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REVISORIS FISCAL

El Código de comercio en su artículo 203 establece quienes deben tener revisor fiscal:

1) Las sociedades por acciones;

2) Las sucursales de compañías extranjeras, y

3) Las sociedades en las que, por ley o por los estatutos, la administración no corresponda a todos
los socios, cuando así lo disponga cualquier número de socios excluidos de la administración que
representen no menos del veinte por ciento del capital.

De otra parte, la ley 43 del 90, en su Art. 13, parágrafo 2 contempla:

Será obligatorio tener Revisor fiscal en todas las sociedades comerciales, de cualquier naturaleza,
cuyos activos brutos a 31 de diciembre del año inmediatamente anterior sean o excedan el
equivalente de cinco mil salarios mínimos y/o cuyos ingresos brutos durante el año
inmediatamente anterior sean o excedan al equivalente a tres mil salarios mínimos.

Vale recalcar que en el caso de las empresas señaladas por el artículo 203 del Código de comercio,
éstas están obligadas a tener revisor fiscal sin importar si cumplen o no los requisitos establecidos
por la Ley 43 de 1990.

Según opinión de la Superintendencia financiera, el valor del salario mínimo que se debe tener
cuenta para determinar si se está o no obligado a tener revisor fiscal, en los términos de la ley 43,
es el valor del salario mínimo del año inmediatamente anterior, puesto que el 31 de diciembre del
año inmediatamente anterior es el que se toma como referencia, si a 31 de diciembre de 2009 sus
activos brutos fueron iguales o superiores a $2.484.500.000 [496.900x5.000] y y/o sus ingresos
brutos fueron iguales o superiores a $1.490.700.000[496.900x3.000].

Es de anotar que en cada año se deben cumplir los requisitos exigidos por la ley para que exista la
obligación de tener revisor fiscal, lo que significa que si en el 2009 se estaba obligado a tener
revisor fiscal, es posible que en el 2010 no, si no se han sobrepasado los topes establecidos. El
hecho que en un año se esté obligado a tener revisor fiscal, no significa que en el siguiente
también se debe tener revisor fiscal. Esta obligación solo está dada por el hecho que a 31 de
diciembre del año inmediatamente anterior se cumpla con los topes de ingresos y patrimonio
respectivos.

En el caso de la Declaración de renta del año gravable 2008 que se presenta en el 2009, y teniendo
en cuenta que para el año 2008, le asistía la obligación de tener revisor fiscal a aquellas sociedades
que tuvieron en el 2007 patrimonio e ingresos iguales o superiores a de 2.168.500.000 y
1.168.500.000 respectivamente, debe ser firmada por revisor fiscal solo si en el 2007 igualó o
superó esos topes. Para efectos de la firma de la declaración de renta del 2008 se debe tener en
cuenta si en el año 2008 se estaba obligado o no a tener revisor fiscal; no se debe tomar como
referencia el hecho que en el 2009 se esté obligado a tener revisor fiscal, puesto que la obligación
tributaria es del 2008, y son las obligaciones del 2008 las que se deben tener en cuenta. En tal
circunstancia, por ejemplo, es posible que las declaraciones de Retención en la fuente y la de
Impuesto a las ventas del 2009, no deban ser firmadas por Revisor fiscal, pero si la de Renta del
2008, en el supuesto que en el 2009 ya no se esté obligado a tener revisor fiscal debido a que en el
2008 no se alcanzaron los topes establecidos en el artículo 13 de la ley 43.

Una declaración tributaria que no se firme por el revisor fiscal, estando la empresa obligada a
tener revisor fiscal, se considera como no presentada, exponiéndose a las sanciones del caso

OBLIGACIÓN DE LAS ENTIDADES O EMPRESAS DE ELEGIR REVISOR FISCAL PRINCIPAL Y SUPLENTE

Las entidades o empresas obligadas a tener revisor fiscal, deben elegir revisor fiscal principal y su
suplente, de conformidad con los artículos 34, numeral 8 y 41 de la Ley 79 de 1988 para las
cooperativas, 34, numeral 7 y 39 del Decreto 1480 de 1989 para las asociaciones mutuales, 41 del
Decreto 1481 de 1989 para los fondos de empleados.

EJERCICIO DEL SUPLENTE

Dada la especial importancia de las funciones atribuidas a los revisores fiscales al tenor de lo
dispuesto por el artículo 207 del Código de Comercio, en concordancia con las previsiones
consagradas en los numerales 1 al 9 del presente documento se considera conveniente efectuar
las siguientes precisiones en torno al ejercicio de la revisoría fiscal por quienes desempeñan el
cargo como principales o suplentes.

