Está en la página 1de 6

EL HACINAMIENTO Y EL COVID 19

Sobrepoblación penitenciaria es la situación en la que la densidad penitenciaria es mayor que


100, porque hay más personas presas que la capacidad establecida para una prisión o para la
totalidad del sistema. Densidad penitenciaria es la relación numérica entre la capacidad de una
prisión o de un sistema penitenciario y el número de personas alojadas en él, que resulta de la
fórmula: número de personas alojadas/ número de cupos disponibles x 100.

Sobrepoblación crítica es la situación en que la densidad penitenciaria es igual a 120 o más,


adoptándose la definición utilizada por el Comité Europeo para los Problemas Criminales.6
Siguiendo la propuesta de ILANUD se utilizará la expresión hacinamiento como sinónimo de
sobrepoblación crítica

A nivel internacional no existe una de-nición de plaza o cupo penitenciario que permita la
construcción del concepto de capacidad penitenciaria, y de allí la determinación de la densidad
carcelaria. Los estándares de “tratamiento penitenciario” no se traducen en indicadores
numéricos (ejemplo: metros cuadrados para alojamiento por recluso), sino que remiten a
referencias mínimas (ejemplo: celdas o dormitorios en condiciones de higiene, ventilados, con
super-cie mínima, alumbrados, calefaccionados)7 en base a las cuales cada sistema
penitenciario construirá su propia conceptualización de plaza o cupo penitenciario.

La capacidad de alojamiento es medida de forma diferente por cada sistema penitenciario, lo


que di-culta un análisis comparativo. Un indicador utilizado generalmente por los países es
referir a la capacidad declarada al momento de la construcción de cada unidad penitenciaria,
pero esta capacidad generalmente es modi-cada una vez que el centro comienza a operar,
debido a la necesidad de alojar un mayor número de personas.

La capacidad de alojamiento de los centros de privación de libertad debería formularse


teniendo en cuenta criterios tales como: espacio real disponible por persona, ventilación,
iluminación, acceso a los servicios sanitarios, número de horas que las personas privadas de
libertad pasan en sus celdas y las posibilidades que tengan de realizar actividades laborales,
deportivas, etcétera

SISTEMA PENITENCIARIO PERUANO

La población penitenciaria ha incrementado en las últimas décadas al punto que los


establecimientos penitenciarios nacionales se han desbordado en más del 137% de su
capacidad. Dicha circunstancia ha ocasionado que los reclusos vivan en hacinamiento y,
consecuentemente, en paupérrimas condiciones de salubridad.

Antes de la crisis sanitaria ocasionada por la propagación del COVID-19, las autoridades no le
deban la importancia debida al problema del hacinamiento en las cárceles. El desinterés en
ello, aunado al déficit de un sistema de salud nacional precario y el surgimiento de una
pandemia con un virus altamente contagioso han creado una “bomba de tiempo” que pone
en peligro la vida de más de 94 235 personas que se encuentran recluidas en condiciones de
hacinamiento.

Solo en una oficina regional del INPE no existe una sobrepoblación crítica que supere el 20% de
su capacidad, pero sí cuenta con una sobrepoblación que excede en 7% su capacidad de
albergue máximo

Como se desprende de la tabla referida, los centros penitenciarios con la situación más crítica,
en términos de hacinamiento, son aquellos correspondientes a las oficinas regionales de
“NORTE –CHICLAYO”, “LIMA–LIMA”, “SUR-AREQUIPA” y “CENTRO HUANCAYO”. Los
porcentajes son alarmantes: 188%, 156%, 235% y 250%, respectivamente.

Igual de alarmante resulta que existan 94 235 personas recluidas en los establecimientos
penitenciarios del INPE hacia junio de 2019, de los cuales 34 255 personas ostentaban la
condición de procesados (36.4%) – casi toda la capacidad de albergue de los establecimientos
penitenciarios del país – y 59 980 la de condenados (63.6%). Es decir, prácticamente un tercio
de la población penitenciaria está conformada por personas que están siendo procesadas y
que no cuentan con una sentencia condenatoria firme
NORMAS INTERNACIONALES

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha descrito los problemas ocasionados por


el hacinamiento penitenciario de la siguiente manera:

“El hacinamiento incrementa los niveles de violencia entre internos; impide que éstos
dispongan de un mínimo de privacidad; dificulta el acceso a los servicios básicos, algunos tan
esenciales como el agua; facilita la propagación de enfermedades; crea un ambiente en el
que las condiciones de salubridad e higiene son deplorables; constituye en sí mismo un
factor de riesgo de situaciones de emergencia; restringe el acceso de los internos a
actividades productivas; propicia la corrupción; afecta el contacto familiar de los reclusos; y en
definida genera serios problemas en la gestión misma de los establecimientos penitenciarios.”

