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Período Colonial.

(Introducción al periodo virreinal) video II

El arte como doctrina.

Durante lo que fue la época/período colonial (que se extiende a lo largo


del S. XVI al S.XIX) la corona española en américa decide evangelizar a sus
habitantes y las principales armas o recursos para hacerlo son la palabra y las
imágenes.

En pleno proceso de colonización una crisis en la iglesia cristiana


europea provoca el surgimiento de lo que se conoce como La Reforma
Protestante, la cual fue impulsada por Martin Lutero (un monje alemán).

Como reacción u oposición a esta reforma, la iglesia impulsa por su


parte la Contra reforma y llama a la realización de un concilio, y es así que en
1563 el Concilio de Trento establece que todos los misterios de la fe cristiana
debían ser expresados en pinturas o esculturas para poner a la vista del pueblo
los milagros que Dios ha obrado por medio de los santos y los ejemplos
saludables de su vida.

Ese mismo concilio clasifica las imágenes en aquellas que se veneran y


tienen como destino los altares, las catequéticas para instruir a los fieles y las
ejemplares para promover la imitación de la vida de los santos.

Los imagineros (que vendrían a ser los escultores/artesanos que se


encargaban de realizar obras con temas religiosos) trabajaban para obtener el
realismo deseado para ello agregaban materiales a sus obras como el vidrio
pintado con el que realizaban los ojos, el barniz para representar las lágrimas y
el marfil para las dentaduras. (Acá irían imágenes de Jesús en la cruz y esas
cosas).Con este realismo se buscaba conmover a los fieles mostrando el
sufrimiento de los mártires.

Pero junto a esas imágenes cargadas de patetismo también se


encontraban otras que apelaban a la ternura como las del Niño Jesús, el San
Juanito, la Sagrada Familia, los nacimientos y la Virgen Niña.

En otro apartado se puede hablar también de la imagen del Rey que fue
traída de España en pinturas o grabados funciona como representación
absoluta del poder monárquico y a la vez es reutilizada como modelo de los
poderes locales, ya sean españoles, criollos o indígenas.

En esta época hubo una necesidad de abastecer con imágenes a


conventos, templos y doctrinas y esto generó una significativa demanda de
obras.
En los primeros años la misma iglesia envía evangelizadores aptos para
la enseñanza y la producción artística, a estos se suman algunos artistas
europeos llegados a América en busca de fortunas.

Con el tiempo se genera un sistema de talleres donde se incorporan los


criollos, los indígenas, los mestizos y los mulatos. Y para mediados del S XVII
la mayoría de los artistas de los grandes centros coloniales son nativos de
américa, y los talleres se desarrollaban en el actual territorio argentino
particularmente en Salta, La Quebrada de Humahuaca, las Punas, las Misiones
Jesuitas Guaraníes, Córdoba y Buenos Aires.

Noroeste Argentino:

El avance español en el norte argentino sigue las rutas de los


conquistadores incaicos, sobre estos caminos se fundan pueblos de indios
dedicados a la minería, a la agricultura, la ganadería y la cría de mulas. Los
indios son reunidos en encomiendas y reducciones, los conquistadores
encargados de estas encomiendas deben asegurar la evangelización a cambio
de la recaudación tributaria en nombre de la corona. Para el año 1691 la
encomienda más rica y extensa de la zona es la de Marquesado del Valle de
Tojo (Jujuy) propiedad de Juan José Campero y Herrera.

Campero se preocupa de embellecer la capilla de Yavi cabeza de su


marquesado y construye 7 iglesias distribuidas en lo que hoy es territorio
boliviano y argentino, en este contexto de intensa actividad artística se destaca
la figura del Pintor Mateo Pisarro, las obras que se conocen de este artista se
encuentran en las capillas construidas por Campero y en las iglesias de
Humahuaca, Uquía y San Salvador de Jujuy.

Algunas de sus figuras y su calidad como dibujante particularmente en la


realización de rostros y manos permite relacionar a Pisarro con la escuela de
Potosí, esta escuela se caracterizó por un fuerte naturalismo y el tratamiento
del claro oscuro en el moldeado de las figuras.

Luego dio lugar a una mayor estilización del dibujo y una paleta mas
clara y variada, una de las obras que se conserva de Mateo Pisarro , es el
retrato del marqués Campero y su esposa Juana de Ovando como donantes al
pie de la Virgen de la Almudena protectora de la dinastía reinante en España.
Esta obra se relaciona con el retrato de los reyes Carlos II y Maria Luisa de
Orleans al pie de la misma Virgen.

Pizarro utiliza un modelo donde solo aparece la virgen y agrega además


en la parte inferior las figuras del matrimonio vestidas con la usanza española
de fines del siglo XVII, se destaca además el particular tratamiento del color
presente en las obras de Pisarro quien daba mayor importancia a las gamas de
colores secundarios como los tonos violáceos y
anaranjados de las nubes y el halo de la virgen.

Mateo Pisarro

Nuestra señora de Almudena.

