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173, 179, 191, 233, 239, 251, 281, 293, 359, 419, 431, 443,
491, 509, 593, 641, 653, 659, 683, 719, 743, 761, 809, 911,
953,1013,1019,1031,1049,1103,1223,1229,1289,1409,1439,1451,
1481,1499,1511,1559,1583,1601,1733,1811,1889,1901,1931,1973,
2003,2039,2063,2069,2129,2141,2273,2339,2351,2393,2399,2459,
2543,2549,2693,2699,2741,2753,2819,2903,2939,2963,2969,3023,
3299,3329,3359,3389,3413,3449,3491,3539,3593,3623,3761,3779,
3803,3821,3851,3863,3911,4019,4073,4211,4271,4349,4373,4391,
4409,4481,4733,4793,4871,4919,4943,5003,5039,5051,5081,5171,
5231,5279,5303,5333,5399,5441,5501,5639,5711,5741,5849,5903,
6053,6101,6113,6131,6173,6263,6269,6323,6329,6449,6491,6521,
6551,6563,6581,6761,6899,6983,7043,7079,7103,7121,7151,7193,
7211,7349,7433,7541,7643,7649,7691,7823,7841,7883,7901,8069,
8093,8111,8243,8273,8513,8663,8693,8741,8951,8969,9029,9059,
9221,9293,9371,9419,9473,9479,9539,9629,9689,9791,...
Competencias olímpicas
Sociedad Ramamsem
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Página
1. Presentación 1
4. CURIOSATO 29
________________________________
Sociedad RAMAMSEM
1. Presentación.
Esta publicación es realizada por la Sociedad RAMAMSEM y va dirigida a todas aquellas
personas que deseen explorar una matemática diferente a la que se enseña en secundaria, y
algo más !
Toda comunicación o información con respecto a los problemas propuestos o soluciones,
pueden ser enviados a
Siendo ésta la última edición del año, hemos procurado rendirle homenaje a las mujeres
en general y, en particular, a aquellas que han hecho grandes aportes a la Matemática.
En la portada de esta edición les presentamos algunos de los “Números primos de
Sophie Germain”
Un número primo p es un número de Sophie Germain si 2p+1 también es número
primo. Ejemplo: con p = 2, 2 x 2 + 1 = 5 que también es un número primo. Los números primos
de Sophie Germain recibieron su nombre por la matemática francesa que demostró que el
Último teorema de Fermat era cierto para estos números, esto es que, si p es un número primo
de estas características entonces no existen soluciones enteras no triviales para la ecuación
xp + yp = zp.
Se conjetura que existen infinitos números primos de Sophie Germain, pero, al igual que la
conjetura de los números primos gemelos, aún no se ha demostrado.
Sophie Germain
Marie-Sophie Germain (1 de abril de 1776 – 27 de junio de 1831) fue una matemática francesa
que hizo importantes contribuciones a la teoría de números y la teoría de la elasticidad. Uno de
los más importantes fue el estudio de los que posteriormente fueron nombrados como números
primos de Sophie Germain (números primos cuyo doble incrementado en una unidad es
también un número primo).
1
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Nació en una familia burguesa en París (Francia) y comenzó a estudiar matemáticas a la edad
de trece años, aunque sus padres intentaron disuadirla de que se dedicara a una actividad
'reservada a los varones'. Varios años después se las arregló para conseguir apuntes de
algunas de las clases de la Escuela Politécnica de París, una escuela que no admitía mujeres.
Germain tuvo un interés especial en las enseñanzas de Joseph-Louis Lagrange y, bajo el
pseudónimo de «Sr. Le Blanc», uno de los antiguos estudiantes de Lagrange, le envió varios
artículos. Lagrange se impresionó tanto por estos artículos que le pidió a Le Blanc una
entrevista y Germain se vio forzada a revelarle su identidad. Aparentemente Lagrange
reconoció el talento matemático por encima de los prejuicios y decidió convertirse en su mentor.
En 1804, después de leer a Carl Friedrich Gauss en su famoso Disquisitiones Aritmeticae
(1801), comenzó a cartearse con éste, de nuevo bajo pseudónimo. Dos años después, durante
la invasión napoleónica de Prusia, también Gauss conoció su verdadera identidad, cuando
Germain intercedió ante uno de los generales de Napoleón Bonaparte (Pernety), a quién
Germain conocía personalmente, para que le resguardara de cualquier daño ante la ocupación
de la ciudad natal de Gauss en Brunswick (Braunschwig). Sophie temía que Gauss pudiera
correr un destino similar al de Arquímedes y le confió a Pernety sus temores; éste localizó al
matemático alemán y le dijó quien era su protectora (lo que confundió a Gauss ya que nunca
había oído hablar de ella). Entonces Germain le escribió a Gauss una carta en la que admitía su
condición femenina; a lo que Gauss contesto lo siguiente:
Pero cómo describirte mi admiración y asombro al ver que mi estimado
corresponsal Sr. Le Blanc se metamorfosea en este personaje ilustre que me
ofrece un ejemplo tan brillante de lo que sería difícil de creer. La afinidad por las
ciencias abstractas en general y sobre todo por los misterios de los números es
demasiado rara: lo que no me asombra ya que los encantos de esta ciencia
sublime sólo se revelan a aquellos que tienen el valor de profundizar en ella. Pero
cuando una persona del sexo que, según nuestras costumbres y prejuicios, debe
encontrar muchísimas más dificultades que los hombres para familiarizarse con
estos espinosos estudios, y sin embargo tiene éxito al sortear los obstáculos y
penetrar en las zonas más oscuras de ellos, entonces sin duda esa persona debe
tener el valor más noble, el talento más extraordinario y un genio superior. De
verdad que nada podría probarme de forma tan meridiana y tan poco equívoca
2
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que los atractivos de esta ciencia que ha enriquecido mi vida con tantas alegrías
no son quimeras que las predilección con la que tú has hecho honor a ella.
Sin embargo, en 1808 cuando Gauss fue nombrado profesor de astronomía en la Universidad
de Göttingen, el interés del matemático se derivó hacia las matemáticas aplicadas y ambos
dejaron de cartearse.
En 1811 Germain participa en un concurso de la Academia Francesa de las Ciencias para
explicar los fundamentos matemáticos desarrollados por un matemático alemán aplicados al
estudio Ernst Chladni sobre las vibraciones de las superficies elásticas. Después de ser
rechazada por dos veces, en 1816 ganó el concurso, lo que la convirtió en la primera mujer que
asistió a las sesiones de la Academia Francesa de las Ciencias (a parte de las esposas de los
miembros) y la colocó junto a los grandes matemáticos de la historia.
Una de las mayores contribuciones de Germain a la teoría de números fue la demostración
matemática de la siguiente proposición: si x, y y z son enteros y x5 + y5 = z5, entonces al menos
uno de ellos (x, y, o z) es divisible por cinco. Esta demostración, que fue descrita por primera
vez en una carta a Gauss, tenía una importancia significativa ya que restringía de forma
considerable las soluciones del Último Teorema de Fermat, el mítico problema que ha retado a
matemáticos de todos los tiempos durante más de tres siglos.
En 1830, y con el impulso de Gauss, la Universidad de Göttingen acordó otorgar a Germain un
grado honorífico; pero antes de que ella pudiera recibirlo, murió de cáncer de mama un 27 de
junio de 1831.
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Karim Antonio Vindas Yassine Andres Alonso Segura Medina Daniel Jose Murillo Barrantes
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Cada uno de estos exámenes tiene una duración estimada de 4 horas y 30 minutos y cada
problema tiene un valor de 7 puntos.
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ÁLGEBRA.
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SOLUCIÓN OFICIAL:
Sea x = 20 + 20 + 20 + L . Entonces, x 2 = 20 + 20 + 20 + 20 + L y
2
tenemos que x = 20 + x de donde (x – 5)(x + 4) = 0. La solución es x = 5.
5. Un número natural es tal que la diferencia entre su raíz cuadrada y su raíz cúbica es 18.
¿Cuál es el número?
SOLUCIÓN OFICIAL:
SOLUCIÓN OFICIAL:
8
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7. Si
determine el valor de c.
SOLUCIÓN OFICIAL:
8. El último año del siglo XX fue especial. Existen enteros a y b tales que 1999 = a2 − b2.
¡Encuentra el valor de a2 + b2!
SOLUCIÓN OFICIAL:
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10. Encuentre un numero entero positivo de seis cifras decimales tales que:
i. Es un cuadrado perfecto,
ii. Es un cubo perfecto,
iii. Si se le resta 6 el resultado es un número primo.
SOLUCIÓN OFICIAL:
GEOMETRÍA.
1. Sea ABC un triángulo tal que m∠ ABC = 2m∠ ACB. Establezca que:
2 2
a) AC = AB + AB ⋅ BC
b) AB + BC < 2 ⋅ AC.
SOLUCIÓN OFICIAL:
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SOLUCIÓN OFICIAL:
3. Sea ABCD un rectángulo. Sea E el punto medio del segmento BD, F el punto medio del
segmento EB y G el punto medio del segmento BC. ¿Qué fracción del área del rectángulo
ABCD es el área del triángulo BGF?.
SOLUCIÓN OFICIAL:
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SOLUCIÓN OFICIAL:
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6. Dado un ángulo ABCD que mide 24° ¿cuantos triángulos isósceles se pueden construir
dentro de él?
SOLUCIÓN OFICIAL:
Solo se pueden construir tres triángulos cuyos ángulos son: 24-24-132; 48-48-84; 72-72-36.
7. El triángulo equilátero APD se traza dentro del cuadrado ABCD. ¿Cual es el valor del ángulo
APD ?
SOLUCIÓN OFICIAL:
Nota que el ángulo ∠ ABP mide 30° y que el triángulo ABP es isósceles. Se deduce que el
ángulo ∠ BPA mide 150° y en consecuencia el ángulo ∠ APD mide 150°
SOLUCIÓN OFICIAL:
Nota que el triángulo es rectángulo. El área del triángulo es 60 cm2. Sea O el centro de la
circunferencia inscrita. Entonces calculando las áreas de los triángulos ABO, BCO, CAO,
obtienes que el radio tiene longitud 3 cm.
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9. En una circunferencia de radio 10 cm., se traza una cuerda que dista 6 cm. Del centro. Si
otra cuerda que mide la mitad de la cuerda original se traza, ¿cual es su distancia en
centímetros al centro de la circunferencia?
SOLUCIÓN OFICIAL:
Considera la figura adjunta.
10. En un triángulo, la medida del ángulo más pequeño es 20°. Determine la medida del mayor
ángulo posible en dicho triángulo.
SOLUCIÓN OFICIAL:
El triángulo en consideración no puede ser equilátero, pero puede ser isósceles. Por lo tanto, la
medida del mayor ángulo posible es 140°.
