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PARTE II • Capítulo 6

Síntesis del Clima de los Andes Tropicales


Rodney Martínez, Daniel Ruiz Carrascal, Marcos Andrade, Luis Blacutt, Daniel Pabón,
Ena Jaimes, Gloria León, Marcos Villacís, Juan Quintana, Edgard Montealegre y Christian
Euscátegui

Los sistemas atmosféricos de los Andes tropicales (entre 25°S y 10°N) se ven afectados por la
orografía (véase Josse et al., Capítulo 10), por los principales sistemas de circulación regionales
y por las corrientes oceánicas. Los principales factores que influencian el clima andino son la
presencia del bosque amazónico al este, el desplazamiento de la Zona de Convergencia Intertropical
(ZCIT), y la presencia de los vientos alisios al norte. A grandes alturas, la corriente en chorro y el
sistema permanente de alta presión del Pacífico Sur y el Atlántico Sur son importantes. La misma
topografía de la Cordillera Andina tropical con sus dos ramas principales, la Cordillera Oriental
y la Cordillera Occidental, también modula la formación de los sistemas de precipitación y las
variaciones de temperatura.

Este capítulo proporciona una visión general sobre nuestro conocimiento actual de la climatología
de los Andes tropicales, evitando detalles complejos acerca de los mecanismos físicos que hay
detrás de los procesos climáticos. A efectos de este capítulo, los Andes tropicales se han separado
en dos regiones: la septentrional (Colombia y Ecuador) y la austral (Perú y Bolivia). En ambos
casos describiremos la variabilidad decadal, interanual, estacional y diaria. El objetivo es proporcionar
una síntesis completa y comprensible de los principales factores que influyen sobre la variabilidad
y el cambio climático y también presentar las tendencias climáticas observadas en la región.
Esperamos que esta síntesis constituya un contexto informativo del papel presente y futuro del
cambio climático en las complejas dinámicas de distribución de la biodiversidad, gradientes
altitudinales, desplazamientos y otros procesos ecológicos analizados en distintos capítulos de
este libro.

Variabilidad Climática de los Andes Tropicales Septentrionales (Colombia- Ecuador)

Los Andes septentrionales se caracterizan por un clima muy húmedo, baja estacionalidad térmica
y marcadas variaciones diurnas de temperatura. La variabilidad de la temperatura es generada
por los gradientes altitudinales y la humedad del aire, ambos determinados por las condiciones
locales (Buytaert et al. 2006). Los gradientes ambientales cercanos a la superficie (como el

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Herzog, S. K., R. Martínez, P. M. Jørgensen y H. Tiessen (eds.)

descenso de la temperatura del aire con la altura) producen una fuerte zonificación ecológica
altitudinal. Estos gradientes muestran diferencias significativas entre las vertientes occidental y
oriental de los Andes y entre las diferentes laderas de los valles interandinos (Chaves y Jaramillo
1998; Ruiz et al. 2009). Regularmente se producen heladas y nevadas a alturas superiores a los
4000 m. Los patrones de precipitación están influenciados por la porción tropical del océano
Atlántico, el océano Pacífico y la cuenca del Amazonas. Aunque la precipitación es altamente
variable, los mayores óptimos pluviométricos se han observado a altitudes entre 1800- 2400 m
(Oster 1979; Vélez et al. 2000), franja altitudinal que alberga densos bosques nublados.

Variabilidad Decadal

La variabilidad climática a escalas temporales decadales o interdecadales está fundamentalmente


representada por la Oscilación Decadal del Pacífico (ODP). La ODP es un patrón exhibido por las
aguas superficiales del Pacífico norte a 20°N. La ODP pasa de las fases cálidas a las frías a escalas
de tiempo interdacadales (Mantua et al. 1997). Durante la fase cálida (o positiva), el Pacífico
occidental se enfría y parte del Pacífico oriental se calienta; durante la fase negativa, se produce
el patrón contrario. Aunque esta señal es más evidente en el Pacífico norte, existen cada vez más
pruebas de su influencia sobre América del Sur (Mantua y Hare 2002).

