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En todas las culturas, desde el principio de los tiempos, el hombre necesitó utilizar vestimentas
que cubrieran su cuerpo. El clima y el tiempo condicionaron a las primeras civilizaciones a buscar
telas o materiales funcionales a sus necesidades. El vivir en continuo contacto con la naturaleza y
no poseer refugio adecuado obligaron a buscar prendas y materiales óptimos.
Dependiendo de la zona geográfica y de las estaciones del año, la vestimenta de los hombres y
mujeres ha variado.
En la evolución de la vestimenta han influido diferentes estilos, modas, materiales y tecnologías,
códigos sexuales, posición social, migraciones, influencias, tradiciones, ocupaciones, religiones,
edades, intereses e identidades .
LA PREHISTORIA
MESOPOTAMIA
EGIPTO
GRECIA
La vestimenta griega no presentaba costuras, más bien era drapeada, así, los atavíos de los
hombres y las mujeres eran telas de forma rectangular que envolvían el cuerpo, sujetas a los
hombros con alfileres y atadas a la cintura con un cordón o cinturón, formando una túnica.
Igualmente, en un principio la confección de prendas de vestir se realizaba en lana, algo que
gradualmente fue cambiando al uso del algodón, lino y seda, lo que les permitió crear vestuarios
más amplios y frescos, pasando la lana a ser usada como abrigo en las estaciones frías. Además,
los helenos rechazaron usar la ornamentación en su vestuario, a la par que la mezcla de colores
era mal vista, por ello se inclinaban a utilizar los tonos crudos, marfil o beige. Sin embargo, los
ciudadanos nobles usaban colores brillantes para expresar su riqueza, ya que la ropa teñida era
más cara.
Esta moda se mantuvo prácticamente inalterada a lo largo de los años, solo cambiaban los tejidos
y materiales utilizados y la forma en que se usaban, según la cual era posible distinguir las
diferentes clases sociales del
usuario.
Los griegos tenían un gran aprecio
por el cuerpo humano, y lo
mostraban a su manera. La tela se
envolvía expertamente alrededor
del cuerpo y podía ser ligeramente
transparente. Los hombres no
tenían problemas con la
desnudez, mientras que las
mujeres solo podían estar
desnudas en los baños públicos.
Usaban generalmente dos piezas
de ropa que cubrían el cuerpo: una prenda interior (quitón o peplo) y una prenda exterior
(himatión o clámide).
• El quitón, era una túnica, por lo común sin mangas que llegaba hasta el codo y se ceñía a la
cintura:
• El himatión, consistía en una especie de manto rectangular que se echaba sobre el hombro
izquierdo y se recogía por el lado opuesto, dejando ordinariamente libre en sus movimientos el
brazo de esta parte; y cuando se iba de viaje o a la guerra se cambiaba el himatión por
la clámide, capa rectangular en tres de sus lados y algo circular en la parte que rodeaba el
cuello, más corta que el manto y que se abrochaba con fíbula sobre el hombro derecho.
Dichas piezas se hacían de lino, de lana o de biso y más adelante de seda, con pocos cortes y
costuras, y se sujetaba con broches o fíbulas, y un cinturón o una faja. Se adornaban con franjas
a modo de galones y con otros bordados, siempre con sobriedad y buen gusto, dando preferencia
a los colores blanco y verde.
ROMA
LA INDIA
CHINA
JAPON
NEOCLASISIMO
ROMANTICISMO
Durante el siglo XIX la vestimenta varió sus modos de producción. En su primera mitad apareció
la mecanización en los procesos de estampación y también se produjeron una serie de mejoras
en las máquinas de hilatura y tejeduría.
A partir de la década de 1820 bajó el talle de la cintura, y surgieron las mangas de pernil
(ahuecadas desde el hombro hasta el codo y muy estrechas en la muñeca).
En este momento, la moda femenina era dictada por Francia, mientras que en Inglaterra se
decidían las tendencias masculinas; Inglaterra contaba además con una maquinaria textil
EDAD MEDIA
En la Edad Media, el material más utilizado fue la lana, aunque el lino se usaba para camisas y
calzas (o sea, la ropa interior). Los hombres vestían con dos túnicas: una fina de hilo y otra más
larga encima, hecha de lana, con las mangas estrechas, y ceñida con un cinturón. Debajo
llevaban calzones (el antepasado de los pantalones) y se abrigaban con una capa. La mujer
también llevaba dos túnicas, una interior de mangas estrechas y una exterior de lana, larga hasta
los pies y de mangas anchas. Además podía llevar
una capa y un velo que le cubría la cabeza. En el
medievo se introdujo el uso de los guantes y el
terciopelo. Asimismo, aumentó el uso de la seda, el
algodón y la peletería.
Cuando los carolingios dominaron gran parte de
Europa y Carlomagno fue coronado emperador del
Sacro Imperio Romano Germánico en el año
800 d.C., se adoptó una forma de vestir
relativamente uniforme en Europa. La indumentaria
del emperador Carlomagno, importada casi
con seguridad de Constantinopla, era muy semejante
a la del emperador bizantino. Consistía en una
bajotúnica, una sobretúnica, con un ribete de seda
de color, y calzones o pantalones sujetos en la
rodilla, así como un manto semicircular sujeto en el
hombro y forrado de piel en invierno y un bonete de
tela.