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TEORÍA DE NÚMEROS.
1. Determine todos los enteros k, n tales que k·n! = (((3!)!)! y n es el mayor entero posible.
SOLUCIÓN OFICIAL:
((3!)!)! = 720!, así n = 719 y k = 720.
Comentario: El equipo de la Sociedad Ramamsem considera que esta solución no es correcta
ya que la solución trivial n = 720 y k = 1 la contradice.
2. Dado que 0 < a < b < c < d son enteros tales que a, b, c están en progresión aritmética; b, c,
d están en progresión geométrica, y d – a = 30. Determine a + b + c + d.
SOLUCIÓN OFICIAL:
a, b = a + d, c = a + 2d, d = (a + 2d)2/(a + d). Así (a + 2d)2 – a(a + d) = 30(a + d) ó
3ad + 4d2 = 30a + 30d. De lo anterior se tiene que d es múltiplo de 3. También
d(4d – 30) = 3a(10 – d). Así 7,5 < d < 10. Con lo anterior d = 9 y, entonces, a = 18. Así, los
términos de la progresión son 18, 27, 36, 48 y su suma 129.
3. ¿Cuántos números de cuatro dígitos existen tales que la suma de sus dos primeros dígitos es
igual a la suma de sus dos últimos dígitos?
SOLUCIÓN OFICIAL:
Suponga que la suma de los 2-dígitos es d. Tenemos que 1 ≤ d ≤ 18. Para d ≤ 9, de aquí
tenemos d + 1 maneras para el segundo par y una manera menos para el primer par (no
podemos considerar al 0). Para d > 9, tenemos 19 – d maneras para cada par. Así
1·2 + 2·3 + ... + 9·10 + 92 + 82 + ... + 12 = 615.
4. Determine el número del conjunto 1, 2, ... , 2003 el cual tiene más 1´s que 0´s cuando se
escribe en base 2.
SOLUCIÓN OFICIAL:
2n
Éstas son C n cuerdas binarias de longitud 2n con igual números de 0s y 1s. La mitad de las
2 2 n − Cn2 n 2 2 n − Cn2 n
otras tienen más 1s. Así, con al menos algunos 1s. Por lo tanto es una
2 2
cuerda de longitud 2n+1 con más 1s. La mitad de las cuerdas de longitud 2n-1 tienen más 1s,
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2
con lo que 22n-2 cuerdas de longitud 2n empiezan con 1 y más 1s. Note que C1 = 2,
C24 = 6, C36 = 20, C48 = 70, C510 = 252. Con lo que, para las cuerdas que empiezan con 1
tenemos los siguientes números con 1s:
longitud 1, 1
longitud 2, 1
longitud 3, 2+1=3
longitud 4, 4
longitud 5, 8+3=11
longitud 6, 16
longitud 7, 32+10=42
longitud 8, 64
longitud 9, 128+35=163
longitud 10, 256
longitud 11, 512+126=638
Total 1199.
Ahora 1984 = 11111000000, así que todos los 44 números en el rango 2004 a 2047 tienen más
1s que 0s. Éstos deben ser excluidos, quedando 1155.
5. Cuando se escribe como número decimal, la fracción m/n (con m < n) contiene,
consecutivamente, los dígitos 2, 5, 1 (en ese orden). Determine el menor posible valor de n.
SOLUCIÓN OFICIAL:
Si n x 0. ... 251 ... = entero, entonces n x 0.251 ... = entero (donde simplemente borramos los
dígitos antes de 251). Así que es suficiente considerar 0.251.... Obviamente si
n x 0.251 = entero, entonces n debe ser un múltiplo de 1000. Asuma que n < 1000.
Necesitamos que [n x 0.251] = m, [n x 0.252] = m+1 para algún entero m. Denote por {x} la
parte fraccionaria de x. Como n x 0.252 - n x 0.251 = n/1000, tenemos que
{n x 0.251} > 1 – n/1000. Si n es un múltiplo de 4, entonces {n x 0.251} = {n/1000}, por lo que
necesitamos que n > 500. Si n = 1 (mód 4), entonces {n x 0.251} = {0.25 + n/1000}, así n > 375.
Similarmente, si n = 2 (mód 4),entonces n > 250, y si n = 3 (mód 4), entonces n > 125. De todo
lo anterior, el menor candidato es 127, y podemos verificar que 32/127 = 0.251... .
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FUNCIONES O SUCESIONES.
1. Determine todas las funciones que satisfacen la relación
(CEOC, 1992)
SOLUCIÓN OFICIAL:
Sea x = y = 0: f(0)2 = f(0)2 + f(0)2. Por lo tanto f(0)2 = 0 y f(0) = 0.
Si, se hace y = − x tenemos f(x − x)2 = f(x)2 + f( − x)2 con lo que f(0)2 = f(x)2 + f( − x)2 esto es
0 = f(x)2 + f( − x)2 como el cuadrado de un número real es no negativo, y la suma de números
no negativos es cero solo si ambos números son 0. Por lo tanto f(x)2 = 0 para todo x y f(x) = 0
es la única solución.
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SOLUCIÓN OFICIAL:
Tenemos
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2
5. Una sucesión satisface u 0 = 3, u n + 1 = u n , n ≥ 1. Determine una fórmula para u n
únicamente en términos de n.
(CEOC, 1992)
SOLUCIÓN OFICIAL:
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Por otro lado, la solución de los mismos se presentará hasta la próxima edición con la
finalidad de que nuestros lectores participen activamente enviándonos soluciones y / o
comentarios que puedan enriquecer la discusión de cada ejercicio. Sin embargo, de no darse
esa participación en algunos ejercicios, se publicará, al menos, una solución oficial brindada por
los encargados de esta sección.
ÁLGEBRA.
1. Sea P(x) = x2 + x – 2 y Q(x) = x3 + ax2 + bx + c. Para cada número real r, asuma que Q(r) = 0
si y solo si P(r) = 0. Determine el valor de a – b.
(Furman University Wylie Mathematics Tournament Senior Examination, 1996)
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5. ¿Cuál es el mayor entero positivo n tal que ambos n y n + 1001 son cuadrados perfectos?
(Furman University Wylie Mathematics Tournament Junior Examination, 2002)
8. Si x − y = xy = 1 − x − y, ¿cuál es el valor de x + y?
(Furman University Wylie Mathematics Tournament Junior Examination, 2001)
¿ Cuál es el valor de A + B?
(Furman University Wylie Mathematics Tournament Junior Examination, 2001)
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GEOMETRÍA.
1. En el triángulo ∆ ABC, ∠ B = 3 ∠ A. Si los lados opuestos a los ángulos A, B y C tienen
longitudes a, b y c, respectivamente, pruebe que ac2 = (b – a)2 (b + a).
(Undergraduate Mathematics Competition, 1996)
B D C
A B
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D C
A B
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TEORÍA DE NÚMEROS.
1. Observe la siguiente disposición de números naturales
1
2 3 4
3 4 5 6 7
4 5 6 7 8 9 10
…
k k + 1 k + 2 … 3k – 3 3k – 2.
Probar que la suma de los números que aparecen en cada fila es igual al cuadrado de un
número impar.
( CEOC, 1992 )
2. Determine dos números sabiendo que su suma es 150 y su mínimo común múltiplo es 315.
( CEOC, 1990 )
4. Considere el número formado al escribir todos los números enteros positivos en sucesión,
esto es, 12345678910111213141516.... ¿Qué dígito ocupa el lugar número 1000?
(Furman University Wylie Mathematics Tournament Senior Examination, 2000)
5. Uno de los más prolíferos matemáticos de la historia fue Leonardo Euler (1707 - 1783). Uno
1 1 1 π2
de sus muchos descubrimientos fue que la suma infinita + + + L es . Determine
12 22 32 6
1 1 1
el valor de la suma + + +L
2 2 2
1 3 5
(Furman University Wylie Mathematics Tournament Senior Examination, 2000)
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FUNCIONES O SUCESIONES.
1 + xn
1. Defina una sucesión x n de números reales cuyo valor inicial es x 0 y x n +1 = para
1 − xn
todo n ≥ 0. Determine x n como una función de x 0 y n, únicamente.
e x − e−x
2. Suponga que senh( x ) = . Determine la función inversa de senh(x).
2
(Advanced Topics, Stanford Mathematics Tournament 2001)
4. Suponga que a1, a2, a3, ... es una sucesión de números tales que a1 = 1 y
an + 1 = an + (2n + 1) para todo entero psitivo n. Determine a20.
(General Test, Stanford Mathematics Tournament 2001)
f ( x) f ( y ) − f ( xy)
5. Sea f una función tal que = x + y + 2. Determine todos los posibles
3
valores de f (36).
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4. CURIOSATO.
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Solución
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Cuando se indique que la solución es oficial lo que se pretende indicar es que esa es la
solución que se dio en la competencia señalada por parte del comité organizador o bien de su
proponente.
Recuérdese que ningún problema está completamente cerrado por lo que se les solicita
a nuestros estimables lectores que nos envíen sus comentarios o sugerencias que tengan a
esta columna en particular mediante alguno de los correos indicados en la presentación.
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1. Los ángulos internos de un triángulo están en progresión aritmética. Las alturas del mismo
triángulo están también en progresión aritmética. Pruebe que el triángulo es equilátero.
(Problema 1, 3era Olimpiada Iberoamericana de Matemática)
SOLUCIÓN OFICIAL:
a p c
ad − bc = 1 y > > .
b q d
Pruebe que
(i) q ≥ b + d ;
(ii) Si q = b + d entonces p = a + c.
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2 BC BC
=
senB senA
que es equivalente a
2 1
=
( o
sen 180 − 3 A ) senA
Como sen (180° – 3x) = sen 3x = 2senx cos2x + senx (2cos2x – 1) se tiene la ecuación, ya
reducida y entera: 2 = 4 cos2A – 1 que al resolver produce las soluciones (permisibles para
ángulos de un triángulo) A = 30° y A = 150°. De las anteriores soluciones y dado que C = 2A y
B = 180° – 3A obtenemos A = 30°, C = 60° y B = 90° por lo que el triángulo dado es rectángulo.
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f ( x) = a 2 + x 2 + (b − x )2 + c2
donde a, b, c son números positivos.
44
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Sea D0 la reflexión de D en el segmento AB. Desde que los triángulos PBD y PBD' son
congruentes, PD = PD' y f(x) = CP + PD'. Como x varia, P cambia su posición. Pero la distancia
CP + PD' será mínima cuando P esté sobre el segmento CD'. El mínimo valor de f(x) es
entonces CP +PD' = CD'. Sea CL la perpendicular desde C al segmento DD'. Del triángulo
rectángulo CLD',
SOLUCIÓN OFICIAL:
2 2
De la igualdad ab cos α = bc cos β = ca 2 cos γ y la Ley de Cosenos, tenemos
que es equivalente a
esto es
similarmente, obtenemos
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que es equivalente a
de donde a2 = b2 = c2 y así a = b = c.
