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Luis Sáez Rueda

Ficcionalización del mundo.


Aportaciones para una crítica de patologías sociales

Abstract. This article tries to show the sentido negativo, es decir, por la “organización
actual necessity of a “critique ontology” directed del vacío” a manos de un “ser-sin-mundo”.
to the unmasking of “social pathologies”. The Entre los diez supuestos ontológicos con los que
author defends that these pathologies can be el trabajo ejemplifica esta tesis, cabe señalar
understood in the present days as phenomena la propensión a operacionalizar lo que el autor
of ontological character whose progressive llama “pensamiento naciente”, el “resentimien-
expansion in western society has given rise to to generalizado”, la “creación de vida super-
a global “fictionalization of the world”. This flua” o el nuevo espíritu del capitalismo.
fictionalization expresses the situation of “a
stationary society”, that, although its continuous Palabras clave: ontología crítica, patolo-
movement, remains closed against a qualitative gías sociales, ficcionalización, nihilismo, vacío.
change and dominated by nihilism in a negative
sense, this is, by the “organization of vacuum”
due to “a being without a world”. The author
exemplifies this thesis with ten ontological La filosofía constituye un ejercicio de pen-
presuppositions and it can be highlighted samiento que posee internamente, más allá de
between them the tendency to put into work what su propio discurso clausurado y académico, un
he calls “the rising thinking”, the “generalised compromiso con la realidad del presente. Todos
sabemos que la nuestra es una época muy pro-
resentment”, the “creation of superfluous life”
blemática, sobre la cual se han vertido muchos
or the new spirit of capitalism.
diagnósticos críticos y, en esa línea, hasta des-
esperadamente pesimistas. El objetivo de mi
Key Words: critique ontology, social intervención es el de contribuir en este trabajo
pathologies, fictionalization, nihilism, vacuum. filosófico de análisis y crítica de lo actual. Puedo
adelantar que mi punto de vista pertenece a los
Resumen. El artículo pretende mostrar la pesimistas, pero que, sobre ese fondo, se esfuerza
necesidad actual de una “ontología crítica” por encontrar alguna salida.
dirigida al desenmascaramiento de “patologías El título que abre mi alocución condensa
sociales”. El autor sostiene que dichas pato- el horizonte general. Intentaré mostrar que la
logías pueden ser entendidas hoy como fenó- sociedad y la cultura del presente se caracterizan
menos de carácter ontológico cuya progresiva por una reducción ontológica del mundo a pura
expansión en Occidente está dando lugar a una ficción, en el sentido general de que el hombre
global “ficcionalización del mundo”. Tal ficcio- ha vaciado lo real, convirtiéndolo en un desier-
nalización expresa la situación de una “socie- to y que, en esa situación de nihilismo, no se
dad estacionaria” que, a pesar de su incesante encuentra hoy en verdadero contacto con lo que
movimiento, permanece blindada al cambio lo rodea. Desarraigado, como un ser sin-mundo,
cualitativo y dominada por el nihilismo en un el hombre de hoy finge estar sobre la tierra de

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muchos modos. La crítica de esa ficcionalización bifronte o de dos caras, que implica ir más allá
del mundo, me parece, implica un análisis de del fondo heideggeriano supuesto, evidentemente,
fenómenos ontológicos, pues se trata de sacar en lo que se acaba de decir. Por un lado, el extra-
a la luz sólo hechos contables, sino de despejar ñamiento lo sitúa en un mundo concreto, en el
acontecimientos que tienen a la base toda una que se reconoce parte integrante: perteneciendo.
visión o comprensión del ser del mundo. Que las Por otro, sin embargo, el extrañamiento conduce
llama “patologías” es muy problemático, dado al hombre a experimentarse como un ser abierto.
que siempre que hablamos de enfermedad, hemos Abierto en un sentido peculiar: abierto como no
de partir de una concepción de la salud. Les ruego teniendo morada, en la medida en que, aunque
me permitan abordar este problema al final. pertenece siempre a un mundo preciso, puede
ponerlo entre paréntesis, hacer epojé respecto a
él y colocarse en otro lugar de hospedaje. Quiere
Apertura introductoria: el hombre ello decir que el hombre es en un mundo y, simul-
táneamente, en ninguno en particular. En otros
como ser errático y el presente como
términos, es al mismo tiempo, céntrico (inmerso
sociedad estacionaria en) y ex-céntrico (fuera de). Y esto no le ocurre
alternativamente, sino conformando una unidad,
Antes de ilustrar el propósito descrito, es una unidad discorde, una unidad con dos caras
necesario que introduzca cierto punto de partida diferentes y, en cierto modo, contradictorias
o presupuesto de las tesis que expondré. Con ello entre sí. El hombre es ser errático, no porque
sintetizo en pocas palabras lo que ha constituido posea diferentes moradas, sino más bien porque
el tema central que, en otro lugar, desarrollo en es el ser que está continua e inexorablemente en
detalle1. camino. En cuanto habita un mundo, se halla en
Sin pretender agotar la concepción del ser el seno de un magma de sentido y en la respon-
humano, me tomo la libertad de proponerles un sabilidad de escuchar la interpelación que de éste
rasgo que, a mi juicio, le pertenece y que podría ser emerge. En cuanto excéntrico y extrañante, está
descrito con la expresión ser errático. La expresión lanzado a la exterioridad, hacia los confines de
no posee un sentido negativo o peyorativo, es decir, su mundo, ex-cediendo su pertenencia por medio
no es coincidente con términos que subrayan el de la responsabilidad y de la aventura consistente
desarraigo por impotencia o el vagabundeo por en saltar hacia una nueva tierra, aún por-venir.
pérdida de horizonte. Para aclarar su significado, El ser humano es ese tránsito, ese intersticio,
habría que comenzar incidiendo en la circunstancia «entre» o intermedio, de estar en ciernes o en
de que el fenómeno del extrañamiento atraviesa la estado naciente, en la emocionante tensión entre
existencia del hombre de raíz. El extrañamiento es radicación y erradicación, habitar y des-habitar,
ese posicionamiento del ser humano en su medio, tener lo propio de una pertenencia y estar en pro-
en virtud del cual es capaz de experimentarse ceso de ex-propiación. Estamos arraigados y, en
admirado, interrogante, y también perplejo, ante lo el corazón del arraigo, parte ya una línea de fuga
real. El animal está incrustado en su entorno y vive hacia lo extranjero y extraño. Siendo en la tierra,
inmerso en él. Pero nosotros podemos comprender estamos desterrados, pero no como flotando en el
lo que nos rodea sintiéndonos extrañados por el aire, sino en el trayecto de conformar una nueva
hecho de que lo que es sea como lo vemos y no de tierra que todavía no existe.
otro modo. Es por esta capacidad del hombre por Dicho esto, avanzo la tesis que intentarán
la que éste tiene, no sólo un «medio ambiente», confirmar mis ejemplos ulteriores. Dicha tesis
sino «mundo». La experiencia del extrañamiento es la de que la sociedad actual en la que vivimos
permite decir de lo real «es» y aprehenderlo, así, niega por completo al ser errático. Ello es así por-
como un lugar que se habita significativamente, que se ha cerrado en torno a sí misma y expulsado
comprensivamente. toda transformación cualitativa. Nuestro mundo
Ahora bien, dicha experiencia de extrañamien- es el mundo del nihilismo consumado. Del nihi-
to coloca al hombre en una situación tensional, lismo, no en un sentido positivo. En este sentido

