Está en la página 1de 15
Teorias sobre a Lirica ‘sons ARCOILIBROS,S.L. I) Teorias sobre Ja Lirica mben, D. Combe, J. Ferraté, J. G. Merquior, J. M, Pozuelo Yeancos, ‘J. M. Schaeffer, K. Stierle, R. Wellek COMPILAGION DE-TEXTOS YRIBLIOGRAFIA Fernando Cabo Aseguinolaza 126 (GIORGIO AGAMBEN Es un vuelco similar, un tal «cambiar de condicién» («..m’uccidera, se io prima non muterd condizione) Io que debemos leer en el idilio Linfinita, El uelco, a través del cual el pensamiento se trasforma de cruel duefio en una dulce posesién, presenta en el idilio la figura de un nau- fragio. Este «dolce» naufragio del pensamiento tiene lugar en un «questo», que indica, ahora, la misma «immensita», que el quebrarse de la costumbre habia abierto de par en par en el lugar del lenguaje al comienzo del idilio. El pen- samiento naufraga en aquello de lo que se preocupa: el acontecer —inencontrable- del lénguaje. Pero el anegarse del pensamiento en «questo» mar permite akora volver al «sem- pre caro» del primer verso, a la morada habitual desde la que el idilio se habia iniciado. El viaje ~que se cumple en el , en Dominique Rabaté (ed.), Figures du suet byrique, Pacis, Presses Universitaires de France, 1996, pgs 37-63, Traduecion de Angel Abuin Gonzilez. Texto traducido y reproducido con autorizacion del autor. * Introduction Varchitete, Paris, Seuil, 1979, Cfr. «Géneros,“tipos’, modos», en Garrido Gallardo, M.A. (ed.), Teoria de le geners liars, Madrid, Arco, 1988, pags.183-238. 198 DOMINIQUE COMBE, yy los objetos particulares, asi como la manera en que el al con sus juicios subjetivos, sus alegrias, sus admiraciones, sus dolores y sus sensaciones, toma jencia de si misma en elinterior de este contenido»?. si se impone la dea come iment (cluso en nuestros dias, de que la poe- sia lirica tiene la vocacién de expresar los sentimientos, los eb ee indo oxorior abe fugit yo tre represenar cl mundo exterior ye TISMO'S€ confunde con Ia poesia personal e int- mista y privilegia por tanto la introspeccién meditativa, muy, frecuentemente en tono melancélico, como indica la moda deta clegia. La ue ot oa trica de lida esesencialnente narcissa Fsta distribucion ret6rica de los géneros, Fundada sobre la oposicion filosofica entre i subjetivo y lo objetivo, atraviesa ef Komanticismo europeo, ‘como una evidencia. Vigny, en su Diario de un poeta (1839), anota: «Hay mas fuerza, mas dignidad y grandeza en los poe- tas objetivos épicos y dramaticos, como Homero, Shakespeare, Dante, Moliére o Corneille, que en los poetas, subjetivos o elegiacos que se pintan a ellos mismos lamen- tando sus penas secretas, como Petrarca y otros>*, En estas condiciones, «el centro y el contenido propio de la poesia lirica es el suj ético concreto, en otras pala-, bras. el poeta», incluso si éste esta afectado del coeficiente de universalidad que lo convierte en un arquetipo de la, ‘Humanidad. El sujeto Iirico expresa al poeta en su auten-, ticidad. Goethe, en su autobiografia Poesia y verdad (Aus mei, em Leben. Dichtung und Wahrheit), plantea directamente el problema de las relaciones entre Ja creacién y la vida, entre, a poesia y la verdad, vinculando toda creacién con la expes, riencia vivida: «Asi pues, todo lo que he publicado no repre, senta més que los fragmentos de una gran confesion»*. Para © Butique, trad. fr. de. Jankélevitch, Paris, Flammarion, 1979) pigs 7177 Trad. cast: Leccines sobre ec, trad. de Alfredo Brotonk Murioz, Madi, Akal, 1989. i + Paris Gallimard, Bibliotheque dela Pléade, pg. 112 4 Trad, francesa de P, du Colombier, Pars, Aubier, 1941, reed. 1981, pig. 185, Trad. casts Poesia 9 verdad, en Obras completas 1, trad. de Re Cansinos Assens, Madrid, Aguilar, 1950, pgs T8986. LLAREFERENCIA DESDOBLADA 129 Mme. de Staél, que se hace eco eft 1813 de los temas prin- cipales del Romanticismo de Jena ~a través de August- Wilhelm Schlegel- para introducirlos en Francia de mane- ra ostentosa, la poesia lirica se cefine igualmente por la expresion del yo del poeta: «La poesia lirica se expresa en nombre del autor mismo»®, por oposici6n a la poesia épica ‘0, sobre todo, a la dramatica, segin la triparticién clasica retorica pseudo-aristotélica: «El poeta no se transforma en un personaje, sino en él mismo». El lirismo es asi marcado por su caracter natural, opuesto por Mme. de Staél al arti- ficio, a lo «facticio» de la prosa. Asi se perfila la idea, hoy todavia aceptada implicitamente, de que la poesia lirica _ excluyé Ta ficcion e incluso la de que hasta el siglo xvi los Oe menudo mitolégica, religiosa o alegorica. La facultad maestra del lirismo no es. tanto a inaginacion Como la memoria, pues la poesia ofre- ce la verdad de la vida. ELRomantcismo presupone fa trans: der, Pero.para eto serva necesario que él ienguals facta — adecuado al ser ya Ta persona y que se pudiese conocer la persona_en s{ misma, con independencia de su obra Para que la critica pueda abordar Ta cuestion de la autenticidad yverdad de la obra, debe poder confrontarla con un cono- cimiento irrefutable de la identidad del poeta, de su car ter, de su personalidad, etc. Pero, para alcanzar lo verdudero, 1a concepcién biogra_ debe postular tx sinceridad del poeta, que por tanto surge tambié jeto €tico" pues este postulado remi- te no s6lo a la psicologia sino también y sobre todo a la moral, al plantear una actitd voluntaria y responsable del escritor frente al lenguaje: el poeta no sabria "menur’, es {ecir, no podria