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Competencias Ciudadanas.

NOVENO TALLER VIRTUAL


1. El experimento de la JEP y sus mecanismos innovadores para escoger magistrados. EL ESPECTADOR, 1 Oct 2017. Everaldo
Lamprea Montealegre* El proceso de selección de los integrantes de la JEP fue exitoso porque, entre otras cosas,
logró un "balance inédito" entre la academia, la rama judicial, la sociedad civil y la comunidad internacional. Análisis.
Desde que el pasado 26 de septiembre se hizo pública la lista de los 51 miembros del Tribunal y las salas de la Justicia Especial
para la Paz (JEP), los medios de comunicación y las redes sociales se convirtieron en la caja de resonancia de aquellos
sectores que buscan generar suspicacias alrededor de algunos magistrados y magistradas. Este desafortunado giro en el
debate nos ha hecho perder de vista lo verdaderamente excepcional de este experimento: los innovadores mecanismos
utilizados por el Comité de Escogencia para llegar a la lista definitiva de la JEP.
En primer lugar, la elección de la JEP probó que los comités técnicos independientes son una metodología confiable para elegir a los
miembros de las altas cortes. El Comité logró un balance inédito entre los intereses de la academia (representada por Vaca), la
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rama judicial (Acuña) y diferentes sectores de la sociedad civil y la comunidad internacional (García-Sayán, Gil Robles y Méndez).
Por otra parte, en ningún momento el Comité mostró signos de fracturas internas o de lobby ilegítimo por parte del gobierno, el poder
judicial, las FARC o las Fuerzas Armadas.
Otra característica destacada del experimento JEP fue la construcción de una batería de indicadores que sirvió para reducir el
universo de más de 2328 aspirantes a una lista corta de 78 entrevistados. Todavía más importante es que los indicadores buscaban
calificar a los candidatos a partir de criterios diferenciales como género o grupo étnico. Los resultados de aplicar dichos criterios saltan
a la vista: el 53% de miembros de la JEP son mujeres; el 10.53% es indígena y el 10.53% es afrocolombiano; el 61% proviene de lugares
distintos a Bogotá; el 33%
Finalmente, el equipo técnico que apoyó a los cinco miembros del comité construyó una plataforma web que centralizó y racionalizó todo
el trámite de postulación, recopilación de hojas de vida y presentación de soportes documentales. Pese a que el equipo técnico contó
con muy poco tiempo para diseñarla y ponerla en funcionamiento, la plataforma nunca colapsó y permitió que prácticamente
todas las personas que iniciaron la aplicación pudieran terminarla. Así mismo, la plataforma sirvió como vehículo para la publicidad,
transparencia y participación ciudadana. Por ejemplo, allí se podían hacer comentarios sobre los candidatos o encontrar los resultados
de los procesos de consulta que adelantó el comité con organizaciones de víctimas y de mujeres, grupos étnicos, sindicatos y
asociaciones de militares retirados.
La elección de la JEP fue un experimento exitoso, pero no perfecto. Por ejemplo, la metodología debió explicitar hasta qué punto
del proceso se asignaron calificaciones cuantitativas a los candidatos. Si los criterios cualitativos fueron decisivos, por ejemplo,
para pasar de la lista corta a la lista definitiva, esto debió haber quedado consignado en los rigurosos documentos metodológicos que
publicó el Comité en su página web.
Tal vez el resultado más alentador del experimento JEP es que la crisis en la cúpula de la justicia no se debe a la escasez de
juristas con sobradas cualificaciones profesionales, académicas y morales para llegar a las más altas dignidades judiciales. Solo
basta echar un vistazo al listado de candidatos que no resultaron seleccionados para concluir que allí hay un depósito gigantesco de
talento que podría enriquecer inmensamente a la Corte Constitucional, al Consejo de Estado o a la Corte Suprema. Este hallazgo del
experimento JEP es especialmente significativo en esta dramática coyuntura de la justicia. La mala noticia es que, a menos que se
reforme de manera estructural, las metodologías de nominación y elección de magistrados de altas cortes seguirán castigando a
candidatos y candidatas tan excepcionales como los que fueron elegidos para la JEP.
*Everaldo Lamprea Montealegre es profesor Asociado de la Facultad de Derecho - Universidad de Los Andes. Doctor en Derecho de la Universidad de Stanford. En
Twitter: @everaldolamprea
Una forma de inferir los postulados del autor seria reconociendo que

A. la JEP fue un experimento democrático de representación cuantitativa que llevo a que personas con excelentes hojas de vida
atendieran el llamado del sector público.
B. la crisis de la justicia se soporta en el tráfico de influencias que llevan a los actuales magistrados de las altas corte o el fiscal
general de nación a ser nombrados.
C. los magistrados de las actuales cortes tienen problemas de legitimidad por la forma en la que fueron seleccionados, en un
proceso poco idóneo.
D. en Colombia existe un amplio número de juristas y demás profesionales que poseen las capacidades técnicas y académica
para ocupar grandes cargos.