En particular, el cambio climático observado en el Pacífico en 1976-77 (cambio de fase en la ODP,


de negativo a positivo) estuvo asociado a cambios significativos en El Niño-Oscilación del Sur
(ENOS, discutido más adelante) (Trenberth y Stepaniak 2001) y a los cambios en las teleconexiones
de ENOS, y vinculado a la precipitación y temperaturas superficiales de América del Sur (Trenberth
1991; Trenberth y Hurrell 1994; Mantua y Hare 2002; Minobe y Nakanowatari 2002; Marengo
2004). Las causas de la ODP y del vínculo de sus dinámicas con ENOS siguen estando poco claras
(Newman et al. 2003; Schneider y Cornuelle 2005). Según Garreaud et al. (2008), las anomalías
en la precipitación y temperatura relacionadas con la ODP en América del Sur son espacialmente
similares a ENOS, pero su amplitud es aproximadamente la mitad que sus equivalentes en ENOS.
La superposición de las diferentes fases de ENOS y ODP podría en parte explicar los recientes
cambios en los efectos temporales y espaciales de ENOS sobre los Andes.

La ODP ha estado aparentemente en su fase fría desde el último episodio fuerte de El Niño en
1997-98. Desde 1999, concretamente, se ha incrementado la frecuencia de aparición de episodios
de La Niña en la cuenca pacífica, acompañados por unos pocos eventos de El Niño de débiles a
moderados. Los típicos patrones temporales y espaciales de desarrollo de los episodios de El
Niño/La Niña han sido diferentes a los anteriores impactos de ENOS experimentados en la década
de 1990 en la región andina. Esto sugiere ligeros cambios en las fases de inicio y declive (Garreaud
et al. 2008).

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Cambio Climático y Biodiversidad en los Andes Tropicales

Variabilidad Interanual

La principal forma de variabilidad interanual en los Andes septentrionales es el ENOS. El Pacífico


ecuatorial presenta una región de aguas relativamente frías al este llamada “lengua fría” y una
extensa zona al oeste con temperaturas superficiales del mar (TSM) muy cálidas denominada
“piscina cálida” (Rasmusson y Carpentier 1982; Philander 1990; Larkin y Harrison 2001). En
términos generales, los episodios de El Niño se caracterizan por un calentamiento de la lengua
fría, un desplazamiento hacia el este de la piscina cálida, un debilitamiento de los vientos del este
y un achatamiento de la pendiente de la termoclina zonal (una pronunciada variación vertical de
las temperaturas marinas) (Rasmusson y Carpentier 1982; Neelin et al. 1998). La Niña es lo
contrario a El Niño y está asociada con mayores diferencias zonales de la TSM, vientos del este
más fuertes y una termoclina más pronunciada (Larkin y Harrison 2001; Philander 1990).

Los episodios de El Niño y La Niña son la mayor fuente de variabilidad interanual en gran parte
de la región tropical de América del Sur (Ropelewsky y Halpert 1987; Aceituno 1988; Kiladis y
Díaz 1989; Marengo 1992; Dettinger y Díaz 2000). Debido a su importancia regional, ENOS ha
sido ampliamente analizado. Los efectos hidroclimáticos de ENOS sobre la región han sido
investigados por Hastenrarh (1976, 1990), Waylen y Caviedes (1986), Hastenrath et al. (1987),
Ropelewski y Halpert (1987), Aceituno (1988, 1989) y Kiladis y Díaz (1989), entre otros. Los efectos
de ENOS sobre Colombia han sido discutidos por Poveda (2002), Poveda (2004) y Tootle et al.
(2008). Los efectos de ENOS sobre Ecuador han sido descritos por Vuille (2000) y Villacís et al.
(2003). Los mecanismos físicos de las anomalías hidroclimáticas relacionadas con ENOS en la
región se evalúan en Vuille et al. (2000a), Garreaud et al. (2003) y Poveda et al. (2006).

