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DISCERNIMIENTO DE ESPIRITUS
SINOPSIS:
1. Oración
2. ¿Qué sabemos sobre Discernimiento?
3. Definiciones
4. Punto de arranque
5. Razón Antropológica
6. Discernimiento y Autobiografía
7. Tipos de Discernimientos
8. Requisitos para Discernir humanamente
9. Las fuerzas en juego y sus expresiones en el discernimiento
10. Metodología del Discernimiento
11. Reglas de Discernimiento (I y II Semana)
12. Examen de Conciencia (Pausa Ignaciana)
DESARROLLO:
1. ORACIÓN
Discernimiento de espíritus
Lector 1: “Algunas veces se paraba a pensar en las cosas que había leído; otras veces en
las cosas del mundo que antes solía pensar. Esta sucesión de pensamientos tan diversos le
duró harto tiempo. Había todavía esta diferencia; que cuando pensaba en aquello del
mundo, se deleitaba mucho, pero cuando después de cansado lo dejaba, hallábase seco y
descontento; y cuando en ir a Jerusalén descalzo, y en no comer sino hierbas, y en hacer
todos los demás rigores que veía haber hecho los santos, no solamente se consolaba
cuando estaba en tales pensamientos, mas aun después de dejado, quedaba contento y
alegre” (Autobiografía de San Ignacio de Loyola). (Un momento de silencio)
Lector 2: “No miraba en ello ni se paraba a ponderar esta diferencia, hasta en tanto que
una vez se le abrieron los ojos y empezó a maravillarse de esta diversidad y reflexionar
sobre ella, cogiendo por experiencia que de unos pensamientos quedaba triste y de otros
alegre, y poco a poco viniendo a conocer la diversidad de los espíritus que se agitaban, el
uno del demonio y el otro de Dios. Y cobrada no poca lumbre de esta lección, comenzó a
pensar más de veras en su vida pasada y en cuánta necesidad tenía de hacer penitencia de
ella” (Autobiografía de San Ignacio de Loyola). (Un momento de silencio)
Lector 1: Oremos a Dios, que le concedió a Ignacio de Loyola este don del discernimiento
de espíritus, para que nos conceda a nosotros también la gracia de saber buscar y hallar la
voluntad de Dios en cada momento de nuestra vida. Respondamos diciendo:
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concédenos la gracia de percibir en nuestra vida los movimientos interiores que tu suscitas
y los que propone el enemigo, para reconocer tu voluntad en nuestro camino hacia ti...
Lector 3: Tú que enseñaste a Ignacio de Loyola que en la consolación nos quía y aconseja
el buen espíritu, y que en la desolación nos guía y aconseja el malo, concédenos la gracia
de no hacer mudanza en los momentos de desolación, sino que insistamos más en la
oración para ser prontamente consolados por tu amor.
3. DEFINICIONES:
4. PUNTO DE ARRANQUE:
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de esta diversidad, y a hacer reflexión sobre ella, cogiendo
por experiencia que de unos pensamientos quedaba triste y
de otros alegre, y poco a poco viniendo a conocer la
diversidad de los espíritus que se agitaban, el uno del
demonio y el otro de Dios.
PENSAMIENTOS T I EM P O
PRESENTE FUTURO
(Después)
5. RAZÓN ANTROPOLÓGICA:
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Actualización del texto de San Ignacio::
Todos los seres humanos somos creados por Dios para ser felices, amando y siendo
amados, creciendo y realizándonos como personas, en el respeto y la complemen-
tariedad, a semejanza de la Trinidad Divina.
Para poder lograrlo debemos fiarnos de Dios, nuestro creador, que nos ama y es el
único que conoce lo que realmente necesitamos para alcanzar esa felicidad.
Todas las demás cosas, las maravillas del universo, la tierra, nuestros países,
nuestro trabajo, nuestra familia, las estructuras sociales y los gobiernos, son
creadas para que nos ayuden a conseguir nuestra auténtica felicidad.
De donde se sigue que debemos estar dispuestos a aprender a usar todas las cosas
en la medida en que nos ayuden a todos a lograr nuestra felicidad; y a rechazarlas,
en la medida en que no nos ayuden a conseguirla. Y sólo nuestro Creador conoce
esa medida.
