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“EL CHANCHITO QUE QUERÍA SER HERMOSO”

(Historia elaborada por el Programa Aseguramiento de los Aprendizajes Básicos


sobre la base de El Paseo de campo de Don Chancho de Keiko Kasza)

Chanchito fue invitado por su amiga Chanchita a tomar el té. El


pequeño cerdo sentía gran admiración por su amiga y soñaba en que
ésta sintiera también gran admiración por él. Se bañó, se arregló
cuanto pudo y se fue feliz a casa de Chanchita.

Por el camino se encontró con el zorro.

- ¿A dónde vas tan apurado, Chanchito?


- A casa de Chanchita a tomar el té.
- Vas bien presentado, pero tu cola es muy pequeña. Ponte la
mía; en la tarde me la devuelves.

Chanchito, agradecido, se puso la cola del zorro y siguió su


camino.

- ¿A dónde vas, Chanchito? - preguntó el león.


- A tomar el té con Chanchita - contestó el pequeño cerdo.
- Pero tu cabeza es muy pelada - indicó el león. Toma, te presto
mi melena hasta el fin de la tarde.

Chanchito se puso la melena del león y retomó el camino a la casa de


Chanchita.

Lo vio, entonces, la cebra.

- Chanchito, apenas te reconocí con esa cola y esa melena.


- Voy a tomar el té donde mi amiga. El león me prestó su
melena y el zorro su cola.
- En ese caso, yo también te ayudo, expresó la cebra. Y,
sacándose su camisa a rayas, se la entregó al cerdito.

Éste siguió su camino y llegó a la casa de Chanchita. Tocó la puerta y


esperó anhelante. Se abrió la puerta, apareció Chanchita y...

-¡Auxilio, un monstruo! - gritó y cerró la puerta


estrepitosamente.

El pequeño cerdo sintió una gran vergüenza y corrió hacia su


casa. Devolvió la camisa a la cebra, la cola al zorro y la melena al
león.

Mientras caminaba hacia su casa, lo divisó la mariposa.


- ¿Qué pasó, Chanchito?, te ves muy triste.
- Tengo que ir a casa de Chanchita y no sé cómo presentarme.
- Fácil. Hay aquí una maceta con una bella flor.

Llegó de nuevo, Chanchito, a la casa de su amiga. Tocó la puerta y,


muy nervioso, esperó. Se corrió la cortina de una ventana y alguien
miró hacia afuera. Segundos después, se abrió la puerta y Chanchita
se abrazó a Chanchito mientras le decía:

- ¡Qué bueno que has llegado, Chanchito! Hace poco vino un


monstruo a tocar mi puerta. Felizmente, tú ya estás aquí.

Chanchito guardó silencio. Luego expresó:


- Te traje una flor.
- ¡Oh! – exclamó Chanchita – eres bueno, muy bueno, eres
gentil.

Chanchito no atinaba a decir ninguna palabra. Sólo se le oyó decir


muy despacio: “Gracias, Mariposa”.

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