Una temática propia del territorio andino


son los ángeles arcabuceros, este tipo de obras
no tienen antecedente europeos, los artistas
pintan a los ángeles como milicianos del siglo
XVII y portando elementos de batallas como
arcabuces, panderas, tambores y trompetas.
Estos seres alados representan a los huestes de
Dios que vienen a luchar contra las legiones del anticristo.

A mediados del siglo XVIII (1764 aprox) se encuentran


nuevos talleres de producción en la zona, especialmente en la
ciudad de Salta. Uno de estos talleres es el de Felipe de Rivera
autor de la divina pastora con el donante Juan Vidart y Linares.

Otro taller que existía en la zona era el de los hermanos


Tomás e Hilario Cabrera, el primero es el autor del cuadro La
entrevista del gobernador Matorras y el cacique Paykín
realizado en 1774 es considerada la primera representación
pictórica de un hecho político en territorio argentino.

El cuadro registra el momento en el que se firma la paz con los indios


Guaicurúes, originarios del gran chaco luego de años de guerra sangrienta, en
la parte superior Cabrera representa un espacio celestial en el que se
encuentran la virgen de la Merced protectora de las guerras de fronteras, San
Francisco de Paula patrono de los misioneros que acompañan al gobernador y
San Bernardo patrono de la ciudad de Salta.

El campamento del gobernador ocupa la parte central del cuadro, la


escena de la entrevista abajo y en primer plano presenta una descripción
minuciosa de los vestidos y de las fisonomías del gobernador y su comitiva.

Las figuras de Paykin y sus caciques reproducen el modelo genérico del


indio americano como imagen del buen salvaje con faldeyin y sombrero de
plumas.

Misiones

En los márgenes del Río Paraná se desarrolla un proyecto de


evangelización autónomo respecto del sistema colonial, las misiones jesuíticas
del Paraguay comprenden a las parcialidades tupí- guaraní que se extienden
desde el río Miranda hasta el río Uruguay.

Los Jesuitas utilizan la enseñanza de las ciencias y de las artes como


una eficaz herramienta doctrinal, la creación de escuelas y talleres introduce
una organización jerárquica en las comunidades indígenas. Y de todas las
artes desarrolladas en las Misiones Jesuitas la escultura es la que con el correr
del tiempo se transforma en sinónimo de arte jesuítico guaraní.

Hacia 1730 transcurrido un siglo de la llegada de los maestros españoles


y centroeuropeos los indígenas quedan a cargo de los talleres, se genera la
producción más característica de las misiones. Los indios dejan su impronta
combinando el predominio de la masa escultórica y la monumentalidad. Se
caracterizan también por la geometrización y la frontalidad en la figura.

Otra importante producción es la impresión de estampas y libros como la


obra del padre Nieremberg ilustrada por el Indio Juan Yaparí, las escenas
muestran los tormentos del infierno y el sufrimiento de los condenados .
En 1767 la expulsión de los jesuitas marca el inicio de la declinación de
las misiones y de su producción artística, la desintegración definitiva se
producirá durante las guerras de independencia.

Córdoba

Por su ubicación estratégica Córdoba se convierte en el centro del tráfico


comercial de la época por ella pasan los principales caminos que unen a las
principales regiones, el Paraguay, Alto Perú y Buenos Aires. Esta intensa
actividad comercial produce una elit de hacendados y comerciantes que
acumulan producciones artisticas del Cutko y Potosí como mercadería de
intercambio y reventa y algunas de estas obras luego pasan a formar parte de
iglesias y conventos cordobeses.

El cuadro que representa a la familia Ceballos junto a Santa Catalina de


Siena fue realizado debido a la toma de hábito de tres de las hijas del
matrimonio. La imagen presenta una figura central (Santa Catalina) ubicada en
un espacio indeterminado y enmarcado por un rompimiento de gloria, rayos de
sol que separan las nubes. El tamaño de las figuras depende de su importancia
y no de la ubicación en el espacio, los rostros no se individualizan, la identidad
de los personajes se establece por la inclusión de sus nombres. El padre
exhibe su rango y legitimidad en la cruz que lo identifica como miembro de la
orden militar de Santiago. Su poder económico está representado por los
bienes depositados a los pies de Santa Catalina (paños finos, barras de oro y
monedas).

El cuadro es una obra de taller en su realización participaron además del


jefe de taller, oficiales y ayudantes que se dividen el trabajo. Algunos se
ocupaban de los rostros, otros de los
fondos o de los detalles así se diluye la
presencia de un autor individual.

Retrato de la Familia Ceballos con

Santa Catalina.

(Anónimo)

El pintor Juan Bautista Daniel, oriundo de Dinamarca y formado en los


talleres de pinturas flamencos se radica en Córdoba en 1609, elementos en sus
obras como el color, las figuras alargadas, los grupos escorsos y los paños
facetados lo ponen a tono con lo que se produce en Lima y Cusco.