El artículo 207 del Código de Comercio exige que el revisor fiscal, en el desempeño de sus
funciones, desarrolle su labor de manera integral con el propósito de cerciorarse de que la gestión
económica y social se celebre y ejecute de conformidad con lo pactado en los estatutos sociales,
con las órdenes e instrucciones impartidas por los órganos de administración y con lo previsto en
la ley. Es así como las funciones de la revisoría fiscal trascienden el ámbito privado en interés de la
comunidad y de los asociados, por las evidentes consecuencias que el debido ejercicio de la
fiscalización tiene dentro de la órbita social y en la conservación del orden económico.

Cabe resaltar que por la importancia de las funciones asignadas al revisor fiscal, la responsabilidad
que se deriva de su cumplimiento impone el deber de obtener una evidencia válida y completa por
medio del análisis, inspección, observación y confirmación, con el objeto de que la fiscalización y la
rendición de informes, dictámenes y certificaciones tengan la virtud de alcanzar los cometidos que
señala la ley.

Es preciso advertir, que el artículo 215 del Código de Comercio exige el desempeño personal del
cargo y, tan sólo a falta del titular, faculta la actuación de los suplentes designados para el efecto.
Por ello, se ha dicho con razón, que la función del suplente es suplir y no suplantar al principal.

En consecuencia, sobre la base de que el artículo 215 del Código de Comercio impone el ejercicio
personal del cargo de revisor fiscal, en aquellas instituciones vigiladas en donde existan uno o más
suplentes del revisor fiscal, estos, en su orden, sólo deben ejercer las funciones del titular única y
exclusivamente ante la falta definitiva o temporal del titular del cargo. Lo anterior significa que el
suplente o suplentes del revisor fiscal en manera alguna podrán desempeñar simultáneamente
tales funciones y, por ende, se encuentran imposibilitados para expedir dictámenes,
certificaciones y demás documentos relacionados con el ejercicio de la revisoría si no es como
consecuencia de la ausencia definitiva o temporal del Revisor Fiscal titular.

Se entiende que, en aquellos casos en los cuales hayan sido elegidas sociedades de contadores
públicos como revisores fiscales, los contadores que se designen para desempeñar el cargo como
lo dispone el artículo 4° de la Ley 43 de 1990 deberán ejercerlo durante el período
correspondiente, salvo causa justificada que amerite su reemplazo definitivo. En sus ausencias,
que se suponen igualmente justificadas, actuará el suplente conforme lo señalado en el numeral
anterior. Todo ello sin perjuicio de que la firma correspondiente pueda designar un contador
diferente para que ejerza personalmente el cargo.

Empero, no puede escapar al buen criterio de las asociaciones o firmas que su labor profesional
hace necesaria una estabilidad mínima en el contador público que ejerce la revisoría, la cual se ve
obstaculizada ante los continuos cambios de la persona a quien se ha encargado esta labor.

En tal sentido, se estima que las asociaciones o firmas de contadores en las cuales haya recaído la
elección de revisor fiscal de una entidad o empresa, deben propugnar porque dentro de las
naturales limitaciones que ello pueda suponer en ciertos casos, las personas naturales designadas
para ejercer el cargo puedan permanecer en él por el período correspondiente, de suerte que en
el cumplimiento de sus funciones puedan atender las características propias del cargo y, ante
todo, las que dicen relación con la permanencia, la cobertura total y la función preventiva.

REVISORÍAS QUE PUEDE LLEVAR UN CONTADOR PÚBLICO


El contador público tiene un límite de revisorías que puede ejercer en sociedades por acciones.
Esta limitación está contemplada por el artículo 215 del código de comercio colombiano:

El revisor fiscal deberá ser contador público. Ninguna persona podrá ejercer el cargo de revisor en
más de cinco sociedades por acciones.

Con todo, cuando se designen asociaciones o firmas de contadores como revisores fiscales, estas
deberán nombrar un contador público para cada revisoría, que desempeñe personalmente el
cargo, en los términos del artículo 12 de la Ley 145 de 1960. En caso de falta del nombrado,
actuarán los suplentes. Como se observa, ningún contador público puede ser revisor fiscal en más
de 5 sociedades por acciones, lo cual busca garantizar un bueno ejercicio de la profesión en la
medida en que se puede dedicar mayor tiempo y recursos al limitarse la cantidad máxima de
revisorías que se pueden tener. Esta limitación solo opera para el caso de las revisorías fiscales en
las sociedades por acciones, pero recordemos que algunas sociedades limitadas y de otro tipo
están obligadas a tener revisor fiscal, por lo que en este tipo de sociedades se pueden tener más
de 5 revisorías.

