Está en la página 1de 3

LUIS IGNACIO BRUSCO

Médico, investigador y educador argentino especializado en Neurociencia

Cerebro y psicoanálisis
Posted on 4 mayo, 2018
La búsqueda de darle un fundamento biológico a las teorías sobre el psiquismo humano

“De nadie estamos más lejos que de nosotros mismos”


Friedrich Nietzsche

Pasaron aproximadamente cien años para que muchas de las hipótesis del neurólogo vienés Sigmund
Freud, creador del psicoanálisis, puedan ser observadas desde el punto de vista de la neurociencia.

Si bien en el comienzo el creador del psicoanálisis, que era médico neurólogo, trató de asignarle valor
neurológico a sus hipótesis; como lo hizo en “Proyecto para psicólogos”, a medida que avanzó con la
misma incorporó nuevos conceptos, como el inconsciente y los conflictos de la infancia o sobre los
sueños. En ese momento la ciencia no poseía los recursos para poder estudiar y/o confirmar si estas
premisas tenían sustento en el sistema nervioso.

Así, fue desistiendo de formular fundamentos neurocientíficos en los que basar su teoría. Como sí
había tratado de hacerlo en las series complementarias, donde intentó dar fundamento biológico al
cambio de su paradigma sobre el psiquismo humano.

La estructura psíquica, fue descripta brillantemente por el creador del psicoanálisis, el neurólogo
Sigmund Freud, quien se basó especialmente en los trabajos de otro médico, el alemán George
Groddeck, quien había desarrollado el concepto del inconsciente (el ello) en sus estudios de medicina
psicosomática.

Estos descubrimientos se desarrollaron hace alrededor de un siglo, cuando la neurobiología sólo podía
observar el cerebro en preparados de autopsias. Es decir, no se accedió a ver el cerebro hasta mucho
después. Las neuroimágenes fueron así el comienzo de una gran revolución en la observación y el
conocimiento del cerebro. Actualmente se accede a observar localizaciones cerebrales subconscientes,
así como las racionales, con gran precisión. También puede verse la funcionalidad en la patología y la
normalidad.

También puede investigarse desde lo molecular, como los estudios del premio nobel Eric Kandel
donde obtuvo cambios moleculares con modificaciones conductuales en los animales. Cuando observó
cómo los mismos dejan de cuidar a sus crías (instinto inconsciente de cuidado) cuando sufren
agresiones y como se modifican las moléculas de su cerebro consecuentemente.

Existen actualmente diferentes grupos, que tratan de estudiar en imágenes funcionales del cerebro el
impacto que las psicoterapias psicodinámicas generan en el mismo.

Estas investigaciones tienen dos dificultades: una de ellas es evaluar diferentes pacientes con técnicas
muy subjetivas. La otra es el tiempo que demora un tratamiento psicoanalítico para que pueda
considerarse efectivo, lo que algunos investigadores consideran entre dos a cuatro años.

Por ejemplo, Anna Buchheim de la Universidad de Innsbruck y Thomas Münte de la Universidad de


Lübeck estudiaron con resonancia funcional del cerebro los efectos de terapias psicodinámicas
prolongadas sobre pacientes depresivos, especialmente su evolución al comienzo y final del
tratamiento, y también durante el mismo.

Estos investigadores describieron que los pacientes depresivos no solo mejoraban los síntomas con una
terapia psicoanalítica adecuada, sino que disminuían actividades patológicas en el cerebro. Decrecía la
activación (que estaba incrementada en la depresión), de la amígdala (memoria emocional), el
hipocampo (memoria consciente) y la corteza cingulada anterior de los pacientes depresivos; que
implica la respuesta afectiva patológica a la rememoración de recuerdos afectivos. También frenaba
parte de la respuesta desmedida del lóbulo prefrontal, que aplicaba a la preocupación consciente de
estos eventos emocionales. Estas estructuras que se veían hiperfuncionantes en la depresión,
disminuían con psicoterapia psicoanalítica.

Sin embargo existen otros trabajos que muestran un fracaso importante en las psicoterapias
psicodinámicas en patologías graves, con bastante sustento científico.

Por otro lado, son muchos más los estudios objetivables realizados con psicoterapias cognitivas, que
tienen una base mensurable, con práctica más puntual de aplicación y en más corto tiempo.

El psicoanálisis plantea a las patologías de salud mental como consecuencia de conflictos psíquicos
inconscientes de la infancia, como conflicto entre impulsos y defensas que se expresarían en la edad
adulta como síntomas.

La teoría psicoanalítica distingue entre inconsciente y consciente, con un componente original que es
ello que es inconsciente, el yo mayormente consciente racional y el superyó como instancia moral.

Podría actualmente realizarse un parangón entre el aparato psíquico descrito por Freud, con los
sistemas biológicos. Entonces el Ello pulsional inconsciente, estaría relacionado con los fenómenos
instintivos adjudicados al sistema límbico del cerebral.

Estos instintos son controlados por el Superyó (inconsciente y consciente) ubicable especialmente en
zonas del cerebro como el lóbulo prefrontal (zona orbitaria). Lugar que al lesionarse libera la conducta
pulsional de humano.

Por último, el Yo como sistema negociador entre las pulsiones y su control. Estructura también
consciente-inconsciente factible de ubicar en el sistema del ingreso sensorial. Sector relacionable con
el tálamo; que filtra la información y controla el arribo a la conciencia de la información de los
criterios de realidad.

Es decir que más que sistemas de placer, los instintos serían procesos de supervivencia innatos;
algunos de los cuales usan al placer como instrumento. Por ejemplo; en la sexualidad, el placer será un
artefacto necesario para cumplir con el fenómeno imprescindible de reproducción y conservación en la
especie. Sin embargo en el humano esa emoción placentera será mucho más compleja dado el grado de
desarrollo del sistema nervioso y el aparato psíquico.

Otras de las cuestiones claves que intervienen en nuestro aparato psíquico desarrollado y que culmina
en la personalidad, es lo que Freud describe como series complementarias.

La primera serie es la innata es decir: los genes que nos conforman y la formación intrauterina. La
segunda es la conformación del psiquismo durante la infancia, durante los primeros años no
recordaremos casi nada, sin embargo la información impactará fuertemente en la construcción de la
persona. Implica la plasticidad neuronal.

Por último, la tercera serie es el desencadenante actual. Serie de eventos socio-ambientales, pero
también genes que se expresen en forma actual. Se expresa a través de la síntesis de proteínas;
estructuras que van desarrollando el cerebro; adaptándose a las nuevas situaciones.

Probablemente, parte de la mejora de técnicas psicoterapéuticas inespecíficas y no objetivables se


genera en la transferencia y contratransferencias (intersubjetividad) que se produce en la relación
terapeuta paciente.

Es esa empatía que despiertan los sistemas de creencias, hoy muy estudiados por la neurociencia.
Proceso a claves en la mejoría de muchas problemáticas, donde impactan la emoción (la mayoría de
los problemas médicos). Estas creencias compatibles al placebo o a la creencia de cuestiones
religiosas; activan sectores similares del cerebro en ambos casos.

Muchos se esfuerzan en diferenciar las psicoterapias cognitivas de la psicoanalítica. Lo que hoy se


observa, es que cada vez más las terapias psicoanalíticas se parecen a las cognitivas, que de hecho
nacen en ellas.

El conocimiento de esta información; sumado al estudio del genoma humano y el desarrollo de la


biología molecular permitió descubrir lo que Freud predijo: que en el futuro, con el desarrollo de la
ciencia serían conocidos biológicamente los mecanismos que describía.

También podría gustarte