7. Sean u y v dos números reales tales que u, v y uv son raíces de un polinomio cúbico con
SOLUCIÓN OFICIAL:
Y así {u, v, uv} = {−1, − − c , − c } las cuales son reales para c ≤ 0. Así , si tomamos por
ejemplo c = −2, entonces u = −1, v = 2 y uv = − 2 son las raíces del polinomio cúbico
P(x) = x3 + x2 − 2x − 2.
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x1 = a ≠ − 1 y x n +1 = x n2 + x n para todo n ≥ 1.
S n es la suma y Pn es el producto de los primeros n términos de la sucesión
y1 , y 2 , y3 , L donde
1
yn = .
1 + xn
Pruebe que
aS n + Pn = 1 para todo n.
1
donde y1 = . Ahora bien, sea
1+ a
ϕ n = aS n +1 + Pn+1 − aS n − Pn = Pn ( y n +1 − 1) + ay n+1 , (2)
y n ( y n +1 − 1) ϕ n − ay n +1
sustituyendo n por n – 1 y dividiéndolas se obtiene = .
yn − 1 ϕ n −1 − ay n
y n ( y n +1 − 1) y n +1 y ϕ − ay n+1
De (1) se sigue que = . De donde n +1 = n . Con lo que
yn − 1 yn yn ϕ n −1 − ay n
1
ϕ n y n = ϕ n−1 y n +1. (3) Mediante unos fáciles cálculos se muestra que y 2 = 2
, así que
1+ a + a
1 + a (1 + a ) 1
ϕ1 = P1 ( y 2 − 1) + ay 2 = − = 0. Desde que y i ≠ 0 para toda i, de (3)
(1 + a )(1 + a + a 2 ) 1+ a
se deduce que ϕ i = 0 para toda i. Como aS1 + P1 = 1, por (2) aS n + Pn = 1, para todo n.
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9. Determine todos los valores del parámetro real p para el cual el sistema de ecuaciones
x+ y + z = 2
yz + zx + xy = 1
xyz = p
tiene soluciones reales.
(Competición de Ganadores de Bulgaria, 1983)
SOLUCIÓN OFICIAL:
Desde que x = xyz + x2z + x2y = p + x2(2 − x) = p + 2x2 − x3; las soluciones (x, y, z) están dadas
por las tres raíces, en cualquier orden, de la ecuación cúbica t3 − 2t2 + t − p = 0:
Como es conocido, la condición para que la ecuación cúbica general at3 + 3bt2 + 3ct + d = 0
Tenga raíces reales es que ∆ ≤ 0 donde ∆= a2d2 − 6abcd + 4ac3 + 4db3 − 3b2c2:
Para nuestro caso, ∆ = p2 − 4p / 27.
Consecuentemente, p está en el intervalo [0,4/27].
ecuación funcional
f ( f ( x) + y ) = f ( x + y ) + f (0)
para todo x, y ∈ .
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Es importante hacer notar que los problemas de la OLCOMA que se publican en esta
revista corresponden a lo que hoy se considera el nivel C de estas competencias olímpicas y
que se hará referencia a otro nivel cuando ello sea necesario.
3. Encuentre los números del 100 al 999 tales que la suma de los cubos de sus dígitos sea
igual al número.
(Olimpiada Nacional de Matemática. Chile, 1994)
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5. Sea ABC un triángulo equilátero, y Γ su círculo inscrito. Si D y E son puntos de los lados AB
y AC, respectivamente, tales que DE es tangente a Γ, pruebe que
AD + AE = 1
DB EC
4 3
6 O
8 6
A D
50
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49
4489
444889
…
4444…4888…89
En la n-ésima fila aparece un número de 2n dígitos de los cuales los n primeros son todos 4, los
( n – 1 ) siguientes son todos 8 y el último dígito es 9. Partiendo de 49 los restantes números se
han formado insertando, en medio de ellos, el número 48. Pruebe que todos estos números son
cuadrados perfectos.
( Examen de selección del equipo nacional de Costa Rica para la VIII Olimpiada Iberoamericana
de Matemáticas, 1993 )
10. Determine dos números cuya diferencia sea 28 y cuyo mínimo común múltiplo sea 539.
( Prueba por equipos, Olimpiada Iberoamericana de Matemática, Venezuela, 1992 )
51
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Por otro lado, y al igual que en la edición anterior, al final de los enunciados damos una
solución a los mismos esperando que sirvan como una guía aunque sabemos que se pueden
encontrar otras vías de solución a cada uno de ellos.
Tenemos un hexágono regular cuyo lado tiene una longitud que se expresa mediante un
número entero. Trazando paralelas a todos sus lados, se puede dividir el hexágono en
triángulos equiláteros cuyo lado mide la unidad. En esta figura se muestra lo que ocurre si el
lado del hexágono es de 3 unidades.
Encontrar el número de triángulos que se forman cuando el lado del hexágono sea de n
unidades.
( XV O.M. Provincial. Primera Fase. Albacete. 2004 )
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El número 12 tiene seis divisores: 1,2,3,4,6 y 12. Cuatro de ellos son pares (2,4,6 y 12) y dos
son impares (1 y 3).
Halla algunos números cuyos divisores sean todos, excepto el 1, pares. Describe la secuencia
de números que tienen esa propiedad.
Halla algunos números que tengan exactamente la mitad de sus factores pares. Describe
nuevamente la secuencia de números que tienen esa propiedad.
Si puedes, explica en ambos casos por qué es cierto el resultado de tus conclusiones.
"Los cuatro quintos de mis tortugas más cuatro quintos de tortuga son el número de tortugas
que tengo".
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Tres personas deciden jugar a tirar monedas y ver si coinciden en cara o cruz. Cada uno arroja
una moneda, y el que no coincide con los otros dos pierde. El perdedor debe doblar la cantidad
de dinero que cada oponente tenga en ese momento. Después de tres jugadas, cada jugador
ha perdido una vez y tiene 240 pesetas.
de gallina o de pata. Cada cesta tiene el número de huevos que se indica. El huevero dice,
señalando una cesta que no acierto a ver cuál es exactamente:
"Si vendo esta cesta, me quedaré el doble de huevos de gallina que de pata"
¿Podrías ayudarme a averiguar de qué cesta está hablando?.
( III O.M. Provincial. Guadalajara. 2002 )
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Un camino 1-2-3-4-5-6 es una línea quebrada formada por segmentos horizontales y verticales
que pasan por los números 1, 2 ,3, 4 ,5 , 6
• ¿Cuántos caminos 1-2-3-4-5-6 hay?
• Si prolongamos este triángulo de números de la forma en que está construido hasta 20
filas ¿ cuántos caminos 1-2-3-4 ...-20 hay?
• Si procedemos de esta manera hasta "n" filas ¿cuántos caminos 1-2-3-4-... –n hay?
Dos hermanos escriben sus edades, una seguida de la otra, y obtienen un número con cuatro
dígitos que es exactamente el cuadrado de la edad de su padre. Nueve años más tarde vuelven
a escribir sus edades, de la misma forma, obteniendo nuevamente un número con cuatro dígitos
que es el cuadrado de la edad de su padre.
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SOLUCIONES PROPUESTAS
Dividiendo un hexágono
Trazo un hexágono de lado 1 unidad y cuento el número de triángulos equiláteros (6). Hago lo
mismo pero con 2 unidades de lado y, en esta ocasión cuento 24 triángulos. Cuento los
triángulos del hexágono original y cuento 54 triángulos. Busco la relación:
n = 1 se tienen 6 triángulos (6·1)
n = 2 se tienen 24 triángulos (6·4)
n = 3 se tienen 54 triángulos (6·9)
El seis siempre lo tenemos por tanto hay que buscar una relación entre 1, 4, 9... que es n al
cuadrado. Así, si n es la longitud del lado del hexágono el número de triángulos equiláteros
será 6n2.
(Omar B. de 2º - E.S.O. del I.E.S. Almassora de Almassora (Castellón))
Echar el resto
El nº menor que al dividirlo entre 2, 3, 4, 5 y 6 será el m.c.m de estos nº y para que dé los restos
que señala el problema, habría que restar una unidad al m.c.m.
La solución, por tanto, será 59.
(María G. 2º - E.S.O. del I.E.S. Venancio Blanco de Salamanca)
Siete puntos
Uniendo 3 puntos se pueden formar 35 triángulos. Una forma puede ser: uniendo los puntos :
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Jardines
Primera Parte:
Cada lado mide 5 metros, uno de ellos 4 m de alambre y 1 m de puerta. Se obtiene la superficie
mayor 25 m2.
Segunda parte:
Aprovechamos 10 m de la valla antigua, para uno de los lados del rectángulo. La malla y la
puerta se reparte en dos lados de 5 m y otro de 10 m. La superficie máxima es de 50 m2
(Julia G. de 2º - E.S.O. del I.E.S. Base Naval de Rota de El Puerto de Santa María (Cádiz))
Número 12
a)potencias de 2
b)nº primos por 2
(Luis R. de 2º - E.S.O. del I.E.S. José Luis Sampedro de Tres Cantos (Madrid))
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Cara o cruz
El primero tenía 390 pesetas,el segundo 210 y el tercero 120.
1ª partida) Ha perdido el primero. El primero se queda con 60, el segundo 420 y el tercero 240, .
2ª) Ha perdido el segundo. El primero tendrá 120, el segundo 120 y el tercero 480.
3ª) Ha perdido el tercero. Y todos se quedan con 240..
Para resolverlo he empezado por el final
(Nikolay S. de 1º - E.S.O. del I.E.S. San Juan Bosco de Lorca (Murcia))
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Caminos
Contando con el dedo he visto que en un triángulo de 2 filas hay 3 caminos, que en uno de 3
filas hay 7 caminos, que en uno de 4 filas hay 15 caminos, y que en uno de 5 filas hay 31
caminos.
Pero con el dedo sólo puedo contar triángulos pequeños así que he comenzado a buscar
similitudes entre todos los resultados para obtener una fórmula general.
Así, he visto que los resultados obtenidos eran 2 elevado al número de filas que tiene el
triángulo menos 1.
Así que en un triángulo de 6 filas hay 63 caminos.
En uno de 20 filas, 1 048 575 caminos.
Y en un camino de "n" número de filas habrá 2 elevado a "n" menos 1 caminos.