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2. INTRODUCCIÓN La existencia de un conflicto armado en un determinado Estado genera reacciones o respuestas desde los
ámbitos y la normatividad internacionales que, primero, buscarían acabar con el conflicto y, segundo, apoyar el escenario del
postconflicto, que surge cuando finaliza la confrontación. Esas reacciones o respuestas se pueden analizar desde tres puntos
de vista. Inicialmente, es necesario abordar el sentido de las normas internacionales y la forma en que se aplicarán al Estado
que pretende poner fin a un conflicto interno. En segundo lugar, es necesario examinar el punto de vista de las víctimas,
generalmente auspiciadas por los defensores de derechos humanos, que buscan siempre respuestas de verdad, justicia y
reparación. Y, finalmente, es ineludible examinar esas reacciones o respuestas del sistema internacional frente a los propios
actores del conflicto, que en realidad quieren negociar y llevar la disputa hacia un punto de paz, a pesar de los obstáculos
derivados justamente de las normas de derecho internacional. En diversos escenarios de conflictos de carácter no
internacional se han llevado a cabo procesos de paz, firmas de acuerdos o intervenciones de misiones de paz de las Naciones
Unidas, que han logrado poner fin a las confrontaciones. Actualmente, es importante, a la hora de una negociación o acuerdo
de paz, contar con la presencia de la Corte Penal Internacional (CPI) como una instancia garante de justicia si el sistema penal
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interno de un país no respondiera a las demandas de las víctimas ni supiera reaccionar a la gravedad de los delitos cometidos
durante el conflicto. Por lo anterior, esta investigación quiere dar respuesta a la siguiente pregunta clave: ¿De qué manera el
Estatuto de Roma limita los procesos de paz que dan por terminados conflictos armados internos?. Hipótesis: El Estatuto de
Roma impone límites a los procesos de paz que finalizan conflictos armados internos específicamente en tres aspectos
determinantes para las negociaciones. El primero, exigencia de no impunidad en los casos, segundo, penas adecuadas para
los máximos responsables y el tercero, procesos de justicia transicional que garanticen los derechos de las víctimas. La CPI
no ha intervenido en ningún proceso de negociación hasta el momento, por lo que el caso de estudio de Colombia, y el proceso
de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – FARC, podría ser un precedente de la intervención de la CPI en
la región latinoamericana. El propósito del texto es evidenciar los posibles escenarios a los que se enfrentan países con
conflictos armados internos en tiempos de justicia transnacional, mediante el análisis del caso de un país como Colombia, que
asume el reto de negociar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – FARC, y que, a la vez, debe garantizar
los estándares internacionales de verdad, justicia y reparación ante masivas violaciones de derechos humanos y frente a
crímenes de guerra acaecidos durante el conflicto. (…) Apartes de la tesis de maestría
https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/15923/BastidasParedesSaraMaria2015.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Una forma de entender la presencia de la CPI dentro del proceso de paz entre el gobierno colombiano y las fuerzas armadas
revolucionarias de Colombia – FARC, es

A. la garantía de no impunidad en el caso que la justicia en Colombia perdone delitos de lesa humanidad.
B. la necesidad de que la CPI pueda intervenir en los procesos de paz de América latina como un juez que defiende los DDHH.
C. aceptar que en los procesos de paz no todo vale y que se deben tener límites a la hora de negociar, por el bien de las víctimas.
D. el estatuto de roma es un tribunal de segunda instancia que verificará el cumplimiento de las partes durante el postconflicto.

3. Objetar o no la JEP, la encrucijada del presidente Duque. EL ESPECTADOR 19 Feb 2019.


https://www.elespectador.com/noticias/politica/objetar-o-no-la-jep-la-encrucijada-del-presidente-duque-articulo-840511. El fiscal Néstor
Humberto Martínez y el Centro Democrático le piden desconocer la norma; defensores del Acuerdo de Paz y
comunidad internacional lo instan a respetar el sistema de justicia transicional.
Una nueva batalla enfrenta la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en momentos en que empieza a mostrar resultados. El
Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez se destapó el pasado lunes y con una senda carta le pide al presidente
Iván Duque objetar la ley estatutaria de la JEP. Martínez recibió el respaldo del Centro Democrático y el rechazo de los defensores
del Acuerdo de Paz, que desde ya advierten que objetar la norma sería una afrenta a la independencia de las ramas legislativas y judicial,
pues tanto el Congreso como la Corte Constitucional ya estudiaron y avalaron el articulado que está a la espera únicamente de la firma
del mandatario para entrar en vigencia.
Y es que convertir el sistema de justicia transicional, producto del Acuerdo de Paz, en una realidad normativa ha sido un viacrucis,
especialmente con relación a esta ley estatutaria. En octubre de 2017, cuando le quedaban pocos días de vigencia al Fast Track, el
mismo fiscal Martínez lideró un cuestionamiento al trámite de la norma en el Congreso. Sus intervenciones movieron los votos