tener Ia intencién de engaiiar a su lector. De este modo, jeto poético, que es a la vez el suj reales en primer lugar un suelo Eto, plenamente res- ponsable de sus actory palabras, y por ello un sujeto de > De tAttenagne, I, Pais, Garnier Fanmarion, 1968, pig 206. Trad. cast: Alani, prlogo de Guido Brunner tradccén de Manuel Grant, Madrid, Espasa Calpe, 1991 130 DOMINIQUE COMBE derecho. En nombre de esta concepci6n, Baudelaire fue condenado por Las flores del mal, obra en la que los jueces observaron la presencia de la expresiGn directa e inmedia- ta del yo de Charles Baudelaire. La idea del todo romanti- ca del poema como confesién del artista testimonia la dimensién moral ~por no decir religiosa~ de la definicién autobiogréfica. LacuesiiG ficcién y del artificio no puede ser plan- tencia de un sujeto especificamente ttricoy porque, en poe- Sia, se entiende que toda subje es lirica, Para que (én estatuto original y particular del sujeto en la poesia lirica por oposicion, por ejemplo, al ‘“sujeto del poema pico o de la novela-, hard falta que el wroblema de la autenticidad resulte abordable. La refle- Zibn sobre el estatuto del sujeto lirico nace entonces estre- chamente ligada a a critica del pensamiento romantico y de las filosofias de la expresién, fundadas en el mito de un ser originario en cuanto al lenguaje. La.distincin entre-un sujeto lirico y un suicio empirico-(o Feal) debe ser com. prendida en el seno del debate filos6: bre Jos ter Geuze del Romanticismo, que se forma en la Alemania ~de Tos afios 1815-1820. — La disolucién del Yo El Romanticismo esta jor un doble postula- do respecto al yo del artista, que se exalta de manera mag= “nifica —desde Fichte hasta Maine de Biran, desde Ghratequbriand hasta Musset-al mismo tiempo que se dilu- ye simulténea y contradictoriamente en el Todo césmico fesde Schelling hasta Novalis, desde Matrice de Guérin LA REFERENGIA DESDOBLADA 131 Niewsche, en el capitulo V, evoca a Arquiloco, como ejem- plo emblematico del poeta lirico, en los términos todavia hegelianos (pero también schlegelianos) de objetividad y de subjetividad: «Nosotros, que tenemos al artista subjeti- yo por un mal artista y que exigimos en el arte, en todos los géneros y niveles, que en primer lugar y sobre todo triun- fe sobre lo subjetivo, que se libere del ‘yo’ y que se impon- ga silencio a todas las formas individuales de la voluntad y el deseo; si, nosotros creemos que sin objetividad, sin con- templacién pura y desinteresada no puede haber la mas minima creaci6n artistica verdadera»®. Sin embargo, el dis- cipulo entusiasta de Schopenhauer, caPa TOMO se perfi- Ja detras del tema de las «formas individuales de la volun- tad y del deseo», se tropieza con el hecho de que. juiloco hable en primera persona anera que la conciliacion dela presencia gramatical de un Yo con Ta exigeneia SRS {ica de objetividad pasa por Forjar eT modelo de unyo— impersonal” ~de alguns airascendental, situad en UNIS qUE Wrinta, Hi, de acuerdo con la experiencia de todas las épocas, dice siempre ‘Yo" y no cesa de venir a des- hilarnos toda la gama cromatica de sus pasiones y de sus deseos?. En este punto, Niewsche aporta una reinter— Tos segtin una oposicion estética fundamental entre el liris- apolinea, de Ta representacion plastica, Precisamente, y ef «genio Iirico» esta en «estado de unién mis- wea igo del yo», de manera que el «yo del poeta Fesuena desde el abismo del-ser; su subjetividad, en el sen- Udo de Ta estética moderna, es pura quimera,®, ET esta dionisiaco en el que se sumerge el poeta lirico remite ala hasta Hugo, Es cite segundo postulada-elg triun far en la interpretacion de Schopenhauer y Nietzsche del Sa Toe oe ae gelianas-En Ia elaboracion, desde este punto de vista, del concept de sujeto lirico, El nacimiento de la tragedia (Die Gehuri der Tragidie, 1872) representa una etapa principal. e+e faston delsujet Tondo indiferenciado dé © Tad. ft. de P. Lacoue-Labarthe, Pass, Gallimard, 1985, pig. 43. Trad, cast: ET nacimiento dela tragedia trad. de A. Sanchez Pascual, Madrid, ‘Alianza, 1973. Mid © Op. it, pig. 44 132 DOMINIQUE COMBE Naturaleza, a modo de participaci6n y a través del yo habla ‘en definitiva la voz del Abgrund. Es aqui donde Ta metafisica schopenhaueriana del Wille se une a la tradicién romant- ca de una Naturphilosophie que se inspira claramente en Schelling. Esta metafisica de la unién césmica suscita la formulaci6n -sin duda la primera, por lo menos en expre- sin tan resuelta~ de la tesis de un yo lirico imbuido de las «principio de ai «Pero este je la misma naturaleza que el —bre despierto, que ol hombre empinice Teal Mis rte al ‘acercarse a la obra de Baudelaire, Nietzsche encontrara cen Las flores del mal la realizaciOn de este ideal del lirismo transpersonal. Como vemos, la nocién de yo lirico queda vinculada a la crisis filoséfica del sujeto después del Romanticismo, que Nietzsche, en critica a Descartes, extre- mara al denunciar la ilusién gramatical de un yo y de la consciencia de si mismo en el Cogito. Pero es el encuentro de esta fi yostromantica de Schopenhauer y Nietzsche con la poesia simbolista fran- idem formulado de manera definitiva por Goethe el subtitulo de su autobiografia ~Poesia y verdad-, contintia mang, Noes de ningun modo fortuito que la sistematizacion ‘critica del yrisches Ich, mas alld de los circulos filos6ficos, se Ileve a cabo, hacia 1900, en el seno del grupo poético de Stefan George, muy