce en
ciando: “¡Llegó el (la) papa!” Quinta Avenida, escenario en
Así aludían eufemísticamente al el que más rápidamente se las
Papa a través de la papa que pe- identifica: cuando un carro le
riódicamente se suministra para, ella lo toma y se encuen-
como parte de la canasta básica tra que su afortunado era el
y, pícaramente, jugaban con los Papa. Los actos siguientes de la
homónimos y su uso gramatical historia envuelven a ambos pro-
con el género masculino para tagonistas en una discusión so-
acentuar la feminidad. “¡Aho- bre el pecado, la sexualidad y la
ra sí nos dan más papa! ¡Tene- mala vida; cuando el Papa esta-
mos Papa pa’ rato!” ba seguro de haberla redimido
Lo que más se representó el para que fuese al cielo, ella le
imaginario popular fue el en- responde: “Oye, yo prefiero estar
cuentro del Papa con la reali- cerca del cielo y ver las estrellitas
dad cubana y, en particular, con todas las noches. ¡Tú no sabes lo
figuras sociológicas singulares. que te estás perdiendo!”
Fueron teatralizadas interac- Es evidente que la misión
ciones del Papa con diferentes evangelizadora del representan-
actores como jineteras, homo- te de Roma en tierra caribeña
sexuales y funcionarios, así como tendría grandes obstáculos y que
la proyección de los estereoti- la doctrina enfrentaría a figuras
pos de éstos. Viendo en orden sociológicas, mentalidades y dis-
inverso los ejemplos de las his- cursos muy distantes de ésta, así
torias contadas, tenemos que un como un ingenio popular que
funcionario fue responsabilizado jugaría hasta con la significa-
de preparar una pancarta para ción de las virtudes teologales
darle la bienvenida al visitante (fe, esperanza y caridad). En un
y sostenerla durante el recibi- diálogo entre un personaje anó-
miento en el aeropuerto; en la nimo y el Papa se decía:
misma rezaba: “Welcome to
potatoes.” Mientras, los homo- Anónimo: El país más religioso
sexuales entraron imaginaria- que hay en el mun-
mente en relación con el Papa do es Cuba.
cuando éste paseaba por la cén- Papa: ¿Por qué?
trica Rampa habanera, vestido Anónimo: Porque aquí todo
de morado y con incensario y está “bautizado”. ¡Sí!
todo. Uno de los gays reunidos Se le echa agua o adul-
en la esquina de la heladería tera todo: al ron, a la

21
CATAURO
leche, al alcohol, al pe- un eminente acontecimiento no
tróleo, al yogurt, al tenido por muchos como proba-
café... ble, de restar opacidad a la si-
tuación y de producir y compar-
La alusión a la escasez y a las tir una forma de explicar qué
prácticas para buscar algún com- estaba sucediendo. Todos estos
plemento para llegar a fin de mes chistes registran el clima psico-
o “defenderse”, también trae a lógico de la sociedad y recogen
colación la discusión sobre el ese discurso oculto en el que se
catolicismo de la población cu- narró desacralizadoramente la
bana. El alto número de bautis- dramatización y celebración pú-
mos registrado durante la déca- blica de las autoridades ecle-
da no significa que el número siales y del dominio de la Igle-
de feligreses católicos haya cre- sia como una institución más de
cido en la misma proporción. El la cultura. El debate entre hé-
bautismo en Cuba no es sinóni- roes y antihéroes, el bien y el
mo de catolicismo, sino de reli- mal, y las lecturas múltiples de
giosidad, como bien le dice el los gestos, saludos y palabras
anónimo a su interlocutor. intercambiados simbólicamen-
Estos cuentos fuera de con- te, se producían para exorcizar
texto pueden ser mal interpre- a la razón discursiva pública de
tados y resultar aburridos, in- mediaciones y explicaciones. Los
comprensibles sus significados y discursos de los principales ac-
hasta de “mal gusto”, pero el tores envueltos en los actos de
carisma y las capacidades de deferencia, cual rituales de mar-
representación del actor-cuen- cadas exigencias teatrales, que-
tista al repetir, ignorar, ampliar, rían dar una apariencia que fue
modificar o trasmitirlos en cada blanco de la función crítica del
situación específica provocaron discurso imaginado en los cuen-
verdaderas catarsis colectivas. tos. Las historias indicaban la
De hecho, ya han pasado cinco incredibilidad y el escepticismo
años de su circulación y, por tan- que se acentuaron en el perio-
to, las metáforas y alusiones han do de crisis. Los irreverentes y
perdido sentido, significado y anónimos chistes aparecieron en
actualidad con la distancia de la periferia o al margen tanto de
aquel momento en el que apa- la religión teológica, eclesial-
rentemente el tiempo se detu- mente homologada, como del
vo. Estas historias dramatizadas poder político, legalmente legí-
adquirieron sentidos ambiguos: timo. Indican la costumbre re-
dicen una cosa al que sabe y otra ligiosa de desacralizar el “mun-
al que no sabe. Lo que podemos do sagrado” a partir de la
leer detrás de los textos, es la humanización, la laicización de
fuerte intención de naturalizar las relaciones sociales y la