De esta manera la demanda de obras consolida a la Córdoba colonial


como un importante centro de producción artística y cultural.

Buenos Aires.

En 1776, Buenos Aires es designada capital de un nuevo Virreinato el


del Río de la Plata y un año más tarde se declara el puerto libre. Desde España
comienzan a llegar escultores de cierto prestigio, en los templos se llevan a
cabo importantes reformas y para esta época crece considerablemente la
construcción de retablos, estos organizan las imágenes en discursos visuales
con un fin persuasivo y su confección reúne escultores, pintores, carpinteros,
ensambladores y donadores.

Uno de los retablos de la catedral de Buenos Aires está dedicado a la


Virgen de los Dolores, ligada a la pasión de cristo e identificada por la espada
que atraviesa su corazón. Su cuerpo es una armazón de madera que se cubre
de vestidos confeccionados en finas telas y con atributos de oro y plata. Solo
las cabezas y las manos están talladas. En el ático un ángel sostiene una
cartela con una oración alusiva a la pasión y debajo de la virgen en el
sotabanco se encuentra un cristo yacente, el resto del retablo alude al mismo
tema mediante altos relieves con símbolos de la pasión y el poder eclesiástico.
Su autor es el español Juan Antonio Gaspar Hernandez quién también realiza
el púlpito de la catedral y gran parte de las imágenes tutelares de los
principales templos porteños. (Va imagen)

Debido a los contactos comerciales algunas de las imágenes más


antiguas conservadas en el río de la plata son de origen brasilero o portugués.
El crucifijo de la capital metropolitana ubicado en el crucero de la nave y
conocido como cristo de Bs As es realizado en 1671 por el artista portugués
Manuel de Coito. En esta obra el autor demuestra su talento para representar
la anatomía humana.

El más singular de los imagineros coloniales es el filipino Esteban


Samnzon sus obras combinan el espíritu acético de la imaginería española con
re sunciones propias de talleres filipinos, narices afiladas y un tratamiento
rítmico en el tallado de las costillas.

Si bien la producción de pinturas en Buenos Aires es escasa en los


últimos años del virreinato llega a la ciudad el pintor italiano Angel Maria
Camponeschi quien cumple con la función de artista bisagra entre la tradición
colonial tardo barroca y el neoclasicismo de las grandes academias europeas.
En sus cuadros se puede apreciar aún el espíritu contra reformista remarcado
por la alegoría religiosa, la perspectiva jerárquica y las atmosferas tenebristas
combinados con correctas proporciones anatómicas el uso de modelos y el
tratamiento realista de las texturas. Esta conjunción de estilos es síntoma de la
realidad social de los primeros años del siglo XIX cuando se enfrentaban dos
visiones del mundo, aquella que intenta la supervivencia del antiguo régimen y
la que pugnaba por un cambio político profundo tomando como ideario la
ilustración y la revolución francesa, el resultado de este proceso fue la
revolución de mayo de 1810 y las posteriores guerras de independencia.

Lo que hoy denominamos arte colonial, reúne una amplia variedad de


ornamentos, obras de arte y objetos devocionales sobre lo que aún queda
mucho por conocer. Imágenes de un pasado que tras el velo de la devoción y
su funciones ligadas a la dominación de un territorio al interrogarlas nos revelan
las complejidades, los valores y las ambiciones de un pasado que aun gravita
en nuestra vida cultural.

Los artistas Viajeros (video III)

A fines del S XVIII, en Europa se pueden ver libros de viajes y álbumes


ilustrados por artistas europeos donde se muestran ciudades, pueblos y
personajes considerados pintorescos de diferentes regiones del planeta. Estas
estampas sobre países remotos son las imágenes que circulan masivamente
entre los habitantes de esa región. Quienes los hacían eran viajeros, marinos,
dibujantes, topógrafos, exploradores que llegan a américa en busca de
información científica, geográfica e histórica sobre los territorios conquistados
por las coronas europeas.

Pero el río de la plata no es como se esperaba, para los recién llegados


Buenos Aires era un descampado con algunas construcciones que se
adivinaban entre la niebla de la mañana y el resto campo. Y a diferencia de las
selvas amazónicas y las montañas andinas del Perú allí todo estaba a la vista
como un enorme y monótono océano.

Sin duda algunas miradas encontraron imágenes en ese aparente vacío


y entre 1789 y 1794 se realiza la expedición dirigida por el marino italiano
Alejandro Malaspina, el objetivo era llevar adelante una investigación detallada
de los dominios españoles coloniales. Mas de 200 tribulantes integraban la
expedición y entre ellos se encontraba el dibujante milanés Fernando
Brambila .

Vista de Buenos Aires desde el Río

La lámina muestra un puerto activo, abierto al comercio con la metrópolis y con


el mundo. Las embarcaciones de los tripulantes en primer plano no distraen la
atención sobre la ciudad que se alza sobre una suave elevación con el perfil de
sus edificios destacándose contra el cielo, el conjunto central lo conforman el
fuerte, el cabildo y la catedral

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