influido por Baudelaire,’ Mallarmé y los simbolistas franceses, traducidos y comentados como modelos de una poesfa pura, en reaccién contra el ‘Naturalismo y la poesfa social. Considerando que la vida del pocta importa poco, el poeta se entrega al rito elitista de una obra sacralizada. Stefan George esté en Ia encruci- jada del nietzscheismo, que entonces domina el discurso cri- tico, y el Simbolismo, que él mismo contribuye a extender como medio de renovar el lirismo. La subjetividad dioni. © Op. cit, pig. 45. [A REFERENGIA DESDOBLADA 133 siaca se contagia ahora tanto del ideal baudelairiano de ‘una poesia impersonal («la impersonalidad voluntaria de Tals poemas») como de la indagacion rimbaudiana en una woesia objetiva en Ta que «Yo es otro»; tanto de la coi tacion de Ducasse de que «la poesia personal ha hecho si tiempo de juegos de manos relativos y de contorsiones con- tingentes» y de que es hora de retomar «el hilo indestruc- tible de la poesia impersonal» como, sobre todo, de la exi- gencia de Mallarmé de w aricién ilocutoria del poeta» hasta su «muert¢>. Si es apenas concebible que El |, traducida al francés tan solo en 1901, haya podido influir en Mallarmé -ni tampoco en ninguno de los poetas de su generacién, ya que la intro- duccién de Nietzsche en Francia se produce hacia 1880-, si puede conjeturarse que, por el contrario, el filésofoale— eel encuentro de la poesia francesa de los ‘afios 1860-1880 (podria evocarse, igualmente en la misnia ‘epoca, la Voluntad de impersonalidad del Parnasianismo) con las filosofias postromanticas favoreci6c: lesarrollo del concepto de dyrisches Ich. Convies ‘en que, en est ‘expresion no és solamente un escriptiva del discurso eriUco, como sucedera ‘mis tarde, sino ante todo un ideal estético que reacciona hicieron los Simbolistas franceses y Sus contempordneos Rimbaud o Lautréamont. Hoffmannsthal"®, en la Carta de Lord Chandos (1902), en la que se mai sobre Tes poderes del lenguaje, aumenta la distancia entre lat pulgorary lawda- En una conferencia de 1896, ya habia yedido que los poetas fueran arte del len: aye; pues conduce ala vida, ‘Aeiathia ninguno conduce a la poesia» y todo propésito autobiografico se revela perfectamente vano: «Si se busca por el contrario confesiones, se las encontrar en las memo- ras de los hombres de Estado y de letras, en los recuerdos man, buen conocedar de Ia literatura francesa, vio c vFadas sus intuiciones por Ta Tectura de Bau -Quiere TF Que ha colaborado alg empo en la revista de Geonge Biter fir die Kunst 134 DOMINIQUE COMBE de los médicos, de las bailarinas o de los masticadores de opio»!!, Gottfried Benn, en una conferencia que, si bien data de 1956", reconstruye el clima artistico de las van- guardias de los afios 20 que él tan bien conocié, medita sobre los rasgos del yo lirico moderno, definido en su opi- nién por la doble perspectiva de, en primera instancia, k obra creada y la «filosofia de la composicién» y, en segun- da, por el deslizamiento de un yo hacia un él Asi, todo Gel yoo (Frage nachden Teh), aunmmas cuando, desde jnetti, son numerosos los autores que se han esforzado en «destruir el Yo en Ta literatui La sistematizacién critica La problematica del sujeto lirico se inscribe, por tanto, dentro del pensamiento aleman, en el coraz6n de una refle- __ ‘vida, abierta por Goethe en Dichtung und r Esta refle- aon es Continuada por los criticos y los fildsofos, que dis- cuten las tesis de Dilthey, cuya influencia sobre los méto- dos de las ciencias humanas es determinante dentro y fuera de Alemania a principios del siglo xx. En Vida y poesia (Das Erlebnis und die Dichtung)", con ocasién de una interpreta- cién del libro de Goethe, Dilthey establece un nexo esencial entre la vida del po / el acto poéiico: «ET contenido de tr poemia-()-cheuenta ai fardamento ch Ja experien- cia Vivida del poeta y en el circulo de ideas encerradas en ella. La clave de la creacién poética es siempre la expe- riencia y su significacién en la experiencia existencial>. 1 sPoésie et view, Lette de Lord Chandos et autres textes, trad. fr. de J-C. Schneider y A. Cohn, Pars, Gallimard, 1992, pig. 27-Existe una traduccion castellana de la Carta de lord Chandos, a cargo de José Miguel Minguez, en Quimera, 90.91 (1980). 1 “Probleme der Lyriks, en Essays, Raien, Vortrge, Wiesbaden, Limes Verlag, 1959, pigs 494-582. "3 sGoethe und die dischterische Phantasies, en Das Bviebnis und die Dichtung, Leipzig, Teubner, 1906. Trad. cast: Vida y poesia, Madrid, Fondo dde Cultura Econdmica, 1945. LA REFERENGIA DESDOBLADA 135 para Dilthey, no se trata tanto de explicar la obra por el —qcontecimiento biografico, a la manera del positivismo de Taine, como de investigar en la experiencia =! Erlebnis-, no subordinac 7 ion Ctiva ¢ intelectu: stituyendo asi en el ey] sory Ta riqueza de la vida del creador. Si no se puede acu- ae T latino a Dilthey, que combatio ardientemente toda reduccién positivista de lo humano a los discursos explicativos, si puede decirse que de todos modos contri- buyé a comprender, si no a explicar, a obra por Ia vida del autor; «La més alta comprensién de la literatura se alcan- zaria si se pudiese mostrar las determinaciones internas y externas que sufri6 el poema, en las cuales consiste elcon- tenido...»