Las pinturas de la época muestran a otros monarcas
europeos con vestimentas similares. Las damas de
la corte llevaban una túnica larga con la cabeza
cubierta y encima una sobretúnica sujeta por un
cinturón. Esta última a menudo llevaba adornos en el
cuello, las mangas y el bajo. Un manto hasta los pies se sujetaba debajo del mentón y un velo
ocultaba el cabello.
Estas prendas formaban la indumentaria básica de la aristocracia europea de la edad media e
incluso, aunque con algunos cambios, la de las clases bajas hasta el renacimiento. A lo largo de
los 300 años siguientes la moda no cambió mucho, aunque se aprecia un mayor énfasis en
realzar las formas físicas.
Con la invasión árabe en España y el suroeste de Francia, y la conquista normanda de Sicilia
llegaron a Europa abundantes y diversos materiales orientales. Pero el gran cataclismo de la
moda se produjo en el siglo XII con las Cruzadas. Los cruzados, hombres y mujeres,
trajeron a su vuelta no solo nuevos tejidos como sedas, damascos y terciopelos de brillantes
colores y complicadas tramas, sino también nuevos estilos. Las calzas sustituyeron a los
pantalones y las prendas se adornaron con joyas, bordados y pieles.
EL RENACIMIENTO
BARROCO
Durante el siglo XVII y XVII la moda varió enormemente pero la
práctica de distorsionar la figura de la mujer persistió. Aunque
la rigidez del corsé se vio algo aliviada al sustituirse las guías
metálicas por huesos de ballena, la moda se hizo algo más
incómoda por la costumbre de dar volumen a las faldas, sobre
todo a los lados de las caderas, con la adición de armazones
que podían ser desde bolsas de salvado hasta complicadas
armaduras metálicas.
El atuendo masculino sufrió el cambio más radical de la historia
moderna. A principios de siglo los hombres seguían llevando
las prendas de finales de la edad media (casaca, calzones,
calzas y capa) y una capa circular. Hacia 1680, después de
algunos cambios, el traje masculino pasó a ser más parecido al
actual, con el corte del saco a los hombros, excepto en el uso
de calzones en lugar de pantalones.
La peluca, excentricidad que alcanzó su máximo apogeo en el
siglo siguiente, fue introducida por Luis XIII para ocultar su
incipiente calvicie (después de haber puesto de moda su
superior, una avanzada industria de la lana y unos
sastres más refinados. En cualquier caso, sería la
burguesía la que marcaría estas tendencias.
En la década de 1850 surgieron los
grandes almacenes, donde se
comercializaban productos a precios más
asequibles; también las revistas de moda
comenzaron a desempeñar un papel importante en
el desarrollo de la vestimenta; por último, la
evolución de los transportes, con el consecuente
crecimiento de las exportaciones, logró una
democratización en el vestir.
A comienzos de la década de 1850 resurgió el
miriñaque, una enagua con aros metálicos, que
sustituyó a la antigua crinolina. De este modo las
faldas se ensancharon enormemente, y dieron
paso, una década después, al polisón. En este
caso se trataba de una prenda también interior que
realzaba el volumen en la parte trasera de la falda,
que se rellenaba con materiales de distintos tipos.
La industria de la ropa interior evolucionó
notablemente, llegando a la creación del brassiére,
el prototipo del moderno sujetador.
En 1851 Isaac Merrit Singer modernizó las
máquinas de coser, y en 1856 William Henry Perkin obtuvo la anilina, el primer tinte sintético.
Además este siglo fue testigo del nacimiento de la confección tal y como se entiende hoy en día,
a gran escala, y de la alta costura, creada por Charles Frederick Worth en 1856.
En el siglo XIX, el frac se fue acortando y ensanchando hasta parecerse a la actual chaqueta, el
pantalón era amplio por arriba y se iba estrechando hasta el tobillo y apareció la raya y las capas
se sustituyeron por abrigos de corte recto. La moda femenina bajó el talle a la cintura con mangas
anchas y hombreras y faldas de amplio vuelo. En este siglo aparece la figura de la modista o el
sastre como creador de tendencias, así como la modelo para mostrar la ropa.
SIGLO XX y XXI:
Fue una época muy diversa influenciada por el rock y los hippies
principalmente.
Temas floreados que se mezclan con “moda retro”, sobresaliendo las
botas entre las mujeres.
El algodón fue remplazado por la lycra.
A partir de ese momento se impone el estilo hippie, la antimoda, los
vaqueros, la tendencia unisex, la mini y la maxifalda, la moda espacial,
los vestidos metálicos de Paco Rabanne, el pelo de colores, las
camisetas con mensaje. La moda recoge el momento histórico de
ebullición social que fueron estas dos décadas.
La música disco y el punk rock influyen fuertemente en la moda y la
estética, que se preparan ya para el cambio de la década de 1980.
EL CINE Y EL VESTUARIO