Las dos fases de ENOS, El Niño y La Niña, afectan las distribuciones temporales y espaciales de
la precipitación en gran parte de América del Sur. En los Andes tropicales septentrionales, los
episodios de El Niño están asociados con una precipitación por debajo de lo normal, mientras
que ocurre lo contrario con los eventos de La Niña en los Andes colombianos (Poveda et al. 2001).
Un poco más al sur, la relación entre la precipitación y el fenómeno ENOS en los Andes ecuatorianos
no es uniforme. Sin embargo, parece que se produce una mayor variabilidad durante el período
lluvioso de octubre-mayo en comparación con el período seco de junio-agosto (Villacís et al.
2003).

Variabilidad Estacional

Uno de los principales factores generadores de variabilidad estacional en los Andes tropicales
septentrionales es la ZCIT. Esta banda de baja presión que rodea la Tierra cerca del ecuador es
la zona donde convergen los vientos alisios provenientes de ambos hemisferios. Su actividad
genera perturbaciones tropicales, nubosidad densa y precipitación de intensidad variable. La ZCIT
no es estacionaria y migra latitudinalmente durante el año (Mitchell y Wallace 1992). La inclinación
del eje terrestre determina el nivel de radiación solar que alcanza las diferentes latitudes y es la

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Herzog, S. K., R. Martínez, P. M. Jørgensen y H. Tiessen (eds.)

principal responsable del desplazamiento de la ZCIT de sur a norte en la primera mitad del año
y en dirección contraria en la segunda mitad. En la región tropical de América del Sur el ancho
promedio de la ZCIT fluctúa entre 300 y 500 km. Si bien la posición media de la ZCIT es 5°N
aproximadamente, el rango anual de desplazamiento va desde 6°S hasta 12°N (Mitchell y Wallace
1992).

La ZCIT pasa por los Andes centrales y septentrionales dos veces al año, determinando un ciclo
anual bimodal de precipitación. Los Andes colombianos experimentan marcadas estaciones
lluviosas (abril-mayo y septiembre-noviembre) y relativamente secas (diciembre-febrero y junio-
agosto) (Eslava 1993; Mejía et al. 1999; León et al. 2000; Poveda et al. 2007). Los trimestres
marzo-mayo y septiembre-noviembre se caracterizan así por una considerable cobertura de nubes
(alrededor del 80-85% durante estos períodos), mientras que los períodos de diciembre-febrero
y junio-agosto tienden a presentar una menor cobertura de nubes, con valores tan bajos como
75% en el mes de enero (Ruiz et al. 2009). Entre diciembre y marzo, la ZCIT migra hacia el sur
ocasionando precipitaciones sobre Ecuador y alcanzando la costa norte de Perú. Durante los
episodios intensos de ENOS, la ZCIT puede extenderse anormalmente hasta los 10°S, llevando
fuertes lluvias al desierto costero del norte de Perú (Horel y Cornejo-Garrido 1986; Goldberg et
al. 1988).

Ciclo Diurno

En los Andes tropicales septentrionales la conducta diurna de los sistemas de precipitación puede
clasificarse dentro de dos regímenes diferentes: aquellos sistemas que se encuentran en las
regiones del oeste y noreste y aquellos que se encuentran en la región sureste. El ciclo diario del
primer grupo muestra un solo pico de precipitación alrededor del mediodía. Por el contrario, el
ciclo diario de los sistemas formados en la región sureste tiene normalmente dos máximos de
actividad convectiva, uno a media noche y otro alrededor de las nueve de la mañana (Poveda et
al. 2005).

Estos máximos de precipitación son generados por inestabilidades atmosféricas locales, que a su
vez se ven afectadas por los patrones de circulación locales. A una escala de tiempo diurna, las
condiciones de estabilidad atmosférica en los ambientes de altura de la región andina tienden
a verse afectadas por los siguientes factores: (a) formación de nubes y niebla en los bosques
nublados ladera abajo; (b) advección de la humedad producida durante procesos termodinámicos
constructivos diurnos; y (c) procesos de enfriamiento y sequía ocasionados por las dinámicas
nocturnas (Vernekar et al. 2003; Ruiz et al. 2009). Las diferencias locales de temperatura y
humedad entre los niveles superiores e inferiores controlan las dinámicas diurnas y seguramente
continuarán generando las condiciones climáticas futuras en los ambientes andinos.

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