Evidencia que el hacinamiento en el Perú priva a los internos de

 Servicios básicos, como el agua


 Vivir en un ambiente de salubridad e higiene

En palabras de la Comisión Interamericana de Derechos humanos “constituye en sí mismo un


factor de riesgo de situaciones de emergencia”

La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha analizado los riesgos de vivir en


hacinamiento manifestando que: “aumenta el riesgo de exposición a enfermedades
infecciosas, y la insuficiencia de los servicios de suministro de agua y de saneamiento afecta a
la inocuidad de los alimentos y la higiene personal y, por tanto,  facilita que se contraigan
enfermedades transmisibles.

Las condiciones del hacinamiento son una fuente que

no garantizan el distanciamiento social necesario – no olvidemos que la OMS recomienda


mantener una distancia mínima de un metro entre cada persona para prevenir los contagios,
ni tampoco brindan un acceso a servicios básicos como el agua que resulta indispensable
para prevenir el contagio de enfermedades

NORMAS PERUANAS SOBRE EL COVID

El artículo 1° de la Constitución Política del Estado establece que la defensa de la persona


humana y el respeto a su dignidad son el fin supremo de la sociedad y el Estado, por lo que
ningún ciudadano puede ser sometido a un trato indigno u obligado a vivir en condiciones
inhumanas. En la misma línea, el inciso 22 del artículo 139° de la Constitución Política del
Estado reconoce que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y
reincorporación del penado a la sociedad.

Efectuando una interpretación sistemática de los artículos antes citados no cabe duda alguna
sobre que el Estado se encuentra en la obligación de garantizar a todo recluso un trato digno,
pues la pena privativa de libertad no tiene por objeto destruir al recluso, sino rehabilitarlo para
que pueda se pueda reinsertar en la sociedad. Por ende, independientemente de la crisis
sanitaria del COVID-19, es claro que ningún recluso debería vivir en condiciones de
hacinamiento que impliquen un riesgo para su salud. Por ello, es necesario que el Estado
adopte medidas para combatir el hacinamiento penitenciario y todos los riesgos que ello
podría ocasionar para la salud pública
El Decreto Supremo Nº 004-2020-JUS propone el indulto por razones humanitarias a internos e
internas sentenciados que padezcan alguna enfermedad crónica vulnerable al COVID-19; El
indulto común “supresión de la pena” y conmutación de la pena “reducción de la pena” a
aquellos internos o internas con el presupuesto de ser madres con su hijo o hija en prisión,
internas que se encuentren embarazadas, reos cuya condena esté por cumplirse en los
próximos seis (6) meses, reos con pena efectiva menor a cuatro (4) años y reos mayores de
sesenta (60) años. Todos deben ser primarios, más no reincidentes. El INPE informo que
13,575 sufren de problemas de salud, tales como tuberculosis, diabetes, VIH/SIDA,

Gracias a este decreto el estado peruano prevé que Alrededor de 12,514 reclusos podrían ser
beneficiados por estas gracias presidenciales. Sin embargo, ello tomará un tiempo
considerable, puesto que se requerirá evaluar previamente, a detalle, las sentencias y demás
documentos de cada interno e interna según el procedimiento establecido por el Decreto
Supremo

A través del Decreto Supremos N.º 004-2020-JUS el estado ha optado por promover la
adopción de medidas de salubridad para este sector de la población penitenciara, se ha optado
por aprobar la liberación de un grupo reducido de internas e internos otorgando indultos,
entre otros benéficos penitenciarios. Esta decisión probablemente este establecida por dos
factores principales: El primero, la falta de presupuesto para invertir en la población
penitenciaria adecuadamente en la salud de los internos.