!8, De esta manera, en reaccién contra la her- fica interna y con ella la tesis de un yo lirico. Walter Benjamin, onan importante ensayo de 1995 tambign dedi- cado a Goethe, en este caso a sus Afinidades electivas (Die Wahlverwandischaften), se rebela, en nombre de la légica interna de la obra, contra la critica biografica y la filologia, que, segiin él, eno se decide atin por una investigacién sobre las palabras y las cosas» y sigue partiendo de «la esencia de Ja vida para inferir de ella el concepto de obra como pro- ducto, 0 por lo menos para establecer con ella una initil concordancia»'®, En el marco de este debate metodolégico sobre las fuentes biograficas conviene resituar el tema del sujeto lirico. De ta filologia a ta fenomenologia En La esencia de la lirica moderna alemana (Das Wesen der ‘modernen Deutschen Lyrik, 1910), Margerete Susman, autora Margerete Susi W Dilthey opone el versielen (‘comprender") propio de las ciencias hhumanas al erkgen(‘explicas’) de las Ciencias fsicas " Dithey, ep. ait, pag 160. © cLes Affinités elecivess, en Essais, I, 19221934, rad. fr. de M. de Gandillac, Gonthier-Denoéi, 1971-1983, pag. 65. Trad. cast: Dos ensayor sobre Cathe, Barcelona, Gedisa, 1996. 136 DOMINIQUE COMBE perteneciente al circulo de Stefan George, rompe con el. anilssidentificatorio para defender a tesis de ya riches Ich detras del cual se esconde el autor, a partir de algunos ejemplos tomados de Niéwsche, Hofmannsthal, Rilke y el propio Stefan George. De manera abiertamente polémica, denuncia el mito romntico de la autenticidad al afirmar que forma de-un yas. es Get. una creacion’ de orden mitico, uments dela realidad i). ET concepto € fo, desde 1912, por Oskar Walzel, primero en Vida, expe- riencia y poesia (Leben, Evleben und Dichten. Ein Versuch), mas tarde en un articulo de 1916, «Schicksale des lyrisches Ich»"”, que desarrolla la idea de una «desegotizacién» (Entichung) del yo &irTa poesta lirica Ia dea de una despersonaliza- ida Entpersénnlichungs, segun €l término Tuego retoma- do por Hugo Friedrich. Comentando un poema de Goethe, ‘Walzel afirma que «en el lirismo puro el Yo no es un Yo sub- uwoy personales a eraino my de Nietsche-, llegando incluso a mostrar que «el Yo del liris- \o puro es. tas poco personal yaubjetivo que’se vuelve en La estructura de la lirica moderna (Die Struktur der modernen Lyrik, 1956), consagrada principalmente a la poesia fran- cesa a partir de Baudelaire, donde se etoma dg. manera sistematica y amplificada la dicotomia entre el sujeto liri- co tatilimente despersonaltzado (o impersonalizado, Como decia Mallarmé & proposito de su Libro), y el sujeto empi- rico Cuando interpreta la poética de Mallarmé, Friedrich ‘no deja de vincular estrechamente la despersonalizacion_ sicacion de Tos objetos, dentro de un amplio movimnh commienza Ta despersonalizacion de la poesia moderna»"*. 7 Recomado en Das Worthunstooh. Mitel seiner Exforschung, Quelle & Meyer, Heidelberg, 1968, pgs. 200276, Trad. fr, Denoé+Gonthier, 1976, pigs. 41s. Trad. cas: La erate ‘adel rica moderna, De Baudelaire hasta uss dis, Barcelona, Seix Baral, 1974 LA REFERENGIA DESDOBLADA 137 Aceptando que «casi todos los poemas de Baudelaire estan escritos en primera persona», podria concliirse Ta existen- cia separada de un sujeto distinto del autor real. Fs Rimbaud ‘quer cuimina este proceso de deshummanizacion que priv vilegia Ta imaginaci6n sobre la autobiografia: «Con Rimbaud se Teva cabo la separaciOn det sujerorescrvoryelyo empt- eon de modo queePiijeto 3 CONVETTE en Un CICS de sujeto colectivo. Cuando, en La légica de la literatura (Die Logik der Dichtung, 1957) -sin duda alguna la obra mas importante sobre la cuestion, que suscit6 todo tipo de discusiones y polémicas en Alemania y Estados Unidos, escasas en Francia, donde no se tradujo hasta 1986, esto es, treinta afios después de su publicacion-, ate Hamburger se manifest cn chatrade a tesis del lyrisches Ich para defender la idea de una enuncia- ion realy no cesa de citar a Friedrich para desmarcarse “de 1. Pero, como discipula de Husserl, Hamburger trans. one la problemitica deta realidad y de Ta clon, rservadia_ Jr sobre 16do, al de Ta fenomenologia’”. En este terreno “polemiza extensamente con er fitosoto polaco Roman Inigarden, también discipulo de Husserl, que, en La obra de art (Das literarische Kunstwerk, 1935), habia aficma- logos et una bee erie cian Se ae eer na ode Sta Cuestion, que el sujeto en Ia. Hai Kate Hamburger coneca con la proBlematea pane “tx por Goethe en Dichtung und Wahrheit al rehabilitar la idea de experiencia (Erlebnis), de manera que se cierra asi el circulo de la historia del concepto del sujeto lirico. El tema del sujeto lirico parece hoy remitir a una acep- cién mas amplia en el discurso criticé-alemén. Si subsiste la fhente por su cardcter conflictivo, esto es, hipotético, y por la 1 Bs todavia la dicotomia goethiana Dichtung/Wahrheit, que domina et discurso eritico. 