22
CATAURO
autoafirmación a partir de la dad religiosa, el poder de los sím-
complicidad colectiva que ga- bolos religiosos, las creencias y
rantiza el anonimato. las prácticas. Éstos expresan cam-
En otras palabras, la hábil prác- bios en la subjetividad de los
tica del teatro del poder consti- actores sociales, la actualización
tuyó un instrumento que respon- de sentidos profundos a partir de
dió y negó experiencias y deseos deslizamientos simbólicos y la
de sumisión forzosa y consenti- ampliación de los repertorios de
miento voluntario. Sin lugar a identidad que están en función
dudas, las misas sirvieron para y son un producto de las deman-
vincular a esos participantes con das por resolver problemas nue-
Cristo, los apóstoles y Roma, pero vos y viejos a través de acciones
esos vínculos no significan tanto individuales y sociales.
para la mayoría de la población
civil. Ante la disciplina y el con- TEATRALIDAD
trol, el respeto y la conformidad, RELIGIOSA E IDENTIDAD
se experimentaba la emoción co- COLECTIVA
lectiva de afirmarse.
Los cuentos populares, como Los episodios históricos expues-
expresión oral de la “cultura po- tos en clave cómica pudiesen
pular”, constituyen herejías sub- parecer que tienen poco en co-
versivas que adquieren la forma mún. Sin embargo, muestran la
de un disfraz complejo y cultu- fragilidad de la religión eclesial
ralmente elaborado. En los mis- a partir del papel inestable que
mos se advierten con cautela los le ha otorgado la población al
deseos, las esperanzas, las prome- marginarla de su vida religiosa,
sas y los obstáculos de una me- tolerar el ejercicio de su poder
jora. Este debate entre ilusión y o incorporarse parasitariamente
desilusión con la visita constitu- en un tipo de relación que im-
ye, con la preponderancia de la plica anudamientos, pero cuyos
segunda, una amenaza grande contenidos y apropiaciones los
para la religión establecida. No impone la religión real o social-
obstante, los cuentos, como epi- mente vigente.
sodios de un contrateatro de la Las palabras y gestos citados
transacción simbólica, cumplen nos permiten dar cuenta de un
una determinada función en la complejo conjunto de experien-
socialización del espíritu de re- cias, prácticas, ritos, concepcio-
sistencia cultural. nes, representaciones y símbo-
En general, la dinámica de lo los religiosos que, en el contexto
sagrado en Cuba indica un cubano, sustentan a una comu-
reencantamiento de la realidad, nidad de actores que le reco-
con variadas lecturas mítico- nocen un valor institucional,
mágicas y cambios en la identi- pragmático y axiológico, así