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Podemos representar esto en un doble esquema
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mi yo me asegura el "salvar" mi alma (realizarme. El auténtico
discernimiento consistirá en ir percibiendo, a través de los posos
positivos desde un distanciamiento del presente, mi manera de
"alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor", mediante la
cual me experimento salvo.
6. DISCERNIMIENTO Y AUTOBIOGRAFÍA:
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pues, el escenario donde Ignacio descubrió el discernimiento
espiritual que ya existía en la Iglesia y que nadie se lo había
enseñado. Es un autodidacta en la materia, guiado siempre por la
ayuda de Dios.
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ejercitante (distinta de la conciencia moral y de la sicológica). Se le
enseña a tener un «conocimiento interno» de lo que pasa en su
interior espiritual. Según San Ignacio, se dan tres clases de
pensamientos interiores: uno propio mío y otros dos venidos de
fuera: del buen espíritu y del mal espíritu
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suficiente experiencia y la ciencia para poder prestar una ayuda
válida al ejercitante. Es imposible dar (acompañar) y hacer Ejercicios
Espirituales ignacianos sin la gracia del discernimiento como
carisma1 o sin saber manejar las reglas propuestas por el método.
7. TIPOS DE DISCERNIMIENTO:
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8. REQUISITOS HUMANOS PARA DISCERNIR
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LA CONCIENCIA
Todas las personas, por perversas que sean sus actuaciones, tienen la
“felicidad” como meta de su actuación; como su “valor”. Sólo que una felicidad
mal entendida, muchas veces.
LOS VALORES
Los valores que constituyen el discernimiento humano deben ser aquellos que
tocan lo central de la humanidad. Es lo que denominamos ética.
Allí estaría, por ejemplo, el derecho a la vida, la igualdad del hombre y de la
mujer, el derecho a la educación, el derecho al trabajo, etc. Toda esta serie de
“rasgos” constituirían, entonces, los valores humanos universales. Valores que
tienen que ver con la vida y la vida colectiva, es decir la vida de los demás.
Hasta ahora hemos hecho énfasis en los procesos que calificarían la razón y
la mente: hemos establecido parámetros en el discernimiento. Ahora veremos
que la voluntad juega un papel muy importante en toso el proceso de elección
y discernimiento, sobre todo porque ésta se deja llevar, con mucha facilidad,
por el mal que la circunda.
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Frente a la conciencia y frente a los valores tenemos otro elemento
característico de la persona. Es la inclinación constitucional al mal. Esto es lo
que a nivel de experiencia religiosa llamamos pecado. Se ve fecundada, por
una parte, por todo lo que ha sido herido o vulnerado en nuestro pasado. No
es lo mismo la herida recibida que le mal realizado, pero ciertamente los
traumas provocan una decantación hacia la realización del mal. Pero, por otra
parte, la experiencia del mal, es fruto también de nuestra libertad.
Es un misterio que los hombres y mujeres podamos escoger lo que nos mata,
en vez de lo que vivifica.
Ese poder optar por la vida se puede traducir en cinco actitudes básicas:
1. saber trabajar equilibradamente sabiendo descansar.
2. poder “construir amor”
3. no ser “moscas” sino “colibrí” o mejor aún “abejas”
4. la capacidad de dialogar.
5. por último, la sana autoestima, que es la base de todo lo demás.
2. Construir el amor:
Hacer el amor implica entrega, donación, buscar el placer de la pareja, para
sólo así experimentarlo en sí mismo. Una dosis grande de confianza, una
base de autoestima alta. “hacer” el amor, en este sentido se puede entender
mejor como “construir” el amor. Hay que construirlo y defenderlo porque
siempre está en riesgo, ya que es una denuncia frente a las leyes funestas del
mundo.
Ahora bien, este construir el amor no se puede hacer al margen de los demás.
Sólo si se está en sintonía consigo mismo, sólo si se está en solidaridad
profunda con los demás, con los necesitados –de todo genero- añadimos
nosotros, se puede evaluar esta opción por la vida.
Criterios de discernimiento:
¿Soy capaz de “hacer el amor”, de construirlo? ¿Tengo amistades profundas y
duraderas? ¿Tengo amistades entre gente pobre? ¿Tengo experiencia de
convivir alguna vez con los problemas urgentes de las mayorías? ¿Cómo está
mi capacidad de reír, de generar buen ambiente, de ser como un oasis para
los demás?... ¿Cómo me doy cuenta de que lo hago? ¿Me doy cuenta que es
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la vida y el cariño lo que debe estar siempre en juego, en última instancia, en
toda decisión?