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positivo, nihilismo significa que el ser errático ellos en la simulación del acontecimiento, del
es camino y tránsito y, por tanto, un lugar del movimiento, del cursar hacia un novum, es decir,
«entre» que es una especie de no-lugar, una consistentes en una ficcionalización del mundo.
especie de nada productiva, hasta el punto que
podría decirse que el hombre es el ser que se sos-
tiene sobre la nada. Nuestra sociedad no existe Ficcionalización del mundo:
en ese nihil creativo y altamente productivo del algunos rostros de su expansión
pasaje y de la trashumancia, sino en el nihil de
un vacío, de una ausencia de mundo, de un para-
A continuación describiré algunos procesos
je sin contenido y sin sustancia. Esta afirmación
que, desde mi punto de vista, constituyen una
choca con la evidencia de que nos encontramos
prueba de lo que acabo de decir. Sin quererlo, he
en un tiempo de convulsiones sin fin, de ajetreo
terminado en un decálogo, pero no deseo con ello
desenfrenado y hasta de estresante movimiento.
hablar ex-cátedra o como por boca divina. Son
Pero justamente ahí radica la paradoja: lo que
hipótesis. Ustedes dirán.
ocurre es que, en ausencia de mundo, el hom-
bre hoy, tal y como ocurre en ciertos procesos
neuróticos, emprende una huída hacia delante.
1. Capitalismo de la autonomía ilusoria
Ya que no puede hacer un nuevo mundo, ya que
se mantiene en un yermo páramo, emprende
El primer fenómeno sobre el que llamo la
un movimiento compulsivo y sin cese, intenso,
estremecedor. Pero como dicho movimiento atención es, quizás, el más patente, el más fácil-
no hace un mundo nuevo, se limita a calmar el mente recognoscible. Muchos creen que se trata
malestar del vacío. Expreso esta situación como del acontecimiento fundamental y primero. Yo
la propia de una sociedad estacionaria ocupa- pienso que es una expresión en superficie de ese
da febrilmente en la organización del vacío. complejo más amplio al que llamo organización
Organización del vacío es un vértigo de acción del vacío. Se trata del fenómeno de un capitalismo
sustentado, paradójicamente, en la parálisis, un que Europa exporta a nivel mundial y que crea la
tráfago del hacer y del transitar que pivota, para- ilusión de autonomía. Esta ilusión es creada a
dójicamente, sobre la inmovilidad. través de una disposición que, desde la década
Ello no quiere decir, por supuesto, que no de los noventa, ha roto con la rígida distribución
quepa admitirle a nuestro presente virtudes enor- jerárquica de la empresa y se ha descentralizado2.
mes. Las tiene. Y la principal de ellas es, ade- Convirtiendo a todo lo que toca en mercancía y
más de la del progreso técnico-científico, la sometiendo al hombre a las leyes del mercado,
propensión a una implantación de una política este capitalismo se dispone hoy en forma de red,
democrática capaz de desterrar modos infernales de tal manera que le concede autonomía a cada
de totalitarismo. No se niega esto. Se afirma, por uno de los nódulos y ramificaciones. Cada uno
el contrario, que, a pesar de tales virtudes, hoy, de ellos tiene ahora, no órdenes que cumplir, sino
incluso en un régimen político de libertades y de «proyectos» que han de ser asumidos por los
comunicación abierta, faltan cosas grandes que agentes de forma creativa y participativamente.
comunicar y empresas realmente transformado- En esa malla, se nos considera a todos y cada uno
ras. Por muy amplia que sea nuestra existencia de nosotros como «operadores» que se «autoor-
global y de comunicación universalizada la socie- ganizan» en «equipos» y que se hacen responsa-
dad estacionaria, en su organización del vacío, bles del proceso. La nueva forma del capital nos
no alcanza, para decirlo con H. Arendt, a verter sitúa a todos en «directores» de pequeñas cédu-
desde su movimiento inmóvil, un nuevo inicio las, en las que debemos actuar como «animadores
del mundo. Así, pues, parece que el hombre hoy de equipo», «catalizadores», «inspiradores». Es
avanza, pero está tan quedo y quieto como una un mágico y sutil sueño de libertad, pues se ha
roca. La organización del vacío es, así, la clave sustituido, así, el control de modo dirigido por
de una multitud de fenómenos, consistentes todos un autocontrol y autoadministración que muchas

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veces es difícil de detectar pero que anida en cosas con la fuerza emergente por la cual éstas
nuestra entraña como lo hace la solitaria en el llegan a ser. En su comprensión de la phýsis
intestino: engullendo para sí lo que debería estar Aristóteles incluía los términos de enérgeia (acto)
dirigido al cuerpo real. En virtud de todo ello y dýnamis (potencia) y, entendió el ser como un
se hacen más imperceptibles la distinción entre dinamismo, siempre en acto, en el que la potencia
dominante y dominado, en primer lugar, y el se sostiene en curso, viviente, en cada una de sus
principio de fondo, en segundo lugar, a saber: que actualizaciones concretas4. Spinoza, en su Ética
el valor de cualquier creación humana depende de comprende lo real como caudal en acto, potencia
que, en la red inmensa a la que pertenece, pueda o natura naturans, irreductible a lo representable
alcanzar la forma de una producción rentable. y contable5. Leibniz, por su parte, y a pesar de
Por si fuera poco, en semejante proceso de todo su matematicismo, subrayó con vehemencia
autonomía ficticia el pensamiento mismo acaba lo que llamó fuerza viva, dimensión intensa de
convirtiéndose en una de las piezas clave de la todo ser, no reductible a la extensa y comparable
producción. Se habla hoy del trabajo inmaterial3, con un «arco tendido» del que depende todo fenó-
es decir, del que está relacionado con la produc- meno ulterior6. Por terminar aquí el elenco, qui-
ción de cultura, con la creación de conocimiento siera enfatizar que es esta concepción cualitativa
o con la comunicación, actividades que crean de la fuerza o potencia para actuar la que articula
productos intangibles: bienestar, satisfacción el motivo «barroco» de nuestra propia tradición
emocional, e incluso pasión. Todo cabe y hasta iberoamericana. Así, en la obra de Gracián lo real
se promociona, siempre y cuando haga crecer la es primeramente activo operante, potencia in actu
impresión de que con ello hacemos un mundo que no se agota en sus expresiones, de forma que
nuevo. Sin embargo, hoy, los que nos dedicamos cifró la excelencia del hombre en la posibilidad
a la filosofía y, en general, a las ciencias humanas, de que éste ponga en obra su caudal en acciones
sabemos oscuramente que el trabajo del espíritu y maneras concretas, un caudal que es aconte-
llegará a lo sumo a unos pocos y quedará final- cimiento que incide en el mundo, y nunca pura
mente almacenado y olvidado en el estómago forma externa de comportamiento7.
ingente de las bibliotecas y hemerotecas, donde Sin embargo, en la modernidad, la compren-
se sumirá también, por su parte, en el sueño. sión del actuar que ha triunfado no ha sido ésta,
sino la que arranca de la revolución científica de
los siglos XVI-XVII. Según esa línea, el ope-
2. Reducción del actuar a la operatividad rar de cualquier fuerza o acción es reductible a
cantidad. Todos los fenómenos y acciones están
Si lanzamos una mirada al fondo de lo que entrelazados por una regla fija, coincidente con
acabamos de señalar, encontramos, entre otras una relación entre cantidades. Esta relación es
cosas, el fenómeno, característico de la moderni- lo que se llama función. Fue claramente expuesta
dad hasta nuestros días, de la reducción del actuar por Descartes y hoy se hace patente en muchas
a pura operatividad. esferas del saber, entre las que mencionaré tan
En nuestra lengua, el término «eficacia» sólo el proyecto cientificista de formalización
proviene del latín efficacitas: virtud, energía, del lenguaje natural y el intento de reducir la
fuerza, poder para obrar. En el origen lingüístico, intencionalidad mental a las reglas conexionis-
la acción se entiende como fuerza operante en un tas de una computacionalidad general basada
sentido «vertical», es decir, como acontecimiento en algoritmos8. Lo importante en este punto,
que es irreductible a sus producciones en super- en cualquier caso, es tomar nota de que hoy se
ficie y a cualquier cálculo o medida de dichas expande, a todos los niveles, el intento de reducir
producciones. Si nos remontamos a la tradición, toda dimensión «vertical» de acto, acción, acon-
no faltan elementos de juicio para detectar toda tecimiento, a la dimensión «horizontal» de sus
una línea que interpreta la acción en ese sentido efectos observables y descriptibles según reglas o
noble y elevado. Ya a través del término phýsis leyes. Es ésta, sin duda, una ficcionalización del
los presocráticos vinculaban la naturaleza de las mundo, pues finge capturar la riqueza viva de lo