23
CATAURO
como de la conformación de un El catolicismo faltó como
imaginario religioso heterodoxo práctica sociocultural, y en la
de matriz católica, que alcanza realidad primaron la tolerancia
un carácter “profanador” con su práctica sobre lo formalmente
relativa autonomía de las formas dispuesto, y un bajo grado de
confesionales y define elemen- institucionalidad, normatividad
tos comunes de la identidad y compromisos, así como fuertes
colectiva de los cubanos, tales procesos de resistencia cultural,
como su teatralidad, anticle- que acataron lo socialmente do-
ricalismo y laicidad. minante y lo informalizaron
El hecho religioso cubano —lo incumplieron— en la vida
expresa un contenido claramen- real, constatándose una trans-
te transcultural. En él predo- culturalidad no sólo como con-
minan creencias en lo sobrena- vivencia, sino como compleja
tural sin ser específicamente mezcolanza de ritos, creencias y
católicas, africanas, espiritistas subjetividades.
o evangélicas. Esta religiosidad En este sentido, algunos ha-
ha bebido principalmente de la blan de la tipicidad religiosa
matriz católica, pero ni ésta ni cubana subrayando rasgos popu-
ninguna otra expresión prevale- lares en oposición a los oficiales y
ció para definir su carácter, so- estructuralmente homologados en
bre todo porque las diferentes la religión teológica. El pueblo
relaciones sociales de evangeli- cubano es un pueblo con fe, es
zación propuestas por las Igle- decir, es religioso a su modo.
sias —sobre todo la católica— Ahora bien, no comparto las posi-
no fueron efectivas sobre los ciones que subrayan el carácter
inmigrantes y descendientes de “popular” o “católico”. Se puede
éstos, y la acción pastoral fue advertir que cuando se dice po-
poco eficiente y casi nula en las pular, se expresa (in)conscien-
zonas rurales donde la confesión temente un menosprecio, una
no logró constituirse en vehícu- subvaloración u oposición, como
lo de la doctrina oficial, máxi- si fuera verdad que existe algo
me cuando su actuación legiti- “culto”, “oficial”, “correcto”, con-
mó la esclavitud, la dominación trario a lo que todos profesamos;
clasista, la corrupción del clero “lo popular”, del pueblo, aparece
y otros problemas éticos. A ello como el dominio de lo absurdo, lo
debe sumarse el papel de una insensato, lo ingenuo y lo irracio-
“intelligentsia paria” que, obligada nal, situado al margen o que
por las circunstancias, tomó dis- acampa en la periferia de la reli-
tancia crítica de los valores do- gión teológica instituida. Hay un
minantes y se acercó a prácticas fuerte sentido elitista o intelec-
concretas y marginales —como José tualista en quienes hemos usado
González de la Cruz. esta expresión en discursos con-

24
CATAURO
denatorios o redentores, que nie- dad de producto social, resulta-
gan alteridad a prácticas subalter- do y resultante de un valor
nas —y no “folclóricas”—, distan- institucional, pragmático y
tes de las prácticas oficiales o axiológico que la propia comu-
deseadas. Y cuando se intenta nidad —nacional— ha legiti-
sobredimensionar la importancia del mado como propio y tan válido
catolicismo, se olvida que no es socialmente como cualquier
convicción, sino conveniencia o otro; y segundo, su naturaleza
tradición que habla del limitado reflexiva como trabajo de nega-
eco social de su ideología, al mis- ción y réplica de los símbolos de
mo tiempo que se menosprecian grupos dominantes, a partir de
otras decisivas influencias, como la autonomía simbólica de los
la propia imaginería pagana que actores y las múltiples pertenen-
llega con inmigrantes ibéricos cias de éstos a los grupos reli-
—como los canarios y sus creen- giosamente definidos. Así se
cias en brujas, mal de ojo...—, y constituyen unos repertorios
la dinámica social en que se des- de identidad religiosa amplios
atan la creatividad de la pobla- y transversales en cuanto a
ción y las reflexiones sobre lo vi- vínculos y lazos sociales.
vido, que restan opacidad y Por estas razones, y teniendo
neutralizan la efectividad de las en cuenta otras discusiones
lecturas hegemónicas, forjándose sobre el carácter original y
un imaginario religioso con nue- creador de la “cultura popular”,
vas y originales comunidades así como las dificultades meto-
de sentido y pertenencia a esta dológicas de esos enfoques, es
tierra. plausible hablar de, por ejemplo,
A la religiosidad realmente religiosidad social, religiosidad
practicada por los cubanos, a practicada,28 sistema religioso,29
pesar de su rebelión de sentido complejo cultural cubano de
iconoclasta, hay que reconocer- naturaleza religiosa30 o imagina-
le: primero, su existencia como rio religioso.31 Las características
práctica sociocultural, en cali- de la religiosidad practicada
socialmente por la generalidad
de los cubanos pueden inven-
tariarse, bajo el supuesto de
28
M. Delgado: “La ‘religiosidad popular’. En torno a un falso problema”,
Gazeta de Antropología, Universidad de Granada, no. 10, texto 10-08,
1993.
complementarse y fundamen-
29
E. Masferrer: ¿Es del César o es de Dios? Religión y política en el tarse con investigaciones sus-
México contemporáneo, Instituto Nacional de Antropología e Historia,
México, 2000; J. James: Sistemas mágico-religiosos cubanos: principios tanciales, teniendo en cuenta:
rectores, Editorial Unión, La Habana, 2001. la escasa vocación metafísica sin
30
L. Menéndez: “Tres reflexiones sobre la religiosidad popular cubana de pretensiones de honda espi-
antecedente africano”, en J. Busquets, Cuba: sociedad y trabajo, Editorial
Canigó, Barcelona, 2000, pp. 152 y 159. ritualidad ni de especula-
31
D. Álvarez: Los acuáticos. Un imaginario en el silencio, Editorial
ciones teológicas; la obsesión
Ciencias Sociales, La Habana, 2002. con el cuerpo, lo sensorial y lo

