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Aditivos para Mejorar El Concreto
Aditivos para Mejorar El Concreto
El ataque químico al concreto es uno de los factores que más afectan la durabilidad de los
concretos. Dentro de estos químicos, uno de los que se considera más perjudicial es el
Sulfato de Magnesio. Este afecta directamente al Aluminato Tricálcico presente en el
cemento. Esta acción se puede ver incrementada en concretos con mayores contenidos de
cemento, y aún más cuando este, se presenta también en los agregados de la mezcla.
El ataque de los químicos casi siempre ocurre cuando éstos se hallan en solución. Puesto
que tales soluciones pueden penetrar profundamente en el concreto, la producción de
concreto de alta calidad y baja permeabilidad es la primera línea de defensa. El control del
agrietamiento es también una importante medida defensiva para limitar la exposición
interna del concreto a los químicos agresivos.
El concreto que está expuesto a sulfatos, usualmente en el suelo o en aguas freáticas, puede
desintegrarse en sólo unos cuantos años debido a una reacción física o química, o a ambas.
El concreto sometido a suelos secos que contienen sulfatos, no será atacado. Pero puede
ocurrir desintegración severa si el concreto inapropiadamente proporcionado es expuesto al
agua que contiene sulfatos disueltos, o a alternancia frecuente de mojado y secado por las
aguas con sulfatos.
El humo de sílice es muy efectivo para mejorar la resistencia a los sulfatos mediante la
conversión del hidróxido de calcio en CSH. Otras puzolanas, tales como la ceniza volante,
pueden también mejorar la resistencia a los sulfatos, pero es necesario tomar algunas
precauciones. Debido a su bajo contenido de calcio, la ceniza volante de clase F es más
efectiva que la ceniza volante de clase C paran mejorar la resistencia a los sulfatos. Sin
embargo, algunos tipos de ceniza volante de clase F con un alto contenido de alúmina no
son efectivos para mejorar la resistencia a los sulfatos. La ceniza volante de clase C con
bajo contenido de calcio es con frecuencia efectiva, pero la ceniza volante de clase C con
alto contenido de calcio a menudo es ineficaz y puede disminuir la resistencia a los sulfatos.
En general, se logran los mejores resultados si la ceniza volante se agrega al concreto en
vez de utilizarse como un reemplazo del cemento.
Los aditivos inclusores de aire mejoran la resistencia a los sulfatos, principalmente debido a
que la inclusión del aire permite una menor relación agua / cemento que disminuye la
permeabilidad.3 Por la misma razón, los aditivos reductores de agua también mejoran la
resistencia a los sulfatos, permitiendo relaciones de agua / cemento de 0.45 o más bajas,
para exposiciones severas, sin sacrificar la trabajabilidad. Conviene evitar el empleo de
aditivos reductores de agua que contengan cloruro de calcio, ya que las bajas
concentraciones de cloruros disminuyen la resistencia a los sulfatos.
La lixiviación consiste en una forma de erosión de tipo químico por lavado más o menos
continuo de sustancias propias del cemento hidratado. El caso más conocido es el del
ataque por aguas más o menos puras. El principal efecto es la disolución de la portlandita,
dado que su solubilidad es considerablemente elevada.
Se entiende por aguas puras aquellas que llevan muy pocas sales disueltas, como las que
proceden de deshielo y fluyen a través de rocas poco solubles (granito, basalto). Conocido
es el ataque de las aguas puras procedentes de deshielo cuya capacidad de disolución es
muy elevada.
La lixiviación finalmente provoca la disolución del calcio, que es arrastrado y poco a poco
se desmorona el sistema cohesionante. Afortunadamente, el proceso de carbonatación por
el C02 del aire, que actúa en contacto con el agua como ácido débil, provoca la
precipitación de carbonato cálcico que forma una barrera protectora y disminuye el peligro.
En aguas cargadas de C02 disuelto, tenemos además la reacción de bicarbonatación,
convirtiendo el carbonato cálcico (poco soluble) en bicarbonato cálcico (soluble).
También se puede producir por el ataque de aguas ácidas (su agresividad depende de su Ph
y contenido de CO2).
Proceso mediante el cual unlíquido, al penetrar a través de unmaterial, disuelve y extrae las
substanciassolubles que dicho material contiene,dando como resultado el incremento de
laporosidad del material, afectando laspropiedades de este.
3. ATAQUES DE SULFATOS
los sulfatos son compuestos químicos que están presentes en una gran variedad de
concentraciones en el suelo, aguas subterráneas, aguas superficiales y aguas de mar.
Las formaciones de sulfato más comunes son sulfatos de sodio, potasio, magnesio y calcio.
El concreto expuesto a soluciones de sulfatos puede ser atacado y sufrir deterioro en un
grado que depende básicamente de tres aspectos:
Cuando hablamos del ataque de los sulfatos al concreto es necesario conocer las
características del concreto resistente a los sulfatos, de modo que podamos dar los pasos
apropiados para minimizar el deterioro del concreto que se expone a estos compuestos
químicos.