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de la Unidad Nacional y obligaron a hacer modificaciones que no estaban en el Acuerdo de Paz para poderla aprobar. Cuando faltaban 24
horas para que venciera el plazo, fue aprobada la conciliación de la norma.
Luego vino el estudio de la Corte Constitucional, proceso que tomó más de seis meses. Sólo para julio de 2018 el alto tribunal, mediante
un comunicado de prensa, dio a conocer que la norma había sido declarada exequible. Entonces vino una nueva tardanza. Entre
el pronunciamiento de la Corte y el envío del fallo al Congreso pasaron otros cinco meses. Pero ahí empezó una nueva epopeya. El
presidente del Congreso, Ernesto Macías, engavetó la orden del tribunal por casi cincuenta días. Ante las presiones de la opinión pública
finalmente firmó la ley y la envío a la Cámara de Representantes, para que el presidente de la corporación, Alejandro Carlos Chacón, le
pusiera su rúbrica para que llegara finalmente a Palacio para sanción presidencial.
Pero una nueva “leguleyada” surgió: Chacón advirtió que Macías había excluido una serie de parágrafos del fallo enviado por la Corte. El
presidente del Senado explicó que había sido un error involuntario, y acusó a la impresora, tras lo cual corrigió las omisiones y se logró
enviar el texto completo a la Casa de Nariño. “El Fiscal Martínez es quien ha recomendado al gobierno objetar la norma, señalándola
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de inconveniente, pues no lo puede hacer por Constitucionalidad, ya que Chacón se pilló el error que le incluyeron en Senado.
La jugada consistía en que Duque la objetara por errores de forma, argumentando que la ley que le fue enviada a su despacho
no correspondía al fallo de la Corte, pero Chacón se dio cuenta y subsanó el error”, explicó una fuente en el Congreso de la
República.
Ahora, el asunto está en manos del presidente Duque, quien de objetar la norma abriría un capítulo inédito en la historia normativa
del país, pues nunca antes una norma estatutaria ha sido objetada luego de que el Congreso y la Corte Constitucional la
aprobaran. Incluso hay quienes se atreven a advertir que esta decisión produciría un choque de trenes sin precedentes. Pues el
Presidente de la República se vería enfrentado a la rama Legislativa y Judicial al mismo tiempo. Al presidente le quedan menos de 20
días para tomar una decisión, pero ya las fuerzas vivas del Estado colombiano toman partido por uno y otro bando.
El Fiscal Martínez destapó sus cartas el lunes pasado y en una misiva de nueve páginas el jefe del ente acusador expresó sus
preocupaciones, las cuales, palabras más palabras menos, consisten en que la JEP mantendría competencias sobre quienes
suscribieron un acuerdo de paz con el Estado. Martínez busca mantener competencia sobre casos como el de ‘Jesús Santrich’ por
lo cual le pide al presidente Duque objetar la norma. En esta propuesta recibió el apoyo del expresidente Álvaro Uribe, quien, en una serie
de trinos, expresó: “Se mantiene competencia sobre delitos de ejecución permanente después de la firma. Un despropósito”.
En contraste, la representante Juanita Goebertus, quien además participó de la mesa de diálogos de La Habana como asesora
del Gobierno, criticó la propuesta del Fiscal advirtiendo que un funcionario público debe acatar los fallos de la máxima autoridad
constitucional y respondió a cada uno de los interrogantes de Martínez. “Usted como ciudadano puede estar en desacuerdo con las
decisiones de la Corte Constitucional, pero como funcionario público le corresponde acatarlas. Sus objeciones no son otra cosa que
insistir en temas en los que la Corte no le dio la razón”, afirmó la congresista.
También le salió al paso al Fiscal el senador Roy Barreras desde su cuenta en Twitter. “Dice un dicho popular campesino "ya
éramos muchos y parió mi abuela"... Ya son muchos los interesados en destruir la JEP y de paso la paz lograda y ahora el Fiscal
General hace "reparos" a la ley estatutaria para estimular la objeción. Yo tengo cinco reparos a los cuatro reparos del Fiscal General de
la Nación”, puntualizó Barreras.
De igual manera, la JEP respondió a Martínez y al uribismo: “Teniendo en cuenta los derechos de las víctimas y la garantía de
seguridad jurídica que se impone en el Estado de Derecho para los 9.691 exmiembros de las Farc 1.958 miembros de la Fuerza
Pública y 39 agentes del Estado diferentes a la Fuerza Pública hasta ahora sometidos a la JEP, es indispensable que se sancione
con carácter prioritario dicha ley, solicitud que de manera respetuosa elevó la Presidencia de la Jurisdicción al señor presidente de
la República el pasado 4 de febrero de 2019”.
De esta manera queda sobre el tapete un nuevo enfrentamiento entre detractores y defensores del Acuerdo de Paz. En el medio está el
presidente Iván Duque con la norma sobre su escritorio. Impulsores del fin del conflicto le piden sancionarla, incluyendo a miembros
de la comunidad internacional que tiene los ojos puestos en la decisión que tome; mientras que el Fiscal y el uribismo le buscan
el quiebre a la JEP para darle una estocada mortal al proceso de paz que depuso las armas de la guerrilla más vieja del
continente.
Frente a las tenciones que se presentan entre defensores del acuerdo y detractores del mismo, el papel de la comunidad internacional
puede ser vista como

A. intromisión en asuntos nacionales y de competencias exclusiva del estado colombiano.


B. garantista en pro de la defensa de la paz en Colombia y las obligaciones de los estados de preservarla.

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C. acompañante, en su rol de facilitador del proceso que a pesar de ser nacional solicito apoyo internacional.
D. verificador del cumplimiento de las partes, quienes se sometieron voluntariamente al acuerdo.

