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NOCTURNO

Antología de minificciones
Edición por Daniela Vargas Vázquez
edición de Daniela Vargas Vázquez
portada por Charlie B.
primero edición, 2019.
UNAM
ISBN 15978-98-21-1694-5
derechos reservados conforme a la ley
impreso y hecho en México

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AGRADECIMIENTOS

A mi profesora Lucila Herrera. Por la paciencia y cariño que mostró arduamente en todas las
clases. Por la habilidad de enseñarnos y mostrarnos que el género tiene un futuro increíble
por delante. Su pasión plantó en nosotros, sus estudiantes, la alegría y curiosidad que las
minificciones ofrecen.

A mis compañeros, quienes compartieron sus temas favoritos para crear una mezcolanza
donde todos quisimos adentrarnos.

Y por último, a todos los escritores incluidos en esta antología, sus aportaciones son
magníficas.

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Tempus nocte

Las personas de este mundo se dividen en dos grupos: el primero aguarda con interés el velo
de la noche, el segundo muestra miedo ante lo peligroso que puede ser para ellos caminar
bajo lo incierto. Podemos decir sin duda alguna que el primero es el más aventurero e
interesante. Los que la prefieren, realizan actividades secretas que en el día serían imposibles
llevar a cabo. A veces, no todo resulta como se espera. Hay noches que se vuelven contra
nosotros.

Por ello, la antología mostrará la inquietud de los sucesos que se viven mientras el sol
no brilla. Cada autor proviene de países de habla hispana como México, Argentina y España,
individualmente ofrecen escenas enigmáticas que pueden impactar al lector y dejarlo helado
en la cama sin poder dormir. La selección se inspira en dos acciones llevadas a cabo durante
las sombras: muerte y sueño. Además, agrego el misterio como tercer tema pues, la noche
indaga en hechos inexplicables.

Cada palabra tiene un propósito, confío en el lector para poder interpretar todas sus
formas. Sin más que decir, espero que los textos puedan sentirse, que estallen en la cabeza
del lector y quiera ser abrazado por el manto donde la luna y las estrellas conviven para ser
testigos de actividades extrañas.

Daniela Vargas Vázquez


Universidad Nacional Autónoma de México

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ESTUDIOS SOBRE LA MINIFICCIÓN
Considerado como un género que nace en Latinoamérica, la minificción es una forma literaria
breve, narrativa y ficcional. Una primera y rápida definición es que la longitud de los escritos
no debe rebasar más de una página impresa o tener al menos 1500 letras, los rasgos distintivos
de la minificción son: intertextualidad, uso de la ironía, el humor o la parodia y también su
hibridez y desgénero. Sin embargo, las definiciones han variado pues cada autor tiene una
experiencia diferente, enfrentamientos que más que generar unanimidad, crean problemas.

Prueba de lo anterior es que, no hace mucho tiempo atrás, los teóricos se mostraron
recios a aceptar la definición y características anteriores como ciertas. No aceptaban estos
textos ya que rompían totalmente los esquemas, ocasionaban trabas y malentendidos.
Juzgaban todo el tiempo que los escritores jugaban con la literatura. No es hasta más tarde
que los nuevos teóricos, con una perspectiva diferente, (con la mente dispuesta al cambio)
aceptan estos textos y comienzan a estudiarse en diferentes Congresos y Universidades de
diferentes países. Los concursos de literatura realizados hacen que tengan miles de
participantes que prueban sus habilidades. Con el corpus en crecimiento, las propuestas
enviadas resultan complicadas, debido a que no todo es minificción.

Por este motivo, el maestro Lauro Zavala, gran autor canónico conocedor del tema,
ofrece un manual para reconocer una minificción. En ella dice que el indicio más seguro
consiste en la necesidad de releer el texto para reconocer sus formas de ironía inestable. La
distinción es 1. pragmática pues depende de la apelación personal y reconocimiento textual;
2. genérica porque se apoya de las expectativas iniciales y el contrato de lectura. Además, el
autor divide la minificción en moderna-experimental y en posmoderna-lúdica.