Reacción del sulfato con hidróxido de calcio liberado durante la hidratación del
cemento formando sulfatos de calcio (yeso).
Reacción de sulfato de calcio con el aluminato de calcio hidratado formando sulfato
aluminato de calcio (etringita).
Ambas reaccionan dan como resultado un aumento de volumen en el sólido, pero la
segunda genera expansiones, rupturas y ablandamiento del concreto pues los sulfatos
reaccionan con el aluminato de calcio hidratado.
Las consecuencias del ataque de sulfatos no solo producen degradación por expansión y
fisuración, también, una reducción en la resistencia mecánica debido a la pérdida de
cohesión en la pasta de cemento, lo anterior también conlleva a una pérdida de adherencia
entre la pasta y las partículas de los agregados.
Entre los sulfatos de origen natural se pueden mencionar algunos suelos orgánicos, suelos
con turbas, algunos suelos arcillosos y aguas freáticas de los mismos, que pueden producir
sales sulfatadas.
4. ATAQUES DE
ACIDOS
En general, el cemento pórtland no tiene una buena resistencia a los ácidos; no obstante,
puede tolerar algunos ácidos débiles, particularmente si la exposición es ocasional. Los
productos de la combustión de numerosos combustibles contienen gases sulfurosos que se
combinan con la humedad para formar ácido sulfúrico. Además, es posible que se
acumulen aguas residuales en condiciones tales que provoquen la formación de ácidos. El
agua de drenaje de ciertas minas y ciertas aguas industriales pueden contener o formar
ácidos que atacan al hormigón. Las turbas, los suelos arcillosos y los esquistos aluminosos
pueden contener sulfuro de hierro (pirita) que, al oxidarse, genera ácido sulfúrico. Mediante
reacciones adicionales pueden producir sales de sulfato, las cuales generan ataques por
sulfatos (Hagerman y Rozar 1955; Lossing 1966; Bastiensen, Mourn y Rosenquist 1957;
Mourn y Rosenquist 1959). En ocasiones los arroyos de montaña son levemente ácidos
debido a la presencia de dióxido de carbono libre en disolución. Generalmente, si el
hormigón es de buena calidad y tiene una baja absorción, estas aguas sólo atacan su
superficie. Algunas aguas minerales que contienen grandes cantidades ya sea de dióxido de
carbono y/o sulfuro de hidrógeno en disolución pueden dañar severamente cualquier
hormigón (RILEM 1962; Thornton 1978). En el caso del sulfuro de hidrógeno, las bacterias
que convierten este compuesto en ácido sulfúrico pueden tener un papel importante
(RILEm 1962). Los ácidos orgánicos que se originan en los silos utilizados para almacenar
productos agrícolas o en instalaciones de industrias manufactureras o procesadoras tales
como las cervecerías, lecherías, plantas de enlatado y molinos de pulpa de madera, pueden
provocar daños superficiales. Esto puede representar una preocupación particularmente
importante en el caso de las losas de piso, aún cuando la integridad estructural no resulte
afectada. El deterioro que los ácidos provocan en el hormigón es fundamentalmente el
resultado de una reacción entre estos compuestos químicos y el hidróxido de calcio del
cemento pórtland hidratado. (Cuando se utilizan calizas o agregados dolomíticos, éstos
también están sujetos al ataque por ácidos.) En la mayoría de los casos, la reacción química
da por resultado la formación de compuestos de calcio solubles en agua que posteriormente
son lixiviados por las soluciones acuosas (Biczok 1972). Los ácidos oxálico y fosfórico son
excepciones, ya que las sales de calcio resultantes son insolubles en agua y no pueden ser
fácilmente eliminadas de las superficies de hormigón.En el caso del ataque por ácido
sulfúrico, el deterioro producido es mayor o acelerado, ya que el sulfato de calcio formado
afectará al hormigón mediante el mecanismo de ataque por sulfatos descrito en la Sección
2.2.2. Si a través de las fisuras o poros del hormigón pueden ingresar ácidos, cloruros u
otras soluciones salinas agresivas, es posible que las armaduras de acero sufran corrosión
(Capítulo 4), la cual a su vez provocará fisuración y descantillado del hormigón. Un
hormigón denso con una baja relación w/c proporciona algún grado de protección contra el
ataque por ácidos. Ciertos materiales puzolánicos, y los vapores de sílice en particular,
aumentan la resistencia del hormigón a los ácidos (Sellevold y Nilson 1987). Sin embargo,
en todos los casos el tiempo de exposición a los ácidos se debería minimizar tanto como sea
posible y se debería evitar la inmersión. Independientemente de su composición, ningún
hormigón de cemento hidráulico puede soportar durante mucho tiempo un agua
fuertemente ácida (pH menor o igual que 3). En estos casos se debería utilizar un sistema
de barrera protectora o tratamiento adecuado. ACI 515.1R contiene recomendaciones sobre
barreras protectoras para proteger al hormigón contra diferentes compuestos químicos.