4. El proceso de diálogo sostenido entre el gobierno nacional y las FARC-EP, y los acuerdos que han surgido del mismo, marcan
el centro de la actual coyuntura política en Colombia.
Desde el inicio de dicho proceso han existido voces que, amparadas por engaños y manipulaciones, exigen que “las FARC tienen que ceder
en temas de justicia y elegibilidad política”. De esta forma, se busca fortalecer las visiones de pax romana, desconociendo un presupuesto
fundamental del proceso: el reconocimiento político entre las partes.
En este sentido, los desarrollos en materia de justicia transicional se convierten en uno de los puntos centrales de discusión. No obstante,
habría que hacerse la siguiente pregunta: ¿Conoce el país el contenido del acuerdo en dicho tópico? La campaña del plebiscito, por poner
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un ejemplo, fue demasiado corta y se basó, fundamentalmente, en la movilización de las emociones en torno a una u otra posición. Pero
en muchas ocasiones no se discutía el contenido de los acuerdos.
De esta forma, se hace necesario que los colombianos conozcamos el contenido de los acuerdos, principalmente, para poder saber de
qué se habla cuando se discute sobre justicia transicional. No se trata de llorar sobre la leche derramada, sino de tener elementos
racionales para entender la actual coyuntura nacional. Resulta necesario acercarse a lo acordado para tratar de comprender lo que allí
se establece, y de esa manera no caer en los lugares comunes que se imponen en los medios, como aquellos que utilizan expresiones
como “el tribunal de las FARC” o “la justicia de la guerrilla” para referirse a la JEP.
El presente texto, el cual es una reflexión teórica, fruto de las discusiones al interior de la Red de Colectivos de Estudios en Pensamientos
en Latinoamérica-Red CEPELA, alrededor de las perspectivas de paz en nuestro país, pretende realizar un análisis del componente de
justicia del acuerdo sobre víctimas logrado en la Mesa de Conversaciones de La Habana, o lo que en el mismo se llama Jurisdicción
Especial para la Paz. Dicho análisis busca alejarse de los lugares comunes que se manejan en los medios de comunicación, a la par que
incorpora algunos elementos conceptuales que permitan dimensionar, en sus justas proporciones, el acuerdo antedicho y su importancia
en el proceso de construcción de paz.
En primer lugar, es importante aclarar que en el acuerdo final se encuentra estipulada la creación de un “Sistema Integral de Verdad,
Justicia, Reparación y No Repetición”. Pues bien, tanto en la academia, como en las decisiones de los tribunales internacionales, se ha
elaborado una serie de conceptos que constituyen los derechos de las víctimas de violaciones de Derechos Humanos y que serían los
que en cualquier proceso de superación de un conflicto armado habrían de ser garantizados, a saber: la verdad, la justicia, la reparación
y la no repetición. Es necesario aclarar que el objeto del presente escrito no es analizar el contenido que habría de tener cada uno de
estos componentes, y tampoco hacer un análisis de las condiciones de emergencia del discurso de la justicia transicional en Colombia
(Gómez, 2014). Valga señalar que en la discusión sobre los derechos de las víctimas se creó un sistema complejo que abordaría cada uno
de estos derechos. En efecto, como puede leerse en el acuerdo y en las normas que, lentamente, se han promulgado para implementarlo,
dicho sistema contaría con los siguientes componentes: 1) Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No
Repetición, 2) Unidad Especial para la Búsqueda de personas dadas por desaparecidas en el contexto y en razón del conflicto armado, 3)
Jurisdicción Especial para la Paz, 4) Medidas de reparación integral para la construcción de paz y 5) Garantías de No Repetición. Cada
uno de estos elementos del sistema contribuirá a la realización de los derechos de las víctimas.
En desarrollo del componente de Justicia del Sistema Integral, se acordó la creación de una JEP, la cual, de manera sintética, tiene los
siguientes elementos centrales: i) La concesión de amnistías e indultos para los delitos políticos y los definidos en la ley como conexos.
ii) Para las conductas no conexas con el delito político y que sean consideradas como delitos de guerra y de lesa humanidad, cometidas
tanto por las organizaciones insurgentes como por el Estado, los paramilitares y los llamados terceros involucrados en el conflicto, se
establece una JEP, la cual se compone de las siguientes instancias. iii) Sala de reconocimiento de verdad, de responsabilidad y de
determinación de los hechos y conductas. iv) Sala de amnistía o indulto. v) Tribunal para la Paz, que sería el encargado de adelantar los
juicios en contra de quienes no reconozcan responsabilidad. vi) Unidad de Investigación y Acusación, la cual debe satisfacer el derecho
de las víctimas a la justicia, cuando no haya reconocimiento colectivo o individual de responsabilidad. vii) Sala de definición de situaciones
jurídicas, para los casos diferentes a los literales anteriores o en otros supuestos no previstos. viii) Sala de reconocimiento de verdad,
de responsabilidad y de determinación de los hechos y conductas. ix) Sala de amnistía o indulto. x) Tribunal para la Paz, que sería el
encargado de adelantar los juicios en contra de quienes no reconozcan responsabilidad. xi) Unidad de Investigación y Acusación, la cual
debe satisfacer el derecho de las víctimas a la justicia, cuando no haya reconocimiento colectivo o individual de responsabilidad. xii) Sala
de definición de situaciones jurídicas, para los casos diferentes a los literales anteriores o en otros supuestos no previstos.

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Este es el esqueleto institucional creado por el Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y
duradera. (…) el contenido del acuerdo, y cómo el mismo constituye un avance, no solo para garantizar los derechos de las víctimas, sino
para la consolidación del proceso de construcción de paz en nuestro país.
https://publicaciones.unaula.edu.co/index.php/ratiojuris/article/view/455/497
Según la apreciación de la Red de Colectivos de Estudios en Pensamientos en Latinoamérica-Red CEPELA, podemos inferir que el papel
de los medios de comunicación ha sido