La primera se distingue por la presencia de uno o varios componentes literarios como


tiempo simultáneo, espacio anamórfico, ausencia de arquetipos, narrador irónico, lenguaje
estilizado y final abierto con autores como Julio Torri, Oliverio Girondo, Cristina Peri-Rossi
y Juan José Arreola. La segunda tiene la presencia de componentes literarios como tiempo
anafórico, espacio metonímico, narrador implícito, personajes alusivos, lenguaje metafórico,
género alegórico, intertexto catafórico y final fractal (diferido o serial). Los autores dentro
de este son Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Augusto Monterroso y Ana María Shua.

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Se sabe que a mediados del siglo XX dos escritores mexicanos destacaron por sus
trabajos, hablamos de Arreola con su texto Doxografías y de Monterroso con La letra.
Ambos fueron catalogados como cuentistas pero con estudios más avanzados lograron
pertenecer a la minificción, los “primeros padres” del género. Después, aproximadamente en
los años setenta, Edmundo Valadés presenta El Cuento. Revista de la imaginación la cual
revoluciona por completo el género ya que desde el inicio el término aparece y lo define para
que más adelante ayude a ser consolidado.

Gracias a esta y demás aportaciones al estudio del género minificción, los autores se
animan a participar. Los lectores, con la libertad de interpretar a su gusto, pueden aprender y
escribir sus experiencias literarias, para que en un futuro escriban ellos mismos sus propias
minificciones.

Ahora, con más personas dentro del tema hay que tener cuidado de no confundirlos
con un cuento corto. La mayoría de minificciones provienen del cuento tradicional pero solo
sirven de base; un cuento sigue el esquema de inicio-descenlace-final, en cambio la
minificción busca que el lector complete la historia con los rasgos mencionados al inicio. Al
final, podemos encerrar todo en una palabra clave que ayudará siempre a los literatos que
quieran entrar en este mundo, esa es ficción.

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ÓBITO

No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.


Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.
Mateo 10:28

7
Castigo

Decidió matar a su padre porque se llamaba igual que él: Juan. Tocó a la habitación
buscándolo. Pasa, dijo la madre. El padre se miraba en un espejo. Juan entró, disparó sobre
el cristal y cayó. Su padre se cruzó al otro lado del marco vacío. El cadáver de Juan se fue
haciendo niño hasta que desapareció. La madre gritaba sin poder dar a luz. El espejo se
asombró en pedazos: Juan nacía, Juan moría, Juan nacía, Juan moría…

Martha Cerda

8
Fiesta sorpresa

Ayer mi casa era una fiesta. Mis papás invitaron a todo mundo: llegaron parientes, amigos y
vecinos, todos muy bien disfrazados. Hubo abrazos, café y coca-colas. Mi tía Lola recitó
algunos versos de Horacio Quiroga, una prima lejana fingió un desmayo, yo estrené pantalón
largo y nadie me mandó a la cama temprano. Todo, gracias a la muerte repentina de mi
hermanita.

Juan Manuel Valero

9
Destino

Todas las noches la misma historia. el marido entra en la cocina, la tira al suelo y la acuchilla
una y otra vez. Luego, como si nada hubiera sucedido, ella se levanta, ordena la casa y limpia
los rastros de sangre. No sabe por qué sigue ocurriendo. Lo único que tiene claro es que debe
limpiar con esmero. Los niños no tienen por qué enterarse.

Miguel Á. Hernández-Navarro

10
Toc

Cada vez que tu cadáver llama a la puerta finjo desde el otro lado la voz de una niña que está
sola en casa.

Patricia Esteban Erlés

11
1

Entonces muere; alguien de la multitud le dispara, o le da una puñalada, pero él ya no lo


sabe; en realidad, ya no sabe nada más.

Alberto Chimal

12
Sin comentarios

Cinco cadáveres de diferentes edades lo escuchaban desde la primera fila del auditorio. Tras
ellos, unos veinte más tosían, fumaban, sonreían o bostezaban discretamente en medio de un
silencio putrefacto. Ninguno pareció conmoverse cuando el conferencista sentenció: <<La
única certeza de la vida es la muerte>>. Al terminar, un frío aplauso premió sus palabras y,
olvidándose de ellas, los veinticinco cuerpos salieron a ocupar sus respectivas fosas. Unos
tardaron sólo unos días en llegar, otros meses, algunos años, pero al cabo de un siglo, todos
habían sido olvidados.

Martha Cerda

13
Llegó la paz

Terminó la guerra porque ya no había ni buenos ni malos, todos estaban muertos.