(Ander B. de 4º-E.S.O. del C. San Patricio de San Sebastián )
Dos hermanos
Sean ab y cd las edades de los hijos y n la edad del padre.
abcd = n²
abcd + 909 = (n + 9)²
Resolvemos el sistema de la siguiente manera:
n² + 909 = n² + 9² + 2·9n
n² + 909 = n² + 81 + 18n
18n = 909 – 81
n = 828/18 = 46 años
abcd = 46² = 2116
Las edades de los hijos son 21 y 16, y la diferencia es 21-16 = 5 años
(María M. de 4º-E.S.O. del I.E.S. Gregori Maians de Oliva (Valencia) )
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Sociedad RAMAMSEM
En este último mes se han extendido como la pólvora rumores que han provocado una gran
estupefacción y conmoción en la comunidad matemática española. Aunque algunas
afirmaciones puede que sean ciertas, otras muchas han sido exageradas fuera de lugar.
Creemos que es nuestro deber el informar a todos los matemáticos del contenido íntegro del
documento que hemos recibido recientemente. Dicho escrito ha sido el generador de los
rumores, tras haberse filtrado partes del texto sin la debida autorización. Esperamos que al
hacerlo público en su totalidad, cada uno pueda sopesar su contenido y sacar las conclusiones
que crea conveniente.
Como todos ustedes saben, hace dos meses falleció el ilustre Don Emiliano Blasco de la Pena,
sin duda el matemático español más reconocido a nivel nacional e internacional de la historia de
nuestra ciencia. Blasco de la Pena fue otorgado numerosos galardones en vida - el premio
Príncipe de Asturias, la medalla Fields y el premio Abel entre otros - y ha recibido recientemente
otras tantas menciones de honor de carácter póstumo. El documento que presentamos a
continuación es el testamento de Blasco de la Pena. El notario de su viuda - Doña Esperanza
Crespo - nos lo ha hecho llegar, haciéndonos saber que, en efecto, la última voluntad de Don
Emiliano fue que este documento se publicara en la Gaceta de la RSME, tras su muerte. Por
tanto, en cumplimiento de la voluntad de Blasco de la Pena y con la intención de facilitar todos
los datos de los que disponemos, he aquí su testamento:
12 de Septiembre de 2007
Mi querida Esperanza,
Sólo ahora, tras mi muerte, cometo el atrevimiento de romper la promesa que le hice a la
persona más influyente de mi vida: Don Adrián Pelayo. No podría perdonarme, ni incluso más
allá de la muerte, que su nombre y su legado mueran conmigo, pues no sólo yo, sino también
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muchos otros matemáticos, le debemos a Adrián los honores y el reconocimiento por su trabajo
que nunca recibió... ni nunca quiso recibir, por otra parte. Aunque lo que aquí está escrito atenta
directamente contra la última voluntad de mi buen Pelayo, es mi última voluntad que la verdad
sobre su vida y su obra sea conocida. Que la Historia juzgue sus contribuciones a la
Matemática, aunque mi propia reputación se vea enturbiada en gran manera con esta
declaración... Al César lo que es del César, como hubiera dicho Pelayo.
Sin mas dilación, paso a relatar todo lo que sé acerca de la vida de Pelayo, que no es mucho.
Yo le conocí en 1956, cuando Pelayo ya rozaba los 40 años, y estuvimos en contacto hasta el
mismo día de su muerte, en 1985. Como verán, Don Adrián no era un hombre de muchas
palabras y era particularmente escueto en cualquier tema relacionado con su vida. Los datos
que pude recabar provienen por una parte de su propio testamento, de sus diarios y notas, de
nuestra correspondencia y de lo que pude deducir de alguna conversación fortuita con su madre
- Doña Juana de Pelayo.
tanto, los únicos "datos" que quedan vivos son los recuerdos que residen en mi endeble
memoria, y
son estos recuerdos que deseo plasmar en este testamento mio, pues es todo lo que nos queda
de Don Adrián Pelayo.
Mi primer encuentro con Pelayo ocurrió en el otoño de 1956, escasos meses después de haber
yo regresado de América, recién terminados mis estudios de postgrado en la universidad de
Harvard. Como muchos de ustedes saben, el régimen de Franco me permitió viajar a EEUU
para cursar un doctorado, con la única condición de que volviera a España inmediatamente
después de mi graduación, para dar clases en nuestro sistema universitario (si no hubiera
vuelto, por cierto, me convencieron de que me hubieran nombrado traidor y desertor, y
amenazaron con acusar a mi familia de complicidad en dicha traición - delito penado con
prisión, como mínimo). A mi vuelta, con mi salvoconducto en mano firmado por el mismísimo
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Sociedad RAMAMSEM
Caudillo, y nada más salir del avión, me esperaba una comitiva de las de aquellos tiempos: una
banda tocando un pasodoble, funcionarios cantamañanas, milicianos condecorados hasta la
saciedad, y un cura que me echó una sarta de bendiciones encima tan pronto como pisé la
Patria. La noticia de mi llegada se divulgó a bombo y platillo como un gran triunfo científico e
intelectual de la España del Generalísimo. Allí mismo, en la pista de aterrizaje, me coronaron
profesor titular de toda la Matemática y parte de la Física, y con plaza fija en la Universidad
Central (la que ahora se llama Complutense de Madrid).
En la Central estaba todo preparado para mi llegada, incluido un despacho con vistas y una
secretaria muy resultona a mi cargo. Así pues, aquel día de otoño, antes de entrar a mi
despacho de la Central, Conchita, mi secretaria, me avisó de que había venido un caballero a
verme y me esperaba en mi oficina. Cuando entré por la puerta, Pelayo se apresuró a
levantarse, a quitarse el sombrero, y a saludarme con una leve reverencia y un «buenas
tardes», con voz entrecortada por los nervios. Mucho más tarde, cuando tuve oportunidad de
leer sus notas sobre nuestro primer encuentro, sus palabras confirmaron lo que en verdad era
obvio desde un principio. Pelayo era un hombre sencillo, había vivido toda la vida en un pueblo
pequeño perdido de la mano de Dios. Se sentía completamente fuera de lugar en una ciudad
como Madrid, y mucho más en una universidad como la Central. Entablar una conversación con
un Profesor, se le antojaba tan atrevido como charlar con el mismísimo Ministro de Educación.
Además, he de reconocer que yo no se lo puse nada fácil... a decir verdad, yo era un joven
arrogante y altivo. Muy a mi pesar, el trato recibido a mi llegada, tan ridículo y desmesurado
como fue, se me subió pronto a la cabeza y me creía el matemático más prometedor de toda
España y parte del extranjero.
«Cómo se llama usted y qué desea, caballero», le dije sin mirarle apenas mientras me quitaba
la chaqueta y dejaba mis bártulos encima de mi mesa.
«Y en qué puedo ayudarle señor Pelayo», me senté en mi silla, pero Pelayo seguía en pie,
dándole vueltas a su sombrero. Le indiqué con la mano que se sentara, pero Pelayo siguió
hablando de pie pues no le parecía cortés sentarse sin explicar primero el motivo de su visita.
63
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«Pues verá usté, el otro día, en la función de cine de mi pueblo... era "La reina de África", sabe
usté, la última de Bogar y la Rita Jeburn...»
«Querrá decir Katharine Hepburn... no importa, vaya al grano señor Pelayo, que no tengo todo
el día». Pelayo se puso serio y tieso.
«No se preocupe, no se preocupe, pero vaya al grano», le dije indicándole de nuevo que se
sentara, pero Pelayo permaneció de pie, pálido y muy serio.
«Bueno... pos eso... que le vi a usté en el NO-DO antes de la función y hablaban de su maestría
en la Matemática, y pensé que quizá usté me podría ayudar, así que me he permitido la licencia
de venir a verle...». En efecto, habían grabado mi triunfal llegada a Barajas y la mostraban en
todos los cines, mientras el locutor exageraba de lo lindo: "el gran maestro de la matemática,
don Emiliano Blasco, vuelve a su queridísima España...".
«Sí, señor Pelayo, yo también me he visto pero no se crea usted todo lo que dice el NODO... ¿y
en qué le puedo servir yo?»
«Pues pensaba yo que quizá usté sabría decirme de algún problema matemático en el que
pensar...»
He de confesar que mi arrogancia me hizo soltar una risita con sarcasmo y poco disimulo ante
tal proposición. Supongo que me pareció muy cómico que un labrador (su atuendo y sus manos
ásperas y callosas le delataban) de la España profunda viniera a mi despacho buscando
problemas matemáticos que resolver. Pelayo, claramente ofendido (y con razón) dijo «... pero
ahora veo mi error, es una idea estúpida, perdone la molestia». Se dio la vuelta y se dirigió
hacia la puerta.
«Espere hombre, espere, quizá le pueda recomendar algún ejercicio o algún libro. ¿Ha
estudiado usted matemáticas? ¿A qué nivel?». Pelayo retrocedió y se situó de nuevo enfrente
de mi mesa, en pie.
«Estudié matemáticas en la escuela, cuando era niño. El resto lo he aprendido leyendo libros
por mi cuenta».
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Sociedad RAMAMSEM
«Ya veo, ya veo... pues mire, señor Pelayo, le recomiendo que intente demostrar que el número
e es irracional... Es un ejercicio muy bonito. ¿Sabe a que número me refiero, verdad? Bien,
perfecto. Pues nada, cuando lo pruebe me manda una carta con la demostración». Mientras
hablaba, me levanté y acompañé a Pelayo hacia la puerta, con suaves empellones. A modo de
despedida, le estreché la mano y le dije «¡qué tenga usted una buena tarde!» con una sonrisa,
cerrando la puerta de mi despacho en su cara - tal era mi descaro. Pelayo se quedó en el
pasillo con la boca abierta, probablemente acordándose de mi madre (y con razón). Pero
Pelayo, en vez de tragarse mi osadía y marcharse de vuelta a su pueblo, decidió volver a llamar
a mi puerta con un severo golpe de nudillos. Cuando volví a abrir la puerta me dijo muy
educadamente conteniendo su ira:
«Perdone que le vuelva a interrumpir Don Emiliano... pero esa demostración ya la se hacer... de
hecho, ¿no es ese uno de los teoremas del tercer capítulo de libro de Güalter Rudín que tiene
usted encima de la mesa?»
Ahora era Pelayo el que entonaba una sonrisilla con cierta sorna, al verme enrojecer de
vergüenza. En efecto, el conocido libro de Walter Rudin, "Principles of Mathematical Analysis",
estaba sobre mi mesa, junto a mis apuntes, pues aquel semestre estaba impartiendo clases de
análisis real elemental. Estaba claro que me había precipitado sacando conclusiones y este
señor no era un labrador cualquiera. Lo que más me extrañaba de todo esto fue lo que le
pregunte a continuación:
«¿Tiene usted una copia del libro de Rudin? ¿Cómo la ha conseguido?» La primera edición del
libro de Rudin se había publicado en 1953, en América, y yo me había traído mi copia conmigo,
pero desde luego no había todavía copias a la venta en España y mucho menos traducciones al
castellano.