A. limitado entorno a la información pertinente y eficaz para comprender el acuerdo.


B. desafortunado por cuento no has asumido responsablemente su función en la sociedad.
C. vital para el reconocimiento de los elementos que hacen parte del acuerdo y sus alcances.
D. desinformador permitiendo que sobresalgan son los enfrentamientos pasionales.
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5. El marco para la paz desde el Estatuto de Roma. jueves, 22 de agosto de 2013. https://www.asuntoslegales.com.co/opinion/el-
marco-para-la-paz-desde-el-estatuto-de-roma-2052131.
El Acto Legislativo 2 de 2001 otorgó la competencia al Estado colombiano para reconocer la jurisdicción de la Corte Penal Internacional
y facultó al Estado para ratificar este tratado de conformidad con el procedimiento establecido en la Constitución.
De esta manera, el Estatuto de Roma fue aprobado en Colombia por la Ley 742 de 2002, con Sentencia de constitucionalidad C-578 del
mismo año, constituyendo un sistema jurídico de rango supranacional de carácter permanente e independiente que permite la
investigación, la persecución y el castigo de aquellos delitos que por su naturaleza se consideran un atentado grave contra la totalidad
del género humano. La Corte Penal Internacional es un tribunal de carácter permanente, con funciones judiciales para determinar la
responsabilidad penal individual de las personas que hayan cometido los crímenes de genocidio, de lesa humanidad, de guerra y
eventualmente el de agresión, cuando los Estados no hayan cumplido con su deber de perseguir, juzgar y sancionar a los responsables
de dichos crímenes. El Estatuto coincide con los artículos 1 y 2 de la Convención Americana de Derechos Humanos que consagra la
obligación de los Estados que la hayan suscrito de respetar y garantizar los derechos reconocidos y de investigar a quienes los vulneren.
De acuerdo con lo establecido en las Sentencias C-574 de 1992 y C-225 de 1995, las normas de derecho internacional humanitario hacen
parte del bloque de constitucionalidad, que la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha reconocido que los principios que lo fundan
“tienen el carácter de normas imperativas o de ius cogens”.
La Corte destaca en la Sentencia de constitucionalidad del Tratado de Roma, C-578 de 2002, que “las amnistías dictadas con el fin de
consolidar la paz han sido consideradas como instrumentos compatibles con el respeto al derecho internacional humanitario”, como lo
señala, el artículo 6.5 del Protocolo II Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949. Concluye la Sentencia C-578 de 2002, que “sin
adelantar juicio alguno sobre eventuales leyes de amnistía o indulto, no encuentra la Corte que la ratificación del Estatuto de Roma pueda
implicar un obstáculo para futuros procesos de paz y de reconciliación nacional en donde se consideren medidas como los indultos y las
amnistías con sujeción a los parámetros establecidos en la constitución y en los principios y normas de derecho internacional aceptados
por Colombia”. En este contexto, el Presidente de la Corte Constitucional, Jorge Iván Palacio, le envió el pasado 17 de abril un oficio a la
fiscal general de la Corte Penal Internacional-CPI, Fatou Bensouda, solicitándole un concepto sobre el Acto Legislativo 1 de 2012,
denominado Marco Jurídico para la Paz.
Bensouda en uno de los apartes de su respuesta, señaló que “los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional
en su conjunto no deben quedar sin castigo”, es decir que el Marco Jurídico para la paz, que propone un mecanismo de justicia
transicional, penas alternativas por delitos que violen el derecho internacional humanitario para los guerrilleros, no satisface del todo
las exigencias de la Corte Penal Internacional. La fiscal general de la CPI explica, además, que atendiendo las metas del Estatuto de Roma,
la suspensión de penas iría contra la finalidad y su propósito, pues impediría en la práctica el castigo de quienes han cometido los
crímenes más graves.
Por último, el documento firmado por Bensouda manifiesta que “el Estatuto de Roma en la aplicación de sus disposiciones debe ser
consistente con su objetivo principal: terminar con la impunidad de los crímenes más serios, reiterando la obligación del Estado miembro
no sólo de investigar perseguir, sino de castigar a los perpetradores de tales crímenes”.
Pese a la respuesta de la fiscal de la Corte Penal Internacional, no podemos desconocer que la misma Corte Constitucional en la Sentencia
que evaluó el Tratado de Roma C-578 de 2002, señaló la constitucionalidad de posibles amnistías o indultos para futuros procesos de
paz en Colombia, como el actual.

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En conclusión, es cierto que Colombia por ser miembro del Estatuto de Roma tiene que ceñirse estrictamente a su normativa, sin que
esto represente un obstáculo para futuros procesos de paz y de reconciliación nacional en donde se consideren medidas como los
indultos y las amnistías con sujeción a los parámetros establecidos en la Constitución y en los principios y normas de derecho
internacional aceptados por Colombia, tal como señala la Sentencia C-578 de 2002.
Ante la misiva del fiscal general de la Corte Penal Internacional-CPI, y los pronunciamientos de la honorable corte constitucional,
podríamos concluir que los mismo son

A. complementarios, ya que uno advierte sobre las obligaciones que tienen los estados, pero la otra, interpreta el cómo puede
ser aplicada o entendida dicha obligación.
B. contradictorios, ya que para uno el acuerdo no satisface completamente a la CPI, mientras la otra, aplica la interpretación del
acuerdo frete a la constitución.
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C. confusos, ya que las partes aceptan el reconocimiento y la autonomía del otro, pero concluyen ideas diferentes frente a la
aplicación de penas en le acuerdo.
D. difusos por no poseer la claridad necesaria para identificar el alcance de la CPI como el limite que la CC posee frente a los
tratados.