138 DOMINIQUE COMBE, por Rartheing Sipe, desde la aparici6n en 1964 de su arti- culo «Moglial des dunklen Stils in den Anfingen moderner Lyrik in Frankreich»™, es representativo de esta evolucién. En ese trabajo Stierle subraya cémo, en el caso de Nerval, Mallarmé o Rimbaud, la oscuridad busca la des. trucci6n de los datos referenciales y la reconstruccién de yo cen un sujeto lirico: «El lector esta obligado a adoptar el punto de vista de un sujeto Trico, feticas subjetivas mi aS, 3US paradojas, sus dobles sentidos, sus sUposiciones hi cién»*. De hecho, veinte aiios después, c intia afirm ue «el cicuranoong E attaen anemone de un sujeto real sino en la de un sujeto lirico-™, pero, no obs- ante, no sede a Este un estatito de Ficticio. ra el, eT sujeto lirico es ante todo, un «sujeto problematico», en busca de su identidads, cuya finica autontiertad reside. isamiente en esta biisqueda: «Interesa poco saber si esta jonfiguracion se origina ei-unr dato autobiogréfico, cual- fquiera que sea, o en una constelacion ficcional. La autenti- Fidad del sujeto lirico radica no en su homologacién efecti- ya (ni tampoco en lo contrario) sino en la posibilidad prticulada de una identidad problematic del sujeto, refle- fos en la identidad problematica del discurso»™, El crite jo original in entre el sujeto empirico y I ntre la referencia biagrafica y la ficcion queda desplazado. yaciada de contenido: continuar utilizando la. Gres Tok comme tase a ee Pest descbe et snaciento dye Uco> (Di Encchong des byrisches Ich, 1970)*, se ocupa de una noci6n en adelante historica, es decir, superada (en un sentido dialéctico). *° En W. Iser (ed.), Immanenie Aesthetik, Aestetische Reflexion, Lyrik als radigna der Moderne, Poa und Hemenautih I, Munchen, W. Fink, 1964, 137294 * Traduccion nuestra 2 sldenié du discours et transgression lyrique>, en Padiqu, 82 (1977), ig, 136 3 % Berlin, Water de Gruyter, 1970 {LA REPERENCIA DESDOBLADA 139 SUJETO FICTICIO ¥ SUJETO AUTOBIOGRAFICO. La génesis del concepto de sujeto litico es, como acaba- mos de ver, inseparable de la cuestiOn de las relaciones entre la literatura y la biografia y del problema de la referencialidad de la obra literaria. Pero, si reflexionamos sobre las implica- iones de esta hipétesis, se dirfa que el sujeto lirico no se opone ito al sujeto empirico, real ‘Mis poemas son todos de circumstanicia, porque sé imSpiran, se fundan y reposan en la realidad. Yo no tengo que hacer poemas que no traten de nada>™., En los géneros de la poe- sia explicitamente reconocida como «de circunstancia», estrechamente vit Jk autobiograficos, el 4 mis cerca del yo empitico del discurso referencial. En ellos se alcanza la maxima subjetividad, definida emtera> es, geogrifico —elo que guarda relacién con Ta persona, Gosa, ef Tugar, los medios, los motivos, la ‘manere yel tiem- po», conforme a la definicién que Eluard da de la ‘ci cunstancia’. Los poe! ia, en tanto que suje- * Gitado en Eluard, Ocwres complées, I, Gallimard, Paris, 1968, pag, 934 LLAREFERENGIA DESDOBLADA 1 tos éticos, dejan que su yo referencial se exprese libremente sus palabras, Cede Con Villon o Withman, de quie- nes Eluard comenta: «Sabemos lag Gircunstancias de su vida y sabemos que su obra esti en funcion de sus circunstany cias»®”, Desde esta perspectiva, el sujeto lirico puede carac} terizarsé io circunstandi a E ObjetaTse GUE Tos Versos de circunstancia Mallarmé encajan en la misma ficcién que los sonetos. | Enunciacién real, enunciacion fingida La poesia lirica plantea en este punto los mismos pro- blemas que cualquier otro género en primera persona, los mismos que, en especial, plantea la novela: Un amor de Swann yy Las flores del mal son obras compuestas en primera persona, sin por ello caer en la autobiografia. Hoy se admite como una evidencia que una novela o una narracién en primera persona no presentan necesariamente un valor autobiogré- fico. La distincién metodolégica fundamental de la narra- tologia es la que separa entre el narrador y el autor, de mane. aneamente el sujeto de la enunciacién con el poeta como persona no se entiend® por qué uma frase como «Tengo tantos recuerdos como si tuviera mil afios» es mas autobio- grafica que «Durante mucho tiempo me acostaba tempra- no». Esta ilusion referencial se debe probablemente a la per- tenencir oficial ¢ irrefutable dea novela a Tos géneros-de ficciGn, mientras que la pocsia ei percibida, a causa de la pervivencia del modelo roménui un discurso de la iccion®, es decir, como un caso de enunciacion efectiva— = Op. cit, pig. 933, ° Segiin la oposicin propuesta por Genette en Fiction diction, Paris, ‘Seuil, 1991, Trad. cast: Fisién aici, trad. de Carlos Manzano, Barcelona, Lumen, 1998. 142 DOMINIQUE COMRE eEquivale esto a decir que La joven Parca, obra escrita en primera persona pero que pone en escena a un personaje manifiestamente distinto de Paul Valéry, no es un poema lirico? Son innumerables los poemas monodramaticos —lla- mados porta Critica alemana Rollengedichte- que suman la fic- cién a la primera persona y el lirismo, género, que toma prestados s i texto, elc.) que faltan en los poemas liricas, por asi decirlo, ordinario: pero-sin embargo, puede formularse a hipé- tesis de una enunciacion no menos ficticia en El cementerio ‘marino que en los Fragmentos del Narcisse 0 La joven Parca, Ademés, una segunda prucba que demuestra la posibilidad que el yo lirico tiene de remitir a un mundo de ficcién viene dada por las obras que enmarcan la enunciaci6n en «an con- texto ficcional, como la Vida, pensamientos y poesia de Joseph Delorme, de Sainte-Beuve, como el Canto de amor del corneta Cristophe Rilke 0 los Poemas de Samuel Wood, de Louis-René Des Foréts, 0 como las Poesias de A-O Barnabooth, de Valéry Larbaud, cuyo autor mismo es personaje de una ficcin, de manera que el yo que ahi se enuncia no puede ser el de Larbaud. En este caso es el contexto -impuesto sobre todo por el iuloy oentanmente pare indices paratextuales (prefacios, notas previas, contraportadas)~ el que confiere, al yo su valor ficticio explicito. Pero podemos pregunta nos si, a