Juan Manuel Valero

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Terrores nocturnos

Y la muerte ocupó una noche la cama de al lado, que mamá se empeña en hacer todos los
días, estirando bien las sábanas y ahuecando el cojín de ganchillo. Sospechas que desde
entonces tu hermano está escondido bajo el colchón, lo imaginas temblando de miedo y frío,
rodeado de pelusas y descalzo. Pero no te asomas para comprobarlo.

Patricia Esteban Erlés

15
Amante profesional

Romero, asesino de profesión, se vanagloriaba de ser un hombre de palabra. Al conocer a


Raquel sintió una súbita comezón en su orgullo. La invitó a cenar, la enamoró y por la
mañana, cuando el sol caía plácido sobre los cabellos de la mujer, le disparó entre los pechos
por el simple y estúpido placer de cumplir un contrato.

Ramón Díaz Eterovic

16
Muerte

Estoy a punto de desaparecer, aunque mi muerte como escrito no tenga las mismas
características que el deceso de un escritor. Mi autor me sacó de allí donde me había criado,
mi ámbito natural, para ubicarme en otro libro suyo. Después, pensándolo mejor, me eliminó
de la nueva compilación. Dejó de existir, pero mi retirada no es penosa. Más de un lector me
evocará, aunque sea parcialmente. Gracias a la memoria, de esa lectura abandonada puede
nacer el impulso para escribir nuevos y mejores textos. Algún destello de mi argumento
superará mi muerte física, lo sepa el lector o no.

David Lagmanovich

17
Inmortalidad

Solía vivir en mundos paralelos, cambiando de un lugar a otro sin avisar, como lo hace un
rayo al caer. Esto la hizo inmortal. La muerte nunca la pudo hallar.

Cecilia Quijada P.

18
La Muerte

La Muerte vino a llevarse a Pancho.

-Llegó la hora de irnos – le dijo la Muerte.

-Pancho le respondió: “Pero antes juguemos a las escondidas”.

-La Muerte para desestresarse de su arduo trabajo aceptó y lo primero que hizo fue buscar un
buen lugar donde esconderse mientras Pancho contaba, pero Pancho jamás la buscó y siguió
con su vida para siempre. La Muerte piensa que ella ganó.

Jovana Calderón Llacta

19
El fuego eterno

A las seis de la mañana se escucharon disparos en la aldea ocupada por los cristeros. Contra
el muro de la iglesia yacían los cadáveres de un profesor rural y tres agraristas capturados la
noche anterior.

Varias mujeres embozadas se acercaron al pelotón de fusilamiento. Una anciana preguntó al


capitán si los muertos tuvieron tiempo de confesarse. El capitán respondió que en efecto, el
padre Acevedo los había asistido en sus últimos momentos.

La anciana arrojó contra el empedrado la jarra de leche que llevaba en las manos y dijo
furiosa: -Qué lástima, qué lástima: ahora no van a arder en el fuego eterno-.

José Emilio Pacheco

20
SOPOR

Sueña como si fueses a vivir para siempre.


Vive como si fueses a morir hoy.
James Dean

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Nocturno
-Hace tanto tiempo- me dijo al oído, jadeante todavía, y se acodó a mi lado, desnuda como
el viento.

Sombras sobre sombras; una línea de luz en las caderas. Sus ojos brillaban en secreto.
Comencé a besarle las axilas; bajé a mordiscos por el perfil de la luna; me detuve en las
corvas; la escuché suspirar.

-Sígueme soñando -le supliqué-. No vayas a despertar.

Felipe Garrido

22
Balcones que no miran a La Moneda

Un niño habitaba el segundo piso de un edificio de viviendas sociales del barrio Estación
Central. Todas las tardes se ponía a mirar a los transeúntes que iban de un lado a otro. Era el
invierno de 1983 y no tenía nada más que hacer. El chico no lograba comprender por qué la
gente caminaba cabizbaja y con desgano. Al ir a sus trabajos y al volver a sus casas. ¿Por qué
ellos que sí podían caminar, correr, agarrarse a puteadas con el chofer del microbús estaban
deshechos, cansinos, derrotados? Entonces para despertarlos decidió lanzar trozos de pan
desde su balcón como si se tratase de palomas circunspectas y vestidas a la usanza bancaria.
Algunos, posados en su indiferencia no lo advertían, pero hubo otros que subían la mirada
para ver desde dónde eran lanzadas esas migajas. La sorpresa venía enseguida al verificar
que un adolescente colorín, montado sobre una silla de ruedas, portaba la máscara de Augusto
José Ramón Pinochet Ugarte para violentar a los transeúntes ¡Vaya manera de superar la
discapacidad!