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real, que es siempre un «tener lugar», un «estar la cual éste se asegura de que el mundo «es» sólo
aconteciendo», en la mordaza de lo que ha tenido en la medida en que se somete a las expectati-
lugar y ha acontecido, es decir, en hechos regla- vas subjetivas. Con ello, el hombre ha perdido
bles y operacionalizables. pie. Creyéndose en la cima de lo real, ya no se
reconoce inserto en el mundo, sino fuera de él
y frente a él en actitud de dominio. Por medio
3. Conversión de todo lo existente de esta altanera mirada, producto de una ficción
en «existencias» de omnipotencia, el hombre se convierte, a ritmo
frenético, en un ser sin-mundo que convierte a
La expresión es de Heidegger 9, pero la todo lo que lo rodea en su propiedad exclusiva.
empleo aquí de un modo libre, para añadir otro El ser sin-mundo de este mundo ficcional, si me
rostro de la ficcionalización: el enseñoreamiento permiten el juego de palabras, convierte así al
del hombre sobre el mundo, como si fuera un mundo en lo inmundo.
prócer al cual todo lo que existe tiene que rendir
pleitesía como condición de su ser. «Existencias»
es todo aquello que, como las latas en el mercado, 4. Escisión de hombre en homo laborans
está ahí cuantificado, acumulado y —esto es lo y homo ludens
fundamental— disponible, puesto a disposición
del deseo humano. Hoy todo parece someterse a Los procesos de operacionalización de la
esta ley. Tomemos la naturaleza, por ejemplo. Ella vida a los que me he referido, entre otras cosas,
es para nosotros muchas cosas: aquello que nos los introdujo M. Weber en lo que consideraba un
da cobijo, lo que nos inquieta por impredecible, destino de Occidente y llamó proceso de raciona-
lo misterioso de los cuentos de meigas, lo que lización unido a un simultáneo proceso de desen-
acoge al recogimiento del eremita, etc. Pero en la cantamiento del mundo. Por operacionalización
actualidad todas esas formas de ser de lo natural entendió el fenómeno por el cual, cualquier acción
se estrechan y se reducen a una sola: la naturale- del hombre cobra hoy carta de naturaleza a con-
za es una inmensa fuente de recursos. A ella no dición de que sea formalizable en la pauta de una
pertenecemos; más bien, ella nos pertenece. De racionalidad estratégica o instrumental. De ahí que
ahí a expoliar la Selva del Amazonas hay sólo un considerase a la formalización despersonalizada
paso, una derivación. Pero ¿y la política? ¿En qué de las relaciones humanas y al potente aparato de
se está convirtiendo? No, por supuesto, en una la burocracia como ingredientes no marginales,
fuente de ideas para el futuro y para el encuentro sino esenciales, de nuestro presente. Pero quisiera
franco de los hombres en el espacio abierto del aprovechar el genial diagnóstico de este sociólogo
ágora. Hacer política consiste cada vez más en para subrayar aquí un aspecto central. Se trata de
crear una reserva de consignas, acumulables en la escisión de la vida del hombre en dos esferas.
programas oportunistas para las elecciones pun- La primera es la del trabajo —la de la profesión,
tuales, es decir, en crear «existencias ideológicas» como le gustaba decir—, en la que el individuo
para servir al cliente, que es el pueblo. A éste se amolda con frialdad de témpano a las reglas
se le ofrece lo que pide el momento, no lo que inmanentes de un proceder que ya está reglado.
reclama la cosa misma del problema. Pensemos La otra es la esfera de la vida fuera del trabajo, la
en el saber. ¿En qué se está transformando? En un del mundo cotidiano y la de la intersubjetividad. Si
gran cúmulo de informaciones disponibles que se la primera esfera es una en la que debe primar la
puede transportar como objetos en una mochila objetividad, en ésta es donde son vertidos los jui-
y que pueden ser sacados de ella en cualquier cios de valor. Ahora bien, dado que la racionalidad
momento en que sea necesario dejar constancia instrumental no reconoce objetividad más que a
de la arrogante, egocéntrica y supuesta sabiduría. aquello que es susceptible de operacionalización
Que todo lo existente se convierta en exis- reglable, los valores, que no son subsumibles en
tencias es una actitud entera del hombre en la leyes como el movimiento de los planetas, son
actualidad, completamente englobante, mediante expulsados de lo público y arrumbados al mundo