25
CATAURO
tangible —lo que se siente, lo corporales—, los bautizos para la
palpable: el cálido abrazo, la protección, las velas encendidas
mano, la herida, el resguardo, para alumbrar el camino, la gra-
el objeto, la estampita—,32 en cia de adivinar o curar, los actos
la cual cohabitan el trance de de agresión secreta a los enemi-
la sensualidad telúrica y de las gos —brujerías, mal de ojos—,
puniciones o promesas más el uso de amuletos o resguardos
duras por violentas y sangrien- y la lectura de ensalmos u ora-
tas; el abierto anticlericalismo ciones para volverse invulne-
evidente en las blasfemias rables la persona y quienes la ro-
habituales u hostiles en mayor o dean, incluso los animales.
menor grado a la instancia Al mismo tiempo, se consta-
eclesial; el sentido pragmático tan precarias sujeciones al sis-
y utilitario de la religiosidad tema católico oficial, mediadas
asociado a la solución milagrosa por la espontaneidad, la infor-
de situaciones cotidianas; y, en malidad, la emotividad y la
general, prácticas poco compro- circunstancialidad. El poco ape-
metidas en el plano organi- go a la praxis litúrgica oficial es
zacional. paralelo a la fidelidad casi
Así se constata una devoción extrema a ciertos cultos tradi-
espontánea a figuras religiosas cionales: no hay inconvenientes
sincréticas y consideradas mila- para seguir paseando a los san-
grosas. Ideas, símbolos, atributos tos en ciertas procesiones, para
y representaciones de los reper- bautizar a los hijos, para procu-
torios del catolicismo, la sante- rar agua bendita, para visitar a
ría y el espiritismo adquieren sig- la virgen o el santo en su día o
nificatividad social, tales como tener una réplica de ellos con
cruces, imágenes, santos u flores en un altar doméstico. Ello
orichas, vasos de agua, objetos nos lleva a subrayar el criterio
minerales y orgánicos, resguar- selectivo del proceso cultural de
dos y estampas. Estas atribucio- apropiación y trasmisión de los
nes pueden ser complementarias objetos religiosos, con excepción
o fuentes de conflictos o contro- de aquellos que han estado in-
versias. Quizás lo más caracte- tegrados históricamente a un
rístico reside en lo mágico-mila- sistema de religiosidad que re-
groso, que se expresa en distintos sulta cultural y significativo.
tipos de desnaturalización de si- Éste es el caso de las tradicio-
tuaciones riesgosas o adversas, nales procesiones de la religión
como las promesas —incluso católica, en las que, según Ortiz,
acompañadas de mortificaciones los negros bailaban para las imá-
genes católicas que les con-
32
Cercano a lo que se ha llamado el “materialismo espontáneo”.
J. Ramírez y O. Pérez: La religión en los jóvenes cubanos, Editorial
fiaban, tal vez influenciados por
Academia, La Habana, 1997, p. 24. danzas procesionales o religio-