pesar de la ausencia de marcas contextuales, Ta fic= En Ta obra de arte iterana (1935), el fildsofo Roman Ingarden fue el primero en plantear el problema del esta- ‘tuto légico de los enunciados y de las proposiciones en régi- men literario, desde una perspectiva fenomenolégica: «Si ‘omparamos las frases entinciativas que se encuentran en una obra literaria con las que, por ejemplo, pertenecen a urerobraciemtifica, apreciamos enseguida que a pesar de su identidad de Forma y a veces incluso de contenido, las unas se distinguen de las otras esencialmente: las tiltimas son ver- \deros juicios, en el sentido de la légica, G01 Cosa se alirma con seriedad, juicios que no sélo pretenden verdad sino que son verdaderos 0 Talsos, mientras que los _verdad sino que son verdaderos 6 Talsos, mientras que los [LAREFERENCIA DESDOBLADA 143 primeros no son proposiciones enunciativas i. pue- a smo aserciones o juicios»™, En raz6n del contexto ficcional, estos juicios, que no se ajustan una légica de la verdad, no tienen mas que un valor «quasi- judicatorio», de manera que el yo, en poesia como en cua “quiet texto literario, noes ni verdadero ni Falso en Sentacion del poeta. Kate Hamburger, que no deja tampoco, H SPRITES Cecuis Smee atemamente eta concep. cién en nombre de una distincién fundamental entre los ‘géncros miméticos -Ia ficcién como tal el lirismo, que, lite- ralmente, no representa nada: «La literatura narrativa 0 dramdid nos procs a cancer fein den lidad, mientras que este no es el caso de la poesfa lirica»™. Esta reparticion reposa sobre und teoria de la enunciacion (Aussagetheorie)*! que, en su terminologia légico-lingiiisti- ca, no puede ser més que efectiva. Segin Ha esta enunciacién hace que el yo en poesfa sea bien real: «El len- ey © el poema lirico pertenece al sis tema enunciativo de la lengua; es la raz6n fundamental, estructural, por la cual recibimos un poema, en tanto que texto literario, de manera diferente que un texto ficcional, narrativo 0 dramético. Lo recibimos como el enunciado de un sujeto de enunciacion. El yo lirieo, tan controvertida, — a enunciacion»™, Esta discusién concierne eirdefinitivar fa referencialidad de la obra literaria, en par- ticular de la poesia, Sin embargo, Ingazdsn, que responde a las criticas de Kate Hamburger en la segunda edicion de su libro, mantiene qu ia lit 8 la = ‘mimética’ que la poesia épica o dramitica» y que (liedhaftes Sprechen), la forma mas rara del liis- ‘mo, en la que el yo no se objetiva de ningém modo sino que permanece cerca de si mismo expresindose por el canto. El trabajo de la ficcionalizaci6n reside entonces en esta tensi6n interna entre el yo y el él, entre el yo y el ta: en. expresién de Fontanier, en una «endlage de persona»“’ por Ia que la poesia se asemeja a la novela o el teatro. Sujeto mitico y auto-alegorizacion En el sistema de oposiciones establecido por Margarete Susman, el sujeto lirico es calificado de mitico, término retomado, por ejemplo, por K. Stierle a propésito de las Quimeras de Nerval -emystiche Zwischenreich des lyrischen Ich»-, al mostrar que este autor compone sus sonetos sobre Ia base de hechos autobiogréficos -la muerte de Jenny Colon, el viaje a Italia, Ia ascensién al Posilippo- para ele- varlos, gracias a alusiones mitolégicas y a un sistema com- plejo de referencias hist6ricas e intertextuales ~a Virgilio, Gaston Phoebus, etc. ~ hasta una dimensién mitica: «El sujeto lirico se expone como absoluto, se crea un mundo interior mitico, en el cual toda cosa se convierte en espejo de su destino», La consecuencia principal de esta mitifi- cacién del yo empirico es la aboliciOn de las fronteras entre ‘el pasado y el presente -la «presentificacién. de lo antiguo como identificacién del presente en tiempos inmemoria- les, conforme a un movimiento de sobras conocido en el ‘aginario nervaliano. De aqui proviene, en general, la intemporalidad mitica del sujeto lirico, ya apuntada por Susman. Yesta intemporalidad acompafia a un proceso de generalizacién, incluso de universalizacion, porque el Yo de Nerval, que se identifica simulténeamente con diferen- © Les Figures ds discours, Paris, Flammarion, 1977, pigs. 295-296. *°K Stierle, op. ct, pag. 168 148, DOMINIQUE COMBE tes figuras miticas o hist6ricas, se dilata hasta el infinito car- gando sobre si el destino de la humanidad entera. Esta idea- lizacién mitica del sujeto empirico, emblematica de la poe- sia nervaliana, es caracteristica de! lirismo en general, que sobrepasa el ser individual y singular de cada poeta mer- ced a una «forma estilizada», de acuerdo con una tipifica- cién que también conduce a la retérica. La intemporaliza- cién y la universalizacién tienden en efecto a la alegoria, hasta tal punto que el disfraz lirico puede ser considerado como un proceso de auto-alegorizacién. LA EXPERIENCIA VIVIDA YLA REDESCRIPCION LIRICA La aproximacién ret6rica al sujeto lirico puede ser ampliada en una descripcién fenomenolégica de los estados de consciencia, como ha hecho por ejemplo Paul Ricoeur on la metéfora o el relato, desde la lingiistica hasta la onto- logia. El problema de la ficcién, que est en el coraz6n mismo de la definicién del sujeto lirico, es susceptible de ser planteado en términos epistemolégicos ~«modelizacion heuristica», «re-descripcién»-, alrededor del tema de la referencia, es decir, de la relacién con el mundo como inten- cionalidad de la consciencia, hacia la cual convergen la