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subjetivo, privado y, en el fondo, arbitrario. En La llamaré, en honor a M. Merleau-Ponty, pen-


esta esfera de la vida emergen los valores, sí, pero samiento naciente. Es un pensar que actúa por
nacen ya huérfanos de crédito para la transforma- debajo de la conciencia judicativa, en el encuentro
ción del mundo. Son sólo expresión de gustos e más básico del hombre con el mundo. Antes de
inclinaciones personales. Y ya que he empleado que la reflexión explícita comience su trabajo,
la expresión «gustos» tengo que señalar que esta inteligencia se ha puesto ya en obra, orga-
este plano de la vida es, como opuesto al plano nizando el conjunto de la experiencia. Se origina
ascético del trabajo, el campo del goce. De esta directamente en el encuentro extrañante del ser
manera, el hombre queda escindido en dos: un humano con la problematicidad de lo real, de
homo laborans, por un lado, que es sólo adminis- modo que constituye, desde el fondo del pensar,
trador y administrado; un homo ludens, por otro un activo ingeniárselas con los problemas reales,
lado, que goza inercialmente y cuyas creaciones en la forma de una especie de ars inveniendi. Es
valorativas no tienen esperanza de incidir en los «naciente» este pensamiento porque no se agota
asuntos de trascendencia pública. En términos de en el resultado o solución, sino que coincide con
Weber, los hombres son impelidos hoy a conver- el proceso vertical mismo por el cual es genera-
tirse en «especialistas sin espíritu y hedonistas do un conjunto de contenidos o una sucesión de
sin corazón»10. razones. Toma pie en el poder de ser afectado por
Hoy vemos cómo esto se confirma de una el mundo, en el impacto o afección real de todo
manera cada vez más elocuente. Pondré sólo un cuanto nos envuelve. Como forma de articular un
ejemplo. En el campo del trabajo triunfa, a pasos modo de posicionarse el hombre ante al impacto
de gigante, el que conoce y maneja con soltura problemático del mundo, se mantiene en el esta-
los innumerables instrumentos que proporciona do de estar surgiendo, de estar forjándose, en la
nuestra sociedad técnica y de la información, forma de un acontecimiento interrogante en acto.
ocupándose sin descanso, no en pensar lo esen- Por su concurso puede abrirse el juego de un «dar
cial, sino en administrar las cosas y, de paso, en razón» en la discusión expresa, pero él mismo
administrarse a sí mismo un lugar de preemi- no es reductible al discurso que él articula y al
nencia en la lucha por el poder, por el prestigio, que da una forma concreta. Para expresarlo con
o, para señalar algo que todos entendemos, por una imagen, el pensamiento naciente es el gesto
el currículum. En la otra orilla, por el contrario, inteligente que abre un campo de juego razonan-
germina cada vez con mayor intensidad la semi- te, es una nervadura pre-lógica que se renueva a
lla del goce autosatisfecho y grandilocuente del cada paso y sobre la cual se asientan las razones
subjetivismo, lo que se expresa, sea el caso, en explícitas. Y por eso, el pensamiento naciente está
el aumento del conjunto de individuos que se completamente ligado a la acción. Su surgimien-
autopresentan como un iluminado, un profeta o to impele, directamente, a un posicionamiento
un genio incomprendido. ¡Si esto no es ficciona- práctico.
lización del mundo...! Pues bien, este pensamiento naciente tiene
la peculiaridad de que no puede ser construido
a voluntad y desde una altura consciente. Si nos
5. Construcción artificiosa acompaña es porque surge espontáneamente en
del pensamiento naciente el marco de la interrogación y del hacer frente
al problema. La ficcionalización del mundo a la
Comencé refiriéndome a la experiencia del que me refiero ahora consiste precisamente en la
extrañamiento como germen nutricio por el cual propensión a construirlo artificiosamente, a sus-
el hombre posee mundo y se encuentra en él en tituirlo por un pensar manufacturado. Hoy, esta
cuanto ser errático. Quisiera añadir ahora que ficcionalización se extiende como una mancha
también por ello es posible rastrear, en la profundi- de aceite y a través de una miríada de caminos.
dad del posicionamiento humano en el mundo, un Señalaré sólo dos como ejemplo. Un primer cauce
tipo de inteligencia, originaria, que está presente es el que yo llamaría «autonomización de la vida
en la vida de modo pre-reflexivo, pre-consciente. asamblearia». El espacio público, el del encuentro

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franco entre los hombres en pos del debate, forma ocupaba a través de ello lo que convenía al lugar
parte de lo más elevado que pudo crear el mundo natural. En tales circunstancias, la identidad del
griego. Era allí una genuina autoexposición en individuo dependía de la satisfacción de aquellas
el ágora por medio de la cual a las cuestiones y expectativas que su rol cuasi-natural le presentaba.
problemas se les permitía su emergencia, se les Y por eso, fracasar en la responsabilidad de la
abría una brecha para que surgiesen y vibrasen propia identidad significaba la condena, el exilio
en estado naciente. Pero hoy todo ello ha sido o el oprobio11. Para el hombre moderno y contem-
desplazado. Y la clave de dicho desplazamiento poráneo, por el contrario, ya no hay cosmos sino
consiste en que el encuentro real con el impacto mundo. El mundo es aquello que el hombre abre y
de lo problemático es sustituido por el «discurso hace. El espíritu errático al que me he referido al
acerca del encuentro». Se trata de un ascenso a comienzo es coherente con esta nueva configura-
un metalenguaje en el que la vida ya no es pro- ción. Implica que el hombre es su propio hacedor.
tagonista a través de su representante, el pensa- Ahora bien, esta nueva situación da lugar a
miento naciente; la vida ha sido sustituida ahí por una forma también nueva de responsabilidad en
un metalenguaje acerca del problema real, que la factura de una identidad. Pues si ésta se juega
se complace en hablar de él para no afrontarlo en el hacerse mismo, si el individuo fracasa no
realmente. Así, por ejemplo, la sangrienta contro- lo hace ahora respecto a un marco previo al que
versia entre palestinos e israelíes no conduce, en pertenece. Lo que fracasa es su existencia misma
las Naciones Unidas, a acciones veraces y tangi- y el mundo en cuanto tal, que se le viene abajo.
bles, sino a discursos sin fin sobre tales posibles Una angustia nueva lo acecha: el horror vacui, la
acciones. La penuria de países africanos, que posibilidad de perder su propio ser y de hundirse
sufren cada año el diezmo de miles de víctimas en la nada. Es en este punto donde se implanta
por pandemias, no conduce a intervenciones de otro rostro de la ficcionalización del mundo. En la
hecho, sino a congresos sobre el asunto y a diá- sociedad estacionaria se producen continuamente
logos sin límite. En todos estos casos, el discurso una multitud de procesos que libran al individuo
sobre el problema tiene la función de un bálsamo, de esa responsabilidad de hacerse a sí mismo,
de una medicina que calma la mala conciencia, proporcionándole ya, de antemano, un sendero
produciendo la ficción de que se está de verdad preorganizado por mecanismos ciegos. La opera-
en el asunto. cionalización de las conductas, la racionalización
El segundo ejemplo es la inflación pedagógi- de la vida, las libertades ilusorias del capital,
ca, que surge de una falta de afrontamiento de los éstos fenómenos a los que me he referido y otros
problemas reales que afectan a la enseñanza y que muchos operan de un modo autonomizado, cada
provoca hoy una huída hacia la elaboración de vez más lejos de las posibilidades de interven-
un gigantesco y grotesco metalenguaje: «diseño ción humana, como procesos ingobernables que
curricular», «objetivos aptitudinales», «definición poseen su propia lógica inmanente y casi impla-
de competencias», etc, etc. cable. Ellos arrebatan la libertad al hombre y lo
liberan, de paso, de esa angustia que procede de
la responsabilidad de trazarse el propio camino.
6. Autorrealización a través Lo curioso —y lo central en este punto— es que
de la desrealización tales mecanismos no actúan fundamentalmen-
te prohibiendo y castigando, sino, de un modo
Durante muchos siglos, la realidad consti- positivo, dando forma a conductas, de un modo
tuyó un todo orgánico, un cosmos ordenado y que Foucault ha aclarado muy lúcidamente. Un
centrado en el que a cada ser le correspondía un ejemplo simple y hasta banal: no se prohíbe a
lugar natural. Del mismo modo que en la física los jóvenes ostentar pantalones con rasgaduras
aristotélica el humo asciende al cielo porque y orificios, lo cual es signo de rebeldía, símbolo
éste es su lugar natural, en la sociedad se era de una nueva forma de ser, sino que se lo apoya,
señor, vasallo, guerrero o salvador de almas, no vendiendo tales atuendos en tiendas de moda y
accidentalmente, sino porque, de algún modo, se promocionando dicha imagen.