Max Valdés

23
Consejos de almohada

Aquella noche debía decidir si iba a abandonarla. Llegó a casa de madrugada y descubrió
que su esposa se había quedado dormida en su lado de la cama. Se acostó en la mitad del
colchón que no le correspondía. Echó de menos su almohada, gruesa y firme, gran consejera
y tuvo que pelearse con la de su mujer. Él amaneció temprano, dispuesto a ponerse el vestido
rojo para la boda del sábado. Ella, extrañamente resuelta a huir con el joven amante que
ignoraba tener.

Teresa Serván

24
Paréntesis

A veces por las noches –meditaba aquella ocasión la Pulga– cuando el insomnio no me deja
dormir como ahora y leo, hago un paréntesis en la lectura, pienso en mi oficio de escritor y,
viendo largamente al techo, por breves instantes imagino que soy, o que podría serlo si me
lo propusiera con seriedad desde mañana, como Kafka (claro que sin su existencia miserable),
o como Joyce (sin su vida llena de trabajos para subsistir con dignidad), o como Cervantes
(sin los inconvenientes de la pobreza), o como Catulo (aun en contra, o quizá por ello mismo,
de su afición a sufrir por las mujeres), o como Swift (sin la amenaza de la locura), o como
Goethe (sin su triste destino de ganarse la vida en Palacio), o como Bloy (a pesar de su
decidida inclinación a sacrificarse por las putas), o como Thoreau (a pesar de nada), o como
Sor Juana (a pesar de todo); nunca Anónimo; siempre Lui Même, el colmo de los colmos de
cualquier gloria terrestre.

Augusto Monterroso

25
Los sueños, ¿qué tan sueños?

Luego de un sueño particularmente real, usted despierta. Sus cobijas están empapadas de
sudor. Descubre con horror una inexplicable herida en el brazo, que aún no cicatriza. Por el
noticiero matutino usted se entera de que en un país lejano se cometió un robo de joyas
valiosísimas. La policía llegó antes de que el ladrón tuviera tiempo de huir. Lo emboscaron
y cuando estaban a punto de atraparlo, desapareció. Usted siente vagamente que los detalles
le son familiares. Sí, finalmente recuerda, coinciden con el sueño que usted acaba de tener.
Lo verdaderamente aterrador es que se encontraron gotas de sangre de su tipo en el lugar de
la evasión. Usted decide que su herida es como aquella flor que para Coleridge, probara que
alguien estuvo en el Paraíso durante un sueño. Pero hay algo que no encaja, esa incertidumbre
que le quitará el sueño durante mucho tiempo: ¿dónde carajos están las joyas?

Alejandro Aguilar Sierra

26
En la noche

Esa noche estaba despierto, rememorando las circunstancias de mi vida, ficcional para otros
y muy real para mí. Pensaba en mi autor, a quien debo el haber dejado de ser sólo palabras
en un párrafo para convertirme en uno de los mejores microrrelatos que ha escrito. Me levanté
sigilosamente y me deslicé hacia su estudio. La luz de la luna alcanzaba para distinguir los
objetos que había sobre su escritorio. En un retrato aparecía mostrando un libro: era el
volumen donde por primera vez me había incluido junto a otros compañeros. La fotografía
mostraba su felicidad. Me incliné y besé el rostro que aparecía mirarme del otro lado del
vidrio. Después pude volver a dormir.

David Lagmanovich

27
El espejo que no podía dormir

Había una vez un espejo de mano que cuando se quedaba solo y nadie se veía en él se sentía
de lo peor, como que no existía, y quizá tenía razón; pero los otros espejos se burlaban de él,
y cuando por las noches los guardaban en el mismo cajón del tocador dormían pierna suelta
satisfechos, ajenos a la preocupación del neurótico.