aproximaci6n retorica y la fenomenol6gica. En Si mismo como otro‘, el mismo Ricoeur da un ejemplo de tal méto- do, ampliando gradualmente la teoria del sujeto, primero del sujeto lingiiistico al sujeto narrativo y luego al ético y al juridico. EL sujeto lirico como reduccién fenomenolégica del sujeto empirico Desde el punto de vista fenomenolégico, «la epojéde la referencia descriptiva»"* que funciona en la metéfora con- diciona el acceso a la referencialidad, aunque puede hablar- © Paris, Seuil, 1990. Trad. cast: S mismo como ot, Madrid, Siglo XXT de Espatia, 1996, “*P.Ricoeur, op. cit, pig. 301. {A REFERENCIA DESDOBLADA 149 se legitimamente de una verdad metaférica. De ahi, por analogia, la hipétesis de que el sujeto lirico como sujeto ret6rico, por su significacién figurada alegérica, suspende- ria en cierto modo la referencialidad del sujeto autobio- grafico para volverla a hallar mejor, como sucede en la reducci6n eidética levada a cabo por Husserl én las Investigaciones lgicas y, mas tarde, en las Meditaciones carte- sianas®, con el fin de desligar un sujeto trascendental del ps- cologismo de! mundo vivido (Lebenswelt). La sistematiza- cién del sujeto lirico propuesta por Margarete Susman y sus discipulos mantiene, en efecto, una profunda afinidad con este Ego puro obtenido por la reduccién fenomenolé- gica, por la epojé de la Lebenswelt, a partir del sujeto empiri- co individual. En efecto, el sujeto lirico deshumanizado, despersonalizado (Friedrich) 0 desrealizado se encuentra totalmente abstraido de la circunstancia, del cuadro espa- ciotemporal en el cual se inscribe el sujeto empirico indi- vidual del escritor, cargado con su historia personal, con su estado social y con su psicologia: este sujeto impersonal y-colectivo (allgemein) pero no individual (individuel), este sujeto intemporal (ewig) pero no temporal (zeitlich) se ase- meja a una pura forma (Form), como el sujeto trascenden- tal de la Critica de la razén pura a la cual Susman se refiere, como Husser!, cuando lo opone al sujeto empirico (empi- isch). La experiencia vivida y lo universal En efecto, la alegorizaci6n del yo como reduccién del sujeto autobiogréfico libera el sujeto de la ciscunstancia espa- ciotemporal y del estado de cosas. Pero, a diferencia del sujeto trascendental kantiano, el yo Ifrico no es una pura unidad abstraida de las percepciones. Que esté separado de la esfera de Ia psicologfa individual no implica que ignore el sentimiento, entendido como afeccién, como ethas 0 como © Trad. cast: Investigaciones igcas, trad. de José Gaos, Madrid, Alianza, 1976; Meditadionescaresianas, trad. de J. Gaos, Madrid, Fondo de Culeura Econémica, 1980. 150 DOMINIQUE COME Pathos, sino todo lo contrario. El sujeto lirico es un sujeto sensible; simplemente, el sentimiento toma en él un valor uni- versal. La melancolia que afecta al sujeto elegiaco, por ejem- plo, no es un sentimiento de Lamartine, Musset o Baudelaire ‘en tanto que individuos sino un estado «patematico»**, com- partido a priori con el lector. En este punto conviene volver sobre la distincion entre el hecho anecdético de la biogra- fia personal, inscrito en lo singular, y la quintaesencia de la experiencia vivida, abierta sobre lo universal. En este nivel, el reconocimiento de un sujeto lirico no parece de ningtin modo incompatible con la idea de que la poesia, a pesar de todo, tiene que ver con la vida y saca agua del pozo auto- biogréfico. Al ser una expresién de la experiencia vivida —Erlebnis-, liberada de las contingencias de lo anecdético, en la cual lo singular se encuentra con lo universal, la poc- sia lirica puede, como sefial6é Goethe, ser considerada como una confesion. Los horrores y las alegrias del amor, la angus tia por la muerte, la melancolia, etc., constituyen, como experiencias fundamentales del ser humano, los estados de consciencia del sujeto lirico e igualmente la materia -mas que el objeto, término que supone una tematizacién, es decir, una distancia precisamente objetivante- del pocma. Poco importa entonces que el yo de los Amores sea efectiva- mente el de Ronsard, porque la gama de sentimientos alli desplegados pertenece a la experiencia vivida como posi- blidad de lo humano. Como para Aristoteles"”, la poesia es superior a la historia en un plano filos6fico, porque trata de lo posible y no s6lo de lo real; la poesia lirica supera el tes- timonio autobiografico gracias a la fictivizacion alegorica. Tal es el sentido de la tesis defendida por Kate Ham- burger, frecuentemente mal comprendida. Al calificar el poema lirico como enunciacién, Kite Hamburger no hace militancia en favor de una concepcién ingenuamente bio- grafista, que convertiria el poema en la expresion inme- diata del yo del artista. Si evoca el «lirismo de lo vivido» (Enlebnisiyrik), es para apartarse de la concepcién psicolo- “ Segiin la expresion empleada por Jean Cohen en Le Haut lengage (Paris Flammarion, 1976). © Potica, 14518 [LA REFERENGIA DESDOBLADA, 151 gizante y biogréfica de Dilthey y tomar la palabra Erlebnis ‘en su acepcion fenomenolégica: «La experiencia designa (en Husser}) la intencionalidad de la consciencia»*®, Cuando afirma que el sujeto lirico es el sujeto de una enunciaci6n real, es solamente para oponer la Erlebnisa la ficcién como pura invencién de la imaginacién. Como observa K. Hamburger, incluso si la experiencia es ficcional, el sujeto ¢s por su parte bien real. A justo titulo, la autora subraya