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Nos encontramos, pues, con una sociedad forman una misma horda, a la que hay que cuidar
que produce realización de identidades, pero y apartar al mismo tiempo.
precisamente a través de un camino ficcional: Cuando un ser humano se distancia respecto
desrealizando, vaciando de sentido innovador a la norma en un régimen político totalitario y
aquello que promociona. sanguinario, simplemente se lo liquida. Lo que
hace un régimen democrático y presuntamente
bondadoso no llega a eso, pero tiene un efecto
7. Creación de vida superflua parecido: integra anulando y reduciendo al silen-
cio. A esto es a lo que H. Arendt llamó creación
Lo que acabo de describir no se produce, de superfluidad, dejar estar pero obviar, lo que
ciertamente, de modo absolutamente general. Hay equivale, en el fondo, a crear un hombre sin-
muchos seres humanos que se hacen conscientes mundo: «Estar desarraigado significa no tener en
de esta ficción y resisten a ella con verdadero el mundo un lugar reconocido y garantizado por
valor y coraje. Consigan o no su empresa en esta los demás; ser superfluo significa no pertenecer
vida, tienen por meta esa potestas sui que los en absoluto al mundo»13.
puede conducir, como decía Séneca, a convertirse
en un «espíritu libre y erguido», «situado fuera
del alcance del miedo»12. 8. Desarraigo o falta de paradero
Sin embargo, ¿qué ocurre con esta multitud
de espíritus erguidos y sin miedo? A mí me parece Mediante la aclaración de la siguiente forma
que en tales casos la sociedad estacionaria inventa de ficcionalización quisiera subrayar la gran dis-
nuevas argucias para convertir en inocuos los tancia que existe entre el ser errático y el estar
esfuerzos de tales personas. Ello lo hace a través desarraigado. Como he intentado mostrar, en
de un sutil juego de manos: los integra, les da el primer caso no se trata en absoluto de andar
cabida, los acoge, pero a condición de impedirles, a la deriva. Ser errático significa pertenecer
de una forma o de otra, incidir realmente en el realmente al mundo y situarse en la tesitura de
mundo. Se los integra a condición de aislarlos, una extradición que conduce a una nueva tierra:
lo cual es toda una paradoja muy bien tejida de no presupone, en ese sentido, la disolución en un
aparente coherencia. Se trata de prodigarle al ser vacío, sino reconocerse inserto en un transito
humano que difiere y resiste una ayuda a la medi- hacia, en un camino.
da del propio punto de vista, al mismo tiempo que Otra cosa muy distinta es estar desarraiga-
se cierran oídos a su demanda radical, potencial- do, una situación que, me parece, forma parte
mente crítica. Se le busca entonces acomodo en un de nuestro presente en la sociedad estacionaria.
lugar apartado, aunque dentro de nuestra estancia. Estar desarraigado significa no estar en camino,
Del mismo modo que en un pequeño colectivo sino en la ficción del estar en camino. Este fenó-
se le permite la presencia al que, desde su núcleo meno se origina, en primer lugar, en el tráfago
dominante, resulta excéntrico, pero no se cuenta de la comunicación universalizada. En un mundo
con él en las decisiones fundamentales y se igno- globalizado, el flujo de conocimiento, contactos,
ran sus propios proyectos, en el teatro mundial informaciones, parece poder llevar al hombre a
Occidente aplica generosidad allí donde puede un ensanchamiento de sus horizontes. Sin embar-
esperar un sumiso silencio y le es factible crear go, por el momento, más bien parece que conduce
una cautelosa lejanía. Nos cuidamos del pobre a forjar una imagen espuria, banal, que no apresa
o del que llamamos enajenado mental, pero, al la «cosa misma», sino que somete todo aquello
mismo tiempo, no queremos presenciar sus feos que ocurre al ritmo vertiginoso del contar y del
modales: nos inquietan. Acogemos al que está en narrar, un ritmo en el que se pierden los grados
el desasosiego, pero tenemos horror a su mundo de y las escalas y todo lo singular es reducido en
cristal. Ellos amenazan nuestra luminosa razón. la masa amorfa de una indiferenciación. Junto
El crítico potencial es tratado del mismo modo a la noticia de la matanza o de la hambruna, la
que el miserable o el enfermo mental: todos ellos «tremenda» caída de un equipo de fútbol. Junto

