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1. ¿Cuál es la tesis propuesta por el autor acerca del abordaje dado a la discapacidad?

R/ El modelo social de la discapacidad se presenta como nuevo paradigma del


tratamiento actual de la discapacidad, con un desarrollo teórico y normativo;
considera que las causas que originan la discapacidad no son religiosas, ni
científicas, sino que son, en gran medida, sociales. Desde esta nueva perspectiva, se
pone énfasis en que las personas con discapacidad pueden contribuir a la sociedad
en iguales circunstancias que las demás, pero siempre desde la valoración a la
inclusión y el respeto a lo diverso. Este modelo se relaciona con los valores
esenciales que fundamentan los derechos humanos, como la dignidad humana, la
libertad personal y la igualdad, que propician la disminución de barreras y dan lugar
a la inclusión social, que pone en la base principios como autonomía personal, no
discriminación, accesibilidad universal, normalización del entorno, diálogo civil,
entro otros. La premisa es que la discapacidad es una construcción social, no una
deficiencia que crea la misma sociedad que limita e impide que las personas con
discapacidad se incluyan, decidan o diseñen con autonomía su propio plan de vida
en igualdad de oportunidades.
En efecto, las personas con discapacidad se presentan actualmente ya en el ámbito
de los derechos humanos, como titulares plenos de derechos. Por ello, hay que
redefinir los derechos, dotarlos de contenido material, hacerlos vinculantes, visibles
y exigibles y regular mecanismos sencillos y expeditos de protección de tutela que
garanticen su efectividad. Es decir, debe producirse el tránsito de ciudadanos
invisibles, debido a las enormes barreras a las que se enfrentan continuamente,
a ciudadanos iguales y participativos, por su integración en la vida de la
comunidad.

Es necesario, entonces, como parte de una sociedad que empieza a reconocerse en


cuanto unidad en la diferencia, de manera especial y en el marco del enfoque de los
derechos humanos; efectuar un estudio detallado que amplíe los horizontes de la
dignidad humana y propicie que la calidad de vida se equilibre en beneficio de las
personas con discapacidad. Estamos convencidos que los derechos humanos,
además de ser pensados de manera que respondan a la diversidad cultural y la
diferencia, deben pensarse también de distinta manera. Para caracterizar esta distinta
forma de ejecutar los derechos humanos, sugerimos tres líneas de reflexión que se
interrelacionan de diferente forma: la primera, se relaciona con la capacidad que
tiene un grupo de conocerse a sí mismo sobre la base de elementos fundados en el
desarrollo de su propia realidad. En esta línea de análisis se resuelven los
cuestionamientos ¿quiénes somos? ¿cómo pensamos? La segunda línea se enmarca
en una identificación social, según la cual nos reconocemos como miembros, pero
también reconocemos al otro, es decir, como sociedad definimos y luchamos por
espacios en donde podamos participar y ser tenidos en cuenta. Esta línea resuelve el
interrogante; como grupo diferenciado por discapacidad ¿cómo podemos ser tenidos
en cuenta dentro de la mayoría?

2. ¿Cuáles son los modelos principales utilizados para manejar la discapacidad, y en


qué consisten?

R/

El modelo médico

El modelo médico considera que la discapacidad es un comportamiento anormal del


individuo, el síntoma o la manifestación externa de una alteración de su organismo.

Esta visión médica juzga todas las afecciones de la condición de la salud como una
enfermedad, donde se persigue una idea abstracta de salud, es decir, que la persona con
discapacidad se considera como enferma permanente, en espera de una cura que en la
mayoría de los casos es improbable.

Aquí la discapacidad es vista como un problema del individuo, pues es él quien presenta
una anormalidad física, sensorial o mental, lo que hace que su deficiencia y su falta de
destreza sean el origen de sus dificultades, las mismas que hacen necesaria la rehabilitación
centrada en el sujeto como paciente, quien requiere intervención médica individualizada,
que debe ser dada por un profesional de la salud.

Uno de los componentes más significativos y negativos de este modelo médico tradicional
es que la persona tiende a asumir y aceptar un rol de enfermo sin tener en cuenta sus
derechos, pero tampoco sus deberes en los contextos cercanos familia, comunidad, trabajo,
etc., por lo que se transforma en un individuo pasivo que ve el proceso de la rehabilitación
como responsabilidad del personal de salud.

Otro de los componentes negativos y que puede sesgar el modelo es la percepción de la


persona con discapacidad sobre su situación, al tener una percepción de él como enfermo o
minusválido, y los factores sociales que no forman parte de este modelo.

La atención en salud es considerada como una cuestión primordial. Este modelo se


caracteriza porque existe una relación estricta de médico-paciente.