que esta situacién no prevalece s6lo en el género lirico sino que es la marca de toda literatura. El sentimiento lirico En esta experiencia Iirica efectiva s6lo cuenta la reso- nancia afectiva de los acontecimientos y de los hechos bio- grificos, que constituyen la materia misma del poema, mucho mas que su simple evocacién, bajo el modo des- criptivo y narrativo. El sentimiento desembarazado asi del sustrato autobiografico personal e individual ha sido anali- zado desde una perspectiva fenomenolégica inspirada en el pensamiento del primer Heidegger en Sein und Zeit, por 1 fil6sofo suizo Emil Staiger en sus Conceptos fundamentales de poética (Grundbegriffe der Poetik)*®, bajo el término de Stimmung. Retomando la triparticién de los géneros épico, dramatico y lirico, Staiger describe la tonalidad afectiva del lirismo y su disposicién afectiva (Der Iyrische Gestimmte), bajo el signo del abandono al flujo del presente y el relajamiento. Aunque Staiger no aborda el problema de Ia verdad lirica —que plantea como evidente, haciendo del yo la expresion inmediata del poeta-, esta fenomenologia transsubjetiva permite describir la Erlebnis mucho més allé de las contin- gencias anecdoticas de la biograffa. La re-descripcién lirica escinde el entimiento de la esfera psicol6gica individual, de la biografia, para elevarlo al rango de categorias a priori de la sensibilidad. K Hamburger, op. cit, pig. 242. Trad. fr, Bruselas, Leber Hossmann, 1990, Trad. cat: Conceptos fr- damentaes de poitica, Madd, Rislp, 1966. 152 DOMINIQUE Conn La unidad del sujeto lirico y la ipsidad Laaproximaci6n retorica, como la fenomenolégica, pone en evidencia el problema de la uniidad del sujeto lirico. La cuesti6n, en efecto, es saber cémo «Yo es otro», cémo el sujeto que se enuncia en Las quimeras y en Las flores del mal puede referirse a Nerval o Baudelaire como individuos y, simulténcamente, abrirse alo universal por medio de la fic. cin -y no solamente porque Nerval y Baudelaire partici- pen, en tanto que hombres, de lo universal. En un plano retérico, la metafora como visi6n estereoscépica de la rea- lidad y sobre todo la alegoria comprometen precisamente lo que podria llamarse una doble referencia -o incluso una referencia desdoblada. En la alegoria y de manera més gene- Talen toda figura de elocuti, la significacion literal no desa- parece nunca detras de Ia figurada, sino que coexiste con ella: en la alegoria medieval, los diferentes niveles de senti- do -anagégico, moral, espiritual, etc. — autorizan miltiples lecturas, aunque la consciencia —del oyente o del lector del poema lirico- va de una a otra en un movimiento de vaivén. En el plano fenomenologico, esta doble referencia parece corresponder a una doble intencionalidad de la parte del sujeto, vuelto a la vez sobre si mismo y sobre el mundo, extendido a la vez hacia lo singular y hacia lo universal, de modo que la relaci6n entre la referencialidad autobiografi- cay laficcién pasa por esta doble intencionalidad. Esta dua- lidad del sujeto Iirico ~una expresin que aparece a menu- do en la critica alemana: die Zuciheit des lyrisches Ich- podria pensarse en términos dialécticos: el sujeto lirico superaria al empirico intemporalizandolo y universaliz4ndolo. Pero en la comunicacién lirica se trata més bien de una tensién nunca resuelta, que no produce ninguna sintesis superior -un «pos tulado doble simulténeo», en palabras de Baudelaire. En una linea fenomenolégica, el juego de lo biografico y lo fi ticio, de lo singular y lo universal, tiene un alcance inten- cional doble, de forma que el dominio del sujeto lirico es el del «entred6s»™ del Zwischenreich del que habla K. Stierle. % Gi. D.Sibony, Entredeus ou Porigine ex portag, Pars, Seuil, 1901 TAREFERENCIA DESDOBLADA 153 Es probablemente en razén de su caricter tensional, y no dialéctico, por lo que, tal y como afirma la critica, el sujeto Iirico parece altamente problematic, por no decir hipo- tético e inasible, pues no existe en rigor una identidad del sujeto Iirico, que no podria categorizarse de manera estable Por consistir precisamente en un incesante doble movi- miento desde lo empirico hacia lo trascendental. En otras Palabras, el sujeto lirico, levado por el dinamismo de la fic- cionalizaci6n, no esta nunca acabado e incluso, simple- mente, no es. Lejos de expresarse como un sujeto ya cons- tituido que el poema representaria o expresaria, el sujeto Iirico esté en perpetua constitucién en una génesis cons- tantemente renovada por el poema, fuera del cual aquel no existe. El sujeto lirico se crea en y por el poema, que adquiere un valor performativo. Esta génesis continua impide ciertamente definir una identidad propia del sujeto lirico, la cual reposaria sobre una relacién de lo mismo con lo mismo. Paul Ricoeur ha demostrado que esta concepcién de una «identidad-idem» del sujeto en general es artificial y reductora, pues no puede pensar la relacién con la alteridad, en el espacio y en el tiempo, prefiriendo la idea de una ipsidad fundada sobre la Presencia en si misma, que no postula la identidad. Del mismo modo, valdria més hablar de una ipsidad del sujeto lirico, que le facilita, a pesar de todo, bajo miiltiples dis fraces, una cierta unidad como Jchpol (Husserl). Pero esta unidad del yo en la multiplicidad de los actos intencionales, esencialmente dinamica, esta en perpetuo devenir: el suje- to lirico no existe, s6lo se crea.

También podría gustarte