3. Ser abejas
La tercera actitud, que nos prepara a optar por la vida, es quizás algo a nivel
más personal, es como un talante fundamental: no ser “moscas”, que sólo se
paran en el estiércol y que, además, lo llevan de una parte a otra, sino
colibríes, que captan el mejor néctar de las flores y producen la miel que es un
alimento nutritivo y un remedio fundamental.
Criterios de discernimiento:
¿Ante una situación me inclino, por principio, a ver lo negativo? ¿Me juzgo,
por principio, las cosas “malas” que hago? ¿Cuánto me culpabilizo? ¿Cómo le
saco ventaja a las cosas negativas que suceden? ¿Cómo hago que las
personas saquen lo mejor de sí mismas? ¿Cómo me doy cuenta de que lo
hago? ¿Me percato de que sólo si saco lo mejor de las personas y situaciones
estoy en una actitud de elegir y hacerlo bien?
4. Capacidad de diálogo
La cuarta actitud emana de las anteriores. Es la capacidad de dialogar. Si
alguien tiene actitud humana para dialogar, puede discernir. Dialogar no es lo
mismo que proponer ideas, discutirlas e imponerlas. Es una situación
completamente diferente. Es ponerse en los zapatos del otro, es su óptica,
más aún, en la piel del otro para ver desde su perspectiva y sentir lo que el
otro siente. Esta actitud de diálogo es lo que se llama la “escucha espática”.
Sólo así, se puede llegar no a mi verdad o a la tuya, sino, como decía
Machado, a “nuestra verdad”
Criterios de discernimiento:
¿Cuándo aprendo de los demás? ¿Cómo me ha reportado este aprendizaje,
posturas nuevas en mi vida? ¿Me sé poner en los zapatos de los demás, en
su propia piel? ¿Cómo m e doy cuenta de que lo hago? ¿Me percato de que
esta actitud es básica para cualquier discernimiento en cuento implica
realmente considerar todas las situaciones?
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persona desde la perspectiva del cariño que Dios también le tiene. En el
fondo, si sé perdonar tengo la actitud de estar en el otro y de abrir mi
horizonte. Eso me prepara para poder discernir y elegir humanamente. Me
hace disponible y dócil a la verdad.
Criterios de discernimiento:
¿Tengo falsas concepciones sobre lo que es el perdón y por eso, tal vez me
culpabilizo más? ¿Cuál es la señal personal más característica de que no he
perdonado todavía? ¿Cuál es mi señal para saber que he comenzado el
proceso de perdonar? ¿Cómo me percato de que si no perdono, hay algo que
no he integrado en mi vida y me bloquea a una libre elección humana?
De allí que la opción por la vida, que la capacidad para poder elegir y poder
discernir implique un trabajo personal a fondo.
9. LAS FUERZAS EN JUEGO Y SUS EXPRESIONES EN EL
DISCERNIMIENTO.
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10. REGLAS DE DISCERNIMIENTO
I SEMANA
MAL ESPÍRITU
OBJETIVOS:
- Busca alejarnos más de Dios.
- Quiere mantenernos y hundirnos en el pecado.
MEDIOS:
- Hace que el grupo o la persona se sienta a gusto como está.
- Propone placeres vacíos, huecos.
- Hace imaginar deleites y placeres sensuales, para conservarlos y
aumentarlos más en sus vicios y pecados.
BUEN ESPÍRITU
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OBJETIVOS:
- Busca acercarnos a Dios.
- Quiere sacarnos del pecado.
MEDIOS:
- Nos crea insatisfacción, inquietud y remordimiento para que la persona
o el grupo caiga en cuenta de su situación de engaño y pecado.
MAL ESPÍRITU
OBJETIVOS:
- Busca estorbar, impedir y dificultar el avance.
MEDIOS:
- Desanima y debilita nuestros buenos propósitos
- Nos llena de pesimismo
- Nos entristece y deprime.
- Nos intranquiliza con falsas razones.
- Impulsa a la persona o grupo a racionalizar su situación y actuación, para
que se contente con lo que ha conseguido hasta el momento y así no siga
adelante.