Lo perjudicial de esta decisión es que por más que muchos puedan pensar que se está
perdonando al interno por la comisión de su delito, al dejarlo salir de prisión, el Estado estaría
dejado a su suerte a la población penitenciaria, proponiendo que se cuídense bajo su propio
riesgo y posibilidades, la realidad es otra al dejar libre a un interno el estado no está
asegurando su bienestar ya que la mayoría de los internos son de bajos recursos económicos,
Segundo; probablemente en un mundo ideal esta medida puede ser una de las mejores
decisiones para la población, pero nuestra realidad penitenciaria golpea a este ideal, el
gobierno peruano están fomentando la liberación de internos en estos últimos días ya que
actualmente las condiciones sanitarias y alimenticias son paupérrimas dentro de los penales
poniendo en riesgo a todos los internos, trabajadores tanto como salud y de seguridad.

Un primer anuncio sobre medidas adoptadas por el covid fue 14 de abril de 2020 el Poder
Ejecutivo emitió el Decreto Legislativo N° 1459 a través del cual modificó el procedimiento
especial de conversión de penas privativas de libertad en ejecución. La finalidad es que los
condenados por el delito de omisión a la asistencia familiar puedan acceder a este beneficio
acreditando el pago de la reparación civil y la deuda alimenticia actualizada

El 14 de abril de 2020, se publicó en “El Peruano” el Decreto Legislativo N.º 1459, que optimiza
la aplicación de la conversión automática de la pena para personas condenadas por el delito de
omisión de asistencia familiar, a fin de reducir el hacinamiento penitenciario y evitar contagios
de COVID-19. Esta norma modifica los artículos 3 y 4 del Decreto Legislativo N.º 1300, que
regula el procedimiento especial de conversión de penas privativas de libertad por penas
alternativas en ejecución de condena,

Esta modificación permite acceder a la conversión de pena por una alternativa, sin la
obligación de presentar otros requisitos como la presentación de antecedentes judiciales, el
régimen de vida penitenciario, entre otros documentos establecidos en el Decreto Legislativo
N.º 1300. A su vez, exime de la realización de la audiencia para determinar su procedencia.
Cabe también observar que la fórmula empleada en la redacción: “pago íntegro de la
reparación civil y de la deuda alimenticia acumulada hasta el momento en que solicita la
conversión”,  resulta discutible; puesto que, puede dar lugar a interpretar que además de la
reparación civil debe pagarse el total de la deuda alimenticia adeudada, incluyendo aquellas
liquidaciones pendientes que no hayan sido objeto de proceso penal alguno. Con ello, se
exigiría incluso pagar más de lo que señala la sentencia condenatoria, convirtiendo la
conversión en inaccesible. Dicha interpretación contraviene la finalidad de la norma de
permitir el acceso a la conversión de penas y reducir el hacinamiento y el peligro de contagio
del COVD-19. Sin embargo, aún queda pendiente la tarea de los sentenciados por delitos
distintos a penas menores a 4 años y que se encuentran recluídos en las mismas condiciones

INPE

El 20 de marzo mediante el decreto de urgencia 029-2020 el Gobierno Central transfirió S/. 10


millones al Instituto Nacional Penitenciario (INPE), para implementar medidas que ayuden a
prevenir y contener el brote del COVID-19 en las cárceles.

Sin embargo, la contraloría reviso los reportes de la ejecución presupuestal del INPE se llegó a
la conclusión que solo invirtió el 10 % del propuesto asignado para el COVID – 19.

Podemos percibir el poco interés del INPE al invertir poco para mejorar las condiciones de
salubridad en los penales que afecta tanto a los trabajadores y los reclusos de los
establecimientos penitenciarios.

El INPE viene actuando mediante las quejas que se formulan por lo trabajadores y reclusos de
los penares, por que el monto presupuestal destinado para los e

En la actualidad se puede apreciar que el INPE esta invirtiendo ese monto cuando ya hubo
infectados en un centro penitenciario por las quejas presentadas de los trabadores y reclusos
que consta en comunicados, sin embargo, el monto presupuestal de 10 millones era para
destinado para prevenir posibles contagios y mejorar la las condiciones de salubridad en los
establecimientos penitenciarios se hizo caso omiso a esto por el mal manejo presupuestal.

Respecto al rubro normativo el código de ejecución penal regula los derechos que amparan a
los reclusos que residen en los establecimientos penitenciarios, sin embargo, estos se ven
vulnerados ante el desinterés del INPE respecto a la actuación presupuestal para brindar
condiciones de salubridad para prevenir y contener el COVID – 19 en las cárceles.

En el artículo 1 del código de ejecución penal establece los derechos del interno que hace
referencia; que el interno goza de los mismos derechos de un ciudadano en libertad entre
estos derechos se incluye el derecho a la vida, integridad.

También podría gustarte