Por ejemplo, un contador público puede ser revisor fiscal en 5 sociedades anónimas y en 10
sociedades limitadas, puesto que en este tipo de sociedades la ley no contempla ninguna
limitación en cuanto el número de revisorías que se pueden llevar.
La limitación de que trata el artículo 215 del código de comercio, no aplica para las sociedades de
contadores, de modo que una sociedad de contadores puede tener un número ilimitado de
revisorías en sociedades por acciones. Sin embargo, como la revisoría fiscal en el caso de la
sociedades de contadores debe ser prestada por una persona natural [contador público], este no
podrá ser revisor fiscal en más de 5 sociedades por acciones. Así las cosas, una sociedad de
contadores públicos podrá tener por ejemplo 100 revisorías en sociedades por acciones, pero para
ello deberá contratar como mínimo a 20 contadores públicos puesto que cada uno de ellos no
podrá llevar más de 5 revisorías.

INHABILIDADES Y SANCIONES DEL REVISOR FISCAL

INHABILIDADES

según la ley 43 de 1990: “ Artículo 47: Cuando un contador público hubiere actuado como
funcionario del Estado y dentro de sus funciones oficiales hubiere propuesto, dictaminado o
fallado en determinado asunto, no podrá recomendar o asesorar personalmente a favor o en
contra de las partes interesadas en el mismo negocio. Esta prohibición se extiende por el término
de seis (6) meses contados a partir de la fecha de su retiro del cargo.

Artículo 48: El contador público no podrá prestar servicios profesionales como asesor, empleado o
contratista a personas naturales o jurídicas a quienes haya auditado o controlado en su carácter
de funcionario público o de revisor fiscal. Esta prohibición se extiende por el término de un año
contado a partir de la fecha de su retiro del cargo.

Artículo 49: El contador público que ejerza cualquiera de las funciones descritas en el artículo
anterior, rehusará recomendar a las personas con las cuales hubiere intervenido, y no influirá para
procurar que el caso sea resuelto favorable o desfavorablemente. Igualmente no podrá aceptar
dádivas, gratificaciones o comisiones que puedan comprometer la equidad o independencia de sus
actuaciones.

Artículo 50: Cuando un contador público sea requerido para actuar como auditor externo, revisor
fiscal, interventor de cuentas o árbitro en controversia de orden contable, se abstendrá de aceptar
tal designación si tiene, con alguna de las partes, parentesco dentro del cuarto grado de
consanguinidad, primero civil, segundo de afinidad o si median vínculos económicos, amistad
íntima o enemistad grave, intereses comunes o cualquier otra circunstancia que pueda restarle
independencia u objetividad a sus conceptos o actuaciones. ( Resaltado fuera de texto).

Artículo 51: Cuando un contador público haya actuado como empleado de una sociedad rehusará
aceptar cargos o funciones de auditor externo o revisor fiscal de la misma empresa o de su
subsidiaria y/o filiales por lo menos durante seis (6) meses después de haber cesado en sus
funciones”.

Por su parte, el Código de Comercio en su artículo 205, preceptúa:

“Artículo 205. No podrán ser revisores fiscales:

1. Quienes sean asociados de la misma compañía o de alguna de sus subordinadas, ni en éstas,


quienes sean asociados o empleados de la sociedad matriz.

2. Quienes estén ligados por matrimonio o parentesco dentro del cuarto grado de consanguinidad,
primero civil o segundo de afinidad, o sean consocios de los administradores y funcionarios
directivos, el cajero, auditor o contador de la misma sociedad.

3. Quienes desempeñen en la misma compañía o en sus subordinadas cualquier otro cargo.

Quien haya sido elegido como revisor fiscal, no podrá desempeñar en la misma sociedad ni en sus
subordinadas ningún otro cargo durante el período respectivo”.

Teniendo claro cuáles son las inhabilidades e incompatibilidades en las cuales puede incurrir un
Contador Público, y con el fin de que sus actuaciones estén revestidas de credibilidad y de
confianza pública, el ordenamiento jurídico ha creado un código de ética cuya fuente normativa se
encuentra en el artículo 42 de la mencionada ley, del cual derivan los diez (10) principios de la
ética profesional: Integridad, objetividad, independencia, responsabilidad, confidencialidad,
observancia de las disposiciones normativas, competencia y actualización profesional, difusión y
colaboración, respeto entre colegas y conducta ética .

En éste orden de ideas, las causales de inhabilidad e incompatibilidad del contador público son
taxativas, por lo tanto, su interpretación y aplicación es restringida. Tienen su fundamento en los
principios básicos de la ética profesional, cuyo objeto principal consiste en evitar posible riesgos a
los que podría verse expuesto el contador público (revisor fiscal) al ejercer incurso en alguna de la
situaciones previstas por la ley como inhabilidad e incompatibilidad.

