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EL NIÑO DE PRIMARIA
Al respecto, Carretero (2011) afirma: “[…] a la edad de diez años. A partir de esa
edad, los contenidos se van haciendo cada vez más académicos y formalistas y se
produce una clara pérdida de interés por parte de los alumnos” (p. 18). Como
resultado, por lo tanto, dado la necesidad de los sistemas educativos de formalizar
las disciplinas escolares en academias sin relación constructiva con la necesidad
del educando, se desperdicia a temprana edad la capacidad cognitiva del
estudiante quitándole la pasión por aprender los conocimientos escolares y
dotándole de conocimientos meramente mecanizados, academicistas y
formalistas.
Por lo tanto, la predisposición tanto del educador como del educando a entablar
relaciones pedagógicas basadas en enfoques tradicionalistas, representa en sí
misma un obstáculo importante en el desarrollo prospectivo del educando, puesto
que, predispone una mecanización rigurosa y fiel de los conocimientos escolares
dejando de lado aspectos tan básicos en el aprendizaje del alumno como el
interés y motivación para aprender dichos contenidos.
Pues, como Carretero (2011) afirma: “[…] la diferencia entre un estadio y otro no
es un problema de acumulación de requisitos que paulatinamente se van
sumando, sino que existe una estructura 1 completamente distinta que sirve para
ordenar la realidad de manera también diferente” (p. 25). Esto provoca que, los
esquemas de conocimiento de los niños se modifiquen y, por consiguiente,
adquieran nuevas estructuras y esquemas de conocimientos. “Es como si el sujeto
se pusiera unas gafas distintas que le permitieran ver la realidad con otras
dimensiones y otras características” (p. 25).
Por otro lado, se sabe de manera amplia que el desarrollo del aprendizaje no
depende exclusivamente de factores individuales del sujeto, sino que también
influyen factores externos para el desarrollo de la inteligencia y del desarrollo
1
“Es bien sabido que una estructura, en cualquier materia de conocimiento, consiste en una serie
de elementos que, una vez que interactúan, producen un resultado muy diferente de la suma de
sus efectos tomándolos por separado. Tomemos un ejemplo de tipo escolar en el que pueda
entenderse mejor esta noción de estructura. Por ejemplo, el que consiste en determinar a qué
combinación de causas se debe el encendido de una bombilla. Tanto el alumno de siete años
como el de doce manipularán los elementos del problema y obtendrán determinados resultados.
Sin embrago, mientras que el primero de ellos solo realizara clasificaciones de elementos con los
datos que obtiene, el segundo vera en esos mismos datos la comprobación de determinadas
hipótesis al respecto. Esto se debe a que el estadio en que se encuentra cada uno se caracteriza
por tener una estructura diferente”. (Carretero, 2011, p. 25)
cognitivo. Puntualmente, Vigotsky contribuye a esta concepción sociocultural 2 del
aprendizaje del individuo concibiendo a la persona como un ser eminentemente
social y al aprendizaje como un producto cultural.
Si bien es cierto que Piaget jamás negó la importancia de factores sociales sobre
el desarrollo de la inteligencia en los individuos, también es cierto que, su trabajo
poco aporto al tema. Sin embargo, el trabajo de Vigotsky dio pauta a configurar
una pedagogía alterna, en la que los métodos tradicionales esencialmente
basados en la memorización y en la repetición de contenidos, fueron suplantados
por métodos pedagógicos más sensatos con la premisa sobre la cual, “la
inteligencia no solamente implica factores internos del individuo, sino que los
factores externos al sujeto intervienen de forma directa en el desarrollo cognitivo
de la persona”.
Como Carretero (2011) afirma: “[…] uno de los hallazgos más importantes de
Vigotsky es el que mantiene que todos los procesos psicológicos superiores
(comunicación, lenguaje, razonamiento, etc.) se adquieren primero en un contexto
social y luego se internalizan” (p. 28). Es decir, el acto del aprendizaje va
antecedido por un primer acercamiento al entorno en donde se aprenderá, y
posteriormente con base en ese primer acercamiento se inicia el proceso de
“abstracción la esencia del conocimiento”, que resulta ser el proceso inicial de
aprendizaje.
Respecto a la postura de los dos anteriores autores, existe de manifiesto una clara
diferencia respecto a cómo se desarrolla la inteligencia en las personas. Por un
lado, Piaget sostiene que el aprendizaje de la persona está determinado por el
desarrollo cognitivo contemplado en sus estadios, por otro lado, Vigotsky pensaba
que el aprendizaje del sujeto estaba influenciado permanentemente por factores
socioculturales que en mayor o menor medida potencializaban el aprendizaje del
2
“[…] la adquisición de los instrumentos cognitivos depende en gran medida del medio social en el
que vive el sujeto. Por esta razón, se suele calificar de sociocultural o sociohistórica a la teoría de
Vigotsky” (Carretero, 2011, p. 26).
individuo. En otras palabras, las posibilidades del desarrollo cognitivo del sujeto
dependen esencialmente de las oportunidades que tenga el individuo para
aprender.
En lo que se refiere a las características del desarrollo cognitivo de los alumnos que
les van a permitir comprender las diferencias entre los conocimientos sociales e
históricos, parece bastante obvio afirmar que los conceptos históricos deberán
basarse en la comprensión previa de los conceptos sociales correspondientes o
relacionados. Estos últimos pueden aportar al alumno, sobre todo a los de corta
edad, un anclaje sobre el que comprender posteriormente situaciones sociales
alejadas en el tiempo. (Carretero, 2002, p. 18)
En todo caso las ideas anteriores indican que, la práctica docente encamina las
sendas del pensamiento hacia la comprensión o hacia el oscurantismo intelectual
que el alumno tiene sobre el conocimiento que se le enseña. Por consiguiente, la
enseñanza de la Historia supone “habilidades cognitivas complejas que no suelen
dominarse hasta la adolescencia, aunque su uso adecuado depende no sólo del
desarrollo cognitivo del alumno sino también de la calidad de la enseñanza que
reciba” (p. 18).
Todo lo anterior supone una disputa ideológica entre las “historias” y, por ende, la
explicación verídica y real de los acontecimientos históricos del pasado. Pero
dicha postura, no valoraría la trascendencia e importancia de la práctica educativa
como un medio ideal por el cual guiar a los alumnos hacia el cumplimiento de los
objetivos educativos establecidos y hacia su desarrollo ontológico.Como Carretero
(2002) afirma: “Podríamos, entonces, caer en la fácil tentación de pensar que el
problema didáctico se reduce al ideológico y que la solución es sencillamente
sustituir una por otra” (p.20).
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