BUEN ESPÍRITU
OBJETIVOS:
- Busca ayudar y facilitar al avance.
MEDIOS:
- Da ánimo y fuerzas.
- Sugiere soluciones, inspira nuevos cambios.
- Nos produce consolación, alegría.
- causa tranquilidad (paz interior)
- Quita TODOS los impedimentos que existen para que la persona o el
grupo siga progresando en el camino del bien.
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QUÉ ES UNA DESOLACIÓN
Estar como separado de Dios.
Se presenta bajo diversas formas: confusión, desánimo, desconfianza,
cerrazón, soledad, incapacidad de amar.
No todo es malo., nos enseña a no ser tibios, perezosos, negligentes en la
vida cristiana. Nos hace saber que al consolación y el amor vienen de Dios.
EFECTOS DE LA…
CONSOLACIÓN
La consolación puede tener los siguientes matices:
z La fe, la esperanza y el amor se fortifican y aumentan.
z Los temores y las dudas se disipan.
z Aumento de alegría, paz, tranquilidad.
z Se experimenta claridad y firmeza.
z Deseos y fuerzas de superar las actitudes de pecado.
z Entendemos de una manera nueva, lo que es amor a Dios y servir a los
demás
z Sentimos deseos de comunicar a alguien, la experiencia positiva que se
vive.
z Sentimos tristeza por la vida floja y de pecado.
z Facilidad y alegría en el diálogo con el Señor (oración).
z La vida y el trabajo del grupo se hace más llevadero, reina la paz, la
armonía y el deseo de mejorar.
DESOLACIÓN
La desolación puede tener los siguientes matices:
z Sentimiento de oscuridad que lleva a la duda y a la falta de fe.
z Miedos sin ningún fundamento, caemos en estados de depresión a
veces sin saber por qué.
z Nostalgia, soledad, tristeza, ante la imposibilidad de un cambio de vida.
z Inseguridad ante decisiones que tenemos que tomar, o de estar en lo
correcto.
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z Sintiendo pérdida de confianza en el grupo o comunidad a que
pertenecemos.
z No aceptando a las personas como son.
z Satisfacción y alegría por la vida floja de vicio y pecado que estamos
llevando.
z Sintiendo que nos invade la pereza ante cualquier forma de trabajo,
ante el estudio y el apostolado, aburrimiento y desánimo de seguir con
la oración.
z No sintiendo gusto por las cosas de Dios y llegamos a sentir a Dios muy
lejos de nuestra vida.
z La vida se llena de tedio, aburrimiento, hartura y pesimismo. Si la
desolación es de un grupo, se detecta frialdad, tanto en la relación
interpersonal como en el trabajo.
Como mujer, que puede ser fuerte o débil según el caso. Ya sabemos
que la mujer cuando riñe con algún varón, pierde mucho el ánimo y se
bate en retirada cuando el hombre la encara de manera decidida; por el
contrario, si el varón comienza a huir perdiendo ánimo, la ira, venganza y
ferocidad de la mujer es grande y desmedida.
De la misma manera el enemigo, se debilita, desanima y huye con sus
tentaciones cuando la persona que se ejercita en las cosa espirituales
pone “mucho rostro” (enfrenta) las tentaciones del enemigo, haciendo lo
diametralmente opuesto[1]; y por el contrario, si la persona que se
ejercita comienza a tener miedo, y a desanimarse de no poder soportar las
tentaciones, no hay bestia tan fiera sobre la faz de la tierra como el
enemigo, hasta conseguir su perversa intención con gran maldad.
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del dinero, la impaciencia, la soberbia, el orgullo, la vanidad, la pereza,
etc.: y por ahí busca abatirnos.
1. Tener los ojos abiertos ante la realidad de la vida; esa vida que es obra
incesante del Padre Creador, donde el trabaja y acontece (VER)
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Para acertar en el CÓMO hacer discernimiento se presenta una herramienta:
Cuatro columnas enmarcadas en el dinamismo del VER – JUZGAR –
ACTUAR y que supone a su vez una METODOLOGIA…
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Discernir es saber descubrir los campos del Señor y del Malo. Es sabernos
situar frente a ellos, conocer sus procederes, sus objetivos y estrategias.
Discernir es sobre todo optar por querer “ser llevados” por donde ya
somos conducidos.
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