Finalmente, está la creación de servicios especiales como la solución de los problemas,


abriendo espacios de atención social y rehabilitación aislados como hospitales
psiquiátricos, centros de educación especial, talleres protegidos, entre otros.

El modelo biopsicosocial

Es una integración de los componentes del modelo médico y del modelo social; este último
ubica la discapacidad como un problema dentro de la sociedad y no exclusivamente como
una característica de la persona.

Se enfatiza en la importancia de la expresión y la participación plena en todos los contextos


ambientales capaces de influir positiva o negativamente sobre la persona con discapacidad
y, por tanto, su manejo requiere de la participación de otros.

Es así como se da paso al modelo biopsicosocial, donde el ser humano es el eje central, y
que toma los elementos biológicos, psicológicos y las condiciones sociales.
Ve la discapacidad como una deficiencia del individuo en actividades personales y en
participación social.

Este modelo aborda la discapacidad principalmente como un problema del sujeto desde
diferentes dimensiones, aproximándose a un concepto integrador. Sin embargo, algunos de
los aspectos discutidos en este modelo son la fragmentación de los aspectos psicológicos,
biológicos y sociales, así como la falta de integración de estos aspectos con elementos
ambientales y sociales.

Modelo de rehabilitación basado en la comunidad

El problema de la discapacidad no está limitado únicamente a la persona, involucra también


a la familia, a la comunidad, a la sociedad y a la cultura en general. Este concepto, y la falta
de oportunidades de las personas con escasos recursos económicos para acceder a
programas de rehabilitación formal, dieron origen a la rehabilitación basada en la
comunidad (1998), como una metodología de trabajo que permite integrar de manera
coordinada los diferentes actores sociales (personas con discapacidad, familia, escuela,
empleadores, Estado y sociedad civil) en la búsqueda de alternativas orientadas a la
integración social de las personas con discapacidad, a través de la participación activa de la
sociedad y tomando en cuenta los recursos existentes.

El concepto de rehabilitación basada en la comunidad debe interpretarse como un enfoque


extenso que abarca desde la prevención de la discapacidad y la rehabilitación en la atención
primaria, hasta la inserción de niños con discapacidad en centros escolares normales, y la
posibilidad de desarrollar actividades económicas lucrativas en el caso de las personas
adultas con alguna discapacidad. Es una alternativa para brindar atención integral,
aprovechando los recursos personales, comunitarios y del Estado.

Según la Organización Internacional del Trabajo, la rehabilitación basada en la comunidad


debe considerarse ante todo como un programa que pertenece a la comunidad representada
por el gobierno o autoridades locales, debiendo formar parte constitutiva de la política
social, educativa y sanitaria en todos los ámbitos, pero sobre todo en el más descentralizado
del sector público.
El modelo de prescindencia

Un primer modelo, denominado de prescindencia, considera, o consideraba, que la


discapacidad tenía su origen en causas religiosas, y que las personas con discapacidad eran
una carga para la sociedad, sin nada que aportar a la comunidad. Este modelo contiene dos
submodelos que, si bien coinciden en lo que respecta al origen de la discapacidad, no lo
hacen en lo tocante a la respuesta social hacia la misma. Estos dos submodelos son el
submodelo eugenésico y el submodelo de marginación. El submodelo eugenésico podría ser
situado en la antigüedad clásica. Tanto la sociedad griega como la romana, basándose
fundamentalmente en motivos religiosos, aunque también políticos, consideraban
inconveniente el desarrollo y crecimiento de niños y niñas con discapacidad. La explicación
respecto de las causas de la discapacidad era religiosa: el nacimiento de un niño o niña con
discapacidad era el resultado de un pecado cometido por los padres en el caso de Grecia, o
una advertencia de que la alianza con los dioses se encontraba rota en el caso de Roma.
Ello, unido a la idea de que la vida de una persona con discapacidad no merecía la pena ser
vivida, más la consideración acerca de su condición de carga (para los padres y para la
sociedad), llevaba a prescindir de estas personas mediante prácticas eugenésicas, como el
infanticidio en el caso de los niños y niñas. El submodelo de marginación tiene
características definitorias que son una constante histórica; un ejemplo puede encontrarse
en el tratamiento dado a las personas con discapacidad durante la Edad Media, en donde se
las incluía dentro del grupo de los pobres y los marginados. La característica principal de
este submodelo es la exclusión, ya sea como consecuencia de subestimar a las personas con
discapacidad y considerarlas objeto de compasión, o como consecuencia del temor y el
rechazo por considerarlas objeto de maleficios y advertencia de un peligro inminente. Es
decir, ya sea por menosprecio, ya sea por miedo, la exclusión es la respuesta social hacia la
discapacidad.