Augusto Monterroso

28
ABSTRUSO

Adoro los misterios. Hay partes que parecen no encajar, pero al final lo
hacen y todo cobra sentido.
The Secret Life

29
Noches y Días

Los microrrelatos no sentimos ni frío ni calor; no nos aqueja el hambre ni experimentamos


la saciedad. En cambio, percibimos agudamente los días y las noches. Tal vez esto se
explique por la importancia que tiene la luz para nosotros. En nuestra imperfecta fisiología,
la luz está asociada con la claridad de la expresión; si alguna vez conseguimos lograr la
belleza, ese momento mágico se une a una explosión de luminosidad. Desgraciadamente, lo
contrario es también cierto: detestamos la oscuridad y la asociamos con la expresión
deficitaria, la que fastidia o aburre a nuestros mejores lectores. De noche apenas si
respiramos, pero la luz del alba nos devuelve nuestra plenitud.

David Lagmanovich

30
Cumpleaños

Aquel día papá encontró la forma de violar la tumba de mamá. Eran las tres de la tarde y el
cementerio estaba lleno de visitantes que llevaban flores a sus respectivos difuntos. Papá
llegó puntual a su cita con Martha, su secretaria, que lo esperaba en <<el café de enfrente>>.
Los deudos depositaban las flores en los jarrones dispuestos en cada lápida, para ese efecto.
<<Para ese efecto>>, le dictaba papá a Martha, la secretaria, quien seguía atentamente las
palabras de papá, los gestos de papá, las miradas de papá. Papá recordó que era el cumpleaños
de mamá, aunque mamá hacía ya tiempo que había dejado de cumplir, y parpadeó. Martha
transcribió el parpadeo… Entre puntos y comas dieron las cinco. Los visitantes comenzaron
a retirarse; la lápida de mamá era la única sin flores que la rodearan. Papá rodeaba con su
brazo la cintura de Martha y ella rodeaba con su pierna la pierna de papá. Los guardias
cerraron con llave las puertas del cementerio y papá tuvo que quedarse en un cuarto de hotel,
con Martha. Al día siguiente la tumba de mamá amaneció abierta y su esqueleto junto a la
entrada. Los guardianes declararon que el sistema del panteón era tan efectivo que nadie
podía entrar. Ni salir…

Martha Cerda

31
Castigo

Le dije muchas veces que si no se portaba bien la encerraría en el armario de los Monstruos
Oscuros. Lloró durante horas, aporreó la puerta con sus pequeñas manos hasta que se cansó,
supuse que se habría quedado dormida y entonces decidí levantarle el castigo. Mi hija ya no
estaba sentada entre mis vestidos largos. Y me pregunto quién es, entonces, la niña que me
mira desde allí abajo, como un animal regresado del infierno.

Patricia Esteban Erlés

32
Hospital
Yace en su cama, pensando, agonizando, contando sus últimos minutos, pero todavía no llega
su trasplante.

Sebastián Amar M.

33
La mujer ilustrada
Muy a su pesar, se fue desdibujando de a poco.

Carla Svigilsky

34
Por necesidad de la empresa

Pasó la lengua una vez más por encima de la línea roja que se formaba desde el pecho hasta
el vientre cada vez que la herida quedaba expuesta, y comprobó que hasta en eso le habían
mentido: su jefe no tenía la sangre tan fría.

Lorena Díaz Meza

35
Pasada la medianoche

Es un animal extraño, que ha adquirido el hábito de salir a merodear una vez pasada la
medianoche. Durante el día hace acopio de energía calórica, y una vez que la absoluta
oscuridad lo ampara, sale en busca de especímenes del sexo contrario. Esta noche se antoja
peligrosa, puede olerlo en el aire, pero nuestro macho está decidido a encontrar una hembra
que satisfaga sus expectativas. A lo largo de las horas, el animal sortea diversos obstáculos,
no sin cierta osadía, si bien mantiene la precaución de no acercarse al espacio delimitado por
sus congéneres rivales. Ha divisado varias hembras en actitud de celo, las ha husmeado y
curioseado, pero no eran de su gusto. Ya bien entrada la madrugada, da con una que parece
serle afín. Los dos quedan inmóviles, en estado de alerta. Se sostienen la mirada. Se miran
en una distancia cada vez menor. Él la huele. Su perfume Anaïs Anaïs de Cacharel le
satisface; también el preciso talle de sus vaqueros. A ella le gusta sus mocasines Forcieri, y
la forma que tiene de pasarse la mano por el pelo que le cae sobre la frente.

Juan Jacinto Muñoz Rengel

36
Enemigos

Atraviesan una espada en su vientre, el herido se arrastra, lo miran reptar. Uno de ellos se
impacienta, alza el arma.