«Yo también tengo amigos en América, señor Blasco. Muchos de mi pueblo emigraron parallá
tras la guerra».
Hice pasar a Pelayo de nuevo a mi oficina y esta vez se sentó sin esperar a que yo se lo
ofreciera. «Señor Pelayo, creo que ha habido un malentendido», dije yo a modo de disculpa.
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Sociedad RAMAMSEM
Al ver mi cara de incredulidad, Pelayo paró de recitar los nombres de libros y autores.
«Todos, excepto el Principia Matemática que me parece insufrible. Tengo demasiado tiempo
libre en el campo, sabe usté».
«¿Y usted sabe leer en ruso y alemán?», le dije, todavía dudando de su palabra.
«Como le decía antes, Don Emiliano, tengo demasiado tiempo a mi disposición. No sólo de
Matemáticas vive el hombre. También estoy aprendiendo idiomas. Verá Don Emiliano, lo que
ocurre es que leer libros no es suficiente. Me entretengo haciendo los ejercicios propuestos,
pero solo me duran un rato».
Yo no sabía que pensar. Quizá este hombre me estaba tomando el pelo, pero su semblante
sobrio y sereno no dejaba dudas de que hablaba completamente en serio. Así pues, decidí
explicarle un problema de investigación en el que estaba trabajando en aquella época. Me lancé
a ello, usando el pizarrón de mi oficina para garabatear unos símbolos mientras explicaba la
importancia de la cuestión. Era un problema de geometría y no sabía si Pelayo entendía la
terminología que yo estaba utilizando. Adrián escuchó en silencio mi retaila sin hacer ningún
comentario. En un momento dado, me indicó que me detuviera un segundo. Aprovechó la
pausa para sacar un lápiz y un trozo de papel, en el cual escribió "Geometría Riemanniana", y
me indicó que prosiguiera. Cuando terminé mi explicación, Pelayo se levantó de su silla y me
dijo «muchas gracias Don Emiliano, este es el tipo de problema que andaba yo buscando», con
una sonrisa triste pero sincera. Me estrechó la mano, se colocó el sombrero y se marchó de mi
oficina con un «¡qué pase usted una buena tarde!».
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Sociedad RAMAMSEM
Dos meses más tarde, recibí una carta con una nota de Pelayo que decía lo siguiente:
Querido Emiliano,
¿Tiene usted algún otro problema por resolver? Se lo agradecería mucho. Haga el favor de
remitírmelo a Calle de Sin Nombre, número 2, Maello, provincia de Ávila.
Firmado el día 3 de Noviembre del año 1956, por Don Adrián Pelayo.
Yo también había continuado trabajando en aquel problema de Geometría pero sin ningún
avance significativo. Así que lo único que me cabía pensar era que Pelayo no había entendido
ni una palabra de lo que le expliqué en mi oficina. Rápidamente escribí: «Estimado Adrián,
¿sería usted tan amable de redactar y mandarme su demostración? Muchas gracias». Le
entregué el texto a Conchita para que la mecanografiara y lo enviara a la dirección de Maello.
Al cabo de un mes, Pelayo me mando su respuesta. Esta vez, su carta constaba de cinco o seis
folios por las dos caras, cubiertos de lemas, proposiciones y teoremas. Nunca olvidaré las
sensaciones que me brotaron al leer esta carta, al leer por vez primera las matemáticas de
Pelayo...
Dicen que es de sabios admitir y corregir los errores, y condenar las maldades que uno comete.
Espero que no sea demasiado tarde para mí y que este testamento público sirva como
penitencia después de mi muerte. Lo que sentí al leer la carta de Pelayo no fue alegría, ni
admiración, ni nada que se le parezca. La envidia más cancerígena nublaba mi mente. Pelayo
había clavado una estaca en mi orgullo y cada lema, cada proposición, cada teorema hacía que
esta afilada estaca penetrara y se retorciera sin piedad dentro de mí, dejando astillas tras de sí
que tardarían mucho en desaparecer.
Pelayo añadía al texto comentarios a tal efecto: "naturalmente", "claramente", "no podría ser de
otro modo", "sólo hay una alternativa posible", etc. Y cada uno de estos comentarios, aunque
Pelayo los
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Sociedad RAMAMSEM
escribió sin malicia alguna, me los tomaba como una afrenta personal, como si Pelayo me
estuviera diciendo «¿cómo no se le ha ocurrido esto? ¡Es obvio!». Al acabar de leer su carta,
mis sienes palpitaban de la rabia y las mejillas ardían como si me hubieran abofeteado
duramente. Pelayo había incluido una posdata: "No sabe usted bien cuanto me ha ayudado
proponiendo este problema.
Espero con impaciencia a que me mande otros. Le estaré muy agradecido señor Blasco".
Inmediatamente, llamé a gritos a mi secretaria y le ordené que encontrara Maello en un mapa y
me consiguiera transporte hasta tal localidad, cuanto antes mejor. Conchita replicó «pero Don
Emiliano, ¡tiene usted que dar clases mañana, que hoy es martes!». «Invéntese cualquier
excusa, no me importa cual. Estaré de vuelta el lunes y daré una doble ración de clases
entonces». A las pocas horas estaba en un tren camino de Ávila y desde allí iría en una
camioneta hasta Maello.
Permitan que haga una pequeña pausa pues quisiera explicar la razón por la que Pelayo hacia
matemáticas. Quizá deba comenzar diciendo que Pelayo nació y murió en Maello, provincia de
Ávila. Tengo constancia de que Pelayo hizo más de un viajé a Madrid y otros tantos a la capital
de Ávila, pero vivió en su casa de la Calle de Sin Nombre la gran parte de su vida. Adrián luchó
junto a su padre en la Guerra Civil (nunca me dijo en que bando, aunque me imagino cual). Los
dos fueron encarcelados durante la guerra y su padre fue fusilado en prisión. Al finalizar el
conflicto, Pelayo volvió a la casa de Maello con su madre. Fue entonces cuando conoció a
Mariana, una chica del cercano pueblo de Velayos. Después de un breve cortejo, los padres de
ella aceptaron el compromiso y los novios se casaron por la Iglesia. Mariana se mudó con
Pelayo y su madre a la casa de la Calle de Sin Nombre.
Mariana se quedó embarazada al poco tiempo y tuvieron su primer hijo, al que llamaron Alonso.
Eran tiempos muy felices para Pelayo y Mariana. Él trabajaba la tierra durante la primavera y el
verano y ejercía de pastor de un rebaño mixto de ovejas y cabras en el otoño y el invierno. Ella
cuidaba de Alonso y convivía en paz con Doña Juana de Pelayo, que no es poco. En 1948,
Mariana volvió a quedarse en cinta pero a los siete meses de embarazo empezó a tener
problemas. El parto fue prematuro y complicado. El bebe murió y a Mariana se le fue la vida.
Pelayo lo perdió todo.
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Sociedad RAMAMSEM
Muchos años más tarde le pedí a Pelayo en una de mis cartas que me explicara que es lo que
le atraía de las matemáticas. Adrián me respondió en otra carta, que todavía conservo:
No había un momento en mi vida que no pensara en ella. Alonso perdió a su madre, pero
también perdió a su padre aquel día. Mi madre se ocupaba de mi hijo mientras yo permanecía
inerte. Pasaba los días encerrado en mi alcoba. Tumbado en la cama. Mirando al techo.
Intentando recordar la voz de Mariana. Su tacto. Su forma de ser. Sus dichos. Su sonrisa.
Paso un año. Yo seguía pensando en Mariana a cada momento. Miraba a mi hijo y veía que
Alonso necesitaba a un padre y no a un fantasma miserable como era yo esos días. Pues,
decidí que olvidaría a Mariana por el bien de mi hijo. Volví a trabajar el campo y a pastorear,
pero los recuerdos me seguían torturando. Fui a hablar con el cura del pueblo. Su consejo fue
que leyera la Biblia. La leí entera dos veces pero no encontré la paz que me prometió el cura,
aunque la lectura me mantenía distraído a ratos. La casa consistorial de Maello tiene una
pequeña biblioteca y me empecé a leer todos los libros que allí encontré. Solo había oído hablar
del Quijote y éste fue el primer libro que leí. Cuando lo acabé, volví a la biblioteca. No conocía
el titulo de ningún otro libro así que comencé a leerme todos los libros por orden alfabético de
acuerdo al apellido del autor. No me importaba el contenido o el tema, lo único que me
importaba era que cada libro alejaba mi mente de Mariana, aunque sólo fuera por unas horas.
Libro tras libro, pronto terminé de leer la pequeña colección de literatura de Maello. La última
estantería de la biblioteca albergaba los diccionarios y los manuales que se utilizaban en la
escuela. Allí encontré el antiguo libro que se utilizaba en clase de matemáticas cuando yo era
niño. "Álgebra y Geometría" se llamaba. Con curiosidad de si me acordaría de algo, abrí el libro
e intenté resolver uno de los problemas al azar. Era un simple problema de trigonometría pero
no pude con él. Por tanto, me llevé el libro a casa y empecé por el principio, haciendo todos los
ejercicios.
Las novelas mantenían mi mente ocupada mientras leía pero, cuando me detenía, Mariana y la
tristeza volvían a perseguirme. Sin embargo, los problemas matemáticos me los podía llevar
conmigo al campo. Antes de salir por la mañana, memorizaba tantos enunciados como me
fuera posible y pensaba en soluciones mientras araba la tierra. Cuando leía por la noche un
69
Sociedad RAMAMSEM
Al poco tiempo había resuelto todos los ejercicios de todos los libros de matemáticas en Maello.
El primer sábado de cada mes viajaba a Ávila para comprar libros de matemáticas, o para
pedirlos prestados en la biblioteca. Al cabo de un año, la biblioteca de Ávila también se quedó
pequeña. Dio la casualidad que fue entonces cuando un primo del que no sabía nada desde
antes de la guerra me escribió desde América para saber de la familia. En mi carta le hablé del
fusilamiento de nuestros padres y de la muerte de mi mujer. También le pedí como un gran
favor que me mandara libros de matemáticas si encontraba alguno. Y de paso, mandé otra
versión de la carta a otro primo que vivía en París, pidiéndole el mismo favor.
Mi familia es humilde pero muy trabajadora. Mis primos hicieron fortuna en sus respectivos
países a base de trabajar honradamente cada día de sus vidas. Parece ser que sus negocios
prosperaban y, apiadándose de su primo pobre y malaventurado, los primos comenzaron a
mandarme por correo cada libro de matemáticas que se cruzaba en su camino.
Y yo leía de mi propia colección de libros todas las noches, y por el día meditaba sobre los
teoremas, las demostraciones y los problemas propuestos. Estos ejercicios mentales me
salvaron la vida, me apartaron del recuerdo de Mariana, y mi hijo Alonso recuperó a su padre.