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al hundimiento de la barcaza que conduce a tomar acto de presencia en todas las posibilidades
unos desarrapados, el hundimiento de los valores al alcance, sin hundirse a cuerpo descubierto en
bursátiles. Hablando y contando sin cese, el ser alguna de ellas.
humano hoy logra el beneficio de permanecer Todos estos rasgos, y otros que podríamos
anestesiado. Nuestra vida necesita del rumor aducir en la misma línea, conforman hoy una
incesante y, en él, por el allanamiento de todo lo colectividad que todo lo allana y que de todo se
concreto en la indiferenciación general, huera y sustrae. No está realmente en camino, sino en
vacía, crece nuestra indolencia hacia lo concreto una ficcional aventura que lo lleva de un lado a
esencial. otro y en medio de la cual, siguiendo ese espíritu
El desarraigo se origina, en segundo lugar, mefistofélico que todo lo niega, no se detiene y
en la búsqueda frenética de lo nuevo, en cuyo demora en ninguna parte. Está, para decirlo con
curso el hombre ya no se demora en lo que acae- una expresión, «sin paradero».
ce. Todo se disipa en el instante efímero de su
aparición. En la querencia de lo nuevo también
buscamos lo extraño, lo ajeno a nuestros usos 9. Organización de la apariencia:
o formas de vida. Pero si lo acogemos es de un mundo como espectáculo
modo tal que no conmocione de raíz lo propio. Lo
importamos y lo normalizamos dentro de nuestro Que todo es espectáculo en el mundo con-
espacio particular. Así, por ejemplo, surge hoy un temporáneo es una tesis de Guy Debord15, pero
gusto nuevo por lo oriental. Pero en estos orien- quisiera aprovecharla aquí rebasando el contexto
talismos que nos circundan se trata, sobre todo, marxista en el que fue concebida. El espectáculo
de incrustar algunas prácticas exóticas en una es la vida en la imagen, una imagen autonomiza-
franja horaria del día, sea de 6 a 7 de la tarde. da que, siendo representación de lo real, sustituye
Lo extraño nos lo apropiamos procurándole una a lo real y se toma por tal. En el mundo de la ima-
pulcra cercanía, desinfectada. Resulta curioso: lo gen no hay que incluir sólo aquello que producen
extraño ya no nos extraña. los mass media o las modas. Me refiero aquí a
Una tercera forma del desarraigo, por ter- algo más profundo y más universal. Quien duer-
minar aquí, es el regocijo que produce la huída me en la quietud de todo este falso movimiento
de toda contradicción o conflicto. La finitud del que vengo describiendo, siempre está expuesto a
ser humano implica siempre que escoger una la posibilidad salvadora de despertar. En la socie-
alternativa lleve consigo renunciar a otra. En un dad estacionaria, esa posibilidad es retenida por la
sentido noble y alto, semejante finitud constituye, conversión de todos los incipientes «despertares»
no un límite, sino una potencia de la existencia en una autopresentación separada de la existencia,
humana. Una potencia, a decir verdad, con tintes en una puesta en escena que simula la vigilia. Me
trágicos. Ya señalaba Scheler que no hay ni hom- refiero a la realización virtual de los sueños y de
bres ni épocas grandes que no porten un poco de las esperanzas. Este Morfeo que sume los inicios
espíritu trágico14. Pues vivir, para nosotros, lo y los esfuerzos en el metaplano de un sueño de
mortales, significa siempre existir en el conflicto. segundo orden, produce, paradójicamente, placer,
Ya que, por poner un caso, aquél que se afana mucho placer. Y en ello reside su fuerza. Pues
en un empresa intelectual de altas miras, capaz ante la impotencia sufrida en la organización del
de tocar las mimbres del mundo público, se ve vacío, siempre cabe soñar gozosamente que uno
obligado inexorablemente a restarle atención al hace algo, degustar la praxis venidera a través de
espacio íntimo de su vida privada, a los justos una mera anticipación imaginativa. El innovador,
requerimientos de su seres queridos y más próxi- el que pretende convulsiones revolucionarias, el
mos. Pero el ser humano hoy parece no querer intempestivo, el pensador veraz, y todas las figu-
asumir ese trágico sesgo de la vida. Prefiere estar ras del hombre despierto, experimentan, tarde o
en todas partes, coger un poco de esto y otro temprano, la fuerza de una coacción, surgida del
poco de aquello, con lo cual no está ni en lo uno fondo de nuestro mundo, a que convierta su tarea
ni en lo otro más que de modo mediano y banal, en la presentación y re-presentación de dicha

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tarea, es decir, una coacción oscura y casi indis- hoy a muchos niveles. En la organización del
ponible a transformarse en un histrión. El mismo vacío, el malestar no puede ser dirigido contra
que les habla en este momento y en esta charla no la realidad, porque ésta, en primer lugar, ya no
descarta que lo que todo lo que dice sólo le sirva existe propiamente y porque, en segundo lugar,
para calmar su desasosiego y camuflar sus mie- la ficción que la sustituye está investido con
dos a realizar de verdad lo que piensa. las telas de lo bondadoso, lo gratificante y lo
Tal vez, a la sociedad estacionaria le venga productivo. El malestar, en tal caso, ha de ser
como anillo al dedo que la denuncia, la crítica dirigido contra el prójimo, contra el hermano,
y el anhelo de una nueva tierra sean libremente esté en la cercanía de nuestro pequeño mundo
cacareados al viento, divulgados, expuestos con personal o se sitúe en lo más lejano en un nivel
tesón en reuniones y conferencias. Tal vez sea público.
de este modo como la organización del vacío Podemos constatar este fenómeno en la
se cubre las espaldas con una organización miríada de contextos de la vida cotidiana. Cada
correlativa de la apariencia, es decir, con una cual observe a su alrededor. Podemos consta-
organización ficcional de un gozoso espectáculo tarlo en el estilo de política que se ha hecho
en el que se escenifica, precisamente, la lucha imperante, una política en la que, a falta de
contra el vacío. ideas nuevas, cada contendiente emplea todas
sus energías en definirse a sí mismo contra el
otro. Podemos constatarlo en el surgimiento
10. Resentimiento generalizado de fundamentalismos de toda índole, para los
que lo importante no es defender desde sí una
No es extraño que en la sociedad esta- idea, sino oponerse a otra y desmoronarla. Y, a
cionaria, embriagada por lo que vengo desci- un nivel más global, podemos constatarlo en las
frando como organización del vacío, crezca relaciones internacionales de conflicto. No seña-
un silencioso aunque lacerante, malestar, un laré ninguna en particular. Tan sólo me remito,
malestar vago, confuso, cuyo centro generador como un índice muy señalado de lo que digo, a
no es siempre fácil de identificar. No puede esa paradigmática hoja de ruta que representa el
ser casual el impresionante aumento que la tan afamado libro de Samuel P. Huntington, El
Organización Mundial de la Salud constata de choque de civilizaciones17. En ese texto, que vis-
las enfermedades de este tipo, a menudo deno- lumbra una guerra total de todos contra todos y
minadas enfermedades del vacío y cuyo trata- a nivel planetario, se inspira ya, desde su mismo
miento se cobra un oneroso tributo de las arcas comienzo, en la idea de que «no puede haber
en los gobiernos de los países, precisamente, verdaderos amigos sin verdaderos enemigos. A
más avanzados16. menos que odiemos lo que no somos, no pode-
Yo pienso que este malestar sigiloso se mos amar lo que somos». Tales consignas, prodi-
está convirtiendo en un poderoso generador de gadas en diversos lugares ideológicos, literarios
resentimiento, de un resentimiento generalizado, y hasta filosóficos, constituyen, dice el autor «la
universalizado, configurado de manera mundial. funesta verdad», de tal modo que «para los pue-
Fue un gran acierto el de Nietzsche el de mostrar blos que buscan su identidad (...) los enemigos
la genealogía de esta pasión fúnebre y miserable. son esenciales»18.
Cuando el hombre se experimenta vacío, cuando Hoy, esta creación de la propia identidad
se sume en la inanidad, emprende una huída mediante la negación del otro genera un resenti-
hacia delante mediante la cual se crea una iden- miento cada vez más generalizado. Y constituye
tidad falsa a base de negar a otro. Esta emergen- una de las formas más claras y perniciosas de
cia de identidades que no se fundan en su propio la ficcionalización del mundo, pues cualquier
caudal, sino que se constituyen como reacción hombre lúcido sabe, en su interior, que una iden-
contra un enemigo inventado, este resentimiento tidad puede elevarse fuerte como el roble sólo a
que tiene siempre por meta crearse a sí mismo condición de arraigar en lo que ella es capaz de
negando al otro y vengándose de él, se extiende producir desde sí y de ofrecer al otro.