6. “Las víctimas no están en la agenda de los que promovieron el No” 4 octubre, 2016. https://verdadabierta.com/las-
victimas-no-estan-en-la-agenda-de-los-que-promovieron-el-no-lider-del-choco/ Así calificó el plebiscito un líder de
víctimas de Chocó. A su voz se suman las de muchas más de personas que padecen el conflicto y que hablan sobre qué viene
tras la derrota de los acuerdos de paz en las urnas. “La guerra (en Colombia) cambió, pero no porque haya disminuido sino
porque hoy se vive en zonas rurales, donde normalmente no ha habido presencia estatal. Olvidar que en esos lugares existe
guerra es lo peor que le podría pasar al país”, afirmó hace dos años Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego
para los Refugiados y asesor especial de la ONU para los diálogos del Caguán, al tratar de explicar para VerdadAbierta.com
en 2014 cuáles eran las diferencias del conflicto entre las regiones periféricas de Colombia y las del centro del país.
Ahora, estos contrastes se demostraron una vez más con los resultados del Plebiscito por la Paz, a través del cual se esperaba que los
colombianos respaldaran los acuerdos logrados con las Farc. Tal como lo contabilizó la Registraduría, en las regiones más apartadas
del país ganó el Sí mientras que en el centro, venció el No. Si bien no todas las regiones más afectadas por el conflicto votaron para
aprobar el “Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, al que llegaron las partes
tras cuatro años de negociaciones en La Habana, el Sí ganó en la mayoría de ellas.
Ante estos resultados, VerdadAbierta.com conversó con líderes de víctimas de varios de los departamentos más golpeados sobre lo
que esperan ahora tras el triunfo del No y qué pasará en las regiones. Ellos aseguraron que han construido la paz en los territorios
durante varios años, incluso desde antes de que comenzaran los diálogos de las Farc con el gobierno en La Habana. Ahora, pese al
desconsuelo y al temor que les produce lo que pueda suceder, muchos líderes de víctimas insisten en que seguirán trabajando con las
comunidades. (…) En todos los municipios del Cauca, sin excepción alguna, ganó el Sí. Pero el caso más emblemático de todos fue
Toribío. Este es el pueblo donde ha habido más tomas guerrilleras por parte de las Farc en el país y, aun así, casi el 85% de los
votantes aprobaron el acuerdo de paz.
Sin embargo, el No que preponderó en el país y esto atemoriza a algunos líderes del municipio. “En Toribío estamos muy preocupados
porque vuelve la tensa calma. No sabemos qué puede pasar en cualquier momento y qué están pensando el gobierno y las Farc. Por eso
les pedimos que se sienten a negociar y no se paren de la Mesa”, dijo Esneider Gómez, exgobernador del cabildo de Toribío y consejero
de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin).
Para él, la alta abstención se debió a la pedagogía del gobierno, que “no dio para mostrarle a la gente la importancia de votar en el
plebiscito” y, a su juicio, los partidos políticos de la coalición que rodeó el proceso solo hicieron propaganda.
“Los que votamos por el Sí tenemos la conciencia tranquila de que queríamos terminar la guerra y hubo un poco más que tienen sus
reparos al proceso. Hay que escucharlos y saber qué es lo que quieren”, expresó Gómez y agregó que esperan que ese nuevo diálogo
que se abre tenga en cuenta a todos los sectores.
Precisamente, este martes la comisión étnica conformada por organizaciones afrodescendientes e indígenas de todo el país y que ya
participaron en La Habana, se reunirá para pedirle al gobierno nacional que les dé un puesto en la mesa donde se negociará con los
partidos.

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Por su parte, Víctor Mena, representante de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte de Cauca (Aconc), que agrupa 41
consejos de diez municipios, sostuvo que las comunidades negras quieren seguir construyendo paz desde los territorios: “Queda el
sinsabor como si nos hubieran dado la espalda. Las personas que no han sufrido la guerra no saben lo que significa darle la espalda al
proceso. Como lo muestran las votaciones, las víctimas estamos respaldando la construcción de paz. Sabemos que muchos votaron No
por desinformación y porque no les duele lo que pasa en las regiones y en la zona rural”. (…)
Este resultado que expresan las comunidades puede ser entendido como el resultado natural debido a

A. la democracia y el abstencionismo que rige en todo proceso electoral en Colombia.


B. el centralismo histórico del país, que desconoce las realidades de las provincias y periferias.
C. la corrupción política que impone agendas egoístas que solo sirven a sus intereses electorales.
D. la guerra partidista que impide una participación de diferentes sectores y organizaciones.
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7. Margaret Thatcher dijo una vez que el peor enemigo del socialismo no era el capitalismo sino la realidad. Algo parecido puede
decirse de la justicia especial para la paz; sus peores enemigos no son el Centro Democrático ni la derecha. Lo es la iniquidad
intrínseca de una jurisdicción construida por y para los criminales, a fin de garantizar su impunidad. Contra esa realidad, los
discursos, las manifestaciones y las declaraciones amañadas resultan inútiles.
La JEP no podrá librarse del estigma de ser un mecanismo artificioso, cuyo origen fue rechazado en la consulta popular convocada para
aprobar los acuerdos. Invocar su intangibilidad por haber sido depositada ante las Naciones Unidas, ser la palabra empeñada del gobierno
anterior o por su aprobación en el congreso, son alegatos vacos: porque si es un asunto legal, aplica la vieja regla de que las cosas se
deshacen como se hacen, en este caso, a través de leyes. Y si es, como en efecto lo es, un asunto político, la regla de la democracia es
el respeto por las mayorías que se pronunciaron en su contra.
De manera que la mejor manera de conservar algo de esa estructura mal nacida, es tratar de hacerla menos odiosa a los ojos de los
ciudadanos que no ven con buenos ojos; la impunidad, ni el tráfico de favores entre los magistrados y sus allegados, el favorecimiento
de criminales los evadidos ni el ocultamiento de la verdad por parte de los perpetradores de la violencia. Si la JEP no actúa con seriedad
y severidad, y si sus defensores se empeñan en defenderla con argumentos falaces, morir, sin la ayuda de sus contradictores.
https://www.eldiario.com.co/opinion/stella-calvoveapues-com/el-peor-enemigo-de-la-jep/
Este tipo de interpretaciones delegan toda la responsabilidad en

A. la aplicación de justicia de la JEP quien debe juzgar a los desmovilizados como todo tribunal en Colombia.
B. al gobierno de Santos que no fue capaz de dar por terminada la mesa de negociación, atendiendo los resultados del plebiscito.
C. a la jurisdicción especial para la paz, que debe generar no solo condenas sino una pedagogía para la paz.
D. al estado colombiano que debe honrar sus acuerdos, no importando la voluntad popular.