Poco a poco el flujo de libros provenientes del extranjero se agotaba pero usted, Don Emiliano,
se cruzó en mi vida al verle en el NO-DO. No se imagina cuanto me ayudan los problemas que
usted me facilita».
70
Sociedad RAMAMSEM
antídoto para mi irreverente ego. Como mencionaba antes, la primera vez que leí uno de sus
escritos matemáticos, la envidia quemaba mi cuerpo por dentro. No podía creerlo, no quería
creerlo y de camino a Ávila pensé en mil posibilidades descabelladas. Este humilde labrador
llamado Pelayo era incapaz de encontrar la solución de un problema que yo había sido incapaz
de resolver. Debía haber otra explicación. Era imposible. Impensable. Inverosímil. Simplemente
absurdo. ¡Qué engreído que era yo! Pido sincero perdón a todos aquellos que tuvieron que
padecer mi soberbia infinita.
El tren me llevó hasta Ávila capital, donde hice noche en una pensión. Pasé la noche sin dormir,
releyendo los folios de Pelayo, intentando encontrar el error que me pondría de nuevo por
encima de él, pero no había tal. Al contrario, cada lectura revelaba nuevos matices que sólo
recalcaban la brillantez de la demostración.
De madrugada, me monté en una camioneta cargada con el correo, periódicos y algunas frutas
de temporada. Fuimos desde Ávila a Berrocalejo de Aragona y de allí a Mediana de Voltoya.
De Mediana hasta Villacastín pasando por Aldeavieja. Y desde Villacastín a Maello. Cuando
llegamos a Maello, el conductor me despertó de un grito, «¡Señor Ministro, que ya hemos
llegao!»
«Yo soy la viuda de Pelayo, ¿y qué quieres mozalbete?», dijo con mucha curiosidad,
inspeccionando mi atuendo de arriba a abajo. Les recuerdo que yo era un veinteañero mientras
que Doña Juana ya debía de rozar los mil años, por su aspecto. Aun así, vivió otros treinta años
y tras enterrar a su hijo, se dejó morir alegando que ya era hora.
«¡Lo qué!, hable más alto que no oigo bien de este oído», dijo ella, refiriéndose a su severa
sordera. Daba igual a que oído hablarle, había que hacerlo a gritos. Tras repetírselo varias
veces, me entendió y me dijo:
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«Hombre, no dé esas voces que es muy temprano. Adrián está en el campo, no volverá hasta la
tarde. Esperele tranquilo en la casa si quiere, yo le hago un café, ¿quiere un cafelito?».
«No señora, no bebo café, gracias... ¡que digo que no bebo café, gracias! Y dónde dice que
está Adrián, quisiera ir a verle... ¡que quisiera ir a ver a Adrián!», le dije gritando.
«¡Anda!, pero como va a ir así al monte, vestido de Domingo», dijo señalando mis pantalones
de vestir y mis zapatos. Juana se echó a reír con los brazos en jarras, mirando a los lados para
ver si había alguna vecina que riera su gracia.
Juana sacudió la cabeza resignándose, como diciendo "allá usted". Me dijo que fuera por la
Calle de los Palomarejos hasta la carretera a Velayos y siguiera todo tieso, cruzando un rió
seco y luego subiera un monte. Al llegar a la cima del monte, miré a mi alrededor mientras me
recuperaba de la fatiga. Al otro lado de un pequeño valle había otro monte en el que pastaba un
rebaño. Supuse que estas eran las ovejas de Pelayo, así que me dirigí en esa dirección.
Mientras subía la siguiente colina, vi a Pelayo recostado en una encina en la cumbre del monte,
embebido en la lectura de un libro. Cuando ya estaba cerca de llegar, me tropecé causando un
gran estruendo en la apacible tranquilidad de la mañana. Pelayo, sobresaltado, al verme se
acercó y me ayudó a levantarme. Un par de ovejas también se acercaron, y comenzaron a
balar, a modo de burla.
«Pero, ¿qué hace usté aquí señor Emiliano? Por poco se escalabra».
«He venido a verle, Pelayo. Perdone que me presente así de repente pero necesitaba hablar
con usted. ¿Escribió usted esto?», tenía en mis manos su última carta. Pelayo me miraba
confundido. Echó un vistazo a los papeles y al reconocer su letra, asintió perplejo.
«No le entiendo señor Emiliano... sólo he hablado con usté de este problema».
La obcecación me cegaba. No sabía muy bien por qué había ido hasta Maello ni qué era lo que
esperaba que Pelayo respondiera. Estaba agotado y las rodillas comenzaban a resentirse de la
caída. Me senté en el suelo bajo la encina y Pelayo se sentó a mi lado. Las dos ovejas burlonas
se recostaron a nuestro lado, mirándome curiosas por si me caía de nuevo. En el suelo yacía el
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libro que Pelayo estaba leyendo, abierto de par en par. Era la obra maestra "Die Idee der
Riemannschen Fläche" (el concepto de una superficie de Riemann) de Hermann Weyl.
Ninguno de los dos hablaba y los dos mirábamos al horizonte, absortos en nuestros
pensamientos. Un perro ovejero se acercó hasta la encina y las dos ovejas burlonas se
marcharon de mala gana.
«La demostración que ha escrito usted, Pelayo, es magnífica. No sé como lo ha hecho, pero es
un trabajo estupendo», dije sin mirarle a los ojos, tragándome mi orgullo. Respecto a la
importancia de la carta de Pelayo, basta decir que el trabajo de Pelayo inauguraba un método
que podría conducir (y finalmente condujo) a la demostración de la Conjetura de Poincaré.
«Gracias señor Emiliano... es un gran halago viniendo de usté», dijo Adrián con voz humilde.
«Ha resuelto el problema que le propuse, y mucho más. ¿Me pregunto si ha pensado usted en
esta otra posibilidad?», y le expliqué en pocas palabras una idea que me había venido a la
cabeza al leer la carta de Pelayo.
«Déjeme pensar en ello», dijo Pelayo pensativo. «Debe estar usté hambriento y hay que curarle
esa herida». Se levantó y con un par de silbidos puso al rebaño en movimiento. Su perro salió
disparado, aullando ferozmente y enseñando los dientes a las ovejas, dirigiéndolas colina abajo.
Nos pusimos en marcha hacia el redil, Pelayo caminando ágil por el campo y yo siguiéndoles a
duras penas con mi cojera. Cuando el rebaño estaba en su refugio, caminamos de vuelta hasta
Maello.
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En la casa de la Calle de Sin Nombre, Doña Juana nos esperaba con la mesa puesta y un
cocido leones en el cazo que se podía oler desde las afueras de Maello. Los chorizos y
morcillas de León (de donde era Juana) ya estaban en la mesa y Alonso, el hijo de Pelayo,
esperaba impaciente nuestra llegada para hincarle el diente al festín que su abuela había
preparado en mi honor.
«¡Válgame Dios! Mire que se lo dije señorito, se ha puesto hecho unos zorros. Quítese los
pantalones y se los remiendo en un momento. Y aquí tiene el botiquín... un poco de alcohol
para esa herida que tiene un aspecto muy feo».
«No se preocupe señora, es sólo un raspón», dije yo, pero Juana no me escuchó o no me quiso
escuchar. Tras limpiarme la herida con alcohol, me dio prestados unos pantalones de Pelayo.
«Madre, deje al señor Emiliano en paz y vamos a comer algo, que se va a enfriar», dijo Adrián,
y Alonso asintió hambriento.
Acabamos de comer y Pelayo me indicó que subiera con él al piso de arriba. «Quiero enseñarle
algo en mi alcoba», me dijo. En su habitación había una cama, un armario y un gran baúl, todo
de madera, hecho a mano al estilo rústico. Pelayo se inclinó y abrió el baúl, apartándose para
que yo lo inspeccionara. Al ver mi cara de sorpresa, sonrió satisfecho.
No salía de mi asombro. Mi cara estaba iluminada, como si estuviera mirando dentro del Arca
de la Alianza. De algún modo, sabía que el secreto de Pelayo se encontraba en estos libros y
mi mente estaba trabajando a destajo, intentando comprender este misterio. Abría un libro al
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azar,sacudía las pajas, y leía los comentarios que Pelayo había escrito en los márgenes. La
mayoría de estos comentarios eran simples traducciones de palabras inglesas, francesas o
alemanas poco comunes. Pero también había cálculos garabateados, imposibles de descifrar.
Ardía en deseos de leer sus cuadernillos pero hubiera sido descortés.
No recuerdo cuanto tiempo pasé revisando sus libros. Pelayo se había sentado en su cama y
me miraba con calma. Cuando me detuve y cerré el baúl, me dijo:
«Señor Blasco, creo que sí que sé resolver el otro problema del que me habló usté allá en el
monte».
Las campanas de la iglesia del pueblo repicaban a misa, mas en mi mente tocaban al funeral de
mi carrera como matemático. Con mi orgullo pulverizado, y mis ojos a punto de lagrimar, me
volví para mirar a Pelayo y le rogué que me explicara la solución. Mientras Adrián hablaba, yo le
miraba fingiendo prestar atención, pues muy pronto me había perdido en el fino hilar de sus
argumentos. Mi mente estaba en otra parte, estudiando el rostro de Pelayo, intentando
comprender por qué este hombre tenía una capacidad para la matemática con la que yo sólo
podía soñar. Con una mente como la suya, no había necesidad de mentes lentas e inútiles
como la mía. El problema que yo intentaba resolver desde hace meses, Pelayo lo había
digerido, resuelto y generalizado en una tarde.
Cuando Pelayo concluyó su explicación, le dije «Pelayo, va a tener que redactarlo todo para
que yo pueda asimilarlo».
Estuve otros tres días en la casa de la Calle de Sin Nombre. Pelayo madrugaba y se marchaba
con el rebaño al monte, con un cuaderno donde redactaba para mí la demostración. Yo
esperaba su llegada en la casa leyendo y releyendo las páginas que Pelayo había escrito el día
anterior. El sábado por la noche acabé de leer y comprender sus argumentos. El sentimiento
era de nuevo de dolor al confrontar la superioridad de su obra. Sin embargo, el asombro por la
brillantez de la demostración solapaba la envidia.
«Pelayo, es un trabajo fantástico. Tiene que publicarlo, yo le puedo recomendar una revista de
investigación y le digo como preparar el artículo». No había duda de que el artículo estaba al
nivel de los "Anales de Matemáticas", una de las publicaciones americanas más prestigiosas.
«Se lo agradezco Don Emiliano, pero no tengo ningún interés en publicar nada».
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«No gracias, quiero quedarme en mi pueblo. Tengo un hijo y una madre que cuidar. No me
interesa ninguna fama, gracias. Esto es un pasatiempo para mí, me ayuda mucho, no lo sabe
usté bien. Pero eso es todo».