26
CATAURO
sas de sus propias culturas, El vínculo con lo sobrena-
alegóricas a su personalización tural adquiere sentido ante si-
de lo sobrenatural. Así, la reali- tuaciones muy conflictivas o en
dad religiosa oficial y la social- fechas religiosas determinadas.
mente practicada se articulan y Las acciones rituales y pragmá-
complementan. Las fiestas reli- ticas, con un fuerte contenido
giosas son, por ejemplo, de ori- mítico, mágico y supersticioso,
gen católico, pero su catolicis- tienen una ascendencia here-
mo resulta más que dudoso. La dera de los mitos, las leyendas y
peregrinación al santuario de la historia que la transcultu-
San Lázaro, en las proximidades ralidad ha aportado. La magia
de la capital cubana, tiene un o mística de la fe, el misterio y
atractivo muy fuerte y un carác- el pragmatismo de los ritos y ce-
ter contagioso por la asociación remonias en Cuba resultaron de
con lo festivo, el esparcimiento, la confluencia de la decisiva he-
el paseo con las más leves res- rencia de las religiones de origen
tricciones y el encuentro —es- africano y, por ejemplo, la centra-
tético y ético— con lo diferente lidad de los rituales de protección,
y diverso, en el que se habla con curación y adivinación.
el lenguaje de lo carnal y, ade- Todos los símbolos socialmen-
más, de los dones milagrosos. Se te entendidos como sagrados son
constatan dos realidades: la pri- usados y manipulados a través
mera, un respeto por la fe indi- de rituales, que constituyen re-
vidual y por la fuerza que habi- presentaciones con funciones
ta y emana de las personas que sacromágicas (cura, protección,
cumplen las promesas, negocia- impulso), relacionales (encuen-
ciones o pactos que han enta- tro, solidaridad, amistad), de
blado con el santo;33 la segun- encantamiento (mitos, símbolos,
da, la relación entre lo público imágenes) y de comunicación
y lo privado, lo sagrado y lo con lo(s) otro(s). El mundo má-
profano, “es flexible en virtud de gico de las religiones africanas,
la inexistencia de dogmas como el espiritismo y el catolicismo
ejes estructuradores de la reli- aporta como claves constitutivas
giosidad”.34 de la religiosidad cubana: san-
33
En el santuario de San Lázaro, en la localidad del Rincón, tras la
tos, deidades, orichas, antepa-
peregrinación de diciembre de 2001 observé cómo, por primera vez que yo sados, iremes, muertos, eggún,
tenga conocimiento, al tradicional empeño del personal eclesial por
mantener el orden y evitar las ofrendas más “indecorosas”, se unió el espíritus, brujas, güijes, madres
esfuerzo de muchos de esos representantes por dialogar cara a cara con
todos los asistentes y, sobre todo, con negros y jóvenes tanto dentro de agua, demonios y aparecidos.
como fuera de la capilla; bendecían, hacían cruces en rostros, oraban y
usaban y bebían del agua bendecida que los participantes tenían en sus
Al igual que en las religiones afri-
botellas para “llevar a casa”. Lo interesante es que todos aceptaban este canas, todos son tenidos por re-
nuevo tipo de comunicación religiosa directa. Mientras, en colectivo se le
daban “vivas” al santo milagroso, tal vez para darle respetabilidad a su presentaciones milagrosas, como
causa, trasladando la lógica del discurso político al religioso. seres “naturales” y “semejantes”
34
L. Menéndez: ob. cit., p. 155. que conviven constantemente