8. ¿Quiénes son los enemigos de la Jurisdicción Especial de Paz? https://www.contagioradio.com/quienes-son-los-enemigos-de-la-jurisdiccion-


especial-de-paz/
Una vez más se aplazó el debate sobre la Jurisdicción especial para la paz, después de que no se completara en quórum en
la Comisión primera conjunta de Cámara y Senado. Para Iván Cepeda, senador del Polo Democrático este hecho evidencia
que el poco interés del Congreso por aprobar la JEP con el agravante de que se está en periodo electoral, situación que
incluso podría aplazar la entrada en funcionamiento del Tribunal de paz.
Para Cepeda, “por un lado se presiona a la Jurisdicción para que dé resultado, y por el otra se hace todo lo posible para
evitar que funcione”. En ese sentido señaló que las intenciones tras las múltiples dilataciones, tienen que ver con intereses
de sectores, que incluso quieren destruir la JPE, “lo han dicho claramente candidatos presidenciales como Iván Duque
por ejemplo, la iniciativa del Centro Democrático es acabar con la Jurisdicción Especial para la paz, e incluso con las
otras formas de justicia que hay en Colombia”.
Asimismo, afirmó que la JEP también tiene enemigos en las instituciones estatales y a funcionarios públicos que
buscan “inmiscuirse y limitar la autonomía de este órgano”. Razón por la cual, hizo un llamado a la sociedad en general
para que defienda lo logrado hasta el momento de los Acuerdos de Paz de La Habana. ¿Es necesaria una ley para aprobar la
JEP?

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Competencias Ciudadanas.

El senador afirmó que hay Juristas, especialistas en el tema, que han manifestado que no es necesario que s e apruebe una
ley para que la mayoría, o la gran mayoría de los procedimientos de las salas y del Tribunal de la JEP, pudiesen actuar.
“Con normas preexistentes y con el hecho de que la Jurisdicción y los jueces se pueden dar norma de procedimiento y de
reglamento para ejercer, se podrían sin ninguna clase de problema, entrar a actuar con relación a muchos de los asuntos
urgentes que tiene que abocar la JEP” expresó Cepeda.
El aceptar la teoría expuesta por los juristas “especializados en el tema” que cito el senador Cepeda podría

A. colocar en riesgo el estado de derecho.


B. atentar contra el principio de autonomía de los poderes.
C. facilitar la aplicación de todas las normas en Colombia-
D. profundizar la polarización del constituyente frente al acuerdo.
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9. "No habrá impunidad": presidenta de la JEP desmiente al Fiscal General. EL ESPECTADOR 19 Feb 2019.
https://www.elespectador.com/colombia2020/justicia/jep/no-habra-impunidad-presidenta-de-la-jep-desmiente-al-fiscal-general-articulo-857660.
Patricia Linares defendió las normas que ya fueron aprobadas por la Corte Constitucional e insistió que este es un
debate político que no debe asumir la jurisdicción. Esta mañana, muy temprano, la presidenta de la Jurisdicción Especial
para la Paz (JEP), Patricia Linares, desmintió los argumentos que el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez,
expresó mediante una carta al presidente Iván Duque, que evidenciaban sus preocupaciones sobre la ley estatutaria de
la JEP, que sólo necesita la sanción presidencial para entrar en funcionamiento.
Linares fue clara: “La jurisdicción fue diseñada para garantizarle a las víctimas, al país y a la comunidad internacional que no habrá
impunidad, que no se incumplirán los compromisos internacionales en la materia y que se sancionarán a quienes han cometido
delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra en el marco del conflicto”.
Además, insistió en que estos debates son de vieja data y que deben resolverse en un ámbito político, un asunto que no le
corresponde a la jurisdicción que lidera. “Se ha revivido, por parte de ciertos sectores, incluido el señor Fiscal General de la Nación, una
serie de debates políticos, que, si ellos lo consideran, debe desarrollarse en el ámbito político. La Jurisdicción se acoge a los mandatos
legales y constitucionales, y a los lineamientos y directrices, que emanan de la jurisprudencia de la Corte Constitucional, órgano de cierre
en estas materias”, agregó la magistrada.
En varias oportunidades, la JEP le ha pedido al presidente Iván Duque celeridad en este proceso, pues se trata de la seguridad jurídica
del modelo de justicia transicional. Si bien la JEP ha podido funcionar sin la ley estatutaria, gracias al acto legislativo 01 de 2017, a normas
superiores de la Constitución y a la legislación internacional, es fundamental para que esta justicia funcione sin dificultades y sus
procesos no tomen tanto tiempo.
“Se pueden superar debates que pueden surgir entorno a la garantía del debido proceso. Tendríamos que seguir funcionando, pero
con más dificultades. El modelo de justicia que estamos administrando se complejiza cada vez más. Y por eso son tan importantes tener
esas normas especiales, construidas con tanto empeño, después de tantos debates”, explicó Linares.
Según Linares, uno de los más afectados con la objeción serían los comparecientes, sobre todo los 2.000 de la Fuerza Pública, que se
han sometido a esta justicia transicional y están a la espera de garantías, como la renuncia a la persecución penal.
La presidenta de la JEP finalizó con que estos debates hacen más dificultoso el funcionamiento de una jurisdicción que ya está dando
resultados y que hoy cuenta con 15.000 comparecientes, dentro de los cuales se encuentran exintegrantes de las Farc, agentes del
Estado y terceros civiles. Insistió en que las dudas sobre la jurisdicción se irán despejando a partir de una implementación certera,
acotada a un marco normativo que ya está listo y que fue aprobado por la Corte Constitucional.
Para la presidente de la JEP el debate político que se estaba presentando alrededor de este tribunal es

A. impertinente, ya que la JEP no posee funciones políticas.


B. estéril, por cuanto esas discusiones se tuvieron que dar en el legislativo.
C. segregador, porque solo coloca a la JEP en juicios de responsabilidades que no le competen.
D. odiosos, si tenemos en cuenta los mismos desconocen la tarea que cumple la JEP.