-Todavía no- protestan los otros -, que sufra un rato más nos debe demasiadas.

El tiro es certero y la muerte instantánea. Quien disparó hace bromas procaces y ríe
histéricamente. Sus carcajadas se pierden bajo el ruido escandaloso que provocan los otros
victimarios que ahora luchan entre sí, todos creen tener preeminencia para hurgar dentro del
cadáver.

Muerto el hombre lobo, no es de extrañar que se maten entre ellos por una bala de plata.

Patricia Nasello

37
Impresión criminal

Cerdo Harry despreciaba las armas de fuego para cometer sus crímenes: eran demasiado
rápidas. Él disfrutaba con la sangre salpicada en la ropa y los cuerpos con espasmos. Por eso,
después de romper el ladrillo en la cabeza del policía, Cerdo Harry sacó una navaja de la
cazadora y la elevó con ambas manos para hundirla justo al centro del pecho, pero se quedó
inmóvil: esa pequeña arma blanca no expresaría todo el rencor que sentía por la Policía.
Escudriñó con la mirada el callejón, descartó un tubo cromado porque intuyó que no causaría
suficiente daño. Pensó que una barreta negra con destellos en azul eléctrico sería el arma
ideal para la ocasión. En un primer plano, el rencor tendría que estar simbolizado con
manchas de sangre, provocadas por los navajazos que dejarían expuestas las entrañas. El gris
metálico de los botes de basura estaría en equilibrio con la tenue luz del foco que alumbraba
el callejón. El contraste de colores no debía causar repugnancia, sino una atracción
incomprensible a pesar de la imagen violenta. Soltó un quejido.

- Lo que cuesta ser un artista del crimen.

Fernando Sánchez Clelo

38
BIBLIOGRAFÍA

CHIMAL, Alberto. Historia Siniestra. México: Cuadrivio, 2015.


CLELO, Fernando. Un reflejo en la penumbra. Ficticia, 2016.
ESTEBAN, Patricia E. Casa de Muñecas. Madrid
LAGMANOVICH, David. Memorias de un microrrelato. Argentina: Macedonia, 2010.
NASELLO, Patricia. Nosotros somos eternos, España: Albur, 2015.
OBLIGADO, Clara (prólogo). La aldea de F. Las Microlocas. México: UNAM, 2001.
ZAVALA, Lauro. “De la teoría literaria a la minificción posmoderna”, Ciências Sociais
Unisinos, vol. 43, núm. 1, j-abril, 2007, pp. 86-96.

39
ÍNDICE

Estudios sobre la minificción ……………………………………………………………..5

Óbito

Castigo ………………………………………………………………………. ……………8


Fiesta sorpresa ………………………………………………………………………………9
Destino ……………………………………………………………………………….……10
Toc …………………………………………………………………………………..……11
1 ……………………………………………………………………………………..……..12
Sin comentarios ………………………………………………………………..…………13
Llegó la paz …………………………………………………………………………..……14
Terrores nocturnos ………………………………………………………………….……..15
Amante profesional …………………………………..…………………….…………..…16
Muerte ……………………………………………………………………………….…….17
Inmortalidad ……………………………………………..…………………….………….18
La muerte ………………………………………………………….………………………19
El fuego eterno ……………………………………………………………..……………..20

Sopor

Nocturno ……………………………………………………………………………..……22
Balcones que no miran a La Moneda …………..………………………………………....23
Consejos de almohada ……………………………………..………………………………24
Paréntesis …………………………………………………………..……………………...25
Los sueños, ¿qué tan sueños? ………………………………………………..……………26
En la noche ……………………………………………………………………………..….27
El espejo que no podía dormir ………………………………………………….………...28

Abstruso

Noches y días ……………………………………………………………………………30


Cumpleaños ……………………………………………………………………………..31
Castigo …………………………………………………………………………………..32
Hospital …………………………………………………………………………………33
La mujer ilustrada …………………………………………….…………………………34
Por necesidad de la empresa ………………………………………….…………………35
Pasada la medianoche …………………………………………………………..………..36
Enemigos ……………………………………………..………………………………….37
Impresión criminal ……………………………………………..………………………..38

Bibliografía …………………………………………………………….………………..39
Índice …………………………………………………………………………………….40

40

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