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Programa para la Escuela Sabática

Aparece una salita donde está Rebeca sentada muy pensativa. Se pone de pie y mira su
reloj, da cortos pasos por la estancia como esperando a alguien. Tocan a la puerta y
aparece ISora.

Isora: Buenos días, Rebeca, seguramente estabas impaciente esperándome, pero bien, he
llegado, y veo que estás lista para salir, así llegaremos temprano a la Escuela Sabática.

Rebeca: Espera …. No sé si debo ir … tú sabes…

Isora: (Interrumpe) ¿Pero qué te pasa? No me vayas a decir ahora que no me vas a
acompañar, ¿verdad?

Rebeca: No, no es eso, es que nunca he asistido a una Escuela Sabática, y no se si me


gustará. Si tú me dijeras más o menos qué es una Escuela Sabática, y me dijeras cómo se
desarrolla el programa, en fin, me explicaras algo,…

Isora: Muy bien, pues te diré que hoy es el Día de la Escuela Sabática, y abrirá un programa
especial. Comenzaré por decirte que cada parte que se desarrolla en la Escuela Sabática
son como las piedras preciosas, que hacen que el que las use brille, sea refulgente. Es en la
Escuela Sabática donde las personas pueden conocer bien cerca a Jesús, y como él es la luz
del mundo, también podemos nosotros brillar, porque el dijo: “Vosotros sois la luz del
mundo”.

Rebeca: ¡Qué hermoso!, ¿y qué más?

Isora: La primera preciosa piedra que te diré será el canto. Desde la antigüedad el pueblo de
Israel, a sus anhelos y esperanzas, sus tristezas, etc., los expresaban por medio del canto;
también sus victorias sobre sus enemigos. Cantaban mientras se dirigían hacia Canaán, la
tierra prometida. Así también nosotros, en las mismas formas, cantamos mientras vamos
hacia la Canáan celestial. (Ya la pianista debe estar tocando suavemente el himno. Debe
ser alegre. El director de cantos lo anuncia).

Isora: Después tenemos una hermosa piedra, es la oración.

Oración: Soy la oración, una de las piedras de mayor kilates del cristiano. Soy su fortaleza
y poder, su escudo y sostén.

Memorias: Soy una piedra de mucho valor, tan importante en la vida del cristiano que el
Señor muchas veces le ha dicho. “Acuérdate”. Hoy les voy a recordar lo que pasó el
sábado pasado. (Memorias debe ser muy linda)
Esta piedra es muy importante y debemos usarla para la vida eterna.

Isora: También hay una piedra, con la cual el cristiano crece espiritualmente si la usa: Es la
promoción. Ella nos da diferentes consejos, amonesta, nos da aliento. Por cierto, ¿qué nos
dirá hoy?
Promoción: Soy una piedra preciosa que ayuda a crecer la vida del cristiano. Mi consejo
para hoy es … (relata la promoción)

Rebeca: Me gusta mucho esa piedra preciosa, porque nos da la oportunidad de trabajar con
y para el Señor.

Isora: En la Biblia se habla de cantores que alababan a Dios: Asaf, Coré y David, que era el
dulce cantor de Israel. No se puede concebir un cristiano que no sienta gozo y alabe las
grandezas de Dios por medio del canto, y esa debe ser una piedra preciosa que les adorne.
(La pianista debe ya ir tocando el fondo de la parte especial, la que no se anuncia)

ISora: Mira, ahora viene una refulgente gema. Es el misionero, él mismo nos va a decir lo
que él es.

Misionero: Soy una piedra preciosa muy apreciada. De mí escribió el profeta Isaías cuando
dijo: “¡Cuan hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que
trae nuevas del bien y que anuncia la paz; del que dice a Sion: tu Dios Reina! Las buenas y
alegres nuevas que les traigo hoy nos vienen de….,

Rebeca: ¿Y ya termina el programa?

Isora: No, todavía queda la piedra preciosa más hermosa, la más refulgente, la más
apreciada, es el estudio de la Palabra de Dios. Ella es la que da nombre a nuestra escuela, y
de ella dijo David en el Sal. 119:105: “Lámpara es a mies pies tu palabra, y lumbrera a mi
camino”, y el Señor mismo nos dijo: “Escudriñad las escrituras, porque a vosotros os
parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí”.

Rebeca: A la verdad, me has hecho una descripción muy amplia de la Escuela Sabática, y
he sentido en mi corazón la necesidad de asistir a ella y así recibir de sus ricas bendiciones,
y poner en mi vida todas esas piedras preciosas, y crecer espiritualmente para poder llegar
al cielo.

Isora: Amén, vamos pronto que se nos hace tarde (Salen).

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