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FICCIONALIZACIÓN DEL MUNDO. APORTACIONES PARA UNA CRÍTICA... 67

El sentido de una crítica de patologías presentaciones o escenas. Es el acontecimiento


sociales presente de una oquedad silenciosa, sin rostro
único y definido y capaz de expresarse en una
De acuerdo con el horizonte general de mis multitud de lenguajes.
reflexiones, los fenómenos anteriores deben ser La filosofía se encuentra hoy, a mi parecer,
considerados ejemplos de patologías sociales. con el difícil reto de hacer frente a esta situación
Quisiera, en este punto, terminar esbozando de un de clausura. Ello puede hacerlo recorriendo, entre
otros senderos, el de una crítica ontológica dirigi-
modo general —pues hacerlo de modo exhaustivo
da al desenmascaramiento de la ficcionalización
constituiría, por sí mismo, un estudio específi-
del mundo. Corren malos tiempos para la filoso-
co— lo que en esta tesis queda concernido.
fía, que se encuentra acorralada por las exigen-
En nuestra tradición de mayor acervo, el
cias reductivas que provienen de otros saberes,
término patología contrasta con el de salud. Tal y
sobre todo los de la ciencia natural, y que, por
como juzgo este problema, no podemos dejarnos
si fuera poco, se ha replegado, ella misma, sobre
llevar por una concepción dualista y maniquea.
su propio interior academicista. La crítica de la
Lo patológico socialmente no debe ser entendi-
ficcionalización del mundo pide una tierra nueva.
do como desviación respecto a una norma, una
Al hacerlo, pide también un pensamiento nuevo,
norma que constituiría la naturaleza a priori del
lo suficientemente fuerte como para salir de su
ser humano o de la comunidad. Esta naturaleza
claustro académico, del encorsetamiento en su
a priori no existe, pues el hombre, ser errático,
discurso interno, hacia la exterioridad del mundo
es su propio hacerse, su propio conquistarse en social y cultural. Es ésta una tarea que exige
el tránsito entre pertenencia a un mundo y erra- reanimar al corazón y no sólo al concepto, pues
dicación hacia un nuevo espacio. Si hubiera que lo que el pensamiento genuino encuentra cuando
definir la salud habría que identificarla con la emprende el camino del iniciar una tierra ignota
vida en dicho curso o camino, un cauce que está es, ante todo, y de modo contundente, la resisten-
sujeto al devenir del tiempo y a la diversidad irre- cia de la realidad presente, por lo que el pensador,
ductible de los contextos de existencia. La salud hoy, se experimenta a menudo impotente.
—y en ello lleva razón Gadamer— coincide con Hace mucho tiempo, en 1951, Heidegger y
la vida misma y no puede confundirse con un Ortega se encontraron en Darmstadt, en un con-
estado específico. En tal sentido, la salud es, lisa greso sobre el hombre y el espacio, organizado
y llanamente, el ser en el mundo. En ella estamos sobre todo en una esfera intelectual de artistas y,
inmersos. Y por eso, constituye algo así como un en especial, arquitectos. Tras la intervención de
estado oculto del cual tomamos conciencia sólo Heidegger, un gran arquitecto que allí se encon-
cuando algo «anda mal»19. traba presente, expresando el sentir general del
Desde este punto de vista, la patología con- público, le dijo (utilizando un ágil juego de len-
siste en no tener un mundo. El hombre enfermo guaje) que era pésimo que, en temas arquitectóni-
de nuestro presente es un ser sin-mundo que, cos, se introdujese un Denker (pensador), pues al
a causa de ello, convierte al mundo en algo hacerlo sólo llega a ser un Zerdenker (des-pensa-
inmundo. Y dado que yo he propuesto entender dor, desorientador, que importuna, que zarandea).
al hombre como ser errático, la patología es el Heidegger se sumió en el silencio. Ortega inter-
fenómeno ontológico global de una sociedad vino a continuación. Antes de pronunciar su con-
que se mantiene estacionaria, ocupada ajetreada- ferencia, se hizo esperar, mirando directamente
mente en la organización del vacío. Este acon- al auditorio, con tono franco y melancólico, con
tecimiento, insisto, posee un carácter ontológico el alma en vilo, y comenzó diciendo que el buen
irreductible a sus manifestaciones. Cobra acto de dios, después de poner a todos los animales sobre
presencia en formas diversas de ficcionalización la tierra, creó, el último día, al Zerdenker, con
del mundo, las cuales están encarnadas en modos el fin de que no dejase tranquilos a los demás
de dominio, organizaciones del trabajo, disposi- animales y para que éstos no se durmiesen cons-
tivos de venganza, etc. Pero no se agota en tales tantemente. Una tarde del congreso, Heidegger y

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Ortega se encontraron en una velada de cierre, Notas