«¡No lo entiende! ¡Esto es de la mayor importancia! ¡Hay que publicarlo para que todos los
matemáticos conozcan sus resultados! ¡Hay que publicarlo!», dije a gritos, con gran excitación.
«Bueno, pues publíquelo usté señor Blasco. Pero no me líe a mí», dijo Pelayo, «que bastante
tengo yo con lo mio».
«Ni hablar Pelayo, no, no, no. Usted ha descubierto estas demostraciones, a usted le
corresponde el prestigio y el reconocimiento».
«No quiero prestigio, no quiero fama y no quiero que nadie me reconozca. No lo necesito. Si
usté considera que esto es tan importante, publíquelo usté que ya tiene algo de fama, pero a mí
ni me nombre, se lo pido por favor», Pelayo me miraba con severidad. Yo no comprendía nada.
En aquel momento yo no sabía nada sobre la muerte de Mariana y los recuerdos que torturaban
a Pelayo. Y mi juventud, mi arrogancia y mi hambre por convertirme en un matemático de gran
fama internacional me impedían comprender por qué Pelayo rechazaba de plano su
oportunidad de lograr la inmortalidad en la historia de la ciencia. Estaba a punto de replicar una
vez más cuando Adrián me interrumpió, «está decidido pues. Usté lo publicará bajo su nombre.
Vamos a la cocina que la señora Juana debe tener la cena lista». Y los dos cenamos en
silencio, mientras Juana y Alonso se cruzaban miradas furtivas, preguntándose qué había
ocurrido.
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Estos resultados son de gran importancia y han de ser publicados. La decisión ha sido tomada
por Pelayo, es su voluntad. Es sólo un artículo. Y que más da que lo publique él o lo publique
yo. Al fin y al cabo, yo le propuse el problema, yo le puse en el buen camino. Si Pelayo cambia
de opinión, yo seré el primero en decir la verdad, por supuesto... pero, ¿y si alguien se
enterara? ¿y si alguien me delata? Absurdo, nadie lo sabe, nadie lo sabrá. Es por el bien de la
Matemática. Ha de ser publicado. No hay otra opción. Pelayo, no me deja usted otra opción».
Por el bien de la Matemática... ¡cuanta hipocresía! Mis ansias de grandeza nublaban mi juicio.
Sabía perfectamente que este artículo catapultaría mi carrera. Con este trabajo lograría la
notoriedad que tanto anhelaba. Ahora que soy viejo y a punto de morir siento tanta vergüenza
de mí mismo. No espero que éste escrito redima mis pecados, pero al menos mi conciencia
quedara tranquila.
Cuando Conchita llegó por la mañana, se pegó un susto de muerte al encontrarme dormido en
el sofá de mi despacho. Le pedí que dejara todo lo que tuviera entre manos y mecanografiara el
manuscrito lo antes posible. Al día siguiente estaba listo y mandamos una copia a los Anales de
Matemáticas, para su publicación. No fue ninguna sorpresa que el artículo fue aceptado
rápidamente (o mejor dicho, con tanta presteza como era posible en aquellos tiempos). Y al
mismo tiempo, empezaron a llegar invitaciones para dar charlas en los seminarios de
matemáticas más prestigiosos: París, Gottingen, Harvard, Princeton... Viajé muchísimo aquellos
meses y allá donde iba los matemáticos más brillantes alababan mi trabajo. Y me hacían
preguntas interesantísimas,
«¿y ha pensado usted en esta variante de sus teoremas?». Yo tomaba nota y en cuanto tenía
oportunidad, escribía a Pelayo. Le mandaba libros y artículos de investigación, y le proponía
aquellos problemas que yo no sabía resolver.
Por su parte, en el recóndito Maello, Pelayo recibía mi correspondencia con gran entusiasmo.
Mi constante bombardeo de preguntas difíciles e interesantes le mantenían distraído y cada día
Mariana parecía estar más lejos. En los dos años siguientes, Adrián produjo los teoremas que
yo considero de mayor interés, los cuales aparecieron publicados en mis primeros tres artículos
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en los Anales. Y cuanto más producía Pelayo, más normalidad regresaba a la casa de la Calle
de Sin Nombre. Me escribía a menudo y me ponía al corriente de sus avances. En alguna
ocasión, en mis cartas le preguntaba si había cambiado de opinión y si quería publicar su
trabajo bajo su propio nombre. He de confesar que el temor a una respuesta afirmativa era tan
apabullante que me hacía perder el sueño. Pero Pelayo nunca cambio de opinión, para mi gran
alivio.
Pasaron los años y poco a poco me daba cuenta de que había vendido mi alma al Diablo y,
como en todas las transacciones con el Diablo, no había marcha atrás. Mientras que Pelayo
recuperaba su felicidad yo, por el contrario, cada día me veía a mí mismo con más claridad
como el gran impostor que era. Me despreciaba por llevar a cabo este engaño masivo. El precio
de mi notoriedad era demasiado alto pero al mismo tiempo, mi ansia por la fama era como una
bestia que necesitaba ser alimentada a menudo. Recibí varias menciones y premios por los
trabajos en geometría y topología que satisficieron mi ego por una temporada pero necesitaba
más, mucho más.
Quería pasar a la historia. Quería ser el matemático más conocido de todos los tiempos. Era el
momento de cambiar de tema para demostrar a la comunidad matemática que mis habilidades
iban mucho más lejos de la geometría y que podía atacar problemas duros en cualquier área,
como los grandes matemáticos de antaño. Fue entonces cuando propuse a Pelayo que
trabajara en demostrar la conocida Hipótesis de Riemann, uno de los problemas fundamentales
de la matemática que las mentes más brillantes han sido incapaces de resolver hasta la fecha.
Nadie sabe como atacar este problema, su dificultad es abrumadora. Yo sabía que cualquier
avance que Pelayo lograra, por pequeño que fuera, sería el trabajo que me proporcionaría los
honores que yo tanto codiciaba. Por otra parte, deseaba conocer los límites de la capacidad de
Pelayo y la mejor manera era hacerle confrontar el problema más difícil. En verdad, también
deseaba en secreto que Pelayo fracasara, para herir su orgullo del mismo modo que él me
había herido a mí.
Y ocurrió que Pelayo, siendo humano y mortal como los demás, fracasó en su intento de
demostrar la hipótesis de Riemann. Y como tantos otros matemáticos antes que él, Pelayo se
obsesionó de tal manera con esta conjetura que se olvidó de Mariana por completo. Pero la
Hipótesis de Riemann fue mil veces peor que el recuerdo de Mariana. Pelayo pasaba día y
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noche, leyendo libros, artículos, intentando nuevos ataques que a la postre resultarían fallidos y
pensando y pensando en la conjetura, en sus consecuencias y sus posibles causas. Trabajó
incesantemente por casi diez años, desde mediados de la década de los setenta hasta su
muerte. Me escribía cartas a menudo describiendo sus esfuerzos. Y yo sabía la tortura a la que
Pelayo estaba sometido. Sabía que la conjetura le perseguiría en sueños y también despierto,
allá donde fuera. Pero en vez de proponerle otros problemas quizá más asequibles, le animaba
a que siguiera atacando la Hipótesis.
Aunque Pelayo pensaba que su trabajo no había dado fruto, esto no era cierto. Los resultados
parciales no satisfacían a Pelayo, que sólo consideraba la Hipótesis como su único objetivo
final.
Pero en su intento de demostrar la Hipótesis, Pelayo desarrolló lo que hoy se conoce como la
teoría de funciones zeta de Blasco (en mi honor), de gran importancia en la teoría de números.
Y fue esta teoría, en conjunción con mi impresionante trayectoria, por la que me otorgaron los
galardones más prestigiosos que un matemático puede recibir. El asco que me daba a mí
mismo me corroía por dentro. No sólo era un impostor, también estaba destruyendo a Pelayo.
Pero al mismo tiempo, cada vez que mi trabajo era alabado en público... ¡era como una droga!
El día cinco de Octubre de 1985 recibí un telegrama de Pelayo. Estaba muriéndose y quería
verme. Al día siguiente conduje hasta Maello. Nada había cambiado desde aquel otoño del 56
cuando le visité por primera vez. En verdad, esta parte de España no parece haber cambiado
en siglos. Quizá alguna autopista nueva cruza la meseta, pero las encinas siguen allí, en su
letargo, esparcidas por el mar seco y amarillento de trigo y cebada.
En la casa de la Calle de Sin Nombre, Adrián yacía en su cama en muy mal estado, mientras la
señora Juana preparaba ya el velatorio en el salón de la casa con la ayuda de unas vecinas,
todas vestidas de riguroso luto. Al verme, Pelayo sonrió, tosió varias veces y me indicó que me
sentara a su lado. Alonso, que estaba haciendo compañía a su padre, salio de la habitación,
mirándome con desprecio y sin cruzar palabra.
«Emiliano, me alegro de que hayas podido venir». Era la primera vez que me tuteaba. No hay
necesidad de formalismos cuando uno esta a punto de morir, y mucho menos con aquel que ha
propiciado la muerte. «No sabía si estabas en Madrid o viajando». Tosió de nuevo y me dijo que
tomara unos documentos de su mesilla. «Son para ti».
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Así termina el testamento de Don Emiliano Blasco de la Pena. De nuevo, nuestra intención al
difundir este documento es cumplir con la voluntad de Don Emiliano y también creemos nuestro
deber el ofrecer a la comunidad matemática todos los datos de los que disponemos. Ahora es el
momento de reflexionar sobre las palabras de Don Emiliano, pues llegará el momento en que
tengamos que tomar algunas decisiones difíciles sobre su legado. Quisiéramos concluir citando
al propio Blasco de la Pena, con un enigmático párrafo que fue parte del discurso que él mismo
medalla Fields:
«Las demostraciones, las conjeturas, los teoremas... no pertenecen a nadie, nadie los inventa
sino que se descubren como si de un yacimiento arqueológico se tratara. Permanecen ocultos
por siglos, milenios, hasta que alguien tiene la suerte de buscar en el lugar y el momento
apropiado. Las teorías que se me atribuyen, no son mías, nunca lo han sido. Sería muy fácil
insinuar que estos resultados son fruto de mi genialidad, pero simplemente no es así. Es cierto
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que yo he encontrado tales teoremas y los he puesto al conocimiento de todos ustedes, como
es mi deber de matemático, pero no me puedo atribuir mérito intelectual alguno por su
descubrimiento. No lo merezco».
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Paridad
Decimos que un número entero es par si éste es divisible entre dos, y que es impar si no es
divisible entre 2. Este concepto, a pesar de su simplicidad, aparece en la solución de todo tipo
de problemas, y resulta ser muy útil para resolverlos, incluyendo algunos que son realmente
difíciles.
Debido precisamente a la gran simplicidad de este tema, podemos resolver muchos problemas
interesantes sin necesidad de muchos conocimientos previos.