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10. CONFRONTACION ENTRE LAS DISPOSICIONES DE LA JURISDICCION ESPECIAL PARA LA PAZ Y LAS OBLIGACIONES DEL ESTADO CON
LA RATIFICACION DEL ESTATUTO DE ROMA. Álvaro Daniel Franco Castellanos. INTRODUCCION. “Los Estados tienen el deber
jurídico de atender los derechos de las víctimas y con la misma intensidad, la obligación de prevenir nuevos hechos de violencia
y alcanzar la paz en un conflicto armado por los medios que estén a su alcance. La paz como producto de una negociación se
ofrece como una alternativa moral y políticamente superior a la paz como producto del aniquilamiento del contrario. Por ello,
el derecho internacional de los derechos humanos debe considerar a la paz como un derecho y al Estado como obligado a
alcanzarla” (Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2004) En el año de 1998 se establece el Estatuto de Roma (ER), texto
que crea la Corte Penal Internacional y le da mandato para perseguir y castigar las conductas más atroces, específicamente
el genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra, Colombia se hizo parte de este el 26 de septiembre
del 2002, pero en vista de los procesos de negociación del gobierno con los grupos paramilitares y la guerrilla de las FARC,
este generó una reserva hasta por 7 años, plazo que culminó el primero de noviembre del año 2009, es decir que a partir de
esa fecha la CPI tendría plena capacidad para perseguir en el Estado colombiano las conductas dentro de su competencia. La
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ratificación de este tratado conlleva para el Estado colombiano una serie de obligaciones frente a la comunidad internacional,
siendo menester la sanción sobre los máximos responsables de la comisión de estos delitos como ha quedado consagrado en
el preámbulo del ER “Afirmando que los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto
no deben quedar sin castigo y que, a tal fin, hay que adoptar medidas en el plano nacional e intensificar la cooperación
internacional para asegurar que sean efectivamente sometidos a la acción de la justicia”. En el Estado colombiano se ha vivido
un conflicto armado no internacional de larga duración el cual se entiende como las hostilidades "que se desarrollen en el
territorio de una Alta Parte Contratante entre sus fuerzas armadas y fuerzas armadas disidentes o grupos armados
organizados que, bajo la dirección de un 5 mando responsable, ejerzan sobre una parte de dicho territorio un control tal que
les permita realizar operaciones militares sostenidas y concertadas y aplicar el presente Protocolo" (Protocolo adicional II
de los convenios de ginebra, art 1.1) que difiere de la condición de actos de violencia o conmoción interna por factores como
la prolongación en el tiempo, la intensidad de las acciones, el grado de afectación de las acciones militares o el nivel de
organización de los grupos intervinientes (Lawand, entrevista 2012) lo cual ha generado que “Los combatientes están
sometidos a fenómenos de comportamiento de grupo que implican la despersonalización, la pérdida de la independencia y el
conformismo. Esta realidad facilita el proceso de dilución de la responsabilidad individual del combatiente en la responsabilidad
colectiva de su unidad de combate” (Frésard, JJ 2004, P.6).2 El gobierno nacional en cabeza del presidente Juan Manuel Santos
Calderón, inicio unas negociaciones con una de las organizaciones armadas más grandes del país, las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC EP), con el objetivo de lograr la desmovilización de este grupo armado y realizar un proceso
de re- socialización de sus militantes para dejar atrás las condiciones de violencia con esta organización. Se hace la precisión
que no es la intención de este articulo discutir la legitimidad o no de la existencia de las organizaciones armadas ni la
interpretación de su accionar político y militar más allá que de la mera conducción de los actos de guerra que puedan constituir
violaciones al DIH y los DDHH que sean competencia de la CPI, sino precisamente responder ¿ha vulnerado el Estado colombiano
las obligaciones internacionales contraídas al ratificar el estatuto de roma con la firma del acuerdo de paz?. El presente
artículo planteará la no vulneración de dichas obligaciones por medio de una lectura descriptiva de lo que implican estas
obligaciones, basado en el ER, en las intervenciones de la fiscalía de la CPI y un ejercicio comparativo entre las disposiciones
de la JEP con dichas obligaciones para demostrar la existencia o no de alguna falencia dentro de los acuerdos frente a la
existencia de alguna omisión a las obligaciones con el DIH, además se hace un ejercicio reflexivo, sobre la finalidad y uso de la
pena para evaluar la existencia de impunidad ante dichas conductas dentro de los términos de los acuerdos. Con el objetivo
de demostrar que las disposiciones adoptadas por el Estado y la insurgencia no contravienen los intereses del derecho
internacional, y por el contrario se han aplicado los principios rectores del DIH haciendo la amnistía más extensiva posible sin
sacrificar la justicia.”

Del texto anterior podemos concluir que

A. la paz es un deber de todos los estados.


B. la CPI está para garantizar le cumplimiento de la ley.
C. el DIH exige la delegación de responsables en sus vulneraciones.
D. las víctimas son la razón de ser de los acuerdos de paz.

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