27
CATAURO
con los seres humanos y los ani- tados por ese resentimiento, los
males, y perviven en una esen- actores imaginan y luchan por
cia de sobrevida póstuma e in- una realidad alternativa en don-
visible, en un inframundo. Como de resolver los problemas y res-
dice María Inés Martiatu, sólo catar solidaridades y relaciones
una “cortina” los separa del más igualitarias. Detrás se re-
mundo visible, la cual se des- vela una particular idea de la
corre, cuando se desea y nece- trascendencia, envuelta en
sita, por medio de la aparición principios causales correspon-
mediante la danza y la represen- dientes a fuerzas, estructuras de
tación, y de transportes, como plausibilidad y sentidos revitali-
cantos y bailes en función dra- zados con cada práctica ritual.37
mática. Así es cómo la gente En esas acciones rituales y
experimenta su religión a través pragmáticas, que devienen epi-
de la comunicación directa con sodios de una representación de
lo sobrenatural, estableciendo la resistencia, entran en juego
un continuo entre lo sagrado y la violencia y la muerte con vo-
lo profano, y no una separación; luntad de resurrección. 38 Ad-
refiriendo ciertos principios de quieren su verdadera dimensión
armonía, dirección y diversifica- los aspectos ético-religiosos más
ción de fuerzas; y expresando la o menos sistematizados pero evi-
sensibilidad de una comunidad dentes, con concepciones sobre
religiosa caracterizada por el la naturaleza y la vida humana,
respeto a los antepasados, los con valores morales, ideales de
animales, la familia ritual y los vida, y modos de enfrentar los
compromisos rituales.35 problemas cotidianos y, en ge-
Si en lo ritual está lo más tea- neral, el universo espiritual de
tral de estas vivencias,36 en lo los practicantes.39 En la religio-
trasmitido a través de historias sidad practicada en Cuba, la
orales e impresas hay una tea- muerte es un cambio, no un fin.
tralidad, cuyo cosmos religioso Los muertos pasan al plano
expresa imágenes y categoriza- “infrahumano”, que no los saca
ciones con una protesta contra del mundo, sino que los lleva a
las condiciones de vida; alen- seguir entre los vivos, aunque
en otra condición. A la alterna-
tiva vida-muerte se responde
35
Ibíd., pp. 151 y 168.
36
M. I. Martiatu: El rito como representación, Ediciones Unión, La Habana,
2000, p. 26.
con múltiples ideas, liturgias y
prácticas supersticiosas, que son
dramas escenificados, a través
37
L. Menéndez: ob. cit., p. 151.
38
M. I. Martiatu: ob. cit., p. 26. de las que se apela a la media-
39
L. Menéndez: ob. cit., p. 152; J. James: ob. cit., p. 115. Al decir de ción mágica y misteriosa de lo
James, la muerte es fenoménica, no óntica. sobrenatural.40 Por eso, todos los
40
J. Ramírez y O. Pérez : ob. cit., p. 14. ritos y prácticas cumplen la

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CATAURO
importantísima función de nos, ocultando la intensa comu-
producir nuevos lazos sociales nicación e intercambio de infor-
entre sujetos de este mundo (y mación que se produce entre
del otro). A través de experien- actores convivientes en redes de
cias y representaciones de fe, en solidaridad más o menos am-
las que se habla, gesticula, dan- plias. El disenso social, como
za y canta, se tejen tramas co- expresión de la conflictividad
lectivas. de los vínculos sociales, es un
Las singulares hazañas de la problema de identidad social, de
imaginación aquí recogidas, conciencia de identidad, es
constituyen indicios de las decir, de la unidad y las perma-
narrativas de identidad, cuyos nencias de la reciprocidad de
discursos públicos u ocultos se acciones en que se encuentran
vinculan en relaciones de po- atrapados los actores. Los indi-
der, de dominación y disenso viduos y los grupos religiosamen-
social. Las formas de ser religio- te definidos mantienen tensio-
samente de los cubanos, han nes de identidad y participan de
propuesto relecturas de las re- identidades colectivas múlti-
presentaciones simbólicas y los ples, entre las que fluctúan en
ordenamientos de la realidad el tiempo y en situaciones va-
histórica, con la conciencia de riables, según la acentuación de
que participan de una idea o sus alteridades y conflictua-
sentimiento común y que su im- lidad. Restituir esta dimensión
portancia y operatividad atañen de alteridad, nos lleva a intere-
a la colectividad. Así, una con- sarnos por los comportamientos,
ciencia de pertenencia a una las respuestas y los mecanismos
cultura religiosa claramente de creatividad a través de los
disidente es colectivamente cuales los actores sociales bus-
expresada en oposición a otras can y encuentran estructuras de
formas de objetivación y natu- plausibilidad donde puedan
ralización de la fe que, a pesar reducir sus disonancias y refren-
de su consolidación, muestran dar sus intereses o diferencias,
señales de debilidad.41 hasta llegar a constituir un es-
La religión oficial siempre pacio cultural alternativo para
privilegia una visión de los mo- la producción de nuevos valo-
vimientos resistentes, que los res, símbolos y ética vital. En
sobredimensiona como parcia- ellos tienen un lugar central las
les, conspiratorios y clandesti- estrategias de comunicación.
La imagen teatral a través de
41
Pienso en la “crisis de vocación”, la “crisis de confianza” y los escenas finiseculares evidencia
problemas de representatividad social, pero, sobre todo, en los problemas
para asumir la naturaleza real y los cambios de la demanda religiosa y, por relaciones de continuidad en la
tanto, para asegurar un aura de eficacia simbólica al sistema religioso a
partir de su pertinencia cultural. De hecho, ello lo demuestra la búsqueda
larga duración de la historia cul-
de ecumenismo. tural y constituye una metáfora