en honor a los asistentes. Heidegger se acercó
a Ortega para hablar con él y, de paso, agra- 1 Sáez Rueda, L., Ser errático. Una ontología
decerle aquella salida ingeniosa en su defensa. crítica de la sociedad. Madrid: Trotta, 2008, en
El propio Heidegger recuerda que vio a Ortega prensa.
completamente solo, sentado en una glorieta, 2 V. el magnífico estudio de Boltanski/ Chiapello,
con un vaso de vino en la mano y con su gran El nuevo espíritu del capitalismo [1999]. Madrid:
sombrero sobre la cabeza. Recuerda también Akal, 2002.
3 Hardt. M./Negri, T. Imperio [2000].Barcelona:
Heidegger que, al acercarse y hablar con él,
Paidós, 2002.
comprobó que Ortega estaba profundamente
4 En la Metafísica (por ejemplo, Ω 6) el acto es pre-
deprimido. Le impresionó la enorme tristeza cisamente lo que hace ser a lo que es, porque sólo
que irradiaban sus ojos y el aspecto gris que en base a lo actual puede entenderse lo potencial.
envolvía a su figura. Dice Heidegger que pocas Esto se confirma en lo que dice Aristóteles en
veces se sintió tan impresionado por la contem- relevantes pasajes: «El movimiento no reside en la
plación de una tristeza tan rotunda. Le preguntó forma, sino en lo movido, o sea, en lo móvil con-
a Ortega qué cosa, además del incidente, lo siderado en acto» (Física —Madrid, Gredos—,
tenía tan desesperado. Le contestó que no era V 1, 224b25-26); «afirmo que el movimiento es
el incidente en sí, sino lo que éste presuponía: la actualización [enérgeia] de lo que está en
Ortega estaba profundamente apenado por «la potencia en tanto que tal» (Metafísica —Madrid,
Gredos, trad. de Tomás Calvo—, K, 9, 1065b16).
impotencia del pensar frente a los poderes del
De este modo, como concluye Aubenque, «El
mundo presente»20.
movimiento no es tanto la actualización de la
Me gustaría imaginar algunas palabras más potencia como el acto de la potencia, la potencia
de aquél contexto. No descarto que dijera Ortega en cuanto acto, es decir, en cuanto que su acto es
que el pensador se encuentra trágicamente solo estar en potencia» (Aubenque, P., El problema del
en este mundo, y que esa tristeza que tenía es ser en Aristóteles, [1962]. Madrid: Taurus, 21984,
la forma en la que el alma se expresa cuando el p. 433).
mundo se cierra: una profunda melancolía, en la 5 I, prop. XXXIV.
que se mezclan la soledad más grande y el llorar 6 Monadología. Madrid: Biblioteca Nueva, 2001, §
de los árboles. Quiero creer que añadiría, final- 11.En el texto latino de este parágrafo ese princi-
mente, que sin semejante tristeza, que zarandea pio de acción viene especificado por el término
al cuerpo y al alma de vez en cuando, no habría vis, fuerza, como un principio metafísico. Es aquí
importante tener presente el enlace entre dinámi-
tampoco una posibilidad verdadera para la serena
ca y metafísica dentro del pensamiento leibnizia-
esperanza del pensamiento. no, que se pone especialmente de manifiesto a
He narrado este suceso al final, no sólo con propósito del problema de la unidad interior a la
el fin de animar a reconocer la necesidad de una multiplicidad. Ello es válido tanto para la época
alianza entre la melancolía que produce la impo- pre-monadológica, en la que entiende la sustancia
tencia y la esperanza que nos puede llevar más como cuerpo, como para la época en que entiende
allá de lo presente. Lo he narrado también porque la sustancia como mónada, lo cual se confirma en
estoy convencido de que lo que pongo en boca de la presencia, en ambos casos, del siempre afirma-
un pensador español expresa, de alguna manera, do por Leibniz principio de continuidad. En la
lo que el mundo latinoamericano entero lleva en naturaleza, «todo va por grados», no hay hiatos,
su entraña, en la de sus hombres y mujeres, poe- sino un plenum (Die philosophischen Schriften,
V, p. 455; VII, pp. 303 ss). De igual modo, entre
tas, escritores, pensadores. Tal vez haya llegado
las mónadas no hay intervalos, no se pasa de una
el momento de que la comunidad iberoamericana, a otra por saltos (Die philosophischen Schriften,
unida por la lengua, pero, más profundamente, II, p. 125, III, pp. 51-55; IV, p. 439; V, p. 286; V.,
por este anudamiento entre melancolía y coraje Monadología, §§ 8, 61). Por otro lado, este conti-
que habita en su alma desgarrada, haga valer su nuo es infinito. Frente al cartesianismo, que busca
voz en el mundo y ensaye el esfuerzo conjunto por siempre principios primeros, Leibniz considera
hacer una nueva tierra. que una secuencia cualquiera de acontecimientos

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FICCIONALIZACIÓN DEL MUNDO. APORTACIONES PARA UNA CRÍTICA... 69

es infinita, carece de principio y fin, pues presu- la principal causa actual de discapacidad. Más
poner lo contrario implicaría un detenimiento o de 120 millones de personas la sufren. Según
limitación dogmática, de tal manera que se podría las expectativas, una de cada cinco llegará a
decir que el «punto de partida» de una serie, su desarrollar un cuadro depresivo en su vida. En
fuerza, está en todas partes (Die philosophischen Europa un 14% de la población, junto a un 16%
Schriften, III, p. 581, VI, p. 604). Ver, respecto a que padecerá trastornos graves de ansiedad. Cada
toda esta temática el estupendo estudio, de Julián año se suicidan 800.000 personas. En España
Velarde Lombraña, que hace de introducción la es un problema de salud pública y afecta a
Monadología (Madrid: Biblioteca Nueva, 2001). poco menos porcentaje de población que en
7 Cfr. Pedro Cerezo Galán, «Homo duplex: el otros países de nuestro entorno, como Alemania
mixto y sus dobles», en García Casanova, J.-F., (10%), el Reino Unido e Irlanda (17% y 12%
El mundo de Baltasar Gracián, op. cit., pp. respectivamente) o Francia (18%). En Estados
406-414. Juan Francisco García Casanova mues- Unidos estos trastornos afectan aproximadamente
tra, con gran lucidez, la honda penetración del a 19 millones de adultos. Los costes anuales
barroco en la actualidad, hasta el punto de que que allí suponen estas enfermedades absorben
se pueda hablar del presente como un neobarro- el 2,5% del producto nacional bruto (es decir,
co. V. su trabajo, en el libro citado, «El mundo 148.000 millones de dólares). Mesas redondas
barroco de Gracián y la actualidad del neobarro- Ministeriales en la OMS elaboran con ahínco
co», pp. 9-52. un programa quinquenal de apoyo a los Estados
8 He intentado mostrar los diversos rostros de este Miembros encaminado a mejorar su capacidad
reduccionismo, en el marco de la actual filosofía para reducir la carga que suponen los trastornos
de la mente, en El conflicto entre continentales y mentales y promover la salud mental. ¿Se exagera?
analíticos. Barcelona: Crítica, 2002, cap. 6. ¿Se trata sólo de problemas siempre presentes a
9 Heidegger, M., «La pregunta por la técnica». los que hoy se les presta más atención? Muchos
En Conferencias y artículos. Barcelona: Serbal, informes, como el del equipo de Michelle E.
2001, pp. 17-20. Kruijshaar (Boletín OMS, 83, 6, junio-2005,
10 Weber, M., La ética protestante y el espíritu del pp. 443-448) comprueban, con asombro, que
capitalismo. Barcelona: Península, 1969 [1904/5], no se ha sobreestimado y que, incluso, muchas
p. 260. comunidades ocultan cifras considerándolas
11 V. Taylor, Ch., Fuentes del yo. Barcelona: Paidós, índice de casos leves.
1996 [1989], pp. 28-33. 17 Huntington, S. P., El choque de civilizaciones.
12 Séneca, Diálogos. Madrid: Gredos, 2000, p. 271 Barcelona: Paidós, 2005.
(V. pp. 270-275). 18 Ibid., p. 20.
13 Arendt, H., Los orígenes del totalitarismo. 19 Gadamer, H., El estado oculto de la salud.
Madrid: Alianza, 2006, pp. 636-7. Barcelona: Gedisa, 2001.
14 Scheler, M., «Sobre el fenómeno de lo trágico». 20 Lo cuenta Heidegger narrando este encuentro
En Gramática de los sentimientos, Barcelona: entre él y Ortega en el Coloquio de Darmstadt
Crítica, 2003, pp. 203-226. de 1951 y otros encuentros. V. Heidegger, M.,
15 Debord, G., La sociedad del espectáculo. Gesamtausgabe, XIII, p. 128. Le debo esta infor-
Valencia: Pre-Textos, 1999. mación emocionante al profesor D. Pedro Cerezo
16 Según la Organización Mundial de la Salud, ya Galán, cuyas enseñanzas forman parte ya de mi
en su 55ª Asamblea del 2002, la depresión es propia vida.

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