No obstante lo anterior, considera éste organismo, que no se configura causal de inhabilidad o


incompatibilidad, cuando un Contador Público ejerce la revisoría fiscal en una entidad sin ánimo
de lucro, hace un crédito con un Banco X, el cual es cancelado con el descuento de cierta cantidad
de sus honorarios por parte de la entidad para la cual presta sus servicios, ya que no se vislumbra
con tal conducta la existencia de intereses comunes o cualquier otra clase de circunstancia que
afecte su independencia y objetividad, garantes de la credibilidad y aceptación de sus actos.
En los términos anteriores se absuelve la consulta presentada, indicando que sus efectos son los
previstos por el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, no compromete la
responsabilidad de la entidad que la atiende, no es de obligatorio cumplimiento o ejecución, no
constituye acto administrativo y contra ella no procede recurso alguno.

SANCIONES

Conocidas las obligaciones fiscales de los contadores públicos, es conveniente mencionar las
sanciones a que está expuesto este profesional por incumplimiento de sus obligaciones fiscales.

Estas sanciones son de dos clases:

1. Sanción disciplinaria, consiste en la suspensión temporal o permanente de la facultad de


certificar actos para la Administración de Impuestos. Esta sanción es grave por cuanto en la
práctica significa la remoción automática de su cargo de revisor fiscal o de contador.

2. Sanción penal por el delito de falsedad en documento privado y/o por fraude procesal.

Artículo 647 (del Estatuto Tributario).- Sanción por inexactitud. Constituye inexactitud
sancionable en las declaraciones tributarias, la omisión de ingresos, de impuestos generados por
las operaciones gravadas, de bienes o actuaciones susceptibles de gravamen, así como la inclusión
de costos, deducciones, descuentos, exenciones, pasivos, impuestos descontables, retenciones o
anticipos, inexistentes, y, en general, la utilización en las declaraciones tributarias, o en los
informes suministrados a las oficinas de impuestos, de datos o factores falsos, equivocados,
incompletos o desfigurados, de los cuales se derive un menor impuesto o saldo a pagar o un
mayor saldo a favor para el contribuyente o responsable. Igualmente, constituye inexactitud, el
hecho de solicitar compensación o devolución, sobre sumas a favor que hubieren sido objeto de
compensación o devolución anterior.

No se configura inexactitud, cuando el menor valor a pagar que resulte en las declaraciones
tributarias, se derive de errores de apreciación o de diferencias de criterio entre las oficinas de
impuestos y el declarante, relativos a la interpretación del derecho aplicable, siempre que los
hechos y cifras denunciados sean completos y verdaderos.

Artículo 659 (del Estatuto Tributario).- Sanción por violar las normas que rigen la profesión. Los
contadores públicos, auditores o revisores fiscales que lleven o aconsejen llevar contabilidades,
elaboren o expidan certificaciones que no reflejen la realidad económica de acuerdo con los
principios de contabilidad generalmente aceptados, que no coincidan con los asientos registrados
en los libros, o emitan dictámenes u opiniones sin sujeción a las normas de auditoría
generalmente aceptadas, que sirvan de base para la elaboración de declaraciones tributarias, o
para soportar actuaciones ante la administración tributaria, incurrirán en los términos de la Ley 43
de 1990, en las sanciones de multa, suspensión o cancelación de su inscripción profesional de
acuerdo con la gravedad de la falta.

En iguales sanciones incurrirán si no suministran a la administración tributaria oportunamente las


informaciones o pruebas que les sean solicitadas. Las sanciones previstas en este artículo, serán
impuestas por la Junta Central de Contadores. El Director de Impuestos Nacionales o su delegado
– quien deberá ser contador público – harán parte de la misma en adición a los actuales
miembros.

Artículo 659-1 (del Estatuto Tributario).- Sanción a sociedades de contadores públicos. Las
sociedades de contadores públicos que ordenen o toleren que los contadores públicos a su
servicio incurran en los hechos descritos en el artículo anterior, serán sancionadas por la Junta
Central de Contadores con multas. La cuantía de la sanción será determinada teniendo en cuenta
la gravedad de la falta cometida por el personal a su servicio y el patrimonio de la respectiva
sociedad.

Se presume que las sociedades de contadores públicos han ordenado o tolerado tales hechos,
cuando no demuestre que, de acuerdo con las normas de auditoría generalmente aceptadas,
ejercen un control de calidad del trabajo de auditoría o cuando en tres o más ocasiones la sanción
del artículo anterior ha recaído en personas que pertenezcan a la sociedad como auditores,
contadores o revisores fiscales. En este evento procederá la sanción prevista en el artículo
anterior.

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