El modelo rehabilitador

El segundo modelo es el denominado modelo rehabilitador (o modelo médico). Sus


características fundamentales son dos: en primer lugar, las causas que se alegan para
justificar la discapacidad, a diferencia del modelo de prescindencia, ya no son religiosas,
sino que pasan a ser médico-científicas. En este modelo, y tratándose del campo de la
medicina, ya no se habla de Dios o del diablo, sino que se alude a la discapacidad en
términos de “enfermedad” o como “ausencia de salud”. En segundo lugar, se considera que
las personas con discapacidad pueden tener algo que aportar a la comunidad, pero sólo en la
medida en que sean rehabilitadas o normalizadas, y logren asimilarse a las demás personas
(válidas y capaces) en la mayor medida posible. Con lo cual, entran en un “proceso de
normalización” a fin de poder obtener por parte de la sociedad un valor como personas y
como ciudadanas y ciudadanos. Puesto que la atención se centra en la discapacidad (en
aquello que la persona no es capaz de realizar), se produce la subestimación hacia las
aptitudes de las personas con discapacidad, y así el tratamiento social otorgado se basa en
una actitud paternalista y caritativa, enfocada hacia las deficiencias de tales personas que,
se considera, tienen menos valor que el resto. Desde este modelo, las personas con
discapacidad se convierten en “objetos médicos”, y por ello, “sus realidades” son
contempladas y explicadas desde un prisma exclusivamente medicalizado (y
medicalizante). De ahí que el hecho de crear espacios “sobreprotegidos” para estas
personas, tales como las instituciones de todo tipo, se viera como “lo normal, para estas
personas especiales”. Este modelo, en definitiva, busca la “normalización” de la persona,
hacia lo estándar y normativo, siempre, si se puede. Curiosamente, la educación especial se
concibe como una de las mejores herramientas normativas del camino hacia la realización.

El modelo social

Finalmente, existe un tercer modelo, denominado modelo social, nacido básicamente a


partir del rechazo de las características expuestas en los dos anteriores. Los presupuestos
fundamentales de este modelo son dos: en primer lugar, se alega que las causas que
originan la discapacidad no son religiosas ni científicas, sino sociales. Según los defensores
de este modelo, no son las limitaciones individuales de las personas con discapacidad la
causa del problema, sino las limitaciones de la sociedad para prestar los servicios
apropiados y para garantizar que las necesidades de esas personas sean tenidas en cuenta
dentro de la organización social. Esto no supone negar el aspecto individual de la
discapacidad, sino enmarcarlo dentro del contexto social.
3. ¿Qué postura asume Colombia en el decreto 1421, qué modelo de discapacidad se
promueve?

R/ En este sentido, el Decreto 1421 de 2017, define como educación inclusiva


aquella que reconoce, valora y responde de manera pertinente a la diversidad de
características, intereses, posibilidades y expectativas de los niñas, niños,
adolescentes, jóvenes y adultos, cuyo objetivo es promover su desarrollo,
aprendizaje y participación, con pares de su misma edad, en un ambiente de
aprendizaje común, sin discriminación o exclusión alguna, y que garantiza, en el
marco de los derechos humanos, los apoyos y los ajustes razonables requeridos en
su proceso educativo, a través de prácticas, políticas y culturas que eliminan las
barreras existentes en el entorno educativo. En este sentido, la atención educativa de
las personas con discapacidad en el marco de la educación inclusiva, y
particularmente la formulación y puesta en práctica de los planes de
implementación progresiva, deben estar orientados a cumplir los siguientes
principios.

El modelo social de la discapacidad se presenta como nuevo paradigma del


tratamiento actual de la discapacidad, con un desarrollo teórico y normativo;
considera que las causas que originan la discapacidad no son religiosas, ni
científicas, sino que son, en gran medida, sociales. Desde esta nueva perspectiva, se
pone énfasis en que las personas con discapacidad pueden contribuir a la sociedad
en iguales circunstancias que las demás, pero siempre desde la valoración a la
inclusión y el respeto a lo diverso. Este modelo se relaciona con los valores
esenciales que fundamentan los derechos humanos, como la dignidad humana, la
libertad personal y la igualdad, que propician la disminución de barreras y dan lugar
a la inclusión social, que pone en la base principios como autonomía personal, no
discriminación, accesibilidad universal, normalización del entorno, diálogo civil,
entro otros. La premisa es que la discapacidad es una construcción social, no una
deficiencia que crea la misma sociedad que limita e impide que las personas con
discapacidad se incluyan, decidan o diseñen con autonomía su propio plan de vida
en igualdad de oportunidades.

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