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CONVERSIÓN

¿OUE ES LA CONVERSION?

La conversión es un cambio profundo de la mente y del corazón. El que se convierte se


da cuenta de que algo debe cambiar en su vida, y se decide a cambiar. La conversión a
Dios incluye apartar todo lo que aleje de Dios.

La predicación pública de Nuestro Señor Jesucristo empezó con una llamada a la


conversión: «se han cumplido los tiempos y se acerca el Reino de Dios; convertíos y
creed en la Buena Nueva« (Mc. 1, 15) Más adelante irá explicando las características
del Reino, pero desde un principio se advierte que hace falta una postura nueva de la
mente para poder entender el mensaje de salvación

La conversión exige que se dé primero un arrepentimiento del pecado:


El pecado mortal hunde sus raíces en la mala disposición del amor y del corazón del
hombre, se sitúa en una actitud de egoísmo y cerrazón, se proyecta en una vida
construida al margen de los mandamientos de Dios. El pecado mortal supone un fallo en
lo fundamental de la existencia cristiana y excluye del Reino de Dios. Este fallo puede
expresarse en situaciones, en actitudes o en actos concretos.
(C.v.e., p. 507)

Se puede decir, resumiendo, que: Pecado es todo acto, dicho o deseo contra la ley de
Dios.

El siguiente paso será abrir el corazón a la luz nueva: «Dios es luz y no hay en Él
tiniebla alguna» (1 Jn. 1, 5) San Juan explica las posibles actitudes ante la conversión,
diciendo: «Todo el que obra el mal, aborrece la luz, y no viene a la luz, porque sus obras
no sean reprendidas. Pero el que obra la verdad viene a la luz para que sus obras sean
manifiestas, pues están hechas en Dios» (Jn. 3, 20-21)

Todos los hombres llevan en su interior la posibilidad de una oposición a Dios. Por el
pecado original la naturaleza humana ha quedado debilitada y herida en sus fuerzas
naturales. La inteligencia se mueve entre oscuridades y cae fácilmente en engaños. La
voluntad se inclina maliciosamente hacia conductas pecaminosas. Las pasiones y los
sentidos experimentan un desorden que les lleva a rebelarse al impulso de la razón.

Esta inclinación al mal que todo hombre posee, se acentúa con los pecados personales y
con la influencia de ambientes corrompidos.
Convertirse es, en definitiva, cambiar de actitud, desandar el camino andado. Es una
vuelta a Dios, del que el hombre se aparta por la mala conducta, por las malas obras, es
decir, por el pecado.

Esa vuelta a Dios, que es fruto del amor, incluirá también una nueva actitud hacia el
prójimo, que también ha de ser amado.

EL REINO DE DIOS EMPIEZA CON LA CONVERSION PERSONAL


Para entrar en el Reino de los Cielos es preciso renacer del agua y del Espíritu; de esta
manera anunció Jesús a Nicodemo el comienzo del Reino de Dios en el alma de cada
hombre. Para esta nueva vida Dios envía su gracia.

La conversión unas veces será de un modo fulgurante y rápido, casi repentina; otras, de
una manera suave y gradual; incluso, en ocasiones, sólo llega en el último momento de
la vida.

En las parábolas del Reino de los Cielos es muy frecuente que el Señor lo compare a
una pequeña semilla, que crece y da fruto o se malogra. Con estos ejemplos indica que
el Reino de Dios debe empezar por la conversión personal. Cuando un hombre se
convierte, y es fiel, va creciendo en esa nueva vida; después va influyendo en los que le
rodean. Así se desarrolla el Reino de Dios en el mundo. El camino que eligió Jesucristo
fue predicar a todos la conversión, denunciar todas las situaciones de pecado e ir
formando a los que se iban convirtiendo a su palabra.

Jesús vino a traer la esperanza de que el problema del pecado tendría solución, y esta
solución resultaría en una respuesta por cada persona dividida en dos partes:

1. Arrepentimiento, Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y
vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor.
Hechos 3:19
2. Fe (creer) (Hebreos 11: 6)”Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de
los que le buscan”. La Fe es un ingrediente no solo necesario sino primordial en
la vida del creyente que desea agradar a Dios. Solo nuestra fe mueve a Dios de
donde está.

Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó
para nosotros tiempo atrás. (Efesios 2:1-10, )
Así que humíllense ante el gran poder de Dios y, a su debido tiempo, él los levantará
con honor. 7Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios,
porque él cuida de ustedes. (1 Pedro 5:6-7, )
¡Ánimo! Enfrenten a la justicia con humildad, reconociendo la culpabilidad de los
hechos de los que sean responsables, arrepiéntanse de sus pecados delante de Dios y
depositen su confianza enteramente en Él.

La invitación es entonces a arrepentirse y a creer y a acercarse con confianza a Dios.


Gracias a Jesús, el camino ha sido abierto y el Espíritu Santo nos muestra cómo llegar
allí:
Por lo tanto, ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que entró en el cielo, Jesús el Hijo
de Dios, aferrémonos a lo que creemos. Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras
debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros,
sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la
gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que
nos ayudará cuando más la necesitemos. (Hebreos 4:14-16,)
Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo
escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.
2 Crónicas 7:14

Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda
maldad.
1 Juan 1:9

Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan
tiempos de descanso de parte del Señor.
Hechos 3:19
Quien encubre su pecado jamás prospera;
quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.
Proverbios 28:13 |
Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento.
Mateo 3:8 |
El Señor su Dios es compasivo y misericordioso. Si ustedes se vuelven a él, jamás los abandonará.
2 Crónicas 30:9b |
El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene
paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan.
2 Pedro 3:9 |
Pero vayan y aprendan lo que significa: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios.”
Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores.
Mateo 9:13 |
Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»
Mateo 4:17 |
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los
inconstantes, purifiquen su corazón!
Santiago 4:8 |
Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.
Apocalipsis 3:19 |
Rásguense el corazón
y no las vestiduras.
Vuélvanse al Señor su Dios,
porque él es bondadoso y compasivo,
lento para la ira y lleno de amor,
cambia de parecer y no castiga.
Joel 2:13 |
Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que
por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
Lucas 15:7 |
Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente.
Ezequiel 18:32 |
Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas
partes, que se arrepientan.
Hechos 17:30 |
«Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas
nuevas!»
Marcos 1:15 | |
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
Lucas 5:32 |
Vuélvanse a mí,
y yo me volveré a ustedes
—afirma el Señor Todopoderoso—.
Zacarías 1:3b |
Les digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.
Lucas 15:10 |
—Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados
—les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.
Hechos 2:38 |
¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán, a menos que se arrepientan.
Lucas 13:3 |
Respondan a mis reprensiones,
y yo les abriré mi corazón;
les daré a conocer mis pensamientos.
Proverbios 1:23 |

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