Es fácil convencerse de que: “Todo número natural es par o es impar”.
Además, cualquier número par puede ser expresado de la forma 2k, y cualquier número impar
puede ser expresado de la forma 2k + 1, o bien 2k – 1, para algún valor entero de k.
Algunos hechos son los siguientes:
1) La suma de dos números pares es par.
2) En general la suma de números pares es par.
3) La suma de dos números impares es par.
4) La suma de una cantidad par de números impares es par.
5) En general la suma de una cantidad impar de impares es impar.
6) La suma de un par y un impar es impar
7) En general la suma de pares e impares dependerá del número de impares que haya en la
suma, es decir, si la cantidad es par la suma es par, si la cantidad es impar la suma es impar.
Definición de Paridad.
Se dice que dos números tienen la misma paridad si ambos son pares o ambos impares.
1) La suma de dos números con la misma paridad es par.
2) La suma y la cantidad de impares en la suma tienen la misma paridad.
A continuación, presentamos una serie de problemas con solución, para mostrar cómo es de
utilidad el uso de este concepto.
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Problema 1.
María y sus amigos están sentados formando un círculo, de forma que los dos vecinos de cada
amigo son del mismo sexo. Si de los amigos de María 5 son hombres. ¿Cuantas mujeres hay?
Solución:
Hay 5 mujeres. Para ver esto, recordemos que los vecinos de cualquier persona son del mismo
sexo, por lo que las mujeres y los hombres están alternados, entonces hay la misma cantidad
de hombres que de mujeres.
Problema 2.
Siete engranes están acomodados en una cadena como se muestra en la siguiente figura.
¿Pueden todos los engranes rotar simultáneamente? Explica tu respuesta.
Solución:
La respuesta es no. Numeremos los engranes sucesivamente del 1 al 7 empezando por
cualquiera de ellos. El primer engrane debe girar en algún sentido, digamos que en el de las
manecillas del reloj. Entonces el segundo engrane debe girar en sentido contrario al de las
manecillas del reloj, el tercero en el sentido de las manecillas del reloj y así sucesivamente.
Resulta claro entonces que los engranes “impares” deben girar todos en la misma dirección, y
los engranes “pares” deben girar todos en la otra dirección. Pero entonces el primero y el
séptimo engranes, que son adyacentes, deben girar en la misma dirección, lo cual es imposible.
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Observación:
Como en el caso del problema anterior, muchos problemas que se resuelven utilizando
argumentos de paridad tienen que ver con situaciones imposibles. Por ello, cuando en un
problema se pide determinar si algo es posible o no, generalmente la respuesta es no.
Problema 3.
Un nadador para entrenar realiza sesiones de entrenamiento de 3, 5 y 7 Km. Su entrenador le
recomienda entrenar un total de 35 Km. ¿Podrá realizarlos en 10 sesiones?
Solución:
No es posible. Como en cada sesión debe nadar un número impar de kilómetros, entonces en
10 sesiones nadará un número par de kilómetros, por lo que nunca podrá ser 35.
Problema 4.
¿Es posible dibujar una línea quebrada de 11 segmentos, cada uno de los cuales se interseca
(internamente) exactamente con uno de los otros dos segmentos?
Solución:
No es posible. Si fuera posible, podemos partir los segmentos en parejas de segmentos que se
intersecan, como cada segmento se corta con otro segmento y solamente con uno, tendremos
que los segmentos se agrupan en parejas y entonces el número de segmentos debe ser par, lo
que es una contradicción.
Problema 5.
Demostrar que un polígono cerrado que no se intersecta a si mismo y cuyos lados son
verticales u horizontales, tiene un número par de lados.
Solución:
Demos a los lados del polígono una letra de la siguiente manera: H a los horizontales y V a los
verticales, las letras H y V también se alternan, y como la figura es cerrada al recorrer los lados
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Nota: Si los objetos se pueden ir alternando, siendo estos de dos tipos, tenemos que:
a) si iniciamos y terminamos con objetos del mismo tipo, el número total de objetos es impar y si
b) iniciamos con un objeto de un tipo y terminamos con un objeto del otro tipo, el número de
objetos es par.
Problema 6.
Un gusano se desplaza verticalmente sobre un árbol. Cada día puede solamente subir o bajar.
Si el primer día recorre 1 cm., el segundo día recorre 2 cm., y así sucesivamente, ¿será posible
que después de 17 días el gusano se encuentre en el lugar donde partió?
Solución:
No es posible. Si fuera posible, tenemos que el conjunto {1, 2, 3,…, 17} se puede dividir en dos
conjuntos {a1,…, an} y {b1,…, bm}, las cantidades que el gusano va hacia arriba y las cantidades
que baja. Éstas cumplen las siguientes dos cosas:
a1 +…+ an = b1 +…+ bm, y a1 +…+ an + b1 +…+ bm = 1 + 2 +…+ 17 = 153,
pero la suma de dos números iguales no puede ser impar.
En estos problemas se puede observar que los argumentos utilizados permiten concluir que las
respuestas van en la dirección de "no es posible hacer tal cosa". En la mayoría de las veces, un
argumento de paridad sirve exactamente para eso: mostrar que un determinado hecho no
puede ocurrir. Esto no debe desanimar, por el contrario, sirve para convencerse y no gastar
tiempo en tentativas inútiles. Las experiencias son valiosas en el sentido de abrirnos los ojos
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para no insistir en caminos donde no hay soluciones y buscar a partir de ahí argumentos que
resuelvan definitivamente el problema.
Problemas Propuestos
1. Un saltamontes brinca a lo largo de una línea. En su primer brinco salta 1 cm, en el segundo
2 cm, y así sucesivamente. En cada salto él puede ir a la izquierda o a la derecha. Muestre que
después de 2001 saltos, el saltamontes no puede regresar al punto de partida.
3. Los números 1, 2, 3,…,..., 2002 se escriben en un pizarrón. Un alumno escoge dos de estos
números, los retira, y coloca en el pizarrón la diferencia (no negativa) de ellos. Después de
varias de estás operaciones queda escrito un solo número, ¿Es posible que éste sea el cero?
4. A un libro de 100 hojas, con las páginas numeradas del 1 al 200, se le desprendieron 25
hojas. Los números de las páginas desprendidas se suman, ¿puede esta suma ser igual a
2000?
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5. En un tablero de ajedrez, un caballo parte de una casilla y regresa a esa casilla después de
varios saltos (de caballo). Muestre que el caballo realizó un número par de movimientos.
6. El producto de 22 enteros es igual a 1. Muestre que la suma de estos números no puede ser
cero.
7. ¿Se pueden intercalar los símbolos “+” o “-” entre los números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11,
12 de manera que la suma sea 13?
8. Las 28 fichas de dominó están acomodadas en una cadena, de manera que el número de
puntos en los extremos unidos de un par de fichas adyacentes coinciden. Si uno de los
extremos de la cadena es un número 5, ¿cuál es el número en el otro extremo de la cadena?
9. Se escogen 45 puntos a lo largo de una línea AB, todos ellos fuera del segmento AB. Pruebe
que la suma de las distancias desde esos puntos al punto A no puede ser igual a la suma de las
distancias desde esos puntos al punto B.
10. Durante un congreso las personas van intercambiando saludos. Una persona será impar si
intercambia un número impar de saludos, y diremos que es par en caso contrario. Demuestre
que en todo momento hay un número par de personas impares.
11. Si a1, a2,…, an es una permutación de los números 1, 2, 3,…, n, muestre que si n es impar,
entonces el producto (a1 – 1) (a2 – 2) (a3 – 3) ··· (an – n) es par.
12. En una urna se colocan 2001 canicas marcadas con los números 1, 2,..., 2001. Se sacan al
azar 2 canicas de la urna, y se calcula la suma de los números en ellas.
¿Qué es más probable que la suma sea par o que sea impar?
13. Hay 2001 puntos en el plano. Dos jugadores A y B juegan a trazar líneas entre los puntos,
por turnos. Empieza A. Gana el primero que complete un ciclo.
¿Cuál de los jugadores tiene estrategia ganadora?
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14. Sobre una mesa se tienen 1999 fichas que son rojas de un lado y negras del otro (no se
especifica cuántas con el lado rojo hacia arriba y cuántas con el lado negro hacia arriba).
Dos personas juegan alternadamente. Cada persona en su turno hace una de las
siguientes dos cosas:
a) Retirar cualquier número de fichas, con la condición de que todas las fichas retiradas tengan
el mismo color hacia arriba.
b) Voltear cualquier número de fichas, con la condición de que todas las fichas volteadas tengan
el mismo color hacia arriba.
Gana el que toma la última ficha. ¿Cuál jugador puede asegurar que ganará, el primero en jugar
o el segundo?
15. Un polígono se dice que es ortogonal si todos sus lados tienen longitudes enteras y cada
dos lados consecutivos son perpendiculares. Demuestre que si un polígono ortogonal puede
cubrirse con rectángulos de 2×1 (sin que éstos se traslapen) entonces al menos uno de sus
lados tiene longitud par.
16. En el pizarrón se tienen escrito once números 1. Se permite tomar dos números y sumarle
uno a ambos, restarle uno a ambos, o sumarle uno a uno y restarle uno al otro. ¿Es posible
mediante estas operaciones tener escrito en el pizarrón once números 10?
18. En las casillas de un tablero de 3×3 hay 9 focos que cambian de estado (encendido y
apagado). Apretando un foco de la orilla del tablero, el foco cambia de estado junto con sus
vecinos (a los lados y en diagonal), y si apretamos el foco del centro, sólo cambian de estado
sus 8 focos vecinos.
Inicialmente todos los focos están apagados, ¿es posible que apretando sucesivamente los
focos se pueda llegar a que todos los focos queden encendidos?
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19. Los números 1, 2, …, 2002 se escriben en un pizarrón. Un alumno escoge dos de estos
números, los retira y coloca en el pizarrón la diferencia (no negativa) de ellos. Después de
varias de estas operaciones queda escrito un solo número. ¿Es posible que éste número sea el
cero?
21. ¿Será posible dividir la superficie de una esfera en un número impar de regiones
triangulares?
22. Tenemos 16 focos acomodados en un tablero de 4×4, todos apagados. Cada vez que
alguien toca un foco, éste cambia de estado junto con todos los focos de su fila y columna.
i) Demuestra que es posible, después de tocar los focos adecuados, que todos los focos
queden encendidos.
ii) Si el tamaño del tablero fuera de 5×5, ¿será posible terminar con todos los focos prendidos?
24. Muestre que si a, b, c son enteros impares, entonces la ecuación ax2 + bx + c = 0 no tiene
raíces racionales.
25. Demuestre que la suma de dos cuadrados perfectos impares no puede ser un cuadrado
perfecto.
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