29
CATAURO
de la poética religiosa cubana. te— que burla los riesgos de la
Estas experiencias religiosas cristalización inmóvil y, tal vez
ponen a circular sus ideas, re- por ello, maneja las contingen-
presentaciones y maneras de ver, cias sociohistóricas.42
recordar, ocultar e interpretar la Glosando a Ortiz cuando de-
realidad —o parte de ella—, mostró la teatralidad intrínseca
cuya eficacia social se dirime en los sistemas mágico-religiosos,
según expresen intereses socia- en la religiosidad social el negro,
les, rasgos de la mentalidad y la el mestizo, el blanco y, en fin, el
idiosincrasia y sean apropiados cubano vive lo suyo y lo dice en
y reformulados por los actores su lenguaje, con sus modales, en
que establecen pertenencias, re- sus tonos, en sus emociones. Todo
ferencias, reconocimientos o indica que ese “trance de trans-
extrañamientos en medio de un culturación” continúa bajo
proceso de reflexión y abstrac- nuevas relaciones sociales de
ción. Estos actores son los que evangelización, impulsadas por
plantean retos a la eficacia de diferentes instituciones religio-
los sistemas religiosos más es- sas que tienen el imperativo es-
tructurados, porque se resisten tructural de significar la acción
ante las instituciones, por lo social desde la alteridad, es de-
que, de seguro, continuará la cir, asumiendo los rasgos que per-
multirreligiosidad propia de un duran de cada una y las inno-
contexto de transculturalidad, vaciones que constituyen las
cuya tensión tiende a la fusión, religiones sociales cubanas. Tam-
a la unidad, a la transforma- bién continúa la tarea de esta-
ción. Sin embargo, ¿encontrará blecer relaciones complejas de las
esa religiosidad terreno más fir- esencias y las apariencias de las
me? Habría que ver, aunque, experiencias, las reacciones emo-
como ya sabemos, los resultados cionadas y los hechos religiosos
de tales procesos siempre tien- con la naturaleza humana y la
den a devolvernos un pasado exterioridad del mundo profano,
más actualizado y una tradición como claves del sentido de la tras-
más vívida —cercana o recien- cendencia y de las prácticas en
la cultura común y en la identi-
42
J. James: ob. cit., p. 83. dad de los cubanos. C

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Social Religiousness in Cuba—Scenes from Late 19th


and Late 20th Centuries
Seeking to place the features of religiousness, as lived by Cubans, in a
historical perspective, “profane scenes” taken from both printed and
oral cultures during the last years of 19th and 20th centuries are
compared. Such scenes are reconstructed from a group of exceptional
evidences due to their critical dimensions. The first scenes consist of
articles and caricatures published in the press of late 19th century, while
the second ones are jokes or funny stories orally circulated among Cubans

31
CATAURO
as a result of the visit of Pope John Paul II to the island in January 1998.
They are interpreted in close relation to the scenarios or worldliness in
which they are proposed—social evangelization relationships, secularism
processes, value conflicts, mentality changes, and social life reordering.
At the end of the article, religious practices and imagery rooted in Roman
Catholicism—that reach a “profane” character given their detachment
from the confessional practices and define common elements of Cubans’
collective identity—are described.

32
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